Era triste haberse dado cuenta tarde de sus sentimientos junto cuando estaban a unos meses de terminar el colegio, claramente había sido un año de muchas situaciones donde luego de ser el dúo “All Hanshin Kyojin” habían pasado a ser una pareja estable y que se quería mucho. Ella estaba contenta de tener un novio, la verdad es que no le importaba la estatura mientras hubiera amor, que fuera fiel y que la consintiera con detalles bonitos, como bien Otani los sabía dar. Ambos eran unos niños así que aunque fuera una carta o palabras bonitas era más que suficiente para la chica.

Se sentía enamorada de él y ahora que habían terminado el colegio venía la otra etapa de sus vidas y era la cual podrían estar juntos al fin. Confiaba en aquello, aún cuando postularon a diferentes universidades para tener más opciones, le envio un mensaje de texto a Otani apenas tomó las cartas en el correo, igual para reafirmar todo había llegado a su mail, el cual no quería abrir, pues le prometió que se iban a enterar de aquello juntos. Risa nunca atinó a pensar mal, estaba demasiado esperanzada que terminarían en la misma universidad y su linda historia de amor continuaría.

No demoró mucho en llegar y aún así estaba en la puerta esperando que tocara el timbre para abrir la puerta de inmediato y llevarlo a su habitación para leer en privacidad las cartas.

Apenas el chico llegó, ella soltó una pequeña risa y lo tomó de la mano. Al llegar, también atrajo sus cartas.  — Estoy tan ilusionada, no tengo idea si fui aceptada pero algo me dice que todo irá bien. ¿La abrimos ya? ¡No tengo paciencia! Y lo malo es que mis padres no dejaban de preguntar— Muy motivada tomando la primera carta lo miró a los ojos y la levantó antes de decir — A las una, dos y tres. ¡Empecemos! — Soltó un gritito al momento que comenzaba a leer.
 

Adoraba ver a Otani con ese ánimo y entusiasmo. ¿Y cómo no? Era un nuevo suceso de sus vidas, ella deseaba por completo quedar en la misma universidad que su novio, ni le importó ignorar esa universidad que desde chico era su sueño porque se especializaba un montón en todo el diseño que te pudieras imaginar, ella se iría por completo hacia a la moda, quería entrar en una agencia y volverse estable economicamente y tener felicidad, pues claro siempre pensó que no tendría a alguien a su lado, por ser demasiado alta, y sí que los chicos más altos que ella preferían las bajitas. Ahora entendía a la razón, ella también se había fijado en un bajito.

También le gustaba verlo así porque se habían acabado las discusiones y las peleas. Ella escuchó lo que decía con una sonrisa, la verdad es que estaba demasiado impaciente para esperar así que fue la razón que se pusieron a leer la carta.

Solo pudo quedar estática al leer la frase: “lamentablemente no ha sido seleccionado en nuestra….” pues en ese instante, recordó lo que había hablado con su hermano que indicó que pasaría con ella si Otani quedaba en otra universidad, como no tenía pareja él le decía que también tenía que pensar por ella misma, y que perfectamente tenían que aprender a separar las cosas. Claro que en ese momento hasta discutió con él que era un aguafiestas y se fue a  su cuarto, pero ahora veía que su hermano era muy sabio.

La última pregunta y los buenos ánimos de Otani la hicieron volver y sus ojos se aguaron cuando se encontró con su mirada. Luego la rabia vino hacia a ella y arrugó la carta para tirarla a la muralla— ¡Fui rechazada! Creo que era la misma que tenías tu… me fije bien — Y con impulsividad se puso abrir la carta de la universidad que siempre quiso. Los ojos se le abrieron como platos al leer que estaba aceptadisima porque le habían agradado sus diseños y que estaban esperando que se fuera a matricular en las fechas.

 

Todo había sido en cámara lenta.  Sabía que había leído bien y no estaba aceptada en la universidad que quería Otani. Todos sus planes eran estropeados en tan solo un minuto intenso donde no podía creer lo que estaba pasando. Le dolía y tenía ganas de llorar pero aún habían otras cartas donde al menos tendría la opción de ser aceptada.

Miró con un puchero a su novio, sinceramente de la felicidad había pasado a la desesperación así que apenas escuchaba lo que decía. Había hecho tanto por él cuando tuvo que ir hacer la prueba que merecía ese lugar totalmente y miles de pensamientos se cruzaban por su cabeza de que era lo correcto o no. ¿Es que acaso iban a estar separados por esos años? Ya estaba asumiendo que sí y ahí tendrían que ver si eran capaces de pasar una relación a distancia, solo con llamadas y visitas breves.

Cuando abrió la otra carta se dio cuenta que había sido aceptada y su humor mejoro solo un poco, casi nada porque ese no era el plan actual — Quede... la malla no es mala y me gusta. ¿Pero tú? ¡Abre la tuya! — Lo mando, pero apenas lo hizo pudo notar su incredulidad y confusión supo lo que pasaba al instante y sintió un crack en su corazón. — No es necesario que me lo digas — Quedaba la tercera carta que con sinceridad ni quería abrir porque era la que menos le gustaba porque con sinceridad había sido por descarte, era la más alejada de todas y no quería estar demasiado lejos de todo, tampoco era que se especializaran del todo en diseño.

— Que bah, en lista de espera.... pero... pero es la que menos me gusta. Otani — Llamó su atención. — ¿Qué vamos hacer? — Preguntó mientras se ponía seria. Sabía que tendría problemas con sus padres e incluso con su hermano si rechazaba la única aceptación, una que tanto le había costado y que era la mejor en la carrera que le gustaba.

Estaba entre la espada y la pared.
 

¿Oportunidad? Esperaba que la hubiera porque en ese momento estaba totalmente decidida de ir a la universidad con Otani, seguir como pareja y todo lo bonito que era el amor. Sin embargo, el pobre no fue aceptado en la segunda opción cuando ella sí. Fue ahí que las esperanzas se rompieron y se vinieron abajo. Tenía ganas de llorar aunque no lo quería hacer frente a él, se deprimiría y no buscaba eso. Había hecho lo posible para que Otani  diera el examen y por lo que veía le había ido bien ¡Había logrado quedar a pesar de sus inseguridades!

Eso estaba muy bien, pero parecía ser que no estarían juntos.

¿Cómo lo iban hacer? Lo bueno es que quedaba todo el verano para pensarlo. — Lo siento... parece ser que nuestros planes fracasaron — Lo malo es que no podía seguir lo que decía. Negó con la cabeza, sus padres y hermano la iban a ganar por cansancio —Pero, amor.. no sé si pueda cumplir eso, al igual que yo están ilusionados esperan que este en la universidad y no puedo omitirles la información —Señaló, percatándose que el mejor plan era llamar por teléfono. — Hay más opción de quedar aceptados en la universidad de la lista espera que la que estas rechazado, ni quiero perder mi tiempo, lo podríamos intentar llamando por teléfono. ¿Pero que se puede decir? — Ya en ese momento hacía pucheros y se terminó recostando en la cama frustrada.

— ¿Realmente te gusta la universidad de lista de espera, Otani? — Le preguntó. Sentía que tenía la boca seca y ahora le dolía la cabeza por el estrés que sentía — Es que piénsalo has quedado en la universidad de tus sueños, donde la malla académica es genial en Educación Física. Es  que nuestro futuro está en juego, amor — Miraba hacia el techo. Era obvio que esto la frustraba mucho.  Ni quería que sus padres entraran queriendo saber eso porque sería el instante que no iba a poder evitar llorar. Y bien que sabía su respuesta, ninguno de los dos habían quedado sin opción de universidad, muy bien pudieron haber sido rechazados de todas, y ese no era el caso. No sabía que pensar, ni que hacer.

El gran plan de estar juntos como universitarios se iba a desvaneciendo en cada minuto.
 

Risa estaba tan desilusionada con lo ocurrido que de verdad no quería nada. No sabía como una ilusión se podía quebrar en pedacitos  tan solo con una respuesta. Era imposible esperar otro año porque si que estaba aceptada en la universidad que siempre había querido y  Otani, había quedado en aquella que priorizaban mucho el deporte, sería un muy buen profesor de educación física. Ella sabía que si se los llegaba a comentar a sus padres iba a tener la misma respuesta que ella estaba pensando, que mucho que alguien amara a alguien igual tenía que pensar en ella misma, y si el amor perduraba era el correcto. Soltó un suspiro, esos pensamientos gobernaban en ese momento con todo lo sucedido, y trataba de entender a Otani que insistía en llamar y comprar tiempo. — No puedo ocultarle algo así a mis padres más cuando han estado muy pendientes de como comenzará mi futuro — Respondió desanimada y sabía que hasta se podría enojar, pero también era demasiado sincera para esperar más tiempo cuando estaba todo demasiado claro, eso había sucedido porque se habían precipitado. Y vaya que habían perdido tiempo por su orgullo, ahora tendrían que enfrentar su mayor prueba.

— Siendo honesta no se si funcionará pero nada se pierde si se intenta  —Sentía como si su alma se había salido de su cuerpo y quedaba como un ente sin reacción alguna. Sus ánimos habían quedado por el suelo y no era capaz de encontrar algo positivo en todo esto. Ni se daba cuenta que estaba siendo negativa.

— O sea si que eres capaz de renunciar a todo tus sueños y metas solo para ir a la universidad conmigo. No deja de ser lindo pero... no creo que sea lo correcto. ¿Qué quieres que te diga? — Bufó. Muy probablemente no estaba siendo su mejor actitud solo que veía que no había posibilidad  alguna y ciertamente ya le había picado el bichito de no ir a la universidad que ambos quedaron en la lista de espera. Tendrían que esperar un tiempo y aún así esa idea no la ilusionaba, creía que todo iba a ser peor y pensaría después porque no había entrado a la que realmente le animaba. — Bien por ti — Se encogió de hombros porque sinceramente todo se veía de manera muy romántica y esperanzador pero algo le decía que con el tiempo le comenzaría a reclamar e incluso, él.

Le mostró la carta para que buscará en la propia el número de teléfono.  No quiso reclamar más, justo en ese instante entró su madre con dos tazas de chocolate caliente y unas galletas. La expresión de Risa fue de pucheros mientras que Otani seguía intentando llamar por teléfono. No pudo más y se abalanzó a ella. No quería llorar frente a Otani pero este tema la había superado pues estaba entre la espada y la pared. Ya ni sabía que hacer con todo lo que se estaba esforzando. ¿Por qué no quedaron en la universidad en ninguna de las dos primeras? No le gustaba la tercera para nada.

— Quedamos pero en diferentes universidades. ¡Estaremos muy lejos del otro! ¿Por qué el destino nos castiga de esta manera, mamá? — Reclamaba sin saber que hacer, de verdad lo único que quería en ese momento era llorar, lanzarse en la cama. No estaba con la cabeza fría y en completo shock.
 

Podía notar la frustracción de su novio por sus propias palabras pero no se podía mostrar contenta luego de recibir tal noticia. Ya Risa daba por hecho que se iban a tener que separar porque tampoco se podía negar a la opción de que los dos habían sido seleccionados para una universidad, no eran los mejores estudiantes y se habían esforzado mucho para tener esa posibilidad así que ninguno podía arruinarlo solo para estar juntos.

No supo que decirle al respecto y se quedo callada mientras seguía con los pucheros. Terminó por asentir pues ya no podía negarse a que intentara recibir más información de la universidad de la lista de espera. No podía con la angustia, ella misma asumía que era bastante exagerada y emocional cuando algo no le salía como quería y todo esto si era complejo. Solo que en ese instante, llegó su madre que intentaba consolarla porque fue muy rápido que se puso a llorar en sus brazos.

Aunque Otani trataba de mantener la conversación podía notar su cara cada vez que le contestaban. Cuando cortó, sentía que sus ojos estaban hinchados y aún lágrimas salían de sus ojos. ¡Era un día horrible! ¡El peor de todos! — ¡Sabía que eso iba a pasar! Y lo peor de todo es que no nos conviene esperar porque si es importante tomar el cupo que tenemos. No sé que hacer y aún así pienso que deberíamos tomar la opción, Otani — Murmuró la chica con suavidad aunque la verdad ni lo intentaba calmar, pues ambos estaban demasiado desilusionados con lo que había pasado. También tenían que pensar en ellos mismos, en seguir sus sueños y metas.

— Yo sé, yo sé.... hiciste lo que pudiste y sé que eres capaz de ir a alegar y todo. Eres mucho más entusiasta que yo y no te rindes — Señaló mientras lo abrazaba con fuerza y se acomodaba en su pecho, ni le importaba que luego tendría problema en la columna pues en la posición que quedaban al ser más alta y él tan bajito era divertida.

— Que queden lejos no es tan importante. Muy probable que se vean menos — La mamá miró asesinamente a Risa cuando la vio a punto de reclamar por lo que decía, pues lo encontraba innecesario, pero en definitiva no la quería dejar terminar — Gracias hija, a lo que me refiero es que igual pueden buscar tiempo para juntarse. Además que están las vacaciones, los feriados y solo tendrían que tener paciencia. También fue difícil para mi con tu padre en esos años pero ya vez.... luego nos casamos y formarnos una linda familia. — Al menos eso animó más a la castaña que miró a Otani con carita de ilusión. — ¿Crees que nos suceda eso,  amor? — Esperaba en verdad que eso sucedería solo que no todos tenían la misma suerte.
 

Todo estaba mal en la asignación de la universidad y no iban a poder estar juntos. Sin embargo,  la castaña si se daba cuenta que cada uno había logrado su objetivo de quedar en la institución que ellos querían, con un excelente programa para las carreras que esperaban, de manera personal no todo estaba perdido. Aún así era un estrés tremendo porque no era el plan que había pensado para los dos, si la historia habría sido otra lo hubieran pasado increíble.

Fue cuando llegó su mamá con los aperitivos que se lanzó a sus brazos y comenzó a llorar mientras que su novio intentaba hablar con la universidad de la lista de espera. Tal como se esperaba no le dieron ninguna solución más que la espera.  Con un puchero y luego de agradecer a su madre prefirió a Otani para abrazarlo porque lo cierto es que no había ya ninguna esperanza para ellos. Ni siquiera sabía como lo iban a hacer y ya estaba pensando impulsivamente que lo mejor sería terminar. — No salió como esperamos, nos dimos demasiado tarde de nuestros sentimientos y ahora el maldito destino ya nos quiere separar. ¡Son tres años! — Decía sin dejarlo de abrazar porque ya pensaba en cualquier momento desaparecía y todo se volvía más desolador con solo pensarlo. —Fuiste optimista, a mi esto me ha dejado muy bloqueada y en shock — Reveló. Siempre le había gustado que fuera diferente a ella porque así se entregaban lo positivo del otro, solo en que ese momento no pudo ni siquiera pensar con la cabeza fría. Era como si su corazón se hubiera detenido en un momento y quedar con el alma afuera.

Fueron las palabras de su madre que hicieron que su alma volviera a su cuerpo y sentir un poquito de esperanzas. La amaba por hacerla sentir mejor porque lo cierto es que debían pensar desde ya como lo iban hacer. Se dejarían de ver y eso no significaba que debían terminar. Habrían días que se podían visitar y estaban en las vacaciones,  seguían estando en Japón y así solo esperaría que pasara rápidamente el tiempo, esforzándose mucho para no reprobar ninguna asignatura que solo aumentaría la cantidad de tiempo allí. — Sí, amor. Mi mamá tiene razón no es el fin del mundo... digo... igual vamos a estar en un diferente trabajo después porque nuestros rubros son muy distintos. Será más complicado por tres años aunque no imposible y te aseguro que no me fijaré en ningún  otro chico. Solo eres tú — La adolescente era muy leal y fiel, su novio le demostraba todos los días que era el mejor — Sé que esto me tendrá triste por unos días, quizás semanas porque no quiero alejarme... pero... pero aún no partimos, deberíamos empezar a pensar como pasaremos el verano y... y.... ya cuando tengamos nuestros horarios vemos que semana resulta libre o con menos carga para juntarnos.  Las universidades solo están a 8 horas de la otra. ¿No es mucho, cierto? — Si que lo era. Pero era algo que haría sin problema con el fin de verlo, y sabía en el fondo que también lo haría.

No todo estaba tan perdido.

Era lo que quería creer con todo su corazón.

 

No había olvidado aquella sensación de ese día que se rompió su corazón y aunque se podía considerar muy exagerada literal sintió que su corazón se quebró en miles de pedacitos. Ahora se reclamaba así misma, porque debió ser más realista y pensar desde un principio que era posible que se tenían que separar al quedar en diferentes universidades.

Los días pasaron y ambos estaban inscritos en sus respectivas universidades. Al principio todo fue depresión en los dos, habían días que no quiso verlo y otras que el castaño no quiso verla cuando lo único que debían hacer era disfrutar los dos meses que tenían como un verano que tenía que ser significativo para ambos.

Fue cuando comenzaron a juntarse más y como obra del destino y su fanatismo, Umibozu salió con un concierto aprovechando así que la juventud asistiera por estar de vacaciones y también los universitarios. Sin duda alguna, había sido ese cantante de rap pelón que los había unido más al darse cuenta que tenían los mismos gustos de música. ¿Cómo no asistir? Tenía dinero ahorrado y cuando se lo iba a decir a su novio se percató que él también lo sabía declarando que no se lo podían perder.

No quedaba cerca pero se aseguraron de pedir el permiso a tiempo y ni se dieron cuenta como pasaron las semanas para llegar el día del concierto. Era de noche así que tenían que quedarse en un hotel. Tuvieron suerte también de conseguir un par de habitaciones pues Umibozu era muy popular y no eran los únicos fanáticos que tenían la misma idea que ellos.

Quedaron de juntarse en el terminal para llegar rápido en bus. Solo eran dos de viaje así que no era mucho pero iba a ser lindo pasear por el lugar y luego ir a reservar sitio para quedar lo más adelante posible. Solo llevaba una mochila con la ropa necesaria para la noche y con un paquete de papas fritas y galletas para tener en el camino, se había asegurado de poner unas sodas para no sentir sed. — ¡Amor! — Dijo feliz cuando lo vio llegar justo a tiempo y casi impuntual. Lo fue abrazar y depositó un suave beso en sus labios, divertida se veía tratando de agacharse para así alcanzarlo. — Que bueno que no demoraste mucho ¡Este es el mejor regalo que pudimos tener!  — Señaló mientras le tomaba la mano y se iban hacia el bus que llevaba a un montón de gente que estaba en las mismas que ellos.

 

No les quedaba de otra que aprovechar esos momentos, porque el tiempo era traicionero, no te dabas cuenta y pasaba tan rápido que no se darían cuenta cuando tendrían que despedirse. Ya sus hermanos le habían prometido ir a dejarlos, uno por uno a cada universidad y cuando tuvieran que ir a reconocerla y ver su habitación la cual era compartida con otras estudiantes también irían juntos, era como juntaban panoramas, la piscina y la playa no podían faltar, como también esas ricas cenas familiares. Lo importante era estar lo más que podían juntos.  El tiempo era corto esta vez.

Se alegró que ninguno de los dos hubiera resultado impuntual y estaban en el terminal de buses justo a la hora que tenían que subir. Habían logrado darse el beso a pesar de esa posición gracioso, lo bueno es que no se había logrado golpear porque al tratar era muy común que chocaran y en vez de disfrutar un beso se terminaban por quejar. Sí, nada mejor que un beso cuando estaban sentados, igual no dejaría a Otani con vergüenza al tomarlo ella. Y sí que lo había hecho cuando no se aguantaba para abrazarlo tal muñeco de felpa. — ¡Meses esperando este día! Parece ser que siempre aprovecha el verano para sus giras. Lo malo es que se ha vuelto muy famoso y no se puede disfrutar del todo el espectáculo — Es que a quien le había preguntado le decía que iría o se había quedado con unas ganas tremendas pero no había conseguido entradas. Sus amigos en común no habían querido ir pero un amigo muy preciado si que se tuvo que aguantar esas ganas — Espero que siga haciendo más conciertos, su nuevo lanzamiento es magia — Había salido hace tres meses y Risa tan fan ya se sabía todas las canciones. Sin duda, se sabía todo el repertorio.

— ¡Esta será la primera de muchas fotos! ¿Te parece si nos sentamos? Así nos veremos mejor. — Terminó por tomar el celular que por genética su brazo era mucho más largo lo que daba una mejor vista para la selfie — Vale, vale... tu también puedes — Al ver la foto se dio cuenta que salía mucho más cachetona que de costumbre al aparecer más a la vista así que prefirió que su chico sacara otra.

No pudieron distraerse mucho con las fotos porque llamaron para ir al bus correspondiente, como llevaban solo una mochila con lo necesario porque era solo cosa de un día subieron al bus con ella y tomaron sus asientos respectivos. — ¿Me vas a dejar la ventana en esta ocasión? — Sí que eso solía ser pelea definitiva por lo cual siempre tenían que turnarse para los viajes de ida y vuelta.  Es que a los dos les gustaba ir mirando el paisaje, de todas formas hasta podrían ir cambiando.
 

Que hubieran logrado darse el beso a pesar de su diferencia de altura y que no hubo ninguna burla fue buena señal para Risa. Creía en un 100% que todo saldría bien y que no habría momento de alterarse si habían algunos detalles que no fueran del todo positivos, solo había que mantener la calma para cantar a todo pulmón cuando llegara el momento de adrenalina con su cantante favorito.

— Lo único más malo que pueda pasar es que quedes atrás de alguien muy molesto y alto, por eso como sea tenemos que estar en primera fila, vale la pena el sacrificio. Dejemos las cosas en el hotel y nos vamos a reservar lugar ¿Te imaginas si nos reconoce? — Señaló impaciente, lo malo es que hacía calor así que esperaba no ahogarse porque quería aprovechar cada segundo. Es que hace tiempo que Umibozu no daba conciertos así que era una oportunidad que no se podían perder y que sería un momento perfecto para anotarlo antes que cada uno partiera a su universidad, todavía estaban juntos así que había que aprovechar cada instante del verano con varios panoramas y encuentros. — ¡Yo también! — Señaló demasiado animada levantando la mano y sonriendo como desquiciada.

Otani tenía mucho talento para sacar fotos, por lo tanto, después de la suya que en su opinión no había quedado tan mal, prefirió que él sacara una — Esperable, tienes mucho más talento en la fotografía que yo — Le sacó la lengua aunque luego sonrió — Envíala a mi chat, por fa — Señaló divertida porque si que había quedado muy bien y tenía que ver las otras para seleccionarla en su foto de perfil, aunque la que tenía le gustaba mucho.

No paso mucho tiempo cuando pudieron subir al bus y en ese instante, tuvieron la problemática de los asientos, Risa sabía que Otani no era del tipo romántico y que a veces fluía cuando le traía un ramo de flores o le decía algo lindo, pero a la vez, era tan competitivo como ella que entraba al juego de puro infantil que era. — Juguemos — Hicieron la cuenta y ella terminó por escoger "piedra" quedando sorprendida con el resultado que había sido instantáneo.

Luego de aquel resultado, la chica se sentó en su asiento correspondiente y apoyo la cabeza en el hombro de su Otani, soltando un pequeño bostezo — Apenas pude dormir con lo impaciente que estaba — Murmuró mientras jugaba con una de sus manos que estaban cálidas.