Le costaba respirar, como si una roca enorme e invisible hubiese sido colocada sobre su pecho y anclada allí. Además, estaba sudando pero a la vez sentía un frío terrible, por no hablar de los calambrazos que le recorrían el cuerpo. Uno pensaría que después de tantos años estaría acostumbrado, pero Orion dudaba que nadie pudiera acostumbrarse a eso.

— Ya te he dicho que no hace falta que te quedes. —aseguró por lo que debía de ser la tercera o cuarta vez y, quizás, habría sonado algo creíble de no ser por el tono grave y las respiraciones profundas.

Generalmente se quedaba en la enfermería siendo estrictamente vigilado por la enfermera de turno. Pero a causa de la celebración de Halloween había tenido que ser trasladado a un aula vacía en el sector más alejado posible de la fiesta. Todos estaban ocupados y, tal vez por eso, Cepheus había podido llegar hasta allí sin que ningún profesor lo regañase.

— No es seguro que estés aquí. —la Silver potion estaba todavía en fase de pruebas. Orion había tomado varias versiones distintas, todas con el mismo sabor repugnante y con prácticamente los mismos efectos secundarios que lo dejaban arrastrándose por los pasillos durante los siguientes días. Hasta el momento habían tenido el efecto deseado impidiéndole transformarse, pero siempre existía la posibilidad de que una noche fallase y todo el que estuviese cerca corría peligro.

CON Cepheus EN Sala vacía A LAS 21:05

Verle de aquella manera le dolía, le dolía tanto que siempre se las ingeniaba para colarse donde quiera que le tuvieran para pasar, al menos, un rato con él. Normalmente hasta que la enfermera le echaba casi que a patadas. Mas ese día no había nadie vigilando por el barullo de Halloween y eso hacía que Cepheus pudiera estar tan tranquilo allí.

— Cállate ya — le dijo mientras se acercaba a la cama para sentarse al lado y pasar una de sus manos frías por la frente ardiendo del chico. Tras aquellos acercamientos el moreno estaba seguro de que no quería dejar pasar ningún momento que pudiera tener con él.

— Estás a punto de explotar — dijo aún con la mano sobre su piel. Recordó cómo había tocado otras pieles mucho menos visibles, cómo había subido y bajado por ellas y se puso rojo. Lo suficiente para que el otro si podía le viera.

Sacó la varita para acercar uno de los barreños vacíos, lo llenó de agua y presionó la tela contra la frente ajena — más peligroso sería que estuvieras solo aquí — atrapó una gota que cayó con el dedo gordo.

CON Orion EN Sala vacía A LAS 21:05

El intento de una risa que acabó pareciéndose más a un jadeo salió de entre sus labios ante los comentarios de Cepheus. Que podía ser peligroso para él, esa sí que era buena. Nunca nadie había pensado que su situación pudiera ser peligrosa para Orion pues él era el monstruo, no la presa. Pero también era solo un niño y, a veces, todavía seguía siéndolo.

— No me digas que te estás poniendo cachondo. —soltó, de repente, la burla y el malestar combinados de tal manera que sonó extraño.— Quiero decir, no es que me extrañe pero no creo que sea el momento adecuado. —cuando se sentía incómodo era más fácil hacer bromas que hablar sobre ello.

— Eso sienta bien. —susurró, aparentemente calmado ante el agua fría. Durante un momento se pregunta qué hora debe ser, pero en seguida descarta la idea de preguntarlo. Por experiencia sabe que contar el tiempo solo hará las cosas peores.

— Deberías irte. —volvió a insistir, tras una corriente de dolor especialmente virulenta. La cosa se pondría mucho peor.— No… no quiero que me veas así. —antes era distinto, antes no le importaba compartir esa parte de su vida con él. Cualquier pregunta que tuviera, cualquier cosa que quisiera saber sobre su lado animal era respondida, pero ahora Orion no quería que lo viera como a un fenómeno, quería que lo viera como a un igual. como a alguien a quien pudiera amar y por quien lo dejaría todo.

Una fantasía fútil, o sabía, pero era de lo poco que le quedaba ya.

CON Cepheus EN Sala vacía A LAS 21:05

— Cállate — ordenó mientras continuaba pasando el trapo por toda la frente ajena dando caricias de cuando en cuando a sabiendas de que allí no había nadie que pudiera verle. Verles. Cepheus se sentía libre al estar a solas con él y, con cierto pánico por sentir aquello, decidió que era mejor no dar más vueltas a lo que sentía o lo que no sentía y centrarse en que Orion le necesitaba, en que no había nada más importante en aquel momento que ver cómo el otro caía rendido al sueño mientras su respiración iba acompasándose poco a poco.

Y entonces, cuando los ojos del chico apenas se movían, cuando el pecho subía y bajaba con tranquilidad supo que era el momento que necesitaba para salir a los pasillos de Hogwarts y perderse entre tantos pasadizos. Había llegado su momento y una punzada de culpabilidad le pinchó en su interior, había usado a Orion como tapadera sin que él lo supiera pero sabía que era un movimiento inteligente y que debía ser así por todo lo que pudiera venir en el futuro.

Esa noche volvería a salir a la tabla del juego una ficha que creían abandonada, Hogwarts abría sus puertas para el purismo y él, Cepheus Shelby iba a ser quien colocara al rey en jaque.

CON Orion EN Sala vacía A LAS 21:05