Era ciertamente patético que los únicos momentos que podía tener con Marianne, siendo ya evidente y ofensiva la manera en la que huía con él, salvo momentos en que pudieran estar en total soledad disfrutando un poco de aquello que habían descubierto la noche de Halloween. Intentaba entenderla, verdaderamente lo hacían, tenían una piel que de hecho podía ser simplemente envidiada por la mayoría de las parejas, pero ella parecía demasiada metida en su mierda como para pensar siquiera en él y como llevaba la situación. Que se acercara la luna llena, simplemente no ayudaba, era como si sus sensaciones se agudizaran mil veces más, eso más el temor como cada luna llena de joder a alguien, siempre terminando yéndose lejos para evitar cualquier tipo de problema.

La había visto pasar cerca con uno de sus amigos suponía y, sinceramente, ese día no quería estar pensando demasiado si estaba bien o no estar cerca de ella, porque le cansaba bastante la situación que cuando estuvieran solos se comportara de una manera y luego, en público, parecía que era un maldito perro pulgoso. Pulgas no tenia, de eso estaba bastante seguro. – Hermosa ¿Tienes un momento? – Pregunto manteniendo una sonrisa ladina en sus labios que no solía tener, sin dejarla avanzar, agarrándola por detrás de la cintura mientras la miraba, realmente haciéndole entender también de esa manera que no tenía muchas chances de decirle que no.

10/11 en Pasillos.

Estaba evitando a Klaus como si lo que ocurrió entre ellos no hubiera sido decisión de ambos, y ella al terminar hubiera borrado parte de la cinta que tenía grabada de lo que pasó esa noche. Sin embargo, lo tenía grabado a fuego, y no podía huir de ello por mucho tiempo más. Tenía que ser honesta con sí misma, y tras tener varias conversaciones con sus pocas personas de confianza, llegó a la conclusión de que no tenía suficiente mundo para correr lejos de sus sentimientos. Aun así, no estaba preparada para enfrentarse a ellos cuando escuchó la voz de Klaus y sintió su mano apoyarse en la parte baja de su espalda.

—Depende de lo que quieras escuchar de mí. — Comentó, intentando ignorar el escalofrío que había recorrido su espalda al escuchar la voz del Slytherin. Miró a su alrededor, el pasillo se había quedado vacío de repente, y Marianne sencillamente tiró de la mano del chico para meterlo en una de las aulas vacías.

—¿Qué necesitas, Klaus? — Preguntó, intentando mirarle casi con indiferencia. Sentía las palmas de sus manos sudar, por lo que se las limpió con la falda del uniforme mientras intentaba mantener su mirada fija en él para fingir que no se sentía intimidada ante su presencia. Esperaba de verdad que no tuviera demasiadas preguntas, porque ella todavía no tenía las respuestas.

10/11 EN PASILLOS.

Intento con todas sus fuerzas controlar su temperamento y, para un licántropo, eso no era algo que le fuera tan fácil hacer. Cada vez le costaba mucho poner los puntos en todo tratándose de ella, intentaba entender que Marianne era libre, independiente y un montón de mierdas más, que quizás él no era el mejor partido del mundo, pero era claro que algo pasaba entre los dos y simplemente seguir esquivándolo era una completa mierda. Además, él no dejaría que lo esquivara realmente, él estaba decidido a tenerla, no había otra posibilidad en su mente ni la habría sin importar lo que dijera.

La manera en que lo miraba hizo que sus dientes se apretaran ligeramente, debía ser por la luna llena cercana, de otra manera siempre intentaba parecer medianamente encantador cerca de la rubia. – Tal vez saber que mierda es lo que sucede contigo. – Si no lo descubría terminaría volviéndose loco y eso no era algo que quisiera, ya tenía bastantes problemas con las fechas cercanas y todo lo que eso significaba para él. – Porque parece por un momento que cuando follamos todo es ideal y luego huyes de mi como si fuera un maldito perro pulgoso. – Se rasco el brazo al decirlo, por instinto casi. – No sé cuál es el maldito problema cuando nos llevamos tan jodidamente bien en la cama ¿Qué es lo que te asusta?

10/11 en Pasillos.

—Primero que nada, llevarte bien con alguien en la cama no implica tener que trasladarlo a tu vida cotidiana. — Fue lo primero que se le ocurrió decir mientras se sentaba en uno de los escritorios de madera. Estaba intentando poner distancia, pero, se encontraba expuesta de la forma más auténtica.

—Segundo, no estoy huyendo de nada. — Aseguró, intentando mantenerse fuerte y transmitiendolo con su voz aunque no fuera lo que creía de verdad. Si, estaba huyendo. Estaba intentando escaparse de él y de su agarre porque no quería ver hasta dónde era capaz de llegar si seguía andando por el mismo camino.

Tal vez ese era un buen momento para recalcar que el chico estaba casi obsesionado con ella, que no le daba suficiente espacio y hablar de cómo apreciaba su libertad. Sin embargo, suspiró, apartando la mirada como si la pared de repente fuese más interesante que el joven Slytherin. —¿Qué quieres de mi? ¿Qué esperas que te diga cuando me preguntas estas cosas? — Porque tampoco sabía lo que estaba pensando él, no le había dado una oportunidad clara de hablar desde Halloween.

10/11 EN PASILLOS.

Giro los ojos, estaba fastidiado de que se escapara y les contestara con evasivas, parecía que cuando él pensaba que tan solo había bajado un poco la guardia ella se encargaba de recordarle que no era así. – Primero, en la vida cotidiana también podríamos llevarnos bien si no fuera que literalmente parece que vez a Nick casi decapitado cuando me acerco y, segundo, estas huyendo como una cobarde. – Y tal vez no era la mejor manera de hablar atacarla un poco, pero creía que si no lo hacía ella tampoco iba a reaccionar como se suponía que debería hacerlo.

Se acercó a ella, sabiendo que realmente ese era uno de los pocos momentos donde podía estar con ella sin sentir que era un estorbo. – Sabes lo que quiero de ti, no quiero simplemente follar y que luego sea como si no me conoces. – Iba a decir que se sentía como un gigoló muggle pero sin la parte de pagar, era evidente. – Quiero estar contigo, no quiero que estés con nadie más. – Pero decir quizás que quería una relación la haría sentir aún más agobiada, a veces creía que con Marianne también todo se basaba en la forma de hablar y en que no se pusiera a la defensiva, aunque dudaba que ya no lo estuviera.

10/11 en Pasillos.

Que la llamara cobarde era pinchar justo en el sitio donde dolía, en el orgullo. No consideraba que sus acciones fueran producto de la falta de valentía, si no culpa de Klaus y sus acciones retorcidas que no tenían ningún sentido. Se había acostado con él como si fuera un favor, por más que ambos lo quisieran, a cambio de información que apenas había recibido... Ambos tenían sus excusas, pero, ella no era la única buscándolas.

Su ceño fruncido era claro indicativo de que su comentario no le había gustado para nada, ¿qué significaba aquello? ¿Que a la mínima que tuviera dudas sobre algo la llamaría cobarde por no enfrentarse a ello directamente? Se consideraba valiente, pero no al punto de ser estúpida.

—Ese es justamente el problema del que no pareces darte cuenta, Klaus. — Dijo, en el mismo tono ácido que estaba usando él con ella. —Me quieres para ti porque no quieres que esté con nadie más, no porque yo te interese realmente, o porque sientas algo por mi. Lo siento, pero, no voy a permitir que me trates como un objeto de colección. — Aquella no era una charla sobre sentimientos o emociones, y en parte lo agradecía, pero, no le daría el sí si el motivo por el que la quería era para que nadie más la tuviera.

10/11 EN PASILLOS.

Realmente intentaba tener paciencia con ella, pero comenzaba a sentir que la vena de su cuello comenzaba a latir de pura frustración. Jamás en su vida había conocido a una mujer tan pero tan desesperante como Marianne, no era que tuviera toda la experiencia del mundo, pero definitivamente en la que tenía era la única que le había provocado aquello. Aun así, volvió a respirar hondo, la rubia debería darle un maldito premio por la paciencia que le tenía cuando se ponía de esa manera.

—Quiero que seas mía porque me interesas, me gustas para más que solo follar, pero es obvio que si lo quiero incluye el tema que no quiero que estes con nadie más. — Giro los ojos una vez más, inevitablemente, porque le parecía lo más obvio del mundo y ella no quería verla. — Ambos sabemos que podemos llegar a buen puerto si lo intentamos, nos complementamos bien, no es que vaya a estar detrás de ti todo el tiempo como un perro faldero, si ese es el problema. – Aunque con su insistencia hasta el momento no era que estuviera dejándole ver otra cosa. – Si hoy por hoy te jodo bastante es porque no me dejas otra opción, porque si quiero hablar contigo tú me esquivas y realmente no me queda de otra.

10/11 en Pasillos.

Los sentimientos nunca se le habían dado particularmente bien, y si tenía en cuenta la situación, tampoco estaba segura de que Klaus fuera la persona con la que le apetecía empezar a practicar. Le miró en silencio por unos segundos, atenta a sus palabras. No sabía si ese era su intento acerca de tener una conversación sobre sus emociones, solo tenía claro que al Slytherin se le daba tan mal como a ella hablar del tema.  

—Klaus, apenas nos conocemos. No sabemos nada acerca del otro, no sé de dónde vienes, quien eres, lo que te gusta. No voy a decir que no me atraigas, porque... Bueno, lo haces. Pero ¿lo suficiente como para tener una relación? Aparte de tener química en la cama, no sé si tenemos algo más. — Sabía lo básico sobre él, pero el chico siempre había sido un misterio y quizá deberían empezar por ahí.

—¿Qué sabes de mi aparte de mi nombre y un par de cosas que te hayan contado? — Preguntó, a sabiendas de que lo estaba poniendo a prueba porque necesitaban poner muchas cosas en medio antes de pensar en hacer algo diferente a acostarse.

10/11 EN PASILLOS.

Quiso bufar ante su respuesta porque conocía perfectamente a Marianne como para saber qué tipo de cosas cruzaban por su mente. Si, podía no conocer detalles específicos de su vida, pero dentro de poco podía aprenderlos y que se estuviera alejando constantemente no era que ayudase a que se conocieran un poco más. – No puedes saber si tenemos o no algo más porque, cada vez que intento acercarme un poco para que hagamos algo fuera de la cama, huyes de mi como si tuviera algún tipo de enfermedad contagiosa. – Chasqueo la lengua, le molestaba que le dijera todo eso sin haberle siquiera dado la oportunidad para conocerlo más.

Ladeo el rostro, pensando un poco. – No puedo hablar de tu vida en específico porque no me has dejado conocerte, pero puedo decirte con creces cosas de tu personalidad que hacen que quiera que seas más que un simple polvo. Me gusta cómo eres, Marianne. No sé si conozco de ti todo lo que debería, de hecho, no lo hago porque tú no me dejas conocerte, pero lo que pue do ver es lo que hace que quiera estar cerca de ti e intentarlo. No puedo decirte algo que no sé, pero que no sé porque no me das la oportunidad no porque no quiera hacerlo.

10/11 en Pasillos.

Un suspiro frustrado se escapó de sus labios, y entrelazó los dedos de sus manos frente a su regazo para no formarlos en un puño que indicara lo desesperada que estaba realmente por la situación. No tenía cabeza para pensar en Klaus en ese momento, no hasta ver a Dante regresando al colegio de manera regular.

Se negaba a admitir delante del Slytherin que se sentía culpable por el tiempo que había pasado con él durante la fiesta de Halloween. No pasó un mal rato, pero solo salió de su sala común para enfrentarse al caos y al hecho de que se habían llevado a Dante a San Mungo. Odiaba la idea de no haber estado ahí, si hubiera visto algo incluso podría ayudar... O le habría partido las piernas a quien le hizo daño.

—Bien, hagamos un trato. Dame un par de semanas... Cuando Dante regrese al colegio, me asegure de que todo está bien... Podemos ir a comer juntos a Hogsmeade. Te contaré de mi vida, tu puedes contarme de la tuya. A partir de ahí, podemos ver si podemos tener una conversación sin gritarnos— dijo, a sabiendas de que era lo mas lógico que se le podía ocurrir en el momento.

10/11 EN PASILLOS.

Bueno, en primer lugar, no había recibido una negativa terrible o una cachetada por lo que podía considerar en un primer momento que aquello era un éxito completamente. La conversación había terminado en un buen punto para él, no era la persona más paciente del mundo, pero Marianne merecía la pena y estaba dispuesto a dejar de lado sus propios deseos como para poder llevar adelante aquello. Sería difícil, especialmente teniendo en cuenta que si aceptaba significaría obviamente mantener cierta distancia con ella para respetar su espacio y decisión, pero suponía que podía intentarlo.

Termino por sonreírle de lado, asintiendo. – Me parece bien, esperare paciente y verás que puedo ser mejor de lo que piensas. No te vas a arrepentir. – Le guiño, quedándose pensando unos segundos antes de sonreír de nuevo como si nada y, sin dudarlo, inclinándose para posar repentinamente por unos segundos sus labios sobre los ajenos, dándole un corto beso para luego alejarse como si nada. – Ahora sí, esperare ansioso nuestra cita. – Le guiño el ojo y se dio vuelta para irse a clases, no había nada más que decir y había podido besarla. Solo necesitaba un poco de paciencia, terminaría ganándole a la terquedad de Marianne, estaba seguro de eso.

10/11 en Pasillos.