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Winter roses
She had roses in her hair and dreamed that she was not afraid of thorns. Maybe the ice boy will freeze her pain and make new roses bloom in her heart.
El reino de Roussellion ha prosperado de la mano de sus reyes, Adam y Bella, quienes han hecho crecer y enriquecer sus tierras y a sus gentes. Los gobernantes, han tenido dos hijos, el un príncipe primogénito para heredar el trono y una princesa, Frances, a quien mimar y proteger. Todo es perfecto en estas tierras, excepto para aquellos que practican la magia, pues su rey fue maldecido durante mucho por una magia oscura.
No obstante, deben abrirse al mundo y a otros reinos llenos de otras magias y misterios. Así es como llegan a entablar relación con el reino de Arendelle, más allá de las montañas azules y del bosque de Auradon.
Arendelle es un pequeño Reino lleno de nieve y hielo, poblado por gentes de carácter fuerte y resistentes que viven mayoritariamente del comercio de hielo. Todos ellos son gobernados por la Reina Elsa, la Reina de las Nieves, y su pequeño hijo el príncipe Christoffer quien, dicen, es hijo del espíritu del invierno.
Relaciones de amistad se inician entre ambos reinos, Frances y Christoffer se conocen y la amistad no tarda en florecer. Las personas unidas por el destino, están designadas a encontrarse.
No obstante, deben abrirse al mundo y a otros reinos llenos de otras magias y misterios. Así es como llegan a entablar relación con el reino de Arendelle, más allá de las montañas azules y del bosque de Auradon.
Arendelle es un pequeño Reino lleno de nieve y hielo, poblado por gentes de carácter fuerte y resistentes que viven mayoritariamente del comercio de hielo. Todos ellos son gobernados por la Reina Elsa, la Reina de las Nieves, y su pequeño hijo el príncipe Christoffer quien, dicen, es hijo del espíritu del invierno.
Relaciones de amistad se inician entre ambos reinos, Frances y Christoffer se conocen y la amistad no tarda en florecer. Las personas unidas por el destino, están designadas a encontrarse.
Frances Du Chambord Princesa de Roussellion — Crystal Reed— Timelady |
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Christoffer Árnadalr Príncipe heredero de Arendelle — Lucky Blue Smith — Red |
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Inspired — Movies — One on one
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Capítulo 1 The first time we met |
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Los reyes de Roussellion solían visitar otros reinos por motivos diplomáticos en varias ocasiones, pero casi nunca se hacían acompañar por sus hijos en estas salidas. La primera vez que esto ocurría, la familia al completo se dirigía al reino de Arendelle.
Frances había sido instruida para comportarse debidamente, mientras también le habían advertido de que aquel era un reino con magia y que por tanto debía tener cuidado. Algo que sabía desde que apenas caminaba un palmo del suelo era que todo lo que implicase la magia era peligroso.
Pero pese a ese temor que tenía en su interior, al haber atendido las palabras de sus padres, no podía evitar maravillarse con el paisaje que pasaba ante sus ojos, los campos y bosques nevados hasta donde alcanzaba la vista. El lago de aguas cristalinas que brillaba con la luz que se colaba entre las nubes y la estructura de las casas de Arendelle, de madera y con figuras diferentes a las que ella solía ver. Igual que el palacio no se parecía mucho a su castillo.
Llevaba un vestido bonito, pero cómodo, que alisó cuando bajaron y les condujeron hacia la recepción.
Frances había sido instruida para comportarse debidamente, mientras también le habían advertido de que aquel era un reino con magia y que por tanto debía tener cuidado. Algo que sabía desde que apenas caminaba un palmo del suelo era que todo lo que implicase la magia era peligroso.
Pero pese a ese temor que tenía en su interior, al haber atendido las palabras de sus padres, no podía evitar maravillarse con el paisaje que pasaba ante sus ojos, los campos y bosques nevados hasta donde alcanzaba la vista. El lago de aguas cristalinas que brillaba con la luz que se colaba entre las nubes y la estructura de las casas de Arendelle, de madera y con figuras diferentes a las que ella solía ver. Igual que el palacio no se parecía mucho a su castillo.
Llevaba un vestido bonito, pero cómodo, que alisó cuando bajaron y les condujeron hacia la recepción.
Frances — Arendelle — con Christoffer
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Capítulo 1 The first time we met |
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Christoffer observó acercarse a la comitiva extranjera desde la torre más alta. La banderas del reino de Roussellion ondeaban al viento, claramente distinguibles gracias a su rosa de gules. Christoffer había escuchado decir a su madre que venían de muy, muy lejos, que el viaje habría sido largo y agotador, por lo que tenían que ser más que bien recibidos. También le había hecho prometer que estaría allí para darles la bienvenida.
— ¡Chris! —la voz de su tía, Anna, resonó cerca y el niño apartó la vista de la ventana para ver aparecer a su tía por la entrada de la estancia.— ¡Vamos, hemos de recibir a los invitados! —agarrados de la mano bajaron casi a la carrera las largas escaleras hasta el piso inferior. Christoffer pasaba mucho tiempo con Anna, pues su madre siempre estaba ocupada, pero a Chris nunca le había molestado, adoraba a su tía quien era tan divertida.
— Madre me ha dicho que es mejor que no utilice mi magia. —soltó, de pronto, mientras se posicionaron en el lugar indicado en el centro del patio del castillo.— ¿Es verdad que en el reino de Roussellion no les gusta la magia? —preguntó, confuso. Cuando lo escuchó por primera vez estaba convencido de que había escuchado al. ¿A quién podía no gustarle la magia?
— Hay muchos tipos de magia y ellos tienen su propia historia. Pero están aquí para ser nuestros amigos, no te preocupes por eso. —aseguró su tía a la vez que llegaban junto a la reina. Elsa sonrió a su hijo y le colocó bien un mechón de cabello rebelde en actitud cariñosa a la par que el carruaje de los reyes Chambord se detenía a pocos metro de ellos.
El rey descendió primero, ayudando a su esposa a hacerlo también. Tras la reina bajó un chico joven, probablemente de su misma edad y, por último, una niña de cabello azabache y mejillas sonrosadas.
— ¡Bienvenidos a Arendelle! —alzó la voz su madre, tomando la palabra y dando la bienvenida a los que, todos esperaban, fueran sus nuevos aliados. Christoffer sonrió, encantador, intentando imitar a su madre. Algún día sería él el encargado de dar la bienvenida al reino.
— ¡Chris! —la voz de su tía, Anna, resonó cerca y el niño apartó la vista de la ventana para ver aparecer a su tía por la entrada de la estancia.— ¡Vamos, hemos de recibir a los invitados! —agarrados de la mano bajaron casi a la carrera las largas escaleras hasta el piso inferior. Christoffer pasaba mucho tiempo con Anna, pues su madre siempre estaba ocupada, pero a Chris nunca le había molestado, adoraba a su tía quien era tan divertida.
— Madre me ha dicho que es mejor que no utilice mi magia. —soltó, de pronto, mientras se posicionaron en el lugar indicado en el centro del patio del castillo.— ¿Es verdad que en el reino de Roussellion no les gusta la magia? —preguntó, confuso. Cuando lo escuchó por primera vez estaba convencido de que había escuchado al. ¿A quién podía no gustarle la magia?
— Hay muchos tipos de magia y ellos tienen su propia historia. Pero están aquí para ser nuestros amigos, no te preocupes por eso. —aseguró su tía a la vez que llegaban junto a la reina. Elsa sonrió a su hijo y le colocó bien un mechón de cabello rebelde en actitud cariñosa a la par que el carruaje de los reyes Chambord se detenía a pocos metro de ellos.
El rey descendió primero, ayudando a su esposa a hacerlo también. Tras la reina bajó un chico joven, probablemente de su misma edad y, por último, una niña de cabello azabache y mejillas sonrosadas.
— ¡Bienvenidos a Arendelle! —alzó la voz su madre, tomando la palabra y dando la bienvenida a los que, todos esperaban, fueran sus nuevos aliados. Christoffer sonrió, encantador, intentando imitar a su madre. Algún día sería él el encargado de dar la bienvenida al reino.
Christoffer — Arendelle — con Frances
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Capítulo 1 The first time we met |
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Frances se quedó quietecita junto a su hermano mayor, intentando que su postura fuera recta y adecuada al momento importante que tenía lugar.
Pese a su gran curiosidad trató en la medida de lo posible no mirar de forma muy directa a la Reina Elsa de Arendelle, estaba muy feo mirar a los reyes y reinas directamente. Así que paseó la mirada por el castillo y de nuevo por la comitiva de bienvenida, cruzándose entonces con la del chico que debía ser el príncipe. Cuando él sonrió, ella lo hizo de forma casi inconsciente.
Después, les invitaron a pasar al interior. Así que la Reina Elsa encabezó el recorrido, junto con el príncipe, seguida de sus padres y ellos. Y la otra dama, que debía ser la hermana de la reina, iba detrás. La miró un momento y ella la saludó con la mano sonriente, parecía simpática.
El interior del castillo era muy bonito, El vestíbulo era muy espacioso y estaba adornado de una forma muy elegante. Las puertas de las salas estaban abiertas, así que los ojos de Frances atisbaron lo que parecía una galería de cuadros durante su paseo.- ¿Dónde crees que estará la biblioteca? -Preguntó a su hermano, creyendo que solo él la escucharía. Le encantaría poder ver la biblioteca de otro palacio, ¿qué libros leerían en Arendelle? ¿Estarían en alguna lengua que ella no conociera?
Pese a su gran curiosidad trató en la medida de lo posible no mirar de forma muy directa a la Reina Elsa de Arendelle, estaba muy feo mirar a los reyes y reinas directamente. Así que paseó la mirada por el castillo y de nuevo por la comitiva de bienvenida, cruzándose entonces con la del chico que debía ser el príncipe. Cuando él sonrió, ella lo hizo de forma casi inconsciente.
Después, les invitaron a pasar al interior. Así que la Reina Elsa encabezó el recorrido, junto con el príncipe, seguida de sus padres y ellos. Y la otra dama, que debía ser la hermana de la reina, iba detrás. La miró un momento y ella la saludó con la mano sonriente, parecía simpática.
El interior del castillo era muy bonito, El vestíbulo era muy espacioso y estaba adornado de una forma muy elegante. Las puertas de las salas estaban abiertas, así que los ojos de Frances atisbaron lo que parecía una galería de cuadros durante su paseo.- ¿Dónde crees que estará la biblioteca? -Preguntó a su hermano, creyendo que solo él la escucharía. Le encantaría poder ver la biblioteca de otro palacio, ¿qué libros leerían en Arendelle? ¿Estarían en alguna lengua que ella no conociera?
Frances — Arendelle — con Christoffer
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Capítulo 1 The first time we met |
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Chris intentó seguir los pasos de su madre justo a su lado, como el protocolo dictaba, pero el niño se distraía fácilmente y los recién llegados eran una gran fuente de distracción para su curiosidad. De vez en cuando, echaba miradas sobre su hombro para fijarse en los extranjeros. En una de esas estuvo a punto de trastabillar, provocando que su madre se adelantase sin él. Chris maldijo los rígidos zapatos que había tenido que ponerse. Él prefería ir descalzo, pero su madre le había pedido que se vistiera acorde con la situación y, además, las criadas estaban un poco cansadas de ir tras él limpiando las huellas heladas de sus pisadas.
El pequeño accidente, no obstante, sirvió para que captara la pregunta de la pequeña princesa. Le hizo gracia su pregunta, pues sería la primera vez que alguien preguntase por la biblioteca del castillo.
— Está en el segundo piso. —se metió en la conversación sin vergüenza ninguna.— Así los ventanales pueden dar vista hacia nuestras montañas. —a él le encantaba aquella vista, por eso cuando tenía que estudiar lo hacía siempre allí.—Si queréis, puedo llevaros a verla.—incluyó a los dos hermanos, aunque el chico todavía no había dicho ni una palabra.
Chris lanzó una mirada a su madre y a los reyes de Roussellion, que ya se adentraban en la sala del trono para dar comienzo a su reunión. No sabía si se esperaba que él estuviera presente o no, por lo que hizo lo que siempre hacía cuando se sentía perdido, mirar a su tía.
— Podéis ir, yo os cubriré. —le guiñó un ojo, juguetona, mientras daba una caricia a su vientre apenas abultado. Hacía pocos meses Anna y su marido, Kristoff, anunciaron que esperaban un bebé. Christoffer había estado emocionado ante la idea de su primo o prima, no tanto al saber que tendría que esperar nueve meses por su llegada y algunos años más para que pudiera jugar con él en condiciones. Al mirar de nuevo a la joven princesa se le ocurrió la idea de que, tal vez, podría usarla como práctica para el futuro bebé, saber qué podía hacer y qué no con alguien más pequeño que él.
El pequeño accidente, no obstante, sirvió para que captara la pregunta de la pequeña princesa. Le hizo gracia su pregunta, pues sería la primera vez que alguien preguntase por la biblioteca del castillo.
— Está en el segundo piso. —se metió en la conversación sin vergüenza ninguna.— Así los ventanales pueden dar vista hacia nuestras montañas. —a él le encantaba aquella vista, por eso cuando tenía que estudiar lo hacía siempre allí.—Si queréis, puedo llevaros a verla.—incluyó a los dos hermanos, aunque el chico todavía no había dicho ni una palabra.
Chris lanzó una mirada a su madre y a los reyes de Roussellion, que ya se adentraban en la sala del trono para dar comienzo a su reunión. No sabía si se esperaba que él estuviera presente o no, por lo que hizo lo que siempre hacía cuando se sentía perdido, mirar a su tía.
— Podéis ir, yo os cubriré. —le guiñó un ojo, juguetona, mientras daba una caricia a su vientre apenas abultado. Hacía pocos meses Anna y su marido, Kristoff, anunciaron que esperaban un bebé. Christoffer había estado emocionado ante la idea de su primo o prima, no tanto al saber que tendría que esperar nueve meses por su llegada y algunos años más para que pudiera jugar con él en condiciones. Al mirar de nuevo a la joven princesa se le ocurrió la idea de que, tal vez, podría usarla como práctica para el futuro bebé, saber qué podía hacer y qué no con alguien más pequeño que él.
Christoffer — Arendelle — con Frances
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Capítulo 1 The first time we met |
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La niña casi dio un saltito cuando otra voz que no era la de su hermano respondió a su pregunta. Sus ojos no tardaron en buscar a quien lo había dicho, descubriendo que se trataba del Príncipe de Arendelle.
Por lo que dijo de los ventanales se imaginó que la biblioteca era un lugar muy iluminado y grande, como la de su hogar, aunque quizá no tanto, porque la suya era la mejor del mundo. O así lo creía. Y claro, cuando insinuó que podría llevarles a verla los ojos de la pequeña se iluminaron, emocionada ante la idea de poder conocer el sitio.
Pero miró a su hermano, porque no quería ir sola, les habían dicho que no se separasen y también lo de la magia. Eso la asustaba un poquito. Así que no podía responder directamente, solo le cogió la mano y le miró, sacando un poquito el labio inferior.
No estaba del todo segura de que fuera a funcionar, pero entonces François cogió su mano y le dio un pequeño apretón.- Gracias, Princesa Anna. -Respondió su hermano, cuando la dama que también había escuchado lo que decían, dijo que les cubriría.- Iremos a ver esa biblioteca. -Le dijo al joven príncipe.- No puedo dejar a mi hermana ir sola con un desconocido. -Eso lo dijo un poco más bajito, quizá para ella únicamente. Por supuesto la niña no comprendió el nivel de desconfianza que su hermano mostraba por el príncipe o por el lugar, estaba demasiado centrada en la idea de que iba a poder visitar la biblioteca de ese castillo.
- Gracias, hermanito. -Sonrió, mirando a sus padres, seguro que si iban juntos no se iban a enfadar.- ¿Puede guiarnos, príncipe Christoffer? -Pidió, con toda la educación posible dada la mucha emoción que sentía.
Por lo que dijo de los ventanales se imaginó que la biblioteca era un lugar muy iluminado y grande, como la de su hogar, aunque quizá no tanto, porque la suya era la mejor del mundo. O así lo creía. Y claro, cuando insinuó que podría llevarles a verla los ojos de la pequeña se iluminaron, emocionada ante la idea de poder conocer el sitio.
Pero miró a su hermano, porque no quería ir sola, les habían dicho que no se separasen y también lo de la magia. Eso la asustaba un poquito. Así que no podía responder directamente, solo le cogió la mano y le miró, sacando un poquito el labio inferior.
No estaba del todo segura de que fuera a funcionar, pero entonces François cogió su mano y le dio un pequeño apretón.- Gracias, Princesa Anna. -Respondió su hermano, cuando la dama que también había escuchado lo que decían, dijo que les cubriría.- Iremos a ver esa biblioteca. -Le dijo al joven príncipe.- No puedo dejar a mi hermana ir sola con un desconocido. -Eso lo dijo un poco más bajito, quizá para ella únicamente. Por supuesto la niña no comprendió el nivel de desconfianza que su hermano mostraba por el príncipe o por el lugar, estaba demasiado centrada en la idea de que iba a poder visitar la biblioteca de ese castillo.
- Gracias, hermanito. -Sonrió, mirando a sus padres, seguro que si iban juntos no se iban a enfadar.- ¿Puede guiarnos, príncipe Christoffer? -Pidió, con toda la educación posible dada la mucha emoción que sentía.
Frances — Arendelle — con Christoffer
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Capítulo 1 The first time we met |
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Christoffer agradeció el gesto a su tía con una sonrisa de oreja a oreja que Anna correspondió al instante mientras observó marchar a los tres niños hacia el piso superior. Chris guiaba la pequeña comitiva, saludando de tanto en cuando a alguno de los criados con los que se cruzaban. Subieron la gran escalera y atravesaron el salón de los cuadros, acortaron camino por el pasillo de sus habitaciones y frente al busto de sus abuelos, antes de encontrarse parados frente a las grandes y blancas puertas de la biblioteca.
—Aquí es. —presentó, con orgullo, a la par que abría una de las puertas y concedía paso a los dos visitantes.— A esta hora las vistas son geniales, aunque yo suelo preferir el atardecer, es mucho más bonito. —intentó agarrar la mano de la pequeña princesa para acercarla a los ventanales, pero el hermano de esta pareció adelantarse a su movimiento y se interpuso, impidiéndoselo. Chris frunció ligeramente el ceño, pero lo dejó estar, tal vez había sido sin querer.
— Nombrad un libro y seguro que lo tenemos. —lo cierto es que aunque la biblioteca no era su estancia favorita en todo el palacio, Christoffer estaba orgulloso de ella a su particular manera.— Mis castigos a menudo implican ordenar la biblioteca, así que casi me sé dónde están todos los libros.—era una cosa extraña de la que presumir, además de una clara exageración, pero el orgullo en su expresión era palpable.
—Aquí es. —presentó, con orgullo, a la par que abría una de las puertas y concedía paso a los dos visitantes.— A esta hora las vistas son geniales, aunque yo suelo preferir el atardecer, es mucho más bonito. —intentó agarrar la mano de la pequeña princesa para acercarla a los ventanales, pero el hermano de esta pareció adelantarse a su movimiento y se interpuso, impidiéndoselo. Chris frunció ligeramente el ceño, pero lo dejó estar, tal vez había sido sin querer.
— Nombrad un libro y seguro que lo tenemos. —lo cierto es que aunque la biblioteca no era su estancia favorita en todo el palacio, Christoffer estaba orgulloso de ella a su particular manera.— Mis castigos a menudo implican ordenar la biblioteca, así que casi me sé dónde están todos los libros.—era una cosa extraña de la que presumir, además de una clara exageración, pero el orgullo en su expresión era palpable.
Christoffer — Arendelle — con Frances
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Capítulo 1 The first time we met |
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Frances iba atendiendo al camino, a las salas por las que pasaban después de subir la gran escalera. Lo hacía por dos motivos. En primer lugar, porque realmente le gustaba el palacio de Arendelle, era todo muy elegante y luminoso, no había visto ni una sola ventana cerrada. Y en segundo, porque así le sería más fácil aprenderse el camino y podría ir más veces a la biblioteca mientras estaba allí... si conseguían que le dieran permiso, claro.
Las grandes puertas ante ellos permanecían cerradas, pero en cuanto el príncipe las abrió, no dudó en entrar, teniendo que tirar un poquito de François, para que no tardara tanto en caminar. Su boca se abrió maravillada al ver las grandes estanterías repletas de tomos de diferentes tamaños, grosores y colores. Se parecía mucho a la de su casa, quizá la suya fuera aún más bonita. Pero le gustaba igualmente.
Evidentemente, la pequeña princesa no se había fijado en los ventanales, a pesar de los comentarios del príncipe sobre los mismos, como tampoco notó más que porque su hermano estaba cerca de ella que Christopher había tratado de coger su mano.
Se giró, ahora sí prestando atención cuando el príncipe le pidió que nombrara algún libro para comprobar que lo tenían. Ese era el tipo de reto que Frances encontraba más divertido. Así que se plantó, con las manos a su espalda, como hacía su padre cuando atendía algún asunto serio, y frunció los labios mientras pensaba.
- Gargantúa y Pantagruel. -No ese era muy famoso.- Flores y Blancaflor... no, tampoco. -Negaba con la cabeza, pensando.- Perceforest. El romance de Perceforest. -Todos los que había dicho eran de los más antiguos que había podido encontrar en su propia biblioteca, así que seguro que eran muy raros y no cualquiera los tendría. Además, eran franceses y aquella una corte extranjera, jugaba con ventaja en cierto sentido.- ¿Alguno de esos, príncipe Christopher? -Preguntó con una sonrisita de triunfo, porque seguro que había ganado aquel juego.
Las grandes puertas ante ellos permanecían cerradas, pero en cuanto el príncipe las abrió, no dudó en entrar, teniendo que tirar un poquito de François, para que no tardara tanto en caminar. Su boca se abrió maravillada al ver las grandes estanterías repletas de tomos de diferentes tamaños, grosores y colores. Se parecía mucho a la de su casa, quizá la suya fuera aún más bonita. Pero le gustaba igualmente.
Evidentemente, la pequeña princesa no se había fijado en los ventanales, a pesar de los comentarios del príncipe sobre los mismos, como tampoco notó más que porque su hermano estaba cerca de ella que Christopher había tratado de coger su mano.
Se giró, ahora sí prestando atención cuando el príncipe le pidió que nombrara algún libro para comprobar que lo tenían. Ese era el tipo de reto que Frances encontraba más divertido. Así que se plantó, con las manos a su espalda, como hacía su padre cuando atendía algún asunto serio, y frunció los labios mientras pensaba.
- Gargantúa y Pantagruel. -No ese era muy famoso.- Flores y Blancaflor... no, tampoco. -Negaba con la cabeza, pensando.- Perceforest. El romance de Perceforest. -Todos los que había dicho eran de los más antiguos que había podido encontrar en su propia biblioteca, así que seguro que eran muy raros y no cualquiera los tendría. Además, eran franceses y aquella una corte extranjera, jugaba con ventaja en cierto sentido.- ¿Alguno de esos, príncipe Christopher? -Preguntó con una sonrisita de triunfo, porque seguro que había ganado aquel juego.
Frances — Arendelle — con Christoffer
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Capítulo 1 The first time we met |
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Rumió durante un instante, intentando recordar algún libro con ese título en particular, pero nada venía a su memoria. La pequeña princesa había escogido bien, no iba a lo fácil, por lo que su pequeña apuesta sería todavía más divertida.
— Bien, así que Perceforest, el romance de Perceforest.-repitió el título en voz alta, ganando tiempo de alguna manera.— Jugáis difícil, princesa. Confieso que no reconozco ese título, pero los romances no son mis favoritos de todos modos. Pero eso no significa que no lo tengamos, solo que tengo que pensar un poco más.
Se acercó a uno de los altísimos estantes y sus dedos acariciaron los tomos mientras avanzaba, sus ojos se paseaban sin pausa por los diferentes lomos buscando cualquier posible similitud con el título pedido por la princesa.
— Veamos, si es un romance probablemente esté en la sección de romances.—Cambió de estante, encaminándose hacia uno cercano a los ventanales. Con atención leyó los títulos, nada de Perceforest. Su ceño se frunció ligeramente, obcecado en encontrar el dichoso libro.— Tengo que mirar más arriba. —pero no fue a por la escalera, sino que se descalzó y sin previo aviso, empezó a flotar, ascendiendo fila a fila, leyendo cada título en cada lomo, hasta llegar arriba del todo, donde se sentó en lo alto del estante con expresión derrotada.
— Parece que ganáis, princesa. Ni rastro de Perceforest.
— Bien, así que Perceforest, el romance de Perceforest.-repitió el título en voz alta, ganando tiempo de alguna manera.— Jugáis difícil, princesa. Confieso que no reconozco ese título, pero los romances no son mis favoritos de todos modos. Pero eso no significa que no lo tengamos, solo que tengo que pensar un poco más.
Se acercó a uno de los altísimos estantes y sus dedos acariciaron los tomos mientras avanzaba, sus ojos se paseaban sin pausa por los diferentes lomos buscando cualquier posible similitud con el título pedido por la princesa.
— Veamos, si es un romance probablemente esté en la sección de romances.—Cambió de estante, encaminándose hacia uno cercano a los ventanales. Con atención leyó los títulos, nada de Perceforest. Su ceño se frunció ligeramente, obcecado en encontrar el dichoso libro.— Tengo que mirar más arriba. —pero no fue a por la escalera, sino que se descalzó y sin previo aviso, empezó a flotar, ascendiendo fila a fila, leyendo cada título en cada lomo, hasta llegar arriba del todo, donde se sentó en lo alto del estante con expresión derrotada.
— Parece que ganáis, princesa. Ni rastro de Perceforest.
Christoffer — Arendelle — con Frances
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Capítulo 1 The first time we met |
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La joven princesa sonreía ante el desafío que había expuesto para el príncipe. Por supuesto, habría aceptado la derrota con deportividad, la habían educado bien y era solo un juego, pero no por ello iba a ponerlo fácil para su oponente, especialmente cuando se trataba de libros, su cosa preferida en el mundo entero.
Y aunque podría haberle dicho que pese a ser un romance quizá no estuviera en esa sección por no tratarse de algo de naturaleza romántica per sé, se quedó callada y le vio seguir buscando. Iba a intervenir, como muestra de buena voluntad, pero cuando dijo que iba a mirar los estantes más altos y se elevó en el aire tras quitarse los zapatos se quedó sin habla.
Su hermano le dio un tirón hacia atrás, un poco más fuerte de lo normal, casi poniéndose delante de ella. Pero la pequeña princesa no podía dejar de mirar cómo el chico flotaba haciendo uso de su magia, buscando entre los libros hasta llegar a lo más alto y sentarse allí.
- Pero es que no es una historia romántica. -Consiguió decir al final.- Quizá en la sección de fábulas o cuentos antiguos... Si tenéis una.
- Ya basta, Frances. -Ordenó François haciendo que bajara la cabeza y se quedara callada.- Deberíamos volver con nuestros padres.
Y aunque podría haberle dicho que pese a ser un romance quizá no estuviera en esa sección por no tratarse de algo de naturaleza romántica per sé, se quedó callada y le vio seguir buscando. Iba a intervenir, como muestra de buena voluntad, pero cuando dijo que iba a mirar los estantes más altos y se elevó en el aire tras quitarse los zapatos se quedó sin habla.
Su hermano le dio un tirón hacia atrás, un poco más fuerte de lo normal, casi poniéndose delante de ella. Pero la pequeña princesa no podía dejar de mirar cómo el chico flotaba haciendo uso de su magia, buscando entre los libros hasta llegar a lo más alto y sentarse allí.
- Pero es que no es una historia romántica. -Consiguió decir al final.- Quizá en la sección de fábulas o cuentos antiguos... Si tenéis una.
- Ya basta, Frances. -Ordenó François haciendo que bajara la cabeza y se quedara callada.- Deberíamos volver con nuestros padres.
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Capítulo 1 The first time we met |
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Dejó ir una risotada ante las palabras de la princesa, maravillado ante su ingenio. La sensación de derrota había pasado, una renovada necesidad de presentar batalla se instaló en su lugar. Pero el príncipe François intervino, aparentemente dispuesto a acabar con toda la diversión. ¿Por qué era ese chico tan aburrido? Casi parecía haber entristecido a su hermana.
— ¡Vamos, acabamos de llegar! ¡Déjanos al menos acabar con nuestro pequeño juego. —de un salto se dejó caer de la estantería, o obstante una montaña de nieve se formó a sus pies frenando la caída al convertirse en una especie de tobogán que lo dejó justo enfrente de los hermanos.
— Me la habéis jugado, princesa. Exijo entonces que me ayudéis a buscar el escurridizo libro, vamos. —esta vez fue lo bastante rápido como para tomar la mano de la niña sin que su hermano lo impidiera.— Puedo subiros hasta lo más alto, ¿queréis intentarlo? Prometo que no os dejaré caer. —usando sus poderes se elevó unos centímetros del suelo, todavía agarrando a Frances de la mano y, con ello, la elevó a ella también. No había peligro alguno, apenas los separaban del suelo diez centímetros, pero el príncipe François pareció perder la cabeza.
— ¡SUÉLTALA! —gritó, asustando al propio Chris ante tal violencia.
— ¡Vamos, acabamos de llegar! ¡Déjanos al menos acabar con nuestro pequeño juego. —de un salto se dejó caer de la estantería, o obstante una montaña de nieve se formó a sus pies frenando la caída al convertirse en una especie de tobogán que lo dejó justo enfrente de los hermanos.
— Me la habéis jugado, princesa. Exijo entonces que me ayudéis a buscar el escurridizo libro, vamos. —esta vez fue lo bastante rápido como para tomar la mano de la niña sin que su hermano lo impidiera.— Puedo subiros hasta lo más alto, ¿queréis intentarlo? Prometo que no os dejaré caer. —usando sus poderes se elevó unos centímetros del suelo, todavía agarrando a Frances de la mano y, con ello, la elevó a ella también. No había peligro alguno, apenas los separaban del suelo diez centímetros, pero el príncipe François pareció perder la cabeza.
— ¡SUÉLTALA! —gritó, asustando al propio Chris ante tal violencia.
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Capítulo 1 The first time we met |
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Frances se estaba divirtiendo en aquella biblioteca, con el juego que el príncipe había propuesto y su reacción al escuchar su pequeña explicación sobre que el título podía generar confusión.
Sin embargo, cuando François había intervenido, toda la diversión se había perdido y ella solo había agachado la cabeza de inmediato dispuesta a obedecer, porque la habían enseñado que era lo que debía hacer. No le gustaba ver a su hermano enfadado, mucho menos con ella.
El Príncipe de Arendelle no se lo tomó a mal, y les animó a seguir con aquel juego un poco más. Ella no quería ser maleducada así que pensó que podría al menos explicarle que no había querido engañarle.- Disculpadme, no había caído en que el título era un poco confuso por cómo se llamaban antes los cuentos en verso. -Le contó al chico.
Antes de que pudiera negarse, el príncipe había tomado su mano y la conducía hacia una de las estanterías, diciendo que podía elevarla como había hecho consigo mismo.- Oh, no... -Quería negarse educadamente, porque le daba un poco de miedo la magia y lo de subir tan alto sin tener nada bajo los pies.
Pero antes de que pudiera terminar la frase ya estaba a una distancia corta del suelo y su hermano se adelantó con aquel grito que casi parecía más propio de una bestia que de él mismo.
Frances se encogió un poco y notó cómo sus pies tocaban el suelo para ir corriendo hacia su hermano y ponerse delante de él.- No pasa nada, François. -Quiso tranquilizarle.- Volvamos con papá y mamá, ¿de acuerdo? -Su voz y todos sus gestos indicaban su súplica, estaba asustada y sus ojos mostraban que quería llorar, pero intentaba aguantarse para no enfadar más a su hermano.- Disculpadnos, príncipe Christopher. -Pidió al chico con una corta inclinación antes de coger la mano de su hermano y tratar de que la acompañase fuera.
Sin embargo, cuando François había intervenido, toda la diversión se había perdido y ella solo había agachado la cabeza de inmediato dispuesta a obedecer, porque la habían enseñado que era lo que debía hacer. No le gustaba ver a su hermano enfadado, mucho menos con ella.
El Príncipe de Arendelle no se lo tomó a mal, y les animó a seguir con aquel juego un poco más. Ella no quería ser maleducada así que pensó que podría al menos explicarle que no había querido engañarle.- Disculpadme, no había caído en que el título era un poco confuso por cómo se llamaban antes los cuentos en verso. -Le contó al chico.
Antes de que pudiera negarse, el príncipe había tomado su mano y la conducía hacia una de las estanterías, diciendo que podía elevarla como había hecho consigo mismo.- Oh, no... -Quería negarse educadamente, porque le daba un poco de miedo la magia y lo de subir tan alto sin tener nada bajo los pies.
Pero antes de que pudiera terminar la frase ya estaba a una distancia corta del suelo y su hermano se adelantó con aquel grito que casi parecía más propio de una bestia que de él mismo.
Frances se encogió un poco y notó cómo sus pies tocaban el suelo para ir corriendo hacia su hermano y ponerse delante de él.- No pasa nada, François. -Quiso tranquilizarle.- Volvamos con papá y mamá, ¿de acuerdo? -Su voz y todos sus gestos indicaban su súplica, estaba asustada y sus ojos mostraban que quería llorar, pero intentaba aguantarse para no enfadar más a su hermano.- Disculpadnos, príncipe Christopher. -Pidió al chico con una corta inclinación antes de coger la mano de su hermano y tratar de que la acompañase fuera.
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Capítulo 1 The first time we met |
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La reacción del príncipe de Rousellion fue exagerada a los ojos de Christoffer. Solo se estaban divirtiendo un poco, el grito había sido innecesario, puesto que la princesa no corría ningún peligro. Chris no podía comprender qué había pasado. Estaba acostumbrado a que todo el mundo se quedase boquiabierto al contemplar sus poderes, todos querían ver qué era capaz de hacer y envidiaban no poder hacer lo mismo.
Los hermanos Chambord, no obstante, no reaccionaron de la misma manera. Incluso la pequeña Frances parecía reticente a su magia.
— Sí, por supuesto… —murmuró ante la marcha apresurada de los hermanos. No le dieron tiempo a decir más y, por otro lado, tampoco habría sabido qué decir. No entendía qué había sucedido.
Cuando lo pensó bien, Chris se dio cuenta de que se sentía un tanto insultado. Conforme los minutos en la solitaria biblioteca fueron pasando se fue enfadando más. Levitó de nuevo hata lo alto de la librería, sentándose de manera muy poco principesca y clavando la vista en el ventanal y las montañas nevadas más allá. Seguro de que los tontos hermanos no valían la pena. Pero igual que la ira subió, bajó cuando el tiempo fue pasando. El enfado fue substituido por la confusión.
Todo había ido bien, al menos con la pequeña Frances. Entonces, ¿cuál había sido el problema?
Los hermanos Chambord, no obstante, no reaccionaron de la misma manera. Incluso la pequeña Frances parecía reticente a su magia.
— Sí, por supuesto… —murmuró ante la marcha apresurada de los hermanos. No le dieron tiempo a decir más y, por otro lado, tampoco habría sabido qué decir. No entendía qué había sucedido.
Cuando lo pensó bien, Chris se dio cuenta de que se sentía un tanto insultado. Conforme los minutos en la solitaria biblioteca fueron pasando se fue enfadando más. Levitó de nuevo hata lo alto de la librería, sentándose de manera muy poco principesca y clavando la vista en el ventanal y las montañas nevadas más allá. Seguro de que los tontos hermanos no valían la pena. Pero igual que la ira subió, bajó cuando el tiempo fue pasando. El enfado fue substituido por la confusión.
Todo había ido bien, al menos con la pequeña Frances. Entonces, ¿cuál había sido el problema?
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Capítulo 1 The first time we met |
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Cuando hubieron salido de la biblioteca, François no parecía más tranquilo. Preguntó de forma algo hosca por sus dormitorios a un sirviente que les acompañó y la dejó a ella en el suyo, advirtiendo que no saliera de allí hasta que sus padres lo llamasen o él viniera a acompañarla.
Esperaba que después fuera también derecho a su cuarto a serenarse.
El humor de su hermano la preocupaba, cuando se enfadaba era temible y a ella no le gustaba verle así. Aunque entendía por qué lo había hecho. El príncipe Christoffer tenía magia e iba a llevarla lejos de él, donde no podía protegerla. François siempre se preocupaba demasiado por ella, quería cuidarla, simplemente.
Pero ella quería ver la biblioteca.
Cuando sus padres les buscaron, su madre pasó un rato con ella. Le contó lo sucedido y le pidió que no riñera a su hermano, porque solo se había preocupado de más. Pero quería saber si podría disculparse con la reina y el príncipe por lo sucedido. No había estado bien gritar a Christoffer.
La reina Bella acarició los cabellos de su hija y dejó un beso cariñoso en su frente. Le preguntó si querría acompañarlas a ella, la reina Elsa y la princesa Anna, a tomar chocolate con pastas en los jardines.
Y Frances NUNCA decía que no a los dulces.
Así que al día siguiente, la princesa acompañó a su madre a la reunión con las damas e intentó comportarse del mejor modo posible. Incluso se atrevió a halagar la bonita biblioteca que poseían.
También se interesó por los jardines, aunque no tenían un diseño tan elaborado como los de su castillo, eran bonitos. La Princesa Anna le contó que había un estanque con patos y que si quería visitarlos, solo tenía que seguir un sendero que no la llevaría muy lejos. Estaría totalmente a salvo en su palacio.
En cuanto su madre le dio permiso, Frances se levantó y siguió el sendero tratando de encontrar los patitos.
Esperaba que después fuera también derecho a su cuarto a serenarse.
El humor de su hermano la preocupaba, cuando se enfadaba era temible y a ella no le gustaba verle así. Aunque entendía por qué lo había hecho. El príncipe Christoffer tenía magia e iba a llevarla lejos de él, donde no podía protegerla. François siempre se preocupaba demasiado por ella, quería cuidarla, simplemente.
Pero ella quería ver la biblioteca.
Cuando sus padres les buscaron, su madre pasó un rato con ella. Le contó lo sucedido y le pidió que no riñera a su hermano, porque solo se había preocupado de más. Pero quería saber si podría disculparse con la reina y el príncipe por lo sucedido. No había estado bien gritar a Christoffer.
La reina Bella acarició los cabellos de su hija y dejó un beso cariñoso en su frente. Le preguntó si querría acompañarlas a ella, la reina Elsa y la princesa Anna, a tomar chocolate con pastas en los jardines.
Y Frances NUNCA decía que no a los dulces.
Así que al día siguiente, la princesa acompañó a su madre a la reunión con las damas e intentó comportarse del mejor modo posible. Incluso se atrevió a halagar la bonita biblioteca que poseían.
También se interesó por los jardines, aunque no tenían un diseño tan elaborado como los de su castillo, eran bonitos. La Princesa Anna le contó que había un estanque con patos y que si quería visitarlos, solo tenía que seguir un sendero que no la llevaría muy lejos. Estaría totalmente a salvo en su palacio.
En cuanto su madre le dio permiso, Frances se levantó y siguió el sendero tratando de encontrar los patitos.
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Capítulo 1 The first time we met |
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Como príncipe, Christoffer tenía una serie de deberes que debía cumplir a rajatabla, incluso cuando tenían huéspedes. Así pues, no pudo volver a ver a la pequeña princesa ni a su hermano. Aunque no ver a este último era casi de agradecer a decir verdad. Pero tras hablarlo con su madre, sabía que debía disculparse, aunque no quisiera. Por tanto, lo prolongó, escondiéndose en los jardines tras su clase de esgrima.
El estanque de los patos siempre le había gustado, era un lugar apacible y poco transitado, dado que estaba más bien escondido y si querías un extra en el departamento de escondrijos, solo tenías que trepar al gran árbol a los pies del estanque. Nadie lo encontraba nunca allí. No obstante, cuando escuchó pasos acercándose bien pensó que aquel podría ser el día en que lo encontraran. Se preparó para la reprimenda de alguno de sus profesores cuando, para su sorpresa, la pequeña figura que apareció no fue de otra si no de la princesa Frances.
El niño se mantuvo en su escondite, esperando ver qué haría la princesa. El lugar era pura calma, sólo roto por el arrullo del agua y el graznido de alguno de los patos en el estanque. Los patitos habían nacido hacía muy poco y su madre, siempre protectora, los cubrió con su ala ante la llegada de la presencia extraña.
El estanque de los patos siempre le había gustado, era un lugar apacible y poco transitado, dado que estaba más bien escondido y si querías un extra en el departamento de escondrijos, solo tenías que trepar al gran árbol a los pies del estanque. Nadie lo encontraba nunca allí. No obstante, cuando escuchó pasos acercándose bien pensó que aquel podría ser el día en que lo encontraran. Se preparó para la reprimenda de alguno de sus profesores cuando, para su sorpresa, la pequeña figura que apareció no fue de otra si no de la princesa Frances.
El niño se mantuvo en su escondite, esperando ver qué haría la princesa. El lugar era pura calma, sólo roto por el arrullo del agua y el graznido de alguno de los patos en el estanque. Los patitos habían nacido hacía muy poco y su madre, siempre protectora, los cubrió con su ala ante la llegada de la presencia extraña.
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Capítulo 1 The first time we met |
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Pese a estar emocionada por la idea de encontrar el lago y a aquellos patitos, Frances trataba de caminar despacio, con pasos delicados como los de su madre y sin llamar demasiado la atención. En parte también algo asustada por estar sola en un lugar desconocido.
Al fin llegó al lago, que era una de las cosas más bonitas que había visto en el reino, después de la biblioteca, claro. Se acercó con cuidado a la orilla, intentando distinguir a los patos, pero ellos parecían estar alerta. No quería que la atacasen, ni tampoco que se fueran lejos, así que se sentó despacio sobre la hierba fresca del lugar.
Fue ahí cuando sacó la servilleta que había cogido de la mesa y la abrió delante suya, aún había algunos trozos de galleta y todas las miguitas que había podido conseguir.
- ¿Tenéis hambre? -Preguntó a las aves, lanzando un trocito hacia la madre pato, para que le cayese cerca y así lo comiera y quisiera más.
Frances no se había dado cuenta de que alguien más allá de los animales presentes la observaba, se podía decir que pese a temer a los peligros, estaba demasiado acostumbrada a que todos cuidasen de ella y eso la volvía un poco descuidada... o quizá solo era una niña que no sabía prestar atención a esas cosas.
Al fin llegó al lago, que era una de las cosas más bonitas que había visto en el reino, después de la biblioteca, claro. Se acercó con cuidado a la orilla, intentando distinguir a los patos, pero ellos parecían estar alerta. No quería que la atacasen, ni tampoco que se fueran lejos, así que se sentó despacio sobre la hierba fresca del lugar.
Fue ahí cuando sacó la servilleta que había cogido de la mesa y la abrió delante suya, aún había algunos trozos de galleta y todas las miguitas que había podido conseguir.
- ¿Tenéis hambre? -Preguntó a las aves, lanzando un trocito hacia la madre pato, para que le cayese cerca y así lo comiera y quisiera más.
Frances no se había dado cuenta de que alguien más allá de los animales presentes la observaba, se podía decir que pese a temer a los peligros, estaba demasiado acostumbrada a que todos cuidasen de ella y eso la volvía un poco descuidada... o quizá solo era una niña que no sabía prestar atención a esas cosas.
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Conforme Frances se acercaba más al estanque y a los patos Chris fue saliendo del escondrijo que las ramas del árbol le proporcionaban. Vio a la pequeña lanzar el trozo de pan y, para su sorpresa, la desconfiada mamá pato aceptó la ofrenda. Curioso, avanzó más en la rama en la que estaba apoyado hasta, al final, acabar colgando boca abajo sujeto solo de las rodillas. La postura podría parecerle incómoda a cualquier otro, pero Chris tenía magia y la magia hacía cualquier cosa posible.
— Es raro que acepte comida de desconocidos. —habló, haciendo notar su presencia entonces.— Normalmente rehuye a casi todo el mundo, incluso a mí a veces. —calló un momento, pareciendo rumiar.— Excepto a mi tía Anna y a ti, al parecer. —lanzó una mirada a la pata que empezaba a compartir el pan con sus pequeños.
— ¿Cómo has encontrado este sitio? —preguntó entonces, a la par que se soltaba de la rama y caía en pie tras una presumida pirueta. Sí, intentaba lucirse ante la princesa, ¡no tenía nada de malo!
— Es raro que acepte comida de desconocidos. —habló, haciendo notar su presencia entonces.— Normalmente rehuye a casi todo el mundo, incluso a mí a veces. —calló un momento, pareciendo rumiar.— Excepto a mi tía Anna y a ti, al parecer. —lanzó una mirada a la pata que empezaba a compartir el pan con sus pequeños.
— ¿Cómo has encontrado este sitio? —preguntó entonces, a la par que se soltaba de la rama y caía en pie tras una presumida pirueta. Sí, intentaba lucirse ante la princesa, ¡no tenía nada de malo!
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Capítulo 1 The first time we met |
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Frances sabía que los animales se asustaban con facilidad, como le pasaba a ella muchas veces, así que era paciente. Se movía con cuidado a su alrededor y dejaba que vieran que no iba a hacerles ningún daño, solo quería compartir su espacio y su comida.
Y así, al parecer, consiguió hacerse amiga de la mamá pato.
Pero una voz familiar la hizo levantase rápidamente, asustada por lo repentino. Descubrió entonces al príncipe Christoffer colgando de una rama en una postura poco principesca. Casi temía que se fuera a caer, pero le había visto volar, así que solo se concentró en calmarse a sí misma.
El príncipe no parecía haberse dado cuenta de que la había asustado y solo hablaba de cómo actuaban aquellos patos asustadizos con los desconocidos y con la gente en general. Bueno, si aparecía así era normal que les asustase.
Se alisó un poco el vestido, que casi mostraba las enaguas por algún sitio por cómo se había levantado de rápido y le miró cuando le hizo aquella pregunta.
- La princesa Anna me ha dicho que podía venir. -Anunció, pensando en que era una mujer muy atenta y alegre.- Es un estanque muy bonito. -Intentó halagar algo de su castillo, la habían enseñado que siempre había que hablar bien de las cosas que se visitaban y aquella vez era verdad.- Creo que no sabía que estarías aquí. ¿Por qué estabas escondido?
Y así, al parecer, consiguió hacerse amiga de la mamá pato.
Pero una voz familiar la hizo levantase rápidamente, asustada por lo repentino. Descubrió entonces al príncipe Christoffer colgando de una rama en una postura poco principesca. Casi temía que se fuera a caer, pero le había visto volar, así que solo se concentró en calmarse a sí misma.
El príncipe no parecía haberse dado cuenta de que la había asustado y solo hablaba de cómo actuaban aquellos patos asustadizos con los desconocidos y con la gente en general. Bueno, si aparecía así era normal que les asustase.
Se alisó un poco el vestido, que casi mostraba las enaguas por algún sitio por cómo se había levantado de rápido y le miró cuando le hizo aquella pregunta.
- La princesa Anna me ha dicho que podía venir. -Anunció, pensando en que era una mujer muy atenta y alegre.- Es un estanque muy bonito. -Intentó halagar algo de su castillo, la habían enseñado que siempre había que hablar bien de las cosas que se visitaban y aquella vez era verdad.- Creo que no sabía que estarías aquí. ¿Por qué estabas escondido?
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Se acercó hasta la princesa, lanzando una mirada algo traicionada a la mamá pato que se alejaba ya con su pan y sus patitos. Tampoco podía culparla, juzgó, Frances era dulce y agradable, era normal que quisiera acercarse, a él le pasaba lo mismo.
— No es que estuviera escondiéndome… no del todo al menos. —intentó excusarse, aunque sabía que no estaba teniendo mucho éxito.— Es solo que no quería que nadie me encontrara. —acabó por responder, satisfecho consigo mismo, pese a que su respuesta carecía de casi todo sentido.
— Mi madre me ha dicho que debo disculparme con tu hermano. —confesó, sus facciones arrugadas en una mueca insatisfecha. No obstante, el príncipe Chambord no era el único con el que debía disculparse. También debía pedirle perdón a Frances, su madre le había hecho comprender, pero comprender era una cosa y actuar en consecuencia de sus errores era otra muy distinta.
— También contigo. Siento si te asusté con mi magia. —había arrepentimiento en su tono, algo que probablemente no lograría al disculparse con el hermano de la niña.— Mi madre me ha explicado lo que pensáis de la magia en tu hogar. —aunque a él le parecía que tenía que ser increíble poder transformarse en una bestia superfuerte, pero fue lo bastante inteligente como para callárselo.
— No es que estuviera escondiéndome… no del todo al menos. —intentó excusarse, aunque sabía que no estaba teniendo mucho éxito.— Es solo que no quería que nadie me encontrara. —acabó por responder, satisfecho consigo mismo, pese a que su respuesta carecía de casi todo sentido.
— Mi madre me ha dicho que debo disculparme con tu hermano. —confesó, sus facciones arrugadas en una mueca insatisfecha. No obstante, el príncipe Chambord no era el único con el que debía disculparse. También debía pedirle perdón a Frances, su madre le había hecho comprender, pero comprender era una cosa y actuar en consecuencia de sus errores era otra muy distinta.
— También contigo. Siento si te asusté con mi magia. —había arrepentimiento en su tono, algo que probablemente no lograría al disculparse con el hermano de la niña.— Mi madre me ha explicado lo que pensáis de la magia en tu hogar. —aunque a él le parecía que tenía que ser increíble poder transformarse en una bestia superfuerte, pero fue lo bastante inteligente como para callárselo.
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La joven princesa miró a Christoffer inclinando la cabeza hacia un lado. Tratando de entender cómo era posible estarse escondiendo o no del todo.
- Eso... suena como esconderse. -Comentó al escuchar lo de que no quería ser encontrado. En cierto modo, parecía una forma diferente de decir lo mismo. Aunque no entendía qué motivo podría tener un príncipe para querer ocultarse allí.
Juntó sus manos delante y las apretó un poquito al escuchar que iba a disculparse con François. Era evidente que tenían que pasar por eso. Pero no sabía si su hermano estaría dispuesto a poner una cara amable en la situación.
Levantó la vista cuando dijo que también se tenía que disculpar con ella y que le habían explicado todo.
- La magia hizo mucho daño a mis padres y a muchas personas a la que queremos. A todo el reino en realidad. -Explicó, no muy alto, porque era una historia muy triste que había escuchado muchas veces.- Pero te perdono. No tenías por qué saberlo.
Se atrevió a dar un pasito más en su dirección.- Además, yo no me asusté. Tu magia parecía divertida y no creo que fueras a hacerme daño. -Añadió con una ligera sonrisa.- Siento que François se pusiera así, pero siempre me cuida mucho y quizá creyó que podía caerme. -Su hermano la protegía y ella le adoraba por eso, suponía que desde fuera se veía de otro modo y por eso había gritado de esa forma al príncipe.
- Eso... suena como esconderse. -Comentó al escuchar lo de que no quería ser encontrado. En cierto modo, parecía una forma diferente de decir lo mismo. Aunque no entendía qué motivo podría tener un príncipe para querer ocultarse allí.
Juntó sus manos delante y las apretó un poquito al escuchar que iba a disculparse con François. Era evidente que tenían que pasar por eso. Pero no sabía si su hermano estaría dispuesto a poner una cara amable en la situación.
Levantó la vista cuando dijo que también se tenía que disculpar con ella y que le habían explicado todo.
- La magia hizo mucho daño a mis padres y a muchas personas a la que queremos. A todo el reino en realidad. -Explicó, no muy alto, porque era una historia muy triste que había escuchado muchas veces.- Pero te perdono. No tenías por qué saberlo.
Se atrevió a dar un pasito más en su dirección.- Además, yo no me asusté. Tu magia parecía divertida y no creo que fueras a hacerme daño. -Añadió con una ligera sonrisa.- Siento que François se pusiera así, pero siempre me cuida mucho y quizá creyó que podía caerme. -Su hermano la protegía y ella le adoraba por eso, suponía que desde fuera se veía de otro modo y por eso había gritado de esa forma al príncipe.
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Pese a no ser el momento indicado, no pudo evitar sonreír cuando Frances aseguró que no había tenido miedo. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que le había preocupado ese punto exacto. En Arendelle nadie temía a su magia, ya no al menos.
— Antes mi madre, y todo el pueblo, también temían a la magia. —explicó. Había cierta incredulidad en su tono, incapaz de imaginarse un Arendelle sin magia.— Pensaban que era mala y cuando mi madre la mostró sin querer al no controlarla lo congeló todo. La persiguieron y quisieron… matarla. —susurró la última palabra, tan horrible se le hacía.
— Quiero decir que… supongo que lo entiendo. —explicó, al final.— Pero mi tía Anna me dijo que lo que hace a la magia buena o mala es la persona que la utiliza y yo creo que tiene razón. —sentenció con la seguridad que solo Christoffer podía mostrar.— Y te prometo que yo soy bueno… casi todo el tiempo. —puestos a ser sinceros, debía serlo en todo.— Tal vez, cuando me conozcas más algún día consiga que a ti también te guste la magia.
Alargó entonces ambas manos y las entrelazó, cerró los ojos un momento y, cuando volvió a abrirlas había en su palma un copo de nieve, preservado dentro de una bola de hielo. Se lo tendió a la Frances, esperando que lo aceptara.
— Está frío, pero si lo he hecho bien no tendría que derretirse. Así tendrás un recuerdo de mí cuando vuelvas a casa.
— Antes mi madre, y todo el pueblo, también temían a la magia. —explicó. Había cierta incredulidad en su tono, incapaz de imaginarse un Arendelle sin magia.— Pensaban que era mala y cuando mi madre la mostró sin querer al no controlarla lo congeló todo. La persiguieron y quisieron… matarla. —susurró la última palabra, tan horrible se le hacía.
— Quiero decir que… supongo que lo entiendo. —explicó, al final.— Pero mi tía Anna me dijo que lo que hace a la magia buena o mala es la persona que la utiliza y yo creo que tiene razón. —sentenció con la seguridad que solo Christoffer podía mostrar.— Y te prometo que yo soy bueno… casi todo el tiempo. —puestos a ser sinceros, debía serlo en todo.— Tal vez, cuando me conozcas más algún día consiga que a ti también te guste la magia.
Alargó entonces ambas manos y las entrelazó, cerró los ojos un momento y, cuando volvió a abrirlas había en su palma un copo de nieve, preservado dentro de una bola de hielo. Se lo tendió a la Frances, esperando que lo aceptara.
— Está frío, pero si lo he hecho bien no tendría que derretirse. Así tendrás un recuerdo de mí cuando vuelvas a casa.
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Escuchó lo que el príncipe quería contarle. La historia de su madre y su magia, que había sido temida durante mucho tiempo en todo Arendelle. Cómo su falta de control había hecho mucho daño y todos pensaron que lo mejor era perseguirla y acabar con ella.
Conocía la historia, había preguntado a su madre cuando le dijeron que visitarían aquel reino y que habría magia. Le había dado miedo al principio, pero la reina Bella había explicado que era diferente en el caso de la Reina Elsa.
- Pero tu madre regresó para arreglar lo que su magia había hecho. -Expresó, dado que aquella era la conclusión que ella sacaba de la historia. Por qué la Reina Elsa era diferente de la terrible hechicera de su reino.- Cuando aquella bruja hechizó a mi padre, lo hizo a sabiendas de lo que hacía, y jamás regresó. Fue una maldición terrible y si mi madre no hubiera llegado... -Su padre podría haber muerto en su juventud, ni François ni ella habrían nacido. Todos los sirvientes seguirían transformados en objetos o habrían desaparecido para siempre.
- Quizá sea cierto lo que dice la princesa Anna. -Aceptó, podría ser, el problema era que su reino nunca había conocido a alguien que usara la magia para el bien, por eso estaba prohibida. Pero no sabía si podría gustarle la magia algún día, aún conociendo al príncipe más.
Entonces le vio unir sus manos y permaneció atenta, un poco recelosa, pero sin perder atención porque su curiosidad seguía llamándola para que no perdiera de vista lo que hacía. Cuando las separó, apareció ante ella una esfera cristalina en cuyo interior se conservaba un perfecto copo de nieve.
Apretó la mano un poco, dudando, pero terminó estirando sus dedos hasta el frío hielo para sostener la esfera en sus manos.- Es un regalo muy bonito. -Reconoció, pudiendo verla de cerca.- Intentaré conservarla. -Afirmó con una sonrisa, quizá debería esconderla entre sus pertenencias hasta que estuvieran a salvo en casa.- Lamento no tener un regalo igual, quizá si algún día visitas nuestro reino... -Aunque su reino era conocido por las rosas, las más hermosas, pero perecederas... no habría forma de que él pudiera conservarla. Tendría que pensar un poco más en ello.
Conocía la historia, había preguntado a su madre cuando le dijeron que visitarían aquel reino y que habría magia. Le había dado miedo al principio, pero la reina Bella había explicado que era diferente en el caso de la Reina Elsa.
- Pero tu madre regresó para arreglar lo que su magia había hecho. -Expresó, dado que aquella era la conclusión que ella sacaba de la historia. Por qué la Reina Elsa era diferente de la terrible hechicera de su reino.- Cuando aquella bruja hechizó a mi padre, lo hizo a sabiendas de lo que hacía, y jamás regresó. Fue una maldición terrible y si mi madre no hubiera llegado... -Su padre podría haber muerto en su juventud, ni François ni ella habrían nacido. Todos los sirvientes seguirían transformados en objetos o habrían desaparecido para siempre.
- Quizá sea cierto lo que dice la princesa Anna. -Aceptó, podría ser, el problema era que su reino nunca había conocido a alguien que usara la magia para el bien, por eso estaba prohibida. Pero no sabía si podría gustarle la magia algún día, aún conociendo al príncipe más.
Entonces le vio unir sus manos y permaneció atenta, un poco recelosa, pero sin perder atención porque su curiosidad seguía llamándola para que no perdiera de vista lo que hacía. Cuando las separó, apareció ante ella una esfera cristalina en cuyo interior se conservaba un perfecto copo de nieve.
Apretó la mano un poco, dudando, pero terminó estirando sus dedos hasta el frío hielo para sostener la esfera en sus manos.- Es un regalo muy bonito. -Reconoció, pudiendo verla de cerca.- Intentaré conservarla. -Afirmó con una sonrisa, quizá debería esconderla entre sus pertenencias hasta que estuvieran a salvo en casa.- Lamento no tener un regalo igual, quizá si algún día visitas nuestro reino... -Aunque su reino era conocido por las rosas, las más hermosas, pero perecederas... no habría forma de que él pudiera conservarla. Tendría que pensar un poco más en ello.
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El niño sonrió, aliviado, cuando la pequeña tomó su regalo entre las manos. Permaneció en silencio unos instantes, dejando que contemplase su trabajo. Chistó ante la mención de la niña a su falta de regalo propio. No era necesario, aunque sabía por las aburridas enseñanzas de protocolo, que siempre se debía hacer un regalo a cambio. No quería que Frances se sintiera mal por ello así que se le ocurrió rápidamente una idea.
— Puedes hacerme un regalo en forma de promesa. —ofreció la idea con alegría.— Prométeme que cuando vuelvas a Rousellion me escribirás y cuando yo te responda, tendrás que escribirme de vuelta. —era difícil saber si tendría la disciplina de sentarse a escribir una carta, era bien sabido que el príncipe era de distracción rápida. Pero lo haría por Frances.
— Y, algún día, cuando seamos mayores y pueda visitar Rousellion me lo podrás enseñar. —sus reinos estaban lejos y Christoffer sabía bien que una vez Frances y su familia se fueran pasaría mucho tiempo antes de volverse a ver cara a cara, peor ya anhelaba aquel momento.— Yo también te enseñaré lo mucho que he mejorado con la magia. Ya verás, esto no será nada en comparación con lo que seré capaz de hacer entonces.—calló un momento, percatándose de que tal vez iba a volver a asustarla se apresuró a aclarar.— Pero será solo para cosas buenas, ¡por supuesto!
Por un momento se permitió imaginar ese momento dentro de unos años, que en la mente de un niño bien podía ser una eternidad.
— Es una promesa. —sentenció y, de alguna manera, ya no hubo marcha atrás.
— Puedes hacerme un regalo en forma de promesa. —ofreció la idea con alegría.— Prométeme que cuando vuelvas a Rousellion me escribirás y cuando yo te responda, tendrás que escribirme de vuelta. —era difícil saber si tendría la disciplina de sentarse a escribir una carta, era bien sabido que el príncipe era de distracción rápida. Pero lo haría por Frances.
— Y, algún día, cuando seamos mayores y pueda visitar Rousellion me lo podrás enseñar. —sus reinos estaban lejos y Christoffer sabía bien que una vez Frances y su familia se fueran pasaría mucho tiempo antes de volverse a ver cara a cara, peor ya anhelaba aquel momento.— Yo también te enseñaré lo mucho que he mejorado con la magia. Ya verás, esto no será nada en comparación con lo que seré capaz de hacer entonces.—calló un momento, percatándose de que tal vez iba a volver a asustarla se apresuró a aclarar.— Pero será solo para cosas buenas, ¡por supuesto!
Por un momento se permitió imaginar ese momento dentro de unos años, que en la mente de un niño bien podía ser una eternidad.
— Es una promesa. —sentenció y, de alguna manera, ya no hubo marcha atrás.
*FIN DEL CAPÍTULO*
Christoffer — Arendelle — con Frances
Everybody wants to be my enemy. Spare the sympathy, look out for yourself. I'll never be a saint, no way
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Capítulo 2 Through letters and time |
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Frances no sabía muy bien por qué, pero había ocultado la esfera de hielo mágico a su familia. Sabía lo que pensaban de la magia y temía que se la quitasen, incluso cuando había sido un bonito regalo de un amigo.
Cuando llegó a casa, la escondió en un pequeño cofre que adornaba una de las grandes estanterías de su dormitorio. Allí nadie la buscaría y solo la sacaría en ocasiones especiales, como en los momentos que dedicara a escribir las cartas que había prometido para el príncipe Christoffer.
Estimado príncipe de Arendelle,
Escribo la primera de mis cartas cuando he llegado ya a casa. Rousellion está en plena primavera y las rosas adornaban toda la avenida mientras el carruaje nos traía de vuelta al castillo. No puedo mandarte ninguna para enseñartela porque se secará antes de llegar y no sería un bonito regalo.
Así que solo puedo aún corresponder el que me hiciste con las cartas que pediste.
No tengo mucho que contar por ahora, el viaje ha sido muy tranquilo y agradable. François me ha enseñado un juego de cartas nuevo, pero todavía no he podido ganarle salvo cuando me ha dejado hacerlo. Se le dan demasiado bien esas cosas, aunque a veces creo que hace trampas.
He encontrado un bonito sitio en el que guardar la esfera de hielo, así no le pasará nada malo.
Espero que todos estéis bien.
Un saludo,
Frances
Cuando llegó a casa, la escondió en un pequeño cofre que adornaba una de las grandes estanterías de su dormitorio. Allí nadie la buscaría y solo la sacaría en ocasiones especiales, como en los momentos que dedicara a escribir las cartas que había prometido para el príncipe Christoffer.
Estimado príncipe de Arendelle,
Escribo la primera de mis cartas cuando he llegado ya a casa. Rousellion está en plena primavera y las rosas adornaban toda la avenida mientras el carruaje nos traía de vuelta al castillo. No puedo mandarte ninguna para enseñartela porque se secará antes de llegar y no sería un bonito regalo.
Así que solo puedo aún corresponder el que me hiciste con las cartas que pediste.
No tengo mucho que contar por ahora, el viaje ha sido muy tranquilo y agradable. François me ha enseñado un juego de cartas nuevo, pero todavía no he podido ganarle salvo cuando me ha dejado hacerlo. Se le dan demasiado bien esas cosas, aunque a veces creo que hace trampas.
He encontrado un bonito sitio en el que guardar la esfera de hielo, así no le pasará nada malo.
Espero que todos estéis bien.
Un saludo,
Frances
Frances — Rousellion — con Christoffer
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Capítulo 2 Through letters and time |
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Encontró la primera carta de Frances esperándolo en su habitación, entre las manos de su tía Anna. La mujer estaba sentada en su cama, sonriéndole con cierta picardía mientras agitaba ligeramente el sobre. Cuando Chris intentó tomarlo ella movió la mano, chinchando antes de dársela.
— Supongo que es de la princesa, no veo al joven Du Chambord invirtiendo tiempo en enviarte una carta. Aunque quién sabe, quizás los niños os hacéis amigos así ahora. —bromeó y Chris le sacó la lengua.
— No creo ni que sepa escribir. —refunfuñó a la par que rompía el sello de cera y empezaba a leer. No tardó en sentarse para escribir una respuesta.
Estimada Frances,
Me alegro que la vuelta a casa haya ido bien, madre me dijo que tardaríais varias semanas en llegar. Yo nunca he viajado tan lejos, espero que no te aburrieras en el trayecto.
Yo he empezado con mis clases de esgrima, madre dice que es un arte que, como futuro rey, debo dominar, aunque admito que no me interesa demasiado. Prefiero las clases de magia, aunque supongo que no es una sorpresa.
Siento que no puedas enviarme esa rosa, supongo que tendré que esperar para verlas el día en que pueda visitarte en Roussellion.
Escríbeme pronto, me ha alegrado mucho recibir tu carta. Mi tía Anna me la ha entregado, ¿la recuerdas? Te envía saludos.
Chris
P.D.: Tal vez cuando volvamos a vernos podrías enseñarme ese juego de cartas e intentar hacer frente juntos a tu hermano en el.
— Supongo que es de la princesa, no veo al joven Du Chambord invirtiendo tiempo en enviarte una carta. Aunque quién sabe, quizás los niños os hacéis amigos así ahora. —bromeó y Chris le sacó la lengua.
— No creo ni que sepa escribir. —refunfuñó a la par que rompía el sello de cera y empezaba a leer. No tardó en sentarse para escribir una respuesta.
Estimada Frances,
Me alegro que la vuelta a casa haya ido bien, madre me dijo que tardaríais varias semanas en llegar. Yo nunca he viajado tan lejos, espero que no te aburrieras en el trayecto.
Yo he empezado con mis clases de esgrima, madre dice que es un arte que, como futuro rey, debo dominar, aunque admito que no me interesa demasiado. Prefiero las clases de magia, aunque supongo que no es una sorpresa.
Siento que no puedas enviarme esa rosa, supongo que tendré que esperar para verlas el día en que pueda visitarte en Roussellion.
Escríbeme pronto, me ha alegrado mucho recibir tu carta. Mi tía Anna me la ha entregado, ¿la recuerdas? Te envía saludos.
Chris
P.D.: Tal vez cuando volvamos a vernos podrías enseñarme ese juego de cartas e intentar hacer frente juntos a tu hermano en el.
Chris— Arendelle — Dos meses después
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