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Dom Oct 25, 2020 4:58 pm por Freyja
Recuerdo del primer mensaje :
“
Someday out of the blue
Out destiny will always be connected
”
Ascendencia francesa, ascendencia irlandesa. Slytherin, Gryffindor. Siempre rodeada de gente, siempre rodeada de criaturas. Todo risas y desenfado, semblante sereno y prudencia. Pero sus destinos están conectados desde hace mucho tiempo, y lo seguirán estando toda la vida.
William Gallia y Arnold O'Donnell, ambos Ravenclaw, se hicieron buenos amigos desde el primer día, por lo que tras un verano sin verse, la reunión en el andén cuando estaban a punto de comenzar su segundo año fue muy alegre e intensa. Y esa fue la primera vez que sus hermanas pequeñas se conocieron y cruzaron una mirada que se quedaría en su recuerdo para siempre, incluso muchos años después, cuando Erin estaba ya en su tercer año y Violet comenzaba primero. Una mirada que marcaría el comienzo de una aventura que no siempre han vivido juntas, pero cuyos caminos las han llevado a cruzarse la una con la otra una y otra vez.
Han vivido tantas cosas juntas que los años no han podido borrar eso, a pesar de que sea tan lejano el momento en el que abandonaran el Colegio. Ambas han recorrido el mundo, encontrándose una y otra vez, y de nuevo se encontraban al volver a su hogar. Un destino unido no se puede quebrar con tanta facilidad. Ni los años, ni la distancia. Menos cuando sus familias se empeñan una y otra vez en encontrarse.
William Gallia y Arnold O'Donnell, ambos Ravenclaw, se hicieron buenos amigos desde el primer día, por lo que tras un verano sin verse, la reunión en el andén cuando estaban a punto de comenzar su segundo año fue muy alegre e intensa. Y esa fue la primera vez que sus hermanas pequeñas se conocieron y cruzaron una mirada que se quedaría en su recuerdo para siempre, incluso muchos años después, cuando Erin estaba ya en su tercer año y Violet comenzaba primero. Una mirada que marcaría el comienzo de una aventura que no siempre han vivido juntas, pero cuyos caminos las han llevado a cruzarse la una con la otra una y otra vez.
Han vivido tantas cosas juntas que los años no han podido borrar eso, a pesar de que sea tan lejano el momento en el que abandonaran el Colegio. Ambas han recorrido el mundo, encontrándose una y otra vez, y de nuevo se encontraban al volver a su hogar. Un destino unido no se puede quebrar con tanta facilidad. Ni los años, ni la distancia. Menos cuando sus familias se empeñan una y otra vez en encontrarse.
Violet
Gallia
Slytherin | Reportera de El Profeta | Freya Allan/Clemence Poesy | Ivanka |
Erin
O'Donnell
Gryffindor | Magizoologa | Mackenzie Foy/Jessica Chastain | Freyja |
Cronologia
Capitulos
1x1 | Inspired - Libros | Spin off El pájaro en el espino (Harry Potter Universe) |
XIII
- Tablilla de rol:
- Código:
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<div style="background:#F5B648;" class="sckcomciup"><div class="sckcomup">“</div></div>
<div class="scktitsq"><div class="scktit">TITULO</div><div class="sckstit">SUBTITULO</div><div style="background:#F5B648;" class="sckcomcidw"><div class="sckcomdw">”</div></div>
<div class="scktxt">TU TEXTO VA POR AQUÍ...
</div></div>
<div class="sckdwdtsq1"><table class="sckdwdttb"><td><div class="sckdotdt"><div class="sckshdtdot1">¿QUIÉN?</div></div></td><td><div class="sckdotdt"><div class="sckshdtdot2">¿DONDE?</div></div></td><td><div class="sckdotdt"><div class="sckshdtdot3">¿CUANDO?</div></div></td></table>
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Última edición por Freyja el Dom Mayo 15, 2022 6:31 pm, editado 1 vez

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Jue Oct 20, 2022 11:36 pm por Ivanka
“
Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Agarrarse a las palabras de Erin era realmente, porque decía muy pocas. Aunque hablara con aquellos ojazos suyos, y Violet siempre estuviera dispuesta a escucharla… Excepto cuando le daba miedo. Cuando temía como la niña buena que nunca fue, que la única persona que nunca la había juzgado le dijera “no más”. Podría ocurrir, no se le escapaba, y quizá debería hacer algo al respecto. O podría seguir como los caballos a los que les ponían parches en los ojos para que solo mirara hacia delante y siguiera caminando. Y hacia Erin caminaría ella. Hacia sus labios y su cuerpo que iba descubriendo poco a poco. — Yo también te echaba de menos. — Contestó con una sonrisa satisfecha. No había nadie como Erin para ella, esa era la verdad, aunque intentara borrar ese cabello del color del fuego y las pecas de su piel a base de conocer otros cabellos y otras pieles. Ninguna como aquella, y eso era preocupante hasta cierto punto si pensaba en la cantidad de años que habían pasado así. Se quedó mirándola cuando dijo lo de las ausencias. Si Erin supiera que ya no era como cuando eran jóvenes, que huía del compromiso y quería vivir la vida, que ahora simplemente huía porque no sabía cómo volver, así que seguía huyendo, y no precisamente por ella, si no por todo lo que pasaba en su casa… — Somos complicadas, preciosa… — Dijo con un poco de pesar. — Solo tú y yo sabemos desenredar todo lo que está enredado. — Al menos entre ellas, cada vez que se encontraban.
Pero no había nada que pensar si su pelirroja le decía que la nublaba. — Oh… Si eso es bueno, me gusta. — Siguió quitándole el bañador y se dejó sacar el bikini con una sonrisa entre besos. — Me gusta sacar la Erin atrevida que me quita el bikini. — Dijo con una risita, tirándola sobre la cama y poniéndose sobre ella. — Erin… Qué irresistible eres cuando te veo así. — Y eran ya muy diferentes a la primera vez que se vieron así… Pero seguía sintiendo en su interior todo aquello como si fuera aquel día. Pasó la mano por sus pechos salpicado de pequitas y su piel tan blanquísima. — ¿Quién no se perdería aquí? — Preguntó antes de bajar a besarlos con delicadeza y deleite, mientras bajaba la mano por su cintura. — Te deseo tanto… — Susurró sobre su piel antes de buscar su entrepierna con la mano que había ido bajando. Sí, se conocerían mejor que nadie, pero no perdía la magia empezar todo aquello, explorarla, por muchas veces que lo hubiera hecho.
Pero no había nada que pensar si su pelirroja le decía que la nublaba. — Oh… Si eso es bueno, me gusta. — Siguió quitándole el bañador y se dejó sacar el bikini con una sonrisa entre besos. — Me gusta sacar la Erin atrevida que me quita el bikini. — Dijo con una risita, tirándola sobre la cama y poniéndose sobre ella. — Erin… Qué irresistible eres cuando te veo así. — Y eran ya muy diferentes a la primera vez que se vieron así… Pero seguía sintiendo en su interior todo aquello como si fuera aquel día. Pasó la mano por sus pechos salpicado de pequitas y su piel tan blanquísima. — ¿Quién no se perdería aquí? — Preguntó antes de bajar a besarlos con delicadeza y deleite, mientras bajaba la mano por su cintura. — Te deseo tanto… — Susurró sobre su piel antes de buscar su entrepierna con la mano que había ido bajando. Sí, se conocerían mejor que nadie, pero no perdía la magia empezar todo aquello, explorarla, por muchas veces que lo hubiera hecho.
Violet Gallia | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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- El Pájaro en el espino, el comienzo:
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Alice Gallia
Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime[/center]
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Sáb Oct 22, 2022 6:09 pm por Freyja
“
Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Erin era muy inteligente para las criaturas, pero no era especialmente espabilada para detectar los tonos, las frases veladas, las bromas o cualquier otra cualidad del comportamiento humano. Las intenciones de los otros, habitualmente, se le escapaban, no terminaba de conocer al ser humano tan bien como al animal. Pero con Violet... era aún peor. Creía conocerla, quería conocerla. Quería pensar que esos treinta años de querer ser una con ella, de darle lo que no le daba a nadie, le daban un conocimiento privilegiado de ese animal exótico y casi mitológico por momentos que era Violet Gallia. Ni por un asomo. Cuando le hablaba, a veces, se encontraba absolutamente perdida. Perdida por ella, claro estaba. Y perdida en general.
Por eso apenas dobló una sonrisilla, que resultó con un toque tan amargo como quería pensar que llevaban implícito esas palabras. Sí, eran complicadas, las dos, más aún cuando estaban la una con la otra. Respiró hondo, lo cual le costaba por lo acelerada que se estaba volviendo ya su respiración en esos momentos, pero lo necesitaba para callarse todo lo que ni siquiera sabía decir. Rio entre dientes, pero no dijo nada. ¿Sabían desenredar lo enredado? ¿Seguro? Ella sentía que, a cada vez que se veían, solo lo enredaban más. Pero ojalá pudiera ser más firme en sus determinaciones...
Sus siguientes palabras despejaron sus nubarrones y le sacaron una risita. - Ni que fuera la primera vez. - Susurró, absurdamente tímida. Sí, se habían desnudado ya demasiadas veces la una a la otra como para que fuera una novedad, aunque el simple roce siguiera despertando en ella las mismas sensaciones del primer día. Se dejó tumbar, conteniendo el aliento, viéndola como se ponía sobre ella y notando su corazón acelerarse por segundos. Sus palabras le provocaron un escalofrío. Cuando le decía esas cosas, la desarmaba por completo, la dejaba muda y a su merced, para que hiciera con ella lo que quisiera hacer... como llevaba haciendo más de media vida. Sus caricias la hicieron suspirar y cerrar los ojos, pero su siguiente pregunta sí que le hizo hablar. - Tú... - Susurró. - Solo tú... - No había quedado muy conectado a la respuesta, pero demasiado que había logrado decir algo, algo que había salido de su propia alma. Solo Violet, ella era la única que querría perderse ahí, en su piel. Si alguien más lo había pretendido en todo aquel tiempo, desde luego se había chocado contra un muro absurdo, tan absurdo que ni su propietaria había captado el golpe. La vida de Erin se limitaba a tres cosas: su familia, sus criaturas, y Violet. Nada ni nadie más tenía cabida en ella.
El contacto en su entrepierna la hizo arquearse, entreabriendo los labios para suspirar. - Vivi... - Susurró, casi suplicante. Agarró sus mejillas. - Bésame. - Y eso sí que era una súplica. Porque esa mujer no se imaginaba el placer que era capaz de darle al tiempo que la hacía sufrir. Se estaba tirando de cabeza a una situación que sabía de sobra que era peligrosa y de la que iba a salir magullada. Pero ella era Gryffindor ¿no? Quién sino alguien de su casa haría algo así. Se llevaría los frutos de aquello. Y lo de pensar en las consecuencias, si eso, para otro momento.
Por eso apenas dobló una sonrisilla, que resultó con un toque tan amargo como quería pensar que llevaban implícito esas palabras. Sí, eran complicadas, las dos, más aún cuando estaban la una con la otra. Respiró hondo, lo cual le costaba por lo acelerada que se estaba volviendo ya su respiración en esos momentos, pero lo necesitaba para callarse todo lo que ni siquiera sabía decir. Rio entre dientes, pero no dijo nada. ¿Sabían desenredar lo enredado? ¿Seguro? Ella sentía que, a cada vez que se veían, solo lo enredaban más. Pero ojalá pudiera ser más firme en sus determinaciones...
Sus siguientes palabras despejaron sus nubarrones y le sacaron una risita. - Ni que fuera la primera vez. - Susurró, absurdamente tímida. Sí, se habían desnudado ya demasiadas veces la una a la otra como para que fuera una novedad, aunque el simple roce siguiera despertando en ella las mismas sensaciones del primer día. Se dejó tumbar, conteniendo el aliento, viéndola como se ponía sobre ella y notando su corazón acelerarse por segundos. Sus palabras le provocaron un escalofrío. Cuando le decía esas cosas, la desarmaba por completo, la dejaba muda y a su merced, para que hiciera con ella lo que quisiera hacer... como llevaba haciendo más de media vida. Sus caricias la hicieron suspirar y cerrar los ojos, pero su siguiente pregunta sí que le hizo hablar. - Tú... - Susurró. - Solo tú... - No había quedado muy conectado a la respuesta, pero demasiado que había logrado decir algo, algo que había salido de su propia alma. Solo Violet, ella era la única que querría perderse ahí, en su piel. Si alguien más lo había pretendido en todo aquel tiempo, desde luego se había chocado contra un muro absurdo, tan absurdo que ni su propietaria había captado el golpe. La vida de Erin se limitaba a tres cosas: su familia, sus criaturas, y Violet. Nada ni nadie más tenía cabida en ella.
El contacto en su entrepierna la hizo arquearse, entreabriendo los labios para suspirar. - Vivi... - Susurró, casi suplicante. Agarró sus mejillas. - Bésame. - Y eso sí que era una súplica. Porque esa mujer no se imaginaba el placer que era capaz de darle al tiempo que la hacía sufrir. Se estaba tirando de cabeza a una situación que sabía de sobra que era peligrosa y de la que iba a salir magullada. Pero ella era Gryffindor ¿no? Quién sino alguien de su casa haría algo así. Se llevaría los frutos de aquello. Y lo de pensar en las consecuencias, si eso, para otro momento.
Erin O'Donnell | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Lun Oct 24, 2022 10:10 am por Ivanka
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
No, no era para nada la primera vez, pero cuando las espaciaban tanto como había pasado en aquel último año de locura, se sentía un poco de ese nerviosismo y esa necesidad que sentía cuando era mucho más joven y no tenía ni idea si aquello que estaba haciendo con la única persona que le importaba realmente era buena idea. Lo bueno de casi veinte años de experiencia es que sabía que sí, era buenísima idea, y las reacciones de Erin se lo confirmaban. “Solo tú” decía. Sí, solo ellas sabían sacar ciertas cosas la una de la otra. El anhelo de perderse en esa piel y solo en esa, para siempre. Si mientras estaban así, solas en aquel cuarto, solo la una para la otra, todo parecía muy lógico. El problema estaba al salir, al pensar seriamente en cómo hacerlo funcionar.
— Erin… — Susurró, tentativa, a modo de contestación a esa llamada de su nombre, empezando a descontrolarse como a ella le gustaba. Se dejó subir por las manos de Erin y le devolvió apasionadamente el beso, acariciando su mejilla con la mano libre, enredándose en su cabello. — Adoro este pelo… — Dijo con una risita hundiendo más la mano en él. — Adoro a su dueña entera. — Se encajó entre sus piernas sin dejar de besarla y tiró de Erin, hasta sentarla sobre su regazo. — ¿Cómo puedes ser tan irresistible, pelirroja? — Es que se emborrachaba de ella, se volvía loca paseando sus manos por su piel, se descontrolaba y solo deseaba más y más de ella. Aún se preguntaba cómo había hecho las primeras veces para no abrumarla con el ímpetu que le provocaba.
Y ya absolutamente llevada por la pasión susurró. — ¿Solo quieres que te bese, pelirroja? — Y bajó los besos por su cuello hasta su pecho, apretándola contra ella, queriendo sentir cada centímetro de Erin que pudiera. — Porque puedo hacerlo… Por todas partes… — Dijo con una sonrisa maliciosa antes de bajar por su cuerpo aún más. Pero antes de meterse entre sus piernas, alzó una mano y acarició su barbilla. — Cómo me gusta que esos ojitos me miren mientras hago esto. — Y llegó a su entrepierna, acariciándola con la lengua sin dejar de mirarla, disfrutando por fin de lo que llevaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir deseando.
— Erin… — Susurró, tentativa, a modo de contestación a esa llamada de su nombre, empezando a descontrolarse como a ella le gustaba. Se dejó subir por las manos de Erin y le devolvió apasionadamente el beso, acariciando su mejilla con la mano libre, enredándose en su cabello. — Adoro este pelo… — Dijo con una risita hundiendo más la mano en él. — Adoro a su dueña entera. — Se encajó entre sus piernas sin dejar de besarla y tiró de Erin, hasta sentarla sobre su regazo. — ¿Cómo puedes ser tan irresistible, pelirroja? — Es que se emborrachaba de ella, se volvía loca paseando sus manos por su piel, se descontrolaba y solo deseaba más y más de ella. Aún se preguntaba cómo había hecho las primeras veces para no abrumarla con el ímpetu que le provocaba.
Y ya absolutamente llevada por la pasión susurró. — ¿Solo quieres que te bese, pelirroja? — Y bajó los besos por su cuello hasta su pecho, apretándola contra ella, queriendo sentir cada centímetro de Erin que pudiera. — Porque puedo hacerlo… Por todas partes… — Dijo con una sonrisa maliciosa antes de bajar por su cuerpo aún más. Pero antes de meterse entre sus piernas, alzó una mano y acarició su barbilla. — Cómo me gusta que esos ojitos me miren mientras hago esto. — Y llegó a su entrepierna, acariciándola con la lengua sin dejar de mirarla, disfrutando por fin de lo que llevaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir deseando.
Violet Gallia | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Mar Oct 25, 2022 9:03 pm por Freyja
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Si encima Violet, esa Violet, la Violet que se vendía a sí misma como libre, solo de ella misma y de nadie más, empezaba a piropearla de esa forma... Ah, era tan probable que solo le estuviera regalando el oído para derretirla, para desatarla, para sacar de ella lo que sabía que iba a sacar. Pero, en esos momentos, no podía pensar en si era buena idea dejarse vencer tan pronto o no. Necesitaba sentirla, la echaba de menos. Y sí, se iba a derretir con cada palabra de ella, se derritió, de hecho. Se encogió un poco con una sonrisa tímida y casi ruborizada, pero sus ojos se fueron al cuerpo de la mujer sobre ella y tuvo que contener un suspiro. Lo dicho, la anulaba. Y ella se dejaba gustosa.
Tan entregada estaba que Vivi hacía con ella lo que quería, y tiró de su cuerpo, acercándola más y haciéndola contener un jadeo. - ¿Yo? - Fue la única tontería que atinó a decir cuando la llamó irresistible. Sí, tontería, porque menuda respuesta. Toda la labia que tenía Violet... Erin parecía muda, y desde luego para decir esas cosas, casi mejor que lo fuese. Pero si de normal le costaba formular la frase adecuada, en esa situación... Y lo peor era que la otra lo sabía, y aún así, parecía divertirse con ello. Y pensar que era irresistible cuando no era más que una boba en sus manos. O quizás solo le estaba regalando el oído otra vez...
La pregunta la hizo jadear de nuevo, buscar sus ojos y, en un gesto leve, negar con la cabeza. Ella nunca quería que solo la besara, ella querría más cosas, pero Violet no se las quería dar. O eso pensaba ella, no es como que hubieran hablado mucho del tema... porque no habían querido, porque en treinta años habían tenido tiempo más que suficiente. Su respiración empezaba a descontrolarse por sus besos y sus ojos se cerraban, mientras se abrazaba a ella como si fuera su tabla de salvación en mitad del océano. Y Violet seguía hablando... y provocándola con cada palabra que decía... hasta que vio el camino que tomaba y sintió que todo su cuerpo se tensaba en anticipación. - Hazlo. - Pidió en un susurro, casi un ruego. - Por favor. - Por favor no te vayas, quería decir, pero lo dejaría ahí, y se conformaría con pedirle que siguiera haciendo lo que claramente quería hacer, y que Erin también deseaba que hiciera. Pero Violet era retadora, y Erin no era tan valiente como debía ser, porque notó como sus mejillas se encendían cuando le dijo que le gustaba cuando la miraba... que idiota era, ella que, después de tantos años, seguía sintiendo vergüenza al hacerlo. De hecho, la miró fugazmente, y tan pronto la vio descender echó la cabeza hacia atrás. No es como que cerrara los ojos a propósito, no pudo evitarlo, porque el placer empezó a invadirla nada más sentir sus caricias, arqueando su cuerpo y buscando tocarla, enredar sus dedos en su pelo y acariciar sus brazos, mientras se mordía los labios como si, a esas alturas, dejar los gemidos salir la fuera a delatar en algo que no supieran ya las dos. De hecho, no le duró demasiado la contención. Ahora sí que sentía que estaba donde tenía que estar, en el lugar al que pertenecía realmente. Como siempre que estaba con Violet.
Tan entregada estaba que Vivi hacía con ella lo que quería, y tiró de su cuerpo, acercándola más y haciéndola contener un jadeo. - ¿Yo? - Fue la única tontería que atinó a decir cuando la llamó irresistible. Sí, tontería, porque menuda respuesta. Toda la labia que tenía Violet... Erin parecía muda, y desde luego para decir esas cosas, casi mejor que lo fuese. Pero si de normal le costaba formular la frase adecuada, en esa situación... Y lo peor era que la otra lo sabía, y aún así, parecía divertirse con ello. Y pensar que era irresistible cuando no era más que una boba en sus manos. O quizás solo le estaba regalando el oído otra vez...
La pregunta la hizo jadear de nuevo, buscar sus ojos y, en un gesto leve, negar con la cabeza. Ella nunca quería que solo la besara, ella querría más cosas, pero Violet no se las quería dar. O eso pensaba ella, no es como que hubieran hablado mucho del tema... porque no habían querido, porque en treinta años habían tenido tiempo más que suficiente. Su respiración empezaba a descontrolarse por sus besos y sus ojos se cerraban, mientras se abrazaba a ella como si fuera su tabla de salvación en mitad del océano. Y Violet seguía hablando... y provocándola con cada palabra que decía... hasta que vio el camino que tomaba y sintió que todo su cuerpo se tensaba en anticipación. - Hazlo. - Pidió en un susurro, casi un ruego. - Por favor. - Por favor no te vayas, quería decir, pero lo dejaría ahí, y se conformaría con pedirle que siguiera haciendo lo que claramente quería hacer, y que Erin también deseaba que hiciera. Pero Violet era retadora, y Erin no era tan valiente como debía ser, porque notó como sus mejillas se encendían cuando le dijo que le gustaba cuando la miraba... que idiota era, ella que, después de tantos años, seguía sintiendo vergüenza al hacerlo. De hecho, la miró fugazmente, y tan pronto la vio descender echó la cabeza hacia atrás. No es como que cerrara los ojos a propósito, no pudo evitarlo, porque el placer empezó a invadirla nada más sentir sus caricias, arqueando su cuerpo y buscando tocarla, enredar sus dedos en su pelo y acariciar sus brazos, mientras se mordía los labios como si, a esas alturas, dejar los gemidos salir la fuera a delatar en algo que no supieran ya las dos. De hecho, no le duró demasiado la contención. Ahora sí que sentía que estaba donde tenía que estar, en el lugar al que pertenecía realmente. Como siempre que estaba con Violet.
Erin O'Donnell | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Jue Nov 03, 2022 10:58 am por Ivanka
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Tuvo que reírse, mientras seguía acariciando el cuerpo de Erin, cuando hizo aquella pregunta. — Pues sí, tú… — Ladeó la sonrisa y la miró a los ojos. — ¿No te parece que no puedo resistirme a ti? — Llevó su mano a su centro y siguió acariciándola, explorándola como si no lo hubiera hecho nunca. — ¿No ves que ahora solo existo para ti? — Susurró ardientemente, porque cada vez estaba más excitada, sin dejar de acariciarla. Con la otra mano, le sujetó la mejilla, haciéndola mirarla y rio un poco. — De verdad no te das cuenta de lo hermosa que eres… Lo hipnótica que te vuelves cuando estás así… —
Y entonces aquella petición “hazlo”, y lo único que le hacía falta a Vivi era que precisamente Erin se lo pidiera. Volvió a descender los besos por su piel para llegar donde estaba antes, entregándose a acariciar a Erin con su lengua, sintiendo cómo ardía por dentro mientras lo hacía, porque no había nada que le hiciera sentir mejor y más completa por dentro que notar cómo llevaba a Erin al placer. Y sentía que era lo mínimo que podía hacer por ella, ponerla así, darle algo tan placentero, por todo el tiempo que no estaba entre sus brazos, por cada despedida desde que dejaran Hogwarts, por cada duda que habían plantado en la mente de la otra.
Pero necesitaba más, quería un poquito más de Erin, y trepó por su cuerpo, colocándose entre sus piernas y tirando de ella para acabar sentadas, entrecruzadas, haciéndola suspirar por el mero roce de sus cuerpos. — La mujer más hipnotizante del mundo eres tú. — Susurró, poniendo su rostro contra el de ella mientras empezaba a moverse para sentirla un poco más. — Date cuenta de una vez. — Y volvió a besarla mientras aumentaba el ritmo.
Y entonces aquella petición “hazlo”, y lo único que le hacía falta a Vivi era que precisamente Erin se lo pidiera. Volvió a descender los besos por su piel para llegar donde estaba antes, entregándose a acariciar a Erin con su lengua, sintiendo cómo ardía por dentro mientras lo hacía, porque no había nada que le hiciera sentir mejor y más completa por dentro que notar cómo llevaba a Erin al placer. Y sentía que era lo mínimo que podía hacer por ella, ponerla así, darle algo tan placentero, por todo el tiempo que no estaba entre sus brazos, por cada despedida desde que dejaran Hogwarts, por cada duda que habían plantado en la mente de la otra.
Pero necesitaba más, quería un poquito más de Erin, y trepó por su cuerpo, colocándose entre sus piernas y tirando de ella para acabar sentadas, entrecruzadas, haciéndola suspirar por el mero roce de sus cuerpos. — La mujer más hipnotizante del mundo eres tú. — Susurró, poniendo su rostro contra el de ella mientras empezaba a moverse para sentirla un poco más. — Date cuenta de una vez. — Y volvió a besarla mientras aumentaba el ritmo.
Violet Gallia | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
XIII


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Mar Nov 15, 2022 4:57 pm por Freyja
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
A pesar de que le hacía perder la razón, esas palabras no le pasaban desapercibidas. Quería fingir que era impermeable a ellas, que le pasaban por encima con la misma ligereza con la que Violet parecía pronunciarlas. Porque, sí, las palabras de Violet se las llevaba el viento tan pronto ella se iba, y Erin solo podía hacerse la que no le importaba, la que estaba bien así, la que prefería el menor contacto humano posible y era feliz con sus bestias. Y no era mentira, Erin siempre prefería a los animales antes que las personas... pero Violet... Violet era un ser especial. Y no sabía si era real eso de que no podía resistirse a ella, pero Erin a un ser tan especial como Violet, desde luego que no se podía resistir.
Ahora, pensó. Sí, ahora solo existía para ella, y en un rato dejaría de existir. Pero eso era darle más y más vueltas a lo mismo y lo mismo a lo que llevaba dándole vueltas toda la vida, sin ejecutar nada. ¿Podía pensar mientras Violet la besaba, la acariciaba y le decía esas cosas? Quizás... la cuestión era si quería hacerlo. Y no, no quería, prefería hacerse la tonta una vez más y vivir el momento. Nadie dijo nunca que Erin fuera precisamente la mente racional de la familia, para eso ya estaban otros.
Entre las caricias y esa forma de hacer que la mirara, junto con sus palabras, notó como las mejillas le ardían y soltaba un jadeo, azorada. - Yo... - Si ni siquiera podía hablar, si solo podía sentir y mirarla y derretirse por ella y... que era idiota, punto. Y que iba a limitarse al placer que le daba y a dejar de pensar, si ya se lo había repetido a sí misma varias veces. Al fin lo hizo, notando como Violet bajaba por sus piernas y cerrando los ojos para sentirla, arqueando la espalda y dejando escapar un gemido sincero, la parte de su alma que sí podía dejar salir sin pensar demasiado y sin avergonzarse... bueno, al acabar siempre se avergonzaba un poquito, pero porque ella era así. Porque ni que fuera la primera vez que eso ocurría. ¿Acaso hacían otra cosa?
Había perdido la noción de sí misma y de todo ese bucle mental en el que se había metido antes, olvidándose de él por un momento, cerrando los ojos y notando su respiración y su corazón cada vez más acelerados. Violet hacía con ella lo que quería absolutamente y Erin se dejaba con gusto, porque volvió a trepar por su cuerpo y a tirar de ella, y clavó su mirada en sus ojos, aún respirando agitadamente. Era los únicos ojos a los que se atrevía a mirar directamente, y eso que eran los que más emociones le provocaban... en todos los sentidos. Debió notarse en su mirada, de hecho, el impacto que sintió en su pecho con esa afirmación. Ni sabía que contestar, ni ese ritmo y su respiración entrecortaba le daban mucha tregua para hacerlo. Que se lo creyera. Ya... qué fácil era para Violet decirlo. - Vas a... tener que hacer que me lo crea... - Le lanzó. ¿Quieres que me lo crea, Vivi? ¿Quieres que de verdad crea que provoco eso en ti? Demuéstramelo. A los Gryffindor las palabras no le valían, necesitaban demostraciones, y cuanto más obvias y llamativas, cuanto más claras, cuanto más contundentes, mejor. Y Erin podía ser una mujer discreta... pero Vivi, no. De sus artes pasionales conocía de sobra. Pero de sus palabras... aún no había tenido demasiadas demostraciones.
Ahora, pensó. Sí, ahora solo existía para ella, y en un rato dejaría de existir. Pero eso era darle más y más vueltas a lo mismo y lo mismo a lo que llevaba dándole vueltas toda la vida, sin ejecutar nada. ¿Podía pensar mientras Violet la besaba, la acariciaba y le decía esas cosas? Quizás... la cuestión era si quería hacerlo. Y no, no quería, prefería hacerse la tonta una vez más y vivir el momento. Nadie dijo nunca que Erin fuera precisamente la mente racional de la familia, para eso ya estaban otros.
Entre las caricias y esa forma de hacer que la mirara, junto con sus palabras, notó como las mejillas le ardían y soltaba un jadeo, azorada. - Yo... - Si ni siquiera podía hablar, si solo podía sentir y mirarla y derretirse por ella y... que era idiota, punto. Y que iba a limitarse al placer que le daba y a dejar de pensar, si ya se lo había repetido a sí misma varias veces. Al fin lo hizo, notando como Violet bajaba por sus piernas y cerrando los ojos para sentirla, arqueando la espalda y dejando escapar un gemido sincero, la parte de su alma que sí podía dejar salir sin pensar demasiado y sin avergonzarse... bueno, al acabar siempre se avergonzaba un poquito, pero porque ella era así. Porque ni que fuera la primera vez que eso ocurría. ¿Acaso hacían otra cosa?
Había perdido la noción de sí misma y de todo ese bucle mental en el que se había metido antes, olvidándose de él por un momento, cerrando los ojos y notando su respiración y su corazón cada vez más acelerados. Violet hacía con ella lo que quería absolutamente y Erin se dejaba con gusto, porque volvió a trepar por su cuerpo y a tirar de ella, y clavó su mirada en sus ojos, aún respirando agitadamente. Era los únicos ojos a los que se atrevía a mirar directamente, y eso que eran los que más emociones le provocaban... en todos los sentidos. Debió notarse en su mirada, de hecho, el impacto que sintió en su pecho con esa afirmación. Ni sabía que contestar, ni ese ritmo y su respiración entrecortaba le daban mucha tregua para hacerlo. Que se lo creyera. Ya... qué fácil era para Violet decirlo. - Vas a... tener que hacer que me lo crea... - Le lanzó. ¿Quieres que me lo crea, Vivi? ¿Quieres que de verdad crea que provoco eso en ti? Demuéstramelo. A los Gryffindor las palabras no le valían, necesitaban demostraciones, y cuanto más obvias y llamativas, cuanto más claras, cuanto más contundentes, mejor. Y Erin podía ser una mujer discreta... pero Vivi, no. De sus artes pasionales conocía de sobra. Pero de sus palabras... aún no había tenido demasiadas demostraciones.
Erin O'Donnell | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Le encantaba cuando Erin empezaba a perder conciencia de sí misma y se dejaba llevar. Costaba, porque seguía comportándose como si los prefectos fueran a estar detrás de la puerta esperando a pillarlas. Pero había un punto (vamos, Vivi sabía muy bien qué punto) en el que por fin su pelirroja se dejaba llevar, perdía el poco hilo de palabras que tenía y hasta gemía y disfrutaba como a ella le gustaba. — Tú… Tú eres el centro ahora mismo. — Pasó los labios por su cuello, bajando de nuevo a sus pechos. — Me pierdo en ti, Erin… Y no soy capaz de encontrarme de vuelta. — Porque era verdad, siempre que se separaba de Erin se sentía perdida durante un tiempo hasta que, eventualmente, acababa encontrándose, o más bien reinventándose una vez más.
Y ya lo que le faltaba era ese retiro por parte de Erin. Si, muy recatada muy vergonzosa, pero no dejaba de ser Gryffindor, y Vivi siempre lo había pensado, que el carácter Gryffindor era el mejor para la pasión. Si encima era con esa Gryffindor, ¿para qué quería más? Sujetando su nuca, como si fuera un objeto preciadisimo que se le fuera a caer, y la dejó suavemente sobre la cama, encajando ya totalmente las piernas de las dos y bajando a su boca para besarla con pasión y, por qué no decirlo, con necesidad, con ese anhelo que habían sentido la una por la otra desde que se vieran por primera vez. Se movió sobre ella y eso le arrancó un gemido, mientras se separaba para mirarla, sin dejar de agarrar su nuca ni de moverse, sintiendo como el placer la inundaba a ella también, porque ya estaba muy pero que muy excitada, y el roce del cuerpo de Erin empezaba a llevarla a ese punto que solo conseguía así con ella. — ¿Qué más quieres, Erin? Dímelo y te lo daré. — Aseguró. Rio un poco y volvió a besarla mientras aumentaba el ritmo y gemía ella también. — Mi retadora pelirroja que pierde el habla cuando le doy esto. — Y se cortó por su propio gemido, por las sensaciones de estar piel con piel otra vez con ella. Y, por todos los dragones, cuánto lo había echado de menos.
Y ya lo que le faltaba era ese retiro por parte de Erin. Si, muy recatada muy vergonzosa, pero no dejaba de ser Gryffindor, y Vivi siempre lo había pensado, que el carácter Gryffindor era el mejor para la pasión. Si encima era con esa Gryffindor, ¿para qué quería más? Sujetando su nuca, como si fuera un objeto preciadisimo que se le fuera a caer, y la dejó suavemente sobre la cama, encajando ya totalmente las piernas de las dos y bajando a su boca para besarla con pasión y, por qué no decirlo, con necesidad, con ese anhelo que habían sentido la una por la otra desde que se vieran por primera vez. Se movió sobre ella y eso le arrancó un gemido, mientras se separaba para mirarla, sin dejar de agarrar su nuca ni de moverse, sintiendo como el placer la inundaba a ella también, porque ya estaba muy pero que muy excitada, y el roce del cuerpo de Erin empezaba a llevarla a ese punto que solo conseguía así con ella. — ¿Qué más quieres, Erin? Dímelo y te lo daré. — Aseguró. Rio un poco y volvió a besarla mientras aumentaba el ritmo y gemía ella también. — Mi retadora pelirroja que pierde el habla cuando le doy esto. — Y se cortó por su propio gemido, por las sensaciones de estar piel con piel otra vez con ella. Y, por todos los dragones, cuánto lo había echado de menos.
Violet Gallia | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Violet la trataba con delicadeza, como si se fuera a romper... cuando a su cuerpo se trataba. Si hablaban del corazón, jugaba con él como quería. Pero claro, ¿cómo iba la mujer a saberlo, si Erin nunca le había dicho nada? No le había recriminado sus abandonos ni exigido más de ella, a lo sumo se había enfadado temporalmente, sentido herida y dolida, pero lo había llevado en la más pura soledad. Había pasado meses castigándola sin sus escuetas palabras hasta que ella misma se había rendido, y la otra ni se había dado cuenta. Y seguía haciéndolo, una y otra vez. Cayendo en su red y perdiendo la capacidad de pensar con claridad cada vez que Vivi la miraba, susurraba en su oído o besaba su piel. La anulaba por completo y tenía asumido que así sería siempre.
Por eso se dejó llevar, por sus besos y por su cuerpo, aferrándose a ella y cerrando los ojos. Si la miraba, se derretía absolutamente, y seguía sintiendo una absurda punzada de vergüenza de sentirse tan expuesta, en cuerpo y alma, a la única persona a la que jamás se había entregado así... aunque ya lo hubiera hecho millones de veces. Pero abrió súbitamente los ojos cuando le preguntó qué más quería. ¿Que qué más quería? Ah, ojalá fuera lo suficientemente valiente como para decírselo abiertamente, pero no, era la Gryffindor cobarde. Y Vivi lo sabía, su comentario posterior lo evidenció. Sabía que la dejaba sin palabras en todo momento... Cuanto jugaba con ella esa mujer, pero cómo le gustaba que lo hiciera.
Por eso no dijo nada, y como ella era Erin O'Donnell, la siempre tímida y callada Erin O'Donnell, no resultó ninguna sorpresa que no lo hiciera. Y lo que se esperaba era un arranque pasional ¿no? A falta de valentía. Por eso se aferró a su nuca y se incorporó levemente para besarla con pasión, con necesidad desenfrenada, apretando su cuerpo contra el suyo y ahogando un gemido en sus labios, notando el placer inundar su cuerpo y cómo su respiración se agitaba. Ni siquiera llegó a susurrar su nombre, solo a poder despegar los labios de ella para tomar aire, para suspirar apasionada y dejarse llevar, como a la otra le gustaba que hiciera. Violet la hacía gritar de forma espontánea y ella sabía que era lo mejor que podía darle para que viniera una y otra vez, que alimentaba su ego y sus pasiones. Y ella hacía lo que Vivi quería. Y a mucha honra.
Por eso se dejó llevar, por sus besos y por su cuerpo, aferrándose a ella y cerrando los ojos. Si la miraba, se derretía absolutamente, y seguía sintiendo una absurda punzada de vergüenza de sentirse tan expuesta, en cuerpo y alma, a la única persona a la que jamás se había entregado así... aunque ya lo hubiera hecho millones de veces. Pero abrió súbitamente los ojos cuando le preguntó qué más quería. ¿Que qué más quería? Ah, ojalá fuera lo suficientemente valiente como para decírselo abiertamente, pero no, era la Gryffindor cobarde. Y Vivi lo sabía, su comentario posterior lo evidenció. Sabía que la dejaba sin palabras en todo momento... Cuanto jugaba con ella esa mujer, pero cómo le gustaba que lo hiciera.
Por eso no dijo nada, y como ella era Erin O'Donnell, la siempre tímida y callada Erin O'Donnell, no resultó ninguna sorpresa que no lo hiciera. Y lo que se esperaba era un arranque pasional ¿no? A falta de valentía. Por eso se aferró a su nuca y se incorporó levemente para besarla con pasión, con necesidad desenfrenada, apretando su cuerpo contra el suyo y ahogando un gemido en sus labios, notando el placer inundar su cuerpo y cómo su respiración se agitaba. Ni siquiera llegó a susurrar su nombre, solo a poder despegar los labios de ella para tomar aire, para suspirar apasionada y dejarse llevar, como a la otra le gustaba que hiciera. Violet la hacía gritar de forma espontánea y ella sabía que era lo mejor que podía darle para que viniera una y otra vez, que alimentaba su ego y sus pasiones. Y ella hacía lo que Vivi quería. Y a mucha honra.
Erin O'Donnell | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Capítulo 1
I'll turn and I'll see you [+18]
”
Entre los gritos y el movimiento, con Erin entre sus brazos, sintió eso que había sentido tantas veces, pero que con Erin siempre era distinto, sabía distinto. Era solo de Erin y de ella y, como siempre se habían dicho, solo ellas podían entenderlo. Porque Erin le gustaba así, tímida, sin atreverse a gemir o mirarla a los ojos, pero también le volvía loca cuando parecía arrancarse y tomar el control a lo loco. En definitiva, lo que adoraba era a Erin, adoraba estar con ella y, como ahora, poder tumbarse a su lado y mirarla jadear, apartarle el pelo de la cara, y saberse solas en el mundo, lejos de prejuicios, de familias y deberes, solo aquellas dos chicas de Hogwarts que descubrían el mundo juntas.
Y así estaba, a su lado, acariciando su pelo rojo, mirándola con esa adoración que sentía. — Pelirroja… — Dijo dándose cuenta de que estaba sin aliento ella también. No le salían las palabras, parecía Erin, vaya. La siempre parlanchina y rapidilla Violet Gallia se quedaba sin cuerda cuando había que hablar de sentimientos. — ¿Es posible… Es posible que cuando te he preguntado qué más quieres tuvieras una respuesta y hayas elegido el sexo salvaje en vez de verbalizarla? — Se rio un poco, porque sabía que, en verdad, hablando así solo ponía más nerviosa, pero es que al menos necesitaba hacer unas bromas aunque fuera. — Porque… — Se mordió los labios por dentro y se apoyó en su propia mano, para verla desde ahí. — He pensado que… Bueno, que… En China hay un montón de dragones, entonces, técnicamente, digo yo, vamos, podrías decir aquí que vas a investigar algo allí y podríamos… Pues eso, ya sabes… Estar, ¿no? Juntas, quiero decir. Y ser gente… ¿Normal? Aunque sea por unas semanas. Tres. Por poner. Y vemos… Qué tal nos funciona, un poco como cuando estábamos en Hogwarts. — Aunque, en Hogwarts, al final, Erin acababa queriendo estar sola y ella… Ella buscaba a gente. Gente con la que salir, ir de fiesta, con la que… En fin. Pero conocía a aquella mujer y sí, quería más. Y a lo mejor Vivi no tenía MUCHÍSIMO que ofrecer, pero podía ofrecer… Una prueba. Y ver qué tal. Suspiró y se inclinó sobre la frente de la mujer. — ¿Qué me dices? ¿Puedes dejar Croacia… Pongamos… Tres semanas? Y ser… Gente normal. — Si le decía que no o veía la duda en sus ojos, se iba a hundir como en la vida, vaya. Por eso quizá nunca lo había hecho pero… Ya iba siendo hora de espabilar, ¿no?
Y así estaba, a su lado, acariciando su pelo rojo, mirándola con esa adoración que sentía. — Pelirroja… — Dijo dándose cuenta de que estaba sin aliento ella también. No le salían las palabras, parecía Erin, vaya. La siempre parlanchina y rapidilla Violet Gallia se quedaba sin cuerda cuando había que hablar de sentimientos. — ¿Es posible… Es posible que cuando te he preguntado qué más quieres tuvieras una respuesta y hayas elegido el sexo salvaje en vez de verbalizarla? — Se rio un poco, porque sabía que, en verdad, hablando así solo ponía más nerviosa, pero es que al menos necesitaba hacer unas bromas aunque fuera. — Porque… — Se mordió los labios por dentro y se apoyó en su propia mano, para verla desde ahí. — He pensado que… Bueno, que… En China hay un montón de dragones, entonces, técnicamente, digo yo, vamos, podrías decir aquí que vas a investigar algo allí y podríamos… Pues eso, ya sabes… Estar, ¿no? Juntas, quiero decir. Y ser gente… ¿Normal? Aunque sea por unas semanas. Tres. Por poner. Y vemos… Qué tal nos funciona, un poco como cuando estábamos en Hogwarts. — Aunque, en Hogwarts, al final, Erin acababa queriendo estar sola y ella… Ella buscaba a gente. Gente con la que salir, ir de fiesta, con la que… En fin. Pero conocía a aquella mujer y sí, quería más. Y a lo mejor Vivi no tenía MUCHÍSIMO que ofrecer, pero podía ofrecer… Una prueba. Y ver qué tal. Suspiró y se inclinó sobre la frente de la mujer. — ¿Qué me dices? ¿Puedes dejar Croacia… Pongamos… Tres semanas? Y ser… Gente normal. — Si le decía que no o veía la duda en sus ojos, se iba a hundir como en la vida, vaya. Por eso quizá nunca lo había hecho pero… Ya iba siendo hora de espabilar, ¿no?
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I'll turn and I'll see you [+18]
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Cayó rendida junto a ella, con los ojos cerrados y la respiración acelerada, y lo primero que sintió fue cómo acariciaba su pelo. Abrió los ojos para mirarla. ¿Cómo ella, Erin O'Donnell, que prácticamente desde que nació había jurado que solo adoraría a las criaturas, podía sentir tanto amor por un ser humano? Le parecía ilógico hasta el extremo viniendo de ella, más aún teniendo en cuenta... a quién amaba. Y no solo por el hecho de que fuera una mujer, lo cual ya de por sí suponía un problema entre ciertos sectores mágicos (aunque cualquiera que la conocía mínimamente sabía que no tenía muchos pensamientos de formar una familia). Sino porque era... tan diferente a ella... y tan absolutamente inalcanzable...
Su pregunta la sacudió entera y le hizo retirar la mirada, ruborizada... aunque, tras la vergüenza inicial, tras sentirse absolutamente pillada, se echó a reír. Se tapó la boca para esconder las carcajadas, tímidas y delicadas, porque a pesar de lo mucho que había alzado la voz hacía apenas segundos, Erin nunca hablaba demasiado alto, ni tampoco reía demasiado alto. Cuando dejó de reír, simplemente bajó la mirada, aún con una sonrisilla residual, y se encogió de hombros. ¿Era una pregunta de verdad? Es decir, ¿tenía que responder? Pues... en ese caso... tenía que pensárselo...
No le dio tiempo, Violet tenía una propuesta. La miró con la cautela con la que lo hacía siempre y el corazón más acelerado de lo normal, y no solo por lo que acababa de pasar. La sonrisa se le formó de manera involuntaria, aunque trató de retenerla. - Un montón de dragones hay en muchos sitios. - Encogió un hombro, con expresión inocente. - También un montón de periódicos. - Sonrió levemente, mirándola con los ojos alzados, como si fuera mucho más pequeña de lo que era realmente.
Ahogó una risita en los labios cerrados. - Pareces yo. - Porque se estaba liando un poco con las palabras. Eso la hizo reír un poquito. - Ser gente normal me supone demasiado esfuerzo. Prefiero lo de los dragones. - Se giró de costado y se acurrucó levemente, tapándose la desnudez con una postura estratégica... como si hiciera falta. Pero mirándola con una sonrisa. - Tres semanas... - Musitó. Bajó la mirada, haciendo una pausa. - ¿Tú quieres? - Si se estaba planteando si Vivi era capaz de aguantar con ella tres semanas, mal iba pretendiendo mucho más. Solo en su fuero interno podía llegar a desear algo más.
Como una oruguita, se arrastró por la cama hacia ella, acurrucada, y se pegó a su cuerpo. Tenía el rostro levemente escondido y la cabeza baja, pero la sonrisita... era inevitable. - Tres semanas... - Volvió a sonreír, para sí misma, pues desde su posición Violet no podía verla. Pero lo sentía como su pequeño triunfo. - Sí. - Dijo simplemente, y se sintió ruborizar, como una completa tonta. Llenó el pecho de aire y se acurrucó un poco más. - Quédate... - Susurró, notando su piel contra su piel, acariciándola levemente con su mejilla. - Por lo menos... aquí. Quédate ahora. - Y pasó la mano tímidamente por su cintura, junto a Violet, esperando que la abrazara. No sabía si duraría con ella tres semanas, no sabía... cuándo se iría para no volver. Pero, como siempre, quería que, al menos en las próximas horas, se quedase. Lo viviría como si fuera para siempre.
Su pregunta la sacudió entera y le hizo retirar la mirada, ruborizada... aunque, tras la vergüenza inicial, tras sentirse absolutamente pillada, se echó a reír. Se tapó la boca para esconder las carcajadas, tímidas y delicadas, porque a pesar de lo mucho que había alzado la voz hacía apenas segundos, Erin nunca hablaba demasiado alto, ni tampoco reía demasiado alto. Cuando dejó de reír, simplemente bajó la mirada, aún con una sonrisilla residual, y se encogió de hombros. ¿Era una pregunta de verdad? Es decir, ¿tenía que responder? Pues... en ese caso... tenía que pensárselo...
No le dio tiempo, Violet tenía una propuesta. La miró con la cautela con la que lo hacía siempre y el corazón más acelerado de lo normal, y no solo por lo que acababa de pasar. La sonrisa se le formó de manera involuntaria, aunque trató de retenerla. - Un montón de dragones hay en muchos sitios. - Encogió un hombro, con expresión inocente. - También un montón de periódicos. - Sonrió levemente, mirándola con los ojos alzados, como si fuera mucho más pequeña de lo que era realmente.
Ahogó una risita en los labios cerrados. - Pareces yo. - Porque se estaba liando un poco con las palabras. Eso la hizo reír un poquito. - Ser gente normal me supone demasiado esfuerzo. Prefiero lo de los dragones. - Se giró de costado y se acurrucó levemente, tapándose la desnudez con una postura estratégica... como si hiciera falta. Pero mirándola con una sonrisa. - Tres semanas... - Musitó. Bajó la mirada, haciendo una pausa. - ¿Tú quieres? - Si se estaba planteando si Vivi era capaz de aguantar con ella tres semanas, mal iba pretendiendo mucho más. Solo en su fuero interno podía llegar a desear algo más.
Como una oruguita, se arrastró por la cama hacia ella, acurrucada, y se pegó a su cuerpo. Tenía el rostro levemente escondido y la cabeza baja, pero la sonrisita... era inevitable. - Tres semanas... - Volvió a sonreír, para sí misma, pues desde su posición Violet no podía verla. Pero lo sentía como su pequeño triunfo. - Sí. - Dijo simplemente, y se sintió ruborizar, como una completa tonta. Llenó el pecho de aire y se acurrucó un poco más. - Quédate... - Susurró, notando su piel contra su piel, acariciándola levemente con su mejilla. - Por lo menos... aquí. Quédate ahora. - Y pasó la mano tímidamente por su cintura, junto a Violet, esperando que la abrazara. No sabía si duraría con ella tres semanas, no sabía... cuándo se iría para no volver. Pero, como siempre, quería que, al menos en las próximas horas, se quedase. Lo viviría como si fuera para siempre.
Erin O'Donnell | Split, Croacia | 10 de septiembre de 2001 |
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Jue Feb 02, 2023 12:12 am por Ivanka
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And she's who you wanna be
”
Salió corriendo a los terrenos, sin pensar demasiado, solo quería volver a verla. Tenía muy claro, clarísimo, que lo que más le iba a gustar de Hogwarts era poder estar todo el día con su hermano y Arnold, no tener que pasar más eternas horas en casa con sus padres, pero sobr etodo por poder verla a ella. Había tardado un año en venir a Francia, pero Vivi sabía, lo sabía desde el primer momento, cuando la vio en el andén y sus hermanos se estaban despidiendo, que esa pelirroja sería su amiga. Y lo confirmó en La Provenza, siguiéndola a todas partes, llevándola y trayéndola, hablándole durante horas en la noche hasta que Arnold, muy educadamente, insistía en que quería dormir. Pero ahora estaban en Hogwarts, y vale, estaban en casas distintas, pero todo podía hablarse y verse. Bueno, la prefecta Horner no era para nada de su opinión, pero ¿qué sabría aquella estirada de lo que era divertirse y de lo que Violet Gallia podía llegar a hacer?
Vale, había ido corriendo a Herbología porque los de tercero de Gryffindor acababan de terminar la clase, ya se había preocupado de averiguar todo el horario de Erin, ni un día había tardado en descubrirlo, pero ella no estaba por allí. Avanzó en dirección contraria entre chicos de tercero bastante más altos que ella, preguntando. — ¿Habéis visto a Erin O’Donnell? ¿Está aquí Erin O’Donnell? — Pero todos parecían dispuestos a ignorarla, bastante si no la pisaban, hasta que uno que iba con la escoba dijo. — O’Donnell siempre se va sola por ahí a ver bichos. — Vivi arrugó el ceño. — ¿Sola? — Pues claro, ¿quién va a querer estar a la intemperie viendo pájaros raros? — Dijo el otro con tono de evidencia antes de irse. Pues nada, tendría que recorrerse todos los terrenos hasta que diera con ella. ¿Por qué alguien tan guay se iba sola? Vale que era muy callada, pero…
Tras una búsqueda bastante larga, por fin vio su cabellera a lo lejos. — ¡ERIN! — Gritó desde su sitio, y corrió hasta ella, lo cual provocó una estampida de pequeños murtlaps que salieron corriendo en distintas direcciones. Al llegar a su altura, vio que la chica estaba llena de tierra por varios sitios. — ¡Guau! ¿qué estabas haciendo? ¿Puedo yo también? Llevo todo el día buscándote, porque tenía muchas ganas de verte en Hogwarts y hacer cosas juntas como en verano. — Se sentó a su lado y sonrió. — ¿Es lo que hace la gente guay en Hogwarts? ¿Jugar con los murtlaps? —
Vale, había ido corriendo a Herbología porque los de tercero de Gryffindor acababan de terminar la clase, ya se había preocupado de averiguar todo el horario de Erin, ni un día había tardado en descubrirlo, pero ella no estaba por allí. Avanzó en dirección contraria entre chicos de tercero bastante más altos que ella, preguntando. — ¿Habéis visto a Erin O’Donnell? ¿Está aquí Erin O’Donnell? — Pero todos parecían dispuestos a ignorarla, bastante si no la pisaban, hasta que uno que iba con la escoba dijo. — O’Donnell siempre se va sola por ahí a ver bichos. — Vivi arrugó el ceño. — ¿Sola? — Pues claro, ¿quién va a querer estar a la intemperie viendo pájaros raros? — Dijo el otro con tono de evidencia antes de irse. Pues nada, tendría que recorrerse todos los terrenos hasta que diera con ella. ¿Por qué alguien tan guay se iba sola? Vale que era muy callada, pero…
Tras una búsqueda bastante larga, por fin vio su cabellera a lo lejos. — ¡ERIN! — Gritó desde su sitio, y corrió hasta ella, lo cual provocó una estampida de pequeños murtlaps que salieron corriendo en distintas direcciones. Al llegar a su altura, vio que la chica estaba llena de tierra por varios sitios. — ¡Guau! ¿qué estabas haciendo? ¿Puedo yo también? Llevo todo el día buscándote, porque tenía muchas ganas de verte en Hogwarts y hacer cosas juntas como en verano. — Se sentó a su lado y sonrió. — ¿Es lo que hace la gente guay en Hogwarts? ¿Jugar con los murtlaps? —
Violet Gallia | Terrenos de Hogwarts | 2 de septiembre de 1971 |
XIII


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Capítulo 2
And she's who you wanna be
”
Siempre se le hacía un poco cuesta arriba volver al castillo: estar permanentemente rodeada de gente, y de gente Gryffindor, que hablaba un montón, y hacía mucho deporte (incluso dentro de la sala común), y corría y gritaba... y sin papá y mamá. Estaba muy cómoda en casa con papá y mamá, que la entendían muy bien, y con Arnie. Le veía muy poco cuando iban a Hogwarts. Su hermano siempre estaba como "pues ven a mi torre, o a la biblioteca", y Erin era más bien del "ven tú a los terrenos". "¿Y qué se me ha perdido a mí en los terrenos, con el frío que hace?". Pues anda que a ella en la Torre Ravenclaw...
Pero ese año sí tenía más ganas de volver, ¡porque por fin iba a empezar a estudiar Cuidado de Criaturas Mágicas! Ya no la regañarían más por ponerse a espiar la clase desde los arbustos, su hermano el primero. ¡Fuf! ¡Todo el día que si el estudio para arriba, el estudio para abajo, y quería atender en una clase y ya estaba diciendo que cómo se le ocurría! Claro, es que la clase que más le interesaba no era la suya. ¡Pero ya sí, con todas las de la ley! Y papá por su cumpleaños le había regalado unos guantes reforzados con alquimia superchulos para que no le mordiera ningún bicho ni nada (bueno, o que no perdiera un dedo si le mordían), y mamá le había enseñado a tranquilizar al "Monstruoso libro de los monstruos" con sus truquitos de bibliotecaria. Esa tarde se lo pasaron muy bien. Y no tuvieron a Arnie encima todo el tiempo recordándoles oooooootra vez lo contento que estaba porque le habían elegido prefecto, porque como el libro le daba miedo... De verdad, qué pesadito. Definitivamente, ese año tenía más motivos que nunca para volver a Hogwarts, ¡ya no le aguantaba más hablando continuamente de lo mismo!
¡Y encima justo habían tenido Cuidados el primer día! Qué suerte. Erin no era la persona más expresiva del mundo, pero estaba supercontenta por poder empezar esa asignatura... O al menos lo estuvo hasta que no vio ningún bichillo por allí, solo trucos para usar el libro (¡ella ya sabía!), un montón de normas (puf, como que con su hermano no tenía de sobra...) y mucha teoría. ¡Que no iban a empezar con criaturas de verdad hasta octubre! ¡Pues vaya rollo! Fue tal la tabarra que le dio a la profesora Goldstein que le dio una chuches para murtlaps y dejó que les diera de comer, y ella se fue toda contenta a los terrenos seguida de un montón de bichitos adorables (y lejos de todos los idiotas que les llamaban feos, pobrecitos).
Allí estaba, en absoluta paz y tranquilidad, cuando un torbellino repentino lo revolvió todo. Abrió los ojos como platos ante el grito, sobresaltándose en su sitio, y acto seguido... - ¡¡No, no!! ¡Venid! ¡Mirad, chuches! - Dijo apurada, de rodillas en el césped, tratando de llamar la atención desde su sitio de los murtlaps que habían salido escopetados del susto. ¿Pero quién la llamaba? Esa forma de gritar le recordaba a... Oh. Se puso roja del tirón, más que su pelo. Sí, esa forma de gritar era de William, el loco del amigo de su hermano. Pero William tenía voz de chico, esa era...
Violet. Puf, y ella hasta las cejas de tierra y con la túnica llena de miguitas de chucherías de murtlaps. Iba a pensar que era idiota. Y si fuera otra, le regañaría por espantarle a los murtlaps, pero... Es que Vivi... Era superdivertida, como súper, como que no sabía ni por qué le caía bien ella, que apenas decía dos palabras. Y en La Provenza se lo habían pasado superbién. ¿Por qué la estaba buscando?
Llegó con un huracán de palabras, de más palabras de las que Erin era capaz de procesar. A William le pasaba, pero con él directamente desconectaba y se iba, y luego le escuchaba de fondo diciendo "Arnie, tu hermana se me va, me está ignorando". Pero no iba a ignorar a Vivi. Además... era como que... no podía. Tenía algo que hacía que no pudiera evitar quedarse mirándola, como cuando estaba en el jardín de la señora Ammid y le prestaban el dragón de Komodo... O sea, no estaba comparando a Vivi con un... Bueno, que como no atendiera, se iba a perder en lo que decía. - ¿Por qué? - Fue lo primero que dijo, y luego se arrepintió. - Hola. - Miró su túnica. - Estás en Slytherin... ¿Enhorabuena? - ¿Por qué había preguntado eso? Bueno, debería empezar con por qué había preguntado que por qué quería estar con ella. Si serás idiota, Erin... Además, si la vio ayer en la ceremonia de selección...
- Estoy cuidando a los... murt... ¡¡Ven!! - Le gritó a uno, que se estaba comiendo unas flores. - ¡No! ¡No! ¡Ven! - Mejor se levantaba e iba a por él. Lo agarró y lo devolvió donde estaban los demás... Bueno, casi todos los demás. Algunos seguían por ahí. Empezó a emitir un gruñido muy raro y a hacer ruidos con los dientes, lo cual ya había aprendido que llamaba la atención de los bichillos. - ¡Chuche! - Dijo, alzando una en la mano, después de que estos, ante los ruiditos, se giraran para mirarla atentos. Poco a poco se le fueron acercando otra vez, así que se sentó... O, Vivi seguía allí. - Emmm... - Parpadeó, mirándola. ¿La gente... guay? En Gryffindor había mucha gente guay, los más guais del castillo, de hecho, la mayoría eran superfamosos por allí, Vivi no tardaría en conocerlos... Pero ninguno se dedicaba a cuidar murtlaps. - Para mí es guay. - Concluyó. - ¿Quieres una chuche? - Preguntó, sacándose una del bolsillo y dándosela... Pero cayó rápidamente y retiró la mano. - ¡Son para los murtlaps! No para comértela. - De ser William ya lo habría dicho demasiado tarde, pero estuvo rápida con Vivi. Se la dio otra vez y volvió a sus quehaceres... ¿Se iba a quedar ahí? Bueno... esperaba que no se aburriera...
Pero ese año sí tenía más ganas de volver, ¡porque por fin iba a empezar a estudiar Cuidado de Criaturas Mágicas! Ya no la regañarían más por ponerse a espiar la clase desde los arbustos, su hermano el primero. ¡Fuf! ¡Todo el día que si el estudio para arriba, el estudio para abajo, y quería atender en una clase y ya estaba diciendo que cómo se le ocurría! Claro, es que la clase que más le interesaba no era la suya. ¡Pero ya sí, con todas las de la ley! Y papá por su cumpleaños le había regalado unos guantes reforzados con alquimia superchulos para que no le mordiera ningún bicho ni nada (bueno, o que no perdiera un dedo si le mordían), y mamá le había enseñado a tranquilizar al "Monstruoso libro de los monstruos" con sus truquitos de bibliotecaria. Esa tarde se lo pasaron muy bien. Y no tuvieron a Arnie encima todo el tiempo recordándoles oooooootra vez lo contento que estaba porque le habían elegido prefecto, porque como el libro le daba miedo... De verdad, qué pesadito. Definitivamente, ese año tenía más motivos que nunca para volver a Hogwarts, ¡ya no le aguantaba más hablando continuamente de lo mismo!
¡Y encima justo habían tenido Cuidados el primer día! Qué suerte. Erin no era la persona más expresiva del mundo, pero estaba supercontenta por poder empezar esa asignatura... O al menos lo estuvo hasta que no vio ningún bichillo por allí, solo trucos para usar el libro (¡ella ya sabía!), un montón de normas (puf, como que con su hermano no tenía de sobra...) y mucha teoría. ¡Que no iban a empezar con criaturas de verdad hasta octubre! ¡Pues vaya rollo! Fue tal la tabarra que le dio a la profesora Goldstein que le dio una chuches para murtlaps y dejó que les diera de comer, y ella se fue toda contenta a los terrenos seguida de un montón de bichitos adorables (y lejos de todos los idiotas que les llamaban feos, pobrecitos).
Allí estaba, en absoluta paz y tranquilidad, cuando un torbellino repentino lo revolvió todo. Abrió los ojos como platos ante el grito, sobresaltándose en su sitio, y acto seguido... - ¡¡No, no!! ¡Venid! ¡Mirad, chuches! - Dijo apurada, de rodillas en el césped, tratando de llamar la atención desde su sitio de los murtlaps que habían salido escopetados del susto. ¿Pero quién la llamaba? Esa forma de gritar le recordaba a... Oh. Se puso roja del tirón, más que su pelo. Sí, esa forma de gritar era de William, el loco del amigo de su hermano. Pero William tenía voz de chico, esa era...
Violet. Puf, y ella hasta las cejas de tierra y con la túnica llena de miguitas de chucherías de murtlaps. Iba a pensar que era idiota. Y si fuera otra, le regañaría por espantarle a los murtlaps, pero... Es que Vivi... Era superdivertida, como súper, como que no sabía ni por qué le caía bien ella, que apenas decía dos palabras. Y en La Provenza se lo habían pasado superbién. ¿Por qué la estaba buscando?
Llegó con un huracán de palabras, de más palabras de las que Erin era capaz de procesar. A William le pasaba, pero con él directamente desconectaba y se iba, y luego le escuchaba de fondo diciendo "Arnie, tu hermana se me va, me está ignorando". Pero no iba a ignorar a Vivi. Además... era como que... no podía. Tenía algo que hacía que no pudiera evitar quedarse mirándola, como cuando estaba en el jardín de la señora Ammid y le prestaban el dragón de Komodo... O sea, no estaba comparando a Vivi con un... Bueno, que como no atendiera, se iba a perder en lo que decía. - ¿Por qué? - Fue lo primero que dijo, y luego se arrepintió. - Hola. - Miró su túnica. - Estás en Slytherin... ¿Enhorabuena? - ¿Por qué había preguntado eso? Bueno, debería empezar con por qué había preguntado que por qué quería estar con ella. Si serás idiota, Erin... Además, si la vio ayer en la ceremonia de selección...
- Estoy cuidando a los... murt... ¡¡Ven!! - Le gritó a uno, que se estaba comiendo unas flores. - ¡No! ¡No! ¡Ven! - Mejor se levantaba e iba a por él. Lo agarró y lo devolvió donde estaban los demás... Bueno, casi todos los demás. Algunos seguían por ahí. Empezó a emitir un gruñido muy raro y a hacer ruidos con los dientes, lo cual ya había aprendido que llamaba la atención de los bichillos. - ¡Chuche! - Dijo, alzando una en la mano, después de que estos, ante los ruiditos, se giraran para mirarla atentos. Poco a poco se le fueron acercando otra vez, así que se sentó... O, Vivi seguía allí. - Emmm... - Parpadeó, mirándola. ¿La gente... guay? En Gryffindor había mucha gente guay, los más guais del castillo, de hecho, la mayoría eran superfamosos por allí, Vivi no tardaría en conocerlos... Pero ninguno se dedicaba a cuidar murtlaps. - Para mí es guay. - Concluyó. - ¿Quieres una chuche? - Preguntó, sacándose una del bolsillo y dándosela... Pero cayó rápidamente y retiró la mano. - ¡Son para los murtlaps! No para comértela. - De ser William ya lo habría dicho demasiado tarde, pero estuvo rápida con Vivi. Se la dio otra vez y volvió a sus quehaceres... ¿Se iba a quedar ahí? Bueno... esperaba que no se aburriera...
Erin O'Donnell | Terrenos de Hogwarts | 2 de septiembre de 1971 |
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Capítulo 1
And she's who you wanna be
”
A ver, no había calculado muy bien lo de los murtlaps, y a Erin le encantaban los bichos, sin duda, pero bueno, había llegado ella, ¿no? Era más entretenida que los murtlaps, y ya volverían.
Vivi sabía que Erin no era especialmente ducha con la palabra, así que ignoró ese “¿por qué?” al aire, porque ella ya se había dado cuenta de que, muchas veces, la chica estaba hablando consigo misma y se contestaba en voz alta, pero si se lo señalaban se ponía muy vergonzosa, así que ella simplemente se enganchaba a la parte del discurso que sí que iba dirigida a la gente, como lo de que había entrado en Slytherin. — ¡Sí! Mi padre se alegró, dice que soy igualita que mi madre. Y mira, igualita no soy, y a ella no te creas que le ha alegrado demasiado, y en el fondo las mazmorras me parece que están lejos de todo, o sea, mi habitación ideal estaría como en el gran comedor, ¿sabes? Pero por lo demás me mola bastante, hay gente interesante. — Amplió la sonrisa y se encogió de hombros. — Pero yo quería verte a ti, porque eres la chica más guay que he conocido y he pensado, “yo lo que haga Erin”. —
Claro, que lo que Erin estaba haciendo era coger al murtlap con sus propias manos mientras les… ¿Gruñía? Uf, eso en La Provenza no lo hacía, pero es que allí no había murtlaps, había peces y estos no hacen ruidos. Miró la chuche y puso media sonrisa. — Mmmmm vale, pero yo no gruño, ¿vale? — Dijo con una risita. — Ni me… Revuelco por la tierra, yo soy la encargada de las chuches, ¿sí? — Mejor se cubría las espaldas antes de aceptar. Se arrastró un poco a su lado y movió la chuche a ver si se acercaba algún murtlap. — Qué guay que tengas chuches para ellos… — Comentó, y luego se giró a mirarla. — Oye… He ido a buscarte a tu clase, pero nadie sabía dónde estabas… ¿Por qué no le dices a nadie que vienes aquí? Tienes chuches de sobra, y así podrías hablar en vez de gruñir… O bueno, ahora que estoy yo, podrías esperarme cuando salimos de clase y hacer cosas juntas, como cuando venís a Francia. — Estaba como loca por hacer cosas por Hogwarts y pasárselo de miedo con los hermanos, como hacían siempre los cuatro, un eterno verano, vaya.
Vivi sabía que Erin no era especialmente ducha con la palabra, así que ignoró ese “¿por qué?” al aire, porque ella ya se había dado cuenta de que, muchas veces, la chica estaba hablando consigo misma y se contestaba en voz alta, pero si se lo señalaban se ponía muy vergonzosa, así que ella simplemente se enganchaba a la parte del discurso que sí que iba dirigida a la gente, como lo de que había entrado en Slytherin. — ¡Sí! Mi padre se alegró, dice que soy igualita que mi madre. Y mira, igualita no soy, y a ella no te creas que le ha alegrado demasiado, y en el fondo las mazmorras me parece que están lejos de todo, o sea, mi habitación ideal estaría como en el gran comedor, ¿sabes? Pero por lo demás me mola bastante, hay gente interesante. — Amplió la sonrisa y se encogió de hombros. — Pero yo quería verte a ti, porque eres la chica más guay que he conocido y he pensado, “yo lo que haga Erin”. —
Claro, que lo que Erin estaba haciendo era coger al murtlap con sus propias manos mientras les… ¿Gruñía? Uf, eso en La Provenza no lo hacía, pero es que allí no había murtlaps, había peces y estos no hacen ruidos. Miró la chuche y puso media sonrisa. — Mmmmm vale, pero yo no gruño, ¿vale? — Dijo con una risita. — Ni me… Revuelco por la tierra, yo soy la encargada de las chuches, ¿sí? — Mejor se cubría las espaldas antes de aceptar. Se arrastró un poco a su lado y movió la chuche a ver si se acercaba algún murtlap. — Qué guay que tengas chuches para ellos… — Comentó, y luego se giró a mirarla. — Oye… He ido a buscarte a tu clase, pero nadie sabía dónde estabas… ¿Por qué no le dices a nadie que vienes aquí? Tienes chuches de sobra, y así podrías hablar en vez de gruñir… O bueno, ahora que estoy yo, podrías esperarme cuando salimos de clase y hacer cosas juntas, como cuando venís a Francia. — Estaba como loca por hacer cosas por Hogwarts y pasárselo de miedo con los hermanos, como hacían siempre los cuatro, un eterno verano, vaya.
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Capítulo 2
And she's who you wanna be
”
La miraba con los ojos entornados y asentía lentamente. Wow... Nunca dejaba de sorprenderse de lo muchísimo que hablaba Vivi. Como William. Bueno, no como William, pero... Ella se entendía. Parpadeó. - ¿Por qué tu madre no se ha alegrado de que estés en Slytherin? Si es su casa. - Volvió a su hierba alta, que adecentaba para que no raspara a los murtlaps. - Papá y mamá se pusieron muy contentos cuando Arnold entró en Ravenclaw, los dos, aunque sobre todo papá, porque él estaba en Ravenclaw. Yo lo vi, porque estaba allí. No vi cuando yo entré en Gryffindor, pero mamá me mandó una carta muy larga con muchos "ay". - La miró y se encogió de hombros. - Es lo que dice cuando está contenta. Dice mucho "ay". - Miró para abajo y abrió mucho los ojos. - Y me achuchó un montón cuando me bajé del tren en Navidad. Y gritaba. Pasé mucha vergüenza. - La miró de nuevo, con los ojos entornados hacia arriba. - Pero estaba muy contenta. - Eso seguro.
Hubo otra cosa que le extrañó. Frunció el ceño, pensativa. - En el Gran Comedor se come. Y hay mucha gente. No podrías dormir. - ¿Una habitación en el comedor? Esa chica estaba un poco loca. Pero bueno, parecía simpática... aunque Erin no iba a tardar en agobiarse por excesiva presencia de personas a su alrededor, aunque fuera solo una persona. Lo que la desconcertó tanto que hizo que la mirara con los ojos abiertísimos, como si fuera un howler que acabara de estallar en gritos, fue que dijera no solo que la buscaba expresamente para estar con ella, sino que era "la chica más guay que había conocido". Ahí estás equivocada, pensó con obviedad, pero ni atinó a decirlo, solo a mirarla mucho, como si fuera un ser extraño y no supiera por dónde le iba a salir.
Cuando le dijo que ella era la encargada de las chuches, se encogió de hombros. Bueno, vale... si a ella le daba un poco igual. Violet parecía haberse metido ella sola en aquello como si fuera un juego y Erin no sabía muy bien si lo estaba entendiendo, pero al menos ella estaba en su hábitat natural y la otra parecía divertirse. Lo siguiente que dijo hizo que parpadeara mirándola. A ella le parecía muy obvia la respuesta... esperaba no resultar borde al contestar. - Nadie quiere venir aquí. - Bajó la mirada y mientras le daba de comer a un murtlap de su mano, se encogió de hombros. - A la gente no le gustan los murtlaps. Dicen que son feos y viscosos, y que muerden. Y no les interesan las chuches. Estas no. Las de Honeyducks, sí. Pero estas no se comen. No se comen por humanos. Por murtlaps, sí. Pero a la gente no le gustan los murtlaps. Eso ya lo he dicho... - La última frase la dijo más bajito y un poco avergonzada. La propuesta hizo que, una vez más, la mirara con los ojos entornados hacia arriba. - ¿Cosas? - Hizo una muequecita con la boca, reevaluando su situación, pensativa. Tras unos instantes, preguntó. - ¿Te gustan los murtlaps? - No estaba muy acostumbrada a proponer planes...
Hubo otra cosa que le extrañó. Frunció el ceño, pensativa. - En el Gran Comedor se come. Y hay mucha gente. No podrías dormir. - ¿Una habitación en el comedor? Esa chica estaba un poco loca. Pero bueno, parecía simpática... aunque Erin no iba a tardar en agobiarse por excesiva presencia de personas a su alrededor, aunque fuera solo una persona. Lo que la desconcertó tanto que hizo que la mirara con los ojos abiertísimos, como si fuera un howler que acabara de estallar en gritos, fue que dijera no solo que la buscaba expresamente para estar con ella, sino que era "la chica más guay que había conocido". Ahí estás equivocada, pensó con obviedad, pero ni atinó a decirlo, solo a mirarla mucho, como si fuera un ser extraño y no supiera por dónde le iba a salir.
Cuando le dijo que ella era la encargada de las chuches, se encogió de hombros. Bueno, vale... si a ella le daba un poco igual. Violet parecía haberse metido ella sola en aquello como si fuera un juego y Erin no sabía muy bien si lo estaba entendiendo, pero al menos ella estaba en su hábitat natural y la otra parecía divertirse. Lo siguiente que dijo hizo que parpadeara mirándola. A ella le parecía muy obvia la respuesta... esperaba no resultar borde al contestar. - Nadie quiere venir aquí. - Bajó la mirada y mientras le daba de comer a un murtlap de su mano, se encogió de hombros. - A la gente no le gustan los murtlaps. Dicen que son feos y viscosos, y que muerden. Y no les interesan las chuches. Estas no. Las de Honeyducks, sí. Pero estas no se comen. No se comen por humanos. Por murtlaps, sí. Pero a la gente no le gustan los murtlaps. Eso ya lo he dicho... - La última frase la dijo más bajito y un poco avergonzada. La propuesta hizo que, una vez más, la mirara con los ojos entornados hacia arriba. - ¿Cosas? - Hizo una muequecita con la boca, reevaluando su situación, pensativa. Tras unos instantes, preguntó. - ¿Te gustan los murtlaps? - No estaba muy acostumbrada a proponer planes...
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Capítulo 1
And she's who you wanna be
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Podría escuchar hablar a Erin sin más y estaría contenta y entretenida, aunque diera tantas vueltas innecesarias y luego se quedara demasiado tiempo callada, eso era justo lo que le gustaba. Y le hacía reír esa forma de describir tan literalmente la realidad. Se encogió de hombros a lo de su madre. — Dice que es que tengo muy mala idea y que en Slytherin solo se me van a ocurrir peores. — Se rio un poco y negó con la cabeza. También era que su madre no estaba nunca contenta. — Tu madre mola muchísimo, no tengas vergüenza. — Le dijo simplemente con una sonrisa, mientras pensaba que la suya la abrazaba en muy contadas ocasiones.
Y después de unos momentos de falta de entendimiento con lo del gran comedor se vino otra cascada de Erin de demasiados detalles y, de nuevo, confusión de la chica. Vivi se acercó un poco más a ella y se agarró las piernas. — Sí, cosas. Aunque los murtlaps sean… Bueno, especiales. A mí me gusta lo especial, lo diferente, lo raro, si no, odiaría a mi hermano, ¿sabes? — Rio un poco y le ofreció una chuche al murtlap, que ya no parecía tan hostil, aunque prefería el entorno de Erin, porque claro, Vivi lo de rebozarse por el barro no terminaba de verlo. — Sí, me refería a que… Me enseñaras lo que te gusta, lo que haces, cosas que solo tú conozcas, como cuando te llevo a sitios en Saint-Tropez… — Parpadeó y la miró con adoración. — Igual a la gente no le gusta estar aquí porque eres tan silenciosa que no se dan cuenta de que estás aquí, porque si lo supieran… Vendrían, ya te lo digo yo. —
De todas formas, tenía que admitir que, claramente, Erin no era exactamente la misma en Hogwarts que en Saint-Tropez, y que sacar conversación y soportar la presencia de alguien a su lado no eran sus actividades favoritas, y Vivi sabía lo que se sentía eso cuando estaba a sus cosas y su hermano estaba a su alrededor molestando y armando jaleo, así que no sería pesada y esperaría a que a Erin le apeteciera, le daría su espacio y… si tenía que aguantar murtlaps, pues los aguantaría. — Pero, si quieres, me puedo ir y nos vemos dentro de un rato, si te apetece dar una vuelta… — Ella podría hacer su vida, hablar con todo el mundo, conocer cosas… Y luego volver a su lado, enseñárselas a ella. — Erin, tú puedes pedirme lo que quieras, aunque sea irme y dejarte silencio para no molestar a los murtlaps, mientras, de cuando en cuando, me dejes volver por aquí y estemos simplemente… Juntas. — Sonrió ampliamente y ladeó la cabeza para buscarle los ojos. — Créeme, ¿vale? Me pareces la persona más guay del mundo, si tengo que esperar para estar contigo y que se nos ocurran planes entre medias… Me da igual. — Iba a poner su mano encima de la de ella pero… Era raro que Vivi no se atreviera a hacer algo, pero es que algo le decía que… Esperara. Por lo que fuera. Pues bien, esperaré, le contestó mentalmente a ese algo, pero algún día lo haré y me dará todo igual, añadió.
Y después de unos momentos de falta de entendimiento con lo del gran comedor se vino otra cascada de Erin de demasiados detalles y, de nuevo, confusión de la chica. Vivi se acercó un poco más a ella y se agarró las piernas. — Sí, cosas. Aunque los murtlaps sean… Bueno, especiales. A mí me gusta lo especial, lo diferente, lo raro, si no, odiaría a mi hermano, ¿sabes? — Rio un poco y le ofreció una chuche al murtlap, que ya no parecía tan hostil, aunque prefería el entorno de Erin, porque claro, Vivi lo de rebozarse por el barro no terminaba de verlo. — Sí, me refería a que… Me enseñaras lo que te gusta, lo que haces, cosas que solo tú conozcas, como cuando te llevo a sitios en Saint-Tropez… — Parpadeó y la miró con adoración. — Igual a la gente no le gusta estar aquí porque eres tan silenciosa que no se dan cuenta de que estás aquí, porque si lo supieran… Vendrían, ya te lo digo yo. —
De todas formas, tenía que admitir que, claramente, Erin no era exactamente la misma en Hogwarts que en Saint-Tropez, y que sacar conversación y soportar la presencia de alguien a su lado no eran sus actividades favoritas, y Vivi sabía lo que se sentía eso cuando estaba a sus cosas y su hermano estaba a su alrededor molestando y armando jaleo, así que no sería pesada y esperaría a que a Erin le apeteciera, le daría su espacio y… si tenía que aguantar murtlaps, pues los aguantaría. — Pero, si quieres, me puedo ir y nos vemos dentro de un rato, si te apetece dar una vuelta… — Ella podría hacer su vida, hablar con todo el mundo, conocer cosas… Y luego volver a su lado, enseñárselas a ella. — Erin, tú puedes pedirme lo que quieras, aunque sea irme y dejarte silencio para no molestar a los murtlaps, mientras, de cuando en cuando, me dejes volver por aquí y estemos simplemente… Juntas. — Sonrió ampliamente y ladeó la cabeza para buscarle los ojos. — Créeme, ¿vale? Me pareces la persona más guay del mundo, si tengo que esperar para estar contigo y que se nos ocurran planes entre medias… Me da igual. — Iba a poner su mano encima de la de ella pero… Era raro que Vivi no se atreviera a hacer algo, pero es que algo le decía que… Esperara. Por lo que fuera. Pues bien, esperaré, le contestó mentalmente a ese algo, pero algún día lo haré y me dará todo igual, añadió.
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Dom Ago 27, 2023 11:21 pm por Freyja
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Capítulo 3
Is it necessary?
”
Su madre la estaba peinando, muy sonriente y contenta, pero Erin no dejaba de mirarse el vestido. ¿Tenía que llevar un vestido? Es que estaba incómoda con vestidos. Entornó los ojos hacia arriba. Su madre, mirándola a través del reflejo del espejo, amplió la sonrisa. - Eres la niña más bonita del mundo entero. - Erin hizo un mohín. Molly suspiró, rodando los ojos. - Serías mucho más bonita si parecieras menos enfadada. - Su madre se agachó, girándola lentamente para que la mirara a la cara. - Cariño, te lo vas a pasar muy bien, ya verás. William es un chico muy divertido, y Violet tiene dos años menos que tú. Puedes enseñarle tu cuarto, contarle cosas de animales... Seguro que no las sabe. - Erin torció la boca. - William y mi hermano se van a poner a hablar un montón. - Bajó la mirada. - No quiero hablar con esa niña solo porque mi hermano es amigo del suyo. No la conozco. - Bueno, hija, pero así haces una amiga. Y ya la vas a conocer para cuando entres en Hogwarts. - Si es más pequeña que yo, ¿qué importa? Cuando yo entre ella no va a estar. - ¡¡Mamá!! ¿¿Puedes venir?? - Se escuchó a Arnold desde la otra habitación. Molly suspiró. - Cariño, ¿qué puedo decirte? Intenta pasártelo bien ¿vale? Estamos en casa, al fin y al cabo. - Y, dicho esto y sin darle muchas más opciones, salió del cuarto y empezó a comunicarse con Arnie a gritos por el pasillo.
Se miró el vestido, tocándose el bajo de la falda. Frunció el ceño otra vez. ¡Que no le gustaba, jolín! Y ahora todos se iban a poner a correr y a jugar y luego se agachaba y se manchaba y encima se enfadaban con ella, qué absurdo. Resopló y se sentó en la cama, enfurruñada. No pensaba salir de su cuarto hasta que se fueran, ¡no quería verles! ¿Por qué tenía que hablar con esa gente? ¡No eran sus amigos! ¿Y qué si había otra niña? ¿Es que tenía que ser amiga de todas las niñas del mundo solo porque eran niñas? ¡Pues no quería!
- ¡Eriiiiiin! - Y encima Arnold estaba de ese contento insoportable que se ponía cuando estaba entusiasmado con algo. Rodó los ojos, pero su hermano entró como un torrente por la habitación y empezó a dar saltos como un puffskein hiperactivo. - ¡¿A que es guay?! ¡¡Te lo vas a pasar genial, te van a caer genial, y cuando vayamos a La Provenza va a ser genial!! - ¿Qué es La Provenza? - Preguntó, con un punto evidente de desconfianza. Porque ese "cuando vayamos" le empezaba a sonar a encerrona total. Arnie la miró con una sonrisa radiante. - ¡La semana que viene! ¡Los Gallia nos han invitado a la playa! ¡En Francia! - Arnie se atropellaba un montón cuando se emocionaba. Pero Erin no estaba en esas.
Puso cara de horror. - ¡Yo no quiero ir! ¡No les conozco! ¡Quiero estar en mi casa! - Pero si estamos en cas... - ¡¡No quiero!! - Se enfadó, y se cruzó de brazos como para reafirmarlo. Ahí sí notó que Arnold se desinflaba. Jo... No quería ser una aguafiestas con su hermano, si él era muy bueno. Pero es que... le encantaban las quedadas y ser supersociable y conocer gente, y ella acababa metida en sus cosas y se estaba viendo venir que en Hogwarts iba a ser así siempre y no quería. Arnie, tras unos segundos de silencio, se sentó a su lado en la cama. - A lo mejor... te caen bien. - Erin no contestó. - ¿Si te cuento una cosa... prometes no chivarte a papá y mamá y montar un número? - Ella la miró con los ojos entornados. Arnie jugó con los dedos de sus manos. - Los Gallia nos han invitado a todos a la playa, pero... esto ha sido... idea de mamá. Lo de la merienda en casa. - Erin parpadeó. - ¿Por qué? - Por ti. - Respondió el otro, con obviedad pero también con la dulzura que le caracterizaba. - Sabemos que... no te gusta la gente nueva y eso. Así que mamá... le dijo a papá que mejor que estuviéramos todos aquí en casa, que tú ibas a estar más cómoda, y que les conocieras. Y si te caían bien íbamos todos, y si no, pues me iba yo solo con papá, y mamá se quedaba aquí contigo. - Eso hizo que Erin cambiara la expresión. Perdió el ceño fruncido de forma automática y parpadeó. - Pero entonces mamá se quedaría sin playa. - Arnie se encogió de hombros. - Pero si no te caen bien... no te van a llevar de viaje para que estés... así. Enfadada. - Volvió a hacer un mohín. - No me gusta que me traten como a una niña pequeña. - Pues no seas una niña pequeña. - Resolvió el otro, bien contento, como si la solución estuviera al alcance de la mano. Dicho esto, se levantó sonriente y de un salto de la cama. - ¡Ya verás! ¡Te van a encantar! Tú dales una oportunidad ¿sí? Y si Violet no te cae bien... me buscas. William es muy divertido, ya verás. - Y, dicho esto, salió de su habitación. A lo justo, porque el timbre de la puerta acababa de sonar, y a ella le retumbó en el pecho y se lo presionó. Arnold ya trotaba escaleras abajo, dispuesto a abrir la puerta. Y a ver cómo salía ella de su madriguera.
Se miró el vestido, tocándose el bajo de la falda. Frunció el ceño otra vez. ¡Que no le gustaba, jolín! Y ahora todos se iban a poner a correr y a jugar y luego se agachaba y se manchaba y encima se enfadaban con ella, qué absurdo. Resopló y se sentó en la cama, enfurruñada. No pensaba salir de su cuarto hasta que se fueran, ¡no quería verles! ¿Por qué tenía que hablar con esa gente? ¡No eran sus amigos! ¿Y qué si había otra niña? ¿Es que tenía que ser amiga de todas las niñas del mundo solo porque eran niñas? ¡Pues no quería!
- ¡Eriiiiiin! - Y encima Arnold estaba de ese contento insoportable que se ponía cuando estaba entusiasmado con algo. Rodó los ojos, pero su hermano entró como un torrente por la habitación y empezó a dar saltos como un puffskein hiperactivo. - ¡¿A que es guay?! ¡¡Te lo vas a pasar genial, te van a caer genial, y cuando vayamos a La Provenza va a ser genial!! - ¿Qué es La Provenza? - Preguntó, con un punto evidente de desconfianza. Porque ese "cuando vayamos" le empezaba a sonar a encerrona total. Arnie la miró con una sonrisa radiante. - ¡La semana que viene! ¡Los Gallia nos han invitado a la playa! ¡En Francia! - Arnie se atropellaba un montón cuando se emocionaba. Pero Erin no estaba en esas.
Puso cara de horror. - ¡Yo no quiero ir! ¡No les conozco! ¡Quiero estar en mi casa! - Pero si estamos en cas... - ¡¡No quiero!! - Se enfadó, y se cruzó de brazos como para reafirmarlo. Ahí sí notó que Arnold se desinflaba. Jo... No quería ser una aguafiestas con su hermano, si él era muy bueno. Pero es que... le encantaban las quedadas y ser supersociable y conocer gente, y ella acababa metida en sus cosas y se estaba viendo venir que en Hogwarts iba a ser así siempre y no quería. Arnie, tras unos segundos de silencio, se sentó a su lado en la cama. - A lo mejor... te caen bien. - Erin no contestó. - ¿Si te cuento una cosa... prometes no chivarte a papá y mamá y montar un número? - Ella la miró con los ojos entornados. Arnie jugó con los dedos de sus manos. - Los Gallia nos han invitado a todos a la playa, pero... esto ha sido... idea de mamá. Lo de la merienda en casa. - Erin parpadeó. - ¿Por qué? - Por ti. - Respondió el otro, con obviedad pero también con la dulzura que le caracterizaba. - Sabemos que... no te gusta la gente nueva y eso. Así que mamá... le dijo a papá que mejor que estuviéramos todos aquí en casa, que tú ibas a estar más cómoda, y que les conocieras. Y si te caían bien íbamos todos, y si no, pues me iba yo solo con papá, y mamá se quedaba aquí contigo. - Eso hizo que Erin cambiara la expresión. Perdió el ceño fruncido de forma automática y parpadeó. - Pero entonces mamá se quedaría sin playa. - Arnie se encogió de hombros. - Pero si no te caen bien... no te van a llevar de viaje para que estés... así. Enfadada. - Volvió a hacer un mohín. - No me gusta que me traten como a una niña pequeña. - Pues no seas una niña pequeña. - Resolvió el otro, bien contento, como si la solución estuviera al alcance de la mano. Dicho esto, se levantó sonriente y de un salto de la cama. - ¡Ya verás! ¡Te van a encantar! Tú dales una oportunidad ¿sí? Y si Violet no te cae bien... me buscas. William es muy divertido, ya verás. - Y, dicho esto, salió de su habitación. A lo justo, porque el timbre de la puerta acababa de sonar, y a ella le retumbó en el pecho y se lo presionó. Arnold ya trotaba escaleras abajo, dispuesto a abrir la puerta. Y a ver cómo salía ella de su madriguera.
Erin O'Donnell | Casa O'Donnell | 17 de junio de 1969 |
XIII

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- La eternidad es nuestra:
Freyja
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Mar Oct 24, 2023 7:59 pm por Ivanka
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Capítulo 3
Is it necessary?
”
— ¡ROBERT CONTROLA A ESA NIÑA! ¡TE JURO QUE VA A ACABAR CONMIGO SI SE PRESENTA EN CASA DE LOS O’DONNELL ASÍ! — Chilló su madre. Violet estaba muerta de risa mientras seguía jugando con sus lazos, haciéndolos volar al viento a base de correr. William estaba muerto de risa también. — ¡Así así, Vivi! ¡Ahora se lo enseñas a Arnold! — ¡NADA, NOS DAMOS LA VUELTA! — Oish, su madre, siempre tan dramática. Su padre se metió entre ellos, suspirando, y tomándola de un brazo. — Violet, ven aquí. — Y la llevó cerca de un árbol, agachándose y poniéndose a su altura y cogiéndole los lazos de la mano. — Por favor, hija, deja de molestar a tu madre. — ¡Que yo no molesto, papá! Que solo estoy jugando. Es que le molesta que juegue, papi. — La peinó con un hechizo y le recolocó el vestido. — Venga, por favor, ya sabes de lo que estoy hablando. Esta visita es importante para tu hermano y tu madre, y tú te tienes que portar bien. — ¡Pero si William está muerto de risa! ¡Vamos, papá! — Violet. Mírame. — Ella suspiró y dejó caer los hombros. — Si te portas mal, mamá me ha dicho que te tengo que llevar a casa y no dejarte ir a La Provenza cuando los O’Donnell vayan, ¿me has entendido? — ¡NOOOOO! ¿Pero por qué? ¿Es que no puedo correr? — No esta vez. Por favor, compórtate y podrás correr todo lo que quieras cuando vayamos a Francia, ¿de acuerdo? — Violet resopló y asintió, poniéndose al lado de su hermano.
Llegaron a la valla de una casa preciosa, y William le dio con el brazo en el hombro. — Qué modosita. — Ella le dio de vuelta. — No te inventes palabras. — No me la he inventado. — Contestó su hermano poniendo voces dándole más fuerte. Violet convirtió lo suyo en un manotazo. — ¡Que papá me ha dicho que me quedo sin playa, cállate! — ¡WILLIAM Y VIOLET GALLIA YO OS JURO QUE…! — ¡OY! ¡Pero si es mi niño rubio! ¡Qué alegría volver a verte! — ¡Hola, señora O’Donnell! — Saludó de inmediato su hermano, entrando por la valla sin ser invitado para abrazar a la mujer pelirroja de aspecto afable que salía por la puerta. Su madre trató de agarrarlo sin éxito, así que la que se llevó las pinzas de la mano de su madre sobre su hombro, de regalo, fue ella. — ¡Molly, querida! — ¡Ay, Helena! Qué niño más alegre, si es que da gusto tenerle aquí. Cómo me alegro de que mi Arnie haya hecho amigos en Inglaterra. — Entonces dirigió la mirada hacia ella. — Y tú eres… Violet, ¿a que sí? — Ella rio. — ¿Cómo lo ha sabido? — ¡Violet! — Le regañó su madre, pero la mujer le dio en la frente. — Porque soy adivina y he dicho “uy, esta niña tan rubia que viene con mi William… Debe ser Violet Gallia”. — Eso la hizo reír. — Yo soy Molly, y si vienes conmigo, voy a presentarte a una amiga. — Y ella, sin pensárselo, le dio la mano a la señora. Su madre rio nerviosamente. — Vivi, pórtate bien… —
Pasaron por al lado de un señor muy parecido a Arnie que la saludó muy caballerosamente y se fue hacia sus padres, pero ella siguió de la mano de Molly hacia dentro. — Esta casa es más grande que la nuestra. — Eso hizo reír a Molly. — Lo importante es que estéis a gusto en ella. — Estaría más a gusto en esta. — Le pareció que la mujer miraba para atrás ligeramente, como hacái ella cuando sabía que su madre la iba a pillar. Subieron las escaleras y entraron en una habitación. — Mira, aquí está la amiguita. Violet, esta es mi hija Erin. Tiene dos años más que tú, y aún no tiene muchos amigos en Inglaterra. Le gustan mucho las criaturas, verás qué de cosas sabe de ellos. Os quedáis aquí un ratito si os apetece, y luego bajamos todos a merendar— Y a Vivi se le puso una sonrisa enorme mirando a la chica. Le gustaban sus ojos azules, y tenía el pelo más rojo que jamás hubiera visto. Saludó con la mano. — Hola. Me llaman Vivi, te vi el día que fuimos a recoger a William, pero no sabía cómo te llamabas. — Entró a la habitación y se subió de una alto en la cama, batiendo los pies. — Me encanta tu casa. ¿Quieres jugar a algo? Pareces guay. — Esa era Vivi, como le dieran libertad, se sentía en su casa. Señaló un dragón en la cama de la niña. — Qué mono. Me gusta. Pero no lo toco hasta que me des permiso. Pero vamos, que puede jugar también con nosotras. —
Llegaron a la valla de una casa preciosa, y William le dio con el brazo en el hombro. — Qué modosita. — Ella le dio de vuelta. — No te inventes palabras. — No me la he inventado. — Contestó su hermano poniendo voces dándole más fuerte. Violet convirtió lo suyo en un manotazo. — ¡Que papá me ha dicho que me quedo sin playa, cállate! — ¡WILLIAM Y VIOLET GALLIA YO OS JURO QUE…! — ¡OY! ¡Pero si es mi niño rubio! ¡Qué alegría volver a verte! — ¡Hola, señora O’Donnell! — Saludó de inmediato su hermano, entrando por la valla sin ser invitado para abrazar a la mujer pelirroja de aspecto afable que salía por la puerta. Su madre trató de agarrarlo sin éxito, así que la que se llevó las pinzas de la mano de su madre sobre su hombro, de regalo, fue ella. — ¡Molly, querida! — ¡Ay, Helena! Qué niño más alegre, si es que da gusto tenerle aquí. Cómo me alegro de que mi Arnie haya hecho amigos en Inglaterra. — Entonces dirigió la mirada hacia ella. — Y tú eres… Violet, ¿a que sí? — Ella rio. — ¿Cómo lo ha sabido? — ¡Violet! — Le regañó su madre, pero la mujer le dio en la frente. — Porque soy adivina y he dicho “uy, esta niña tan rubia que viene con mi William… Debe ser Violet Gallia”. — Eso la hizo reír. — Yo soy Molly, y si vienes conmigo, voy a presentarte a una amiga. — Y ella, sin pensárselo, le dio la mano a la señora. Su madre rio nerviosamente. — Vivi, pórtate bien… —
Pasaron por al lado de un señor muy parecido a Arnie que la saludó muy caballerosamente y se fue hacia sus padres, pero ella siguió de la mano de Molly hacia dentro. — Esta casa es más grande que la nuestra. — Eso hizo reír a Molly. — Lo importante es que estéis a gusto en ella. — Estaría más a gusto en esta. — Le pareció que la mujer miraba para atrás ligeramente, como hacái ella cuando sabía que su madre la iba a pillar. Subieron las escaleras y entraron en una habitación. — Mira, aquí está la amiguita. Violet, esta es mi hija Erin. Tiene dos años más que tú, y aún no tiene muchos amigos en Inglaterra. Le gustan mucho las criaturas, verás qué de cosas sabe de ellos. Os quedáis aquí un ratito si os apetece, y luego bajamos todos a merendar— Y a Vivi se le puso una sonrisa enorme mirando a la chica. Le gustaban sus ojos azules, y tenía el pelo más rojo que jamás hubiera visto. Saludó con la mano. — Hola. Me llaman Vivi, te vi el día que fuimos a recoger a William, pero no sabía cómo te llamabas. — Entró a la habitación y se subió de una alto en la cama, batiendo los pies. — Me encanta tu casa. ¿Quieres jugar a algo? Pareces guay. — Esa era Vivi, como le dieran libertad, se sentía en su casa. Señaló un dragón en la cama de la niña. — Qué mono. Me gusta. Pero no lo toco hasta que me des permiso. Pero vamos, que puede jugar también con nosotras. —
Violet Gallia | Casa O'Donnell | 17 de junio de 1969 |
XIII


- El Pájaro en el espino, el comienzo:
- Golden Shields:
Alice Gallia
Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime[/center]
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- 16 de enero de 2002:
Ivanka
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Dom Nov 12, 2023 9:40 pm por Freyja
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Capítulo 3
Is it necessary?
”
Ahí había MUCHAS personas, porque al abrirse la puerta se escucharon muchas voces, y no en plan como cuando estaban en Irlanda y había muchos primos pero todos eran mayores que ella y tenían un montón de animalitos y podía irse al campo y entretenerse. Mucha gente de la que se metía en tu casa y se sentaba delante de ti y te hablaba y te hacía muchas preguntas y tú tenías que responder y encima irte a jugar con una desconocida. No quería. Quería volver a Irlanda. Quería estar en el campo con los diricawls de sus primos.
Estaba escuchando a su madre subir con la niña por las escaleras, porque la oía hablar con ella (y oía a la otra hablar, pf, ya iba a hablar más que ella fijo, aunque tampoco era eso muy difícil). Las echaría con un gruñido si no fuera porque realmente le había dado pena dejar a mamá sin playa, que seguro que le gustaba un montón, y siempre estaba hablando del mar de Irlanda, el de Francia sería parecido, a ver, era agua. Aunque en el libro que tenía de criaturas marinas ponían que eran diferentes, y ahora que lo pensaba, igual sí le interesaba ver las criaturas marinas de Francia, porque en Irlanda...
Botó en la cama, porque se había perdido en la divagación y su madre y la niña ya estaban allí. La miró con más recelo que si fuera una bestia a punto de atacar, porque con cualquier animal se sentía con más posibilidades que con otro humano, sobre todo con humanos de su edad. Miró a su madre y estuvo a punto de negar muchas veces con la cabeza. ¡No! ¿Para qué le dices que sé cosas? Ahora me va a preguntar. El que sabía cosas en esa casa era Arnie, y a él le gustaba más hablar, y era más mayor, ¡que le preguntara a él si quería informarse de algo! Ah, pero Arnie estaba con William y ellas eran las dos niñas, claro. Pf, qué fastidio.
Ya estaba la niña hablando y ella no había abierto la boca. Se puso en la cama a su lado y la miró con los ojos muy abiertos. Arnie que era su hermano llamaba a la puerta para preguntarle si podía pasar a su cuarto y esa niña se le había subido en la cama sin preguntar. Parpadeó. ¿Guay? ¿Ella? ¿Le tomaba el pelo? Entornó la mirada donde señalaba, y luego hacia ella de nuevo. - Es... un dragón. - Hizo una pausa. - Pero no echa fuego de verdad, porque es un peluche. - Bajó la mirada y se quedó callada otra vez. Se encogió de hombros como toda respuesta a lo de jugar, si bien la pregunta se la había hecho hacía varias frases, pero es que había dicho demasiadas cosas juntas y no le había dado tiempo a responder. Se arrepintió de estar con las piernas cruzadas sobre la cama, porque la otra estaba moviéndolas y se lo estaba pegando y ella no las podía mover porque las tenía cruzadas y se estaba poniendo nerviosa. Y encima no debería estar así, que llevaba un vestido, qué milagro que su madre no le hubiera dicho nada. Se aplastó el bajo de la falda entre las piernas, nerviosamente, mirando hacia abajo. Puf, qué silencio. ¿Cuánto llevaban en silencio ya? ¿Ocho minutos? ¿Tres horas? Igual eso era mucho. No controlaba demasiado el tiempo y con gente se le hacía muy largo.
Empezó a pasear la mirada por la habitación como si la estuviera descubriendo por primera vez, o peor, como hacían los conejos cuando no querían ser vistos y, en vez de esconderse, no te miraban a ver si con suerte tú no les veías a ellos. Puso la mirada en Draquito. Lo cogió y se lo puso en el regazo, con la mirada baja. Volvió a pasear la vista por la habitación. - ¿Te gustan las criaturas? - No es como que pudiera hablar de mucho más. Estiró el brazo hacia su estantería y le tendió un libro. - Ese es mi favorito. -
Estaba escuchando a su madre subir con la niña por las escaleras, porque la oía hablar con ella (y oía a la otra hablar, pf, ya iba a hablar más que ella fijo, aunque tampoco era eso muy difícil). Las echaría con un gruñido si no fuera porque realmente le había dado pena dejar a mamá sin playa, que seguro que le gustaba un montón, y siempre estaba hablando del mar de Irlanda, el de Francia sería parecido, a ver, era agua. Aunque en el libro que tenía de criaturas marinas ponían que eran diferentes, y ahora que lo pensaba, igual sí le interesaba ver las criaturas marinas de Francia, porque en Irlanda...
Botó en la cama, porque se había perdido en la divagación y su madre y la niña ya estaban allí. La miró con más recelo que si fuera una bestia a punto de atacar, porque con cualquier animal se sentía con más posibilidades que con otro humano, sobre todo con humanos de su edad. Miró a su madre y estuvo a punto de negar muchas veces con la cabeza. ¡No! ¿Para qué le dices que sé cosas? Ahora me va a preguntar. El que sabía cosas en esa casa era Arnie, y a él le gustaba más hablar, y era más mayor, ¡que le preguntara a él si quería informarse de algo! Ah, pero Arnie estaba con William y ellas eran las dos niñas, claro. Pf, qué fastidio.
Ya estaba la niña hablando y ella no había abierto la boca. Se puso en la cama a su lado y la miró con los ojos muy abiertos. Arnie que era su hermano llamaba a la puerta para preguntarle si podía pasar a su cuarto y esa niña se le había subido en la cama sin preguntar. Parpadeó. ¿Guay? ¿Ella? ¿Le tomaba el pelo? Entornó la mirada donde señalaba, y luego hacia ella de nuevo. - Es... un dragón. - Hizo una pausa. - Pero no echa fuego de verdad, porque es un peluche. - Bajó la mirada y se quedó callada otra vez. Se encogió de hombros como toda respuesta a lo de jugar, si bien la pregunta se la había hecho hacía varias frases, pero es que había dicho demasiadas cosas juntas y no le había dado tiempo a responder. Se arrepintió de estar con las piernas cruzadas sobre la cama, porque la otra estaba moviéndolas y se lo estaba pegando y ella no las podía mover porque las tenía cruzadas y se estaba poniendo nerviosa. Y encima no debería estar así, que llevaba un vestido, qué milagro que su madre no le hubiera dicho nada. Se aplastó el bajo de la falda entre las piernas, nerviosamente, mirando hacia abajo. Puf, qué silencio. ¿Cuánto llevaban en silencio ya? ¿Ocho minutos? ¿Tres horas? Igual eso era mucho. No controlaba demasiado el tiempo y con gente se le hacía muy largo.
Empezó a pasear la mirada por la habitación como si la estuviera descubriendo por primera vez, o peor, como hacían los conejos cuando no querían ser vistos y, en vez de esconderse, no te miraban a ver si con suerte tú no les veías a ellos. Puso la mirada en Draquito. Lo cogió y se lo puso en el regazo, con la mirada baja. Volvió a pasear la vista por la habitación. - ¿Te gustan las criaturas? - No es como que pudiera hablar de mucho más. Estiró el brazo hacia su estantería y le tendió un libro. - Ese es mi favorito. -
Erin O'Donnell | Casa O'Donnell | 17 de junio de 1969 |
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Mar Dic 05, 2023 6:02 pm por Ivanka
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Capítulo 3
Is it necessary?
”
La chica no parecía tener muchísimas ganas de hablar precisamente, pero bueno, todo fuera eso, Vivi se bastaba y se servía sola, pero tenía curiosidad por esa otra niña. Claro, que parecía haberla asustado, porque no decía nada, hasta que por fin dictaminó que el dragón era un peluche. — Ah. Guay. O sea, guay porque así no nos quemamos sin querer, pero ¿no sería megaguay que echara fuego de verdad? En plan, podríamos encender petardos o velas o lo que sea… — Pero se formó tal silencio que dejó salir el aire y miró al techo. — Bueno, o no… Los peluches son… Guays. Yo no tengo, pero sí tengo muñecas. Y lo que me gusta es que hagan fiestas, o que viajen por el mundo… Pero como no se pueden aparecer, como yo, van volando en escoba a los sitios. Pero un día me las puedo traer y se pueden montar en el dragón. —
Pero la chica le ofreció un libro y ella… En cualquier otra ocasión habría dicho “vaya muermo” pero parecía que era lo que le gustaba, así que cogió el libro y lo abrió. — A mi hermano también le gustan mucho los libros, es un poco pesado enseñándome cosas. Pero las criaturas son más entretenidas, así que… Puedes contarme qué cosas te gustan. — Le sonrió y le dio un codazo flojito. — Nuestros hermanos son superpesados con sus cosas, y superravenclaw. Tú y yo podemos tener nuestras cosas… Y ser… Las hermanas guays. Con tu dragón y mis muñecas… Y me puedes enseñar cosas de criaturas y a poco que me enseñes ya sabré más que mi hermano, seguro. — Se encogió de un hombro y sonrió. — ¿Sabes? Desde que William se fue… Me sentía un poco sola, porque mis primos están en Francia, y entonces mi madre me dijo que Arnie tenía una hermana y pensé “mira, igual podemos ser amigas” y… Eso es lo que quiero, tener una amiga. Aunque luego tú también te vayas a Hogwarts, pero oye, mira, me vas abriendo camino para cuando vaya. — Suspiró y dejó caer los hombros. — Y veo que a ti tampoco te vendría mal, y podemos hacer rabiar a nuestros hermanos y reírnos un rato. No sé. Siento que no me callo. Mi madre dice que nos pasa a todos los Gallia. —
Pero la chica le ofreció un libro y ella… En cualquier otra ocasión habría dicho “vaya muermo” pero parecía que era lo que le gustaba, así que cogió el libro y lo abrió. — A mi hermano también le gustan mucho los libros, es un poco pesado enseñándome cosas. Pero las criaturas son más entretenidas, así que… Puedes contarme qué cosas te gustan. — Le sonrió y le dio un codazo flojito. — Nuestros hermanos son superpesados con sus cosas, y superravenclaw. Tú y yo podemos tener nuestras cosas… Y ser… Las hermanas guays. Con tu dragón y mis muñecas… Y me puedes enseñar cosas de criaturas y a poco que me enseñes ya sabré más que mi hermano, seguro. — Se encogió de un hombro y sonrió. — ¿Sabes? Desde que William se fue… Me sentía un poco sola, porque mis primos están en Francia, y entonces mi madre me dijo que Arnie tenía una hermana y pensé “mira, igual podemos ser amigas” y… Eso es lo que quiero, tener una amiga. Aunque luego tú también te vayas a Hogwarts, pero oye, mira, me vas abriendo camino para cuando vaya. — Suspiró y dejó caer los hombros. — Y veo que a ti tampoco te vendría mal, y podemos hacer rabiar a nuestros hermanos y reírnos un rato. No sé. Siento que no me callo. Mi madre dice que nos pasa a todos los Gallia. —
Violet Gallia | Casa O'Donnell | 17 de junio de 1969 |
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