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Mar Dic 29, 2020 3:39 pm por Myshella
Recuerdo del primer mensaje :
As you wish
But take care when you choose your words
Once upon a time...
Un reino andalusí, cuya joya, Madīnat al-Zahrā, albergaba a un príncipe valeroso y estimado.
Este joven emir, hijo predilecto del malik, había otorgado sus amores a una joven de rango inferior, una muchacha que servía en su palacio.
Llevaban en secreto sus amoríos, aunque bien sabían ambos-más él que ella- que pronto habria de llegar el día en que debiera el noble desposar a una princesa.
Una mujer adecuada. De su misma condición, que trajera honor y riqueza en igual medida a su Qurṭuba.
Un día el malik anunció, orgulloso, la pronta llegada de la escogida. Y los esponsales, celebrados de inmediato.
La ciudad se cubrió de júbilo, ornamentos y cantos.
Y ella, la joven muchacha, deshecho el corazón, se refugió en su trabajo.
Más fue a dar, justamente, con una habitación perdida, llena de enseres olvidados, en el ala oeste del palacio.
La puerta entreabierta cuando siempre la viera cerrada, parecía la estancia llamarla.
Y dentro de ella, una extraña lámpara. Colocada sobre una mesilla, en el mismo centro.
Una lámpara labrada y bellamente decorada.
Una lámpara extrañamente atrayente.
Una lámpara que parecía estar esperándola.
Y, sosteniéndola entre sus manos, tuvo la extraña necesidad de limpiar esa capa de polvo que la cubría.
La frotó, cuidadosa, con el extremo de su falda.
Y...
Y de ella surgió un torbellino de viento y luz; una vorágine inesperada, que fue a concentrarse ante la joven, dando forma a las leyendas.
Porque, al instante, una Djinn aguardaba, paciente, ante ella.
Lo que ella más deseaba era que su príncipe no se desposara al día siguiente.
Así, desoyendo cuentos de su infancia, se precipitó a expresar su deseo.
Esa noche la genio irrumpió en el dormitorio del príncipe, y se lo llevó consigo.
Un reino andalusí, cuya joya, Madīnat al-Zahrā, albergaba a un príncipe valeroso y estimado.
Este joven emir, hijo predilecto del malik, había otorgado sus amores a una joven de rango inferior, una muchacha que servía en su palacio.
Llevaban en secreto sus amoríos, aunque bien sabían ambos-más él que ella- que pronto habria de llegar el día en que debiera el noble desposar a una princesa.
Una mujer adecuada. De su misma condición, que trajera honor y riqueza en igual medida a su Qurṭuba.
Más es el destino en ocasiones caprichoso.
Un día el malik anunció, orgulloso, la pronta llegada de la escogida. Y los esponsales, celebrados de inmediato.
La ciudad se cubrió de júbilo, ornamentos y cantos.
Y ella, la joven muchacha, deshecho el corazón, se refugió en su trabajo.
Más fue a dar, justamente, con una habitación perdida, llena de enseres olvidados, en el ala oeste del palacio.
La puerta entreabierta cuando siempre la viera cerrada, parecía la estancia llamarla.
Y dentro de ella, una extraña lámpara. Colocada sobre una mesilla, en el mismo centro.
Una lámpara labrada y bellamente decorada.
Una lámpara extrañamente atrayente.
Una lámpara que parecía estar esperándola.
Y, sosteniéndola entre sus manos, tuvo la extraña necesidad de limpiar esa capa de polvo que la cubría.
La frotó, cuidadosa, con el extremo de su falda.
Y...
Y de ella surgió un torbellino de viento y luz; una vorágine inesperada, que fue a concentrarse ante la joven, dando forma a las leyendas.
Porque, al instante, una Djinn aguardaba, paciente, ante ella.
¿Qué deseas?
Lo que ella más deseaba era que su príncipe no se desposara al día siguiente.
Así, desoyendo cuentos de su infancia, se precipitó a expresar su deseo.
Y la djinn se lo concedió.
Esa noche la genio irrumpió en el dormitorio del príncipe, y se lo llevó consigo.
Lejos.
Muy lejos.
Donde ni su prometida, ni su enamorada, ni sus familiares, podrían encontrarle.
Muy lejos.
Donde ni su prometida, ni su enamorada, ni sus familiares, podrían encontrarle.
PERSONAJES
Ahmed Príncipe Omeya - Pedro Pascal - Timelady |
Ashi Djinn - Karen David - Myshella |
CAPITULOS
1x1 - ORIGINAL - FANTASÍA
XIII
- código de respuesta:
- Código:
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<div class="rsx2txt">Tu texto por aquí...</div>
</div><div class="rsx2datsq"><div class="rsx2dat">¿Quién? - ¿Dónde? - ¿Con quién?</div></div>
<br>[url=https://www.treeofliferpg.com/u967]<div class="creditosxiii">XIII</div>[/url]
</center>
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Última edición por Myshella el Lun Jul 04, 2022 2:45 pm, editado 2 veces


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Dom Ene 29, 2023 4:39 pm por Myshella
The end
and a new beginning
-¡Destruir el reino!- la exclamación sonó a cristales rotos, mano en el pecho y lágrimas brotando de unos ojos tan bellos como oscuros.
Sin embargo, el temblar en los labios de Farah se medía con tal precisión que, a poco que uno no estuviera tan impresionado como estaba el malik, resltaría sencillo darse cuenta del teatro que la joven estaba protagonizando.
Farah lanzó una mirada altiva, de arriba abajo, a la djinn, antes de sorber por la nariz y volverse no al príncipe, no; a su padre, el señor del lugar.
-Os dije ya, mi señor, que los demonios de fuego son mentirosos y malignos por naturaleza. Y que convierten en actos horrendos las más puras intenciones.
La mujer, de larga melena oscura, se dejó caer de rodillas a los pies del mayor, que acababa de tomar asiento nuevamente, en la butaca que a su disposición había colocado uno de los guardianes presentes.
-Oí, al llegar la comitiva de la princesa- la prometida- cómo se le daban instrucciones para que, en la noche de bodas, clavara una fina daga en el corazón de mi señor- a ese mi señor, la vista, pàrpados bajos, brillo lánguido en los iris, se volvió a Ahmed. Suspiró exageradamente, antes de regresar la atención al señor de Madīnat al-Zahrā.
Como buen comendiante, marcó entonces la pausa precisa para darle solemnidad a tan atroz declaración.
-Querían empezar una guerra, sahib alsiyadat allaamie. Y sí, esto es cierto. Desconcertada y acongojada, vagué por la medina, hasta alcanzar una habitación en la que no había entrado nunca. Y encontré en ella la lámpara de eso.
Eso fue acompañado de un gesto, índice señalando a Ashi.
La djinn, a cada paso más perpleja, había, con un rodar de la muñeca, mandado a recogerse su alfombra mágica, y daba entonces un par de pasos titubeantes tras Ahmed, pretendiendo sin siquiera planteárselo, esconderse un tanto, a espaldas del príncipe.
¿Para eso la había llamado? En realidad, ella no sabía nada de nada, de antes de su despertar.
¿Sería verdad?
-La froté y ese demonio de fuego apareció. Le pedí que pusiera a salvo al príncipe, no que se lo llevara.
Ah. Espera. No. Era mentira. Estaba mintiendo.
-En realidad, tus palabras exactas fueron Que el príncipe no se despose hoy, ama.
Sí, sí. De proteger o de princesas, no había dicho nada. Ni de dagas asesinas. De eso tampoco.
Farah, encendida, se puso en pie de un salto. Antes siquiera de tomar conciencia de su propia reacción, había apretado los puños y avanzado un par de pasos en dirección a Ashi. O más bien a Ahmed, puesto que la djinn estaba justo tras él.
-¡Eso es mentira, engendro de los avernos!
El malik fue a ponerse en pie, con intención de intervenir.
Pero el hombre, que ya contaba una edad, acabó por llevarse la mano al corazón y volver a sentarse, respirando pesadamente.
-¡Silencio las dos! Criada y...y lo que seas. Criada y djinn.
Clavó la mirada directamente en los orbes de su hijo, alzando el mentón.
Mejor que prosiguiera él.
Sin embargo, el temblar en los labios de Farah se medía con tal precisión que, a poco que uno no estuviera tan impresionado como estaba el malik, resltaría sencillo darse cuenta del teatro que la joven estaba protagonizando.
Farah lanzó una mirada altiva, de arriba abajo, a la djinn, antes de sorber por la nariz y volverse no al príncipe, no; a su padre, el señor del lugar.
-Os dije ya, mi señor, que los demonios de fuego son mentirosos y malignos por naturaleza. Y que convierten en actos horrendos las más puras intenciones.
La mujer, de larga melena oscura, se dejó caer de rodillas a los pies del mayor, que acababa de tomar asiento nuevamente, en la butaca que a su disposición había colocado uno de los guardianes presentes.
-Oí, al llegar la comitiva de la princesa- la prometida- cómo se le daban instrucciones para que, en la noche de bodas, clavara una fina daga en el corazón de mi señor- a ese mi señor, la vista, pàrpados bajos, brillo lánguido en los iris, se volvió a Ahmed. Suspiró exageradamente, antes de regresar la atención al señor de Madīnat al-Zahrā.
Como buen comendiante, marcó entonces la pausa precisa para darle solemnidad a tan atroz declaración.
-Querían empezar una guerra, sahib alsiyadat allaamie. Y sí, esto es cierto. Desconcertada y acongojada, vagué por la medina, hasta alcanzar una habitación en la que no había entrado nunca. Y encontré en ella la lámpara de eso.
Eso fue acompañado de un gesto, índice señalando a Ashi.
La djinn, a cada paso más perpleja, había, con un rodar de la muñeca, mandado a recogerse su alfombra mágica, y daba entonces un par de pasos titubeantes tras Ahmed, pretendiendo sin siquiera planteárselo, esconderse un tanto, a espaldas del príncipe.
¿Para eso la había llamado? En realidad, ella no sabía nada de nada, de antes de su despertar.
¿Sería verdad?
-La froté y ese demonio de fuego apareció. Le pedí que pusiera a salvo al príncipe, no que se lo llevara.
Ah. Espera. No. Era mentira. Estaba mintiendo.
-En realidad, tus palabras exactas fueron Que el príncipe no se despose hoy, ama.
Sí, sí. De proteger o de princesas, no había dicho nada. Ni de dagas asesinas. De eso tampoco.
Farah, encendida, se puso en pie de un salto. Antes siquiera de tomar conciencia de su propia reacción, había apretado los puños y avanzado un par de pasos en dirección a Ashi. O más bien a Ahmed, puesto que la djinn estaba justo tras él.
-¡Eso es mentira, engendro de los avernos!
El malik fue a ponerse en pie, con intención de intervenir.
Pero el hombre, que ya contaba una edad, acabó por llevarse la mano al corazón y volver a sentarse, respirando pesadamente.
-¡Silencio las dos! Criada y...y lo que seas. Criada y djinn.
Clavó la mirada directamente en los orbes de su hijo, alzando el mentón.
Mejor que prosiguiera él.
Ashi - Madīnat al-Zahrā - con Ahmed, Farah, el malik y los guardias
XIII


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Ayer a las 6:53 am por Timelady
The end
and a new beginning
Ahmed se preguntaba a cada momento, cada vez que sus orbes se posaban sobre la mujer en el suelo, cómo era posible que hubiera sentido el más mínimo afecto hacia ella como para alimentar fantasías tan peligrosas. Sí era consciente, sin embargo, que aquellos trucos que trataba de usar sobre su padre los había usado con él en el pasado... debió haberse retirado la venda de los ojos mucho tiempo.
Pero Farah era una experta mentirosa y por un instante consiguió que pensara que ciertamente hubo un complot contra su persona, mas la mentira pronunciada contra Ashi y el deseo que se le concedió fue suficiente para hacerle olvidar toda clemencia.
Un paso tan solo tuvo que dar para interponerse entre ambas, con una mirada dura hacia su antigua amante, una advertencia, no debía atreverse a continuar por ese camino.
Mucho menos cuando su padre se veía tan afectado por la situación. El enfado dio paso a la preocupación y tomó la muñeca de Farah para devolverla a la alfombra de la que se había levantado.
- La djinn no miente. -Aseveró.- Por suerte o por desgracia para su propio bien, no posee la habilidad para la farsa de la mujer que tenemos ante nosotros. -Y de eso podía dar buena cuenta.
Sus ojos se clavaron contra los de la mujer.- Si fuera verdad que escuchásteis eso, Farah, ¿por qué no avisarme? Por la relación que manteníamos tuviste tu oportunidad de hacerlo. ¿Por qué no informar a tu malik, al consejo, a cualquier guardia...? -Abrió las manos en un gesto que señalaba a todos los que les rodeaban en aquel momento. Cualquiera de ellos habría servido para detener un complot en su contra.
- Padre, dado que esta mujer me robó la libertad por un día, propongo que su castigo sea acorde a su ofensa. Dejará de ser una mujer libre y vivirá como esclava el resto de sus días en el reino de cualquiera de nuestros aliados. Pero jamás volverá a pisar nuestras tierras. -Su padre había de ratificar su decisión implacable, pero ahí estaba, el castigo soberano que pendía sobre la cabeza de quien había arruinado años de negociaciones.- Eso o podemos ofrecer su cabeza al reino con el que íbamos a formar familia.
Pero Farah era una experta mentirosa y por un instante consiguió que pensara que ciertamente hubo un complot contra su persona, mas la mentira pronunciada contra Ashi y el deseo que se le concedió fue suficiente para hacerle olvidar toda clemencia.
Un paso tan solo tuvo que dar para interponerse entre ambas, con una mirada dura hacia su antigua amante, una advertencia, no debía atreverse a continuar por ese camino.
Mucho menos cuando su padre se veía tan afectado por la situación. El enfado dio paso a la preocupación y tomó la muñeca de Farah para devolverla a la alfombra de la que se había levantado.
- La djinn no miente. -Aseveró.- Por suerte o por desgracia para su propio bien, no posee la habilidad para la farsa de la mujer que tenemos ante nosotros. -Y de eso podía dar buena cuenta.
Sus ojos se clavaron contra los de la mujer.- Si fuera verdad que escuchásteis eso, Farah, ¿por qué no avisarme? Por la relación que manteníamos tuviste tu oportunidad de hacerlo. ¿Por qué no informar a tu malik, al consejo, a cualquier guardia...? -Abrió las manos en un gesto que señalaba a todos los que les rodeaban en aquel momento. Cualquiera de ellos habría servido para detener un complot en su contra.
- Padre, dado que esta mujer me robó la libertad por un día, propongo que su castigo sea acorde a su ofensa. Dejará de ser una mujer libre y vivirá como esclava el resto de sus días en el reino de cualquiera de nuestros aliados. Pero jamás volverá a pisar nuestras tierras. -Su padre había de ratificar su decisión implacable, pero ahí estaba, el castigo soberano que pendía sobre la cabeza de quien había arruinado años de negociaciones.- Eso o podemos ofrecer su cabeza al reino con el que íbamos a formar familia.
Ahmed - ¿Palacio extraño? - con Ashi
XIII


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