¡Estaba harta de las malditas restricciones!

No era su culpa que hubiese habido un mensaje estúpido en el campo de quidditch y mucho menos que la gente se lo estuviese tomando en serio. Una persona había salido un poco herida en halloween y después algunos retrasados decidieron generar un poco de caos, fin. No podía creer que por un par de idiotas ella no pudiese jugar.

—Si se creen que no voy a entrenar están locos— habló en dirección de Ada, rodando los ojos como pocas veces. Si la pillaban puede que hubiese bronca, pero que más daba, la gente podía bajar a Hogsmade en parejas, pues era la misma historia para el quidditch.

Salió del colegio con su bolsa al hombre y entró directamente en el campo, yendo hasta la sala del equipo de Hufflepuff para cambiarse de ropa y salir al campo. Además, su padre le había mandado la nueva escoba que había salido para que la probase, así que no podía simplemente dejarla guardando polvo en la taquilla.

Al entrar en el campo se dio cuenta de que no estaba sola, si es que tenía toda la razón del mundo. Quidditch en pareja. Se subió en su escoba y tras darle una patada al suelo se elevó, dándose cuenta que su acompañante era Klaus, el cual parecía estar por matar a alguien por como le palpitaba la vena del cuello.

—¡Bestia parda! —Gritó en su dirección, esperando que el hombre se girase— ¿Qué diablos te pasa?

07/12  + Campo de Quidditch

La respuesta de Klaus hizo que la chica soltase una carcajada bastante sonora. Siempre era la misma historia entre ellos. Le gustaba el Slytherin, era transparente como pocos y siempre se habían llevado bien. No todos los mestizos eran conocidos en el colegio, pero ellos dos no solían tener problema en hablar de su puñetera sangre porque no era un problema. Podría patear a cualquier puro, tanto con su varita como con una buena patada en el culo. Lo mejor de los dos mundos, sin duda.

—A ver, podría decirlo yo, pero es que no queda tan bonito como que tú te llamas a ti mismo idiota o retrasado— respondió, aquel humor acido siempre le hacía vivir. Podía ver, desgraciadamente, la cara de mal estar de Klaus. A veces usar el humor como escudo era la manera más fácil de salir del asunto y con otra persona hubiese funcionado, pero Mogana no le dejaría escaparse porque si del asunto.

—Romper las reglas es mi segundo nombre chaval— comentó, dando un pequeño giró en la escoba y sonriendo sin darse cuenta. Allí era a donde pertenecía, en aquel campo, con el viento sobre su rostro pudiendo moverse libre con su escoba—. Las restricciones de este puto colegio son una mierda, no podía quedarme para siempre en mi sala común, que hayan cancelado el quidditch por unos idiotas me toca la polla que no tengo—ser delicada nunca iría con ella, de eso estaba bastante segura.

Vio la bludger ir hacia ella y se movió hacia un lado, al menos tenía buen ojo, pero si el chico no iba a estar atento a ellas mientras hablaban sería mejor guardarlas.

—Pero bueno, pasando a lo importante, ¿por qué eres un idiota esta vez? — Preguntó, esperando que no esquivase su pregunta. No tenía mucha paciencia desde que cancelaron el quidditch y las visitas a Hogsmade estaban controladas como si fuesen delincuentes.  

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—Claro, claro, es que cagas arco iris es imposible ganarle a eso— respondió, quitándole importancia con una de sus manos. Siempre era interesante hablar con Klaus, sus conversaciones eran dignas de psiquiátrico, pero al menos podía hablar con alguien de manera normal sin que la mirasen raro. Había personas en aquel colegio que vivían demasiado metidas en su propio culo como para darse cuenta de lo finolis que eran.

La chica se encogió de hombros, nadie quería poner las cartas sobre la mesa en esa situación. Parecía que tenían miedo de lo que los padres dirían y es que muchos puros ponían dinero a favor de las escuelas o al menos eso se imaginaba.

—No todos los gilipollas están en tu casa Klaus, hay gente decente como en todos los sitios, diría que son lo más retrasados no ocultándolo— Slytherin daba una especie de protección a los puros. No creía que hubiese un solo nacido de muggles ahí, pero también venía de la mano de lo que su creador había querido cuando fundo la casa o algo así había leído entre línea en un libro de historia.

Todo el torrente de información hizo que Morgana se quedase callada por un par de segundos.

—Vaya embrollo de mierda, tío— respondió bastante despacio, porque procesar todo eso era complicado. Hizo una mueca con los labios, antes de coger aire y soltarlo—. Vamos a sentarnos, anda— hizo un gesto con la cabeza para que la acompañase hasta las gradas y sentarse en una de las sillas, apoyando los pies en uno.

Klaus podía ser un desgraciado a niveles bastante altos.

—Paso a paso, ¿le pediste salir de manera oficial a Marianne? — preguntó, porque necesitaba esa información, de otra le pegaría con el palo de la escoba, por no ser preciso con lo que quería— y lo de Leah, tío, nunca se recae en los ex, ¿las neuronas se te apagan antes de la luna llena?

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La chica escuchó lo que Klaus ke estaba diciendo y no pudo evitar hacer una mueca. Lo de las relaciones era un mundo, ella había estado un montón de tiempo intentando que Arthur se sacará la cabeza del culo y el Hufflepuff había decidido que era demasiado para él. En ese momento estaba fingiendo salir con uno de sus mejores amigos y la verdad era que en parte no le disgustaba, sobre todo ver a Arthur blanco.

—La cuestión, y te lo voy a decir porque te quiero Klaus, ¿cuándo hablabais de intentarlo marcaste la palabra pareja o se quedó en el aire? — tenía que poner el tema en la mesa—. Lo digo porque como alguien que la ha pasado putas intentando definir una relación como un idiota a veces hay que ser jodidamente precisos.

Es que era un lio como una casa, porque al final parecía que su amigo la había liado más que arreglarlo. Soltó el aire que había acumulado en un suspiro un tanto apagado.

—Es que te metes en unos fregados Klaus que no sé qué hacer contigo. Porque es que si lo vas a intentar con alguien no vas y te tiras a tu ex porque te ha dado un besito, vamos, eres mejor que eso—y lo decía en serio—. Pero bueno, ahora que ha pasado no se puede cambiar, así que cual es el siguiente paso, y no me digas que lamentarte mientras juegas a quidditch porque te pateo el maldito culo— no quería lamentos de parte de su amigo—. Si sigues lloriqueando tendré que mandarte a la lloreria y ya sabes que está llena de puritos—bromeó, porque de todos eran los que más lloraban.

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—Ya, hijo, pero es que lo de que vamos a salir te lo puedo decir yo para ir al campo y no supondría una diferencia, por muy guapo que seas no tengo intención de empotrarte contra ninguna pared—. Sabía que en términos de chico eso solía significar el mundo, y no había estado para escuchar la conversación, tan solo quería decirle que a veces si uno no confirmaba todo se iba un poco a la mierda. Al menos no le había pedido que le pidiesen ser pareja o terminaban y el otro se había quedado con cara de ameba.

—Y yo siempre sentiré algo especial por mi mano derecha y no por ello me masturbo en clase, Klaus— respondió, porque el chico era un impulsivo de narices. Al menos podían hablar con toda la naturalidad del mundo sin que el otro lo mirase mal—. Yo sé que es difícil, pero volver a caer en tus propios ciclos no te hará bien, ni a ella, ni al nuevo bombón con quien lo querías intentar, aclárate la cabeza o terminarás hablando conmigo otra vez de lo que no quieres— se suponía que los amigos tenían que ser delicados, pero en su caso, creía que la sinceridad y una buena patada en el culo iba por delante.

Morgana lo miró de arriba abajo y con el último comentario se encogió de hombros. No se estaba viendo desde fuera, de otra seguro que diría lo mismo que ella, pero bueno.

—Pues no sé Klaus, podrías pasar hasta que las aguas se calmasen, pero es que no puedes estar de ese humor porque la situación no se arregla por arte de magia— por muy magos que fuesen, tenían que lidiar con sus sentimientos como cualquier mortal común y corriente—. Coge al lobo por la cabeza— le dijo, cambiando el dicho para uno que tenía más sentido para él.

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—Es lo que tiene, yo te aguanto y tú tienes que dar lo mismo o te metería la mayor patada en el culo que el universo ha visto jamás— respondió con cierta sonrisa. Era sencillo hablar con Klaus de la misma forma que era sencillo compartir intimidades. En cierta manera todo sería más sencillo si alguien como Klaus le hubiese gustado, pero era incapaz de verlo de esa manera, para ella Klaus era el mejor colega con el cual meterse.

Morgana se encogió de hombros, porque al final no podía decirle a su amigo como vivir su vida. La mayoría de chicos pensaban más con la polla que con la cabeza, pero también eran sus hormonas actuando de alguna forma. Arthur también pensaba más en la diversión que en temas serios y eso los había llevado a donde estaban. Le importaba poco que el chico se hubiese quedado confundido, cuando uno solo tenía una neurona activa y funcionaba para mandar sangre a la entrepierna las cosas tenían que cambiar.  

—Siempre dispuesta a golpearte, pero sobre todo a golpear a quien te haga daño, siempre y cuando piense que tienes la razón claro— si era un capullo integral Morgana se lo diría. Se mantendría su lado, pero se lo diría—. Y hablando de cosas, he mandado a freír puñetas a Arthur porque estaba hasta las narices de su comportamiento de niño de tres años que no quiere una relación, pero seguir mojando el esparrago.

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—¡Ni lo dudes! — Alzó el puño delante de Klaus, dejando claro que no tendría ninguna duda de golpearle si era necesario—. Te quiero, pero no hay duda que a veces solo puedes meter sentido común de una manera y yo no tendré problemas en hacerlo— y lo tenía bastante claro en ese sentido.

Hablar de Arthur hacía que la chica rodase los ojos de manera exagerada, no sabía muy bien hacia donde tirar. La última pelea que tuvieron dejó bastante claro cual era su punto de vista y el joven siguió en sus trece de no entender lo que Morgana le estaba diciendo.

—No quiero que se vuelva arrastrando Klaus, estoy cansada de este círculo vicioso, es mi último año en este puto colegio de mierda y no pienso salir con un juego de ahora lo parecemos ahora no lo somos— porque un titulo hacía que las cosas fuesen más fáciles, el hecho de no tenerlo le daba la libertad de estar con quien quisiera.

No pudo evitar sonreír un poco más de la cuenta, moviéndose el cabello hacia un lado, tal vez, de manera demasiado dramática.

—Pero no te preocupes, ya tengo un plan elaborado, al final no tener etiqueta me da libertad de salir con quien quiera ¿no? — comentó, encogiéndose de hombros como si nada.

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La chica mostró una sonrisa tranquila, a pesar de todo, cualquiera que la conociese sabía que en su rostro estaba marcado el caos. Morgana era una persona bastante particular, se consideraba animada y bastante honesta. No verías un ápice de mentira en ella y en caso de hablar de ti sería capaz de repetirlo en tu cara sin dudarlo un segundo.

— Honestamente, creo que lo que tengo en la cabeza le hará mucho más daño que cualquier paliza Klaus— respondió con total tranquilidad—. El mayor problema de Arthur es que cree que voy a estar ahí siempre, que si alguien más viene a intentar ligar conmigo no diré que si, así que mi intención es empezar a salir con alguien más y cerrar la puerta para él, ya sabes como si se hubiese cerrado para siempre y él hubiese perdido su oportunidad—claro que lo que necesitaba era a alguien que no quisiera salir de verdad, sino jugar un rato.

Cruzó las piernas echándose hacia atrás y sonriendo en dirección de Klaus.

—Creo que no muchos podrían resistir mis encantos—comentó haciendo un gesto con la mano hacia sus pechos, aunque fuese un poco vulgar de decir, si tenía que usar armas para conseguir sus objetivos no tenía ningún problema con ello.

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Morgana se encogió de hombros como si nada, en su cabeza todo estaba calculado, además tenía a la persona perfecta. Si era un buen amigo no tenía que preocuparse de la relación, tan solo del juego y estaba segura de que Zephyr sería la persona correcta para hacer que todos sus planes salieran bien.

—No, me conozco demasiado bien como para caer en esas tonterías— respondió, porque a pesar de todo sabía perfectamente que los sentimientos que tenía por Arthur no caerían—. Al final tengo claro con quien tengo que estar, solo estoy cansada de que no se cuenta de que las etiquetas son necesarias para la vida— uno no podía vivir sin etiquetas, al final tener una relación era importante, jugar en la línea hacia que en caso de que algo saliese mal no hubiese ningún tipo de compromiso.

Asintió, con esa sonrisa malvada que dejaba claro que el plan estaba organizado en su cabeza al milímetro, cuando Morgana se encargaba de algo no dejaba ningún cabo suelto.

—Por supuesto, pero tiene que ser alguien que este dentro del juego, la idea no es salir con una persona de verdad Klaus, sino fingir hacerlo— todo aquel juego estaba preparado para despertar a Arthur, no para andar dándose besitos con algún babosos hasta que al otro se le encendiese la neurona—. Así que tengo a mi victima perfecta, porque algo me dice que la situación le hará gracia— respondió, mostrando sus dientes mientras se estiraba.

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—Es que ese es el tema, definir es importante y hacerlo bien, que queden las palabras bien marcadas para que no haya dudas de que se está saliendo, nada de me gustaría que nos conociéramos— respondió negando con la cabeza, ella había sido clara con Arthur y este parecía tener una neurona activa, cuando lo había echado de la habitación el chico se había quedado como un tonto, pero le daba igual. Iba a conseguir lo que quería, ya fuese por las buenas o por las malas y si, muchos podían decir que estaba loca, pero es que le daba igual.

—No te preocupes, soy una fabulosa actriz y todo saldrá a pedir de boca, no creas que no puedo tener una aventurita con alguien, hasta divertirme si es lo que toca— se encogió de hombros porque no iba a cambiar lo que sentía y dudaba que Zephyr fuese a querer acostarse con ella. Su instinto le decía que lo que le gustaba era diferente a lo que ella tenía entre las piernas, pero un par de besos provisionales podrían darse—. Venga, vamos a salir de aquí antes de que nos echen la bronca, que seguro que si un profesor nos ve piensa que igual empieza a arder todo el estadio—rodó los ojos, el tema del quidditch todavía la tenía bien molesta.

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