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Vie Feb 14, 2020 5:52 pm por Red
Recuerdo del primer mensaje :
La eterna fracasada, así es como se siente. Toda su vida se concentra en ir a trabajar, volver a casa y pasar las noches y el fin de semana viendo series y películas en el sofá, devorando un bol enorme de helado con su mimado perro en el regazo hasta que se queda dormida. Siempre que su jefa no la llame en mitad de la noche para que vaya a comprarle tampones, una caja de aspirinas o solucione algún problema del trabajo de última hora que oportunamente ha olvidado comentarle durante el horario laboral. Su vida apesta, así, sin más. Cuando todavía estaba en el instituto soñaba con vivir aventuras, hacer locuras, viajar por el mundo... Pero, en vez de eso, está anclada a una eterna existencia aburrida cuyo mayor desafío es soportar las ganas de pegarse un tiro de plena desesperación.
Pero todo cambia el día en que se despierta tras un maratón de Sabrina y se encuentra a un hombre desnudo prácticamente encima de ella y, lo que es peor, ¿dónde está su perro y porque ese desconocido intenta lamerle la cara?
∞
You had me at the first woof
Riley Lee, vislumbrando ya los treinta, diseñadora gráfica junior, inquilina de un piso minúsculo, soltera y con una importante deuda estudiantil encima, hizo lo único que una persona cuerda puede hacer cuando le rompen el corazón por millonesima vez: renunciar a las relaciones y adoptar un perro. Así es como se convierte en dueña de un perro, su ahora único amigo y compañero.La eterna fracasada, así es como se siente. Toda su vida se concentra en ir a trabajar, volver a casa y pasar las noches y el fin de semana viendo series y películas en el sofá, devorando un bol enorme de helado con su mimado perro en el regazo hasta que se queda dormida. Siempre que su jefa no la llame en mitad de la noche para que vaya a comprarle tampones, una caja de aspirinas o solucione algún problema del trabajo de última hora que oportunamente ha olvidado comentarle durante el horario laboral. Su vida apesta, así, sin más. Cuando todavía estaba en el instituto soñaba con vivir aventuras, hacer locuras, viajar por el mundo... Pero, en vez de eso, está anclada a una eterna existencia aburrida cuyo mayor desafío es soportar las ganas de pegarse un tiro de plena desesperación.
Pero todo cambia el día en que se despierta tras un maratón de Sabrina y se encuentra a un hombre desnudo prácticamente encima de ella y, lo que es peor, ¿dónde está su perro y porque ese desconocido intenta lamerle la cara?
Orion Edad indefinida | Hombre | Anteriormente Perro | Lucien Lavicount | Timelady |
Riley Lee 28 años | Humana | Diseñadora Gráfica | Arden Cho | Red |
Original | Fantasía | Timelady&Red
- Post de rol:
- Código:
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Vie Jun 24, 2022 6:26 pm por Timelady
2. Hello, Doc!

Riley acudió a su lado. Sabía que lo haría, pero aún así lo agradeció en silencio. Cogió su mano, pero no le bastaba así que apoyó la cabeza en su hombro mientras el médico hacía lo que se suponía que tenía que hacer.
El otro hombre no comentó nada de la escena, seguramente había visto a hombres mucho más grandes o mayores comportarse igual o peor ante una aguja.
Cuando por fin terminó, el colocó un trozo de algodón en el brazo y le dijo que podía volver a ponerse la camisa, cosa que hizo con cuidado a pesar de que estaba sujeto con un esparadrapo y no le dolía nada.
Siguió a Riley mientras ella terminaba los trámites y salieron de allí.
Orión por fin pudo respirar tranquilo. El olor de los médicos humanos también era horrible como el de los veterinarios.
Pero su dueña mencionó la comida y con eso llamó su atención, claro. Si había algo que le gustaba a aquel perro era comer, a cualquier hora, todo lo que fuera posible.
- ¿Una recompensa? -Prácticamente saltó hasta colocarse frente a ella, cogiendo sus manos, pero incapaz de dejar de moverse de un lado a otro. Algunas costumbres no se pierden fácilmente al parecer.- ¡Sería genial! -Exclamó.- ¿Qué será? ¿Una chuchería? ¿Un juguete nuevo? Por favor, no me digas que es una nueva manta porque la que tengo me gusta mucho y ahora mismo no puedo usarla... -Le pidió, porque odiaba cuando le cambiaba las cosas, los cuencos nuevos y las mantas nuevas. Además, ahora no le servían.
El otro hombre no comentó nada de la escena, seguramente había visto a hombres mucho más grandes o mayores comportarse igual o peor ante una aguja.
Cuando por fin terminó, el colocó un trozo de algodón en el brazo y le dijo que podía volver a ponerse la camisa, cosa que hizo con cuidado a pesar de que estaba sujeto con un esparadrapo y no le dolía nada.
Siguió a Riley mientras ella terminaba los trámites y salieron de allí.
Orión por fin pudo respirar tranquilo. El olor de los médicos humanos también era horrible como el de los veterinarios.
Pero su dueña mencionó la comida y con eso llamó su atención, claro. Si había algo que le gustaba a aquel perro era comer, a cualquier hora, todo lo que fuera posible.
- ¿Una recompensa? -Prácticamente saltó hasta colocarse frente a ella, cogiendo sus manos, pero incapaz de dejar de moverse de un lado a otro. Algunas costumbres no se pierden fácilmente al parecer.- ¡Sería genial! -Exclamó.- ¿Qué será? ¿Una chuchería? ¿Un juguete nuevo? Por favor, no me digas que es una nueva manta porque la que tengo me gusta mucho y ahora mismo no puedo usarla... -Le pidió, porque odiaba cuando le cambiaba las cosas, los cuencos nuevos y las mantas nuevas. Además, ahora no le servían.
Orión — Consulta médica — con Riley


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Lun Ago 01, 2022 11:49 am por Red
2. Hello, Doc!
— Es una sorpresa. —sentenció sin soltar su mano. Había una sonrisa gigante en su rostro mientras sacaba su móvil y hacía una rápida búsqueda. — Pero te aseguró que te encantará, estoy segura. Es algo que has deseado durante mucho tiempo. —una vez escogida una hamburguesería cercana con buenas críticas dirigió el camino negándose a dejar caer ninguna pista hasta que llegaron al local.
— Aquí está, por fin podrás probar tu primera hamburguesa. —el local, de decoración moderna y minimalista, les dio la bienvenida. Estaba poco concurrido dada la hora, todavía demasiado temprano para la cena. Se sentaron en una de las mesas y les trajeron los menús. A cada hamburguesa la acompañaba una foto ilustrativa que abría el apetito más que de sobras.
— Puedes pedir lo que quieras, te lo has ganado. Aunque conociéndote, te recomiendo una de las que llevan bastante carne. Creo que te gustarán más. —comentó, pensativa, mientras ojeaba el menú.— Hoy has estado genial, de verdad. Gracias por hacer esto por mí.
— Aquí está, por fin podrás probar tu primera hamburguesa. —el local, de decoración moderna y minimalista, les dio la bienvenida. Estaba poco concurrido dada la hora, todavía demasiado temprano para la cena. Se sentaron en una de las mesas y les trajeron los menús. A cada hamburguesa la acompañaba una foto ilustrativa que abría el apetito más que de sobras.
— Puedes pedir lo que quieras, te lo has ganado. Aunque conociéndote, te recomiendo una de las que llevan bastante carne. Creo que te gustarán más. —comentó, pensativa, mientras ojeaba el menú.— Hoy has estado genial, de verdad. Gracias por hacer esto por mí.
Riley — Consulta médica — con Orion

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Jue Ago 25, 2022 8:28 pm por Timelady
2. Hello, Doc!

Orión no tenía muy claro lo que podía esperar de esa sorpresa que Riley le prometía, pero desde luego que no se había imaginado que le llevaría a una hamburguesería.
Al pararse frente a la puerta, ver los carteles y percibir el aroma de la parrilla su boca se abrió lentamente y sus ojos empezaron a brillar como si estuviera ante las puertas del mismo cielo.
Sí, su dueña tenía toda la razón, era algo que había esperado desde hacía muchísimo tiempo.
Apretó su mano y se lanzó a abrazarla, ahora que podía hacerlo.- Gracias, Riley. Eres la mejor dueña del mundo, de verdad. -¿Algún humano sería tan feliz ante la idea de probar una hamburguesa? Probablemente no, pero a él no le importaba lo más mínimo. Siempre había querido probarlas y, al contrario que algunos trozos de pizza, no solían terminar por los suelos de la ciudad.
Se sentaron, pero su nerviosismo era evidente, no dejaba de mover los pies y los dedos empezaron a tamborilear en la mesa. Echaba de menos su cola, con ella no se le movía el resto del cuerpo. Miró el menú y se preguntó si podría comerlas todas. Pero supuso que no, no sabía si los estómagos humanos eran muy fuertes, pero no quería terminar echando todo lo que desearía engullir. Así que terminó decantándose por una doble de ternera con bacon y costilla, cebolla caramelizada y mucho queso. El queso sí que sabía que le gustaba, estaba en la pizza.
- No... no tienes que darme las gracias. -Respondió a Riley cuando hizo eso.- Sé que esto que me ha pasado es muy raro. Yo también estoy asustado. -Reconoció, porque lo que le había pasado no era nada normal y no sabía por qué había sido o como volver a ser el de siempre.- Aunque puedo comer hamburguesas ahora. -Sonrió.
Cuando por fin trajeron sus platos, suspiró y cogió aquella enorme hamburguesa entre sus manos, como había visto hacer a otros tipos por allí y abrió la boca para darle el primer bocado. Un gruñido de placer inmenso se escapó de su garganta cuando pudo sentir todo el sabor de la carne en el paladar, con los ojos cerrados. Sin darse cuenta de que la salsa le estaba cayendo por la barbilla hasta que Riley se lo hizo notar.- Está buenísima. -Murmuró con la boca llena. Feliz.
Al pararse frente a la puerta, ver los carteles y percibir el aroma de la parrilla su boca se abrió lentamente y sus ojos empezaron a brillar como si estuviera ante las puertas del mismo cielo.
Sí, su dueña tenía toda la razón, era algo que había esperado desde hacía muchísimo tiempo.
Apretó su mano y se lanzó a abrazarla, ahora que podía hacerlo.- Gracias, Riley. Eres la mejor dueña del mundo, de verdad. -¿Algún humano sería tan feliz ante la idea de probar una hamburguesa? Probablemente no, pero a él no le importaba lo más mínimo. Siempre había querido probarlas y, al contrario que algunos trozos de pizza, no solían terminar por los suelos de la ciudad.
Se sentaron, pero su nerviosismo era evidente, no dejaba de mover los pies y los dedos empezaron a tamborilear en la mesa. Echaba de menos su cola, con ella no se le movía el resto del cuerpo. Miró el menú y se preguntó si podría comerlas todas. Pero supuso que no, no sabía si los estómagos humanos eran muy fuertes, pero no quería terminar echando todo lo que desearía engullir. Así que terminó decantándose por una doble de ternera con bacon y costilla, cebolla caramelizada y mucho queso. El queso sí que sabía que le gustaba, estaba en la pizza.
- No... no tienes que darme las gracias. -Respondió a Riley cuando hizo eso.- Sé que esto que me ha pasado es muy raro. Yo también estoy asustado. -Reconoció, porque lo que le había pasado no era nada normal y no sabía por qué había sido o como volver a ser el de siempre.- Aunque puedo comer hamburguesas ahora. -Sonrió.
Cuando por fin trajeron sus platos, suspiró y cogió aquella enorme hamburguesa entre sus manos, como había visto hacer a otros tipos por allí y abrió la boca para darle el primer bocado. Un gruñido de placer inmenso se escapó de su garganta cuando pudo sentir todo el sabor de la carne en el paladar, con los ojos cerrados. Sin darse cuenta de que la salsa le estaba cayendo por la barbilla hasta que Riley se lo hizo notar.- Está buenísima. -Murmuró con la boca llena. Feliz.
Orión — Consulta médica — con Riley


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Lun Nov 21, 2022 1:05 pm por Red
3. Stay paw-sitive

Si en lo que a tener un perro se refería había algo de lo que nunca había sido gran fan era de los paseos. Solía pecar de pereza y quedarse en casa tirada en el sofá viendo Netflix siempre le resultaba un mejor plan. Pero Orion tenía que salir con frecuencia y como una humana responsable lo había sacado las veces que hicieron falta. Cuando el perro se transformó en humano pensó que lo positivo era que podría tomarse un respiro de los paseos. Se equivocó, por supuesto.
— ¿De verdad tenemos que seguir haciendo esto todos los días? —se quejó mientras avanzaban sobre el camino terroso del parque.— Podríamos estar en casa, tapados con una manta en el sofá en vez de aquí pasando frío y haciendo ejercicio. —mordisqueó el pretzel que había comprado a uno de los vendedores ambulantes sin soltarse del brazo de Orion al que iba pegada para robarle algo de calor corporal.
— Sí, sé lo que me vas a decir, te gusta pasear y, sí, también sé que es bueno para mí. Pero me sigue dando pereza. —conservaba todavía la manía de poner palabras en boca de Orion, incluso ahora que podía responderle.— Pero bueno, me gusta verte feliz, así que… —lo que fuera a decir quedó a medias cuando un borrón color canela empezó le saltó encima y le arrebató el pretzel antes de que tuviera siquiera tiempo a parpadear.
—¡Oye! —se quejó contemplando al perro degustando su pretzel en el suelo. Llevaba collar y correa, pero esta arrastraba por el suelo sin nadie que la sujetara.— ¿Se habrá perdido? —su respuesta llegó inmediatamente con una voz ligeramente chillona que reconoció rápido.
— ¡Lo siento! Tiraba muy fuerte y al final se me ha escapado. Yo… —el desconocido alzó la vista entre bocanada y bocanada de aire para mirarla, el reconocimiento brilló en sus ojos al instante.— ¿Riley, eres tú?
— Vaya, hola Spencer… —de todas las personas tenía que encontrarse con el cotilla de Spencer.— No sabía que tuvieras perro.
— ¿De verdad tenemos que seguir haciendo esto todos los días? —se quejó mientras avanzaban sobre el camino terroso del parque.— Podríamos estar en casa, tapados con una manta en el sofá en vez de aquí pasando frío y haciendo ejercicio. —mordisqueó el pretzel que había comprado a uno de los vendedores ambulantes sin soltarse del brazo de Orion al que iba pegada para robarle algo de calor corporal.
— Sí, sé lo que me vas a decir, te gusta pasear y, sí, también sé que es bueno para mí. Pero me sigue dando pereza. —conservaba todavía la manía de poner palabras en boca de Orion, incluso ahora que podía responderle.— Pero bueno, me gusta verte feliz, así que… —lo que fuera a decir quedó a medias cuando un borrón color canela empezó le saltó encima y le arrebató el pretzel antes de que tuviera siquiera tiempo a parpadear.
—¡Oye! —se quejó contemplando al perro degustando su pretzel en el suelo. Llevaba collar y correa, pero esta arrastraba por el suelo sin nadie que la sujetara.— ¿Se habrá perdido? —su respuesta llegó inmediatamente con una voz ligeramente chillona que reconoció rápido.
— ¡Lo siento! Tiraba muy fuerte y al final se me ha escapado. Yo… —el desconocido alzó la vista entre bocanada y bocanada de aire para mirarla, el reconocimiento brilló en sus ojos al instante.— ¿Riley, eres tú?
— Vaya, hola Spencer… —de todas las personas tenía que encontrarse con el cotilla de Spencer.— No sabía que tuvieras perro.
Riley — Parque — con Orion

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Vie Ene 27, 2023 1:46 pm por Timelady
3. Stay paw-sitive
Ser humano tenía algunas ventajas, ¿tener manos y poder llegar a sitios altos? ¡Era una pasada!
Pero no le gustaban demasiado otras cosas, como lo de tener que dormir en el sofá o el necesitar ropa para no congelarse. Echaba mucho de menos su espera capa de pelo.
Aún así, intentaba hacer las cosas más fáciles para Riley y ayudarla en lo posible. Pero no cedió en lo referente a sus paseos. Necesitaba salir del piso de vez en cuando, una sola vez al día aunque fuera, y a ella también le venía bien hacerlo.
Se pegó un poco más a su dueña mientras la escuchaba quejarse por todo. Estaba haciendo esfuerzos para no echarse a correr, especialmente cuando veía alguna ardilla o un frisbey. Sería muy raro si un humano saltara a cogerlo, eso lo sabía hasta él.- Vamos, Riley, esto es precioso. La naturaleza, el aire limpio, el pretzel... -Porque ahora él también podía comer aquellas cosas y le encantaban.
Y a otros perros también como el que acababa de robarle el suyo a Riley.- ¡Ey! Eso no está bien, amigo -Le reprendió Orion. El perro levantó la cabeza de inmediato y gruñó. Un gruñido para los humanos, pero que Orion comprendió como si le estuvieran hablando.- Ah, vale. Sí, está buenísimo. -Respondió sin más.
Pero se apartó al escuchar la otra voz. Supuso que hablar con otros perros tampoco estaba en el comportamiento habitual, así que cogió la correa y se incorporó para dársela al tipo.- ¿Os conocéis? -Preguntó, frunciendo el ceño, la desconfianza a los desconocidos no era algo que hubiera desaparecido con su cola.
Pero no le gustaban demasiado otras cosas, como lo de tener que dormir en el sofá o el necesitar ropa para no congelarse. Echaba mucho de menos su espera capa de pelo.
Aún así, intentaba hacer las cosas más fáciles para Riley y ayudarla en lo posible. Pero no cedió en lo referente a sus paseos. Necesitaba salir del piso de vez en cuando, una sola vez al día aunque fuera, y a ella también le venía bien hacerlo.
Se pegó un poco más a su dueña mientras la escuchaba quejarse por todo. Estaba haciendo esfuerzos para no echarse a correr, especialmente cuando veía alguna ardilla o un frisbey. Sería muy raro si un humano saltara a cogerlo, eso lo sabía hasta él.- Vamos, Riley, esto es precioso. La naturaleza, el aire limpio, el pretzel... -Porque ahora él también podía comer aquellas cosas y le encantaban.
Y a otros perros también como el que acababa de robarle el suyo a Riley.- ¡Ey! Eso no está bien, amigo -Le reprendió Orion. El perro levantó la cabeza de inmediato y gruñó. Un gruñido para los humanos, pero que Orion comprendió como si le estuvieran hablando.- Ah, vale. Sí, está buenísimo. -Respondió sin más.
Pero se apartó al escuchar la otra voz. Supuso que hablar con otros perros tampoco estaba en el comportamiento habitual, así que cogió la correa y se incorporó para dársela al tipo.- ¿Os conocéis? -Preguntó, frunciendo el ceño, la desconfianza a los desconocidos no era algo que hubiera desaparecido con su cola.
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Mar Mayo 23, 2023 2:48 pm por Red
3. Stay paw-sitive

Ante el repentino encontronazo con Spencer se había olvidado del pretzel, el perro y del propio Orion. Fue la voz de este, alzándose con una pregunta llena de desconfianza, la que la sacó de su ensimismamiento.
— Oh, sí, claro, persón… —balbuceó, no muy segura de qué pretendía decir. Calló y carraspeo un poco, dándose tiempo para reformular sus pensamientos.— Este es Spencer, somos compañeros en el trabajo. se dirigió a Orion mientras que Spencer recuperaba la correa de su presunto perro de sus manos.— Y, Spencer, este es Orion. Es mi… —la frase quedó colgada en el aire unos segundos, dándose cuenta de que no sabía bien cómo completarla. No había pensado en cómo presentaría a Orión si se encontraba a alguien conocido. ¿Podía decir que era un amigo? ¿Un pariente? ¿Un compañero de piso? Lo que era seguro era que no podía contarle la verdad. Spencer, pero, se adelantó a toda posible respuesta.
— Oh, Riley, por favor, lo entiendo. —agitó la mano, restándole importante al asunto (aunque Riley no tenía ni idea de qué asunto era).— Cuando legas a según qué edad se hace muy raro llamar a alguien “novio” a mí me pasa lo mismo. Opta por pareja, suena mejor. —rio y acarició suavemente la cabeza del perro que todavía parecía estar masticando un trozo de pretzel— Aunque he de decir que no esperaba que la adicta al trabajo Riley Lee tuviera una pareja y menos una tan… bueno, así. —Riley no estuvo segura de sí era un insulto velado hacia ella, hacia Orion, hacia los dos o era el intento de un halago, con Spencer nunca se sabía.
— Ya, bueno, encantada de encontrarte, nos vemos el lunes. —quería perderlo de vista rápido, pero su dichoso perro pareció volver a ser poseído porque se le lanzó a los pies, se las ingenió para sacarle la bota y corrió con el botín.— ¡Eh! —gritó ella tontamente descalza de un e y sin comprender nada.
— ¡Dios, lo siento! Acabo de adoptarlo hace apenas unos días y todavía estamos con su entrenamiento…
— Oh, sí, claro, persón… —balbuceó, no muy segura de qué pretendía decir. Calló y carraspeo un poco, dándose tiempo para reformular sus pensamientos.— Este es Spencer, somos compañeros en el trabajo. se dirigió a Orion mientras que Spencer recuperaba la correa de su presunto perro de sus manos.— Y, Spencer, este es Orion. Es mi… —la frase quedó colgada en el aire unos segundos, dándose cuenta de que no sabía bien cómo completarla. No había pensado en cómo presentaría a Orión si se encontraba a alguien conocido. ¿Podía decir que era un amigo? ¿Un pariente? ¿Un compañero de piso? Lo que era seguro era que no podía contarle la verdad. Spencer, pero, se adelantó a toda posible respuesta.
— Oh, Riley, por favor, lo entiendo. —agitó la mano, restándole importante al asunto (aunque Riley no tenía ni idea de qué asunto era).— Cuando legas a según qué edad se hace muy raro llamar a alguien “novio” a mí me pasa lo mismo. Opta por pareja, suena mejor. —rio y acarició suavemente la cabeza del perro que todavía parecía estar masticando un trozo de pretzel— Aunque he de decir que no esperaba que la adicta al trabajo Riley Lee tuviera una pareja y menos una tan… bueno, así. —Riley no estuvo segura de sí era un insulto velado hacia ella, hacia Orion, hacia los dos o era el intento de un halago, con Spencer nunca se sabía.
— Ya, bueno, encantada de encontrarte, nos vemos el lunes. —quería perderlo de vista rápido, pero su dichoso perro pareció volver a ser poseído porque se le lanzó a los pies, se las ingenió para sacarle la bota y corrió con el botín.— ¡Eh! —gritó ella tontamente descalza de un e y sin comprender nada.
— ¡Dios, lo siento! Acabo de adoptarlo hace apenas unos días y todavía estamos con su entrenamiento…
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Sáb Jun 17, 2023 8:50 pm por Timelady
3. Stay paw-sitive
El tipo dejó de ser un desconocido cuando Riley lo presentó como Spencer. Su compañero de trabajo. Le sonaba el nombre. Alguna vez seguro que la había escuchado quejarse de él. Tenía esa cara y aroma de la gente que molesta a los demás. El perro que sostenía de la correa casi se lo confirmó con cierta cosa que dijo.
No fue consciente de la incomodidad en el ambiente cuando Riley no supo cómo definirle. Pero sí le sonó mal la forma de responder cuando se dirigió a él de esa forma, sin ni siquiera haberle saludado o agradecido que le devolviera la correa.- ¿Y por qué no iba a tenerla? -Preguntó entonces, un poco serio.- No sé si conoces a Riley desde hace mucho, pero es una chica genial y se merece al tipo que quiera, ¿no te parece? -Intentó no sonar muy agresivo, de todos modos su dueña parecía haber decidido que era el momento de terminar aquello.
Pero antes de que pudieran despedirse, Wilbur (según se había presentado el perro) decidió que era el momento de jugar con la bota de Riley. Orion no se quedó a escuchar las pobres explicaciones de Spencer y salió disparado tras el perro.- ¡Ey! Espera, amigo, esa bota es de mi... Riley. -Al menos ya se cortaba un poco antes de decir que era su dueña.
El perro se detuvo de pronto y Orion recuperó un poco el aliento. Otra desventaja de ser humano, se cansaba mucho antes.- Mira, es mi dueña. no sé por qué le has quitado la bota. Aparte de porque huele genial. Creéme, lo sé. -Reconoció, con la mano en el pecho.- Y si es porque no te cae bien Spencer o algo... seguro que puedes hacerle trastadas en casa.
Estuvieron hablando un rato, pero no demasiado porque... bueno, seguía siendo raro. A Wilbur también se lo parecía, eso de que tuviera forma humana y lo entendiera, de locos... Pero al final le devolvió la bota y dejó que le llevara con Spencer.
- Tenías miguitas de prezzle entre los cordones. -Le dijo a Riley cuando le devolvió el zapato. Después se giró a Spencer para darle la correa de Wilbur- Parece que el entrenamiento no le gusta demasiado. Es un perro nervioso, necesita más ejercicio en vez de tantas órdenes.
No fue consciente de la incomodidad en el ambiente cuando Riley no supo cómo definirle. Pero sí le sonó mal la forma de responder cuando se dirigió a él de esa forma, sin ni siquiera haberle saludado o agradecido que le devolviera la correa.- ¿Y por qué no iba a tenerla? -Preguntó entonces, un poco serio.- No sé si conoces a Riley desde hace mucho, pero es una chica genial y se merece al tipo que quiera, ¿no te parece? -Intentó no sonar muy agresivo, de todos modos su dueña parecía haber decidido que era el momento de terminar aquello.
Pero antes de que pudieran despedirse, Wilbur (según se había presentado el perro) decidió que era el momento de jugar con la bota de Riley. Orion no se quedó a escuchar las pobres explicaciones de Spencer y salió disparado tras el perro.- ¡Ey! Espera, amigo, esa bota es de mi... Riley. -Al menos ya se cortaba un poco antes de decir que era su dueña.
El perro se detuvo de pronto y Orion recuperó un poco el aliento. Otra desventaja de ser humano, se cansaba mucho antes.- Mira, es mi dueña. no sé por qué le has quitado la bota. Aparte de porque huele genial. Creéme, lo sé. -Reconoció, con la mano en el pecho.- Y si es porque no te cae bien Spencer o algo... seguro que puedes hacerle trastadas en casa.
Estuvieron hablando un rato, pero no demasiado porque... bueno, seguía siendo raro. A Wilbur también se lo parecía, eso de que tuviera forma humana y lo entendiera, de locos... Pero al final le devolvió la bota y dejó que le llevara con Spencer.
- Tenías miguitas de prezzle entre los cordones. -Le dijo a Riley cuando le devolvió el zapato. Después se giró a Spencer para darle la correa de Wilbur- Parece que el entrenamiento no le gusta demasiado. Es un perro nervioso, necesita más ejercicio en vez de tantas órdenes.
Riley — Parque — con Orion


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Vie Ago 04, 2023 12:46 pm por Red
3. Stay paw-sitive

Cuando Orion salió corriendo tras el perro Riley no supo muy bien qué se suponía que debería hacer. Se quedó pues esperando, con la misma cara de tonta que tenía Spencer mientras intentaba disculparse por su bota robada. Riley pensó que debería perseguir a su perro para devolverle la dichosa bota, ¿qué hacía allí parado?
Cuando Spencer parecía prepararse, al fin, para ir tras su perro, vieron a Orion de vuelta con el susodicho y la bota de la discordia. El perro caminaba tranquilo junto a Orion, sin tirar de la correa ni intentar robarle comida o los zapatos a nadie más.
— Gracias. —se puso la bota rápido, notando ya como los dedos se le enfriaban pese a los gruesos calcetines. Con una mano se apoyó en Orion para no perder el equilibrio mientras lo escuchaba hablar y no pudo si no asentir.— Al mío le pasaba algo parecido y su comportamiento era culpa mía porque no le estaba dando lo que necesitaba que era simplemente más ejercicio. —los comienzos con Orion no fueron fáciles, puesto que nunca había tenido un perro, pero había llegado a comprenderlo y a darle los cuidados que necesitaba. Tal vez lo comprendía mejor en su forma de perro que en su forma humana, por raro que fuera.
— Vaya eso es… —hizo una pausa y Riley dejó ir un suspiro, normalmente tras las pausas de Spencer no seguía nada bueno.—…Eso es algo con mucho sentido. —no pudo evitar que su boca se abriera en un gesto de tremenda incredulidad. Por suerte Spencer estaba demasiado ocupado mirando a Orion como para darse cuenta.— Se te dan muy bien los perros, yo todavía no he sido capaz de que Wilbur camine a mi lado sin tirar de la correa y tú lo has conseguido al primer intento es… ¿Por casualidad no serás entrenador de perros? Porque, a tu lado, el que tipo que dice serlo y al que le pago veinte dólares la hora es un inútil. —si fueran unos dibujos animados se le iluminaría una bombilla justo encima de la cabeza.
— ¡Lo es! —se apresuró en responder ella, no podían desaprovechar la oportunidad.— ¿Por qué no lo contratas? Te puedo asegurar que es el mejor en lo que hace. —lo sentía por el otro tipo, pero no habría más oportunidades de que Orion encontrase un trabajo tan perfecto.
Cuando Spencer parecía prepararse, al fin, para ir tras su perro, vieron a Orion de vuelta con el susodicho y la bota de la discordia. El perro caminaba tranquilo junto a Orion, sin tirar de la correa ni intentar robarle comida o los zapatos a nadie más.
— Gracias. —se puso la bota rápido, notando ya como los dedos se le enfriaban pese a los gruesos calcetines. Con una mano se apoyó en Orion para no perder el equilibrio mientras lo escuchaba hablar y no pudo si no asentir.— Al mío le pasaba algo parecido y su comportamiento era culpa mía porque no le estaba dando lo que necesitaba que era simplemente más ejercicio. —los comienzos con Orion no fueron fáciles, puesto que nunca había tenido un perro, pero había llegado a comprenderlo y a darle los cuidados que necesitaba. Tal vez lo comprendía mejor en su forma de perro que en su forma humana, por raro que fuera.
— Vaya eso es… —hizo una pausa y Riley dejó ir un suspiro, normalmente tras las pausas de Spencer no seguía nada bueno.—…Eso es algo con mucho sentido. —no pudo evitar que su boca se abriera en un gesto de tremenda incredulidad. Por suerte Spencer estaba demasiado ocupado mirando a Orion como para darse cuenta.— Se te dan muy bien los perros, yo todavía no he sido capaz de que Wilbur camine a mi lado sin tirar de la correa y tú lo has conseguido al primer intento es… ¿Por casualidad no serás entrenador de perros? Porque, a tu lado, el que tipo que dice serlo y al que le pago veinte dólares la hora es un inútil. —si fueran unos dibujos animados se le iluminaría una bombilla justo encima de la cabeza.
— ¡Lo es! —se apresuró en responder ella, no podían desaprovechar la oportunidad.— ¿Por qué no lo contratas? Te puedo asegurar que es el mejor en lo que hace. —lo sentía por el otro tipo, pero no habría más oportunidades de que Orion encontrase un trabajo tan perfecto.
Riley — Parque — con Orion

Everybody wants to be my enemy. Spare the sympathy, look out for yourself. I'll never be a saint, no way
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Vie Sep 15, 2023 1:31 pm por Timelady
3. Stay paw-sitive
Sonrió a Riley cuando le agradeció la bota y le sirvió de apoyo sin problema. Eso era algo que no habría podido hacer de haber sido un perro, así que algo bueno estaba teniendo aquello del cambio.
Puso una mueca distraída cuando habló de sus inicios juntos, había sido complicado, pero se habían terminado entendiendo y Riley era la mejor dueña que podría haber tenido nunca. De Spencer no podía decir lo mismo... al menos de momento.
El tipo le dio la razón y le dijo que se le daban muy bien los perros. Bueno, no podía decir que era algo de su naturaleza, porque seguro que su dueña se enfadaba. Lo que no esperaba era la pregunta de ser entrenador de perros. Y mucho menos que Riley dijera que sí.
- ¿Lo soy? -Preguntó por inercia. Al ver la cara se corrigió.- Lo soy. -Repitió asintiendo con la cabeza. Lo de que era el mejor y que le contrataran pues... bueno, sí, suponía que podía hacer eso. Ya luego Riley tendría que explicarle todas las cosas esas que se suponía que hacía. Que él solo había tenido una charla amigable con otro perro.- De todas maneras, yo diría que por ahora necesita más paseos, o más largos... y si fueran corriendo ya sería perfecto -Aunque, si era sincero, no veía a Spencer muy de correr.
Puso una mueca distraída cuando habló de sus inicios juntos, había sido complicado, pero se habían terminado entendiendo y Riley era la mejor dueña que podría haber tenido nunca. De Spencer no podía decir lo mismo... al menos de momento.
El tipo le dio la razón y le dijo que se le daban muy bien los perros. Bueno, no podía decir que era algo de su naturaleza, porque seguro que su dueña se enfadaba. Lo que no esperaba era la pregunta de ser entrenador de perros. Y mucho menos que Riley dijera que sí.
- ¿Lo soy? -Preguntó por inercia. Al ver la cara se corrigió.- Lo soy. -Repitió asintiendo con la cabeza. Lo de que era el mejor y que le contrataran pues... bueno, sí, suponía que podía hacer eso. Ya luego Riley tendría que explicarle todas las cosas esas que se suponía que hacía. Que él solo había tenido una charla amigable con otro perro.- De todas maneras, yo diría que por ahora necesita más paseos, o más largos... y si fueran corriendo ya sería perfecto -Aunque, si era sincero, no veía a Spencer muy de correr.
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