Se encontraron por primera vez en el Bosque Encantado.
Un cazador que criado por lobos, una joven que se convertía en uno cuando no llevaba su capa.
Sus valores eran similares, el honor y la lealtad de la manada.
Pero la Reina Malvada poseía su corazón y su voluntad le pertenecía.
Por más que ella deseara liberarle de aquel yugo, la única forma de hacerlo era manteniéndose a distancia, solo así la Reina no le ordenaría hacer algo imperdonable.

Hasta que la maldición los llevó a todos a un lugar sin magia.

Durante más de veinte años, Ruby trabajó como camarera para la Abuelita, siempre descarada y coqueta, incapaz de mantener una relación seria. Mientras que Graham, el sheriff, era el perrito faldero de Regina.
Había algo entre ellos que les atraía hacia el otro, era constante el flirteo y la mayoría da por hecho que algo llegó a pasar entre ellos por la forma en que se miraban y trataban.

Ahora la maldición se ha roto y los recuerdos del pasado han vuelto y se han unido a los nuevos.
Storybrooke es un caos, donde Regina aún se mantiene como alcaldesa. Son muchos los que aún tienen que reunirse con su familia, mientras que las viejas heridas cicatrizan o se reabren.
Ruby trata de ayudar a todos, junto con Snow y David, pero es evidente que hace lo posible por evitar a Graham.

¿Puede ser que el regreso de la magia y sus recuerdos les brinde una segunda oportunidad?

Graham Humbert Cazador | Jamie Dornan | Red

Ruby Lucas Red Riding Hood | Meghan Ory | Timelady

Inspired | Tv-Shows | Red Huntsman

I. I Remember you

Cuando la maldición se rompió todos los recuerdos volvieron de golpe y fue tan abrumador que muchos no habían sabido cómo lidiar con ellos. Graham fue uno de ellos, recordar quién era y todo lo que había hecho, todo lo que había hecho a las órdenes de Regina, le hizo vaciar el contenido de su estómago.

Regina mandó llamarlo tras el fin de la maldición, por supuesto, necesitando saber si su perro fiel seguía bajo su influjo. Para desgracia de Graham, así era, no obstante, en su escueta reunión, notó algo sorprendente. La magia de Regina ya no era tan fuerte, pese a que se sentía atado a ella, ya no era como antes. El hilo que lo unía a la Reina Malvada se había debilitado, ahora podía pensar por sí mismo, aunque tuvo cuidado que Regina no se diera cuenta.

Los siguientes días procuró mantener un perfil bajo, de todos modos todo el mundo pensaba que estaba en el bando de Regina, por lo que nadie se acercó a él ni con preguntas ni, mucho menos, esperando saber cómo estaba. No le sorprendió, aunque sí que le dolió que cierta persona no mostrará el mínimo interés.

Ruby…

La había visto en el restaurante de su abuela, congregada con casi todo el pueblo, probablemente discutiendo qué harían a continuación. También la había visto por la calle, ayudando al resto de ciudadanos, siempre para arriba o para abajo, a menudo acompañada de Blanca o Emma. No había intentado acercarse a ella, puesto que la mujer ni siquiera había querido mirarle, parecía esforzarse encarecidamente por evitarlo y, a la larga, incluso alguien tan paciente como Graham tuvo que decir basta.

Fue en su búsqueda una noche, tras el cierre de la cafetería. Su abuela ya se había marchado, solo quedaba Ruby para deshacerse de las bolsas de basura y cerrar el establecimiento. La encontró en la parte de atrás, deshaciéndose de un par de enormes bolsas de basura. No era el reencuentro que habría querido, pero era lo que tenían.

— Red. —la llamó y de pronto se encontró que no sabía qué decirle.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

Cuando la maldición se acabó, sintió como una oleada de recuerdos que había perdido la invadió, su vida, la real, regresó a su cabeza, pero sin poder expulsar a quien había sido esos años. Todo era confuso, pero a la primera persona que buscó fue a la abuelita, necesitaba saber que estaba bien. Por suerte no tuvo que viajar mucho, porque estaban paseando juntas.
Después, su mente viajó hasta sus seres demás amigos, Snow, Charming... y terminó pensando en Graham.
Le molestó un poco que Ruby tuviera más recuerdos con él que Red, pero más se molestó al pensar en cómo había desperdiciado el tiempo con esos coqueteos absurdos. Había sido tan... boba.
¿Qué pensaría Graham de ella?

O qué pensaría en general.
Después de todo, durante esos años había seguido estando en manos de Regina y era un secreto a voces que compartían alguna que otra noche. Si la magia había vuelto, probablemente el poder de la Reina sobre él siguiera siendo mayor.
No estaba segura de cómo pretendían actuar Snow, Emma y los demás, pero esperaba en poder liberarle también a él.

De todos modos, aunque hubiera sido lo más maduro, no había buscado al Cazador en aquellos días. Es más, lo estaba evitando. Se había comportado como una adolescente salida a su alrededor durante casi veinte años y seguro que iba a recordarlo, como todos recordaban todo. Pero tenía que reconocer que tampoco estaba haciendo mejor al esquivarle siempre.

Solo que eso no evitó que hubiera estado a punto de estamparle una bolsa de basura en la cara cuando la sorprendió en el callejón. Suerte que la había soltado antes de girarse.- Graham. -Pronunció su nombre con una leve sonrisa, él la había llamado Red, como en el Bosque Encantado, pero sentía que "Cazador" no era la mejor forma de saludarle la primera vez.- ¿Qué haces aquí? -Tuvo que preguntar, sus ojos desviándose un momento al callejón detrás de la cafetería, no es que fuera el sitio habitual.

- Tengo que recoger todo... -Empezó a decir, poniendo una excusa para volver a marcar esa distancia que había querido mantener con él. Pero entonces se acordó de que en ese tiempo, cuando se cruzaban a esas horas mientras recogía, siempre solía invitarle a un café, que él casi nunca aceptaba. Le miró de nuevo y entendió que no quería echarle, no con esa cara que ponía.- ¿Quieres un café?

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

No pudo evitar una mueca al darse cuenta de que la había asustado, así no era cómo había querido hacer las cosas, precisamente quería demostrarle que no tenía nada que temer de él. Igual que no le había temido cuando eran solo Ruby y Graham no quería que lo hiciera ahora que volvían a ser Red y el Cazador.

— Yo solo… —calló, cuando ella continuó con sus quehaceres, deshaciéndose de las bolsas. No parecía interesada y Graham se preguntó si la estaba incomodando. Tal vez acercarse había sido un error. No dejaban de ser quienes eran y de estar en diferentes bandos. Nadie se fiaría de él pues sabían que era la marioneta de la Reina. Estaba a punto de disculparse y marcharse cuando ella lo sorprendió invitándole a un café.

— Oh, sí, claro, estaría bien. —asintió torpemente, siguiéndola al interior de la cafetería. Estaba casi toda a oscuras, excepto la cocina y la zona de la barra. Se acercó a uno de los taburetes altos y se sentó, notando el silencio incómodo rodeándolo. Quería decir muchas cosas y, a la vez, no sabía qué decir.

— Siento si te he asustado antes. —soltó de pronto mientras la contemplaba preparando el susodicho café con movimientos mecánicos aprendidos a base de repetición tras repetición. No era para menos, llevaban más de 20 años haciendo lo mismo.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

La verdad es que no estaba segura de lo que esperaba después de invitarle al café. Una parte de ella se recordaba que Graham siempre decía que no, o casi siempre, seguramente porque sabía lo que Ruby pretendía y no quería darle alas a la chica tonta que le desnudaba con la mirada continuamente.
Por eso casi le sorprendió que aceptara.

Así que cuando terminó, le guio por la puerta de atrás hasta el interior de la cafetería y le hizo un gesto para que se sentara donde quisiera. De seguir siendo Ruby, le estaría dando conversación, tratando de llamar su atención y todas esas cosas. Pero Red aún no tenía claro lo que decir, de lo que podía hablar o no con él. Así que solo le preparaba el café que sabía que le gustaba y sacó uno de los dulces que no se habían vendido para servírselo.

- Parece que necesitas algo dulce. -Dijo, al mismo tiempo que él habló para disculparse por el susto.
Red se rio para sí y negó con la cabeza.- No te preocupes. Soy yo la que no debería dejarse sorprender, se supone que tengo sentidos más desarrollados. -Sentidos que no sabía si quería de vuelta, porque no sabía cómo podría funcionar en aquel mundo su otro ser.- Pero al menos aún tengo un buen autocontrol, o te habría golpeado con la bolsa de basura si no te hubiera reconocido a tiempo. -Sonrió.

Se giró hacia la cafetera cuando ya estuvo listo y llenó dos tazas, una para él y otra para sí misma.- ¿Cómo te encuentras? -Solo por su cara ya se imaginaba la respuesta, pero no estaba de más preguntar y saber hasta dónde quería contarle él.

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

Observó la tarta de arándanos colocada ante sí junto al café humeante, una excusa para prolongar un momento más el tiempo antes de tener que enfrentarse a ella. Estaba avergonzado, ahora que los recuerdos habían vuelto y todo el mundo recordaba “su verdadera vida”, todo el mundo sabía lo que era él, lo que hacía y a quién servía.

— Entonces doy las gracias porque aun tengas tu autocontrol, no me apetecía nada acabar lleno de basura. —ella se lo puso fácil con aquella pequeña broma, con Ruby siempre había sido fácil. Agarró el café y le dio un pequeño sorbo para, a continuación, pinchar un pequeño bocado de la tarta, su sabor dulce se complementó con la amargura del café.

— Estoy… —calló de pronto, tragándose el bien que había estado a punto de derramarse de sus labios. No estaba bien y no quería mentirle a Ruby aunque, de todos modos, supuso que ella sabría que mentía.— Estoy, sobre todo, confuso. —confesó.— Sabes para quién trabajo, igual que sabes que no tengo otro remedio más que hacerlo, me conoces... —era una afirmación, pero sonó casi como una súplica. Esperaba que ella, de entre todos los habitantes del pueblo tuviera clara esa diferencia. Mientras ella lo supiera, todo estaría bien.

— No puedo evitar seguirla pero, a la vez siento que su tirón es menos potente y estoy más libre. Es confuso… —era más fácil cuando sus emociones se encontraban apagadas como en el bosque mágico. Aquí sentía.. y dolía.

— ¿Cómo estás tú? ¿Tu abuela? ¿Y Snow? —las preguntas se derramaron de su lengua sin poder evitarlo aunque no estaba seguro por qué quería saberlo. ¿Era su interés genuino o algo orquestado por Regina?

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

Le dedicó una sonrisa ladeada cuando siguió su broma de la bolsa de basura. Le gustaba aquello, poder seguir bromeando con él, aunque volvieran a ser los de antaño. Seguir siendo ellos. Y ella no siendo tan absurda de querer meterse en su cama de forma descarada. Aunque una vocecilla en su cabeza le repetía que tampoco sería tan malo.

Pero prefería centrarse en lo que de verdad importaba, cómo se encontraba.
Y se alegró de que no dijera que bien, porque cualquiera que lo viera sabría que miente, pero ella especialmente. Así que le dio tiempo para pensar lo que quería contarle, mientras bebía de su taza de café, notando cómo se le calentaban las manos.
Asintió levemente al escuchar que estaba confuso, esa era la sensación general. Los recuerdos de su vida mezclados con los años que habían pasado malditos no terminaban de encajar.

Levantó la vista del café cuando habló del poder que Regina tenía sobre él, pudo ver la súplica en sus ojos, la necesidad de sentirse comprendido.- Lo sé. Sé que no puedes hacer otra cosa. -Suspiró. Lo habían intentado, había podido conocer a su verdadero ser, más allá del control de la Reina. Y casi siempre le recordaba siendo él, pero a veces no le quedaba más remedio que obedecer.
Se mostró interesada al escuchar que el lazo con el que le sujetaba ya no era tan fuerte.- Quizá la magia en este reino tenga más restricciones. -La magia siempre tenía un precio, pero en aquel mundo al que acababa de regresar quizá hubiera otras leyes.

Iba a decir algo más, pensar que quizá algún día podría liberarse de todo, pero él le devolvió la pregunta. Con la abuelita y Snow de añadidos. Unos que agradecía, porque le era más fácil que hablar de sí misma.- La abuelita se ha adaptado demasiado bien a este mundo, casi sorprendente. -De no ser porque siempre sabía adaptarse a las circunstancias y allí no le faltaban recursos. Pero todavía se preguntaba de dónde había sacado una ballesta.- Y Snow... se está reencontrando con su familia. David y... Emma. No es una situación corriente. -No podía serlo el conocer a tu hija con 28 años y haber vivido con ella durante unos meses sin saberlo. Una parte de ella quiso saber si Graham la había buscado después de recordar todo.

- Y yo... -Soltó todo el aire de sus pulmones, resoplando.- Me estoy acostumbrando aún. Mis sentidos se disparan a ratos y no sé qué pasará cuando haya luna llena... -La preocupaba, le daba miedo, y no encontraba su capa.- Y también tengo que lidiar con estos recuerdos donde soy Ruby y me comporto de un modo un tanto... llamativo, por decirlo suavemente. -Y no sabía si conseguiría hacerse a la idea de haber sido así, de haberse comportado así. Con él, entre otros pocos.

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

— Imagino que para Snow la situación es… complicada. —no se le ocurría una forma mejor de describir la situación de Snow. Cuando había sido consciente de la verdad, todo había sido en un inicio extraño y confuso, enterarse de quién era Emma no lo había hecho más fácil. — Pero, por lo menos, ahora pueden estar juntas. —terció con el amago de una sonrisa. Por lo menos la familia había podido reencontrarse.— Me alegro de que tu abuela lo esté llevando bien, aunque no puedo decir que me sorprenda. —aquella mujer estaba hecha de otra pasta.

Querría haber alargado las manos sobre la barra y entrelazarlas con las de ella. Le habría gustado poder decirle que él la ayudaría, que estaría allí para ella en sus momentos de más necesidad. Pero habría sido una promesa vacía, con el influjo de Regina, la Reina Malvada, sobre él no podía prometer nada y, mucho menos, algo así.

Solo pudo hacer lo segundo mejor que se le ocurrió.

— Ninguno éramos nosotros mismos, eso es lo que hace la magia de Regina. —por supuesto que recordaba a la desinhibida Ruby, las cosas que había hecho, las cosa que había dicho y sugerido, pero no iba a echárselo en cara. No le había molestado entonces y no lo hacía ahora y, además, no había sido algo que ella pusiera controlar.

— No debes mortificarte. Esta de aquí.. —la señaló para hacer énfasis en su argumento.— Es la Ruby real.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

Sí al menos podían estar juntas, aunque fuera con muchos años de diferencia y seguramente no como ninguna de ellas había llegado a imaginar que sería nunca.- Y también tienen a Henry. -Él seguro que ayudaba a sobrellevar esa situación, había creído en su historia desde el primer momento, mucho antes de que ninguno de ellos pudiera siquiera imaginarlo e incluso le habían tomado a broma.
Recordaba cuando se estaba buscando a sí misma y dijo que podría llevar comida en una cesta. Se había reído entonces, pero ciertamente era algo que hacía a menudo.

Sonrió cuando se refirió a la abuelita. Claro que no se sorprendería, nadie que a conociera. Pese a sus diferencias y discusiones era la mujer más fuerte que conocía y a quien más admiraba.

Pero hablar de sí misma la desanimaba. Había demasiadas emociones en su ser y por más que quisiera tratar de conciliarlas le era muy difícil. Al menos podía estar contenta de no haber traicionado a ninguno de los suyos.
Graham parecía entender a lo que se refería, cómo iba a olvidarse de tantas insinuaciones y situaciones incómodas. Y parecía perdonarla por ello también, o excusarla detrás de la magia de Regina.

- No sé si todo era cosa de su magia... quiero decir, ¿tanto se aburría como para montar una historia para cada uno de nosotros? - Bueno, habían sido 28 años, pero estaba segura de que disfrutaba de verles cada día pasar por las mismas tonterías, infelices para siempre de acuerdo con su maldición.- ¿Y por qué iba a hacer que yo y tú...? Quiero decir, no es alguien que se conozca porque le guste compartir.

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

Se removió en el taburete, ligeramente incómodo ante la mención de Regina y él juntos. Por supuesto Graham sabía que era un hecho que todo el mundo conocía, pero no era algo que hubiera escogido él libremente ni, mucho menos, que pudiera deshacer. Era vergonzoso y humillante y saber que Ruby lo sabía era todavía peor.

— La verdad es que no sé muy bien cómo funciona la magia de Regina. —respondió sin mirarla, con la vista clavada en el café que empezaba a quedarse frío.— Después de tantos años empiezo a tener teorías, pero son solo eso. —Por ejemplo, no creía que Regina hubiera escrito un papel exacto para cada ciudadano en Storybrook. Ella podía haber dado algunas directrices, pero en la mayoría de los casos Graham creía que la magia había actuado un poco por sí misma. Tal vez las insinuaciones de Ruby no habían tenido nada que ver con Regina, simplemente eran algo que ella ya llevaba dentro y la magia solo había exteriorizado.

Tal vez no y solamente intentaba ver lo que quería ver.

— Ahora está nerviosa, creo que ni ella misma sabe lo que va a hacer. —explicó.— Pero no debéis confiaros, sigue teniendo su magia y podría mataros. No sé si alguna vez la perdió o simplemente no ha tenido motivos para usarla hasta ahora. Pero estoy seguro de que ya está tramando algo. —si él intentaba avisar al resto de ciudadanos, sabía que no lo escucharían, pero sí que escucharían a Ruby, confiaban en ella. — Sobre todo Emma y Snow deben tener mucho cuidado.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

- Sí, creo que todos tenemos alguna teoría... -Mencionó también, por lo bajo.
No creía que fuera cosa de Regina el que ella fuera babeando detrás de Graham cada vez que aparecía, aunque seguro que le encantaba ver que nunca llegaba a nada. Más bien estaba segura de que era una mezcla de lo que siempre había sentido por el cazador, aquella atracción evidente entre ellos en el Bosque Encantado, y sus impulsos más lobunos, esos que de repente parecían dormidos, retenidos hasta la luna llena.
Pero no sabía si era buena idea compartir semejante teoría con Graham. No parecía el momento para ponerse a hablar de sentimientos. Sonaba egoísta cuando él estaba tan preocupado.

Y sus preocupaciones no eran infundadas. Él estaba cerca de Regina, sabía que había recuperado su magia y la pregunta real era por qué no la había usado aún.
De todos modos asintió.- Se lo diré de tu parte. Seguro que se alegran de saber que cuentan contigo. Que contamos contigo. -Se incluyó, dedicándole una sonrisa. No sabía cómo lo tomaría Emma, parecía más desconfiada, pero conocía a Snow lo suficiente como para imaginar que se alegraría de escuchar de Graham y de su ayuda.- Aún no han decidido lo que van a hacer con ella, ¿un juicio? ¿una ejecución? En este mundo todo resulta... extremo. -Las leyes allí eran diferentes, el progreso, el poder... todo era diferente.

Cambió el peso de pie un momento, dudando sobre lo que quería preguntar en realidad.- ¿Y tú? ¿Qué pasará contigo después? -Cuando por fin Regina fuera encerrada o algo así... ¿tendría algún plan?

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

Graham se encogió de hombros, sabiendo tan poco como la propia Ruby de los planes que tenían para Regina o, para el caso, de los propios planes de Regina. Los habitantes del pueblo aún se estaban acostumbrando al descubrimiento de la verdad y la propia Regina, que no había esperado que tal cosa fuera posible, todavía estaba asentándose y creando sus propios planes.

La pregunta más difícil vino en último lugar, pero Graham no se había engañado, sabía que tarde o temprano Ruby iba a preguntar. Apretó ligeramente más el agarra en la taza de café y se tomó unos segundos de silencio para reordenar sus pensamientos antes de contestar. Al final, lo hizo con un simple encogimiento de hombros.

— La verdad es que no lo sé. —guardó silencio de nuevo, contemplando el líquido oscuro que se iba enfriando en la taza.— Sigue teniendo mi corazón, por lo que he de obedecerla por mucho que lo odie. —alzó al fin la mirada, para volver a centrarse en el rostro de Ruby. ¿Cómo podía haberla olvidado? ¿Cómo podía haber olvidado todo lo que era para él?

— Ruby hay un motivo más por el que he venido. —la solemnidad en su tono probablemente ya le dio alguna pista a la loba de lo que se proponía decir.— Regina no se quedará quieta y puede que, llegado el momento, cuando tengáis que detenerla, debáis detenerme a mí también. —apartó a taza y agarró las manos de Ruby entre las suyas sobre la mesa.— Prométeme que lo haréis, no flaquees por mí. Hay que parar a Regina.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

I. I Remember you

Ruby asintió despacio. Entendiendo que Graham no tuviera muy claro lo que pasaría con él. Su situación era diferente a la del resto de ellos. Todos eran libres de la maldición ahora que habían recuperado sus recuerdos. Podían restaurar la vida que habían perdido, reunirse con los suyos, continuar...
Pero Graham no. Él seguía atrapado en esa red que había tejido la reina malvada.
Bajó la mirada al escuchar que seguía teniendo su corazón a pesar de estar en un mundo sin magia, ella tenía ese poder sobre él.

Le miró de nuevo cuando su tono se volvió serio, temiendo lo que quería de ella.
Apretó los labios al escucharle. Porque era cierto. Porque no podían permitir que él estuviera en medio cuando Regina pagara sus crímenes. Pero le dolía pensar en lo que le estaba pidiendo. ¿Por qué tenía que pedírselo a ella precisamente? ¿Por qué no a Emma o a David?
Apretaba sus manos pidiéndole una promesa que ella no quería hacer. Pero sí había otra que se formulaba desde su interior.

- Recuperaré tu corazón. -Respondió, con una seriedad que no podía tomarse a broma.- Esa es una promesa que sí voy a hacerte y que sí quiero cumplir, Graham. -Le dijo.- Si esperas que te sacrifique por el bien de todos, deberías acudir a uno de los héroes, no al lobo. -Sabía que a ella no se la culpaba por las muertes que había ocasionado, que era leal a Snow y a Charming y a todos los demás. Pero también era leal a él. A Graham. Al Cazador que se había sacrificado para salvarlas.- Tienes razón, hay que parar a Regina. Pero tú vas a estar a nuestro lado cuando eso pase. -Tenía que aceptar.

Red — Cafetería — con Graham

I. I Remember you

Debería haber supuesto que Roja no le haría la promesa que él necesitaba, pero no podía pedírselo a nadie más. Ruby era la única persona por la que lo sacrificaría absolutamente todo, había tenido que intentarlo por lo menos. Tal vez, si ella supiera todas las cosas vergonzosas y terribles que había hecho bajo las órdenes de Regina sería distinto. Tal vez ya las sabía y aun así conservaba la esperanza que él ya había perdido hacía mucho tiempo.

Le ofreció una pequeña sonrisa, probablemente más mueca al final que sonrisa en sí misma, pero no tenía otra cosa que darle. Graham no creía ser redimible y aunque debería dejárselo claro, aunque debería contarle todas las cosas que había hecho para demostrarle que no había esperanza para él, se encontró incapaz. Cuando la miró a los ojos se dio cuenta de que no podía soportar que ella lo mirase con odio.

— Ojalá fuera posible. —le dio una palmadita en la mano antes de separarse y agarrar de nuevo la taza de café acabándose lo que quedaba de un solo trago.—Debería irme, no quiero que sepa que he estado aquí. —aquello podría meter en problemas a Roja y no iba a permitirlo. Se puso pues en pie y dejó unos pocos billetes sobre el mostrador a modo de propina, más por costumbre que por otra cosa, para dirigirse directo hacia la puerta. Pero antes de salir volteó para echarle una última mirada a la chica.

— Cuídate, ¿vale? —ojalá poder decir que él estaría allí para protegerla, pero no era posible, ya no.

Graham — Cafetería de la abuelita — Con Ruby

II. Worth a try

Haber hablado con Graham había ayudado a sentirse un poco mejor con su otra versión, pero le había dejado el recuerdo de esos ojos tristes creyendo que no merecía el perdón por los actos que no había ejecutado libremente.
Y la había hecho tomar una decisión. Iba a devolverle el corazón que le habían robado, su libertad, su derecho a actuar como quisiera hacerlo, fuera del control de Regina. Ella ya no tenía ningún poder sobre ellos. Si la habían perdonado había sido por Henry, todos lo sabían.

Así que cuando tuvo un claro entre la cafetería y la ayuda en localizar familiares perdidos, aprovechó para colarse en el antiguo despacho de la alcaldesa. Aún no había recogido sus cosas, no fue del todo difícil encontrar una copia de las llaves. Pero solo cogió una, para hacerlo menos notable. Le interesaba la llave del mausoleo.
Porque si una bruja como ella tenía algo que ocultar, estaba convencida de que lo escondería allí. El picor que le provocaba la magia en la nariz se lo confirmaba.

Esperó a que cayera la noche, vestida de oscuro y haciendo uso de esos sentidos que ahora volvían a ella. La luna tardaría una semana más en llenarse, y ya estaba preparando con la abuelita un modo de impedir que su maldición creara problemas. Dado que su capa era imposible de encontrar.
Pero los problemas de uno en uno, esa noche era para entrar en el mausoleo.

Red — Cementerio — con Graham

II. Worth a try

Aparentemente su encuentro con Ruby había pasado desapercibido para Regin, pues la mujer no le mencionó nada. Tal vez había conseguido esquivar su mirada o quizás estaba simplemente demasiado ocupada con todos los problemas desencadenados tras romperse la maldición como para preocuparse de su charla con Ruby.

Regina estaba furiosa. Furiosa con Emma, con los habitantes del pueblo, incluso puede que con ella misma. Buscaba una manera de volver a imponer la maldición, pero no estaba resultando como a ella le gustaría. La magia ya se había desatado y no parecía haber forma alguna de volver a confinarla.

Regina se había encerrado en su estudio y Graham no había podido estar más agradecido por aquel momento lejos de ella. Durante los últimos días la mujer lo había obligado a estar a su lado en todo momento, como una especie de guardaespaldas. En aquellos raros momentos en los que podía distanciarse de ella patrullaba la propiedad, en realidad una excusa para alejarse de ella todavía más que porque lo creyese realmente necesario. Nadie se acercaba a la mansión de Regina, por miedo o simple animosidad, se mantenían alejados.

Pero aquella noche parecía haber un intruso...

Graham — Cementerio — con Ruby

II. Worth a try

Ruby se mantuvo oculta y pendiente de que no hubiera ninguna luz cerca. La puerta del mausoleo era imponente y no dudaba que sin la llave iba a ser difícil de abrir. Pero Regina se había asegurado de que nadie supiera dónde escondía la llave de ese sitio. Y, aunque dispuesta a arriesgarse, no quería desvelarle sus planes colándose en su despacho o en su casa.

Así que había hecho uso de esa maravilla llamada internet, que parecía mágica, para aprender un par de trucos sobre cómo abrir puertas y cerraduras. Había practicado en casa con resultados sorprendentes... aunque en parte pudiera ser que las cerraduras del hostal fueran demasiado simples.
Aquella, sin embargo, no lo parecía.

Había fabricado algunas ganzúas a partir de pinzas del pelo, también tenía una tarjeta vieja. Se agachó frente a la cerradura y buscó el sonido que le indicaba que iba por buen camino. Pero su oído captó otro tipo de sonido. Pisadas. ¡Mierda!
Se levantó rápidamente y se ocultó tras la estructura del mausoleo. Aunque el olor que percibió en el aire le dijo que no estaba en peligro. Era Graham.

Red — Cementerio — con Graham

II. Worth a try

Quien fuera el que se hubiese colado parecía ser hábil. Le costó encontrar un rastro que seguir y, cuando finalmente llegó hasta el lugar donde dicho rastro acababa, se encontró frente al mausoleo. A primera vista no parecía haber nada extraño, la puerta continuaba cerrada y el cerrojo en su sitio, pero Graham sabía que no estaba solo.

Apunto con la linterna a distintos puntos donde el intruso podría esconderse pero, a priori, no vio nadie. Se preguntó, durante un instante, si no sería mejor que lo dejara estar pues de todos modos poco le importaba lo que estuvieran planeando contra Regina. Pero una nueva mirada al mausoleo le hizo dudar de esa decisión. No sabía lo que Regina guardaba allí dentro, pero estaba seguro de que no podía ser nada bueno.

— Seas quien seas, sal, sé que estás ahí. —su tono sonó cansado, desganado. Probablemente pensarían que hacía aquello para proteger a su ama y no por preocupación hacia la gente del propio pueblo. Dentro del mausoleo podía haber cosas peligrosas que solo harían más daño a la gente de Storybrooke.

Graham — Cementerio — con Ruby