Las gemelas Valkova eran, definitivamente, algo que ver para el resto del mundo. Tan iguales, pero tan distintas a la vez, iban por todos lados sembrando aquellos problemas familiares que tenían entre las dos. Que los hermanos debían ser unidos siempre les decían, ellas eran todo lo contrario, por lo menos de parte de Mila que no podía siquiera ver a su gemela.

Agna por su parte había tomado parte por Mila al ser su mejor amiga desde que se encontraron en Durmstrang, habían terminado compartiendo casa, habitación y así habían formado su amistad. Siempre estaban juntas, eso implicaba veranos en las casas ajenas, mucho tiempo divirtiéndose y especialmente estar cerca de Polina más tiempo del que le gustaría. No tenía nada contra ella en realidad, pero bien sabía que Mila no le perdonaría formar una amistad con su gemela jamás.

Por eso mismo, de parte de ambas, Mila jamás podría enterarse de lo que había pasado luego de que se robaran una botella para beber en una de las fiestas del pueblo. Habían sido unos besos tontos luego que ella se quedara dormida y, evidentemente, todo influenciado por el alcohol que habían bebido. Antes que Polina despertara, Agna ya se había ido a casa y terminarían viéndose en Durmstrang de nuevo simplemente.

Verse de nuevo implicaba querer hablar todo aquello que no habian podido el día siguiente, querer aclarar su mente, pero también el hecho de que Mila siempre estaba ahí, el hecho de que no podía ninguna de las dos arruinar aún más su relación con Mila pero, francamente, hay cosas que terminan tornándose inevitables por más que hagamos de todo por detenerlas.

Su ceño se frunció un poco cuando le hablo de una película que no conocía en lo absoluto, siquiera recordaba que Mila le hubiera hablado de ella y eso que su amiga era bastante fanática de todo lo que era el cine mágico. – ¿En donde la has visto? Nunca había escuchado de ella. – Menciono aún un poco confundida, suponía que no sería nada muggle, bien sabía la posición de la familia de ellas como, en sí, de la mayoría de estudiantes de Durmstrang sobre esa cuestión.

Ladeo el rostro, intentando que no se reflejara en el mismo lo que estaba sintiendo en ese momento y termino por asentir. Ella tampoco quería que su mejor amiga se sintiera sola, ella también de hecho se sentiría muy sola si no la tenía con ella. – No dejaría que se quede sola nunca, no soy así. – A pesar que estuviera enfadada inclusive, encontraría la manera que Mila tuviera a alguien con ella.

Parpadeo algunas veces, más que nada por sus dichos y sus movimientos luego, haciendo que ella misma se levantara y la siguiera hasta poder tomarla de la mano para que no siguiera caminando. – Yo…a mi me gusto mucho, solo…solo quería que lo supieras. – Tartamudeo, soltándola y volviendo con la cabeza gacha a sentarse donde estaba antes. Era la primera vez que intentaba algo con alguien y era rechazada, un buen comienzo de su vida amorosa realmente.

Quizás había hablado de más, si se enteraban que veía películas muggles en sus ratos libres. Polina solía ser muy especial con sus gustos y nada tenía esa escuela elitista que prohibirle, ni su gente, quizás por ello era que le contaba bastante hacer amigos leales. Por su simpleza y espontaneidad.

Ella sonrió con las mejillas sonrojadas al escucharla decir que ella no se arrepentía. - Mi hermana me odiaría, más de lo que lo hace.. - le dijo, porque eso era lo que le impedía intentar algo con ella sin estar por completo borracha.

Dio algunos pasos hacia ella. - Puedes guardar un secreto? - preguntó, mirando hacia ambos lados por si alguien les oía. - Es una película muggle y se el lugar perfecto para verla si quieres escapar un poco de todo este mundo y meterte a otro.. - podía mostrarle un poco, solo rogaba que su hermana no se enterara de eso.

Asintió, no entendía bien porque había tantos problemas entre las dos pero nunca se lo había cuestionado a su mejor amiga ni lo haría. Claro que en ese momento todo era mucho más complicado, lo mucho que le había gustado aquel beso con Polina realmente le nublaba la razón y la dejaba totalmente pensando en ello todo el tiempo. Lo peor era saber que le había gustado de la misma manera pero por su mejor amiga era simplemente imposible. – No entiendo porque, no haríamos nada malo. – Murmuro, queriendo entender pero sabiendo que posiblemente ni Polina tuviera una respuesta a lo que le estaba diciendo.

Asintió cuando le pregunto si podía guardar un secreto, sorprendiéndose e intentando que su rostro no mutara ante su confesión, especialmente porque aquello era algo totalmente prohibido para todos ellos. – Yo…te sigo. – Dijo simplemente, dándole a entender que la seguiría si quería que vieran la película juntas a pesar de sus propias creencias.

Eso sería realmente arriesgado. Polina se quedó mirándola, quizás estaba obrando mal, pero siempre había soñado con alguien que pudiera seguirla en sus aventuras.. y si era Agna, era mucho mejor. Sonrió suavemente y le pidió que la siguiera.

Ambas brujas caminaron los pasillos hasta dar con una estatua de un mago antiguo y regordete y la rubia pronunció algunas palabras con su varita para que se abriera la puerta trampa que comunicaba aquel salón lleno de objetos confiscados de los otros estudiantes.

Al fin en un lugar seguro ella tomó de la mano a la otra para guiarla a sentarse en una alfombra y poner el televisor a funcionar. Estaba emocionada por compartir eso con ella. - Se ve mejor con la luz tenue.. - le dijo al sentarse a su lado y volver a tomar su mano en un gesto tierno mientras las luces se apagaban por si solas y la película comenzaba.

La siguió sin dudarlo, estaba poniéndose por encima de su mejor amiga realmente por primera vez y no sabía cómo sentirse, pero simplemente se estaba dejando llevar. Con las manos en los bolsillos entro al lugar de objetos confiscados, mirando todo bastante interesada en lo que había dentro. – No puedo creer que todas estas cosas aún estén dentro del castillo. – Murmuro, pensaba que las eliminaban o las mandaban a Hogsmeade, tenerlas allí teniendo en cuenta lo complicados que podían ser los niños, simplemente era una locura.

Se acomodó con ella y tomo su mano también, sonriendo inevitablemente mientras miraba la televisión fijo con el ceño levemente fruncido. No entendía de donde salía el sonido de aquella caja y mucho menos como había podido ver la película allí, los muggles eran bastante extraños. – Esto…¿Cómo se supone que se llama la película que estamos viendo? – le murmuro, porque no recordaba si se lo había dicho y no había prestado atención o simplemente le estaba dando una sorpresa y esperaba que se lo preguntara luego.

Polina se había sentado a su lado. Ese lugar era de sus favoritos y mientras no se enteraran que sabía la contraseña nada malo podía pasar. Ahora lo compartía con ella.

- Te lo dije, es Encanto, una película de Disney, a veces los muggles tienen más magia que nosotros.. - le aseguro, o una gran imaginación. La película trataba de eso mismo, todos los miembros de la familia tenían un poder, menos Mirabel.

- Me encantan las canciones.. - le dijo mientras se abrazaba a ella y seguía mirando, tarareando su parte favorita, cuando aparecía el tío Bruno, al que todos temían por sus profecías.

- Te lo dije, la adivinación no es muy buena.. - susurró, a ella no le gustaría saber de su futuro. Prefería vivir el presente. Acaricio la mejilla de Agna y la besó suavemente.

No respondió nada acerca de que los muggles tuvieran más magia que ellos porque realmente no era algo que creyera en lo absoluto. Los muggles tenían muchos problemas, también los consideraba inferiores en líneas generales al ser carentes de magia, pero no podía negar que sus creaciones eran un tanto interesantes. Debian ser estudiadas, especialmente para el día de mañana no tener eventuales problemas con las mismas y su propia magia. – Son…pegadizas. – Admitió con el ceño levemente fruncido en concentración para entender las canciones que estaban sonando. Aquella caja era extraña e interesante a la vez.

Sonrió y se giro a verla, ella amaba la adivinación. – La adivinación es buena, además no siempre son cosas malas. Puede a veces tener que ver con cosas buenas. – Quería que le viera el lado bueno, aunque dudaba conseguirlo realmente. Se sorprendió por su accionar, pero no dudo, le correspondió el beso suavemente sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho. Estaban totalmente sobrias, no había ninguna excusa que pudieran tener luego.

Si bien le gustaban esas tontas películas muggles Polina estaba más concentrada en otra cosa en ese momento, su compañera de películas. Se la quedó mirando luego de ese beso con una sonrisa soñadora. Si su hermana se enteraba.. estaba segura que no volvería a hablarles a ninguna de las dos.

La música era divertida y hacia todo mucho más ameno. - Y dime, gran maestra de la Adivinación, que crees que estoy pensando? - le preguntó haciéndole ojitos y apoyando su cabeza sobre las faldas de la otra.

Si sus padres se enteraban seguramente le enviarían a un internado a China. Por lo que lo de su hermana era lo menos peligroso. Ella se mordio el labio. No solía ser tan lanzada, pero Agna le provocaba demasiadas cosas.

No dudo, en el momento que apoyo su cabeza en su falda su diestra termino acariciando su cabello, mirándola con una sonrisa y dejando caricias en el mismo. La miraba detenidamente, por como había estado la situación antes no había pensando en que estarían así, pero lo agradecía porque lo que ella le provocaba era algo que simplemente no podía manejar. – Tendrás que darme tu mano, a ver que puedo ver en ella, pero luego no quiero hacerme responsable.

Era claro que estaba bromeando, pero le causaba gracia que se lo planteara de aquella manera. Se inclino como estaba, llegando a los labios ajenos y dejando un beso lento sobre los mismos, al separarse dejando uno mas corto y sonriendo mientras con su mano libre tomaba una de sus manos. – Deberás confiar en mi si quieres que vea algo de verdad.

La relajaba saber que podían estar juntas en ese sitio, que nadie podría encontrarlas, era su sitio favorito cuando deseaba huir del mundo. El castillo de Durmstrang podia ser bastante enorme y agotador. Allí solo eran dos niñas adivinando su suerte, como lo hacía Agna con su mano.

Poli sonreía conmovida, escuchando las canciones de esa tonta película muggle mientras tenía esa extraña cita con la mejor amiga de su gemela. Era muy fácil confundir a las gemelas y solo quienes las conocían bien sabían de sus diferencias, además del uniforme y sus diferentes escudos. Polina tenía un lunar en su cuello, a la altura de su oreja izquierda y los ojos una tonalidad más verdosa que su gemela.

- Qué vez para nuestro futuro, Agna? - le preguntó, un poco más sería, quería creer que ella le diría la verdad, y algo de esperanza para que no tuviera que temer tanto porque eso fuera una relación completamente prohibida.

La pregunta la tomo por sorpresa en un primer momento, porque no había pensado que se lo preguntaría de una sola vez, era algo complejo y jamás había intentado ver por su propio futuro porque consideraba que era algo que podía salirle mal. Aún así, no podía simplemente ignorar su pregunta, no cuando lo había hecho de aquella manera y consideraba que estaba siendo mucho más seria de lo que podía pensar en un primer momento. – Déjame ver. – Murmuro, tomando su mano y mirando su palma fijamente, con el ceño levemente fruncido, concentrada en lo que su mano marcaba.

Primero le costo un poco, no tenía la suficiente concentración para hacerlo, pero luego intento que su mente se quedara en blanco y simplemente leer su suerte como lo haría con cualquier otra persona. Su pregunta había sido especifica, eso era claro, pero tenía que hacer un vistazo general antes de cualquier decirle algo tan puntual. – Tu hermana no estará nada feliz cuando se entere de esto. – Murmuro por lo bajo, sin mirarla concentrándose simplemente en lo que veía. – Y nos costara mucho sacar nuestra relación adelante, va a depender exclusivamente de nosotras y la confianza que nos podemos llegar a tener que termine en buen puerto o no.

La rumana suspiró al ver que Agna se concentraba, nunca había sido de creer en la Adivinación, era una materia inexacta, nadie conocía que fuera un buen adivino, pero se quedó quieta y sin respirar cuando ella comenzó a leerle.

Su mirada se clavó en ella, era algo que sabía, su gemela no estaria contenta si se enteraban de ello. La odiaría, por robarle a su mejor amiga. - Lo se, creerá que le he robado a su amiga, cuando.. tu no eres mi amiga.. - le dijo con una sonrisa ligera mientras le acariciaba las mejillas. - Al menos, yo considero que las amigas no se besan.. así.. - le dijo cuando la tomó de la cintura y le besó largamente, le encantaba hacerlo y sentía que tenían mucho que vivir.. juntas.

- Podemos.. mantener esto entre nosotras, pero.. tal vez.. cuando se entere sea peor.. - hablar con su hermana sería problemático, estaba seguro. Pero no iba a negar lo que sentía por Agna. Poli la abrazó, dejando algunos besos en su mejilla.

Esta nueva versión que estaba conociendo de Polina realmente le estaba fascinando, no tenía otra palabra que no fuera esa. Cerro los ojos correspondiendo el beso, posando sus manos en su cuerpo para mantenerla bien cerca de ella, porque era lo que quería, tener a la rubia cerca de su cuerpo en todo momento. – No somos amigas, definitivamente, no quiero ser tu amiga. – Porque eso era algo bastante claro para ella, no quería ser su amiga por más que eventualmente su mejor amiga se enfadaría con ella, aunque rogaba que hubiera manera de entenderla.

Asintió, iba a ser peor pero no podía simplemente írselo a decir porque su amiga se enfadaría, pero también quería disfrutar de aquello un poco más con ella sin que nadie más lo supiera y se molestara por la situación. – Te prometo que encontraremos el momento de hablar con ella, pero no creo que sea ahora. – Admitió con una media sonrisa, tomando su mano y entrelazando sus dedos cariñosamente.

Nunca antes se le había hecho tan difícil prestar atención en las clases. Polina solía ser muy activa en las clases pero esa semana parecía volar por otros lados, no podía dejar de pensar en Agna y en la próxima vez que se verían. Para eso debían buscar momentos donde Mila tuviera algo que hacer y no requiriera de su amiga, para disimular y eso se les había hecho imposible. Y hablar con su gemela de ese romance era muy complicado, tenían muchos problemas, esta no la quería cerca, mucho menos de su mejor amiga.

Ese día había partido de Quidditch y la rubia había decidido que no iría, prefería pasar el tiempo en el jardín con un buen libro para practicar aquello por lo que estaba retrasada, esperaba que Agna tambien pudiera zafar de ver a sus compañeros para acompañarla, aunque ciertamente lo dudaba.

Todo se estaba poniendo complicado. Polina suspiró, mirando hacia el cielo cuando algunas gotas comenzaron a caer.

Nunca había tenido reparos a la hora de estar con Mila, de hecho, siempre había sido su cosa favorita en el mundo pasar tiempo con su mejor amiga, pero en la ultima semana realmente le parecía tedioso no poder escaparse ni cinco minutos para poder ver a Polina. Además, tenían que ser disimuladas, no podía simplemente escaparse y verla delante de todo el mundo, los comentarios llegarían demasiado rápido a Mila y eso complicaría todo. Aún no sabia como iban a hablar eso con ella, pero deberían hacerlo eventualmente.

Cuando no vio a Polina en el partido no dudo en buscar una tonta excusa para escaparse también, aprovechando que su mejor amiga estaba jugando y que luego, como todo el mundo estaba viendo el partido, podría inventar cualquier excusa que iba a creerle sin dudarlo.

Cuando llego a su encuentro, luego de buscarla y rogando que no estuviera en su sala común, sonrió al verla mirar el cielo con la lluvia que comenzaba a caer. – Espero que no sea mal augurio llegar y que comience a llover. – Espeto con gesto divertido, sentándose a su lado bajo el árbol, ignorando la lluvia mientras la miraba con una sonrisa. – Hola.

Mientras que muchos disfrutaban de un día de playa, del sol abrazador de julio a Polina siempre le había agradado más el invierno, los chocolates, los pijamas con dibujos navideños. Y luego de eso lo que más disfrutaba era la lluvia, serena, cayendole por el rostro, ayudándola a reconectar con ella misma, en el patio del colegio.

Aquella bella lluvia no podía ser un mal augurio, mucho menos si venía acompañada de Agna. La rubia sonrió, tirando de su mano hacia ella para que se sentara en el pasto mojado junto a ella.

- No lo creo, sería una buena señal, en todo caso.. - le dijo con media sonrisa mientras le robaba un beso corto. Tampoco quería que estuvieran tan expuestas.

- Has podido escaparte de mi hermanita? - pregunto, no podía disimular su alegría. Aunque lo que ambas no sabían era que acababan de frenar el partido y los estudiantes comenzaban a entrar al castillo. Y Mila estaba enojada, demasiado enojada porque me hubieran suspendido aquel partido.

Sonrió levemente cuando le dijo que sería una buena señal, por lo menos haciéndola sentir bien que su presencia no era mala en lo absoluto para la rubia. No podía decir que las coas eran sencillas entre las dos, no con su mejor amiga dando vueltas, pero, por lo menos, en ese momento haber encontrado un momento para estar juntas era mucho más de lo que había esperado que sucediera.

Una vez que se sentó a su lado asintió, sonriéndole levemente. – Te dije que encontraría el momento para poder estar contigo y, si todo sale bien y ganan, creo que tendremos varias horas por delante para poder estar tranquilas. – Eso le daba cierta tranquilidad, aunque no era lo mejor del mundo en líneas generales, no estaban haciendo nada malo pero su mejor amiga no lo vería de la misma manera.

Termino poniendo su mano sobre la ajena en el espacio que había entre los dos, acariciándola un poco mientras la miraba con una sonrisa inevitable en los labios. – Te extrañe estos días sin poder venir a estar contigo.

Allí había algo extraño realmente, para Mila los días estaban siendo un poco más raros cada vez, su mejor amiga exactamente estaba teniendo algunas actitudes un tanto sospechosas y quería creer que era su imaginación pero su intuición pocas veces fallaba. La rubia tenía que descubrir que era lo que pasaba con Agna, por lo que ese día que esta se alejo se decidió a seguirla con la cautela que la caracterizaba.

Y así fue que la siguió hasta el jardín, esta se había reunido con.. nada menos que su gemela, los ojos de Mila se abrieron de par en par, pero no avanzó, necesitaba ver un poco más.

Polina ya estaba a punto de entrar porque estaba lloviznando ligeramente cuando escuchó su voz que inmediatamente la hizo sonreír, ella siempre lo haría. - Hola.. te has escapado? - le preguntó, sonriéndole de lado y acercándose para besar gentilmente sus labios, si que la había extrañado.

Cada vez era más complicado simplemente ignorar que su mejor amiga terminaría dándose cuenta que estaba enamorada de su hermana, pero intentaba disimularlo por ella. Polina le había dejado claro que simplemente Mila no iba a entender la situación como ella podía pensar que si. Suponía que eventualmente encontrarían la manera de hablar con ella de una manera coherente, que entendería que no podían manejar sus sentimientos y simplemente lo dejarían estar. Conocía lo suficientemente bien a Mila como para saber que costaría al principio, pero no dudaba que eventualmente lo sacarían adelante.

Se quedo mirando a la rubia de cerca una vez que estuvo a su lado y, ante su cercanía, no pudo evitar los saltos que daba su corazón. Realmente cada día era más complicado estar sin ella, no había una manera de explicarlo con coherencia, estaba profundamente enamorada de ella. – Si, necesitaba verte por lo menos unos minutos. – murmuro contra sus labios, sonriendo levemente mientras acariciaba la piel de su mano. – Sabes que me cuesta estar lejos de ti.

Mila escondida en unos arbustos no podía creer lo que estaba viendo, su mejor amiga se estaba besando con su hermana gemela? Eso era real? No podía creerlo, Polina siempre le robaba lo que tenía, el cariño de sus padres por ser siempre más inteligente y buena. Ahora le estaba robando a su amiga. Los ojos se le llenaron de lágrimas y salió de su escondite para encararlas.

- Asi que ese era el maldito secreto de las dos? De verdad? Odio ser tu hermana, odio que me robes todo! - le espetó a Polina, corriéndola del lado de Agna para comenzar a pelear con ella, tomándola de los cabellos. Uf, estaba tan enojada.

Polina gritó cuando su hermana se le fue encima comenzando a pegarle y tirarle el cabello, no lo había previsto, no quería eso, mucho menos hacerle daño. - Por favor hermanita, ya basta, no te pongas mal, te prometo.. te prometo que me alejaré.. - murmuró, con el rostro llorando también y el dolor en todo el cuerpo, puchereaba cuando esta la soltó y echó a correr hacia el bosque.

Poli miró a Agna, demasiado triste por todo eso. - Ve con ella, creo.. creo que te necesita.. - le pidió, sabía que su hermana tenía problemas con ella, que estaba celosa y aquello iba a tomarlo siempre a mal. Agna era todo lo que tenía y no quería que se alejara.