Las gemelas Valkova eran, definitivamente, algo que ver para el resto del mundo. Tan iguales, pero tan distintas a la vez, iban por todos lados sembrando aquellos problemas familiares que tenían entre las dos. Que los hermanos debían ser unidos siempre les decían, ellas eran todo lo contrario, por lo menos de parte de Mila que no podía siquiera ver a su gemela.

Agna por su parte había tomado parte por Mila al ser su mejor amiga desde que se encontraron en Durmstrang, habían terminado compartiendo casa, habitación y así habían formado su amistad. Siempre estaban juntas, eso implicaba veranos en las casas ajenas, mucho tiempo divirtiéndose y especialmente estar cerca de Polina más tiempo del que le gustaría. No tenía nada contra ella en realidad, pero bien sabía que Mila no le perdonaría formar una amistad con su gemela jamás.

Por eso mismo, de parte de ambas, Mila jamás podría enterarse de lo que había pasado luego de que se robaran una botella para beber en una de las fiestas del pueblo. Habían sido unos besos tontos luego que ella se quedara dormida y, evidentemente, todo influenciado por el alcohol que habían bebido. Antes que Polina despertara, Agna ya se había ido a casa y terminarían viéndose en Durmstrang de nuevo simplemente.

Verse de nuevo implicaba querer hablar todo aquello que no habian podido el día siguiente, querer aclarar su mente, pero también el hecho de que Mila siempre estaba ahí, el hecho de que no podía ninguna de las dos arruinar aún más su relación con Mila pero, francamente, hay cosas que terminan tornándose inevitables por más que hagamos de todo por detenerlas.

En el agua el maquillaje se le había ido y gracias a sus amigos Polina estaba sentada en un sillón de la sala con ellos.

- Se puede saber que le han hecho? - preguntó Mila al llegar a donde estaba con Agna, su gemela pego un salto.

- Hola hermanita, me caí a la piscina.. - ella le dijo para ponerse de pie con dificultad - Nos vamos? - preguntó, esperaba que sí o comenzaría a estornudar si no se cambiaba y daba una ducha caliente en casa.

Temía que ante cualquier pequeño comentario su mejor amiga se diera cuenta de lo que había pasado entre las dos, también rogaba que Polina no fuera a hacer ninguno, en su estado podía hablar de más y lo que menos quería era hacerlo más complicado aún. – ¿Y nadie se dio cuenta como para detenerla? – Termino preguntando inevitablemente, un poco molesta de que no hubieran sido capaces de eso.

-Por algo te dije que la cuidaras. – Le dijo Mila y ella simplemente pudo hacer un gesto de disculpa, sintiéndose mal. No la había cuidado y, de hecho, casi podía jurar que se había aprovechado de que Polina estaba un poco más borracha que ella inclusive. La noche había sido un completo desastre y solo quería dormir.

No iba a decir nada porque solo necesitaba volver a casa, ni siquiera miró a Agna, temblaba cuando Mila la tomó del brazo para guiarla a la puerta y poder pedir por el chófer de la familia que seguramente las recogería.

De aquel día y aunque pensara que no Polina lo recordaría todo, recordaría los besos y la caricia de la mejor amiga de su hermana, a la que tenía prohibido acercarse. Y cuando ella se marchó de casa todo pareció volver a la normalidad, su gemela ignorándola la mayor parte del tiempo.

El verano había pasado mucho más rápido de lo que le hubiera gustado realmente pero lo peor era que no había dejado ni un momento lo que había pasado con Polina de su mente. La angustiaba enormemente aquel asunto, porque sentía que había fallado a su mejor amiga pero realmente era lo peor que le hubiera gustado tanto, que no pudiera dejar de pensar en eso día a día. No sabía si era porque era una chica simplemente o, peor, que fuera porque se trataba de Polina.

Las clases habían iniciado hace una semana y la esquivaba todo lo que podía, hasta que le tocó la clase de pociones con ella y no podía quitarle los ojos de encima. Era extraño y cansador fingir delante de su mejor amiga, pero fingir consigo misma era aún peor. Necesitaba hablar con ella de lo que había pasado y comprobar si estaba loca o no.

Los primeros días del nuevo curso escolar Polina había estado muy ocupada guiando a los alumnos de primer año por los salones y mostrándoles por dónde debían andar en los tiempos libres, y por dónde no. Una vez que se hubieron adaptado ya todo comenzaba a ser más fácil y podía ocuparse de sus clases, estudiar, estar con sus amigos y por sobre todo intentar hacer las paces con Mila.

En la clase de Pociones entro y se encontró con un lugar vacío al lado de Agna y le miro. - Hola Mila, Agna.. - saludo sonriente mientras el profesor se presentaba y les hacia poner a hervir el caldero frente a ellos.

Que se sentará cerca de ella no ayuda a en nada, era como si sintiera que en cualquier momento Mila podía darse cuenta de lo que había pasado aunque bien sabía que era ella la que estaba perseguida con ese tema. Siquiera sabía si Polina lo recordaba, era algo que quemaba en su mente y no sabía si enfrentar o no.

La saludó con un gesto e intento concentrarse en lo que estaba diciendo el profesor pero, cada tanto, terminaba mirando a Polina un poco más fijo de lo que debería. No sabía si lo que había sentido era por besarla a ella o por haber besado una chica, tendría que hablarlo para quitarse las dudas quisiera o no:

- Porque no vas con tus compañeros, Polina? - preguntó su hermana haciendo que está dejara de sonreír. - No hay lugar en otra mesa.. - contestó, bajando la mirada. Mila suspiró maldiciendo.

- Si mi hermana te molesta solo tienes que pelliscarla...- le dijo Mila a Agna. Polina se encargó de prestar atención, de todas maneras era su clase favorita y el filtro de amor le salía demasiado bien según su profesor que mostró su trabajo a la clase para mostrar que ella lo había logrado increíblemente bien.

Ella jamás se involucraba en los problemas de su mejor amiga con su hermana, era algo que no era su asunto para nada, pero en ese momento, por alguna extraña razón, le había dolido un poco que la tratara así. Suponía que no era culpa de Polina lo que los demás pensaran o consideraran de ella, por lo que claramente Mila se enfadaba casi todo el tiempo. – Solo es una clase. – Le dijo a Mila, buscando que no peleara más con su hermana.

Miro con atención al profesor, hizo las anotaciones pertinentes pero su intento de poción fallo miserablemente, mirando atenta lo que hacía Polina porque, claro estaba, a ella si le había salido bien. Sonrió de lado, a punto de felicitarla, pero un comentario por lo bajo de Mila la hizo replanteárselo, no estaba siendo la chica más disimulada del mundo y eso era un peligro.

El profesor le había pedido que ayudara a sus compañeros y Polina estaba encantada de hacerlo porque se había esforzado mucho en mejorar sus pociones.

- Cuidado hermanita.. le estás echando mucho de eso, solo dos pizcas bastan, no querrás enamorar más de la cuenta.. - le dijo a lo que la otra frunció el ceño.

- Ve a molestar a otro Polina.. - le dijo y ella se encogió, parándose frente a Agna. - Necesitas ayuda? - le preguntó, con media sonrisa.

Polina era muy buena hacienda aquello y casualmente Mila era un desastre, siempre lo había sido en lo que respectaba a pociones, pero tampoco era algo que se habían cuestionado nunca en realidad. En ese momento su mejor amiga si parecía estárselo cuestionando porque tenía una cara de molestia que no podía pasar desapercibida para nadie, mucho menos para ella que la conocía tan bien.

Miro su propia poción con el ceño fruncido, porque la verdad era que no entendía que estaba haciendo mal para que no le saliera. – Si ¿Qué estoy haciendo mal? He puedo todo tal cual dice la receta. – Se rasco la mejilla mirando la poción con el ceño fruncido, odiaba que las cosas no le salieran bien.

- No le estás poniendo suficiente polvos de hadas.. - le dijo apoyándose en el el pupitre. - No es la cantidad correcta que tenga, sino lo que creas conveniente.

- Huele, la Amortentia huele a aquello que más quieres.. - se acercó un poco, ahora que la poción tenía un buen aspecto podía oler el delicioso olor a almendras y frutos del bosque.. - Oye, huele como mi shampoo, almendras.. son deliciosas..- Polina sonreía feliz por su descubrimiento aunque al darse cuenta había dejado de hacerlo y se había sonrojado. Podía ser?

Nono, era imposible que Agna todavía lo recuerde.

Anoto el tema del polvo de hadas, creía que le había puesto suficiente, pero algo tan simple como aquello estaba haciendo que la poción no saliera como debería. En un examen, eso podía hacer mucha diferencia y si realmente quería estudiar medimagia debía esforzarse un poco más.

Se acercó a oler la poción, sintiendo un aroma demasiado familiar que no pudo reconocer en un principio hasta que, ese mismo olor y su comentario hizo que sus mejillas se tiñeran de un rojo carmín intenso. Abrió la boca, pero no pudo decir nada coherente, simplemente la cerro y desvió la mirada, dejando las manos quietas en su pupitre y apretándolas un poco por los mismos nervios que sentía. – Gracias, ha quedado perfecto ahora me parece.

Ella no era la única que se había enterado de lo que estaba sucediendo y es que Mila podía ser mala en Pociones, pero era una excelente estudiante y también muy observadora, frunció el ceño al ver como de amables estaban siendo su mejor amiga y su hermana y golpeó con el codo a Agna para que deje de tener esa cara de tonta.

Encima se sonrojaba? Eso la ponía enferma.

- Y al mío que le pasa? Porque no deja de ser verde? - le gruñó a Polina para que dejara de prestarle atención a su amiga.

Ella lo observó, eso si olía mal también.

- No lo sé, creo que deberías comenzar de nuevo cariño.. - le dijo Poli sonriendo mientras tomaba su poción y acomodaba su túnica para salir de esa clase. - Tengo Runas antiguas, si quieren luego puedo prestarles un buen libro que tengo en la sala común.. - les dijo antes de unirse a la manada de estudiantes de Olsson que salían y seguir a sus compañeros.

Definitivamente había sido obvia en su accionar, porque su mejor amiga le había dado un codazo y se notaba que no estaba nada feliz con la situación. Intento sonreír levemente por lo menos, pero mirando a su mejor amiga y rogando que el sonrojo hubiera desaparecido de sus mejillas. Mila no tenía buena cara, luego tendría que pensar que excusa tonta pondría para poder disimular un poco por lo menos la cara de idiota que ella misma había puesto ante la cercanía de Polina.

Una vez que se fue, miro a su mejor amiga y sonrió un poco nerviosa. – Lo siento, supongo que la poción me ha dejado algo tonta. – Mintió, porque claramente la poción no tenía nada que ver en que ella se sintiera de esa manera, era algo que comenzaba a cuestionarse y que tendría que hablar con Polina. Además, era pésima mintiendo y sentía que tenía un cartel en medio de la frente que decía que la había cagado con su mejor amiga.

Hacía un frío terrible esa semana, los alumnos de Dumstrang salían lo más abrigados posible al jardín y los profesores andaban por los alrededores pasando pociones para curar toda clase de resfriados y síntomas del mal clima, Polina no solía enfermar fácilmente pero esa mañana se había despertado con un tos fea y a pesar de ponerse una enorme bufanda adornando su cuello y todo el abrigo que pudo nada le impedía lucir unas mejillas rojas y la frente algo sudorosa de febrícula.

Pero eso no iba a detenerla para ir a la biblioteca a estudiar luego del almuerzo por lo que ya estaba lista, en su mesa habitual rodeada a siete libros de Astronomía abiertos mientras escribía una redacción sobre constelaciones de nebulosas oscuras, concentrada en ello.

Le había dado tantas vueltas que resultaba francamente idiota de su parte creer que podría hablarlo sin parecer una idiota. Por lo menos su mejor amiga se había creído lo de la poción y ella se había esforzado por aquellos días en no ser tan obvia con todo, le costaba enormemente teniendo en cuenta que cada vez que veía a Polina su corazón parecía acelerarse, era inevitable y tonto, pero era lo que la hacía pensar que enfrentarlo de una vez sería lo mejor.

Esa mañana Mila se había quedado en la habitación, había despertado con fiebre y tos, por lo que la enfermera le había recomendado que se quedara. Fue a buscar una poción para ella y luego de asegurarse que la tomara con un poco de sopa de almuerzo, fue a la biblioteca a estudiar para el examen que tenían la próxima semana. Estaba buscando un libro de astronomía cuando la vio allí, mordiéndose el labio inferior dubitativa termino por acercarse y mirar los libros con una media sonrisa. – Vine a buscar un libro de astronomía, pero parece que los has secuestrado a todos.

Ella tosió contra su pañuelo mientras volvía a releer lo que había escrito, intentando entenderse aunque le dolía demasiado la cabeza para ello, debía haberle hecho caso al profesor Poliakov al decirle que debía tomar una poción pero creía que se podía ir sin ella, el resfriado. Polina suspiró, levantando la mirada hacia la castaña que acababa de dirigirle la palabra.

- Lo siento, puedes llevarte el que quieras.. - le dijo sin demasiado problema por ello, solo debía corregir la redacción y ver si podía haber algunos dibujos para explicarlas - No has venido con Mila? - le preguntó, buscando entre la gente buscando a su igual, intentaba que ella estuviera bien siempre pero la rechazaba tan fácilmente que le era bastante difícil no sentir que se decaía ante tanto intento frustrado.

Miro entre los libros que ella tenía, decantándose por uno que siempre le funcionaba y tomándolo, pero, luego de eso y su pregunta, sentándose a su lado. – Mila estaba algo enferma, le he llevado la poción que ha preparado la enferma junto con la sopa y luego de comer se quedó dormida. – Por eso había aprovechado para poder ir a hacer otra cosa, de lo contrario se quedaba al lado de su mejor amiga hasta que ella se sintiera bien salvo que tuviera algún tipo de compromiso.

Miro los libros que tenía delante, pero, luego, la miro a ella con el ceño levemente fruncido. – De hecho, si me lo preguntas, ella comenzó como estas tú ¿Has tomado algo? Se te nota afiebrada. – Por lo menos era lo que podía notar, por lo poco que veía, bajo tantas capas de ropa que tenía Polina.

- Está enferma? Oh lo sabía.. - susurró, negando con la cabeza porque aunque fuera algo que solo sus padres sabían no había habido una sola dolencia que a la otra gemela no le afectara, cuando Polina se había fracturado la muñeca siendo una niña a Mila le había dolido la otra por todo ese mes y se lo había recriminado robándole las muñecas, y también en otras oportunidades. Mila estaba enferma, tal cual como se sentía su hermana.

- Menos mal que tiene una amiga que la cuida tan bien.. - le dijo asomándose por entre esa bufanda grande y desenredándola un poco. - Si me siento un poco mal, pero ya va a pasar.. también estas haciendo el trabajo para Astronomía? - le preguntó, porque era tonto preguntarlo, pero que mas daba. - Quieres quedarte? puedo ayudarte, ya casi lo tengo listo.. - le dijo, señalándole el ensayo.

Miro a su alrededor al escuchar otra tos por otro lado, era claro que el invierno le pegaba mal a la mayoría de los alumnos. – Como casi todo el mundo por aquí, es normal con las bajas temperaturas, nunca terminas de acostumbrarte. – Se encogió de hombros, era raro que ella no hubiera caído enferma aún, pero lo agradecía, siempre la pasaba bastante mal en esa época. – No es nada de qué preocuparse, antes de ayer comenzó como tú y hoy no ha podido levantarse, la muy terca no quiso tomar la poción cuando se la ofrecieron. – Se encogió de hombros, si la hubiera tomado quizás no se hubiera enfermado tan fuerte.

Una sonrisa se asomó en sus labios, porque realmente que la considerara una buena amiga la hacía sentir bien, muy bien. – ¿Tú tampoco has tomado la poción de la enferma? Tengo entendido que algunos profesores también las preparan, por lo menos para que te baje la fiebre. – Tuvo el instinto de poner su mano en su frente, pero creyó que no era lo mejor de momento. – Claro. – Se mordió el labio inferior y abrió el libro, dejándolo frente a ella y buscando el pergamino donde tenía anotado lo que le había pedido el profesor. – ¿Hay alguna asignatura en la que no seas buena? – La miro de reojo, sonriendo levemente.

- Debería haber tomado la poción.. - susurró asintiendo, con media sonrisa en los labios, porque sabía que tenía fiebre, pero no tenía una buena amiga ni nadie que se ocupara de ella como su hermana. Tampoco pretendía quitársela, agradecía que Mila tuviera Agna, le daba más seguridad que estuviera con ella.

- La verdad odio Adivinación, y soy muy mala en estudios muggles, pero.. Astronomía no es muy difícil, solo es estudiar lo que está en el libro.. - le dijo, y se fijo en el que más le había ayudado a ella, abriéndolo frente a Agna. - Creo que acá está todo bien descripto, puedes verlo.. - le dijo, acomodándose mejor en su silla para sacarse uno de los abrigos y ponerlo sobre su falda. - A mi hermana no le gustará que estés aquí.. - le recordó, no quería que ellas pelearan, o algo por el estilo por su culpa.

Asintió, estaba totalmente de acuerdo. – Cuando termines de estudiar conseguiremos una poción para que la tomes. Me agradecerás luego, te juro que tu hermana empezó así tal cual tú. – Sin quitar el pequeño hecho de que su hermana era igual y podía ver sus síntomas en ella de una manera bastante abrumadora. Conocerlas bien a las dos la dejaba ver las diferencias, pero eso no era que lo hiciera menos raro en ocasiones.

A ella se le daba bastante bien adivinación. – Puedo ayudarte en adivinación cuando quieras, es algo que se me da bastante bien. – admitió, no era la mejor, pero por lo menos la profesora le tenía buena estima por las veces que había acertado en determinadas situaciones y por el potencial que le veía, según ella. – Si, este libro lo he usado antes y me ha ayudado mucho por eso lo buscaba. – Había otros de Astrología, pero ese concretamente era de su preferencia. – Lo sé. – Hizo una mueca, mirando el libro y luego mirándola de reojo, sin atreverse a mirarla de frente realmente. – Pero yo…quería hablar contigo.

Ella sonrió, la poción Pepperrup era muy buena para el catarro y venía desde Inglaterra, pero debía estudiar si quería aprobar todos los exámenes que llegarían. - Me gustaría eso, no hay muchos que sean buenos en esa área, incluso me llena de dudas, si hay algo exacto.. - le dijo mirándola mientras se limpiaba el rostro. Recordaba lo que había sucedido, ella lo recordaría también?

- De que quieres hablar? No he dicho nada a nadie de lo que sucedió.. - le dijo para tranquilizarla, porque no quería que estuviera molesta o se vengara con su hermana. Había estado muy borracha, y seguramente la otra se arrepentiría de toda esa noche.

Era quizás lo único en lo que era realmente buena, al punto que sus padres inclusive le habían preguntado si le gustaría dedicarse a aquello cuando terminara Hogwarts. – No es un área muy feliz, cuando predices algo bueno todos te aman, sin embargo, cuando predices algo malo… - No hacía falta que dijera aquello, una sola vez había probado aquello, no había salido algo feliz y nunca más había querido intentar hacerlo fuera de clases.

Trago saliva fuertemente, por lo menos lo recordaba. – No era por eso, aunque…gracias, no sé si tu hermana me perdonaría alguna vez lo que paso. – Era lo que más le preocupaba, no quería perder a Mila pero también creía que era clara la manera en la que se sentía. – Tú... ¿Te arrepientes? – Cuestiono, queriendo saber que pensaba ella antes de hablar de más.

Ella puso las manos sobre el libro que tenía y la observó como quien recuerda algo muy parecido a lo que le estaba diciendo. - Oh pero si es así deberías ver la película Encanto, el tío Bruno predecía catástrofes y todos les tenían miedo, nadie hablaba de él.. - no podía dejar de escuchar la musiquilla en su cabeza cada ver que veía esa película de Disney. Y habían sido muchas aunque en casa no les permitían ver "esas tontas películas muggles.

Sonrió un poco más animada. - Lo que quiero es que ella se sienta bien, sabes lo que pasaría si llega a enterarse? Se quedaría muy sola! - no le importaba si llegaba a vengarse con ella, sino que se pelearía con la única persona que parecía comprenderle.

- No me arrepiento, pero no puede repetirse.. - le dijo, mordiéndose el labio al final, eso le dolía pero su principal preocupación era que su gemela estuviera acompañada. Polina guardó todo de prisa y con la excusa de que debía ir a la enfermería comenzó a alejarse.