No tenía idea de que exactamente había ocurrido, pero Lorena sabía una cosa, no se podía quedar así. Todo esto había sido un acto de maldad pura. Rayos, ni siquiera parecía tratarse del resultado de una simple pelea. Había sido un ataque, y dentro de la propia reserva. ¿Cómo lograron ingresar tan fácil? ¿Tendrían cómplices infiltrados? ¿Oh tal vez llevaban largo tiempo planeando su movida para así lograr tener acceso sin dejar cabos sueltos antes de cometer su fechoría? La verdad a la chica le daba totalmente igual el cómo lo hicieron. Solo le importaba hacer que pagaran por cada golpe y sangre que provocaron en Tomás. Ni hablar de la muerte de la profesora. Una mujer con un futuro brillante y que quería compartir con sus alumnos.

La chica había tendió que ser tranquilizada, pues todo esto la había puesto muy nerviosa. Jamás en su vida había visto tanta policía junta, escuchado tantas sirenas, tanto de las patrullas como de la ambulancia. Para colmo de males, la prensa también se había presentado en el lugar. Realmente quería salir de aquel sitio lo más pronto posible. Sabía que le había preguntas por todos lados, pero nada más se limitó a responder las que la policía le hizo.

De todo lo ocurrido ahora lo más torturante era esperar a que Tom fuera atendido. Primero la operación, luego que despertara. Lorena se encontraba con sus padres y su tía esperando ese momento. - Va a preguntar por Solveig... alguien debe decirle. - Murmuró la muchacha preocupada por la posible reacción del chico ante la noticia. Todos la miraron con cara de yo no puedo. - Lo imaginé... - solo restaba alguien y ese alguien era ella. Menos mal que ya se había calmado. Ya no se encontraba nerviosa, aunque sí muy molesta por lo ocurrido.

Le comenzó a ganar la ansiedad de querer que despertara. La verdad no sé acercaba más a él porque estaba rodeada de sus familiares. Tenía que tener cuidado de no levantar sospecha de la pseudo relación clandestina que tenían. Su corazón casi se sale del pecho con aquel grito. Se esperaba que despertara alterado, haciendo preguntas, pero no de este modo. Tuvo que suspirar onda para calmar la impresión y poder hablar. Porque definitivamente era ella quien tendría que hacerlo.

Los doctores y enfermeras intentaron de intervenir al verlo tan alterado. La chica negó, sabía que hacían su trabajo, pero era algo normal que se sintiera con tantas preguntas. Tomas luego de haber quedado inconsciente y desconocer lo que ocurrió a su alrededor. - Tom, los médicos no te harán nada, pero debes calmarte. - le decía acercándose y sentándose a la orilla de la camilla. Si no se calmaba no le podría decir nada por qué se podría aún peor y los sedantes serían la orden del día.

Prefirió comenzar con la noticia que podría calmarlo y ya luego darle la mala. - El tipo ya fue atrapado.  - aunque era obvio que siempre se quedaba esas ganas de hacerle lo mismo que él hizo... Lorena era igual de rabiosa que Tomás, no le gustaba este tipo de cosas y siempre prefería el castigo más severo para estas personas.

Bajo un momento la mirada cuando menciono a Solveig. - Ella, cuando llegaron ya no se pudo hacer nada por ella, Tom... - lo siento, le dijo tomando su mano y mientras ahora le veía a los ojos con una expresión de un profundo lamento. - Lo siento mucho, era muy tarde. No sobrevivió a los golpes. - le contaba con tristeza.

Lo peor de todo es que nadie le decía nada, los médicos solo querían calmarlos y lo único que deseaba era que había pasado con ese maldito y con Solveig, estaba muy preocupado por ella, era su guía y profesora no podía perderla por un inepto que quería secuestrarlo a él. No iba a poder perdonárselo si es que estaba grave o peor que eso, aquello ni quería imaginárselo. Necesitaba respuestas y luego, de unos minutos de silencio  fue Lorena quién hablo, le agradeció con la mirada que se mantenía fija solo en ella.

Apenas escuchaba apretaba el puño – que dolía – por ese maldito, pero al escuchar lo último, las lágrimas comenzaron fluir solas de sus ojos oscuros. Jamás lloraba, más aún esta vez no pudo evitarlo.

No podía creer que Solveig no hubiera resistido. Todos los recuerdos que había vivido con ella, llegaron a su cabeza, porque sin duda, había sido una gran mujer, si tenía grandes conocimientos era por ella y la universidad también iba a tener una gran pérdida.

Quería gritar y lamentarse, no obstante, no hizo nada de eso y accedió a que los doctores lo calmaran con sedantes, las lágrimas seguían fluyendo en él cuando se durmió, porque esto solo debía ser una mala pesadilla y cuando despertara de nuevo todo sería normal.

Solo que no fue así.

Tomás fue dado de alta en unos días y estaba en reposo, estaba absolutamente reprimido, hasta Guillermo había venido a visitarlo, solo que sin éxito porque no pescaba nada, solo pasaba en su casa, vigilando de vez en cuando la reserva e iba a la universidad que al menos ahí se concentraba con las tareas.

Se saltaba las comidas ya que no tenía mucho apetito, solo se hidrataba y ya.  Su madre insistía en llevarlo a un psiquiatra pero se negó, no quería nada con la vida y realmente lo único que necesitaba era tener su espacio y que lo dejaran solo.

Tampoco tomaba mucho en cuenta a Lore, realmente esperaba que comprendiera que solo quería estar solo, estar así también era deprimido y se enojaba con facilidad, aquella tarde se negó a las visitas y fue al sector del lago donde sus perros más leales – también preocupados por él – lo siguieron.

Se quedó de pie mirando el lago, estaba solo y fue cuando soltó un grito, asumiendo que lo sucedido era una desgracia, sin importarle, golpeó el tronco.

Sabía que tenía fuerza, solo que igual su puño quedó sangrante. Necesitaba sacarse la rabia y la tristeza que tenía dentro, hasta ahora solo era un ente vacío que no quería absolutamente nada, ni siquiera había sido capaz de ir al funeral de Solveig pero de alguna manera quería ir a ver a su familia. — Perdonen, es que no estoy bien, no se asusten…—Dijo al momento que sus perros se acercaron y lo miraban atemorizados así que solo atinó agacharse para abrazarlos, se sentía por completo un niño indefenso, ese niño que también hace unos años había perdido a su padre.

No era lo que Lorena hubiera querido decirle. Ella deseaba haberle dicho que todo estaba bien. Que su profesora estaba sana y a salvo con su familia. Pero no era así. Por desgracia todo había salido mal. Una vida joven y provechosa se había apagado por culpa de unos mal nacidos que no tenían respeto por nada ni nadie. Cuanto hubiera querido evitarlo esa pena, pues sabía que había hecho todo lo posible para ayudarla y protegerla, más por desgracia no había suficiente, pues la habían encontrado muy tarde. Así que tocaba ser portadora de malas noticias.  Le angustiaba ser ella, pero no quedaba de otra.

Tal y como lo imagino. La noticia fue devastadora y si antes de saberlo ya estaba inquieto y desesperado ahora aún más lo estaba. Podía notar el dolor y al mismo tiempo la furia en sus ojos que se llenaban de lágrimas al recibir la noticia. Unas lágrimas que nunca antes le había visto y que reflejaban lo mal que estaba para que llegara al extremo de llorar y dejar que le pusieran calmantes. Lorena había llevado sus manos a su boca intentando callar un somos. No era de piedra por más que se hiciera la valiente. Todo esto le dolía, por lo que se levantó de aquel borde de la cama y fue directo hacia los brazos de su padre, que de igual forma se veía descolocado. Ni para que hablar de la tía y su madre. Tal vez había sido la profesora la víctima fatal, pero no dejaba de ser un atentado hacia la familia.

Esos días la muchacha había estado pendiente de Tomás. Preguntando como estaba, buscándole. Sin embargo, no había tenido mucha suerte. El chico estaba alejándose de todo y de todos. Por lo que no le había quedado de otra que darle su espacio. Pero la verdad es que llego a un punto en que no podía seguir así. La morena hablaba con su tía y le decía que ni siquiera se estaba alimentando como debía. Esto estaba mal, muy mal. Por lo que había llegado a un punto por más solo que quisiera estar, alguien debía de intervenir. Y ese alguien seria ella porque no lo dejaría destruirse el mismo por algo que fue culpa de otro.

Lorena llegó a la casa, pero no lo encontró. Ni siquiera sé detuvo a preguntar dónde podría estar. Tenía una idea de en qué parte se encontraba.  Así que salió sin tan siquiera dar muchas explicaciones. Sentía la necesidad de ayudarlo fuera como fuera. La vida tenía que seguir, no podía quedarse estancado porque entonces sería darles el gusto de ver como lo derribaban. Y no, no dejaría que se diera por vencido con la vida.

Cuando llego al sector del lago lo primero que escucho fue un grito seguido de los ladridos de los cachorros. Sabía que había sido Tomás y la inquietud de los perros era porque percibían el malestar de su amo. Solo le basto dar algunos pasos para poder presenciar la escena. La muchacha soltó un suspiro frustrado, pues lo podía notar desmejorado. No tenía ni siquiera ese semblante coqueto e intimidante que solo tener por naturaleza. Era como si solo su cuerpo estuviera allí y nada más. Como si no le importaba nada.

Camino en silencio sin hacer mucho alboroto. Pero sin tampoco ocultar que estaba allí. De todos modos, los cachorros la delatarían.  Una media sonrisa apareció en su rostro al escucharlo hablar con los canes. Fue cuando notó la herida en su mano. Dio un ligero carraspeo para que notara si presencia. - Sé que tal vez no sea el momento para hablar de lo ocurrido, pero al menos no me niegues hacerte compañía. - Le pidió mientras le ponía una mano suavemente en el hombro.  - ¿Sabes que no tienes que fingir conmigo? - Ya buscaría cómo hacerlo ingerir alimentos.  Porque de verdad no podía verlo así, no era justo para él pasar por todo esto.

Prefería estar solo. No deseaba estar con alguien que se compadeciera de su estado porque el mismo sabía que se sentía demasiado mal y se desquitaba con el resto. Estaba con un cúmulo de rabia por dentro que la reacción sería negativa y vaya que se había controlado cuando insistían, que solo se levantaba y se iba hacia su cuarto, terminaba sus labores y leía sobre la anatomía de los animales y todo es tipo de temáticas porque no había dejado la universidad, también lo hacía por su profesora perdida.

Esa tarde se sintió ahogado en casa y necesitaba alejarse de las insistencias de su madre y su hermano que estaban muy preocupados. Hasta sus tíos y Lore no dejaban de visitarlos, sobre todo, lo lamentaba por ella, pero sinceramente quería estar solo y de verdad, esperaba que respetara su espacio.

Solo que jamás se negaría a sus perros que apenas notaron que salió lo siguieron leales, donde hasta tuvo que disculparse con ellos cuando en un arrebato alzo la voz y terminaba golpeando un tronco, que dejo su puño sangrando. Ellos a pesar de estar asustados no se iban a ir porque sabían que no estaba bien, así que termino por abrazarlos luego lamentando porque los había dejado con manchas de sangre, por supuesto, que luego se iba a dar el tiempo de bañarlos y así se distraía porque era toda una osadía hacerlo.

Nunca se percató que estaba siendo observado por la misma Lore y no tenía idea de cuando, al escuchar el carraspeo, se volteo a mirarla y soltó un suspiro pesado, dejando en claro con la mirada que no era necesario que estuviera ahí y que realmente - aunque no quisiera - le fastidiaba.

Como si lo hubiera entendido respondió un contraargumento de lo que estaba pensando, su expresión se mantenía muy seria.— Lorena, necesito estar solo, de verdad. — Insistió y negando de su compañía, sinceramente lo menos que quería era enrabiarse con ella y perder la paciencia. Solo que su morena era terca y ahí se quedó. — No es nada contra ti ni nadie. Solo necesito estar solo. — Volvió a decir, teniendo la esperanza que hiciera caso y que al final lo dejara solo, en el fondo, ella sabía que si quería acercarse iba hacerlo él. Pero en vez, de alejarse, ella se acercó más y puso su mano en su hombro, sintiendo un ligero alivio en su interior.

—No estoy fingiendo nada ¿Crees que estoy bien o qué? —  Sabía que Lorena sabía que no. No estaba bien para nada, por algo estaba yendo al psiquiatra y donde ahí solo ingería las pastillas porque en las sesiones de terapia apenas podía decir palabra, sin duda, perdía su tiempo. — Son estos momentos que puedo sacar todo, pero ninguno me ha dejado, así que por favor... Déjame en paz. — Le tenía mucha estima, quizás en el fondo si necesitaba estar con ella pero en ese instante sinceramente necesitaba estar solo y no quería estar con alguien ¿Tanto costaba entender? Es que nadie lo había dejado.

El problema con Tomás es que era demasiado terco. No se dejaba ayudar y eso no podía ser. Por más que dijera que era lo que necesitaba, no era así. Muchas veces cuando las personas se encuentran en este tipo de dolor no se podían dejar a su suerte por más que insistieran que era lo mejor. Lorena no permitiría que la echara a un lado. Es que ni siquiera se trataba de lástima. No debía de confundir la preocupación por la lástima. No era lo mismo. Ella solo no quería que se hundiera en un abismo profundo donde luego sería imposible salir.  Lore no pretendía ser su salvadora, ella solo quería ser el instrumento para que volviera a la normalidad. Odiaba verlo así.

Por suerte o desgracia de Tom, la morena era tan terca y testaruda como él.  Por lo que sacársela de encima no iba a ser una tarea fácil. La chica pensaba que aun cuando ahora le recriminaba, luego se darían cuenta de que fue lo mejor.

La muchacha cruzaba sus brazos en la espera de una reacción del chico. - Llevas tiempo así. ¿Por cuánto tiempo más? - es que la verdad no entendía qué era lo que pretendía o esperaba. Ya había perdido peso, estaba decaído. ¿Acaso se quería enfermar?

Lorena entendía bien que no era personal. Lo había hecho con todos los que estaban a su alrededor. Inclusive con su madre. Así que ella no estaba molesta porque no se pudieran ver, ni porque no le hablara. Más bien estaba preocupada de que ese silencio y alejamiento se extendiera más de lo que se podía considerar normal. - Yo nunca creí que fuera personal conmigo. No estoy sentida y mucho menos enojada por eso. - le expreso, pues no era por recriminarle. - Pero te lo diré y muy claro.  Si no quieres hablar no lo hagas. Lo que no puedes es dejar de comer, descansar... porque entonces si sigues así enfermeras. - Le dijo rotundamente. No quería tener que verlo hospitalizado. Suficiente tenía con las terapias que le estaban dando como para añadir eso a la ecuación.

- Tom, Tom. Ni se trata de que piense que finges. Pero te reprimes todo, con todos.  No tiene que hacer eso conmigo. - insistía apretando suave su hombro. - Créeme, no ganarás la batalla intentando echar de aquí. Porque bien terca que soy y lo sabes. - añadió. - Pero si puedes hacer como si fuera invisible. Habla, gritar, golpear los troncos. Sacarlo. No lo aguantes. Igual si solo necesitas de un abrazo e incluso llorar, ahí es donde entro yo. Porque aunque no lo creas, no hay nada de malo en ello. Además, no tienen por qué saberlo. - cuando pudiera soltar todo lo que llevaba adentro, entonces podría sentir un poco de paz. La chica incluso llegó más allá, separo por detrás de él y sin pedírselo lo abrazo recostando su mejilla en su espalda.

No se sentía demasiado bien. No era el mismo, lo único que deseaba era estar solo porque tampoco le gustaba estar causando lástima, no era de ese tipo de personas que le gustaba hacerse la víctima por sus problemas. Solo que sí se iba para el otro lado, prefería pasar sus problemas solo y no se dejaba ayudar por nadie y eso tampoco era nada bueno, porque en el fondo, sí necesitaba ayuda.  Y bastante, su psiquiatra había dicho que era todo un proceso de duelo donde aún estaba en negación y todo hacía que se acordara a su padre lo cual era mucho peor.

Lorena era mucho más terca que él y parecía que no pensaba por ningún segundo dejarlo con la soledad. Ahí se quedó aún con su advertencia hecha, por lo tanto, solo se la quedó mirando a regañadientes porque iba a ser imposible tratar de convencerla, tenían un vinculo fuerte, es que él también habría hecho lo mismo si fuera el caso. — Todo el tiempo que necesite, no es algo que se pase de la noche a la mañana. — Le contestó brusco pero con razones bien justificadas, no sabía que decir, por eso no le gustaba encontrarse con gente cuando estaba así, se ponía más enrabiado y con esa tristeza acumulada sentía que no era el mejor momento para estar con Lorena.

Lo bueno es que no estaba enojada y tenía una paciencia de un ángel que trata de empatizar con la situación, sabiendo que no era él mismo quién actuaba sino que ese cúmulo de emociones grandes que estaban en su interior que no lo hacían reaccionar y comportarse del todo bien.— Menos mal, es que no me gusta estar con gente cuando estoy así. — Siseó, encogiéndose de hombros y reprimiéndose un poco para no perder el control, es que tampoco era que deseara tratarla mal. La miró a los ojos y sabía que tenía razón en cuanto a la comida y todo esto. — Es que de verdad no tengo mucho apetito no es que lo haga a propósito, prefiero beber y sí, estoy deprimido. La psiquiatra dice que es normal, así que deberías entender un poco. — Ahí el terco Tomas salía con palabras que podían sonar duras en ese sentido, no podía evitarlo. — Te pareces a mi madre, dame tiempo. — Apaciguó las palabras porque se trataba de Lore y por eso también se recriminaba por dentro por tratarla así. No tenía la culpa ¿Cómo lo soportaba? ¿Era el mismo cariño que sentía?

Se quedó en silencio con lo último que le dijo  es que no sacaba nada con insistir porque siendo igual que él, se iba a quedar ahí y prefirió ser el mismo que asumiera que un poco de compañía aún podría sacar la rabia y la tristeza. Sinceramente no quería asustarla así que si lograba algo junto a ella prefería la tristeza. Al sentir su contacto, ya no pudo aguantar más, la verdad es que sí necesitaba un abrazo, así que inconscientemente se removió para abrazarla y así acomodarse en su pecho. Soltó un suspiro, que parecía así, ciertamente era muy orgulloso de sí mismo y le gustaba mostrarse como el duro, pero en esta ocasión se sentía como el niño que había perdido a su padre en una etapa que te quedan todos los recuerdos. — Quedémonos así, es que... ya no aguanto más. Paso lo mismo que con mi padre y ahora vi todo, y yo.... no pude salvarla. — Empezó a decir lentamente lo que tenía en su mente, lo estaba sacando porque era ella, no había podido hacerlo ni siquiera con su psiquiatra. También en ese momento sentía la cercanía de sus perros que no pretendían dejarlos solo.

Podía decir todo lo que gustara, pero él no iba a pasar por esto solo. De eso Lorena se iba a encargar. Las personas cuando pasaban por esto solían decir que tenían que estar solos, pero en el fondo solo necesitaban sentir la calidez de alguien más que fuera mas terco que ellos y no se les despegara del lado. Así que ella comprendía que no se trataba de algo que se fuera de la noche a la mañana, pero tampoco por eso lograría hacer que lo dejara a su suerte. Estaba equivocado si pensaba que eso iba a ocurrir.

La chica podía notar que Tomás se estaba conteniendo por no terminar por salir con una grosería. Posiblemente en otras circunstancias solo lo hubiera mandado al carajo y se hubiera marchado. Pero no, le preocupaba y sabía que si pasaba era debido a todo lo ocurrido, por eso se quedaba, aun cuando en varias ocasiones le había respondido de mala manera. Por lo mismo, le decía que estaba consiente de que no se trataba de algo personal. Solo era el dolor hablando. - Sé que es parte del proceso. Pero solo no lo extiendas. Porque si la falta de apetito se prologa más de lo normal, entonces sí hay que hacer algo.  - le advirtió porque no se dejaría intimidar por su terquedad, ella lo era más y metería la cuchara si era necesario. - Lo sé. - fue lo único que le respondió en cuanto a parecerse a su madre. Bueno, despues de todo, les gustará o no era su tía.

Tomando en cuenta que con insistir más no iba a sacar nada, al menos no por ahora, la chica solo busco la forma de hacer que al menos se sintiera mejor. Que pudiera soltar todo lo que sentía dentro. Pues la realidad es que lo sentía muy reprimido. Por eso le había dado aquel abrazo, un abrazo que apretaba más fuerte cuando lo comenzó a escuchar flaquear. Estaba contemplando en él una faceta que no había visto antes.

Lorena ahora lo abrazaba con un brazo mientras con la otra mano la pasaba por el cabello del chico. - Solo suéltalo, sácalo. Yo estoy aquí. - le decía con una voz suave que de momento se volvió en un tono algo severo y rabioso cuando tomo su rostro en su mano para que la viera a los ojos.  - Y no te preocupes... esos malditos lo van a pagar. Haremos que se pudran en el calabozo... - si fuera por ella hasta le quisiera dar una cucharada de su propia medicina. - Pero tienes que estar bien para ver eso. Lo van a pagar muy, pero muy caro. - continuo mientras seguía acariciando su cabello con delicadeza y ternura.  

A Tomás le costó darse cuenta que Lorena podía ser la luz en esa horrible oscuridad que tenía por toda la situación que tuvo que vivir y que lamentablemente no se podía quitar de la cabeza. Realmente no quería tratarla como lo estaba haciendo, equivocadamente creía que estar solo era mucho mejor porque así evitabas los conflictos, es que aparte de la tristeza, tenía mucha rabia contenida dentro y no quería que Lorena fuera perjudicada, era genial la relación que tenían, aún sin ser con compromiso, era como su escape a la realidad y sin duda, ni importaba que fueran primos. En tiempos antiguos sí solían casarse entre primos y familiares directos, porque la verdad es que aunque eran cercanos no sabían de la existencia del otro hace tan solo unos meses y tenían la justificación perfecta para reclamarlo en el caso si llegaban a pillarlos. Esperaba que no ahora, ya que ahí sí iban a lograr sacar al demonio que tenía dentro como si fuera un temible animal de esas mitológicas.

Prefirió quedarse callado y mirarla mal, pues Lorena podía darle una justificación mucho más coherente que las suyas, se notaba que estaba preocupada por él y lo menos que estaba siendo era ser intencional,  hizo una mueca y se mordió los labios. ¿Cómo era posible que pudiera calmarlo solo con palabras? ¿Por qué era tan blando cuándo se trataba de la morena? Se estaba preguntando mucho de aquello, porque sí solía ser diferente con las demás personas. Y Lorena ahí estaba siendo más significativa que su propia madre, soltó un suspiro, sus palabras estaban funcionando demasiado que al final terminó por rendirse en sus brazos y en aquel abrazo reponedor, que de una manera impresionante estaba sacando todo. — Es que realmente hice todo lo posible para poder salvarla, habiendo estado solo no importa, me habría ido contra él sin pensarlo dos veces, sin importar ni siquiera mi vida. ¿Por qué tuvo que irse contra ella? ¡Tenía familia! ¿Qué pasara con su marido y pequeños hijos? Era una mujer estupenda que de verdad me enseño mucho y ahora está muerta solo por un maldito con avaricia que solo quería nuestro dinero. ¡Ni siquiera estaba directamente involucrada! ¡Tenía que ser yo! — Exclamaba en sus brazos, sintiendo como sus primeras lágrimas comenzaban a mojar el género de la blusa de la morena, solo que se sentía tan bien en sus brazos y que acariciara su cabello, era mucho más relajante, como una siesta que hace días necesitaba. Quería dormir en su pecho y quedarse así para siempre, solo que no podían hacerlo ¿O sí? Estaban en el bosque y no interrumpirían, estaba seguro de eso.

—Quiero recostarme a tu lado, Lore. — Suplicó, alzando su mirada y sin importar que sus ojos estuvieran hinchados producto de sus lágrimas. Fue que con un movimiento, dejo de abrazarla y se levantó. Igual podría ser arriesgado estar ahí y tenía un lugar mejor para poder reposar, le ofreció su mano y se la llevó al profundo del bosque, es decir, caminar por alrededor de los límites del lago donde generalmente estaban los animales. Un lugar mucho más frondoso de árboles y de calma, vaya que la necesitaba y quería compartir aquello con ella. Cuando llegaron al lugar adecuado, se recostó en el césped y cuando ella lo hizo apoyo su cabeza en su pecho para cerrar los ojos, le dolía el pecho, fue cuando continuó expresando lo que tanto había contenido. — Siempre necesite a mi padre ¿sabes? Su muerte fue muy injusta y nos dejó devastados a todos, tenía 12 años, Lorena. ¡12 años! Entendí absolutamente todo cuando me fueron avisar al internado que estaba en ese tiempo, jamás volví a ser el mismo, y solo fui yo sino que Guillermo y mi mamá tampoco. Todo esto ha hecho que vuelva a recordar esa cruel escena, verlo en el ataúd aún sigue en mi memoria. — Declaraba, apoyándose más en ella y deleitado por sus suaves caricias que aunque eran dolorosas por los recuerdos escondidos del pasado también eran el sosiego de toda tormenta.

Sin duda, con el apoyo que le estaba entregando se daba cuenta que era su compañera y que no quería compartirla con nadie, sabiendo incluso que era completamente imposible. No quería que fuera tan solo una amistad con beneficios, quería más. Sin poder evitarlo, se acercó a ella y la miró de costado un buen momento, descubriendo que era la mujer más hermosa que se había topado en su vida, por lo tanto, solo se acercó y beso sus labios con suavidad, siendo mucho menos brusco como solía hacerlo con frecuencia.

La triste realidad de la vida es que existían personas buenas y personas malas. Lo que Lorena no podía a veces comprender era los motivos que los llevaban a ser esa forma. Comprendía que a había algunos que pasaban por malas experiencias y que eso era los que los llevaba a cometer atrocidades. Pero incluso esos solían tener sus límites. ¿Gente maldita con algo de ética y honor? Sí, las había. Por otro lado, cuando se trataba de alguien tan despiadado que no les importaba nada, que su único objetivo era hacer daño, no se podía tener entonces piedad con ellos. Pues no la tendrían contigo, jamás.

Esto había sido justamente lo ocurrido con la profesora. La pobre mujer nada tenía que ver en el asunto. Solo estuvo en el momento y lugar equivocado. Más eso no era su culpa. ¿Cómo culparse de los actos canallas de unos desquiciados que ni siquiera se limitaban en desquitarse con las personas que tenían el problema y no con personas totalmente ajenas al asunto?

Para Lorena era importante que la escuchara porque realmente le preocupaba. Por eso le insistía a Tomás en permanecer junto a él, por más que le dijera que quería estar solo. No lo dejaría, eso, no iba a pasar por más que insistiera.

No tenía idea de cómo era que podía lograrlo, pero de una forma u otra había logrado conseguir que el chico se calmara y se dejara llevar por sus emociones. Necesitaba sacarse todo eso del pecho. No podía dejarlo acumulado, ya vería que se le sentiría más aliviado luego de ello.

- A veces estamos en el lugar y en el momento incorrecto, Tom. - le comentaba con un tono suave. - Pero eso no implica que sea culpa tuya. La verdad es solo culpa de esas personas que solo son unos cobardes que no tienen los pantalones en su lugar para hacer las cosas sin cometer errores. Se les hace más fácil llevarse a todos de por medio. - ella no quería tampoco que solo lo hubieran atacado a él porque tal vez no hubiera vivido para contarlo y eso le daba también rabia. Por eso añadió. - No, tampoco tuviste que ser tú. No debió de ser ninguno. Salvo esos tipos de mierda. - Le aseguro mientras se mantenía abrazándolo fuertemente. No le importaba que la estuviera mojando con sus lágrimas. Se mantenía jugando con su cabello de forma suave para seguir calmando.

- Aquí estoy, estoy para eso. - Él aseguro cuando le menciono que quería recostarse sobre ella. Lo siguió, seguro quería estar en un lugar más alejado y tranquilo. Donde nadie los fuera a interrumpir. La chica se volvió acomodar en el suelo, dejando que Tomás se pusiera cómodo, recostado sobre ella. Podía escuchar su respiración mientras lo volvía abrazar, escuchando como hablaba de su padre. Trago saliva, era triste saber que había pasado por eso, momentos tan difíciles en su niñez. Vivir esto ahora era como revivirlo todo de nuevo.  - Ningún niño debería pasar por algo así... es por eso que pareces haber congeniado bien con mi padre. ¿No? - le comento mientras acariciaba suavemente su brazo. No era que soltera ser así con él. Por lo general solían ser más bien apasionados entre ellos. Pero ahora necesitaba de este momento de tranquilidad y comprensión.

Algo inesperado ocurrió y había sido aquel beso que la dejo perpleja. No se esperaba recibir ese tipo de beso más suave y menos brusco de su parte, pero no se negó a él, y se lo devolvió. - Estaré aquí todo el tiempo que me necesites. - Le aseguro con una cálida sonrisa en el rostro. Pues no lo dejaría solo en un momento tan complicado. Le daría el apoyo que necesitaba.
 

La ayuda de Lorena estaba siendo muy productiva. Tenía una capacidad absoluta de poder calmar a Tomás que en ese momento se sentía vulnerable y muy enojado por la situación que había vivido con su profesora guía y alguien querido para él.

Ahora sí necesitaba estar tranquilo junto a ella y por ello decidió llevarla hacia otro lugar del bosque para que estuvieran solos y que nadie sospechara nada. Sin duda alguna, la atracción que sentía por la morena era absoluta y en el fondo sabía que cada día se enamoraba cada vez de ella, ni se esperaba que algo así sucediera, era la personalidad de Lorena que lo cautivaba demasiado y con ese apoyo ya estaba absolutamente perdido. — Es que sí pude hacer más. Siento mucha rabia que precisamente la hubiera agarrado con ella que no tenía nada que ver, cuando todo era hacia mi familia. No es la primera vez que sucedía, no entiendo la envidia y que intenten hacer un secuestro solo por ¿tener dinero? — Negaba con la cabeza. Ahora que estaba junto a ella, entre besos y en ese lugar privado había vuelto a retomar la conversación algo más tranquilo. Lore había logrado relajarlo y estar así ya se sentía un poquito mejor. — Necesito ir a verla al cementerio un día de estos, hablar con su esposo e hijos. ¿Me acompañarías? — Sugirió el muchacho viendo que su prima empatizaba demasiado bien con él y la situación, había logrado que se calmara, insistía en ello porque ni siquiera su madre y hermano lo habían logrado. Sin duda alguna, se habría quedado ahí abrazado a ella para siempre, que acariciara su cabello así lo tranquilizaba tanto que quería pasar una hora completa de esa manera no creía que su madre se fastidiaría si es que llevaba con mucho mejor humor.

No había logrado responder antes por su tristeza, pero recordaba cada frase y pregunta de la chica. Y en esa instancia, era imposible no recordar a su padre porque lo había necesitado todo ese tiempo y con la muerte reciente de su querida profesora también la de él había aflorado en sus recuerdos, pues no era un tema que hubiera superado del todo bien.  
Acarició su mano con suavidad y termino por asentir.

Consideraba y apreciaba demasiado al padre de Lore, en el último tiempo se habían unido más y sabía que era porque siempre necesito un apoyo paternal todo el tiempo, eso hacía también que se arrepintiera por aquellos sentimientos hacia su propia hija, no quería defraudarlo. — Era de una edad que igual suele ser complicada y te das cuenta de todo, tratan de ocultarte las cosas, pero uno se da cuenta igual entre las conversaciones y todo eso. Era muy unido a mi papá, todo lo que soy es por él y su muerte me pareció injusta. Supongo que la relación que tengo con el tuyo es porque necesite al mío en diferentes momentos, agradezco todo lo que hizo mi mamá, pero…— Se quedó callado. Ella lo entendería, no era necesario continuar era muy evidente a lo que iba. No obstante, su padre no querría verlo triste porque siempre lo había educado y que no sintiera miedo por las adversidades y que cada desafío lo superara con esmero.

Aquel beso hizo que quedara muy claro que sus sentimientos eran mucho más fuertes de lo que pensaba, la necesitaba junto a él y aun así prefirió no decir nada, pues sentía que lo había expresado con aquel beso. —Estaría unas cuantas horas aquí contigo…Si gustas.. luego podemos escaparnos porque sí que necesito mi dosis de ti. — Exclamó, acariciando su mejilla y esbozando una tímida sonrisa. Su mirada revelaba que era distinta y esperaba que no temiera por ello, no deseaba que se alejara.

Lore no sabía como, pero al menos había logrado calmar a Tomás de una forma que nadie antes había podido lograr. Ni su madre había logrado que pudiera soltar todo eso que sentía en el pecho. Tal vez pensaran que no ganaba nada con eso, pero la realidad era otra. El chico al soltar todo su malestar podía al menos sacar toda esa carga que llevaba atorada en su pecho. Así de paso podría llegar a pensar con más claridad. Porque era obvio que no quería que las cosas se quedarán así. Definitivamente, no debían quedarse así. Los muy malditos tenían que pagar por lo ocurrido. Cuando tuviera la mente fría y clara podría desvelar una buena forma de hacerlos pagar.

- La respuesta es sencilla. Lo hicieron así porque son unos cobardes. Ni siquiera tienen los huevos de hacer las cosas bien hechas. Porque ni para criminales sirven. - dijo con severidad. La estudiante de veterinario le dejaba en claro que nada de esto era culpa suya. Independiente de lo que pudo haber hecho para ayudar. Daba igual porque ellos solo querían cumplir con el objetivo de hacer daño sin importar si fuera directo o indirecto a Sánchez. No quería meter más leña al fuego... por ahora. Pero que no fuera la primera vez que ocurría, le daba la mala espina que aquello había sido algo más personal que un simple secuestro. Parecía ser como algún tipo de venganza. Aquí había gato encerrado.

Ya que se había calmado, que no estaba lanzando golpes ni objetos. La morena buscaba como animarlo. Aunque fuera un poco. Por eso insistía en mantenerse a su lado. No le importaba tener que ser más afectuosa con él de lo normal. Pues bien, sabía que lo de ellos siempre había sido algo carnal, algo libre donde solo dejaban correr su pasión. Ambos siempre habían sido así, y dada a su circunstancia particular de su vínculo familiar era mejor que así fuera. Sin embargo, la morena no podía sacar su lado sensible, que tenía, aunque algunos pensaran que no, y darle un poco de cariño verdadero ahora que realmente lo necesitaba. Por eso cada uno de esos últimos besos habían sido distintos a los anteriores.  - Claro que sí, tú solo dime en que momento deseas ir y yo te acompaño. Podemos conseguirle unas lindas flores también.  - añadió mientras jugaba con el cabello del chico.

Notar su cercanía con su padre le gustaba, porque veía que lo hacía feliz, es más, en realidad los hacía feliz a los dos, porque también su señor padre se notaba demasiado feliz de tenerlo cerca. Ese era uno si no el motivo mayor, por lo que a veces le pegaba el cargo de conciencia y se preguntaba cuanto tiempo lograrían mantener esto solo como una aventura y no terminaran por cruzar la línea sin retorno. Rápidamente, borro esos pensamientos de la cabeza y se centró en escuchar lo que le decía. - Entiendo, por más que tu mamá lo intentara, siempre falto la figura paterna, en especial en esa época de adolescencia donde un chico necesita más que nunca esa figura masculina a quien seguir, en quien apoyarse. - era mentira cuando decían que un solo padre daba abasto cuando el otro faltaba. Siempre se intentaba dar el máximo, pero nada podía borrar ese vacío por más que quisieran decir lo contrario. Salvo que quizás alguien que tuviera ese mismo rol y que le diera al chico lo que tanto estaba buscando. Como le ocurría a Tomás con el papá de Lorena.

Cuando ese último beso llego, la muchacha sintió una sensación extraña. La verdad le asustaba, no quería que nada se confundiera. Pues podía ser muy doloroso. Sin embargo, ahora mismo no tenía cabeza para ponerse a pensar en el mañana. Solo quería hacerlo sentir bien, sacarlo de aquel hoyo en el que se encontraba. La chica se dejó llevar por aquel beso, solo lo dejo fluir. Levanto su mirada al chico cuando lo escucho hablar. - Sí, creo que esa es muy buena idea.- le aseguro con una sonrisa ahora más traviesa pero al mismo tiempo con un toque de calidez. - Te haré olvidar la tristeza. Aunque sea por un raro. - Le aseguró en un tono coqueto mientras lo sujetaba de la camisa, atrayéndolo nuevamente hacia ella. [color=#0095ff]- ¿Qué tal si conseguimos alguna cabaña alejada del mundo donde solo seamos tú y yo? Además, yo también extraño mi dosis de ti. - /color] le sugirió. Lorena quería sacarlo de todo este ambiente. Que se alejara de su realidad aunque fuera por un instante y así recuperar ánimos, fuerzas.

LLorena había logrado sacar la rabia que llevaba dentro suyo. Prefería ni opinar más al respecto porque ya no quería tener esa sensación en su pecho. De todas maneras, ahora venía la angustia de traer recuerdos que eran dolorosos sobre su padre.

Ahí junto a la morena era consolado mientras no podía evitar soltar unas cuantas lágrimas y donde parecía un niño. Podía hablar apenas y coincidiendo a todo lo que ella decía en sus brazos. — Lo necesite y mucho. Era una gran persona y fue muy triste su pérdida. Ya con mi madre no fue lo mismo aunque intentara a tomar los dos papeles no fue suficiente. — Además que se había acercado más a su hermano y siempre Tomás había tenido esas faltas. Recién ahora con el padre de Lore era diferente. Habían formado un vínculo y tenía que reconocer que muchas veces le carcomía la culpa para estar con Lore al ser su hija porque era probable que se sintiera decepcionado. Solo que no podía evitarlo quería tener todo el tiempo cerca a Lore. —Y tu padre es genial. —Tuvo que reconocer con una pequeña sonrisa esperando que le permitiera que se acercara más a él. Sabía que iba a llegar un momento que iba a tener que soltarla porque quizás se enojarían mucho.

Sus sentimientos decían lo contrario ante ese último beso que se dieron y donde expresó todo. No podía negar que el mismo se espantaba por sentirlos cuando se suponía que iba a ser una aventura entre ambos y nada. Ahí estaba besándola con amor y que era un sentimiento que tanto desconocía.

No quería apartarse de ella todavía y lamentablemente en ese sector por muy alejado que estuviera no dejaba de ser arriesgado para los dos porque podían ser vistos por cualquier empleado y con los rumores todo podría llegar a oídos de sus padres. Así que por ello sugirió que se fueran a otro lado, asintiendo de inmediato ante su sugerencia que podían ir a una cabaña.

—Te sigo. Encontrémonos en media hora donde siempre para que no crean que nos perdimos. — Aún con sus sentimientos con plenitud no se lo podía decir. No pretendía espantarla porque no dejaban de ser prohibidos, así que tenía que seguir actuando como siempre; aquel chico mujeriego que andaba con todas que se le placía. Pero ni sentía las ganas así que se lo terminaría por ocultar.

—Vamos. — Le tomó la mano para ir de nuevo a la casa. Y luego cada uno saliera por su lado. No iba a darles explicaciones a su madre, quizás comería algo para complacerla y después diría que pensaba salir. Nada más.

Eso fue lo que hizo cuando llegaron a la casa y ella complaciente le dio demasiada comida que no pudo ingerirla toda. Su madre no dejaba de agradecer a Lorena declarando que estaba contenta que lograran llevarse bien. —Tiene las palabras correctas para todo. Sí aún no olvido que fue gracias a ella y al tío que puedo seguir siendo veterinario. — Su rostro aún se mantenía amargado pero al menos había sonreído. Nada le dijo cuándo insinuó que iba a salir.

Tuvo que darse un baño y cambiarse de ropa. No demoró nada en llegar primero al lugar de encuentro y ya tenía la moto preparada. Quizás que cabañas conocía Lore pero se dejaría llevar por ella.

Sintió un gran alivio cuando la vio llegar considerando todavía que era la mujer perfecta.

Todo esto era una maldita desgracia. No era justo que aquella joven e inocente mujer pagara por las idioteces de dos o tres que solo eran movidos por la envidia y el odio. Lorena aborrecía a las personas así. Por eso ella podía a veces tener su lado viperino cuando era necesario. No todo mundo merecía compasión, los que hicieron esto sin duda eran uno de esos.

Al menos ahora la atmosfera entre ellos había cambiado por completo. Ya se sentía más relajada y calmada. Aunque sí seguía habiendo melancolía y tristeza. La chica no se arrepentía de haber sido insistente, de más bien ser terca como seguramente la llamaba cada vez que la vía venir a insistirle. Pero ahora, ahora lo tenía cerca, dejando que llorara sobre ella. Que se desahogara, sacara todo eso que llevaba a dentro. De esta forma podría recuperarse más pronto y de paso rendirle honor a la profesora, siendo el mejor veterinario de Noruega. Es lo que ella hubiera deseado, ver como Tomás no se dejaba derrumbar por nadie y que se convirtiera en ese profesional que ella siempre vio en él. - Me alegro haber podido ayudar. De veras, no me gusta, verte triste.  - le aseguro con una sonrisa mientras jugaba con el cabello del chico.

Oh, sí, su padre parecía ser más especial para Tom de lo que ella misma creía. Pero ahora que se lo comentaba entendía el porqué. No sería nunca lo mismo que la madre del chico buscara llenar el vacío que dejo su esposo y al mismo tiempo continuar con sus labores de madre. Era demasiado para una sola persona, por más que lo intentara. - Seguro que hizo lo mejor que pudo. Pero nos engañamos nosotros mismos cuando le queremos hacer juzgar al mundo que no hace falta a los niños la figura paterna. - le admitió. Pues había muchas madres solteras que afirmaban eso. Muchas veces por el rencor de haber sido dejadas solas con la carga. Se entendía la molestia, y eran valientes las que hacían el papel de padre y madre a la vez. Pero no podía negar lo evidente. A los niños siempre les haría falta la figura de papá, y no siempre tenía que proceder del biológico. Podía pasar, como ahora, un tío, un abuelo, un padrino. Aunque en el caso de la madre, Tomás más bien había sido por culpa de haber enviudado.  - No es por nada, pero sí... lo es. Además, papá no tuvo nada que ver en el ocultarnos cosas. - le aseguro la muchacha.

Aun con toda la conversación acerca de sus padres, eso quedo en el olvido. Lorena solo quería que Tomás se sintiera mejor y en estos instantes ella era la única que podía lograr esto. Por eso le aseguraba que le haría pasar un muy buen rato en donde podría relajarse con ella, olvidar todo lo que pasaba a su alrededor. El beso había sido delicioso, y aunque una vez más había logrado encender esa mecha, lo mejor era ir a otro lugar. Le haría pasar un momento de ensueño donde olvidará todas las desgracias y solo se fijará en ella. - Sí, perfecto. Nos vemos al rato. Te estaré esperando. - le aseguro dándole una guiñada coqueta y depositando un último beso.

A pesar de haber salido de la mano, cada cual tomo su propio rumbo. Así no tendrían que dar muchas explicaciones. Lorena se topó con sus padres al regresar. Por supuesto le preguntaron si había logrado algo con Tom, ella le aseguro que al menos lo notaba más calmado y, por tanto, ella podía estar también más calmada. No entro en detalles de lo que allí ocurrió, solo les comento que igualmente luego de cenar con ellos se iría con unas amigas a relajarse, por lo que no esperaran porque se quedara mucho tiempo con ellos. La muchacha se arregló para él como bien le gustaba, tan pronto tuvo la oportunidad, salió a su encuentro. En su lugar predilecto. Se encargaría de que la noche fuera inolvidable.

Los días habían pasado y lo cierto es que se daba más cuenta que estaba enamorado de Lorena. Prefería mantenerse en silencio y tratar por todos los medios pasar más tiempo con el padre de ella que se había transformado como una clase de padre para el mismo. Sin embargo, los encuentros con su prima eran inevitables y el deseo era absoluto cuando se reunían en algún que otro hotel o en el bosque lo cual era pura adrenalina a la vez.

Ya estaba claro que sus sentimientos iba tenerlos para él, aunque sí estaba seguro que ella lo había notado porque se le quedaba mirando como un idiota y para que decir lo apasionado que solía ser en las relaciones sexuales. En fin, ya ni sentía ganas de estar alguna chica pero para mantener las apariencias y su intachable reputación seguía con las mismas. También ella lo había acompañado al cementerio donde se pudo desahogar y después de eso se sintió mucho mejor, aprovecharon de visitar a la familia de su gran profesora y le terminó regalando un buen PS4 a sus hijos, se quedaron conversando con ellos por un buen rato y al menos el hombre se sintió agradecido.

Fue como paso un mes exacto y las responsabilidades académicas continuaban. Ese día había un taller donde se juntaban todos los cursos y era el momento exacto para trabajar con Lorena, al ser de Tercero se había enterado primero y también sería como líder de los grupos menores, una clase de guía más bien porque sus asignaturas eran más avanzadas. — Lo esperaba, lo esperaba. Tenemos el mismo apellido y nada que ser familiares influye en nuestros procedimientos, aquí es distinto sí se trata de nuestro animal. — Le dijo al profesor que había reemplazado a su querida profesora y aunque no se adaptaba del todo a él, no era malo, sino que solía ser muy eficiente. Era simpático con la mayoría y siempre recordaba con cariño a la mujer pues había sido su compañera de universidad en sus tiempos.

El rector de la carrera había instalado una tienda a las afueras donde estaban la mayoría de animales que tendrían que atender y unos que eran mecánicos para los más jóvenes, sin duda, eran los de tercero y de segundo que tenían que dar el ejemplo. Los alumnos comenzaron a llegar y sonrió como un idiota cuando la vio llegar. — Hey, te toca conmigo. — Fue hasta a ella para abrazarla de lado, riendo por lo bajo por las miradas de envidia que recibió la pobre. — No me dejes en vergüenza. — Molestó mientras veía el papel y señalaba. —Sandberg, Simonsen, Sinason y  uy otro latino... Santamaría, vengan conmigo. — Murmuró los nombres de los chicos que variaban en diferentes cursos, era divertido ver a dos bien temerosos era lógico que eran de Primer Curso.

Todo había mejorado, eso era un hecho. Estaba feliz de que Tomás volviera a ser él mismo. No le gustaba para nada tener que verlo como alma en pena. El noruego no era así, era toda una chispa de fuego andante. Por tanto, no quería ver esa chispa apagada. Aun así, a nadie le sacaba de la cabeza a Lorena que aquellas personas debían pagar por lo que hicieron. Eran unos malditos y no solo merecían estar presos, también un buen escarmiento. A veces le preocupaba tener esos pensamientos, algo medios delincuentes, pero es que encontraba todo tan injusto que los quería hacer pagar. La maestra no se merecía lo que le hicieron, y Tom tampoco merecía pasar por algo así. ¿Qué les había hecho? La repuesta era obvia, nada. Él no tenía nada que ver, quizás posiblemente era por alguna vieja riña con su padre y claro, como ya no podían reclamarle al hombre, la agarraban con su familia. Qué basura de gente.

La rutina volvía a su normalidad, de, pues, de haber pasado todo un mes desde el incidente. Curiosamente, para sorpresa de ambos, este semestre les había tocado tomar una clase juntos, la cual combinaba estudiantes más novatos con estudiantes más adelantados para tener una experiencia más gratificante de estudio. Lorena sabía muy bien que Tomás estaría allí, por lo que aun cuando fueran sutiles y estuvieran tomando clases, la morena no podía evitar ser algo traviesa. De lo contrario, por más que le gustara la clase, no sería igual de divertida.

Salió de su casa una chaqueta mahón, que llevaba top corto por dentro, y una minifalda de la misma tela de la chaqueta, completada con botas altas pero planas por aquello de la comodidad sin perder el estilo. Todo esto completado con un brillo labial transparente porque era una clase, no se maquillaría tan producida. Además, tenía buenos labios, no necesitaba de dibujarlos tanto para que se vieran bien. Lo que sí, era que aquel brillo labial tenía un ligero sabor algodón de azúcar que esperaba Tom probara cuando lo pudiera acorralar en algún pasillo solitario.

Lorena escuchaba atentamente las instrucciones del profesor, trabajarían en grupos. Por lo que esperaba en lo más adentro que le tocara con Sánchez. No sabía por qué, pero a veces sentía un poco raro cuando lo tenía cerca. No raro de malo, raro de fuera de lo común. Sin embargo, pensó que no era algo para lo que preocuparse. Oh, eso esperaba, le daba miedo que los sentimientos cambiaran. ¿Que se harían si eso pasara? ¡Sus padres… en especial su propio padre! Mejor era no pensar en ello.

Le dio una sonrisita pícara al ver que estaban juntos. Por supuesto que esperaba que notara su atuendo, que había sido con toda la mala intención del mundo. - No podía ser de otro modo. - le aseguro con una guiñada. Eso sí, igual luego hablo con seriedad, pues igual a la hora de hacer su trabajo se comprometía en hacerlo bien hecho. - Descuida, por mi parte no tendrás queja alguna. Uno no puede ser de los mejores si hace las cosas como un mediocre. - le aseguro, no tenía idea de cómo serían los demás. Pero por parte de ella no tendría quejas algunas. Podía quedarse tranquilo por esa parte. - Tenemos que demostrarle que somos el mejor equipo, así que al que se ponga gracioso lo cuelgo antes de que nos quiten puntos. - les dije a mis compañeros de grados menores, poniendo mi cara más angelical posible. Pero iba en serio, no dejaría que nos hicieran sacar mala puntuación a Tom y a mí por culpa de otros.

A Tomás le causaba gracia que tomaran a su prima por el apellido noruego. Imaginaba que era la influencia de sus madres que claro siendo parte de la Reserva ya imaginaba que habían hablado para que aprendieran juntos, su mamá aún no estaba muy contenta que no se fuera por los negocios pero de todas formas ya con la ayuda de su cuñado había ya un gran avance en el chico. Ahora esto era una gran responsabilidad que tenía que cumplir con Darius al ser también alumno de Tercero y sacar el caso veterinario que les darían como grupo y no quería fallar.

Sonrió al ver llegar a Lorena y aunque se quedó cautivado por la vestimenta que la muy maldita traía a propósito para provocarlo, tenía que mantener la compostura así que cuando terminarán ahí se iba a vengar con unos buenos besos y caricias. Le agradaba que la morena fuera así de mandona, tenía ese aire de líder así que solo dijo. — Escuchen a Lorena Sánchez Håland —Siguió molestando un poco por eso que le parecía lo más divertido porque por apellido debía estar en otro y ahí estaba el error, por eso creía que era influencia de sus madres en ese aspecto porque la consideraban Sánchez de igual manera.

—Sí, sí entendemos ¿También es parte de la Reserva, no? — Dijo Darius mientras la miraba con interés y su mirada se iba a su escote. Tomás le terminó pegando un codazo. — Justamente y es mi prima así que cuidadito. Ya vamos, estamos en el área número 3. — Indicó mientras le ofrecía un brazo para que ella lo tomará y se iban hasta allí, lo malo es que ni siquiera se podían coquetear y actuar como primos que se molestaban todo el tiempo, de todas maneras, tenían que actuar de un modo profesional, así que cuando llegaron al sitio donde habían mesas, instrumentos y los maniquíes de animales, el chico comprendió inmediatamente lo que pasaría. — Un parto. — Miró las anotaciones y se dió cuenta que era de un animal típico de la zona donde las cría venía en mala posición por lo tanto también era un riesgo para la madre. — Una cierva. ¿Creen que traigan una de verdad? Por ahora nos toca practicar con el maniquí.  ¿Qué es lo primero que se debe hacer? Mmm... tú ¿Cómo se le llama a la cría?— Preguntó en general y así evaluar a los alumnos de primero y segundo que aunque tenían práctica sí la teoría era esencial y debían saberlo al revés y al derecho.

Bien sabía Lorena que todo el que pasaba se volteaba a verla. Tenía ese aire provocativo y exótico para los noruegos. Aunque toda aquella pinta que traía era exclusivamente para provocar a Tomás. Sí, era como jugar con fuego. Sabían que en la universidad y la reserva debían de actuar precavidos. Todos ya sabían que ella era su prima. Se había logrado ganar cierto renombre, aunque muchos por lo mismo ya le andan cambiando el primer apellido. Cosa que el moreno aprovechaba para molestar.

El grupo estaba ya reunido y aunque la muchacha no podía evitar ser algo juguetona y divertida, tampoco estaba dispuesta a dejar que no se tomaran en serio lo que hacían. Más valía que supieran balancear todo o de lo contrario tendrían problemas con ella y estaba segura de que con Tom también.

- Calderón Håland. Primito, Calderón. - Enfatizó solo por molestarlo de igual forma. Debían mantener esa imagen de primos incordios para que no sospecharan que en estos momentos la propia Lorena no podía evitar pensar en lo que harían a solas tan pronto terminara la clase. Vaya que ni sospechaban.

La morena no era tonta ni despistada. Sabía muy bien que Darius estaba de lo más entretenido viendo su escote. - Yo espero que prestes la misma atención a lo que tenemos que ahora hacer. - le comentó alzando una ceja mientras tomaba el brazo de su primo para luego comenzar a ir a su destino. Una ligera sonrisa había aparecido en su rostro luego de escuchar como su querido primo la había defendido. En cierto modo, eso era lindo. Aunque se comenzaba a preguntar de si era solo por eso o habría algo de celos por ahí acumulados. - Luego podrás desquitarte… - murmuro bien bajito casi en un susurro que solo él podía escuchar al tenerla de su brazo.

Lorena revisó a detalle todo lo que tenían enfrente. Una vez más había un ciervo frente a ellos dos, aunque fuera de plástico.  Acaso era una señal? - Yo espero que sí, el maniquí es útil, pero nunca será lo mismo. Aun cuando no nos dejen trabajar directamente con la cierva, al menos nos serviría para observar e intentar replicar lo mismo con nuestros maniquíes. - comentó la muchacha. No esperaba que se arriesgaran a tanto como para dejar un caso delicado como este en manos de estudiantes de primero y segundo. Pero sí que al menos los dejaran presenciar el evento. Eso les ayudaría muchísimo.  

La morena se impacientaba cuando sus compañeros se veían los unos a los otros en vez de responder una pregunta tan sencilla. ¿Acaso no lo sabían? ¿O, por el contrario, creían que era tan simple que preferían que otro la respondiera? La chica negó, y prefirió responder la pregunta ella misma. - Se les llama cervatos o cervatillos. Para llegar de la concepción a su nacimiento suele tardar alrededor de unos 240 días o unos ocho meses más o menos. En otras palabras, tardaría casi lo mismo que un bebé humano en nacer. Por eso, la tasa de natalidad no es tan alta como en otros animales, que pueden dar a luz varias camadas de crías en el año. Sin contar que los ciervos por lo general solo tienen una cría a la vez. - culminó poniendo una sonrisa de sabelotodo. Pues ella se consideraba nerd, una sensual nerd.

- ¿Crees que sea un parto normal? ¿O tiene alguna complicación? - dirigió su mirada a Tomás, que era quien estaba a la cabeza del grupo por ser el más experimentado. Estaba segura de que el moreno tendría la respuesta, pues eso de ser sabiondos con los animales era de familia.

El chico no se sorprendió nada que comenzara a molestarlo y a la vez, enfrentarse ante aquel que con descaro había mirado más de la cuenta su escote. Solo le dedicó una sonrisa, pues tenía muy claro que se vistió así para ser arrinconada en una pared por él. Sin embargo, lo primero lo primero. Estaban en clases y era una actividad importante, siempre separaba muy bien todo sobre todo si se trataba de estudios pues si este era su sueño y ahora que tenía toda la libertad del mundo iba con más esmero, faltaba tan poco para egresar que se sentía contento.

Lorena era una cotorra, Tomás le daba el espacio de hablar pues no dejaba de ser la única que estaba opinando al respecto sobre el maniquí y el trabajo en sí. —Son fenomenales al menos sientes la seguridad que no lo harás tan mal cuando te enfrentas a un animal de verdad, los nervios siempre aunque ya son menos fallas. — No era un trabajo fácil. Un veterinario tenía que enfrentarse a diferentes tipos de cuerpos no era como un doctor que se enfrentaba al mismo. Lógicamente eran sobrevalorados, aunque bueno por algo en la reserva había una buena paga, con Lorena tenían su futuro asegurado pero los demás tenían que demostrar que eran eficientes para quedarse, ya muchos alumnos de la universidad lo habían logrado.

Una nueva sonrisa y esta vez de orgullo, se le dibujó al ver a su chica toda nerd respondiendo al menos la primera pregunta. — Y en muy pocas ocasiones porque sí es posible pueden nacer dos. Los animales nunca dejaran de sorprender...— Indicó el chico mientras levantaba el pulgar que había respondido bien. — ¿Alguien más? Todavía falta la siguente pregunta, de verdad, no se intimiden. — Los animó. Fue otra chica que respondió la siguiente. — Como animales que están acostumbrados a la naturaleza el parto es natural no es que requieran mucha ayuda, pero nosotros podemos inducir que la cría salga con más rapidez. Tiene que estar en la posición adecuada y por mi parte mejor que sea rápido así no sienta dolor. — Explicaba la chica, lo que Tomás asintió y agradeció su participación sin darse cuenta por supuesto que lo miró más de lo debido. — Exacto, se recuestan de una forma adecuada para que podamos notar si el cervatillo viene bien y también en su propia posición generalmente vienen de cabeza. Este parto si va a ser más difícil.. — Comenzó a responder a Lorena a la vez que había preguntado sobre ello. — Es muy posible que no venga en la posición normal por lo que vamos a tener que ayudar a la cierva y así que no corra riesgo tanto ella como el cervato. Generalmente se puede notar que algo sucede,  pero siempre hay que evaluar para confirmarlo,  ya después se comienza hacer todo el procedimiento. — El chico se acordó que precisamente en la reserva había una cierva con varios meses y si no estaba mal podía parir esos días. Claramente quería estar y ayudar en lo posible pero era unos días así que esta práctica también serviría un montón en el aprendizaje.

Por supuesto que Lorena se había vestido de esa forma con la intención de llamar la atención de su primo. Obvio que sabía que igual los demás la mirarían, sin embargo, no tenía interés alguno en ellos. Es que Tomás era el que le encendía la llama, el que llamaba inevitablemente su atención. El que se supone no podía tener, y, sin embargo, el que más le interesaba. Eso sí, no había querido ponerle tanto color a lo que paso aquella vez cuando se besaron luego de la muerte de Solveig. Algo se había sentido distinto, que se diferenciaba a las otras tantas veces que se habían ya besado. Solo que ahí por ahora había puesto en modo negación. Ellos ambos eran seres libres, seres apasionados, eso era todo. Esto solo era una locura pasajera que bien podía ser a corto o a largo plazo quien lo sabía. Pero más valía que por el bien de ambos, y sobre todo de sus familias, solo fuera hasta ahí. De lo contrario, de seguro ardería Troya.

Lore a pesar de ser toda una coqueta, y atrevida también era una cerebrito. Se tomaba lo de sus clases muy en serio. Por eso, aunque le había dicho aquel comentario al chico para que dejara de estar mirando su escote, realmente esperaba que si prestara atención al trabajo que tenían que hacer o de lo contrario se las iba a ver con ella, y de seguro con Tom también. Ninguno de los dos estarían dispuestos a sacar mala nota por un baboso que no pone atención y no está dispuesto hacer bien su parte. Pues si algo tenía esos dos era que les gustaba ser muy competentes en todo lo relacionado en la veterinaria. Lo llevaban en la sangre.

A la morena le desesperaba que todos se quedaran callados, por eso para no perder la costumbre había sido la primera en abrir la boca cuando Tomás comenzó hacer pregunta. Haciendo despliegue de todo lo que conocía sobre el asunto. - En eso tienes toda la razón. Porque si bien es cierto que se aprende de los errores en la medicina, ya sea veterinaria o de humanos, los errores pueden ser fatales para el paciente. Así que es mejor cometerlos primero en un objeto inanimado. - eso no quería decir que aun así luego no había posibilidad de cometer alguna más adelante en su carrera. Pero sería menos probable.

Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de la chica, intento disimularla para que solo pareciera una sonrisa de sabelotodo y no se fuera al plano de lo coqueto. Cuanto le costaba, pero se aguantaba. Aunque sí, seguro esperaba que al salir poderse darse tremendo arrimón donde nadie los vieran. - Vaya, la naturaleza es sorprendente. A de ser todo un privilegio llegar a ver un caso como esos. - aseguro la chica al escuchar que igual podía haber algunas ocasiones en que nacía dos cervatillos de un mismo embarazo. Sería algo así como cervatillos gemelos.

Se intentó resistir de seguir respondiendo. Que los demás también aportaran algo. Fue ahí cuando la otra chica hablo. Lorena intentó aguanto las ganas de poner los ojos en blanco al notar las miradas de la chica hacia Tomás, así que simplemente de forma muy casual se cruzó frente a su primo, por supuesto que no lo tapaba por lo alto que él era y lo bajita que era ella. Pero al menos le interfería a la vista de la chica. Todo con la excusa de ponerse a verificar el maniquí. - Eso es muy cierto primo, pero por ejemplo aquí… - dijo señalando el maniquí. - ¿En esta posición en la que se encuentra estaría en una forma adecuada si el pequeño viene volteado, o manda cambiarla para otra? Para que el acceso y salida del cervatillo sea más sencilla. - pregunto. - Imagino que si se dé plano no es posible que nazca de forma natural, el siguiente paso sería una cesaría. ¿No es así? - por supuesto era el último recurso, pero muchas veces no quedaba de otra cuando las vidas corrían peligro.

Tomás escuchó a su prima que a pesar de estar hermosa con esa vestimenta que atraía a cualquiera, sabía bien que era una cerebrito y que se tomaba la clase como proyecto totalmente en serio. Le gustaba así, también porque motivaba a los demás hablar y algunos que no aportaban igual estaban haciendo anotaciones, respondió un par de preguntas de ellos y luego, se enfocó en ella cuando llegaron a donde estaba el animal como maniquí, era increíble como podían hacer figuras y dejarlas a voluntad para las personas, así el aprendizaje era adecuado y claro por eso era una de las mejores universidades de la zona, no cualquiera podía entrar así que por eso le sorprendía que algunos estuvieran tan callados.  — Sí y no. Como son animales exóticos se prefiere que los partos sean de un modo natural. Claramente si el asunto es grave se hace la cesárea, el problema es que se corre riesgo de mortalidad en uno de ellos. — Le decía a Lore, porque sí siempre estaría ese riesgo y sin duda, ya pensaba que la posición era la adecuada para que los alumnos de segundo y de tercero estuvieran al tanto, tristemente a veces había que elegir.

— Pero lo más adecuado es acomodarlo, sí se encuentra trancado la cesárea es la última posibilidad, mejor que sea natural. También se tiene que inyectar porque si o si el parto también será doloroso, los animales sienten de igual manera aunque no lo expresen con palabras. Y más que como son animales de la naturaleza si tendrán un mecanismo de defensa, así que tenemos que calmarlos para que se sientan cómodos. — El chico se puso cerca del maniquí y comenzó a tocarlo. — Si tocan aquí, pueden notar que no viene en la posición del todo adecuada, muy probable que este trancado así que tenemos que comenzar a mover de esta forma…— El chico comenzó hablar como se hacía el procedimiento mientras dejaba que uno por uno hiciera o viera como lo estaba haciendo.

—Hay que tener mucho cuidado..—Estuvieron varios minutos de ese modo y de manera sorprendente el cervatillo comenzó a salir. — Recuerden siempre que la cierva tal como cualquier animal es madre y tiene que reconocerlo primero antes que nosotros, luego se limpia… y lo evaluamos si esta todo correcto. Generalmente se ponen de pie, hay que dejarlos pero siempre en espera de que logre hacerlo ¿Vale?— Tomás luego de varias explicaciones terminó y dejo en el muñeco en la misma posición que estaba antes para que los alumnos de segundo comenzaran a practicar y los de primero empezaran a escribir como locos los pasos.

Pasaron varios minutos y fue ahí que tuvieron una gran sorpresa. Llegaron sus padres ahí comandando una cantidad de animales que estaban en proceso de parto y unos heridos para otros grupos. Tragó saliva al ver a la cierva que estaba a punto de parir y miró a a Lore. Todo se daría de manera real y eso lo puso algo nervioso aunque sintió una gran motivación.

El que se pensara que por su pinta era una hueca de cerebro, se equivocaba y por mucho. Lorena era el paquete completo de belleza e inteligencia. Si quisiera pudiera haber intentado ser miss Argentina o Noruega, claro eso de no ser tan baja en estatura y de que en realidad esas cosas de certámenes de belleza no le interesaban. Para ella su carrera era mucho más interesante y podía ayudar más al mundo siendo una veterinaria.

A Lorena no le gustaba el trabajo mediocre, por eso ponía de todo su empeño, aun cuando se trataba de un simple trabajo de observación por ser de un año menos que Tomás. Por supuesto eso sin perder su toque pícaro. Los animales podían ser similares a las personas, al menos los mamíferos. No por nada el ser humano también era calificado como uno. Así que tal como cuando una mujer se le complicaba el parto, se buscaba la manera de atender esa emergencia y salvar ambos, lo cual se solía hacer en la mayoría de los casos con una cesárea. También ocurría con los animales, si no existía forma de que la criatura saliera por su cuenta de manera natural había que tomar medidas extras. Pues como bien Tom mencionaba, se tratan de animales exóticos, algunos hasta en peligro de extinción. No podía darse el lujo de perder ni siquiera a una sola cría. Había que buscar la forma de salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

- Aunque algunos piensen que no, el parto en los animales puede ser igual de complicado que el de una persona. Incluso más, pues a la mujer mientras está en el proceso de parto la puedes guiar dejándole saber cuando pujar y cuando no. En cambio, con los animales nos toca a nosotros estar pendiente de cualquier complicación para asistirlos. No dejarlo al simple hecho de esta en su naturaleza, saben lo que hacen. Bueno, si es cierto, siempre y cuando el embarazo fuera uno saludable y sin complicaciones. - comento a suscomp, porque para comenzar debían de ser empáticos con los animales. Si no podían con eso, que comenzaran a buscar una nueva carrera.

Lore observo con atención la demostración de su primo. Pues no era lo mismo ver en detalles que simplemente haber leído sobre ello. La morena comenzaba anotar todo lo que pudo para luego más tarde poder repasar. El chico era muy bueno explicando.  Demasiado bueno. Antes que pudiera decir algo fue cuando aparecieron los padres de ambos con animales reales. Nada de maniquíes, estos eran de verdad. La chica sintió una emoción en sus adentros, no pudo evitar sonreír. Aunque al mismo tiempo, según comenzaron acomodar a los animales para qué trabajarán en ello, le comenzó a entrar los nervios.

- Oh por Dios. ¿Es real? ¿Trabajaremos con animales de verdad? - pregunto mientras de manera sutil agarrara a su primo por el brazo para que nadie se lo fuera a robar como compañero de trabajo. - Muero de nervios… pero creo que lo haremos bien. Somos un buen equipo. ¿No? A menos que quieras irte con la chica que no te quitaba los ojos de encima. - le dijo en un tonito burlón soltando una risita para ver si así se relajaba un poco. Lo necesitaban porque esto era real. Debían de hacerlo bien.

Tomás reconocía que Lorena era demasiado buena para la carrera. Era inteligente, observadora, prestaba atención y no dejaba de dar su opinión al respecto. La miró con admiración, mientras escuchaba lo que decía sobre el parto, notando su verdadera pasión por la carrera, sonrió con orgullo y en un toque cariñoso - sin poder evitarlo - le dio unas palmaditas en la cabeza. — Toda la razón, Lorena. — Sentenció. Es que bueno se dedicaban a esto y tenían que dar el ejemplo de todas las maneras posibles, que esto no era solo porque tenían una reserva y podrían estar ahí por sus padres, no era así, ambos estaban demostrando que eran eficientes.

El chico comenzó a explicar todo, preguntando de vez en cuando si entendían o no, con cautela, les señalaba como debían sacar a la criatura, tratando de ser delicado porque igual podrían dañar tanto a la cría como a la madre.

Le mostró incluso la limpieza del pequeño para que anotaran apuntes, claro que aquí no estaban mojados ni nada, y era tan solo un poco ya que la propia madre se encargaban de eso.

También fue sorpresa para el moreno que llegaran sus padres con animales de verdad y viendo a cada uno que les había tocado, ahí tenían a la cierva. Solo pidieron que todos podían asistir pero que fueran aquellos que tenían más práctica hicieran la mayor parte y lo más prodigio como era en el caso de irse de lleno a sacar al cervatillo que venía en una mala posición.

No dejaba de sonreír.

La ansiedad junto a los nervios ya estaban, sólo quería hacerlo. Lo había practicado, no tenía que temer. — Es real, y me han sorprendido, mira como nos ocultan bien algunas cosas. — Siseó por completo asombrado por la hazaña y saludando a su madre desde lo lejos.

—Igual yo, igual yo.  Tienes toda la razón, lo haremos bien. — Le guiñó un ojo de manera amistosa sabiendo que luego se iba a poder desahogar con ganas con ella. Ni le molestaba que estuviera sujetando su brazo. Negó la cabeza con su comentario y le dio otro coscorrón. — Posesiva. — Susurró muy bajo al momento que le desordenaba el cabello con el coscorrón para que nadie se diera la cuenta, y la verdad, es que ni siquiera se fijaron porque todos estaban demasiado emocionados con las explicaciones que daba su familia al respecto, dictando también que iban asesorar y habían veterinarios expertos que estarían pendientes de todos los procesos así que no tenían que sentir temor.

Con el grupo terminaron trabajando muy bien. Y trajeron al mundo al cervatillo, eso significaba que las explicaciones habían sido las acertadas así que Tomás al final estaba muy emocionado.— ¡Muy bien, chicos! Todo se dio mucho mejor de lo que esperábamos. — Igual algunos veterinarios se encargaron de llevarse a la cierva con su cría para ponerlos en la jaula y así pronto estuvieran en la reserva.

—¡Felicidades, chicos! Han sido un buen grupo y todos. Serán unos grandes especialistas. — Dictaban los veterinarios, mientras que su madre lo miraba con orgullo.— ¿Viste? — La molestó. Nunca más iba a poder renegar que estaba en lo suyo y que estuvo mal haberlo presionado tanto tiempo - sin éxito - irse por otra carrera como el comercio y los negocios.

Las cosas que más le gustaban en la vida a Lorena eran precisamente la seducción y coquetería; y el cuidado de animales. Se sentía afortunada de poder estar preparándose en la rama que le gustaba. Por otro lado, estaba viviendo toda una aventura con Tomás, una prohibida llena de precisamente, seducción y coquetería. La cual iba a aprovechar mientras fuera posible. Si su familia se enteraba de seguro tendrían grandes problemas, pero mientras ellos fueran discretos todo saldría a la perfección.

Por ahora, estando en plena clase, Lorena no podía evitar ser la cerebrito del grupo más joven. No le molestaba que la llamaran así porque lo era, era una nerd, pero una sexy nerd y de eso bien que Tom lo sabía. A quien por cierto provocaba de forma sutil y que solo él podía entender. La parte más emocionante de la clase fue cuando llego el momento de hacer la intervención con los animales de verdad. La morena estaba emocionada pero al mismo tiempo nerviosa. No dejaba de ser una experiencia retante a su corta experiencia como estudiante de veterinaria. Sin embargo, le gustaba porque podía poner a prueba lo que había aprendido y sabía que tenía gente a su alrededor que la asistiría si algo se complicaba comenzando porque tendría a Tomás como compañero. Por supuesto que tenía que ser él, no dejaría que nadie más se lo robara para que hiciera pareja con ellos. En resumen, no había peligro alguno de poner en riesgo a los animales.

‐ Increíble, no sé cómo lo hicieron, pero es la mejor de las sorpresas que he tenido en clases. - aseguro la morena con una sonrisa de felicidad a pesar de los nervios. Era como una pequeña probada de lo que sería su trabajo en un momento de tensión y tenía que estar preparada para ello.

- Así es, no hay que tener la menor duda. - aseguro, divertida, tenía que relajarse, pero igual los nervios podían ayudar a mantenerse enfocada y no confiarse más de la cuenta. Ya luego buscaría la forma de escaparse con Tom y relajarse de la manera que más les gustaba. - ¿Creíste que te dejaría ir con alguien más? No señor. - añadió haciendo un puchero al notar como la despeinaba. - Oye, mi pelo. Me quitas el estilo. - protesto como buena “prima molesta” a la que le hacen una broma.

Comenzaron a trabajar, todo pasó más rápido de lo que esperaban. Aunque quizás la chica lo sentía así por la adrenalina del momento. Lorena aún no podía creer que tenían frente a ellos un cervatillo recién nacido al cual ellos mismos ayudaron a traer a este mundo. - Es hermoso. - no pudo evitar comentar. - Sí, todo salió muy bien. Aún no salgo de mi asombro. - le respondió a Tomás.

Escucho las palabras de los veterinarios quienes los felicitaban. La sonrisa en el rostro de Lorena era grande y amplia. Miró al noruego. - Sí, creo que desde ahora se callaran bocas a los que tenían dudas. - dijo segura. Pues no iba a negar que algunos quitaban méritos a ellos por ser familia de los dueños de la reserva. - ¿Y si celebramos esta hazaña? - Murmuró solo para Tomás, no quería que nadie se autoinvitara. Porque luego de celebrar pensaba en pasar la noche a solas con él.

Con una sonrisa en los labios, Tomás había quedado muy contento con la intervención, con estas pruebas los estudiantes de veterinaria solo tenían mejores herramientas para mejorar y así sentirse con mayores habilidades para su profesión sobre todo para él que se encontraba en su último año y el más difícil cabía destacar, y ahora que estaba seguro ahí porque su madre no le estaba poniendo problema solo quería demostrar que podía.

El asunto es que todos en equipo lo habían hecho bien, y formaron un buen grupo, Tomás estaba muy contento y no podía disimular con su sonrisa que estaba bastante orgulloso de él mismo, y también de Lorena que sabía que era una nerd aparte de ser una bastante coquetona, lo más gracioso es que ningún momento lo dejo solo así que siendo los futuros jefes de la reserva iban por un buen camino.

Sin duda, tenían que ser bastante discretos en todo momento, actuar como primos que llevaban siendo algo cariñosos entre sí pero sin abusar por nada pues cualquier paso en falso podía ser su perdición.

Tuvo que reconocer que se puso algo nervioso al escucharla decir que tenían que celebrar, la miró, claro que quería hacerlo y no se iba a negar. — En la noche…— Dijo en apenas en un susurro solo para ella mientras deslizaba su dedo por la espalda de la morena de manera disimulada.

Luego de aquella intervención, decidieron que había mucho trabajo por hoy y que tendrían el día libre, por supuesto, los chicos del grupo también quisieron celebrar y no tuvieron de otra que aceptar por educación, además que era mejor, en cualquier momento podían escaparse y así celebrar por su propia cuenta. Sin duda alguna, su relación se estaba volviendo cada día más fuerte y se llevaban bien como estaban ya que bajo ninguna circunstancia podían formalizar, su madre y los padres de Lore no iban a permitirlo y fue como también pasaron varias semanas, y Tomás jamás imaginó que la llegada de su mejor amiga iba a revolver todo lo que tenían.

FIN DE CAPÍTULO.

La relación con Tomás era una arrasadora. Siempre dejándose llevar por las paciones. Que mientras más prohibidas más le parecían tentadoras. Era algo magnético lo que teñían esos dos. Se suponía que era algo sin compromiso, pero como ambos parecían siempre terminar, buscar el uno al otro, ni siquiera había tenido la necesidad de buscar nada en otro lado. Al menos en el caso de la morena. Sin embargo, a pesar de todo, en el fondo un toque de culpa se aparecía en su mente. Venía la figura de su padre que tanto admiraba. ¿Lo estaría decepcionado con esto? No estaba segura de que ocurriría si por alguna razón u otra ese secreto llegaba a sus oídos.

Lorena era terca y no era de temer tan facialmente. Así que mientras todo se mantuviera solo entre ellos no iban a tener problemas. Por lo que inevitablemente se mantenían buscando al moreno, teniendo esos encuentros. Dejando en el fondo de sus pensamientos esa sensación de culpa. Es que Tom le hacía sentir cosa que ningún otro le hacía sentir.

La morena se encontraba en el comedor de la casa de sus tíos, fresca como una lechuga. Como si en momentos atrás no hubiera salido del rincón, más obscuro de haber tenido un momento de pasión con Tomás. Degustaba de un jugo de naranja mientras esperaba que su primo se decidiera si la invitaría a comer a fuera o si esperarían que la ya hiciera la comida. — Y bien querido primo… ¿Me piensas invitar algo de comer? Porque te soy sincera. Esperar que la tía llegue a cocina no creo que sea opción. — le insinuó mientras jugaba con el vaso de jugo. — ¿Me piensas matar de hambre? — pregunto juguetona fingiendo ser la primita molesta que todos creían que era.

Sin embargo, mientras se encontraban en ese juego, sus palabras se vieron interrumpidas por el sonido de un timbre. Levanto la ceja. — ¿Esperabas a alguien? ¿O tu mamá? — pregunto. Se le hacía raro, debía ser alguien de afuera. Su tía no tenía por qué tocar el timbre, y sus padres, aunque lo más adecuado sería anunciar su llegada sabía que no lo haría, simplemente abrían su boca a gritar, llegamos y entraban como Juan por su casa. Así que ellos tampoco debían de ser. De eso estaba segura. Por lo que se preguntaba quien se le ocurriría ponerse a visitar a la hora de la comida. Eso no se hacía, a menos que fueras familia o directamente te hubieran invitado a almorzar.