2 participantes
Página 1 de 2. • 1, 2
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
Hasta el Ultimo Aliento
INSPIRED
SERIES TV
One on One
Siempre las historias de amor mientras imposibles parecen más hermosas son. Es donde más amor se entrega y también donde más se sufre. Este es el caso de cuando un elfo terminaba por enamorarse de algún humano. Pero el corazón no entiende de razones y no sabe de barreras. Simplemente, está dispuesto a todo.
Arondir un elfo silvano que había sido asignado a proteger el pueblo de Tirharad, teniendo como puesto de avanzada la Torre de Ostirit. El elfo se encuentra allí desde hacía ya poco más de medio siglo. Fue así como conoció a una mujer llamada Bronwyn de la cual se enamoró, aunque en un comienzo luchaba con ese sentimiento por evidentes razones. Ella era humana, él era un elfo. En algún momento se separarían. A un así siempre la procuraba, velaba que estuviera a salvo. Bronwyn por su parte, en un momento decidió formar su propia familia, se casó con un hombre que poco tiempo después desapareció dejándola sola con un hijo.
Para Arondir no había sido fácil ver como la mujer que amaba tenía una familia y, sin embargo, había preferido que fuera así para que al menos ella fuera feliz. Sin embargo, cuando quedo sola con su hijo, todo cambio… Era como una señal de que la vida daba una segunda oportunidad para ser felices juntos. Solo que cuando parecía que así sería su romance se vio interrumpido por los eventos ocurridos en las tierras de Tirharad, donde la mujer se volvió una líder de su pueblo y los guio a luchar y no dejarse doblegar. Una mujer valiente que no tenía que envidiarle nada a ninguna guerrera elfica, tal vez salvo la longevidad. Pero eso no importaba. ¿Para qué ser inmortal si no se podía ser feliz? Era mejor tener unos cuantos años de felicidad que miles en soledad.
Arondir un elfo silvano que había sido asignado a proteger el pueblo de Tirharad, teniendo como puesto de avanzada la Torre de Ostirit. El elfo se encuentra allí desde hacía ya poco más de medio siglo. Fue así como conoció a una mujer llamada Bronwyn de la cual se enamoró, aunque en un comienzo luchaba con ese sentimiento por evidentes razones. Ella era humana, él era un elfo. En algún momento se separarían. A un así siempre la procuraba, velaba que estuviera a salvo. Bronwyn por su parte, en un momento decidió formar su propia familia, se casó con un hombre que poco tiempo después desapareció dejándola sola con un hijo.
Para Arondir no había sido fácil ver como la mujer que amaba tenía una familia y, sin embargo, había preferido que fuera así para que al menos ella fuera feliz. Sin embargo, cuando quedo sola con su hijo, todo cambio… Era como una señal de que la vida daba una segunda oportunidad para ser felices juntos. Solo que cuando parecía que así sería su romance se vio interrumpido por los eventos ocurridos en las tierras de Tirharad, donde la mujer se volvió una líder de su pueblo y los guio a luchar y no dejarse doblegar. Una mujer valiente que no tenía que envidiarle nada a ninguna guerrera elfica, tal vez salvo la longevidad. Pero eso no importaba. ¿Para qué ser inmortal si no se podía ser feliz? Era mejor tener unos cuantos años de felicidad que miles en soledad.
Bronwyn
Humana — 28 años —
Sophie Skelton — Shooting Star
Sophie Skelton — Shooting Star
Arondir
Elfo Silvano — 500 años —
Ismael Cruz Córdova — Rinsing Sun
Ismael Cruz Córdova — Rinsing Sun
∞
- Tablilla de Post:
- Código:
<div id="und1"><div id="und2" style="background: url(IMAGEN QUE ILUSTRE EL CAPÍTULO); background-size: cover;"><div id="und3"><div id="und4" style="background:url(GIF DEL PERSONAJE) center; background-size: cover;"></div><div id="und5"><div id="und6">TÍTULO DEL CAPÍTULO</div><div id="und7"><div id="und8"><div id="und9"><i class="lni lni-map-marker"></i></div><div id="und10">LUGAR</div></div><div id="und8"><div id="und9"><i class="cp cp-hourglass"></i></div><div id="und10">HORA</div></div><div id="und8"><div id="und9"><i class="cp cp-bookmark-o"></i></div><div id="und10">QUIEN ERES</div></div></div></div></div></div><div class="und11">POST DE ROL AQUÍ
</div>
</div>
[center][url=http://treeoflife.foroactivo.com/u8][b]∞[/b][/url][/center]
<style type="text/css">@font-face { font-family:"lightfoot"; src:url('https://dl.dropbox.com/s/12d6mkzjwt13jtm/lightfoot.OpenType'); format("(truetype");} #und1 {background: #ffffff; margin: 0 auto; width: 500px; padding: 10px; border: 1px solid #efefef;} #und2 {width: 500px; height: 200px; background-color: #629c76!important; background-blend-mode: multiply; margin: -1px; padding-bottom: 25px; display: flex; align-items: center;} #und3 {height: 3px; width: 500px; margin-top: 40px; background-color: #629c76; color: #fff; display: flex; justify-content: space-around; align-items: flex-start;} #und4 {width: 100px; height: 100px; border-radius: 100%; outline: 25px solid rgba(98,156,118,0.4); border: 10px solid #629c76; margin-top: -56px;} #und6 {text-align: right; line-height: 100%; width: 250px; margin-top: -101px; padding-bottom: 9px; color: #629c76; font-size: 40px; font-family: lightfoot; text-shadow: 0.03em 0.03em #efefef;} #und7 {display: flex; justify-content: space-around; align-items: center;} #und8 {display: flex; flex-direction: column; align-content: center; align-items: center; margin-top: -10px;} #und9 {background: #629c76; width: 50px; height: 50px; display: flex; border-radius: 100%; align-items: center; justify-content: center; font-size: 17px;} #und10 {text-transform: uppercase; font-family: karla; font-size: 11px; font-weight: 600;} .und11 {color: #2c2c2c; text-align: justify; padding: 30px; line-height: 110%; font-family: 'Karla'; margin-bottom: -24px;} .und11 strong {color: #629c76;}</style>
<link rel="preconnect" href="https://fonts.googleapis.com"><link rel="preconnect" href="https://fonts.gstatic.com" crossorigin><link href="https://fonts.googleapis.com/css2?family=Karla&display=swap" rel="stylesheet"><link href="https://cdn.lineicons.com/3.0/lineicons.css" rel="stylesheet">
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Ya hacían años que Arondir estaba situado en Tirharad, por lo general prefería que le tocara patrullar por el área del poblado y no tener que quedarse de vigía en la torre. Había mucho más que ver, pues estas últimas décadas parecía haber paz en el área. Ellos se podían decir que estaban allí por uso y costumbre, porque era su trabajo. Así que el moreno de ojos verdes prefería al menos ver la acción que había en aquel pueblo. Aunque para algunos de los pueblerinos él ni sus compañeros guardias eran bien vistos. Siempre teñían algún comentario respecto a su presencia o la de otros elfos. Él no se intimidaba fácil e igual sabia que fácilmente podía vencerlos si lo retaban. Más tampoco estaba allí para pelear, así que muchas fueron las veces que se quedaron con las ganas de sacar de sus casillas a Arondir.
El elfo juraba que ya conocía a todo mundo allí. Más el tiempo pasaba y descubría gente nueva. O más bien se trataba de que para ellos el tiempo si pasaba, así que los que alguna vez vio como solo unos niños ya eran todos unos hombres y mujeres, los cuales le costaba reconocer. Así que siempre había espacio para una grata sorpresa.
Su amigo Revion ya le había advertido que pasar tanto tiempo con los humanos tarde o temprano le traería problemas. Pero él era algo terco y no le hacía caso. Incluso lo terminaba por arrastrar con él hasta el pueblo cada que tenía la oportunidad. Por cosas de la vida, quizás porque tenía que ser así, hoy se reusó, no hubo fuerza sobre la Tierra Media que hiciera que lo acompañara al pueblo. Así que Arondir se fue solo, de camino aprovecho a detenerse y entrenar con su arco en el bosque un poco antes de seguir su camino. Había quedado con sed por lo que se dirigía a la taberna. Más, sin embargo, algo lo hizo cambiar de opinión, quizás era el no tener que lidiar con los borrachos de allí, al menos por esta vez. Por lo que el elfo optó por dirigirse mejor al área del pozo. Sin embargo, cuando lo hizo se quedó estático sin decir nada y solo contemplo la figura de una joven mujer. Jamás creía haberla visto, no podría olvidar un rostro como el de ella.
Intento olvidar esos pensamientos, pues se trataba de una humana, no era posible. Ni siquiera se debía de permitir el mínimo de esos pensamientos. Más ahí estaba acercándose sin darse cuenta, terminando por hablarle. — Mi señora. ¿Cree que me podría dar un poco de agua? — le pregunto, ni siquiera ya tenía tanta sed. Solo era una excusa para acercarse.
El elfo juraba que ya conocía a todo mundo allí. Más el tiempo pasaba y descubría gente nueva. O más bien se trataba de que para ellos el tiempo si pasaba, así que los que alguna vez vio como solo unos niños ya eran todos unos hombres y mujeres, los cuales le costaba reconocer. Así que siempre había espacio para una grata sorpresa.
Su amigo Revion ya le había advertido que pasar tanto tiempo con los humanos tarde o temprano le traería problemas. Pero él era algo terco y no le hacía caso. Incluso lo terminaba por arrastrar con él hasta el pueblo cada que tenía la oportunidad. Por cosas de la vida, quizás porque tenía que ser así, hoy se reusó, no hubo fuerza sobre la Tierra Media que hiciera que lo acompañara al pueblo. Así que Arondir se fue solo, de camino aprovecho a detenerse y entrenar con su arco en el bosque un poco antes de seguir su camino. Había quedado con sed por lo que se dirigía a la taberna. Más, sin embargo, algo lo hizo cambiar de opinión, quizás era el no tener que lidiar con los borrachos de allí, al menos por esta vez. Por lo que el elfo optó por dirigirse mejor al área del pozo. Sin embargo, cuando lo hizo se quedó estático sin decir nada y solo contemplo la figura de una joven mujer. Jamás creía haberla visto, no podría olvidar un rostro como el de ella.
Intento olvidar esos pensamientos, pues se trataba de una humana, no era posible. Ni siquiera se debía de permitir el mínimo de esos pensamientos. Más ahí estaba acercándose sin darse cuenta, terminando por hablarle. — Mi señora. ¿Cree que me podría dar un poco de agua? — le pregunto, ni siquiera ya tenía tanta sed. Solo era una excusa para acercarse.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
La joven Bronwyn se encontraba preparando medicina para su abuelo. Es que gracias a las enseñanzas de su abuelo que seguía en cama porque parecía que tenía una enfermedad que no tenía cura, había sido responsable de enseñarle todo lo que sabía para la curación y remedios naturales, que eran fáciles preparar y de conseguir si encontrabas la planta o semilla adecuada. No sabía leer ni escribir, solo que todo lo entendía a través de dibujos y se había convertido una excelente curandera. Esa misma tarde también vendría Ransley a cenar, se trataba de su novio del cual no estaba enamorada pero le ofrecía un hogar y esa calidez fraternal que aceptaba porque sí estaban a próximos a casarse. Era un hombre que había venido de visita y que la pretendió, que todos los habitantes de Tirharad tomaron aprecio porque los ayudaba mucho con el cultivo y los animales, así que estaban entusiasmados y pensaban preparar una dichosa celebración.
Pero eso ya sería en un tiempo más por lo que no tenía que preocuparse, al ser un lugar precario solo bastaba una celebración sencilla y nada más. Fue cuando se dio cuenta que faltaba agua, así que dejo todo en frascos separados, depositó un beso en la frente de su abuelo - que al menos tenía menos fiebre - y se encaminó hasta el pozo para sacar el agua necesaria para la comida. Estaba en aquello e incluso terminando, mientras bebía un poco de una vasija que también había traído, cuando una voz irrumpió el silencio que hizo que casi botara el contenido por el susto. Pensando que era un amigo se atrevió a decir. — Me asustaste...—, pero al elevar la mirada se dio cuenta que no era ningún habitante y persona que conocía y eso que ella podía decir que los conocía a todos.
Era el hombre más atractivo que había visto en su corta vida y tanto que sintió el calor de sus mejillas cuando se fijó en el fuerte verde de sus ojos. No obstante, sin ser descortés su mirada se dirigió hacia sus orejas percatandose que se trataba de un silvano, de aquellos que protegían a los pueblos a través de la torre, si algún ciudadano se iba por el profundo del bosque lo protegían de sus amenazas, pero claro, al no tratarse de humanos sino que de otra criatura la gente del pueblo no confiaba en ellos. Simplemente, ella para no tener problemas seguía los rumores, sin embargo, no creía del todo aquello porque nunca vio a ninguno hacer daño. Mirando a su alrededor y notando que no había nadie cerca más que ellos dos, respondió. — Claro, beba. — Rellenó un poco más la vasija con agua y se la dio en sus manos.
Pero eso ya sería en un tiempo más por lo que no tenía que preocuparse, al ser un lugar precario solo bastaba una celebración sencilla y nada más. Fue cuando se dio cuenta que faltaba agua, así que dejo todo en frascos separados, depositó un beso en la frente de su abuelo - que al menos tenía menos fiebre - y se encaminó hasta el pozo para sacar el agua necesaria para la comida. Estaba en aquello e incluso terminando, mientras bebía un poco de una vasija que también había traído, cuando una voz irrumpió el silencio que hizo que casi botara el contenido por el susto. Pensando que era un amigo se atrevió a decir. — Me asustaste...—, pero al elevar la mirada se dio cuenta que no era ningún habitante y persona que conocía y eso que ella podía decir que los conocía a todos.
Era el hombre más atractivo que había visto en su corta vida y tanto que sintió el calor de sus mejillas cuando se fijó en el fuerte verde de sus ojos. No obstante, sin ser descortés su mirada se dirigió hacia sus orejas percatandose que se trataba de un silvano, de aquellos que protegían a los pueblos a través de la torre, si algún ciudadano se iba por el profundo del bosque lo protegían de sus amenazas, pero claro, al no tratarse de humanos sino que de otra criatura la gente del pueblo no confiaba en ellos. Simplemente, ella para no tener problemas seguía los rumores, sin embargo, no creía del todo aquello porque nunca vio a ninguno hacer daño. Mirando a su alrededor y notando que no había nadie cerca más que ellos dos, respondió. — Claro, beba. — Rellenó un poco más la vasija con agua y se la dio en sus manos.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Los elfos eran seres misteriosos, o al menos eso le parecía a la mayoría de los humanos. Que por lo general no se atrevían a interactuar con ellos. Ya fuera por miedo, rencor o porque simplemente sus padres les habían insistido en que no lo hicieran. De todos modos, el asunto con esto era que de esa forma solo perdían la oportunidad de darse cuenta de que al final también se trataban de seres que sentían y padecían aun cuando fueran inmortales. Podían sentir tristeza, dolor, pero también amor y alegría. Además, obviando el detalle no tan insignificante de la inmortalidad, podían llegar amar de una forma tan apasionada y fiel como nadie más podría llegar hacerlo en toda la faz de esta tierra.
Tirharad no eran las tierras de Arondir, pero estaban bajo su cuidado, responsabilidad que hacía que el elfo se lo tomara muy enserió. No le importaba la falta de agradecimiento. Por no decir que la mayoría eran una bola de ingratos. Él no era así, no buscaba ser reconocido, sino hacer las cosas bien. El moreno era un elfo de orígenes humilde, no tenía sangre real por las venas. Cosa que hacía que fuera aún más con los pies en la tierra.
El guardia llegó hasta aquel pozo con la intención de obtener un poco de agua y estar alejado de la alborotada taberna. Hoy no tenía ganas de verle la horrenda cara de mal humorado al cantinero. Estando en aquel pozo se dio cuenta de la verdadera razón por la que debía de estar allí. Aquella joven junto al pozo le cautivo desde el primer segundo que la vio. No era una elfa más, aún así en su sencillez humana, como muchos elfos podrían catalogarla, era hermosa ante sus ojos. Así que no se arrepentía por nada en su cambio de destino repentino. Pues le habían dado la visión más linda que había visto en muchos, muchos años. Si pudiera ahí mismo hubiera pintado la escena en un cuadro. Solo que ahora sería una imagen que guardaría para la posteridad en su mente. — Disculpe, no fue mi intención asustarla. Debí ser menos silencioso. — le dijo disculpándose al ver él, sobresaltó que le causo. Es que los elfos podían ser tan sigilosos que sus pasos ni eran audibles. La notó nerviosa posiblemente temía a que la vieran con él. Entendía el porqué, así que no se ofendería por ello. Más aún cuando aun así la chica no se negó a darle agua.
Tomo la vasija de sus manos sintiendo ligeramente el roce de sus suaves dedos y bebió con cuidado el agua. — Muchas gracias. — le agradeció volviendo a levantar la vista dirigiéndola a sus ojos. — Lamento si la incomode. Sé que no somos muy bien vistos aquí. Tampoco deseo ponerla en aprietos. — le aseguro. Su presencia allí había sido producto de la casualidad o el destino, quien sabe. Lo que si tenía seguro Arondir era que no había sido premeditado. Ni siquiera recordaba haberla visto y si así hubiera sido posible ocurrió cuando era solo una niña, por lo cual no podría reconocerla fácilmente.
Tirharad no eran las tierras de Arondir, pero estaban bajo su cuidado, responsabilidad que hacía que el elfo se lo tomara muy enserió. No le importaba la falta de agradecimiento. Por no decir que la mayoría eran una bola de ingratos. Él no era así, no buscaba ser reconocido, sino hacer las cosas bien. El moreno era un elfo de orígenes humilde, no tenía sangre real por las venas. Cosa que hacía que fuera aún más con los pies en la tierra.
El guardia llegó hasta aquel pozo con la intención de obtener un poco de agua y estar alejado de la alborotada taberna. Hoy no tenía ganas de verle la horrenda cara de mal humorado al cantinero. Estando en aquel pozo se dio cuenta de la verdadera razón por la que debía de estar allí. Aquella joven junto al pozo le cautivo desde el primer segundo que la vio. No era una elfa más, aún así en su sencillez humana, como muchos elfos podrían catalogarla, era hermosa ante sus ojos. Así que no se arrepentía por nada en su cambio de destino repentino. Pues le habían dado la visión más linda que había visto en muchos, muchos años. Si pudiera ahí mismo hubiera pintado la escena en un cuadro. Solo que ahora sería una imagen que guardaría para la posteridad en su mente. — Disculpe, no fue mi intención asustarla. Debí ser menos silencioso. — le dijo disculpándose al ver él, sobresaltó que le causo. Es que los elfos podían ser tan sigilosos que sus pasos ni eran audibles. La notó nerviosa posiblemente temía a que la vieran con él. Entendía el porqué, así que no se ofendería por ello. Más aún cuando aun así la chica no se negó a darle agua.
Tomo la vasija de sus manos sintiendo ligeramente el roce de sus suaves dedos y bebió con cuidado el agua. — Muchas gracias. — le agradeció volviendo a levantar la vista dirigiéndola a sus ojos. — Lamento si la incomode. Sé que no somos muy bien vistos aquí. Tampoco deseo ponerla en aprietos. — le aseguro. Su presencia allí había sido producto de la casualidad o el destino, quien sabe. Lo que si tenía seguro Arondir era que no había sido premeditado. Ni siquiera recordaba haberla visto y si así hubiera sido posible ocurrió cuando era solo una niña, por lo cual no podría reconocerla fácilmente.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Tenía claro que no se podía acercar a los elfos y era un hecho que si llegaban al pueblo era más bien porque iban directo hacia la taberna a beber algo y rápidamente volvían a su sitio de trabajo. Ella siempre los contempló desde los ojos, admirando su gran altura y templanza. Los encontraba muy misteriosos y era inolvidable saber que eran inmortales preguntándose la razón que motivo hacía que tuvieran tanta esperanza de vida.
Y a él. Jamás lo había visto porque era absoluto que por la gran impresión que logró en ella le recordaría y normal que ahora no sería un recuerdo que se borrara así de la nada, su imagen estaría ahí marcada en su mente. Era tan atractivo y le transmitía una seguridad sobrehumano, no supo porqué razón pero sabía que podía confiar y que no iba hacerle daño. Incluso había ablandado la expresión de su rostro no estaba muy serio y lo único que llegaba a sentir en tales momentos era vergüenza. Decoro de haberse delatado con aquel temor que no era hacía a él sino más bien del que dirían.
Mucha más calor tuvo en su cara ante aquel roce de sus dedos. Su corazón comenzó a latir desbocado sabiendo que no era normal ni siquiera con su prometido ocurría así y eso que era el hombre más popular del pueblo hasta ahora, pero con aquel elfo no había comparación. Podía notar el interés que sentía hacía a ella y se sentía mucho más cohibida, afortunada y era imposible. — Descuide, era yo quién estaba algo distraída tengo que volver luego a casa pronto y pensé que se trataba de otra persona. Disculpe mi mala educación...— Siseó suave. Es que aunque había temor encima que algo le dijeran tenía la justificación que le estaba dando agua y él le estaba hablando ¿Por qué no responder? No tan solo era lo que aquel elfo le provocaba sino que también quería probar si era tan cierto el rumor que eran unos malhumorados y con altos aires de superioridad, sin lugar a dudas, ella no lo encontraba así. Al menos quién tenía al frente era muy respetuoso.
— Pues no soy de esa mayoría nunca he visto que se vayan contra Tirharad ni nada. Más bien están a nuestro cuidado por lo poco que yo sé, eso sí es primera vez que intercambio algunas palabras con un elfo... — Finalmente la joven curandera decidió darle aquella oportunidad de tener una breve conversación no corrían peligro y sí alguien estaba mirando bueno asumiría las consecuencias.
Y a él. Jamás lo había visto porque era absoluto que por la gran impresión que logró en ella le recordaría y normal que ahora no sería un recuerdo que se borrara así de la nada, su imagen estaría ahí marcada en su mente. Era tan atractivo y le transmitía una seguridad sobrehumano, no supo porqué razón pero sabía que podía confiar y que no iba hacerle daño. Incluso había ablandado la expresión de su rostro no estaba muy serio y lo único que llegaba a sentir en tales momentos era vergüenza. Decoro de haberse delatado con aquel temor que no era hacía a él sino más bien del que dirían.
Mucha más calor tuvo en su cara ante aquel roce de sus dedos. Su corazón comenzó a latir desbocado sabiendo que no era normal ni siquiera con su prometido ocurría así y eso que era el hombre más popular del pueblo hasta ahora, pero con aquel elfo no había comparación. Podía notar el interés que sentía hacía a ella y se sentía mucho más cohibida, afortunada y era imposible. — Descuide, era yo quién estaba algo distraída tengo que volver luego a casa pronto y pensé que se trataba de otra persona. Disculpe mi mala educación...— Siseó suave. Es que aunque había temor encima que algo le dijeran tenía la justificación que le estaba dando agua y él le estaba hablando ¿Por qué no responder? No tan solo era lo que aquel elfo le provocaba sino que también quería probar si era tan cierto el rumor que eran unos malhumorados y con altos aires de superioridad, sin lugar a dudas, ella no lo encontraba así. Al menos quién tenía al frente era muy respetuoso.
— Pues no soy de esa mayoría nunca he visto que se vayan contra Tirharad ni nada. Más bien están a nuestro cuidado por lo poco que yo sé, eso sí es primera vez que intercambio algunas palabras con un elfo... — Finalmente la joven curandera decidió darle aquella oportunidad de tener una breve conversación no corrían peligro y sí alguien estaba mirando bueno asumiría las consecuencias.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Lo que parecían largos años de la vida de los humanos era solo un pestañeo para los elfos. Era imposible olvidar ese detalle. Arondir lo podía notar al ver como de un momento a otro los niños ya eran hombres, los jóvenes ya eran ancianos y muchos de los mayores ya no estaban entre ellos. Se podía decir que era algo triste a los ojos de ellos, que no tenían el tiempo suficiente para vivir una vida plena. Al menos a la vista de los elfos. Sin embargo, para Arondir esto era algo de admirar. Admiraba como podrían en tan poco tiempo vivir tantas cosas, superarlas, e incluso algunos a pensar de las vicisitudes hasta llegaban a ser felices.
Para ellos lo que ocurría era que solían estar más pendientes a simplemente hacer su trabajo e ignorar las vidas de los campesinos, que igual, seguramente para algunos elfos podía parecer no tener tanta importancia como para tomarlos en serio. Igual por eso tal vez habían durado tanto velando esas tierras o de lo contrario ya hubieran terminado en guerra con ellos y sabemos bien quiénes serían los más perjudicados.
Al elfo sindar solía ser muy observador y era de los que más baja al pueblo. Sin duda no la había visto antes, difícilmente olvidaría su rostro. Era como una flor que crecía en medio de un lugar frío y desolado. Pues tampoco es que las condiciones en Tirharad fueran las mejores.
Comprendió su confusión. Posiblemente, lo menos que se esperaría sería que un elfo se le acercará a pedir agua. — No tiene por qué apenarse, solo ha sido un malentendido. — le aseguro al notar que en cierto modo incluso podía hasta haberse intimidado un poco con su presencia.
Escucho su opinión respecto a los de su raza mientras mantenía la mirada serena observando sus expresiones. Su lenguaje corporal le decía que aunque tal vez se sentía algo cohibida, también había un toque de hacia ellos e incluso hasta algo de curiosidad. Por lo que sentía que podía creer en sus palabras. Los ojos lo decían todo si se era muy atento. Podías mentir con firmeza, pero tus ojos te podían traicionar. En su caso, lo que decía iba a la par con su mirada.
— No es nuestra intención. Nosotros estamos aquí siguiendo órdenes, no con la intención de apoderarnos de lo suyo. Existen muchos peligros allí afuera, muchos engaños también y nuestro trabajo es mantenerlos a raya. — y aunque muchos decían que eran tiempos de paz, Arondir sabía que no estaban allí por casualidad. Algo ocurría a lo cual temían y que no querían admitir. Se hacían de la vista gorda y sin emoción, aun así tomaban sus precauciones. — Pero descuide, sé notar cuando dicen algo con sinceridad. Sin embargo, muchos no lo ven de la misma forma que usted joven dama. — le aclaro. — La verdad es que de antemano me disculpo si tal vez de alguna forma por nuestra manera de ser le hemos causado algún contratiempo o malestar. Créame que no ha sido esa la intención. — le aseguraba con seriedad. — Insisto que ha sido muy amable, lo agradezco. Ojalá existan más personas como usted y así poder llevar la fiesta en paz como el pueblo que somos. — porque aunque ellos no eran de allí, tantos años que llevaban cuidadosos no debían ser tomados a la ligera.
Ellos ya eran parte ese pueblo, aunque los ciudadanos no los aceptarán o aunque los mismos elfos lo negaran. Solo esperaba que esté calmado y grato momento de conversación no le fuera a traer problemas a la chica. Por eso, igual intentaba mantener su distancia. Más sería difícil ignorar su aroma a yerbas aromáticas y flores. Lo que le hacía pensar que debía tratarse de alguna jardinera o tal vez curandera, pues era muy peculiar el aroma. No lo olvidaría.
Para ellos lo que ocurría era que solían estar más pendientes a simplemente hacer su trabajo e ignorar las vidas de los campesinos, que igual, seguramente para algunos elfos podía parecer no tener tanta importancia como para tomarlos en serio. Igual por eso tal vez habían durado tanto velando esas tierras o de lo contrario ya hubieran terminado en guerra con ellos y sabemos bien quiénes serían los más perjudicados.
Al elfo sindar solía ser muy observador y era de los que más baja al pueblo. Sin duda no la había visto antes, difícilmente olvidaría su rostro. Era como una flor que crecía en medio de un lugar frío y desolado. Pues tampoco es que las condiciones en Tirharad fueran las mejores.
Comprendió su confusión. Posiblemente, lo menos que se esperaría sería que un elfo se le acercará a pedir agua. — No tiene por qué apenarse, solo ha sido un malentendido. — le aseguro al notar que en cierto modo incluso podía hasta haberse intimidado un poco con su presencia.
Escucho su opinión respecto a los de su raza mientras mantenía la mirada serena observando sus expresiones. Su lenguaje corporal le decía que aunque tal vez se sentía algo cohibida, también había un toque de hacia ellos e incluso hasta algo de curiosidad. Por lo que sentía que podía creer en sus palabras. Los ojos lo decían todo si se era muy atento. Podías mentir con firmeza, pero tus ojos te podían traicionar. En su caso, lo que decía iba a la par con su mirada.
— No es nuestra intención. Nosotros estamos aquí siguiendo órdenes, no con la intención de apoderarnos de lo suyo. Existen muchos peligros allí afuera, muchos engaños también y nuestro trabajo es mantenerlos a raya. — y aunque muchos decían que eran tiempos de paz, Arondir sabía que no estaban allí por casualidad. Algo ocurría a lo cual temían y que no querían admitir. Se hacían de la vista gorda y sin emoción, aun así tomaban sus precauciones. — Pero descuide, sé notar cuando dicen algo con sinceridad. Sin embargo, muchos no lo ven de la misma forma que usted joven dama. — le aclaro. — La verdad es que de antemano me disculpo si tal vez de alguna forma por nuestra manera de ser le hemos causado algún contratiempo o malestar. Créame que no ha sido esa la intención. — le aseguraba con seriedad. — Insisto que ha sido muy amable, lo agradezco. Ojalá existan más personas como usted y así poder llevar la fiesta en paz como el pueblo que somos. — porque aunque ellos no eran de allí, tantos años que llevaban cuidadosos no debían ser tomados a la ligera.
Ellos ya eran parte ese pueblo, aunque los ciudadanos no los aceptarán o aunque los mismos elfos lo negaran. Solo esperaba que esté calmado y grato momento de conversación no le fuera a traer problemas a la chica. Por eso, igual intentaba mantener su distancia. Más sería difícil ignorar su aroma a yerbas aromáticas y flores. Lo que le hacía pensar que debía tratarse de alguna jardinera o tal vez curandera, pues era muy peculiar el aroma. No lo olvidaría.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Bronwyn lo escuchó en completo silencio, tranquila, porque aquel elfo le transmitía esa seguridad sobrehumana y realmente sentía que iba a ser incapaz de hacerle daño. Había escuchado bastante poco de ellos y vivía en la ignorancia dejándose llevar en lo que decían los del pueblo sin atreverse a contradecirlos aún cuando pensara diferente, suponía que era solo tema de diferentes razas.
La chica suspiró porque aún así el elfo seguía disculpándose aunque aclarando cual era el objetivo, solo protegían al pueblo ya que los lugares podrían estar lleno de peligros y la realidad es que tenía razón, solo querían estar en paz y cumplir con su deber, enfocandose plenamente en su trabajo.
Le creía.
—Puede que a algunos les guste el peligro o muchas veces para conseguir comida tengamos que salir. Soy del grupo que me gusta vivir en paz, así que jamás tendría problemas con ustedes, es más… me parece que también es único porque me ha hablado no todos lo hacen tienden a ser ¿más fríos? Nunca entendí la problemática y prefiero vivir en la ignorancia, yo creo dependerá del carácter de cada uno en realidad para tener una charla amena, como justo ocurre ahora, jamás pensé que hablaría con alguno... somos tan distintos. — Comenzó a llenar de nuevo la jarra con agua, sabiendo que aún tendría tiempo para conversar. — No tiene que agradecer, se trata de agua y si tiene sed no podría dejarlo así solo por temor o lo que puedan decir de mi. También considero que es muy amable. — Señaló con respeto y con algo de confianza. Sin duda, la tenía intimidada con su impecable y hermosa presencia, parecía que irradiaba luz y era tan alto que no tenía comparación a los hombres que habían en el pueblo, ni siquiera a su prometido.
Nuevamente volvió a mirar. Nadie estaba cerca, solo que en ese momento notó que se acercaban conversando y eso le asustó. — Tristemente no van a entenderlo y usted también podría tener problemas si los suyos se enteran que estuvo conversando conmigo. Por cierto…— Tragó saliva por lo que estaba a punto de decir, dejó la jarra de barro con agua en las piedra del pozo y extendió su mano.
— Me hubiera gustado... — No alcanzó a terminar la frase y terminó por cambiar todo. —Soy Bronwyn. ¿Y usted? —Se quiso presentar más bien por una pequeña tregua que iba solo por los dos y que daba entender que no temía y mucho menos era como los pueblerinos que darían el grito al cielo solo por verla conversando con él. Sinceramente aún creía que era incapaz de hacerle daño y sentía curiosa. Ciertamente era como una despedida para que no se dieran cuenta y que cada uno se fuera por su camino, no obstante, su mirada revelaba que tenía ganas de quedarse al menos otros cinco minutos con él.
La chica suspiró porque aún así el elfo seguía disculpándose aunque aclarando cual era el objetivo, solo protegían al pueblo ya que los lugares podrían estar lleno de peligros y la realidad es que tenía razón, solo querían estar en paz y cumplir con su deber, enfocandose plenamente en su trabajo.
Le creía.
—Puede que a algunos les guste el peligro o muchas veces para conseguir comida tengamos que salir. Soy del grupo que me gusta vivir en paz, así que jamás tendría problemas con ustedes, es más… me parece que también es único porque me ha hablado no todos lo hacen tienden a ser ¿más fríos? Nunca entendí la problemática y prefiero vivir en la ignorancia, yo creo dependerá del carácter de cada uno en realidad para tener una charla amena, como justo ocurre ahora, jamás pensé que hablaría con alguno... somos tan distintos. — Comenzó a llenar de nuevo la jarra con agua, sabiendo que aún tendría tiempo para conversar. — No tiene que agradecer, se trata de agua y si tiene sed no podría dejarlo así solo por temor o lo que puedan decir de mi. También considero que es muy amable. — Señaló con respeto y con algo de confianza. Sin duda, la tenía intimidada con su impecable y hermosa presencia, parecía que irradiaba luz y era tan alto que no tenía comparación a los hombres que habían en el pueblo, ni siquiera a su prometido.
Nuevamente volvió a mirar. Nadie estaba cerca, solo que en ese momento notó que se acercaban conversando y eso le asustó. — Tristemente no van a entenderlo y usted también podría tener problemas si los suyos se enteran que estuvo conversando conmigo. Por cierto…— Tragó saliva por lo que estaba a punto de decir, dejó la jarra de barro con agua en las piedra del pozo y extendió su mano.
— Me hubiera gustado... — No alcanzó a terminar la frase y terminó por cambiar todo. —Soy Bronwyn. ¿Y usted? —Se quiso presentar más bien por una pequeña tregua que iba solo por los dos y que daba entender que no temía y mucho menos era como los pueblerinos que darían el grito al cielo solo por verla conversando con él. Sinceramente aún creía que era incapaz de hacerle daño y sentía curiosa. Ciertamente era como una despedida para que no se dieran cuenta y que cada uno se fuera por su camino, no obstante, su mirada revelaba que tenía ganas de quedarse al menos otros cinco minutos con él.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Para Arondir era inexplicable el porqué algunas razas menospreciaban al resto. Cada cual tenía su peculiaridad y en el caso de los humanos podía admirar la manera intensa de vivir de muchos. Como si su día presente fuera su último día pisando la Tierra Media. La forma también intensa de profesar amor. Muy parecida a la de los propios elfos. A quienes no les tenía ni un mínimo de empatía era a los orcos y trastos, pues eran unas criaturas sin sentimientos y sanguinarios.
El ser educado y respetuoso era una cualidad innata del elfo. Por eso no quería que su presencia resultará en un problema para la mujer. De ahí que se disculpara tanto. Pues era consciente de la percepción de los habitantes del pueblo hacia los suyos.
— Para garantizar eso sí que lo hacemos. Muchos no lo ven de esa manera. No aprecian lo que es vivir tranquilos como usted sí parece hacerlo. — Le comento, pues él llevaba largo tiempo viviendo como guardia y aunque había sus momentos tranquilos, no podía decir que su vida lo era. Quizás salvo cuando era solo un niño. — Algunos es cierto que son muy orgullosos de sus orígenes y que carecen de humildad. En mi caso provengo de una raza de elfos menos pomposa dedicados a ser soldados. Es la mayor aspiración que podemos tener. Así que en cierto modo me identifico con los habitantes del pueblo. — trabajadores posiblemente con sueños que tal vez no se cumplirían. Arondir no era hijos de los altos elfos, no era un noble príncipe.
— Tiene razón, al final todo depende del carácter de cada quien. Y le será sincero. Lo mejor que hice fue no entrar a la taberna y mejor pedirle agua a usted. Al menos me ha transmitido un poco de esa paz. — se atrevió a admitirle a la chica.
— Insisto, la Tierra Media necesita más gente que piense como usted. Que hace las cosas porque es lo correcto sin darle importancia de quien se trata y por eso también es mi agradecimiento. — Le aseguro a la humana.
— Es posible, que algunos hablen, pero la verdad tampoco pueden limitarme con quien deseo hablar. Así que aunque no les agrade, no podrían tomarlo a mal. — mientras no se tratara de un enemigo, todo estaría bien. Aunque ya imaginaba a su amigo intentando interrogarlo para luego salir con sus advertencias de tener cuidado, por supuesto. Por otro lado, como le dijo a ella, le preocupaba más las miradas, hacia la joven, quien era la que podía meterse más en problemas por esto.
La morena parecía querer decirle algo que luego cambió a último momento. No sería intruso, así que le siguió el cambio de conversación. — Bronwyn, ha sido un placer conocerle. Soy Arondir, a su servicio. — Le añadió haciendo una ligera reverencia a manera de respeto a la mujer. — ¿Cree que me pueda dar un poco de más agua? — le pregunto, en realidad no tenía tanta sed, sin embargo, era solo una excusa para aún no irse y poder seguir conversando. — Eh estado buscando algunas yerbas medicinales, no sé si me pueda ayudar a conseguirlas. — Añadió para sacar un poco de más de conversación.
El ser educado y respetuoso era una cualidad innata del elfo. Por eso no quería que su presencia resultará en un problema para la mujer. De ahí que se disculpara tanto. Pues era consciente de la percepción de los habitantes del pueblo hacia los suyos.
— Para garantizar eso sí que lo hacemos. Muchos no lo ven de esa manera. No aprecian lo que es vivir tranquilos como usted sí parece hacerlo. — Le comento, pues él llevaba largo tiempo viviendo como guardia y aunque había sus momentos tranquilos, no podía decir que su vida lo era. Quizás salvo cuando era solo un niño. — Algunos es cierto que son muy orgullosos de sus orígenes y que carecen de humildad. En mi caso provengo de una raza de elfos menos pomposa dedicados a ser soldados. Es la mayor aspiración que podemos tener. Así que en cierto modo me identifico con los habitantes del pueblo. — trabajadores posiblemente con sueños que tal vez no se cumplirían. Arondir no era hijos de los altos elfos, no era un noble príncipe.
— Tiene razón, al final todo depende del carácter de cada quien. Y le será sincero. Lo mejor que hice fue no entrar a la taberna y mejor pedirle agua a usted. Al menos me ha transmitido un poco de esa paz. — se atrevió a admitirle a la chica.
— Insisto, la Tierra Media necesita más gente que piense como usted. Que hace las cosas porque es lo correcto sin darle importancia de quien se trata y por eso también es mi agradecimiento. — Le aseguro a la humana.
— Es posible, que algunos hablen, pero la verdad tampoco pueden limitarme con quien deseo hablar. Así que aunque no les agrade, no podrían tomarlo a mal. — mientras no se tratara de un enemigo, todo estaría bien. Aunque ya imaginaba a su amigo intentando interrogarlo para luego salir con sus advertencias de tener cuidado, por supuesto. Por otro lado, como le dijo a ella, le preocupaba más las miradas, hacia la joven, quien era la que podía meterse más en problemas por esto.
La morena parecía querer decirle algo que luego cambió a último momento. No sería intruso, así que le siguió el cambio de conversación. — Bronwyn, ha sido un placer conocerle. Soy Arondir, a su servicio. — Le añadió haciendo una ligera reverencia a manera de respeto a la mujer. — ¿Cree que me pueda dar un poco de más agua? — le pregunto, en realidad no tenía tanta sed, sin embargo, era solo una excusa para aún no irse y poder seguir conversando. — Eh estado buscando algunas yerbas medicinales, no sé si me pueda ayudar a conseguirlas. — Añadió para sacar un poco de más de conversación.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Bronwyn escuchaba con mucho interés lo que hablaba el interesante y atractivo elfo. Le gustaba mucho el tono de su voz, provocaba una tranquilidad que se notaba a la distancia la gran diferencia de lo que era ser humano y otra raza. Tenían características muy similares por lo que estaba contando y se sintió muy orgullosa de sí misma que la elogiara de tal manera, la hacía sentir especial, es que siempre se había considerado una pueblerina común que nunca iba a poder cumplir ningún sueño, solo le bastaba casarse y depender de su hombre, no era la gran maravilla, pero lo necesitaba porque a su abuelo no le quedaba mucho tiempo. —Usted también es muy diferente al resto y me atrevo a decir que más conversador, tiene ese semblante serio como todos y pues no notó mucho la diferencia creo que perfectamente podría tener la apariencia de un príncipe, aunque como menciona yo no he visto a un elfo de alto cargo. — Exclamó con más confianza la joven que no se había dado cuenta que estaba sonriendo de forma natural por todas las buenas sensaciones que le provocaba.
Había sido instantáneo y jamás pensó que tendrían química junto a esa confianza que resultaba ser como magia porque se sabía que entre ellos no se toleraban ¿Acaso serían la excepción a la regla? — Es que tristemente pueden hacerlo, los conflictos se han dado con las diferentes razas y ya usted sabe que con la guerras pueden unirse no así a convivir, pero en ese caso, a mi no me importa si tengo algún tema de conversación y me interesa saber de usted. Ha alegrado mi amargo día ¿Es cierto que viven por varios años como cuentan? — Se atrevió a preguntar. Sí era lo que se hablaba cuando pasaba por la taberna solo para comprar algo de comida cuando no tenía nada que comer y hablaba así con el cantinero.
Se escucharon unos pasos lo cual sabía que tenía que dejarlo pronto no tan solo porque estaba asustada sino que también debía ir a ver a su padre que lo había dejado en casa. Por suerte, lograron apartarse y si la vieron luego se justificaría que el elfo tenía sed, no podía desaprovechar esa oportunidad tan inolvidable y novedosa que le estaba dando su vida. — Que hermoso nombre, me gusta. — Señaló sonriendo mientras sostenía la vasija entre sus manos.
—Claro que sí, también tengo que sacar un poco más para mi abuelo y es por ello que no puedo quedarme mucho tiempo. — Reveló la mujer que sabía que el tiempo podría jugar en su contra. — ¿Le gusta usar hierbas medicinales? Sé mucho de ellas y en ese sector hay muchas, venga. — Haciendo un gesto se sumergieron a los límites del bosque. — Siempre quise ir más allá porque imagino que si a los límites hay varias plantas y hongos imagino como debe ser en lo más profundo, descuide sé que es peligroso, no iré. — Murmuró porque sabía que no tenían que hacerlo, generalmente eran los guardias quienes salían y también los elfos como él que se encargaban de la seguridad.
—Suelo venir mucho por aquí porque las encuentro, mi abuelo hace tiempo que está enfermo y bueno, son las plantas que han ayudado a mantenerlo con vida. — Terminó por confesar y ¿por qué se lo dijo? Ni siquiera podía responder a esa pregunta, imaginaba que era la confianza que le causaba donde podría contarle cualquier cosa y Arondir comprendería y la entendería.
Había sido instantáneo y jamás pensó que tendrían química junto a esa confianza que resultaba ser como magia porque se sabía que entre ellos no se toleraban ¿Acaso serían la excepción a la regla? — Es que tristemente pueden hacerlo, los conflictos se han dado con las diferentes razas y ya usted sabe que con la guerras pueden unirse no así a convivir, pero en ese caso, a mi no me importa si tengo algún tema de conversación y me interesa saber de usted. Ha alegrado mi amargo día ¿Es cierto que viven por varios años como cuentan? — Se atrevió a preguntar. Sí era lo que se hablaba cuando pasaba por la taberna solo para comprar algo de comida cuando no tenía nada que comer y hablaba así con el cantinero.
Se escucharon unos pasos lo cual sabía que tenía que dejarlo pronto no tan solo porque estaba asustada sino que también debía ir a ver a su padre que lo había dejado en casa. Por suerte, lograron apartarse y si la vieron luego se justificaría que el elfo tenía sed, no podía desaprovechar esa oportunidad tan inolvidable y novedosa que le estaba dando su vida. — Que hermoso nombre, me gusta. — Señaló sonriendo mientras sostenía la vasija entre sus manos.
—Claro que sí, también tengo que sacar un poco más para mi abuelo y es por ello que no puedo quedarme mucho tiempo. — Reveló la mujer que sabía que el tiempo podría jugar en su contra. — ¿Le gusta usar hierbas medicinales? Sé mucho de ellas y en ese sector hay muchas, venga. — Haciendo un gesto se sumergieron a los límites del bosque. — Siempre quise ir más allá porque imagino que si a los límites hay varias plantas y hongos imagino como debe ser en lo más profundo, descuide sé que es peligroso, no iré. — Murmuró porque sabía que no tenían que hacerlo, generalmente eran los guardias quienes salían y también los elfos como él que se encargaban de la seguridad.
—Suelo venir mucho por aquí porque las encuentro, mi abuelo hace tiempo que está enfermo y bueno, son las plantas que han ayudado a mantenerlo con vida. — Terminó por confesar y ¿por qué se lo dijo? Ni siquiera podía responder a esa pregunta, imaginaba que era la confianza que le causaba donde podría contarle cualquier cosa y Arondir comprendería y la entendería.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
El tiempo siempre había dictado que los elfos debían de estar destinados a compartir sus vidas con los de su propia raza. No es que no existieran elfos que se hubieran mezclado con la raza de los hombres, porque sí había ocurrido. Sin embargo, no habían tenido finales felices. Por eso era que su amigo siempre le advertía que tuviera cuidado con su constaste insistencia en ir hasta la aldea y pasar demasiado tiempo allí. Temía que en una de esas terminara por fijarse en alguna humana y terminara siendo su perdición.
Browyn había llamado su atención y el moreno no estaba seguro aun si debía preocuparse o no por tal motivo. Apenas era la primera vez que la veía y había quedado prendado. ¿Sería sobre esto que tanto Revion intento advertirle? Era difícil saberlo, ninguno de los dos aún se enamoraba y eso era por el hecho de que los elfos amaban para toda la eternidad. Por tanto, a quien le entregaran el corazón sería para toda su vida. Cuando el otro le preguntara posiblemente por el momento, obviaría el detalle cuanto le había llamado su atención. Pues no necesitaba que lo estuviera sermoneando, ni mucho menos que más adelante intentara convencerlo para que no llegara hasta la aldea. Qué igual tal vez solo exageraba. ¿No?
— Me alaga que crea que podría parecer príncipe. Aunque la verdad estoy orgulloso de ser un guerrero. Un guardia. Servir y proteger, eso es lo que me satisface. — le aseguro. — Usted, por su parte, me parece que tiene una de las sonrisas más hermosas que he visto a través de mis años. Lo digo en serio. Es triste cuando la maldad intenta apagar el brillo de los inocentes. — le dijo con toda sinceridad al notar que sonreía, se lo había dicho de manera tan espontánea que en ese momento ni siquiera había pensado en que podría tener algún impacto sus palabras.
Menos mal ya no estaban tan cerca cuando paso gente frente a ellos. Es que de verdad no quería problemas. Pero no se podía ir de allí sin intercambiar sus nombres, ya difícilmente olvidaría el de ella. Estaba bajando un poco la guardia porque igual había dibujado una pequeña sonrisa en su rostro, aunque fuera solo por un momento mientras la escuchaba hablar. — Oh, sí, no se preocupe. No pienso tomarle mucho tiempo. — Comprendía bien que tuviera cosas que hacer y la verdad lo del agua había sido solo la excusa. Así que con que le diera una idea de donde conseguir las yerbas estaría perfecto. Arondir siguió a Browyn quien le mostraba por donde podía comenzar a buscar.
— Hace bien, el bosque es muy peligroso. Pero tiene razón en estos lugares, las posibilidades de encontrar más deben ser mayores. — comento el elfo. Solo que no espero que le hiciera esa confesión. Así que se detuvo, no podría marcharse y dejarla, así como así luego de conocer aquello. Pues bien, sabía que los elfos tenían habilidades curativas. — ¿Qué es lo que tiene su abuelo? — pregunto con ánimos de tal vez, y solo si lo permitía ir a verlo.
Browyn había llamado su atención y el moreno no estaba seguro aun si debía preocuparse o no por tal motivo. Apenas era la primera vez que la veía y había quedado prendado. ¿Sería sobre esto que tanto Revion intento advertirle? Era difícil saberlo, ninguno de los dos aún se enamoraba y eso era por el hecho de que los elfos amaban para toda la eternidad. Por tanto, a quien le entregaran el corazón sería para toda su vida. Cuando el otro le preguntara posiblemente por el momento, obviaría el detalle cuanto le había llamado su atención. Pues no necesitaba que lo estuviera sermoneando, ni mucho menos que más adelante intentara convencerlo para que no llegara hasta la aldea. Qué igual tal vez solo exageraba. ¿No?
— Me alaga que crea que podría parecer príncipe. Aunque la verdad estoy orgulloso de ser un guerrero. Un guardia. Servir y proteger, eso es lo que me satisface. — le aseguro. — Usted, por su parte, me parece que tiene una de las sonrisas más hermosas que he visto a través de mis años. Lo digo en serio. Es triste cuando la maldad intenta apagar el brillo de los inocentes. — le dijo con toda sinceridad al notar que sonreía, se lo había dicho de manera tan espontánea que en ese momento ni siquiera había pensado en que podría tener algún impacto sus palabras.
Menos mal ya no estaban tan cerca cuando paso gente frente a ellos. Es que de verdad no quería problemas. Pero no se podía ir de allí sin intercambiar sus nombres, ya difícilmente olvidaría el de ella. Estaba bajando un poco la guardia porque igual había dibujado una pequeña sonrisa en su rostro, aunque fuera solo por un momento mientras la escuchaba hablar. — Oh, sí, no se preocupe. No pienso tomarle mucho tiempo. — Comprendía bien que tuviera cosas que hacer y la verdad lo del agua había sido solo la excusa. Así que con que le diera una idea de donde conseguir las yerbas estaría perfecto. Arondir siguió a Browyn quien le mostraba por donde podía comenzar a buscar.
— Hace bien, el bosque es muy peligroso. Pero tiene razón en estos lugares, las posibilidades de encontrar más deben ser mayores. — comento el elfo. Solo que no espero que le hiciera esa confesión. Así que se detuvo, no podría marcharse y dejarla, así como así luego de conocer aquello. Pues bien, sabía que los elfos tenían habilidades curativas. — ¿Qué es lo que tiene su abuelo? — pregunto con ánimos de tal vez, y solo si lo permitía ir a verlo.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Arondir era un elfo encantador. Jamás se había detenido a hablar con alguno hasta ahora que todo había sido obra de una casualidad o quizás hasta el propio destino. Realmente ella reconocía que le estaba produciendo más cosas que su propio prometido, del cual no estaba enamorada y solo estaba con él porque era parte de su deber, ya se podía considerar una mujer mayor, que debía estar desposada y con hijos a los cuales cuidar, ese era su destino no había otro y este, era uno de los momentos más calidos y reconfortantes que había tenido desde hace mucho tiempo.
Le nacía sonreír, aunque podía notar que Arondir era un elfo muy serio. Le gustaba el tono de su voz, y como hablaba con tanta valentía ante su cargo de guardia que tenía que servir y proteger. No obstante, no fue eso que caló tan hondo en ella sino que fueron las palabras que le dijo sobre su sonrisa, el calor invadió sus mejillas y aunque ella no se veía, estaba segura que estaba muy sonrojada. Miró hacia el suelo, es que fue inevitable no sentir vergüenza aunque una agradable porque el elogio la había dejado realmente conmovida. — Es usted quién me halaga con las palabras que acaba de decir sobre mi sonrisa. — Siseó entrecortada, es que ni siquiera podía articular las palabras, hasta deseó abrazarlo y besar su mejilla por lo contenta que había quedado pero no debía, los del pueblo jamás estarían de acuerdo que se acercara a un elfo, gente tacaña, cuando eran ellos quienes lo estaban protegiendo todo el tiempo, pero claro, eran diferentes razas.
Sin más, sabía que no podía quedarse mucho porque su abuelo seguía enfermo y ya estaba demorando, además que quedarse con Arondir no era muy conveniente que digamos aunque ella sí quería quedarse. — Yo tampoco pretendo quitarle mucho tiempo, sé que tiene que cumplir con su deber. — Murmuró avanzando hacia el límite del bosque solo por excusa aunque siempre sería bueno encontrar hierbas que pudieran disminuir el dolor de su abuelo que yacía enfermo en una enfermedad desconocida para ella, pero si podía notar que perjudicaba su pecho, tenía fiebre y se ahogaba.
Analizando cada planta y hierba que ya conocía de memoria, solo sacó unas matas para volver la mirada hacia él. — Ha sido muy gentil que quiera acompañarme. — Siseó con suavidad recordando su linda sonrisa porque también le había sonreído siendo que era muy serio. — Oh.. en realidad debe ser una enfermedad del pecho, fue un hombre muy trabajador toda su vida y de la nada cayó en cama, tiene fiebre, y en ocasiones se ahoga. Me asusta cuando llegué el frío…— Expresó. La chica no estaba muy consciente de sus habilidades aunque estaba segura haber escuchado alguna vez que los elfos tenían ese don de curación, sin embargo, no era nadie para decirle y suplicarle ayuda.
—Volveré a mi hogar, fue muy grato conocerlo. Yo… siempre… ando cerca del pozo o buscando hierbas… si otro día quiere conversar. — ¿Por qué lo dijo? Fue bastante atrevida a decir verdad, y ella no solía ser todo el tiempo así, pero sus ganas de querer verlo nuevamente la traicionaron, no era lo correcto y aún así no le importo, solo que si no lo decía quizás un nuevo encuentro no iba a volver ocurrir.
Le nacía sonreír, aunque podía notar que Arondir era un elfo muy serio. Le gustaba el tono de su voz, y como hablaba con tanta valentía ante su cargo de guardia que tenía que servir y proteger. No obstante, no fue eso que caló tan hondo en ella sino que fueron las palabras que le dijo sobre su sonrisa, el calor invadió sus mejillas y aunque ella no se veía, estaba segura que estaba muy sonrojada. Miró hacia el suelo, es que fue inevitable no sentir vergüenza aunque una agradable porque el elogio la había dejado realmente conmovida. — Es usted quién me halaga con las palabras que acaba de decir sobre mi sonrisa. — Siseó entrecortada, es que ni siquiera podía articular las palabras, hasta deseó abrazarlo y besar su mejilla por lo contenta que había quedado pero no debía, los del pueblo jamás estarían de acuerdo que se acercara a un elfo, gente tacaña, cuando eran ellos quienes lo estaban protegiendo todo el tiempo, pero claro, eran diferentes razas.
Sin más, sabía que no podía quedarse mucho porque su abuelo seguía enfermo y ya estaba demorando, además que quedarse con Arondir no era muy conveniente que digamos aunque ella sí quería quedarse. — Yo tampoco pretendo quitarle mucho tiempo, sé que tiene que cumplir con su deber. — Murmuró avanzando hacia el límite del bosque solo por excusa aunque siempre sería bueno encontrar hierbas que pudieran disminuir el dolor de su abuelo que yacía enfermo en una enfermedad desconocida para ella, pero si podía notar que perjudicaba su pecho, tenía fiebre y se ahogaba.
Analizando cada planta y hierba que ya conocía de memoria, solo sacó unas matas para volver la mirada hacia él. — Ha sido muy gentil que quiera acompañarme. — Siseó con suavidad recordando su linda sonrisa porque también le había sonreído siendo que era muy serio. — Oh.. en realidad debe ser una enfermedad del pecho, fue un hombre muy trabajador toda su vida y de la nada cayó en cama, tiene fiebre, y en ocasiones se ahoga. Me asusta cuando llegué el frío…— Expresó. La chica no estaba muy consciente de sus habilidades aunque estaba segura haber escuchado alguna vez que los elfos tenían ese don de curación, sin embargo, no era nadie para decirle y suplicarle ayuda.
—Volveré a mi hogar, fue muy grato conocerlo. Yo… siempre… ando cerca del pozo o buscando hierbas… si otro día quiere conversar. — ¿Por qué lo dijo? Fue bastante atrevida a decir verdad, y ella no solía ser todo el tiempo así, pero sus ganas de querer verlo nuevamente la traicionaron, no era lo correcto y aún así no le importo, solo que si no lo decía quizás un nuevo encuentro no iba a volver ocurrir.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Para Arondir este encuentro había sido uno grato. A veces no lograba comprender por qué la necesidad en mantener a las razas separadas, sentía que era esa segregación la que en ocasiones producía molestia en los demás hacia los elfos. Pues bien, era cierto que solían ser muy orgullosos, serio y seguros de ellos mismos. Incluso los que eran como él que solo eran un simple guardia a diferencia de los grandes y poderosos nobles de su raza. Si buscaran más la unión, quizás los hombres los verían de otra manera. Pero solo era un quizás, porque tampoco era toda la culpa de ellos. La raza del hombre no lograba ver cuando a pesar del pensamiento que tuvieran de ellos, solo buscaban preservar sus vidas, que estuvieran seguros y la mayoría no lo veía.
Por suerte había esperanza mientras hubiera quienes tuvieran un pensar distinto, como era el caso de Bronwyn. Quien además había logrado cautivarlo con su sencillez, y con la hermosura de una flor silvestre. Por eso no se había inmutado en asegurarle lo hermosa y agradable que era su sonrisa. Sintió algo al verla sonrojada y volviendo a sonreír, no sabía que era nunca lo había sentido, pero era una sensación agradable.
— Comprendo perfectamente, no se preocupe. Al contrario, no me canso de agradecerle las atenciones. — afirmo el moreno. Sabía que debía de regresar en un rato a su puesto, pero no le importaba acompañarla por más hierbas. — Es lo menos que puedo hacer después de su gesto. — aseguro el elfo. — Oh, sí, he visto casos como esos. Por lo general, esos problemas para respirar y ahogamiento se deben a que el pecho está lleno de impurezas. — comento, no era un sanador, no se dedicaba a eso, pero como todo elfo tenía ese don de sanar.
— Por supuesto, ha sido un placer. Ya ahora, si no le tomo más tiempo, que sé que le están esperando. No quiero retrasarla más. — aseguro mientras se despedía de la mujer. — Bueno, yo siempre doy mis rondas por el pueblo… así que posiblemente en algún momento vuelva a tener sed. — confeso dando a entender que una vez más sería la excusa para acercarse, hablar con ella.
— Bronwyn… — dijo antes de marcharse. — Si alguna vez la situación con su abuelo se complica y necesita ayuda, puede dejarme saber. Nosotros estamos aquí para protegerlos. Y muchas de estas enfermedades son producto del deterioro del medio ambiente por culpa de la maldad que nos comienza a asechar. — finalizo. Regalándole una última sonrisa sin darse cuenta. Su ayuda era sincera, sabía que los humanos eran mortales, pero no era justo dejarlos morir en sufrimiento. Mientras pudiera darle esperanzas de vida, lo había. Además, también era una excusa adicional para verla. Aunque en ese momento ni el mismo se daba cuenta de que era así. Estaba enajenado de lo que comenzaba a crecer en su corazón.
Por suerte había esperanza mientras hubiera quienes tuvieran un pensar distinto, como era el caso de Bronwyn. Quien además había logrado cautivarlo con su sencillez, y con la hermosura de una flor silvestre. Por eso no se había inmutado en asegurarle lo hermosa y agradable que era su sonrisa. Sintió algo al verla sonrojada y volviendo a sonreír, no sabía que era nunca lo había sentido, pero era una sensación agradable.
— Comprendo perfectamente, no se preocupe. Al contrario, no me canso de agradecerle las atenciones. — afirmo el moreno. Sabía que debía de regresar en un rato a su puesto, pero no le importaba acompañarla por más hierbas. — Es lo menos que puedo hacer después de su gesto. — aseguro el elfo. — Oh, sí, he visto casos como esos. Por lo general, esos problemas para respirar y ahogamiento se deben a que el pecho está lleno de impurezas. — comento, no era un sanador, no se dedicaba a eso, pero como todo elfo tenía ese don de sanar.
— Por supuesto, ha sido un placer. Ya ahora, si no le tomo más tiempo, que sé que le están esperando. No quiero retrasarla más. — aseguro mientras se despedía de la mujer. — Bueno, yo siempre doy mis rondas por el pueblo… así que posiblemente en algún momento vuelva a tener sed. — confeso dando a entender que una vez más sería la excusa para acercarse, hablar con ella.
— Bronwyn… — dijo antes de marcharse. — Si alguna vez la situación con su abuelo se complica y necesita ayuda, puede dejarme saber. Nosotros estamos aquí para protegerlos. Y muchas de estas enfermedades son producto del deterioro del medio ambiente por culpa de la maldad que nos comienza a asechar. — finalizo. Regalándole una última sonrisa sin darse cuenta. Su ayuda era sincera, sabía que los humanos eran mortales, pero no era justo dejarlos morir en sufrimiento. Mientras pudiera darle esperanzas de vida, lo había. Además, también era una excusa adicional para verla. Aunque en ese momento ni el mismo se daba cuenta de que era así. Estaba enajenado de lo que comenzaba a crecer en su corazón.
Fin del capitulo
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
Habían pasado unos días después de aquel encuentro con aquel elfo que había llamado mucho su atención porque era increíblemente atractivo y tenía un carácter afable, muy distinto a lo que ella imagino porque de los elfos no se hablaba bien, eran de otra raza y por lo tanto estaba "bien" en los distintos territorios que tomarán caminos separados, aquella alianza de cuidar el sector de Tirharad estaba bien pero no solían mezclarse. Sin embargo, ella quería volver a encontrarlo de nuevo y tener una nueva charla. Imaginaba que tenía trabajo porque no lo había vuelto a ver en el pozo.
Era dificil olvidar aquel encuentro aunque trataba de no hacerlo seguido que los del pueblo podrían sospechar su extraño interés, más que estaba mal visto porque ella tenía prometido que aún no volvía pues era viajero y navegaba por los diferentes mares o tierras, nunca entendió bien porque nunca salía de ahí.
El gran problema es que su abuelo estaba muy mal aquella dificultad respiratoria cada día estaba peor y lo que ocupaba en un día lo había ocupado en unas horas por lo tanto, fuera como fuera tenía que salir al bosque por muy peligroso que fuera ya que solo iría al límite como siempre así que optaba por eso que ver a su abuelo grave. Suspiró. Dejo a cargo a su abuelo con una señora y se puso en marcha diciendo que iba por comida cuando la realidad es que iba a ir al bosque ya que no era permitido ni siquiera por los ciudadanos ni por los elfos, y bueno prefería un regaño que ver a su abuelo mal si es que eran encontrados.
No podía negar que igual sentía miedo estaba amaneciendo, no se podía quedar así. Todo iba bien, la verdad es que llegó al límite de aquel frondoso bosque hasta que se percató que las plantas medicinales no se encontraban como su hubieran sido arrancadas a proposito, tuvo que reprimir el grito de su desdicha porque no le quedaba alternativa de adentrarse un poco más, siempre dejando algo para volver después entre los troncos y las rocas, no quería perderse después, lo peor de todo es que no podía ir apurada porque tenía que encontrar la plantas efectivas, el bosque cada vez que se adentraba se volvía más oscuro solo que de repente vio un rayo de luz y de repente hizo que observara varias de las plantas que necesitaba por lo cual sintió esperanza.
Estaba a punto de tomar unas pocas cuando de la nada se vio jalada con brutalidad a otro sector. No entendió del todo su idioma pero con la fuerza que fue jalada fue molesto y al darse cuenta de quién era el responsable, quiso gritar y no pudo, porque le tapo la boca justo a tiempo. Se trataba de un orco y sabía que perfectamente podía ser devorada, todo el miedo se fue acumulando por todo su cuerpo.
Bronwyn sabía que estaba perdida.
Era dificil olvidar aquel encuentro aunque trataba de no hacerlo seguido que los del pueblo podrían sospechar su extraño interés, más que estaba mal visto porque ella tenía prometido que aún no volvía pues era viajero y navegaba por los diferentes mares o tierras, nunca entendió bien porque nunca salía de ahí.
El gran problema es que su abuelo estaba muy mal aquella dificultad respiratoria cada día estaba peor y lo que ocupaba en un día lo había ocupado en unas horas por lo tanto, fuera como fuera tenía que salir al bosque por muy peligroso que fuera ya que solo iría al límite como siempre así que optaba por eso que ver a su abuelo grave. Suspiró. Dejo a cargo a su abuelo con una señora y se puso en marcha diciendo que iba por comida cuando la realidad es que iba a ir al bosque ya que no era permitido ni siquiera por los ciudadanos ni por los elfos, y bueno prefería un regaño que ver a su abuelo mal si es que eran encontrados.
No podía negar que igual sentía miedo estaba amaneciendo, no se podía quedar así. Todo iba bien, la verdad es que llegó al límite de aquel frondoso bosque hasta que se percató que las plantas medicinales no se encontraban como su hubieran sido arrancadas a proposito, tuvo que reprimir el grito de su desdicha porque no le quedaba alternativa de adentrarse un poco más, siempre dejando algo para volver después entre los troncos y las rocas, no quería perderse después, lo peor de todo es que no podía ir apurada porque tenía que encontrar la plantas efectivas, el bosque cada vez que se adentraba se volvía más oscuro solo que de repente vio un rayo de luz y de repente hizo que observara varias de las plantas que necesitaba por lo cual sintió esperanza.
Estaba a punto de tomar unas pocas cuando de la nada se vio jalada con brutalidad a otro sector. No entendió del todo su idioma pero con la fuerza que fue jalada fue molesto y al darse cuenta de quién era el responsable, quiso gritar y no pudo, porque le tapo la boca justo a tiempo. Se trataba de un orco y sabía que perfectamente podía ser devorada, todo el miedo se fue acumulando por todo su cuerpo.
Bronwyn sabía que estaba perdida.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
Para los elfos el sobre pensar en algo no era muy común, debía de ser un motivo, bastante importante y hasta intrigante para ellos para que eso pasara. Sin embargo, justo eso era lo que pasaba con el moreno. Todo ocurrió desde aquel encuentro en el poso. Vaya que aquel momento marcaba un antes y un después para él. Nunca antes había sentido una conexión con alguien y, sin embargo, con Bronwyn lo había sentido. Le trasmitía cierta calidez, paz con su sonrisa. Solo que había tratado de no darle tanto color al asunto. Nunca se había visto bien que los pueblos tan diferentes se mezclaran, mucho menos que surgiera algún tipo de afecto entre gente de diferentes especies.
Aquel encuentro lo había mantenido para él y solo para él. Como un momento que sin duda era especial, aun cuando no quisiera profundizar en ello por temor hacer algo que no tuviera marcha atrás. Sabía que podía confiar en su amigo, pero igual también sabía que notaria que su interés por la mujer en realidad era algo más allá de la sola curiosidad o amabilidad hacia los humanos. No necesitaba un sermón de su parte de lo que debía o no debía de hacer con su vida. Aun cuando lo que le dijera lo hiciera por su propio bien emocional. Pues ella era una mortal, mientras que él no.
Arondir no había tenido oportunidad de volver al pueblo y tal vez había sido mejor así porque no estaba seguro de si podía resistir la tentación de irse a encontrarse con la mujer aquel poso. Igual dijera lo que dijera, se frenara lo que se frenara, no la había dejado de pensar. Por lo que su imagen sonriente permanecía latente en sus pensamientos.
Hoy le tocaba patrullar el bosque. Había rumores que un nuevo grupo de orcos habían sido vistos. No podía dejar que lograran salir de aquel bosque y se acercaran a la aldea. Eso sería terrible porque aunque sabían que podían detenerlos, si llegaban a la aldea podrían ocurrir alguna calamidad antes de que pudieran intervenir. Sigiloso había seguido a uno de ellos. Aquella criatura no tenían idea de que los estaba observando porque el elfo tenía mucho cuidado en sus movimientos. Descubrió que tenían un campamento en medio del bosque, y por ahora parecía solo haber un par de ellos. Bueno, no, no solo eran ellos… tal parecía que habían capturado alguien. Arondir sintió un vuelco el pecho cuando noto quien era su rehén… Bronwyn.
Frunció el ceño molesto, pero aun así no perdió la calma. Podía sacarla de allí, debía sacarla de allí. Por lo que se mantuvo en silencio y prefirió darle uso al factor sorpresa. Así que agarro una de sus dagas y la lanzo contra el orco que estaba más cercano a Bronwyn porque si lo hacía al otro, tal vez el que estaba cerca de ella le daría tiempo a intentar hacerle daño. El elfo pensaba en todo.
Aquel encuentro lo había mantenido para él y solo para él. Como un momento que sin duda era especial, aun cuando no quisiera profundizar en ello por temor hacer algo que no tuviera marcha atrás. Sabía que podía confiar en su amigo, pero igual también sabía que notaria que su interés por la mujer en realidad era algo más allá de la sola curiosidad o amabilidad hacia los humanos. No necesitaba un sermón de su parte de lo que debía o no debía de hacer con su vida. Aun cuando lo que le dijera lo hiciera por su propio bien emocional. Pues ella era una mortal, mientras que él no.
Arondir no había tenido oportunidad de volver al pueblo y tal vez había sido mejor así porque no estaba seguro de si podía resistir la tentación de irse a encontrarse con la mujer aquel poso. Igual dijera lo que dijera, se frenara lo que se frenara, no la había dejado de pensar. Por lo que su imagen sonriente permanecía latente en sus pensamientos.
Hoy le tocaba patrullar el bosque. Había rumores que un nuevo grupo de orcos habían sido vistos. No podía dejar que lograran salir de aquel bosque y se acercaran a la aldea. Eso sería terrible porque aunque sabían que podían detenerlos, si llegaban a la aldea podrían ocurrir alguna calamidad antes de que pudieran intervenir. Sigiloso había seguido a uno de ellos. Aquella criatura no tenían idea de que los estaba observando porque el elfo tenía mucho cuidado en sus movimientos. Descubrió que tenían un campamento en medio del bosque, y por ahora parecía solo haber un par de ellos. Bueno, no, no solo eran ellos… tal parecía que habían capturado alguien. Arondir sintió un vuelco el pecho cuando noto quien era su rehén… Bronwyn.
Frunció el ceño molesto, pero aun así no perdió la calma. Podía sacarla de allí, debía sacarla de allí. Por lo que se mantuvo en silencio y prefirió darle uso al factor sorpresa. Así que agarro una de sus dagas y la lanzo contra el orco que estaba más cercano a Bronwyn porque si lo hacía al otro, tal vez el que estaba cerca de ella le daría tiempo a intentar hacerle daño. El elfo pensaba en todo.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
En su vida solo había visto orcos muertos y nada más que eran capturados y asesinados por los humanos si es que contaban con aquella suerte de sobrevivir frente a ellos, solo que nunca se había cruzado con uno vivo, y podía decir que era repugnante, el olor que emanaba era asqueroso y la forma que se dirigía a ella no le gustaba para nada, más que la tenía bien sostenida para gritar o tratar de escapar. No podía negar que estaba muerta de miedo ya que sabía que esto sería su fin, y no podía pensar solo en ella sino que en su abuelo que estaba grave en su casa y eso hizo que las lágrimas brotaran de sus ojos castaños.
El orco o trasgo como solían llamarlo también la llevo a donde se escondía y que era mucho más oscuro por las espesas hojas de los frondosos árboles apenas había luz y tenía miedo porque se la iban a devorar, porque cuando llegaron se dio cuenta que no tan solo era uno. La angustia se comenzó acumular en su pecho, la amarraron no sabía que hacer y sinceramente sabía que de esto no salía. Ni siquiera supo cuanto tiempo paso cuando de pronto algo atacó al orco que estaba más cerca de ella y cayó en seco al suelo.
Pudo lograr soltar el grito que tenía contenido en su garganta y al percatarse de quién se trataba, fue como si su alma hubiera llegado a su cuerpo. — Arondir — susurró. Es que jamás olvidaría su nombre cuando había notado que tenían un vínculo y una química desde que se habían conocido y estaba ahí para salvarla. — Disculpa por venir aquí sola... es que mi abuelo esta muy grave y... —trato de excusarse porque era probable que la regañara por venir al bosque sola y adentrarse a los sectores, porque lo cierto es que tan solo debía estar en los límites.
El otro orco al ver a su compañero en el suelo se lanzó contra su querido elfo y lo golpeó. — ¡Dejalo en paz! — Ella gritó como estaba amarrada no podía hacer mucho más que hablar quería ayudar es que no podía dejar esto así, no era nada temeraria ni valiente, la realidad es que el miedo aún la consumía y mucho más que Arondir estuviera ahí donde podía recibir un daño fuerte. Como no lo conocía del todo y solo habían hablado una vez, no tenía idea cómo se manejaba y lo fuerte que era.
Seguro que hasta era inteligente y astuto que sabría luchar con esas criaturas tan malvadas y de las cuales ya sentía miedo. Ahora entendía porque y la razón que los elfos guardianes no dejaban que entrarán al bosque, se daba cuenta que eran criaturas que solían ser muy peligrosas y comían carne humana, por supuesto que estaba vulnerable.
Ahora lo único que quería era salir de ahí.
El orco o trasgo como solían llamarlo también la llevo a donde se escondía y que era mucho más oscuro por las espesas hojas de los frondosos árboles apenas había luz y tenía miedo porque se la iban a devorar, porque cuando llegaron se dio cuenta que no tan solo era uno. La angustia se comenzó acumular en su pecho, la amarraron no sabía que hacer y sinceramente sabía que de esto no salía. Ni siquiera supo cuanto tiempo paso cuando de pronto algo atacó al orco que estaba más cerca de ella y cayó en seco al suelo.
Pudo lograr soltar el grito que tenía contenido en su garganta y al percatarse de quién se trataba, fue como si su alma hubiera llegado a su cuerpo. — Arondir — susurró. Es que jamás olvidaría su nombre cuando había notado que tenían un vínculo y una química desde que se habían conocido y estaba ahí para salvarla. — Disculpa por venir aquí sola... es que mi abuelo esta muy grave y... —trato de excusarse porque era probable que la regañara por venir al bosque sola y adentrarse a los sectores, porque lo cierto es que tan solo debía estar en los límites.
El otro orco al ver a su compañero en el suelo se lanzó contra su querido elfo y lo golpeó. — ¡Dejalo en paz! — Ella gritó como estaba amarrada no podía hacer mucho más que hablar quería ayudar es que no podía dejar esto así, no era nada temeraria ni valiente, la realidad es que el miedo aún la consumía y mucho más que Arondir estuviera ahí donde podía recibir un daño fuerte. Como no lo conocía del todo y solo habían hablado una vez, no tenía idea cómo se manejaba y lo fuerte que era.
Seguro que hasta era inteligente y astuto que sabría luchar con esas criaturas tan malvadas y de las cuales ya sentía miedo. Ahora entendía porque y la razón que los elfos guardianes no dejaban que entrarán al bosque, se daba cuenta que eran criaturas que solían ser muy peligrosas y comían carne humana, por supuesto que estaba vulnerable.
Ahora lo único que quería era salir de ahí.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
Los orcos eran las criaturas más desagradables y repugnantes sobre toda la Tierra Media. Pero no era solo eso, también eran peligrosos, sin sentimientos. No les importaba absolutamente nada. Eran criaturas que no tenían nada que perder, así que estaban dispuestas a matar a sangre fría sin remordimiento alguno. Hasta con ellos mismos podían llegar a pelearse. Ese era el nivel de maldad que corría por sus venas que ni siquiera distinguían amigos de enemigos.
El solo hecho que estuvieran cerca de la aldea no era nada bueno. Algo traían entre manos, mínimo iban de paso y se asentaron cerca para llevarse algunas víctimas. Porque bien era cierto que siempre podrían encontrar alguien merodeando por los bosques, ya fuera algún chiquillo desobediente, algún guardia que no estuviera muy alerta o alguien que se hubiera visto forzado a entrar. Fuera cual fuera el motivo para cruzar aquel lugar, los orcos parecían sacarle provecho. Lo peor es que no sé sabía qué destino sería peor. Que dejaran a sus rehenes para cena o que los llevaran consigo como esclavos. Ambos destinos eran terribles.
Arondir no los dejaría vagando por el bosque libremente sabiendo el peligro que representaban. Así que fue a enfrentarlos. Más en el camino descubrió que tenían a Bronwyn, y fue ahí cuando el elfo se lo tomo más personal. ¿De todas las personas en la Tierra Media porque debieron capturarla a ella? Ella que había sido la mujer que le había robado el sueño, que aunque no lo admitía por lo que todo implicaba, no podía sacarla de su mente.
Había sido muy mala decisión de su parte el haber entrado aquel lugar sola. Pero ahora no necesitaba explicaciones, solo necesitaba sacarla de allí. — Esta bien. Luego me explica por qué entro aquí. — dijo manteniendo el semblante serio en el rostro. No era enojo, era preocupación lo que expresaban sus ojos. Pues había una lista muy larga de las cosas malas que un orco podría haberle hecho a la chica.
No le sorprendió lo que siguió, el que estaba más cerca de él se le había tirado encima logrando colarle un golpe. Arondir rodó por el suelo con el orco mientras escuchaba de fondo los gritos en vano de Bronwyn porque evidentemente aquella criatura no iba a desistir. El elfo logró desenfundar la otra daga que traía sobre él y se la clavo en el hombro al orco. No había logrado dar en el corazón, pero sí que había logrado herirlo y quitárselo de encima luego de aplicarle una patada en el estómago. Cuando logro estar libre de su agarre y viendo que se retorcía en el suelo, saco la misma daga y termino por ahora sí, clavarla en su corazón.
Arondir se apresuró acercarse a la mujer para comenzar a desatarla. — Hay más, por lo general, un campamento de estos hay al menos unos seis orcos. Deben de estar explorando y no tardarán en regresar. — aseguro. — Es mejor que estemos lejos antes de que eso ocurra. — Añadir. El elfo hizo un silbido que solo entre ellos entendían lo que significaba. Era para avisar a los demás guardias que estuvieran en el área que había orcos merodeando en el bosque. — Vamos. — dijo extendiéndole la mano para ayudarla a ponerse en pie.
El solo hecho que estuvieran cerca de la aldea no era nada bueno. Algo traían entre manos, mínimo iban de paso y se asentaron cerca para llevarse algunas víctimas. Porque bien era cierto que siempre podrían encontrar alguien merodeando por los bosques, ya fuera algún chiquillo desobediente, algún guardia que no estuviera muy alerta o alguien que se hubiera visto forzado a entrar. Fuera cual fuera el motivo para cruzar aquel lugar, los orcos parecían sacarle provecho. Lo peor es que no sé sabía qué destino sería peor. Que dejaran a sus rehenes para cena o que los llevaran consigo como esclavos. Ambos destinos eran terribles.
Arondir no los dejaría vagando por el bosque libremente sabiendo el peligro que representaban. Así que fue a enfrentarlos. Más en el camino descubrió que tenían a Bronwyn, y fue ahí cuando el elfo se lo tomo más personal. ¿De todas las personas en la Tierra Media porque debieron capturarla a ella? Ella que había sido la mujer que le había robado el sueño, que aunque no lo admitía por lo que todo implicaba, no podía sacarla de su mente.
Había sido muy mala decisión de su parte el haber entrado aquel lugar sola. Pero ahora no necesitaba explicaciones, solo necesitaba sacarla de allí. — Esta bien. Luego me explica por qué entro aquí. — dijo manteniendo el semblante serio en el rostro. No era enojo, era preocupación lo que expresaban sus ojos. Pues había una lista muy larga de las cosas malas que un orco podría haberle hecho a la chica.
No le sorprendió lo que siguió, el que estaba más cerca de él se le había tirado encima logrando colarle un golpe. Arondir rodó por el suelo con el orco mientras escuchaba de fondo los gritos en vano de Bronwyn porque evidentemente aquella criatura no iba a desistir. El elfo logró desenfundar la otra daga que traía sobre él y se la clavo en el hombro al orco. No había logrado dar en el corazón, pero sí que había logrado herirlo y quitárselo de encima luego de aplicarle una patada en el estómago. Cuando logro estar libre de su agarre y viendo que se retorcía en el suelo, saco la misma daga y termino por ahora sí, clavarla en su corazón.
Arondir se apresuró acercarse a la mujer para comenzar a desatarla. — Hay más, por lo general, un campamento de estos hay al menos unos seis orcos. Deben de estar explorando y no tardarán en regresar. — aseguro. — Es mejor que estemos lejos antes de que eso ocurra. — Añadir. El elfo hizo un silbido que solo entre ellos entendían lo que significaba. Era para avisar a los demás guardias que estuvieran en el área que había orcos merodeando en el bosque. — Vamos. — dijo extendiéndole la mano para ayudarla a ponerse en pie.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
La joven tenía sentimientos encontrados en cierta manera por haber entrado al bosque. Sabía que no debía pero tampoco podía dejar a su abuelo a su suerte así que si iba a tener riesgo lo hacía con orgullo. El problema es que nunca pensé que vería por primera vez a orcos, había escuchado muchas historias de ellos e incluso había visto algunos muertos pero jamás alguno vivo en ese sentido y si que eran asquerosos y repugnantes, se notaba que eran malvados y que no tenían piedad alguna hacía ningún humano. Suspiró porque estaba atrapada y no podía escapar supuestamente de su destino ahora mismo se arrepentía porque había salido todo mal por doble y no podría volver a socorrer a su abuelo.
Estaba aterrada y no había escapatoria. Solo que si hubo un rayo de luz y era aquel elfo que tanto pensaba en los últimos días y como si fuera obra del destino - sabía que más bien era una casualidad ya que era su deber- la venía a salvar. Sin embargo, quería creer en su mente que en definitiva era su salvador y la venía a salvar a ella. Se sintió mucho más atraída y aquello era indebido porque ella estaba comprometida.
Tenía que darle todas las explicaciones pertinentes. Lo peor de todo es que los orcos actuaban simplemente y no les importó hacerle daño al elfo a pesar de su gran valía y fiereza. No le importó para nada tampoco de sus gritos, uno la golpeó también pero pudo moverse y el daño no fue para quedar inconsciente hasta que los acabo.
La mujer tenía la respiración entrecortada y sentía mucho miedo en su interior hasta que se vio liberada. Jamás había visto luchar a alguien y era impresionante le hubiera gustado hacerlo también pero era una chica. Ahora se sentía incluso miserable. — Me ha salvado — dijo con sus ojos recubiertos en lágrimas y con esas ganas de abrazarlo solo para sentir ese reconforte pero lo haría con su abuelo es que no sentía la confianza y él se podría espantar. — Muchas gracias, de verdad... sé que no debí pero mi abuelo...— volvió a repetir porque era una hecho que tenía que volver y hacer la medicina. — Tuve que hacerlo — tomó su mano para largarse de ahí si habían campamentos y era peligroso quedarse.
Por un momento si recorrieron gran parte del bosque cuando se escucharon unas pisadas y el orco al verlos comenzó a seguirlos, sin más solo tuvieron que correr hasta llegar al pueblo donde se atrevería a pasar porque seguro ya había más luz del sol. La chica dio todo lo de sí para correr más rápido porque de verdad su vida dependía de ello.
Estaba aterrada y no había escapatoria. Solo que si hubo un rayo de luz y era aquel elfo que tanto pensaba en los últimos días y como si fuera obra del destino - sabía que más bien era una casualidad ya que era su deber- la venía a salvar. Sin embargo, quería creer en su mente que en definitiva era su salvador y la venía a salvar a ella. Se sintió mucho más atraída y aquello era indebido porque ella estaba comprometida.
Tenía que darle todas las explicaciones pertinentes. Lo peor de todo es que los orcos actuaban simplemente y no les importó hacerle daño al elfo a pesar de su gran valía y fiereza. No le importó para nada tampoco de sus gritos, uno la golpeó también pero pudo moverse y el daño no fue para quedar inconsciente hasta que los acabo.
La mujer tenía la respiración entrecortada y sentía mucho miedo en su interior hasta que se vio liberada. Jamás había visto luchar a alguien y era impresionante le hubiera gustado hacerlo también pero era una chica. Ahora se sentía incluso miserable. — Me ha salvado — dijo con sus ojos recubiertos en lágrimas y con esas ganas de abrazarlo solo para sentir ese reconforte pero lo haría con su abuelo es que no sentía la confianza y él se podría espantar. — Muchas gracias, de verdad... sé que no debí pero mi abuelo...— volvió a repetir porque era una hecho que tenía que volver y hacer la medicina. — Tuve que hacerlo — tomó su mano para largarse de ahí si habían campamentos y era peligroso quedarse.
Por un momento si recorrieron gran parte del bosque cuando se escucharon unas pisadas y el orco al verlos comenzó a seguirlos, sin más solo tuvieron que correr hasta llegar al pueblo donde se atrevería a pasar porque seguro ya había más luz del sol. La chica dio todo lo de sí para correr más rápido porque de verdad su vida dependía de ello.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
El elfo agradecía haber podido estar en el área justo en el momento que la joven había decidió adentrarse aquel bosque. No quería ni imaginar lo que hubiera ocurrido si hubiera llegado más tarde, o peor aún, si no hubiera estado allí. Los orcos no tenían escrúpulos, ni sentimientos. Eran capaces de cualquier barbaridad imaginable, e incluso las que no se pueden imaginar. Arondir sentía una necesidad que no se podía explicar, ni a él mismo, de protegerla.
Aquel bosque era peligroso incluso para aquellos que estaban entrenados para defenderse como lo era el elfo. Pues no se trataba solo de los orcos que iban y venían, por lo que no necesariamente correrías con la mala suerte de topártelos como le paso a Bronwyn. Pero también había otras criaturas, como arañas gigantes, huangos, y cualquier otro tipo de sabandija que rondaba la Tierra Media. Por eso no había podido evitar regañarla, le pudo haber pasado algo malo. De solo pensarlo le dio una extraña sensación de angustia.
Afortunadamente, hasta el momento las cosas no había logrado a escalar más allá. Aunque no se confiaba de que ya estuviera segura. No, no lo estaría hasta que no lograra sacarla de aquel bosque y viera que llegara a su hogar. Solo entonces estatuaria tranquilo. Es que no se confiaba en aquellas criaturas, fácil podría quedar alguna aun merodeando por allí buscando como meterles la puñalada por la espalda. Así que no se quedaría averiguar donde se había metido, al menos no con Browyn junto a él. Pues de seguro, cuando la dejara en su casa, volvería al bosque a terminar de liquidar la rata que faltaba.
Noto el rostro de miedo, tristeza en la chica que se veía reflejado en sus ojos llorosos. — Aún no, cuando la deje en su hogar. Lejos de este lugar, entonces la abre salvado. Necesito sacarla de aquí cuanto antes. — aseguro el moreno. El elfo no estaba acostumbrado a las muestras de afecto, pero con ella se sentía tan vulnerable a querer mostrar un lado más sensible. En especial al darse cuenta la razón por lo que lo había hecho. Estaba desesperada. — Tranquila, es comprensible. Pero no lo vuelva hacer, por favor. — Pidió a la joven. Contenía sus ganas de abrazarla porque no estaba bien. Pero aun así termino por deslizar uno de sus dedos por sus mejillas secando sus lágrimas. No dijo nada ante aquel acto de afecto, solo dirigió su mirada en la dirección donde creía que estaba la salida. — Por aquí. — anuncio.
Cuando menos lo esperaron parecía que los orcos faltantes los habían divisado. — Adelántese, corra como rápido pueda. Esta escoria no se puede quedar aquí. — anuncio el elfo deteniéndose para volverse en dirección de los orcos. — Intentaré ayudarle con su abuelo. Así que por favor espéreme… pero lejos del bosque. — Pidió el chico sacando nuevamente su armaba. Con su arco logro matar de un flechazo, algunos con bastante agilidad. Pero el último sí le había dado candela, pues lo había agarrado a traición por la espalda. Arondir había terminado con algunas cortaduras y moraduras, pero fue una cortada en el costado, posiblemente la más significativa. Sin embargo, el orco aun así no llego a salir vivo.
Tan pronto pudo salió al encuentro de Bronwyn. — ¿Está bien? ¿Dónde vive? — pregunto preocupado más por el abuelo que por él mismo. Para él eso era solo gajes del oficio.
Aquel bosque era peligroso incluso para aquellos que estaban entrenados para defenderse como lo era el elfo. Pues no se trataba solo de los orcos que iban y venían, por lo que no necesariamente correrías con la mala suerte de topártelos como le paso a Bronwyn. Pero también había otras criaturas, como arañas gigantes, huangos, y cualquier otro tipo de sabandija que rondaba la Tierra Media. Por eso no había podido evitar regañarla, le pudo haber pasado algo malo. De solo pensarlo le dio una extraña sensación de angustia.
Afortunadamente, hasta el momento las cosas no había logrado a escalar más allá. Aunque no se confiaba de que ya estuviera segura. No, no lo estaría hasta que no lograra sacarla de aquel bosque y viera que llegara a su hogar. Solo entonces estatuaria tranquilo. Es que no se confiaba en aquellas criaturas, fácil podría quedar alguna aun merodeando por allí buscando como meterles la puñalada por la espalda. Así que no se quedaría averiguar donde se había metido, al menos no con Browyn junto a él. Pues de seguro, cuando la dejara en su casa, volvería al bosque a terminar de liquidar la rata que faltaba.
Noto el rostro de miedo, tristeza en la chica que se veía reflejado en sus ojos llorosos. — Aún no, cuando la deje en su hogar. Lejos de este lugar, entonces la abre salvado. Necesito sacarla de aquí cuanto antes. — aseguro el moreno. El elfo no estaba acostumbrado a las muestras de afecto, pero con ella se sentía tan vulnerable a querer mostrar un lado más sensible. En especial al darse cuenta la razón por lo que lo había hecho. Estaba desesperada. — Tranquila, es comprensible. Pero no lo vuelva hacer, por favor. — Pidió a la joven. Contenía sus ganas de abrazarla porque no estaba bien. Pero aun así termino por deslizar uno de sus dedos por sus mejillas secando sus lágrimas. No dijo nada ante aquel acto de afecto, solo dirigió su mirada en la dirección donde creía que estaba la salida. — Por aquí. — anuncio.
Cuando menos lo esperaron parecía que los orcos faltantes los habían divisado. — Adelántese, corra como rápido pueda. Esta escoria no se puede quedar aquí. — anuncio el elfo deteniéndose para volverse en dirección de los orcos. — Intentaré ayudarle con su abuelo. Así que por favor espéreme… pero lejos del bosque. — Pidió el chico sacando nuevamente su armaba. Con su arco logro matar de un flechazo, algunos con bastante agilidad. Pero el último sí le había dado candela, pues lo había agarrado a traición por la espalda. Arondir había terminado con algunas cortaduras y moraduras, pero fue una cortada en el costado, posiblemente la más significativa. Sin embargo, el orco aun así no llego a salir vivo.
Tan pronto pudo salió al encuentro de Bronwyn. — ¿Está bien? ¿Dónde vive? — pregunto preocupado más por el abuelo que por él mismo. Para él eso era solo gajes del oficio.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
No lo culpaba por nada que la estuviera regañando por haberse adentrado al bosque. Todo el mundo decía que el bosque tenía enormes peligros que eran inimaginables y una que una simple campesina no iba a poder soportar. Y vaya que no se equivocaban, tenía muy claro que estuvo a punto de morir por esos orcos que la querían como cena.
Si no hubiera sido por su elfo valiente que vino a su rescate y seguro que solo andaba haciendo rondas por el bosque su destino habría sido la muerte. Una muerte lenta y dolorosa. Con un dolor y una tortura terrible porque ahí se habría culpado por doble en haber dejado a su abuelo solo y que tanto la necesitaba.
La angustia bajo en ella cuando se vio liberada. Fue imposible no llorar y lo cierto es que el gesto de Arondir fue tan reconfortante que se sintió un poco más aliviada y que entregaron esos ánimos de poder correr por el bosque - que vaya que habían recorrido bastantes metros cuando la atraparon - y sabía que tenía que hacerlo porque un paso en falso significaba que podían atraparla de nuevo y no quería que Arondir pasara más riesgos por ellas.
Lamentaba algunos orcos se dieron cuenta que habían huido y le dieron alcance. Correr era muy difícil porque estaba oscuro pero al fondo ya se podía ver la luz así que tan solo tenía que guiarse por eso. — Está bien — disminuyó un poco sus pasos para entender lo que decía y tomar un poco de aire y reconfortar así sus pulmones. Estaba sedienta, apenas podía respirar así que ayudo bastante hacerlo. — ¿En serio? Sí... muchas gracias.. haré lo que me pida. — masculló. Sabía que era sincero y aunque le costó dejarlo porque temía por su vida hizo precisamente lo que le pidió.
Como obedeció al final llegó a los límites del bosque donde la recibió fuertemente la luz del sol. Soltó un suspiro de alivio, solo que no podía estar tranquila al menos no hasta que llegara Arondir. Un sobresalto dio cuando lo vio llegar después de unos minutos, malherido. — ¿Se encuentra bien? Curare esas heridas... sé que sabe de sanación pero deje que lo haga, ¿está bien? Me ayudo a mi y ayudara a mi abuelo, es como puedo pagarle y también con una rica comida.. por favor... estoy agradecida de usted— Sin más, luego de analizar donde tenía las heridas lo guió hacia a su casa y lamentó que su abuelo estaba solo. Gruñó.
— La verdad es que no sé porque sigo pidiendo favores si no los cumplen. Por favor, adelante...— Ahora ni siquiera le importaba lo que dirían, el elfo Arondir era su salvador y sinceramente merecía un buen trato de su parte. Las reglas por ella era que iba a ser cercana a él y a los demás elfos y no se iba a dejar influenciar nunca más por esos prejuicios, la había salvado y quería ayudar a su abuelo. — Allí esta...— Señaló la cama donde se encontraba su abuelo. Lo malo de todo esto es que no había logrado recoger todas las plantas medicinales que había juntado porque fue capturada.
Si no hubiera sido por su elfo valiente que vino a su rescate y seguro que solo andaba haciendo rondas por el bosque su destino habría sido la muerte. Una muerte lenta y dolorosa. Con un dolor y una tortura terrible porque ahí se habría culpado por doble en haber dejado a su abuelo solo y que tanto la necesitaba.
La angustia bajo en ella cuando se vio liberada. Fue imposible no llorar y lo cierto es que el gesto de Arondir fue tan reconfortante que se sintió un poco más aliviada y que entregaron esos ánimos de poder correr por el bosque - que vaya que habían recorrido bastantes metros cuando la atraparon - y sabía que tenía que hacerlo porque un paso en falso significaba que podían atraparla de nuevo y no quería que Arondir pasara más riesgos por ellas.
Lamentaba algunos orcos se dieron cuenta que habían huido y le dieron alcance. Correr era muy difícil porque estaba oscuro pero al fondo ya se podía ver la luz así que tan solo tenía que guiarse por eso. — Está bien — disminuyó un poco sus pasos para entender lo que decía y tomar un poco de aire y reconfortar así sus pulmones. Estaba sedienta, apenas podía respirar así que ayudo bastante hacerlo. — ¿En serio? Sí... muchas gracias.. haré lo que me pida. — masculló. Sabía que era sincero y aunque le costó dejarlo porque temía por su vida hizo precisamente lo que le pidió.
Como obedeció al final llegó a los límites del bosque donde la recibió fuertemente la luz del sol. Soltó un suspiro de alivio, solo que no podía estar tranquila al menos no hasta que llegara Arondir. Un sobresalto dio cuando lo vio llegar después de unos minutos, malherido. — ¿Se encuentra bien? Curare esas heridas... sé que sabe de sanación pero deje que lo haga, ¿está bien? Me ayudo a mi y ayudara a mi abuelo, es como puedo pagarle y también con una rica comida.. por favor... estoy agradecida de usted— Sin más, luego de analizar donde tenía las heridas lo guió hacia a su casa y lamentó que su abuelo estaba solo. Gruñó.
— La verdad es que no sé porque sigo pidiendo favores si no los cumplen. Por favor, adelante...— Ahora ni siquiera le importaba lo que dirían, el elfo Arondir era su salvador y sinceramente merecía un buen trato de su parte. Las reglas por ella era que iba a ser cercana a él y a los demás elfos y no se iba a dejar influenciar nunca más por esos prejuicios, la había salvado y quería ayudar a su abuelo. — Allí esta...— Señaló la cama donde se encontraba su abuelo. Lo malo de todo esto es que no había logrado recoger todas las plantas medicinales que había juntado porque fue capturada.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
Ya estaban por salir de aquel bosque, por fortuna pronto la chica estaría segura. Sin embargo, no podía dejar al resto de los orcos merodeando. Podían llegar a la aldea o por desgracia terminar siendo alguien más que callera en sus garras. Así que tenía que terminar con el asunto de una vez por todas. — Sí, lo digo en serio. Ahora vaya, salga de aquí y no mire hacia atrás. — le pidio a la chica, si escuchaba algún ruido extraño no deseaba que le diera con regresar o detenerse. Se sentía responsable por ella, así que no deseaba que continuara corriendo peligro.
El elfo había logrado salir airoso de su lucha con los orcos en el bosque, aun cuando resulto herido. Una escoria menos sobre la Tierra Media pensó el moreno. Ahora solo quería cumplir con la promesa que le hizo a Bronwyn de ayudarla con la enfermedad de su abuelo. Las yerbas que ella llevaba consigo eran buenas, pero no se podía comparar su efecto con el efecto que pudieran producir si se combinaban con la magia sanadora innata que solían tener los elfos.
Arondir pensaba atender sus propias heridas luego, no sentía que eran de prioridad a comparación del hombre. Estaría bien, aunque eso no evitaba que doliera. Pero la mujer se lo había pedido como gesto de agradecimiento. El mismo, sabía lo importante que era para las personas fueran de la raza que fueran, el ser agradecido y devolver lo que hacían por uno. Él solía ser así. Por lo que no optó por no negarse. — Está bien, aceptaré su ayuda. Pero solo hasta después que veamos a su abuelo. Yo podre resistir el dolor. — le aseguro y pidió. — Oh… no sé si eso ya sería mucho… — Soltó un suspiro en cuanto a la comida. — Está bien, no le pienso menos preciar la comida porque sé lo que significa para usted el gesto. — aseguro el arquero.
Ignoro a los demás aldeanos, siempre murmurando. Siempre con sus miradas fuera de lugar. No pretendía perder su paz con ellos, tenía algo más importante que hacer. — Es mejor no hacerles caso, así se cansarán de molestar. — comento. Al llegar al humilde hogar de Bronwyn y su abuelo, el elfo se acercó al anciano. — Deme lo que logro conseguir. El resto lo pondré yo. — aseguro el moreno refiriéndose más bien a la magia. Cuando comenzó a sanar al hombre usando las yerbas y magia solo murmuraba algunas palabras en elfico que solo él comprendía y un brillo se podía notar a su alrededor dando a entender qué magia emanaba de él. Al terminar, el abuelo de la chica tosió un poco como si terminara de botar lo que tenía por dentro, y pronto su rostro comenzó a tener más color. Sin embargo, quien había perdido algo de color era Arondir, pues al estar herido y utilizar la magia lo había drenado. Pero era terco y no iba a dejar que lo curara sabiendo que el anciano estaba tan mal.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
Bronwyn hizo caso a sus palabras y si no habría sido así seguro algún orco la hubiese atrapado de nuevo. Se sintió en completa paz cuando llegó al pueblo donde había mucha luz y aunque no había nadie quien la viniera siguiendo, era imposible que los orcos hubieran podido llegar hasta a ella.
Rogando y rezando que el elfo estuviera bien, se sintió mucho más aliviada cuando lo vio llegar. El problema es que venía herido así que reviso en su bolsa de género cuantas hierbas logró conseguir. No eran muchas por el atentado, pero podría alcanzar tanto para su abuelo y para él. No hablaron mucho ahí porque lo importante era regresar a su hogar rápido y tratar a su abuelo que seguía gravemente enfermo. Mucha impotencia tenía que lo hubieran dejado solo y agradeció que estuviera vivo, porque cualquier descuido habría muerto y sin nadie que lo vigilará.
Creía en las palabras de Arondir así que asintió. — Estaré eternamente agradecida con usted, Señor Arondir — No estaba segura si había pronunciado su nombre bien, pero era lo menos. Lo importante es que sanaría y le quitaría la enfermedad a su abuelo, aliviar su dolor. Estaba preocupada de su estado, solo que lo vio tan seguro que prefirió no limitarlo. — Está bien, luego yo me encargó de sus heridas.. solo comience. Cierto... tengo que preparar la comida, disfrutará del desayuno- almuerzo. — Dijo con una sonrisa cálida y mirando solo por un momento como curaba a su abuelo.
Su hogar no era muy grande así que desde la cocina donde comenzó a quitar la tierra de las papas pudo ver que su abuelo reaccionó de la nada, y dejo todo ahí. Habían sido unos minutos donde el elfo trataba de sanarlo. Al llegar, notó que su abuelo tenía más calor, su corazón latía un poco más rápido y aunque seguía dormido estaba mucho más estable y no tan grave como lo había dejado. — Increíble, la sanación élfica es maravillosa. — Iba a elogiarlo completamente hasta que descubrió que ahora era Arondir quién estaba mal. — ¿Qué paso? ¿Qué tiene? —Cuestionó sin poder encontrar una respuesta coherente ella misma en sus preguntas, ignoraba bastante en esto y no sabía que había ocurrido. —No, no puedo dejarlo así... espere un segundo ha quedado algo de medicina. — Antes se la había pasado. Ella rápidamente fue por agua y un trapo limpio y se dedicó a limpiar su herida, para luego poner el ungüento en esa zona herida de su piel. Parecía que ni tanto aquello sino más bien que la enfermedad de su abuelo se había traspasado a Arondir, así que Bronwyn estaba excesivamente preocupada. De la felicidad había pasado al susto otra vez.
Rogando y rezando que el elfo estuviera bien, se sintió mucho más aliviada cuando lo vio llegar. El problema es que venía herido así que reviso en su bolsa de género cuantas hierbas logró conseguir. No eran muchas por el atentado, pero podría alcanzar tanto para su abuelo y para él. No hablaron mucho ahí porque lo importante era regresar a su hogar rápido y tratar a su abuelo que seguía gravemente enfermo. Mucha impotencia tenía que lo hubieran dejado solo y agradeció que estuviera vivo, porque cualquier descuido habría muerto y sin nadie que lo vigilará.
Creía en las palabras de Arondir así que asintió. — Estaré eternamente agradecida con usted, Señor Arondir — No estaba segura si había pronunciado su nombre bien, pero era lo menos. Lo importante es que sanaría y le quitaría la enfermedad a su abuelo, aliviar su dolor. Estaba preocupada de su estado, solo que lo vio tan seguro que prefirió no limitarlo. — Está bien, luego yo me encargó de sus heridas.. solo comience. Cierto... tengo que preparar la comida, disfrutará del desayuno- almuerzo. — Dijo con una sonrisa cálida y mirando solo por un momento como curaba a su abuelo.
Su hogar no era muy grande así que desde la cocina donde comenzó a quitar la tierra de las papas pudo ver que su abuelo reaccionó de la nada, y dejo todo ahí. Habían sido unos minutos donde el elfo trataba de sanarlo. Al llegar, notó que su abuelo tenía más calor, su corazón latía un poco más rápido y aunque seguía dormido estaba mucho más estable y no tan grave como lo había dejado. — Increíble, la sanación élfica es maravillosa. — Iba a elogiarlo completamente hasta que descubrió que ahora era Arondir quién estaba mal. — ¿Qué paso? ¿Qué tiene? —Cuestionó sin poder encontrar una respuesta coherente ella misma en sus preguntas, ignoraba bastante en esto y no sabía que había ocurrido. —No, no puedo dejarlo así... espere un segundo ha quedado algo de medicina. — Antes se la había pasado. Ella rápidamente fue por agua y un trapo limpio y se dedicó a limpiar su herida, para luego poner el ungüento en esa zona herida de su piel. Parecía que ni tanto aquello sino más bien que la enfermedad de su abuelo se había traspasado a Arondir, así que Bronwyn estaba excesivamente preocupada. De la felicidad había pasado al susto otra vez.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
Arondir había hecho lo que tenía que hacer, sin importar el riesgo que el mismo corriera. No era de los que pensara en sí mismo, sino en los demás. Más tratándose de una joven e indefensa en manos de aquellos malditos bastardos de los orcos. Les daría lo que merecían, y eso era la mismísima muerte. Con estas criaturas no se podía tener misericordia alguna. No, ni siquiera parecía que tuvieran corazón, al menos no uno que sentía y padecía, por lo visto la única función que tenía el suyo era bombear sangre para mantenerlos con vida.
Por fortuna, aquellos malditos había obtenido su merecido aun cuando el elfo había terminado herido. Pero ahora todas sus atenciones se habían centrado en aquel hombre que yacía en aquella cama. A veces hasta era raro llamarlo anciano, tomando en cuenta que él era mayor que todos los que vivían en aquel pueblo. — Es algo que haría sin pensarlo, no es necesario agradecerlo. Más aún cuando me está ofreciendo comida y curación. — le dijo tranquilo mientras se disponía a curar al abuelo de la chica. — Por supuesto, compartiré el momento de la comida con ustedes. — aseguro el moreno para entonces comenzar a concentrarse en su tarea de curar.
El hombre se veía como mejoraba. Era notable en su semblante. Tal como Browyn decía, la sanación elfica era una maravilla. Aunque sí tenía sus limitaciones. Cuando era una enfermedad o herida provocada por la magia obscura, era más difícil de hacer que desapareciera, en algunos casos ni lo hacía por completo. Todo dependía del tipo de herida y arma utilizada. Pero esos casos hacían años largos que no se veían y por fortuna el abuelo de Browyn lo que tenía era una enfermedad común de los pulmones, pero que estaba bastante avanzada, por lo cual no dejaba de ser un peligro. Así que en su caso pronosticaba que se fuera a terminar de recuperar pronto.
Suspiro profundamente para poder responder a las preguntas de la chica. — Solo estoy algo drenado. Por lo general no suele ocurrir cuando hago curaciones. Sin embargo, al estar herido hizo que me afectara. — estaba haciendo esfuerzos demás. Más sabia que si lo decía antes no se lo permitiría, y él lo que deseaba era poder ayudar. Ya luego se podía encargar de sí mismo. — Pero es temporero… no estaré por mucho tiempo así. No se vaya a espantar. — Añadió al ver la preocupación en la muchacha, quien de todos modos no dudo en usar la misma medicina que Arondir preparo sobre él. Haciendo que pronto se comenzara a sentir mejor. — Ahora soy yo quien le agradece. — le respondió posando su mano sobre la ajena sin darle mucha importancia en ese momento hasta que se percató y la removió.
— Espero no que no utilizara toda en mí y le quede algo para mañana, su abuelo aún necesita un poco más. Pero se recuperará. — Añadió. — Puedo traerle más yerbas mañana por las dudas. — comento, sin mencionar el asunto del bosque, para que el anciano no la fuera a regañar por andar metida en aquel lugar. Que tendría toda la razón en hacerlo, pero ella también había tenido sus importantes motivos para entrar allí y eso el elfo lo comprendía.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
Se mantenía observando como curaba a su abuelo y era increíble como cambio hasta el color de su piel y empezó a toser menos. Igual sabía que era imposible que lograra sobrevivir por el clima solo que si tenía algo más de tiempo de vida era dichoso y debía agradecerlo. Ella no tenía mucho, solo que igual intentó lavar los vegetales y empezar a cortar la carne que tenía disponible para la comida. Solo que dejo todo cuando vio que el elfo era quién quedaba mal y con poca energía. Se preocupó y fue inmediato a donde estaba él.
Se daba cuenta que le interesaba más de lo que imaginaba lo que era malo porque ella estaba comprometida y no podía pensar así en otro hombre, pero la realidad es que no estaba enamorada de su prometido porque todo era por conveniencia y tener supuestamente una mejor vida. — Que bueno que es solo temporal ya me había preocupado. ¡Pero debió decirme! Creo que mi abuelo habría aguantado un poco más. ¿Me dejará ver sus heridas? ¿Cuál es el área más afectada? — También sentía que si comía se iba a sentir mucho mejor por lo cual tenía que apurarse con el almuerzo. Esperaba que no llegará nadie a visitarla porque o sino iba a ser un escandalo y seguro desconfiarían de ella por ser amiga de un elfo. No entendía porque tanta desconfianza cuando eran los elfos quienes cuidaban a los del pueblo, suponía que era justo porque las razas no debían mezclarse y era lo que ellos justamente estaban haciendo. Soltó un suspiro. — Siento que con la comida también se sentirá mejor, así que déjeme curarlo que no demoró nada y va a descansar. Lamento que mi hogar no sea tan cómodo pero puede estar donde desee. — Dijo para que se sintiera bienvenido mientras que ella se disponía hacer el antidoto para aquellas heridas profundas que había aprendido gracias a su abuelo.
Al menos ya él dormía plácidamente y eso la mantenía a ella calma y segura, no con ese miedo de que podía morir en cualquier momento. Sonrió al verlo y luego miró a Arondir. No demoró mucho en curarlo y pudo notar que se sentía mejor. — Estoy muy agradecida con usted, tenía que hacer algo para aliviar su dolor, supongo que estamos a mano — Murmuró con una sonrisa mientras traía una silla para que sentará y descansará. —Ahora mismo iré a cocinar, pero puede hablarme — Comentó y como su casa no era muy grande perfectamente podía escucharlo.
—Estoy segura que hay más que suficiente para tres días así que no se preocupe. Si puede hacerlo estaré muy agradecida, yo lo estaré esperando con un plato de comida, es mejor que venga aquí que ir a la taberna — Ya ni le preocupaba que la vieran la verdad, es que ni podía avergonzarse cuando Arondir la estaba ayudando en todo lo posible, no se sentía sola y a la vez, estaba protegida, Arondir hasta había salvado su vida y eso siempre lo iba a recordar.
—¿Cree que se levante? — Preguntó por su abuelo — Hace mucho que no lo hace...— Confesó con suavidad siempre estaba preocupada por él, es que era él quién la había críado desde que era una niña. Sus padres habían muerto tal como su abuela en un ataque así que se tenían el uno al otro. Por eso estaba tan agradecida con Arondir también porque no tan solo la había salvado a ella sino que le había dado más tiempo a su abuelo.
Se daba cuenta que le interesaba más de lo que imaginaba lo que era malo porque ella estaba comprometida y no podía pensar así en otro hombre, pero la realidad es que no estaba enamorada de su prometido porque todo era por conveniencia y tener supuestamente una mejor vida. — Que bueno que es solo temporal ya me había preocupado. ¡Pero debió decirme! Creo que mi abuelo habría aguantado un poco más. ¿Me dejará ver sus heridas? ¿Cuál es el área más afectada? — También sentía que si comía se iba a sentir mucho mejor por lo cual tenía que apurarse con el almuerzo. Esperaba que no llegará nadie a visitarla porque o sino iba a ser un escandalo y seguro desconfiarían de ella por ser amiga de un elfo. No entendía porque tanta desconfianza cuando eran los elfos quienes cuidaban a los del pueblo, suponía que era justo porque las razas no debían mezclarse y era lo que ellos justamente estaban haciendo. Soltó un suspiro. — Siento que con la comida también se sentirá mejor, así que déjeme curarlo que no demoró nada y va a descansar. Lamento que mi hogar no sea tan cómodo pero puede estar donde desee. — Dijo para que se sintiera bienvenido mientras que ella se disponía hacer el antidoto para aquellas heridas profundas que había aprendido gracias a su abuelo.
Al menos ya él dormía plácidamente y eso la mantenía a ella calma y segura, no con ese miedo de que podía morir en cualquier momento. Sonrió al verlo y luego miró a Arondir. No demoró mucho en curarlo y pudo notar que se sentía mejor. — Estoy muy agradecida con usted, tenía que hacer algo para aliviar su dolor, supongo que estamos a mano — Murmuró con una sonrisa mientras traía una silla para que sentará y descansará. —Ahora mismo iré a cocinar, pero puede hablarme — Comentó y como su casa no era muy grande perfectamente podía escucharlo.
—Estoy segura que hay más que suficiente para tres días así que no se preocupe. Si puede hacerlo estaré muy agradecida, yo lo estaré esperando con un plato de comida, es mejor que venga aquí que ir a la taberna — Ya ni le preocupaba que la vieran la verdad, es que ni podía avergonzarse cuando Arondir la estaba ayudando en todo lo posible, no se sentía sola y a la vez, estaba protegida, Arondir hasta había salvado su vida y eso siempre lo iba a recordar.
—¿Cree que se levante? — Preguntó por su abuelo — Hace mucho que no lo hace...— Confesó con suavidad siempre estaba preocupada por él, es que era él quién la había críado desde que era una niña. Sus padres habían muerto tal como su abuela en un ataque así que se tenían el uno al otro. Por eso estaba tan agradecida con Arondir también porque no tan solo la había salvado a ella sino que le había dado más tiempo a su abuelo.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Rising Sun
Unicorn
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Arondir
Las curaciones no era algo que solía hacer muy seguido. No toda enfermedad o herida requería del uso de magia elfica. Pero en casos como este era muy necesario, pues el hombre estaba muy enfermo y débil. Si no tenía esa ayuda extra a las yerbas con las que se estaba tratando, no sería suficiente para que se recuperara. Arondir podía notar lo importante que era su abuelo para ella. Él no sabía lo que era un tipo de relación como esta, pues no es que no tuviera familiares, pero llevaba tantos años asignado aquel pueblo que prácticamente no se topaba con ellos.
— Sí, es solo temporal, no se preocupe. Estaré bien, solo deme un momento. — aseguro el elfo. Aunque evidentemente de haber estado sano, nada de eso hubiera ocurrido. — Descuide, sabía que podía resistir. Créame, esto es nada a lo que su abuelo estaba sintiendo. No hubiera sido necesario hacerlo esperar más, pero igual le agradezco la preocupación. — aclaro el moreno.
— Bueno, creo que la más profunda es la de este costado. — dijo señalando una mancha de sangre en su ropa en una de las esquinas de su abdomen. — Imagino que sí, la comida siempre da buenas energías. — Respondió a su comentario mientras retiraba la parte superior de su ropa para que pudiera curarlo con mayor facilidad. De verdad esperaba que no terminara con problemas por su causa, si alguien llegaba de repente sería el acaboz. No dijo nada de lo que pensaba, pues tampoco deseaba preocuparla, pues podía hasta ser preocupación en vano y nada pasaba. Por suerte Browyn parecía tener mano santa, pues se veía muy hábil curando. Imaginaba que sería por las tantas veces que necesito curar a su abuelo.
— Mucho mejor. Y sí, descuide, estamos a mano. — le aseguro mientras volvía a colocarse la ropa y tomaba asiento en la silla que la joven le ofrecía. No estaba acostumbrado a recibir muchas atenciones. Su vida siempre fue la de un soldado, era él quien estaba acostumbrado a servir antes de ser servido. Por lo que se sentía un poco extraño estar ahora mismo sentado simplemente esperando por la comida que Browyn haría. — Por mí no hay problema, siempre me cruzo con ellas en mis rondas. No será problema conseguir más. No era necesario que se ofreciera a hacerme más comida. Pero… en ese aspecto tiene razón. Es mucho mejor que hacerlo en la taberna. — termino por admitir.
Había algo que crecía dentro suyo por la chica, pero que se hacía el que lo ignoraba para no buscarse problemas. No sería bien visto, mira que se lo habían advertido. Tampoco quería traerle problemas a Browyn, por lo que se conformaba con una amistad. Aunque eso implicara para él que posiblemente no encontraría a nadie más que le hiciera sentir igual. — Se levantará, hoy posiblemente no. Porque le hacía falta descansar. ¿Imagino que es la primera vez en mucho tiempo que puede dormir plácidamente? — pregunto. — Le aseguro que mañana amanecerá y tendrá a su abuelo despierto en la cocina primero que usted. — afirmo el elfo con seguridad. — Disculpe mi atrevimiento. ¿Su abuelo es el único familiar que le queda? — Pregunto con curiosidad, pues no recordaba haberla oído mencionar a nadie más.
∞
- Precious Like the Sun:
3135Mensajes :
1771Honra :
ActivoActividad :
Shooting Star
Light Guardian
Link del mensaje
2. Un elfo protector
Tirharad
En la mañana
Bronwyn
Luego de desinfectar las áreas heridas, la chica se puso a curarlo mientras escuchaba lo que decía ante las preguntas y frases que había dicho. No era mucho pero fue suficiente para que la herida tomará otro color que significaba que iba a sanando, estaba mucho más tranquila porque su cansancio se debía a que había sanado a su abuelo y poco a poco iría recobrando sus energías.
Luego busco una tela limpia para que la herida quedará con una clase de parche. Sabía sanar heridas y era con que se quería especializar en el pueblo aún cuando la curación élfica fuera mucho más poderosa y efectiva. Aunque no tenía muchas ganas de que él volviera a ese bosque donde podrían haber orcos y ogros, el elfo sabía como encargarse de todo esto al ser un guardián y los protegía a ellos. Sentía que aceptar sería abusar de su buena voluntad, pero como insistió ella le regaló una sonrisa y termino aceptando porque la realidad es que necesitaba hierbas para seguir con sus antídotos y muchas de estas aliviaban los dolores de su abuelo.— Gracias, porque yo no quiero volver al bosque, que estuviera allí fue un acto de desesperación por lo mal que se sentía mi abuelo. Usted sabe andar ahí, así que agradecida si pudiera buscar más cuando pueda tampoco quiero que vaya siempre. — Exclamó la campesina con suavidad mientras que lo dejaba de curar y así tomara asiento en una silla de madera para que descansará luego de todo lo que había pasado en esa mañana, ahora ambos tenían derecho de descansar, y a ella le relajaba mucho cocinar.
— Y no cambiaré mi palabra que tendré un plato de comida cada vez que venga. — Dijo contenta porque igual en cierta manera estaban negociando y haciendo un intercambio de lo que necesitaba el otro. Los ojos de Bronwyn se humedecieron al escuchar que posiblemente ese día descansaría pero que a la mañana siguiente hasta podría levantarse, hasta se le quebró la voz con lo que acaba de escuchar. — ¿Es en serio? Es que... hace ya mucho tiempo que no se levanta y el clima ha sido muy frío para que lo haga así que me hace mucha ilusión que lo haga. La verdad es que yo pensé que no iba a soportarlo. — Enfatizó mientras echaba las verduras a la olla y se encargaba de preparar la carne, no sería mucho pero ciertamente quería esmerarse por lo que había hecho por ella y su abuelo, era un agradecimiento tan grande que sentía por Arondir.
Luego busco una tela limpia para que la herida quedará con una clase de parche. Sabía sanar heridas y era con que se quería especializar en el pueblo aún cuando la curación élfica fuera mucho más poderosa y efectiva. Aunque no tenía muchas ganas de que él volviera a ese bosque donde podrían haber orcos y ogros, el elfo sabía como encargarse de todo esto al ser un guardián y los protegía a ellos. Sentía que aceptar sería abusar de su buena voluntad, pero como insistió ella le regaló una sonrisa y termino aceptando porque la realidad es que necesitaba hierbas para seguir con sus antídotos y muchas de estas aliviaban los dolores de su abuelo.— Gracias, porque yo no quiero volver al bosque, que estuviera allí fue un acto de desesperación por lo mal que se sentía mi abuelo. Usted sabe andar ahí, así que agradecida si pudiera buscar más cuando pueda tampoco quiero que vaya siempre. — Exclamó la campesina con suavidad mientras que lo dejaba de curar y así tomara asiento en una silla de madera para que descansará luego de todo lo que había pasado en esa mañana, ahora ambos tenían derecho de descansar, y a ella le relajaba mucho cocinar.
— Y no cambiaré mi palabra que tendré un plato de comida cada vez que venga. — Dijo contenta porque igual en cierta manera estaban negociando y haciendo un intercambio de lo que necesitaba el otro. Los ojos de Bronwyn se humedecieron al escuchar que posiblemente ese día descansaría pero que a la mañana siguiente hasta podría levantarse, hasta se le quebró la voz con lo que acaba de escuchar. — ¿Es en serio? Es que... hace ya mucho tiempo que no se levanta y el clima ha sido muy frío para que lo haga así que me hace mucha ilusión que lo haga. La verdad es que yo pensé que no iba a soportarlo. — Enfatizó mientras echaba las verduras a la olla y se encargaba de preparar la carne, no sería mucho pero ciertamente quería esmerarse por lo que había hecho por ella y su abuelo, era un agradecimiento tan grande que sentía por Arondir.
∞
- ✦ Shine like a star ✦:
5825Mensajes :
2500Honra :
ActivoActividad :
Página 1 de 2. • 1, 2