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Lun Nov 14, 2022 8:48 pm por Rising Sun
Hasta el Ultimo Aliento
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One on One
Siempre las historias de amor mientras imposibles parecen más hermosas son. Es donde más amor se entrega y también donde más se sufre. Este es el caso de cuando un elfo terminaba por enamorarse de algún humano. Pero el corazón no entiende de razones y no sabe de barreras. Simplemente, está dispuesto a todo.

Arondir un elfo silvano que había sido asignado a proteger el pueblo de Tirharad, teniendo como puesto de avanzada la Torre de Ostirit. El elfo se encuentra allí desde hacía ya poco más de medio siglo. Fue así como conoció a una mujer llamada Bronwyn de la cual se enamoró, aunque en un comienzo luchaba con ese sentimiento por evidentes razones. Ella era humana, él era un elfo. En algún momento se separarían. A un así siempre la procuraba, velaba que estuviera a salvo. Bronwyn por su parte, en un momento decidió formar su propia familia, se casó con un hombre que poco tiempo después desapareció dejándola sola con un hijo.

Para Arondir no había sido fácil ver como la mujer que amaba tenía una familia y, sin embargo, había preferido que fuera así para que al menos ella fuera feliz. Sin embargo, cuando quedo sola con su hijo, todo cambio… Era como una señal de que la vida daba una segunda oportunidad para ser felices juntos. Solo que cuando parecía que así sería su romance se vio interrumpido por los eventos ocurridos en las tierras de Tirharad, donde la mujer se volvió una líder de su pueblo y los guio a luchar y no dejarse doblegar. Una mujer valiente que no tenía que envidiarle nada a ninguna guerrera elfica, tal vez salvo la longevidad. Pero eso no importaba. ¿Para qué ser inmortal si no se podía ser feliz? Era mejor tener unos cuantos años de felicidad que miles en soledad.
Bronwyn
Humana — 28 años —
Nazanin Boniadi— Shooting Star

Arondir
Elfo Silvano  — 500 años —
Ismael Cruz Córdova — Rinsing Sun







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Lun Nov 14, 2022 9:57 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Ya hacían años que Arondir estaba situado en Tirharad, por lo general prefería que le tocara patrullar por el área del poblado y no tener que quedarse de vigía en la torre. Había mucho más que ver, pues estas últimas décadas parecía haber paz en el área. Ellos se podían decir que estaban allí por uso y costumbre, porque era su trabajo. Así que el moreno de ojos verdes prefería al menos ver la acción que había en aquel pueblo. Aunque para algunos de los pueblerinos él ni sus compañeros guardias eran bien vistos. Siempre teñían algún comentario respecto a su presencia o la de otros elfos. Él no se intimidaba fácil e igual sabia que fácilmente podía vencerlos si lo retaban. Más tampoco estaba allí para pelear, así que muchas fueron las veces que se quedaron con las ganas de sacar de sus casillas a Arondir.

El elfo juraba que ya conocía a todo mundo allí. Más el tiempo pasaba y descubría gente nueva. O más bien se trataba de que para ellos el tiempo si pasaba, así que los que alguna vez vio como solo unos niños ya eran todos unos hombres y mujeres, los cuales le costaba reconocer. Así que siempre había espacio para una grata sorpresa.

Su amigo Revion ya le había advertido que pasar tanto tiempo con los humanos tarde o temprano le traería problemas. Pero él era algo terco y no le hacía caso. Incluso lo terminaba por arrastrar con él hasta el pueblo cada que tenía la oportunidad. Por cosas de la vida, quizás porque tenía que ser así, hoy se reusó, no hubo fuerza sobre la Tierra Media que hiciera que lo acompañara al pueblo. Así que Arondir se fue solo, de camino aprovecho a detenerse y entrenar con su arco en el bosque un poco antes de seguir su camino. Había quedado con sed por lo que se dirigía a la taberna. Más, sin embargo, algo lo hizo cambiar de opinión, quizás era el no tener que lidiar con los borrachos de allí, al menos por esta vez. Por lo que el elfo optó por dirigirse mejor al área del pozo. Sin embargo, cuando lo hizo se quedó estático sin decir nada y solo contemplo la figura de una joven mujer. Jamás creía haberla visto, no podría olvidar un rostro como el de ella.

Intento olvidar esos pensamientos, pues se trataba de una humana, no era posible. Ni siquiera se debía de permitir el mínimo de esos pensamientos. Más ahí estaba acercándose sin darse cuenta, terminando por hablarle. — Mi señora. ¿Cree que me podría dar un poco de agua? — le pregunto, ni siquiera ya tenía tanta sed. Solo era una excusa para acercarse.







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Mar Nov 15, 2022 6:53 pm por Shooting Star
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
La joven Bronwyn se encontraba preparando medicina para su abuelo. Es que gracias a las enseñanzas de su abuelo que seguía en cama porque parecía que tenía una enfermedad que no tenía cura, había sido responsable de enseñarle todo lo que sabía para la curación y remedios naturales, que eran fáciles preparar y de conseguir si encontrabas la planta o semilla adecuada. No sabía leer ni escribir, solo que todo lo entendía a través de dibujos y se había convertido una excelente curandera. Esa misma tarde también vendría Ransley a cenar, se trataba de su novio del cual no estaba enamorada pero le ofrecía un hogar y esa calidez fraternal que aceptaba porque sí estaban a próximos a casarse. Era un hombre que había venido de visita y que la pretendió, que  todos los habitantes de Tirharad tomaron aprecio porque los ayudaba mucho con el cultivo y los animales, así que estaban entusiasmados y pensaban preparar una dichosa celebración.

Pero eso ya sería en un tiempo más por lo que no tenía que preocuparse, al ser un lugar precario solo bastaba una celebración sencilla y nada más. Fue cuando se dio cuenta que faltaba agua, así que dejo todo en frascos separados, depositó un beso en la frente de su abuelo - que al menos tenía menos fiebre - y se encaminó hasta el pozo para sacar el agua necesaria para la comida. Estaba en aquello e incluso terminando, mientras bebía un poco de una vasija que también había traído, cuando una  voz irrumpió el silencio que hizo que casi botara el contenido por el susto. Pensando que era un amigo se atrevió a decir. — Me asustaste...—, pero al elevar la mirada se dio cuenta que no era ningún habitante y persona que conocía y eso que ella podía decir que los conocía a todos.

Era el hombre más atractivo que había visto en su corta vida y tanto que sintió el calor de sus mejillas cuando se fijó en el fuerte verde de sus ojos. No obstante, sin ser descortés su mirada se dirigió hacia sus orejas percatandose que se trataba de un silvano, de aquellos que protegían a los pueblos a través de la torre, si algún ciudadano se iba por el profundo del bosque lo protegían de sus amenazas, pero claro, al no tratarse de humanos sino que de otra criatura la gente del pueblo no confiaba en ellos. Simplemente, ella para no tener problemas seguía los rumores, sin embargo, no creía del todo aquello porque nunca vio a ninguno hacer daño. Mirando a su alrededor y notando que no había nadie cerca más que ellos dos, respondió. — Claro, beba. — Rellenó un poco más la vasija con agua y se la dio en sus manos.










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Vie Nov 18, 2022 7:07 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Los elfos eran seres misteriosos, o al menos eso le parecía a la mayoría de los humanos.  Que por lo general no se atrevían a interactuar con ellos. Ya fuera por miedo, rencor o porque simplemente sus padres les habían insistido en que no lo hicieran. De todos modos, el asunto con esto era que de esa forma solo perdían la oportunidad de darse cuenta de que al final también se trataban de seres que sentían y padecían aun cuando fueran inmortales. Podían sentir tristeza, dolor, pero también amor y alegría. Además, obviando el detalle no tan insignificante de la inmortalidad, podían llegar amar de una forma tan apasionada y fiel como nadie más podría llegar hacerlo en toda la faz de esta tierra.

Tirharad no eran las tierras de Arondir, pero estaban bajo su cuidado, responsabilidad que hacía que el elfo se lo tomara muy enserió. No le importaba la falta de agradecimiento. Por no decir que la mayoría eran una bola de ingratos. Él no era así, no buscaba ser reconocido, sino hacer las cosas bien.  El moreno era un elfo de orígenes humilde, no tenía sangre real por las venas. Cosa que hacía que fuera aún más con los pies en la tierra.

El guardia llegó hasta aquel pozo con la intención de obtener un poco de agua y estar alejado de la alborotada taberna. Hoy no tenía ganas de verle la horrenda cara de mal humorado al cantinero. Estando en aquel pozo se dio cuenta de la verdadera razón por la que debía de estar allí. Aquella joven junto al pozo le cautivo desde el primer segundo que la vio. No era una elfa más, aún así en su sencillez humana, como muchos elfos podrían catalogarla, era hermosa ante sus ojos. Así que no se arrepentía por nada en su cambio de destino repentino. Pues le habían dado la visión más linda que había visto en muchos, muchos años. Si pudiera ahí mismo hubiera pintado la escena en un cuadro. Solo que ahora sería una imagen que guardaría para la posteridad en su mente. — Disculpe, no fue mi intención asustarla. Debí ser menos silencioso. — le dijo disculpándose al ver él, sobresaltó que le causo. Es que los elfos podían ser tan sigilosos que sus pasos ni eran audibles.  La notó nerviosa posiblemente temía a que la vieran con él. Entendía el porqué, así que no se ofendería por ello. Más aún cuando aun así la chica no se negó a darle agua.

Tomo la vasija de sus manos sintiendo ligeramente el roce de sus suaves dedos y bebió con cuidado el agua.  — Muchas gracias. — le agradeció volviendo a levantar la vista dirigiéndola a sus ojos.  — Lamento si la incomode. Sé que no somos muy bien vistos aquí. Tampoco deseo ponerla en aprietos.  — le aseguro. Su presencia allí había sido producto de la casualidad o el destino, quien sabe. Lo que si tenía seguro Arondir era que no había sido premeditado. Ni siquiera recordaba haberla visto y si así hubiera sido posible ocurrió cuando era solo una niña, por lo cual no podría reconocerla fácilmente.







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Lun Nov 21, 2022 4:52 pm por Shooting Star
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Tenía claro que no se podía acercar a los elfos y era un hecho que si llegaban al pueblo era más bien porque iban directo hacia la taberna a beber algo y rápidamente volvían a su sitio de trabajo. Ella siempre los contempló desde los ojos, admirando su gran altura y templanza. Los encontraba muy misteriosos y era inolvidable saber que eran inmortales preguntándose la razón que motivo hacía que tuvieran tanta esperanza de vida.

Y a él. Jamás lo había visto porque era absoluto que por la gran impresión que logró en ella le recordaría y normal que ahora no sería un recuerdo que se borrara así de la nada, su imagen estaría ahí marcada en su mente. Era tan atractivo y le transmitía una seguridad sobrehumano, no supo porqué razón pero sabía que podía confiar y que no iba hacerle daño. Incluso había ablandado la expresión de su rostro no estaba muy serio y lo único que llegaba a sentir en tales momentos era vergüenza. Decoro de haberse delatado con aquel temor que no era hacía a él sino más bien del que dirían.

Mucha más calor tuvo en su cara ante aquel roce de sus dedos. Su corazón comenzó a latir desbocado sabiendo que no era normal ni siquiera con su prometido ocurría así y eso que era el hombre más popular del pueblo hasta ahora, pero con aquel elfo no había comparación. Podía notar el interés que sentía hacía a ella y se sentía mucho más cohibida, afortunada y era imposible. — Descuide, era yo quién estaba algo distraída tengo que volver luego a casa pronto y pensé que se trataba de otra persona. Disculpe mi mala educación...— Siseó suave.  Es que aunque había temor encima que algo le dijeran tenía la justificación que le estaba dando agua y él le estaba hablando ¿Por qué no responder? No tan solo era lo que aquel elfo le provocaba sino que también quería probar si era tan cierto el rumor que eran unos malhumorados y con altos aires de superioridad, sin lugar a dudas, ella no lo encontraba así. Al menos quién tenía al frente era muy respetuoso.

Pues no soy de esa mayoría nunca he visto que se vayan contra Tirharad ni nada. Más bien están a nuestro cuidado por lo poco que yo sé, eso sí es primera vez que intercambio algunas palabras con un elfo... — Finalmente la joven curandera decidió darle aquella oportunidad de tener una breve conversación no corrían peligro y sí alguien estaba mirando bueno asumiría las consecuencias.








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Jue Dic 08, 2022 7:24 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Lo que parecían largos años de la vida de los humanos era solo un pestañeo para los elfos. Era imposible olvidar ese detalle.  Arondir lo podía notar al ver como de un momento a otro los niños ya eran hombres, los jóvenes ya eran ancianos y muchos de los mayores ya no estaban entre ellos. Se podía decir que era algo triste a los ojos de ellos, que no tenían el tiempo suficiente para vivir una vida plena. Al menos a la vista de los elfos. Sin embargo, para Arondir esto era algo de admirar. Admiraba como podrían en tan poco tiempo vivir tantas cosas, superarlas, e incluso algunos a pensar de las vicisitudes hasta llegaban a ser felices.

Para ellos lo que ocurría era que solían estar más pendientes a simplemente hacer su trabajo e ignorar las vidas de los campesinos, que igual, seguramente para algunos elfos podía parecer no tener tanta importancia como para tomarlos en serio. Igual por eso tal vez habían durado tanto velando esas tierras o de lo contrario ya hubieran terminado en guerra con ellos y sabemos bien quiénes serían los más perjudicados.

Al elfo sindar solía ser muy observador y era de los que más baja al pueblo. Sin duda no la había visto antes, difícilmente olvidaría su rostro. Era como una flor que crecía en medio de un lugar frío y desolado. Pues tampoco es que las condiciones en Tirharad fueran las mejores.

Comprendió su confusión. Posiblemente, lo menos que se esperaría sería que un elfo se le acercará a pedir agua. — No tiene por qué apenarse, solo ha sido un malentendido.  — le aseguro al notar que en cierto modo incluso podía hasta haberse intimidado un poco con su presencia.

Escucho su opinión respecto a los de su raza mientras mantenía la mirada serena observando sus expresiones. Su lenguaje corporal le decía que aunque tal vez se sentía algo cohibida, también había un toque de hacia ellos e incluso hasta algo de curiosidad. Por lo que sentía que podía creer en sus palabras. Los ojos lo decían todo si se era muy atento. Podías mentir con firmeza, pero tus ojos te podían traicionar. En su caso, lo que decía iba a la par con su mirada.

— No es nuestra intención. Nosotros estamos aquí siguiendo órdenes, no con la intención de apoderarnos de lo suyo. Existen muchos peligros allí afuera, muchos engaños también y nuestro trabajo es mantenerlos a raya. —
y aunque muchos decían que eran tiempos de paz, Arondir sabía que no estaban allí por casualidad. Algo ocurría a lo cual temían y que no querían admitir. Se hacían de la vista gorda y sin emoción, aun así tomaban sus precauciones.  — Pero descuide, sé notar cuando dicen algo con sinceridad. Sin embargo, muchos no lo ven de la misma forma que usted joven dama. — le aclaro. — La verdad es que de antemano me disculpo si tal vez de alguna forma por nuestra manera de ser le hemos causado algún contratiempo o malestar. Créame que no ha sido esa la intención. — le aseguraba con seriedad. — Insisto que ha sido muy amable, lo agradezco. Ojalá existan más personas como usted y así poder llevar la fiesta en paz como el pueblo que somos. — porque aunque ellos no eran de allí, tantos años que llevaban cuidadosos no debían ser tomados a la ligera.

Ellos ya eran parte ese pueblo, aunque los ciudadanos no los aceptarán o aunque los mismos elfos lo negaran. Solo esperaba que esté calmado y grato momento de conversación no le fuera a traer problemas a la chica. Por eso, igual intentaba mantener su distancia. Más sería difícil ignorar su aroma a yerbas aromáticas y flores. Lo que le hacía pensar que debía tratarse de alguna jardinera o tal vez curandera, pues era muy peculiar el aroma. No lo olvidaría.







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Miér Dic 14, 2022 1:54 am por Shooting Star
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Bronwyn lo escuchó en completo silencio, tranquila, porque aquel elfo le transmitía esa seguridad sobrehumana y realmente sentía que iba a ser incapaz de hacerle daño. Había escuchado bastante poco de ellos y vivía en la ignorancia dejándose llevar en lo que decían los del pueblo sin atreverse a contradecirlos aún cuando pensara diferente, suponía que era solo tema de diferentes razas.

La chica suspiró porque aún así el elfo seguía disculpándose aunque aclarando cual era el objetivo, solo protegían al pueblo ya que los lugares podrían estar lleno de peligros y la realidad es que tenía razón, solo querían estar en paz y cumplir con su deber, enfocandose plenamente en su trabajo.

Le creía.

Puede que a algunos les guste el peligro o muchas veces para conseguir comida tengamos que salir. Soy del grupo que me gusta vivir en paz, así que jamás tendría problemas con ustedes, es más… me parece que también es único porque me ha hablado no todos lo hacen tienden a ser ¿más fríos? Nunca entendí la problemática y prefiero vivir en la ignorancia, yo creo dependerá del carácter de cada uno en realidad para tener una charla amena, como justo ocurre ahora, jamás pensé que hablaría con alguno... somos tan distintos. — Comenzó a llenar de nuevo la jarra con agua, sabiendo que aún tendría tiempo para conversar. — No tiene que agradecer, se trata de agua y si tiene sed no podría dejarlo así solo por temor o lo que puedan decir de mi. También considero que es muy amable. — Señaló con respeto y con algo de confianza. Sin duda, la tenía intimidada con su impecable y hermosa presencia, parecía que irradiaba luz y era tan alto que no tenía comparación a los hombres que habían en el pueblo, ni siquiera a su prometido.

Nuevamente volvió a mirar. Nadie estaba cerca, solo que en ese momento notó que se acercaban conversando y eso le asustó. — Tristemente no van a entenderlo y usted también podría tener problemas si los suyos se enteran que estuvo conversando conmigo. Por cierto…— Tragó saliva por lo que estaba a punto de decir, dejó la jarra de barro con agua en las piedra del pozo y extendió su mano.

— Me hubiera gustado... — No alcanzó a terminar la frase y terminó por cambiar todo. —Soy Bronwyn. ¿Y usted? —Se quiso presentar más bien por una pequeña tregua que iba solo por los dos y que daba entender que no temía y mucho menos era como los pueblerinos que darían el grito al cielo solo por verla conversando con él. Sinceramente aún creía que era incapaz de hacerle daño y sentía curiosa. Ciertamente era como una despedida para que no se dieran cuenta y que cada uno se fuera por su camino, no obstante, su mirada revelaba que tenía ganas de quedarse al menos otros cinco minutos con él.








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Lun Ene 30, 2023 9:08 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Para Arondir era inexplicable el porqué algunas razas menospreciaban al resto. Cada cual tenía su peculiaridad y en el caso de los humanos podía admirar la manera intensa de vivir de muchos. Como si su día presente fuera su último día pisando la Tierra Media. La forma también intensa de profesar amor. Muy parecida a la de los propios elfos. A quienes no les tenía ni un mínimo de empatía era a los orcos y trastos, pues eran unas criaturas sin sentimientos y sanguinarios.

El ser educado y respetuoso era una cualidad innata del elfo. Por eso no quería que su presencia resultará en un problema para la mujer. De ahí que se disculpara tanto. Pues era consciente de la percepción de los habitantes del pueblo hacia los suyos.

— Para garantizar eso sí que lo hacemos. Muchos no lo ven de esa manera. No aprecian lo que es vivir tranquilos como usted sí parece hacerlo. — Le comento, pues él llevaba largo tiempo viviendo como guardia y aunque había sus momentos tranquilos, no podía decir que su vida lo era. Quizás salvo cuando era solo un niño. — Algunos es cierto que son muy orgullosos de sus orígenes y que carecen de humildad. En mi caso provengo de una raza de elfos menos pomposa dedicados a ser soldados. Es la mayor aspiración que podemos tener. Así que en cierto modo me identifico con los habitantes del pueblo.  — trabajadores posiblemente con sueños que tal vez no se cumplirían. Arondir no era hijos de los altos elfos, no era un noble príncipe.

— Tiene razón, al final todo depende del carácter de cada quien.  Y le será sincero. Lo mejor que hice fue no entrar a la taberna y mejor pedirle agua a usted. Al menos me ha transmitido un poco de esa paz. — se atrevió a admitirle a la chica.

— Insisto, la Tierra Media necesita más gente que piense como usted. Que hace las cosas porque es lo correcto sin darle importancia de quien se trata y por eso también es mi agradecimiento. — Le aseguro a la humana.

— Es posible, que algunos hablen, pero la verdad tampoco pueden limitarme con quien deseo hablar. Así que aunque no les agrade, no podrían tomarlo a mal. — mientras no se tratara de un enemigo, todo estaría bien. Aunque ya imaginaba a su amigo intentando interrogarlo para luego salir con sus advertencias de tener cuidado, por supuesto. Por otro lado, como le dijo a ella, le preocupaba más las miradas, hacia la joven, quien era la que podía meterse más en problemas por esto.

La morena parecía querer decirle algo que luego cambió a último momento. No sería intruso, así que le siguió el cambio de conversación. — Bronwyn, ha sido un placer conocerle. Soy Arondir, a su servicio. — Le añadió haciendo una ligera reverencia a manera de respeto a la mujer. — ¿Cree que me pueda dar un poco de más agua? — le pregunto, en realidad no tenía tanta sed, sin embargo, era solo una excusa para aún no irse y poder seguir conversando. — Eh estado buscando algunas yerbas medicinales, no sé si me pueda ayudar a conseguirlas. — Añadió para sacar un poco de más de conversación.







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Vie Feb 10, 2023 2:42 am por Shooting Star
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
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Bronwyn
Bronwyn escuchaba con mucho interés lo que hablaba el interesante y atractivo elfo. Le gustaba mucho el tono de su voz, provocaba una tranquilidad que se notaba a la distancia la gran  diferencia de lo que era ser humano y otra raza. Tenían características muy similares por lo que estaba contando y se sintió muy orgullosa de sí misma que la elogiara de tal manera, la hacía sentir especial, es que siempre se había considerado una pueblerina común que nunca iba a poder cumplir ningún sueño, solo le bastaba casarse y depender de su hombre, no era la gran maravilla, pero lo necesitaba porque a su abuelo no le quedaba mucho tiempo. —Usted también es muy diferente al resto y me atrevo a decir que más conversador,  tiene ese semblante serio como todos y pues no notó mucho la diferencia creo que perfectamente podría tener la apariencia de un príncipe, aunque como menciona yo no he visto a un elfo de alto cargo. — Exclamó con más confianza la joven que no se había dado cuenta que estaba sonriendo de forma natural por todas las buenas sensaciones que le provocaba.

Había sido instantáneo y jamás pensó que tendrían química junto a esa confianza que resultaba ser como magia porque se sabía que entre ellos no se toleraban ¿Acaso serían la excepción a la regla? — Es que tristemente pueden hacerlo, los conflictos se han dado con las diferentes razas y ya usted sabe que con la guerras pueden unirse no así a convivir, pero en ese caso, a mi no me importa si tengo algún tema de conversación y me interesa saber de usted. Ha alegrado mi amargo día ¿Es cierto que viven por varios años como cuentan? — Se atrevió a preguntar. Sí era lo que se hablaba cuando pasaba por la taberna solo para comprar algo de comida cuando no tenía nada que comer y hablaba así con el cantinero.

Se escucharon unos pasos lo cual sabía que tenía que dejarlo pronto no tan solo porque estaba asustada sino que también debía ir a ver a su padre que lo había dejado en casa.  Por suerte, lograron apartarse y si la vieron luego se justificaría que el elfo tenía sed, no podía desaprovechar esa oportunidad tan inolvidable y novedosa que le estaba dando su vida. — Que hermoso nombre, me gusta. — Señaló sonriendo mientras sostenía la vasija entre sus manos.

Claro que sí, también tengo que sacar un poco más para mi abuelo y es por ello que no puedo quedarme mucho tiempo. — Reveló la mujer que sabía que el tiempo podría jugar en su contra. — ¿Le gusta usar hierbas medicinales? Sé mucho de ellas y en ese sector hay muchas, venga. — Haciendo un gesto se sumergieron a los límites del bosque. — Siempre quise ir más allá porque imagino que si a los límites hay varias plantas y hongos imagino como debe ser en lo más profundo, descuide sé que es peligroso, no iré. — Murmuró porque sabía que no tenían que hacerlo, generalmente eran los guardias quienes salían y también los elfos como él que se encargaban de la seguridad.

—Suelo venir mucho por aquí porque las encuentro, mi abuelo hace tiempo que está enfermo  y bueno, son las plantas que han ayudado a mantenerlo con vida. — Terminó por confesar y ¿por qué se lo dijo? Ni siquiera podía responder a esa pregunta, imaginaba que era la confianza que le causaba donde podría contarle cualquier cosa y Arondir comprendería y la entendería.









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Miér Abr 05, 2023 8:19 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
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Arondir
El tiempo siempre había dictado que los elfos debían de estar destinados a compartir sus vidas con los de su propia raza. No es que no existieran elfos que se hubieran mezclado con la raza de los hombres, porque sí había ocurrido. Sin embargo, no habían tenido finales felices. Por eso era que su amigo siempre le advertía que tuviera cuidado con su constaste insistencia en ir hasta la aldea y pasar demasiado tiempo allí. Temía que en una de esas terminara por fijarse en alguna humana y terminara siendo su perdición.

Browyn había llamado su atención y el moreno no estaba seguro aun si debía preocuparse o no por tal motivo. Apenas era la primera vez que la veía y había quedado prendado. ¿Sería sobre esto que tanto Revion intento advertirle? Era difícil saberlo, ninguno de los dos aún se enamoraba y eso era por el hecho de que los elfos amaban para toda la eternidad. Por tanto, a quien le entregaran el corazón sería para toda su vida. Cuando el otro le preguntara posiblemente por el momento, obviaría el detalle cuanto le había llamado su atención. Pues no necesitaba que lo estuviera sermoneando, ni mucho menos que más adelante intentara convencerlo para que no llegara hasta la aldea. Qué igual tal vez solo exageraba. ¿No?

— Me alaga que crea que podría parecer príncipe. Aunque la verdad estoy orgulloso de ser un guerrero. Un guardia. Servir y proteger, eso es lo que me satisface. — le aseguro. — Usted, por su parte, me parece que tiene una de las sonrisas más hermosas que he visto a través de mis años. Lo digo en serio. Es triste cuando la maldad intenta apagar el brillo de los inocentes. — le dijo con toda sinceridad al notar que sonreía, se lo había dicho de manera tan espontánea que en ese momento ni siquiera había pensado en que podría tener algún impacto sus palabras.

Menos mal ya no estaban tan cerca cuando paso gente frente a ellos. Es que de verdad no quería problemas. Pero no se podía ir de allí sin intercambiar sus nombres, ya difícilmente olvidaría el de ella. Estaba bajando un poco la guardia porque igual había dibujado una pequeña sonrisa en su rostro, aunque fuera solo por un momento mientras la escuchaba hablar. — Oh, sí, no se preocupe. No pienso tomarle mucho tiempo. — Comprendía bien que tuviera cosas que hacer y la verdad lo del agua había sido solo la excusa. Así que con que le diera una idea de donde conseguir las yerbas estaría perfecto. Arondir siguió a Browyn quien le mostraba por donde podía comenzar a buscar.

— Hace bien, el bosque es muy peligroso. Pero tiene razón en estos lugares, las posibilidades de encontrar más deben ser mayores. — comento el elfo. Solo que no espero que le hiciera esa confesión.  Así que se detuvo, no podría marcharse y dejarla, así como así luego de conocer aquello. Pues bien, sabía que los elfos tenían habilidades curativas. — ¿Qué es lo que tiene su abuelo? — pregunto con ánimos de tal vez, y solo si lo permitía ir a verlo.








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Sáb Abr 15, 2023 11:57 pm por Shooting Star
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Bronwyn
Arondir era un elfo encantador. Jamás se había detenido a hablar con alguno hasta ahora que todo había sido obra de una casualidad o quizás hasta el propio destino. Realmente ella reconocía que le estaba produciendo más cosas que su propio prometido, del cual no estaba enamorada y solo estaba con él porque era parte de su deber, ya se podía considerar una mujer mayor, que debía estar desposada y con hijos a los cuales cuidar, ese era su destino no había otro y este, era uno de los momentos más calidos y reconfortantes que había tenido desde hace mucho tiempo.

Le nacía sonreír, aunque podía notar que Arondir era un elfo muy serio. Le gustaba el tono de su voz, y como hablaba con tanta valentía ante su cargo de guardia que tenía que servir y proteger. No obstante, no fue eso que caló tan hondo en ella sino que fueron las palabras que le dijo sobre su sonrisa, el calor invadió sus mejillas y aunque ella no se veía, estaba segura que estaba muy sonrojada. Miró hacia el suelo, es que fue inevitable no sentir vergüenza aunque una agradable porque el elogio la había dejado realmente conmovida.  — Es usted quién me halaga con las palabras que acaba de decir sobre mi sonrisa. — Siseó entrecortada, es que ni siquiera podía articular las palabras, hasta deseó abrazarlo y besar su mejilla por lo contenta que había quedado pero no debía, los del pueblo jamás estarían de acuerdo que se acercara a un elfo, gente tacaña, cuando eran ellos quienes lo estaban protegiendo todo el tiempo, pero claro, eran diferentes razas.

Sin más, sabía que no podía quedarse mucho porque su abuelo seguía enfermo y ya estaba demorando, además que quedarse con Arondir no era muy conveniente que digamos aunque ella sí quería quedarse. — Yo tampoco pretendo quitarle mucho tiempo, sé que tiene que cumplir con su deber. — Murmuró avanzando hacia el límite del bosque solo por excusa aunque siempre sería bueno encontrar hierbas que pudieran disminuir el dolor de su abuelo que yacía enfermo en una enfermedad desconocida para ella, pero si podía notar que perjudicaba su pecho, tenía fiebre y se ahogaba.

Analizando cada planta y hierba que ya conocía de memoria, solo sacó unas matas para volver la mirada hacia él. — Ha sido muy gentil que quiera acompañarme. — Siseó con suavidad recordando su linda sonrisa porque también le había sonreído siendo que era muy serio. Oh.. en realidad debe ser una enfermedad del pecho, fue un hombre muy trabajador toda su vida y de la nada cayó en cama, tiene fiebre, y en ocasiones se ahoga. Me asusta cuando llegué el frío…— Expresó. La chica no estaba muy consciente de sus habilidades aunque estaba segura haber escuchado alguna vez que los elfos tenían ese don de curación, sin embargo, no era nadie para decirle y suplicarle ayuda.

—Volveré a mi hogar, fue  muy grato conocerlo. Yo… siempre… ando cerca del pozo o buscando hierbas… si otro día quiere conversar. — ¿Por qué lo dijo? Fue bastante atrevida a decir verdad, y ella no solía ser todo el tiempo así, pero sus ganas de querer verlo nuevamente la traicionaron, no era lo correcto y aún así no le importo, solo que si no lo decía quizás un nuevo encuentro no iba a volver ocurrir.










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Dom Mayo 21, 2023 9:03 pm por Rising Sun
1. La Mujer del Pozo
Tirharad
En la tarde
Arondir
Para Arondir este encuentro había sido uno grato. A veces no lograba comprender por qué la necesidad en mantener a las razas separadas, sentía que era esa segregación la que en ocasiones producía molestia en los demás hacia los elfos. Pues bien, era cierto que solían ser muy orgullosos, serio y seguros de ellos mismos. Incluso los que eran como él que solo eran un simple guardia a diferencia de los grandes y poderosos nobles de su raza.  Si buscaran más la unión, quizás los hombres los verían de otra manera. Pero solo era un quizás, porque tampoco era toda la culpa de ellos. La raza del hombre no lograba ver cuando a pesar del pensamiento que tuvieran de ellos, solo buscaban preservar sus vidas, que estuvieran seguros y la mayoría no lo veía.

Por suerte había esperanza mientras hubiera quienes tuvieran un pensar distinto, como era el caso de Bronwyn. Quien además había logrado cautivarlo con su sencillez, y con la hermosura de una flor silvestre. Por eso no se había inmutado en asegurarle lo hermosa y agradable que era su sonrisa. Sintió algo al verla sonrojada y volviendo a sonreír, no sabía que era nunca lo había sentido, pero era una sensación agradable.

— Comprendo perfectamente, no se preocupe. Al contrario, no me canso de agradecerle las atenciones. — afirmo el moreno. Sabía que debía de regresar en un rato a su puesto, pero no le importaba acompañarla por más hierbas. — Es lo menos que puedo hacer después de su gesto. — aseguro el elfo. — Oh, sí, he visto casos como esos. Por lo general, esos problemas para respirar y ahogamiento se deben a que el pecho está lleno de impurezas. — comento, no era un sanador, no se dedicaba a eso, pero como todo elfo tenía ese don de sanar.

— Por supuesto, ha sido un placer. Ya ahora, si no le tomo más tiempo, que sé que le están esperando. No quiero retrasarla más. — aseguro mientras se despedía de la mujer. — Bueno, yo siempre doy mis rondas por el pueblo… así que posiblemente en algún momento vuelva a tener sed. — confeso dando a entender que una vez más sería la excusa para acercarse, hablar con ella.

— Bronwyn… — dijo antes de marcharse. — Si alguna vez la situación con su abuelo se complica y necesita ayuda, puede dejarme saber. Nosotros estamos aquí para protegerlos. Y muchas de estas enfermedades son producto del deterioro del medio ambiente por culpa de la maldad que nos comienza a asechar. — finalizo. Regalándole una última sonrisa sin darse cuenta. Su ayuda era sincera, sabía que los humanos eran mortales, pero no era justo dejarlos morir en sufrimiento. Mientras pudiera darle esperanzas de vida, lo había. Además, también era una excusa adicional para verla. Aunque en ese momento ni el mismo se daba cuenta de que era así. Estaba enajenado de lo que comenzaba a crecer en su corazón.

Fin del capitulo







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