EL PODER
DEL AMOR

ONE ON ONE| Sci-Fi | ORIGINAL

El mundo se encontraba en guerra, el bien y el mal estaban enfrentándose y el epicentro lo era la ciudad de Tecno Nova. Todo el caos se había desatado cuando la Liga Obscura comandada por el gran villano Diomed fue asesinado, o al menos eso decían, en medio de una misión cuando se disponían a atacar los cuarteles de la Liga del Resplandor, lugar al cual pertenecían y eran entrenados todos los que nacían con superpoderes y decidían estar de parte del bien. Había sido un ataque caótico, y no les había ido bien a los villanos esa vez. Los héroes se distinguían por jamás actuar a las espaldas, ellos tenían un gran sentido del honor. Pero ese día, cuando Gorgon el mejor amigo Diomed, segundo al mando y padrino de Ciara llego al cuartel con el cuerpo de Diomed en brazos con una gran herida por la espalda. Lo que nadie supo es que Diomed nunca acompaño a su grupo de villanos en aquella misión, por el contrario, se había encontrado haciendo otra en solitario, una secreta. Así que la verdadera versión de su muerte nadie la conoce.

Ciara fue entrenada y criada bajo la tutela de Gorgon quien le reclamaba que era a ella que le correspondía vengar a su padre. No solo desatar el mar por completo en Tecno Nova, sino también darle en donde más le duele a la Líder de la liga del Resplandor, su hijo. Es aquí donde la vida de Ciara y Ronan se cruzan.

Ronan siempre creyó que no todos los villanos debían de desaparecer, que algunos no habían tenido la opción de escoger un bando, pues habían crecido en un mundo obscuro en el cual el mal era lo único que conocían. ¿Serían realmente malos del todo? Mientras que Ciara vivía odiando a personas inocentes que nada habían tenido que ver con la muerte de su padre sin darse cuenta de que solo se estaban aprovechando de sus poderes, los cuales eran los más poderosos de toda la liga de Villanos por poder controlar los elementos a su antojo a diferencia de otros que solo tenían una sola habilidad incluyendo a Gorgon. En el caso de Ronan gozaba de supervelocidad aunque según su maestro tenía aún más por desarrollar.

¿Podría esta mujer conquistar el mundo y completar su venganza? ¿O el corazón le jugaría una mala pasada terminando siendo ella la conquistada? ¿Podría este chico confiar en alguien lleno de odio y ver algo bueno en ella? Aquí era donde se podía ver que no importaba cuan poderosos fueran, el mayor poder de todos era el amor.

En estos últimos tiempos Ronan no estaba teniendo vida social. Se la había pasado entrenando, pues pretendía estar a la altura de su madre. Sin embargo, sentía presión, pues todos sabían que Destello, su madre, era la más sabia y fuerte de las heroínas. El chico hacías bien su trabajo, se esforzaba. Pero no estaba seguro de si ocurría alguna desgracia pronto, estaría listo para tomar si lugar como muchos esperaban. ¿Por qué pensaba en esto cuando su madre aún era joven y llena de energía? Pues porque los últimos años se habían vuelto caóticos y los ataques de los villanos a los cuarteles se hacían más frecuentemente. Las cosas no andaban bien, y sabía que ella era su blanco principal. O al menos eso creía él.

“Aún no explotas todo tu potencial.” Que le había querido decir su mentor en el último entrenamiento con esas palabras. La mayoría de los que tenían el gen de poder solían tener solo uno. Y hasta donde él sabía, más veloz de lo que era no podía ser. ¿Quizás se refería a su carácter? Bueno, él tenía su carácter, pero igual era algo que se podía mejorar. Solo que en la forma tan mística que lo dijo tampoco le sonó a ello.

Solo unos pocos, como un puñado de arena en medio de un desierto, podían tener más de una habilidad. Era tan extraño que muchos llegaban a pensar que era un mito. Se decía que cuando nacían el bebé brillaba con un resplandor por unos segundos y luego la luz desvanecía. Ese era el presunto, indicarían que ese niño era de los dotados. Sin embargo, los nacimientos solían ser un ritual tan íntimo que muy pocos podrían saberlo, ni siquiera el niño.

Necesitaba distraerse, por lo que saco su chaqueta con capucha y se marchó a un bar en los límites de la ciudad donde no lo fueran a reconocer. Quería tener un poco de libertad. Aunque fuera por un rato. Pues, aunque cuidaba su identidad de los civiles, tampoco tenía ganas de que sus compañeros y amigos héroes lo vieran. Necesitaba un respiro de su vida “cotidiana”.

Al llegar se sentó en el rincón más alejado de la barra y pidió su orden. Mientras tanto disfrutaba de una pinta de cerveza. Solo levanto la mirada al escuchar voces de mujeres entrar al lugar. Pero solo fue una la que llamo toda su atención...  

Entre el amor y el odio, está la línea del perdón. Cruzarla significa darle vida a esta pasión.

Su sed de venganza era demasiada y la verdad es que ni siquiera estaba saciada por completo porque solo llevaba un tiempo como villana en Tecno Nova. Tenía dos límites: No se podía dejar ver por nadie y tampoco tenía permitido matar. Todavía.

Eso la tenía todos los días frustrada, porque aunque sí podía destruir a gusto lugares de la ciudad donde sonreía como desquiciada, aún no sentía que esto era lo adecuado. Es que tenía que vengar a su padre; Diomed. Aún no podía olvidar aquella desdicha cuando Gorgon, ahora su entrenador oficial y que era un villano increíble, había llegado con el cuerpo de su padre en sus padres, desde ahí, desde el primer segundo solo quería destrucción, destruir a todo aquel de Tecno Nova hasta encontrar a los responsables, era común que fuera uno de los héroes de la ciudad ¿Quién más? Entre villanos no se traicionaban porque tenían mucho más que perder con tales enemigos insistentes que solo eran unos egocentricos y deseaban la paz que no existía, siempre habría conflicto. El mundo necesitaba del bien y el mal.

Eso hacía la vida más interesante.

Luego de destruir un kiosco con unas amigas de camino, creyeron que lo mejor era escapar e irse a un bar. Aún sentía el fuego abrazador en su mano, nadie creería que esa carita dulce y perfecta, era de la gran Ciara que cada día estaba logrando más objetivos y misiones, subiendo de nivel ¿Su sueño? Claro que era convertirse en la villana más poderosa y deseaba que Tecno Nova ardiera con sus llamas o simplemente que se inundará.

Llegó aquel bar despampanante, sus amigas eran unas fáciles así que muy probable que consiguieran una presa, mientras que ella se quedaría en una mesa tranquila, bebiendo y fumando, si alguien osaba pedirle bailar. Casi nunca aceptaba, es qué punto uno: Tenía que estar interesada. Y no había ninguno que cumpliera en demasía sus expectativas, si algunas veces lo hizo fue de aburrida, unos cuantos bailes y quizás un beso.

De todos modos, sabía que era coqueta y cuando alguno le interesaba era directa. Pues apenas entró a ese bar aquella noche, sus ojos se toparon en unos ojos azules de un chico que creía que era solo un poco mayor que ella que la miraba interesado. Su amiga golpeó su hombro y sonrió. — Creo que le has gustado. Anda a la barra sola, eso nunca falla. — La animó traviesa y con maldad en su mirada, una maldad que solo destilaba que tenía que pecar y disfrutar.

Y lo cierto, es que en definitiva había quedado interesada, así que se despidió de sus amigas que de inmediato se acercaron a un par que se acercaron a ellas a la brevedad, tal vez ya la estaban esperando. Ir hacía allí era casi para hacerse notar solo que sí quedó alejada de él, lo miró con una sonrisa y luego solo pidió un trago preparado.  

Esperaba que el juego diera comienzo.
 

Entre el amor y el odio, está la línea del perdón. Cruzarla significa darle vida a esta pasión.

El haber crecido siendo hijo de héroes lo había alejado por mucho tiempo de las tentaciones. Pero como todo tiene su tiempo y su etapa, ahora que era joven adulto no se podía escapar de ellas. Claro, de todos modos, Ronan tenía claro el camino que eligió. Para él era impensable en hacer la maldad parte de suya. Pues implicaba dolor, sufrimiento. ¿Por qué quería escoger un camino así? Sin embargo, eso no implicaba que no fuera a ceder a otras cosas. Como, por ejemplo, caer en las redes de alguna chica. Cosa que podía llegar a ser igual o más peligroso. Ya que en los asuntos del corazón no hay manera de controlarlos.

Hoy era uno de esos días donde tentaba su suerte. Donde ponía a prueba su resistencia a las tentaciones. Los bares de los límites de la ciudad no eran iguales a los del casco urbano. El tipo de personas que los frecuentaban eran muy diferentes. Pero por lo mismo, porque quería ver algo distinto y porque de paso quería algo de libertad, fue que escogió dicho lugar.

Lo bueno de tener supervelocidad es que no necesitabas de otro medio de transporte que no fueran tus propios pies. Así que en cuestión de un muy corto tiempo él ya había cruzado corriendo de un extremo de la ciudad al otro sin tan siquiera dejar escurrir una gota de sudor por su frente, mucho menos exhibir cansancio. Le encantaba su superpoder, eso era un hecho. Igual tenía sus precauciones para no ser descubierto. Aun así, siendo tan rápido era difícil que eso ocurriera.

Cuando escucho aquellas mujeres llegar hubo una entre todas que llamo por completo su atención. Esos ojos grandes y claros, esos labios rosados que invitaban a besar. Sí, había llamado por completo su atención. Lo curioso es que ella parecía notarlo, pues cuando menos lo espero ya ella estaba sentada al otro extremo de la barra, apartándose así de paso de las amigas que la acompañaban quedando completamente sola. Una sonrisa coqueta apareció en su rostro cuando la chica lo miró. — Yo le invito los tragos a la señorita. — Le dijo al que atendía la barra.  

Tomo su tramo y se movió a una silla un poco más cercana a la chica para así ponerle hablar. — Buenas noches. ¿Eres nueva por aquí? Podría jurar que no te he visto antes. Un rostro como el tuyo no lo podría olvidar así de fácil. — Le aseguró. — Soy Ronan, por cierto. — se presentó mientras tomaba un poco más de su bebida.
 

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Siempre se daba tiempo para un descanso. Era inevitable, cuando trabajaba duramente por los entrenamientos y peleando con esos tontos que querían solo paz, no la dejaban disfrutar cuando destruía algún loca con sus habilidades era como si detectarán de inmediato por la misma gente que eran unos lloricas, no entendían lo que era la emoción, la rutina aburria.

Era la primera vez que venía a ese bar con sus amigas, y al notar que la dejarían sola como siempre encontrarse con ese chico que estaba interesado por esa mirada que le dio, sintió que era emocionante porque no iba a negar que desde lejos ya lucía guapo, quería verlo de más cerca.

Estaba acostumbrada a eso, y el chico ya había pasado la primera prueba con su buen ver, ahora solo con esa mirada, ya sentada pidiendo su trago solo esperó que se acercara, y vaya que no fue para nada difícil, fue sumamente todo instantáneo. “Mucho mejor de lo que imagine, ahora Ciara, tranquila, que todo tiene que ir bien” — Gracias por invitarme el trago, galán.— Señaló con una sonrisa coqueta, mientras se disponía a escucharlo pero también analizando todos los detalles de su rostro, tan armonioso y esos grandes ojos azules que hacían perderse a cualquiera, le gustaba también como mantenía su cabello oscuro con esa tonalidad rubia, le daba estilo, sí… ¿Para qué negarlo? Era todo su tiempo, le gustaban los rebeldes. — Sí, es la primera vez que vengo al menos a este local, vine con mis amigas, pero están acostumbradas a dejarme sola así que gustosa que me acompañes, así no me aburro tanto.— Amaba que la elogiaran, no era así siempre, más que nada cuando le lanzaba un buena llamarada de fuego a uno de esos y Gorgon dictaba: ¡Que estupenda eres, chica! Así que ese otro tipo de elogios eran dignos de escuchar. — Debo decir que tú tampoco estás nada mal. —También fue directa, no tenía nada que perder, no lo dejaba de mirar y sentía que todo era recíproco.

—Soy Ciara, un placer. — Extendió su mano como saludo y a su vez, también agregó un beso en la mejilla. — Por lo que noté, no es la primera vez que vienes aquí así que supongo que el lugar es para volver. — Siseó divertida, y dejándose llevar por la conversación, se veía que el ambiente principalmente eran jóvenes de su edad y uno que otro adulto que se encontraban apartados agradecidos por la buena música que se escuchaba de fondo.  

 

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Cada que se sentía con esa necesidad de salir de su ambiente terminaba en este lugar. No era la primera vez que se aparecía en este bar. Eso sí, solía ser bastante discreto. Ronan no era de los que llamara la atención de manera intencional si no estaba interesado en ello. Muchas veces podía hasta pasar por desapercibido. Como si en ningún momento del día hubiera estado ocupando una silla en aquella barra. Como si se tratara de un fantasma. Pero en otras podía llamar la atención, como ahora. Porque claro, la joven había llamado toda su atención primero.

Tentando tu suerte, eso era lo que estaba haciendo el chico. Pues la muchacha por muy hermosa que fuera, se veía que era de estas chicas que sabían muy bien lo que hacían. Se podía notar que era de carácter fuerte. Pero claro, al chico le gustaban los retos. Que luchara por la justicia no cambiaba que tuviera ese tipo de atracción por las chicas. Si su madre supiera de los lugares que frecuentaba, ya le hubiera dado el jalón de oreja por exponerse de esa manera. Más Ronan centra que era viendo el mundo tal cual era como mejor podía entenderlo y defenderlo. Incluso podría decir que tal vez esos que se hacían llamar malvados en el fondo no estaban del todo perdidos… bueno, algunos casos.

Noto rápido que la atracción había sido mutua, instantánea. Magnética. — No hay de qué. — le comento luego de que le agradeciera por el trago mientras le daba a su paso una guiñada coqueta.

— Ya sabía yo que no me hubiera podido olvidar. — le aseguro el joven. Había visto jóvenes hermosas, pero esta chica tenía algo que lo había puesto a centrar toda su atención en ella. No por nada, aun cuando andaba en un grupo de chicas había terminado solo fijándose en ella. Ronan era directo, no le daba rodeos, así que no lo había pensado dos veces para hacer su movida. — Oh, qué amigas esas, que falta de consideración. Aunque, por otro lado, me agrada servirte de compañía. — le aseguro. En el fondo era mejor para él no tener que lidiar con las amigas.

— El placer es mío. — dijo tomando su mano, aunque en vez de estrecharla deposito un beso en ella mientras le daba una mirada coqueta. La chica, por igual, le había dejado un beso, pero en la mejilla, haciendo que al acercarse pudiera impregnarse en su nariz el olor del perfume de ella.  — Tiene buen ambiente, no me quejo. Aunque lo admito, los hay mejores. Pero tiene un cierto misterio que me gusta. — le comento, porque claro, era un lugar así lo que él estaba buscando. — De todos modos, la compañía también es un gran factor para apreciar los lugares. Así que ahora mismo podría decir que el interés de permanecer aquí ha incrementado a un cien por ciento. — Añadió. — ¿Como diste con el paraje? — pregunto por curiosidad.

 

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Le importaba bien poco que sus amigas se alejaran porque la verdad la comprendían, fue lógico que en un principio la invitaban ir a ligar pero era ella prefería quedarse sentada apartada mientras se entretenía con el ambiente, a veces, tenía suerte, muchas otras no, y esta noche al menos estaba siendo muy afortunada. Ya que había llegado a Ronan que superaba sus expectativas, se sentía complacida que se fijara en ella. — Las entiendo ¿sabes? Generalmente prefiero venir, beber un trago y escuchar música, nada más. Pero esta noche ha sido diferente, has llegado tú, fue bueno venir aquí. — Señaló directa y divertida con la situación, en toda su vida, no había tenido esa oportunidad hasta ahora, y no pensaba desaprovecharla quería ver como todo terminaba.

Cuando él tomó su mano, Ciara trato de controlar sus poderes porque ante el contacto si podía arder, no siempre los podía controlar sobre todo por una emoción intensa y sabía que estaban cálidas, bueno la ciudad estaba por completo de superhéroes y villanos por lo que podría suponer, de todos modos, no quería que hiciera aquella pregunta, porque ahí iba a ser una brutal mentirosa ya que ni podía decir su identidad ni nada, ahí solo era Ciara y nada más.

La sonrisa ladina de la muchacha de ojos verdes se mantenía al oír todas sus palabras, Ronan no dejaba de elogiarla y de una forma, que la hacía sentir una reina y la más bonita del todo el bar, aunque claro que para ella pasaba lo mismo. — Es muy agradable, me ha gustado creo que voy a venir seguido. — Con aquello dejaba claro que quería seguir frecuentando el sitio si era uno de sus lugares favoritos. — Toda la razón, igual estoy contenta que haya venido aquí y conocerte, Ronan — Dijo divertida sabiendo que en el fondo sus emociones se estaban volviendo muy positivas cosa que no le agradaba tanto pero eran nuevas así que quería identificar que pasaba, esa sensación le recordaba cuando llegaba su padre a casa cuando era una niña, solo que era más intenso, creía saber que podría estar peligrando con una atracción ¿Pero tan así era? Se suponía que el amor y esa clase de sentimientos era para los perdedores aunque para los villanos era permitido, aunque por ellos mismos, si te enamorabas de un superhéroe era el exilio rotundo.— Fue de casualidad, caminabamos y una amiga ya conocía el lugar así que lo propuso, aunque a mi me parece que ya la estaban esperando.  — Murmuraba divertida por la situación.

— Por cierto, ni hemos brindado. — Señaló al darse cuenta, así que levantó su copa y la chocó con el vaso del chico, sonriendo a su paso. —Brindo porque nos conocimos y  que espero que nos sigamos frecuentando.—  Enfatizó con sensualidad, mirándolo provocadoramente, su mirada se deslizó a sus labios al momento que se llevaba la copa a los suyos y así beber el contenido de este exquisito trago. — ¿Y aquí no se baila, verdad? — Exclamó. Nunca le pasaba pero sentía ganas de bailar con él, estar más cerca. Todo era tan intenso y extraño.


 

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Cuando salió de su hogar no lo había hecho en modo conquista. Solo buscaba distraerse un poco. Pero ahora que había puesto los ojos en aquella chica la historia cambiaba por completo, ahora estaba decidido en que quería pasar acompañado esa noche. Por lo que había ido directo a coquetear con ella. Podría ser muy héroe, pero no dejaba de ser coqueto.

— Tengo que admitir que esa era mi idea original. Unos tragos, música. Pero en definitiva ya cambiaron mis planes. — Le admitió. — Aunque han cambiado para mejor, mucho más interesante. Tu compañía ha mejorado todo. — añadió, sin duda esta era el tipo de sorpresa que le agradaba. Las que te daban algo mejor de lo que esperabas.

Las manos de la chica estaban cálidas y eso le agradó. Daba cierta sensación de humanidad. No sabía cómo describirlo. — Le recomiendo que lo siga frecuentando. La pasará bien. Ya lo verá.  Pues fíjate como es la vida. Yo suelo venir aquí, aunque no de una forma frecuente. Pero resultó que hoy fue de esos días en las que deseaba salir de la rutina.  De no ser por ello no nos hubiéramos encontrado. — explicó. — Algo me decía que hoy tenía que venir aquí. Me alegro de haber tomado esa decisión, o no la hubiera conocido. —

El chico escuchó la historia de como habían llegado al par. — Bueno, sí las estaban esperando, no importa, que se queden ellas allí. Ahora estás conmigo. — Aseguró el muchacho. — Brindamos por el primero de muchos encuentros. — Le dijo chocando su vaso con el de la chica.

Escuchó la indirecta de la muchacha. La música estaba buena y él, aunque tenía ganas de bailar, tenía un pequeño y peculiar problema. Su supervelocidad. En muchas acciones de la vida cotidiana ya había aprendido a establecer un ritmo normal y solo activarla cuando él quería. Más había ciertas cosas que no solía practicar a menudo que le costaban un poco más. Esta era una de ellas, aun cuando le gustaba bailar. Pero eso no lo iba a detener.

Así que aprovecho que el DJ se había puesto travieso y puso una canción de tango mezclada con rock pop que invitaba a bailar. Ronan extendido su mano a Ciara con una sonrisa picará. — ¿Quién dijo que no se bailaba? — añadió mientras se ponía de pie y la invitaba a la pista de baile. — No practico mucho el baile. Pero sé que este ritmo es uno muy coqueto y seductor. — comento con una mirada picará.

 

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Ronan se veía un chico travieso, simpático y que no tenía problema en ser coqueto cuando alguien le interesaba, sin duda, la hacía sentir especial y claramente hace mucho que no sentía una química así con un hombre, Ciara no dejaba de sonreír, encontrando encantadoras sus palabras. — Pienso lo mismo, también para mi es un placer que seas mi compañero esta noche. — Reveló siendo muy directa y no le importaba, deseaba tener algo con él, pensando claro que sería un lío de una noche y nada más. No tenía tiempo para darse esos gustitos tal como lo estaba haciendo ahora.

No dijo nada sobre sus manos cálidas que podrían asustar pero estaba controlando sus poderes, así que se sintió muy bien. — Yo tampoco, por mis estudios. — No mintió del todo, si estaba estudiando para ocultar su verdadera identidad de villana, pero gran parte de su tiempo lo llevaba a eso. — Muy pocas veces salgo. — Lo cual era muy cierto no lo hacía siempre, tenía que ser muy convencida por sus amigas que amaban salir, claro que también eran villanas mucho más perras que ella. — Es mucha la coincidencia, porque soy igual así que al parecer sí estábamos muy destinados a encontrarnos. Y no te aflijas, puedes tutearme. — Dijo al notar que estaba siendo muy educada con ella no estaban en tiempos de épocas pasadas. Pero le encantó imaginarlo como todo un caballero.

—Por supuesto que estoy disfrutando más contigo que con ellas y por eso debemos vernos después. — Cambió por completo la idea de que sería algo solo de una noche, notaba que con cada palabra, y que se estaban conociendo la química era arrasadora y muy fuerte.

Terminó proponiendo bailar notando que la música igual tenía estilo pero nadie se animaba a bailar, esperaba incluso que dijera que no, y ahí se iba a tener que aguantar las ganas de tenerlo cerca, pero para su sorpresa dijo que sí, sonriendo ladina, se veía seguro quizás bailaba estupendamente, claro que sabía que sus amigas iban a notar eso porque casi nunca bailaba y cuando lo hacía era porque había mucho interés de por medio, así que se esperaba las molestias por teléfono durante la mañana si es que la veían.

Por lo que se levantó y fue a la pista con él. — Me tendrás que guiar ¿eh? — Señaló al tenerlo cerca. — Me gusta que el baile sea seductor. — Inquirió sugerente mientras comenzaba a moverse al ritmo de la música y vaya que no era nada difícil con él, que sabía coordinar perfectamente cada uno de sus movimientos y ante todo sabía guiarla.



 

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Se notaba como la muchacha le seguía el juego y se sentía tan atraída por él, como él se sentía atraído por ella. Todo esto estaba tomando un rumbo divertido. Su noche había mejorado por mucho, no se podía quejar. Más aún cuando había salido sin expectativa alguna y a pesar de ello su parecer cambio por completo desde que la vio entrar aquel bar en compañía de sus amigas. De las cuales a decir verdad ya ni atención le estaban prestando. Ellas se fueron a lo suyo, así que ahora sería él quien se encargaría de darle compañía a la joven.

Que mencionara que estudiaba le dio curiosidad. ¿A qué se podría dedicar tan despampanante chica? Se preguntó. Seguro era toda una caja de sorpresas y le salía con lo menos esperado.  Así que una sonrisa curiosa se dibujó en su rostro antes de comenzar a preguntar. — Yo recién egresé de ingeniería. Comprendo la presión que puede llegar a ser. Es necesario, momentos como estos. — comento. — ¿Qué estudias? Sí, se puede saber claro. Solo es curiosidad. — termino por preguntar siendo directo. No era de muchos rodeos.

Tal vez podía sonar algo cursi lo de estar destinado, pero si lo pensaban bien, al menos en su caso estaba resultado demasiada confidencia. — Muy bien, desde ya la tutearé. — dijo calmado. A veces podía resultar ser un poco formal, pues era la forma en que lo habían criado. Pero a la que le daban la confianza dejaba todo eso a un lado.

— Esa idea me encanta. No es por nada, pero desde que te vi, estaba seguro de que no quería que fuera la última vez. — le dijo con suma franqueza. — Me pones un reto, pero buscaré hacer que disfrutes esta noche, que sea de las mejores. — aseguro el chico. El reto para ella tal vez parecería ser solo el detalle de saber como hacer que se divirtiera. Pero la realidad era más por el baile. Más como no se intimidaba ahí iba a aceptar el reto. Posiblemente, sería buena idea que comenzara a practicar más, a controlar su velocidad al bailar. No le haría mal.

— Descuida, yo te guio. — le murmuro con una sonrisa ladina en la pista de baile. Todo comenzó un poco lento y suave, mientras que Ronan atraía a la chica hacia él de manera peligrosa. Incluso pudiendo llegar a haber más contacto de lo debido al tiempo que la guiaba. Como aquel toque en la pierna. Ya cuando la canción hizo el cambio a estilo más rocanrolero, el baile se volvió más divertido. Y menos mal porque se comenzaba a acalorar.

La gente los observaba y se habían reunido alrededor de la pista a verlos bailar. Había bastante bullicio. Sin embargo, parecía que había una chica que no estaba contenta con la atención que le estaban dando a la pareja. Específicamente a Ciara. Se pudo ver como de un momento a otro la mujer arrastro con ella a un chico que no tenía una pinta muy heroica, y se parió en medio de la pista para detener la música. — ¿Les gusta ser el centro de atención? Que tal sí nos superan en la próxima canción. — dijo de manera retante y altanera la chica. Ronan dio una mirada de fastidio. ¿Si la conocía? Por supuesto que sí, solo que no espero encontrársela allí, cada día se convencía de que estaba interesada en él, pero eso indudablemente no era recíproco. — Eso no nos intimida. Después de todos estamos aquí para divertirnos, pero ya que lo dices. — pues había una dignidad y ego que cuidar. Así que no se intimidaría. — Confía en mí. — le dijo al oído a Ciara. Él sabía bailar, lo que tenía que cuidar era su velocidad.


 

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Nunca imaginó que iba a terminar así: Muy interesada en una cita con un chico que era agradable y absolutamente de su tipo. Que le seguía el juego en todo momento y donde se estaba dejando llevar por la seducción. Quería conocerlo, en todos los sentidos, no podía evitarlo lo cierto es que nunca le había pasado algo así donde la química era tan fuerte y si le paso, bueno esa noche ni lo recordaba porque quería tomar ese encuentro como el mejor de todos. Sonrió. Ahí notó que era algo más mayor que ella cuando dijo que era egresado y ella solo iba en su segundo año. — ¿Y cuántos años tienes? Si es que se puede saber. — Dijo al momento que tomaba su vaso y se lo llevaba a la boca para beber de ese exquisito trago. — Voy en segundo año de administración de empresas, por supuesto, quiero tener mi propia empresa y ser la jefa, aún tengo que pensar el rubro. — Siseó la chica con tranquilidad porque era ese su sueño, por supuesto su padre le había dejado dinero heredado que lo tenía presupuestado para la universidad y luego formar su propio emprendimiento, por supuesto, que podía manejar ser villana y a la vez ser una gran empresaria. Pero claro, podía estar muy guapo solo que esa información no la iba a estar gritando a los cuatro vientos, ahí solo era Ciara.

—Todo un caballero ¿eh? — Murmuró riendo y solo espero que la tuteara que estaban en confianza para tratarse de un modo demasiado formal. La chica quedó encantada con lo siguiente que dijo donde el chico prometía que iba a ser la noche más perfecta de todas y que iba a sentir las ganas de continuar viéndose, lo cual era peligroso y atrayente. — Reto aceptado, también tratare de poner de mi parte para que no me olvides. — Le guiñó un ojo y jugó con sus manos otra vez, porque si estaba muy enfocada en controlar sus poderes cuando lo hacía sabiendo aún que sus manos estaban calientes y no era solo por sus poderes.

Parte del reto también era bailar, y sin duda, solo se dejó guiar por aquella danza donde sabía que era él quién dominaba la situación, sabía moverse con rapidez, era flexible y la cercanía era desbordante. Hubieron momentos que chocaban entre sí, y podía sentir su aliento, sin duda, sentía mucha calor y ni se dio cuenta cómo la gente los había rodeado para observarlos. — Guau…— Dijo al momento que acabo, con ese baile fue cuando quedó completamente rendida a sus encantos, el problema fue que fueron vilmente interrumpidos.

Al ver esa chica sin duda, quiso lanzarle un ataque cruel de fuego o de frío hacía a ella para que quedara congelada en la pista, desbordó demasiado rápido rabia y menos mal que alcanzó a soltar justo a tiempo a Ronan porque ahí sí habría notado que su piel ardía. — Yo no esperaba llamar la atención pero hay veces que no se puede evitar cuando el talento es parte de uno y más encima tengo un compañero de baile tan estupendo. — Murmuró mientras se acercaba de nuevo porque todo se apaciguó rápido cuando vio la cara descolocada de la mujer. — Por supuesto, confío en ti. — Le dio un toque en la nariz, y se preparó para el reto de un baile, el cual no pensaba perder y donde de nuevo se dejaría guiar por Ronan que sabía muy bien lo que hacía. Sin embargo, no iba a perder el tiempo en competencias baratas de una sufrida porque sí presintió que todo era por algo y porque más bien prefería pasar un momento más privado con el chico de ojos claros así que solo disfrutaría ese baile que sin lugar a dudas se vino muy difícil.

Estaba preparada.


 

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Ronan había tenido alguna que otra novia, una que otra aventura. Pero tener un flechazo de esa manera con alguien, que sintiera un interés y atracción casi al instante, eso era nuevo para él. No quiso pensar en lo que eso implicaba. En estos momentos solo viviría el presente y ya luego se encargaría de analizar qué rayos le estaba pasando con esta chica que a pesar de ello seguía siendo una desconocida.

Antes de responder le pico un poquito la curiosidad. — ¿Cómo cuántos me podrías? Ya sabes que a veces las apariencias engañan. — comento, y era cierto. No siempre era fácil atinarle a la edad de alguien porque pareciera de más o de menos. Pero también se podía decir que las apariencias engañaban de una forma algo más profunda, cuando se referían a una persona que aparentaba ser algo que no era. Claro que por el lado del chico lo decía precisamente por la edad. Aunque estaba seguro de que no tenían tanta diferencia de edad entre ellos. — Bueno, yo tengo 23 acabados de cumplir. — aclaró con una sonrisa traviesa. — Pues déjame decirte que tienes todo el porte de jefa. — la chica tenía ese carácter fuerte, decidido que se necesitaba para liderar a un grupo.

— Eso, intento al menos. — aseguro con una guiñada cuando menciono lo de ser todo un caballero. Ya comenzaba a notar de que difícilmente olvidaría esta noche, así que al final el reto sería fácil de cumplir en el sentido de que ya se conocían, y por su parte imposible de olvidarla.

El baile había sido todo un deleite para el héroe. Sentir el cuerpo de Ciara junto a él, en aquel va y ven al compás de la música. Sentir su olor, el contacto de su piel. Era tan cálida, eso le agradaba. Luego de aquello de haber estado solos, probablemente hubiera terminado acorralándola contra alguna pared.

Todo iba bien hasta que aquella chica hizo su aparición. Por supuesto, no se iba a dejar aguar la noche por esa mujer. Era cansina, y no se daba cuenta de que a Ronan no le interesaba para nada su presencia. Noto como Ciara se ponía brava y no dudo en cuadrársele a la muchacha. Por lo que el chico solo puso una sonrisa burlona y alzo la ceja mientras cruzaba los brazos esperando por su reacción. — Ya veremos. — dijo con cara de fastidio.

— Luego no te quejes cuando quedes en ridículo. — aseguro Ronan tomando la mano de Ciara. La sincronía entre ambos parecía tan innata, que cualquiera pudiera creer que llevaban conociéndose desde hacía tiempo. Más no, era solo pura química natural que emanaba. Las personas parecían encantadas con la pareja. Los aplausos sonaron, el chico que acompaño a la retadora simplemente se rajó negando y viéndola mal por hacerlo pasar vergüenzas dejándola sola en medio de la pista.

— Ni vale la pena mirarla. — menciono Ronan mientras se detenía en medio de la pista, dándole una última vuelta echando hacia atrás a Ciara mientras la sujetaba con su brazo de manera dramática. Más aplausos. — ¿Te gustaría ir a un lugar más tranquilo? — lástima que no tenía una moto porque la verdad no la necesitaba. A él no es que le molestara mostrar sus poderes, pero no para hacer espectáculos. Así que igual, aunque fuera solo a ella, la podría cargar en la espalda y podía asegurar que sentiría más adrenalina que conduciendo una moto. — ¿A menos que prefieras quedarte? — le dijo en un tonito algo retador con una sonrisa maliciosa.
 

Entre el amor y el odio, está la línea del perdón. Cruzarla significa darle vida a esta pasión.

Es que realmente estaba deleitada por lo que estaba pasando. Era una atracción tan fuerte que ni siquiera podía explicarlo porque hasta parecía irreal. ¿Era aquello lo que decían del amor a primera vista? ¿Cómo si Cupido te lanzara una flecha directo al corazón? Era extraño y nuevo para ella que no sabía describirlo, pero se sentía feliz y sin duda alguna, aunque podría quedar como una cualquiera disfrutaría de un momento con él porque veía que era mutuo, ya se daría tiempo después para analizar todo.

Sonrió ladina. —  Bueno estás entre los veinte al igual que yo. Un poco más de hecho, solo que no sé. Soy mala para las adivinanzas. — La chica recalcó jugando con su cabello, era coqueta pero ahora sentía que se comportaba y tomaba una actitud mucho más de ese modo. — Pues espero cumplirlo aún me falta, así que paso por paso. ¿Y tú? ¿Tienes algún sueño? Imagino que ya estás trabajando ¿No es así? — Cuestionó llena de curiosidad y mirándolo expectante, porque reconocía que podía decirle que era un vago y a ella ni siquiera le importaría.

—Me encanta como eres. —Señaló por completo directa, no podía decir lo contrario. El baile había estado divino y estaba contenta, sabía que sus amigas la iban a molestar por la mañana si no tenía un mensaje ya en su celular que ni le placía revisar, pero con solo estar en esa sincronía de un baile que tuvo química de un principio era alucinante.

Pero todo lo bueno tenía que acabar con aquella intrusa que se notaba que estaba celosa. — Quierete un poco más. — Le dijo en respuesta mientras se dejaba llevar en un nuevo baile que la verdad no duró ni tanto porque fueron ganadores desde un principio y luego notaban que la pareja de la chica se había rendido antes de tiempo. —Igual una lata, los hombres no deberían ser así ¿Cierto? — Lo cierto es que no sentía ni una pizca de lástima por la tipa porque se había metido solita en el problema, sin embargo, tampoco la miró.— Tienes razón.  — Sus ojos brillaron y esa pregunta que tanto esperaba - o sino la iba hacer ella - llegó. — Contigo iría hasta las estrellas y déjame decirte que no soy cursi, mira lo que me has hecho decir. — Dijo entrelazaba sus brazos en el cuello de Ronan y se movía al compás de la música lenta que ahora sonaba. — Imposible, iré contigo. Solo disfrutemos de este baile y nos vamos. — Señaló con una sonrisa mientras que luego apoyaba su cabeza en el hombro ajena por aquella cercanía que si iba hacia lo romántico, un poco de relajo venía bien, solo que al terminar la canción ya estaba curiosa de saber dónde la llevaría, solo tomó de su mano para salir del local con él.


 

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Todo esto era electrizante. Ronan no estaba seguro del porqué, pero la química y conexión con Ciara eran reales. Como si se conocieran de toda la vida. ¿Sería posible encontrar a alguien así? ¿Estaría embrujado? No, eso no era ya una vez otra chica con poderes telekineticos lo había intentado y no era lo mismo. En ese entonces se había sentido cegado, no tomaba en cuenta nada a su alrededor. Era como un zombi. Ahora no, lo de ahora era real, podía notar la diferencia, estaba actuando completamente a voluntad.

— Bueno, no estuviste tan mal, para ser mala en las adivinanzas. — Molestó un poquito, pues si estaba apenas comenzando la veintena. — Claro, todo a su debido tiempo. En mi caso espero poder trabajar en alguna gran obra arquitectónica que tenga los sistemas más modernos y únicos en su tipo. — Le contó, el chico pensaba en grande. — Por ahora estoy comenzando a trabajar en un taller. Como dices, paso a paso. Primero, cosas pequeñas, ya luego llegará el momento de hacer esos mecanismos grandes. — por supuesto que ahora mismo trabajaba en un taller pequeño en la ciudad, aunque secretamente también lo hiciera en el taller de la Liga del Resplandor. Ronan un día quería reestructurar todos los mecanismos de ese edificio de arriba abajo para reforzar su seguridad.

Haber tenido la oportunidad de bailar con ella, le mostraba cuan conectados parecían estar. Al punto que ni se le había dificultado tanto el mantener una velocidad normal en su cuerpo. — A mí también me encantas. — Respondió con una sonrisa coqueta. Poco le importo que la otra chica lo escuchara. No era un crimen decir la verdad, era Ciara la que le atraía. No sabía ya cómo más decirle que no le interesaba.

— Es cierto que debió ser más caballeroso y no dejarla así. Pero igual muchas veces tenemos que atenernos a las consecuencias de nuestros actos. Esto le enseñará una gran lección. — comento. Y de verdad esperaba que aprendiera de ello y tuviera algo de dignidad, que valorara ella misma.

— Yo gustoso te llevaría a la luna si tuviera la oportunidad y recorrer la galaxia entera. — Le respondió viendo como esos ojos azules brillaban piedras preciosas. Las manos del chico ahora estaban abrazando su cintura.  — Lo cursi no está mal, al menos cuando sale con tanta espontaneidad. — añadió. Hubo un pequeño silencio mientras terminaban de bailar, podía oler su cabello cuando recostó su cabeza sobre él. No sabía qué estaba pasando. Pero la chica había llegado como fuego arrasador de la nada a cambiarle la vida. Pues de algo estaba seguro, no quería que fuera la única vez que la viera.

— Vamos, te llevaré aún lugar donde estaremos los más cercanos a la luna posible. — Tomó su mano y la llevó consigo a fuera del bar. — Bueno, verás, yo no traje auto, ni moto… bueno en realidad ningún método de trasporte. ¿Te asustaría si te dijera que soy de la porción de la humanidad que nació con dones? — Le preguntó con una ceja alzada. No parecía de ser de las que temía, pero debía de asegurarse. No le diría si estaba afiliado alguno de los bandos. Ronan aprendió que es algo que no se dice de la primera. Por ahora solo sería un chico neutral sin nada que perder y mucho que ganar. Así que le dio una pequeña demostración. Corrió desde donde estaba y en parpadeo ya estaba de vuelta frente a ella con una rosa rojo obscuro en la mano que había “Tomado prestada" del rosal del jardín de una señora que vivía a un par de cuadras del bar. — Para ti. ¿Y bien, aún quieres dar esa vuelta conmigo? — le pregunto con una ceja alzada y una sonrisa coqueta.
 

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La castaña de ojos claros escuchaba con atención el proyecto de vida que tenía para su futuro. Cautivada que fuera así de trabajólico y que siguiera sus sueños, hasta sentía ganas de visitarlo a su taller y ver lo que hacía, eso era lo que encontraba más peligroso pues se estaba dejando llevar por los sentimientos y deseaba que esto no fuera algo de una sola noche.

La atracción había sido absoluta y estaba perdida.— Me encanta que tengas todo claro, me gustaría algún día ir a visitarte a tu taller, claro si no estás muy ocupado. — Dijo por completo directa, no se andaba con rodeos y quería verlo con más frecuencia.

Aquel baile había hecho que aumentara todo. Se daba cuenta que no era solo una atracción sino que también lo deseaba, al estar tan cerca quería más y necesitaba ahora de su cercanía, soltó solo un sí ante el comentario de que ella se lo había buscado y ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Prefirió quedarse bailando esa balada lenta junto a él mientras conversaban con tranquilidad, adoraba el olor de su perfume, su cuerpo y todo, se sentía muy cómoda a su lado y no quería soltarlo. — Eres más cursi que yo. Y bueno no importa porque espero que algún día podamos ir a la luna y recorrer toda la galaxia. — Dijo levantando la cabeza para mirarlo con los ojos brillantes y dejar claro que estaba fascinada.

Se dejó guiar por él y salieron afuera. Por supuesto, que por su estilo ella esperaba que estuviera en una moto o en un auto, no dejaba de sonreír, solo que se equivocó en pensarlo pues en la nada misma el chico le confesó que tenía dones. No pensó en nada, la verdad es que estaba consciente que habían personas que tenían dones y llevaban una vida normal y de rutina, que de vez en cuando usaban esos poderes para su vida diaria pero no para combatir en el crimen o proteger la ciudad. Lo cierto es que estaba tan cegada por él que los sentimientos impidieron que pensara más de la cuenta, mucho más cuando Ronan salió disparado y en la nada misma ya estaba a su lado con una rosa roja que le paso y ni siquiera sabía de dónde la había sacado, pues empezó a buscar algún negocio y no había ninguno. — Oh, gran don, la supervelocidad. Me encanta, yo también tengo dones, pero me temo que quemaré la rosa si lo hago.  — Dijo con un puchero aunque con la mirada prometía que en algún momento iba hacer la demostración.

— ¿De verdad? Iría a cualquier parte contigo, Ronan. Y por cierto, gracias por la rosa ¿Cómo puedo agradecerte?— Dijo mientras se acercaba atrevida a él sin importar absolutamente nada y nuevamente rodeó el cuello del chico con sus brazos y ahora poniéndose de puntitas, era un hecho que quería besarlo. Sabía que estaba siendo más rápida que de costumbre pero no lo podía evitar. ¿Sería correspondida?

 

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La verdad es que Ronan siempre había sido un chico decidido a lo que quería en la vida. Vivía sin complicaciones algunas. Bueno, en el aspecto personal, claro está. Porque sí tenía complicaciones cuando se trataba de ser un superhéroe. Había personas en peligro en todo momento, situaciones que se complicaban rápido y villanos que podían ser un verdadero dolor de cabeza. Pero en cuanto a su vida privada, todo solía estar bastante tranquilo. Claro que igual había sus cositas, ser el hijo de la líder tampoco era risas y alegrías. Sabía que dentro de la propia liga del resplandor podía haber cierta competitividad.

— No tengo problema. Gustoso te recibo. Siempre a la hora de las 4 de la tarde ya estoy más liberado porque es casi momento de salir. — le sugirio dándole una guiñada. Claro que le hablaba del taller en el que trabajaba como civil. No podía llevarla al taller secreto de los héroes. De todos modos, allí igual tenía cosas interesantes que podía mostrarle.

Era un hecho que aquella chica le había flechado. Es que no solo le había gustado, le había cegado por completo. Le atraía, lo ponía loco, hasta le sacaba el lado romántico. Esto estaba siendo algo caóticamente hermoso para él. Sonrió al escuchar que lo llamaba cursi y que era capaz de viajar la galaxia con él. — ¿Sabes? Tienes razón, igual me está gustando. — bromeo. — La verdad te quiero tomar la palabra, quizás… tal vez… en algún momento podamos hacer eso… — le respondió mientras con sus dedos acariciaba suavemente su brazo. Eso de viajar fuera del espacio no sería problema, Tecno Nova tenía los mejores cruceros espaciales como para ir de viaje fuera de la atmosfera terrestre.

El baile terminó y al fin salieron a las afueras del local. Fue ahí cuando Ronan se abrió aún más con ella, revelando su poder. Algo le decía que no le molestaría, que lo entendería. Pero resulto que todo fue mejor aún, Ciara también tenía dones, lo cual le hizo dibujar una sonrisa complacida. — Oh, por eso tus manos son tan cálidas. ¿No? Me gusta sentir esa sensación de calor al tocarlas. — dijo tomándole una de sus manos.

— Yo siento que podría ir también contigo a cualquier parte Ciara. Espero que este encuentro solo sea el primero de muchos. — Admitió. — Permíteme, la sostengo por ti. — murmuro tomando la rosa de sus manos y enganchándola en su cinturón para que no tuviera que preocuparse por quemarla.

— Creo saber muy bien como… — el joven rodeo su cintura con sus brazos para atraerla hacia él mientras la miraba a los ojos, para luego ir bajando la mirada hasta posarla sobre sus labios carnosos, haciendo que mordiera el suyo propio de manera coqueta. — Un beso… para empezar. — dijo de manera atrevida para inclinar su rostro y atrapar los labios de la castaña. El beso fue intenso, incluso con una que otra pequeña mordida en los labios. Estaba siendo tan delicioso que Ronan la verdad no quería despegarse hasta que el aire le faltara. — No sé tú… pero desde mi apartamento también se ve muy hermosa la luna… — sugirio de manera pícara en un murmullo porque no se había despegado del todo de la boca de la chica.
 

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Lo que más le gustaba a Ronan es que parecía un hombre dispuesto a todo, con muchos sueños e ilusiones que podría convertir en realidad, no solo se sentía atraída por lo físico - dejando claro que era increíblemente atractivo - sino que también en carácter. Nunca se había sentido tan flechada como ahora y con esas ganas de repetir instancias, porque Ciara era una villana, no se dejaba llevar por los aborrecibles sentimientos que cegaban a los verdaderos objetivos, no obstante, con Ronan había olvidado absolutamente todo. Quería ser suya y ser correspondida, quería pasar toda una noche con él y durante los días siguientes vivir aventuras porque claro no dejaría que descubriera su verdadero trabajo aunque siempre se tenía que mantener en secreto. — Que coincidencia, hay varios días que salgo a esa hora de la universidad, solo llegaría un poquitin más tarde a tu taller, así que tendrías que esperarme. — Dijo gustosa y dejando claro que iría a visitarlo si le daba la dirección.

—Sería irremediablemente encantador y se puede ¿eh? No importa que sea costoso, algún día podremos viajar por la galaxia. — Igual lo estaba diciendo como joda era como un poco imposible aquellos viajes duraban días y no contaba con el tiempo ¿Pero y qué? Solo eran palabras que no se llevar a cabo, de todos modos, para juguetear e imaginarlo era increíble. Le gustaba su contacto, como acariciaba su brazo y muy pronto salieron afuera donde el chico quisiera llevarla, sonrió.

—Sé controlar los elementos aunque por potencial si es el fuego lo mío. — Señaló insinuante porque sin lugar a dudas también el fuego era pasión y calor. — Cuidado que te puedes quemar. — Jugueteó mientras dejaba que jugara con sus manos y también era feliz con aquella rosa que le había regalado.

Ya sus ojos se iluminaban por la fuerte atracción hacia a Ronan, la verdad es que solo deseaba besarlo y por eso, solo tomo la iniciativa. — Yo también lo espero. — Y fue cuando ya estaba cerca de él donde fue atrevida, el asunto es que él también lo era. Se dejo llevar por sus palabras y disfrutando de sus manos que rodeaban su pequeña cintura, correspondió el apasionado beso que le dio, siendo igual de intensa, logrando que su calor incrementara y quedando entrecortada cuando se separó por un momento. Acarició su mejilla, sus manos ahora sí estaban más cálidas  — Creo que en tu apartamento habrá una vista divina, no tengo problema alguno de ir y quedarme. — Lo provocó, aminorando la distancia para besar nuevamente sus labios sabiendo perfectamente que quería más de besos, era una explosión de emociones necesitaba más. Por lo tanto, cuando terminó ese segundo beso solo se dejo guiar por él, suponiendo de sus dones llegarían en cosa de minutos dependiendo de donde vivía. Nunca se había sentido tan segura de algo en toda su vida.

Que intenso estaba siendo todo.


 

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Se estaba dejando llevar, y capaz estaba siendo hasta un poco imprudente. Pero no lo podía evitar, estaba tan encandilado con la chica que sin siquiera analizar bien lo que hacía estaba comenzando a confiar en ella. Era del tipo de mujer que siempre le habían fascinado, esas que tenían carácter y eran decididas a lo que querían. — Por mi excelente, no importa tener que esperar un poco. Recuérdame luego darte la dirección. — cada vez era ya un hecho de que pensaba en volverla a ver, no se trataba de algo de la boca para fuera.

¿Hacían planes como si tuvieran una relación de años cuando apenas llevaban… cuanto? ¿Minutos? No, tal vez ya iba al menos una hora. Pero de todos modos se sentía tan bien que no podía evitar pensar a largo plazo. — Hay cosas por los que vale la pena hacer ese tipo de gastos y creo que esa es una de ellas. — para Ronan el dinero nunca había sido problema, pero de todos modos seguía siendo una buena inversión de dinero la que se necesitaba para hacer un viaje como ese. ¿Pero por qué no? No era de los chicos dependientes de mami, lo que tenía se lo había ganado.

Cuando le contó que no solo podía controlar el fuego, sino también otros elementos, quedo sorprendido. No había escuchado antes de alguien que tuviera más de una habilidad y eso simplemente lo dejo fascinado. Sin tan siquiera ponerse a pensar que el que fuera algo poco común podía significar algo… — Vaya, qué genial. Me sigues sorprendiendo. — le dijo considerada. — Bueno, quizás es lo que quiero… quemarme. — le dijo en un tono seductor y retante.

El chico era claro que le gustaba Ciara, y que la deseaba. No dudo en darle aquel beso que supo a la misma gloria. Sintió como las manos de la chica estaban más cálidas cuando acaricio sus mejillas, esa sensación le agradaba en demasiado. — Sí, quiero que te quedes toda la noche. — Respondió, siendo esta vez él quien recibió el beso por parte de la chica. — Difícilmente… mejor… que la que ahora… tengo. — Decía entre cortado. — Pero seguro que sí. — termino por decir.

El chico se despegó de los labios de Ciara porque si no lo hacía capas terminará haciendo una tontería y terminaran detenidos por exhibicionismo y ahí sí que su madre lo mataba. — Bien, trépate en mi espalda. — le pidió a la chica. — Pero sujétate fuerte, muy fuerte. — Añadió mientras se volteaba y se agachaba un poco para que se le hiciera más sencillo cargarla a caballo. — ¿Estás lista? — pregunto. Tan pronto el muchacho se aseguró de que ya era seguro salir, comenzó a correr a grandes velocidades. Las luces de la ciudad parecían puros destellos pasando al lado de ellos. En un abrir y cerrar de ojos ya habían llegado al centro de la ciudad frente a la puerta de un departamento donde Ronan se detuvo. — No te sueltes aún seguro, estarás algo mareada. — el chico abrió la puerta y la dejo sobre un sillón. — Llegamos. — anuncio al fin estar dentro del departamento y se sentó a su lado. — ¿Estás bien? — pregunto tomando su barbilla y viéndole a los ojos.
 

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Ciara confirmó con la cabeza, trataría de no olvidarlo porque solo bastaba tomar el celular y guardar su dirección, la verdad era más sencillo pedir su número solo que no era el momento todavía. Era increíble como coincidían y ante todo como se comportaban como una pareja de mucho tiempo, la química estaba, y la atracción era rotunda que la villana no se quería apartar de él, era como una adicción. — A veces lo malo es el tiempo, pero algo se nos ocurrirá. — De nuevo promesas que no sabía si podían llevar a cabo aún cuando se conocían hace algunos minutos y bueno si resultaba, cosa que dudaba pero que le gustaba imaginar, perfecto.

Ronan tenía poderes y por eso le nació revelar que tenía solo por el hecho que habían personas en la ciudad los tenía, no era necesario pertenecer un bando, aquello quedó en segundo plano porque lo más importante eran ellos dos y nada más. La chica no dejaba de mirarlo con una sonrisa y aunque pecaba de atrevido, nada importaba, porque él también le seguía el juego. — Perfecto, yo también quiero quemarme pero siempre hay otras formas. — Señaló seductora y guiñandole un ojo. Ahora lo único que quería era acortar la distancia que había entre ellos.

Su primer beso fue abrasador que significativa la dejo con ganas de seguirlo y de mucho más. Es que besaba increíblemente bien. — Nada mal. — Volvieron a besarse, aceptando ir a su apartamento, era evidente que ambos quería que fuera toda la noche. — Solo vamos…— Repitió entrecortada.

Lo que ocurrió después, todo fue rápido y tal como su velocidad increíble, ahí en su espalda, sujetándose fuerte, en un principio lo disfruto, ver las luces de la ciudad hasta que tuvo que cerrar los ojos porque tanto la mareaba, amaba la velocidad pero esto fuera algo de lo común que estaba acostumbrada que ahora notó que de sus manos fluía algo de electricidad. —Ignora eso…— Le dijo mientras posaba el mentón en su hombro y rozaba su nariz con el cuello ajeno.

Hasta que llegaron y de verdad agradeció que la dejara en el sofá para recomponerse. — ¡Tu apartamento es genial! — Exclamó mirando a su alrededor y sintiendo algo de envidia, normal que sintiera aquellas emociones porque era parte de lo que sentía todo el tiempo. Sin embargo todo era olvidado. —Eres afortunado, yo aún no vivo sola, adóptame. — Afirmó más alegre y con una risita,  aún así el chico la dejo con la respiración entrecortada cuando preguntó si estaba bien. Sintió algo en su estómago como pequeños bichitos que molestaban dentro solo que no era desagradable. — El mareo ya se pasó, así que estoy bien.— Dijo mirándolo con ojos brillantes porque estaba clara que esto era muy diferente y no solo deseo, así que aunque quería aquello sabía que iba a ser especial.  — Aunque no tan bien porque solo deseo besarte y temo que te canses de mi. — Indicó coqueta mientras acortaba la distancia y nuevamente volvía atrapar sus labios tan adictivos, probándolos y acercando mucho más su cuerpo al suyo. — Es que no quiero que esto sea solo de una noche...— Reconoció cuando se detvo solo por un momento y luego solo rozaba sus labios.


 

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Ya era un hecho que la esperaría en el taller, luego se encargaría de darle los datos y así poder volverse a ver. No podía ser algo de esta noche, nada más. Ciara le había gustado demasiado tanto que en estos instantes nada más le interesaba más que su atención. Lo demás en estos instantes era algo secundario. — Sí, buscaremos como. No hay que preocuparse por el tiempo. — y él sabía muy bien por qué lo decía. Para él el tiempo nunca fue problema.

Conocer que ella también tenía sus habilidades le confirmaba que estaba en el lugar correcto. Era alguien como él, que conocía lo que era vivir de manera distinta a una persona común. Lo había envuelto en sus encantos. Lo mejor de todo es que estaban tan en sintonía que estaban dispuestos a seguir ese juego, incluso cuando pudiera implicar quemarse. — Seguro que sí, y es de esas otras también deseo quemarme. — Murmuró de forma seductora.

No falto mucho para qué comenzarán a “quemarse” nada más, con aquel primer beso habían aumentado la temperatura. — Bueno, eso que solo estamos calentando. — Le respondió de manera juguetona y coqueta. Lo mejor era ir a otra parte.

Tan pronto le confirmo que quería ir partieron a toda velocidad a su departamento.  Aun cuando ella le dijo que no le hiciera caso a la electricidad que salía de sus manos, fue inevitable notarlo. Pero tampoco le preocupó o asusto. Él cuando corría podía dejar una estela de vientos por la velocidad. Pero que para la gente común era más como si un viento soplará sobre ellos. Así que solo dibujo una sonrisa en su rostro al notarlo.

— Gracias, que bien que te guste. Aún creo que debo actualizar algunas áreas, pero por ahora creo que funciona bien. — al menos para alguien que era soltero, porque él había ocupado la mayoría de las habitaciones para otras cosas como inventos, o almacenamiento.

— Con gusto te tendría aquí conmigo. — Dijo en un tono divertido. — Aunque no necesariamente como adoptada. — añadió de forma picará. — No te creas, igual tiene sus desventajas. A veces puede ser aburrido, no tener con quien hablar, incluso discutir. — Admitió riendo. — Igual estado mejor así desde que pude vivir solo. Tengo que admitir. —

El chico se aseguró que Ciara estuviera bien después de aquel viaje a toda velocidad en su espalda. — Qué bueno, todo es costumbre. ¿Quieres algo de tomar? — Sugirió mientras deslizaba su mano por la mejilla de la chica.

— Eso se puede resolver rápido. Y dudo mucho que me canse de ti. — afirmó pronto una nueva tanda de besos comenzó. — ¿Sí? Estamos muy conectados porque yo tampoco quiero que sea algo de una noche. — aseguro estaba tan cerca que la atrajo dejando que quedara sobre él. — Hueles muy bien.  — Murmuró mientras deslizaba su nariz por el cuello ajeno. La sujeto por las caderas y haciendo uso de su poder solo que una velocidad más moderada los llevo a la cocina sentándola sobre la encimera y sacando una botella de vino de la cual simplemente abrió y ofreció un trago de la misma botella para volver a luego comenzar a besarle.  — Como que está haciendo calor. ¿Verdad? — provocaba jugando con el escote de la música. Pero sin dejar de darle suaves besos por el cuello.
 

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Lo había pasado excelente en el bar, que le hubiera regalado esa flor y luego aquel beso había estado espléndido, todo era digno de recordar pero ahora estaban en su departamento tan moderno que incluso llegaba a sentir algo de envidia, solo que era lo menos porque más estaba interesada en él.

Ya estaba en su casa, y la villana solo esperaba cuando comenzaría la acción, es que de por sí Ronan era todo un seductor y quería ver como la sorprendía. — No entendí muy bien, si no me adoptaras ¿Cómo me tendrías? — Señaló en un tono atrevido incluso olvidando lo linda que era la casa, negó con la cabeza, ser independiente era increíble, significaba que ya eras un completo adulto, era muy seguro que el chico era de dinero y ni siquiera sabía su apellido, si era de la ciudad quizás era muy conocido. Detalles que olvidaba con el actuar de Ronan que la dejaba fácilmente hipnotizada con esos ojos de color y esa cautivante sonrisa.

— Eres afortunado de vivir solo, puedes traer a quién quieras aunque ahora preferiría ser solo yo. — Exclamó con coquetería rozando sus labios y aprovechando de acariciar su cabello y espalda, tenía buena musculatura. — Yo también dudo que pueda aburrirme de ti, nunca me había pasado así. — Confesó. Estaba siendo calculadora, sin embargo, tampoco dejaba de ser sincera todo lo que estaba ocurriendo era magnético y demasiado atrayente, no era algo que quería solo para una noche, sino que por un buen tiempo, no estaba mal tener a alguien, podía llevar bien la otra parte de su vida en secreto, es que así tenía que ser no podía revelar su identidad.

— ¿Por cuantas noches? — Cuestionó entre besos y soltando un jadeo cuando deslizó la nariz por su cuello.— No olvidarás fácilmente el aroma de mi perfume. — Siseó dispuesta a besarlo de nuevo, sin embargo, era muy rápido por ese don que tenía, ni siquiera alcanzó a responder sobre beber cuando ya estaba en la cocina junto a él y en nada la había subido en un mueble por lo cual aprovecho de acercar su cuerpo al suyo. Aún así negó el ofrecimiento del vino que él estaba tomando. — No tengo ganas de beber sino más bien te quiero a ti— Dijo deslizando sus manos por encima de suéter es que estar de esa forma elevaba ya demasiado la temperatura. — Mucha calor… ¿Qué deberíamos hacer al respecto? — Dejo que el chico la acariciara dándole acceso a que colara su mano, mucho más cuando esos besos eran el fin de su razonamiento ahora sí que sería puro impulso. — ¿Deberíamos darnos un baño o que el calor solo aumente? — Dijo mordiendo el labio ajeno. Sin duda alguna, esto marcaría el comienzo de una gran y espectacular noche.



 

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Vaya, que cada vez el coqueteo estaba más y más intenso entre ambos. Era una química estupenda, natural. Como si hubieran nacido el uno para él otro. Incluso se podía decir que el chico estaba tan, y tan encantado con Ciara que la verdad no le había prestado atención a los detalles. Como por ejemplo la clase de amigas con las que había llegado, como se estaban comportando, que llegaban arrasando con todo. Pero claro, Ronan solo había clavado sus ojos en la castaña y fue a lo único que le presto atención en todo el momento en que estuvo en el local.

— Porque me gustas… tan simple como eso. Así que te preferiría tener como la reina del lugar. — aseguro sin dejar de usar ese tono seductor. Estaba siendo atrevido y directo. Era evidente que quería ser su amante, y si luego llegaba a más tampoco se quejaría porque la verdad todo esto estaba siendo tan arrasador que sabía que no duraría solo una noche.

Le dio una sonrisa coqueta a la muchacha. Por supuesto que tenía sus ventajas, tenerla aquí en estos momentos era una de ellas. — Tú lo has dicho, y es que en estos momentos solo me interesa tenerte a ti. — murmuro mientras dibujaba la silueta de la cintura de la chica con sus manos. Beso, el lóbulo de su oreja cuando escucho afirmar que ella tampoco se aburriría de él. — Que bueno saberlo, porque yo no me canso fácilmente. — y la verdad lo decía en todos los sentidos de la palabra.

De un momento a otro ya estaban en la cocina, las caricias y los besos no cesaban. — Por cuantas gustes, muchas, diría yo. — afirmaba el chico mientras se deleitaba con el aroma de la chica. — Eso no lo dudo… aunque créeme, el mío tampoco es fácil de olvidar. — le susurro coqueto al oído. Ronan pensó que tal vez podría querer del vino, pero ella estaba ya tan dispuesta a seguir que eso ni falta que hacía. Por lo que lo dejo a un lado. — ¿Me quieres a mí? ¿Qué quieres? Quieres quitarlo verdad? — tentó a la castaña. Por lo que él mismo lleva sus manos al borde del suéter para que lo quitara.

Mientras Ronan colaba sus manos por debajo de la ropa de Ciara, no podía dejar de besar su cuello, sus hombros, sus labios. — Eso ni siquiera debería de preguntarse. Que el calor aumente por supuesto. — En un dos por tres ya la había dejado como había llegado al mundo, para luego cargarla en brazos y llevarla a su habitación. Más comodidad. Sobraba decir que había sido algo intenso por la forma de ser del chico. No había dejado rincón alguno de Ciara sin probar y ahí estaban los dos exhaustos en la cama. Ronan tenía aún algunas pequeñas marcas en su cuerpo por el calor que emitían las manos de la chica, pero eso le gustaba. Es más, lo había excitado. — Te confesaré algo… — dijo volteándose en la cama para verla a la cara. — Nunca había vivido algo tan arrasador como contigo, Ciara… — Admitió ahora acariciando un poco su mejilla. — Cuando dije que no me iba a olvidar tan facial de ti, lo digo en serio. Quiero que nos sigamos viendo. — Decía ahora con toda seriedad. — Quédate… y repitamos cuantas veces quieras. — aseguro mientras se acercaba para besar sus labios.
 

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La química y la atracción entre los dos era hipnótica. Con tal magnetismo que aunque ambos no quisieran se atraían y su preferencia sería siempre quedarse juntos. Ciara estaba sorprendida de todo esto, era agradable y no quería detenerse. Se perdía en su azulada mirada y en la forma de sus labios, quería revolver aquel cabello esponjoso y no soltarlo jamás, solo que ahora se dejaba llevar por lo verbal, recibir tantos elogios la tenía totalmente cautivada. — Me encanta que seas así de cursi y romántico, aunque en el fondo sé que es porque eres todo un nato seductor, alteza. — Señaló con la misma coquetería jugando con sus manos, era genial sentirse la reina ya que alimentaba su ego. Solo que para que negarlo, Ronan en esos instantes era su rey.

El intercambio y juego de palabras de seducción continuó, solo hacía que el fuego aumentará entre ellos y en nada, porque era así de rápido por su poder ya se encontraban en la cocina. Lo cierto, es que ni sentía ganas de beber vino ni nada, fue sincera en decir que solo quería tenerlo a él y no necesitaba nada más. La ronda de besos y caricias se estaban volviendo asfixiantes y solo quería más. — Gracias por permitirlo, anda… tú también tienes permiso—. Accedió quién no tuviera compasión con ella y poco a poco comenzará a desnudarla, ya que ella también pretendía hacer lo mismo sin piedad alguna, quería contemplarlo y sentir orgullo por lo que había sido capaz de obtener esa noche. Sin duda, era una villana con suerte.

Ni siquiera tuvo la necesidad de sentir aquel escalofrío de la desnudez porque se detuvo en seco cuando estuvo en la cama. Ya desde ahí, ella no sabía como describir las mil sensaciones que la gobernaron al compartir junto a Ronan, cumplió e incluso, superó todas sus expectativas, trataba de buscar aire cuando todo lamentablemente acabó, tratar de recuperar esas fuerzas porque estaba agotada. Sonrió mientras se volteaba a mirarlo cuando escuchó su voz, su expresión era sincera ¿Cómo no creer? Suspiró y se acercó un poquito más a él. — Yo también quiero seguir viéndome contigo, tal como dices el habernos conocido ha sido único. No tiendo a ser así y me sorprende, creo que tú tampoco. ¿Por qué no? Siempre hay una primera vez para todo. — Enunció con una sonrisa y asintió. — Dentro de unos minutos… fue tan increíble que necesito reponer fuerzas—. Contestó ensanchando su sonrisa porque el momento solo depositó su rostro en el pecho de Ronan y se deleitó con los latidos de su corazón, se alegraba no haber pensado mucho y solo dejarse llevar, era todo una debilidad pero que merecía la pena.


 

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Esto no era algo que se diera muy seguido. No era común encontrar alguien con quien la química fuera tan instantánea. Ronan había quedado prendado por su espontaneidad, por lo directa que era. Tenía un modo atrevido de ser que le encantaba. Pero también había algo que hacía que no solo fuera pura atracción, es que parecían tener tanto en común que sentía como si hubiera sido que el destino le puso en frente a su alma gemela. Por eso le salía tan sencillo lo cursi y galante. Esa necesidad de alargarla, de decirle cuanto generaba en él.

— Bueno, sí lo admito… soy un seductor. — Le decía mientras que con la yema de su dedo recorría la silueta de la chica de manera provocadora. — Pero también sé reconocer a toda una reina cuando la veo. — añadió, dando a entender que no era así con cualquiera.

Ese juego entre ambos de seducción se volvió inevitable. Ya no hubo marcha atrás, estaba jugando con fuego y no era precisamente solo del que emanaban las manos de Ciara. Más bien porque ninguno pensó en las consecuencias de involucrarse. Ninguno indagó más sobre el otro. Decidieron por fe el creer que el otro lo había dicho todo. Que solo eran dos chicos comunes con superpoderes que no les interesaba las guerras y peleas qué hubiera a su alrededor.

— No se diga más… ya deseo admirarte completa. — Murmuró seductoramente mientras dejaba que lo desvistiera. A la vez que él hacía lo mismo con ella. Le fascinaba su figura delicada, sus labios, ese dulce aroma que desprendía que sabía que comenzaba a ser su perdición.

Todo se había vuelto más intenso. Se habían dejado llevar por la pasión. No había quedado lugar alguno que el velocista se le hubiera quedado sin recorrer. Ahora solo yacían exhaustos luego de aquel momento tan apoteósico. Eso sí, se había quedado con ganas de más. Aunque era mejor reponer fuerzas primero. Ronan aprovecho aquel momento para de una vez por todas dejar claro, por si aún no lo quedaba, que Ciara no era una chica para una sola noche. El superhéroe quería hacerla su compañera, su reina.

Escucho su voz aterciopelada y sonrió al darse cuenta de cuan mutuo era todo esto. — Va ha sonar cursi, pero como dices es que no es algo que ocurra fácilmente.  Tenemos cosas en común, nos complementamos bien, es como algo magnético… nunca pensé que diría esto porque en un momento pensé que era una tontería, pero creo que así es como se ven las almas gemelas. — afirmó mientras ahora acariciaba su cintura mientras la abrazaba. Podía sentir su suave respiración sobre su pecho. — Así que sí, siempre hay una primera vez. Ya no te puedo dejar de ver. — aseguro. A esto igual lo podían llamar un flechazo al corazón. Cosa que no ocurría con facilidad y mucho menos le pasaba a todo mundo.

— Eso es cierto, es necesario descansar. Además, se siente muy bien estar así abrazados también. — Murmuró mientras se deleitaba con el aroma de su cabello. Para luego acercarse a sus rostros y besar sus labios. Permanecieron así un buen rato mientras descansaron. El resto de la noche ya imaginarán cuál fue la historia. Este encuentro entre Ciara y Ronan, marcaría un antes y un después en la vida de ambos. Para bien o para mal, estaban destinados a cruzarse en sus caminos.

 

Entre el amor y el odio, está la línea del perdón. Cruzarla significa darle vida a esta pasión.

Ciara estaba contenta por lo que había pasado con Ronan y no se arrepentía porque igual tenía derecho de tener algo con alguien,  todo villano igual tenía a su protegido y claro que de cierta forma iba a cuidarlo si alguna vez lo veía en el lugar menos indicado. No le haría nada, solo que  igual tenía que mantener sus sentimientos en secreto poque no era bien visto ya que significaba una muestra de debilidad.

Lamentablemente se encontraba ocupada y eso impidió que de nuevo se juntaran en persona y vaya que sentía ganas de visitarlo a su departamento o a su taller, así que esperaba que la misión terminará rápido con éxito y así poder ir junto a él. También no era que hubieran perdido todo el contacto,  intercambiaron números y era divertido escribir junto a esas insinuaciones que ya eran parte de ellos. "Pronto" Le escribió cuando Ronan insistió que fuera a visitarlo que ya la estaba esperando. "Me muero de ganas de estar contigo"  Agregó solo para dejarlo contento.

Pero su deber y esa parte de su vida no podía ser ignorada. La organización de villanos tenían un punto de la ciudad que querían producir caos,  y por supuesto que aprovecharían de asaltar la tienda de joyas solo porque sí,  ese dinero por el valor de las joyas servirían para ellos mismos y que la organización fuera creciendo. Habían elegido 3 villanos y entre ellos, se encontraba. Estaba agradecida de aquello y quería hacerlo bien, quería hacerlo ¿Qué tenía que perder? Esos inútiles lo merecían, el caos era parte de y tenían que aprender a temerles. El bien y el mal existía y era parte del día a día.

Luego de arreglarse y así colocarse la máscara que quitaba todo rastro que era ella. Se dirigieron al centro comercial donde se encontraba la tienda. Uno de sus compañeros hizo explotar un sector para que la gente se espantara y saliera corriendo. Con rapidez, llegaron los policías que no pudieron hacer absolutamente nada porque los rodeo en un circulo de fuego. Su risa fue sonora y prosiguió,  tenían que entrar a esa tienda. Los gritos se escuchaban, amaba como las personas perdían con rapidez el control. — Diablos — Escuchó a su otro compañero. Sí, era la única chica. — Esos imbéciles ya llegaron. — Ciara miró. Por supuesto que sí, esos malditos siempre querían ser los protagonistas y ser queridos por la gente,  tenían un gran complejo. — Bueno ¿qué importa? Que comience la diversión. — Respondió mienrtras lanzaba un boomerang de agua hacia a uno que venía directo hacia a ella.
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“Quien eres tú que entre nocturnas sombras sorprendes de este modo mis secretos.”