La paz se demostró frágil y corta aquel 29 de octubre, para Querberos quien había vivido por siglos en el páramo humano los casi dieciocho años desde la muerte de Clow habían sido menos que un suspiro. Cuando el mago murió y las almas de las cartas encarnaron en humanos Yue fue por ellas, pero, y él se quedó en Tokio, alerta a los desastres del Caos, a la espera de alguna señal que le permitiera identificar un arma o un tipo de magia para derrotar a su némesis.

El pulso mágico de algunos niños con inclinación a los dones fueron el primer indicio de la calamidad que aún vivía en la tierra, pues la existencia de la magia solo podía ser atraída por el Caos. Cobró forma humana para inmiscuirse en sus vidas, y así poder entrenarlos como nuevos Card Captor, que en algún momento tendrían que enfrentarse a lo mismo que sus antepasados.

Esta vez, peor.

Y ese veintinueve de octubre llegó a él, como la visión de un retumbar, Japón hundiéndose bajo el peso de sus edificios, engullido por una nube negra; El caos se volvía cada vez más fuerte.

Su energía mágica fue como un agujero negro para toda la magia a su alrededor, lo que ecualizó en aquellos portadores que Querberos había estado vigilando de cerca: Los nuevos Card Captor que despertarían su afinidad gracias a la aparición del caos.

-En esta trama, Kero, disfrazado como profesor se lleva a sus Card Captors bajo la excusa de ser estudiantes destacados en al menos un área: Estudios, artes, deportes, liderazgo. Así convence a sus tutores y padres de permitirles ir en un inesperado viaje a Londres.

-Los Card Captors saben de la existencia de las cartas, y llevan entrenando hace años bajo la tutoría de Querberos.

-Los Card Captors son humanos que nacieron con rastros de magia, la que les permite usar artefactos mágicos (Encantamientos o pergaminos), pueden usarlos para dar cualidades mágicas a otros objetos, como crear espadas de fuego, o zapatos que vuelen.

-Llevan vidas normales en Tokio, aunque su existencia como Card Captors es un secreto, inclusive para sus familias. Ninguno es descendiente de Clow ni de la familia Li.

-El tema parte con los estudiantes en el aeropuerto de Tokio esperando viajar a Londres con Querberos disfrazado de tutor.

Sabían que ese momento llegaría, todos de una y otra forma lo esperaban, habían sido entrenados para aquello, para controlar la magia, aunque no habían tenido oportunidad alguna de experimentar de primera mano con las verdaderas cartas Clow. Pero eso no era lo que tenía a Juniper tan ansiosa al llegar al aeropuerto, había un sentimiento mucho más fuerte en ella, el encuentro, el reencuentro en realidad. ¿El la recordaría? ¿Siquiera había pensado en ella en todo ese tiempo?

Habían pasado muchos años desde que les habían separado. Su hermano vivía en Londres y ella en Japón en la Mansión Hiragisawa, sus padres habían muerto cuando ambos eran muy pequeños para recordarlo y cuando los Guardianes habían descubierto a Maxence se lo habían llevado, separando a los mellizos de solo cuatro años.

Su historia no tenía más que eso. Ese quiebre en todos sus frentes, y por suerte en el Instituto había hecho algunos amigos, aunque ninguno tan importante como Astor. El chico sabía cuan nerviosa estaba.

 - Crees que tardaremos mucho en abordar? - le preguntó la rubia a Astor al llegar frente a la pasarela, había una larga fila delante de ellos mientras Kerberos se aseguraba que estuvieran todos.

Volar le causaba un malestar en el estómago terrible, la última vez que tuvo que hacerlo fue cuando sus padres se mudaron a Tokio por trabajo, él aún era muy niño como para recordarlo. Incluso cuando Kero les entregó esas zapatillas con alas se mareó, así que en el aeropuerto iba dando vueltas y vueltas para matar la ansiedad.

—No lo sé ¿Sabes que ha pasado? ¿Estamos bien con el horario, no? Tantos artilugios y ninguno que nos teletransporte directamente a Londres— Se quejó con un bufido sacado de ultratumba, —¿Es un vuelo directo, no, Kero? ¿De cuántas horas?— Revisó el itinerario en el móvil, abriendo los ojos como plato —¡¿DOCE HORAS?!— Gritó, llamando la atención de los pasajeros a su alrededor.

—No, no Juni yo me quiero quedar. Estoy bien aquí, en serio— Se llevó ambas manos a la cara mientras se removía en el asiento, aunque la mayoría solo rodó los ojos ante su meltdown.

Nada que hacer, era muy responsable con todo lo que se proponía sobre todo con los entrenamientos y bueno todos sabían que esto era por algo por lo que si tenían que estar preparados y demostrar sus habilidades. Ese viaje  aunque se mostraba particularmente tranquila por fuera la tenía ansiosa y con un nudo en la garganta, no le gustaba demasiado separarse demasiado de su atenta y linda familia, pero si era un deber solo lo haría, más que estaría acompañada por sus tantos compañeros que apreciaba y a la vez había entrenado por tantos años.

Por supuesto que a Kerberos le tenía un gran cariño y aprecio, como también respeto así que tocaba obedecer.  Con la ropa adecuada, con un maquillaje suave solo esperaba abordar mientras que algunos ya comenzaban a conversar entre ellos. Estaba demasiado enfocada en sus propios pensamientos aunque fue un hecho que su atención fue a parar cuando Astor exclamó que el viaje duraba doce horas. ¿Era en serio?  Se iba a aburrir como nunca a menos si se quedaba dormida, pero bueno nada se podía hacer ya que todo tenía su propósito.

Solo se encogió de hombros mirando a Byeong-Ho y finalmente se sentó en uno de los asientos. Por el momento no tenía ganas de charlar y eso que era todo lo contrario, si le hablaban lo hacía y podría ser por horas, no tenía problemas de ser sociable, pero como estaba ansiosa si se mostraba más callada y eso era raro.  

Nada que hacer, al fin parecía ser que tendrían algo de acción y Balthazar estaba más que ansioso por el suceso de encontrar a las cartas Clow, toda su vida se había preparado y nunca les habían dado señales que eso fuera a ocurrir, pero estaba hecho, todo era un suceso.

Y cuando más se ponía ansioso tambien más molesto. Ya habían entrado al avión y este tenía el numero del asiento en su mano, el mismo donde Mo Hye-jin acababa de poner el trasero.

- Oye, sabes que si no te sientas en el lugar correcto el seguro no va a cubrir los daños y prejuicios que resulten en el hipotético caso de que el avión caiga en picado y todos murieramos? - preguntó con el tono desafiante de siempre, todos sabían que era bastante gamberro y mal hablado, y le gustaba molestar a las niñas de su clase. Balth alzó una ceja. - Que estás en mi asiento, niña linda.. - murmuró hablando lento para que le entendiera y se corriera al lado. El castaño se aburría si no se metía en problemas, pero estaba siendo lo bastante sutil, esta vez. Si, podía ser peor.

No había dormido nada bien como siempre que se le metía una idea en la cabeza tenia que escribirla por algun lado y una hora se volvieronndos o tres y ni supo nada hasta que termino y cayo dormido. Supo que era hora solo por las variadas alarmas que pusiera de lo contrario no se habría movido de quedarse sentado en la cama mirando a la nada completamente. Y porwue si no llefaba a tiempo al aeropuerto se iba a ganar no solo un monumental regaño, sino que además perderia el vuelo. Tomo todo de modo apresurado hasta que se dio cuenta de que llevaba parte de la ropa al reves y entre maldiciones la acomodo correctamente.

 Estaba en el aeropuerto con el resto de sus compañeros Captors, considerando las opciones que tenían  no solo era algo para lo que habían estafo entrenando sino que además el momento en que se daba el viaje era sospechoso a su parecer, solo que se lo guardo para si no queriendo parecer un paranoico antes de poder siquiera empezar el viaje.

Y asi estaban, sus ojos se abrieron como borrego asustado con eso de viajar por casi la mitad del día, mirando de vuelta a Hye-Jin, seguro que deberian de aguantar el viaje pero no sabía si podria mantenerse quieto en el asiento por tanto tiempo. Espero que al menos nos den buena comida en el viaje, traje cartas si quieres jugar un poco para pasar tiempo. Le dijo a ella.

Se habría mantenido en paz de no ser que a uno de ellos le daba por meterse con el resto, rodó un poco los ojos. ¿Acaso el viaje tendría que comenzar así? Minimo no esperaba problemas al primer momento. Podrias decirselo por favor. No hace falta ser así. No se iba a pelear poeque aún abordaba gente pero tampoco lo iba a dejar pasar con su compañero.

Elliot fue el último en abordar el avión, quizás porque su maleta de mano estaba demasiada cargada de libros que le impedía ir deprisa, le habían dicho ya lo que tardarían en llegar a destino e iba preparado para leer, hundirse en su asiento bien asegurado y sumergirse en alguna de las aventuras de sus comics de Marvel. Eso si era algo que disfrutaba. Quizás tendrían una aventura próxima como sus máximos heroes.

El rubio sonrió a Yamaguchi en disculpas cuando pasó a su lado para sentarse en su asiento, miró a Balthazar que ya estaba haciendo de las suyas y los demás, igual de nerviosos que él por ese nuevo viaje. - No te preocupes Astor, tengo algunos comics si quieres leer.. - le dijo a este, siempre servicial y amable con todos ellos.

Debía ser un viaje ameno en lo posible por lo que Balthazar bien podría sentarse y callar. Aunque le tenía algo de miedo a este cuando se ponía molesto.

- Nerviosa? - le preguntó a Yamaguchi, él si lo estaba, había abierto su comic, pero el avión comenzó a moverse y este se aferró al los costados, mirando por la ventana con los ojos asustados.

La rubia se encontraba jugueteando con sus mangas un momento, aun manteniendo su energía nerviosa bajo control al estar jugando con uno de los hilos sueltos del suéter de lana que llevaba aquella tarde.

Sabía que esto pasaría en algún momento, desde muy joven supo que las cosas en su vida no eran normales, el entrenamiento fue algo que aparecio a temprana edad y si bien sabía que era un secreto sentía que no había nada que pudiese hacer en aquel momento, observó a los demás jóvenes a su alrededor, sabiendo que lo mejor sería empezar a formar charla con ellos, tratar de controlar su alto índice de energía y ansiedad.

Pronto se encontraron con Kerberos, podrían hablar con él y ver que les deparaba el futuro, eso sin duda le relajaría, tener una mayor claridad de lo que estaba por venir, al menos podía decir que aun siendo alguien que le costaba controlarse había demostrado ser capaz de volverse una card captor al final del día, aunque fuese en entrenamiento.

No era la primera vez que Haruko viajaba fuera del país, estaba acostumbrada a dejar la región junto con sus padres, quienes disfrutaban arrastrándola a todo seminario que presidieran. Por ello tenía su kit confiable, la almohada para cuello que tenía amarrada desde el momento en que pisó el aeropuerto, y los auriculares. Los llevaba puestos hasta que comenzó a escuchar lo ruidoso que era Astor, y se los quitaba cada cinco segundos para ver si estaban diciendo algo importante, pero no. Ah, que fastidio, seguro que Kerberos los había metido a todos en clase comercial.

—¿Por qué lo estaría?— Le respondió a Elliot, mirándolo de reojo, con su tono soberbio de costumbre. Ella provenía de una importante familia en Japón, sus padres eran profesores de la universidad de Tokio, y estaban encantados con el supuesto viaje que su hija tendría que hacer. Ella, que sabía la verdad detrás de la farsa, estaba preocupada: De Card Captor no se vivía, y deberían estar repasando para los exámenes de fin de año. Así que sacó el cuaderno de estudios que había comprado en el combini y el lápiz grafito —Esto si me pone nerviosa, y a ustedes igual debería, sería una vergüenza que no puedan cumplir sus deberes civiles y ser lo otro a la vez— Una vergüenza y una molestia para el resto de la sociedad, si le preguntaban a ella.

Interacción: Kwon Byeong - Ho y Balthazar

Estaba ansiosa no podía negarlo jamás había viajado en avión y demasiadas horas. Menos mal que estaba con Kwon Byeong-Ho porque muy probablemente se habría aburrido durante todo el viaje y eso era un hecho, soltó un suspiro y terminó por sonreír. — Seguro que eso nos entretiene una hora y con mucha suerte un par. ¿Pero el resto de las horas? — Preguntó la chica que sabía que Byeong - Ho siempre la calmaba y ya luego ya se olvidaba. — Creo que tendremos que charlar y dormir. Supongo  que así se nos hará más corto. — Sujetó su brazo hasta que decidió sentarse y ahí aparecía Balthazar a molestar.

La chica no pudo evitar ponerse roja y a la vez, alzar la ceja porque si que la había molestado. — Jo… cierto que cada uno tiene su propio asiento. — Bufó levantándose de inmediato sin saber mucho  que hacer pues la había descolocado un poco. — ¿Cuáles son nuestros asientos? — Le preguntó a su amigo que igual estaba molesto con el moreno. — Eres un pesado — Lo regañó porque al parecer si quería molestarla y ella no estaba con muchos ánimos de pelear, por mucho que no era tan paciente.

Keros sintió que ninguno de los adolescentes le había prestado atención, pero habiendo pasado tantas décadas cuidando de los minihumanos ya se había acostumbrado a su trato. Así que solo se sentó a mirar la hora en su móvil hasta que el sonido del altoparlante les indicó que era momento de abordar. En pocas horas, el destino de todos se habría cumplido, y todas esas horas entrenando tendrían sentido.

O eso esperaba, temía que alguno fuera a terminar como Clow.

Tragó saliva deshaciéndose de esos pensamientos y dio un par de palmadas al aire, llamando la atención del grupo. —Guarden sus cosas y saquen sus pasaportes, vamos a abordar. Recuerden que son estudiantes representando a su escuela y a su país. No. Son. Vacaciones— Cuando estuvieron más juntos, bajó la voz y los miró más seriamente —No sabemos a lo que nos vamos a enfrentar, les he contado muchas veces lo poderoso que era Clow, sus cartas y ahora ustedes, pero son recipientes de su magia fragmentada. Se necesitan los unos a los otros para sobrevivir. Para que todos podamos sobrevivir— No quería ponerlos ansiosos, pero si que sintieran lo importante que era ese paso para ellos.

Solo esperaba uno de esos viajes tranquilos, donde al menos el avión no corriera con el riesgo de caerse o de esos en donde algo que tenía que ver con las cartas los afectase, había ciertos eventos que siempre lo hicieron dudar de que fuera una amable coincidencia. Pero lo que también era de notar es que el tiempo de vuelo sería largo, lo que no sería importante si no hubiera quien quisiera causar problemas.

Al menos debería poner un alto desde ahora, no luego cuando ya no fuera posible siquiera, y porque los billetes de avión tenían marcados los lugares. Y como era largo, pronto se sentirían algo fastidiados, a menos que encontrasen alguna forma de poder pasar el tiempo que no fuera dormir, no creía que estuviera tan cansado como para poderlo hacer.

Traigo algunos libros, pero no muchos juegos porque no nos dejarían pasar todos, al menos creo que por un par de horas el camino se nos haría mucho más ligero. O podemos inventarnos algún juego y sus reglas. -La idea podía tomarles buena parte del tiempo, ya en el peor de los casos, tendrían que escuchar música.

Es posible la idea de dormir también, pero traigo algo cómodo para recargarnos, son almohadas de viaje, no tendremos que preocuparnos por lastimarnos el cuello. -Que sería bastante incomodo si pasara. -Creo que solo es una fila más atrás. -Dijo mirando los números en sus billetes y luego a los del costado de los portaequipajes.

Fue cuando parecía que los regañaban por su comportamiento que quiso abrir la boca para decir algo, pero nada racional venía a su mente, tan solo miro a Hye-Jin y se sentó en el lugar correcto. No había querido pensar en la misión hasta el momento, porque no tenía la más mínima idea de que esperar.