Aurora trataba de contar cuanto tiempo había pasado desde que habían sido arrastrados a ese lugar donde tuvieron que surgir de nuevo,  sin olvidar del todo sus hogares  y ante todo su familia, todo fue tan rápido que ese recuerdo cuando fueron sumergidos a un mundo completamente paralelo al suyo era hasta borroso. No quería perder las esperanzas pues tenían que encontrar una respuesta a todo esto y volver, costaba enfrentarse a ese mundo que era tan distinto al que estaban acostumbrados que si no habría estado con Philip hubiera perdido la razón.

Y no eran los únicos.  La reconocida Caperucita que ya se hacía extraño verla tan mujer y el lobo pasaban lo mismo que ellos. Ver al lobo que ahora se llamaba Hrolf  en forma humana era igual de sorprendente, había que tener una gran paciencia porque no había caso que se cayeran bien, por suerte, con Philip se habían aprendido a conocer y su relación había prosperado más.

Tal día tenían que hablar del asunto de como escapar de ese mundo, habían encontrado pocas respuestas y algo de ayuda, donde tenían que aferrarse a eso para continuar ni siquiera sabían donde estaban,  preguntaban pero costaba tanto adaptarse. El trabajo ayudaba bastante solo que aún así trabajaba por las mañanas y era su chico que trabajaba a tiempo completo,  estaba preparando la cena con tranquilidad cuando lo oyó entrar y fue a recibirlo.

— Hola amor — Fue a saludarlo mientras depositaba un beso en sus labios — ¿Qué tal te fue? Luces algo cansado — Señaló con preocupación mientras lo ayudaba a sacarse la chaqueta y la dejaba en el perchero. — Me alegra que llegaras un poco más temprano así me ayudas  con tu opinión en la cocina, pero antes date un baño ¿sí? — Murmuró que le tomaba la mano y lo guiaba hasta el cuarto de baño, ella luego de dejarlo fue en busca de toallas y dejársela a un lado antes de volver a preparar la comida, Philipp estaba al tanto que esa tarde tendrían visitas.

Philip había llegado cansado por ese trabajo que tenía. Les había costado adaptarse en el trabajo, primero había elegido un trabajo a tiempo completo pero no se la pudo, además que igual pensaba que tenía que dedicarse a los quehaceres del hogar. Hacer todo rápido no era plan y por eso solo optaba por trabajar tan solo por las mañanas y no se arrepentía.

Extrañaba a sus padres, y a su reino en general. Esto era mucho más interesante sí a lo que tuvo que aguantar al estar bajo ese hechizo de estar dormida por 100 años. Ahora la vida continuaba pero luego que Philip llegó a su vida y había derrotado a Maléfica eran felices.

Seguían siendo muy felices, porque estaban juntos pero no había nada como el hogar. — Enhorabuena que te diste cuenta, amado mío. Estaba en problemas y tu la salvaste, es lógico que esos animalillos te tienen mucho cariño. — Sonrió. Los Miltank eran muy pacificas pero también asustadas, no era la primera vez que su príncipe le contaba algo así.

— Me alegra que el beso te hizo sentir mucho mejor. — Dijo con una sonrisa tierna mientras le acariciaba la mejilla. — Sí, más que igual vamos a tener visitas así que tendremos que estar unas buenas horas para ver si el plan sale bien. Scarlet dijo que esta vez había esperanza y sobre la misma, muy pronto llegó Hrolf exigiendo si podía hacer carne para la cena, bastante animado. — Sin duda, Aurora era la que pensaba positivo y esperando que todo saliera bien igual ayudaba en lo posible, al menos ninguno de los cuatro se había deprimido después de estar tanto tiempo allí.

— Muy bien por la mañana. Los huertos están creciendo muy bien y los árboles siguen estando en buen estado, quizás pronto tendremos frutas sabes que siempre nos regalan un poco. — Murmuró con una sonrisa mientras dejaba las toallas. — Bueno nada.. de charlas… aún me queda preparar la cena. Te espero allí — Señaló con cariño antes de salir del cuarto de baño y luego se iba a preparar la comida, estaba muy bien de tiempo ya que sabía que los chicos siempre llegaban tarde así que también era bueno que Philip comiera una entrada antes de la verdadera comida.

Pasaron varios minutos y ya tenía todo en sus respectivas ollas e iba para acá y para allá, al menos se había acostumbrado a esto, ya que antes eran las hadas que se encargaban de ella cuando tuvo la amenaza, pero ahora era más autosuficiente. — Hola otra vez — Sonrió cuando Philip llego como nuevo a la cocina y lo mando a sentarse a la mesa, mientras que con rapidez le entregaba un plato de verduras frescas como una ensalada para que comiera tranquilo y así no tenía mucha hambre cuando fuera la cena.

Este mundo era muy extraño y aunque fue complicado adaptarse al final habían podido hacerlo, no eran muchos habitantes y el trabajo era escaso por lo cual era toda una fortuna que los cuatro hubieran podido lograrlo, al menos tenían algo que hacer a diferencia de antes donde ella era una princesa que vivía con el miedo que iba a ser maldecida por una hada mala cuando niña y cuando no alcanzó a escapar estuvo 100 años bajó a un hechizo y todo continuó como si nada al conocer a Philip, en este mundo podían ser personas comunes y corrientes  —Eres un muy buen granjero y más encima los salvas. Sé que son distintas y es bueno que te hayas adaptado— Le gustaba ver a Philip con un trabajo y como cabecera de un hogar que estaban formando los dos, aunque asumía que ambos tenían miedo de traer hijos a este mundo, esos planes estaban para cuando volvieran a su verdadero hogar y sobre la misma quedaban con las dudas porque no tenían idea si iban a volver.

Solía ser muy atento con ella y la rubia agrandó mucho más la sonrisa ante el elogio que siempre se sentía bien con sus besos y su sonrisa, el amor continuaba entre los dos desde el primer día y se alegraba que nada hubiera cambiado. — Siento que sí y por eso andan tan contentos, al menos eso me dijo Caperucita — Rió y negó con la cabeza — Sabe que si lo hace será echado a palos por tres personas — Murmuró riendo porque con Hrolf seguía con ese gusto por la carne pero sabía que no podía comerlos precisamente porque ya era un hombre y se habían enterado que en este mundo no era un lobo por completo. Volvió a asentir.— Con ellos asumimos que todo cambio… tanto tiempo pasó que ni nos dimos cuenta, ya no soy tan joven como esos años — Dijo con un puchero.

Entre risas disfrutó en ese sonoro beso que depositó en su mejilla. Jugó con sus manos por un rato y asintió. — La verdad me siento orgullosa que sabía hacer algo bien — Es que aquí por ejemplo no tenía la capacidad de llevarse con todos los animales o los pequeñitos, a veces la aves pero no como había ocurrido antes, era mejor en ir recolectando.

Pasó un rato hasta que Philip llegó a la cocina — Me fui por la de siempre, ven a verificar que siempre has sido mejor en ello que yo…— Es la que estaban acostumbrada a comprar y a veces repitía como en esta ocasión, lo bueno es que sabía es que venía con el arroz y los vegetales que tenía como ensalada. — ¿Crees que les guste?  Al menos huele bien ¿no? — Dijo con una sonrisa que como había dejado todo al menos casi preparado ya tendría tiempo de ir a darse un baño y cambiarse de ropa, tenía tiempo incluso para estar preparada cuando llegaran el lobo y la caperucita que muy probablemente su llegada sería peleando, es que de verdad peleaban por todo.

Era genial que su chico tuviera esa vocación con los animalitos, se notaba que era profesional y disfrutaba de su trabajo, además que era bueno porque se preocupaba por ellos.

Hablar del lobo y la caperucita que era como lo llamaba cuando estaba entre cuatro, hizo que sonriera porque eran todo un caso. — A veces me parece que se gustan aunque es loco pensarlo porque se supone que son enemigos. De todos modos, siento que Scarlett le ha bajado un poco el ego — Señaló con una sonrisa en los labios mientras jugaba con sus manos porque la verdad es que lo veía tan agotado que necesitaba ese baño para relajarse porque esa tarde noche no se acostarían temprano. — Es que tú siempre me encuentras bonita y con eso me basta. ¡Pero la edad se siente! ¿Cuánto crees que haya pasado? Yo ya perdí la cuenta. — Ni daban ganas de celebrar los cumpleaños ni nada parecido, era un hecho que ahora todos estaban más maduros. Sonrió era demasiado adorable con ella y lo quería así, a veces necesitaba saber que no había cambiado tanto.

Era agradable que se hubiera dado su tiempo en el baño y luego volviera como nuevo a la cocina. Era normal que Aurora pidiera consejo a Philip ante la cena porque si que sabía cocinar al contrario de ella que partió de cero. — Siempre me falta la sal, y sí… tienes razón ya uno se tienta con el olor.— A veces creía que Philip le leía la mente y aunque sabía que no era así, sabía que era esa conexión tan hermosa que tenían. — Está bien, me encanta la idea que ya me siento algo sucia. Trataré de no demorar tanto. — Besó su mejilla y fue directamente a ordenar la ropa que se pondría, sacó las toallas y se adentró al baño. No abuso de este porque sabía que llegarían pronto y tal como había sido Philip ojalá tuvieran ese tiempo de dos. Se peino su cabello y salió con aquel vestido que le gustaba y  al terminar solo se perfumó.  Al llegar a la cocina comprobó que el castaño se  había hecho cargo de la última parte de la comida. —Eres tan talentoso, de verdad sabes de todo un poco. —Dictó mientras acariciaba su mejilla y luego ya se disponía a poner la mesa, miró el reloj, se acercaba la hora que habían acordado.

No paso mucho después de eso porque justo tocaron la puerta. Un gruñido, una queja.  Era tan fácil adivinar quienes eran si no lo habrían estado esperando.

El lobo trabajaba de noche pero justo tenía libre ese día completo por lo cual era el momento para decirles a los bellos durmientes lo que habían encontrado con la loca de Scarlett. Todo había sido una tremenda casualidad cuando se sumergieron a aquel bosque y un anciano empezó a hablar con ellos, dictando que tenía la respuesta y solución de sus problemas. No quisieron decirles de inmediato esa noche porque era muy tarde y por la mañana, ambos se despertaban muy temprano y él solo quería irse a la cama.

Venía de mal humor porque lo cierto es que había dormido todo el día y no era suficiente. Si no hubiera sido por la tonta de caperucita que llegó  dos horas antes a molestar porque era un hecho que se quería asegurar que no pasara de largo y llegaran de manera impuntual. Solo en la mañana habían visto a Aurora para avisarle que esa noche tenían reunión y le pidió carne. Se acercaba la luna llena y aunque ya no toleraba que esta fuera cruda por el tiempo que ya estaba ahí, le gustaba demasiado su sabor.

Detestaba la voz chillona de Scarlett. Que para los ojos del lobo siempre sería su presa pero era imposible no encontrar que se había vuelto hermosa y era hasta divertido los piques que tenía, la muy loca sabía defenderse según el lobo. En fin, ahora no era que la quisiera como cena ni a ninguno pero era divertido hacerles creer que sí.

— Por lo que más quieras. ¿Te puedes callar?  Te juro que no aguanto tu voz, ya no puedo recuperar esas dos horas de sueño que me faltaron por tu culpa y tendrás tiempo de explicarles a los bellos durmientes todo lo que tienen que saber— Pronto soltó un risa — Aunque yo tenga todo el mérito, era mi misión ir al bosque. ¿Le crees a ese anciano? Yo todavía tengo mis dudas — Expresó mientras caminaban a la cabaña que estaba lejos de la ciudad, por su lado le gustaba estar ahí porque la vida nocturna era interesante y era como se había vuelto un guardia de seguridad. ¿Quién lo diría para el lobo no?

— Siempre cuando vengo a esta casa me acuerdo de mi amigo Gruf que terminó destruyendo las casas de madera y paja de los 2 cerdos. ¡¿PERO POR QUÉ ME PISAS?!— Solo por pesado también comenzó a golpear la puerta junto a ella formando desde el principio un gran escandalo afuera.

Ahí se encontraron con Philip y Aurora que lo hicieron pasar. — Nada de buenas, ni siquiera imaginan el martirio de pasar tiempo con esta — Gruñó, aunque su mal humor se paso enseguida al oler ese aroma a carne con verdura que se le hizo agua a la boca. — ¡Me hiciste caso! Huele delicioso. ¿Comemos enseguida? — Saludó a los dos de ese modo rebelde que solía ser con todo el mundo menos cuando era un guardia que joder que ahí se debía ver estricto.

Aurora solo estaba suponiendo por el dicho: Los que se pelean se gustan. Pero nunca dieron algún indicio que fuera así porque tan solo peleaban, miró a su chico, ellos solían ser demasiado diferentes en ese aspecto; eran más unidos y se pasaban de románticos y eso que se habían casado apenas se despertó con su beso de la maldición y ahora que se conocían podía decir que su amor era más fuerte. — Igual no es que este tan seguro. Muy enemigos serán pero todo ha cambiado para que todo siga así es algo extraño, en fin si llega a pasar algo es porque fue de un odio a amor un paso — Dijo con una pequeña risita. Asistió, sabía que era mayor que ella pero ni se notaba. — Son solo tres años. Nada. Que malo que se sientan — Dijo con un puchero en los labios que ya no era para nada esa adolescente de 16 años. — ¡Toda la razón! Es lo más importante y nos mantenemos unidos, no quiero separarme de ti ¡Nunca! — Señaló mientras se abalanzaba de manera alegre a sus brazos.

Confiaba plenamente en Philip así que lo dejo solo en la cocina, siempre se trataban de ayudar en todo, que habían ocasiones que también iba y comenzaba a ordeñar a los animalitos para que se diera un pequeño descanso y comiera algún aperitivo, es que había veces que se aburría en casa.

Se dio el baño y ahí estaba a los minutos en la cocina. — Aprendes muy rápido, además que tenías más experiencia que yo — Señaló contenta y sus mejillas se sonrojaron al escuchar aquel elogio, que correspondió con una reverencia y una linda sonrisa.— Mucho mejor — Señaló al probar la sopa que la carne ya lo vería en la mesa pero todo olía tan bien.

Y fue cuando llegaron Scarlett y Hrolf entre gritos, donde ella se mantuvo detrás de Philip — Hola, un día de estos nos van a dejar sordos. ¡Adelante! — Los invitó a pasar también. — Si, si te hice caso que sé que pronto te conviertes — Exclamó hacia Hrolf que ya quería comer. — Sí, pero primero lávate las manos — Agregó con una pequeña risa. — Oh, muchas gracias. Algún día te haré uno así me entretengo. ¿De qué color te gustaría? — Preguntó mientras los invitaba a sentarse aunque se aseguró que se lavaran las manos. — Hablaré por Philip también, ambos estamos curiosos y queremos saber que averiguaron — Argumentó la chica que empezó a repartir los platos.

El lobo no soportaba la voz chillona de la chica que menos mal que no era una niña porque cuando lo era si que le dolían los oídos, igual su voz no dejaba de ser chillona y con sueño encima de más mal humor se ponía. — Que insoportable de verdad, obvio que nunca confiaran en los villanos por más que cambiamos, deja de arrastrar las palabras que no se te entiende nada. — Bufó. Realmente la castaña sacaba lo peor de él y si que no había perdido del todo esos instintos de comersela para que lo dejara en paz. — La tengo pero si son necesarias las horas de sueño, tonta. — Señaló mientras iban hacia a la casa de Aurora y Philip que seguro ya estarían muy curiosos. — Ni siquiera entiendes bien lo que te digo… pero vale es obvio que te encanta hacerte la protagonista siempre y quedar como oh la chica buena todo el tiempo. — Dijo entre risas porque era lógico que los protagonistas y personajes principales de esos lugares siempre se creían más el cuento por ser los “buenos” pero en el fondo eran unos creídos que lo sobrestimaban. — ¡Solo lo estaba comentando! ¡Como si fuera capaz de destruir la casa de Philip y Aurora, idiota! — Le había dolido ese pisotón pero se le había pasado rápido por el aroma a comida que había.

— Deja de soñar, nunca lucirás tan linda como Aurora. Además que tendría que usar mucha tela, estás gorda — Murmuró burlón, como amaba decirle que era fea se enfadaba más y eso era gracioso. — Okey, okey… las manos, sabes que no me acostumbro usar esos servicios, prefiero comer la carne con la mano — Señaló con una sonrisa y fue hacerlo, la pareja le caía bien y suponía que era porque no se metían mucho con él y solo lo dejaban ser, a veces solo para joder les decía que podía comerlos pero ya ni sentía esas ganas de comer carne humana, es que ya como humano si tenía otras cosas para alimentarse no era que estuviera en el bosque.

Los chicos por lógica estaban curiosos y él tomó la carne pero cambió de idea porque tenía jugo así que tuvo que usar los servicios de mala gana. — Solo no crean a Scarlett que todo es mérito es suyo porque no es así. Estaba conmigo cuando me enviaron al bosque porque algo extraño estaba sucediendo… ya saben.. tan entrometida que me siguió y comenzamos a discutir y fue cuando encontramos a un anciano. Y si ahí coincidimos que era un mago — Empezó a contar mientras le hacía una seña a la loca para que continuará con la historia que sabía que se iba a quejar si no lo hacía. Le había dejado el discurso de las llaves. Ya tenían dos… pero faltaba un par más y era obvio que debían encontrarlas ellos.

La princesa asintió a lo que decía su marido respecto a aquello con una pequeña sonrisa. — Es que las peleas son de ambos, ninguno tiene la culpa, se necesitan el uno al otro apuesto que si llegaran a separar se extrañarían. Por eso decía que puede que se gusten, pero nada se puede decir hasta que pase. — Comentaba dejándose llevar por sus propias suposiciones — Mejor ni decir lo que pensamos — Señaló mirándolo porque si se les podía salir y quizás azotarían una guerra entre ellos, no convenía.

Las palabras de Philip habían sido muy bonitas que hizo que se abalanzara a abrazarlo con mucha dulzura. — Es lo que espero siempre pero es que en este mundo ni siquiera podemos estar seguros, me alegra que no haya pasado este lugar a pesar de todo es muy tranquilo — Dijo correspondiendo a su beso y sonriendo por ello. — También eres mi alegría, mi vida entera — Confirmó manteniendo su cabeza en el pecho de este.

No pudieron estar mucho tiempo así porque fue cuando llegaron entre discusiones como siempre. Miró feo a Hrolf cuando dijo aquello de la caperucita, en su opinión eran ambos buenas personas pero ahí siempre salían con un comentario innecesario cuando no era real. No quiso discutir con el licántropo pero ahí le dijo a Scarlett. — No vas a creerle. ¿Verdad? Estás muy bien cómo estás y descuida, buscaré una linda tela con esos colores— Señaló contenta porque se divertiría haciendo el vestido.  

Así que le sirvió carne aunque un pedazo más pequeño a Scar porque seguro había quedado dolida con el comentario y ahí ella podría servirse más ensalada. Miró a Philip cuando hablaron sobre las llaves y que cada uno tenía que conseguir una.

Negó con la cabeza asombrada. Realmente parecía que esa era la salida para volver a su mundo por lo que tenían que comenzar a buscarlas. Miró con detenimiento la llave. — No, hasta el momento no… y sé que Philip tampoco porque me lo habría dicho y a la vez le hubiéramos informado, no dejan de ser extrañas — Dictó mientras miraba la llave del lobo que era más oscura y el diseño parecía tan de él al igual que la de caperucita.

— ¿Dónde las encontraron? Porque no creo que hayan aparecido de la nada ¿o sí? — Preguntó para mentalizar en que lugar podría estar escondida o se aparecería, tal vez era hasta un lugar rutinario así que estaba imaginando que podría estar entre los frutales, las flores o los cultivos.

Comer y dormir, con unos cuantos placeres más que se lo reservaba para él mismo era lo que más disfrutaba el lobo en ese lugar. Lo cierto, es que estaba algo confundido en irse de ahí porque le gustaba esa nueva vida que tenía, siendo un lobo por completo siempre corría el riesgo de ser cazado y su hambre no se detenía, vivía por sus instintos y seguir con la caperucita en busca de su abuela que suponía que ya con todos esos años allí ya no existía, allí en su mundo se sentiría solo a diferencia de aquí. Pero pensaba en los demás y aunque no era mucho de demostrarlo igual los protegía, había cambiado un montón.

No alcanzó a contestar porque justo abrieron la puerta pero fue agradable ganar una parte del conflicto, mujeres… él pensaba porque ahí iban con sus inseguridades, se sabía que a Scarlett los años le hicieron bien y ya no era la misma niña de esos años, a la cual solo se quería comer. Rodó los ojos e hizo una mueca de sonrisa cuando solo pidió ensalada. Esperaba que Aurora no hiciera caso porque realmente todo lucía delicioso, claro entre comer e informar era lo que importaba especialmente el asunto de las llaves que era una salida para volver.

— Más que nada fueron los ruidos, habían quejas y fue que lo encontramos, fue escurridizo en un principio y quizás que es porque no somos de aquí supimos que él tampoco — Respondió a Philip y Aurora que ya tenían dudas y le contaban que cada uno debía tener una llave y ya.

— Y eso pensamos porque nos caracteriza en como son, el color y la forma… la encontramos en el bosque porque claro imagino que que era el lugar donde siempre pasamos en esos años y es lo que hacemos también. Ustedes son muy unidos, quizás también esten juntas pero tienen que buscar. — Exclamó el lobo que siguió comiendo por un momento y luego PUM, comenzó a beber.

— Philip tu sabes lo que pienso al respecto, a mi me gusta el lugar… volví a ser un hombre aquí y si también se los diré a las chicas ahora… no quiero volver a ser un lobo por completo y así que es probable que hay un intercambio de mundos me quedaré en el que más me guste y mejore mi calidad de vida. — Expresó el lobo, pecaba de directo pero en parte sabían que lo iban a entender. — Siempre estuve solo ahí — Y en otros lugares pasaría lo mismo pero ya no sería un animal, igual imaginaba que siempre sería un hombre lobo en otros sitios. — Temo que sea una trampa y si es cierto... tengamos que pasar por varios mundos. ¿Tiene lógica no? — Cuestionó el chico mirándolos a uno por uno.

Aurora había negado la cabeza porque de alguna forma se iban a dar cuenta y que disfrutaban de la compañía del otro, solo que asumir que igual eran el incordio del otro así que era difícil adivinar si se querían o odiaban.

Hubo poco tiempo de cariño y palabras bonitas porque llegaron discutiendo, se trataban mal, se gritaban y gruñían, eran pequeñas cosas, la cuestión era estar discutiendo todo el tiempo.— Ignorarlo, que si contestas más se va a poner peor. Además que siempre tiene que ceder alguno… no estás gorda así que come por favor, con Philip nos esmeramos con la cena  — La invitó que comiera mientras veía que ambos se lavaban las manos y al poco tiempo empezaban hablar al fin del tema, donde salieron a flote unas llaves que ellos sí tenían y con solo mirarlas se veía la esencia del lobo y la caperucita. Parecía que habían conversado bastante con el mago o hechicero que no era de este mundo y por lo que decía el lobo ya estaban conscientes de existencia de varios mundos paralelos y que no era solo uno. Realidades distintas lo que era sumamente extraño.

— Tenemos que pensar en los lugares que solemos frecuentar más y como era también cuando estábamos en nuestro mundo…  no somos de bosques eso es un hecho pero si de prados… castillos…  un lugar de naturaleza ¿no crees? — Le dijo a su esposo mientras acariciaba su mano es que era muy probable que tuvieran que empezar a buscar. — ¿Podemos salir a buscar después de la cena? No es que sea tan tarde. — Preguntó y no era que estuviera apurada pero si dejaban todo para mañana tendría que ser recién en la tarde cuando saliera de su trabajo.

Le llamó la atención lo que decía Hrolf. Se ponía en su lugar ella había estado con una maldición por 100 años donde dormía y aunque no volvería ser así, entendía que no quisiera volver. — Ya… porque igual es triste que te quedes solo y nosotros volvamos. Creo que con el paso de las aventuras porque me da entender que podremos pasar por varios mundos antes de llegar al nuestro. O sea piensalo… pues tampoco podemos impedir en tu decisión que es bastante razonable igual. — Se llevó un bocado a la boca y miró a la caperucita se notaba que ellos igual a pesar de ser enemigos eran unidos así que decir algo así dejaba preocupado a todos.

El lobo asintió porque era un hecho que todo el tiempo quiso llamar la atención de ambos para llegar hasta a él. Aquel hechicero era misterioso, no sabía tomarlo como un protagonista o villano de alguna historia porque en realidad no lo conocía. Era de otro mundo pero no en el que pertenecían. — No puedo negar que era extraño. ¿Cierto, caperucita? — Seguía mirandolo burlón porque la pobre no comía nada así que se sentía satisfecho por lo que lograba provocar.

El lobo comía rápido por lo que mientras todos conversaban ya se había comido su trozo y miró a Aurora para sacar otro. Estaba realmente exquisito y sabía que Philip también había metido mano, era raro que una princesa y un príncipe como el chico supieran cocinar y suponía que era solo el tiempo que había logrado que fueran eficientes y que no dependieran de nadie como antes, habían aprendido a ser autosuficientes, una realidad que era muy distinta a la que tenía junto a la caperucita donde su hogar siempre fue más humilde.

— Es justo eso... tenemos que pasar por algunos mundos antes de llegar al nuestro y buscar los portales que nos llevaran al fin a nuestro mundo que yo con el tiempo que paso ya no lo considero mío. Es lógico que no quiero llegar allí donde soy un lobo completo, prefiero convertirme solo una noche y ya — Inquirió, notando que los chicos ya se estaban poniendo de acuerdo con ir a buscar la llave esa misma noche. — No es mala idea, nosotros podríamos cubrirlos hasta cierta parte porque son ustedes que tienen que hacerse cargo, claro que estaba al tanto que ustedes también fueron arrastrados a este mundo, nos conocía a todos bastante bien y me sentí raro, era como si manejara todo aunque ... sé que decía la verdad — Miró a Scarlett — No seas terca, Scarlett. No me espera nada allí que pasar hambre y ya ni siquiera puedo seguirte porque ya no eres una niña, yo ya no pertenezco ahí, y mi vida será mucho más limitada. ¿Es qué acaso quieres eso para mi? — Exclamó como si nada con la boca llena solo para fastidiarla aunque sí le llamó la atención que estuviera insistente.

— Gracias por comprender — Inquirió el lobo que tomaba la carne con sus manos y la devoraba. — Tenemos que comer rápido, creo que estás acertando que sea justo en las praderas de cultivo y donde están los animales que es donde más pasan. Aquí no hay castillos así que debe ser parte de la naturaleza y quizás nuevamente el hechicero los guiará a ustedes — Musitó prestando atención a la pareja pero mirando de vez en cuando a la caperucita que parecía apagada. Era cierto que la extrañaría solo que había hablado bastante en serio, nada lo esperaba en ese mundo que ser un lobo.

Era imposible que Aurora dejara a Scarlett sin comida y por un comentario. Entendía que todo había sido por el lobo y ella era mucho más insegura con su aspecto para hacerle caso, de todos modos, si Philip si llegaba hacer un comentario así era lógico que se habría intimidado toda así que era muy entendible.

La chica se mantuvo ahí conversando y comiendo de vez en cuando porque ciertamente la conversación era demasiado interesante. Con esto de las llaves que llevaban a otro mundo y luego de viajar por unos cuantos llegarían al propio que era lo que deseaba, no entendía si allá había variado en el tiempo si todo había sido más lento y eran muchas preguntas que tenía que responder. Suspiró. — Creo que esos son los lugares, amado mío. Es donde solemos pasar más y bueno solo queda averiguar — En ese momento se preguntaba como sería su llave, quizás más pequeña y delicada en cuanto a color y forma, trataba de imaginarlo.  Sonrió con suavidad a su marido cuando este dijo que podrían ir esa misma tarde noche porque no había tiempo que perder— No importa si se hace de daño, el objetivo es encontrarla aunque no me iría enseguida, al menos me gustaría dejar todo ordenado aquí e imagino que igual tenemos que llevar nuestros bolsos, nuestra ropa y pertenencias. ¿No? — Pestañeo. Imaginaba que el mago se aparecería y les diría donde estaba ubicado el portal o simplemente guiarlos hasta donde estaba.  Capaz que hasta los esperaba un gran camino.

Escuchar al lobo y la caperucita era un poco triste. Notaba a Scarlett algo incomoda pero había que entender lo que pensaba el lobo que quizás no tenía la vida decente que tenían ellos siendo humanos y claro que ahí disfrutaba de aquello. — Es que entiendo, has pasado mucho tiempo como humano y notas la diferencia. Pero Caperucita tiene razón tal vez es diferente porque la maldición se rompió ¿no? Y no comiences a alejar por favor es solo que igual se te va extrañar, nos acostumbramos a estar contigo. ¿A ti no te pasa? — Argumentó antes que Scar comenzará con sus chillidos y ella disimuladamente se tapaba los oídos.

Muy pronto,  vio su plato vacío y con suavidad espero que terminará su esposo y tomó de su plato, preguntando con la mirada si todo estaba en orden — Creo que es una hora adecuada, así que terminen y nos vamos. Mientras lavaré los platos. — Miró a los dos — Les dejaré un buen poco para la noche y la mañana, es que quedará mucho para los dos. — Ella ya quería ir a buscar su llave y estaba algo impaciente con eso. Obviamente que quería ir a ver a su padres, pero el comentario de su amiga igual había marcado profundo en ella. ¿Estarían vivos? Esa era la pregunta. Quizás todo había cambiado allí solo que era su hogar y ella de verdad quería volver.