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Hazel Andersen es la hija menor de la unión entre Ariel y Eric. Ha pasado la mayor parte de su vida refugiada en el castillo debido a los temores infundados por los males a los que sus padres se enfrentaron antes de que ella naciera, y que tuvieron que atravesar con su hermana mayor y el hermano que vino después de ella. Ha crecido toda su vida con límites muy estrictos, y ahora que ha cumplido la mayoría de edad, quiere conocer el mundo por lo que es en verdad y no con el filtro que sus padres han puesto por ella.
Morgan, por su parte, es uno de los varios hijos de Úrsula, que fue renegado a una vida en el mar, apartado de cualquier contacto con la civilización hasta que decide revelarse por las imposiciones puestas a su madre, que él también ha pagado en carne propia.
Sin embargo, el que se le permita andar entre los mortales implicó para él también un sacrificio: dejar atrás su vida en el único hogar que ha conocido, y así obtener un lugar para caminar entre los humanos y ser libre.
Morgan, por su parte, es uno de los varios hijos de Úrsula, que fue renegado a una vida en el mar, apartado de cualquier contacto con la civilización hasta que decide revelarse por las imposiciones puestas a su madre, que él también ha pagado en carne propia.
Sin embargo, el que se le permita andar entre los mortales implicó para él también un sacrificio: dejar atrás su vida en el único hogar que ha conocido, y así obtener un lugar para caminar entre los humanos y ser libre.
HAZEL ANDERSEN
PRINCESA ৩ MADELAINE PETSCH ৩ BEWÖLKT
MORGAN DOCEAN
VILLANO ৩ ANDY BIERSACK ৩ RED
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<center><div class="cress20"><div class="cress32" style="background:url(IMAGEN FONDO); background-size:cover;"></div><div class="cress34"></div><div class="cress33" style="background:url(IMAGEN PERSONAJE)center; background-size:cover;"></div><div class="cress36">PRIMERA PARTE TÍTULO<br> SEGUNDA PARTE TITUTLO</div><div class="cress37">SUBTÍTULO AQUÍ</div><div class="cress30">POST AQUÍ</div><div class="cress21"><div class="cress22"><i class="cp cp-location"></i><div class="cress23"><div class="cress24">DATO</div></div></div><div class="cress22"><i class="cp cp-clock"></i><div class="cress23"><div class="cress24">DATO</div></div></div><div class="cress22"><i class="cp cp-user"></i><div class="cress23"><div class="cress24">W/ NOMBRE</div></div></div></div></div></center><div class="cress19"><a href="http://treeoflife.foroactivo.com/u3">~</a></div>
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HANDSOME DEVIL,
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Chapter I
Morgan se apoyó mejor contra el muro de piedra, expectante. La función empezaría en breve, pero él nunca había sido una persona paciente, por lo que ya empezaba a notar la quemazón por la búsqueda de acción.
A lo lejos podía escuchar los sonidos típicos del mercado, comerciantes gritando los precios de sus mejores productos, el murmullo de los compradores indecisos, un grupo de chiquillos jugando y riendo a carcajadas... Morgan no pudo evitar fruncir el ceño con cierta molestia, poco acostumbrado a esa clase de sonidos, él acostumbraba a vivir en el silencio roto sólo por las olas al romper contra las rocas o el canto de algún ser marino. La vida en tierra era más ruidosa y caótica que en el mar. Morgan comprendía porque su prefería mantenerse en el mar.
Su pensamientos fueron cortados de raíz al vislumbrar, al fin, a su víctima descendiendo por la calle central del mercado. Intentaba pasar desapercibida, pero era imposible con su cabello pelirrojo. La princesa Hazel resaltaba entre la multitud incluso cuando intentaba hacer todo lo posible para no hacerlo.
Un gesto de su mano bastó para poner en movimiento a los esbirro contratados por un módico precio. Los hombres asintieron en su dirección y se internaron entre las gentes que abarrotaban el mercado, poco a poco rodeando a la desprevenida princesa.
A lo lejos podía escuchar los sonidos típicos del mercado, comerciantes gritando los precios de sus mejores productos, el murmullo de los compradores indecisos, un grupo de chiquillos jugando y riendo a carcajadas... Morgan no pudo evitar fruncir el ceño con cierta molestia, poco acostumbrado a esa clase de sonidos, él acostumbraba a vivir en el silencio roto sólo por las olas al romper contra las rocas o el canto de algún ser marino. La vida en tierra era más ruidosa y caótica que en el mar. Morgan comprendía porque su prefería mantenerse en el mar.
Su pensamientos fueron cortados de raíz al vislumbrar, al fin, a su víctima descendiendo por la calle central del mercado. Intentaba pasar desapercibida, pero era imposible con su cabello pelirrojo. La princesa Hazel resaltaba entre la multitud incluso cuando intentaba hacer todo lo posible para no hacerlo.
Un gesto de su mano bastó para poner en movimiento a los esbirro contratados por un módico precio. Los hombres asintieron en su dirección y se internaron entre las gentes que abarrotaban el mercado, poco a poco rodeando a la desprevenida princesa.
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Morgan Docean
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HANDSOME DEVIL,
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CHAPTER I
Hazel siempre había adorado la idea de tener suficiente libertad para poder recorrer el mundo por su cuenta, ver todo lo que su padre había visto antes de conocer a su madre. Sin embargo, el paso de los años le había enseñado que esa libertad era un concepto inexistente que ella no estaba destinada a probar.
Por eso, con algo de ayuda de algunas criadas que deseaban que la pelirroja pudiera conocer el exterior, de vez en cuando lograba salir de los altos muros del castillo en dirección a la playa, y a veces un poco más lejos. Tal vez ese día en particular estaba siendo demasiado valiente, pero, cubierta con una capa e intentando o cultar su rostro y su llamativo cabello, se acercó lo suficiente para comprar unas cuantas frutas y accesorios que escondería en la bolsa de tela que colgaba de su brazo.
Su familia no tenía por qué enterarse, porque regresaría a tiempo para que su ausencia no se notara demasiado... O al menos ese era su plan. Entró por uno de los callejones que le llevaría hacia la costa, y luego se colaría dentro del castillo sin que nadie la viera como acostumbraba a hacer.
Sin embargo, al intentar salir por el otro extremo del callejón alguien le interrumpió el paso. Hazel fingió no darse cuenta y moverse a un lado, pero la persona se movió con ella. Al darse la vuelta, se dio cuenta de que por el lugar donde venía también había alguien, y pudo sentir su corazón empezar a palpitar con fuerza en su pecho.
—¿Le puedo ayudar en algo? — preguntó, optando por ser cortés antes de empezar a gritar. Si llamaba la atención, sus paseos por el pueblo acabarían tan rápido como empezaron, y metería a sus criadas en problemas.
Por eso, con algo de ayuda de algunas criadas que deseaban que la pelirroja pudiera conocer el exterior, de vez en cuando lograba salir de los altos muros del castillo en dirección a la playa, y a veces un poco más lejos. Tal vez ese día en particular estaba siendo demasiado valiente, pero, cubierta con una capa e intentando o cultar su rostro y su llamativo cabello, se acercó lo suficiente para comprar unas cuantas frutas y accesorios que escondería en la bolsa de tela que colgaba de su brazo.
Su familia no tenía por qué enterarse, porque regresaría a tiempo para que su ausencia no se notara demasiado... O al menos ese era su plan. Entró por uno de los callejones que le llevaría hacia la costa, y luego se colaría dentro del castillo sin que nadie la viera como acostumbraba a hacer.
Sin embargo, al intentar salir por el otro extremo del callejón alguien le interrumpió el paso. Hazel fingió no darse cuenta y moverse a un lado, pero la persona se movió con ella. Al darse la vuelta, se dio cuenta de que por el lugar donde venía también había alguien, y pudo sentir su corazón empezar a palpitar con fuerza en su pecho.
—¿Le puedo ayudar en algo? — preguntó, optando por ser cortés antes de empezar a gritar. Si llamaba la atención, sus paseos por el pueblo acabarían tan rápido como empezaron, y metería a sus criadas en problemas.
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Hazel Andersen
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HANDSOME DEVIL,
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Chapter I
Cuando el hombre miró a la joven princesa no se estuvo de lamerse los labios, contento ante lo que podía apreciar bajo la capucha. Lo cierto era que el encargo le había resultado extraño en un inicio. Solo tenían que asustar a una chica, nada más, no debían hacerle daño y debían retirarse tras un poco de pantomima. Había aceptado porque era fácil y el dinero era siempre bienvenido pero, pensó, tal vez podría quedarse con el dinero y la chica al final. El muchacho que los habían contratado no era más que un crío, probablemente algún tonto que pretendía conseguir la atención de la chica, no sería difíil deshacerse de él.
— Pues creo que sí, que puedas ayudarme mucho y bien. —sonrió, una sonrisa de dientes torcidos y amarillos.— No sabía que en el pueblo hubiera una chica tan bonita cómo tú y las chicas bonitas saben bien cómo calmar los dolores de hombres como yo. —se llevó la mano a la entrepierna, e n un gesto obsceno lleno de significado. Sus compañeros, guardando la retaguardia, empezaron a acercarse mientras se carcajeaban. —¿Qué tal si te quitas esa capa y me dejas ver mejor esa bonita…? —cualquier cosa que fuera a decir quedó interrumpida cuando el filo de una daga se apoyó contra su cuello.
— ¿Crees que yo te serviría para calmar esos dolores? —la voz, fría y acerada, sonó en el oído del malhechor. Sus hombres, tras la chica, se quedaron quietos, confusos. La daga empezó clavarse en su piel, creando un pequeño hilo de sangre que se deslizó sobre el filo.
— ¿Qué tal si la dejamos pasar? —pese a sonar como una pregunta era una orden clara. Hizo un gesto a sus hombres para que se alejaran un poco y siguió al joven cuando este lo hizo moverse para abrir camino a la chica. Morgan entonces lo empujó con un certero puntapié en dirección a sus hombres, tomó de la mano a la chica y la instó a correr con él.
Tal vez, había subestimado al chico, pero al menos tendría su dinero.
O eso pensaba.
— Pues creo que sí, que puedas ayudarme mucho y bien. —sonrió, una sonrisa de dientes torcidos y amarillos.— No sabía que en el pueblo hubiera una chica tan bonita cómo tú y las chicas bonitas saben bien cómo calmar los dolores de hombres como yo. —se llevó la mano a la entrepierna, e n un gesto obsceno lleno de significado. Sus compañeros, guardando la retaguardia, empezaron a acercarse mientras se carcajeaban. —¿Qué tal si te quitas esa capa y me dejas ver mejor esa bonita…? —cualquier cosa que fuera a decir quedó interrumpida cuando el filo de una daga se apoyó contra su cuello.
— ¿Crees que yo te serviría para calmar esos dolores? —la voz, fría y acerada, sonó en el oído del malhechor. Sus hombres, tras la chica, se quedaron quietos, confusos. La daga empezó clavarse en su piel, creando un pequeño hilo de sangre que se deslizó sobre el filo.
— ¿Qué tal si la dejamos pasar? —pese a sonar como una pregunta era una orden clara. Hizo un gesto a sus hombres para que se alejaran un poco y siguió al joven cuando este lo hizo moverse para abrir camino a la chica. Morgan entonces lo empujó con un certero puntapié en dirección a sus hombres, tomó de la mano a la chica y la instó a correr con él.
Tal vez, había subestimado al chico, pero al menos tendría su dinero.
O eso pensaba.
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CHAPTER I
Los colores se le subieron a las mejillas de forma desproporcionada al ver el gesto que el hombre hacía en su dirección, y empezó a mirar de un lado para otro, en un intento de ver si podía huir. No parecía ser el momento, y si se ponía a gritar sencillamente armaría un escándalo que luego requeriría de explicaciones que no podía darle a su familia. No tenía motivos para estar ahí, y quizá por eso mismo no la dejaban salir, si el mundo estaba lleno de gente como ese hombre... No quería saberlo.
—Solo quiero volver a mi casa, prometo no decirle a nadie que esto ha pasado— susurró, aunque el hombre seguramente no sabía quién era ella, nadie lo sabía. Estaba lo suficientemente cubierta, y apenas salía de los muros del castillo como para ser reconocida con facilidad.
No esperaba que nadie saliera a su rescate, pero un chico de cabellos negros se acercó, y Hazel mantuvo su mirada puesta en él. ¿Estaba intentando ayudarla? No lo tenía nada claro, pero cuando se acercó a ella simplemente tomó su mano y se dejó llevar entre callejones, sintiendo como sus pies se movían a una velocidad descarada mientras intentaba huir.
—¿A dónde me llevas?— preguntó sin dejar de correr, pero a la misma vez insegura de estar en las manos correctas. ¿Era un cuchillo lo que le había visto sacar?
—Solo quiero volver a mi casa, prometo no decirle a nadie que esto ha pasado— susurró, aunque el hombre seguramente no sabía quién era ella, nadie lo sabía. Estaba lo suficientemente cubierta, y apenas salía de los muros del castillo como para ser reconocida con facilidad.
No esperaba que nadie saliera a su rescate, pero un chico de cabellos negros se acercó, y Hazel mantuvo su mirada puesta en él. ¿Estaba intentando ayudarla? No lo tenía nada claro, pero cuando se acercó a ella simplemente tomó su mano y se dejó llevar entre callejones, sintiendo como sus pies se movían a una velocidad descarada mientras intentaba huir.
—¿A dónde me llevas?— preguntó sin dejar de correr, pero a la misma vez insegura de estar en las manos correctas. ¿Era un cuchillo lo que le había visto sacar?
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Hazel Andersen
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Chapter I
Corrió sin mirar atrás, aferrando bien la mano de la chica entre la suya. Se internó en la calle principal, esquivando a transeúntes y diferentes puestos del mercado. Un tenderete lleno de fruta cayó a su paso, pero Morgan no se detuvo ante el destrozo, simplemente saltó por encima y siguió corriendo.
Se alejó del centro de la ciudad, internándose entre las callejuelas próximas al muro que conocía bien. Al doblar por uno de los callejones, aparentemente sin salida, el chico se dirigió directamente hacia la pared, pasando por detrás de un montón de cajas apiladastras las que había una brecha por donde se coló. Estaban fuera de la ciudad.
Corrió por la playa, sus pies hundiéndose en la arena, una sensación cómoda y conocida. Miró entonces a sus espaldas, comprobando que ya no les seguía y empezó a aminorar el paso hasta detenerse bajo los restos de lo que fue un viejo puente de madera. Estaban solos, su única compañía era el romper de las olas a unos simples metros .
— ¿Estás bien? —su respiración era entrecortada, su tono parecía genuinamente preocupado.— Creo que ya les perdimos la pista, pero puede que estén buscando por las calles. Sería mejor que esperáramos un rato antes de volver. —un rato en que podría tenerla totalmente para él.
Se alejó del centro de la ciudad, internándose entre las callejuelas próximas al muro que conocía bien. Al doblar por uno de los callejones, aparentemente sin salida, el chico se dirigió directamente hacia la pared, pasando por detrás de un montón de cajas apiladastras las que había una brecha por donde se coló. Estaban fuera de la ciudad.
Corrió por la playa, sus pies hundiéndose en la arena, una sensación cómoda y conocida. Miró entonces a sus espaldas, comprobando que ya no les seguía y empezó a aminorar el paso hasta detenerse bajo los restos de lo que fue un viejo puente de madera. Estaban solos, su única compañía era el romper de las olas a unos simples metros .
— ¿Estás bien? —su respiración era entrecortada, su tono parecía genuinamente preocupado.— Creo que ya les perdimos la pista, pero puede que estén buscando por las calles. Sería mejor que esperáramos un rato antes de volver. —un rato en que podría tenerla totalmente para él.
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CHAPTER I
Tal vez debería haberlo detenido antes de perder por completo de vista a la gente del pueblo, escuchó algunos gritos y protestas mientras se abrían paso entre la gente, pero eventualmente lo dejaron todo atrás. Hazel escuchaba su corazón en sus oídos, su pecho subía y bajaba de forma acelerada porque no estaba acostumbrada a correr de esa manera, los pulmones le ardían. Quizá por eso cuando sintió el cambio de la piedra a la arena de la playa empezó a aminorar el paso, su acompañante también lo hizo.
—Correr en la arena es... Una idea terrible— dijo, en dos partes mientras intentaba recuperar el aliento. Podía ver el muro que rodeaba el castillo desde allí, pero intentó no fijarse demasiado mientras apoyaba sus manos en sus rodillas, inclinándose sobre su propio cuerpo para intentar respirar profundo antes de mirarlo.
—Vale, esperamos un rato... No creo que pueda ir a cualquier parte de todas formas— respondió, dejándose caer en la arena sin pensarlo. Sus pies se apoyaron sobre una de las rocas humedecidas, y con algo de esfuerzo se quitó los zapatos para que no se mojaran con las gotas que chispeaban a su alrededor.
Se tardó unos minutos en recordar cómo respirar sin parecer una señora de ochenta años que acababa de salir del mercado tras pelear por la mejor bolsa de manzanas del puesto.
—¿Quién eres?— preguntó, quizá era lo más importante, pero entre correr por su vida no había tenido la oportunidad de recibir una respuesta que le resultara satisfactoria.
—Correr en la arena es... Una idea terrible— dijo, en dos partes mientras intentaba recuperar el aliento. Podía ver el muro que rodeaba el castillo desde allí, pero intentó no fijarse demasiado mientras apoyaba sus manos en sus rodillas, inclinándose sobre su propio cuerpo para intentar respirar profundo antes de mirarlo.
—Vale, esperamos un rato... No creo que pueda ir a cualquier parte de todas formas— respondió, dejándose caer en la arena sin pensarlo. Sus pies se apoyaron sobre una de las rocas humedecidas, y con algo de esfuerzo se quitó los zapatos para que no se mojaran con las gotas que chispeaban a su alrededor.
Se tardó unos minutos en recordar cómo respirar sin parecer una señora de ochenta años que acababa de salir del mercado tras pelear por la mejor bolsa de manzanas del puesto.
—¿Quién eres?— preguntó, quizá era lo más importante, pero entre correr por su vida no había tenido la oportunidad de recibir una respuesta que le resultara satisfactoria.
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hazel andersen
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Chapter I
La observó estirarse sobre la arena, sin vergüenza ni pudor, descalzándose de manera muy poco elegante. Ese gesto le hizo sonreír y él mismo la imitó dejando las pesadas botas olvidadas a sus espaldas, se dejó caer sentado sobre la arena, junto a ella.
— Soy Morgan. —respondió, sin explayarse, sin apellidos. Para que su plan funcionara ella debía saber poco de él pero, no obstante, lo que supiera tendría que agradarle. Había empezado por buen camino, ¿a quién no le agradaba su rescatador? — ¿La damisela en apuros tiene nombre? —preguntó entonces él.
Mientras esperaba por la respuesta de la pelirroja se preguntó si le mentiría o sería tan inocente de decirle la verdad. Esperaba lo segundo, todo sería más fácil sin tener que lidiar con la pantomima innecesaria de hacerla sentirse segura y confiar en él.
— ¿Y qué hacías paseando sola por la ciudad? Es peligroso en estos días, llegan gentes de todas partes, la mayoría solo quieren comerciar, pero los hay que tienen… otros planes. —que se lo dijeran a él. Había sido la época perfecta para colarse en la ciudad precisamente por eso, llegaban tantas personas que los guardias no daban abasto.
— Soy Morgan. —respondió, sin explayarse, sin apellidos. Para que su plan funcionara ella debía saber poco de él pero, no obstante, lo que supiera tendría que agradarle. Había empezado por buen camino, ¿a quién no le agradaba su rescatador? — ¿La damisela en apuros tiene nombre? —preguntó entonces él.
Mientras esperaba por la respuesta de la pelirroja se preguntó si le mentiría o sería tan inocente de decirle la verdad. Esperaba lo segundo, todo sería más fácil sin tener que lidiar con la pantomima innecesaria de hacerla sentirse segura y confiar en él.
— ¿Y qué hacías paseando sola por la ciudad? Es peligroso en estos días, llegan gentes de todas partes, la mayoría solo quieren comerciar, pero los hay que tienen… otros planes. —que se lo dijeran a él. Había sido la época perfecta para colarse en la ciudad precisamente por eso, llegaban tantas personas que los guardias no daban abasto.
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CHAPTER I
Sentía el pecho pesado con cada respiración, poco acostumbrada a correr bajo circunstancias semejantes. Se dijo a sí misma que tal vez debería hacer algo de ejercicio a las mañanas en lugar de mirar por la ventana y ver la vida pasar, sería un buen entrenamiento en caso de que alguien volviera a perseguirla como había ocurrido en el pueblo. ¿Quiénes eran esos vándalos que intentaron hacerle daño? ¿La habrían reconocido de alguna manera y querrían robarla?
—Soy Hazel— respondió, pensando demasiado tarde que tal vez mentirle sería la mejor idea. Lo mejor para ella era que aquel desconocido no supiera que debería estar detrás de los muros del castillo y no fuera de ellos. Sin embargo, la respuesta vino sola y para cuando salió de sus labios ya no había tiempo para retractarse.
Frunció el ceño al escucharlo, girando la cabeza mientras se abrazaba a sus piernas, con las rodillas apoyadas al pecho. ¿De verdad había sido tan descuidada que no se le ocurrió pensar que estaba en peligro? No veía el pueblo como un lugar peligroso.
—¿Es normal que pasen estas cosas?— preguntó, queriendo pensar que había sido algo ocasional, un grupo de ladronzuelos que habían visto su bolsa de monedas —. Solo quería conocer el mercado, me han hablado mucho de el— explicó, consciente de que aquello sonaba triste y desesperado, pero no se alejaba de la realidad.
—Soy Hazel— respondió, pensando demasiado tarde que tal vez mentirle sería la mejor idea. Lo mejor para ella era que aquel desconocido no supiera que debería estar detrás de los muros del castillo y no fuera de ellos. Sin embargo, la respuesta vino sola y para cuando salió de sus labios ya no había tiempo para retractarse.
Frunció el ceño al escucharlo, girando la cabeza mientras se abrazaba a sus piernas, con las rodillas apoyadas al pecho. ¿De verdad había sido tan descuidada que no se le ocurrió pensar que estaba en peligro? No veía el pueblo como un lugar peligroso.
—¿Es normal que pasen estas cosas?— preguntó, queriendo pensar que había sido algo ocasional, un grupo de ladronzuelos que habían visto su bolsa de monedas —. Solo quería conocer el mercado, me han hablado mucho de el— explicó, consciente de que aquello sonaba triste y desesperado, pero no se alejaba de la realidad.
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Chapter I
Le sorprendió ligeramente que ella decidiera darle su verdadero nombre y durante un momento no supo si descubrir que sabía quién era o jugar un poco más al despiste. Optó por lo último, no pudo evitarlo, siempre disfrutaba de un buen juego de despiste e ingenio.
— A veces.—respondió a su pregunta, encogiéndose de hombros.— No paso mucho tiempo en la ciudad, así que tampoco estoy seguro. —eso era verdad y es que era importante dejar ir verdades entre las mentiras para hacer estas últimas más creíbles. Había poco en la ciudad que le interesara. De hecho, consideraba la ciudad un lugar sucio y seco, había demasiada gente apelotonada, eran ruidosos y descuidados. Prefería por mucho el mar y, a veces, cuando observaba la silueta del palacio a la distancia se preguntaba si la reina sentiría lo mismo o, en este caso, Hazel.
— Si quieres la próxima vez puedo llevarte a verlo. —ofreció con desinterés.— Vigilaré que no te metas en problemas y, a cambio, puedes obsequiarme con una pequeña recompensa. —una sonrisa burlona afloró en sus labios, aunque tuvo cuidado de conservar cierta suavidad en sus facciones, no quería asustarla. Al menos, no tan pronto.
— A veces.—respondió a su pregunta, encogiéndose de hombros.— No paso mucho tiempo en la ciudad, así que tampoco estoy seguro. —eso era verdad y es que era importante dejar ir verdades entre las mentiras para hacer estas últimas más creíbles. Había poco en la ciudad que le interesara. De hecho, consideraba la ciudad un lugar sucio y seco, había demasiada gente apelotonada, eran ruidosos y descuidados. Prefería por mucho el mar y, a veces, cuando observaba la silueta del palacio a la distancia se preguntaba si la reina sentiría lo mismo o, en este caso, Hazel.
— Si quieres la próxima vez puedo llevarte a verlo. —ofreció con desinterés.— Vigilaré que no te metas en problemas y, a cambio, puedes obsequiarme con una pequeña recompensa. —una sonrisa burlona afloró en sus labios, aunque tuvo cuidado de conservar cierta suavidad en sus facciones, no quería asustarla. Al menos, no tan pronto.
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CHAPTER I
Sus palabras despertaron inmediatamente la curiosidad en la princesa, que no estaba acostumbrada a que otras personas se sintieran identificadas con la desesperación que caracterizaba su tono de voz. Tampoco parecía que el chico estuviera muy apesadumbrado por no conocer la ciudad, así que tal vez estaba asumiendo de manera incorrecta. En su voz no había anhelo, solo una afirmación.
—¿Por qué?— preguntó, sin poder evitarlo. Tampoco esperaba que el chico frente a ella optara por contarle su vida, pero la mayoría de las personas vivían de lo que encontraban en la ciudad, y a ese chico no lo había visto en palacio como para pensar que trabajaba allí dentro.
Ladeó la cabeza, sus palabras deberían estar encendiendo alarmas en su mente, pero estaba haciendo todo lo contrario. Hazel debería ser un poco menos ingenua, pero en su lugar se dejó llevar.
—¿Qué recompensa?— cuestionó, porque tampoco aceptaría a ciegas sin saber qué esperaba el chico a cambio, a ese mínimo llegaba.
—¿Por qué?— preguntó, sin poder evitarlo. Tampoco esperaba que el chico frente a ella optara por contarle su vida, pero la mayoría de las personas vivían de lo que encontraban en la ciudad, y a ese chico no lo había visto en palacio como para pensar que trabajaba allí dentro.
Ladeó la cabeza, sus palabras deberían estar encendiendo alarmas en su mente, pero estaba haciendo todo lo contrario. Hazel debería ser un poco menos ingenua, pero en su lugar se dejó llevar.
—¿Qué recompensa?— cuestionó, porque tampoco aceptaría a ciegas sin saber qué esperaba el chico a cambio, a ese mínimo llegaba.
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Chapter I
Se encogió de hombros ante las indagaciones de la chica sobre por qué no pasaba mucho tiempo en la ciudad. Podría haberse inventado algo, pero prefirió dejarlo pasar, eso haría que pesara más en él, era lo que tenían los acertijos.
— Pueees… —alargó las vocales, jugando, alargando el momento antes de revelar su esperada recompensa.— …Un beso. —confesó de sopetón tras haber prolongado la respuesta más de lo realmente necesario. No dijo nada más, simplemente guardó silencio dejando que la proposición calase en la pequeña princesa.
No se pudo estar, no obstante, de acariciar su pelo. Los mechones pelirrojos brillaban ante los rayos del sol como un pequeño fuego. Colocó un mechón tras su oreja, las yemas de sus dedos acariciaron la piel pálida y suave tras la cuenca de su oreja.
Hazel era preciosa, de eso no había duda, era justo lo que cualquiera esperaría de una princesa: rasgos hermosos, voz bonita y cierta aura de inocencia que Morgan estaba deseando corromper. Aquella chica no vivía en el mundo real, no vivía en su mundo, no había tenido que luchar nunca por hacerse un hueco o el respeto de nadie. Ella era la hija de una princesa y una reina mientras que él era el hijo de una bruja, pero ninguno había escogido a su madre, ¿era justo entonces que vivieran vidas tan diferentes?
— Pueees… —alargó las vocales, jugando, alargando el momento antes de revelar su esperada recompensa.— …Un beso. —confesó de sopetón tras haber prolongado la respuesta más de lo realmente necesario. No dijo nada más, simplemente guardó silencio dejando que la proposición calase en la pequeña princesa.
No se pudo estar, no obstante, de acariciar su pelo. Los mechones pelirrojos brillaban ante los rayos del sol como un pequeño fuego. Colocó un mechón tras su oreja, las yemas de sus dedos acariciaron la piel pálida y suave tras la cuenca de su oreja.
Hazel era preciosa, de eso no había duda, era justo lo que cualquiera esperaría de una princesa: rasgos hermosos, voz bonita y cierta aura de inocencia que Morgan estaba deseando corromper. Aquella chica no vivía en el mundo real, no vivía en su mundo, no había tenido que luchar nunca por hacerse un hueco o el respeto de nadie. Ella era la hija de una princesa y una reina mientras que él era el hijo de una bruja, pero ninguno había escogido a su madre, ¿era justo entonces que vivieran vidas tan diferentes?
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CHAPTER I
Sus palabras la tomaron por sorpresa. Nunca le había dado un beso a nadie, porque se negaba a contar ese beso infantil que había compartido con el hijo de uno de los príncipes que estaba haciendo un esfuerzo por hacerse amigo de su padre años atrás. Se podía decir que la pelirroja había idealizado la idea del amor, y culpaba a sus padres por ello.
Se suponía que un primer beso debía ser mágico, compartido solo por dos personas con sentimientos reales por el otro. Sin embargo, Hazel dudaba poder conocer ese amor encerrada detrás de los muros altos que rodeaban el palacio. Y, al sentir las yemas de los dedos del contrario tan cerca de su mejilla, pensó que tal vez no habría nada de malo en darle un beso.
—Te lo daré cuando regresemos del pueblo— aseguró, intentando sacar algo de partido de la situación. Si lo besaba en ese momento, nada aseguraba que el chico fuera a volver a buscarla para cumplir su promesa. Además, eso le daría tiempo para pensarlo y prepararse.
Su madre y sus hermanas estarían en terrible desacuerdo con ella, pero, estaba saliendo a explorar a solas porque quería vivir su vida, y el castillo no era el mundo que quería ver.
Se suponía que un primer beso debía ser mágico, compartido solo por dos personas con sentimientos reales por el otro. Sin embargo, Hazel dudaba poder conocer ese amor encerrada detrás de los muros altos que rodeaban el palacio. Y, al sentir las yemas de los dedos del contrario tan cerca de su mejilla, pensó que tal vez no habría nada de malo en darle un beso.
—Te lo daré cuando regresemos del pueblo— aseguró, intentando sacar algo de partido de la situación. Si lo besaba en ese momento, nada aseguraba que el chico fuera a volver a buscarla para cumplir su promesa. Además, eso le daría tiempo para pensarlo y prepararse.
Su madre y sus hermanas estarían en terrible desacuerdo con ella, pero, estaba saliendo a explorar a solas porque quería vivir su vida, y el castillo no era el mundo que quería ver.
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Chapter I
Fingió que lo sopesaba unos segundos, una pequeña mueca frunciendo sus labios en actitud inconformista. No le gustaba que intentasen regatear con un trato, pero también creía que quien no lo intentaba eran simplemente estúpido.
— De acuerdo, una vez te lleve me deberás dar un beso. —pronunció con voz solemne.— Pero antes de que empieces a visitarlo, una vez lo veas todo podrías decidir echarte atrás y eso no sería justo, ¿no crees?
Era mejor empezar despacio, si la presionaba demasiado podía asustarla y sería contraproducente. Era mejor dejarla pensar que ella tenía cierto control de la situación, al menos por el momento.
— Tenemos un trato entonces.
— De acuerdo, una vez te lleve me deberás dar un beso. —pronunció con voz solemne.— Pero antes de que empieces a visitarlo, una vez lo veas todo podrías decidir echarte atrás y eso no sería justo, ¿no crees?
Era mejor empezar despacio, si la presionaba demasiado podía asustarla y sería contraproducente. Era mejor dejarla pensar que ella tenía cierto control de la situación, al menos por el momento.
— Tenemos un trato entonces.
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CHAPTER I
Hazel lo observó por unos segundos, estaba claro que aquello era un negocio y ambos tenían derecho a establecer sus límites. Ella deseaba esa libertad, más que nada en el mundo, y un beso no parecía un sacrificio demasiado grande. El chico despertaba su curiosidad, y la curiosidad era su combustible.
—Está bien, te besaré cuando lleguemos al pueblo— dijo —. Aunque soy una mujer de palabra, no me arrepentiría de esto— aseguró, porque dudaba que el pueblo fuera a decepcionarla lo suficiente como para no querer ver más de él.
Se levantó del lugar en el que se encontraba y sacudió la arena que se le había quedado pegada a la ropa, acto seguido estiró su mano para sellar aquel trato. No sabía a dónde la llevaría.
—Nos vemos entonces— dijo, y empezó a hacer el camino en dirección al castillo. Tendría que escabullirse dentro, pero no creía que fuera a ser un problema. Afortunadamente para ella nadie la vio, y eso facilitaba su salida en unos días cuando volviera a verlo.
—Está bien, te besaré cuando lleguemos al pueblo— dijo —. Aunque soy una mujer de palabra, no me arrepentiría de esto— aseguró, porque dudaba que el pueblo fuera a decepcionarla lo suficiente como para no querer ver más de él.
Se levantó del lugar en el que se encontraba y sacudió la arena que se le había quedado pegada a la ropa, acto seguido estiró su mano para sellar aquel trato. No sabía a dónde la llevaría.
—Nos vemos entonces— dijo, y empezó a hacer el camino en dirección al castillo. Tendría que escabullirse dentro, pero no creía que fuera a ser un problema. Afortunadamente para ella nadie la vio, y eso facilitaba su salida en unos días cuando volviera a verlo.
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Chapter I
Morgan la observó marchar, no miró ni una sola vez atrás, pero él no despegó la mirada de su figura hasta que se perdió finalmente de vista. El plan ciertamente había ido mejor de lo que podía haber imaginado. La bonita Hazel no tenía ni idea de dónde se estaba metiendo y, para cuando se diera cuenta, ya sería demasiado tarde.
Dejó ir una carcajada solitaria a la vez que volvía a dejarse caer sobre la arena caliente de la playa, los ojos fijos en el cielo y el rumor de las olas de fondo. Durante mucho tiempo Morgan Docean no había sido nadie, no había sido nada. Cómo hijo de una villana caída en desgracia no estaba destinado para grandes cosas. Vivir en la clandestinidad, robar y malear a baja escala era lo único que habían esperado de él. Pero una vez tuviera a Hazel en sus manos todo sería muy distinto.
En lo profundo del mar las olas empezaron a agitarse. Un montón de burbujas se mostraron en la superficie y pronto, entre ellas, emergió la cabeza afilada y maliciosa de uno de los esbirros de su madre.
— Dile que iré más tarde, por ahora no tengo nada que decirle. —sabía que eso no complacería a su madre, pero por una vez la bruja del mar tendría que esperarlo a él.
Dejó ir una carcajada solitaria a la vez que volvía a dejarse caer sobre la arena caliente de la playa, los ojos fijos en el cielo y el rumor de las olas de fondo. Durante mucho tiempo Morgan Docean no había sido nadie, no había sido nada. Cómo hijo de una villana caída en desgracia no estaba destinado para grandes cosas. Vivir en la clandestinidad, robar y malear a baja escala era lo único que habían esperado de él. Pero una vez tuviera a Hazel en sus manos todo sería muy distinto.
En lo profundo del mar las olas empezaron a agitarse. Un montón de burbujas se mostraron en la superficie y pronto, entre ellas, emergió la cabeza afilada y maliciosa de uno de los esbirros de su madre.
— Dile que iré más tarde, por ahora no tengo nada que decirle. —sabía que eso no complacería a su madre, pero por una vez la bruja del mar tendría que esperarlo a él.
**FIN DEL CAPÍTULO**
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Morgan Docean
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CHAPTER II
Hazel había dado mil vueltas a ese trato, intentando pensar si finalmente llegaría el momento de arrepentirse de haberlo hecho para empezar. Sin embargo, esa mañana entre quejas desesperadas de su madre insistiendo en que no debía abandonar nuevamente el castillo sin vigilancia, la pelirroja decidió que aquel desconocido era su única oportunidad de ver algo del mundo.
Se presentó a la cita con ropa cómoda y que ella consideraba poco llamativa. Su cabello estaba suelto y la tonalidad anaranjada del mismo era suficiente para llamar la atención, pero ella intentó convencerse mientras caminaba hacia el punto de encuentro que si fingía que sabía lo que estaba haciendo, todos los demás se lo creerían también.
Sabía bien que aquello no era tan importante como lo vendían en las novelas románticas. ¿Qué más daba que su primer beso fuera a ser con un desconocido a cambio de un favor? El concepto de que debía hacerlo con la persona adecuada no era más que un constructo social... Un constructo social que estaba haciendo que le sudaran las manos de forma vergonzosa mientras lo esperaba.
Se presentó a la cita con ropa cómoda y que ella consideraba poco llamativa. Su cabello estaba suelto y la tonalidad anaranjada del mismo era suficiente para llamar la atención, pero ella intentó convencerse mientras caminaba hacia el punto de encuentro que si fingía que sabía lo que estaba haciendo, todos los demás se lo creerían también.
Sabía bien que aquello no era tan importante como lo vendían en las novelas románticas. ¿Qué más daba que su primer beso fuera a ser con un desconocido a cambio de un favor? El concepto de que debía hacerlo con la persona adecuada no era más que un constructo social... Un constructo social que estaba haciendo que le sudaran las manos de forma vergonzosa mientras lo esperaba.
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CHAPTER II
La había estado esperando desde primera hora de la mañana. Mucho antes de que se montara el mercado Morgan ya estaba allí, era mucho más fácil colarse en la ciudad cuando apenas estaba despertando. Observó, paciente, cómo montaban las diferentes paradas y colocaban el género con cuidado. Pan recién hecho, dulces de apetitoso olor, pañuelos de todos los colores, colgantes y anillos de mejores y peores calidades, alfombras traídas de más allá de las fronteras del reino, frutas exóticas, remedios hechos con plantas cuyos nombres no podían ni imaginarse…
El mercado de la ciudad pronto se convirtió en el bullidero de actividad que era siempre. Desde lo alto de uno de los edificios Morgan contempló a todas aquellas personas que iban y venían, que gritaban, charlaban y reían. No les costó nada reconocerla, en cuanto puso un pie en el mercado empezó a llamar la atención. Aquel cabello pelirrojo era difícil de pasar por alto al final.
Ajó de su puesto de vigilancia improvisado y la siguió. Hazel, caminando unos pasos por delante de él no pareció percatarse todavía de su presencia. Mientras pasaba junto a un puesto de telas, aprovechó el despiste del vendedor para hacerse con uno de los pañuelos. Aceleró el paso para alcanzarla, agarrándola por los hombros por sorpresa y, si, también, pretendiendo asustarla un poco.
— Reconozco que no estaba seguro de si aparecerías. —le susurró al oído conduciéndola hacia un callejón a su izquierda nada transitado.— Toma, tapate el pelo con esto, llamarás menos la atención. —y sin demasiadas ceremonias le pasó el pañuelo.
El mercado de la ciudad pronto se convirtió en el bullidero de actividad que era siempre. Desde lo alto de uno de los edificios Morgan contempló a todas aquellas personas que iban y venían, que gritaban, charlaban y reían. No les costó nada reconocerla, en cuanto puso un pie en el mercado empezó a llamar la atención. Aquel cabello pelirrojo era difícil de pasar por alto al final.
Ajó de su puesto de vigilancia improvisado y la siguió. Hazel, caminando unos pasos por delante de él no pareció percatarse todavía de su presencia. Mientras pasaba junto a un puesto de telas, aprovechó el despiste del vendedor para hacerse con uno de los pañuelos. Aceleró el paso para alcanzarla, agarrándola por los hombros por sorpresa y, si, también, pretendiendo asustarla un poco.
— Reconozco que no estaba seguro de si aparecerías. —le susurró al oído conduciéndola hacia un callejón a su izquierda nada transitado.— Toma, tapate el pelo con esto, llamarás menos la atención. —y sin demasiadas ceremonias le pasó el pañuelo.
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CHAPTER II
Ya de por sí estaba nerviosa y no sabía muy bienq ué esperar de la situación en la que se había metido. Su madre reprobaría aquello con creces, hablaría del peligro y de lo mal que estaba haber vendido su primer beso por un poco de aventura, pero a Hazel eso no le importaba demasiado.
Estaba concentrada en todos los escenarios en los que alguien podría reconocerla cuando notó unas manos en sus hombros. El grito se quedó ahogado en su garganta, estaba a punto de salir corriendo, pero una voz familiar en su oído la mantuvo en el sitio.
—Gracias— susurró, aún un tanto nerviosa mientras cogía el pañuelo para tapar su cabellera roja —. ¿Vas a querer que te bese ahora o más tarde?— preguntó, yendo al grano, demasiado avergonzada como para no ser directa respecto a lo que tenía en su cabeza. Aquello era lo menos romántico que había hecho en su vida. No que hubiera hecho muchas cosas románticas tampoco.
Estaba concentrada en todos los escenarios en los que alguien podría reconocerla cuando notó unas manos en sus hombros. El grito se quedó ahogado en su garganta, estaba a punto de salir corriendo, pero una voz familiar en su oído la mantuvo en el sitio.
—Gracias— susurró, aún un tanto nerviosa mientras cogía el pañuelo para tapar su cabellera roja —. ¿Vas a querer que te bese ahora o más tarde?— preguntó, yendo al grano, demasiado avergonzada como para no ser directa respecto a lo que tenía en su cabeza. Aquello era lo menos romántico que había hecho en su vida. No que hubiera hecho muchas cosas románticas tampoco.
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CHAPTER II
No esperó que fuera ella quien sacara el tema primero ni, mucho menos, que lo hiciera de aquella manera tan abrupta. La miró unos segundos, perplejo, en completo silencio, antes de soltar una sonora carcajada imposible de contener. Lo había pillado totalmente por sorpresa, algo que no le pasaba a menudo.
— ¿Tan ansiosa estás por besarme? —se notaba a leguas que estaba nerviosa, así que Morgan no pudo desaprovechar la oportunidad de pincharla un poco.— Y yo que pensaba que iba a tener que ser quien insistiera en recibir la recompensa prometida. Eres una chica de palabra, ¿eh? —se burló de nuevo, a la par que alargaba una mano y con total confianza le recolocaba mejor el pañuelo.
— Dejémoslo para después. Digamos que el valor de mi recompensa variará en función de mi desempeño en la cita. —no sería bueno presionarla demasiado o demasiado pronto, podría asustarla y hacerla marcharse cosa que sería terrible para su plan.— Anda, vamos. —y con la misma confianza con lo que hacía todo lo demás, tomó la mano de Hazel entre una suya y salieron de nuevo a la calle principal.
— ¿Tan ansiosa estás por besarme? —se notaba a leguas que estaba nerviosa, así que Morgan no pudo desaprovechar la oportunidad de pincharla un poco.— Y yo que pensaba que iba a tener que ser quien insistiera en recibir la recompensa prometida. Eres una chica de palabra, ¿eh? —se burló de nuevo, a la par que alargaba una mano y con total confianza le recolocaba mejor el pañuelo.
— Dejémoslo para después. Digamos que el valor de mi recompensa variará en función de mi desempeño en la cita. —no sería bueno presionarla demasiado o demasiado pronto, podría asustarla y hacerla marcharse cosa que sería terrible para su plan.— Anda, vamos. —y con la misma confianza con lo que hacía todo lo demás, tomó la mano de Hazel entre una suya y salieron de nuevo a la calle principal.
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CHAPTER II
La sangre se precipitó a sus mejillas al escucharlo, no es que estuviera ansiosa por besarlo, sencillamente quería quitárselo de la cabeza. No sabía la clase de presión que era tener que darle su primer beso a alguien a cambio de un favor, pero Hazel no iba por ahí besando a la gente porque sí. Era importante para ella, pero suponía que aquello era tan especial como cualquier otra cosa... No todo el mundo podía tener una historia de amor como la de sus padres.
—Claro que soy una chica de palabra, estás haciendo algo por mi— dijo, tambaleándose un poco a medida que las palabras iban saliendo, tenía ciertas dudas pero sabía que iba a cumplir su promesa fuera como fuera —. Lo siento, normalmente me comunico con algo más de elocuencia— agregó —. Solo quiero que sepas que lo tengo presente.— Y se lo daría en cuanto él quisiera que así fuera, porque él estaba cumpliendo su parte del trato.
—¿O sea que esperarás un beso mejor dependiendo de qué tan bien lo hagas? Nunca he besado a nadie— confesó, siendo tan honesta con él como la situación se lo permitía. Aun así tomó su mano y se embarcó en esa aventura... No sabía lo que la esperaba.
—Claro que soy una chica de palabra, estás haciendo algo por mi— dijo, tambaleándose un poco a medida que las palabras iban saliendo, tenía ciertas dudas pero sabía que iba a cumplir su promesa fuera como fuera —. Lo siento, normalmente me comunico con algo más de elocuencia— agregó —. Solo quiero que sepas que lo tengo presente.— Y se lo daría en cuanto él quisiera que así fuera, porque él estaba cumpliendo su parte del trato.
—¿O sea que esperarás un beso mejor dependiendo de qué tan bien lo hagas? Nunca he besado a nadie— confesó, siendo tan honesta con él como la situación se lo permitía. Aun así tomó su mano y se embarcó en esa aventura... No sabía lo que la esperaba.
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