Aquello parecía una pesadilla y Vanya quería despertar en ese mismo momento. No podían quedarse en el Instituto que tan bien los había aceptado y ayudado con sus poderes, no, los cazadores habían atacado éste y habían tenido que huir con lo que traían puesto. Ni siquiera sabía que iba a depararles esa huida pero jamás había tenido tanto terror en su vida. Porque la vida de la más pequeña de los hermanos Gautier siempre había sido afortunada, con dos hermanos mayores que la apañaban siempre en lo que quisiera hacer y dos padres amorosos que jamás le habían hecho sentir algo en falta. Se podía decir que antes de que se descubriera en ella su pequeño don, todo era perfecto.

- Hey tu.. deberías ir más despacio, no puedo correr tan rápido.. - le dijo Van al chico castaño que no parecía escucharle y corría por su vida, como todos ellos. Se habían alejado del grupo principal, primero habían quedado cinco pero luego algunos se habían desviado en su camino.

El Instituto para mutantes donde había estado por un año entrenando estaba centrado en Escocia, alejado de la urbanización y rodeado desde todos sus flancos por un frondoso e infinito bosque que jamás se le había hecho tan aterrador como en ese instante. Era casi la medianoche y hacia tres horas que corrían hacia ningún lado. Vanya respiraba con ansiedad mirando hacia todos lados como si sus atacantes pudieran aparecer en cualquier momento. Y en esas estaba mirando hacia la copa de un árbol que se movía de manera sospechosa cuando su pie se enredó con una complicada raíz saliente. Ella grito al perder el equilibrio en su camino y caer con fuerza hacia adelante, apretando los ojos contra el barro en su rostro. Bien, perfecto ahora era una presa fácil y se quedaría sola porque el chico seguro había seguido corriendo por su vida.  

Aquella mierda había sido una completa locura, de un momento a otro todo lo que habían construido durante tantos años se había visto diezmado por un ataque que en ningún momento hubieran esperado. Había sido a traición, eso lo sabía, lo único que el profesor les había dicho telepáticamente era que se mantuvieran a salvo hasta que encontraran un lugar seguro donde poder llevarlos a todos. Eso no quitaba que se sintiera una basura por no poder cambiar por lo menos un poco las cosas, por no haber podido luchar más contra aquellos que tanto daño le habían hecho a todos sus hermanos.

Tenso la mandíbula al escuchar a aquella chica, ir despacio significa que pudieran alcanzarlos con más facilidad y eso era un peligro. – Estas corriendo por tu jodida vida, hazlo más rápido si no quieres que te atrapen. – Murmuro con el ceño fruncido y cierta molestia por tener que explicar algo que, por lo menos él, consideraba lo más obvio del mundo. No sabía si los seguían o no, por lo menos mientras corrían no había visto a nadie cerca pero nunca se sabía cuándo podían aparecer y eso podía ser un peligro para los dos, porque quisiera o no ella estaba a su lado en ese momento.

Se detuvo de repente cuando escucho un grito, girando y mirándola con el ceño fruncido. – Joder ¿no miras por dónde caminas? – gruño por lo bajo, acercándose a ella y ayudándola a levantarse, notando que era evidente que su pie había terminado lastimado por aquella acción. – Vamos, aguanta un poco más, encontraremos un lugar donde pasar la noche y donde curarte, ¿Crees que puedes caminar o te tendré que cargar? – Miro a su alrededor con cuidado mientras hablaba, concentrándose en notar si alguien se les acercaba o intentaba cualquier tipo de maniobra contra ellos.

Los sonidos de la noche hacían que quisiera correr pero ya estaba lo suficientemente cansada de toda esa locura. Vanya apretó la mandíbula sintiendo el dolor en su tobillo ante esa caída, estaba cubierta de barro cuando el chico se acercó a ella para ayudarla. Ella lo miró como sin creerlo, encima le reprochaba que no veía donde caminaba! Ella se tomó del hombro del chico para pararse y se quitó el barro del rostro para limpiarse un poco.

- Creo que puedo caminar, no es para tanto.. pero debemos buscar algún sitio.. - le dijo al soltarse y comenzar a caminar despacio, intentando aguantar el dolor del pie. Su hermano mayor, Viggo seguramente le reprocharía no ser tan cuidadosa pero así mismo seguro la llevaría en su espalda lo que aguantara. Pero Vig no estaba allí y tampoco lo estaría porque también había huido en ese ataque.

- Crees que estén cerca? - preguntó frotando sus manos para entrar en calor sin dejar de caminar, correr no era una opción con su tobillo sentido y hacía demasiado frío en Escocia en esa epoca como para que aquello siguiera pareciéndole una película de terror de nunca acabar.

Frunció el ceño cuando comenzaron a caminar, era claro que si la dejaba hacerlo tardarían mucho más y eso no era una buena idea, tenían que conseguir un lugar seguro antes de que los encontraran porque era seguro que los estaban buscando en esos momentos. – Ven, súbete a mi espalda así tardamos menos. Encontraremos alguna cabaña o donde pasar la noche, solo debemos caminar un poco más. – Y no era que tuviera la ilusión de que de la nada encontrasen aquello, pero en ese momento que cualquiera de los dos se desmoralizara sería bastante terrible, además en la academia les habían enseñado a cuidarse los unos a los otros y simplemente no podía dejarla sola.

Respiro hondo y cerró los ojos, intentando concentrarse al sentir que de los nervios sus manos comenzaban a arder, le habían enseñado de pequeño a controlar ese tipo de cosas en la academia, pero con la carga de estrés que tenía simplemente sentía que terminaría incendiando todo el maldito bosque en un abrir y cerrar de ojos. – No lo creo, los escucharíamos, pero no es bueno tentar a nuestra suerte. Venga, subte a mi espalda y luego me devuelves el favor. – Simplemente la miraba, ni un atisbe de sonrisa, no tenía ánimos para fingir aquello.

Habían cosas que exasperaban a la joven Gautier, y una de ellas eran aquellos que no demostraban absolutamente nada en su rostro, ni asombro, duda, ni felicidad o dolor, y ese chico parecía aquello, completamente inmune a lo que parecía sucederle a su alrededor. Vanya frunció el ceño, de tan orgullosa había seguido caminando mientras lo escuchaba decirle que podía llevarla en su espalda. - Estoy bien, solo espero haya algún lago por aquí.. - murmuró caminando un trecho más hasta sentir más dolor subiendo por la pantorrilla y se volteó para mirar a su compañero.

- Bien, está bien, creo que no podré hacerlo.. pero te prometo no peso demasiado.. - le advirtió yendo hacia él para trepar su espalda y abrazar el cuello del muchacho. Demasiada cercanía para con alguien al que apenas conocía y que en la Academia apenas registraba porque no estaba en su mismo grupo de amigos y conocidos. Vanya dejó que él la guiara, tampoco creía que una cabaña cómoda apareciera de la nada, pero podía hacer algo con solo encontrar un refugio. - Para el lado de los acantilados, creo que habían varias grietas que pueden hacer de cueva para esta noche.. - le dijo despacio, quizás él debía caminar un poco más pero estarían seguros si nadie lograba verlos y llegar a un lugar seguro.

Esa noche estaba demasiado asustada y adolorida como para que sus poderes fueran a resultar asertivos, incluso podrían alertar a los cazadores si no podía controlarlos, debía mantenerse tranquila si no quería que todo fuera un desastre mayor del que estaba siendo en ese momento.

- Allí, a la derecha, debemos abandonar el bosque para ir junto al mar.. - Vanya le señaló el recorrido de rocas que había descubierto en alguna de sus recorridas con sus amigos cuando todo era tranquilo e ir allí no suponía ningún riesgo y se acomodó un poco más en la espalda del chico con la esperanza de estar en lo cierto y que la pequeña cueva siguiera allí mismo. Ella se aferró a la pequeña riñonera que llevaba al costado y que jamás abandonaba.

No estaba bien en lo absoluto, a leguas se notaba que el tobillo ajeno se comenzaba a hinchar y dudaba que si no colocaba un poco de frio en la zona estuviera bien para el día siguiente. No tenían muchas opciones, tal vez encontrar un sitio donde estar escondidos uno o dos días, pero no llevaban ni dinero ni comida consigo, por lo que definitivamente mientras ella descansaba él tendría que salir a buscar la manera de conseguir dinero para poder soportar un par de días. No tenía idea como iban a conseguirlo, trabajo no podían buscar y jamás había delinquido, pero era una cuestión de mera supervivencia.

La cargo con cuidado de sostenerla por los muslos y no terminar tocando su pie o algo por el estilo, no quería causarle más dolor del que evidentemente tenía en esos momentos. – Creo que nos pueden servir, aunque no me gusta mucho ni los acantilados ni el mar. – murmuro con el ceño fruncido finalmente mientras caminaban, mientras más lejos estuviera del mar más cómodo se encontraba, pero definitivamente le parecía una idea buena el ir a los acantilados, nadie los buscaría por ahí, pensarían que estarían en un sitio donde tuvieran un poco más de comodidades o por lo menos algo de comer cerca.

Una vez salieron del bosque hizo una mueca, ya sentía el gusto salado del mar en la boca y no le gustaba en lo absoluto, pero estaba desierta toda aquella zona y suponía que así estarían seguros por un tiempo por lo menos. – ¿Has conocido ya alguna cueva para que vayamos directamente ahí? Una vez estés a salvo intentare buscar algo de comida. – Tenía que hacerse responsable de la situación, ella estaba herida y nunca ponían en peligro a un compañero herido, su tutor lo mataría si se enteraba que había siquiera sopesado la posibilidad de hacerlo.

Se notaba que al chico no le hacia ni pizca de gracia estar cerca del mar, pero por más arriesgado que aquello pudiera ser, sería un sitio seguro para esconderse mientras se recuperaba. Vanya se aferró más al cuello de su compañero, gimiendo de dolor cuando su pierna se moviera de su posición. - Lo siento lo siento, porque me pasan éstas cosas a mi? - se quejó, porque no podía ser de otra manera. La castaña apretó los ojos y señaló debajo de los acantilados a una pirámide rocas.

- He estado aquí antes, pero la han tapado.. - ella bufó al ver la puerta de la cueva llena de rocas y se bajó de su espalda para no hacerle más peso. Vanya se sentó frustrada porque no podría estar parada con su tobillo en mal estado. Estaba muy agotada de correr, sucia y adolorida, y por sobre todas las cosas estaba enojada por no saber nada de sus hermanos mayores. Ella miró las rocas y gruñó tomando una y sintiendo que no estaban tan pesadas, su poder le había otorgado que éstas no pesaran más que una pluma. - Vas a ayudarme a sacarlas o te quedarás ahí parado mirando el mar? - le preguntó al castaño, llevando su mirada a éste, más esperanzada ahora que tendrían un buen lugar donde descansar si se daban prisa para esconderse.

Ella no dejaba de lamentarse y tenía que morderse la lengua para no terminar diciéndole algo que no fuera exactamente cordial, porque si la trataba mal no ganaría nada, pero tampoco era generalmente bueno quedándose callado en ese tipo de situaciones. Lamentarse no servía para nada, tenían que acoplarse a la situación de la mejor manera posible y rogar porque no terminaran muertos antes de que encontraran un buen lugar donde pasar la noche. – Porque no has mirado el piso cuando corrías. – Lo dijo en un tono que no era de enfado, pero tampoco de broma, como si simplemente estuviera diciendo una verdad que quizás ella no quería escuchar.

Giro los ojos ante sus palabras, chasqueando la lengua sintiendo el mal humor invadirlo. – No es que tenga tanta fuerza como la tienes tú, si pudiera las incineraría, pero no es que sea muy viable que lo haga y menos cerca de este jodido mal. ¿Es que a ti no te molesta sentir el sabor a sal en la boca todo el tiempo? – Cuestiono mientras se agachaba y tomaba una de las rocas más livianas para tirarla lejos de donde se encontraba, comenzando a mover las que si podía hacerlo y de vez en cuando mirando a su alrededor. – Debemos apurarnos por si acaso o, si quieres, puedes tú liberar la entrada mientras voy a buscar algo de comer para ambos. – Le dio ambas opciones, al fin y al cabo, tendría que eventualmente buscar algo para que comieran si no querían morir de hambre allí.

Buff, es que no le podía tocar un compañero de huida más insufrible? No había sido su culpa que esa rama se hubiera puesto en su camino, y si hubiera sido así, solo había sido un accidente. Luego de toda esa locura en la academia ese sitio era toda la tranquilidad que podían tener antes que tuvieran que marcharse nuevamente.

- Ni que tuviera superfuerza.. - murmuró pensando que quizás el no supiera verdaderamente lo que podía hacer con algunos objetos y la realidad que la rodeaba, aunque no muchas veces salia del todo bien. Su distorsión de la realidad era un poder mutante raramente visto en la Academia donde entrenaban ambos, pero era impredecible y debía concentrarse demasiado si quería cambiar algo de esa realidad, por ahora solo eran objetos y lugares. - Puedes ir por comida, estaré bien aquí.. - murmuró asintiendo antes de transformar una de las rocas en un balón de playa y aventarselo al chico. A veces quería ser amistosa pero su carácter siempre fuerte y cuando no caprichoso hacían que Vanya no se llevará bien con muchas personas. Ella terminó de quitar las rocas y se hizo camino dentro del lugar, que no era demasiado grande pero si podrían entrar ambos y con un toque más de sus poderes podría refaccionarlo. El mar no le desagradaba, su padre solía llevarlos a sus hermanos y a ella todos los veranos a Australia para disfrutar de las olas, o solía hacerlo hasta su muerte.

La verdad era que nunca le había prestado la suficiente atención como para saber cual era el poder que tenía la chica, pero esperaba que fuera algo por lo menos medianamente potable para que pudieran sobrevivir de una manera por lo menos un poco mejor. – No tengo idea de que poder tienes, lo más normal hubiese sido que hubiere sido ese teniendo en cuenta la facilidad con la que levantaste la piedra. – Se encogió de hombros como si lo que estuviera diciendo fuera lo más normal del mundo, eran tantos en el colegio que no se conocían entre todos y definitivamente no sabía los poderes que tenían cada uno de ellos.

Rió al ver la pelota de playa, tomándola y asintiendo. – Vaya, una caja de sorpresas. – no pudo evitar reír por lo hecho, pero antes de charlar mucho más o tratar más de lo necesario simplemente se fue a buscar la comida para ambos, especialmente teniendo en cuenta que debería estar bastante cansada por correr tanto y ni hablar del dolor que tenía en su tobillo. Luego de una hora aproximadamente volvió, con una bolsa de comida y entrando como si nada a la cueva una vez que había una parte que estaba liberada para que lo hiciera. – Bueno, conseguí unos sándwich y agua para que tomemos, hasta mañana nos servirá. – Se acerco a ella, mirando su tobillo y frunciendo ligeramente el ceño. – Tendría que ir a buscar un poco de agua al mar para ponerte ahí, eso si sigue hinchándose mañana será un problema para que nos sigamos moviendo.

Era la primera vez que lo veía reír de esa manera. Vanya lo observó caminar alejarse y suspiró poniéndose de pie como pudo para terminar de quitar las rocas que gracias a su poder solo eran de aire. Ella entró a la cueva, no era muy grande, con suerte entrarían ambos. La chica tomó dos rocas para hacer de ellas dos almohadas y se sentó entre ellas, mirando las paredes del lugar, pensando en el destino que les sucedería en ese lugar. Y si morían al día siguiente? Ella se estremeció y estiró su pierna, quitándose las zapatillas y arremangándose el pantalón para ver su tobillo. Éste se había hinchado bastante y tenía un feo hematoma de color oscuro sobre el pie que no estaba segura se recuperara al día siguiente.

Se había quitado el abrigo para quedarse con una musculosa de deporte que al menos no se había embarrado y se sentó a esperar a su compañero. Cuando lo vio aparecer sonrió de lado, estaba lo suficientemente cansada para no pelearle por demorarse tanto. - Puedes traer algo de agua del mar, o aun le tienes manía? - le preguntó sacando un pañuelo de su pequeño bolso y ofreciéndoselo. - Solo tienes que mojarlo, la sal y el barro ayudaran a sanar.. - no para nada había sido una pequeña Scout en su niñez, no todo había sido vender galletas frente a los mercados.

No había manera que no le tuviera manía al mar, era contrarió a absolutamente cada partícula de su cuerpo, pero tampoco iba a quedar como un gallina delante de ella, bajo ningún concepto dejaría que eso sucediera. – Espero que sí, mañana sería genial que estuvieras en condiciones para poder seguir avanzando. – Tomo el pañuelo y no dudo en bajar a mojarlo, subiendo luego y, luego de inclinarse, con cuidado atándolo a su tobillo esperando que eso la hiciera sentir mejor. – Debe molestar bastante, pero creo que puede sanar si lo cuidamos bien. Tal vez más tarde mientras descansas vaya a ver que caminos podemos tomar. – al no tener la seguridad de que hacer estaba bastante inquieto, se estaban jugando el pellejo a cada momento.

Luego de sentarse a su lado abrió la bolsa de papel que llevaba, extendiéndole un sándwich y luego de tomar el propio dándole una mordida inmediata, le había hecho mucha falta algo para comer y en ese momento aquel simple sándwich le sabia a gloria. – Tenemos que tener cuidado, de hecho, no sé si lo mejor no sería que nos cambiáramos los nombres y pensar una historia coherente para donde sea que vayamos. Tendremos que camuflarnos con ellos hasta que encontremos un lugar seguro. – no le gustaba para nada, pero si llegaban a algún pueblo o ciudad segura quizás podrían quedarse allí un poco hasta poder tener noticias del director y los demás.

Agradecía ese pequeño momento de sutil frescura en su tobillo con el pañuelo mojado. Vanya suspiro aliviada mientras se acomodaba bien sentada para comer eso que el había traído. No quería saber lo que debía haber hecho para conseguir un par de sándwiches en medio del bosque, realmente no había falta. - Estaré como nueva, pero tú también deberías descansar para mañana seguir.. - le regaló porque el pensaba seguir arriesgándose por los dos y no estaba dispuesta a perder a su único compañero. Lo mejor sería quedarse allí, comer y descansar para poder estar despiertos un par de noches mientras seguían huyendo.

- Mi nombre es Vanya, creo que no nos hemos presentado.. claro que no lo hubiera hecho mientras corría y me tropezaba.. - ella sonrió con su comida en la mano, cambiar sus nombres sería algo para despistar a los cazadores y podía servir. - Debemos buscar algo de ropa, estamos mojados, embarrados y no damos muy buena pinta así.. como te gustaría que te llame? - le preguntó antes de que comenzará a comer, hambrienta, sintiendo que el cansancio por malgastar sus poderes en la cueva hacían mella en ella, solo necesitaría dormir.

Solo esperaba que aquellos chicos tuvieran algo más que comer, por lo que había visto era así, pero le preocupaba un poco haber robado aquellos sándwiches de la carpa donde estaban acampando. Había sido un descuido de su parte estar en otro sitio, aunque era evidente que no pensarían que alguien les robaría comida en medio del bosque. – No te preocupes, yo estoy bien, por si acaso vamos a tener que turnarnos para dormir por si llega a acercarse alguien. – no podían estar tranquilos, eso era lo único que sabía en verdad, que los estarían buscando para aniquilarlos de una buena vez.

Asintió mientras comía, hablando con la boca llena tan atolondrado como lo había sido siempre. – Bjorn, un gusto. – Se limpió la boca con el dorso de la mano mientas comía, mirando hacia fuera de la cueva por unos momentos por las dudas, pero la verdad era que no se escuchaba nada ni había razones para pensar que podrían dar con ellos en aquel lugar. – Puedes decirme Trygg, una abreviatura de mi apellido y créeme que los únicos que lo sabían eran los de la academia. – Nunca lo utilizaba, pero era mejor así, generalmente estarían más atentos a sus nombres que a un detalle como sus apellidos.

El chico estaba bien pero aún así le daba pena que estuviera alerta tanto tiempo. Vanya lo escuchó, asintiendo, su apellido no tenía mucho con lo que trabajar, por lo que se encogió de hombros sin saber bien si eso sería viable, y luego recordó que su primer tutora en la Academia siempre la había llamado por su segundo nombre, para su disgusto. -  La señora Ambrose solía decirme Eve, de  mi segundo nombre Eveleen, podría funcionar..-  le dijo antes de continuar saboreando su cena, aquello estaba rico y fresco, lo que su estómago agradecía. Necesitaban llegar a algún lugar al día siguiente y rogaba que su tobillo estuviera sano para entonces. - Gracias por la comida , y ayudarme Trygg, tienes algunas almohadas, no pude llegar a las mantas, mis poderes están algo rebeldes últimamente.. - ella sonrió con pena terminando de comer y limpiándose las manos con una servilleta de las que siempre llevaba en su pequeño bolso y ofreciéndole una a él.

- Llámame entonces en algunas horas, haré guardia para que descanses antes de salir.. - creía que si podían salir apenas amaneciera tendrían tiempo de bordear el bosque y llegar a algún pueblo, Escocia era un lugar demasiado desconocido para la Rumana por lo que sentía que andarían a ciegas hasta encontrar ayuda, o a alguno de sus compañeros del Instituto. Rogaba que fueran sus hermanos algunos de los sobrevivientes, necesitaba que estuvieran bien. Ella se recostó abrazando una almohada que anteriormente había sido una horrible roca y cerró los ojos para descansar, su pierna mala estirada para no hacerse mal. Algunas veces tenía feroces pesadillas y aquella noche no había sido diferente, mucho más cuando habían vivido algo tan fuerte como ese ataque al Instituto.

Asintió, le parecía un buen apodo para poder despistar a los demás y comenzaba a dudar un poco que no tuvieran que cambiar su vestimenta y demás antes de encontrarse con alguien. Era complicado, todos eran potenciales peligros teniendo en cuenta que el gobierno tenía ojos en todos lados, pero al mismo tiempo si se ponían paranoicos la posibilidad de equivocarse al ponerse a la defensiva con una persona eran muchas. – Nada que agradecer, me conformo con las almohadas. No te pongas mal por tus poderes, suele pasar, especialmente teniendo en cuenta la situación de mierda que hemos vivido hace un rato. – Los nervios siempre podían jugar en contra en una situación así, podían terminar equivocándose de mala manera con los demás por el simple hecho de que sus poderes reaccionaban ante el posible peligro, por algo eran alumnos y no profesores o tutores, aún no podían controlarlos del todo y era lo más normal del mundo.

Se quedó mirándola dormir por unos momentos y luego fue a montar guardia, la chica estaba más cansada que él a simple vista y también herida, lo mejor sería que pudiera descansar con tranquilidad para luego al día siguiente poder aprovechar eso. En algunos momentos en la noche con cuidado de no despertarla quito la venda de su tobillo y fue a mojarla una vez más, comenzaba a deshincharse un poco y significaría que estaría como nuevo al día siguiente o por lo menos eso esperaba. Por más que tuviera sueño aquella noche era su deber montar guardia, luego dejaría que ella lo hiciera, pero si se encontraba herida o débil no serviría para nada ante cualquier tipo de problema que tuvieran.

Al despertar Vanya se había sentido bastante mejor, su tobillo no estaba hinchado y tenía el pañuelo fresco aún como si se lo hubieran cambiado mientras dormía. Ella sonrió mirando al chico vigilar. Se puso de pie y descubrió que ya no dolía, salió y miró hacia el cielo, comenzaba a amanecer y éste estaba realmente magnífico. - Esperare que descanses, nada de esas caras.. - le dijo al verlo mirarla. Ella caminó hacia la orilla del mar y se lavó las manos y se mojó el  cabello y cuando lo vio entrar a la cueva se quitó la blusa para poder lavarse el barro y la tierra que aún persistía por su cuerpo. Lo que daría en ese momento por una bañera llena de espuma como la de su hogar en Rumanía.  

Una vez lista y con una rama en la mano como manera de defenderse ella había hecho guardia un par de horas hasta oírlo despertar.

Era hora de marchar.

- Está como nuevo.. - le dijo refiriéndose a su pie. La castaña se había arremangado los jeans y estaba lista para caminar hacia donde no pudieran encontrarlos, aún su móvil no había conseguido señal dentro de ese bosque por lo que no había podido geolocalizar su ubicación. Lo mejor sería seguir rumbo al norte hasta dar con la ruta.

Estaba bastante atento mirando hacia fuera, intentando no quedarse dormido porque a medida que las horas pasaban el cansancio comenzaba a hacer mella en su cuerpo poco a poco. Frunciendo el ceño ligeramente termino por sobresaltarse cuando ella apareció, comenzaba a amanecer y eso significaba que había poco tiempo para que se pudieran mover. – No podemos perder mucho tiempo. – Termino diciendo sin embargo debía admitir que estaba jodidamente cansado en esos momentos, terminando por levantarse y caminar dentro de la cueva para poder recostarse a dormir por lo menos media hora, su cuerpo se lo reclamaba y tenía que estar despierto si quería hacer un buen viaje con ella.

Perdió la noción del tiempo cuando se durmió, despertándose sobresaltado y luego dirigiéndose hacia la entrada de la cueva, sobrándose los ojos y mirando inevitablemente su pie, quedándose más tranquilo en el momento en que noto que estaba como nuevo realmente. – Te cambie algunas veces durante la noche la venda, por suerte se te deshincho. – Afirmo, saliendo y luego de estirarse mirando desde allí hacia donde podían ir. – Podemos ir hacia el norte, lo mejor será olvidarnos de nuestros teléfonos, creo que si los prendemos pueden llegar a rastrearnos. – Realmente creía que, teniendo en cuenta que estaban hablando del gobierno, odian rastrearlos si prendían sus teléfonos.

Estaba lista para ese viaje y no iba a permitir que los atraparan. Vanya se encargó de no dejar pistas en la cueva y cambió las almohadas nuevamente a rocas, dejándolas contra la cueva tal cual como las había encontrado, no quería que sobrevolaran el lugar y encontraran algo que les diera la pauta que habían estado por allí, lo mejor sería que desaparecieran de cualquier radar.

- Hacia el norte entonces Trygg, solo quiero una ducha caliente y que todo esto sea una pesadilla.. - ella aun se mantenía de buen humor, aunque no quería demostrar lo desmotivada que la tenía el no poder tener con que comunicarse con sus hermanos. - Tenías amigos en la Academia? No te he visto mucho por donde andaba.. - le dijo mientras caminaba, ambos seguían el camino de la costa hacia el norte, quizás hacia allí podrían encontrar algún pueblo donde refugiarse y pasar desapercibidos. - Mis hermanos estaban allí, se que son mayores, pero temo que algo les haya pasado.. - le dijo aunque era quizás un pensamiento en voz alta más que nada. Decirlo le hacía pensar que podían ser reales sus pensamientos. Ella se estremeció. No necesitaba seguir desmoralizándose de esa manera.

Mientras comenzaban a caminar hacerlo en silencio parecía la mejor idea, pero la chica parecía mucho más parlanchina de lo que él esperaba realmente, sin embargo, se dedicó a asentir en concordancia con sus palabras, aunque fuera orgulloso no podía negar que también deseaba profundamente que todo aquello se tratara de una mala pesadilla. – No creo que podamos convertirlo en una pesadilla, pero debemos agradecer que en la academia nos han entrenado para sobrevivir. – Usando sus poderes o no, como sabían de los riesgos que corrían siempre se habían ocupado de mantenerlos listos para cualquier tipo de problema que pudiera avecinarse.

Con las manos en los bolsillos la quedo mirando, en verdad tampoco la había visto, la recordaría, pero eran tantos que cada uno andaba en sus cosas y eso nunca solía ser un problema. – Bastantes, sé que algunos han conseguido a escapar, pero algunos no. – Intento no tensarse ante el recuerdo de uno de los chicos tirado en el piso, como si estuviese muerto, era definitivamente una imagen que le hubiera encantado borrar de su mente en ese momento. – Seguramente han logrado escapar, cuando podamos comunicarnos con los demás podrás reencontrarte con ellos, mientras estaremos bien. Lo prometo. – Como si sus palabras sirvieran de algo, pero estaba siendo sincero, se encargaría de que estuviera bien. Eran lo único que tenían, el uno al otro.

A pesar de estar caminando por horas su tobillo no se había resistido ni por un momento, y aquello tenía que agradecerle a su compañero. Él no parecía muy abierto a hablar al principio, pero era cuestión de que ella le diera charla para que aquello no fuera un monólogo del que no quería saber nada. Siempre había expresado lo que sentía en el momento. Quizás aquello se lo debía a su padre, que tanto había sacado de su carácter. Vanya sonrió, luego de largas horas podían divisar un pueblo, faltaba poco para ese baño de espuma.

La promesa de Bjorn le hizo sonreír, era muy importante para ella que la cuidara y le asegurase que estarían bien. - Mira hemos llegado.. - le dijo, señalando la ruta y al otro lado el cartel del pueblo aquel, bastante pequeño. No se lo pensó al comenzar a caminar más deprisa con su compañero, debían pasar desapercibidos entre los lugareños porque un pueblo con poca gente siempre se sorprende de ver extranjeros parar por alli. Claro estaba.

Ellos se pararon frente a una posada, y ella le miro algo desconfiada de ese sitio con algunas habitaciones y baño compartido. - Crees que llegue a funcionar? - le preguntó, no estaba acostumbrada a sitios de ese estilo pero debía pensar que estaban huyendo y no de vacaciones.

Todo le marcaba que era una mala idea, por favor, no había manera que funcionara si apenas conocían sus nombres y poco más, pero si no lo hacía básicamente terminaba significando que eventualmente terminarían capturados o muertos. No tenían muchas opciones, prácticamente ninguna en lo absoluto y por eso mismo no dejaba de pensar que lo mejor sería darse uno o dos días para conocerse bien y que sus relatos fueran absolutamente iguales ante los demás. No pensaba separarse más de lo estrictamente necesario, pero debían estar preparados para cualquier eventualidad que pudiera surgir.

Asintió, aunque no pensaba que lo hiciera del todo, tomando su mano. – Confía en mí. – le murmuro para luego ingresar con ella a la posada, sonriendo y consultando por una habitación. Cuando le preguntaron qué hacían por allí simplemente dijo que quiso viajar con su novia unos días lejos del bullicio de la ciudad, algo perfectamente creíble o eso parecía porque la señora les había dado una sonrisa diciendo que muchas parejas hacían eso por lo insoportable que podía ser la ciudad.

Los guio a la habitación y luego que los dejo solo la miro, una cama, un baño y un espacio bastante reducido, pero en principio mucho más seguro de lo que podían esperar. – Bueno, fue una buena idea no puedes negarlo, nadie sospechara de una pareja que solo quiso alejarse de la locura de la ciudad. – Se sentó en el sillón que había allí, acomodándose y sintiendo como todo su cuerpo se relajaba. – Tú duerme en la cama, yo lo haré aquí.

Confiar en él, si podía hacerlo. Vanya asintió caminando de su mano y cuando la señora les habló apoyó su rostro levemente en el hombro de su compañero, para acompañar la farsa, o quizás porque ya se encontraba cansada y tenía la suficiente confianza para hacerlo con el único ser humano en el que podía confiar en ese momento. Cuando miró la habitación se quedó callada, tenían una sola cama y él se la había ofrecido sin problemas.

- Espero que ésto tenga agua caliente.. - aprovecharía para darse un baño antes de dormir, todo lo que quería era aquello. El baño era pequeñito, con una ducha de la que corría poca agua, pero al menos estaba tibia y había logrado calmar su cuerpo cansado y limpiarlo de aquellos días en el bosque. Ella salió del baño ya lista para dormir, con la remera larga de su hermano mayor que llevaba siempre de camisón en su bolsito.

- Al fin una camita.. - murmuró antes de recostarse, aunque el lugar aún le daba mala espina. - No te recuerda este lugar.. a.. el Motel Bates? Y si viene un psicópata y nos mata mientras dormimos.. - Vanya se sentó en la cama, sus ojos verdes brillando como dos faroles, asustada. - Ven aquí, duerme conmigo esta noche Tygg.. - le pidió, fingiendo un pucherito con sus labios, estaba muy acostumbrada a ser la niña mimada de su familia, y no sabía ser de otra manera. O temer menos.

Confiaba en que el lugar tendría por lo menos lo básico para que pudieran mantenerse allí unos días mientras recobraban energías. Había sido inteligente en tener ahorros y poder tomarlos antes de que todo explotara, sino no tendrían como pagar el lugar y eso definitivamente sería malo. Tenían que fingir ser una pareja normal y por eso mismo si se hubieran ido de la ciudad sin dinero ahí si comenzarían a sospechar, en momentos como ese tenían que tener cuidado de absolutamente todo.

Se quedó recostado en el sillón mientras prendía la vieja televisión que había allí, encontrando de casualidad un canal de noticias que medianamente se veía bien y mirando las mismas sin moverse. Quería ver si salía algo del operativo que habían montado, si alguna vez nombraban a los capturados o muertos, pero era claro que no, preferían entretener a todo el mundo con estupideces como las que estaban pasando en ese momento.

Cuando ella salió simplemente sonrió divertido, realmente le hacía recordar aquello. – Bueno, por lo menos si nos intentan asesinar podré prenderlo fuego. – Le quiso dar confianza, aunque no era que pudiera darle mucha en ese momento. La miro con un poco de desconfianza en un principio, pero ¿Quién podría decirle que no a esa cara? Termino suspirando y asintiendo, acercándose a la cama y sentándose en el borde de la misma mientras se quitaba los zapatos. – No quiero pensar la cantidad de cosas que has conseguido con ese puchero, es indignante.