No sabía cómo había conseguido evitar tener que pasar las navidades con su familia, y aunque no le gustaba, pensaba que podría haber sido por el pretexto que había utilizado de seguir espiando a su prima por navidad. Le pediría perdón si algún día llegaba a saber que la utilizaba para quedarse en Hogwarts, promesa. Pero cualquier cosa que le permitiera no ver a su abuela era válida para Will.

Aún así, no podía negar que aunque el ambiente de Hogwarts era cálido y hogareño (más que su casa desde luego) lo echaba de menos de alguna manera. Durante la cena de Navidad, un día antes de la fecha real, nadie se había ido aún a su casa y todos se reunían en grupos, comían y reían. Y aunque las mesas no se habían dividido por casas esa vez, Will se sentía igual de separado que los demás. Aunque Alice hubiera impuesto una tregua, no sentía como si realmente lo fuera.

O como si él fuera a ser aceptado solo por eso.

Incluso echó en falta a Olivia, que no apareció por la cena. Se preguntó si le ocurriría algo o no se sentiría bien. Pero se sentía estúpido queriendo que estuviera allí, de alguna se había pasado esos meses desde que la conoció evitando sus esfuerzos por conocerle e integrarlo en todo. Su cercanía impuesto podía ser hasta cierto punto irritante.

Aquella noche, la noche de fin de año, había poca gente en Hogwarts y cuando la cena terminó, Will se escapó del gran comedor y caminó por los terrenos del castillo hasta el prado que había frente al gran lago. Se sentó debajo de un árbol y disfrutó de la brisa suave y fría, removiéndose dentro de su abrigo y su bufanda. Escuchó los gritos de júbilo cuando dieron las campanadas, pero él prefería estar allí solo. No se sentía muy diferente de cómo estaba en el interior, así que prefería no estar rodeados de otras personas que, de igual manera, lo hacían sentirse solos. Pero ese no iba a ser su destino esa noche.

En cuanto terminaron las campanadas del enorme reloj de la torre, el cielo de Hogwarts se llenó de fuegos artificiales; algunos surcaban el cielo trazando circulos sobre ellos mientras cambiaban alternativamente de colores, otros explotaban creando cientos de puntos de luz que parecían danzar al son de una silenciosa música, e incluso había de los que escribían frases divertidas sobre los proposito de Año Nuevo. Olivia los admiraba todos con una enorme sonrisa dibujada en su rostro y sus ojos brillaban con tanta intensidad que nada tenían que envidiarles.

Para ella, las vacaciones de Navidad habían sido para olvidar. Todavía le dolían los huesos y los músculos, aunque al menos la hinchazón de su mejilla había empezado a desaparecer y solo quedaba una enorme mancha morada que se extendía desde la parte baja del ojo hasta practicamente el inicio de la mandibula. Pero obviamente, no iba a dejar que todo aquello fuera a arruinar también el Fin de Año. ¡Por supuesto que no!

Rebuscó en la bolsa que había llevado a los jardines buscando uno de los últimos cohetes que había comprado en Zonko cuando su mirada se posó en una solitaria figura sentada bajo un árbol cercano. Llevaba los suficientes meses acosando persiguiendo conociendo al chico como para reconocer aquella actitud solitaria y desesperante aguafiestas. Con el sigilo de Hufflepuff que no trama nada bueno, Olivia se acercó lo suficientemente cerca para no ser detectada hasta poder saltar a su lado como un felino en plena caza. - ¡Will de Wampus! - Lo llamó con una enorme sonrisa en su rostro y sin dudarlo un segundo, lo abrazó por primera vez. Nunca antes lo había roto esa barrera física entre ellos, pero ¿qué mejor momento que aquel? No se cortó lo más mínimo y pegó su mejilla (no lastimada) contra la de él. - ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año Nuevo!

Los fuegos artificiales comenzaron a llenar el cielo de colores y el ambiente de ruido. Era de alguna forma sobrecogedor e hipnótico, pero tapaba las estrellas. Will se quedó mirando los colores y las formas, parecía que no fueran a acabar nunca y de hecho no sabía cuanto tiempo pasó viéndolos hasta que escuchó una voz familiar que hizo que un esclofrío lo recorriera, a la vez que suspiraba.

“Olivia te he dicho qu..” que no me llames así. ¿Cuántas veces se lo había dicho? Ya era como un mote que ella le había impuesto y que, claramente, solo utilizaba ella. Pero no pudo ni terminar la frase, ni quejarse, porque la chica se tiró encima de él, abrazándolo. Nunca lo había hecho, nunca se había acercado demasiado, pero aquella vez era distinta, ¿por el año nuevo? Will no podía evitar quedarse mudo, ¿cuánto tiempo hacia que no lo abrazaba alguien?

“¿Pero qué haces?” se quejó él, pero no la apartó, por el contrario, apoyó una mano en el brazo ajeno, por toda correspondencia. Will no estaba acostumbrado a esas muestras de cariño o siquiera de contacto humano. “Si, si, feliz año nuevo a ti también” dijo como pudo él, ya que Olivia estaba apretando su cara contra la suya de una forma un tanto rara que él nunca había sufrido. Había una primera vez para todo.

“Eres muy efusiva” dijo él, casi resignado cuando terminaron por separarse. A lo mejor era lo normal y él no lo sabía por el entorno en el que se había criado, quien sabía. Aunque tampoco veía a ninguna chica abalanzándose encima de un chico como lo hacía ella. Cuando la miró finalmente a la cara, no se le pasó por lato el moratón que le cubría parte de la cara. “No te vi en Navidad, ¿estás bien?” casi de forma inconsciente se preocupó por ella y alzó una mano para tocar de forma ligera su cara. Tenía mala pinta.

¿Acaso no era obvio lo que estaba haciendo? Pero por si acaso no le quedaba claro, lo estrechó todavía un poquito más fuerte durante los segundos que tardó en decirle: Se llama abrazo. - Y con total naturalidad, como si nada hubiera pasado, se apartó para mirarlo cara a cara con una enorme sonrisa, como si hiciera años que no lo veía, y en cierto modo, para ella era algo así.

De acuerdo, sí, a veces se pasaba de efusiva e intensa, no era la primera vez que se lo decían y tampoco era la primera vez que Will la miraba como si estuviera completamente loca, quizá en otra persona le hubiera molestado, pero en él era francamente divertido hacerlo sentir incómodo.

- Pasé las Navidades en casa. - Respondió sin perder el buen ánimo en ningún momento ignorando de forma deliverada que sentía la mirada del chico sobre el enorme moratón de su mejilla. Estaba haciendo un gran esfuerzo por hacer ver que nada había sucedido durante las vacaciones; a veces, era como intentar obviar la existencia de un enorme elefante rosa en la misma habitación: por mucho que lo intentes, no se va a ninguna parte. - ¿Y tú? ¿Te quedaste aquí al final? - Will no era muy hablador pero no había que ser muy perspicaz para darse cuenta que tenía las mismas ganas de volver a su casa que de ser victima de un "Traga-Babosas".

“Ya sé que se llama abrazo” contestó Will en una especie de protesta, poniendo los ojos en blanco aunque Olivia no pudiera verle. Cuando se separaron, era imposible enfadarse con ella, por la sonrisa que portaba y la felicidad que siempre parecía sentir. Sin embargo, el golpe en el ojo no paraba de molestarle y ella evadió su pregunta, lo que hizo que Will alzara una ceja, sin perder de vista su cara.

“¿Y te pegó una coz en el ojo un reno?” preguntó de forma irónica él, quizás con algo de broma, pero la pregunta seguía siendo válida. Olivia siempre parecía estar y ser muy feliz, aunque apenas sabía nada de ella y de su familia.. ¿tendría algún tipo de problema? Al final, el tema volvió a recaer en él. Ella le preguntó si se había quedado en Hogwarts durante la Navidad. “Gracias a dios, sí” comentó él, metiendo las manos en sus bolsillos, de forma desinteresada. Tampoco le apetecía hablar de su casa o de por qué no tenía interés alguno en volver.

Su mirada se deslizó por un momento al castillo, donde todo estaba lleno de luces y aún se escuchaba un buen jaleo en el comedor. “Creía que estarías dentro celebrando el fin de año, ¿qué haces aquí fuera?” le preguntó él ya que Olivia parecía mucho más sociable que él, no dudaba de que tuviera amigos dentro con los que celebrar el año nuevo, en vez de estar frente al lago, de noche, sola y con aquel frío de medianoche.