2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

la pelirroja le alegraba mucho saber que el chico estaba teniendo mejor relación con su padre. Aún le costaba entender el conflicto que estos tenían, pero estaba consciente de que en un momento había llegado a ser bastante tensa la situación por la forma en que había huido de la casa aquella noche. Eso sí, al menos aquel incidente en cierto modo sirvió para que se conocieran. — Sí, es que aun entre familias hay diferencias. Pero sigue siendo familia. — triste sería que dejaran de un lado a la persona, que se rindieran en cuanto intentar arreglar las cosas. Por fortuna parecía que ambos estaban poniendo de su parte para que todo mejorara.

Hope lo escucho atento cuando menciono que trabajaba en la agricultura o cualquier otra cosa que lo mandaran. — Vaya, eso explica también la fuerza que tienes. Por lo general, ese tipo de trabajo demandan buena resistencia física. Aunque la verdad no conozco mucho de ello. Más allá de lo que he leído o aprendí en la escuela. — comento la muchacha. Pues evidentemente provenía de una zona donde ese tipo de actividades no se veían. En la ciudad solía estar rodeada de edificios y calles asfaltadas.

— Oh, eso me encantaría. No garantizo que resista mucho, pero lo puedo intentar. — Admitió al no estar acostumbrada. — Claro, la playa suena genial. Solo espero que no llueva. — comento, pues es que aunque no llegaran a meterse al agua igual, la lluvia podía arruinarles el recorrido. — La verdad es que si estoy deseosa de conocer a tus amigos. Aunque… ¿Crees que le agrade? — preguntaba, ¿no sabía qué perspectiva tenían de ella, si les daba igual, si no sabían de ella, si les había caído bien o si por desgracia la veían como la chica de ciudad y todos los estereotipos que a eso le pudieran poner?

— Claro, si presión te lo agradeceré pase lo que pase. Y bueno, igual yo estoy dispuesta aprender. — aseguro, después de todo esto le serviría de crecimiento no solo como escritora sino como persona.

— Es cierto lo que dices. Y de veras que le estoy poniendo todo el esfuerzo que se puede y más. Aunque a veces llega a ser poquito frustrante ese distanciamiento. Pero… a veces el tiempo vuela, así que cuando menos lo esperen llegaré y les diré. Mamá, papá… aquí está la primera copia de mi libro. — afirmo de la manera más entusiasta posible. Debía de ver las cosas de forma positiva y así trasmitirla a su trabajo. Jareth definitivamente estaba ayudando a que pudiera mantener el ánimo de esa manera.

La muchacha le sirvió la leche y volvió a la mesa. — No te preocupes que yo igual te ayudaré a devorarlas. — aseguro en cuanto las galletas. — Ya te había contado de la primicia. Ya tengo varios bosquejos de los primeros dos capítulos. ¿Recuerdas al individuo misterioso que la ayudo? Bueno, resulta que había sido el amor de la vida de la chica que creía muerto, pero que volvió con poderes sobre naturales para protegerla. Se la pasa vigilando el bosque para asegurarse que nadie le haga daño. — comento sonriente. — Su nombre es Theraj. — si jugaba un poco con las letras se daría cuenta de que era su nombre, pero al revés… bueno había intercambiado igual la t y la h, pero era más por estética.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

areth sin duda era un chico fuerte y atlético. Un pueblo tan pequeño imaginaba que no había los grandes gimnasios que solía haber en la ciudad. Sin embargo, eso no tendría por qué ser un impedimento para ejercitarse. Seguro que los chicos de la zona tenían sus propias actividades que los ayudaba a mantener la forma. Y vaya que el castaño sí que estaba en forma. Menos mal también, porque no querría imaginar que hubiera pasado con el accidente, que tuvieron de haber sido un chico escuálido y debilucho. Lo hubiera matado con aquel golpe.

— Ya veo, me queda bastante claro el bien que hace el cargar esos sacos. — murmuro divertida en un tono un poco coqueto también. — La verdad lo de mancharme no me molestaría. Pero en definitiva, sí que es un alivio saber que no habría nada pesado para cargar. No creo que pudiera con eso. — termino por admitir con toda sinceridad. No se trataba de ser reacia al trabajo, sino realista. — Eso suena bien. Procuraré no caer en la tentación de comerlos en el proceso. — bromeo. Por supuesto no lo haría, pero ahora que lo pensaba unas buenas fresas con chocolates tampoco hubieran estado mal.

La chica escuchaba con atención al muchacho. Sería genial conocer nuevos lugares, así no se sentiría eternamente como la nueva allí. Además de que por supuesto le ayudaba también a inspirarse para crear nuevos escenarios para su novela. Así que era ganancia por todas partes para ella. — Ya quiero que llegue ese día. Te lo voy a admitir, para lo único que yo he tomado una tabla de surf es para hacer paddle board. — le contó la muchacha, en otras palabras, sería la primera vez que se enfrentaría a las feroces olas. — Me tendrás que enseñar. — Añadió la pelirroja.

— Eso espero la verdad. Quién sabe… tal vez terminen siendo también mis amigos. ¿No? — comento la muchacha, ella quería recordar el porqué estaba aquí. Era por su libro, pero al mismo tiempo no podía ser antisocial, eso nunca le había salido. Adema todo esto haría su estadía más llevadera. Sin duda estaba disfrutando mucho de la compañía de Jareth.

— Tienes razón en ello, no necesariamente lo quieran publicar las editoriales, o tal vez solo me den un par de ediciones de prueba para ver que tal. Pero… con lograr la meta de terminar la historia ya es el primer paso para que vean que lo mío va en serio. Que no es un capricho mío. — el camino del escritor no era tan simple como algunos querían hacer ver, se necesitaba dedicación y esfuerzo. Eso era lo que Hope quería que sus padres se dieran cuenta, que ella no perdía su tiempo, lo invertía en cumplir su sueño.

Fue mientras comían galletas y leche que la pelirroja comenzó a soltarle detalles de cómo iba la obra hasta el momento. Estaba entusiasmada. Se le podía ver como los ojitos le brillaban mientras hablaba. Incluso estaba tan envuelta en el tema que ni se fijó como se le hacía el famoso bigote de leche que se le formó en el último trago que dio a su vaso. — Un cambia formas, Pero no aún no decido si podría ser que pueda transformarse en animales, mamíferos, reptiles o me la juego por criatura de mitología. ¿Tú qué crees? — dijo pidiendo su opinión.

— Exacto, una casita en medio de la nada en el bosque, solita, sin nadie más que él que vele por ella. — le dijo con una sonrisa pícara. — ¿En serio? No me había fijado. ¿Qué casualidad lo del nombre verdad? Por supuesto que es pelirroja. — jugaba, y es que era clara referencia a los dos. No podía evitar perderse en su mirada, cada vez la conexión y atracción entre ambos era más intensa.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

e había encantado la idea de las fresas. Aunque claro, lo de comerla antes de tiempo lo decía de broma, igual las encontraba muy deliciosas. Eso sí, se le hizo más la boca agua cuando mencionó los postres que hacía su madre. — Tienes razón, qué delicioso. Tarta de fresa fresca. — murmuro imaginándola. Claro, no iba a ser tan atrevida de decir, dile que me guarde un poco. Pero si lo hacía no se iba a quejar, por supuesto.

Dio unos pequeños aplausos de entusiasmo cuando le dijo que le enseñaría a surfear. — Genial, prometo ser buena estudiante. — aseguro la pelirroja. Y vaya que siendo sincero le preocupaba más lo que sus amigos pensaran de ella, que si una ola la lanzaba de la tabla de surf y vaya que eso podría ser preocupante cuando aún no sabes ni lo que haces. — Confiaré en lo que me dices. — le respondió. Alzo una ceja curiosa con su afirmación. — ¿Así? Bueno, tranquilo. Sé cómo mantenerlos a raya si fuera necesario. — le dijo viéndole coqueta. Es que era demasiado evidente que comenzaba a surgir algo entre ambos. Aun cuando técnicamente solo fueran amigos, en el fondo sabían que eran algo más que eso.

— ¡Sí! Créeme que no dejaré que todo esto sea en vano. — afirmo Hope segura de que si tenía que ir una y otra vez a las editoriales para insistir en una oportunidad lo haría. Le estuvo curioso que supiera tanto diferenciar entre lo que era un poder o una habilidad. Por lo que no pudo evitar preguntarle de donde había sacado esa información. Era posible que siendo de un pueblo pequeño y rural hubiera crecido con mitos, leyendas, historias que iban de generación en generación. — Buen punto, creo que debo clarificar mejor esa parte. Pero no sabía que conocieras de este tipo de cosas. ¿Dime, has leído o escuchado muchas historias con personajes así? — comento curiosa.

Las miradas se intensificaron en un momento dado. — ¿Quién dijo eso? Estás seguro. — molesto un poquito. Por un momento se había acercado tanto que llego a pensar que tal vez iba a ocurrir un beso entre ellos. La tensión estaba allí, la seducción tan bien y sobre todo las ganas. Sin embargo, de un momento a otro se sobresaltó con la exclamación del chico. — ¿Qué ocurre? — pregunto nerviosa. ¿Qué podía estar pasando en medio de aquel bosque? Muchas cosas pasaron por su mente. — ¿Qué es? — insistió intentando ver por la ventana, pero el chico se había plantado frente a ella en forma protectora y no entendía el porqué. Solo sabía que ahora se encontraba muy nerviosa.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

l nivel de la relación entre ellos estaba subiendo, eso era un hecho. No era ya amabilidad, o comentarios amistosos. Estaba rayando en la coquetería si es que ya no lo era. Pues que le asegurara que podía mantener a otros chicos a raya en cuanto acercarse a ella, solo porque le interesaba más que él, era bastante evidente que en otras palabras le estaba dejando saber que le gustaba.

— Bueno, ya lo dije no. ¿Tú qué crees? — le gustaba jugar con él, aunque sí que era una afirmativa. De lo contrario, no se lo hubiera comentado.

De todas las actividades posibles para hacer en este pequeño pueblo, lo menos que se le había pasado por la mente es que durante su estadía podía haber la posibilidad de aprender a surfear. Por lo que en definitiva no iba a rechazar tal ofrecimiento. — ¡Genial! ¡Será divertido! — aseguro con entusiasmo.

Su respuesta la había convencido, es que no podía discutir con un lector de comics nada que tuviera que ver con superpoder o algo parecido porque esos estaban llenos de ese tipo de cosas. Así que escuchaba su recomendación, la cual le hacía toda la lógica del mundo. — Sí, adema eso ayuda también a darle más misterio a la trama. Pues soltar todo de golpe le quita la emoción. — así que pensaba en ir revelando aquello por etapas. Además, eso de que no los pudiera controlar del todo le daba más realizó. Aun cuando se tratara de ficción.

Aquel instante pareció toda una eternidad para Hope. Como si fuera en cámara lenta. ¿Sería cierto que se llegarían a besar? Eso estaba en sus anhelos, pues ya no podía evitar dejar de verlo con intensidad. Todo estaba siendo demasiado bueno para ser verdad, y como estaba siendo demasiado bueno había terminado siendo cortado de cuajo el momento entre ellos. Solo que en estos momentos ni tenía tiempo para pensar en lamentarse, de porque no se dio el beso. Más bien, estaba nerviosa con lo que estaba ocurriendo. ¿De qué eran aquellos ruidos?

Hope estaba entre los nervios, pero al mismo tiempo curiosidad. Si tan solo pudiera asomarse, aunque fuera por un instante por aquella ventana para saber lo que estaba pasando. — ¿Lobos? — pregunto nerviosa, más por confirmación que otra cosa. Para saber si sus nervios no le habían jugado una mala pasada y había escuchado mal. — ¿Entonces se pasarán por aquí? ¿Qué pasa si vuelven? — comenzaba a preguntar la muchacha. — Pero aquí estás solo, Jareth. No salgas, puede ser peligroso. Deja que se vayan por donde vinieron. — intentaba persuadirle al chico preocupada por la integridad física de este. Solo que Jareth parecía estar decidido en ir a fuera con los lobos.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

ope reconocía que lo que había entre ellos era más que una amistad. Sí, se habían vuelto amigos, por supuesto, pero había algo más. Por eso incluso estaba dispuesta adentrarse aún más en lo que era la vida local. Si se lo permitían conocer a los de su comunidad, se notaba que eran importantes para él. Así que era un buen lugar para comenzar a explorar y también conocerse mejor. Pues al final el camino provenía de culturas muy diferentes. Por lo que saber lo que le gustaba, le importaba, era importante para de igual manera dejarle ver su interés por él. La pelirroja sonrió ante sus palabras a modo de confirmación de que aquello incluso la entusiasmaba.

Era bueno escuchar su opinión de su historia, ayudaría a que pudiera editar y pulir los detalles. Además de que era evidente que lo tenía de inspiración. Porque le parecía un chico misterioso, interesante. Uno el cual imaginaba que era capaz de hacer locuras, temerario. Así que le caía muy bien a su personaje. Claro que también estaba el detalle de que el solo verlo la inspiraba y quería plasmar lo que ella sentía al hacerlo en sus personajes. Le estaba poniendo su toque personal con ello. También era una forma de agradecimiento por lo que estaba haciendo por ella desde que llego a este lugar.

Volviendo a lo que sentía, estaban llegando aún punto que él estaba dejando salir esa coquetería. Estaba tan cerca de conseguir aquel beso. Casi podía imaginar el sabor de sus labios. Deseaba mucho esto, sabía que debía de estar concentrada en lo que había vendió hacer, el libro. ¿Pero por qué no darse también una oportunidad como esta? Antes no había logrado sentir esa conexión con ninguno otro. Sentía que no debía dejar pasar esta oportunidad.

Por un momento todo se derrumbó, desapareció. Todo por aquellos ruidos que hasta hicieron que se pusiera nerviosa. ¿Qué rayos estaba pasando allí afuera? ¿Sería normal tener lobos en el patio de su casa? ¿Por qué eran tan grandes? ¿Esto sería peligroso? Ella intuía que sí lo era. Hope mantenía su distancia, alejada de las ventanas. Aunque parecía que estaría bien allí adentro, el hecho de que Jareth insinuara querer ir a fuera a espantarlos no le gustaba nada. Apretó su mano cuando la sujeto. — Muy gracioso, no… te pueden hacer daño. — Insistía con la mirada preocupada.

El chico parecía ser insistente, y ante el hecho de que aquellos lobos parecían no querer moverse de allí, termino por aceptar. Es más, ellos parecían estar demasiado a gusto en su patio. — Me queda algo, pero está congelada. — Decía señalando el congelador.  — Igual hay algo de jamón en el refrigerador. Pero no sé si sea suficiente. — Añadió mientras se acercaba de manera suave y sigilosa al mismo para abrirlo. — Toma lo que creas que necesites. — le indico. — Pero por favor, Jareth, ten cuidado. — le dijo viéndole a los ojos, los cuales reflejaban su preocupación por él.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

a presencia de los lobos la había dejado nerviosa. Para colmo el chico no parecía estar nervioso. Por supuesto que sabía que debía de estar acostumbrado a qué criaturas rondarán la zona por donde vivía. Pues a diferencia de ella, que apenas llegaba al lugar en sí, había vivido toda su vida en aquel pueblo alejado de la ciudad como para conocerlo bien. Sin embargo, no podía entender cómo no le daba tan siquiera un poquito de miedo. Es que solo hay que verlos. Aquellos lobos ni siquiera tenían un tamaño que ella considerara normal. No es que fuera una experta en fauna, pero definitivamente había algo diferente. Más la joven se la adjudicaba simplemente la naturaleza. Seguro había especies de las cuales desconocía.

— ¿Mansos? Eres al primero que escucho llamarlos manso. — Soltó un suspiro, ya lo único que no quería era que terminara lastimado. Pero debía reconocer que el chico debía saber más que ella sobre el tema, así que no le quedaba de otra que confiar en lo que decía cruzar los dedos para que nada le pasara nada. — Bien, confiaré en que sabes lo que haces. — Le indicó, aunque inevitablemente permanecía nerviosa. Tenía esa sensación de entre querer ver lo que haría y al mismo tiempo no. — Pues entonces llévatelo, llévatelo todo si con eso los ahuyentas. — Le indicó mirando por ratitos hacia afuera. — Sé que ya lo dije, pero cuídate. — volvió a insistir tomando un momento su mano para apretarla antes de dejarlo salir.

— Definitivamente, no lo haré, aunque no sé si pueda evitar no mirar desde la ventana. — aclaro la pelirroja. Intento no asomarse. Pero fue imposible no pasarse al lado de la ventana asomándose un poco para ver, aunque luego se echara hacia atrás para esconderse para segundos más tarde volverse asomar. Noto como en una de esas los lobos se marchaban. Hope soltó otro suspiro, esta vez de alivio y fue hacia la puerta en busca de Jareth.

— No tengo idea de cómo le has hecho, pero gracias. — y es que ella se encontraba viviendo sola en esa zona. ¿Qué hubiera estado sola? La chica le dio un pequeño beso en la mejilla. — Aunque debo de admitir que fue impresionante. Qué temerario, yo estando desde adentro de la casa sentía que me temblaban las piernas. — confesó la chica.

2. NO PUEDO ESTAR LEJOS DE TI

odo esto para Hope era algo distinto a lo que estaba acostumbrada. Ella era una chica de ciudad. Solía estar rodeada de ruidos de autos, el gentío, grandes edificios y animales domésticos. Lo más salvaje que se podía topar eran las palomas hambrientas que se te lanzaban al mismo tiempo en el parque cuando las intentabas alimentar. Por eso ver tan de cerca aquellos lobos la había dejado perpleja y temerosa. Nunca había visto alguno tan de cerca. Solo en videos.

Que Jareth estuviera allí era un alivio para ella. Le daba tranquilidad y seguridad, aun así siempre le daba algo de susto de que igual le pudieran hacer algo a él. Pero el chico parecía estar muy familiarizado con estas criaturas, por lo que quizás solo estaba exagerando. De todos modos, al menos habían encontrado una forma de alejarlos que al parecer funcionaria. ¿Quién con hambre rechazaría un buen jamón? Fue lo que pensó la escritora. Hope dejo que el chico hiciera lo que tuviera que hacer. Miraba de reojo porque igual no lo podía evitar. No podía estar del todo sin ver. Era una mezcla entre la preocupación y también la curiosidad. Por fortuna había sido cierto el que podría lograr espantarlos, así que no tardó mucho en regresar con ella y que los lobos se marcharan de la zona.

La muchacha igualmente se sentó mientras lo miraba. — Quizás me exalté más de la cuenta. Es solo que no estoy acostumbrada. No es lo mismo escribir sobre lugares con rica naturaleza, animales exóticos y experiencias sorprendentes. Que vivirlo en carne propia. — le comento soltando una risita nerviosa.

— Lo disimulas muy bien. La verdad. Aunque a veces hay que ser así. Dicen que pueden oler el miedo. ¿Será cierto? -— y era una pregunta genuina, pues hasta había recordado que lo decían también de los perros. — Espero adaptarme por completo pronto. Realmente me agrada este lugar. Es tan… mágico. — comento sin tan siquiera estar consciente de lo que decía. — ¿Esos eran cachorros? — pregunto sorprendida, aunque luego sonrió. — ¿Qué? No, no… si quiero ir. Tampoco creas que quiero vivir con miedo. Me interesa conocer más de dónde vienes. — Añadió con seguridad, e incluso se le podía notar en el tono de voz más tranquila. Igual no dejaba de haber sido una gran impresión para ella.

— Lo intentaré, es solo que todo es muy reciente. ¿Crees que… crees que podrías quedarte? Al menos por hoy. — le sugirió. Es que evidentemente la razón por la que se sentía ahora segura era porque él estaba allí. — Más adelante sé que tendré que lidiar yo sola con ellos, pero en lo que aprendo. — Añadió la muchacha.

— Veo que te has vuelto el fan número una de mis galletas. — comento al ver que tomaba otra intentando cambiar el tema un poco. — Si les llevo galletas a tu familia. ¿Les gustará? No me gustaría llegar con las manos vacías. Aunque tampoco sé si las vean como algo muy de ciudad. No quiero ofender. — Quizás igual le daba alguna otra idea, la cosa es que deseaba llevarles algo en agradecimiento a que la recibieran. Por un momento pensó en aquel beso que casi se daban antes de que aparecieran los lobos. Era frustrante como cortaron el momento. ¿Podrían recuperarlo?