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FIGHT THE DEAD, FEAR THE LIVING.
En un mundo donde se esparció rápidamente un virus que hace volver a caminar a los muertos. Los sobrevivientes tienen que lidiar con los nuevos obstáculos que la nueva realidad les impone. Luchar contra los muertos y contra los vivos que adoptan una conducta egoísta. Amelia Robinson, una cadete adscrita a la comandancia de King County en el estado de Atlanta, en un intento de buscar municiones para su propia supervivencia, regresa a las localidades de la comandancia donde laboraba. Allí se encuentra con Ryan, un chico que hacía unos días había sido detenido por manejar en estado de ebriedad y quien no tenía el dinero suficiente para pagar su fianza. Quienes laboraban allí lo habían mantenido vivo los primeros días, pero no había sido quienes de dejarlo salir. Como si alguien los fuera a regañar por soltar a un detenido, cuando en realidad el mundo y el gobierno que conocían ya no existía. Sin embargo, eso fue lo único que lo mantuvo vivo. Estar detrás de los barrotes. Pero Ryan Harrison no era un vago sin oficio, como muchos decían. Muerto de hambre si, pero vago no. Pues era estudiante de enfermería. Ahora, tanto la cadete Robinson como Ryan deben hacer equipo para intentar sobrevivir y llegar al refugio más cercano. ¿Las diferencias serán un problema? ¿O podrán complementarse? Más vale que sea lo último porque su supervivencia podría depender de ello. Un AU de la serie de TV de AMC, The Walking Dead. Donde los supervivientes coexisten en el mismo universo que los personajes canon, teniendo contacto con alguno de ellos en ocasiones pero formando su propio destino y ruta de supervivencia.
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5. No entren a la ciudad
¿Qué hubiera pasado de llegar algunos minutos después? Sé que hubiera luchado hasta lo último y es posible que al final terminara sacándomelo de encima. Más era probable que hubiera terminado con alguna mordida de manera inevitable. Había sentido como la vida se cruzaba frente a mí. Recordando los momentos felices de mi niñez, cuando aún seguía bien con mis padres. Incluso también los primeros momentos en el que conocí a Amy. Recordaba ese instante en el que vi su rostro aparecer frente a mi celda. En ese momento también me había sentido perdido, que era el final. Una vez más la tenía frente a mí salvando mi vida.
— Lo siento, no fue mi intención. Intente responder, pero fue imposible. Trataré de tener más cuidado. Lo prometo. — Le aseguré mientras tomaba su rostro en mis manos para poder ver sus ojos. Se veía sobresaltada y asustada por lo ocurrido. Tal como yo. Yo no quería haberle dado ese susto. Sé que mi promesa no es una que pueda asegurar. Pues no, todo está en mis manos. Pero si haré hasta lo imposible por cumplirla.
Estaba seguro de que no, aunque nunca estaba de más la revisada. Pero yo no sentía ardor o dolor de ese tipo. Así que más allá del momento tenso y el susto, estaba bien. — Yo no siento mordida de nada. Creo que adicional al mal rato, y el miedo que todo lo ocurrido generará en mí, estoy bien. — aseguré. Era mejor salir de allí. No debíamos tentar más nuestra suerte estando en este lugar que sin lugar a dudas parecía una trampa mortal.
No teníamos más que buscar en este lugar. Al menos no nos íbamos con las manos vacías. Sin contar que Amy había logrado hablar con su madre. Eso no era algo menor. Por el contrario, aminoraba esa frustración que sentía por no haber encontrado el refugio prometido que tanto aseguraba tendríamos. — Menos mal dejo algo bueno todo esto. Creo que esto igual es recordatorio para que realmente intente contactar a mis padres. — Le admití. Solté una suave risa por las cosquillas de Wanda al lamerme. Me hubiera quedado tirado ahí para que siguiera de no ser por el lugar y las circunstancias. — Esta ruta estaba en las mismas. Me enredé con unas cajas. Y bueno, el resto ya lo sabes. Quisieron hacer barricadas por lo visto, pero las hicieron mal. De seguro les estorbo tanto a los muertos como a ellos al intentar escapar. — negué mientras comenzaremos a salir de allí rápidamente. Oh Amy, que hasta se preocupaba de limpiar el polvo que me había caído encima.
En el auto ya al fin seguros escuché sus palabras. Cada vez sentía más esa sensación en el pecho que me aceleraba el corazón que me indicaba que los sentimientos por aquella cadete de la policía que rescato al enfermero irresponsable encerrado en una celda, era real. Una forma extraña de conocer a esa persona especial. Pero lo era y aunque ya se lo había dicho, sentía que cada vez me era más difícil controlarlo. — Yo igual me alegro de verte sana y salva. — acaricie la mano que tenía sobre mi mejilla.
Emprendimos el viaje, pero mi mente y mi corazón seguían dándole vueltas al asunto. Sentía que ya no podía más. Si me quería regañar que lo hiciera. Si quería pegarme, adelante. Pero no podía seguir haciendo como si no sintiera nada cuando casi pierdo la vida y pensé que no la volvería a ver.
Cuando detuvo el auto en aquella abandonada carretera lleve mi mano a la suya. Fueron muy pocas las palabras que emití, fueron más las acciones. — Lo siento Amy, no lo puedo soportar más. — Le dije casi en un murmuro mientras ahora llevaba mis manos a su rostro y prácticamente ya estaba más en el área del conductor que del pasajero cuando la vi a los ojos y comencé a besarle. Un beso con una profunda necesidad de expresar todo lo que sentía. Hasta que termine por dejarme ir hacia atrás jalando hacia mí para que quedara sobre mi regazo. — Tal vez… tal vez no es la mejor época, pero… fue la que tocó. Y yo sin darme cuenta me he enamorado como un loco de ti. — Confesé volviendole a besar, sin poder apartarme de ella. Esto marcaría un antes y un después, no me arrepiento de ello.
— Lo siento, no fue mi intención. Intente responder, pero fue imposible. Trataré de tener más cuidado. Lo prometo. — Le aseguré mientras tomaba su rostro en mis manos para poder ver sus ojos. Se veía sobresaltada y asustada por lo ocurrido. Tal como yo. Yo no quería haberle dado ese susto. Sé que mi promesa no es una que pueda asegurar. Pues no, todo está en mis manos. Pero si haré hasta lo imposible por cumplirla.
Estaba seguro de que no, aunque nunca estaba de más la revisada. Pero yo no sentía ardor o dolor de ese tipo. Así que más allá del momento tenso y el susto, estaba bien. — Yo no siento mordida de nada. Creo que adicional al mal rato, y el miedo que todo lo ocurrido generará en mí, estoy bien. — aseguré. Era mejor salir de allí. No debíamos tentar más nuestra suerte estando en este lugar que sin lugar a dudas parecía una trampa mortal.
No teníamos más que buscar en este lugar. Al menos no nos íbamos con las manos vacías. Sin contar que Amy había logrado hablar con su madre. Eso no era algo menor. Por el contrario, aminoraba esa frustración que sentía por no haber encontrado el refugio prometido que tanto aseguraba tendríamos. — Menos mal dejo algo bueno todo esto. Creo que esto igual es recordatorio para que realmente intente contactar a mis padres. — Le admití. Solté una suave risa por las cosquillas de Wanda al lamerme. Me hubiera quedado tirado ahí para que siguiera de no ser por el lugar y las circunstancias. — Esta ruta estaba en las mismas. Me enredé con unas cajas. Y bueno, el resto ya lo sabes. Quisieron hacer barricadas por lo visto, pero las hicieron mal. De seguro les estorbo tanto a los muertos como a ellos al intentar escapar. — negué mientras comenzaremos a salir de allí rápidamente. Oh Amy, que hasta se preocupaba de limpiar el polvo que me había caído encima.
En el auto ya al fin seguros escuché sus palabras. Cada vez sentía más esa sensación en el pecho que me aceleraba el corazón que me indicaba que los sentimientos por aquella cadete de la policía que rescato al enfermero irresponsable encerrado en una celda, era real. Una forma extraña de conocer a esa persona especial. Pero lo era y aunque ya se lo había dicho, sentía que cada vez me era más difícil controlarlo. — Yo igual me alegro de verte sana y salva. — acaricie la mano que tenía sobre mi mejilla.
Emprendimos el viaje, pero mi mente y mi corazón seguían dándole vueltas al asunto. Sentía que ya no podía más. Si me quería regañar que lo hiciera. Si quería pegarme, adelante. Pero no podía seguir haciendo como si no sintiera nada cuando casi pierdo la vida y pensé que no la volvería a ver.
Cuando detuvo el auto en aquella abandonada carretera lleve mi mano a la suya. Fueron muy pocas las palabras que emití, fueron más las acciones. — Lo siento Amy, no lo puedo soportar más. — Le dije casi en un murmuro mientras ahora llevaba mis manos a su rostro y prácticamente ya estaba más en el área del conductor que del pasajero cuando la vi a los ojos y comencé a besarle. Un beso con una profunda necesidad de expresar todo lo que sentía. Hasta que termine por dejarme ir hacia atrás jalando hacia mí para que quedara sobre mi regazo. — Tal vez… tal vez no es la mejor época, pero… fue la que tocó. Y yo sin darme cuenta me he enamorado como un loco de ti. — Confesé volviendole a besar, sin poder apartarme de ella. Esto marcaría un antes y un después, no me arrepiento de ello.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Zona de Refugiados, Atlanta
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5. No entren a la ciudad
La idea de perder a Ryan solo hacía que me desesperara, tenía que asumir que no lo veía tan solo como un amigo y eran las circunstancias que hacían que me detuviera para algo más, pero el rubio tenía razón que se debía vivir el presente porque nadie sabía lo que iba a pasar. Hecho que fue demostrado con esto.
Era un apasionado y lograba percatarme como solía mirarme, quizás en una vida de la que teníamos nunca nos habríamos tomado en cuenta, pero esta la diferente y que nos unió desde un principio que lo encontré en esa celda y lo saque de ahí. Ahora nuevamente lo había salvado, no, no iba a dejar que lo mordieran. — Por favor, porque de verdad si te pasa algo te revivo y vuelvo a matarte. — Exclamé aún con nerviosismo mientras lo revisaba notando que no tenía nada, además que aseguraba que no pasaba nada. — Lo sé, estoy clara que me dirías inmediatamente. Yo también lo haría. — Señalé soltando un suspiro por el alivio que llegó a mi al asegurarme que estaba en perfectas condiciones.
Wanda también se había lanzado hacia a él porque le había echado de menos, era inteligente así que muy probable que se percatara que Ryan se había metido en ese problema, mi perro no dejaba de lamerlo con toda esa inquietud. — Creo que vas a tener que contactarlos para al menos dejar claro que estás bien. — Asentí soltando un suspiro, imaginaba el temible panorama que tuvieron que vivir los militares buscando miles de formas para impedir la muerte, viendo convertirse a sus amigos por montón, era una escena tétrica que por eso estaba lleno de cosas el camino porque a mi también me había costado salir, por algo Ryan a su vez igual había tropezado y los zombies lo habían alcanzado. — Gracias a Dios que no te paso nada. — Señalé, al momento que íbamos al auto, aún tenía mi corazón muy acelerado.
Fui más tierna de lo que solía ser en el auto, ante su respuesta solo sonreí con mis mejillas ardiendo porque la mirada de Ryan decía tanto, solo desee abrazarlo con más fuerza en un momento, hacerle notar que sí me atraía y fue cuando salimos de la ciudad por la misma calle que me detuve en un sector de la carretera que al menos estaba expedita.
Sentí su contacto y lo miré resignada, no me dio tiempo en decirle que no, además que no quería negarme así que en nada ya tenía sus labios sobre los míos y nos estábamos besando con tanta necesidad que por suerte no llevaba puesto el cinturón de seguridad.— No te disculpes… — Murmuré a un momento que quise tomar solo un poco de aire porque de inmediato volví a sus labios hasta que saciamos esas ganas de un buen beso. Mi sonrojo fue evidente. — Yo aún tengo mucho temor ¿sabes? Me asusta que me gustes tanto de lo que ya me gustas. Porque sí… no puedo negarlo, me atraes mucho que será fácil enamorarme de ti. —Ya estaba sobre él, al decir aquello por lo tanto en un movimiento hice que fuera Ryan que quedara sobre mi en el intento de esos besos apasionados, fue así que mejor pude acariciar su cabello y su espalda, disfrutando de su contacto y de su boca. Me encantaba y si tenía que morir así no me arrepentiría de nada, miré hacía donde estaba Wanda, ella seguía durmiendo en su rincón me aseguraría de no molestarla demasiado. — Ryan…— Susurré su nombre levantando su mentón y lo miraba a los ojos, maldita sea. Me gustaba demasiado, mucho más de lo que pensé.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Carretera/Camioneta
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5. No entren a la ciudad
— Lo sé, y de verdad. Intentaré tener más cuidado, te lo prometo. Sí… es lo mejor. No quiero arrepentirme luego de no haberlo hecho. — le aseguré, y es que era cierto también eso de mis padres, si no lo hacía ahora, quizás luego no podría tener otra oportunidad como esta. — Y gracias a Dios que me encontraste, si no… la historia sería otra. — afirme acariciando su barbilla.
Estábamos en un punto donde cada decisión en nuestras vidas tenía un peso demasiado grande, demasiado fuerte. Lo peor es que también era fácil tomar decisiones erróneas a la ligera. Por eso no podía esperar más. No quería que volviéramos a pasar otro susto como el de hoy para entonces decir… vaya. No debí de esperar tanto, y guardarme todo. Lo menos que deseaba era vivir con el dolor, en la conciencia de haber podido demostrar aquel amor y no hacerlo a tiempo. O morir y darme cuenta de que me lo llevaba conmigo. De las dos maneras era doloroso.
Durante todo el camino aún recordaba sus palabras hacía unos instantes cuando casi perdía la vida. “Si mueres, te revivo y te mato.” Sabía muy bien lo que quería decir aquella frase. Le importaba y mucho. Siento que ya no hay manera de que nos separemos el uno del otro. Al menos no por la cuenta propia. No volvería a cometer aquella estupidez nuevamente. Cuando ocurriera algo lo resolveríamos juntos, y si teníamos que escapar escalaríamos juntos.
Ya no le daría más vueltas al asunto. Era ahora o nunca. Así que no paso mucho tiempo cuando ya nos estábamos besando. Escuche por un momento el murmullo donde decía que no me disculpaba. Esta vez Amy si estaba dispuesta a dejarse llevar, a dejar salir lo que sentía y por supuesto que yo también lo estaba. — Yo también tengo miedo Amy de que luego no sepa vivir sin ti o de dejarte sola… ¿Pero sabes? Me da más miedo perderte y saber que no te di todo el amor que te quería dar por miedo al futuro. — le confesé mientras rozaba su nariz y la mía cariño. Ya de por sí los ojos me brillaban al escucharla decir que sería fácil enamorase.
No sabía cómo, pero había logrado quedar sobre ella. La verdad poco me importaba el pequeño espacio que había en el auto. Menos mal, Wanda estaba en el quinto sueño por todo el ajetreo anterior. Habíamos vuelto a los besos, casi sentía que me quedaba sin respiración, pero ahí agarraba un poco de aire y listo. Había esperado mucho por este momento. No se me olvidaba ese primer beso cerca al río. — Amy… — Respondí al quedar mirada contra mirada. — Quiero hacerte el amor. Que no olvidemos este momento. — murmuré mientras pegaba mi frente a la suya dándole un suave beso que bajo luego a la barbilla mientras mis manos se deslizaban suavemente por su cintura y se colaban por debajo de la tela de la blusa. Quizás en otras circunstancias, y con cualquier otra, simplemente se lo hubiera soltado a lo bruto. Pero no… era Amelia… mi Amy, y de verdad no sé si en el mundo normal me hubiera hecho caso, pero el destino nos puso en el camino del otro y se había convertido en la persona más especial que tenía en mi vida.
Sin pensarlo mucho me quite la camisa lanzándola al asiento del conductor y me le quede viendo por un instante desde arriba. — Eres hermosa. — añadí mientras jugaba en tentarme en también quitar aquella blusa.
Estábamos en un punto donde cada decisión en nuestras vidas tenía un peso demasiado grande, demasiado fuerte. Lo peor es que también era fácil tomar decisiones erróneas a la ligera. Por eso no podía esperar más. No quería que volviéramos a pasar otro susto como el de hoy para entonces decir… vaya. No debí de esperar tanto, y guardarme todo. Lo menos que deseaba era vivir con el dolor, en la conciencia de haber podido demostrar aquel amor y no hacerlo a tiempo. O morir y darme cuenta de que me lo llevaba conmigo. De las dos maneras era doloroso.
Durante todo el camino aún recordaba sus palabras hacía unos instantes cuando casi perdía la vida. “Si mueres, te revivo y te mato.” Sabía muy bien lo que quería decir aquella frase. Le importaba y mucho. Siento que ya no hay manera de que nos separemos el uno del otro. Al menos no por la cuenta propia. No volvería a cometer aquella estupidez nuevamente. Cuando ocurriera algo lo resolveríamos juntos, y si teníamos que escapar escalaríamos juntos.
Ya no le daría más vueltas al asunto. Era ahora o nunca. Así que no paso mucho tiempo cuando ya nos estábamos besando. Escuche por un momento el murmullo donde decía que no me disculpaba. Esta vez Amy si estaba dispuesta a dejarse llevar, a dejar salir lo que sentía y por supuesto que yo también lo estaba. — Yo también tengo miedo Amy de que luego no sepa vivir sin ti o de dejarte sola… ¿Pero sabes? Me da más miedo perderte y saber que no te di todo el amor que te quería dar por miedo al futuro. — le confesé mientras rozaba su nariz y la mía cariño. Ya de por sí los ojos me brillaban al escucharla decir que sería fácil enamorase.
No sabía cómo, pero había logrado quedar sobre ella. La verdad poco me importaba el pequeño espacio que había en el auto. Menos mal, Wanda estaba en el quinto sueño por todo el ajetreo anterior. Habíamos vuelto a los besos, casi sentía que me quedaba sin respiración, pero ahí agarraba un poco de aire y listo. Había esperado mucho por este momento. No se me olvidaba ese primer beso cerca al río. — Amy… — Respondí al quedar mirada contra mirada. — Quiero hacerte el amor. Que no olvidemos este momento. — murmuré mientras pegaba mi frente a la suya dándole un suave beso que bajo luego a la barbilla mientras mis manos se deslizaban suavemente por su cintura y se colaban por debajo de la tela de la blusa. Quizás en otras circunstancias, y con cualquier otra, simplemente se lo hubiera soltado a lo bruto. Pero no… era Amelia… mi Amy, y de verdad no sé si en el mundo normal me hubiera hecho caso, pero el destino nos puso en el camino del otro y se había convertido en la persona más especial que tenía en mi vida.
Sin pensarlo mucho me quite la camisa lanzándola al asiento del conductor y me le quede viendo por un instante desde arriba. — Eres hermosa. — añadí mientras jugaba en tentarme en también quitar aquella blusa.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Zona de Refugiados, Atlanta
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5. No entren a la ciudad
Simple. No podía negar lo que estaba sintiendo ya desde ese beso que había rechazado antes y sabía que era más bien por miedo a perderlo, porque no quería sufrir por haber involucrado por sentimientos, hasta que me di cuenta que era efectivo que podía perderlo al verlo bajo ese zombie y otro casi lo atacaba. Había sentido tanto miedo que solo lo ataque, no quería que me dejara sola y a la vez, no quería morir dejándolo todo triste. Podía conocer a otra después de mi, tenía el carisma y el encanto pero aún así sentía que iba a pasarlo mal por un buen tiempo si no estaba con él. Amigo o no, lo apreciaba demasiado.
Por eso detuve la camioneta en un lugar despejado y cercano a la carretera, había notado mi reacción y al poco tiempo ya nos estábamos besando, sus palabras llenaban mi alma, sabía que después de esto estaría perdida pero ya no había motivos para arrepentirse, esto no tan solo lo estaba haciendo por una necesidad sino porque lo quería mucho. — Tienes razón, Ryan. Es que solo me detuve porque tengo miedo pero hoy te vi así y sinceramente no me veo sola en esto, sin ti no podría. Siempre dices que soy tu ángel, pero creo que no podría sola. Nos necesitamos. — Exclamé siendo sincero mientras nos deteníamos con el beso y soltaba un suspiro al contemplar su intensa mirada brillante, es que era notorio que iba a terminar enamorandome como una tonta.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Carretera/Camioneta
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5. No entren a la ciudad
No tenemos manera de predecir dónde o cómo estaremos el día de mañana. Solo estoy seguro de que sin importar cuanto tiempo podamos tener juntos, quiero que valga la pena. Sé que da miedo enamorarse en momentos en que el mundo se ha ido a la mierda. Porque luego si algo ocurre puede ser doloroso. Más, sin embargo, también era un motivo para no darse por vencido con la vida. Un motivo para seguir luchando por sobrevivir.
Ya no estaba dispuesto a perder más tiempo. No quiero arrepentimientos luego. No, ya ni esperaré a que pasemos por otro incidente como este. — Ya te lo dije y no me cansaré de hacerlo. Yo también me sentiría perdido sin ti. — Le aseguré a Amy. — Por eso quiero aprovechar todo el momento que tengamos juntos. — exprese tomando su barbilla.
Era tan intenso lo que sentía que sabía que era demasiado tarde para dar marcha atrás. Ya el uno no podía vivir sin él otro. — A pesar de las circunstancias me hace feliz el habernos encontrado. — aseguré viéndole a los ojos. Había llegado para darle sentido a este mundo, que se había hecho una mierda y que todo era tan feo.
Ya no estaba dispuesto a perder más tiempo. No quiero arrepentimientos luego. No, ya ni esperaré a que pasemos por otro incidente como este. — Ya te lo dije y no me cansaré de hacerlo. Yo también me sentiría perdido sin ti. — Le aseguré a Amy. — Por eso quiero aprovechar todo el momento que tengamos juntos. — exprese tomando su barbilla.
Era tan intenso lo que sentía que sabía que era demasiado tarde para dar marcha atrás. Ya el uno no podía vivir sin él otro. — A pesar de las circunstancias me hace feliz el habernos encontrado. — aseguré viéndole a los ojos. Había llegado para darle sentido a este mundo, que se había hecho una mierda y que todo era tan feo.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Zona de Refugiados, Atlanta
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5. No entren a la ciudad
Ya iba a ser imposible separarme de él. Con toda la intensidad de la situación de muertos vivientes vagando por doquier y convirtiendo a su vez, por una parte me había limitado a entregarme a los sentimientos solo por miedo, pero Ryan se había convertido en una persona muy importante para mi y ya no podía negar lo que estaba sintiendo poco a poco. Había que enfocarse en el presente y tratar de pensar que tendríamos un futuro, solo que Ryan tenía razón, había que enfocarse en el momento y solo vivirlo. — Sí es verdad, lamento no haberme dado cuenta antes. No me vuelvas a dar esos sustos. — Dije en un puchero. Ya todo estaba dicho, íbamos a intentarlo y seguir adelante con todo esto. Juntos.
Ya el sonrojo invadía mis mejillas y sonreí ante sus palabras, acariciando así sus mejillas. — Yo también, me alegro de haberte encontrado. — Exclamé con sinceridad. Las palabras de Ryan eran tan significativas que solo me hacían olvidar el rudo momento que estábamos vivenciando todos, era mejor estar más unidos que nunca.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Carretera/Camioneta
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5. No entren a la ciudad
Tenía claro que sin importar lo que me depara el futuro, ni cuanto tiempo fuera ese futuro, sería junto a ella. Hasta que fuera nuestro momento de partir de este mundo. Éramos un equipo, dos almas que se encontraron en el fin del mundo y que ahora solo podían sobreviví estando la una al lado de la otra. Por lo que pasara lo que pasara, no pensaba abandonarla. Eso nunca. — De todos modos yo te comprendo, el mundo se fue a la mierda y apenas ahora estamos comenzando a darnos cuenta de que tenemos que aprender a vivir en este mundo. — asegure. — No, no… no pienso volver hacer algo así. Escúchame bien Amy… nunca, pero nunca te pienso abandonar. — Añadí, era una promesa desde lo más profundo de mi corazón.
Ya casi olvidaba lo ocurrido en la ciudad. Había sido no solo el incidente peligroso, también la decepción de no haber encontrado ese refugio. Pero a pesar de todo llegamos justo a tiempo para no ser víctimas de lo que fuera que allí ocurrió. Pues era evidente que muchas personas llegaron a perder la vida allí. Además, lo que ocurrió conmigo no había pasado más allá del susto. Así que agradecía profundamente poder estar aquí para contarlo. Los muertos vivientes no me habían alcanzado y eso era lo que importaba, en especial el hecho de que Amy había llegado a tiempo para salvarme la vida.
Ya casi olvidaba lo ocurrido en la ciudad. Había sido no solo el incidente peligroso, también la decepción de no haber encontrado ese refugio. Pero a pesar de todo llegamos justo a tiempo para no ser víctimas de lo que fuera que allí ocurrió. Pues era evidente que muchas personas llegaron a perder la vida allí. Además, lo que ocurrió conmigo no había pasado más allá del susto. Así que agradecía profundamente poder estar aquí para contarlo. Los muertos vivientes no me habían alcanzado y eso era lo que importaba, en especial el hecho de que Amy había llegado a tiempo para salvarme la vida.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Zona de Refugiados, Atlanta
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5. No entren a la ciudad
Es que ya no tenía dudas de solo dejarme llevar por Ryan. Estábamos en una situación caótica donde en un movimiento en falso terminaríamos muertos así que sí había que tomar en cuenta los momentos bonitos como una pequeña luz que se encuentra en la oscuridad donde puedes aferrarte con fuerza para que no todo fuera desesperanza.
Las palabras de Ryan eran luz y mis ojos castaños se iluminaron al escucharlo decir que nunca me iba abandonar, ya lo había comprendido pero fue el momento exacto para decir que sería incapaz de estar lejos de él y así sería.— Yo tampoco, no pienso abandonarte por nada. Somos los dos, es decir los tres… — Dije mirando de soslayo a Wanda que seguía durmiendo aunque se estaba removiendo. Volví a mirarlo, era una promesa que pensaba cumplir hasta en lo que se pudiera porque no teníamos idea de lo que podría pasar con todo esto, algo me decía que no tan solo los enemigos serían los muertos vivientes sino que también las personas que tenían que aprender a ponerse rudas.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Carretera/Camioneta
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5. No entren a la ciudad
Estaba siendo como una luz al final del túnel. Ese milagro al cual agárrame para no desfallecer en este mundo tan caótico. Necesitábamos esto, necesitábamos el uno del otro para así recobrar fuerzas para seguir adelante. Me aferraba a ese amor para seguir adelante. Ver como la cara de Amy se iluminaba al escucharme, esa sonrisa que iluminaba mi vida.
Será un camino difícil, pero buscaremos juntos la manera de sobrevivir, una forma de tener una vida normal dentro de lo que fuera posible. Encontrar un hogar seguro para nosotros era una promesa que no pensaba faltar. No sé cómo, pero sé que lo encontraremos porque este mundo no podía ser una completa mierda. Si aún teníamos vida, teníamos que aferrarnos a ella. El ser humano siempre ha pasado por momentos difíciles atreves de la historia y este es uno más de ellos. Aunque posiblemente sea el peor de todos.
— Si los tres, ya ustedes, son mi familia y como tal igual las protegeré… y sí que igual ustedes a mí. — Añadí soltando una suave risa. Pues bien, que había sido ella la que me había estado salvando el pellejo, pero eso no quería decir que yo no lo haría por ella. Por el contrario, con aún más razón lo haría.
Será un camino difícil, pero buscaremos juntos la manera de sobrevivir, una forma de tener una vida normal dentro de lo que fuera posible. Encontrar un hogar seguro para nosotros era una promesa que no pensaba faltar. No sé cómo, pero sé que lo encontraremos porque este mundo no podía ser una completa mierda. Si aún teníamos vida, teníamos que aferrarnos a ella. El ser humano siempre ha pasado por momentos difíciles atreves de la historia y este es uno más de ellos. Aunque posiblemente sea el peor de todos.
— Si los tres, ya ustedes, son mi familia y como tal igual las protegeré… y sí que igual ustedes a mí. — Añadí soltando una suave risa. Pues bien, que había sido ella la que me había estado salvando el pellejo, pero eso no quería decir que yo no lo haría por ella. Por el contrario, con aún más razón lo haría.
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5. No entren a la ciudad
Confiaba plenamente en Ryan. Ya estaba todo dicho y simplemente ya no podía reprimirme más, estaríamos juntos y era en lo único que debía pensar, intentar ser felices en ese mundo de mierda, intentar sobrevivir hasta que se encontrara una solución, esperar que el virus o lo que fuera no llegará a todas partes e intentar salir, encontrar un lugar donde estuvieran a salvo.
— Nos protegeremos los tres ¿Entendido? Seremos un equipo estupendo que podremos con esto. — No era una promesa, tampoco una afirmación porque no sabíamos lo que podría pasar después solo que con una buena protección más posibilidades teníamos, ahí no le tenía miedo a los muertos vivientes sino que la desesperación de la misma gente, no siempre habían personas con buenas intenciones.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Carretera/Camioneta
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5. No entren a la ciudad
Si antes deseaba sobrevivir a todo esto, encontrar un lugar seguro y tener una vida tranquila dentro de lo que fuera posible, ahora lo quería aún más. Saber que era correspondido por Amy, que tenía un motivo más para no desanimarme, para seguir adelante. Una razón más para vivir. Eso era lo que la castaña me ha regalado y la verdad no tengo forma de como describir lo que siento en estos momentos. Pues jamás imagine que tendría que irse a la mierda para que pudiera encontrarme con esa persona especial que la vida tenía para mí.
Esto estaba siendo un momento refrescante, de renovar energía. Pero energías, más bien en el ámbito emocional. Pues sentir ese afecto, esa sensación de tener alguien cerca aliviaba y daba paz a la mente. Más luego de haber pasado por aquel momento de tensión en el cual pensábamos que se nos venía, el mundo encima. Aprovechamos nuestro momento, sabía que este sería solo el primer encuentro de muchos. Porque ya no podríamos resistirnos más. Por supuesto, luego de volver a poner en orden el interior del auto que había quedado bastante desordenado, y de llamar a Wanda de vuelta, fue momento de continuar nuestro viaje. Un viaje por la carretera sin un rumbo en específico, Pero si con un objetivo claro... Encontrar un lugar que nos sirva de hogar. Poco a poco seguimos nuestro camino, dejando aquella ciudad atras con la ilusión de esta vez lograr nuestro objetivo.
Esto estaba siendo un momento refrescante, de renovar energía. Pero energías, más bien en el ámbito emocional. Pues sentir ese afecto, esa sensación de tener alguien cerca aliviaba y daba paz a la mente. Más luego de haber pasado por aquel momento de tensión en el cual pensábamos que se nos venía, el mundo encima. Aprovechamos nuestro momento, sabía que este sería solo el primer encuentro de muchos. Porque ya no podríamos resistirnos más. Por supuesto, luego de volver a poner en orden el interior del auto que había quedado bastante desordenado, y de llamar a Wanda de vuelta, fue momento de continuar nuestro viaje. Un viaje por la carretera sin un rumbo en específico, Pero si con un objetivo claro... Encontrar un lugar que nos sirva de hogar. Poco a poco seguimos nuestro camino, dejando aquella ciudad atras con la ilusión de esta vez lograr nuestro objetivo.
Fin del capítulo.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Zona de Refugiados, Atlanta
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6. La niña perdida
¿Cuánto había pasado? Calculaba que unos tres días desde el instante que confesamos nuestros sentimientos. Ryan se había vuelto muchísimo más tierno y atento, eso hacía que pensara que no me había equivocado para nada en mi decisión de darle una oportunidad. Hasta Wanda parecía más contenta porque movía la colita cada vez que entrelazábamos nuestras manos o nos dabamos un beso. Sentía que ahora en este mundo porquería todo era mejor desde que estábamos juntos.
Esa mañana me tocaba manejar y deje que Ryan durmiera junto a Wanda en el asiento trasero. Ya había mentalizado el mapa que me dio así que sabía a la perfección el lugar que por el momento íbamos a acampar - aunque tendía olvidar el nombre - sabía bien donde iba. Cuando visualice la zona me di cuenta que todo estaba recubierto en autos así que imaginaba que quienes no habían sido alcanzados por esos seres se habían sumergido en el bosque o continuaron a pie en un gran grupo. Lo que me parecía arriesgado pues eso era más peligro ya que podrían ser un punto más fácil de atrapar, no estaba mal estar en grupo pero uno demasiado grande hacía que corrieran el riesgo de malos líderes y precisamente que serían vistos. No iba a tirar la primera piedra porque perfectamente podía equivocarme en ese sentido, y seguro que habían lideres decentes, es que lógicamente debían estar o sino se iba a formar un desorden, al menos con Ryan nos encontrábamos bien como estábamos.
— Ryan — lo llame con suavidad —, ya llegamos pero no no tengo idea donde dejar el auto — Argumente al momento que él comenzaba a mirar alrededor porque era posible que íbamos acampar por las malas aunque adentrándonos bien en el bosque cerca de la carretera siempre era peligroso.
— No me gusta nada este lugar, pero siento que no nos queda alternativa hasta el momento, solo espero que sea tranquilo — Era Ryan quien conocía mucho más de Estados Unidos y conocía cada rincón del estado al menos no estaba segura si habíamos salido ya y claro, si el gobierno nos permitía salir, era un punto que habíamos pensado en esos días. — ¿Crees que pueden haber casas cerca? — Cuestioné, teniendo algo de esperanza. Lo que me desesperaba era dejar el auto en el abandono, igual podíamos retroceder pues se trataba de un amplio bosque y perfectamente podíamos dejarlo en otro lugar pero siempre cerca. Era la naturaleza que más estaba ayudando en este momento — Dime, que haremos lo que tú decidas — Enfatice mientras acariciaba con ternura su mejilla, el pobre aún tenía esa expresión soñolienta y muy probable que hasta tenía hambre tal como me pasaba a mi así que por eso también teníamos que parar.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Aquel encuentro me había llenado de mucha más energía para seguir luchando. Era como un aliciente saber que nos tenemos el uno al otro, que no estamos solos. Que a pesar de que no tenemos nuestras familias con nosotros el afecto, el amor, ese calor humano no nos faltaba. Porque la vida siempre pasaba muy rápido y en este nuevo mundo ocurría aún más pronto de lo que pensábamos. Así que prefiero vivir una vida al máximo y no dejarme por el miedo de perderlo todo y luego arrepentirme de no haber hecho nada cuando ya sea demasiado tarde.
Éramos un buen equipo, entre Amy, Wanda, porque sí que no podíamos excluir del paquete a nuestra querida perrita, que era un valioso aporte a nuestra nueva vida de supervivencia, y yo por supuesto. Cada uno tenía sus habilidades y nos complementábamos. Pero aún nos faltaba algo… el conseguir un refugio, más que un refugio, un hogar donde pudiéramos vivir tranquilos. Un lugar donde no tuviéramos que andar corriendo a recoger todo y montarnos en el auto para escapar. Quizás no tenía que ser un asentamiento completamente permanente. Sé que eso es mucho pedir más si no se trata de un refugio con más gente para velarnos las espaldas y poder sustentarnos por un tiempo prolongado. Pero sería lindo tener un poco de estabilidad por un tiempo.
Continuábamos nuestro camino por la carretera, turnándonos para que cada uno pudiera tener su tiempo de descanso. Era lo más justo y también lo más seguro. En estos días estar cansado y con sueño te podía costar la vida. En estos instantes había sido mi turno de dormir, por lo que me encontraba en el asiento trasero durmiendo mientras Amy manejaba. No tenía idea de la hora que era o de cuanto tiempo había pasado desde que me dormí. Solo sé que llego un momento en el que escuche como una dulce voz me llamaba. — Ah… — murmure un poco desorientado al escuchar como la chica me llamaba y comenzaba poco a poco abrir mis ojos.
Comencé a ver a mi alrededor notando donde estábamos. — Oh si es cierto. Está un poco complicado encontrar un escondite aquí cuando en realidad hay tanto auto abandonado… Lo ideal sería meterlo al bosque, pero la vaya no nos va a dejar. Tal vez mezclarlo entre los autos atascados, aunque sea difícil de acomodar, pero esa es la idea que el que venga prefiera llevarse uno que esté más fácil de sacar. — Sugerí, es que estaba difícil el asunto. Tarde o temprano, si íbamos a querer proseguir por la carretera íbamos a tener que buscar como quitar los autos varados del medio y hacer espacio para pasar. Pero primero había que ver si valía la pena el esfuerzo.
— En esta zona se supone que más que casas, haya granjas. Quizás podríamos correr la suerte de encontrar alguna en buen estado. Sí, es así, será nuestro día de suerte. — asegure algo entusiasmado, aunque no quería hacerlo demasiado. No quería que me pasara como la última vez. La verdad aún estaba medio dormido, sonreí al escucharla y más al sentir su caricia en mi mejilla. — Vamos a explorar más allá del bosque, a ver si encontramos alguna de esas granjas. No me quiero emocionar, pero le tengo buenas expectativas. — tuve que admitir. — Pero antes… ¿No me vas a dar un besito de buenos días? — le dije frunciendo los labios esperando mi beso.
Éramos un buen equipo, entre Amy, Wanda, porque sí que no podíamos excluir del paquete a nuestra querida perrita, que era un valioso aporte a nuestra nueva vida de supervivencia, y yo por supuesto. Cada uno tenía sus habilidades y nos complementábamos. Pero aún nos faltaba algo… el conseguir un refugio, más que un refugio, un hogar donde pudiéramos vivir tranquilos. Un lugar donde no tuviéramos que andar corriendo a recoger todo y montarnos en el auto para escapar. Quizás no tenía que ser un asentamiento completamente permanente. Sé que eso es mucho pedir más si no se trata de un refugio con más gente para velarnos las espaldas y poder sustentarnos por un tiempo prolongado. Pero sería lindo tener un poco de estabilidad por un tiempo.
Continuábamos nuestro camino por la carretera, turnándonos para que cada uno pudiera tener su tiempo de descanso. Era lo más justo y también lo más seguro. En estos días estar cansado y con sueño te podía costar la vida. En estos instantes había sido mi turno de dormir, por lo que me encontraba en el asiento trasero durmiendo mientras Amy manejaba. No tenía idea de la hora que era o de cuanto tiempo había pasado desde que me dormí. Solo sé que llego un momento en el que escuche como una dulce voz me llamaba. — Ah… — murmure un poco desorientado al escuchar como la chica me llamaba y comenzaba poco a poco abrir mis ojos.
Comencé a ver a mi alrededor notando donde estábamos. — Oh si es cierto. Está un poco complicado encontrar un escondite aquí cuando en realidad hay tanto auto abandonado… Lo ideal sería meterlo al bosque, pero la vaya no nos va a dejar. Tal vez mezclarlo entre los autos atascados, aunque sea difícil de acomodar, pero esa es la idea que el que venga prefiera llevarse uno que esté más fácil de sacar. — Sugerí, es que estaba difícil el asunto. Tarde o temprano, si íbamos a querer proseguir por la carretera íbamos a tener que buscar como quitar los autos varados del medio y hacer espacio para pasar. Pero primero había que ver si valía la pena el esfuerzo.
— En esta zona se supone que más que casas, haya granjas. Quizás podríamos correr la suerte de encontrar alguna en buen estado. Sí, es así, será nuestro día de suerte. — asegure algo entusiasmado, aunque no quería hacerlo demasiado. No quería que me pasara como la última vez. La verdad aún estaba medio dormido, sonreí al escucharla y más al sentir su caricia en mi mejilla. — Vamos a explorar más allá del bosque, a ver si encontramos alguna de esas granjas. No me quiero emocionar, pero le tengo buenas expectativas. — tuve que admitir. — Pero antes… ¿No me vas a dar un besito de buenos días? — le dije frunciendo los labios esperando mi beso.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Encontraba a Ryan un hombre muy inteligente. Siempre sabía que hacer y entre los dos siempre podíamos pensar en el mejor plan, algunas ideas solían ser extremistas pero en cuanto a la situación que nos encontrábamos ya se había vuelto una normalidad. Era divertido verlo soñoliento y con su cabello pelirrojo todo desordenado, y aún así no dejaba de sugerir mientras yo asentía.
Tenía razón, era ideal dejarlo en el bosque pero el problema es que la vaya no iba a dejar así que la opción era dejarlo cerca de los otros autos aunque esa idea aún me pesaba en la cabeza. — ¿Crees que sea seguro? — pregunté algo dudosa. El auto estaba cargado con cosas y la verdad no sabía si iba a poder quedar bien para luego sacarlo de ahí. — Aunque si es la mejor opción, ¿podrías intentarlo tú? — lo miré con temor — es que no me atrevo —eran muy reducidos los espacios, sentía que lo ideal era buscar otro camino para entrar al sector de las granjas. Ryan siempre hablaba con mucha ilusión de este sector pues ya estábamos aburridos de ir un lado para otro ni siquiera sabíamos cuánto tiempo había pasado desde que estuvimos en nuestra ciudad yendo de un lado para otro seguro que era más de dos meses.
Cada día era intenso porque uno siempre andaba con el estrés y en cualquier momento de morías, no había que bajar la guardia, así que me guíe por la idea de Ryan aunque prefería que lo estacionara y colocara él mismo para que si veían el auto no intentaran sacarlo ni nada parecido, ya luego encontrando un sitio podríamos venir a buscarlo.
— Es hora de descansar un poco. Sentirnos más tranquilos y dormir en paz ya que en auto siempre estamos con miedo, además que no es del todo cómodo. — dije con una sonrisa ya que me apetecía salir y buscar un buen sitio para vivir por un tiempo ya había hablado con mi madre aunque me urgía ir a buscarla quería llegar con todas las energías además que era un hecho que quizás ni nos dejaban salir de Estados Unidos cuando los demás países estaban relativamente bien.
—Va a salir todo muy bien — aseguré y luego solo comencé a reír ante su comentario, en estos últimos se había vuelto más regalón de la cuenta, más confiado y alegre. Era una ternura así que mis ojos brillaron. Acaricié con mi nariz la suya, a la vez también deposité mi mano en su mejilla quedando a una escasa distancia de él y al final, me acerqué para besarlo con suavidad.
Mis mejillas estaban rojas muy pronto que lo hice. — Me encantas. ¿Dormiste bien? — En nada me hice a un lado para que estacionara el auto porque la verdad es que no podíamos perder tiempo para ir a buscar. un sitio para estar ahí en paz junto a Wanda que también necesitaba tener espacio.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Ya habíamos dejado atrás aquella decepción que nos llevamos al llegar al centro de refugiados, donde todo había caído en la desgracia. Ni siquiera podría decir que algunos de los refugiados logro salir con vida de allí. Había sido algo deprimente, porque habíamos puesto muchas de nuestras esperanzas en ello. Más no se dio. Sin embargo, a pesar de eso, no todo estaba perdido. Al contrario, fue como un nuevo comienzo para nosotros. Nos salvamos de una posible condena si hubiéramos llegado antes aquel lugar.
Me gustaba la sensación de cariño y compañía que me brindaba Amy. Saber que era correspondido y que nos tenemos el uno al otro es una nueva ilusión. Algo bonito en medio de toda esta mierda. Porque a pesar de todo lo que pasa a nuestro alrededor, no todo tiene porque ser triste, feo. Es una señal de que aún quedan cosas bonitas en la vida.
— Siempre hay una posibilidad de riesgo. Solo que siempre llamara más la atención los que tienen acceso más fácil. Dejémoslo con las cosas más importantes en la cajuela con seguro. Por las dudas. — le, comente, no se veía que hubiera gente por el área desde ya hacía un tiempo. Pues en todo el camino y la verdad desde que esto exploto la última vez que vimos gente viva fue en el centro comercial. — Está bien, deja que yo lo intento. — no garantizaba que le diera alguna abolladura, pero después que solo fuera eso daba igual a estas alturas de la vida. Lo importante era que no perdiéramos el vehículo.
Esperaba tener razón con las granjas. La verdad no soportaría esta vez llevarme otra decepción. ¿Por qué entonces a donde iríamos? Ya ahí sí que me frustraría y no tendría idea de que hacer. — Exacto ya es necesario, yo siento que tanto tiempo en el auto me terminara por dejar con entumecimiento en las coyunturas. — cosa que no era nada agradable, en especial si luego tenías que correr. Es que el espacio era pequeño y aunque en momentos lo hacíamos funcionar, realmente ya llevábamos demasiado tiempo en el auto. No podíamos seguir así.
— Sí, esta vez saldrá bien. — Repetí, mientras le veía con una sonrisa, sentí su mano en mi mejilla mientras se acercaba a dar aquel beso. Se sentía tan lindo, era un bálsamo. — Y tú, a mí también me encantas, me alegras el día. — asegure acariciando suave con el pulgar su nariz, valía la pena despertar y saber que estaba cerca de mí. — Dormí bien, logré descansar bastante. Al menos las pesadillas han disminuido. Eso es bueno. — afirme, no era tanto como al comienzo y eso ayudaba porque hacía el descanso más productivo.
— Bueno, vamos al ataque. — dije acomodándome para estacionar bien el auto. Me dio un poco de trabajo, pero terminé por lograrlo. Cuando ya estuvo fue momento de ir en busca de nuestro nuevo hogar. — Vamos, tenemos camino por recorrer. — Anuncie abriendo la puerta, dejando así que Wanda se adelantara un poco. Señale el área boscosa al lado de la carretera y que estaba seguro de que detrás de esa área estaban las granjas. Solo que al llegar a esa área pude escuchar algunos ruidos, cosa que me hizo parar en seco. — ¿Escuchaste eso? Parecían gruñidos, pero también como una especie de quejido… un muerto no hace esos ruidos. — murmure bajito para tampoco llamar la atención. ¿Habría alguien cerca?
Me gustaba la sensación de cariño y compañía que me brindaba Amy. Saber que era correspondido y que nos tenemos el uno al otro es una nueva ilusión. Algo bonito en medio de toda esta mierda. Porque a pesar de todo lo que pasa a nuestro alrededor, no todo tiene porque ser triste, feo. Es una señal de que aún quedan cosas bonitas en la vida.
— Siempre hay una posibilidad de riesgo. Solo que siempre llamara más la atención los que tienen acceso más fácil. Dejémoslo con las cosas más importantes en la cajuela con seguro. Por las dudas. — le, comente, no se veía que hubiera gente por el área desde ya hacía un tiempo. Pues en todo el camino y la verdad desde que esto exploto la última vez que vimos gente viva fue en el centro comercial. — Está bien, deja que yo lo intento. — no garantizaba que le diera alguna abolladura, pero después que solo fuera eso daba igual a estas alturas de la vida. Lo importante era que no perdiéramos el vehículo.
Esperaba tener razón con las granjas. La verdad no soportaría esta vez llevarme otra decepción. ¿Por qué entonces a donde iríamos? Ya ahí sí que me frustraría y no tendría idea de que hacer. — Exacto ya es necesario, yo siento que tanto tiempo en el auto me terminara por dejar con entumecimiento en las coyunturas. — cosa que no era nada agradable, en especial si luego tenías que correr. Es que el espacio era pequeño y aunque en momentos lo hacíamos funcionar, realmente ya llevábamos demasiado tiempo en el auto. No podíamos seguir así.
— Sí, esta vez saldrá bien. — Repetí, mientras le veía con una sonrisa, sentí su mano en mi mejilla mientras se acercaba a dar aquel beso. Se sentía tan lindo, era un bálsamo. — Y tú, a mí también me encantas, me alegras el día. — asegure acariciando suave con el pulgar su nariz, valía la pena despertar y saber que estaba cerca de mí. — Dormí bien, logré descansar bastante. Al menos las pesadillas han disminuido. Eso es bueno. — afirme, no era tanto como al comienzo y eso ayudaba porque hacía el descanso más productivo.
— Bueno, vamos al ataque. — dije acomodándome para estacionar bien el auto. Me dio un poco de trabajo, pero terminé por lograrlo. Cuando ya estuvo fue momento de ir en busca de nuestro nuevo hogar. — Vamos, tenemos camino por recorrer. — Anuncie abriendo la puerta, dejando así que Wanda se adelantara un poco. Señale el área boscosa al lado de la carretera y que estaba seguro de que detrás de esa área estaban las granjas. Solo que al llegar a esa área pude escuchar algunos ruidos, cosa que me hizo parar en seco. — ¿Escuchaste eso? Parecían gruñidos, pero también como una especie de quejido… un muerto no hace esos ruidos. — murmure bajito para tampoco llamar la atención. ¿Habría alguien cerca?
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Ryan era mucho más talentoso que yo para manipular la camioneta y saber exactamente donde dejarla. Yo me ponía nerviosa por tonterías así que era por eso que siempre optaba por eso. Sonreí que dijera que ya vería donde dejarla porque no podíamos permitir que se arruinará, chocáramos y quedáramos atorados. Habían muchos autos y estábamos con nuestros suplementos y mercadería que si debía estar muy bien escondido. No estábamos a salvo por aquello teníamos que ser muy precavidos.
Me alegró que el pelirrojo se sintiera bien conmigo y a la vez que eso también hacía que no tuviera tantas pesadillas. Imaginaba que era que había algo más positivo en su vida ahora que estaba yo a su lado y no como amigos sino que como algo más y ser compañeros nos ayudaría a sobrevivir porque nos cuidábamos las espaldas. Éramos capaces de hacer mucho por el otro.
Yo también me sentía muy feliz por lo que estábamos viviendo así que ese beso fue con mucho cariño y amor. Era una recompensa ver sus mejillas sonrosadas y que sus ojitos brillaran solo al contemplarme. Le dediqué mi mejor sonrisa encantadora. — También me alegras demasiado el día. Ahora todo esta mucho mejor — le dije con ternura porque era una realidad que cada día me estaba enamorando más de él y ante todo sí que lo veía como un gran apoyo solo no habría podido así que me hacía mucho más fuerte.
Tal como pensé estacionar el auto habría sido un problema para mi porque hasta a Ryan le costó. Sin embargo, pudo lograrlo y al poco tiempo estábamos afuera junto a Wanda que ya quería mover sus pies y por supuesto, empezar a investigar ese bosque que también era una zona de granjas por lo que el pelirrojo decía.
No había escuchado mucho porque estaba pendiente de Wanda que no se fuera muy lejos porque podía aparecer un zombie y no quería perderla que no me percaté de esos ruidos, solo que cuando Ryan lo afirmó lleve mi dedo a la boca para que quedará en silencio y asentí a lo que decía. Tenía razón no era ruido de zombies.
Solo quien tenía mejor audición desarrollada era nuestra Wanda que de inmediato se empezó a inquietar y como también era un perro de búsqueda y estaba entrenado fue hacía donde provenía el ruido. — ¡Ten cuidado, Wanda! — dije, pero esta vez no me hizo caso y siguió su camino ladrando para que la siguiéramos. Hasta que llego a un sector donde había una niña cerca de unos matorrales. Yo me asusté porque podría estar convertida solo que en cambio ella se quejaba de dolor y lloraba, declarando: mamá.... mamá. En muchas oportunidades. No podía identificarla bien. — No sé que piensas — medite al instante y me dirigí a Ryan — Pero parece estar bien... digo... que no la han convertido... creo. ¿Nos acercamos? Wanda no se aleja así que debe ser que estamos fuera de peligro — siseé dando unos pasos donde estaba ella. Estaba adolorida, parecía tener mucha hambre y sinceramente claro que no podía dejarla ahí. Solo que sí teníamos que asegurarnos bien.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Mis días eran mucho más felices, y tranquilos de estar acompañado de Amy. Era un motivo para continuar luchando. — Sí que lo está, mucho mejor. Solo nos falta ese lugarcito para así poder decir… lo hicimos. — asegure con una sonrisa mientras rozaba su nariz con la mía.
Comenzamos a explorar una vez el auto estuvo colocado en aquella posición estratégica para que no lo robaran. Necesitábamos cruzar esa zona boscosa para así poder llegar hasta donde se encontraba el área de las granjas. Realmente hace tiempo que no me paso por esta zona y mucho menos había pasado luego de que todo cayera, así que espero que tengamos algo de suerte. Mientras caminábamos tuve que detenerme, es que últimamente mis oídos andaban muy sensibles debido a la normal paranoia que todos padecemos luego de que los muertos se levantaran. Pero algo me decía que no eran muertos vivientes porque no sonaba como uno.
Amy con la ayuda de Wanda fue quien diviso al causante o en este caso la causante de aquellos ruidos. Así que con mucha precaución y los ojos bien abiertos comencé a seguirlas. Para mi sorpresa y estoy seguro de que también para la de la cadete, nos topamos con una pequeña niña, tendría unos diez u once años como mucho y estaba viva… herida pero viva. Se me encogía el corazón porque sabía bien el terror que era para los niños cuando se lastimaban y llegaban a la sala de emergencia. Podía ser a causa del golpe más insignificante, pero aun así eso les aterraba. Como enfermero sentía la necesidad de ayudarla.
— Tienes buen punto, Wanda es muy perceptiva en cuanto al peligro y si llego hasta ella a de ser por algo. — asegure mirando ahora a los ojos a Amy. — No te pondría en peligro por nada… si al final sí lo está… sabemos que es lo correcto. — y eso era por muy duro que fuera no dejarla sufriendo. — Pero algo me dice que hacemos lo correcto al llevarla con nosotros. — asegure.
Me acerqué a ella con cuidado para no asustarla. — Pequeña. ¿Qué te paso? ¿Y tus padres? Me puedes mostrar la herida. — le pedí a la niña. Se veía nerviosa, y tenía ojos llorosos, pude notar como temblorosa me mostraba su pequeño brazo, el cual tenía algunas cortaduras, posiblemente por haberse cortado con alguna rama filosa. Pues no tenía apariencia de mordedura. — Está bien, eso podemos curarlo y no te pasará nada. — Mire a Amy asegurándole con la mirada de que no había sido mordida. — Corrí… unos caminantes me siguieron y no sé volver con mamá. — dijo llorosa. — Ni siquiera sé cómo está. — Añadió se podía sentir el miedo en su voz. — Bueno, sé que da miedo, pero ya no vas a estar sola. Te vamos a ayudar. Ella es Amy, ella es Wanda y yo soy Ryan. Amy y Wanda son policías, si esta pequeña también es policía. — Decía acariciando el lomo del animal. — Y yo soy enfermero. — le expliqué para que supiera que realmente podíamos ayudarle. Ahora con más razón necesitaríamos de ese lugar.
Comenzamos a explorar una vez el auto estuvo colocado en aquella posición estratégica para que no lo robaran. Necesitábamos cruzar esa zona boscosa para así poder llegar hasta donde se encontraba el área de las granjas. Realmente hace tiempo que no me paso por esta zona y mucho menos había pasado luego de que todo cayera, así que espero que tengamos algo de suerte. Mientras caminábamos tuve que detenerme, es que últimamente mis oídos andaban muy sensibles debido a la normal paranoia que todos padecemos luego de que los muertos se levantaran. Pero algo me decía que no eran muertos vivientes porque no sonaba como uno.
Amy con la ayuda de Wanda fue quien diviso al causante o en este caso la causante de aquellos ruidos. Así que con mucha precaución y los ojos bien abiertos comencé a seguirlas. Para mi sorpresa y estoy seguro de que también para la de la cadete, nos topamos con una pequeña niña, tendría unos diez u once años como mucho y estaba viva… herida pero viva. Se me encogía el corazón porque sabía bien el terror que era para los niños cuando se lastimaban y llegaban a la sala de emergencia. Podía ser a causa del golpe más insignificante, pero aun así eso les aterraba. Como enfermero sentía la necesidad de ayudarla.
— Tienes buen punto, Wanda es muy perceptiva en cuanto al peligro y si llego hasta ella a de ser por algo. — asegure mirando ahora a los ojos a Amy. — No te pondría en peligro por nada… si al final sí lo está… sabemos que es lo correcto. — y eso era por muy duro que fuera no dejarla sufriendo. — Pero algo me dice que hacemos lo correcto al llevarla con nosotros. — asegure.
Me acerqué a ella con cuidado para no asustarla. — Pequeña. ¿Qué te paso? ¿Y tus padres? Me puedes mostrar la herida. — le pedí a la niña. Se veía nerviosa, y tenía ojos llorosos, pude notar como temblorosa me mostraba su pequeño brazo, el cual tenía algunas cortaduras, posiblemente por haberse cortado con alguna rama filosa. Pues no tenía apariencia de mordedura. — Está bien, eso podemos curarlo y no te pasará nada. — Mire a Amy asegurándole con la mirada de que no había sido mordida. — Corrí… unos caminantes me siguieron y no sé volver con mamá. — dijo llorosa. — Ni siquiera sé cómo está. — Añadió se podía sentir el miedo en su voz. — Bueno, sé que da miedo, pero ya no vas a estar sola. Te vamos a ayudar. Ella es Amy, ella es Wanda y yo soy Ryan. Amy y Wanda son policías, si esta pequeña también es policía. — Decía acariciando el lomo del animal. — Y yo soy enfermero. — le expliqué para que supiera que realmente podíamos ayudarle. Ahora con más razón necesitaríamos de ese lugar.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Estar con Ryan era increíble. Solo quería un lugar estable con él ya y luego enfrascarse a ir su país. Ya había hablado con mi madre y no había pasado nada así que al menos eso me tenía mucho más tranquila. Una semana o dos creía que era tiempo suficiente para estar en paz y en una clase de nido de amor porque habíamos recorrido por bastante tiempo. Era cariñoso y yo me sentía muy feliz a su lado, que estuviera con él en este mundo de mierda lleno de muertos vivientes.
Comenzamos a recorrer el bosque cuando escuchamos un ruido, Wanda al tener capacidades de búsqueda notó de que se trataba. Nunca pensé que sería una niña y mi perrita se mantenía tan cerca que dudaba que hiciera daño. Igual había que asegurarse, había visto a mi padre convertirse e imaginaba que hasta la más mínima provocaba aquel virus raro que se estaba esparciendo por el mundo, a veces la señal por la radio del auto llegaba y ahí escuchábamos las noticias. Todo recaía en un virus y la gente no sabía que hacer, solo cuidarse y protegerse.
Muy probable que esa niña había quedado huérfana y huyo solo para que sus padres no se la comieran o convirtieran. — Sí, no podemos dejarla sola. Ojalá que no tenga nada, confió en Wanda. — Wanda ladraba y la niña ahí se mantenía muy asustada, y con razones. Estaba sola, quizás que trauma había tenido la pobrecita y tan pequeña, que agradecí que esto no hubiera pasado antes aquí cuando se venía de vacaciones con su padre a donde sus abuelos que ya habían muerto hace unos años atrás.
Deje que Wanda se quedará cerca de la niña mientras yo me ponía tras de Ryan que se había agachado para asegurarse que la niña estuviera bien. — ¿Ninguno de esos seres se acercó lo suficiente a ti para morderte otra zona del cuerpo? — La niña negó y lloriqueó más. No era muy cercana a los niños pero esta niña me causaba ternura y a la vez, cierta pena porque se había perdido del lado de su madre y ahora no sabía donde estaba. Pobrecita.
Termine por agacharme también para que la pequeña rubia se sintiera más apoyada y confiará. Éramos extraños, no dejaríamos serlo para ella.
— Sí, creo que está bien. ¿Tienes hambre? ¿Desde hace cuanto que estás aquí? — Dije con bondad mientras le hacía cariño en el cabello. — Sí, un poco. No lo sé... varias horas. Estábamos con varios en un grupo y luego nos perdimos en la carretera, salí corriendo.. caí y luego los perdí de vista. — Señaló la pequeña de manera entrecortada mientras le dolían los raspones y cortaduras.
— No te preocupes te ayudaremos a buscar a tu mamá. Espero que este bien, que tengo que ser realista lo que está pasando es muy feo. — Ella asintió mientras hacía un puchero y sollozaba, se notaba que había pasado un gran susto y varios. No era muy expresiva y yo imaginaba que era por el propio miedo. —Ya... pero primero debes dejar que Ryan te sane esas heridas que tienes, comerás algo y luego iremos ¿Cómo te llamas? — Le pregunté, percatándome que ambos estábamos mucho más preocupados de saber como estaba y que le había pasado, en vez de preguntar su nombre.
Wanda le lamió la cara y la pequeña al fin sonrió.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Estaba decidido a encontrar aquella Granja con la que tanto había soñado. La verdad jamás me imaginé diciendo que quería una granja, pero ahora de verdad la quería. Solo rogaba grandemente que no fuera otra decepción como lo había sido aquel refugio. Más con lo que no contaba era con que en medio de nuestra búsqueda termináramos encontrando a una niña. Por Dios, una niña pequeña, perdida y asustada. Pobrecita. Quién sabe por cuantos horrores habría de haber pasado y cuanto tiempo llevaba sola. Rogaba para que al menos no la hubieran mordido, que estuviera sana, pues no deseaba dejarla atrás. No me lo perdonaría, y Amy también estaba en las mismas, así que solo quedaba averiguarlo. Afortunadamente, Wanda parecía tener buen olfato para darse cuenta de quién estaba o no infectado.
Luego de hablar con la niña Amy igual se acercó, quizás eso le hacía que entrara un poco más en confianza, pues si bien tenía buena química con los niños al ser enfermero. Quizás con una chica de por medio, la pequeña se sentía más confiada. — Descuida pequeña, igual también podemos darte algo de comer. — mire a Amy, sabía que esa era su intención con la pregunta. Saque de la mochila un paquete de galletas y se lo extendí. Al comienzo pareció dudosa, pero luego lo tomo. — Vamos a ver… — dije sacando un poco de alcohol con una gasa y algo de antibiótico en crema.
— Sophia, mi nombre es Sophia. — Respondió la niña. — Gracias. — Añadió solo que cuando me acerque a limpiarla parecía un poco asustada. Parecía haber algo más en esta niña que solo el miedo por los muertos, parecía tener un poco de miedo a los vivos. — No te voy a lastimar, al contrario, solo quiero evitar que se infecte. — le aseguré, Sophie termino por asentir y aunque aún un poco temerosa dejo que la limpiara y curara.
Mire a Amy, necesitábamos hacer algo para conseguir a su familia. Solté un suspiro porque sabía que no sería asunto fácil. Si venían de la carretera ya parecía que allí no estaban porque justamente nosotros veníamos de esa área. Tal vez se habían adentrado también al bosque, tal como ella y nosotros hicimos. — Aww, qué bonita sonrisa. — asegure cuando Wanda se puso juguetona con la niña haciéndola reír.
— Es posible que el grupo con el que estaba la niña esté en algún lugar cercano de aquí. Porque tú y yo sabemos que en la carretera ya no están… — le murmuré bajito a Amy mientras dejaba que Wanda entretuviera y animara un poco a la pequeña. — Quizás lo mejor es dar una vuelta a ver si vemos y un camino que lleve a las granjas, que era lo que estábamos buscando, porque es posible que no fuéramos los únicos en pensar en las granjas… y cuando lo hagamos volvemos por el auto y de paso vemos si volvieron a la carretera. ¿Qué piensas? — pregunte por su opinión, pues estábamos en esto juntos.
Luego de hablar con la niña Amy igual se acercó, quizás eso le hacía que entrara un poco más en confianza, pues si bien tenía buena química con los niños al ser enfermero. Quizás con una chica de por medio, la pequeña se sentía más confiada. — Descuida pequeña, igual también podemos darte algo de comer. — mire a Amy, sabía que esa era su intención con la pregunta. Saque de la mochila un paquete de galletas y se lo extendí. Al comienzo pareció dudosa, pero luego lo tomo. — Vamos a ver… — dije sacando un poco de alcohol con una gasa y algo de antibiótico en crema.
— Sophia, mi nombre es Sophia. — Respondió la niña. — Gracias. — Añadió solo que cuando me acerque a limpiarla parecía un poco asustada. Parecía haber algo más en esta niña que solo el miedo por los muertos, parecía tener un poco de miedo a los vivos. — No te voy a lastimar, al contrario, solo quiero evitar que se infecte. — le aseguré, Sophie termino por asentir y aunque aún un poco temerosa dejo que la limpiara y curara.
Mire a Amy, necesitábamos hacer algo para conseguir a su familia. Solté un suspiro porque sabía que no sería asunto fácil. Si venían de la carretera ya parecía que allí no estaban porque justamente nosotros veníamos de esa área. Tal vez se habían adentrado también al bosque, tal como ella y nosotros hicimos. — Aww, qué bonita sonrisa. — asegure cuando Wanda se puso juguetona con la niña haciéndola reír.
— Es posible que el grupo con el que estaba la niña esté en algún lugar cercano de aquí. Porque tú y yo sabemos que en la carretera ya no están… — le murmuré bajito a Amy mientras dejaba que Wanda entretuviera y animara un poco a la pequeña. — Quizás lo mejor es dar una vuelta a ver si vemos y un camino que lleve a las granjas, que era lo que estábamos buscando, porque es posible que no fuéramos los únicos en pensar en las granjas… y cuando lo hagamos volvemos por el auto y de paso vemos si volvieron a la carretera. ¿Qué piensas? — pregunte por su opinión, pues estábamos en esto juntos.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Quede completamente asombrada como era Ryan con la niña. Tan amoroso, tierno y cariñoso que mi corazón empezó a latir con fuerza y me percataba que amaba como solía ser, eran esos gestos y actitudes que hacían que me enamorara más de él, porque en un momento yo también quería darle los cereales que había traído porque seguro la pequeña estaba muy hambrienta, no quería ni pensar cuanto tiempo había estado en el bosque pasando frío y con mucho miedo sin poder encontrar a su familia y con quienes venía. Ya podía notar que la gente se estaba agrupando.
Me quede callada y atraje un poco a Wanda para que Ryan pudiera sanar en paz a Sophia. Era un lindo nombre y en parte, me alegre que fuera una adulta. ¿Qué habría hecho si hubiera sido una niña? Se notaba que era valiente y de alguna manera había sobrevivido, seguro ya le habían enseñado un poco como sobrevivir frente a esto ya luego nos contaría todo porque lo mejor era que comiera y a la vez que esa herida no se infectara porque luego iba a ser peor. — Es un lindo nombre me encanta — Señalé con una sonrisa para que se animara en confiar en Ryan que estaba haciendo mucho por ella y eso que ni siquiera la conocía, se notaba por su cierto su vocación de enfermero. Igual había aprendido a ser amable con los niños, pero tenía que reconocer que prefería más los animales, adiestrar a los perros en la ciudad había sido parte de mi vida por mucho tiempo.
Solo que ya era imposible dejar a Sophia a su suerte teníamos que ayudarla y ojala encontrar a su madre, pero si eso no pasaba era lógico que iba a tener que quedarse con nosotros porque ninguno de los dos iba a ser capaz de abandonarla. Tenía fe que íbamos a poder encontrar al grupo con quien venía solo que igual había que pensar en todas las posibilidades.
Cuando curó su herida deje que Wanda se fuera con ella porque no dejaba de lamerla en la cara como dándole apoyo y la pequeña rubia sonriera. Lo hizo, y se veía encantadora también asentí a lo que decía Ryan. No obstante, tomé en cuenta lo que debíamos hacer. —Sí, es el plan del principio aunque ahora tenemos que ver si los encontramos, ya en la carretera no están así que si o si... deben estar en esta área pero es tan grande ¿Cuánto nos llevará? Lo positivo es que pensamos quedarnos así que hay muchas posibilidades, ojala que encontremos una granja abandonada — Murmuré. Porque ese sería nuestro hogar por un tiempo ya llevábamos mucho manejando y si queríamos tener nuestro espacio así que estaba ilusionada también en encontrarla.
—¿Por donde crees que deberíamos ir? — Le pregunté al pelirrojo mirando los caminos que entregaba el bosque, dado que debíamos empezar pronto a buscar. Era temprano solo que no tenía idea cuanto tiempo íbamos a estar explorando por allí.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
La pequeña estaba nerviosa y eso era normal después de todo lo que había pasado. Es uno como adulto y ha pasado momentos aterradores. Mejor ni recordar el incidente en el refugio abandonado, que era un claro ejemplo a lo que me refería. Por eso trataba de ser lo más comprensiva y paciente que podía. Mi profesión había ayudado y eso que mi padre nunca estuvo de acuerdo con ello. ¿Acaso realmente era más sencillo ser enfermero y no doctor? Ya ni estoy tan seguro, pues a veces nosotros somos los que más tiempo pasamos con los pacientes, los que nos vivimos más de cerca, el dolor de estos. Yo no me arrepiento de la elección que hice, aun cuando en su momento sí lo hice creyendo que sería más sencillo.
— Gracias, el tuyo también es bonito. — Murmuró la niña a Amy. — Está bien. ¿Dolerá? — Preguntó cuando estaba por comenzar a curar sus heridas. — Solo va a arder un poco. Pero eso significa que está desinfectando. — Le explicaba a la pequeña. — ¿Eso es algo bueno? —[/color] sonreí, que estuviera hablando un poco más, aunque sea para hacer ese tipo de preguntas era una buena señal. — Sí, eso es muy bueno. Si está desinfectada, la herida sanará más pronto.— claro, era algo más complejo que aquello. Pero no podía ponerme a explicar todo aquello a una niña que solo estaba buscando una razón para estar más tranquila.
El tener a Wanda con nosotros ayudaba a que se entretuviera un poco. Mientras tanto, nosotros nos poníamos de acuerdo en el siguiente paso. La verdad era un alivio saber que la pequeña no había sido mordida. No sé si tendría el valor de ponerle fin, me ven así haciéndome el valiente, pero tengo corazón de pollo. Sería muy duro.
— Es lo mejor, podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo. — Pues la verdad necesitamos encontrar esa granja, puede ser nuestra oportunidad de tener un asentamiento seguro. No podemos ir por el mundo viviendo todo el tiempo en un auto. Yo mismo a veces siento que amanezco todo entumecido por la falta de espacio. Además de que no es tan seguro. — Mientras tanto, este con nosotros la mantendremos segura. — sé que ninguno permitiría que la niña corriera peligro, ni siquiera Wanda.
Comenzamos a caminar hasta que llegó la pregunta de qué camino seguir. — Pues yo diría que el derecho. Ambos se ven igual a mis ojos, pero si hay que comenzar por algún lado preferiría comenzar con el pie derecho. — Dije bromeando, pero la verdad es que solo esperaba que fuera la decisión correcta. Sería toda una lotería. Cuando comenzamos a movernos por aquella área comencé a notar a lejos unas cercas. — Sí, hay cercas, entonces debe haber alguna propiedad detrás de ellas. — por pura lógica suponía que debía haber una granja detrás de ellas. El detalle estaría en cuan lejos de la cerca se encontraba la casa de los granjeros. — Lo que no he notado es movimientos algunos de humanos. Si su familia está buscándola. Al menos no lo están haciendo cerca de aquí. — Le comenté por lo bajo a Amy preocupado. No los culpaba, este lugar es muy grande y ella muy pequeña.
Escuche un ruido, e hice una seña para que estuvieran atentas. — Creo que hay algo entre esos árboles. — Murmuré. — Parece que son muertos… pero no sé si serán uno o dos… — comente en voz baja.
— Gracias, el tuyo también es bonito. — Murmuró la niña a Amy. — Está bien. ¿Dolerá? — Preguntó cuando estaba por comenzar a curar sus heridas. — Solo va a arder un poco. Pero eso significa que está desinfectando. — Le explicaba a la pequeña. — ¿Eso es algo bueno? —[/color] sonreí, que estuviera hablando un poco más, aunque sea para hacer ese tipo de preguntas era una buena señal. — Sí, eso es muy bueno. Si está desinfectada, la herida sanará más pronto.— claro, era algo más complejo que aquello. Pero no podía ponerme a explicar todo aquello a una niña que solo estaba buscando una razón para estar más tranquila.
El tener a Wanda con nosotros ayudaba a que se entretuviera un poco. Mientras tanto, nosotros nos poníamos de acuerdo en el siguiente paso. La verdad era un alivio saber que la pequeña no había sido mordida. No sé si tendría el valor de ponerle fin, me ven así haciéndome el valiente, pero tengo corazón de pollo. Sería muy duro.
— Es lo mejor, podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo. — Pues la verdad necesitamos encontrar esa granja, puede ser nuestra oportunidad de tener un asentamiento seguro. No podemos ir por el mundo viviendo todo el tiempo en un auto. Yo mismo a veces siento que amanezco todo entumecido por la falta de espacio. Además de que no es tan seguro. — Mientras tanto, este con nosotros la mantendremos segura. — sé que ninguno permitiría que la niña corriera peligro, ni siquiera Wanda.
Comenzamos a caminar hasta que llegó la pregunta de qué camino seguir. — Pues yo diría que el derecho. Ambos se ven igual a mis ojos, pero si hay que comenzar por algún lado preferiría comenzar con el pie derecho. — Dije bromeando, pero la verdad es que solo esperaba que fuera la decisión correcta. Sería toda una lotería. Cuando comenzamos a movernos por aquella área comencé a notar a lejos unas cercas. — Sí, hay cercas, entonces debe haber alguna propiedad detrás de ellas. — por pura lógica suponía que debía haber una granja detrás de ellas. El detalle estaría en cuan lejos de la cerca se encontraba la casa de los granjeros. — Lo que no he notado es movimientos algunos de humanos. Si su familia está buscándola. Al menos no lo están haciendo cerca de aquí. — Le comenté por lo bajo a Amy preocupado. No los culpaba, este lugar es muy grande y ella muy pequeña.
Escuche un ruido, e hice una seña para que estuvieran atentas. — Creo que hay algo entre esos árboles. — Murmuré. — Parece que son muertos… pero no sé si serán uno o dos… — comente en voz baja.
Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
Ryan era un amor con la niña que lo necesitaba más a él porque era quién sabía más de sanación. Por mi parte solo sonreí porque tenía que estar tranquila para estar curada en un ratito, aunque imaginaba que solo sería una y lo más sensato sería encontrar un lugar para que se limpiará y ahí recién que Ryan comenzará a limpiar y a curar sus heridas. Wanda ayudaba un montón, que como si supiera la perrita se mantenía muy cerca de ella notando el temor que tenía la niña al perder a su madre, de verdad esperaba que siguiera viva pero en esta situación siempre había que pensar en lo peor.
Luego que la pequeña estuvo bien lo mejor era encontrar un refugio pronto para pasar la noche sabiendo que si o si íbamos a tener que enfrentarnos a muertos porque las casas jamás estaban solas, lo más terrible es que familias enteras morían por esto, solo que cada día sentía que me acostumbraba más que era lo más tétrico. — De verdad espero que su mamá este viva... Y por lo que puedo notar o lo que recuerdo cuando iba a la granja de mis bisabuelos cada una esta alejada de otra, quizás ella corrió para salvarse y se separo demasiado del grupo. — Hablaba bajito para que la niña no escuchara, se me hacía difícil recordar los nombres luego de pasar unas cuantas semanas solo con Ryan y si que era raro que hubiera otra persona aparte de Wanda, claro que ni loca la iba a dejar sola pues era solo una niña así que necesitaba acostumbrarme. Asentí mientras acariciaba su mano y la sostenía.
— ¿Ustedes son pareja? — Preguntó Sophia con una sonrisa divertida al ver que ambos se ponían nerviosos. — Algo así... aunque aún no me lo ha pedido — Dije soltando la broma mientras que Wanda soltaba un ladrido, luego pregunté porque lado era mejor ir y lo cierto es que siempre seguiría al pelirrojo porque ciertamente era demasiado listo y eso que no se lo creía tanto, yo misma reconocía que a veces quedaba muy bloqueada y no sabía que hacer, dependía más de lo que imaginaba de Ryan y por supuesto que ahí me alegraba que tuve todo el tiempo razón al ver a la distancia unas cercas, esperaba que la pequeña casa estuviera abandonada para estar tranquilos por un tiempo y luego seguir con nuestro camino.
— Siempre tienes razón. Sophia ya te acostumbrarás que aunque no la parezca Ryan es muy listo — Comenté mientras que la niña reía divertida y también se entusiasmaba al ver las cercas, quizás pensaba que ahí se encontraba su mamá. Solté un suspiro porque imaginaba que lo estaba pasando muy mal hasta que de la nada escuchamos un ruido. De pasos, luego esos quejidos horribles que sabíamos que eran zombies, la pequeña rubia se escondió tras de Ryan de manera inmediata. — ¿Crees que sea efectivo disparar? Pueden haber más e igual lo pienso porque este sonido igual podría ser un aviso a su grupo. Es que no sé siempre es un riesgo meter demasiado ruido — Me puse al frente porque esto era más lo mío claramente, espere la opinión del chico, la verdad es que no me gustaba el ruido y un disparo siempre llamaba mucho la atención. Ante todo tenía que tener cuidado, los muertos se dejaron ver y Wanda ladró también. Eran tan lentos que llegaba a ser incluso desesperante solo que un paso en falso podría ser tu final.
— Solo es un par. ¿Me encargo de los dos? — Le pregunté a Ryan y miré de medio lado. Si definitivamente no tenía porque dispararles igual estaban cerca.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
No la dejaríamos a su suerte. Era una responsabilidad nueva, sí, pero éramos los únicos en estos momentos que podíamos ayudarla. Así que esperaba hacer todo lo posible por encontrar a su familia. — Yo igual espero que sí, una niña pequeña necesita de su madre. — deje escapar un suspiro. — Pero si no aparece supongo que tendrá que seguir con nosotros. No la podemos dejar a su suerte. — lo ideal sería que encontrara a los suyos. Pero si no pasaba no tendría corazón para echarla a un lado. Aun cuando en cierto modo eso sería como adquirir una hija de la nada misma.
Amy había tomado mi mano y la pequeña lo noto de inmediato. — Vaya que eres una niña muy observadora. — la verdad es que Amelia tenía razón y no se lo había pedido de una forma formal. Mala mía, muy mala mía. Es solo que me había dejado llevar más por mostrarle lo que sentía que en hacer la pregunta. — Pues sí… técnicamente. Amy está en lo cierto. Rayos… arreglaré eso. Ya los verás. — miro a la niña. — Sofía… ¿Quieres ser nuestra testigo en esto? — la niña asintió, miró para un lado y para el otro arrancando de la grama una florecita silvestre y entregándomela. — Gracias. — Sonreí. — Qué no es para ti, es para que se la des. — Murmuró bajito como si la chica no estuviera frente a nosotros y notará todo el movimiento. — Oh, sí, sí. — le decía a la niña. — Amelia. ¿Serias mi novia oficialmente aun cuando el mundo se fue a la mierda? Oh, lo siento por el vocabulario Sophia, son los nervios. — Les decía ahora viéndole a los ojos. Sí parecía una tontería, pero luego de todo lo ocurrido era importante para mí. ¿Y saben? Incluso hubiera sido lindo pensar que había la posibilidad de algún día casarnos. Pero había que comenzar por algún lado. Le entendí la florecita a la castaña para entregársela aunque al final se la termine colocando en el cabello.
Comenzamos a buscar las granjas. Era nuestra mejor opción. Una porque necesitamos refugio y dos porque seguro su gente pensó igual. Así que eran un posible punto de encuentro. — Oye, no se burlen. — Comenté haciéndome el indignado pero soltando la risa. Momentos así, en donde se podía reír a pesar de los peligros y problemas, eran valiosos. Apreté su mano con cariño al notar la expresión de Amy al ver el entusiasmo de la pequeña que parecía ilusionarse al ver el lugar seguramente visualizándose devuelta en los brazos de su madre.
A pesar de todo, las cosas estaban saliendo bien, hasta que apareció aquel par de muertos vivientes. — Sí, tienes razón. Lo menos que necesitamos es alertar a más sería mucho peor. — Le respondí. — Creo en tus habilidades preciosa. Si quieres usar mi arpón así no tendrás que acercarte tanto. Ten cuidado. Igual estoy en guardia antento para intervenir. — Le dije esto último casi en una súplica. Pues las cosas podían complicarse en un pestañear. Ella era la policía, la que estaba entrenada para esto. Yo solo era enfermero, los he aprendido a matar a pulso. Por supuesto que sí se complica hasta daría mi vida por protegerla. Mientras igual jale a Sophia más cerca de mí. — No te pasará nada, mantente cerca de mí. No vayas a salir corriendo. Ella es la mejor en esto. — Le aseguré a la niña que bien por todo el trauma vivido podía entrar en pánico y echar patas a correr.
Amy había tomado mi mano y la pequeña lo noto de inmediato. — Vaya que eres una niña muy observadora. — la verdad es que Amelia tenía razón y no se lo había pedido de una forma formal. Mala mía, muy mala mía. Es solo que me había dejado llevar más por mostrarle lo que sentía que en hacer la pregunta. — Pues sí… técnicamente. Amy está en lo cierto. Rayos… arreglaré eso. Ya los verás. — miro a la niña. — Sofía… ¿Quieres ser nuestra testigo en esto? — la niña asintió, miró para un lado y para el otro arrancando de la grama una florecita silvestre y entregándomela. — Gracias. — Sonreí. — Qué no es para ti, es para que se la des. — Murmuró bajito como si la chica no estuviera frente a nosotros y notará todo el movimiento. — Oh, sí, sí. — le decía a la niña. — Amelia. ¿Serias mi novia oficialmente aun cuando el mundo se fue a la mierda? Oh, lo siento por el vocabulario Sophia, son los nervios. — Les decía ahora viéndole a los ojos. Sí parecía una tontería, pero luego de todo lo ocurrido era importante para mí. ¿Y saben? Incluso hubiera sido lindo pensar que había la posibilidad de algún día casarnos. Pero había que comenzar por algún lado. Le entendí la florecita a la castaña para entregársela aunque al final se la termine colocando en el cabello.
Comenzamos a buscar las granjas. Era nuestra mejor opción. Una porque necesitamos refugio y dos porque seguro su gente pensó igual. Así que eran un posible punto de encuentro. — Oye, no se burlen. — Comenté haciéndome el indignado pero soltando la risa. Momentos así, en donde se podía reír a pesar de los peligros y problemas, eran valiosos. Apreté su mano con cariño al notar la expresión de Amy al ver el entusiasmo de la pequeña que parecía ilusionarse al ver el lugar seguramente visualizándose devuelta en los brazos de su madre.
A pesar de todo, las cosas estaban saliendo bien, hasta que apareció aquel par de muertos vivientes. — Sí, tienes razón. Lo menos que necesitamos es alertar a más sería mucho peor. — Le respondí. — Creo en tus habilidades preciosa. Si quieres usar mi arpón así no tendrás que acercarte tanto. Ten cuidado. Igual estoy en guardia antento para intervenir. — Le dije esto último casi en una súplica. Pues las cosas podían complicarse en un pestañear. Ella era la policía, la que estaba entrenada para esto. Yo solo era enfermero, los he aprendido a matar a pulso. Por supuesto que sí se complica hasta daría mi vida por protegerla. Mientras igual jale a Sophia más cerca de mí. — No te pasará nada, mantente cerca de mí. No vayas a salir corriendo. Ella es la mejor en esto. — Le aseguré a la niña que bien por todo el trauma vivido podía entrar en pánico y echar patas a correr.
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6. La niña perdida
Sabía que pensaba igual en ese sentido. No podíamos dejar a esa niña a su suerte y esperábamos encontrar a su mamá para que se sintiera segura o feliz, en el caso que no… me puse a meditar y sabía que era lo correcto, porque ella estaría muy mal sola y era difícil que pudiera sobrevivir si es que no encontrara un grupo que la ayudará. — En el caso que no la encontremos vamos tener que quedarnos con ellos. ¿Cuánto tiempo sugieres para buscar? Ahora si es esencial encontrar una casa de por aquí para ver si logramos encontrarla. Deben estar cerca si es que no se fueron. — Es que corría la posibilidad de que la niña hubiera corrido y por eso a su vez, alejado demasiado de su grupo quizás con que situación se habría encontrado, pero si era así esa pobre madre debía estar estar desesperada pensando en su pequeña. ¿Quién no?
Me puse completamente roja cuando la niña hizo la pregunta si éramos novios o no. Solté un suave suspiro porque mi respuesta había fluido de una manera como si estuviera exigiendo cuando la realidad no era así. Encontré que se veía muy guapo así de nervioso, así que solo me limité a sonreír cuando se atrevió a pedírmelo cuando la chica le paso el ramo de flores silvestres para que me la pasara. — Sabes que sí… me encantaría ser tu novia, ya somos un equipo — Le di un beso en la mejilla y le sonreí a Sofía por la ayuda que estaba encantada con los dos, y supe que sería muy fácil encariñarme con ella. — Para que sepas, en estos tiempos solo se tiene que vivir el momento, linda. Lamento mucho que seas tan solo una niña y tener que soportar todo lo que está pasando, es muy injusto… haremos todo lo posible de encontrar a tu mamá, pero en el caso que no. ¿Te gustaría quedarte con nosotros? — Le pregunté y aunque la niña hizo una mueca triste terminó por asentir mientras se colocaba al lado de ambos. — Me siento muy contenta de haber encontrado a alguien, pase mucho tiempo sola. — Señaló con un puchero, Wanda le lamió el brazo y eso hizo que sonriera, al menos ya no lo estaría y podríamos cuidarla.
— Y sobre la misma no cree que realmente lo es —seguí riéndome de él con Sofía hasta que escuchamos ruidos. La verdad es que era tan solo un par, Ryan permitió que fuera y yo hice un gesto para que retrocedieran unos pasos. ¿Para que meter ruido? Eso solo llamaría la atención de otros aunque lo cierto es que igual podría ser señal para que los demás llegaran. Finalmente, no tenía tiempo que perder, lo que iba a necesitar sería como un tipo de bate también para no meter ruido. Una bala atravesó el cráneo de uno y como el otro se alertó, lo aleje lo más posible de los dos antes de hacer el mismo proceso con este. La situación era terrible porque estaba “matando” y me parecía el colmo, pero lamentablemente era la única forma de sobrevivir.
— ¡Sorprendente! Me gustaría ser como ustedes… uno sabe sanar y tu sabes atacar a los muertos vivientes. [/b]—Exclamó la pequeña, en ese momento, Wanda ladró. Al fondo se veía una granja que seguro que tenía zombies si no que habían personas, tristemente no lo podíamos alejar de su hogar y buscar otro camino en ese caso. Esperaba que estuviera abandonada.
Amelia ৬ Año 2010 ৬ Bosque
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6. La niña perdida
— Sí, es lo más correcto. Tal vez sea una boca más, pero no importa. Lo resolveremos. — siempre se podía buscar alguna forma. Además, no me atrevería dejársela a nadie que no fuera su madre y su grupo. Nosotros seguimos siendo desconocidos para ella, pero estaba consciente que no podría estar mejor que con una cadete de la policía y un enfermero. — Siendo sincero como una semana, dos como mucho. — sugerí y aun así me parecía mucho tiempo para buscar, pues como decía Amy, capaz ya ni estuvieran en la zona. Pero debíamos intentarlo.
Apenas llevábamos algunos minutos de conocernos y ya la pequeña había logrado ganarme. Ver cómo se involucraba intentando ayudarme en mi petición a Amy era realmente adorable. Claro que me había puesto un tanto nervioso en la vida, jamás imaginé un escenario como este, ni siquiera era el lugar más romántico del mundo. Pero si era algo que deseaba. Lo necesitaba, quería que pudiéramos ser felices el mayor tiempo que fuera posible. No desperdiciar los buenos momentos por miedo al futuro. — Me haces el hombre más feliz sobre el planeta ahora mismo. — le aseguré al sentir aquel beso en mi mejilla, la sonrisa en mi rostro era inevitablemente amplia.
Seguro luego tendríamos más tiempo para nosotros, solo que ahora la atención volvía a la pequeña. — Sí, nuestra prioridad será que puedas encuéntralos. Pero sabes que es un mundo difícil el de ahora. Nosotros podemos cuidar de ti si no aparece. ¡Tendrás a tu disposición una policía, un enfermero y la mayor vigilante, Wanda! — exclamé señalando a la perrita para que se diera cuenta de que no podría estar en mejores manos. Hay tanta gente sin escrúpulos sueltas, que fue un milagro que nuestros caminos se cruzaran para que fuéramos nosotros quien la encontráramos y no otros.
Ya veía que se unirían para molestarme, bueno era lindo la verdad. Nuestras risas se vieron opacadas por culpa de aquellos muertos vivientes que aparecieron. La castaña hizo lo suyo rápido, con mucha más efectividad que yo, por supuesto. Era la de la puntería. De verdad esperaba que pudiera llegar a crecer y volver sé en toda una mujer de provecho. Quien sabe, una policía o enfermera del futuro. O quizás una soldado especializada en salud. Por aquello de combinar ambas cosas. — Bueno, podemos mostrarte al menos lo básico y necesario. — Sugerí. No le iría mal saber para qué era cada medicamento, o como limpiar y vendar una herida. Mucho menos le vendría mal saber a donde apuntar si tenía un muerto frente a ella. Que esperábamos que no tuviera nunca que enfrentarse sola a uno, pero mejor era prevenir.
Cuando logramos movilizarnos fue que divisamos la granja. Por lo visto gente viva no había. ¿Pero cuántos muertos habría dentro de la casa? Note un tractor viejo varado cercano a la casa. — Sophia porque mejor no subes ahí y quédate con Wanda en lo que revisamos la casa. ¡Cualquier cosa solo grita! — miré a Amy. — Espero que no haya muchos. Necesitamos este lugar. — le comenté acariciando su mejilla. — Entendido. Wanda me cuida. — dijo esta vez confiada la niña mientras se trepaba al tractor abrazando al animalito.
Apenas llevábamos algunos minutos de conocernos y ya la pequeña había logrado ganarme. Ver cómo se involucraba intentando ayudarme en mi petición a Amy era realmente adorable. Claro que me había puesto un tanto nervioso en la vida, jamás imaginé un escenario como este, ni siquiera era el lugar más romántico del mundo. Pero si era algo que deseaba. Lo necesitaba, quería que pudiéramos ser felices el mayor tiempo que fuera posible. No desperdiciar los buenos momentos por miedo al futuro. — Me haces el hombre más feliz sobre el planeta ahora mismo. — le aseguré al sentir aquel beso en mi mejilla, la sonrisa en mi rostro era inevitablemente amplia.
Seguro luego tendríamos más tiempo para nosotros, solo que ahora la atención volvía a la pequeña. — Sí, nuestra prioridad será que puedas encuéntralos. Pero sabes que es un mundo difícil el de ahora. Nosotros podemos cuidar de ti si no aparece. ¡Tendrás a tu disposición una policía, un enfermero y la mayor vigilante, Wanda! — exclamé señalando a la perrita para que se diera cuenta de que no podría estar en mejores manos. Hay tanta gente sin escrúpulos sueltas, que fue un milagro que nuestros caminos se cruzaran para que fuéramos nosotros quien la encontráramos y no otros.
Ya veía que se unirían para molestarme, bueno era lindo la verdad. Nuestras risas se vieron opacadas por culpa de aquellos muertos vivientes que aparecieron. La castaña hizo lo suyo rápido, con mucha más efectividad que yo, por supuesto. Era la de la puntería. De verdad esperaba que pudiera llegar a crecer y volver sé en toda una mujer de provecho. Quien sabe, una policía o enfermera del futuro. O quizás una soldado especializada en salud. Por aquello de combinar ambas cosas. — Bueno, podemos mostrarte al menos lo básico y necesario. — Sugerí. No le iría mal saber para qué era cada medicamento, o como limpiar y vendar una herida. Mucho menos le vendría mal saber a donde apuntar si tenía un muerto frente a ella. Que esperábamos que no tuviera nunca que enfrentarse sola a uno, pero mejor era prevenir.
Cuando logramos movilizarnos fue que divisamos la granja. Por lo visto gente viva no había. ¿Pero cuántos muertos habría dentro de la casa? Note un tractor viejo varado cercano a la casa. — Sophia porque mejor no subes ahí y quédate con Wanda en lo que revisamos la casa. ¡Cualquier cosa solo grita! — miré a Amy. — Espero que no haya muchos. Necesitamos este lugar. — le comenté acariciando su mejilla. — Entendido. Wanda me cuida. — dijo esta vez confiada la niña mientras se trepaba al tractor abrazando al animalito.
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