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    Sáb Ago 27, 2022 10:24 pm
    Hasta el Fin del Mundo
    Siempre!
    Rumores de Guerra se escuchaban en la Tierra Media debido al retorno de Sauron, el anillo único y la marejada de orcos que aterrorizaba a todo mundo. Cosas malas habían comenzado amenazar la tranquilidad de las tierras de Rohan. Las malas lenguas decían que habían visto orcos atacando las zonas más alejadas de la ciudadela. Quemando y destruyendo aldeas. El rey Theoden por su parte, parecía muy decaído, como si miles de años le cayeran sobre él. No estaba siendo cuerdo, apenas se podía mover de su trono. Oh, pero sí parecía seguir al pie de la letra lo que le decía su fiel serpiente Lengua de Serpiente. Tanto así que sin darse cuenta había enviado a una batalla a su único hijo y heredero, como si no le importara perder a su sucesor. Ignoraba completamente las sugerencias de su sobrino, e ignoraba a sus sobrinas. Cosa que era completamente increíble, ya que esas niñas solían ser la luz de sus ojos. Ni siquiera se daba cuenta de que su sirviente acosaba a la mayor de ellas.

    El destino de la princesa más joven y de un elfo que nunca conoció a los suyos, se cruzaron de una forma inesperada. Por un lado, teníamos a la princesa más joven de Rohan Aldara, una chica que amaba el combate igual que su hermana, pero que por evidentes razones debían de entrenar a escondidas porque eso no lo hacían las damas. Cosa que consideraban absurda, pues otras razas poseían guerras incluso más letales que los mismos hombres.

    Por otro lado, estaba Calandil un joven elfo que desconocía de sus orígenes. Solo que lo habían encontrado abandonado en un bosque cuando era solo un bebé envuelto en una manta que muchos solían decirle que podía ser la clave para descifrar de donde provenía. El problema es que la verdad él no tenía idea de donde sus padres adoptivos la habían puesto. Lo peor del caso es que ya era muy tarde para preguntarles... 500 años tarde... Obviamente, al ser mortales solo llegaron acompañarlo un corto periodo de su vida. Después de ello el chico vio pasar generaciones frente a sus ojos, sintiendo que cada vez se quedaba más y más solo. Con excepción de un nieto de su hermano adoptivo... bueno un tatara... ya había perdido la cuenta de cuantas generaciones habían pasado. Él pudo presenciar como la gran ciudadela de Rohan comenzaba poco a poco a perder su brillo, su encanto.

    La vida de Aldara y Calandil se cruzan cuando la princesa descubre a un grupo de campesinos mofándose del chico, no lo aceptaban por ser diferente. Señalaban sus orejas, sus años... que no encajaba en este lugar. Desde ese momento ambos comenzaron una amistad, aun cuando él no era muy de hacer amigos pues ya se había cansado de perder gente. Por eso a veces prefería que no lo aceptaran y no sufrir mas perdidas. Sin embargo poco a poco esa conexión se fue agrandando. Ellos se volvieron los mejores amigos, sin embargo el muchacho comenzaba albergar sentimientos hacia la princesa que no debía y que no se atrevía a decir en voz alta. Seria correspondido?
    Aldara de Rohan
    Eleonor Tomilson — 22 años — Shooting Star
    Calandil
    Douglas Boot— 600 años — Ring Sun
    ONE ON ONE  — Inspire —LOTRS—Libros


    Spoiler:


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    Sáb Ago 27, 2022 10:33 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    El día estaba despejado, más aun así el sol parecía brillar sin mucha fuerza. Una enorme obscuridad parecía que se avecinaba, pero por lo visto nunca llegaba. Era raro, los días cada vez se hacían más cortos y las noches más largas. Algo malo se avecinaba y eso Calandil lo podía sentir. Muchos decían que era por ese sentido peculiar de los elfos de ver más allá de lo que tiene de frente. Sin embargo, no tenía que ir tan lejos. Con el solo hecho de escuchar lo que ocurrían en las aldeas en la falda de las montañas de Rohan sabía que las cosas no estaban bien. Orcos, y bandidos atacando a los aldeanos, quemando sus hogares, cosechas. El rey parecía imitado por lo que pasaba. ¿Acaso no le preocupaba?

    Calandil prefirió mejor ni meterse en las habladurías de la gente y siguió su camino llevando consigo los sacos de granos que debía de entregar en el castillo. Solo tenía una cosa que hacer, dejarlos allí y regresar. No tenía porque cuestionar nada, solo ir y venir como si fuera una sombra. Total, no tenía amigos hacía muchos años que había desistido de tenerlos. No querían seguir perdiendo gente. Además con el pasar de los años los aldeanos comenzaban a perderle los modales y el respeto por el prójimo. Pues solían tratarlo como si fuera una escoria. Ni a un orco lo trataban así. Porque claro, saben que les rebanarían el pescuezo si lo hacen.

    El chico llevaba los sacos de granos en una montaña que le bloqueaba la visibilidad. Para él no era problema cargar tanto peso, su condición le facilitaba cargar grandes pesos. Pero, obviamente no podía ver atrevés de los sacos que le cubrían incluso la cara. ¿La razón para hacer una tontería cómo está? Sencillo, dar un solo viaje y así no tener que toparse con gente. Daba igual si lo trataban bien o mal, le costaba entablar una conversación por mucho rato de todos modos.

    Al entrar al almacén tropezó con unos barriles, había logrado hacer equilibrio y no dejar caer los sacos, aunque sí se había dado un buen golpe con el barril en la rodilla. Pero ese no fue el problema. El problema fue uno de los guardias que no dudo en soltar sus comentarios. - Más te vale que no pierdas esos granos, basura de orejas puntiagudas. ¿Porque no te dejas crecer el cabello como todos los de tu especie y las tapas? - oh, claro, no se atrevería decir algo así frente laguna corte de Rivedell o Mirckwood. Pero Calandil era un pobre huérfano do nadie para él, así que era diferente. - No sé cayó nada. - protesto el muchacho.
    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Lun Ago 29, 2022 2:22 am
    1. Encuentro con
    el Destino
    Aldara estaba muy preocupada por su padre. Ya no era él y no entendía porque su cambio de comportamiento tan repentino, ignorando incluso las palabras de su hermano y hermana mayor que siempre fueron sus favoritos. De todos modos, al ser la más joven, tenía todo su cariño hacía ella y no, solo a ese asqueroso consejero le hacia caso, no sabía como pero lo manipulaba de una forma despiadada como si el mismo fuera el rey, sin duda alguna, Rohan se estaba cayendo a pedazos, la misma gente alegaba de como no enunciaba nada y solo quería ir a la guerra.

    Se escuchaban mucho de los orcos que eran manipulados por nada menos que Sauron, la edad media estaba corriendo un gran peligro y había que proteger a Rohan de una forma más poderosa, con buenas alianzas y lo único que hizo su padre fue enviar a la guerra a su único heredero al trono sabiendo que no habría muchas esperanzas.

    Por ello, había decidido entrenar con su hermana, y aunque lo hacían a escondidas al menos lograron saber como usar la espada y no temer si en caso tenían que llegar ir a la guerra, siempre iban a poder negociar con algún soldado para esconderse detrás de su armadura y solo luchar. Estaba tan preocupada, que era el único momento que se sentía libre, solo que en algunas ocasiones, su hermana estaba ocupada por lo cual se aburría bastante en el castillo, solo contemplando a su padre en silencio o conversando con algún caballero, no podía negarse que la pelirroja era mucho más coqueta de lo que su padre deseara, aún así no creía fervientemente en el amor, porque en cualquier momento iba a ser atada a un matrimonio y la verdad si es que alcanzaba, dado que con todo lo que acontecía habían pocas esperanzas para sobrevivir. La gente estaba asustada y ella también.

    Solo que aquel día, decidió solo pasear con su doncella por el palacio y estaban caminando cuando vieron que un chico rubio entró al palacio con pasos torpes y era tan hermoso que sonrió tiernamente, eran amigos desde hace tiempo y tendía a protegerlo— ¿Verdad qué es tierno? No ha cambiado nada..— Comenta más hacia ella misma la princesa, aunque el susurro también era hacia su doncella que la acompañaba—¿Galadriel? Sí, y no deja de ser un torpe, princesa. Sin duda, no aporta demasiado..—Respondió la doncella que también se había quedado pasmada con su belleza, opinaba completamente diferente a ella, coincidiendo en aquello, porque ambas observaron su atractivo a lo lejos en silencio, hasta que el pobre tropezó casualmente y uno de los guardias comenzó a insultarlo como si fuera una basura tan solo por el hecho de ser diferente. ¿Qué se creía? Era un simple guardia y no se tenía que dar tanta autoridad, mucho menos tratar así a alguien que pertenecía aquí por un tiempo, no sabía mucho de los elfos pero todo el mundo sabía que existían por todas esas historias que se contaban del pasado. Sin duda, había que formar una gran alianza para poder derrotar a uno de sus mayores enemigos.

    Como la pelirroja tenía mucha valentía y coraje en su corazón, ni siquiera podía presenciar una causa injusta y menos de alguien que trataba así a una persona que sinceramente lo único malo que había hecho es que tropezara con un barril, era ilógico, no merecía ese trato y ella no se podía quedar así. Era su amigo, su mejor amigo del reino aún cuando ella era humana y él un elfo, ni siquiera su padre se interpuso en esa amistad solo que no sabía que podría suceder ahora, de todos modos, se acerca a ellos, fulminando con la mirada al guardia—¿Qué sucede aquí? —Señala Aldara con un tono autoritario sabiendo que tenía mucho más poder que él. — Es tan solo que esta basura de orejas puntiagudas es tan torpe que todos los días comete una falta, princesa. —Murmuró el guardia con algo de susto en su mirada.— He visto todo y me gustaría saber la versión de él, si no es molestia— Enuncia la princesa que sabía perfectamente su nombre solo que por el momento preferían que su amistad fuera secreta por todo lo que acontecía, estaba consciente que ese canalla iba a decirle a Gríma.— Pueden retirarse, y esa no es forma para tratar a un invitado que hace tiempo vive aquí y de alguna forma esta sirviendo al reino, usted no tiene la suficiente autoridad para reclamar con brusquedad y superioridad.—  Dejo que se fueran, para luego desviar la mirada hacia los ojos azules del elfo, alza la ceja.  El rubio estaba enterado que no le gustaba para nada que tuviera un carácter tan dócil, ya lo había pasado mal. ¿Por qué dejaba que siguieran con lo mismo? Viendo que se habían marchado, se permitió ayudarlo con un saco esperando que enunciara algunas palabras.

    Aldara de Rohan— Almacenes del Palacio — Rohan





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    Lun Ago 29, 2022 1:39 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    La amistad con la princesa Aldara era un secreto. Al menos un secreto para la inmensa mayoría de los habitantes de Rohan, incluyendo a los guardias. No hubiera sido bien visto y de seguro le estaría trayendo aún más líos porque lo tildarían de aprovechado. Claro, si tan solo se hubiera criado con los suyos y no como un campesino torpe la perspectiva fuera otra. Así era la doble moral de muchos.

    Había que recordar que Calandil había insistido por el mismo en aislarse. Sentía que era mejor siendo solitario porque así no dolían tanto las burlas, pues eran de gente que no le importaban, ni tampoco dolía el separarse de la gente que amaba cuando llegaba el momento de la muerte.  Esa era la parte más dolorosa de todas. Tener que ver como la vida se les esfumaba frente a sus ojos. Sin embargo, Aldara había logrado ser tan convincente, y lo había tratado tan bien, como pocos lo habían hecho, que sin darse cuenta le abrió esa puerta y la dejo entrar en su vida. Era más importante para él de lo que el elfo mismo podría imaginar y tal vez por ello era que tenían esa conexión tan especial. Calandil la cuidaba y protegía tal y como ella hacía con él. Solo que eran más las veces en las que terminaba siendo la princesa quien velará por él. Sin embargo, aunque no se lo hubiera dicho con palabras, el elfo estaba dispuesto a dar la vida por ella.

    Para el chico ganarse la vida aquí no había sido fácil. Hubo un tiempo en el que todo era próspero. Los cultivos se daban de manera abundante. Tenían trabajadores por doquier. Más de un siglo para haca las cosas comenzaron a cambiar. Las tierras perdían su fertilidad, la gente temía en irse a trabajar a las fincas más alejadas de la ciudadela por temor a los orcos. Además, habían comenzado a exportar productos de Isingard. Cosa que Calandil nunca entendió, porque el gasto que incurrían en buscar los productos desde tan lejos, podían dárselos a los granjeros de su propia tierra. No pasaba, y sin duda Grima Lengua de Serpiente estaba en vuelto en todo esto. Estaba más a cargo de los negocios del reino que el propio rey. Thoeden se había vuelto una simple marioneta manejada al antojo de quien se suponía era su subordinado.  ¿Dónde quedó aquel majestuoso rey que luchaba por los derechos de su pueblo? En el olvido, sin duda alguna.

    Al menos Calandil había logrado mantener ese acuerdo de comerciar con el palacio. Es que de todos los campesinos el muchacho tenía cierta afinidad con la tierra que por más descuidada o maltratada que estuviera lograba sacar sus frutos y de muy buena calidad. Y claro, como era la comida que se daba en el palacio, no se daban el lujo de darles cualquier cosa. Por eso aún mantenía ese contrato. Aun cuando lo consideraban muy torpe para el resto de las cosas. Aunque conociendo lo ambicioso que era la mano derecha del rey, temía que a la más mínima queja lo dejará sin nada. No podía darse ese lujo porque luego ni él ni su sobrino tendrían que comer. Su sobrino insistía en meterse a la guardia, pero dudaba que con lo poco responsable que era lo lograra y si un encontronazo como este pasaba adiós también a las aspiraciones del otro chico. Por eso Adara a veces lo regañaba por pasivo. Pues estaba intentando meterse en el lío a toda costa. El elfo era muy tranquilo, aunque en el fondo si le llegaban a enfadar se iban a arrepentir de hacerlo hecho, pues era mucho más fuerte que la mayoría de ellos aun cuando no se viera tan fornido. Todo era por su raza.

    Escucho como Aldara se le acercaba, porque realmente no podía ver por los sacos. Ya imaginaba que le diría algo. Aunque agradecía que le quitara aquel guardia de encima. Ya lo tenía en el fastidio, y aunque decía no le importaba lo que la gente pensara de él en el fondo a estas alturas después de servir tanto a este reino, le dolía que lo tratarán con tanto rechazo. Soltó un suspiro cuando la princesa le quito aquel saco y al fin pudo verla. - Sé que vas a decir. ¿Por qué no le dije nada más contundente? - le aseguro mientras al fin pudo moverse y dejar aquellos sacos en su lugar, tomando ahora el de la princesa en sus manos antes de que alguien la fuera a ver con cargándolo.  - Ayer tuve ya un lío con Adreanel, descubrió lo que es la bebida y se puso hasta las orejas, intento liarse a la mujer de un guardia... - con eso le quería decir que no quería más líos, sabía que si él también se ponía a discutir con los guardias no terminaría bien. 


    - Sé que no está bien que me deje, solo no quería más líos. Pero... tienes razón. Esto tiene que parar. - aseguró.  - Antes de que me regañes. ¿Cómo estás? No parece haber muy buen ambiente aquí adentro. - pregunto mientras dejaba en su sitio el saco que faltaba y tenía el atrevimiento de sentarse sobre uno de los barriles aprovechando que estaban solos, al fin dibujando una sonrisa en su rostro. A veces ni el mismo se daba cuenta de que cuando la pelirroja observaba hacia otro punto que no fuera él, se le quedaba contemplándola.


    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Lun Ago 29, 2022 4:55 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    La princesa conocía al elfo desde que era una niña y siempre había llamado su atención que se mantuviera eternamente joven, solo que ella era muy distinta porque era humana e iba creciendo y ahora ya tenía 22 años. Nunca pudo tolerar del todo bien que se dejara pasar a llevar, y no hiciera nada al respecto. Era una situación horrible porque ya llevaba mucho tiempo en Rohan y seguía siendo del mismo modo. ¡No podía ser posible!

    Muchos se daban con el atrevimiento de molestarlo porque nunca se defendía, así fue que con el tiempo se convirtió en su guardiana y claro, ella no olvidaba como solía protegerla cuando era más niño y algunos tendían a molestarla, decidiendo ser fuerte y seguir el ejemplo de sus hermanos.  No todos eran iguales, por algo seguía el ejemplo de Théodred y Éowyn.

    Tenía un aprecio especial hacia el joven y atractivo elfo. Sabía que era imposible amarlo, porque ella con el tiempo se iba a volver más vieja y un amor así no llevaba a nada, pero una amistad era mucho más tolerante. Así que sin dudarlo e incluso con el apoyo de su antes amoroso padre pudieron conservar esa amistad, solo que ahora todo había cambiado ¿Sería magia oscura? El problema es que nada podían hacer necesitaban la ayuda de un mago poderoso y habían escuchado de Gandalf, el problema, es que el mago siempre estaba muy ocupado y seguramente con la guerra mucho más. Estaban perdidos.

    Solo recién cuando aquel guardia y su doncella se marcharon cada uno a su lugar, espero las palabras del rubio que mantenía el cabello corto y no largo como solían ser los elfos, según su padre, nunca los había visto más que a Calandil, lo ayudo con el saco que tapaba su vista, ella le devolvió una mirada ofendida y se mantuvo tranquila cuando empieza a escucharlo con atención. — Eres lo suficientemente fuerte para impedírselo, además que debería tenerte respeto, eres mayor que él. — Decía por el altercado que había tenido con su tataranieto que más bien lucía como su primo con edades parecidas. Sí que era bastante alocado y ahora que descubría la bebida iba a ser mucho peor.

    Suelta un suspiro, porque había omitido lo que dictó sobre su carácter. —Es que tiene que terminar ya, lo has soportado demasiado tiempo y sin duda, no voy a estar aquí para siempre ayudarte, tienes que forjar tu carácter. — Murmura, mientras deslizaba su mano por el cabello tan rubio como los rayos de sol que solían alumbrar mucho más en el verano.

    Ya era tarde a sus dichos porque Aldara era mucho más chispeante y guerrera, y el mismo sabía ese secreto que se fugaba con su hermana a entrenar, le devolvió una nueva mirada y bufa. —Siempre dices lo mismo. — Suelta un suspiro, la verdad es que no lo estaba pasando nada bien. — Hablemos de aquello en unos minutos porque siento que las murallas de aquí tienen oídos. — Haciendo un gesto, hizo que se levantara para ir en busca de los otros sacos y cuando terminaron y dejaron todo en orden en los almacenes, fue que tomó su brazo y lo llevo a los terrenos y en su lugar favorito para hablar en paz. — Es aquí donde me siento con más calma, podría estar toda una tarde,  Calandil — Apoya su cabeza en el hombro del muchacho cuando se sentaron en el césped, y acaricia su mano. Era extremadamente de piel con él, además que le producía paz, se relajaba cuando estaba con su mejor amigo. —No puedo decir que todo ha mejorado en el castillo, mi padre solo sigue las ordenes de aquel sinvergüenza, el otro día estuvo molestando a mi hermana, menos mal que estaba ahí para alejarla. —Comentaba la pelirroja, sintiendo que era con él único con quién se podía desahogar y contar todo lo que le acontecía.— Y ah, me juntare con Aeduuard esta noche. ¿Y tú? ¿Tienes algún plan?— Cuestiona la princesa, mientras que su mirada azulada iba hacia a la ajena con suavidad.

    Aldara de Rohan— Lejos del Palacio— Rohan





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    Mar Ago 30, 2022 1:33 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    Calandil recordaba ver como la princesa crecía poco a poco hasta convertirse en aquella hermosa mujer guerrera que muchos intentaban enjaular al igual que su hermana. Reprimiéndolas de esa pasión que tenían de luchar por su pueblo. Por otro lado, tal parecía que por él los años no pasaban. Seguía teniendo el mismo rostro de jovencito que tenía desde esa primera vez que se vieron. Y es que los elfos solían ser inmortales y, por tanto, podían pasar miles de años y prácticamente no se les notaba. Aunque en el caso de él, aún con 600 años en las costillas, se consideraría aún un muchacho para las comunidades elficas. Para ellos seguía siendo un joven y tenía la madurez de uno.

    Era por ello que aún con la diferencia de edad podían sentirse tan conectados entre ellos. Además de que había sido imposible negarse a ella cuando había sido tan buena y protectora con él. Le había tomado un inmenso cariño que a veces le asustaba un poco al recordar las diferencias que había entre ambos. Solo que prefería ya no pensar en eso.

    Cuanto le repugnaba las actitudes de Gríma.  Era un tipo repulsivo, manipulador y arrogante. Por lo que el chico sabiendo que tenía esos ojos de serpientes muy afilados, también entonces lo solía tener muy a la vista porque le daba miedo que hiciera alguna estupidez en contra de alguna de las princesas. Porque si bien era evidente que la que le gustaba acosar era a Éowyn, no le sorprendería que lo hiciera también con Adara.

    Noto la cara de la pelirroja cuando le quito el saco. - Sé que puedes con él, pero sabes que no te deben ver con él. - le aclaro. Agradecía su ayuda, sabía que era fuerte y no una frágil doncella. Pero mejor era evitarle que se metiera en problemas por si causa.

    - Sí, ya sé y había estado tranquilo... hasta hace poco. Pero ya está grande, no pudo controlar si se me escapa en medio de la noche irse con sus amigos. - a veces le daban ganas de simplemente amarrarlo de la pata de la cama. - Te lo juro, ganas de amarrarlo de la pata de la cama, no me faltan. - no era fácil controlar siempre los impulsos adolescentes de su sobrino.

    No era mal chico, irresponsable, sí, pero no malo. Pero las malas juntas no lo llevarían a nada bueno y Calandil iba a tener que tomar medidas más extremas si volvía hacer una escenita de esas. No era justo tener que lidiar con esto. No era su padre. ¿Pero qué más podía hacer? De la familia solo se tenían ellos dos. Ni siquiera se había puesto a pensar que de seguro tendría más familia en alguna otra parte de la Tierra Media. Pues debía de seguro tener una familia de sangre. Pero lo abandonaron y por eso le creaba la duda entre sí saber o no de ellos.

    Cuando menciono eso de que no iba a estar ahí para siempre sintió una ligera punzada al corazón. - No... no me recuerdes eso... por favor. - y no se refería a lo del carácter. Si no a lo de que no la tendría por siempre a su lado. Sentía como las suaves manos de la princesa se deslizaban por sus cabellos dibujando una suave sonrisa en sí rostro. - Lo voy a hacer. Ya no es puro aguaje. De verdad quiero hacerlo. Lo prometo. Realmente lo necesito. - añadió soltando un suspiro porque sabía que no iba a ser fácil. Pero ya estaba bueno de abusos, él no se merecía todo ese maltrato. No había hecho nada para ganárselo.

    Miro para todos lados. - Sí, es mejor. - cuando al fin terminaron de acomodar salieron de aquel almacén para llegar aquel calmado lugar. El contraste era evidente. La naturaleza, las flores y la brisa, a pesar del cielo oscurecido, hacía que todo se sintiera más a gusto. Le gustaba la cercanía que solían tener, por alguna razón la confianza entre ambos era tanta que no temían al contacto físico. Solo que no podían confiarse de hacerlo en cualquier lugar o se prestaría para malos entendidos y problemas. - A veces siento que al rey lo tienen bajo algún hechizo. Theoden no era así. Pero ya sabes que nadie me creería. Y con ese tipo al mando siento que ni siquiera a ti. - dijo frustrado por no poder ayudar a solucionar el asunto.

    Sentía las caricias en su mano y podía oler el aroma de aquel cabello rojizo que haba quedado tan cerca de él mientras la chica se recostaba en su hombro. - Ese tipo es un asco.  Te lo prometo, de todo lo más que me preocupa es que esté cerca de ustedes. - le dijo jugando con la mano de Adara. No quería ser prejuicioso como solían ser con él, pero lo veía como un acosador y eso le erizaba la piel. Tenía sus motivos para pensarlo.

    - Oh... yo no sé.  Probablemente, solo descanse un poco y luego me siente frente a la puerta con el hacha en la mano para que Adreanel no salga.  - dijo diciendo esto último en broma. - Es broma, aunque no es mala idea. - comento soltando una suave risa. - No, en realidad iba a jugar un rato con los niños de la aldea y luego si a descansar. - aseguró recostando su cabeza en la de ella.


    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Sáb Sep 10, 2022 2:36 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    Su querido amigo era el mejor de todos. Desde que era una niña que lo conocía y siempre se había sentido protegida por el elfo y fue cuando fue creciendo que ese instinto protector también recayó en ella.  Era adorable y que tanto molestaban los demás solo por ser diferente. Lo peor de todo, es que su temía que ahora iba a decir su padre, aquel sinvergüenza podría hablar mal de él y era al único que escuchaba, sentía miedo por él y ahí sí la princesa iba a explotar. De todos modos, ella siempre lo trataría como un igual y por ello, sentía la confianza de estar junto a Calandil.

    Se veía muy agobiado por el tema de su sobrino que ya estaba empezando a tomarse más libertades y solo causaba disgustos a su amigo. Solo que no lo podía culpar, era joven y aunque tendría que comportarse en el reino también tenía esos derechos para la diversión sobre todo en tiempos tan oscuros. — Está pasando solo una etapa y ya en los próximos años lograra madurar. Hasta yo misma desearía esa libertad, solo debes comentarle que tenga cuidado con ese tipo de comportamientos que puede llegar a oídos del rey. — Ella mantendría sus labios sellados porque era algo muy confidencial y privado, pero sin duda, prefería prevenir y decir algo ante de las actitudes que podría tomar su padre.

    De hecho, en ese momento no quería hablar allí porque estaban muy cerca de los territorios del castillo así que fue mejor cuando llegaron a ese lugar, su lugar, para comenzar la charla. Fue ahí que la pelirroja comienza hablar y soltar tanto lo que la agobiaba, en realidad, era siempre la temática con la que empezaban a charlar pues todos habían notado el cambio y la amargura de del Rey de Rohan que hasta se atrevió a mandar su hijo heredero al trono a esas batallas y temía mucho también por él. — Imagino que entiendes de aquello mucho que yo, Calandil. También lo pienso, mi padre era un hombre muy bondadoso que estaba muy preocupado y quería mantener la paz del pueblo y ahora… solo se deja dominar con él. ¿Qué sabes de la magia? ¿Crees que vuelva a ser el mismo? — Deseaba que muy pronto se aparecía Gandalf el gris y se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, él lo descubriría y si estaba bajo un hechizo que lo hiciera desaparecer. Deseaba que su padre estuviera bien. —Yo sí te creo. — Murmura depositando una suave caricia en su piel mientras levantaba la mirada para que se diera cuenta una vez más que siempre confiaría en él.

    Descuida, como sea nos sabemos defender. Además que están nuestros primos que siempre están muy atentos. — Se sentía afortunada y muy agradecida de sus primos que se encontraban alerta ante aquel que podía decir cualquier barbaridad y su padre solo se reiría y seguiría en ese estado. Ya no quería verlo así.

    Aldara le dedicó una sonrisa encantadora y una mirada que representaba demasiada ternura. Es que era adorable y encantador, se imaginó al elfo jugando con los niños y después yéndose a casa, seguía siendo inocente y por ello también algunos se iban contra él, lo subestimaban. — Eres demasiado encantador, encuentro muy dulces tus planes. — Declara, cerrando los ojos donde aún seguía acariciando sus manos. —¿Siguen con el mismo juego? — Cuestiona la pelirroja solo para proseguir con la charla. No le placía volver al castillo y cada vez que estaba con el rubio se sentía relajada. Era su calma.


    Aldara de Rohan— Lejos del Palacio— Rohan





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    Sáb Sep 17, 2022 6:22 pm
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    1. Encuentro con
    el Destino
    A veces a Calandil le sorprendía como la princesa, siendo aun tan joven podía ser alguien que le diera buenos consejos. Encontraba la palabra justa para ayudarle aclararse y sobre todo a tener paciencia con el chiquillo que tenía bajo su cuidado. Cosa que igual no era fácil. Tenía mucha razón, era una etapa. Solo que esperaba que centrara rápido y no le diera con ser tan cabeza dura todo el tiempo. Necesitaba aprender a ser responsable de sus propias acciones. - Tienes razón, es una etapa. Es solo que a veces es un poco cabeza hueca. - dijo soltando un suspiro. - Sabe que no debe, pero se deja influenciar fácil. Espero que aprenda eso rápido. - mientras tanto, el elfo rogaba que no se fuera a meter en más líos. Porque para variar era él quien luego tenía que sacarlo de ellos.

    Por más confianza que ellos se tuvieran era mejor dejar todo eso para cuando estuvieran solos. La chica ya no era una niña, era una mujer hecha y derecha. Una hermosa princesa que fácilmente podían malinterpretar la cercanía de ambos y por supuesto él sería quien se llevaría la peor parte si llegaba a oídos de Grima. Hablando del mismo, definitivamente no le gustaba para nada como llevaba al reino a la ruina. Como hacía parecer al Rey Theoden un incompetente y descuidado. Algo no estaba bien con el monarca. Lo podría sentir. - No la conozco del todo, nunca he ido muy lejos de Rohan como para conocer a más... como yo. Pero si recuerdo las visitas de Gandalf, y estoy seguro de que él también lo describiría como embrujado. Solo hay que ver en el estado en que está. Ninguna enfermedad lo pondría así. Pareciera tener cientos de años sobre él, no es el hombre vigoroso y bondadoso que solía ser. Esto está mal. Muy mal. - aseguro. Luego soltó una risa al darse cuenta de lo que había dicho. Él, hablando de tener cientos de años. - Tú me entendiste. ¿Verdad? - aclaro.

    Sonrió al escuchar que ella si le creía su teoría. - Eres de las pocas que le importa lo que digo. - comento. - Todo en su mayoría suele tener una solución. No veo porque no sea el caso. El detalle está en dar con la fuente del mal que lo gobierna. Si tan solo superamos como llego a ese estado, pudiéramos dar con una solución. - aseguro el muchacho. ¿Dónde estaba el mago cuando lo necesitaba?

    - Lo sé, y te sabes defender mejor que muchos de los tipos que hay por ahí... - le admitió mientras seguía jugando con su mano, soltó un suspiro. - Igual siempre trata de estar muy alerta. Gente como esa le gusta actuar a traición. - Calandil sabía lo capaz que era la pelirroja de defenderse, y como su familia igual velaban unos por otros. En quien nunca confió fue en Legua de Serpiente, ese Grima siempre le dio una malísima espina desde la primera vez que lo vio.

    El elfo le confesó sus planes para la tarde. Es que podría tener 600 años y su alma aún era la de un adolescente entrando a la adultez. No es que fuera del todo un inocente de la vida llevaba pisando la Tierra Media demasiado tiempo comparado con su amiga humana. Pero eso no le quitaba esa alma juvenil y tierna en ciertos aspectos. - No les podía decir nunca que no. Los niños, los niños no te juzgan por ser diferente. Sí, hacen muchas preguntas, pero por la pura curiosidad. Y cuando te juzgan... es porque realmente hiciste algo para merecerlo. Son muy puros e inocentes como para hacerlo con maldad. - le comentaba, era por eso que se sentía alegre cuando estaba con ellos y claro, también cuando pasaba tiempo a solas con Aldara y no tenía que apegarse a todo el protocolo.

    - ¡Sí! Yo no me aburro del mismo. El juego de la gallinita ciega que quiere atrapar a sus pollitos. Es tan divertido escucharlos, correr y sorprenderse cuando los agarro aún con los ojos vendados. - le decía recordando los viejos tiempos cuando la propia pelirroja jugaba con ellos. - Un día deberías escaparte a jugar con ellos. Sabes que igual te adoran y no te delataran. Claro, no hoy sé que tienes planes. Pero algún día de estos. - aseguro el rubio peinando un poco con los dedos los cabellos de la princesa. Extrañaba poder pasar más tiempo con ella, y solo esperaba que Aeduuard no estuviera jugando con ella. Pero era su vida, así que no juzgaba nada de lo que hacía.

    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Mar Sep 20, 2022 1:49 am
    1. Encuentro con
    el Destino
    La pelirroja le devolvió la sonrisa y acarició tiernamente su mano.— Ya encontraremos a esos rufianes responsables que hacen que tenga una mala actitud. — Le prometió. Quizás ella podría convencerlos que se calmaran porque ante todo como estaba su padre una equivocación podría ser su final por culpa de ese bastardo que en su opinión debía ser exiliado del reino, era un traicionero y lo estaba controlando, ni idea como porque no era un mago como lo era Gandalf el Gris que tanto había escuchado cuando niña.

    No dejaría ser cariñosa con su amigo porque sabía que la respetaba, además que la causaba una sensación distinta de paz y tranquilidad. Sentía confianza y no le importaba estar ahí abrazada a él porque este era su lugar lejos de las miradas, ante cualquier problema no dudaría en echarse la culpa, no iba a permitir que le cayeran cargas porque la razón que fueran así con el uno y el otro era porque su amistad era sólida desde niños. Grima no iba a poder hacer nada al respecto, su padre sabía en el fondo que su relación era así desde que era una bebé, Calandil no dejaría ser especial para ella. Nunca.

    Lo escucha con atención y suelta suspiros. Realmente lamentaba el estado de padre y tal como decía no era una enfermedad ni nada, pero tenía razón había perdido su vigor, energía, su gran bondad, ya no solía ser el rey y padre que era. Tenía tanta rabia y angustia que de verdad quería irse contra ese maldito que tanto mal le había causado; un traidor. — Tengo tanto miedo que todo se ponga peor, Calandil. Que todo salga mal con mi hermano que esta en el campo de batalla, él no sabe luchar como nosotras...— El elfo sabía su secreto y los conocía a todos, era digno de confianza. — Es el heredero y mi padre.. aún no puedo creer que haya caído en ese embrujo me pregunto todos los días en que momento sucedió...— Exclamaba angustiada soltando uno que otro suspiro.  Era conversación de todos los días que solían frecuentarse y aún no podía sacarse esa angustia de su pecho.— Sí, te entendí y lamento tanto que no pueda tener humor en estos momentos...me encanta que luzcas así de joven y guapo con tanta edad encima. — Le dedicó de igual manera una sonrisa.

    Es...que necesitamos a Gandalf. Hasta el momento queda informarle a alguien que este de camino... ni idea donde vive... ¿Sabes más al respecto? — Es que ella era capaz de salir del reino para buscarlo pero ahí se entrometería su hermana y primos, preferían ser ellos, ella era demasiado joven y era peligroso, quería hacer algo. No se podía quedar así.

    Asintió a sus palabras. Encontraba las palabras exactas para hacerla sentir mejor. Estaba demasiado agradecida con él y por ella se habría quedado ahí con el joven elfo para siempre para sonreír así como lo hacía, es que en el castillo toda la historia era muy distinta, la entristecía y su mal humor iba en aumento. Quería golpearlo.

    Dejaron el tema hasta allí porque había sido más que suficiente. Encontraba demasiado tierno que Calandil siguiera jugando con los niños, solo era cosa de mirar como sus ojitos se iluminaban cuando lo veían.  Una risa escapa de su garganta y le da un toque en su frente al acomodarse para así mirarlo desde esa posición. — Sigo pensando que eres todo un encanto. Eres humilde, bondadoso y siempre voy a defenderte, ya lo hiciste conmigo y ahora es mi turno. — Sin poder evitarlo, se acercó para depositar un suave beso en su mejilla y disfrutar de aquel sonrojo porque no dejaba de ser un hombre tímido, a diferencia de los hombres tan varoniles que ella solía frecuentar como Aeduuard que la estaría esperando esa tarde- noche. Ya habían quedado y se verían lejos de ahí. Quería confiar aún con los rumores que llegaban a sus oídos. — Lo prometo, tal vez pueda mañana por la tarde. — Exclamó contenta, mientras le ofrecía una mano pues ya era tiempo de volver, él tenía que seguir con sus labores y ella con estar en el castillo, claramente  ese traidor estaba pendiente de todos ellos, incluso damas y caballeros así que también tenía que cuidarse. Por ahora, solo por ahora era lo mejor que podía hacer.


    Aldara de Rohan— Lejos del Palacio— Rohan





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    Dom Sep 25, 2022 7:33 pm
    1. Encuentro con
    el Destino

    Algo iba a tener que hacer con su sobrino. Parecía ser todo un caso perdido. Pero Cal estaba seguro de que no era un mal muchacho. Solo estaba siendo mal influenciado. El elfo podía notar cuando alguien lo hacía realmente por maldad, aquel chico solo era un adolescente rebelde. Eso era todo. - Gracias, porque de verdad tiene la posibilidad de tener un futuro como guardia y no quisiera que lo eche a perder. - Pues tampoco era bueno con la tierra, por tanto, no le iba a ir tan bien como a Calandil cultivando. Es más, muchos creían que la única razón por la que el elfo lograba sacar a flote sus cultivos era por la magia elfica que corría por sus venas. Pues ya hoy en día la mayoría de las tierras de Rohan se habían vuelto infértiles por culpa de la presencia de los orcos que todo lo contaminaban.

    A Cal le gustaba poder estar así de cercano con Adara. Ella además posiblemente de los pequeños niños con los que jugaba. Era la única que le daba muestras de cariño. Igual sabía que si por alguna razón y mala suerte llegaba a oídos de Grima le iría muy mal. Pues no importaba que fueran amigos, estaba muy mal visto. En especial por ella ser princesa. De seguro le costaría mínimo una estadía en el calabozo y una ronda de tortura. Pues ya Theoden no estaba en sus cabales como para evitarlo, si estuviera en su sano juicio sabría que el muchacho siempre había tratado a la chica con cariño y respeto. Pero nada de eso iba a hacer que cambiará si forma de ser con ella.

    - Te entiendo, es aterrador ver como la gente que amas se va consumiendo y son víctimas de las malas decisiones. Peor aún, cuando esas decisiones terminan por arrastrar también a otros. - Le aseguro mientras tomaba sus manos. Era lamentable lo ocurrido, el rey nunca debió de darle calidad a ese hombre en su castillo. Pero se vistió como cordero cuando en realidad era un lobo. - Algo se ha de hacer. Debe de tener u a forma de deshacerlo. - insistía. No se quedaría de brazos cruzados, buscaría como encontrar al mago. Aunque su experiencia de vida le decía que Gandalf el Gris llegaba siempre justo en el momento indicado. Cuando todo parecía perdido y se desmoronaba.

    Dibujo una sonrisa en el rostro. - Tranquila, no es que tenga tanto humor como quisiera. Pero aunque sea una sonrisa, te logre sacar. - dijo tomando su mentón para apreciarla mejor. - Y muy bonita que es. -añadió. - Pero oye, técnicamente... si vamos a las etapas de vida de un elfo... tampoco estamos tan alejados en edad. Técnicamente, para ellos, si es que viviera con ellos y supiera quienes son mi verdadera familia, sería aún solo un muchacho. - le comento con algo de humor. - Igual, gracias, no sabía que me encontrabas guapo. ¿No se te hacen raras las orejas? - le pregunto algo ruborizarse. Es que era por lo que más criticas recibía de los humanos. Ah, pero como iban luego de lambones, si por alguna extraña razón llegaba aparecer alguna comitiva elfica. Cosa que hacían cientos de años que no pasaba.

    - Veré si consigo noticias de él. Pero dicen que Gandalf no es de aquí, ni de allá. Que siempre llega en el momento justo y necesario. Aunque aquí le llaman tormenta de cuervos porque según ellos siempre es portador de malas noticias. Ya imaginas de quién salió el nombre, lo que me hace sospechar aún más que el mago es el único que puede ayudar al rey. Aquí la única mala noticia para Rohan fue su nombramiento. - comentó el granjero indignado.

    Lo que si había hecho que se pusiera más rojo había sido aquel beso en la mejilla.  - Sabes que igual, siempre te voy a cuidar aunque ya no seas una niña y sepas defenderte bien. - Le aseguro. Aunque ahora parecía que era ella quien más tenía que velar por él. Solo que Calandil era capaz de muchas más cosas de las que el mismo no tenía idea. Era mucho más fuerte y valiente de lo que cualquiera pudiera pensar. - Oh, sí, por favor. Se pondrán muy felices. - aseguro con una sonrisa. Acepto su mano y en un dos por tres ya estaban de pie camino cada uno a su respectivo destino. Calandil debía de seguir con sus tareas. Aún le quedaban cosas por llevar al almacén. Pero tan pronto terminará iba a ir con los niños. - Sé que no tengo ni que decírtelo. Pero cuídate cuando salgas. - Le aseguro antes de tomar su mano y dejar un beso en ella antes de llegar a las cercanías del castillo.
    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Sáb Oct 01, 2022 2:27 am
    1. Encuentro con
    el Destino


    La princesa mantuvo silencio y asintió a lo que decía. El Reino siempre necesitaría buenos guardias y el muchacho tenía talento para serlo así que no podía desperdiciarlo por su mal comportamiento. Adara escuchaba todo con atención al respecto de Gandalf el Gris y por los años que tenía Cal era porque tenía más conocimiento al respecto por lo tanto sólo le quedaba confiar en él, enviando alguna carta y que fuera ayudado por los viajeros que se arriesgaban en encontrarse con guerras. Esperaba que en algún momento se apareciera pues temía que el mago estaba más concentrado en evitar que aquel llamado Sauron causara más catástrofes en el mundo de esos años.

    Acariciaba sus manos solamente, ya no sentía ganas de hablar y solo lo hizo cuando lo elogió que era guapo. Es que lo era, le habían contado que los elfos pecaban por su belleza y Caladiel no se quedaba atrás. Sonrió con encanto y se atrevió a tocar sus orejas. — A mí me parecen muy bonitas y ya lo he dicho muchísimas veces. — Le dio un toque en su nariz, porque aunque no fuera correcto la pelirroja era muy de piel con él y cariñosa sobre todo cuando estaban a solas y sinceramente el carácter tierno del elfo hacía que fuera así y también ahora que podía pudiera defenderlo. Lo malo es que sí tenía que tener cuidado ahora ya que su relación de amistad podría ser perjudicada y no deseaba enfurecerse para enfrentar a su padre porque Cal sería el límite de su paciencia si todo salía mal lo podían desterrar y si eso sucedía era capaz hasta de seguirlo. No podía dejarlo solo.

    —Muchas gracias, Cal. Eres el mejor amigo de todos y haré lo posible para estar contigo en las buenas y malas. ¿De acuerdo? —Toda aquella conversación había servido, se sentía más relajada y hasta prometió que iría a la siguiente tarde a jugar con los niños para así acompañarlo en aquellos juegos infantiles de los niños.

    —Tranquilo, sé cuidarme y descuida todo estará bien. — Prometió sabiendo que no era del todo cierto y  sintiendo el rubor de sus mejillas cuando él depositó un beso en su mano, pero luego solo terminó por sonreír nuevamente con ternura al despedirse.

    Cada uno fue por su lado y tuvo que calmar cuando su doncella le reclamó que la habían estado buscando. Ahí estuvo un tiempo en el castillo sobre todo en la hora de la cena mientras intentaba no mirar aquel imbécil devorando todo como si se tratara del rey y ahí su padre con aire apagado sin tomar en cuenta nada. Prefería no decir nada e intercambiar de vez en cuando algunas miradas con sus primos y hermana nada más.

    Cuando cayó la tarde, la pelirroja esperó que todos estuvieran distraídos para fugarse de ahí, tapándose con una capa para ir al granero donde solía frecuentarse bastante con Aeduuard. Sabía que no duraría mucho pero sí se sentía atraída por lo tanto jamás se negaba cuando el guardia tenía tiempo. Aunque seguía siendo los territorios del reino era un lugar alejado que tuvo que descansar cuando llegó. No obstante, cuando apenas se acercó escuchó ruidos y ahí estaba Aeduuard con otra mujer, probablemente del pueblo, besándose apasionadamente

    ¿Cómo era posible? Sintió como su corazón se quebraba a pedazos sabiendo que quizás era lo mejor que pudo pasar. Con pasos silenciosos se dio media vuelta y se fue de allí. No quería que la viera, por su parte, la princesa consideraba que todo ya había acabado.

    Pero en vez de volver al castillo cuando ya oscurecía y muchos se iban a dormir y otros salían a los bares, la princesa en vez de volver al castillo fue hasta la casa de Calandiel. Se había resistido en llorar y apenas lo vio en el umbral de la puerta se lanzó a sus brazos donde estas fluyeron en aquel abrazo. Ni le importaba sí estaba su sobrino, solo lloró y lloró.


    Aldara de Rohan— Casa de Cal— Rohan





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    Jue Oct 06, 2022 7:11 pm
    1. Encuentro con
    el Destino

    - Muchos las criticas aquí... aunque quizás solo quisieran tener también unas. - sonrió sintiendo unas ligeras cosquillas en la nariz al sentir el contacto de la mano de la pelirroja. Con Adara podía sonreír tranquilo, sentirse confiado. No podía describirlo, sentía que podía ser él, ser igual que ese chiquillo que aún vivía con sus padres que no dudaban ni por un segundo en demostrarle su amor. Tal vez no eran los biológicos, pero habían sido los mejores padres que hubiera podido tener. A veces intentaba ignorar la vocecita en su cabeza que le decía que en algún momento a ella también la iba a perder. Que el tiempo haría de las suyas y volvería a quedarse solo en este mundo.

    El elfo que en realidad no era un elfo puro, lo cual desconocía como desconocía todo lo relacionado con su origen. Al no serlo tenía la oportunidad de en algún momento decidir optar por tener una vida de mortal si encontraba un fuerte y valioso motivo para hacerlo. Algún día lo descubriría. Mientras tanto, prefería no pensar en el futuro y aprovechar el presente.

    - Siempre estaré ahí. -
    era una declaración que en cierto modo dolía, pues él sabía que así sería, pero, aunque ambos quisieran no sería igual a la inversa. Al menos eso era lo que la vida les había enseñado. Pero no mataría tan bonito momento. - Lo sé, solo es precaución. - le comento cuando menciono que sabía cuidarse, él mejor que nadie sabía eso, aunque él restó del pueblo, no lo supiera. La chica podía ser letal con una espada. Pero había tanto impertinente a esas horas en las calles de Rohan, y también estaba Grima rondada por el palacio. Lo decía más bien por ese último. - Pero sí, sé que estarás bien. - Le decía sonriendo antes de dejar aquel beso en su mano y volver a sus labores.

    Había sido una tarde a la que muchos pudieran catalogar como agotadora. Había trabajado la tierra temprano, luego hecho los encargos del almacén del palacio. Apenas había tenido ese corto rato de escapada con Adara. Luego volvió nuevamente a sus labores en palacio para terminar por irse a jugar con los niños. Sin embargo, para el muchacho esto era nada, no se agotaba tan fácil. Pero si se había acomodado en un sillón a descansar por decirlo de algún modo. Aunque más bien descansaba su mente por no perder su paciencia con Adreanel que no se había aparecido en todo el día. Con él se fastidiaba, por qué un sería muy difícil escabullirse de vuelta en la casa sin que el elfo lo notara.

    Salió un momento a tomar algo de aire y a ver las estrellas. Sin embargo, su mirada se desvió por completo al escuchar los pasos apresurados de la pelirroja que se lanzaba sin importar nada en sus brazos y comenzaba a llorar.  El rostro de Cal era de evidente preocupación. No le importo en ese instante si alguien pasaba y los veía. Solo la abrazaba fuertemente mientras acariciaba su cabello.

    Su cara de preocupado paso a una de molesto al recordar de donde debía venir la princesa. - Aeduuard... - mascullo molesto. Era evidente que algo le había hecho o no estaría así. - ¿Qué te hizo? - pregunto intentando de levantar su rostro al agarrando su mentó para que lo viera a los ojos. Aunque su rostro se veía calmado, su voz se notaba molesta, quería salir a romperle la cara, aunque no fuera algo muy de elfos. ¿Pero que más daba? Él no se crio tampoco como uno. Pero no, mejor era evitarle más malos ratos a la chica. - Ven conmigo, no es bueno estar aquí afuera. - le pidió mientras la tomaba del brazo y la llevaba dentro de la casa llevándola hasta uno de los muebles para que se sentara mientras él se recostaba del borde de una pequeña mesa de madera que había junto a la sala que les servía de mesa de comedor. Vertiendo de paso un poco de agua en un vaso de barro que tenía sobre la mesa y pasándoselo a la princesa. - Por favor, cuéntame. ¿Qué te paso? - le dijo ahora acomodándose nuevamente junto a ella por si prefería recostarse a simplemente llorar.
    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Dom Oct 16, 2022 11:26 pm
    1. Encuentro con
    el Destino


    Confiaba plenamente en su amigo elfo. Sabía que no todos confiaban en él por todo lo que habían hecho para cuidarse pero prefirió enfocarse a mirar el cariño y el respeto que le tenía que con los años también fue mutuo. Era su gran amigo y no lo rechazaría por nada, y sin duda, cuando sentía dolor o pena iba hacía a él. Calandil sabía que podría hacer lo mismo en causa de pena.

    Había optado por no ir al castillo y dirigirse mientras se cubría con una capa con gorro para que no la lograran reconocer hacia la casa de su amigo. No logró llorar en todo momento, pero fue cuando se encontró con su mirada que las lágrimas fluyeron por sí solas, abrazándolo con fuerza porque de algún modo se sentía muy protegida en sus brazos. Los elfos eran consideradas criaturas excepcionales con un gran poder y belleza, capaces de ser fieros en cuanto defendían pero a la vez de entregar una gran armonía. Necesitaba de esa paz, quería quitar esa angustia de su corazón. — Fui una tonta...— Decía sollozando. Cal había inmediato que el culpable era aquel guardia aunque ella consideraba que era culpa suya en involucrarse con él y dejarse llevar por los pocos sentimientos que fluían en ella porque era un hecho que nunca habrían podido formalizar, ella no dejaba de ser una princesa. — Fui una tonta... pero... no es todo su culpa. Dictaba entre lágrimas tratando de sostenerse en el brazo del rubio con mucha angustia en su pecho y lamentando que llorara porque realmente Aeduuard no merecía sus lágrimas.

    Se terminó por sentar, espero lo que tenía que esperar y en velocidad como la de un rayo, nuevamente Cal ya estaba junto a ella. Con sus manos temblorosas recibió el vaso de barro y lo llevo a sus labios para beber el agua. Ayudaba pero no así para su corazón que seguía destruido aunque más por el amor propio que se tenía.

    La pelirroja prefirió quedarse sentada y apoyar su cabeza en el hombro del chico. Quería sostenerse en él y como pudo hizo llegar su mano a la ajena para así dejar de temblar. — Tiene a otra mujer. No sé porque estoy llorando si en el fondo sabía... que nunca iba a funcionar. — Dictó con voz entrecortada esperando que él no hiciera nada. El castigo del guardia sería solamente que jamás volvería a dirigirle la palabra, por suerte, no había llegado a mayores con él y con ninguno con quienes se había involucrado en el pasado. No quería tener problemas con su familia y mucho menos con su padre en ese sentido, pero caricias y besos sí habían sido muchos. — Ni siquiera quiero casarme todavía y agradezco a los dioses que aún no me han enviado un prometido de tierras lejanas. Sabía que con Aeduuard era una relación sin futuro ¿Pero cómo no respeto nuestro lugar? Siento que perdí mi tiempo.— Exclamaba la princesa que con cada palabra y las caricias depositadas en la mano de Calandil hacían que llegara la tranquilidad.

    Lo siento, Calandil... ni debí venir a estas horas pero no podía volver así al castillo. — Levantó la mirada para encontrarse con la mirada del elfo. Y suspiró.


    Aldara de Rohan— Casa de Cal— Rohan





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    Sáb Oct 29, 2022 8:19 pm
    1. Encuentro con
    el Destino

    Después de un día un poco turbulento. Porque había estado todo bien hasta que aquellos guardias comenzaron a molestarlo. Como hubiera querido soltar las cajas y dejárselas caer en los pies. Pero no, el eflo no era así. Calandil por más que le molestara, no tendría intenciones de herir a alguien a propósito. Aunque la verdad lo merecían, eso y más. No podía entender por qué tanto rencor. Más luego, cuando tuvo su conversación con la princesa y también luego de haber jugado con los pequeños, se había sentido muchísimos mejor. Su día había mejorado por mucho hasta que la vio llegar…

    A estas horas de la noche era extremadamente raro para el muchacho tener visita. Muchísimo menos la de Adara. Eso fue lo más que le perturbaba. Ella no estaba aquí por visita, si ya incluso se habían visto hoy. No, ella había llegado allí buscando consuelo. Un vuelco en el corazón sintió el joven elfo. Pues no podía creer que hubiera alguien capaz de preferir a otra en vez de la joven dama de Rohan. La princesa era hermosa, fina, noble y de un gran carácter, valentía. Era imposible encontrar un mejor partido que ese. Tanto Adara como Eowyn era el sueño inalcanzable de cualquier noble o plebeyo. No podía creer que no se diera cuenta de eso. - No, no… no fuiste tu la tonta. El tonto es otro… - murmuro, las mejillas de Cal estaban rojas y esta vez no era por sonrojo, sino por coraje. Odiaba verla así, no era normal verla triste y odiaba eso de verdad. Acariciaba su espalda y cabello, mientras intentaba calmarse él también para que no lo notara alterado y así poder ayudarla.


    - Porque no es justo. Como en la vida podría haber preferido a otra… no entiendo. - le comento dejando soltar un suspiro, mientras le secaba un poco las lágrimas con sus dedos. Prono sintió como la chica recostaba su cabeza de su hombro mientras comenzaba a contarle lo que paso.  - Adara, el tonto es él que no te supo valorar… que importa si creía que no tenía oportunidad. Debió de ser un caballero y dejar las cosas claras. - le comento tomando su mano. - No merece ni una sola de tus lágrimas. Encontrarás a alguien mejor. Yo lo sé. - le decía depositando un beso en su frente.

    Calandil negó con la cabeza cuando mencionaba que tal vez estaba molestando. - Espera. No tienes que disculparte por nada. Sabes que no hubiera podido dejarte así. Sé que esta casa bueno … No es el mejor lugar o el más bonito. Pero no importa la hora, o lo que esté haciendo. Cuentas conmigo y eres bienvenida. - le aseguro cruzando sus miradas por un momento mientras le daba una cálida sonrisa. El chico a veces sentía un ligero cosquilleo cada que se perdía en los ojitos de Adara. Pero nunca decía nada, suponía que era solo porque la quería mucho lo que era cierto, solo que quizás era un poco más de lo que imaginaba.  

    - ¿Estás más tranquila? - le pregunto mientras jugaba con sus manos. Es que definitivamente él no podía dejar que fuera al castillo en ese estado en el que la encontró y que todo mundo la comenzara a cuestionar o interrogar.
    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Jue Nov 03, 2022 10:47 pm
    1. Encuentro con
    el Destino


    Calandil era un sol. Hablaba con tanta honestidad y con ese tono tan pacífico que era literal como si la estuviera acunando, el relajo llegaba rápido y se sintió muy reconfortada.

    Lentamente sus lágrimas iban apaciguando y al menos ya no se entrecortaba tanto al hablar. Jugó con sus manos y notó un ligero sonrojo al escuchar que como era posible que ese tonto era capaz de cambiarla por otro. — Porque no podía prometer algo estable, estoy destinada a ser comprometida e incluso cuando me case  ni siquiera sé si van a lograr amarme. — Siseó despacio. Todo dependía del destino y esperaba con ansias que fuera bueno porque como estaba todo no tenía muchas esperanzas, terminó soltando otro suspiro. — ¡Por eso digo que ni siquiera sé porque estoy llorando! Sé que no lo vale... es solo que me falto el respeto y aquello no lo esperaba. No quiero volver hablar con él. — La princesa tampoco era una chica rencorosa porque evidentemente podría haber metido cizaña a sus primos para que se encargaran de exiliarlo. Pagaría con que nunca más volvería estar con él y que ya no representaba nada para ella.

    ¿Alguien como quién? No hay nadie...— Y se quedó contemplándolo. Calandil era tan hermoso que de verdad le habría gustado estar enamorada de él porque se hubiera arriesgado con todo. Como se sentía mal comenzó a mirarlo distinto.

    Logró beber del vaso el agua y aunque sus manos tiritaban comenzó a sentirse mucho mejor y todo era gracias a él. Eres el mejor, te adoro. A veces me pregunto cómo sería si estuviera enamorada de ti. Es que todo sería tan distinto, serías tan fiel, seríamos el uno para el otro. Siseó con suavidad, dejó el vaso en el mueble y siguió acariciando sus manos. — Siempre tratando de animarme en todo, siendo un gran apoyo y ya veo que es por aquel motivo que siempre vengo a ti. Eres la persona que mejor me trata en el reino y hay ocasiones que siento que no te merezco. — Volvió a emocionarse y sin poder evitarlo, se abalanzó hacia a él para abrazarlo de manera impulsiva donde mantuvo escondido su rostro en uno de los hombros del elfo.

    Sí, poco a poco. Solo necesito quedarme unos minutos más así abrazándote, me haces tanto bien. — Su corazón comenzó a latir con más fuerza porque sí se percataba que necesitaba de esa paz y armonía que el rubio le transmitía todo el tiempo. —Eres mi sol. — Cerró los ojos aún disfrutando de aquel abrazo. — ¿No es una molestia para ti, verdad? —  Quiso saber y removiéndose se dispuso a quedar frente de él, notando que había quedado demasiado cerca y a corta distancia de Calandil. En serio, eran ciertos todos esos dichos que los elfos gozaban de una gran belleza.

    Aldara de Rohan— Casa de Cal— Rohan





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    Vie Nov 11, 2022 4:18 pm
    1. Encuentro con
    el Destino
    Un pequeño nudo se le hizo en el corazón con su declaración. - No, yo no creo que no eso. Cualquier caballero que realmente sepa apreciarla podría ser capaz de llegar amarla. Yo sé que sí. Él simplemente no la merecía. - aseguro en un tono serio, una ligera sonrisa apareció en su rostro al notar como la pelirroja lo reconocía también. Aquel guardia no había apreciado el valor de Adara y, por tanto, no merecía ni una sola de sus lágrimas. Y bueno, para que negar que el joven elfo no vería al hombre de la misma manera ni con el mismo respeto de antes. Definitivamente, era un no grato.

    Se quedó un poco estático cuando comenzó a preguntarle quien podría ser ese alguien del que tanto Cal le hablaba. Era cierto que solía sentir sensaciones fuera de lo común con ella, que se sentía especial. Pero nunca se había atrevido a explorar más allá por miedo. ¿Como no? Si él era un elfo, ella una princesa. Para comenzar él solo podría estar una fracción de su vida con ella, y de todos modos ella no era mujer para él, era de la realeza. Theoden por más aprecio que le hubiera llegado a tener, no lo permitiría en especial teniendo a Grima como su mano derecha y consejero. Sabía de las historias de elfos y hombres en donde había ocurrido el amor, pero solía ser triste su final a la hora de la separación. Quizás si al menos fuera medio elfo podría elegir la mortalidad porque era preferible vivir una vida más corta, pero al lado de quien amas a una eterna y desdichado. Pero Calandil no tenía la más remota idea de sus orígenes, por lo que ni siquiera conocía de que reino elfico provenía. - Bueno, no lo sé, quizás es cuestión de ver un poquito más. - le intento asegurar.

    Estaba aliviado de que la chica se encontrara más tranquila, no le gustaba verla angustiada. El agua no era más que agua, no era mágica ni nada, pero posiblemente había sido el amor y la comprensión con la que se la entrego, que igual le ayudo a calmarse. No pudo evitar ponerse rojo cuando escucho que mencionaba como seria si estuvieran enamorados el uno del otro. - Eh… no seria capaz de jugar contigo… pero no se si seria digno de una princesa… - Sentía las mejillas calientes y se había puesto un poco nervioso. Realmente lo decía en serio? - No digas eso. Si yo igual te adoro, y también eres de las pocas personas que a mí me tratan bien, que me dan cariño. - le respondió ahora con algo más de entereza, abrazándola mientras acariciaba su cabello. ¿Porque todo tenía que ser tan complicado?

    No se atrevió a decir nada, más solo la escuchaba mientras la abrazaba fuertemente. Aquel comentario lo había dejado pensando. El chico se sentía tan tranquilo de tenerla así, abrazada a él ya toda calmada, solo sintiendo su perfume. Adara no lo veía, pero bien por ser de noche, pero con cada alago que le decía las mejillas del elfo se encendían más y más de color escarlata. Permanecieron un buen rato, así simplemente abrazados hasta que el chico pensó que de seguro ya se deberían comenzar a preocupar en palacio si descubrían que la princesa no estaba en sus aposentos. - Y tú eres la que alegra mis días, de lo contrario ir a palacio cada día sería una tortura. - le aseguro. - Adara… por mí no habría problema que estés todo el tiempo que te quedaras… pero podrían preocuparse tus hermanos. - aseguro el muchacho.

    - Vamos, yo te acompaño de regreso al palacio. No quiero que tengas problemas. - Cal soltó por un momento a la pelirroja para ir por su capa y así pudieran salir. El camino a esas horas podía ser un poco peligroso, pues seguro había borrachos y bandidos, no la dejaría ir sola por nada. Así se atrevió acompañarla hasta las mismas puertas de sus aposentos. - Descansa. - dijo dejando otro beso en su frente. Antes que se pudiera mover para marcharse, escucho unos pasos detrás de él y sintió la presencia de alguien. Calandil cerró los ojos y apretó los dientes. - Como te atreves estar aquí a estas horas y a solas con la princesa! - el elfo sintió como su estómago se le revolvió y su respiración se agitaba. Aquella voz debía de ser de no otro que de Grima Legua de Serpiente.

    Calandil — Almacenes del Palacio — Rohan




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    Lun Nov 14, 2022 11:44 pm
    1. Encuentro con
    el Destino


    La princesa se dio cuenta que en definitiva no tenía que hablar así con su mejor amigo porque se avergonzaba rápido. No fue difícil notar sus mejillas sonrojadas por todo lo enunciado así que optó por mantener silencio y abrazarlo. De todos modos, era imposible dejar de hablar por lo tierno que solía ser con ella, es que sinceramente que habría dado para ser como él o no tener un título en el reino porque no podía pensarlo, quizás su padre hubiera sido un poco empático pero aún sin dejarlos ser, pero ahora con Grima como consejero y roedor que solo provocaba disgustos ni siquiera podía pensarlo, así que trataría no ser tan piel ni mucho menos cariñosa, quizás algunos abrazos, es que estaban a punto de sobrepasar los límites. Pero ¿Cómo no gustarle sí era tan encantador y bondadoso con ella? Claro que los años se había dado cuenta que era excesivamente atractivo y como no se fijaba en sus orejas - que tanta preocupación siempre tenía el elfo - no podía decir que no le parecía guapo tanto de cuerpo como de alma.

    Trato de darte todo el cariño que puedo. Me has cuidado y protegido desde que soy una niña, ahora puedo ser yo quien te proteja un poco como forma de agradecimiento, Cal. Es en serio, te quiero mucho y ese sentimiento de afecto y gratitud en mi nunca va a cambiar. — Dijo mientras se mantenía abrazada a él, sintiendo que se recomponía y se sentía mucho mejor con aquel abrazo, ya no quedaban lágrimas.

    Asintió a sus palabras. — Solo aguarda un momento, necesito lavarme la cara. Ya le inventaré algo a mis hermanos, siempre puedo decir que estoy triste y lo que es cierto, por mi padre. — Fue hacer lo que dijo y muy pronto se encaminaron al castillo de Rohan con pasos apresurados porque había oscurecido, de que iba a tener que dar explicaciones iba a tener que darlas pero por su parte solo se los daría a sus hermanos y a nadie más. Lo mismo con su damisela que a esas horas debía estar muy preocupada por ella.

    Gracias a los Dioses no hubo problema alguno al llegar. Sonrió ante ese tierno beso en su frente donde estaba a punto de despedirse cuando escuchó esa patosa voz que la princesa tanto había llegado a detestar. No fingió preocupación ni nada, la mirada fue de enojo a como se iba en contra de Cal.— ¿No tengo el permiso de estar afuera con un ciudadano? Qué exigencias. De todos modos, fue tan solo un momento le estaba explicando algo yo ya entraba. — Dictó, pero por impulso igual protegió a Cal es que simplemente no podía dejarlo ahí, sus hermanos e incluso su padre estaban enterados que eran amigos y en eso no había nada de malo, solo que el muy maldito podía hablar más de la cuenta por aquel beso en la frente podría suponer cualquier cosa. Y así fue.  —¡Mentirosa! Digo...No conviene que este a estas horas fuera del castillo y sospecho que lo está cubriendo. ¡Guardias! — Llamó como si fuera el propio rey. Y Aldara por mucho que les dijo que no, tomaron al pobre rubio de los brazos.

    Fin del primer capítulo

    Aldara de Rohan— Casa de Cal— Rohan





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    Sáb Nov 19, 2022 7:36 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    Cal esperó a que la chica lavara su rostro para borrar cualquier rastro de llanto y así luego partieron a palacio. Todo ya estaba bien, la chica más tranquila, había llegado de vuelta a salvo, así que ahora solo tocaba despedirse. Pero cuando estaba por irse, justo después de haber depositado aquel inocente beso en su frente, fue que todo se complicó. - Ella no tuvo nada que ver, solo se cruzó conmigo por casualidad. - no pudo evitar intervenir Calandil aun cuando eso solo le trajera más problemas. Solo no quería ponerla en aprietos teniendo a ese tipo cerca de ella. - Dejen de mentir. No solo no deberías estar a estas horas aquí. También tienes la osadía de darte esas libertades de cariños con la princesa y eso se paga. - aseguro en un tono viperino el hombre.

    Los guardias agarraron de los brazos al elfo y lo arrastraron hasta una de las mazmorras.- Láncenlo ahí. Sí, en esa. En la más fría y obscura a ver si aprende la lección… - dijo de forma maliciosa Grima. Cal soltó un suspiro de frustración. Como saldría de esta. No quería quedarse allí para siempre, pero no podía permitir tampoco que Aldara se expusiera por sacarlo de allí. Por ahora no le quedo de otra que sentarse en aquel rincón mientras recostaba su barbilla en sus rodillas. Estaba tan obscuro que estaba seguro de que no se daría de cuenta de cuando amaneciera, de no ser cuando pudiera escuchar cantar a las aves a lo lejos.

    Ahora sí estaba solo. Ya ni siquiera podía decir que tenía ya la protección del Rey, pues, Theoden había dejado de ser el hombre que solía ser. Grima le había envenenado la mente. Ya no quedaba nada de lo que una vez fue aquel valeroso hombre, lleno de vitalidad y justicia. Pero claro, allí debía de haber algo más. Grima siempre fue un sirviente más como para atribuirse una araña como esa, por más que tuviera esa lengua venenosa como la de una serpiente. Nadie le sacaba de la mente al elfo que el rey debía de estar bajo algún hechizo.

    Por desgracia hacían tantos años que no sabían del mago Gandalf y Saruman… no, ese no recibiría a un simple elfo. Además de que dudaba que abandonara a Icengard para atender una suposición suya. Y si venimos a ver, Calandil confiaba más en el mago gris que en el blanco. Pues era más dado a la gente, más pueblerino. Ahí estaba la diferencia. Sin contar que los orcos que se habían visto en las tierras cercanas a Rohan provenían de Icengard. ¿Acaso Saruman no hacía nada para evitarlo? Ahora no podía hacer nada, él mismo necesitaba ayuda y no podía ni siquiera salir de esas cuatro paredes. Solo rogaba que la chica no hubiera tenido problemas por su culpa, debió de irse rápido. Debió evitar besarla en pleno castillo, aunque fuera solo en la frente.

    No le quedo nada más que cerrar los ojos y dejar volar su mente, era lo único que se podía ir lejos de allí en estos momentos. A la mente del rubio llegaba las imágenes de aquella pequeñita pelirroja que solía llegar hasta donde él cuando por andar jugueteando por ahí se daba algún raspón, luego de que sus padres le dijeran que no corriera, que se haría un golpe y ahí iba Calandil a curarla antes de que se dieran cuenta para que no la regañaran. Era increíble como el tiempo pasaba, para él en un abrir y cerrar de ojos esa niña se volvió en una hermosa mujer, aunque para ella hubiera sido mucho tiempo. Cal tenía una sonrisa en el rostro de recordar aquellos tiernos momentos, y pues pronto podía escuchar la voz de Aldara cuando le decía que según él había cuidado de ella, ahora era su turno de cuidar de él. ¿Tanto era el cariño que le tenía?

    Abrió los ojos de par en par asustado cuando sintió algo frio sobre él, haciendo que despertara rápidamente luego de que el propio Grima lo despertara a fuerza de lanzarle un valde de agua helad. - Espero que estes disfrutando tu estadía. - dijo acercándose a él agarrándolo por la barbilla mirándole bien la cara. - Sera divertido tenerte aquí con nosotros. - dijo tocando una de las mejillas de cal con una navaja. - Me pregunto si ustedes sangraran del mismo color que nosotros. - murmuro haciendo un pequeño corte en la misma para luego soltarle de manera brusca la cara. - En un rato lo llevaremos con el rey para que vea lo que esta rata pretendía hacer con su princesa. No creo que este contento cuando se entere. No dejen que nadie entre aquí mientras tanto. - ordeno el hombre.

    Calandil no había dicho ni una palabra, pero se había mantenido sereno en todo momento, aun cuando ahora su cuerpo estuviera goteando agua helada y su mejilla sangrara. - No te tengo miedo. - fue lo único que le dijo antes de que el hombre se fuera. - Pues deberías. - finalizo Grima.

    Calandil — Mazmorras del Palacio — Rohan




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    Vie Nov 25, 2022 11:05 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    Grima no hizo caso alguno. Los guardias llevaron a su amigo a las mazmorras a pesar de sus gritos y advertencias. — ¿Es qué acaso ahora él es su rey? ¡He dicho que Calandil no ha hecho nada malo! ¡Es mi amigo! — Dijo con desesperación y con cierta brusquedad, pero no hicieron caso alguno y con los ojos llenos de lágrimas fue a suplicar a su padre que como siempre ahí se encontraba en ese estado de ensoñación sin tomar en cuenta ninguna de sus palabras. Entre gritos y lamentos, pasando por alto el protocolo y exigencias vio que su hermana que escuchó sus lamentos y la abrazó. — ¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué lloras? — Eowyn arrullaba a su hermana menor esperando explicaciones.

    Es Calandil. Se estaba despidiendo de mi en la entrada del palacio y solo beso mi frente. Nada malo es mi amigo desde que soy una niña, tu lo sabes hermana. Pero esa asquerosa serpiente de Grima nos vio y ahora él esta en la mazmorra, quizás que le están haciendo ahora. — Eowyn sabía de la amistad de su hermana con el elfo, hasta lo consideraba agradable y muy fraternal con ambas era injusto lo que estaba pasando. — Descuida, Grima no tiene la autoridad para hacer aquello y padre no está para tomar decisiones. Sin nuestro hermano aquí yo las tomó, más que como princesa también tienes más poder que él. — Murmuraba la princesa tratando de calmar a su hermana. Fue cuando se acercó el ex consejero del palacio que gracias a ellas y su hermano que aún no había partido a la guerra lo habían ayudado a quedarse allí, pues tenían la esperanza que Grima iba a ser expulsado algún día. Thorburn las miró preocupado y preguntó que pasaba, comenzaron a contarle la historia, negó con la cabeza y determinó que lo mejor era sacarlo de ahí, lamentablemente ya lo tendrían en mira.

    Aldara estaba enojada y sentía sus mejillas arder de la frustración fueron a las mazmorras. Y al ver como lo tenían se abalanzó colándose por un lado de la celda para protegerlo. — Ya basta, no tienen que tenerlo aquí. Calandil no ha hecho nada. — Rugió mirando con rabia y asco a Grima. Eowyn  no se quedó atrás.

    No tienes el derecho de hacer lo que te plazca. Liberalo — Dictó. Ahí estaba el anciano hablando con los guardias para que lo soltaran pues era una orden de las princesas. Ya había dicho que tal vez aquello traería consecuencias porque aquel sujeto quizás le pedía más poder al rey. Solo que ahora las chicas tenían todas las de ganar.

    Aldara — Mazmorras del Palacio — Rohan





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    Miér Dic 21, 2022 6:49 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    Había sido la peor noche que había pasado en todos los siglos que llevaba de vida el elfo. Sabía que antes no todo mundo lo había tratado bien. Pero una cosa era que lo tratarán mal y otra cosa era esto. Lo estaban tratando como si fuera un maldito y apestoso orco sin corazón ni sentimientos. Era cruel y despiadado lo que Grima hacía con él. Y tal parecía que apenas y comenzaba.

    Era cierto que por ser elfo, el muchacho podía resistir más que un humano. Pero eso no implicaba que no terminaría por sucumbir al maltrato. Pues se habían esmerado demasiado por hacer pasar una noche miserable. Aún temblaba de frío y lo peor es que aquella agua que le lanzaron era pútrida, llena de gérmenes que podían causar que aquella herida en su rostro se infectara. Sin embargo, nada de eso impidió que el elfo retara a Grima, dejando saber que no tenía miedo.

    — Recuerda esto orejas picudas. Podrás tener cara de príncipe, pero no eres más que un vulgar campesino recogido, ni siquiera eres de aquí. Un huérfano que solo vino a quitarle el lugar a los que realmente merecen estar en Rhohan. — decía mientras seguía jugando con su cuchilla por la cara de Calandil. — Así que ni se te pase por la mente que tendrás a la princesa. Ve olvidando esa estúpida idea de la cabeza si aprecias tu integridad física. — amenazó.

    — Aquí el único vulgar y que está en un lugar que no merece eres tú.le decía mirándolo severamente. — Oh, porque claro. Tú si eres mejor candidato para una princesa verdad. No creas que no he notado como miras a la princesa Eowyn. — esto solo provoca la ira de Lengua de Serpiente.

    Porque era cierto, eso le causaba náuseas al elfo. Era por eso que solían insistir tanto en que Aldara tuviera cuidado. Sí, es cierto que él solo había ido a acompañar a la princesa. Que había sido un beso inocente de amigos. Pero estaba hartándose ya de que abusaran de su bondad, haciéndolo menos que nadie. Sabía que había niveles sociales. ¿Pero realmente estaba tan por debajo? ¿Tan insignificante era para que pensara eso? No lo creía. Es más, estaba seguro de que de no ser por él por como estaba la situación en Rohan el pueblo estuviera muriendo de hambre. Además, no conocían sus orígenes. ¿Qué tal que fuera un hijo perdido de algún elfo importante? ¿Seguiría diciendo lo mismo? Grima era solo una sanguijuela que se aprovechó del deterioro del rey y nada más.

    Antes de que el hombre pudiera lastimar nuevamente al elfo apareció la pelirroja y se interpuso, además había llegado con uno de los ancianos y Eowyn. No sabía qué había hecho, pero el otro hombre hablaba con los guardias dando a entender que lo dejarían libres.

    Grima molestó se marchó. Pero Cal sabía que este reto no se le iba a olvidar. Las pocas fuerzas que había tendió las había gastado discutiendo con el hombre.  Cal soltó un suspiro y se llevó las manos a la cabeza frustrado. — Gracias, aunque siento haberte causado tantos problemas.  — le decía con apenado por el mal rato. Sabía que esto iba a traer una larga cola. — Sin duda eres mi persona favorita de todo el reino. — aseguro dándole una sonrisa. — Será mejor que salga de aquí antes de que ocurra algo más. — No aguantaba más en esa mazmorra.

    Calandil — Mazmorras del Palacio — Rohan




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    Miér Dic 28, 2022 4:45 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    La pelirroja se puso furiosa cuando llegó a la mazmorra encontrandolo torturado, maloliente y herido. Grima estaba siendo cruel y  despiadado, tratandolo como un ser despreciable y faltó poco para no lanzarse a golpearlo aún sabiendo que contaría con demasiada desventaja pero al menos un golpe iba a llegar porque entre ellas si entrenaban y sabían como defenderse no eran unas chicas de nobleza que solo se interesaban en las joyas y la elegancia. Para nada.

    Como su hermana y el consejero se encargaron de todo, su atención era completamente hacia su amigo elfo a quién no dejaba de acariciar sus manos y miraba con preocupación.— Pero mira como te ha dejado aquel miserable.— Dijo mientras notó que este se marchaba muy probable directamente hacia el rey por lo tanto, su hermana y el consejero siguieron sus pasos, sin embargo, ella detuvo a Eowyn antes que continuará, ahora ya la trataría como una reina sin estar su padre y hermano presentes.— Hermana, hermanita. ¿Calandil puede quedarse en el castillo? Ese... está bien no seré ofensiva, lo ha dejado herido y no quiero que salga de aquí, no ha sido justo merece un buen rato además que quiero que vean su herida puede infectarse. — Pidió la chica donde su hermana asintió diciéndole que tomara cualquier habitación desocupada antes de partir porque era un hecho que no se podría quedar ahí y mucho menos ir a su casa que no podría darse un baño digno, también no le importaría prestarle algo de ropa de su hermano. La suya había quedado inservible.

    Nunca eres un problema, amigo mío. El problema es aquel que ya se cree rey y ni siquiera corre sangre real en sus venas.— La chica lo ayudó a levantarse, sonrió ante su elogio y siguió acariciando su mano. —Para mi también eres mi favorito aunque debo reconocer que peleas el primer lugar con mis hermanos, de todos modos, no me gusta que te hagan daño porque te tengo un gran cariño. — Sin más, lo sacó de ahí llevándolo del brazo e incluso ignorando el mal olor de la mazmorra y comenzó a caminar hasta uno de los cuartos donde tenían su baño privado, algunas empleadas llegaron ayudarla y aunque si consideraban que Calandil no lo merecía con solo verlo se preocuparon del pobrecito. Estaba bastante maltratado, se preguntaba como habría sido si hubiese llegado a pasar una noche entera. —  Te vas a dar un buen baño, iré por ropa y pronto trataremos de ver esa herida. Hoy eres nuestro invitado, es poco lo que he podido ofrecerte después de como te ha tratado, pero tómalo como una buena disculpa de Eowyn y mía que no deseábamos que algo así te sucediera. No hiciste nada malo. — Indicaba con sus ojos recubierto en lágrimas.  Se sentía aún frustrada y enojado por lo que  había sido capaz a llegar Grima, era despiadado tenía que ser expulsado del Reinado, rezaría todos los días para que ese día llegará.


    Aldara — Mazmorras del Palacio — Rohan





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    Jue Feb 09, 2023 8:12 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    El chico miró a los ojos a la primera.  — Es lo de menos, más me duele, que siga rebajándome y que crea que podría aprovecharme de nuestra amistad cuando es… él… — No dijo más para no meter más leña al fuego. Pues es que bien todos sabían cómo este andaba detrás de la mayor de las princesas. Y temía que un día en un arranque de locura convenciera al rey para qué le entregará a una de las jóvenes como si de un premio se tratara. Sabía que Theoden en su sano juicio no haría algo como eso, pero en estos momentos el rey no estaba en sus cabales y Grima se aprovechaba de eso.

    El elfo dejó que Aldara tuviera aquella conversación con Eowyn mientras él intentaba recuperar la compostura y ponerse en pie. Sin embargo, aún le costaba un poco, pues se sentía algo débil, había estado entumecido por el frío, la mala postura. Ni siquiera un elfo podría estar bien luego de unas condiciones pésimas. Aun así, si ellas no hubieran llegado, el chico hubiera seguido resistiendo. No se dejaría intimidar, ya estaba harto de que lo hicieran menos y se aprovecharan de su bondad. Ni siquiera entendía la doble moral respecto a los elfos. Estaba seguro de que si les decían que el señor de Rivendel daría una visita a estas tierras lo recibirían con bombos y platillos. En fin, la hipocresía de muchos.

    Con la ayuda de la princesa al fin logró estar en pie. Aunque las circunstancias no eran felices, y Cal se estaba sintiendo como una carga para ella por haberle generado tanto problema, no pudo evitar regalarle aquella sonrisa que ahora adornaba su maltratado rostro. — Soy feliz con eso. — Le aseguró cuando menciono que debía de pelearse el primer puesto con los hermanos de la chica.

    Para él era perfecto, Aldara era la persona más importante para él que aún seguía con vida. Además de su sobrino que aun cuando le diera dolores de cabeza no dejaba de ser su familia. Cal no quería pensar en el futuro, no quería imaginarse que pasaría cuando pasaran los años. Siempre que lo hacía le terminaba doliendo. Le parecía injusto tener que quedarse cuando las personas que quería el tiempo se las iba arrebatando. Por eso pensaba en el presente y nada más que eso.

    El chico se dejó guiar, pues no le haría ese desplante a la pelirroja. Además, que realmente no estaba en condiciones de salir. Había asentido con la cabeza a sus indicaciones, sin embargo, cuando menciono la palabra disculpa, negó, en especial, al notar sus lágrimas. — No tienes que disculparte por eso. No es culpa de ninguna de las dos que ese hombre sea un canalla.  — aseguro mientras aun sabiendo que un pequeño acto de cariño dentro del castillo fue lo que lo llevó a esto, no pudo evitar intentar secar con sus dedos las lágrimas de la chica. — Tú tampoco mereces cargar con la culpa. — añadió en una voz media cortada. — Gracias por no dejarme solo. — añadió acariciando suave su mejilla.

    Aldara tenía razón, no podía permanecer un segundo más sucio, con aquella herida sin tratar. Jamás había estado en unas fachas como esas. Era hasta vergonzoso. Por lo que cuando la chica fue por la ropa aprovecho de cómo pudo quitarse los harapos en los que su ropa había terminado y de igual forma con algo de dificultad entrar a la tina antes que regresara, pues le daba pena que lo viera sin ropa. Así que mucho menos iba a dejar que las empleadas le ayudarán, y además saber que le estaría prestando la vestimenta del príncipe le daba igualmente pena. Mas no tenía mucho que hacer, no podía volver a casa en el estado en el que se encontraba.

    Calandil — Mazmorras del Palacio — Rohan




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    Sáb Feb 18, 2023 12:41 am
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    La princesa solo pensaba que tenía que recompensar de alguna manera todo el daño que hizo ese imbécil hacia su querido amigo, solo por depositar un beso en su frente. Solo había sido un gesto amistoso y aunque era ella la princesa si lo permitía era su problema, pero ni siquiera era escuchada por aquel lo que terminó en un tortura para Cal.

    Ahora merecía un baño, una rica comida y ante todo que le vieran esas heridas, lo cierto es que si esto volvía a ocurrir no iba aguantar más, necesitaba que volviera su hermano, si todo seguía así no tendrían protección alguna, tenía tanto miedo por la vida de su hermano aquella guerra podía ser peligrosa para todos y su padre se arrepentiría después.

    Sin duda alguna, necesitaba enviarle una nota a Gandalf el Gris, trataría de convencer a su hermana porque la realidad es que aquel solo provocaba demasiados problemas y estaba abusando de un reino que tenía historia, de un rey que daba respeto para que un consejero del demonio que más encima lo manipulaba, porque su padre no era el mismo y solo traía graves consecuencias.

    El pueblo no estaba contento. Solo había caos ya que los consejos de ese inutil no eran sabios solo quería sufrimiento y tortura, como si fuera un maldito que solo quería el mal para Rohan. Lo peor de todo es que había sido cruel con él, claro que sentía culpa por mucho que trataba de convencerla de que no. — Es que solo por un pequeño beso, un gesto tan bonito que puede significar toda tu amistad fue la causa de esto, es injusto y quiero recompensarlo ¿Está bien? Y descuida, estaré contigo. No quiero dejarte solo... — Dijo con suavidad, mientras era adorable y cariñosa, había sentido mucha angustia al verlo en ese tétrico lugar y le horrorizaba que alguna vez tuviera que pasar de nuevo por ahí, no era un sitio para Calandil.

    Eres tan gentil que no mereces ni un poco de mal. Lamento tanto de lo que fue capaz. — También acarició su mejilla. Su piel era tan suave que ni merecía tener heridas.

    Ya luego mandó a las empleadas para que comenzarán a preparar el baño, advirtiendo que respetaran su privacidad, mientras que la chica se dedicaba a buscar el vestuario de su hermano que fuera cómodo para la ocasión, ya era de noche así que no lo usaría por un buen tiempo, así que podría usarlo y luego usar una camisa que debo encima de la cama pues era lógico que lo dejaría dormir ahí, sabía que su hermano no tendría problema alguno si se enterara ya que la consentía tanto a ella como a su hermana.

    Ya estaba dentro de la tinaja y ella al ver que demoraba se quedó cerca de la puerta, también para alejar a las empleadas que comentaban entre ellas lo hermoso que era aquel elfo.— ¿Todo bien? ¿Por qué has demorado tanto? ¿No necesitas ayuda? — Decía sin mirar y claro que ella no podría ayudar simplemente por ser la princesa, aunque creía que era muy autosuficiente y seguro que estaba listo. — En el cuarto he dejado la ropa es holgada tal como te gusta, también he pedido que traigan algo de comida para ti ¿Te gustaría que comamos juntos? — La chica no lo miraba solo para no intimidarlo ya que sabía que era muy tímido y eso le causaba ternura, reconocía que era hermoso pero lo menos que quería era que estuviera incómodo. — Dime cuando termines para dejar la habitación — Exclamó y se marchó, mirando a las empleadas que ahora solo se mantenían alejadas del cuarto de baño, negó con la cabeza, solo sonrió no les negaría que Calandiel tenía un gran atractivo.


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    Sáb Abr 08, 2023 8:07 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    Ese Grima en algún momento tendría que pagar por todos los males que estaba haciendo. No podía sentirse el rey y señor de Rohan porque no lo era. Es más, podía estar seguro de que la mayoría de la gente no lo quería, no era respeto lo que sentían por él, más bien era miedo. Todos extrañaban los días de gloria del rey Theoden. Incluyendo a Calandil.

    Aquella rata que nunca en su vida segura había recibido algo de afecto lo había condenado por un acto tan inocente y puro. Porque aquel beso había sido solo eso. — Es lo más que me duele, que ni siquiera sea capaz de entender un acto como ese. — Aun cuando el elfo en su interior guardará algunos sentimientos que el mismo se negaba aceptar como reales por todo lo que podían implicar. Tenía sentimientos encontrados que aún no se atrevía enfrentar.

    Calandil lamentaba que tuviera que tomarse tantas molestias por él, pero sabía que todo lo que la princesa hacía era porque le nacía. Así que no la detendría, además de que lo necesitaba después de lo que había ocurrido. No podía negar lo evidente. Había quedado maltratado, y en el estado en el que lo dejo también podía hasta enfermar por muy elfo que fuera. Tal vez no moriría de aquello, pero si podía dejarlo con secuelas sin no se cuidaba. El chico acarició su mano cuando la joven la pasaba por su mejilla lastimada. Solo le dedicó una sonrisa. Ya no sabía como más decirle, gracias por como lo estaba cuidando.

    Por supuesto que incomodaba un poco el tener que bañarse en el castillo. La presencia de la princesa lo ponía algo nervioso, aunque sabía que ella no entraría sin avisar. Por otro lado, las empleadas eran curiosas y él, inevitablemente por su raza, atraía miradas. Afortunadamente, parecía que las había alejado del área. Aunque sí recibió la visita de la pelirroja que educadamente se mantenía viendo para otra parte. — Es porque me cuesta un poco moverme. Pero no te preocupes, puedo hacerlo. — Insistió el elfo antes sus preguntas mientras se hundía en el agua con las mejillas algo rojas. Le daba vergüenza que incluso notara su torso desnudo, aun cuando posiblemente de todos modos lo iban a tener que revisar para curarlo. — No tenías porque incluso buscarme los gustos, bastaba con que estuviera limpia. Pero de verdad gracias. — afirmó con una sonrisa algo débil aún, pero que era sincera. Aun cuando posiblemente ella no la estuviera viendo.

    — Por supuesto que no me molesta. No creo que tarde mucho. Te hago saber cuándo termine. — respondió. El chico se sacó toda la suciedad, ahora solo quedaba en su cuerpo las marcas de las heridas, más al menos nada se iba a infectar estando ya muy limpio. Con cuidado salió de la tina y se dispuso a secarse un poco para luego colocarse la ropa limpia. Se sentía extraño, era demasiada fina para él que siempre fue un pobre campesino. — Ya terminé. — anunció mientras se sentaba bien al filo de aquella cama por miedo a arrugar las sábanas. En otras circunstancias ni siquiera en el filo se hubiera sentado, pero ahora mismo no se sentía con fuerza para estar mucho rato en pie. — Discúlpame el haberme sentado aquí. Aún no me aguanto estar mucho rato en pie. — es que la tortura de Grima había sido con todas sus ganas y eso que ella llegó a tiempo. Quien sabía que más se le ocurría hacerle solo por diversión y envidia. — Pero puedo sentarme en otra parte. — aclaró.

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    Light Guardian
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    Lun Abr 17, 2023 2:25 pm
    2. Por tí
    lo volvería hacer
    La princesa sabía que el elfo atraía miradas porque era perfectamente guapo con esa altura - era muy alto - cara de bebé, sus ojos claros y cabello corto, sabía que se lo cortaba porque ella tenía entendido que los elfos solían tener el pelo largo, sin duda, si no fuera por esas características igual pasaría desapercibido como un humano y claro, sus orejas también lo delataban, realmente se preguntaba porque había quedado abandonado, pues dudaba que lo hayan dejado así como así. Nunca se lo había preguntado de lleno tampoco.

    Y como llamaba la atención, no culpaba del todo a sus empleadas y doncellas, que quisieran ir ayudarlo y mirarlo más de la cuenta, solo que conocía a Calandil, era vergonzoso y aquello lo intimidaría, por eso fue y las sacó de ahí porque podía encargarse, quería asegurarse que estuviera bien. — Está bien, cualquier cosa avisa que podemos ayudarte ¿vale? — Mandaría a la empleada más maternal que lo haría como si fuera un hijo si era el caso, la pelirroja si seguía preocupada por sus heridas. Le dejo el cambio de ropa hacia a un lado y sonrió al escuchar cuánto le agradecía, era lo menos que podía hacer por él, además luego de lo pasado ahí se sentía con la obligación incluso el deber de hacerlo. — No, insisto, mi hermano no está aquí y sé que no se enojaría en prestarte ropa, además que eres nuestro invitado por esta noche así que tu solo ponte cómodo, igual hay que ver mejor tus heridas, ya están buscando las hierbas correspondientes, aunque… tenía entendido que tú sabes de sanación ¿no? — Le conversó un poco desde la distancia sin ni siquiera mirar para que notara que estaba ahí como apoyo aunque luego se percató que lo mejor era salir de ahí y esperarlo.

    Le entregó la privacidad necesaria hasta que estuvo listo. — Perfecto, es mejor que estes con ropa holgada que pronto vendrán a revisarte, la herida del pecho me preocupa. Y también he pedido la comida, no conviene bajar y encontrarnos con gente poco grata. — Grimma era un maldito, sabía que solo estaba perjudicando la reputación de Rohan, nadie lo quería y notaba que solo quería abusar del poder donde el fondo quisiera destruir el reino. Calandil siempre insistía en una maldición contra su padre y ella lo creía, él no era el mismo. Es que jamás habría mandando a su hermano a la guerra siendo su heredero. Su hermana tampoco lo creía, algo tenían que hacer y con sinceridad esperaban que Gandalf contestara sus cartas, quizás cuantas obligaciones tenía, era desesperante.

    Oh, no te preocupes, tu siéntete cómodo, por favor ¿Aún te duele? — Dejo que se quedara sentado aunque luego terminó por sugerir. — ¿Por qué no te recuestas un momento? — Siseó mientras lo ayudaba a recostarse, la ropa era  ancha pero si veía que si no se sentía con fuerzas le iba a recomendar que mejor descansara, igual no quería intervenir mucho en eso, habían personas en el castillo con aquellos conocimientos y eran ellos quienes sabrían que hacer.


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