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Rising Sun
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Recuerdo del primer mensaje :
Hasta el Fin del Mundo
Siempre!
Rumores de Guerra se escuchaban en la Tierra Media debido al retorno de Sauron, el anillo único y la marejada de orcos que aterrorizaba a todo mundo. Cosas malas habían comenzado amenazar la tranquilidad de las tierras de Rohan. Las malas lenguas decían que habían visto orcos atacando las zonas más alejadas de la ciudadela. Quemando y destruyendo aldeas. El rey Theoden por su parte, parecía muy decaído, como si miles de años le cayeran sobre él. No estaba siendo cuerdo, apenas se podía mover de su trono. Oh, pero sí parecía seguir al pie de la letra lo que le decía su fiel serpiente Lengua de Serpiente. Tanto así que sin darse cuenta había enviado a una batalla a su único hijo y heredero, como si no le importara perder a su sucesor. Ignoraba completamente las sugerencias de su sobrino, e ignoraba a sus sobrinas. Cosa que era completamente increíble, ya que esas niñas solían ser la luz de sus ojos. Ni siquiera se daba cuenta de que su sirviente acosaba a la mayor de ellas.
El destino de la princesa más joven y de un elfo que nunca conoció a los suyos, se cruzaron de una forma inesperada. Por un lado, teníamos a la princesa más joven de Rohan Aldara, una chica que amaba el combate igual que su hermana, pero que por evidentes razones debían de entrenar a escondidas porque eso no lo hacían las damas. Cosa que consideraban absurda, pues otras razas poseían guerras incluso más letales que los mismos hombres.
Por otro lado, estaba Calandil un joven elfo que desconocía de sus orígenes. Solo que lo habían encontrado abandonado en un bosque cuando era solo un bebé envuelto en una manta que muchos solían decirle que podía ser la clave para descifrar de donde provenía. El problema es que la verdad él no tenía idea de donde sus padres adoptivos la habían puesto. Lo peor del caso es que ya era muy tarde para preguntarles... 500 años tarde... Obviamente, al ser mortales solo llegaron acompañarlo un corto periodo de su vida. Después de ello el chico vio pasar generaciones frente a sus ojos, sintiendo que cada vez se quedaba más y más solo. Con excepción de un nieto de su hermano adoptivo... bueno un tatara... ya había perdido la cuenta de cuantas generaciones habían pasado. Él pudo presenciar como la gran ciudadela de Rohan comenzaba poco a poco a perder su brillo, su encanto.
La vida de Aldara y Calandil se cruzan cuando la princesa descubre a un grupo de campesinos mofándose del chico, no lo aceptaban por ser diferente. Señalaban sus orejas, sus años... que no encajaba en este lugar. Desde ese momento ambos comenzaron una amistad, aun cuando él no era muy de hacer amigos pues ya se había cansado de perder gente. Por eso a veces prefería que no lo aceptaran y no sufrir mas perdidas. Sin embargo poco a poco esa conexión se fue agrandando. Ellos se volvieron los mejores amigos, sin embargo el muchacho comenzaba albergar sentimientos hacia la princesa que no debía y que no se atrevía a decir en voz alta. Seria correspondido?
El destino de la princesa más joven y de un elfo que nunca conoció a los suyos, se cruzaron de una forma inesperada. Por un lado, teníamos a la princesa más joven de Rohan Aldara, una chica que amaba el combate igual que su hermana, pero que por evidentes razones debían de entrenar a escondidas porque eso no lo hacían las damas. Cosa que consideraban absurda, pues otras razas poseían guerras incluso más letales que los mismos hombres.
Por otro lado, estaba Calandil un joven elfo que desconocía de sus orígenes. Solo que lo habían encontrado abandonado en un bosque cuando era solo un bebé envuelto en una manta que muchos solían decirle que podía ser la clave para descifrar de donde provenía. El problema es que la verdad él no tenía idea de donde sus padres adoptivos la habían puesto. Lo peor del caso es que ya era muy tarde para preguntarles... 500 años tarde... Obviamente, al ser mortales solo llegaron acompañarlo un corto periodo de su vida. Después de ello el chico vio pasar generaciones frente a sus ojos, sintiendo que cada vez se quedaba más y más solo. Con excepción de un nieto de su hermano adoptivo... bueno un tatara... ya había perdido la cuenta de cuantas generaciones habían pasado. Él pudo presenciar como la gran ciudadela de Rohan comenzaba poco a poco a perder su brillo, su encanto.
La vida de Aldara y Calandil se cruzan cuando la princesa descubre a un grupo de campesinos mofándose del chico, no lo aceptaban por ser diferente. Señalaban sus orejas, sus años... que no encajaba en este lugar. Desde ese momento ambos comenzaron una amistad, aun cuando él no era muy de hacer amigos pues ya se había cansado de perder gente. Por eso a veces prefería que no lo aceptaran y no sufrir mas perdidas. Sin embargo poco a poco esa conexión se fue agrandando. Ellos se volvieron los mejores amigos, sin embargo el muchacho comenzaba albergar sentimientos hacia la princesa que no debía y que no se atrevía a decir en voz alta. Seria correspondido?
Aldara de Rohan
Eleonor Tomilson — 22 años — Shooting Star
Calandil
Douglas Boot— 600 años — Ring Sun
ONE ON ONE — Inspire —LOTRS—Libros
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4. En las buenas
y en las malas
No, Rohan no estaba bien desde que su padre había perdido su sano juicio por una extraña razón, Grima cada día tomaba más decisiones que no eran beneficiosas para el reino, y que su hermano no estuviera porque era él quién tendría que tomar el mando en el caso de como estaba actuando su padre todo estaba mal.
Por supuesto, que notó a Cal totalmente nervioso y con ese dejo de tristeza en su mirada. La pelirroja supo inmediatamente que algo malo sucedía y cuando mencionó el nombre de su hermano supo que nada estaba bien, pero necesitaba escucharlo y suplicaba con voz entrecortada que pasaba mientras sostenía sus manos.
Cada palabra que decía fue como si le hubieran echado un tarro de madera con agua muy helada en todo su cuerpo. Sus ojos verdes de inmediato se empañaron en lágrimas y sus labios comenzaron a temblar siendo incapaz de emitir alguna palabra. Ni siquiera pudo soltar un suspiro y de la nada ya estaba en los brazos de Calandil sin tener la fuerza de corresponderlo porque ahí fue que comenzó a llorar en su pecho. Si no era un panorama muy alentador podrían ser los últimos minutos que viera a su hermano con vida.
No podía perder tiempo, sin embargo, sus piernas estaban como gelatina en ese momento y las lágrimas no dejaban de salir a brotes, esperaba que no le molestase que lo dejara mojado. — Mi hermano... mi hermanito. ¡Yo sabía que no tenía que ir allí! Era demasiado peligroso. — En cierta manera culpo a su padre por enviarlo pero el no estaba bien toda la culpa había sido de Grima. — Por favor, Calandil. Llévame rápido donde esta... aunque no pueda sobrevivir necesito estar con él aunque sea los últimos minutos, por favor. — Sin más se dejo guiar por él y ahí entraron a los aposentos donde los curanderos estaban haciendo lo posible para sanarlo hasta que se detuvieron, su hermana junto a otros aliados estaban devastados. — No se puede hacer nada... solo esperar — Exclamó el curandero.
— ¡Hermano! — Gritó mientras iba hacia a él tratando de buscar alguna reacción de Theodred.
Por supuesto, que notó a Cal totalmente nervioso y con ese dejo de tristeza en su mirada. La pelirroja supo inmediatamente que algo malo sucedía y cuando mencionó el nombre de su hermano supo que nada estaba bien, pero necesitaba escucharlo y suplicaba con voz entrecortada que pasaba mientras sostenía sus manos.
Cada palabra que decía fue como si le hubieran echado un tarro de madera con agua muy helada en todo su cuerpo. Sus ojos verdes de inmediato se empañaron en lágrimas y sus labios comenzaron a temblar siendo incapaz de emitir alguna palabra. Ni siquiera pudo soltar un suspiro y de la nada ya estaba en los brazos de Calandil sin tener la fuerza de corresponderlo porque ahí fue que comenzó a llorar en su pecho. Si no era un panorama muy alentador podrían ser los últimos minutos que viera a su hermano con vida.
No podía perder tiempo, sin embargo, sus piernas estaban como gelatina en ese momento y las lágrimas no dejaban de salir a brotes, esperaba que no le molestase que lo dejara mojado. — Mi hermano... mi hermanito. ¡Yo sabía que no tenía que ir allí! Era demasiado peligroso. — En cierta manera culpo a su padre por enviarlo pero el no estaba bien toda la culpa había sido de Grima. — Por favor, Calandil. Llévame rápido donde esta... aunque no pueda sobrevivir necesito estar con él aunque sea los últimos minutos, por favor. — Sin más se dejo guiar por él y ahí entraron a los aposentos donde los curanderos estaban haciendo lo posible para sanarlo hasta que se detuvieron, su hermana junto a otros aliados estaban devastados. — No se puede hacer nada... solo esperar — Exclamó el curandero.
— ¡Hermano! — Gritó mientras iba hacia a él tratando de buscar alguna reacción de Theodred.
Aldara— Palacio — Rohan con Calandil
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4. En las buenas
y en las malas
Era lamentable que las cosas llegaran a este punto en Rohan. Theoden en su sano juicio, jamás hubiera enviado a un grupo tan reducido de escuderos junto con su hijo a enfrentar un enemigo tan mortífero. Él hubiera empleado una estrategia más inteligente, y sin duda no se hubiera quedado entre las cuatro paredes de su castillo mientras los suyos eran masacrados. Evidentemente, el rey no estaba bien. Incluso Calandil se preguntaba si quedaría algo de conciencia en su mente, aunque fuera por un momento. Esperaba que la recuperara pronto o entonces, de lo contrario sería el fin de Rohan. Lo triste es que cuando viera todo lo que ocurrió durante ese tiempo sería como si le clavaran una daga al mismo corazón.
— No, no debía de estar ahí. Él, ni ningún otro soldado. Aquella fue una misión suicida, Grima lo sabía y aun así sugirió para que el rey lo ordenara. — si había un verdadero culpable en todo esto era Lengua de Serpiente. Era como si se quisiera deshacer de los herederos poco a poco. No dudaba que intentara también enviar a Eomer lejos. Claro, a las princesas no las enviaría a la guerra, pero igual ya veía que intentaba forzar alguna de ellas a estar con él y eso solo le causo repulsión en el estómago al elfo. Y no es que juzgara por como lucia, aunque sin duda agraciado, no era, pero también era el ser más despreciable de todo el reino.
— Lo estarás, sabía que querías estar con él en estos momentos. — le aseguro. El elfo acompañó a la princesa hasta donde tenían a Theodred. — ¿Está seguro de que nada se puede? Y si yo… — él sabía de sanación y tenía su poder elfico, pero jamás había tratado una herida mortífera, pero estaba tan desesperado por ayudar que no pudo evitar intentar preguntar. Más cuando escucho el grito desgarrador de Aldara. — No, Calandil, fue una herida mortal, ni la magia elfica podría revertirlo. — le explico el curandero. Le dolía tanto tener que verla sufriendo por tan horribles noticias y para peor no poder hacer nada porque las heridas eran muy mortales. — ¿Está seguro? — desistió de preguntar con la mirada que le dio el curandero de que no insistiera.
Cal sentía una frustración en el pecho, se acercó a la Princesa y se arrodilló al lado de ella. Había dejado que estuviera cerca de su hermano, pero se mantenía cerca acariciando su cabello. Sentía demasiad impotencia. — Si tan solo hubiera podido hacer algo. Juro que lo intentaría. Como quisiera que no tuvieras que pasar por esto. — murmuraba mientras seguía intentando calmarla con aquellas suaves caricias en el cabello. — Sí, quieres que los deje solo nada más dímelo, yo simplemente no me gusta dejarte así tan abatida. Pero si necesitas espacio lo entenderé. — comento, porque igual quería un momento a solas. No estaba seguro, de ser por él la acompañaría todo lo que fuera necesario.
— No, no debía de estar ahí. Él, ni ningún otro soldado. Aquella fue una misión suicida, Grima lo sabía y aun así sugirió para que el rey lo ordenara. — si había un verdadero culpable en todo esto era Lengua de Serpiente. Era como si se quisiera deshacer de los herederos poco a poco. No dudaba que intentara también enviar a Eomer lejos. Claro, a las princesas no las enviaría a la guerra, pero igual ya veía que intentaba forzar alguna de ellas a estar con él y eso solo le causo repulsión en el estómago al elfo. Y no es que juzgara por como lucia, aunque sin duda agraciado, no era, pero también era el ser más despreciable de todo el reino.
— Lo estarás, sabía que querías estar con él en estos momentos. — le aseguro. El elfo acompañó a la princesa hasta donde tenían a Theodred. — ¿Está seguro de que nada se puede? Y si yo… — él sabía de sanación y tenía su poder elfico, pero jamás había tratado una herida mortífera, pero estaba tan desesperado por ayudar que no pudo evitar intentar preguntar. Más cuando escucho el grito desgarrador de Aldara. — No, Calandil, fue una herida mortal, ni la magia elfica podría revertirlo. — le explico el curandero. Le dolía tanto tener que verla sufriendo por tan horribles noticias y para peor no poder hacer nada porque las heridas eran muy mortales. — ¿Está seguro? — desistió de preguntar con la mirada que le dio el curandero de que no insistiera.
Cal sentía una frustración en el pecho, se acercó a la Princesa y se arrodilló al lado de ella. Había dejado que estuviera cerca de su hermano, pero se mantenía cerca acariciando su cabello. Sentía demasiad impotencia. — Si tan solo hubiera podido hacer algo. Juro que lo intentaría. Como quisiera que no tuvieras que pasar por esto. — murmuraba mientras seguía intentando calmarla con aquellas suaves caricias en el cabello. — Sí, quieres que los deje solo nada más dímelo, yo simplemente no me gusta dejarte así tan abatida. Pero si necesitas espacio lo entenderé. — comento, porque igual quería un momento a solas. No estaba seguro, de ser por él la acompañaría todo lo que fuera necesario.
Calandil — Palacio — Rohan con Aldara
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4. En las buenas
y en las malas
La princesa estaba desesperada por su hermano que con solo mirar la expresión de su gran amigo ya podía notar que no había esperanza alguna. Trato de buscar tranquilidad al ir de su mano hacia los aposentos donde lo tenían.
— Es que no debía ir. No es que no crea en sus habilidades de lucha pero con todo el peligro que hay fuera y que no eran suficientes era lógico que iba a pasar, igual no quería perder las esperanzas porque siempre uno puede demostrar que es fuerte. Ya me has visto a mi y mi hermana que sabemos luchar aunque no debamos. — Llegaron a donde estaban. Su hermano ahí tendido donde los curanderos solo observaban porque no podían hacer más y delataban sus miradas tristes hizo que fuera una imagen desoladora.
Ella se acercó a llorar a su lado sabiendo que en cualquier momento se moría. Necesitaba llorar en silencio para luego reaccionar y despedirse. Un poco de esperanza nuevamente reapareció en ella cuando Cal mencionó que si podía sanarlo con la sanación élfica pero dijeron que no — Pero debe intentarlo. ¿No? ¡Debe intentarlo! — Realmente aún no lo asumía del todo mientras tenía sus ojos verdes abundados en lágrimas — Hermanito...— Más bien fue como un lamento y luego solo escuchó las palabras de Cal que trataba de consolarla de todas las formas, era tan bueno y se preocupaba por ella. — Lo sé... lo sé. Sé que lo harías... pero al parecer sí fue herido de gravedad. ¿Ahora que va a pasar con nosotros? Mi papá ni siquiera reacciona ni siquiera con esto. ¿No te parece suficiente? Es demasiado cruel. — Decía sin poder contener su llanto, ya que tenía mucha angustia acumulada en su pecho.
— Te necesito aquí... quédate, por favor— Dijo y solo se quedo al lado de su hermano recitando suaves palabras de despedida y también acariciando el cabello de Theodred.
— Es que no debía ir. No es que no crea en sus habilidades de lucha pero con todo el peligro que hay fuera y que no eran suficientes era lógico que iba a pasar, igual no quería perder las esperanzas porque siempre uno puede demostrar que es fuerte. Ya me has visto a mi y mi hermana que sabemos luchar aunque no debamos. — Llegaron a donde estaban. Su hermano ahí tendido donde los curanderos solo observaban porque no podían hacer más y delataban sus miradas tristes hizo que fuera una imagen desoladora.
Ella se acercó a llorar a su lado sabiendo que en cualquier momento se moría. Necesitaba llorar en silencio para luego reaccionar y despedirse. Un poco de esperanza nuevamente reapareció en ella cuando Cal mencionó que si podía sanarlo con la sanación élfica pero dijeron que no — Pero debe intentarlo. ¿No? ¡Debe intentarlo! — Realmente aún no lo asumía del todo mientras tenía sus ojos verdes abundados en lágrimas — Hermanito...— Más bien fue como un lamento y luego solo escuchó las palabras de Cal que trataba de consolarla de todas las formas, era tan bueno y se preocupaba por ella. — Lo sé... lo sé. Sé que lo harías... pero al parecer sí fue herido de gravedad. ¿Ahora que va a pasar con nosotros? Mi papá ni siquiera reacciona ni siquiera con esto. ¿No te parece suficiente? Es demasiado cruel. — Decía sin poder contener su llanto, ya que tenía mucha angustia acumulada en su pecho.
— Te necesito aquí... quédate, por favor— Dijo y solo se quedo al lado de su hermano recitando suaves palabras de despedida y también acariciando el cabello de Theodred.
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4. En las buenas
y en las malas
Por más hábil que es el príncipe y todos nuestros hombres. La desventaja era evidente, ellos solo quisieron honrar su trabajo y fidelidad al reino. No merecian esto.— porque podían haber sido tildados de traidores si se negaban. Cuando en realidad tenían todas las razones para hacerlo. Y claro, el príncipe se vio forzado a dar el ejemplo. No iba a dejar ir a sus soldados a una muerte segura solos. Grima parecía tonto, pero no lo era, había planeado cada una de estas cosas para poco a poco ir haciéndose con el poder.
Verla llorar, le dolía hasta el alma, y él quería intentar hacer algo. Más no se lo permitieron. Esta vez porque realmente no habría diferencia alguna y solo podía avivar esperanzas donde ya no las había. Eso le frustraba. Tenía poderes, pero no podía hacer nada para cambiar el dolor que tenía la chica por la cual su corazón latía.
— Lo sé, todo esto a complicado aún más las circunstancias. Pero yo… yo hasta donde me den las fuerzas las cuidaré… te cuidaré. — no le importaba terminar de vuelta en aquel calabozo o ser torturado. Haría lo que estuviera en sus manos para que aquel asqueroso no se les acercará. — Yo tengo el presentimiento de que Gandalf está cerca. No lo sé, es como una pequeña sensación de que no todo está perdido. — Dijo esto en un murmullo para que solo ella lo escuchará y así darle un poquito de esperanza. Aunque nada le quitaría la tristeza por lo que estaba ocurriendo.
— Aquí estaré. No te dejaré sola. — el chico le hizo una seña a una de las muchachas para qué le preparan un té para calmar un poco a la princesa. Cal continuaba acariciando su cabello mientras ahora tarareaba una suave canción elfica que sonaba más como las de arrullar aún bebe. No sé sabía la letra, pero era lo único que tenía en su subconsciente de sus verdaderos padres y recordaba como el sonido de su voz al tararearla solía calamar a la princesa cuando pequeña llegaba triste a donde él. Quería darle algo de tranquilidad para cuando llegaran el momento final de Theodred.
Fue poco después que el chico noto como el pecho del otro dejaba de moverse por la respiración, ya no escuchaba sus latidos. Pero fue el sanador quien hizo el llamado. — Llegó el momento princesa. — anunció a la chica en referencia a que había llegado la hora de partida de este mundo del joven príncipe. Calandil solamente la contuvo entre sus brazos en un abrazo, sin importarle quién lo viera o que le dijeran algo.
Verla llorar, le dolía hasta el alma, y él quería intentar hacer algo. Más no se lo permitieron. Esta vez porque realmente no habría diferencia alguna y solo podía avivar esperanzas donde ya no las había. Eso le frustraba. Tenía poderes, pero no podía hacer nada para cambiar el dolor que tenía la chica por la cual su corazón latía.
— Lo sé, todo esto a complicado aún más las circunstancias. Pero yo… yo hasta donde me den las fuerzas las cuidaré… te cuidaré. — no le importaba terminar de vuelta en aquel calabozo o ser torturado. Haría lo que estuviera en sus manos para que aquel asqueroso no se les acercará. — Yo tengo el presentimiento de que Gandalf está cerca. No lo sé, es como una pequeña sensación de que no todo está perdido. — Dijo esto en un murmullo para que solo ella lo escuchará y así darle un poquito de esperanza. Aunque nada le quitaría la tristeza por lo que estaba ocurriendo.
— Aquí estaré. No te dejaré sola. — el chico le hizo una seña a una de las muchachas para qué le preparan un té para calmar un poco a la princesa. Cal continuaba acariciando su cabello mientras ahora tarareaba una suave canción elfica que sonaba más como las de arrullar aún bebe. No sé sabía la letra, pero era lo único que tenía en su subconsciente de sus verdaderos padres y recordaba como el sonido de su voz al tararearla solía calamar a la princesa cuando pequeña llegaba triste a donde él. Quería darle algo de tranquilidad para cuando llegaran el momento final de Theodred.
Fue poco después que el chico noto como el pecho del otro dejaba de moverse por la respiración, ya no escuchaba sus latidos. Pero fue el sanador quien hizo el llamado. — Llegó el momento princesa. — anunció a la chica en referencia a que había llegado la hora de partida de este mundo del joven príncipe. Calandil solamente la contuvo entre sus brazos en un abrazo, sin importarle quién lo viera o que le dijeran algo.
Calandil — Palacio — Rohan con Aldara
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4. En las buenas
y en las malas
Aldara había expresado absolutamente todo. No podía con el dolor, ya desde mucho antes cuando su hermano se marchó con sus guardias y no lo volvieron a ver más hasta ahora que estaba a punto de morir.
Verlo así había sido un gran golpe para ella y tanto que no podía detener sus lágrimas. Contar con el apoyo de su mejor amigo era reconfortante pero ni siquiera aquello le quitaba la angustia y las ganas de gritar que tenía en ese momento. Sollozaba, realmente tenía mucha pena por eso se quedó ahí al lado de su hermano por un largo momento esperando que hubiera hasta la más mínima esperanza para que sobreviviera. — Yo no quiero pensar que Gandalf nos ha abandonado pero no ha respondido a nuestras cartas y todo cada día se vuelve más terrible. — Siempre se había mantenido positiva pero con todo esto no se sentía con las ganas ni tenía el entusiasmo para pensar de aquella manera.
— Sé que nunca me dejarás sola, eres un buen amigo. — Dijo entre lágrimas mientras que sin poder contenerse lo abrazó para seguir llorando y asumiendo que ya esta vez sería la última vez que vería a su hermano. ¿Qué pensaría su padre? Miró a su hermana que estaba igual que ella, aunque se mostraba un poco más fuerte, era probable que estaba pensando en todo y luego lloraría con más angustia cuando estuviera sola, igual estaba al tanto que las esperanzas las perdía cada día.
Ya habían dicho que eran los últimos de vida de su querido hermano así que solo le tocaba esperar, ni siquiera supo lo que hizo pero lo miró. Fue cuando se acercó su hermana y tomó su mano hasta cuando recibieron aquella frase que fue como si le apuñalaran el corazón. El último suspiro de su hermano se escuchó y todos supieron que ya no se encontraba en este mundo. Un lamento se escuchó por parte de las dos hermanas que comenzaron a llorar mucho más fuerte, no podía con ese dolor. Nunca pensó que todo acabará así, si lo hizo por algunos momentos solo que nunca creyó que se volvería realidad. — ¿Pueden dejarnos solo un momento con él? — Pidió su hermana que estaba pidiendo espacio para que se despidieran las dos. Todos obedecieron y Aldara solo miró a Cal. — Solo será un minuto. — Le dedicaron palabras lindas a su hermano entre lamentos y decidieron que buscarían la ropa adecuada para dejarlo ir. Igual intercambiaron palabras de su padre que ambas pensaban lo mismo que no era él y corría la posibilidad que estaba hechizado.
Por supuesto que cuando salieron pidieron que cuidaran el cuerpo de su hermano mientras ella con la compañía de Calandil iban por sus cosas. Sin duda alguna, todo estaba siendo muy triste y sentía como solo reaccionaba de puro impulso, la pelirroja se mantenía silenciosa la mayor parte del tiempo.
Verlo así había sido un gran golpe para ella y tanto que no podía detener sus lágrimas. Contar con el apoyo de su mejor amigo era reconfortante pero ni siquiera aquello le quitaba la angustia y las ganas de gritar que tenía en ese momento. Sollozaba, realmente tenía mucha pena por eso se quedó ahí al lado de su hermano por un largo momento esperando que hubiera hasta la más mínima esperanza para que sobreviviera. — Yo no quiero pensar que Gandalf nos ha abandonado pero no ha respondido a nuestras cartas y todo cada día se vuelve más terrible. — Siempre se había mantenido positiva pero con todo esto no se sentía con las ganas ni tenía el entusiasmo para pensar de aquella manera.
— Sé que nunca me dejarás sola, eres un buen amigo. — Dijo entre lágrimas mientras que sin poder contenerse lo abrazó para seguir llorando y asumiendo que ya esta vez sería la última vez que vería a su hermano. ¿Qué pensaría su padre? Miró a su hermana que estaba igual que ella, aunque se mostraba un poco más fuerte, era probable que estaba pensando en todo y luego lloraría con más angustia cuando estuviera sola, igual estaba al tanto que las esperanzas las perdía cada día.
Ya habían dicho que eran los últimos de vida de su querido hermano así que solo le tocaba esperar, ni siquiera supo lo que hizo pero lo miró. Fue cuando se acercó su hermana y tomó su mano hasta cuando recibieron aquella frase que fue como si le apuñalaran el corazón. El último suspiro de su hermano se escuchó y todos supieron que ya no se encontraba en este mundo. Un lamento se escuchó por parte de las dos hermanas que comenzaron a llorar mucho más fuerte, no podía con ese dolor. Nunca pensó que todo acabará así, si lo hizo por algunos momentos solo que nunca creyó que se volvería realidad. — ¿Pueden dejarnos solo un momento con él? — Pidió su hermana que estaba pidiendo espacio para que se despidieran las dos. Todos obedecieron y Aldara solo miró a Cal. — Solo será un minuto. — Le dedicaron palabras lindas a su hermano entre lamentos y decidieron que buscarían la ropa adecuada para dejarlo ir. Igual intercambiaron palabras de su padre que ambas pensaban lo mismo que no era él y corría la posibilidad que estaba hechizado.
Por supuesto que cuando salieron pidieron que cuidaran el cuerpo de su hermano mientras ella con la compañía de Calandil iban por sus cosas. Sin duda alguna, todo estaba siendo muy triste y sentía como solo reaccionaba de puro impulso, la pelirroja se mantenía silenciosa la mayor parte del tiempo.
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4. En las buenas
y en las malas
Comprendía que se sintiera desesperada por el silencio del mago. Las cosas en Rohan se complicaban cada vez más, y más. — Lo sé, su silencio nos hace sentir dudas. Pero por yo creo que sí, no todo está perdido, aunque lo parezca. Créeme, he pasado por ese sentimiento de desolación. Pero luego de la tempestad viene la calma. El sol vuelve a salir, y las flores a florecer. Es lo que va a pasar con Rohan, va a volver a brillar. — intentaba de darle un poco de aliento, porque ánimos difícilmente. Eran momentos tristes.
— Nunca, nunca lo haré. — le afirmaba mientras la sostenía en sus brazos, acariciando su cabello y aferrándola a su pecho como si con aquello le pudiera relevar la carga a él. Siempre estaría ahí para ella. No la abandonaría por más que le hiciera la vida de cuadros, o lo quisiera intentar torturar nuevamente. Sí, su amigo, pues aun con el amor que le tenía sabia que eso era y no dejaría de serlo porque no le correspondiera. Quien sabía, tal vez con el tiempo podría cambiar. Pero pensar en eso ahora mismo era hasta egoísta, así que él simplemente estaba haciendo lo que debía de hacer. Ser su soporte.
Había pasado lo que todos temían. El joven príncipe había pasado a mejor vida. Calandil no habría querido dejarla sola, pero por su propia petición y la de Eowyn obedeció. — Está bien. Estaré en el pasillo. — le aseguro para que supiera que no se pensaba a ir de aquel lugar. Que podía buscarlo o pedirle que la acompañara si así lo deseaba. Ahora más que nunca necesitaba de una compañía que le ayudara a mantener la calma. Esperaba que Grima no se le ocurriera aparecerse a meter su veneno disfrazado de sus condolencias.
Aldara casi no hablo al salir, por no decir que apenas y descifró que era lo que iba a hacer. Cal simplemente la siguió y fue ahí cuando comprendió que buscaban los ajuares para preparar al cuerpo de Theodred. Eso era algo que lo hubiera podido hacer él o alguna de las damas. No era trabajo para ella. Sin embargo, notaba que lo hacía sin tan siquiera pensarlo. Solo porque sentía la necesidad de hacerlo. — Oye… mírame sí… — dijo tomando su mano para detenerla por un momento, y levantando su barbilla con la otra para que lo mirara. — Sé que quieres hacer esto. Pero déjame ayudarte. — Sentía que ni siquiera estaba muy consciente de lo que hacía. — No tienes que hacerlo sola. Por favor, di algo. Me parte el corazón, verte así de triste. — Confesó el elfo.
— Nunca, nunca lo haré. — le afirmaba mientras la sostenía en sus brazos, acariciando su cabello y aferrándola a su pecho como si con aquello le pudiera relevar la carga a él. Siempre estaría ahí para ella. No la abandonaría por más que le hiciera la vida de cuadros, o lo quisiera intentar torturar nuevamente. Sí, su amigo, pues aun con el amor que le tenía sabia que eso era y no dejaría de serlo porque no le correspondiera. Quien sabía, tal vez con el tiempo podría cambiar. Pero pensar en eso ahora mismo era hasta egoísta, así que él simplemente estaba haciendo lo que debía de hacer. Ser su soporte.
Había pasado lo que todos temían. El joven príncipe había pasado a mejor vida. Calandil no habría querido dejarla sola, pero por su propia petición y la de Eowyn obedeció. — Está bien. Estaré en el pasillo. — le aseguro para que supiera que no se pensaba a ir de aquel lugar. Que podía buscarlo o pedirle que la acompañara si así lo deseaba. Ahora más que nunca necesitaba de una compañía que le ayudara a mantener la calma. Esperaba que Grima no se le ocurriera aparecerse a meter su veneno disfrazado de sus condolencias.
Aldara casi no hablo al salir, por no decir que apenas y descifró que era lo que iba a hacer. Cal simplemente la siguió y fue ahí cuando comprendió que buscaban los ajuares para preparar al cuerpo de Theodred. Eso era algo que lo hubiera podido hacer él o alguna de las damas. No era trabajo para ella. Sin embargo, notaba que lo hacía sin tan siquiera pensarlo. Solo porque sentía la necesidad de hacerlo. — Oye… mírame sí… — dijo tomando su mano para detenerla por un momento, y levantando su barbilla con la otra para que lo mirara. — Sé que quieres hacer esto. Pero déjame ayudarte. — Sentía que ni siquiera estaba muy consciente de lo que hacía. — No tienes que hacerlo sola. Por favor, di algo. Me parte el corazón, verte así de triste. — Confesó el elfo.
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La princesa realmente quería creer las palabras de su querido amigo elfo. Siempre encontraba las palabras precisas para calmarla y creer que tenía razón, solo que no era el momento, su hermano estaba a punto de fallecer y no había esperanza alguna porque su padre estaba mal y Gandalf no se había pronunciado ante su grito de ayuda. Rohan lo necesitaba con todas sus fuerzas, que vinieran otros caballeros de reinos vecinos porque tenían todas las de perder.— Es que sí... ¿Cuántas cartas no les hemos enviado ya? Y no se aparece, nadie nos ayuda. Y aunque realmente quiero creer en tus palabras en este momento estoy dudando mucho... no quiero que Rohan sea consumida por la maldad mucho más ahora que estamos tan vulnerables. — Se lamentó la pelirroja que al estar ya allí con su hermano solo tenía que dejarlo ir donde no paraba de llorar, ya no lo volvería a verlo, esto era mucho peor que estuviera afuera luchando. ¡Y su papá ni siquiera se había aparecido!
Calandil en ningún momento la dejo mientras lo estaba pasando más mal ahí llorando y lamentando su pérdida. Porque no fue mucho el tiempo que su querido hermano se marchó y ahí quedo inerte en los aposentos. Pidió espacio para que con su hermana siguieran despidiéndose y así comenzar todo el procedimiento para que tuviera su entierro. Era una gran perdida para Rohan que se había quedado sin heredero, el pueblo en sí lo lamentaría mucho si es que ya no se habían enterado ya de los rumores.
Tenía que ir a buscar algo de ropa pero apenas podía caminar y nuevamente fue Cal quién vino en su ayuda, ya lo había sentido pero era real que estaban surgiendo más sentimientos hacía él, era tan atento, se preocupaba por ella todo el tiempo y no la dejaba sola, le importaba su bienestar, sin lugar a dudas, no podía dejar ir a alguien como él. Y con tanto miedo que sentía que podría pasar con Rohan tomar algo de riesgos quizás ni era tema. Se iba a lamentar si el castillo se destruía por aquellos orcos o terribles criaturas que vendrían invadir. — Gracias, sí... sí.... nunca me negaría a tu ayuda... más que ahora no puedo... lamento tanto estar tan triste pero nunca pensé que todo terminaría así... mi hermanito... todavía no lo puedo creer. — Exclamó mientras le ofrecía el brazo para que la ayudará a caminar porque sentía que se podría caer en cualquier momento con lo perdida que se encontraba, hasta caer desmayada solo que esperaba que aquello no sucediera, tenía mucho que hacer aún y tenía que mantenerse serena en todo el funeral si es que era posible si se lo hacían. Ante todo no podían permitir que el cuerpo se descompusiera, imaginaba que de aquello se encargaban ya los sanadores o consejeros.
Calandil en ningún momento la dejo mientras lo estaba pasando más mal ahí llorando y lamentando su pérdida. Porque no fue mucho el tiempo que su querido hermano se marchó y ahí quedo inerte en los aposentos. Pidió espacio para que con su hermana siguieran despidiéndose y así comenzar todo el procedimiento para que tuviera su entierro. Era una gran perdida para Rohan que se había quedado sin heredero, el pueblo en sí lo lamentaría mucho si es que ya no se habían enterado ya de los rumores.
Tenía que ir a buscar algo de ropa pero apenas podía caminar y nuevamente fue Cal quién vino en su ayuda, ya lo había sentido pero era real que estaban surgiendo más sentimientos hacía él, era tan atento, se preocupaba por ella todo el tiempo y no la dejaba sola, le importaba su bienestar, sin lugar a dudas, no podía dejar ir a alguien como él. Y con tanto miedo que sentía que podría pasar con Rohan tomar algo de riesgos quizás ni era tema. Se iba a lamentar si el castillo se destruía por aquellos orcos o terribles criaturas que vendrían invadir. — Gracias, sí... sí.... nunca me negaría a tu ayuda... más que ahora no puedo... lamento tanto estar tan triste pero nunca pensé que todo terminaría así... mi hermanito... todavía no lo puedo creer. — Exclamó mientras le ofrecía el brazo para que la ayudará a caminar porque sentía que se podría caer en cualquier momento con lo perdida que se encontraba, hasta caer desmayada solo que esperaba que aquello no sucediera, tenía mucho que hacer aún y tenía que mantenerse serena en todo el funeral si es que era posible si se lo hacían. Ante todo no podían permitir que el cuerpo se descompusiera, imaginaba que de aquello se encargaban ya los sanadores o consejeros.
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4. En las buenas
y en las malas
No había manera de hacer que aquel dolor desapareciera, aun cuando el elfo deseara hacerlo quitarle el dolor la muchacha. Por más que deseaba tomarlo para él y que ella no sufriera, no podía. Era imposible. Sin embargo, él estar allí, darle aliento, eso sí podía hacerlo. El problema aquí era que esta muerte solo era el reflejo de lo mal que estaba el reino. Lo cual hacía todo aún más triste. Calandil intentaba de ser positivo, y es que claro por su edad ya había pasado por tantas cosas que se le hacía más fácil creer que todo podía mejorar y que Gandalf llegaría.
Le miró con ternura al escucharla. — Quizás algo ocurrió, no creo que nos quisiera dejar a nuestra suerte. Va a llegar, va a llegar. — Le aseguró. — Pero eso no quiere decir que no debemos estar preparados y alerta. — Murmuró, pues podía oler la maldad en el aire. Tiempos obscuros se acercaban y no era solo para Rohan. También para el resto de la Tierra Media. Más por ahora era momento de despedirse del príncipe caído.
Calandil le había dado su espacio para que estuvieran a solas, pero nunca se alejó de la princesa. Ahora que se disponía a buscar ropa para el fallecido, decidió intentar intervenir ayudándole porque la pelirroja seguía muy alterada, nerviosa. Ni siquiera parecía coordinar bien lo que hacía. Soltó un suspiro de alivio al escuchar que aceptaba su ayuda. Para eso estaban los amigos. ¿No? — Es mejor así, ¿no tienes por qué estar sola en esto? Nadie se lo esperaba, tan joven y con un futuro brillante. — murmuro de manera amarga, era doloroso cuando las vidas se apagaban así. De por sí, para él ver el siclo de vida natural de los hombres siempre le había parecido corto, más aún cuando era una vida tronchada en plena juventud.
El elfo se aseguró de que estuviera sujetada firmemente a su brazo. Temía que se fuera a caer, parresia estar débil de la misma pena. Cuando llegaron a la puerta de la habitación donde estaba la ropa, el chico se detuvo. — A ver, no tienes por qué hacerlo tú. Te ves muy pálida, yo saco la ropa. ¿sí? — le dijo tomando por un momento su mentón para que lo mirara. — Solo dime cuál. Yo la traigo. — le aseguro mientras le ofrecía sentarse en un banco que había en el pasillo. Noto que había soldados que iban y venida de un lado para otro. Que estaría tramando Grima ahora, mejor ni pensaba en eso, ya suficiente tenían con lo de Theodred.
Le miró con ternura al escucharla. — Quizás algo ocurrió, no creo que nos quisiera dejar a nuestra suerte. Va a llegar, va a llegar. — Le aseguró. — Pero eso no quiere decir que no debemos estar preparados y alerta. — Murmuró, pues podía oler la maldad en el aire. Tiempos obscuros se acercaban y no era solo para Rohan. También para el resto de la Tierra Media. Más por ahora era momento de despedirse del príncipe caído.
Calandil le había dado su espacio para que estuvieran a solas, pero nunca se alejó de la princesa. Ahora que se disponía a buscar ropa para el fallecido, decidió intentar intervenir ayudándole porque la pelirroja seguía muy alterada, nerviosa. Ni siquiera parecía coordinar bien lo que hacía. Soltó un suspiro de alivio al escuchar que aceptaba su ayuda. Para eso estaban los amigos. ¿No? — Es mejor así, ¿no tienes por qué estar sola en esto? Nadie se lo esperaba, tan joven y con un futuro brillante. — murmuro de manera amarga, era doloroso cuando las vidas se apagaban así. De por sí, para él ver el siclo de vida natural de los hombres siempre le había parecido corto, más aún cuando era una vida tronchada en plena juventud.
El elfo se aseguró de que estuviera sujetada firmemente a su brazo. Temía que se fuera a caer, parresia estar débil de la misma pena. Cuando llegaron a la puerta de la habitación donde estaba la ropa, el chico se detuvo. — A ver, no tienes por qué hacerlo tú. Te ves muy pálida, yo saco la ropa. ¿sí? — le dijo tomando por un momento su mentón para que lo mirara. — Solo dime cuál. Yo la traigo. — le aseguro mientras le ofrecía sentarse en un banco que había en el pasillo. Noto que había soldados que iban y venida de un lado para otro. Que estaría tramando Grima ahora, mejor ni pensaba en eso, ya suficiente tenían con lo de Theodred.
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4. En las buenas
y en las malas
Rompió de nuevo en llanto con tan solo escuchar que esto estaba planeado por lo mal que estaba su padre que parecía un ente sin vida y que todo había sido culpa de Grimma. Ella no entendía como podía seguir todavía allí después de todo el daño que estaba causando y lo otro que no podía entender como algunos creían en él arruinando todo lo que había sido el reino, seguro los convencía prometiendo títulos o tesoros que ni siquiera tenía, porque tan solo era un consejero que deseaba mucho poder que no le pertenecía, ahora sería su hermana que iba a tomar el lugar de heredera. Sentía tanta pena porque no solo Rohan estaba en peligro y seguro que aquellas filas del mal vendrían al saber que estaban demasiado vulnerables y Gandalf todavía no venía a ayudarlos.
— Yo espero que sí... quizás le ha pasado algo y es por eso no ha recibido nuestras cartas. Deseo que de verdad este bien porque entre razas ni siquiera se involucran para venir a protegernos. Rohan esta demasiado débil y temo que desaparezca por completo — Inculcó pelirroja que en ese instante seguía con pena, temores y convencida que pasaría algo peor después de esto. ¡Grima hasta podría matar a su papá en un descuido! — Más que alertas, querido amigo.... tenemos enemigos aquí mismo — Señaló con puchero y soltando un suspiro, le dolía el pecho por la angustia que sentía.
Estaba tan ida y mareada por lo que sucedía que ni siquiera era capaz de buscar bien porque le temblaban las piernas y manos, que lo único que deseaba era acostarse a llorar ¡Pero tampoco se podía quedar así! Agradecía que estaba su amigo o sino habría terminado gritando en los aposentos de su hermano. — Pudo ser un excelente rey...— Sollozo. Ahora ese papel lo tendría su hermana si es que lo llegaba a tener porque ese título de princesa siempre estaría junto a ella.
Tomó su brazo y le agradeció con la mirada. Asintió como pudo y luego se sentó en aquella banca. Hasta era dificil pensar porque era un cumulo de recuerdos que tenía en su cabeza y sinceramente habría sido todo un gusto haber pasado esos días con su hermano. Porque todo se iba a los recuerdos de infancia y adolescencia, y lo protector que solía ser Theodred. — Gracias, de verdad no sé donde voy a sacar la fuerza y no desmayarme con todo lo que hay que hacer. — Siseó notando que sus lágrimas aún seguían saliendo y su voz no dejaba de quebrarse, era muy doloroso. Le habría gustado ser más fuerte como su hermana. — Definitivamente el traje café claro con toques oscuros... sí era el que más le gustaba, siempre lo usaba y luego lo mando hacer a su medida, amaba esos colores — Suspiró. Es que su cabello contrastaba con esos colores. — Sí... justo es ese. — Fue cuando notó movimiento y lo miró confuso.
— ¿Qué... qué... sucede? — Se asustó. No iban hacia donde estaban su hermano y algunos susurraban entre ellos. ¿Sería algo que estaba tramando Grima?
— Yo espero que sí... quizás le ha pasado algo y es por eso no ha recibido nuestras cartas. Deseo que de verdad este bien porque entre razas ni siquiera se involucran para venir a protegernos. Rohan esta demasiado débil y temo que desaparezca por completo — Inculcó pelirroja que en ese instante seguía con pena, temores y convencida que pasaría algo peor después de esto. ¡Grima hasta podría matar a su papá en un descuido! — Más que alertas, querido amigo.... tenemos enemigos aquí mismo — Señaló con puchero y soltando un suspiro, le dolía el pecho por la angustia que sentía.
Estaba tan ida y mareada por lo que sucedía que ni siquiera era capaz de buscar bien porque le temblaban las piernas y manos, que lo único que deseaba era acostarse a llorar ¡Pero tampoco se podía quedar así! Agradecía que estaba su amigo o sino habría terminado gritando en los aposentos de su hermano. — Pudo ser un excelente rey...— Sollozo. Ahora ese papel lo tendría su hermana si es que lo llegaba a tener porque ese título de princesa siempre estaría junto a ella.
Tomó su brazo y le agradeció con la mirada. Asintió como pudo y luego se sentó en aquella banca. Hasta era dificil pensar porque era un cumulo de recuerdos que tenía en su cabeza y sinceramente habría sido todo un gusto haber pasado esos días con su hermano. Porque todo se iba a los recuerdos de infancia y adolescencia, y lo protector que solía ser Theodred. — Gracias, de verdad no sé donde voy a sacar la fuerza y no desmayarme con todo lo que hay que hacer. — Siseó notando que sus lágrimas aún seguían saliendo y su voz no dejaba de quebrarse, era muy doloroso. Le habría gustado ser más fuerte como su hermana. — Definitivamente el traje café claro con toques oscuros... sí era el que más le gustaba, siempre lo usaba y luego lo mando hacer a su medida, amaba esos colores — Suspiró. Es que su cabello contrastaba con esos colores. — Sí... justo es ese. — Fue cuando notó movimiento y lo miró confuso.
— ¿Qué... qué... sucede? — Se asustó. No iban hacia donde estaban su hermano y algunos susurraban entre ellos. ¿Sería algo que estaba tramando Grima?
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4. En las buenas
y en las malas
Es lo más probable. Las veces que he coincidido con el mago nunca ha sido de los que deja en desamparo… y por eso mismo él igual podría ayudar a que se unan más las razas. No sé, muchos lo respetan. Es que la mayoría se enfoca en las diferencias entre razas y se olvidan de las cosas que tenemos en común. Como el enemigo. Eso ya de por sí es motivo suficiente. — él solo quería buscar la forma de darle un poco de paz, aunque fuera efímera. Era doloroso ver su tristeza y no poder hacer mucho para evitarlo. — Desafortunadamente es cierto. — comentó negando.
Cuando una vida se apagaba tan joven siempre era lamentable. Pero lo era aún más cuando se trataba de alguien productivo para la sociedad. — Lo sé, de los mejores. — afirmó, porque no tenía queja alguna del príncipe. Siempre había sido amable y dedicado a su pueblo. Hubiera aportado mucho a Rohan.
El elfo estaba atento a la princesa. No podía dejarla a su suerte en momentos como estos. Por lo que le intentaba ayudar en todo lo que podía. Le preocupaba su estado, se veía tan vulnerable en estos momentos. Pero sabía que ella era fuerte, esto pasaría y pronto volvería a ser la de antes, aunque sí con esa marca en el corazón porque esas cosas se llevaban de por vida, muy bien lo sabía él que había tenido tantas pérdidas. Asintió ante la indicación de cuál vestimenta deseaba para su hermano para luego proseguir a buscar. Entregándole la misma a la joven.
Tal parecía que no tendrían ni un minuto de paz en el castillo. Ni siquiera los dejaban expresar la pena. Pues ahí, con todo el movimiento que estaba observando, imaginaba que algo importante estaba ocurriendo y eso no le gustaba nada. — No lo sé, pero lo averiguaré. Vengo rápido, lo prometo. — Le indicó apretando suave su mano con cariño.
Calandil avanzó pronto a donde se encontraba la mayoría de la gente. Casi se quedó paralizado al notar como Eomer y su grupo de jinetes abandonaban la ciudadela de manera un tanto extraña. Fue ahí cuando se topó con uno de los ancianos. — Pero... ¿qué pasó? — el hombre le dio una suave palmada y negó. — El rey terminó por perder el juicio. Acaba de desterrar al joven príncipe Eomer y sus jinetes más leales se fueron con él. — Le anunciaba con amargura. — Me dejó un recado para ti, y sus hermanas. Sabe que son fuertes y podrán sobrellevar esto, que espera que algún momento se puedan reencontrar. Y que usted, joven Calandil, no se aparte de su lado. Sabe que se pueden defender muy bien. Pero no desea que se sientan solas, abandonadas. —
El elfo solo asintió y no dijo nada. Esto debía de ser obra del maldito de Grima. El rey no estaba en los cabales para dar una orden así. No le quedó de otra que regresar con Aldara. ¿Ahora como rayos le daba esta noticia a momentos en el que apenas y se intentaba recomponer de la muerte de Theodred? Cal se acercó con un tono serio y de preocupación. — No sé ni como decirlo, Aldara. Todos están “bien” si hablamos de salud. Pero el ajetreo no fue por nada bueno… — La verdad es que nunca antes había sentido tanta rabia e impotencia. Ni siquiera cuando lo encerraron en el calabozo. Él no era violento más si se topaba de frente a Lengua de Serpiente, sentía que era capaz de pegarle en estos momentos por causarle tanto dolor a la pelirroja.
Cuando una vida se apagaba tan joven siempre era lamentable. Pero lo era aún más cuando se trataba de alguien productivo para la sociedad. — Lo sé, de los mejores. — afirmó, porque no tenía queja alguna del príncipe. Siempre había sido amable y dedicado a su pueblo. Hubiera aportado mucho a Rohan.
El elfo estaba atento a la princesa. No podía dejarla a su suerte en momentos como estos. Por lo que le intentaba ayudar en todo lo que podía. Le preocupaba su estado, se veía tan vulnerable en estos momentos. Pero sabía que ella era fuerte, esto pasaría y pronto volvería a ser la de antes, aunque sí con esa marca en el corazón porque esas cosas se llevaban de por vida, muy bien lo sabía él que había tenido tantas pérdidas. Asintió ante la indicación de cuál vestimenta deseaba para su hermano para luego proseguir a buscar. Entregándole la misma a la joven.
Tal parecía que no tendrían ni un minuto de paz en el castillo. Ni siquiera los dejaban expresar la pena. Pues ahí, con todo el movimiento que estaba observando, imaginaba que algo importante estaba ocurriendo y eso no le gustaba nada. — No lo sé, pero lo averiguaré. Vengo rápido, lo prometo. — Le indicó apretando suave su mano con cariño.
Calandil avanzó pronto a donde se encontraba la mayoría de la gente. Casi se quedó paralizado al notar como Eomer y su grupo de jinetes abandonaban la ciudadela de manera un tanto extraña. Fue ahí cuando se topó con uno de los ancianos. — Pero... ¿qué pasó? — el hombre le dio una suave palmada y negó. — El rey terminó por perder el juicio. Acaba de desterrar al joven príncipe Eomer y sus jinetes más leales se fueron con él. — Le anunciaba con amargura. — Me dejó un recado para ti, y sus hermanas. Sabe que son fuertes y podrán sobrellevar esto, que espera que algún momento se puedan reencontrar. Y que usted, joven Calandil, no se aparte de su lado. Sabe que se pueden defender muy bien. Pero no desea que se sientan solas, abandonadas. —
El elfo solo asintió y no dijo nada. Esto debía de ser obra del maldito de Grima. El rey no estaba en los cabales para dar una orden así. No le quedó de otra que regresar con Aldara. ¿Ahora como rayos le daba esta noticia a momentos en el que apenas y se intentaba recomponer de la muerte de Theodred? Cal se acercó con un tono serio y de preocupación. — No sé ni como decirlo, Aldara. Todos están “bien” si hablamos de salud. Pero el ajetreo no fue por nada bueno… — La verdad es que nunca antes había sentido tanta rabia e impotencia. Ni siquiera cuando lo encerraron en el calabozo. Él no era violento más si se topaba de frente a Lengua de Serpiente, sentía que era capaz de pegarle en estos momentos por causarle tanto dolor a la pelirroja.
Calandil — Palacio — Rohan con Aldara
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4. En las buenas
y en las malas
Su padre antes de caer en aquello que no reconocía a nadie y estar en un trance que lo hacía estar irreconocible, confiaba mucho en el mago y la verdad, era lógico que podría estar bajo un hechizo o algo muy malo que no tenía explicación, por eso estaba atenta a las palabras del elfo y asintió. Ella estaba perdiendo la esperanza, y ahora con la muerte de su hermano, la tristeza había invadido a tal punto su ser que todo estaba oscuro y con desesperanza. Si no hubiera estado ahí su gran amigo se habría desmoronado aún más. El dolor y la fuerte angustia aún la tenía acumulada en su pecho y sentía que solo era por instinto que caminaba.
— Es que no entiendo como mi padre no reacciona con este impacto. No entiendo, es un dolor tan grande que ni siquiera puedo caminar y solo quiero lamentarme. ¡Y él ni lo ha visto! No entiendo, no entiendo lo que pasa — Se aferró al brazo de Calandil porque sentía que en cualquier momento se desvanecía y aún tenían que vestirlo para que se fuera galante, pudo haber sido un excelente rey y sabía que su padre cuando reaccionará se iba a lamentar tanto que ya no querría nada. Era su heredero, a aquel que había educado muy bien y ahora estaba en el olvido. Ya no sabía que hacer, solo esperaba que Gandalf llegara porque después de esto serían los siguientes con la guerra que se aproximaba, los hombres habían dejado claro que era un grupo numeroso y el que se habían enfrentado no era nada a los que podrían llegar, había que informar también a los otros reinos.
Descansaba un poco, y ni siquiera pudo hacerlo cuando vio que había ruido y escándalo, desde esa distancia no podía ver nada así que dejó que Calandil fuera averiguar, tuvo un mal presentimiento. La gente la miró con lástima y ella no entendió solo tuvo que algo muy malo se aproximaba, hasta que su amigo le dio las noticias.
— ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? — insistió la princesa. El elfo ni siquiera podía articular palabra alguna por lo que quería decirle. Algo que tenía que ver su padre y seguramente Grimma. — ¿Qué hizo ese inutil esta vez? Dime, por favor, Calandil ¡Porque la gente se esta quejando! ¿Por qué algunos me miran con lástima? — Insistió la princesa que nunca pensó que aquello iba a lograr que se sintiera más abandonada que nunca.
— Es que no entiendo como mi padre no reacciona con este impacto. No entiendo, es un dolor tan grande que ni siquiera puedo caminar y solo quiero lamentarme. ¡Y él ni lo ha visto! No entiendo, no entiendo lo que pasa — Se aferró al brazo de Calandil porque sentía que en cualquier momento se desvanecía y aún tenían que vestirlo para que se fuera galante, pudo haber sido un excelente rey y sabía que su padre cuando reaccionará se iba a lamentar tanto que ya no querría nada. Era su heredero, a aquel que había educado muy bien y ahora estaba en el olvido. Ya no sabía que hacer, solo esperaba que Gandalf llegara porque después de esto serían los siguientes con la guerra que se aproximaba, los hombres habían dejado claro que era un grupo numeroso y el que se habían enfrentado no era nada a los que podrían llegar, había que informar también a los otros reinos.
Descansaba un poco, y ni siquiera pudo hacerlo cuando vio que había ruido y escándalo, desde esa distancia no podía ver nada así que dejó que Calandil fuera averiguar, tuvo un mal presentimiento. La gente la miró con lástima y ella no entendió solo tuvo que algo muy malo se aproximaba, hasta que su amigo le dio las noticias.
— ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? — insistió la princesa. El elfo ni siquiera podía articular palabra alguna por lo que quería decirle. Algo que tenía que ver su padre y seguramente Grimma. — ¿Qué hizo ese inutil esta vez? Dime, por favor, Calandil ¡Porque la gente se esta quejando! ¿Por qué algunos me miran con lástima? — Insistió la princesa que nunca pensó que aquello iba a lograr que se sintiera más abandonada que nunca.
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4. En las buenas
y en las malas
Definitivamente, lo que ocurría con el rey no era algo normal. Calandil lo conocía desde sus tiempos de juventud cuando aún era un príncipe y nunca había sido alguien despreocupado, mucho menos alguien que no le importara la familia. Justamente eso era lo que parecía que estaba haciendo, olvidándose de los suyos, ni siquiera parecía estar llorando la perdida de su hijo. Al elfo nadie le sacaba de la cabeza que algo le habían hecho aquel hombre. Era imposible que hubiera tanta indiferencia.
— Yo insisto en que algo debieron de haberle hecho al rey. Debe de estar bajo algún hechizo o maldición. No hay de otra. El rey nunca fue alguien indiferente, más ahora pareciera hasta volverse injusto con sus decisiones. Como si no fuera él, realmente quien las tomara. — y bien que sabía quién estaba detrás de todo esto. ¿Pero realmente estaría actuando solo? Debía de seguro tener de su lado alguien más poderoso. Porque alguien tan rastrero como Grima, no es posible que contara con tanta suerte.
Calandil dejo que tomara su brazo, no podía evitar sentir preocupación por ella. Jamás la había visto tan vulnerable, ni siquiera la vez que lloro en su casa. Esto era distinto, la muerte del príncipe le había roto el corazón a Aldara. Le había asistido como pudo con lo de las vestiduras, pero pronto tuvo que marcharse a ver qué rayos ahora estaba ocurriendo. ¿Por qué seguían las cosas patas para arriba? Por un momento el rubio llego a creer que era solo la gente que aún seguía alterada por lo ocurrido. Más cuando se enteró de lo que realmente estaba pasando había quedado atónito. Aquello era la gota que derramaba la copa.
El elfo no tenía la más mínima de las ideas de como darle aquella noticia a la princesa. Primero Theodre muerto, ahora Eomer desterrado. ¿Cómo se tomaría aquello? ¡Definitivamente muy mal! Quizás hubiera sido mejor ir con Eowyn primero y luego darle la noticia junto con ella o dejar que su hermana lo hiciera. Pero no, Calandil sentía el deber de comunicárselo él mismo. Así que trato de respirar profundamente y pensar bien en cómo se lo iba a decir.
Buscaba la forma de como decirlo, de suavizarlo. Pero realmente no había manera. — El muy mal nacido logro echar al príncipe Eomer. Porque sí, estoy seguro de que el rey ni siquiera se le podría ocurrir algo así. — era todo por el veneno que le inyectaba. El muchacho sentía rabia porque este hombre lo que tenía era un abuso de poder. — No solo ha hecho que Eomer se vaya, sino que con él se fueron todos los jinetes leales a su hermano. — Añadió el chico apenado mientras negaba. Con esto dejaba no solo a las princesas desprotegidas, también a Rohan. Aunque por supuesto que Calandil no pensaba permitir que intentara nada contra ella, ni en sus sueños. Primero tendría que volver a torturarlo.
— Me da mucha rabia, solo intenta dejarlas desprotegidas. Y ese desagradable ser… — mejor ni lo dijo, seguro querría alguna de ellas como trofeo. — Sé que en algún momento volverá, su lugar es aquí. Pero a mí no me va a lograr sacar de tu lado, lo prometo. No dejaré que se te acerque. — Añadió tomando su mano olvidándose por un momento de las formalidades mientras la vía a los ojos.
— Yo insisto en que algo debieron de haberle hecho al rey. Debe de estar bajo algún hechizo o maldición. No hay de otra. El rey nunca fue alguien indiferente, más ahora pareciera hasta volverse injusto con sus decisiones. Como si no fuera él, realmente quien las tomara. — y bien que sabía quién estaba detrás de todo esto. ¿Pero realmente estaría actuando solo? Debía de seguro tener de su lado alguien más poderoso. Porque alguien tan rastrero como Grima, no es posible que contara con tanta suerte.
Calandil dejo que tomara su brazo, no podía evitar sentir preocupación por ella. Jamás la había visto tan vulnerable, ni siquiera la vez que lloro en su casa. Esto era distinto, la muerte del príncipe le había roto el corazón a Aldara. Le había asistido como pudo con lo de las vestiduras, pero pronto tuvo que marcharse a ver qué rayos ahora estaba ocurriendo. ¿Por qué seguían las cosas patas para arriba? Por un momento el rubio llego a creer que era solo la gente que aún seguía alterada por lo ocurrido. Más cuando se enteró de lo que realmente estaba pasando había quedado atónito. Aquello era la gota que derramaba la copa.
El elfo no tenía la más mínima de las ideas de como darle aquella noticia a la princesa. Primero Theodre muerto, ahora Eomer desterrado. ¿Cómo se tomaría aquello? ¡Definitivamente muy mal! Quizás hubiera sido mejor ir con Eowyn primero y luego darle la noticia junto con ella o dejar que su hermana lo hiciera. Pero no, Calandil sentía el deber de comunicárselo él mismo. Así que trato de respirar profundamente y pensar bien en cómo se lo iba a decir.
Buscaba la forma de como decirlo, de suavizarlo. Pero realmente no había manera. — El muy mal nacido logro echar al príncipe Eomer. Porque sí, estoy seguro de que el rey ni siquiera se le podría ocurrir algo así. — era todo por el veneno que le inyectaba. El muchacho sentía rabia porque este hombre lo que tenía era un abuso de poder. — No solo ha hecho que Eomer se vaya, sino que con él se fueron todos los jinetes leales a su hermano. — Añadió el chico apenado mientras negaba. Con esto dejaba no solo a las princesas desprotegidas, también a Rohan. Aunque por supuesto que Calandil no pensaba permitir que intentara nada contra ella, ni en sus sueños. Primero tendría que volver a torturarlo.
— Me da mucha rabia, solo intenta dejarlas desprotegidas. Y ese desagradable ser… — mejor ni lo dijo, seguro querría alguna de ellas como trofeo. — Sé que en algún momento volverá, su lugar es aquí. Pero a mí no me va a lograr sacar de tu lado, lo prometo. No dejaré que se te acerque. — Añadió tomando su mano olvidándose por un momento de las formalidades mientras la vía a los ojos.
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y en las malas
Las palabras de su amigo eran tan sabias porque realmente él conocía a su padre desde que era muy joven, incluso mucho antes de que ella naciera así que sabía perfectamente como se comportaba y cada persona que había en el reino. Sabía en quién se debía confiar y por eso estaba al tanto que su padre estaba bajo una maldición o un fuerte hechizo y el que podía hacer algo al respecto era Gandalf con su magia. ¿Pero que iba hacer caso a una princesa? Siempre se dirigía con su padre y el no estaba como siempre para querer llamarlo, era un ente, una marioneta de Grimma. Alguien más estaba detrás de todo esto porque necesitaban que los reinos estuvieron débiles para poder atacarlos y si el rey estaba mal, el reino también.
Lamentaba que todo fuera así. Lamentablemente su querido hermano y heredero al trono había terminado muerto al arriesgarlo a una batalla que no estaba preparado, con pocos hombres y si que era un sacrificio. Se mantuvo muda mientras se sostenía del brazo de Calandil escuchando lo que decía y deseaba ya ir donde su hermana, el problema fue que algo más ocurría y la gente no se atrevía a decirle nada. Cuando quedó sola se sintió tan vulnerable que no sirvio del todo mandar a Cal pues ya estaba yendo hacia el grupo para pedir explicaciones. Esas miradas de lástima y ya con poca esperanza le rompía el corazón.
Agradecía que su elfo más querido no la dejara con las dudas e informará que era lo que estaba sucediendo. Se puso más pálida de lo que estaba, sus ojos amenazaron a aguarse para nuevamente volver a llorar. La punzada en el corazón fue como un puñal. ¿Es que acaso ese maldito quería dejarlas vulnerables allí?. Aparte de la tristeza que sentía la rabia también la gobernó, sinceramente no era parte de ser ella sentirse así de desprotegida y vulnerable. No podía. Por su pueblo y por la gente no podía mostrarse así. —Agradezco de tenerte conmigo porque sé que no me dejarás sola, sé que buscará la forma de echarte de aquí pero no lo dejaremos. Y que se olvide que me voy a ir. Mi hermana necesita saberlo de alguna manera tenemos que protegernos de ese imbécil. — La gente que observaba y que seguía con esa mirada triste porque nada le aseguraba que el pueblo estuviera bien hizo que sacara valor. —Estaré bien, estaremos bien. La esperanza es lo último que se pierde y volveremos a ver al príncipe Eomer que estoy segura que no nos va a dejar a nuestra suerte aún cuando fue expulsado. — Esperaba que fuera por ayuda. Ahora mismo quedaban vulnerables pero sentía en el fondo de su corazón que su hermano amaba con su vida a Rohan y algo haría al respecto.
Lamentaba que todo fuera así. Lamentablemente su querido hermano y heredero al trono había terminado muerto al arriesgarlo a una batalla que no estaba preparado, con pocos hombres y si que era un sacrificio. Se mantuvo muda mientras se sostenía del brazo de Calandil escuchando lo que decía y deseaba ya ir donde su hermana, el problema fue que algo más ocurría y la gente no se atrevía a decirle nada. Cuando quedó sola se sintió tan vulnerable que no sirvio del todo mandar a Cal pues ya estaba yendo hacia el grupo para pedir explicaciones. Esas miradas de lástima y ya con poca esperanza le rompía el corazón.
Agradecía que su elfo más querido no la dejara con las dudas e informará que era lo que estaba sucediendo. Se puso más pálida de lo que estaba, sus ojos amenazaron a aguarse para nuevamente volver a llorar. La punzada en el corazón fue como un puñal. ¿Es que acaso ese maldito quería dejarlas vulnerables allí?. Aparte de la tristeza que sentía la rabia también la gobernó, sinceramente no era parte de ser ella sentirse así de desprotegida y vulnerable. No podía. Por su pueblo y por la gente no podía mostrarse así. —Agradezco de tenerte conmigo porque sé que no me dejarás sola, sé que buscará la forma de echarte de aquí pero no lo dejaremos. Y que se olvide que me voy a ir. Mi hermana necesita saberlo de alguna manera tenemos que protegernos de ese imbécil. — La gente que observaba y que seguía con esa mirada triste porque nada le aseguraba que el pueblo estuviera bien hizo que sacara valor. —Estaré bien, estaremos bien. La esperanza es lo último que se pierde y volveremos a ver al príncipe Eomer que estoy segura que no nos va a dejar a nuestra suerte aún cuando fue expulsado. — Esperaba que fuera por ayuda. Ahora mismo quedaban vulnerables pero sentía en el fondo de su corazón que su hermano amaba con su vida a Rohan y algo haría al respecto.
Aldara— Palacio — Rohan con Calandil
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4. En las buenas
y en las malas
A Calandil le entristecía todo lo que estaba ocurriendo. Sabía que Rohan había vivido momentos complicados. Pero que él recordara jamás había ocurrido una tragedia como esta. El rey no era el mismo, era solo una ficha más que Grima controlaba para hacer las cosas a su antojo. Aunque algo le decía que debía de estar trabajando para alguien más, alguien poderoso. Pues por muy astuto que fuera ese hombre, no creía que tuviera tanto mérito como para haber logrado algo como eso por cuenta propia.
Desafortunadamente, el embrujo del rey de Rohan no era el único problema y desgracia que había caído sobre aquel pueblo. También la muerte del heredero al trono y el destierro del segundo en la línea de sucesión hacía que las fuerzas del reino flaquearan. Solo quedaban las princesas que si bien eran valientes y fuertes, aquel hombre podía aprovecharse también de su lado vulnerable. Pues técnicamente las había dejado desprotegida. Pero claro, para que algo así realmente pasara tendrían que pasar por encima de Cal, aunque aquello él costará otra estadía en la mazmorra. Más la esperanza era lo último que se perdía y algo le decía que en cualquier momento Gandalf haría su aparición. Solo debían intentar resistir hasta su llegada, pues el mago seguro sabría como imponer orden y librar al rey de sí tormento.
Se sentía muy apenado y triste, pues no le gustaba ver a su querida amiga así de desolada. Hubiera preferido no tener que ser portador de malas noticias, pero necesitaba saber la verdad. Él sabía que aunque le dolería en el momento, pues era algo normal, ella podía soportar esto y mucho más. Aldara era una mujer fuerte y no se quedaría de brazos cruzados. — No tiene que agradecer nada. Lo hago de corazón y sí, estoy consciente de que buscará la forma. Pero no será tan fácil, ni siquiera le conviene deshacerse de mí por los cultivos. Sabe bien que a nadie más se les da tan bien la cosecha como a mí en este reino. — y si tenía que chantajear con eso lo haría, aunque lo de ser chantajista no le gustará. Pero si eso implicaba la posibilidad de permanecer al lado de la princesa lo haría. Aunque no podía asegurar que no lo destituyera como guardia. Pero una cosa a la vez.
— Sí, nada más me dice y la acompaño. Me aseguraré de que nadie las interrumpa o esté husmeando. — porque no dudaba tampoco que hubiera uno que otro sirviente que se vendiera a Grima bajo alguna falsa promesa.
— Estoy seguro de que así será. ¿Quizás hasta traiga noticias actualizadas de lo que está ocurriendo fuera del reino? — aseguró el elfo, quien estaba consciente de que algo malo estaba creciendo en la Tierra Media. — Grima no se saldrá con la suya. — Le aseguró el muchacho dejando un beso en una de sus manos que aún sostenía. — Todo estará bien
—
Desafortunadamente, el embrujo del rey de Rohan no era el único problema y desgracia que había caído sobre aquel pueblo. También la muerte del heredero al trono y el destierro del segundo en la línea de sucesión hacía que las fuerzas del reino flaquearan. Solo quedaban las princesas que si bien eran valientes y fuertes, aquel hombre podía aprovecharse también de su lado vulnerable. Pues técnicamente las había dejado desprotegida. Pero claro, para que algo así realmente pasara tendrían que pasar por encima de Cal, aunque aquello él costará otra estadía en la mazmorra. Más la esperanza era lo último que se perdía y algo le decía que en cualquier momento Gandalf haría su aparición. Solo debían intentar resistir hasta su llegada, pues el mago seguro sabría como imponer orden y librar al rey de sí tormento.
Se sentía muy apenado y triste, pues no le gustaba ver a su querida amiga así de desolada. Hubiera preferido no tener que ser portador de malas noticias, pero necesitaba saber la verdad. Él sabía que aunque le dolería en el momento, pues era algo normal, ella podía soportar esto y mucho más. Aldara era una mujer fuerte y no se quedaría de brazos cruzados. — No tiene que agradecer nada. Lo hago de corazón y sí, estoy consciente de que buscará la forma. Pero no será tan fácil, ni siquiera le conviene deshacerse de mí por los cultivos. Sabe bien que a nadie más se les da tan bien la cosecha como a mí en este reino. — y si tenía que chantajear con eso lo haría, aunque lo de ser chantajista no le gustará. Pero si eso implicaba la posibilidad de permanecer al lado de la princesa lo haría. Aunque no podía asegurar que no lo destituyera como guardia. Pero una cosa a la vez.
— Sí, nada más me dice y la acompaño. Me aseguraré de que nadie las interrumpa o esté husmeando. — porque no dudaba tampoco que hubiera uno que otro sirviente que se vendiera a Grima bajo alguna falsa promesa.
— Estoy seguro de que así será. ¿Quizás hasta traiga noticias actualizadas de lo que está ocurriendo fuera del reino? — aseguró el elfo, quien estaba consciente de que algo malo estaba creciendo en la Tierra Media. — Grima no se saldrá con la suya. — Le aseguró el muchacho dejando un beso en una de sus manos que aún sostenía. — Todo estará bien
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4. En las buenas
y en las malas
Tristemente había perdido a sus dos hermanos mayores. Uno había muerto y el otro fue exiliado solo porque su padre - lo consideraba como uno - tenía una rara maldición que no le permitía estar consciente de lo que pasaba a su alrededor, porque esa serpiente lo convencía fácilmente con su lengua sagaz y era evidente que quería dejar a Rohan vulnerable. Un desgraciado, a decir verdad. Porque no había sido tratado mal y no entendía como lo compraron para hacer semejante calaña.
Estaba con un gran dolor en su corazón por la pérdida. Estaba devastada y aunque este continuaba, este desapareció cuando se dio cuenta que había pasado con Éomer. Tenía la esperanza que él también estaba consciente de lo que estaba pasando, que se encontraba al tanto que Rohan de por sí perdía fuerzas porque no tenía un rey que comandara como era debido, tenía la esperanza que volvería a salvarlos.
Y además que no estaba sola. Porque ella haría lo posible para tener a Calandil cerca. Era alguien que apreciaba, que no dejaría que lo exiliaran más cuando no tenía donde ir. Por mucho que fuera un elfo, él era de Rohan desde que era un niño. El le daba fuerzas para seguir porque no la dejaba a su forma, desmoronarse. — No voy a permitir que te alejen de mi. Todo es claro, yo tendré que irme primero pero para ello faltan muchísimos años. Tu eres de Rohan. ¿Cierto que lo es? — La gente estaba ahí asintió y mucho más porque si tenían que defenderse de la maldad Calandil sería parte de los soldados.
— Estará conmigo y con Eowyn. Y quienes son confiables que para mi son todos porque en realidad si hay algunos que cedieron es solo por temor a que algo ocurra. — Pues confiaba en cada persona de Rohan, pues Grima seguramente hasta trabajaba solo pero necesitaba marionetas consigo allí. — Conozco a mi hermano y no se quedará con los brazos cruzados, querido amigo. Vendrá a rescatarnos de esta tortura, espero que se encuentre con Gandalf de camino para que le de el mensaje, pues siento que tiene otros planes. — Terminó por decir la segunda de las princesas.
—No, no se saldrá con la suya — Y sin más lo abrazó. Nadie iba a decir nada porque estaban al tanto que eran amigos desde hace tanto y si querían pensar en otra cosa, igual sentía que le daba igual. Tanta valentía que mostraba y ese apoyo constante que le entregaba, por lo que estaba haciendo por Rohan y por todos dando esperanzas, lograba que se percatará realmente que sentía una gran atracción que no se podía volverse más fuerte por todo lo que estaba sucediendo. — Tengo que ayudar a mi hermana, hay mucho por hacer — Como hacerse cargo del funeral, no podía dejar a Eowyn y la gente más fiel a ellas con todo el trabajo. No había tiempo para estar triste.
Fin del Capítulo
Estaba con un gran dolor en su corazón por la pérdida. Estaba devastada y aunque este continuaba, este desapareció cuando se dio cuenta que había pasado con Éomer. Tenía la esperanza que él también estaba consciente de lo que estaba pasando, que se encontraba al tanto que Rohan de por sí perdía fuerzas porque no tenía un rey que comandara como era debido, tenía la esperanza que volvería a salvarlos.
Y además que no estaba sola. Porque ella haría lo posible para tener a Calandil cerca. Era alguien que apreciaba, que no dejaría que lo exiliaran más cuando no tenía donde ir. Por mucho que fuera un elfo, él era de Rohan desde que era un niño. El le daba fuerzas para seguir porque no la dejaba a su forma, desmoronarse. — No voy a permitir que te alejen de mi. Todo es claro, yo tendré que irme primero pero para ello faltan muchísimos años. Tu eres de Rohan. ¿Cierto que lo es? — La gente estaba ahí asintió y mucho más porque si tenían que defenderse de la maldad Calandil sería parte de los soldados.
— Estará conmigo y con Eowyn. Y quienes son confiables que para mi son todos porque en realidad si hay algunos que cedieron es solo por temor a que algo ocurra. — Pues confiaba en cada persona de Rohan, pues Grima seguramente hasta trabajaba solo pero necesitaba marionetas consigo allí. — Conozco a mi hermano y no se quedará con los brazos cruzados, querido amigo. Vendrá a rescatarnos de esta tortura, espero que se encuentre con Gandalf de camino para que le de el mensaje, pues siento que tiene otros planes. — Terminó por decir la segunda de las princesas.
—No, no se saldrá con la suya — Y sin más lo abrazó. Nadie iba a decir nada porque estaban al tanto que eran amigos desde hace tanto y si querían pensar en otra cosa, igual sentía que le daba igual. Tanta valentía que mostraba y ese apoyo constante que le entregaba, por lo que estaba haciendo por Rohan y por todos dando esperanzas, lograba que se percatará realmente que sentía una gran atracción que no se podía volverse más fuerte por todo lo que estaba sucediendo. — Tengo que ayudar a mi hermana, hay mucho por hacer — Como hacerse cargo del funeral, no podía dejar a Eowyn y la gente más fiel a ellas con todo el trabajo. No había tiempo para estar triste.
Fin del Capítulo
Aldara— Palacio — Rohan con Calandil
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5. Siempre
cuidare tus espaldas
Las cosas en Rohan iban de mal en peor, con la muerte de Theodred y la partida de Eomer, o más bien el destierro dejaban a las princesas vulnerables por muy fuertes de carácter que fueran. Lo peor de todo era la condición del rey, estaba en un estado que Calandil jamás imagino ver. Jamás creyó que lo llegaría a ver tan deteriorado, y es que no era solo porque lucia mayor a lo que era, lucia también fuera de sus cabales. Alejado de la realidad, como si viviera en su propio mundo. Era triste, lamentable que alguien tan imponente, valiente y justo fuera reducido a solo eso. De verdad esperaba que el mago no tardara más, lo necesitaban. Alguien debía de poner orden.
Se podía sentir un silencio en los pasillos del palacio como si nadie se atreviera a comentar más lo sucedido en la mañana. Los sirvientes luego de que dejaran las vestimentas escogidas por Aldara para el funeral del príncipe Theodred se pusieron a prepararlo, pues en la tarde sería el funeral. Un funeral que al parecer Theoden posiblemente no haría acto de presencia si seguía en aquellas condiciones. Calandil se sentía tan frustrado, tan impotente. ¿Por qué las cosas tenían que ser así?
El elfo sabía que no era sabia idea de su parte el ponerse a enfrentar a Grima. Siempre sería el que saldría perdiendo. Sí desterró al príncipe Eomer. ¿Qué no podría hacer con él con el rey en ese estado de enajenación? Pero no podía evitar sentir rabia. En algún momento alguien debía de ponerlo en su sitio. No podía seguir inmune estando por ahí haciendo y deshaciendo con Rohan lo que le daba la gana. Llevaría al reino a la ruina.
Cal había notado que la princesa parecía más calmada… al menos en cuanto a llanto y esa sensación de fragilidad que había percibido cuando recibió la noticia de la muerte de Theodred. Pero ahora notaba la molestia en sus ojos, él conocía bien a la pelirroja y sabía que ella si no se inmutaría en querer enfrentarlo. — Conozco esa mirada… ¿Qué piensa hacer? — le pregunto y es que, aunque no fuera la mejor de las ideas dadas las circunstancias. Si Aldara se iba a enfrentarlo él por supuesto que iría con ella. No la dejaría sola nunca.
Se podía sentir un silencio en los pasillos del palacio como si nadie se atreviera a comentar más lo sucedido en la mañana. Los sirvientes luego de que dejaran las vestimentas escogidas por Aldara para el funeral del príncipe Theodred se pusieron a prepararlo, pues en la tarde sería el funeral. Un funeral que al parecer Theoden posiblemente no haría acto de presencia si seguía en aquellas condiciones. Calandil se sentía tan frustrado, tan impotente. ¿Por qué las cosas tenían que ser así?
El elfo sabía que no era sabia idea de su parte el ponerse a enfrentar a Grima. Siempre sería el que saldría perdiendo. Sí desterró al príncipe Eomer. ¿Qué no podría hacer con él con el rey en ese estado de enajenación? Pero no podía evitar sentir rabia. En algún momento alguien debía de ponerlo en su sitio. No podía seguir inmune estando por ahí haciendo y deshaciendo con Rohan lo que le daba la gana. Llevaría al reino a la ruina.
Cal había notado que la princesa parecía más calmada… al menos en cuanto a llanto y esa sensación de fragilidad que había percibido cuando recibió la noticia de la muerte de Theodred. Pero ahora notaba la molestia en sus ojos, él conocía bien a la pelirroja y sabía que ella si no se inmutaría en querer enfrentarlo. — Conozco esa mirada… ¿Qué piensa hacer? — le pregunto y es que, aunque no fuera la mejor de las ideas dadas las circunstancias. Si Aldara se iba a enfrentarlo él por supuesto que iría con ella. No la dejaría sola nunca.
Calandil — Palacio — Rohan con Aldara
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5. Siempre
cuidare tus espaldas
Ya habría momento de llorar cuando fuera el momento del funeral que se haría esa misma tarde. De alguna manera, necesitaba verse fuerte para su pueblo para que no cayeran en desesperación y poca esperanza ahora que estaban solas y que Grimma quisiera aprovecharse del todo el poder por el estado de su padre. Con su hermana, no tenían ninguna duda que tras esto era esa lengua de serpiente que era un traidor de Rohan. Se preguntaba de verdad que tipo de maleficio tan potente lo tenía así, y Gandalf ni aparecía, nada de él... de verdad en ese momento solo esperaba que no le hubiera pasado algo como se estaba formando la guerra afuera.
Pero ese día de la pena había pasado al enojo al ver incomoda a su hermana que dictaba que fue acosada por Grima y el asco que le daba, no por su apariencia claramente, era bastante poco agraciado pero eso tendría poca importancia en lo gentil que era Eowyn, sino porque era tan notorio que el maldito estaba detrás de todo eso.
Ahí estaba cerca del rey mientras este se mantenía sentado como un inerte, susurrándole cosas al oído. Y ella ya estaba con la rabia acumulada mirándolo a lo lejos con los ojos entrecerrados. Bufó ante el comentario de su querido amigo elfo. — Probablemente quiere desterrar a quienes considera "traidores" cuando el mismo es uno. Ya no sé que pasa por su cabeza, lamentablemente mi padre le hace caso en todo lo que dice — Dijo enojada — Está molesto, intento sobrepasarse con mi hermana y no le resultó, lo desprecia tanto como yo... Oh, Cal... lo siento. — No pudo quedarse allí con el insolente tiro una de las bandejas al suelo al ver que la comida no era de su gusto.
— ¿Quién te crees que eres? ¿Acaso el rey que está en total mal estado por tu culpa? — Dijo con rabia y todos quienes estaban ahí, que por suerte no eran muchos y entre ellos habían quienes la protegerían siempre se voltearon al verla rabiar. Se sentía demasiado enfadada y claramente era capaz de ir y golpearlo. ¡Ya no aguantaba más!
Pero ese día de la pena había pasado al enojo al ver incomoda a su hermana que dictaba que fue acosada por Grima y el asco que le daba, no por su apariencia claramente, era bastante poco agraciado pero eso tendría poca importancia en lo gentil que era Eowyn, sino porque era tan notorio que el maldito estaba detrás de todo eso.
Ahí estaba cerca del rey mientras este se mantenía sentado como un inerte, susurrándole cosas al oído. Y ella ya estaba con la rabia acumulada mirándolo a lo lejos con los ojos entrecerrados. Bufó ante el comentario de su querido amigo elfo. — Probablemente quiere desterrar a quienes considera "traidores" cuando el mismo es uno. Ya no sé que pasa por su cabeza, lamentablemente mi padre le hace caso en todo lo que dice — Dijo enojada — Está molesto, intento sobrepasarse con mi hermana y no le resultó, lo desprecia tanto como yo... Oh, Cal... lo siento. — No pudo quedarse allí con el insolente tiro una de las bandejas al suelo al ver que la comida no era de su gusto.
— ¿Quién te crees que eres? ¿Acaso el rey que está en total mal estado por tu culpa? — Dijo con rabia y todos quienes estaban ahí, que por suerte no eran muchos y entre ellos habían quienes la protegerían siempre se voltearon al verla rabiar. Se sentía demasiado enfadada y claramente era capaz de ir y golpearlo. ¡Ya no aguantaba más!
Aldara— Palacio — Rohan con Calandil
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5. Siempre
cuidare tus espaldas
Podía notar como la pelirroja estaba toda tensa, y con justa razón. Theodred recién moría, y el rey ni se había inmutado. Para peor dejaba que Lengua de Serpiente siguiera envenenando su mente. Bien que le caía aquel sobre nombre, era perfecto para esa lengua viperina que solo sabía esparcir veneno dañando a los demás. El problema aquí era que lamentablemente tenía una influencia genuina sobre Theoden, haciendo que aquel hombre hasta se sintiera con el descaro de creerse el que mandaba en aquel palacio. El elfo estaba atento a lo que la muchacha podría hacer, porque haría algo. Lo sabía, bien que la conocía y esa mirada era de rabia. No dejaría las cosas así. Y él tampoco, porque no iba a permitir más injusticias. Todas las humillaciones que había recibido lo habían hecho aprender que a veces no se podía ser demasiado bueno, al menos no con quien no lo merecía.
Calandil apretó el puño inconscientemente cuando la princesa le contó lo que pasaba. Sabía que había notado que no tenía buenas intenciones, pero esto ya era otro nivel. Tanto estaría hasta que se saliera con la suya y eso no podía ser. No importaba que hubiera sido con Eowyn con quien intentara propasarse, simplemente era un asqueroso y descarado. No se podía quedar así. Además, nada garantizaba que tampoco lo intentara con Aldara. ¿Oh es que acaso olvidaban como trato al propio Cal cuando solo le había dado un inocente beso en la mejilla? Lo había enviado aquellas mazmorras como si tuviera alguna injerencia con la familia real. — Te entiendo. Es un desagradable, esto no puede seguir así. Hay que buscar la manera de conseguir ponerlos… — iba a decir que había que buscar que los soldados que aún permanecían en Rohan había que tratar de ponerlos como aliados y que no temieran a ese hombre, pues a final de cuentas eran mayoría. Pero no pudo ni completar la frase. Pues por un momento no supo por qué la chica se disculpaba hasta que noto el porqué, se había puesto a enfrentarlo. Mucho se había aguantado de hacerlo, a decir verdad.
— ¿De verdad quieres hacer esto? ¿No ves que lo perturbas? Estás siendo una imprudente princesa. Y la acusación es muy grave, es mejor que midas tus palabras. — dijo con descaro el hombre haciéndose el más preocupado por el rey. Calandil no lo pudo evitar y abrió su boca, no debía quedarse cayado. — ¿Cómo puede ser imprudente preocuparse por su rey? Usted como la voz del rey le debe al pueblo trasparencia, no andar haciendo cosas en las sombras. — protesto el elfo a lo que hizo que Grima volviera su mirada hacia él. — Lo dice un soldado que está aquí sin los méritos solo por ser amigo de la princesa y que es un recogido. Está siendo malagradecido con el pueblo que lo acogió Calandil, será mejor que cuide sus palabras porque para usted si puede haber consecuencias severas. — señalo el hombre. Pronto tenía algunos soldados cerca de él y aunque no rodearon a la princesa por evidentes razones, pues no se atrevían a tal acto, sí le tenían los ojos encima.
Calandil — Palacio — Rohan con Aldara
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5. Siempre
cuidare tus espaldas
Era un hecho que Aldara estaba muy enojada y molesta por la situación, con tantas emociones encontradas, encontraba demasiado injusta la muerte de su querido hermano y a la vez, que el mayor fuera desterrado. Todo era culpa de Grima y ya estaba harta de aquella injusticia, trataba a los demás como traidores cuando el único culpable era él, pues sentía que algunos lo seguían para no involucrarse en problemas, mientras que el pueblo se deterioraba y se estaban volviendo muy vulnerables.
Cal también pensaba igual y asintió, la idea era tener una comida tranquila, solo que cuando llegaron al lugar hubo un inconveniente, donde la princesa sin poder evitarlo, le grito sin importar las consecuencias, la verdad es que ya estaba harta de quedarse callada y que ese maldito se saliera con la suya, estaba defendiendo también a su hermana, que aunque se había defendido bien si necesitaba sacar aquello que tenía en el pecho: rabia por ese hombre.
Que estaba controlando a su querido rey, Era del reino y aún se había ido en su contra, porque la verdad se había aprovechado de aquella maldición. ¿Pero como lo había hecho?
Aldara solo lo miraba con rabia y pensando que quizás se daría la media vuelta y se largaría como la mayores de las veces lo hacía, pero cuando se atrevió a insultar otra vez a su amigo, que era su guardia y ahora tenía autoridad, y que más encima le faltara el respeto a ella por creerse mejor, ya fue mucho más que pudo tolerar. Aprovechando que la serpiente se había levantando, fue hasta él y con un buen puño le pegó una fuerte bofetada en la mejilla. El rey ni siquiera reacciono aunque los guardias de inmediato fueron a separarla de este. — No te atrevas a insultarlo, no te creas mejor que nosotras ahora que el rey no esta en su plena conciencia, no puedo creer que hayan traicionado así a Rohan, yo te quiero fuera de aquí y quítale esa maldición que muy bien sabes. ¿No te da vergüenza? Padre siempre fue tan generoso contigo y aún así quisiste sobrepasarte con la princesa — Dijo con lágrimas en los ojos al ver que la sostenían porque era frustrante, era enserio que hasta se hubiera abalanzado contra este. —Calandil, ha estado mucho tiempo aquí y siempre a sido leal a Rohan desde que era un pequeño, el más leal es él, y eso padre también lo sabía. ¡No lo vuelvas a insultar en mi presencia! — Gritaba mientras la soltaban y los guardias lo miraban también con duda. Ya estaba harta, muy harta y nadie podía hacer nada, solo dejar claro que no confiaban en él.
Cal también pensaba igual y asintió, la idea era tener una comida tranquila, solo que cuando llegaron al lugar hubo un inconveniente, donde la princesa sin poder evitarlo, le grito sin importar las consecuencias, la verdad es que ya estaba harta de quedarse callada y que ese maldito se saliera con la suya, estaba defendiendo también a su hermana, que aunque se había defendido bien si necesitaba sacar aquello que tenía en el pecho: rabia por ese hombre.
Que estaba controlando a su querido rey, Era del reino y aún se había ido en su contra, porque la verdad se había aprovechado de aquella maldición. ¿Pero como lo había hecho?
Aldara solo lo miraba con rabia y pensando que quizás se daría la media vuelta y se largaría como la mayores de las veces lo hacía, pero cuando se atrevió a insultar otra vez a su amigo, que era su guardia y ahora tenía autoridad, y que más encima le faltara el respeto a ella por creerse mejor, ya fue mucho más que pudo tolerar. Aprovechando que la serpiente se había levantando, fue hasta él y con un buen puño le pegó una fuerte bofetada en la mejilla. El rey ni siquiera reacciono aunque los guardias de inmediato fueron a separarla de este. — No te atrevas a insultarlo, no te creas mejor que nosotras ahora que el rey no esta en su plena conciencia, no puedo creer que hayan traicionado así a Rohan, yo te quiero fuera de aquí y quítale esa maldición que muy bien sabes. ¿No te da vergüenza? Padre siempre fue tan generoso contigo y aún así quisiste sobrepasarte con la princesa — Dijo con lágrimas en los ojos al ver que la sostenían porque era frustrante, era enserio que hasta se hubiera abalanzado contra este. —Calandil, ha estado mucho tiempo aquí y siempre a sido leal a Rohan desde que era un pequeño, el más leal es él, y eso padre también lo sabía. ¡No lo vuelvas a insultar en mi presencia! — Gritaba mientras la soltaban y los guardias lo miraban también con duda. Ya estaba harta, muy harta y nadie podía hacer nada, solo dejar claro que no confiaban en él.
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