Yolei alzó una ceja y luego se le dibujo una sonrisa burlona pues acaba de decir lo contrario. — ¿Quién te entiende? — Bromeó negando con la cabeza mientras que asumía que lo único que quería el chico era que un momento a solas le iba a entregar el regalo y bueno, se había dado la oportunidad pues no pensaba soltarlo hasta el último día que se tuviera que ir. Ahí estaría junto a su familia también en el aeropuerto, era lo que más podía hacer por él. — Ya sé, siempre has sido muy atento conmigo — Volvió a sonreír porque era inevitable que pensara en ella y le gustaba que mostrará esa actitud solo con ella, así su relación se hacía más especial.

Sabía que su regalo tenía que ser representativo y todos los niños elegidos extrañaban a sus camaradas. Sabía que en el fondo iban a volver y que estaban tranquilos en el digimundo, así lo sentía su corazón y estaba al tanto que se encontraría con Hawkmon, aún cuando fuera un polluelo eso sería lo máximo. —Exactamente... por eso siempre hay que recordarlos con cariño pues fue solo un hasta pronto — Exclamó tratando de tragarse la emocionalidad que sentía pues era un hecho que el tema aún la ponía muy sensible.

¿Por qué se tenía que ver tan tierno con sus mejillas sonrojadas? Se contagiaba rápido y era cuando se cortaba toda y ni sabía que decir al respecto. —Tan solo son unos años que para mi pasaran volando... ya pasamos por eso así que solo es una prueba más. No es una despedida así que por mucho que te extrañe podré tolerarlo — Dijo animada, ya que no iba a deprimirse, no era así y confiaba que su amistad continuaría a pesar de la distancia,  tenían que seguir sus sueños y ella nunca lo hubiera limitado a quedarse.

— Es que no te puedes negar cuando yo lo digo — Volvió a bromear muy contenta — Genial, me encanta ese restaurante y solo he ido dos veces, comeremos rico y lo mejor serán los postres — Atinó a decir mirando el restaurante que le señalaba y luego ya comenzaba a abrir su regalo que la dejo muy feliz porque siempre era bastante detallista con sus obsequios,  era un sol y estaba muy agradecida. Le pidió que se lo colocara y aunque notó sus nervios - dígase que ella también lo estaba - fue muy lindo verlo en su cuello. — No me lo quitaré, promesa — Señaló toda feliz, regalándole un fuerte abrazo y luego tomaba su mano para dirigirse al restaurante que habían dicho. — Ya sabes que luego tenemos que ir a las tiendas — Señaló animada porque no iba hacer que cambiará de opinión con el segundo regalo.

— ¡Bueno ya lo había supuesto pero es genial que lo confirmes! Igual no te sientas presionado. Si no me puedes venir a ver solo me avisas con tiempo para ir yo — Le dio un toque en la nariz y sin más, luego cuando dieron la roja, cruzaron la calle porque el restaurante quedaba en el otro lado.

No se demoraron mucho en ella.  — No sé me ocurre que comida. ¿De todo un poco, no? — El sitio era tipo buffet por lo que se podrían servir lo que quisieran.  Fueron para pagar y recibieron los platos donde aclararon que se podían servir lo que quieran.  Los postres obviamente eran los más apetitosos.

— Oye, no te rías de mí. — Le decía a Yolei con una sonrisa intentando evitar el sonrojo. Es que a veces era inevitable que surgiera ese efecto y eso que ya había aprendido actuar más normal a diferencia de cuando era niño. El asunto es que le quería dar ese regalo, y que fuera un momento solo de ellos dos.  — Porque tu igual lo has sido conmigo. Todos han hecho un gran bien en mi vida, pero en especial tú. — Terminó admitiendo desde lo más profundo de mi ser.

Los regalos habían sido hermosos. Ni siquiera era un regalo por regalar algo, sino que se trataba de recuerdos. Cosas que les hacían acordar momentos importantes en su vida. Y, por tanto, eso los hacía aún más especiales. Ken mantendría la foto junto con él ahora que se marchara a estudiar a la academia de detectives. Sería la imagen que lo acompañaría antes de irse a dormir. Realmente los extrañaría a todos. Pero evidentemente más a Yolei. Por otro lado, le hacía mucha ilusión esa nueva etapa en su vida, así que todo esto era un proceso agridulce para el chico.

Deseaba mucho que fuera posible reencontrarse con sus digimons. Se habían vuelto parte importante en la vida de los ahora jóvenes.  — Sé que logran encontrar la forma. Confío en que lo podrán lograr. Mientras tanto queda recordarlos con cariño. — comento, pues estaba seguro de que tanto Yolei como los chicos conseguirían la manera de traerlos de vuelta, tenían las habilidades para lograrlo.

Escuchar sus palabras lo dejábamos tranquilo. Porque sabía que amistad de Dios sobrevivía a la distancia, pero si sabía que se quedaba triste, ahí era donde le iba a pegar más, pero viendo el entusiasmo que la chica tenía y el positivismo era imposible no contagiarse.  — Sí, es cierto. El tiempo pasa volando y cuando menos lo esperemos estaremos de nuevo reuniéndonos ya siendo todos unos profesionales y con nuestros digimons a nuestro lado. — aseguro el muchacho.

No podía evitar reír con las cosas de Yolei.  — Tienes el poder para convencerme. — aseguro mientras reía. Viendo el entusiasmo de la chica por el restaurante que había escogido, era obvio el que había hecho la elección correcta.  — Pues para mí es la primera vez que comeré allí. Pero si tú dices que la comida es deliciosa, te creo. — aseguro, ya nada más de ver los afiches de las promociones del menú en las paredes, se le apetecía mucho probar lo que allí vendían.

Habían sido todo un reto para Ken el ponerle la cadena pero lo consiguió. Estaba feliz de que le gustará.  — Me alegra mucho el que te gustará. — respondió emocionado al escuchar que no se la pretendían quitar. Recibió con cariño aquel abrazo, como extrañaría esos abrazos, y luego se dejó tomar de la mano.  — Lo sé, buscaremos luego mi segundo regalo. No te preocupes, no lo olvidaré. — aseguro, todo fuera porque estuviera contenta.

— Para nada es presión, lo haría con gusto. Aunque sé que a veces surgen inconvenientes. Así que tranquila, lo resolveremos. Siempre serás bienvenida a mi humilde morada. — Le aseguró, el asunto sería que no importa si era uno o el otro, la cosa era lograr encontrarse para así compartir un rato. Le había hecho cosquillas con el toque en la nariz haciendo que se le arrugara en una mueca chistosa que iba acompañada de una sonrisa.

Los chicos cruzaron la calle y pronto llegaron al restaurante. Sin dudas había mucho de donde escoger.  — Yo secundo lo de coger de todo un poco. Así nos evitamos la difícil tarea de tener que decidirnos por una sola. — el chico siguiendo esa línea tomó su plato y comenzó a llenarlo de todo lo que llamaba su atención y se viera apetitoso. Fue cuando llegó al área de los postres que quedó maravillado.  

— ¡Mira, mira esto Yolei! — Decía tomándola del brazo para qué lo acompañará a la mesa de los postres.  — Aquí está más difícil aún escoger una sola cosa. Mira qué delicioso se ven. — la verdad ya de solo imaginar probarlo se le hacía agua la boca.

Fue inevitable no reír con su comentario, sintió algo de cosita al verlo sonrojado pero había sido muy divertido. Le gustaba escuchar esos comentarios porque sin duda que fueran de él era muy especial, sabía que su amor cada día se volvería más grande y algún día iba a juntar el valor para decirle lo que sentía, solo que no era el momento adecuado iba a ser peor si estaban separados por un tiempo —Es muy mutuo — Terminó por reconocer pues era un hecho que eso ya se lo habían dicho antes y la conexión que tenían era muy distinta a la que tenían con el resto, al menos por su parte tenía claro que se trataba de amor.

El momento de intercambio de regalos había sido muy  lindo y lo recordaría con cariño. Entendía que al igual que ella y sus amigos, extrañaba mucho a sus digimon pero volverían, solo se fueron al digimundo y por una extraña razón ellos no podían cruzar para ir a verlos porque algo estaba pasando y por ello tenían que empezar a averiguar, ya los más grandes estaban haciendo lo posible para volver a convivir con ellos.  Así que también era su turno de unirse,  por ello mismo la chica se quería dedicar en programación, informática y tecnología porque si se requería de muchos para traer y mantener a los digimon en la tierra. — Van a volver, yo lo sé. Hay que tener paciencia. ¿Te imaginas que si estás por esos lados y  Wormmon aparece de la nada a tu lado? — Terminó por decir emocionada porque si era algo que podría pasar. Igual los digimon siempre querían regresar y trataban de mandar señales que hacía mucho más fácil el acceso de entrada, abrir el portal.

—Eso si que suena un buen futuro — Señaló muy contenta al imaginarse de la forma que decía Ken, ella agregaba de todos modos que estuvieran juntos y no precisamente como amigos. Era muy realista pero habían ocasiones que soñaba despierta.  Habían quedado ir al restaurante que él sugirió por la variada comida y los ricos postres, y más adelante cuando recibió su obsequio dejo que le colocara el collar que estaba precioso.

No demoraron mucho llegar al restaurante el cual todo se le apetecía. Olía muy rico y los platillos lucían demasiado apetitosos. — Terminaré rodando cuando salga de aquí, pero vale la pena — Río al solo pensarlo mientras comenzaba a escoger una variedad de sushi y también sacaba masas deliciosas.  Cuando llamó su atención ella lo siguió y si hubiera podido corazones se habrían escapado de sus ojos cuando los vio. — ¡Que delicia! Okey, de acuerdo... comeré esto rápido porque ya quiero ese de la fresa arriba. — Se le hizo agua a la boca y se sentaron no muy lejos donde estaban los postres y esos ricos pasteles.

— Por lo que escuche ya tienes casa. No hemos hablado de eso. ¿Dónde te quedarás? — Con el hecho de enterarse que sí podía recibirla había quedado curiosa donde se quedaba. Quizás la misma academia brindaba comodidades para los estudiantes o también podría ser que su familia se había esforzado en rentar un sitio cómodo para vivir en esos años. Sonrió. Le agradaba que logrará esa independencia y así siguiera sus sueños. — ¿Estás nervioso? No habías estado lejos de casa desde que la oscuridad....— No dijo mucho más. Era un tema pasado que el chico trataba de dejar atrás así que se sintió un poco mal en mencionarlo, sin embargo, todo ahora muy distinto así que tenía que aceptar que aquello fuera como fuera era parte de su historia.

Ambos tenían más que claro lo especial que eran para el otro. Sin embargo, era lindo cuando se lo podían expresar sin vergüenza alguna. Sí, es cierto que se podía poner rojito o algo nervioso. Pero al final lo hacía que era lo importante y aquellas palabras provenían de lo más profundo de su corazón.  Por lo que Ken sonrió al escucharla asegurar que era algo mutuo.

Aquellos regalos habían sido con todo el cariño del mundo. El chico había quedado feliz y encantado con el suyo. Sin duda era de los regalos más especiales que pudieran haberle hecho. Estaba lleno de nostalgia y amor. Sería algo que conservaría para toda la vida.

Ken sabía que sus digimons debían estar bien y tranquilos en el mundo digital, pero igualmente extrañándolos a ellos tal como los chicos los extrañaban. Eran parte de su familia y eso nada ni nadie lo iba a poder cambiar. La seguridad de Yolei en que volverían hacía que el mismo lo creyera más aún. Era contagioso. — Eso sería de lo mejor. Vaya que me podría feliz. — aseguro el muchacho quien deseaba con todas sus fuerzas que fuera real.

Los chicos tenían muchos sueños y Ken realmente esperaba que todos esos sueños e ilusiones se cumplieran. — Sí, esperemos se haga realidad. — a veces había que luchar para lograr formar tu propio destino y ser feliz.

No se arrepentía de haber escogido aquel restaurante. Desde que cruzo aquella puerta, los olores, y los colores de la comida le dejaron sabor que estaban en el lugar correcto. Sentía que hasta podía probar lo rico que todo estaba con olerlo. — Somos dos, yo no creo que pueda contenerme de comer poco con tanta variedad. — aseguro el muchacho. — Oh, sí, es toda una tentación. Yo creo que me iré primero por el de limón. Pero no, no… primero hay que comer. — comento, aunque eso último había sido más para sí mismo, porque de verdad ya se le había la boca agua de solo ver la mesa de los postres.

Ya cuando comenzaron a comer salió el tema de las visitas. Ken había corrido con la suerte de conseguir un lugar acogedor y que no le pusieran tantas restricciones como le hubieran puesto si se quedaba en el hospedaje dentro de la Academia de Detectives. — Eso es correcto, es un lugarcito cercano al campus de la academia pero no dentro. Hay unos viejecitos que suelen alquilarle el lugar a los estudiantes. Fueron muy amables, y me dijeron que podía llevar visitas siempre y cuando no metiera bullicio. Así que no dude en aceptar. — Le aseguró el chico quien se encontraba contento de tener su espacio privado.

Hubo un pequeño silencio ante el recuerdo sé aquellos obscuros momentos. Pero luego respondió. Pues aquello era pasado y no tenía por qué perjudicar su futuro. — La verdad es que sí, aunque he intentado no pensar mucho en eso. No quiero compararlo porque estoy seguro de que esta experiencia será para bien. Además, no estaré del todo solo. Porque igual pienso también llamarte cada que sea posible. — Le comento, quería ver todo esto como una buena experiencia. Igual sabía que por momentos el estar solo le pegaría, pero esperaba que fuera lo menos que pasara. — ¿Tú ya tienes todo listo? — preguntó por qué ella también tenía sus planes y quería saber de ellos. No todo tenía que girar alrededor del chico.

La chica estaba consciente que su amistad era más que especial.  Una amistad que llegaba a confundirse por más de ese afecto, muy bien que podía llegar a ser romántica si ellos se decidían. Solo que suponía que al estar en esas circunstancias estaban mejor así, si aquello que sentía continuaba a lo largo de esos años que estarían lejos podría ser posible que funcionara. — Sé que nos apreciamos y que hay un cierto favoritismo entre nuestros amigos — Reconoció con una sonrisa en los labios y la verdad es que nada ni nadie los podía culpar, a veces esto solo sucedía y se debía aceptar nada más. Sonrió con suavidad le gustaba pasar tiempo con él y que fuera así detallista con ella y tanto que ella tendría que comprarle otro regalo.

Ya había agregado lo suficiente y en la nada misma, ya se encontraban en ese genial restaurante tipo buffet donde podrían comer de todo un poco, había que aprovechar los días del verano para estar juntos, ya luego empezarían extrañarse. — Sí tenemos ganas de más postre debemos comer solo un poco, aunque te admito que la pizza el sushi ya me llama mucho. No hay ni siquiera pensar en los kilos que obtendremos hoy — Dijo riendo mientras le extendía el plato e iban por las vitrinas escogiendo de todo un poco. De pronto, se vio su plato con arroz, trozos de pizza y uno que otro sushi, admitía que le gustaba comer mucho cuando el momento lo ameritaba.

Comía tranquila mientras la conversación fluyó de donde se quedaría — Que genial, Ken. Me alegra que encontraras un lugar donde te sientas cómodo y así puedas tener visitas, prometo hacerme tiempo para ir un día. Al menos una vez al año. ¿No crees? — No lo dejaría tan fácilmente, más encima que todo esto era muy diferente a cuando se fue ella que dependía de sus padres y no podía estar diciendo que quería ir a Japón cuando estaban viajando por el mundo. Ahora lo único que la limitaría sería la universidad que sí, era la de Tokyo porque no se quería alejar de ahí.  Más encima, que muchos de los niños elegidos estudiaban algo parecido con respecto a los digimon así que quería formar sin lugar a dudas parte del equipo por un tiempo. Sabía que era inteligente y siempre buscarían el bienestar del digimundo con su propio mundo.

— Te va ir bien siendo detective es algo que te gusta y de por sí.... necesitas esa independencia para aprenderla. Lo tengo más que claro, por eso te prometí la visita al menos una vez al año. — Murmuró contenta y le gustó que preguntará también que haría ella. —Me quedare aquí por mucho que quede lejos de aquí, 2 horas de viaje será cansador, de todos modos ya se verá en el camino... ahí todo se verá con el proyecto que tiene Izzy en el cual trabajaré. Contamos también con Cody aunque aún le falta edad para involucrarse más en este mismo — Exclamó la chica que esperaba que terminará los dos años que le quedaban en la preparatoria para sentirse más seguros, ya estaría saliendo cuando fuera ese momento.

—La verdad es que estoy contenta porque mientras tenga una computadora seré feliz. Eso no quiere decir que sea fácil, pero sé que puedo — Dijo con ánimos mientras untaba un sushi con los palillos en la salsa de soya y luego se llevaba a la boca. No sabía mucho que decir porque estaba todo dictado, se separarían como a muchos le había tocado solo que  al terminar volvían porque por lo general ante cualquier peligro siempre estaban unidos.

Ellos dos nunca se llegaron a confesar lo que verdaderamente sentían el uno por el otro. Se querían, y mucho, aquello era un hecho. Pero eran mucho más que amigos aun cuando ninguno pudiera reconocerlo en voz alta. Todo era tan lindo y dulce entre ellos que habían preferido mantenerlo así. En especial porque en estos instantes estaban a punto de cada cual tomar su propio rumbo. Más aquello no quitaba la forma en que se trataban, siempre habían sido especial el uno con el otro de una manera más notoria que con el resto. — Sí, es inevitable que seamos los favoritos del otro. — Reconoció el peliazul.

Al final se habían ido por el restaurante tipo buffet, tenía más variedad y así que tendrían de sobra para escoger. Aquello igual era un problema porque deseaban comer de todo un poco. — Debemos dejar un hueco para el postre, sí. — aseguro el chico. — Exacto, podemos probar de todo un poco, pero en porciones pequeñas. Así no nos quedamos con las ganas de nada. — que al final esa era la idea del buffet, muchas veces se terminaban echando en el plato cosas que ni pegaban, pero no importaba porque estaban deliciosas. — No te cohíbas entonces de probar la pizza y el sushi. — Añadió Ken mientras tomaba el plato que Yolei le extendía. — Si nos ponemos a pensar en los kilitos de más que ganaremos no disfrutamos la comida. Ya luego más tarde nos peleamos con la báscula. — Reconoció.

Aunque estuvieran lejos el muchacho confiaba en que igual pudieran tener la oportunidad de verse. Por eso le aseguraba que podía visitarlo, pues el lugar donde se estaría quedaron no tendría inconvenientes con eso. Pues él era un chico tranquilo y no pensaba invitar a nadie hacer fiestas ruidosas. Pero sí que fácilmente Yolei podía pasar el día con él y ni se enterarían por lo discreto que eran. A lo más podían quisas escuchar algunas risas. — Gracias, de verdad espero que sí. No podemos dejar de vernos, así que, aunque sea una vez al año será bueno. — le gustaría que fueran más, pero igual había que tomar en cuenta los compromisos de los dos, no solo los de él. De todos modos esperaría esa visita con entusiasmo.

Era posible que de todos sus amigos él fuera de los que se había ido por una rama más distinta. Le hubiera gustado poder estudiar junto a todos, pero igual le ilusionaba mucho ser detective. Por lo que aunque terminara siendo alguien que iba contra la corriente no le importaba, estaba satisfecho con su logro. Pero claro los nervios estaban allí, era algo totalmente normal así que debía tratar de utilizarlos a su favor lo más que podía. Además, el apoyo que la pelimorda le estaba dando también le eran de mucha ayuda. — Para mí es muy importante ese apoyo. — le aseguro el muchacho. — Eh… seguro esa visita me ayudará a recargar ánimo. — le murmuro con una sonrisa tímida.

A él también le interesaba escuchar de ella, no era egocéntrico así que no quería que todo girara al rededor de él. Aun cuando fuera a él a quien estaban despidiendo. — Ya verás que al comienzo el viaje parecerá algo tedioso, pero luego ni lo sentirás. — pues era en lo que se acostumbraba. — Me alegro mucho de que los chicos igual, estén involucrados. — aseguro Ken, se alegraba mucho por ella. De que igual cumpliera sus metas y proyectos.

— Cierto, pienso igual. No es fácil lo que haremos, pero si nos gusta, entonces eso es suficiente porque nos motiva. — comento mientras probaba un pedazo de pizza que había agarrado del buffet. — Quien sabe, tal vez en un futuro hasta nos podemos asociar. Un detective siempre necesitará de una experta en computación. ¿Te imaginas? — imagino con entusiasmo, podía que pasara, podía que no. Pero independientemente de lo que ocurriera sabía que querría que siguieran estando cerca el uno del otro.