La Bella y el Gigante

Una generación completa había crecido ya desde que el joven trío de oro de Hogwarts habían sido los héroes de la batalla contra Voldemort y los mortifagos. Algunas cosas habían cambiado en el colegio de magia y hechicería Británico. Que debido a lo ocurrido había evolucionado ahora en una universidad dedicada a preparar a los jóvenes magos para lo que les deparaba la vida de adultos. Además de que se había vuelto muy internacional, por lo que se podían encontrar estudiantes de diferentes partes del mundo. ¿Después de todo, quien no quería estudiar en el mejor lugar para estudiar magia?

Sin embargo, el discrimen y el rechazo para ciertos sectores de la sociedad mágica era algo que no se había erradicado. Como siempre estaban los grupos que les gustaba disfrutar de hacer bullying y mirar por encima del hombro a los que creían inferiores. Pero estaba en los magos y brujas en demostrar que merecían el título tanto como cualquier otro.

En este mundo conocemos a Alissa Beaufort, una joven bruja mestiza la cual se encontraba en su segundo año de estudios para ser auror. La chica pertenecía a la casa de Slytherin, seductora y con un carácter determinado, incluso letal en muchas ocasiones. No le presentaba compasión a quien no se lo merecía. Sin embargo, sabía distinguir bien de quienes merecían estar bajo sus alas de protección. Fue ahí donde en su segundo año conoció a Cameron Hernández, un joven semi-gigante, introvertido y tímido amante de la naturaleza y las criaturas, por lo que había llegado a Hogwarts a estudiar magizoología donde termino siendo seleccionado en Hufflepuff. El cual de inmediato al notar como muchos de sus propios compañeros de casa lo trataban con burlas. Menudo error meterse con alguien que no les había hecho nada delante de la joven, ni siquiera le importo terminar castigada porque la cara de satisfacción cuando les encendió en llamas sus capas fue épica. Desde ese entonces ambos se volvieron muy amigos.

Alissa y Cameron, cada vez eran más cercanos. El chico se había vuelto su calma, él que le hacía bajar las revoluciones cuando ella solo quería incendiar todo. Mientras que Alissa se había vuelto esa persona que lo hacía tener más confianza en sí mismo. Ver en él lo que antes no había visto. En resumen, ambos hacían mejor persona al otro. Con el tiempo la relación de ambos comenzó a escalar, incluso sin darse cuenta, Cam el primero en darse cuenta. Sin embargo, entre los miedos del que pasara, y los obstáculos, podrán a prueba esa relación.

Cameron quería ver como Alissa seguía después de aquel evento. Es que por más fuerte que la muchacha fuera y por más que estuviera entrenando para momentos como aquellos. Lo que había pasado en el acuario no había sido poco, la Slytherin había terminado más herida que él. Además de todos modos ya le hacía falta pasar un rato juntos, no habían podido compartir mucho estos días por lo mismo. Pues él también había tenido algo de reposo, aunque no hubiera quedado con heridas graves.

El semigigante le envió un patronus para encontrarse en Hogsmade. Así pudieran comer algo dulce en Madame Tupie. Sabía que el lugar era mayormente frecuentado por parejitas, pero era más por lo bonito y colorido del lugar que daba un ambiente bastante romántico. Pero no querían decir que era un lugar exclusivo para aquello. Más aún cuando vendían unos postres fabulosamente deliciosos. Alissa era su mejor amiga y lo había alentado en los momentos más complicados de su vida, merecía eso y más a sus ojos.

Aún se podía notar en su rostro las marcas de las heridas pequeñas y rasguños. Todo seguía siendo bastante resiente. De todos modos se alegraba de que hubieran podido librarla, pues no había sido tarea fácil. Ahí era donde igualmente se percataba de que era más fuerte de lo que el mismo creía, mentalmente hablando porque de músculos ya lo sabía.

La esperaba en la calle cercana al local, pacientemente recostado de una pared donde no le fuera a bloquear el paso a nadie. A pesar de tener algunos golpes en su rostro eso no opaco la sonrisa en el rostro al verla. Aunque si igual en su mirada se podía denotar algo de preocupación. Solo que esa última era más por toda lo que implicaba aquel ataque. Los de su raza estaban siendo blancos de ataques y eso implicaba problema a futuro. Quizás hubiera sido mejor no haber salido de Puerto Rico. ¿Pero quiénes eran ellos para negarle al chico la oportunidad de estudiar en una de las universidades mágicas más prestigiosas?

— Hola. ¿Cómo has seguido? — murmuro al verla antes de inclinarse para abrazarla con delicadeza antes de ofrecerle su brazo para que caminaran hacia la tienda.

 

Aún  rabiaba por quedar con unos días de reposo luego de ese ataque en el Acuario. Sabía que había luchado bien y hasta la felicitaron porque estaba a puertas de ir a entrenar a la academia de golpeadores y eso era un buen principio, pero que la cuidaran y mandaran a reposo había sido una lata ya que se aburría en casa. La herida en la espalda era la que debía cuidar más, pero luego se comenzó a sentir mejor y ya podía ir a la universidad.

Que Cameron la invitara a Hogsmeade era bueno ya que se distraería y haría algo diferente. Los dulces de aquel local vomita arcoiris y corazones le gustaba por su variedad de dulces y postres. Solo había que ignorar a las parejas y no usar el látigo cuando se ponían demasiado cargosos. Por suerte, igual se habían dado cuenta que no solo parejas venían por lo tanto habían diversos ambientes para que todo se disfrutará.

Notó al cambiarse que tendría una gran cicatriz en su cuerpo en la zona de su espalda seguramente por varios meses, y aunque podía ser ruda igual era caprichosa con su belleza por lo tanto iba a tener que usar una poción para que no fuera  tan notoria, de todos modos igual tendría que dejarlas porque eran heridas de guerra y si que estaba enfocada bastante en su carrera. Un poco más animada, se dirigió al pueblo y allí se encontró con Cameron.

Tenía que reconocer que desde ese ataque tenía una sensación diferente hacia el moreno. De hecho, le gustaba. No podía negarlo porque a ella le gustaban los chicos que fueran fuertes solo que igual trataba de no pensarlo porque su carácter era muy dulce, y ella demasiado atrevida para encajar en algo, no quería que terminara sufriendo pues Cam se involucraría más, no era como los otros que querían diversión y ya, ni siquiera la molestaban solo lo pasaban bien, era lo que quería hasta el momento.

Con ese pensamiento en su cabeza, fue a saludar a su gran amigo mientras correspondía al abrazo con cariño. — Aún un poco enojada porque me dieron una semana de reposo en la academia y me quedo una fea cicatriz amoratada en la espalda. Me dan lo mismo las heridas de la cara que ya sé que se borran pronto. — Exclamó la chica mientras tomaba su brazo antes de comenzar a caminar. — A ti te veo bien, pero... ¿como va todo? — Lamentablemente las semi criaturas se estaban poniendo en blanco de los maleantes que querían sus habilidades o porque tenían razones maliciosas para hacerlo, así que suponía que estaba preocupado.

 

Los eventos ocurridos en aquel acuario era simplemente inaudito. Era preocupante lo inseguro que se estaba tornando la vida en el mundo mágico. Los chicos simplemente estaban de gira en el acuario con ánimos de aprender sobre las criaturas marinas mágicas y en realidad lo único que encontraron fue peligro. Había importado poco para los criminales si eran mestizos, sangre puras, hijos de muggles o semi criaturas. Habían sido todos atacados todos. Aunque sí había que puntualizar el hecho de que se habían enseñado más con los semi gigantes. Aquel detalle no se podía pasar por alto. Para Cameron era todo un reto que lo estaba forzando a salir del cascarón de una vez por todas junto. Porque era claro que las cosas no mejorarían. Esto apenas estaba comenzando. Pero no podía dejarse amedrentar, él era bueno en lo que hacía.  Un chico con talento qué haría mucho bien al futuro del Mundo mágico, por lo que no podía dejar que esta gente apagara sus sueños.

Por fortuna, a pesar de los posibles obstáculos, Cameron seguía hacia adelante, el que a veces fuera algo tímido e incluso antisocial, así que no implicaba que no lucharía por su lugar en la sociedad, ya no dejaría que volvieran hacerlo de menos.

El chico en estos momentos lo único que le interesaba era saber como seguía su mejor amiga. Los días de reposo los habían mantenido a ambos alejados el uno del otro. Ya extrañaba su compañía. Se comenzaba a sentir como cuando les tocaba separarse en vacaciones, solo que peor porque al menos en las vacaciones sabía que estaría disfrutando esos días de descanso, muy por el contrario de estar lejos por tener que guardar reposo.

Verla llegar toda su atención se dirigió hacia la chica, le alegraba poder al fin tener la oportunidad de reunirse. — Ya imagino, a mí tampoco me gusta reposar. — Le comento mientras la envolvía en aquel abrazo. — Estoy seguro de que debe haber una poción que ayude con eso. Le podemos preguntar a la enfermera, seguro no ayuda. — Sugirió el muchacho, quien siempre buscaba la forma de ayudarla tal como ella tanto lo había hecho por él. Capaz cuando menos lo esperaba llegaba donde ella con el frasquito de poción.

— Sí, estoy bien, con algunos rasguños y moretones. Lo normal. La que estuvo un tiempo un tanto histérica fue mi mamá, pero ya se le está pasando. Es que se preocupa. No la culpo. — Le contaba a su amiga mientras entraban al local. — Lo que si puedo confesar es que te extrañe. Pero era necesario.  — aclaro, pues luego de lo ocurrido era importante el reposo. Por supuesto que cuando lo hicieron las miradas hacia ellos no se hicieron esperar, en especial las miradas hacia Cam. El chico había aprendido a ignorarlas aunque había ocasiones que era imposible. Pues siempre estaba el que hacía comentarios innecesarios. El chico sería un semi gigante, pero tenía modales, así que aunque algunos gestos le pudieran salir algo toscos por la fuerza que tenía eso no impidió que le retirara la silla a su amiga para qué se sentará. — Nada mejor que un postre para animar. ¿No? — comento mientras esperaban que se acercara algún mesero a tomarles la orden.

 

La chica sonrió ladinamente porque la verdad no le creía mucho que no le gustaba estar mucho en reposo. — Bueno, siempre pensé que eras más introvertido y disfrutarías unos cuantos días de reposo.  ¿Los semigigantes no se curan las heridas con facilidad? — En vez, de ir jodiendo y criticarlos ella consideraba fascinantes a los semis con sus distintas habilidades que lo hacían poderosos, Cameron era de un tipo y para ella seguía siendo persona solo que era más alto que la media y ya.

— Oh no... es una cicatriz de guerra pudieron quitármela pero no quise. Lo que tengo que averiguar es como  y que encantamiento usar para cubrirlas no sé en un baile o evento familiar donde debo parecer más femenina y presentable — Le decía a su amigo con una sonrisa aunque era un hecho que si iba a borrar las heridas de su rostro que ahí ya le preocupaba un poco más — Sí, probablemente la enfermera nos puede ayudar —Murmuró con calma mientras iban caminando y por suerte, basto solo una mirada asesina a unos cuantos para que dejaran de mirar de manera curiosa.

—Uy, me hubiera encantado que mis padres fueran más cercanos pero hace tiempo que vivo aquí así que ni les quise avisar, ya luego les cuento. Seguro me regañan. Tu madre es un sol —Cameron era antisocial y tímido pero con respecto al ámbito familiar era mucho mejor que ella en ese aspecto que era más solitaria y por eso se resguardaba también en sus amigos, que eran contados con dedos de una mano y uno de los más importantes era Cam.

—Sí, es verdad pero una semana me pareció excesivo ya me sentía mejor a los 3 días — Es que era demasiado impulsiva e hiperventilada y no soportaba quedarse en cama todo el día más cuando estaba sola no supo como pudo aguantar esos tres días cumpliendo aquello. Sin embargo, todo había pasado y tenían que volver a la rutina por fortuna.

Llegaron al local vomita arcoíris y sonrió ante tal gesto galán del moreno. La verdad es que no la trataban así por lo que era algo nuevo y le encantaba porque era inevitable pensar que se veía muy tentador cuando usaba toda su fuerza — Gracias, Cam — Agradeció y se dispuso ver el menú — Un postre vendría muy bien. ¿Cuál sugieres? Yo no me puedo decidir todo luce delicioso — Levantó la mirada hacía a él e hizo un puchero para que hiciera sugerencias y de esas cuantas podían  elegir dos para poder comerlas luego.
 

A Cameron le alegraba que ya se hubieran podido reunir, era como una forma de reconfortarse luego de todo lo ocurrido en el acuario. Poder sentir que volvían hasta cierto punto a la normalidad. No del todo claro, pues lo que paso difícilmente se podía dejar pasar por alto. Aquello no había sido un incidente menor o aislado. Los habían atacado, y habían dejado claro que no les agradaba la existencia de las semi criaturas. Así que el chico más que nunca debía de andar con cuidado. Pero aquello no quería decir que no podía seguir con su vida normal, solo debía tener precaución.

— Los disfruto sí, pero igual me gusta mantenerme activo. Además, también disfruto de la compañía si es una compañía que me agrada. — le aseguro, pues él, aunque tuviera pocos amigos cercanos sí le gustaba su compañía, en especial la de Alissa. Ella era especial. De todos modos igual apreciaba los momentos a solas, pero lo habían hecho reposar tanto que ya se había hartado.  — Sí, en eso tienes razón. No fue tanto tiempo el que tuve que esperar para sanar. Solo reposé por protocolo nada más.  — le aseguro, los semigiantes eran fuertes y si bien tenía algunas marcas aún, no tenía nada que le doliera desde ya hacía un tiempo. Era una de las cosas buenas de su raza.

En cierto punto hacia sentido que quisiera quedarse con la cicatriz. Era el recordatorio de que había gente maldita en este mundo que no merecía piedad. — Entiendo. Es un recordatorio de ese día. Siendo así, seguramente también ha de tener algo. Hay que averiguar con ella al volver a Hogwarts. Puedo acompañarte si quieres. — le propuso el muchacho mientras caminaban hacia el local.

Cameron estaba acostumbrado a que se le quedaran viendo. Pero aquello no quería decir que no dejara de ser un momento incómodo para él. — Lo siento, a veces algunos se olvidan que, aunque estemos grandes necesitamos de ellos. — aseguro el chico, y se preguntaba porque su familia biológica igual lo había dejado. Pero al final daba igual porque su mamá adoptiva, la que era su verdadera madre para él, lo amaba con locura. — Puedo prestártela un día. — bromeo respecto a su mamá porque igual sabía que ella quedaría encantada con Alissa. — Lo es, lo es. Sabrás que esos días llego hasta acá para estar conmigo. Por eso tuve que reposar más de la cuenta. — comento riendo.

— Es lo que digo, fueron demasiados días. Innecesarios. Aunque quizás era en lo que ponían todo en ‘orden’ con los delincuentes supongo. — no lo sabía, solo esperaba que aquellos tipos tuvieran una larga estadía en Azkaban.

Al fin estaban en el local y el chico sabía que no importaba que solo fueran amigos para ser caballeroso con ella. Siempre le gustaba tratarla bonito, porque ella había sido de las primeras en también tratarlo bien. Además, en el fondo había algo más que ni el mismo se había atrevido a explorar aquel sentimiento.

— Pues todo se ve muy apetitoso. Yo creo que me iré por una rebanada de ese bizcocho de red velvet y fresa. — señalo el moreno. — Quizás un café con leche para acompañar. — Añadió el muchacho, porque al menos él no era mucho de té. No estaba aún no se acostumbraba eso. — Cuando estés lista me dices para llamar al mesero. — le menciono, aunque parecía que no iba a tener ni que hacerlo. Pues el mesero llevaba rato rondado cerca de ellos y mirando a la chica.