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Original • Ciencia Ficción• One on one
Conexión Galáctica
Todo comienza para el año 4050, cuando Olivier Lambert, un joven astronauta, se preparaba para una un vuelo de prueba del Nexus 50, una nueva nave que había creado la NASA. La misma estaba preparada para ser la más potente y con mayor alcance de vuelo que nunca antes habían podido ver antes. La idea era que el astronauta llegara hasta el punto más lejano del espacio que pudiera y luego regresara. Pues solo era una prueba. Por lo que tenía una cantidad limitada de recursos en su arsenal. Pero lo suficiente para sobrevivir la ida y la vuelta. Incluso tenía una buena cantidad del suero de la Vida. Que era un tipo de poción que hacía unos años se había inventado, que les permitía al ingerirla que su cuerpo se adaptara a la atmosfera del lugar donde se encontraran y así poder respirar. Duraba unas 24 horas el efecto que se ingería en la cantidad de dos cucharadas grandes. Esto le daría algo de seguridad por si ocurría algún imprevisto. Cosa que dudaban, pero nunca estaba de más prevenir.
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
Olivier Lambert
Dylan O'Brien • 29 Años • Astronauta • Shooting Star
Zuviam Orione
Tyler Hoechlin • 31 años • Alienigena • Rising Sun
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
Abraham Lincoln
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Olivier reconocía que era complicado adaptarse a un planeta que era muy distinto al suyo y que la verdad es que ambos estuvieran tensos de primeras cuando su nave se estrelló justo al momento que el telekiano terminaba su guardia.— La realidad es que ambos somos muy preguntones y como no va a ser así si somos de diferentes planetas, siempre podemos aclarar las dudas, creo que no voy a dejar de hacerlo y sí tu quieres saber más aquí estoy. — La realidad es que se sentía en confianza ahora que Zuviam lo había ayudado, esperaba no equivocarse pero parecía un buen tipo así que prefería pensar de manera positiva.
— Eso no se pregunta, claro que me gustaría. Sé que es posible que me quede poco para sobrevivir así que mejor que conocer lugares distintos y disfrutar de los manjares que hay aquí. — Quizás ahora que estaba menos nervioso podía ser el mismo de siempre y como solía ser con sus colegas, la esperanza era lo último que se perdía y quería pensar que al menos había muerto en el universo, no iba a pensar en como estaría su familia cuando lo dieran por perdido, era triste y bastante así que solo se distrajo comiendo, ya quería conocer esos hermosos subterráneos.
—Gracias por tanto. — Se notaba que el telekiano era muy atento con él y que quería que estuviera muy cómodo, sonrió otra vez, es que en realidad le gustaba esa sensación, eso sí, con lo que había pasado hasta se había olvidado del sueño que tuvo con él.
Mirando esa clase de motos, asintió. — Es que depende también del tamaño, hay otros que tienen más ruedas, también hay aviones, barcos, todo te lo voy a dibujar para que aprendas. — Esperaba que hubiera un trueque porque si que iba a tener que aprender mucho de Telikos ya que estaba ahí, solo esperaba que el alienígena tuviera el tiempo suficiente.
— Vale, muy mala organización porque si deberían tener un líder, son distintos entre sí, es como si a ustedes lo hubieran exiliado, tienen que luchar por sus derechos, muy bien, deberían vivir mezclados ¿no? Imagino que el otro lado debe estar la tecnología, la capital y sus distintas sociedades ¿Ni siquiera pueden entrar ahí y aún así el líder gobierna los dos lados? — Quizás ahí estaba el desarrollo, las respuestas a todos sus problemas seguro hasta tenían naves aquí era como un sitio pobre donde cuidaban lo encontraba injusto y denigrante. Pero allá ellos, esperaba no ser polémico la cosa es que le gustaba la justicia.
—¿Por qué no les agradamos? Nosotros, gran parte de nosotros ni siquiera sabíamos de su existencia. — Dijo ofendido el chico al escucharlo pero sabía que solo le estaba informando, no se iría contra él.
—Está bien, si tienes a alguien que pueda ayudarnos será mucho mejor, pero tiene que quedar en excelentes condiciones ya sabes o sino me puedo perder en el espacio fue un largo viaje. Ni siquiera sé cuanto tiempo ha pasado, solo me comunicaba a veces. — Pero al menos sabían que estaba con vida ahora sin poder hacerlo empezarían a buscarlo por todas partes y darlo por perdido, igual había alcanzado a informar que estaba llegando pero ahí al no identificarlo sería el problema.
Entraron, el problema es que no pudo caminar mucho por la sencilla razón que Zuv lo detuvo, tragó saliva al ver la criatura que ni siquiera se habría percatado que era hembra si él no se lo dice. — Cúbreme, tu sabes como derrotarlo ¿no? Además que soy yo él que sabe donde están las cosas. — Exclamó. Solo que desde ahí comenzó a caminar muy despacio igual quedaba un trayecto hacia el cuarto donde se suponía que dormía donde estaba todo, el problema iba a ser llegar a la cabina de mando.
— Eso no se pregunta, claro que me gustaría. Sé que es posible que me quede poco para sobrevivir así que mejor que conocer lugares distintos y disfrutar de los manjares que hay aquí. — Quizás ahora que estaba menos nervioso podía ser el mismo de siempre y como solía ser con sus colegas, la esperanza era lo último que se perdía y quería pensar que al menos había muerto en el universo, no iba a pensar en como estaría su familia cuando lo dieran por perdido, era triste y bastante así que solo se distrajo comiendo, ya quería conocer esos hermosos subterráneos.
—Gracias por tanto. — Se notaba que el telekiano era muy atento con él y que quería que estuviera muy cómodo, sonrió otra vez, es que en realidad le gustaba esa sensación, eso sí, con lo que había pasado hasta se había olvidado del sueño que tuvo con él.
Mirando esa clase de motos, asintió. — Es que depende también del tamaño, hay otros que tienen más ruedas, también hay aviones, barcos, todo te lo voy a dibujar para que aprendas. — Esperaba que hubiera un trueque porque si que iba a tener que aprender mucho de Telikos ya que estaba ahí, solo esperaba que el alienígena tuviera el tiempo suficiente.
— Vale, muy mala organización porque si deberían tener un líder, son distintos entre sí, es como si a ustedes lo hubieran exiliado, tienen que luchar por sus derechos, muy bien, deberían vivir mezclados ¿no? Imagino que el otro lado debe estar la tecnología, la capital y sus distintas sociedades ¿Ni siquiera pueden entrar ahí y aún así el líder gobierna los dos lados? — Quizás ahí estaba el desarrollo, las respuestas a todos sus problemas seguro hasta tenían naves aquí era como un sitio pobre donde cuidaban lo encontraba injusto y denigrante. Pero allá ellos, esperaba no ser polémico la cosa es que le gustaba la justicia.
—¿Por qué no les agradamos? Nosotros, gran parte de nosotros ni siquiera sabíamos de su existencia. — Dijo ofendido el chico al escucharlo pero sabía que solo le estaba informando, no se iría contra él.
—Está bien, si tienes a alguien que pueda ayudarnos será mucho mejor, pero tiene que quedar en excelentes condiciones ya sabes o sino me puedo perder en el espacio fue un largo viaje. Ni siquiera sé cuanto tiempo ha pasado, solo me comunicaba a veces. — Pero al menos sabían que estaba con vida ahora sin poder hacerlo empezarían a buscarlo por todas partes y darlo por perdido, igual había alcanzado a informar que estaba llegando pero ahí al no identificarlo sería el problema.
Entraron, el problema es que no pudo caminar mucho por la sencilla razón que Zuv lo detuvo, tragó saliva al ver la criatura que ni siquiera se habría percatado que era hembra si él no se lo dice. — Cúbreme, tu sabes como derrotarlo ¿no? Además que soy yo él que sabe donde están las cosas. — Exclamó. Solo que desde ahí comenzó a caminar muy despacio igual quedaba un trayecto hacia el cuarto donde se suponía que dormía donde estaba todo, el problema iba a ser llegar a la cabina de mando.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
Abraham Lincoln
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Normal que cuando se fueran tan diferentes entrara la curiosidad por las venas. El querer saber más. También no solo por la simple curiosidad, sino que por el querer estar informado y así poderse entender mejor. Aun así, en el caso de Zuviam tenía más cosas en común con Oliver que con algunos de su mismo planeta. Posible se debía a que su especie era la más parecida a los humanos. — Estás en lo cierto. Nada peor que quedarse ignorante ante algo desconocido. — además, si pretendía ayudarlo debían conocerse mejor para así comprender que era lo que el otro exactamente necesitaba.
Zuviam volvió a negar. Entendía que en su situación era difícil ver la luz al final del túnel, pero el telekiniano estaba dispuesto a encontrar la manera para que eso de que su fin estuviera cerca no fuera cierto. Aun así, por supuesto que no se negó. Le encantaba visitar esos lugares, así que esta era la excusa perfecta para ir. — Pues hagamos una cosa, cuando ya pongamos en marcha lo de inspeccionar la nave, y tengamos tus pertenencias, podría llevarte a conocer uno de esos manantiales. ¿Qué te parece?— le ofreció, es que igual a Oliver le haría bien distraerse un poco y así olvidar, aunque fuera por un momento que su vida corría peligro.
No sabía por qué, pero ese gracias por tanto le había conmovido. El chico negó. — No tienes que agradecerme, solo trata de sobrellevar esto lo mejor que puedas. — con ver que había valido la pena, todo esto se daba por bien servido. — Quizás no sean tan diferentes los transportes. Aquí lo que hay son naves, planeadores, embarcaciones, no hay tantas y son pequeñas, por lo que te mencione, los cuerpos de agua están bajo tierra. Igual me da curiosidad saber cuan diferentes son. — Admitió el muchacho.
Escuchaba las palabras del astronauta mientras se dirigían a la nave. — Bueno, tal vez. No sé mucho de sistemas de gobiernos, la verdad. — Quizás en la Tierra tenían un sistema más avanzado o simplemente no eran tan diferentes, solo que él no había podido notar lo que Oliver decía hasta que no se lo menciono. — Concuerdo en que debería de haber más igualdad entre los dos lados, aunque si veo un poco difícil mezclarnos, así como el que por ejemplo me vaya a vivir al otro lado. Mis ojos no resistirían tanta claridad por tanto tiempo. — Tendría que andar con gafas todo el tiempo. — Pero sí deberían de implementar su tecnología aquí. Nos ayudaría. —
Una pregunta difícil de responder. — Eso no te lo puedo responder. Al parecer es algo que viene de hace mucho tiempo. Pero quizás… alguno de los ancianos podría tener la respuesta del porqué. — y ya comenzaba a ocurrírsele ir en algún momento a darle una visita a su vecino, un ancianito que, hasta donde sabía, era el más viejo del poblado. Algo debía de saber. — Sí, créeme, es la mejor mecánica que conozco. — le aseguro, sí, esa chica no lograba arreglar su nave, entonces si estarían en problemas. — No por favor, esa tampoco es la idea. Por eso te aseguro que es muy buena en lo que hace. — finalizo.
Dentro de la nave tuvieron que detenerse, la criatura dormía apaciblemente pero no sabía por cuanto tiempo permanecería así. Por lo visto no había regresado a su guarida y se había quedado cerca del cadáver de su pareja. — Bien, cualquier cosa si se levanta yo me encargo. Aunque necesitaré alguna vara o algo con lo que pueda defenderme. — le menciono, porque no había salido con la lanza, pues no se suponía que a estas horas hubiera criaturas por ahí. Pero este no era el caso. Zuviam dejo que Oliver se adelantara mientras vigilaba la criatura. Esperaba que no tardara mucho y que le consiguiera algo con que pegarle aquel animal si se despertaba.
Zuviam volvió a negar. Entendía que en su situación era difícil ver la luz al final del túnel, pero el telekiniano estaba dispuesto a encontrar la manera para que eso de que su fin estuviera cerca no fuera cierto. Aun así, por supuesto que no se negó. Le encantaba visitar esos lugares, así que esta era la excusa perfecta para ir. — Pues hagamos una cosa, cuando ya pongamos en marcha lo de inspeccionar la nave, y tengamos tus pertenencias, podría llevarte a conocer uno de esos manantiales. ¿Qué te parece?— le ofreció, es que igual a Oliver le haría bien distraerse un poco y así olvidar, aunque fuera por un momento que su vida corría peligro.
No sabía por qué, pero ese gracias por tanto le había conmovido. El chico negó. — No tienes que agradecerme, solo trata de sobrellevar esto lo mejor que puedas. — con ver que había valido la pena, todo esto se daba por bien servido. — Quizás no sean tan diferentes los transportes. Aquí lo que hay son naves, planeadores, embarcaciones, no hay tantas y son pequeñas, por lo que te mencione, los cuerpos de agua están bajo tierra. Igual me da curiosidad saber cuan diferentes son. — Admitió el muchacho.
Escuchaba las palabras del astronauta mientras se dirigían a la nave. — Bueno, tal vez. No sé mucho de sistemas de gobiernos, la verdad. — Quizás en la Tierra tenían un sistema más avanzado o simplemente no eran tan diferentes, solo que él no había podido notar lo que Oliver decía hasta que no se lo menciono. — Concuerdo en que debería de haber más igualdad entre los dos lados, aunque si veo un poco difícil mezclarnos, así como el que por ejemplo me vaya a vivir al otro lado. Mis ojos no resistirían tanta claridad por tanto tiempo. — Tendría que andar con gafas todo el tiempo. — Pero sí deberían de implementar su tecnología aquí. Nos ayudaría. —
Una pregunta difícil de responder. — Eso no te lo puedo responder. Al parecer es algo que viene de hace mucho tiempo. Pero quizás… alguno de los ancianos podría tener la respuesta del porqué. — y ya comenzaba a ocurrírsele ir en algún momento a darle una visita a su vecino, un ancianito que, hasta donde sabía, era el más viejo del poblado. Algo debía de saber. — Sí, créeme, es la mejor mecánica que conozco. — le aseguro, sí, esa chica no lograba arreglar su nave, entonces si estarían en problemas. — No por favor, esa tampoco es la idea. Por eso te aseguro que es muy buena en lo que hace. — finalizo.
Dentro de la nave tuvieron que detenerse, la criatura dormía apaciblemente pero no sabía por cuanto tiempo permanecería así. Por lo visto no había regresado a su guarida y se había quedado cerca del cadáver de su pareja. — Bien, cualquier cosa si se levanta yo me encargo. Aunque necesitaré alguna vara o algo con lo que pueda defenderme. — le menciono, porque no había salido con la lanza, pues no se suponía que a estas horas hubiera criaturas por ahí. Pero este no era el caso. Zuviam dejo que Oliver se adelantara mientras vigilaba la criatura. Esperaba que no tardara mucho y que le consiguiera algo con que pegarle aquel animal si se despertaba.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
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Que lo invitara aquellos subterráneos ilusionaba mucho a Olivier, porque era una parte desconocida y fuera como fuera si tenía ganas de conocer su planeta a pesar de no saber del todo cuánto tiempo le quedaba en el caso si no iba a sobrevivir. — ¿Dices que hoy mismo? Sería genial, pero hay que esperar que si todo sale bien. Me gustaría conocer esos manantiales ¿Uno se puede bañar? — Siguió con las preguntas ahora que habían permitido que tenían todo el derecho de hacerlas, la curiosidad debía ser recompensada. Eran distintos, era lógico que iban a tener muchas dudas.
Estaba agradecido con Zuv así que no iba a dejar de agradecer, más que igual se sentía dispuesto de dibujar y contarle como era su planeta que ahora sí estaba recubierto de tecnología y aunque estos automóviles eran como una reliquia del pasado mucha gente seguía usándolos. Las naves se estaban volviendo más populares andar por los cielos e incluso andar por los planetas del sistema solar. Le iba a contar todo en su momento.
Ya en la moto, Olivier si había encontrado muy injusto el sistema de gobierno dejando una parte necesaria como si no fueran nada, claro defendían pero ¿qué obtenían a cambio? Su lado revolucionario se prendió y dio su opinión. — Exacto, tienen derecho a tener más tecnología que su lado ya empiece a crecer, además que ustedes como guardias necesitan herramientas. Bueno, mejor haber caído aquí.— Ya se estaba imaginando que tenían un modo de ser muy distinto.
No le había gustado nada que no quisieran a los humanos, en todo lugar si habían personas que le gustaba tener todo, y claro, suponía que aquí también habrían alienígenas que no fueran del todo comprensivos como en todos lados, había tenido suerte. Suspiró. — Sí es que aquel anciano quiere hablar conmigo, si algo paso no debería culparme soy totalmente inofensivo, me dan ganas de hacer cosas para que sepan que todos los humanos son iguales. — Murmuró, asintiendo lo del mecánico que podría arreglar la nave.
Y fue como llegaron donde al entrar uno de esos monstruos que ya había olvidado como se llamaban ahí estaba durmiendo en la nave, le dio su plan es que él tenía que ir al cuarto donde dormía y tenía la caja de primeros auxilios con la poción y otros medicamentos, y bueno buscar comida en la cocina esperando que ese monstruo no hubiera llegado ahí, tener algo de alimento de la tierra igual le traía esperanza, luego se iría al sector de mando para ver cuales eran los daños, podía ser ocupada en caso de emergencia, pero ya era imposible que emprendiera vuelo tenía que ser reparada.— Supongo que deben haber varios sectores estropeados, difícil que haya algo con filo pero si tubos y tal vez en el sector de mando algún martillo, fíjate bien que igual estaré mirando ¿vale? — Con suavidad empezaba a caminar tratando de no meter ruido alguno hasta que lograron llegar a la habitación, fue con rapidez tomando la caja y casi lloró cuando vio una botella con la poción totalmente llena. Fue como si su alma volviera a su cuerpo. — Está bien, ahora vayamos a la cocina, quiero ver si queda algo de comer. — Ni se habían dado cuenta que aquel monstruo estaba despertando de su siesta es que estaban a una larga distancia.
Estaba agradecido con Zuv así que no iba a dejar de agradecer, más que igual se sentía dispuesto de dibujar y contarle como era su planeta que ahora sí estaba recubierto de tecnología y aunque estos automóviles eran como una reliquia del pasado mucha gente seguía usándolos. Las naves se estaban volviendo más populares andar por los cielos e incluso andar por los planetas del sistema solar. Le iba a contar todo en su momento.
Ya en la moto, Olivier si había encontrado muy injusto el sistema de gobierno dejando una parte necesaria como si no fueran nada, claro defendían pero ¿qué obtenían a cambio? Su lado revolucionario se prendió y dio su opinión. — Exacto, tienen derecho a tener más tecnología que su lado ya empiece a crecer, además que ustedes como guardias necesitan herramientas. Bueno, mejor haber caído aquí.— Ya se estaba imaginando que tenían un modo de ser muy distinto.
No le había gustado nada que no quisieran a los humanos, en todo lugar si habían personas que le gustaba tener todo, y claro, suponía que aquí también habrían alienígenas que no fueran del todo comprensivos como en todos lados, había tenido suerte. Suspiró. — Sí es que aquel anciano quiere hablar conmigo, si algo paso no debería culparme soy totalmente inofensivo, me dan ganas de hacer cosas para que sepan que todos los humanos son iguales. — Murmuró, asintiendo lo del mecánico que podría arreglar la nave.
Y fue como llegaron donde al entrar uno de esos monstruos que ya había olvidado como se llamaban ahí estaba durmiendo en la nave, le dio su plan es que él tenía que ir al cuarto donde dormía y tenía la caja de primeros auxilios con la poción y otros medicamentos, y bueno buscar comida en la cocina esperando que ese monstruo no hubiera llegado ahí, tener algo de alimento de la tierra igual le traía esperanza, luego se iría al sector de mando para ver cuales eran los daños, podía ser ocupada en caso de emergencia, pero ya era imposible que emprendiera vuelo tenía que ser reparada.— Supongo que deben haber varios sectores estropeados, difícil que haya algo con filo pero si tubos y tal vez en el sector de mando algún martillo, fíjate bien que igual estaré mirando ¿vale? — Con suavidad empezaba a caminar tratando de no meter ruido alguno hasta que lograron llegar a la habitación, fue con rapidez tomando la caja y casi lloró cuando vio una botella con la poción totalmente llena. Fue como si su alma volviera a su cuerpo. — Está bien, ahora vayamos a la cocina, quiero ver si queda algo de comer. — Ni se habían dado cuenta que aquel monstruo estaba despertando de su siesta es que estaban a una larga distancia.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
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— Claro que sí. Hoy mismo. Pero definitivamente las prioridades primero. Aunque sí puede servir de motivación. Oh sí, se puede bañarse en ellos. No en todos eso sí, pero sí hay unos que son para bañistas. Así que si prefieres podemos ir a uno de esos. — le sugirió. Era bueno tener un momento de distracción luego de todo lo que había pasado. Ya la verdad ni le importaba que fuera preguntón. Normal cuando se conocía algo nuevo. Él de seguro estaría en las mismas si hubiera sido quien fue a parar a otro planeta.
Pensándolo bien, quizás les habían metido mucho en la cabeza de que por ser del Telikos Nocturno no les interesaba tanto la tecnología y preferían la naturaleza. Tanto que se lo terminaron por creer. — Ahora que lo dices, siento que nos han manipulado todo este tiempo para obtenerlas de nosotros y que no tuviéramos interés en retenerlas. Pues así justifican sus acciones. — comento negando.
Zuviam esbozo una sonrisa que tal vez el chico no pudo notar porque miraba hacia al frente pendiente al camino, pero no lo pudo evitar al escuchar su afirmación. — Bueno, no es por nada, pero te puedo asegurar que no pudiste haber caído en mejor lugar. El otro lado podrá tener sus encantos, pero en cuanto a calidez con quienes viven allí solo encontraras la calidez del clima. — le aseguro.
Quizás no debió decirle aquello, no es como que lo fueran a apedrear. Pero sí podría ser incómodo. — No pienso que se niegue. Es de las personas más sabias del poblado, de hecho fue él quien nos enseñó el inglés. Por eso siento que algo debe de saber. — le comentaba sobre el anciano. — A veces la gente se deja llevar por lo que otros les han dicho, tú solo trata de ser tú, que tengan una buena impresión. Les costará, pero supongo que tarde o temprano notaran lo mismo que yo. — aseguro, si tal vez se dejaba conocer, podrían comenzar a ver de forma diferente a los humanos.
Cuando estaban en la nave definidamente tendrían que buscar con que defenderse si la criatura despertaba. El telekiniano no dejaba de observar a su alrededor mientras seguía a Oliver. — Bien, aunque no tengan filos, servirán si se les da un golpe contundente. — aseguro ante las indicaciones del astronauta. Mientras el otro chico recogía una caja, el alienígena diviso un tubo no tan largo y algo chueco, pues al parecer se había despegado con el impacto, pues estaba partido justo en el área de la soldadura. Esperaba que no fuera de nada esencial, de todos modos, ahora mismo no estaba haciendo ninguna función, así que lo tomo. — Por la cara que pones creo que la has encontrado! — le dijo con emoción. Parecía que las cosas estaban mejorando, era una cosa menos por la que preocuparse.
Un gruñido hizo que se le helara hasta el espinazo a Zuviam. — Dime que lo que está detrás de mí… no es lo que yo creo. — sabía la respuesta. Habían despertado aquella bestia incluso estando de día, pero claro, dentro de la nave no sentiría tanto el cambio de clima que las mantenía dormidas. Le hizo una seña con la mirada a Oliver, en el suelo justo cerca a sus pies había un marrón o martillo, desde aquí no lo podía diferenciar bien. La criatura estaba en posición para atacar, solo esperaba el movimiento de sus presas. Le gustaba que le temieran. — A la de 3… — dijo en un murmullo. — 3… 2… 1— dijo esto último exclamándolo para caerle arriba al animal esperando recibir ayuda del astronauta.
Pensándolo bien, quizás les habían metido mucho en la cabeza de que por ser del Telikos Nocturno no les interesaba tanto la tecnología y preferían la naturaleza. Tanto que se lo terminaron por creer. — Ahora que lo dices, siento que nos han manipulado todo este tiempo para obtenerlas de nosotros y que no tuviéramos interés en retenerlas. Pues así justifican sus acciones. — comento negando.
Zuviam esbozo una sonrisa que tal vez el chico no pudo notar porque miraba hacia al frente pendiente al camino, pero no lo pudo evitar al escuchar su afirmación. — Bueno, no es por nada, pero te puedo asegurar que no pudiste haber caído en mejor lugar. El otro lado podrá tener sus encantos, pero en cuanto a calidez con quienes viven allí solo encontraras la calidez del clima. — le aseguro.
Quizás no debió decirle aquello, no es como que lo fueran a apedrear. Pero sí podría ser incómodo. — No pienso que se niegue. Es de las personas más sabias del poblado, de hecho fue él quien nos enseñó el inglés. Por eso siento que algo debe de saber. — le comentaba sobre el anciano. — A veces la gente se deja llevar por lo que otros les han dicho, tú solo trata de ser tú, que tengan una buena impresión. Les costará, pero supongo que tarde o temprano notaran lo mismo que yo. — aseguro, si tal vez se dejaba conocer, podrían comenzar a ver de forma diferente a los humanos.
Cuando estaban en la nave definidamente tendrían que buscar con que defenderse si la criatura despertaba. El telekiniano no dejaba de observar a su alrededor mientras seguía a Oliver. — Bien, aunque no tengan filos, servirán si se les da un golpe contundente. — aseguro ante las indicaciones del astronauta. Mientras el otro chico recogía una caja, el alienígena diviso un tubo no tan largo y algo chueco, pues al parecer se había despegado con el impacto, pues estaba partido justo en el área de la soldadura. Esperaba que no fuera de nada esencial, de todos modos, ahora mismo no estaba haciendo ninguna función, así que lo tomo. — Por la cara que pones creo que la has encontrado! — le dijo con emoción. Parecía que las cosas estaban mejorando, era una cosa menos por la que preocuparse.
Un gruñido hizo que se le helara hasta el espinazo a Zuviam. — Dime que lo que está detrás de mí… no es lo que yo creo. — sabía la respuesta. Habían despertado aquella bestia incluso estando de día, pero claro, dentro de la nave no sentiría tanto el cambio de clima que las mantenía dormidas. Le hizo una seña con la mirada a Oliver, en el suelo justo cerca a sus pies había un marrón o martillo, desde aquí no lo podía diferenciar bien. La criatura estaba en posición para atacar, solo esperaba el movimiento de sus presas. Le gustaba que le temieran. — A la de 3… — dijo en un murmullo. — 3… 2… 1— dijo esto último exclamándolo para caerle arriba al animal esperando recibir ayuda del astronauta.
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
Abraham Lincoln
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— Ocurre algo parecido con algunos ríos, mares y lagos. No es que pase algo raro en la tierra, sino porque puede ser peligroso y las personas se ahogan si no saben nadar ¿Me explico? — Y la vez se preguntaba porque no todos los manantiales eran aptos para bañarse pero quería descubrirlo por sí solo, lo cierto, es que aquello le había entusiasmado.
Se encogió de hombros y se sintió molesto por lo que acababa de revelar. — Tristemente el abuso de poder existe en todas partes, Zuviam. — Recalcó. Y si la gente no hacía nada nunca habría una solución, una ciudad, un pueblo si eran capaces de irse contra el poder si se unían. No podía negar que era un poco revolucionario.
—Oh, son diferentes ¿no? ¿Por qué? — Le había quedado claro que podrían ser más fríos aunque tuvieran la tecnología esto no lo era todo. Quería saber y bien que se sintió de haber caído en la parte oscura, curioso, la oscuridad en la tierra era lo que causaba más miedo. El viaje en la moto continuó y se estaba haciendo corto porque iban conversando.
Por supuesto, habían temas que le causaban curiosidad y otras una sensación extraña, es que no le había gustado para nada que hablaran así de los humanos cuando se sabía - según ellos - los primeros, no todos eran malos, el se sentía con gran bondad, un poco ambicioso aunque solo para conseguir sus objetivos, no habría podido ser astronauta si no pensará así. — Vale, es que no te quepa duda que voy a ser el mismo de siempre para demostrarles que no todos son iguales, entiendo que pudo haber una mala experiencia, lo que está mal es juzgar antes de conocer, la verdad es que sí quiero conocer al anciano. — Murmuró sabiendo que algún día lo iba a tener que llevar para enterarse de más cosas, no le gustaba quedarse en la ignorancia.
Todo en la nave se mantuvo tranquilo aún cuando tenían a un monstruo durmiendo ahí, tenían que meter el menos ruido posible así que por suerte llegaron a la habitación donde encontró la condenada poción que a la vez le daba esperanzas. — Sí, con esto podré aguantar más igual tratare de que sean menos dosis. ¿Quién sabe? Quizás me adapte con el tiempo solo que todavía no sé nada, esto me va a mantener con vida. — Exclamó. Estaba sugiriendo lo de la comida porque sea como sea necesitaba algo de alimento que estaba acostumbrado a consumir y si que había en la cocina - si es que el monstruo no lo habría devorado - estaban a punto de hacer eso pero fueron interrumpidos justamente por aquella criatura.
— Esto no puede estar sucediendo, ocupa eso. — Se mantenía detrás de él, se sentía un cobarde pero no tenía idea como atacar a esa cosa así que le susurró. — Lo siento… pero yo… no sé… no soy como tú — Dijo nervioso esperando que atacase confiando completamente sus habilidades y presenciando todo. No dejaba de ser tétrico fuera de lo común que acostumbraba ver.
Se encogió de hombros y se sintió molesto por lo que acababa de revelar. — Tristemente el abuso de poder existe en todas partes, Zuviam. — Recalcó. Y si la gente no hacía nada nunca habría una solución, una ciudad, un pueblo si eran capaces de irse contra el poder si se unían. No podía negar que era un poco revolucionario.
—Oh, son diferentes ¿no? ¿Por qué? — Le había quedado claro que podrían ser más fríos aunque tuvieran la tecnología esto no lo era todo. Quería saber y bien que se sintió de haber caído en la parte oscura, curioso, la oscuridad en la tierra era lo que causaba más miedo. El viaje en la moto continuó y se estaba haciendo corto porque iban conversando.
Por supuesto, habían temas que le causaban curiosidad y otras una sensación extraña, es que no le había gustado para nada que hablaran así de los humanos cuando se sabía - según ellos - los primeros, no todos eran malos, el se sentía con gran bondad, un poco ambicioso aunque solo para conseguir sus objetivos, no habría podido ser astronauta si no pensará así. — Vale, es que no te quepa duda que voy a ser el mismo de siempre para demostrarles que no todos son iguales, entiendo que pudo haber una mala experiencia, lo que está mal es juzgar antes de conocer, la verdad es que sí quiero conocer al anciano. — Murmuró sabiendo que algún día lo iba a tener que llevar para enterarse de más cosas, no le gustaba quedarse en la ignorancia.
Todo en la nave se mantuvo tranquilo aún cuando tenían a un monstruo durmiendo ahí, tenían que meter el menos ruido posible así que por suerte llegaron a la habitación donde encontró la condenada poción que a la vez le daba esperanzas. — Sí, con esto podré aguantar más igual tratare de que sean menos dosis. ¿Quién sabe? Quizás me adapte con el tiempo solo que todavía no sé nada, esto me va a mantener con vida. — Exclamó. Estaba sugiriendo lo de la comida porque sea como sea necesitaba algo de alimento que estaba acostumbrado a consumir y si que había en la cocina - si es que el monstruo no lo habría devorado - estaban a punto de hacer eso pero fueron interrumpidos justamente por aquella criatura.
— Esto no puede estar sucediendo, ocupa eso. — Se mantenía detrás de él, se sentía un cobarde pero no tenía idea como atacar a esa cosa así que le susurró. — Lo siento… pero yo… no sé… no soy como tú — Dijo nervioso esperando que atacase confiando completamente sus habilidades y presenciando todo. No dejaba de ser tétrico fuera de lo común que acostumbraba ver.
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— Poco a poco les vamos encontrando similitud. Imagino que se debe a que hay ciertos elementos básicos para que un ser vivo pueda sobrevivir. — comento Zuviam, al notar como cada vez notaban más cosas en común. — Aquí, hay algunas corrientes también que pueden ser peligrosas porque dan a parar a cascadas submarinas con un fondo muy profundo y obscuro. — le contaba. — Dentro de las cuevas bajo la tierra existen unas pequeñas luces que flotan por el lugar iluminando todo. — a los ojos de Oliver tal vez parecerían luciérnagas. Pero no eran animales, era una especie de partículas brillantes que se generaban en las rocas haciendo que brillaran, las que flotaban en el aire era porque ya estaban en sus últimas etapas de vida, duraban un día despegadas de la roca y tenían que tener cierta temperatura para que se generaran estas partículas así que por lo mismo en los lugares profundos que Zuviam decía no había por eso estaba más obscuro que un agujero negro.
Zuviam no entendía mucho de politica, pero tampoco era tonto, sabía a lo que se refería. — Lamentable que hasta en eso los mundos coincidan. — dijo negando. Por lo visto, no había sociedad alguna que se salvara del abuso de poder o la corrupción. Era un mal que paresia, que venía de fábrica de cada ser con conciencia.
— Son más vanidosos, poco amigables, más fríos en su forma de ser. No te tenderían la mano ni aunque te vieran muriendo a sus pies. Claro, hay sus excepciones. Las personas que viven más en la frontera son más agradables y sensibles. Pero no así los de la ciudad. — le contaban, era por eso que igual se lo pensaba para visitar el lugar.
— Así se habla. Créeme, cuando se den la oportunidad de conocerte les vas a caer muy bien. Solo necesitan verlo. — Zuviam encontraba demasiado interesante al chico, agradable y tenía un toque, no sabía que era, pero que le gustaba. Quizás por ello quería también ayudarlo, además de hacerlo por honrar a la memoria de su padre.
Sentía alivio de que al llegar a la nave encontrar la poción en buenas condiciones. Pues esas era muy buenas noticias para Oliver. De todos modos iba a ver si le permitía analizarla para intentar replicar la misma. — Yo podría intentar replicarla. No aseguro nada. Pero si consigo elementos parecidos que puedan servir, tal vez puedas tener por más tiempo. Claro por si se complican las cosas… o por si simplemente quieres permanecer más tiempo aquí. — le comento. — Esa es una posibilidad que no se puede descartar. Pues cuando te despertases tenías dificultad para respirar… ¿Pero aun así lo hacías no? — pregunto intentando analizar la situación.
Todo estaba bien hasta que la criatura despertó. No podía culparlo si no le ayudaba, apenas debía de estar comprendiendo lo que estaba pasando. Esto era muy nuevo para él. — Está bien. Solo busca donde cubrirte. — le pidió. Comenzó el forcejeo con la criatura que se abalanzó sobre Zuviam mientras que el Telekiniano comenzó a pegarle con aquel objeto. Pudo sentir un rasguño en el pecho, pero por suerte había logrado evitar que le enterrara las garras, así que no debía ser nada profundo. — Deberías de estar dormida. — protesto dando el último golpe, uno contundente, haciendo que el animal terminara tendido sobre él. El joven soltó un suspiro y de un fuerte empujón la tiro a un lado. — Ah, creo que ya por buen tiempo no tendremos que preocuparnos de estas cosas. — dijo poniéndose en pie. — ¿Qué es lo que sigue? — pregunto, pues no tenía idea de si había logrado conseguir todo.
Zuviam no entendía mucho de politica, pero tampoco era tonto, sabía a lo que se refería. — Lamentable que hasta en eso los mundos coincidan. — dijo negando. Por lo visto, no había sociedad alguna que se salvara del abuso de poder o la corrupción. Era un mal que paresia, que venía de fábrica de cada ser con conciencia.
— Son más vanidosos, poco amigables, más fríos en su forma de ser. No te tenderían la mano ni aunque te vieran muriendo a sus pies. Claro, hay sus excepciones. Las personas que viven más en la frontera son más agradables y sensibles. Pero no así los de la ciudad. — le contaban, era por eso que igual se lo pensaba para visitar el lugar.
— Así se habla. Créeme, cuando se den la oportunidad de conocerte les vas a caer muy bien. Solo necesitan verlo. — Zuviam encontraba demasiado interesante al chico, agradable y tenía un toque, no sabía que era, pero que le gustaba. Quizás por ello quería también ayudarlo, además de hacerlo por honrar a la memoria de su padre.
Sentía alivio de que al llegar a la nave encontrar la poción en buenas condiciones. Pues esas era muy buenas noticias para Oliver. De todos modos iba a ver si le permitía analizarla para intentar replicar la misma. — Yo podría intentar replicarla. No aseguro nada. Pero si consigo elementos parecidos que puedan servir, tal vez puedas tener por más tiempo. Claro por si se complican las cosas… o por si simplemente quieres permanecer más tiempo aquí. — le comento. — Esa es una posibilidad que no se puede descartar. Pues cuando te despertases tenías dificultad para respirar… ¿Pero aun así lo hacías no? — pregunto intentando analizar la situación.
Todo estaba bien hasta que la criatura despertó. No podía culparlo si no le ayudaba, apenas debía de estar comprendiendo lo que estaba pasando. Esto era muy nuevo para él. — Está bien. Solo busca donde cubrirte. — le pidió. Comenzó el forcejeo con la criatura que se abalanzó sobre Zuviam mientras que el Telekiniano comenzó a pegarle con aquel objeto. Pudo sentir un rasguño en el pecho, pero por suerte había logrado evitar que le enterrara las garras, así que no debía ser nada profundo. — Deberías de estar dormida. — protesto dando el último golpe, uno contundente, haciendo que el animal terminara tendido sobre él. El joven soltó un suspiro y de un fuerte empujón la tiro a un lado. — Ah, creo que ya por buen tiempo no tendremos que preocuparnos de estas cosas. — dijo poniéndose en pie. — ¿Qué es lo que sigue? — pregunto, pues no tenía idea de si había logrado conseguir todo.
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
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El astronauta solo asintió. Todo era tan diferente que quería visitar esos manantiales y ahora que Zuv había prometido llevarlo más entusiasmado se sentía por conocer otro planeta aunque estuviera oscuro no importaba.
Es que muy normal que no le placiera en demasía ir a visitar el lado de día y con luz, con todo lo que decía es que tal vez hasta ahí estaba su alternativa de arreglar su nave pero después de notar las diferencias remarcadas solo hacía que se diera cuenta que en todas partes era el poder el que mandaba, sin duda, quería conocer más sobre la historia de este planeta que por una extraña razón ya conocían de la tierra. Era un hecho que siempre serían superiores a los humanos pero que fácilmente podrían convivir entre ellos porque claro en todas partes siempre estaría el bien y el mal.
— Comprendo, entonces me alegro haber caído aquí y no en el otro lugar, quizás como estaría no hay que descartar nada — Exclamó mientras lo escuchaba con tranquilidad, habían entrado a la nave ya, se habían percatado que otra criatura que según Zuviam era la hembra, o la pareja de la de un principio y fueron hacia su cuarto para ir a buscar la poción que tanto necesitaba para sobrevivir, recordando como había despertado en la mañana con esa falta de aire, los compuestos seguro eran diferentes y si tenía que comparar era como si tuviera asma. — La verdad es que no descartó nada, podría adaptarme aquí, pero no lo sé… por ahora esto es mi única esperanza y bueno quizás cuanto tiempo tenga, si tan solo pudiera comunicarme también. — Indagó. No tenía idea de lo que podría pasar con él, pero ya no quería estar del todo negativo. Quería ser tan positivo como era el alienígena que cada vez que hablaba era como un apoyo.
Para su desgracia la criatura despertó y él no tenía idea cómo luchar. — Algún día vas a tener que enseñarme pero ahora solo seré una molestia. — Siseó mientras se volvía hacia la habitación y esperaba que todo terminara, en parte no quería ver como la mataba y no es que sintiera lástima, no le gustaba aquello.
Luego hubo silencio. —¿Todo está bien? — Miró a la criatura soltando un suspiro y ya había encontrado una buena mochila para guardar sus cosas, unas playeras, pantalones y otro equipo espacial. — Si si a la cocina y a la cabina de mando.— Fueron hacía los lugares con calma, sacó unos paquetes de comida lo que logró recuperar porque la criatura ya había indagado por ahí y luego fueron a la cabina de mando donde trató de hacer andar la nave, que logró funcionar pero decía que no podía despegar ya que estaba destruidos algunos motores y zonas. — Al menos sabemos cuales. — Dijo al momento que la apagaba soltando un suspiro. No tenía idea cómo repararlo y deseo demasiado saberlo, era capaz de hacerlo pero necesitaba ayuda.
Es que muy normal que no le placiera en demasía ir a visitar el lado de día y con luz, con todo lo que decía es que tal vez hasta ahí estaba su alternativa de arreglar su nave pero después de notar las diferencias remarcadas solo hacía que se diera cuenta que en todas partes era el poder el que mandaba, sin duda, quería conocer más sobre la historia de este planeta que por una extraña razón ya conocían de la tierra. Era un hecho que siempre serían superiores a los humanos pero que fácilmente podrían convivir entre ellos porque claro en todas partes siempre estaría el bien y el mal.
— Comprendo, entonces me alegro haber caído aquí y no en el otro lugar, quizás como estaría no hay que descartar nada — Exclamó mientras lo escuchaba con tranquilidad, habían entrado a la nave ya, se habían percatado que otra criatura que según Zuviam era la hembra, o la pareja de la de un principio y fueron hacia su cuarto para ir a buscar la poción que tanto necesitaba para sobrevivir, recordando como había despertado en la mañana con esa falta de aire, los compuestos seguro eran diferentes y si tenía que comparar era como si tuviera asma. — La verdad es que no descartó nada, podría adaptarme aquí, pero no lo sé… por ahora esto es mi única esperanza y bueno quizás cuanto tiempo tenga, si tan solo pudiera comunicarme también. — Indagó. No tenía idea de lo que podría pasar con él, pero ya no quería estar del todo negativo. Quería ser tan positivo como era el alienígena que cada vez que hablaba era como un apoyo.
Para su desgracia la criatura despertó y él no tenía idea cómo luchar. — Algún día vas a tener que enseñarme pero ahora solo seré una molestia. — Siseó mientras se volvía hacia la habitación y esperaba que todo terminara, en parte no quería ver como la mataba y no es que sintiera lástima, no le gustaba aquello.
Luego hubo silencio. —¿Todo está bien? — Miró a la criatura soltando un suspiro y ya había encontrado una buena mochila para guardar sus cosas, unas playeras, pantalones y otro equipo espacial. — Si si a la cocina y a la cabina de mando.— Fueron hacía los lugares con calma, sacó unos paquetes de comida lo que logró recuperar porque la criatura ya había indagado por ahí y luego fueron a la cabina de mando donde trató de hacer andar la nave, que logró funcionar pero decía que no podía despegar ya que estaba destruidos algunos motores y zonas. — Al menos sabemos cuales. — Dijo al momento que la apagaba soltando un suspiro. No tenía idea cómo repararlo y deseo demasiado saberlo, era capaz de hacerlo pero necesitaba ayuda.
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2. Mientras hay vida, hay oportunidades
“La Mejor forma de predecir el futuro es creándolo.”
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De buenas a primeras Zuviam podría verse intimidante. Como alguien serio que no gastaba una sonrisa a nadie. Más no era así. El joven telekiniano tenía esa coraza porque era de los guardias de la cerca. Debía de presentar carácter; sin embargo, la realidad era que era un ser accesible, dispuesto ayudar a los otros. A diferencia de muchos de los habitantes de la otra parte del planeta. Esto era la ironía de la vida. Pues por lo general la luz era asociada con el bien, la obscuridad con el mal. Por lo que cuando le decía que menos mal había caído en esta área se lo decía desde lo más sincero de su ser y por fortuna el astronauta comprendió a lo que se refería concordando así con él.
Un gran enigma era lo de su estabilidad respiratoria en el planeta. Había muchas posibilidades, muchas variantes de escenario. El chico había comenzado a sacar sus propias conclusiones con lo que había visto y lo que Oliver le había explicado que sentía, la verdad esperaba en algún momento poder corroborarlo. — Sí, es mi hipótesis. Pero sí es cierto que utilizar la poción por ahora es lo más sensato. Mientras tanto podemos ir indagando el resto de las posibilidades. — y él ya estaba decidido a descubrir también cuál era el secreto de aquella poción, así que si no se llegaba adaptar al aire de Telikos al menos Zuviam buscaría tenerle suficiente poción para que pudiera sobrevivir sin tener que preocuparse por el tiempo que tardara en reparar la nave.
— Quizás en algún momento podrías intentar conectar algún comunicador de tu nave, alguna antena de aquí e intentar a ver si consigues algún tipo de comunicación. — comento el chico, ahí si no aseguraba nada, no estaba seguro de si el alcance sería suficiente, pero no perdería nada con intentarlo.
Aquellas criaturas eran un verdadero dolor de cabeza para Zuviam, pero igual estaba acostumbrado a lidiar con ellas. — Tranquilo, por supuesto, que te daré unas clases. Ya verás que luego le agarras el truco rápido. — ya le mostraría como hacerlo, y le enseñaría cualquier otra cosa que fuera necesaria. Por ahora tal vez era mejor que él solo se encargara del animal. No tardo mucho cuando ya le había puesto fin a los gruñidos de la criatura. — Todo bien, solo un rasguño, pero nada de cuidado. — le aseguro.
Zuviam dejo que recorriera todos los lugares de la nave que creyera necesario antes de dar la última parada en la cabina. Por lo visto, aunque necesitaría de reparaciones, no había quedado como perdida total la nave, por lo que eso era buena noticia. Solo había que repararla. — Sí, y esas son buenas noticias. Es algo que tiene solución. Descuida, hablaré con la mecánica que te mencione para que nos ayude con eso. — aseguro el moreno. Lo ayudo con todos los paquetes y salieron de la nave.
— Dejemos esto en casa, comamos algo y visitemos ese manantial luego. Pienso que un momento tranquilo es más que necesario. — afirmo. — Ya luego le entramos con todo a la reparación de la nave. — Añadió. Volvieron en aquella moto planeadora de vuelta a la casa del chico, ahí dejaron las cosas y Zuv aprovecho a enviarle un mensaje a la mujer. Así más tarde seguro teñían noticias de ella. Por ahora, luego del trajín de la mañana era mejor relajarse con un buen almuerzo. El día apenas comenzaba.
Un gran enigma era lo de su estabilidad respiratoria en el planeta. Había muchas posibilidades, muchas variantes de escenario. El chico había comenzado a sacar sus propias conclusiones con lo que había visto y lo que Oliver le había explicado que sentía, la verdad esperaba en algún momento poder corroborarlo. — Sí, es mi hipótesis. Pero sí es cierto que utilizar la poción por ahora es lo más sensato. Mientras tanto podemos ir indagando el resto de las posibilidades. — y él ya estaba decidido a descubrir también cuál era el secreto de aquella poción, así que si no se llegaba adaptar al aire de Telikos al menos Zuviam buscaría tenerle suficiente poción para que pudiera sobrevivir sin tener que preocuparse por el tiempo que tardara en reparar la nave.
— Quizás en algún momento podrías intentar conectar algún comunicador de tu nave, alguna antena de aquí e intentar a ver si consigues algún tipo de comunicación. — comento el chico, ahí si no aseguraba nada, no estaba seguro de si el alcance sería suficiente, pero no perdería nada con intentarlo.
Aquellas criaturas eran un verdadero dolor de cabeza para Zuviam, pero igual estaba acostumbrado a lidiar con ellas. — Tranquilo, por supuesto, que te daré unas clases. Ya verás que luego le agarras el truco rápido. — ya le mostraría como hacerlo, y le enseñaría cualquier otra cosa que fuera necesaria. Por ahora tal vez era mejor que él solo se encargara del animal. No tardo mucho cuando ya le había puesto fin a los gruñidos de la criatura. — Todo bien, solo un rasguño, pero nada de cuidado. — le aseguro.
Zuviam dejo que recorriera todos los lugares de la nave que creyera necesario antes de dar la última parada en la cabina. Por lo visto, aunque necesitaría de reparaciones, no había quedado como perdida total la nave, por lo que eso era buena noticia. Solo había que repararla. — Sí, y esas son buenas noticias. Es algo que tiene solución. Descuida, hablaré con la mecánica que te mencione para que nos ayude con eso. — aseguro el moreno. Lo ayudo con todos los paquetes y salieron de la nave.
— Dejemos esto en casa, comamos algo y visitemos ese manantial luego. Pienso que un momento tranquilo es más que necesario. — afirmo. — Ya luego le entramos con todo a la reparación de la nave. — Añadió. Volvieron en aquella moto planeadora de vuelta a la casa del chico, ahí dejaron las cosas y Zuv aprovecho a enviarle un mensaje a la mujer. Así más tarde seguro teñían noticias de ella. Por ahora, luego del trajín de la mañana era mejor relajarse con un buen almuerzo. El día apenas comenzaba.
Fin del capitulo
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Al menos había recuperado algunas cosas porque cuando llegó no hubo tiempo para nada por la llegada de esa criatura, ahora todo había sido diferente con la otra, así que todo fue más provechoso a pesar de la gran desventaja de la nave que comenzó a fallar y por eso cayó a ese sector de aquel planeta tan nuevo para él. Se sentía algo desmotivado por aquello, pero feliz de tener otra poción que permitiría que siguiera vivo ya que aún tenía miedo de esa sensación de falta de respiración como si estuviera asma. También tenía comida y ropa que duraría por mucho tiempo y así se adaptaba a la nueva comida de aquí solo que a la vez, la dieta igual se mantendría con la comida enlatada que traía.
Ya sabía que su nave necesitaba una buena reparación y si caía la posibilidad podría volver a la tierra, solo que tenía que asegurarse de llegar a otro planeta donde si pudiera pedir prestada una nave y poder comunicarse. Todo ya no era tan malo, no quería pensar de manera negativa y claro, ahí Zuviam estaba a su lado. Le había prometido ir aquellos manantiales y para pasar el día - porque se suponía que era de día a pesar de la oscuridad con muchas estrellas que se veían muy lindas y resplandecientes - ayudaría mucho más para poder adaptarse a aquel lugar. Tenía que hacerlo, no quedaba alternativa hasta que su nave fuera reparada.
El alienígena era simpático y lo aceptaba, contaba con un apoyo y no se sentía tan solo como en un principio pensó. Volvieron cargados en su moto a la casa, mientras sentía nuevamente las miradas de los demás que eran incrédulas y confusas, quizás de picado porque no le gustaba sentirse del todo observado, los saludó con amabilidad a esa velocidad que llevaba aquella moto espacial.
Hasta pudo notar que un alienígena más pequeño sonrió ante su actitud, donde claro que luego fue regañado por su madre. Cuando estuvieron en la casa, empezó hacer anotaciones para calcular cuantas dosis necesitaría y hacer cálculos de cuánto durarían las dos botellas, sí más o menos eran como tres años. Si no se equivocaba ni nada parecido, es que no podía ni botarla y que la botellita quedará vacía. — ¿Ya está lista la comida? Igual quiero que pruebes un poco de la mía, es lo justo. No creo que te haga mal ¿O sí? — Señaló con una sonrisa mientras sacaba una lata y sacaba unos palmitos para que los probará. No tenía que elaborar mucho con eso. Y eran exquisitos. Ya venían hasta con ese toque de sal y acidez.
Ya sabía que su nave necesitaba una buena reparación y si caía la posibilidad podría volver a la tierra, solo que tenía que asegurarse de llegar a otro planeta donde si pudiera pedir prestada una nave y poder comunicarse. Todo ya no era tan malo, no quería pensar de manera negativa y claro, ahí Zuviam estaba a su lado. Le había prometido ir aquellos manantiales y para pasar el día - porque se suponía que era de día a pesar de la oscuridad con muchas estrellas que se veían muy lindas y resplandecientes - ayudaría mucho más para poder adaptarse a aquel lugar. Tenía que hacerlo, no quedaba alternativa hasta que su nave fuera reparada.
El alienígena era simpático y lo aceptaba, contaba con un apoyo y no se sentía tan solo como en un principio pensó. Volvieron cargados en su moto a la casa, mientras sentía nuevamente las miradas de los demás que eran incrédulas y confusas, quizás de picado porque no le gustaba sentirse del todo observado, los saludó con amabilidad a esa velocidad que llevaba aquella moto espacial.
Hasta pudo notar que un alienígena más pequeño sonrió ante su actitud, donde claro que luego fue regañado por su madre. Cuando estuvieron en la casa, empezó hacer anotaciones para calcular cuantas dosis necesitaría y hacer cálculos de cuánto durarían las dos botellas, sí más o menos eran como tres años. Si no se equivocaba ni nada parecido, es que no podía ni botarla y que la botellita quedará vacía. — ¿Ya está lista la comida? Igual quiero que pruebes un poco de la mía, es lo justo. No creo que te haga mal ¿O sí? — Señaló con una sonrisa mientras sacaba una lata y sacaba unos palmitos para que los probará. No tenía que elaborar mucho con eso. Y eran exquisitos. Ya venían hasta con ese toque de sal y acidez.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Se notaba que el joven le había hecho caso a las palabras de Zuviam cuando menciono que solo tratará de ser el mismo. Que se ganara a los habitantes del pueblo con su carisma y forma de ser. Mostrándoles que no tenían nada que temer y que no pretendía hacerles daño. Simplemente, era alguien necesitado de que le echaran una mano porque llego accidentalmente aquí. Ni siquiera fue que había llegado hasta Telikós a propósito, por lo que no venía a invadirlos ni hacerles daños. Es más, Oli en estos momentos estaba más expuesto a ellos, que ellos a él. Sonrió al notar al niño como le devolvía la sonrisa al terrícola, los pequeños solían ser más abiertos a aceptar a la gente que los adultos. Pero por algo se comenzaba.
Ya habían logrado buscar las cosas de Oliver, y verificar en qué estado estaba la nave. Al menos ya tenían una idea de que esperar, por lo que todo se volvía un poco más sencillo de llevar. Zuviam ya le había enviado un mensaje a su amiga mecánica para que se pudieran poner en contacto con ellos y así ver como arreglaban la nave. Así que para aquello solo les quedaba recibir la respuesta de la telekiniana. Por otro lado, era un alivio que hubieran encontrado más pociones, eso les compraría tiempo en lo que estaba la nave lista y en lo que el alienígena buscaba como replicarla. Las cosas iban mejorando un poco, ya se podía decir que se veía la luz al final del túnel. Claro que para el astronauta sería un poco más complicado de sobrellevar, pero al menos podía tener la esperanza de que las cosas se resolverían para él.
Ahora se prepararían para ir al manantial subterráneo. Necesitaban pasar un buen rato, y hacer de paso que el otro chico se distrajera. Zuviam estaba a punto de ponerse a preparar la comida antes de partir al manantial cuando escucho la propuesta de Oliver. — Pues estaba por comenzar a prepararla. — miro las cosas del otro. No estaba seguro de reconocer muchas de ellas. — Bueno, desacuerdo. Te acepto la comida, tengo buen estómago, no creo que me haría daño. — acepto el telekiniano.
— En la habitación tengo unas mantas, absorbe humedad, para luego. No creo que quieras volver chorreando agua de regreso. — molesto en un tono divertido. Las mantas absorbe agua eran en realidad toallas, solo que de solo secarte con ella absorbía todas las gotas de agua que tuvieras en el cuerpo, dejándote completamente seco al instante. — ¿Qué es lo que cenaremos entonces? — pregunto dando unos pequeños golpes sobre la mesa como si tocara unos tambores.
Ya habían logrado buscar las cosas de Oliver, y verificar en qué estado estaba la nave. Al menos ya tenían una idea de que esperar, por lo que todo se volvía un poco más sencillo de llevar. Zuviam ya le había enviado un mensaje a su amiga mecánica para que se pudieran poner en contacto con ellos y así ver como arreglaban la nave. Así que para aquello solo les quedaba recibir la respuesta de la telekiniana. Por otro lado, era un alivio que hubieran encontrado más pociones, eso les compraría tiempo en lo que estaba la nave lista y en lo que el alienígena buscaba como replicarla. Las cosas iban mejorando un poco, ya se podía decir que se veía la luz al final del túnel. Claro que para el astronauta sería un poco más complicado de sobrellevar, pero al menos podía tener la esperanza de que las cosas se resolverían para él.
Ahora se prepararían para ir al manantial subterráneo. Necesitaban pasar un buen rato, y hacer de paso que el otro chico se distrajera. Zuviam estaba a punto de ponerse a preparar la comida antes de partir al manantial cuando escucho la propuesta de Oliver. — Pues estaba por comenzar a prepararla. — miro las cosas del otro. No estaba seguro de reconocer muchas de ellas. — Bueno, desacuerdo. Te acepto la comida, tengo buen estómago, no creo que me haría daño. — acepto el telekiniano.
— En la habitación tengo unas mantas, absorbe humedad, para luego. No creo que quieras volver chorreando agua de regreso. — molesto en un tono divertido. Las mantas absorbe agua eran en realidad toallas, solo que de solo secarte con ella absorbía todas las gotas de agua que tuvieras en el cuerpo, dejándote completamente seco al instante. — ¿Qué es lo que cenaremos entonces? — pregunto dando unos pequeños golpes sobre la mesa como si tocara unos tambores.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Olivier creía que ya con haber solucionado el tema de la poción y tener una de más podía estar más relajado y ser como era, normal que estaba un poco ansioso - aunque trataba de no pensarlo - como sería el tema de sus padres, pues la realidad es que aún a su edad era algo mamón. Vivía solo y todo, pero no dejaba de visitarlos cuando tenía días libres en su trabajo. Lo creerían muerto era muy probable.
Para distraerse de eso y si tenía que volver en un tiempo haría todo lo posible para reparar de alguna forma su nave y estar en casa, no dejaría su trabajo de astronauta y claro, ya no se ofrecería de voluntario o lucharía para ir a planetas lejanos como este.
No tenía intención alguna de preparar comida como almuerzo antes de ir a los manantiales, pensó que él se iba a encargar, el pelinegro tan solo quería que probara los palmitos y que le parecían, ponerlos en un plato para picar si es que eran de su agrado. Pero no, el travieso alienígena ahora quería que hiciera la cena. — ¿Acaso dije que iba a cocinar? — Lo miró fingiendo enfado. — Te advierto que no soy muy bueno cocinando y más que no entiendo demasiado como se ocupan las cosas aquí. O sea, si cocino en mi casa pero jamás cambiaré la comida de mi mamá que es estupenda. — Señaló con una sonrisa nostálgica porque caía la posibilidad que jamás la volvería a ver.
Se acercó a él cuando este golpeaba la mesa y extendió un palmito para que lo probara. Ni le importó la cercanía. — Prueba. — En su mente ya estaba maquinando que podría preparar pero con todo lo que tenía solo pensaba en entradas. — No creo que te llene lo que pienso preparar así que sería bueno que me ayudes, no creo que nos haga mal mezclar tu comida con la mía. — Exclamó divertido mientras esperaba su reacción y le sonreía con diversión. Lo trataba bien y le nacía ser amable, así que estaba seguro que mientras pasaran los días hasta se podrían convertir en grandes amigos.
Para distraerse de eso y si tenía que volver en un tiempo haría todo lo posible para reparar de alguna forma su nave y estar en casa, no dejaría su trabajo de astronauta y claro, ya no se ofrecería de voluntario o lucharía para ir a planetas lejanos como este.
No tenía intención alguna de preparar comida como almuerzo antes de ir a los manantiales, pensó que él se iba a encargar, el pelinegro tan solo quería que probara los palmitos y que le parecían, ponerlos en un plato para picar si es que eran de su agrado. Pero no, el travieso alienígena ahora quería que hiciera la cena. — ¿Acaso dije que iba a cocinar? — Lo miró fingiendo enfado. — Te advierto que no soy muy bueno cocinando y más que no entiendo demasiado como se ocupan las cosas aquí. O sea, si cocino en mi casa pero jamás cambiaré la comida de mi mamá que es estupenda. — Señaló con una sonrisa nostálgica porque caía la posibilidad que jamás la volvería a ver.
Se acercó a él cuando este golpeaba la mesa y extendió un palmito para que lo probara. Ni le importó la cercanía. — Prueba. — En su mente ya estaba maquinando que podría preparar pero con todo lo que tenía solo pensaba en entradas. — No creo que te llene lo que pienso preparar así que sería bueno que me ayudes, no creo que nos haga mal mezclar tu comida con la mía. — Exclamó divertido mientras esperaba su reacción y le sonreía con diversión. Lo trataba bien y le nacía ser amable, así que estaba seguro que mientras pasaran los días hasta se podrían convertir en grandes amigos.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Zuviam tenía tanta curiosidad por Oliver y sus cosas como Oliver las tenía por él y las suyas. Era por lo mismo que ambos siempre terminaban preguntando más de la cuenta. Había mucho por descubrir, pues la verdad es que le gustaría conocerle más antes de que tuviera la oportunidad de marcharse a la Tierra. ¿Podría irlo a ver si se marchaba? ¿Se metería en problemas si así lo hacía? Eran preguntas que no se había planteado aún, pero que eran válidas. Pues la verdad que en este corto tiempo que ha interactuado con el terrícola le ha tomado cierto aprecio.
La verdad es que Olí solo le había ofrecido comida, no que cocinaría. Pero claro, al telekiniano le pareció divertido ver que sería lo que haría. Así que termino por soltarle aquel reto, mientras lo miraba con aquella sonrisa picara esperando ver que haría al respecto. — Bueno, lo siento es que fue tentador. Tengo que admitirlo. La verdad lo que deseo es probar tu comida. Así que tampoco te presiones tanto. No tiene que ser nada extravagante. — pido el muchacho. — En eso tienes razón, ninguna comida se compara como la de una madre. — hablando de ella, debía de un día de estos darle una vuelta. La señora Orione se la pasaba viajando con sus amigas desde que enviudo para distraerse, les gustaba ir a ayudar las partes más necesitadas de Telikós para así honrar la memoria de su marido.
El astronauta se acercó al alienígena para ofrecerle algo aprobar antes de ponerse a preparar la comida. Lo tenía muy cerca, pero no le desagrado que así fuera. La verdad es que sí le atraía el astronauta, y aunque no había sido a propósito, El gesto que termino por hacer podía verse un poco coqueto, pues probo el palmito de la propia mano de Oliver. — A ver… — se quedó masticando mientras lo escuchaba. — Claro que no, se necesita más que eso para llenarme. — dijo señalando con la vista su propio estómago. Estómago que estaba bien definido y marcado, por cierto. — Está bien, te ayudaré. Así podemos comer más pronto. Será curioso ver que sale de aquí. ¿Quieres que haga alguna salsa para eso que vas a hacer? — pregunto mientras comenzaba a sacar cuencos con formas irregulares de color trasparente, pero que al mismo tiempo brillaban.
Zuviam se puso a preparar una salsa hecha de la fruta Taikinini esta si era una autóctona de Telikós y tenía un color azul verdoso. Su sabor era una combinación de dulce y salado. — A ver… a ver… prueba esto. — le dijo mientras le acercaba un cubierto con un poco de la salsa a la boca para que lo probara. — ¿Sabes qué se me ocurre? Quizás hacer un poco más y llevárnoslos. Tal vez no debamos llenarnos tanto si vamos al manantial, ya luego si nos ataca de nuevo el hambre comemos otra ronda. ¿Qué dices? — pregunto mientras intentaba ver lo que Olí estaba preparando.
La verdad es que Olí solo le había ofrecido comida, no que cocinaría. Pero claro, al telekiniano le pareció divertido ver que sería lo que haría. Así que termino por soltarle aquel reto, mientras lo miraba con aquella sonrisa picara esperando ver que haría al respecto. — Bueno, lo siento es que fue tentador. Tengo que admitirlo. La verdad lo que deseo es probar tu comida. Así que tampoco te presiones tanto. No tiene que ser nada extravagante. — pido el muchacho. — En eso tienes razón, ninguna comida se compara como la de una madre. — hablando de ella, debía de un día de estos darle una vuelta. La señora Orione se la pasaba viajando con sus amigas desde que enviudo para distraerse, les gustaba ir a ayudar las partes más necesitadas de Telikós para así honrar la memoria de su marido.
El astronauta se acercó al alienígena para ofrecerle algo aprobar antes de ponerse a preparar la comida. Lo tenía muy cerca, pero no le desagrado que así fuera. La verdad es que sí le atraía el astronauta, y aunque no había sido a propósito, El gesto que termino por hacer podía verse un poco coqueto, pues probo el palmito de la propia mano de Oliver. — A ver… — se quedó masticando mientras lo escuchaba. — Claro que no, se necesita más que eso para llenarme. — dijo señalando con la vista su propio estómago. Estómago que estaba bien definido y marcado, por cierto. — Está bien, te ayudaré. Así podemos comer más pronto. Será curioso ver que sale de aquí. ¿Quieres que haga alguna salsa para eso que vas a hacer? — pregunto mientras comenzaba a sacar cuencos con formas irregulares de color trasparente, pero que al mismo tiempo brillaban.
Zuviam se puso a preparar una salsa hecha de la fruta Taikinini esta si era una autóctona de Telikós y tenía un color azul verdoso. Su sabor era una combinación de dulce y salado. — A ver… a ver… prueba esto. — le dijo mientras le acercaba un cubierto con un poco de la salsa a la boca para que lo probara. — ¿Sabes qué se me ocurre? Quizás hacer un poco más y llevárnoslos. Tal vez no debamos llenarnos tanto si vamos al manantial, ya luego si nos ataca de nuevo el hambre comemos otra ronda. ¿Qué dices? — pregunto mientras intentaba ver lo que Olí estaba preparando.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Olivier aún lo miraba fingiendo molestia. Podía notar que Zuv era travieso, pues se veía alguien que fuera joven pero aún así se podía equivocar porque la vida podría ser distinta en otros planetas, en algún momento se lo iba a preguntar, ahí siempre estaría con preguntas. Mantuvo la sonrisa. — Sí serás…— Le sacó la lengua, de todas maneras lo encontró justo porque ya lo había alimentado ya en varias ocasiones a él, la cocina siempre sería relajante y para entretenerse manteniéndose algo ocupado aunque claro que sus comidas no tenían comparación con las que hacían las madres, extrañaría los platos de su mamá que era especialmente regalona con eso cuando iba a casa los fin de semana. — Tenemos mucho en común. — Dijo con una gran sonrisa en los labios antes de ir que probara el palmito.
Una sensación extraña hizo que recorriera por su columna vertebral ante esa cercanía y la forma que lo miraba, se daba cuenta que era interesante y tan intimidante que ahí quedó perplejo. — ¡Casi me comes la mano! — Exageró para salir del paso, recordando así al fin aquel sueño antes de comenzar a ahogarse por la falta de respiración. ¿Por qué pensaba así? ¡No entendía! Tuvo mucha confusión. — Lo que acabo de notar es que necesitas un gran trozo de carne para quedar completamente satisfecho. — Murmuró con una sonrisa de medio lado y negando con la cabeza, al menos lo había convencido que lo ayudara a preparar algo porque no podría solo, tendría que improvisar con algo ligero pero que alimentara.
— Si combina con lo salado y ácido de los palmitos sería ideal. Igual si haces algo dulce no estaría mal, aunque vi que hay unos duraznos en conserva para después, no te hagas problema, tú haz esa salsa. — Indicó como si fuera su propia cocina lo que era más gracioso pero bueno suponía que era la propia confianza que cada minuto estaban generando entre ellos, además a que a Zuv no le parecía molestarle para nada.
Ahí estuvieron no era tan complicado al estar en latas y cajas muy bien selladas, sacó legumbres y trozos de pescados bien preparados, unos pocos que iba diseñando bastante bien el plato con poco pero sin dejar de ser contundente. Se acercó a probar la salsa ya que no pudo tomar el servicio porque tenía las manos ocupadas y sonrió. — Esta exquisito, ponla en esa zona vacía del plato quizás hasta se puede mezclar. — La idea le pareció más que estupenda de comer un poco y dejarlo para después para comer en los manantiales. — Es ahí donde podemos llevar los duraznos en conserva. — Señaló mientras llevaba los platos a la mesa, solo lo contempló para ver qué le parecía. ¿Por qué carajos ahora lo encontraba tan atractivo incluso con esos ojos amarillos llamativos?
Una sensación extraña hizo que recorriera por su columna vertebral ante esa cercanía y la forma que lo miraba, se daba cuenta que era interesante y tan intimidante que ahí quedó perplejo. — ¡Casi me comes la mano! — Exageró para salir del paso, recordando así al fin aquel sueño antes de comenzar a ahogarse por la falta de respiración. ¿Por qué pensaba así? ¡No entendía! Tuvo mucha confusión. — Lo que acabo de notar es que necesitas un gran trozo de carne para quedar completamente satisfecho. — Murmuró con una sonrisa de medio lado y negando con la cabeza, al menos lo había convencido que lo ayudara a preparar algo porque no podría solo, tendría que improvisar con algo ligero pero que alimentara.
— Si combina con lo salado y ácido de los palmitos sería ideal. Igual si haces algo dulce no estaría mal, aunque vi que hay unos duraznos en conserva para después, no te hagas problema, tú haz esa salsa. — Indicó como si fuera su propia cocina lo que era más gracioso pero bueno suponía que era la propia confianza que cada minuto estaban generando entre ellos, además a que a Zuv no le parecía molestarle para nada.
Ahí estuvieron no era tan complicado al estar en latas y cajas muy bien selladas, sacó legumbres y trozos de pescados bien preparados, unos pocos que iba diseñando bastante bien el plato con poco pero sin dejar de ser contundente. Se acercó a probar la salsa ya que no pudo tomar el servicio porque tenía las manos ocupadas y sonrió. — Esta exquisito, ponla en esa zona vacía del plato quizás hasta se puede mezclar. — La idea le pareció más que estupenda de comer un poco y dejarlo para después para comer en los manantiales. — Es ahí donde podemos llevar los duraznos en conserva. — Señaló mientras llevaba los platos a la mesa, solo lo contempló para ver qué le parecía. ¿Por qué carajos ahora lo encontraba tan atractivo incluso con esos ojos amarillos llamativos?
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
A Zuviam le pareció divertido molestar un poquito a Oliver con lo de la comida. Claro, todo fue por el puro juego, no era por ponerlo en una posición de aprietos. El chico feliz con probar lo que fuera que le diera. La verdad sinceramente dudaba que le hiciera daño, como mucho tal vez un malestar estomacal y la verdad incluso dudaba eso. El telekiniano era muy saludable.
Le agradaba demasiado la forma de ser de Olí, le parecía tierno y alguien a quien sentía que debía de siempre estar ahí para apoyarle. No debía ser fácil estar en un lugar desconocido y solo por más astronauta que fuera y hubiera la preparación requerida. Siempre se añoraba el hogar. — Sí, parece que sí. Eso es bueno. ¿No? Quisas por eso hemos congeniado tan bien. — aseguro Zuviam simplemente riendo luego de que le sacara la lengua.
Se le había escapado el lado coqueto cuando estuvieron cerca, no lo podía evitar, estaba tan cercano y la verdad el telekiniano hacía tiempo que no se interesaba por un chico de esa forma. — ¿Ah sí? Con que esas tenemos y yo que pensé que había tenido cuidado. — molesto negando mientras le restaba importancia a lo ocurrido para no ponerlo más nervioso. — La verdad es que tienes razón. — ahora que lo pensaba lo dicho antes hasta se podía malinterpretar menos mal no lo tomo así.
— Oh, sí, eso creí al probarlo que tal vez le podía venir bien algo así. Créeme, soy bueno en la cocina. Si tenemos tiempo un día te muestro los secretos de la cocina telekiniana. — aseguro el alienígena. — Aunque sí, señor, es toda suya. Como usted ordene. — dijo en broma para proseguir hacer la salsa. Zuviam se puso a preparar aquella salsa, no paso mucho tiempo cuando ya le estaba dando a probar al astronauta su obra de arte. — Vez, sabía que te iba a gustar. — aseguro mientras hacía lo que le había indicado.
— Claro, llevémoslo. ¿Qué tipo de sabor tienen los duraznos? — pregunto con curiosidad mientras se disponía a comer del plato que Olí había preparado. Una sonrisa apareció en el rostro de Zuviam mientras comía entregado aquel platillo. — Oye, está muy bueno… de verdad. — aseguro aún un poco atragantado. Para luego seguir comiendo encantado. Luego de un rato y que ya habían terminado de comer, el muchacho volvió hablar. — Bueno, hecha en esta mochila la comida que nos vamos. — le indico mostrándole una pequeña mochila cuadrada, la cual luego se colocaría en la espalda para así partir al manantial.
Con la ayuda de la motocicleta, luego de introducirse por un sistema de cavernas e iluminados por la luz del vehículo, pero también por las partículas que flotaban en el aire que marcaban al camino, llegaron hasta aquel manantial. Para sorpresa estaba bástate iluminado el lugar por aquella luz natural. — Y bien. ¿Qué te parece? — pregunto mientras detenía el vehículo tras unas rocas.
Le agradaba demasiado la forma de ser de Olí, le parecía tierno y alguien a quien sentía que debía de siempre estar ahí para apoyarle. No debía ser fácil estar en un lugar desconocido y solo por más astronauta que fuera y hubiera la preparación requerida. Siempre se añoraba el hogar. — Sí, parece que sí. Eso es bueno. ¿No? Quisas por eso hemos congeniado tan bien. — aseguro Zuviam simplemente riendo luego de que le sacara la lengua.
Se le había escapado el lado coqueto cuando estuvieron cerca, no lo podía evitar, estaba tan cercano y la verdad el telekiniano hacía tiempo que no se interesaba por un chico de esa forma. — ¿Ah sí? Con que esas tenemos y yo que pensé que había tenido cuidado. — molesto negando mientras le restaba importancia a lo ocurrido para no ponerlo más nervioso. — La verdad es que tienes razón. — ahora que lo pensaba lo dicho antes hasta se podía malinterpretar menos mal no lo tomo así.
— Oh, sí, eso creí al probarlo que tal vez le podía venir bien algo así. Créeme, soy bueno en la cocina. Si tenemos tiempo un día te muestro los secretos de la cocina telekiniana. — aseguro el alienígena. — Aunque sí, señor, es toda suya. Como usted ordene. — dijo en broma para proseguir hacer la salsa. Zuviam se puso a preparar aquella salsa, no paso mucho tiempo cuando ya le estaba dando a probar al astronauta su obra de arte. — Vez, sabía que te iba a gustar. — aseguro mientras hacía lo que le había indicado.
— Claro, llevémoslo. ¿Qué tipo de sabor tienen los duraznos? — pregunto con curiosidad mientras se disponía a comer del plato que Olí había preparado. Una sonrisa apareció en el rostro de Zuviam mientras comía entregado aquel platillo. — Oye, está muy bueno… de verdad. — aseguro aún un poco atragantado. Para luego seguir comiendo encantado. Luego de un rato y que ya habían terminado de comer, el muchacho volvió hablar. — Bueno, hecha en esta mochila la comida que nos vamos. — le indico mostrándole una pequeña mochila cuadrada, la cual luego se colocaría en la espalda para así partir al manantial.
Con la ayuda de la motocicleta, luego de introducirse por un sistema de cavernas e iluminados por la luz del vehículo, pero también por las partículas que flotaban en el aire que marcaban al camino, llegaron hasta aquel manantial. Para sorpresa estaba bástate iluminado el lugar por aquella luz natural. — Y bien. ¿Qué te parece? — pregunto mientras detenía el vehículo tras unas rocas.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Esa sensación extraña no se le quitaba ¿Y era su idea que sentía que Zuviam le estaba coqueteando? No sabía que decir mucho más porque se sentía intimidado ya que tenía una mirada intensa así que solo escuchó lo que decía para tratar de no ponerse nervioso. Ahora lo dejaba como cocinero cuando no era un experto, además asumía que las mejores comidas eran preparadas por las madres. Extrañaría a la suya pero iba a ser interesante conocer a la de él — ¿Me la vas a presentar?— Dijo por su madre para evitar la otra conversación. No haría mucho por eso también se dedicó a emplatar más que nada tratando de usar unos pocos tarros, es decir, tenía suficiente comida de ese planeta pero la idea no era perder la dieta y nutrición que acostumbraba.
— Para entretenerme aquí sería ideal aprender de la cocina. ¿Tienes algún libro? No importa que no entienda, puede ser algunos ilustrados y en inglés ¿no? — Es que ya había asumido que estaría y pasaría un buen tiempo ahí cualquier actividad vendría bastante bien en ese sentido. Reconocía que adoraba las salsas de Zuv, tenía talento aunque se preguntaba si había algo de salado en su dieta y no tanta fruta.
Al hablar de los duraznos sonrió, era curioso y normal. — Son muy dulces y mucho más los de conserva pues es como un postre con un toque de más azúcar, canela y naranja.— Exclamaba aunque claro no se lo daría hasta llegar a los manantiales por lo que ahora solo se tenía que conformar con lo que le había dado en el plato. — ¿En serio? ¡Genial! Bueno solo elaboración y ya, la cocina es mucho más específica, de por si las preparaciones son calientes y de hecho para mi gusto son mejores. — Susurró mientras se sentaba frente a él y comía rápidamente lo que no fue para nada complicado, se contentó verlo comer. Igual dejaron suficiente para después y siguiendo sus indicaciones, puso la comida en potes y también los tarros de conserva que en estos años se abrían con mucha facilidad.
El viaje en moto fue grato y el tiempo pasó rápido, ni se dio cuenta cuando estaban ahí. El astronauta miró con admiración el hermoso lugar, se preguntaba porque no había gente. — Es hermoso. En la tierra también los hay aunque son muy distintos aquí es mucho más impresionante, me encanta ¿Aquí nadie viene a bañarse? — Cuestionó queriendo probar desde ayer el agua aunque no se atrevía todavía, se preguntaba si estaba hondo.
—¿Es muy profundo? — Cuestionó con inseguridad cuando se acercaron al lugar y se disponían a instalarse. Es que se bañaría pero no solo, al menos por la primera vez no de cobarde. En todo caso, no había corriente ni marea así que se veía seguro solo que si podía ser profundo, por lo tanto solo se aguantó las ganas.
— Para entretenerme aquí sería ideal aprender de la cocina. ¿Tienes algún libro? No importa que no entienda, puede ser algunos ilustrados y en inglés ¿no? — Es que ya había asumido que estaría y pasaría un buen tiempo ahí cualquier actividad vendría bastante bien en ese sentido. Reconocía que adoraba las salsas de Zuv, tenía talento aunque se preguntaba si había algo de salado en su dieta y no tanta fruta.
Al hablar de los duraznos sonrió, era curioso y normal. — Son muy dulces y mucho más los de conserva pues es como un postre con un toque de más azúcar, canela y naranja.— Exclamaba aunque claro no se lo daría hasta llegar a los manantiales por lo que ahora solo se tenía que conformar con lo que le había dado en el plato. — ¿En serio? ¡Genial! Bueno solo elaboración y ya, la cocina es mucho más específica, de por si las preparaciones son calientes y de hecho para mi gusto son mejores. — Susurró mientras se sentaba frente a él y comía rápidamente lo que no fue para nada complicado, se contentó verlo comer. Igual dejaron suficiente para después y siguiendo sus indicaciones, puso la comida en potes y también los tarros de conserva que en estos años se abrían con mucha facilidad.
El viaje en moto fue grato y el tiempo pasó rápido, ni se dio cuenta cuando estaban ahí. El astronauta miró con admiración el hermoso lugar, se preguntaba porque no había gente. — Es hermoso. En la tierra también los hay aunque son muy distintos aquí es mucho más impresionante, me encanta ¿Aquí nadie viene a bañarse? — Cuestionó queriendo probar desde ayer el agua aunque no se atrevía todavía, se preguntaba si estaba hondo.
—¿Es muy profundo? — Cuestionó con inseguridad cuando se acercaron al lugar y se disponían a instalarse. Es que se bañaría pero no solo, al menos por la primera vez no de cobarde. En todo caso, no había corriente ni marea así que se veía seguro solo que si podía ser profundo, por lo tanto solo se aguantó las ganas.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Nada daba más nostalgia que extrañar a tu madre y eso lo entendía perfectamente Zuviam. En su caso, no es que le faltara porque ya no estuviera en este mundo, como ocurría con su padre. Más bien era porque su señora madre era toda viajera que no para de estar de un lado para otro. Eso era bueno, porque así no se bajoneaba por estar viuda, pero a su hijo a veces le parecían un tanto excesivos sus viajes. Más que nada, porque simplemente la extrañaba. — Si logramos hacer que pare de andar y se quede unos días aquí. Por supuesto que sí. Eso sí, te advierto que habla hasta sola… y no exagero… a veces de verdad lo hace. — dijo negando con una sonrisa.
El coqueteo anterior le había salido solo, no lo había podido evitar y bueno, él en realidad llevaba tiempo solo, así que no veía impedimento… claro, salvo que bueno… ni siquiera estaban seguros de si se quedaría o regresaría o no a la Tierra. Pero bueno, por ahora, había dejado a un lado el asunto y se puso pensativo. — Creo que debe haber algo entre las cosas de mi madre… quizás le des más uso que ella. Le encanta hacerse con ellos, aunque al final termine haciendo las mismas recetas porque esas son las que le gustan según ella. — Zuviam creía que los compraba más por el vicio, tenerlos coleccionados, pero bueno, tal vez Oliver podría darles uso para distraerse.
— Eso suena delicioso. Lástima que tenga que esperar hasta llegar… pero bueno. Ser paciente. — afirmo el telekiniano. — Lo digo en serio. Si me sigues diciendo esas cosas, querré probar más te lo advierto. — le aseguro una vez más mientras soltaba la broma. Zuviam le encantaba probar cosas nuevas, y le había gustado mucho lo que el terrícola le había servido. Pronto terminaron de comer y partieron rumbo al manantial. Sinceramente, el moreno estaba muy orgulloso del lugar, pues creía que era lo más bonito que tenía Telikos en su lado obscuro. Pues también era el más iluminado por las luces flotantes, se podía apreciar su belleza. Aunque estaba seguro de que debía haber más lugares hermosos que simplemente el manto de obscuridad no dejaban apreciar. Era por eso mismo que el lado diurno era más popular entre los viajeros. Era la metrópolis del planeta por decirlo de algún modo.
— Sería lindo conocerlos también. — aunque claro, estaba consciente que él tampoco sería muy bien recibido en la Tierra. Aunque igual podría pasar más como humano que otros telekinianos. — Claro, este es para bañarse. Los que tienen otro uso están en otra parte. — aseguro el chico. Cada manantial tenía su fin, el de este era simplemente recreativo.
— No es tan profundo. Se puede nadar es cierto. Pero no es que terminaras completamente cubierto. Quizás en la parte más central del manantial, pero tampoco es que es excesivamente profunda. — le explicaba, si sabía nadar no le pasaría nada y si no lo sabía, al menos en la orilla no le pasaría nada. — Anda, vamos. Verás que no está tan fría como aparenta. — aseguro Zuviam mientras se acercaba a la orilla. Sin más ni más le hizo una seña mientras él comenzó a despojarse de su ropa… toda su ropa. Para los telekinianos era algo completamente normal, al menos en lugares con muy poca gente. El moreno luego comenzó a meter los pies en el agua, la cual, aunque pareciera fría, la verdad estaba cálida pero no en exceso.
El coqueteo anterior le había salido solo, no lo había podido evitar y bueno, él en realidad llevaba tiempo solo, así que no veía impedimento… claro, salvo que bueno… ni siquiera estaban seguros de si se quedaría o regresaría o no a la Tierra. Pero bueno, por ahora, había dejado a un lado el asunto y se puso pensativo. — Creo que debe haber algo entre las cosas de mi madre… quizás le des más uso que ella. Le encanta hacerse con ellos, aunque al final termine haciendo las mismas recetas porque esas son las que le gustan según ella. — Zuviam creía que los compraba más por el vicio, tenerlos coleccionados, pero bueno, tal vez Oliver podría darles uso para distraerse.
— Eso suena delicioso. Lástima que tenga que esperar hasta llegar… pero bueno. Ser paciente. — afirmo el telekiniano. — Lo digo en serio. Si me sigues diciendo esas cosas, querré probar más te lo advierto. — le aseguro una vez más mientras soltaba la broma. Zuviam le encantaba probar cosas nuevas, y le había gustado mucho lo que el terrícola le había servido. Pronto terminaron de comer y partieron rumbo al manantial. Sinceramente, el moreno estaba muy orgulloso del lugar, pues creía que era lo más bonito que tenía Telikos en su lado obscuro. Pues también era el más iluminado por las luces flotantes, se podía apreciar su belleza. Aunque estaba seguro de que debía haber más lugares hermosos que simplemente el manto de obscuridad no dejaban apreciar. Era por eso mismo que el lado diurno era más popular entre los viajeros. Era la metrópolis del planeta por decirlo de algún modo.
— Sería lindo conocerlos también. — aunque claro, estaba consciente que él tampoco sería muy bien recibido en la Tierra. Aunque igual podría pasar más como humano que otros telekinianos. — Claro, este es para bañarse. Los que tienen otro uso están en otra parte. — aseguro el chico. Cada manantial tenía su fin, el de este era simplemente recreativo.
— No es tan profundo. Se puede nadar es cierto. Pero no es que terminaras completamente cubierto. Quizás en la parte más central del manantial, pero tampoco es que es excesivamente profunda. — le explicaba, si sabía nadar no le pasaría nada y si no lo sabía, al menos en la orilla no le pasaría nada. — Anda, vamos. Verás que no está tan fría como aparenta. — aseguro Zuviam mientras se acercaba a la orilla. Sin más ni más le hizo una seña mientras él comenzó a despojarse de su ropa… toda su ropa. Para los telekinianos era algo completamente normal, al menos en lugares con muy poca gente. El moreno luego comenzó a meter los pies en el agua, la cual, aunque pareciera fría, la verdad estaba cálida pero no en exceso.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Olivier sonrió, de verdad quería conocer a su madre porque parecía ser una buena alienígena y estaba seguro que terminarán charlando como cotorras, le nacía ser amable con Zuv después de todo lo que le había ayudado rogaba que nada de esto fuera un engaño porque realmente lo estaba pasando bien, no sentía del todo ansioso y ya al menos tendría tiempo para vivir solo tendrían que apurarse para lograr volver a la tierra. Hasta pensaba que quizás iba a tener que ir al otro lado para conseguir ayuda si se veía sin escapatoria, imaginaba que lo exiliarían de ahí inmediatamente o lo mantendrían encerrado. ¿Lo querrían muerto? Esperaba que no. Sin más, prefirió no pensar tanto y solo disfrutar del rico almuerzo. — Estoy seguro que vamos a congeniar, soy más de escuchar pero cuando entró en confianza también habló mucho y es más, igual hablo solo tanto tiempo en una nave. ¿Qué astronauta no lo hace? — señaló riendo.
Al chico le gustaba la cocina y al menos con ese tema se acabó esa vergüenza que sintió, era algo atrevido su nuevo amigo y eso le causaba nervios pero prefirió omitir todo porque estaban llevando de maravillas para recalcarlo, además que eso lo hacía pensar en ese extraño sueño que tuvo y no quería quedar en evidencia. — Perfecto, luego lo buscas porque sí voy a quedarme un tiempo aquí no quiero ser una molestia ni nada, además que tienes tus turnos y llegarás con hambre. Me puedo encargar del hogar aunque supongo que igual ayudaré con las reparaciones de la nave — Le gustaba estar en movimiento, no era un chico inquieto pero estaba acostumbrado a mantenerse ocupado con su trabajo así que no iba a poder quedarse del todo en la casa solo que sí podía tomar esa responsabilidad de alimentarlo.
—Vaya, si que eres todo un glotón — murmuró de manera juguetona y riendo por lo bajo comenzando arreglar sus cosas e incluso echando otra boxer de cambio porque era evidente que el que traía puesto lo iba a mojar.
El lugar era completamente maravilloso además que esas millones de estrellas daban luz así que daba un espectáculo digno de presenciar. Sentía ganas de bañarse, solo que no de primeras así que por ello hizo tantas preguntas que fueron respondidas al instante. — Sé nadar solo que no voy mucho a la playa, lagos o ríos así que he perdido la práctica. Además que pocas veces me baño en mi piscina — No lo hacía con frecuencia por su trabajo que se llevaba todo su tiempo de cierta manera.
—Ahhhh… entonces suena bien — El pelinegro también comenzó a quitarse la ropa y encontró que era muy normal que el otro lo hiciera, se estaba quitando los pantalones cuando de pronto vio que Zuviam se desnudaba por completo, de hecho, se quedo mirándolo donde debería antes de reaccionar — ¡PERO QUE HACES! PONTE ALGO — Gritó y su eco se escuchó por todas partes, el sonrojo le cubrió toda su cara. — ¿Por qué te desnudas? No no no… no es adecuado — Se volteó porque no quería morir, seguía rojo y ahora sí que no quería pensar más de la cuenta del gran detalle que había visto. Maldita sea.
—Se me quitaron las ganas — Se fue al lado contrario del manantial, y puso aquella manta en el suelo para sentarse y empezar a sacar lo que había traído, ni siquiera lo miró prefería mantenerse distraído haciendo otra cosa. El sonrojo aún no se apaciguaba ¿Por qué le ponía tanto? La verdad era como entrar a unas tinas donde compartía con sus compañeros de todos modos no pretendía bañarse desnudo con él, le daba mucha vergüenza.
Al chico le gustaba la cocina y al menos con ese tema se acabó esa vergüenza que sintió, era algo atrevido su nuevo amigo y eso le causaba nervios pero prefirió omitir todo porque estaban llevando de maravillas para recalcarlo, además que eso lo hacía pensar en ese extraño sueño que tuvo y no quería quedar en evidencia. — Perfecto, luego lo buscas porque sí voy a quedarme un tiempo aquí no quiero ser una molestia ni nada, además que tienes tus turnos y llegarás con hambre. Me puedo encargar del hogar aunque supongo que igual ayudaré con las reparaciones de la nave — Le gustaba estar en movimiento, no era un chico inquieto pero estaba acostumbrado a mantenerse ocupado con su trabajo así que no iba a poder quedarse del todo en la casa solo que sí podía tomar esa responsabilidad de alimentarlo.
—Vaya, si que eres todo un glotón — murmuró de manera juguetona y riendo por lo bajo comenzando arreglar sus cosas e incluso echando otra boxer de cambio porque era evidente que el que traía puesto lo iba a mojar.
El lugar era completamente maravilloso además que esas millones de estrellas daban luz así que daba un espectáculo digno de presenciar. Sentía ganas de bañarse, solo que no de primeras así que por ello hizo tantas preguntas que fueron respondidas al instante. — Sé nadar solo que no voy mucho a la playa, lagos o ríos así que he perdido la práctica. Además que pocas veces me baño en mi piscina — No lo hacía con frecuencia por su trabajo que se llevaba todo su tiempo de cierta manera.
—Ahhhh… entonces suena bien — El pelinegro también comenzó a quitarse la ropa y encontró que era muy normal que el otro lo hiciera, se estaba quitando los pantalones cuando de pronto vio que Zuviam se desnudaba por completo, de hecho, se quedo mirándolo donde debería antes de reaccionar — ¡PERO QUE HACES! PONTE ALGO — Gritó y su eco se escuchó por todas partes, el sonrojo le cubrió toda su cara. — ¿Por qué te desnudas? No no no… no es adecuado — Se volteó porque no quería morir, seguía rojo y ahora sí que no quería pensar más de la cuenta del gran detalle que había visto. Maldita sea.
—Se me quitaron las ganas — Se fue al lado contrario del manantial, y puso aquella manta en el suelo para sentarse y empezar a sacar lo que había traído, ni siquiera lo miró prefería mantenerse distraído haciendo otra cosa. El sonrojo aún no se apaciguaba ¿Por qué le ponía tanto? La verdad era como entrar a unas tinas donde compartía con sus compañeros de todos modos no pretendía bañarse desnudo con él, le daba mucha vergüenza.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
La madre de Zuviam era todo un personaje, así que estaba seguro de que se iban a llevar muy bien. Posiblemente, hasta mejor de lo que se llevaba con el propio telekiniano. — Va, es que ya hasta los imagino. Se juntan hablar, y no dejarán a nadie más hacerlo. — rio de solo imaginarlo. — No es que yo me quede muy atrás… aunque yo no recuerdo hablar solo… al menos no tan frecuente. — termino por admitir. — Seguro que ha de ser normal, ya sabes, al estar tanto tiempo solo. —
Ya era un hecho, Oliver se quedaría un tiempo allí. Solo esperaba que pudieran encontrar una solución para su problema. Definitivamente, no iba a dejar que muriera, pero reconocía que tendría que dar su mayor esfuerzo para lograr encontrar una solución. Capaz hasta podía respirar allí, pero no se iba a arriesgar a decirle… a ver prueba si respiras, si te mueres me avisas porque quiere decir que no se podía… ¿Pues no verdad? Eso no era una opción, la clave estaba en las pociones y claro, en arreglar la nave, por supuesto.
Empacaron todo, y ya Zuviam hacía mente para no olvidar lo de las recetas que luego le mostraría para que se entretuviera. Pero por ahora era el manantial lo que les distraería la mente. — Lo reconozco, tengo buen paladar. — aseguro el moreno de ojos amarillos.
El lugar era un mismísimo encanto, incluso para los habitantes de Telikos, no dejaba de sorprender por su extravagante belleza. El telekiniano estaba orgullo de su patrimonio cultural y se sentía feliz de poder mostrárselo al terrícola, pero que sobre todo quedara tan encantado como él. — Bueno, eso es algo que no se olvida fácil. Además, aquí no hay corrientes de las que debas preocuparte. — Incitó el alienígena al astronauta para que dejara de preocuparse por el agua.
Al final las corrientes marinas, o la profundidad del agua, termino siendo el menor de los problemas allí. El telekiniano ya había avanzado bastante en el agua, pero aún no lo cubría cuando escucho la reacción del terrícola. La verdad es que Zuviam no logro comprender del todo su reacción. Era evidente que venían de culturas y estilos de vida totalmente diferentes. Porque al menos en su caso no era algo extraño lo que acababa de hacer. No es que fuera andando desnudo por la calle, pero por lo general en grupos pequeños y de confianza los baños solían ser así. ¿Para qué tener que mojar la ropa? — ¿Cómo? Pues evito mojar mi ropa. ¿Por qué la pregunta? — rasco su nuca. No pensó que fuera a reaccionar de esa manera.
— Pero si no he hecho nada malo… — lo miro y noto como se había volteado. — ¿Los humanos se bañan vestidos? — pregunto confundido. Por fortuna se le había ocurrido entrar un poco más al fondo, haciendo que el agua tapara el gran detalle que había puesto a Oliver tan nervioso. Quiso salir y decirle que lo sentía, pero hacerlo implicaba que lo viera nuevamente sin nada en lo que agarraba a ponerse la ropa. Así que permaneció por el momento bajo el agua, ahora solo mostrando de los hombros hacia arriba.
— Oliver, no sé cómo hacen las cosas en la Tierra, pero te aseguro que no fue con mala intensión. No quiero que te pierdas de probar el agua. — comento. Se tendría que regresar seguramente mojado porque lo que trajo para secar solo secaba la piel. — Porque no me pasas mi ropa… y entras al agua. — le pidió, se sentía culpable de que no quisiera nadar.
Ya era un hecho, Oliver se quedaría un tiempo allí. Solo esperaba que pudieran encontrar una solución para su problema. Definitivamente, no iba a dejar que muriera, pero reconocía que tendría que dar su mayor esfuerzo para lograr encontrar una solución. Capaz hasta podía respirar allí, pero no se iba a arriesgar a decirle… a ver prueba si respiras, si te mueres me avisas porque quiere decir que no se podía… ¿Pues no verdad? Eso no era una opción, la clave estaba en las pociones y claro, en arreglar la nave, por supuesto.
Empacaron todo, y ya Zuviam hacía mente para no olvidar lo de las recetas que luego le mostraría para que se entretuviera. Pero por ahora era el manantial lo que les distraería la mente. — Lo reconozco, tengo buen paladar. — aseguro el moreno de ojos amarillos.
El lugar era un mismísimo encanto, incluso para los habitantes de Telikos, no dejaba de sorprender por su extravagante belleza. El telekiniano estaba orgullo de su patrimonio cultural y se sentía feliz de poder mostrárselo al terrícola, pero que sobre todo quedara tan encantado como él. — Bueno, eso es algo que no se olvida fácil. Además, aquí no hay corrientes de las que debas preocuparte. — Incitó el alienígena al astronauta para que dejara de preocuparse por el agua.
Al final las corrientes marinas, o la profundidad del agua, termino siendo el menor de los problemas allí. El telekiniano ya había avanzado bastante en el agua, pero aún no lo cubría cuando escucho la reacción del terrícola. La verdad es que Zuviam no logro comprender del todo su reacción. Era evidente que venían de culturas y estilos de vida totalmente diferentes. Porque al menos en su caso no era algo extraño lo que acababa de hacer. No es que fuera andando desnudo por la calle, pero por lo general en grupos pequeños y de confianza los baños solían ser así. ¿Para qué tener que mojar la ropa? — ¿Cómo? Pues evito mojar mi ropa. ¿Por qué la pregunta? — rasco su nuca. No pensó que fuera a reaccionar de esa manera.
— Pero si no he hecho nada malo… — lo miro y noto como se había volteado. — ¿Los humanos se bañan vestidos? — pregunto confundido. Por fortuna se le había ocurrido entrar un poco más al fondo, haciendo que el agua tapara el gran detalle que había puesto a Oliver tan nervioso. Quiso salir y decirle que lo sentía, pero hacerlo implicaba que lo viera nuevamente sin nada en lo que agarraba a ponerse la ropa. Así que permaneció por el momento bajo el agua, ahora solo mostrando de los hombros hacia arriba.
— Oliver, no sé cómo hacen las cosas en la Tierra, pero te aseguro que no fue con mala intensión. No quiero que te pierdas de probar el agua. — comento. Se tendría que regresar seguramente mojado porque lo que trajo para secar solo secaba la piel. — Porque no me pasas mi ropa… y entras al agua. — le pidió, se sentía culpable de que no quisiera nadar.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Estaba muy seguro que se llevaría muy bien con la madre de Zuviam así que solo esperaba conocerla y hacer algo nuevo en el planeta que poco a poco iría descubriendo. Debía asumir que le caía bien el alienígena y aunque no se confiaba del todo todavía lo estaba haciendo sentir muy cómodo y ahora solo quería ir a esa zona de los manantiales, comieron un poco y dejaron el postre para comer allá.
Los paisajes del planeta eran hermosos a pesar que la oscuridad acechaba cada rincón pero con la luz de las estrellas hasta sentía ganas de sacar unas cuantas fotos para guardar como recuerdo, cuando iba en el moto con él y conversaban fue cuando se le ocurrió preguntar, ya que tampoco lo sabía. — ¿Aquí tienen algún objeto para capturar las imágenes? En la tierra se llaman fotografías, es que tienen paisajes muy hermosos. — dictó el astronauta porque luego de observar los distintos paisajes y a los alienígenas que más bien parecían campesinos de la tierra por como actuaban cuando llegaron al lugar se dijo que este era el más maravilloso lugar que había conocido en su vida. Pretendía bañarse aunque temía que profundo, pero cuando él le dijo que no se animó mucho más. El problema es que de la nada comenzó a desnudarse ¡Completamente! Como si se fuera dar un baño de tina y él claro que lo iba hacer con su bóxer, la cosa es que hasta sintió vergüenza al notar el gran detalle que tenía Zuviam.
Sintió tanta vergüenza que se alteró. Ni siquiera pensó que el tipo de vida aquí era distinto y perdió todo juicio y razón que no era como actuaba generalmente él que era un chico muy inteligente aunque se veía que no de tan mente abierta y algo más sumiso que un hombre normal.
No quería mirarlo y ante su pregunta fue cuando recién empezó a entrar razón y más sus mejillas se pusieron coloradas. — Con un bañador, es un short. Yo pensaba bañarme con mi ropa interior, las mujeres usan traje de baños con distintos diseños y hay varios tipos. Nos bañamos desnudos solo en la bañera y en privado. — Bueno no era tan así, si estabas en pareja si se podía compartir un rico baño con el otro solo que ni siquiera podía decir que lo había experimentado, jamás había tenido alguno pero claro que existían las películas y libros que lo decían todo el tiempo.
Hablaba así sin ni siquiera querer voltearse. Cuando lo invitó se sintió muy tentado pero se negó. — ¿Y-ya te cubre el agua? — Dijo para no voltearse antes de tiempo y volver a verlo, más encima seguía rojo - sin saber muy bien porque - suponía que ahora solo por su comportamiento infantil que ni siquiera quería mirarlo al rostro — No, ya no quiero bañarme. Tranquilo, estoy bien aquí — Inquirió. ¿Cómo se iba a bañar con ropa si Zuviam nunca lo hacía así? Ni siquiera sabía si usaba calzoncillos así que tampoco quería joder sus costumbres, era él mismo el problema.
Los paisajes del planeta eran hermosos a pesar que la oscuridad acechaba cada rincón pero con la luz de las estrellas hasta sentía ganas de sacar unas cuantas fotos para guardar como recuerdo, cuando iba en el moto con él y conversaban fue cuando se le ocurrió preguntar, ya que tampoco lo sabía. — ¿Aquí tienen algún objeto para capturar las imágenes? En la tierra se llaman fotografías, es que tienen paisajes muy hermosos. — dictó el astronauta porque luego de observar los distintos paisajes y a los alienígenas que más bien parecían campesinos de la tierra por como actuaban cuando llegaron al lugar se dijo que este era el más maravilloso lugar que había conocido en su vida. Pretendía bañarse aunque temía que profundo, pero cuando él le dijo que no se animó mucho más. El problema es que de la nada comenzó a desnudarse ¡Completamente! Como si se fuera dar un baño de tina y él claro que lo iba hacer con su bóxer, la cosa es que hasta sintió vergüenza al notar el gran detalle que tenía Zuviam.
Sintió tanta vergüenza que se alteró. Ni siquiera pensó que el tipo de vida aquí era distinto y perdió todo juicio y razón que no era como actuaba generalmente él que era un chico muy inteligente aunque se veía que no de tan mente abierta y algo más sumiso que un hombre normal.
No quería mirarlo y ante su pregunta fue cuando recién empezó a entrar razón y más sus mejillas se pusieron coloradas. — Con un bañador, es un short. Yo pensaba bañarme con mi ropa interior, las mujeres usan traje de baños con distintos diseños y hay varios tipos. Nos bañamos desnudos solo en la bañera y en privado. — Bueno no era tan así, si estabas en pareja si se podía compartir un rico baño con el otro solo que ni siquiera podía decir que lo había experimentado, jamás había tenido alguno pero claro que existían las películas y libros que lo decían todo el tiempo.
Hablaba así sin ni siquiera querer voltearse. Cuando lo invitó se sintió muy tentado pero se negó. — ¿Y-ya te cubre el agua? — Dijo para no voltearse antes de tiempo y volver a verlo, más encima seguía rojo - sin saber muy bien porque - suponía que ahora solo por su comportamiento infantil que ni siquiera quería mirarlo al rostro — No, ya no quiero bañarme. Tranquilo, estoy bien aquí — Inquirió. ¿Cómo se iba a bañar con ropa si Zuviam nunca lo hacía así? Ni siquiera sabía si usaba calzoncillos así que tampoco quería joder sus costumbres, era él mismo el problema.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
— Pues tenemos para recrear hologramas. También hay otra que crea imágenes a relieve como la que viste ayer de mi padre en la sala. Así que supongo que la función es la misma. — comento pensativo tratando de hacer mente de si tenía alguna en su casa. — No recuerdo si tengo alguna en casa. Pero estoy seguro de quién tiene… mi madre. — no podía irse a viajar sin llevar una de esas.
La idea de Zuviam de llevar a Oliver aquel lugar era para que se relajara. Así podría olvidarse un poco de esa sensación de estrés tras el accidente con su nave. Que de igual forma le buscarían solución, debía de hablar con su amiga mecánica. Algo iban a poder hacer con la misma. Pero no dejaba de producir tención e incluso temor por aquello de estar en un planeta que nunca antes había estado, y del cual no estaba seguro de si podría sobrevivir en el mismo. Algo le decía al telekiniano que quizás el oxígeno de Telikos no era tan diferente al de la Tierra si antes había indicios de humanos en el planeta. Por algo había algunos como él que tenían esa apariencia humanoide. Además, en la mañana al chico le costó respirar, pero no se había quedado del todo sin aire. Eso podría ser una buena señal. De todos modos intentaría replicar aquella poción para respirar por las dudas. El asunto ahora era que las cosas no le estaban saliendo tal como imagino el alienígena.
El chico no lo había hecho intencional, pero era evidente que se trataba de culturas diferentes. Además de que el moreno no era de esos que fueran penosos. Lo que sí le dio fue pena, pero más por haberlo en cierto modo espantado. Aunque igual no entendía bien por qué. ¿Serían tan diferentes al cuerpo humano para que se impactara así? Bueno, él solo no quería arruinar la salida para el astronauta. — Oh… me hago la idea cuando mencionas lo del short, pero es que aquí no tenemos ropa interior… o sea no exclusivamente para eso. Sí, cuando baja en extremo la temperatura, solemos usar varias capas de ropa. — explico al otro chico.
Ya estaba con el agua a la cintura, así que afirmo a su pregunta. — Sí, bueno, el agua me llega a la cintura. ¿Está bien así? — pregunto solo por las dudas. — No pasa nada si mojo la ropa, tampoco es nada de importancia. — claro, se regresaría con la ropa mojada, pero tampoco era como que fuera el fin del mundo. No era algo que hiciera frecuentemente. — Vamos, lánzamela. Que al final solemos hacerlo más por comodidad, nada más. No es algo de importancia. — aclaro por las dudas, que tampoco pensara que fuera trastocar las costumbres solo por nadar con pantalones. — Bueno… si no quieres nadar está bien, no puedo obligarte. Solo busco la forma, porque no quería arruinar tu experiencia en el manantial. No es algo que se dé todos los días. ¿No? — aseguro un poco frustrado porque no lograba convencerlo.
La idea de Zuviam de llevar a Oliver aquel lugar era para que se relajara. Así podría olvidarse un poco de esa sensación de estrés tras el accidente con su nave. Que de igual forma le buscarían solución, debía de hablar con su amiga mecánica. Algo iban a poder hacer con la misma. Pero no dejaba de producir tención e incluso temor por aquello de estar en un planeta que nunca antes había estado, y del cual no estaba seguro de si podría sobrevivir en el mismo. Algo le decía al telekiniano que quizás el oxígeno de Telikos no era tan diferente al de la Tierra si antes había indicios de humanos en el planeta. Por algo había algunos como él que tenían esa apariencia humanoide. Además, en la mañana al chico le costó respirar, pero no se había quedado del todo sin aire. Eso podría ser una buena señal. De todos modos intentaría replicar aquella poción para respirar por las dudas. El asunto ahora era que las cosas no le estaban saliendo tal como imagino el alienígena.
El chico no lo había hecho intencional, pero era evidente que se trataba de culturas diferentes. Además de que el moreno no era de esos que fueran penosos. Lo que sí le dio fue pena, pero más por haberlo en cierto modo espantado. Aunque igual no entendía bien por qué. ¿Serían tan diferentes al cuerpo humano para que se impactara así? Bueno, él solo no quería arruinar la salida para el astronauta. — Oh… me hago la idea cuando mencionas lo del short, pero es que aquí no tenemos ropa interior… o sea no exclusivamente para eso. Sí, cuando baja en extremo la temperatura, solemos usar varias capas de ropa. — explico al otro chico.
Ya estaba con el agua a la cintura, así que afirmo a su pregunta. — Sí, bueno, el agua me llega a la cintura. ¿Está bien así? — pregunto solo por las dudas. — No pasa nada si mojo la ropa, tampoco es nada de importancia. — claro, se regresaría con la ropa mojada, pero tampoco era como que fuera el fin del mundo. No era algo que hiciera frecuentemente. — Vamos, lánzamela. Que al final solemos hacerlo más por comodidad, nada más. No es algo de importancia. — aclaro por las dudas, que tampoco pensara que fuera trastocar las costumbres solo por nadar con pantalones. — Bueno… si no quieres nadar está bien, no puedo obligarte. Solo busco la forma, porque no quería arruinar tu experiencia en el manantial. No es algo que se dé todos los días. ¿No? — aseguro un poco frustrado porque no lograba convencerlo.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
En el viaje hacia los maniantales, el chico se sentía encantado que Zuviam respondiera a todas sus preguntas y quedaba fascinado porque todo era más distinto, era una realidad que la mayoría de los planetas lo superaban en la tecnología aunque muchos otros no, que eran pacíficos y por ende, los más vulnerables. Que las fotografías fueran en realidad como hologramas era genial— Entonces... debo conocer pronto a tu madre. Si viene tienes que avisarle que la traiga, es que todo es tan interesante y distinto — Musitó contento antes de llegar al manantial y tuviera que pasar por eso.
Lo cierto es que había quedado muy confundido e intimidado que se bañaran desnudos. Y la fuerte impresión de verlo desnudo - es que asumía que sí - influenciaba mucho también. No sabía si era solo por parte de él o los telekianos estaban mucho mejores dotados que los hombres y lo cierto es que ahora le bajaba toda la vergüenza por pensarlo.
En realidad, estaba tan avergonzado y también por haber tenido una actitud tan inmadura a su edad que no quería nada. Había actuado como un tonto y demostró lo nerd e inocente que era. Había reaccionado muy mal y ahora se arrepentía, porque igual podía notar que Zuviam se había agobiado bastante. Demasiado. — Sé que tengo que ser yo el que se adapte pero ahora no se me da la gana. Igual perdón por mi reacción no ha sido la correcta y bien, se me han quitado las ganas. Perdona. — Dijo nervioso y sin mirarlo. — ¿La temperatura es muy baja? ¿Y aún siguen bañándose desnudos en los manantiales y lugares públicos? Nosotros lo hacemos pero en la ducha cuando necesitamos lavarnos o limpiarnos, no sé si me explico. — exclamó el pelinegro aún cohibido y sin querer mirarlo a los ojos.
Desvió la mirada cuando dijo lo demás. —Es que yo... en realidad... no quiero joder como sueles bañarte así que solo disfruta. Quizás lo haga después yo... no sé como dije ahora mismo no siento ganas. Pero si te sientes mejor... te lo pasaré. — Fue hasta la ropa y sin mirarlo demasiado se la extendió para que se cambiara.
Cuando lo hizo y se volteó más calmado a verlo contestó a su pregunta y puso el pie en el agua. La verdad es que sentía una temperatura y era muy apetecible para bañarse. Solo que Olivier era terco y esto no iba a ser olvidado. — Sé que es una experiencia que no se da todos los días y créeme que siendo astronauta tampoco es que tenga mucho tiempo para salir. Me gusta lo tibia que está el agua... tal vez más rato. Tu disfruta — Y al menos, el pelinegro se quedó ahí contemplando como nadaba esperando que lo convenciera un poco más y así zambullirse en el agua.
Lo cierto es que había quedado muy confundido e intimidado que se bañaran desnudos. Y la fuerte impresión de verlo desnudo - es que asumía que sí - influenciaba mucho también. No sabía si era solo por parte de él o los telekianos estaban mucho mejores dotados que los hombres y lo cierto es que ahora le bajaba toda la vergüenza por pensarlo.
En realidad, estaba tan avergonzado y también por haber tenido una actitud tan inmadura a su edad que no quería nada. Había actuado como un tonto y demostró lo nerd e inocente que era. Había reaccionado muy mal y ahora se arrepentía, porque igual podía notar que Zuviam se había agobiado bastante. Demasiado. — Sé que tengo que ser yo el que se adapte pero ahora no se me da la gana. Igual perdón por mi reacción no ha sido la correcta y bien, se me han quitado las ganas. Perdona. — Dijo nervioso y sin mirarlo. — ¿La temperatura es muy baja? ¿Y aún siguen bañándose desnudos en los manantiales y lugares públicos? Nosotros lo hacemos pero en la ducha cuando necesitamos lavarnos o limpiarnos, no sé si me explico. — exclamó el pelinegro aún cohibido y sin querer mirarlo a los ojos.
Desvió la mirada cuando dijo lo demás. —Es que yo... en realidad... no quiero joder como sueles bañarte así que solo disfruta. Quizás lo haga después yo... no sé como dije ahora mismo no siento ganas. Pero si te sientes mejor... te lo pasaré. — Fue hasta la ropa y sin mirarlo demasiado se la extendió para que se cambiara.
Cuando lo hizo y se volteó más calmado a verlo contestó a su pregunta y puso el pie en el agua. La verdad es que sentía una temperatura y era muy apetecible para bañarse. Solo que Olivier era terco y esto no iba a ser olvidado. — Sé que es una experiencia que no se da todos los días y créeme que siendo astronauta tampoco es que tenga mucho tiempo para salir. Me gusta lo tibia que está el agua... tal vez más rato. Tu disfruta — Y al menos, el pelinegro se quedó ahí contemplando como nadaba esperando que lo convenciera un poco más y así zambullirse en el agua.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Zuviam ya sabía que a la que su madre conociera a Oliver se volvería en su nuevo favorito. Bueno, quizás no tan así, saben, Zuv es su hijo y eso no cambiaría por nada del mundo, pero definitivamente estaba seguro de que sería con el tipo de persona que a ella le gustaba compartir. Pues por lo visto tenían gustos similares. — No te preocupes que concretaré ese encuentro en ustedes. Con todo y el artefacto incluido. — aseguro el chico que de todos modos ya deseaba encontrarse con su señora madre.
Todo había estado bien. Incluso había logrado que olvidará por un momento todos los problemas que el astronauta tenía al haberse quedado varado en planeta muy lejos de casa. Pero lo que parecía que sería un pasatiempo tranquilo se había vuelto en realidad en uno incómodo.
Escucho su comentario y la verdad no supo como tomárselo. ¿No se le dio la gana? No le dijo nada porque la verdad el chico parecía realmente contrariado y no quería ponerlo más mal de lo que estaba. — Solo puedo decir que igual, si uno no ayuda al otro a adaptarse, entonces no está siempre buen anfitrión. — ese fue su comentario, pues sentía que él como nativo del planeta también podía ser un poco más flexible y comprensible con su situación. Estaba bien que se adaptará al lugar, era lo correcto. Pero no se podía esperar que lo hiciera de un momento a otro. Eso tomaba su tiempo.
El agua no estaba tan fría como el chico imaginaba. Aunque era normal pensarlo, pues era un manantial subterráneo en un planeta en el cual su sol solamente brillaba en un emisario y ellos justamente se encontraban en el hemisferio que no daba el calor del sol. Pero como dicen que no todo lo que brilla es oro, pues no todo lo que parece estar frío lo está.
El telekiniano era la primera vez que sentía que un chico se avergonzaba de verlo desnudo. ¿Sería que no había visto otro aparte de sí mismo, por supuesto? ¿O era que quedó demasiado impresionado por tener cuerpos distintos? Porque al menos él no podía confirmar eso, pues tampoco recordaba haber visto un humano desnudo. — Oh, pero en realidad no está fría. Pareciera que sí, pero no. Es más, es relajante. — aclaro el chico ante su pregunta. — Y no, tampoco es que nos desnudemos en lugares públicos. Solo en los lugares como este y con grupos pequeños. — aclaro. No es que iba a caminar felizmente por toda la calle desnudo como si nada exhibiéndose.
El chico estaba bien terco con lo mismo, cosa que hizo levantar la ceja a Zuviam. — Ya, tranquilo, que no me joderás nada, y si pásamela por favor. — más le jodería la paciencia que no se metiera solo por la terquedad de “no joder como solía bañarse.” Es que sabía que en el fondo debía querer, si estaba entusiasmado antes. No quería que luego terminará por arrepentirse.
El chico al fin se puso el pantalón. Ahora miraba al otro como se tentaba de querer entrar. — Pues te lo advierto. No lo dejes pasar, o de lo contrario te vas a arrepentir. De vez en cuando es bueno pasarla bien. ¿Acaso tendré que llegar hasta ti y jalarte conmigo al agua? — comento con una sonrisa juguetona en el rostro y la ceja alzada. Zuviam no solía andar todo el tiempo mostrando su sonrisa, pero cuando lo hacía era porque realmente le agradabas.
Todo había estado bien. Incluso había logrado que olvidará por un momento todos los problemas que el astronauta tenía al haberse quedado varado en planeta muy lejos de casa. Pero lo que parecía que sería un pasatiempo tranquilo se había vuelto en realidad en uno incómodo.
Escucho su comentario y la verdad no supo como tomárselo. ¿No se le dio la gana? No le dijo nada porque la verdad el chico parecía realmente contrariado y no quería ponerlo más mal de lo que estaba. — Solo puedo decir que igual, si uno no ayuda al otro a adaptarse, entonces no está siempre buen anfitrión. — ese fue su comentario, pues sentía que él como nativo del planeta también podía ser un poco más flexible y comprensible con su situación. Estaba bien que se adaptará al lugar, era lo correcto. Pero no se podía esperar que lo hiciera de un momento a otro. Eso tomaba su tiempo.
El agua no estaba tan fría como el chico imaginaba. Aunque era normal pensarlo, pues era un manantial subterráneo en un planeta en el cual su sol solamente brillaba en un emisario y ellos justamente se encontraban en el hemisferio que no daba el calor del sol. Pero como dicen que no todo lo que brilla es oro, pues no todo lo que parece estar frío lo está.
El telekiniano era la primera vez que sentía que un chico se avergonzaba de verlo desnudo. ¿Sería que no había visto otro aparte de sí mismo, por supuesto? ¿O era que quedó demasiado impresionado por tener cuerpos distintos? Porque al menos él no podía confirmar eso, pues tampoco recordaba haber visto un humano desnudo. — Oh, pero en realidad no está fría. Pareciera que sí, pero no. Es más, es relajante. — aclaro el chico ante su pregunta. — Y no, tampoco es que nos desnudemos en lugares públicos. Solo en los lugares como este y con grupos pequeños. — aclaro. No es que iba a caminar felizmente por toda la calle desnudo como si nada exhibiéndose.
El chico estaba bien terco con lo mismo, cosa que hizo levantar la ceja a Zuviam. — Ya, tranquilo, que no me joderás nada, y si pásamela por favor. — más le jodería la paciencia que no se metiera solo por la terquedad de “no joder como solía bañarse.” Es que sabía que en el fondo debía querer, si estaba entusiasmado antes. No quería que luego terminará por arrepentirse.
El chico al fin se puso el pantalón. Ahora miraba al otro como se tentaba de querer entrar. — Pues te lo advierto. No lo dejes pasar, o de lo contrario te vas a arrepentir. De vez en cuando es bueno pasarla bien. ¿Acaso tendré que llegar hasta ti y jalarte conmigo al agua? — comento con una sonrisa juguetona en el rostro y la ceja alzada. Zuviam no solía andar todo el tiempo mostrando su sonrisa, pero cuando lo hacía era porque realmente le agradabas.
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Quedó muy contento que el alienígena quisiera presentarle a su madre, porque era como conocería a más gente de ese planeta dado que no tenía alternativa; tenía que quedarse ahí por un buen tiempo y esperando que pudiera sobrevivir. — ¡Perfecto! Que quiero sacarme muchas fotos o como sea que se llamen y tengo, la sensación que conocer a tu madre será divertido — Sería divertido aún cuando no sabía que pasaría con él durante ese tiempo. Era lógico que estaba en riesgo de morir.
Todo estaba tan bien hasta que ocurrió algo asunto donde Zuviam de forma natural se lanzó desnudo al agua y él quedo completamente absorto. Ahora se sentía un idiota dado que la realidad - aunque no eran todos - si existían playas nudistas en el mundo y habían países que por su clima hasta se paseaban casi desnudos o con poca ropa. Daba igual. Sabía que se había mostrado como un tonto y delatándose que era mucho más tímido y con poca experiencia solo por estar enfocado en ser un astronauta, era lo único que hacía y cuando estaba libre se iba a donde sus padres.
Realmente no era un chico que recayera a la normalidad de la sociedad y solo de ese % que era la mínima pero que eran muchas más de lo que uno pensaba. Y era aquello lo que le daba más vergüenza, en haberse alterado por nada y haber jodido todo el panorama que le tenía Zuviam solo por buen ser que era. Ya no quería comportarse así, solo que ahora tampoco se podía quitar la imagen de haberlo contemplado desnudo y con la poca comparación que podía tener, si decía que no estaba nada mal.
Se sonrojaba solo por sus pensamientos y escuchaba como trataba de convencerlo que no estaba jodiendo nada, comparando que tampoco era tan así de bañarse así en lugares públicos donde se encogió de hombros. — Es que si lo hacen o no, da exactamente lo mismo. Es la forma que viven, sus costumbres... me costará adaptarme y seguro que si lo hago si me bañare con mis bóxer, soy el extraño aquí. No intentes justificarte — Decía el chico que negaba con la cabeza porque no estaba muy seguro de entrar aún cuando se acercó y puso los pies en el agua al momento que se sentó.
Alzó la ceja. ¿Acaso lo iba a obligar? Se lo quedo mirando curioso y no pudo evitar contestar, porque la realidad no creía que tuviera tanta confianza de jalarlo con él para tirarlo al agua. — ¡Ja! No te creo. No te vas atrever mucho menos cuando te estoy diciendo que no.... —Lo miró con ojitos brillantes. Lo cierto es que ahora estaba temiendo por la forma que le miraba. Es que esos ojos amarillos si que tenían ese toque de rebeldía y cierta maldad.
Sí, definitivamente Zuviam discrepaba del todo en su carácter. Eran completamente distintos y no solo por el hecho de ser de diferente planeta sino que parecía que la vida había hecho que fueran totalmente opuestos en personalidad.
Todo estaba tan bien hasta que ocurrió algo asunto donde Zuviam de forma natural se lanzó desnudo al agua y él quedo completamente absorto. Ahora se sentía un idiota dado que la realidad - aunque no eran todos - si existían playas nudistas en el mundo y habían países que por su clima hasta se paseaban casi desnudos o con poca ropa. Daba igual. Sabía que se había mostrado como un tonto y delatándose que era mucho más tímido y con poca experiencia solo por estar enfocado en ser un astronauta, era lo único que hacía y cuando estaba libre se iba a donde sus padres.
Realmente no era un chico que recayera a la normalidad de la sociedad y solo de ese % que era la mínima pero que eran muchas más de lo que uno pensaba. Y era aquello lo que le daba más vergüenza, en haberse alterado por nada y haber jodido todo el panorama que le tenía Zuviam solo por buen ser que era. Ya no quería comportarse así, solo que ahora tampoco se podía quitar la imagen de haberlo contemplado desnudo y con la poca comparación que podía tener, si decía que no estaba nada mal.
Se sonrojaba solo por sus pensamientos y escuchaba como trataba de convencerlo que no estaba jodiendo nada, comparando que tampoco era tan así de bañarse así en lugares públicos donde se encogió de hombros. — Es que si lo hacen o no, da exactamente lo mismo. Es la forma que viven, sus costumbres... me costará adaptarme y seguro que si lo hago si me bañare con mis bóxer, soy el extraño aquí. No intentes justificarte — Decía el chico que negaba con la cabeza porque no estaba muy seguro de entrar aún cuando se acercó y puso los pies en el agua al momento que se sentó.
Alzó la ceja. ¿Acaso lo iba a obligar? Se lo quedo mirando curioso y no pudo evitar contestar, porque la realidad no creía que tuviera tanta confianza de jalarlo con él para tirarlo al agua. — ¡Ja! No te creo. No te vas atrever mucho menos cuando te estoy diciendo que no.... —Lo miró con ojitos brillantes. Lo cierto es que ahora estaba temiendo por la forma que le miraba. Es que esos ojos amarillos si que tenían ese toque de rebeldía y cierta maldad.
Sí, definitivamente Zuviam discrepaba del todo en su carácter. Eran completamente distintos y no solo por el hecho de ser de diferente planeta sino que parecía que la vida había hecho que fueran totalmente opuestos en personalidad.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
— Créeme, lo será. — Ya lo daba por un hecho, Oliver conocería a su madre. Estaba muy seguro de que se llevarían muy bien, así que no tenía de otra que presentarlos. Capaz y seguro ni querría que se marchara conociéndola. Bueno, él no le molestaría, se quedaba por más tiempo de lo esperado en Telikos. Sin embargo, estaba consciente del problema que tenía relacionado con lo de poder respirar. Eso era un dato que realmente le preocupaba aun cuando ahora parecía intentar no ponerle mucho color al tema, mayormente para que el joven astronauta pudiera relajarse y no sentir esa tención de lo que aquello implicaba. Iba a buscar la manera, lo haría.
Zuviam lo había llevado aquel lugar precisamente para que se sintiera tranquilo, que olvidara el mal rato. Evidentemente, la diferencia de razas era demasiado clara. Sin embargo, nada estaba escrito en piedra. Hacía mucha lógica que si era él quien estaba ajeno a las costumbres fuera el que se adaptara. Pero eso no se daba de la noche a la mañana, así que mientras aprendía a él telekiniano no le molestaba dejar a un lado ciertas cosas. Como el nadar desnudo, por ejemplo.
No pasaba nada si tenía que mojar su pantalón, salvo eso… su pantalón se mojaría. Pero no le iba a dar importancia aquello, pues realmente no la tenía. Al final de cuestas de allí volverían a casa, pues esperaba tener respuestas más adelante de la mecánica y por supuesto… ponerse a estudiar aquella poción.
— Sé que para ti es extraño este lugar, y sus costumbres. Y sí, tal vez en algún momento conocerás más de la forma de ser de nosotros y de lo que acostumbramos hacer. Pero eso no tiene que ser de un tirón. Así que tranquilo, no pasa nada si entras con el bóxer. — o lo que fuera, pues ellos no solían usar ese tipo de prendas.
Cuando lo vio aun titubeando fue que lanzo aquella indirecta. Estaba dispuesto a hacer que se metiera al agua. No se arrepentiría luego de haberlo hecho, estaba seguro de que le agradaría la temperatura. — ¿No me crees? ¿Acaso me estás retando Oliver? — sonrió mientras veía como al otro le brillaban los ojitos de manera adorable. Le salpico un poco de agua al astronauta. — Es la última advertencia… — y cuando menos el otro lo espero, Zuviam corrió hacia él y lo arrastro al agua. Evidentemente, era más grande que el humano, así que se le hizo fácil moverlo. — Perdonadme Oliver, pero no podía dejar que te perdieras de esto. — aseguro ahora viéndole a los ojos con una sonrisa de satisfacción. El agua estaba a una temperatura cálida, pero sin hervir e incluso se podía sentir un ligero burbujeo que era relajante al contacto con la piel.
Zuviam lo había llevado aquel lugar precisamente para que se sintiera tranquilo, que olvidara el mal rato. Evidentemente, la diferencia de razas era demasiado clara. Sin embargo, nada estaba escrito en piedra. Hacía mucha lógica que si era él quien estaba ajeno a las costumbres fuera el que se adaptara. Pero eso no se daba de la noche a la mañana, así que mientras aprendía a él telekiniano no le molestaba dejar a un lado ciertas cosas. Como el nadar desnudo, por ejemplo.
No pasaba nada si tenía que mojar su pantalón, salvo eso… su pantalón se mojaría. Pero no le iba a dar importancia aquello, pues realmente no la tenía. Al final de cuestas de allí volverían a casa, pues esperaba tener respuestas más adelante de la mecánica y por supuesto… ponerse a estudiar aquella poción.
— Sé que para ti es extraño este lugar, y sus costumbres. Y sí, tal vez en algún momento conocerás más de la forma de ser de nosotros y de lo que acostumbramos hacer. Pero eso no tiene que ser de un tirón. Así que tranquilo, no pasa nada si entras con el bóxer. — o lo que fuera, pues ellos no solían usar ese tipo de prendas.
Cuando lo vio aun titubeando fue que lanzo aquella indirecta. Estaba dispuesto a hacer que se metiera al agua. No se arrepentiría luego de haberlo hecho, estaba seguro de que le agradaría la temperatura. — ¿No me crees? ¿Acaso me estás retando Oliver? — sonrió mientras veía como al otro le brillaban los ojitos de manera adorable. Le salpico un poco de agua al astronauta. — Es la última advertencia… — y cuando menos el otro lo espero, Zuviam corrió hacia él y lo arrastro al agua. Evidentemente, era más grande que el humano, así que se le hizo fácil moverlo. — Perdonadme Oliver, pero no podía dejar que te perdieras de esto. — aseguro ahora viéndole a los ojos con una sonrisa de satisfacción. El agua estaba a una temperatura cálida, pero sin hervir e incluso se podía sentir un ligero burbujeo que era relajante al contacto con la piel.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Tenía muchas ganas de conocer a la madre de Zuviam porque tenía el presentimiento que se iban a caer muy bien. No hablo más del tema ya que cuando llegara el momento solo se dedicaría a disfrutar y nada más, es que si estos resultaban ser sus últimas semanas y meses de vida quería pasarlo bien.
Y eso pensaba que pasaría cuando fueron a los manantiales. Todo decía que se lo iba a pasar en grande pero ocurrió esa situación y ya luego no quería absolutamente nada. Sentía vergüenza por todo, pero más de sí mismo por reaccionar de esa manera ya estando en una edad donde ni siquiera se podía considerar tan joven, se suponía que debía ser todo un adulto hecho y derecho.
Solo asintió a las palabras del alienígena porque sabía que tendría que adaptarse a ese planeta — No quiero opinar mucho del tema porque sé que soy quién va a tener que adaptarse así que igual vas a tener que ser empático con mis reacciones. — No estaba muy seguro si se había puesto en su lugar en ese sentido aunque si lo intentaba pues hasta le había pedido su short - o lo que parecía un short de baño - para bañarse. En fin, luego asumió que era más cohibido y no era de aquellos humanos que podrían bañarse en lugares públicos completamente desnudos.
Tenía que reconocer que como esta ya solo con el boxer y tenía sus pies metidos dentro del agua tibia, sentía esos deseos de zambullirse al agua dentro de un rato. Lo que no se esperó es que el chico se pusiera más jugoso y atrevido para empezar a decir que iba a bañarse si o si.
El pensó que no se iba atrever por lo que fue tomado por sorpresa cuando salió de la nada y en unos segundos estaba ya en el agua. No estaba helada y no era para nada desagradable, pero el muchacho trataba de tomar aire y ahora su cara estaba completamente roja. — ¡Eres un tonto! ¿Por qué lo hiciste? ¡Sabías que me iba a meter aunque dudará! — Lo sujetó solo por el temor a la profundidad dado que aunque sabía nadar aún estaba demasiado sorprendido por lo que hacía Zuviam. — ¡Deja de pensar las cosas solo por tí! — Cuando vio que no era tan profundo de soltó y le lanzó una buena cantidad de agua a la cara y bufando solo se fue a nadar a otro lado. Le gustaba la sensación, era mejor que el mar o una laguna. Esa sensación hace tiempo la había perdido por ser un trabajólico y muy enfocado en su profesión. Eran placeres que se estaba dando así que no pudo evitar sonreír porque aunque Zuv lo había tirado al agua tenía mucha razón.
Y eso pensaba que pasaría cuando fueron a los manantiales. Todo decía que se lo iba a pasar en grande pero ocurrió esa situación y ya luego no quería absolutamente nada. Sentía vergüenza por todo, pero más de sí mismo por reaccionar de esa manera ya estando en una edad donde ni siquiera se podía considerar tan joven, se suponía que debía ser todo un adulto hecho y derecho.
Solo asintió a las palabras del alienígena porque sabía que tendría que adaptarse a ese planeta — No quiero opinar mucho del tema porque sé que soy quién va a tener que adaptarse así que igual vas a tener que ser empático con mis reacciones. — No estaba muy seguro si se había puesto en su lugar en ese sentido aunque si lo intentaba pues hasta le había pedido su short - o lo que parecía un short de baño - para bañarse. En fin, luego asumió que era más cohibido y no era de aquellos humanos que podrían bañarse en lugares públicos completamente desnudos.
Tenía que reconocer que como esta ya solo con el boxer y tenía sus pies metidos dentro del agua tibia, sentía esos deseos de zambullirse al agua dentro de un rato. Lo que no se esperó es que el chico se pusiera más jugoso y atrevido para empezar a decir que iba a bañarse si o si.
El pensó que no se iba atrever por lo que fue tomado por sorpresa cuando salió de la nada y en unos segundos estaba ya en el agua. No estaba helada y no era para nada desagradable, pero el muchacho trataba de tomar aire y ahora su cara estaba completamente roja. — ¡Eres un tonto! ¿Por qué lo hiciste? ¡Sabías que me iba a meter aunque dudará! — Lo sujetó solo por el temor a la profundidad dado que aunque sabía nadar aún estaba demasiado sorprendido por lo que hacía Zuviam. — ¡Deja de pensar las cosas solo por tí! — Cuando vio que no era tan profundo de soltó y le lanzó una buena cantidad de agua a la cara y bufando solo se fue a nadar a otro lado. Le gustaba la sensación, era mejor que el mar o una laguna. Esa sensación hace tiempo la había perdido por ser un trabajólico y muy enfocado en su profesión. Eran placeres que se estaba dando así que no pudo evitar sonreír porque aunque Zuv lo había tirado al agua tenía mucha razón.
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