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Original • Ciencia Ficción• One on one
Conexión Galáctica
Todo comienza para el año 4050, cuando Olivier Lambert, un joven astronauta, se preparaba para una un vuelo de prueba del Nexus 50, una nueva nave que había creado la NASA. La misma estaba preparada para ser la más potente y con mayor alcance de vuelo que nunca antes habían podido ver antes. La idea era que el astronauta llegara hasta el punto más lejano del espacio que pudiera y luego regresara. Pues solo era una prueba. Por lo que tenía una cantidad limitada de recursos en su arsenal. Pero lo suficiente para sobrevivir la ida y la vuelta. Incluso tenía una buena cantidad del suero de la Vida. Que era un tipo de poción que hacía unos años se había inventado, que les permitía al ingerirla que su cuerpo se adaptara a la atmosfera del lugar donde se encontraran y así poder respirar. Duraba unas 24 horas el efecto que se ingería en la cantidad de dos cucharadas grandes. Esto le daría algo de seguridad por si ocurría algún imprevisto. Cosa que dudaban, pero nunca estaba de más prevenir.
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
Olivier Lambert
Dylan O'Brien • 29 Años • Astronauta • Shooting Star
Zuviam Orione
Tyler Hoechlin • 31 años • Alienigena • Rising Sun
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Era entendible que ocurrieran algún tipo de choque cultural por decirlo de alguna manera. Se trataba de dos personas de planetas diferentes, con culturas y costumbres diferentes. Por lo que Zuviam no se había molestado por su reacción. Lo que sí no deseaba era que aquel incidente le cortara las ganas de disfrutar aquel momento de descanso y liberación de estrés.
— Está bien, no estoy molesto ni nada que se le parezca. Entender una forma de vida diferente, que no conoces, no es algo que se hace de la primera. — aclaro, iba a tener que tener paciencia. Aunque el telekiniano no podía ser bastante paciente, al menos cuando intentaba enseñar a otro algo nuevo. Pudo haber sido buen maestro, su madre se lo había comentado. Solo que nunca estuvo interesado, le gustaba más la acción y por eso había terminado siendo de los guardianes que protegían los límites del pueblo de aquellas criaturas horrendas.
Quizás el que al comienzo lo hubiera visto todo serio le llego a pensar que no sería capaz de hacer una cosa como la que había hecho… Jalarlo consigo al agua. Pero el moreno de ojos amarillos podía tener su lado divertido. Era simplemente que sabía que había momento para todos, momentos para reír y momentos en los que requería seriedad. En estos instantes no era necesaria la seriedad. — A veces todos necesitamos un empujoncito… o jalón en este caso. No pretendía hacer algo que pudiera ser peligroso. — murmuro negando.
¿Se había molestado con él? Por un momento lo llego a pensar, incluso sintió algo de culpa cuando le lanzo agua a la cara y se alejaba a otro rincón. Sin embargo, cuando luego le miro con una sonrisa se dio cuenta de que solo estaba aún procesado lo ocurrido. — Ves que estaba buena el agua. Amigo, no podía dejar que te perdieras de esto. No todos tienen la oportunidad de bañarse en un manantial de otro planeta. Me incluyo entre ellos. — Le confesó, pues él no había tenido la oportunidad de ser de los que viajará al espacio exterior. Ahí igualmente le lazo un chapoteo de agua al moreno a modo de juego.
— ¿Sabes? Me causa mucha curiosidad la Tierra. En especial como pueden tener día y noche al mismo tiempo. Imagino que igual se te ha de hacer algo incómodo a la vista, tanta obscuridad por tanto tiempo. — a ellos les pasaba cuando viajaban al lado de día. — ¿Qué se siente ser un viajero del espacio? — Preguntaba mistras intentaba ponerse a flotar en el agua.
— Está bien, no estoy molesto ni nada que se le parezca. Entender una forma de vida diferente, que no conoces, no es algo que se hace de la primera. — aclaro, iba a tener que tener paciencia. Aunque el telekiniano no podía ser bastante paciente, al menos cuando intentaba enseñar a otro algo nuevo. Pudo haber sido buen maestro, su madre se lo había comentado. Solo que nunca estuvo interesado, le gustaba más la acción y por eso había terminado siendo de los guardianes que protegían los límites del pueblo de aquellas criaturas horrendas.
Quizás el que al comienzo lo hubiera visto todo serio le llego a pensar que no sería capaz de hacer una cosa como la que había hecho… Jalarlo consigo al agua. Pero el moreno de ojos amarillos podía tener su lado divertido. Era simplemente que sabía que había momento para todos, momentos para reír y momentos en los que requería seriedad. En estos instantes no era necesaria la seriedad. — A veces todos necesitamos un empujoncito… o jalón en este caso. No pretendía hacer algo que pudiera ser peligroso. — murmuro negando.
¿Se había molestado con él? Por un momento lo llego a pensar, incluso sintió algo de culpa cuando le lanzo agua a la cara y se alejaba a otro rincón. Sin embargo, cuando luego le miro con una sonrisa se dio cuenta de que solo estaba aún procesado lo ocurrido. — Ves que estaba buena el agua. Amigo, no podía dejar que te perdieras de esto. No todos tienen la oportunidad de bañarse en un manantial de otro planeta. Me incluyo entre ellos. — Le confesó, pues él no había tenido la oportunidad de ser de los que viajará al espacio exterior. Ahí igualmente le lazo un chapoteo de agua al moreno a modo de juego.
— ¿Sabes? Me causa mucha curiosidad la Tierra. En especial como pueden tener día y noche al mismo tiempo. Imagino que igual se te ha de hacer algo incómodo a la vista, tanta obscuridad por tanto tiempo. — a ellos les pasaba cuando viajaban al lado de día. — ¿Qué se siente ser un viajero del espacio? — Preguntaba mistras intentaba ponerse a flotar en el agua.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Iba a tener que acostumbrarse a ese planeta si o si, todo era muy distinto y hasta chocante, eran más desinhibidos y aunque no era tan diferente a como habrían sido tribus en el planeta tierra él no estaba acostumbrado y era algo cerrado al respecto, quizás algún otro colega no le habría dado nada. Ahora estaba avergonzado de su reacción. Solo asintió a lo que decía, porque ya se había expresado en lo que pensaba, soltó un suspiro.
De la nada ya había terminado en el agua y más por el telekiano que se hacía el chistosito, no sabía como tomarlo porque en el fondo lo agradecía porque el agua era muy distinta y estaba deliciosa, sabía nada y a su vez flotar, porque claro que como astronauta debía saber bastante de todo. — Eres un atrevido, es lo que pasa.— Exclamó mientras le lanzaba de nuevo agua y lo fulminaba con la mirada, solo que Olivier no se veía del todo molesto.
— Sí, ya sé y gracias — Respondió a lo que decía — Pero no te acerques, que eres peligroso. — Molestó un poco mientras le dedicaba una sonrisa traviesa y se quedaba descansando en un rincón disfrutando del agua que aunque no era del todo transparente era como más pesada. Se cubrió del chapoteo del agua y se sumergió luego un momento hasta que volvió a la superficie.
Escuchó lo que decía y terminó por asentir. — Por supuesto que sí, o sea como astronauta al andar por el espacio te acostumbras a la oscuridad, a la luz de las estrellas y planetas, pero en la tierra es muy diferente, aunque es normal sería lo mismo en la tierra si no hubiera sol, de alguna manera nos habríamos adaptado. — Exclamó, que le gustaba tocar esas temáticas y cuando iban con esa profundidad más interesado se sentía. — Me gusta, es bastante entretenido aunque todos tememos quedar perdidos, como me acaba de pasar, pudo ser peor, por eso prefiero no quejarme. Al menos tengo la oportunidad de pasar un tiempo aquí. — Terminó por responder mientras se acercaba nadando hasta la orilla y sin más volvía a subir a una piedra. Pero en vez de largarse o algo parecido, se lanzó un piquero como si fuera tal piscina.
De la nada ya había terminado en el agua y más por el telekiano que se hacía el chistosito, no sabía como tomarlo porque en el fondo lo agradecía porque el agua era muy distinta y estaba deliciosa, sabía nada y a su vez flotar, porque claro que como astronauta debía saber bastante de todo. — Eres un atrevido, es lo que pasa.— Exclamó mientras le lanzaba de nuevo agua y lo fulminaba con la mirada, solo que Olivier no se veía del todo molesto.
— Sí, ya sé y gracias — Respondió a lo que decía — Pero no te acerques, que eres peligroso. — Molestó un poco mientras le dedicaba una sonrisa traviesa y se quedaba descansando en un rincón disfrutando del agua que aunque no era del todo transparente era como más pesada. Se cubrió del chapoteo del agua y se sumergió luego un momento hasta que volvió a la superficie.
Escuchó lo que decía y terminó por asentir. — Por supuesto que sí, o sea como astronauta al andar por el espacio te acostumbras a la oscuridad, a la luz de las estrellas y planetas, pero en la tierra es muy diferente, aunque es normal sería lo mismo en la tierra si no hubiera sol, de alguna manera nos habríamos adaptado. — Exclamó, que le gustaba tocar esas temáticas y cuando iban con esa profundidad más interesado se sentía. — Me gusta, es bastante entretenido aunque todos tememos quedar perdidos, como me acaba de pasar, pudo ser peor, por eso prefiero no quejarme. Al menos tengo la oportunidad de pasar un tiempo aquí. — Terminó por responder mientras se acercaba nadando hasta la orilla y sin más volvía a subir a una piedra. Pero en vez de largarse o algo parecido, se lanzó un piquero como si fuera tal piscina.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Sin duda había sus diferencias entre los habitantes de un planeta a otro, y no solo por el ecosistema, también por las costumbres. Además de que aun cuando lucían similares a él, los telekinianos solían ser más corpulentos, más grandes… Sin contar que no todos lucían tan humanos como era el caso de Zuviam, pero con alguno de esos Oliver aún no se había topado con ellos. Sin embargo, el alienígena estaba dispuesto ahecharle la mano para que todo fuera más llevadero el tiempo que tuviera que estar allí.
Se suponía que el astronauta estaba “molesto” pero en realidad se veía que lo estaba pasando bien. — Lo sé gracias. — Respondió mientras le respondía al ataque de agua que le había hecho. Ya las cosas se habían puesto más ligeras entre ellos luego de aquel momento incómodo del comienzo.
— Me ofendes. Yo no soy peligroso. — dijo asiéndose el falso ofendido, pero sin quitar la sonrisa. Solo había que preguntarle aquellas criaturas que había aniquilado la noche anterior si era o no era peligroso. Por supuesto, eso era en otro contexto. Pues Zuviam no era mal persona como para hacerle daño a otro por puro gusto.
El moreno de ojos ámbar comenzó a relajarse en el agua tranquilamente. No todos los días podía tener un momento así de relajado. Sin embargo, podía aprovechar también para seguir conociéndose. Oliver no era el único que sentía ganas de saber sobre el mundo del otro. — Con cada cosa que me dices, siento que no somos tan diferentes. Claro hay sus cosas, pero no como para ser dos especies que no pudieran convivir en paz juntas. — Seguía preguntándose que sería lo que ocurrió entre ellos. Porque aquí los humanos eran casi como un mito, y en la Tierra por lo visto ellos eran unos completos desconocidos. Como si nunca se hubieran enterado de su existencia. Algo había pasado en ese entremedio.
— Yo nunca he salido de Telkicos. Realmente suena como una aventura. A veces quisiera tener ese espíritu aventurero de mi madre, e irme sin pensar en nada ni nadie. — comentaba mientras se recostaba de una roca. — ¿Crees que se asustarían si me vieran en la Tierra, por ejemplo? — su madre ni lo pensaría y simplemente se lanzaría a la aventura. Tal como Oliver acababa de hacer al lanzarse de aquella piedra haciendo que lo salpicara por completo. — ¿Te estás vengando verdad? — El chico sé salió del agua y se trepó sobre la roca lanzándose cerca del otro, a ver cuál de los dos terminaba por hacer la salpicada de agua más grande.
Se suponía que el astronauta estaba “molesto” pero en realidad se veía que lo estaba pasando bien. — Lo sé gracias. — Respondió mientras le respondía al ataque de agua que le había hecho. Ya las cosas se habían puesto más ligeras entre ellos luego de aquel momento incómodo del comienzo.
— Me ofendes. Yo no soy peligroso. — dijo asiéndose el falso ofendido, pero sin quitar la sonrisa. Solo había que preguntarle aquellas criaturas que había aniquilado la noche anterior si era o no era peligroso. Por supuesto, eso era en otro contexto. Pues Zuviam no era mal persona como para hacerle daño a otro por puro gusto.
El moreno de ojos ámbar comenzó a relajarse en el agua tranquilamente. No todos los días podía tener un momento así de relajado. Sin embargo, podía aprovechar también para seguir conociéndose. Oliver no era el único que sentía ganas de saber sobre el mundo del otro. — Con cada cosa que me dices, siento que no somos tan diferentes. Claro hay sus cosas, pero no como para ser dos especies que no pudieran convivir en paz juntas. — Seguía preguntándose que sería lo que ocurrió entre ellos. Porque aquí los humanos eran casi como un mito, y en la Tierra por lo visto ellos eran unos completos desconocidos. Como si nunca se hubieran enterado de su existencia. Algo había pasado en ese entremedio.
— Yo nunca he salido de Telkicos. Realmente suena como una aventura. A veces quisiera tener ese espíritu aventurero de mi madre, e irme sin pensar en nada ni nadie. — comentaba mientras se recostaba de una roca. — ¿Crees que se asustarían si me vieran en la Tierra, por ejemplo? — su madre ni lo pensaría y simplemente se lanzaría a la aventura. Tal como Oliver acababa de hacer al lanzarse de aquella piedra haciendo que lo salpicara por completo. — ¿Te estás vengando verdad? — El chico sé salió del agua y se trepó sobre la roca lanzándose cerca del otro, a ver cuál de los dos terminaba por hacer la salpicada de agua más grande.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Estaba tomando más confianza y eso no sabía cómo tomarlo, por una parte era desagradable, pero por otra, sí que era agradable porque empezaba ese pique que no estaba acostumbrado y que lo divertía. — No es un elogio — Murmuró con una sonrisita — Espero que no… — En el fondo sabía que no era peligroso, solo que si que era un alienígena que podía sacar otros instintos y una actitud distinta. Solo que entre los astronautas humanos siempre decían que los alienígenas eran más sabios, solo que habían tipos y Zuviam como guardián era mucho más atrevido, insolente y encantador. Sí, encantador… no había otra forma de definirlo.
Hasta llegaba a intimidar.
— Ah… sé que podremos vivir en paz. Imagino que aquí hay diferentes personalidades, ¿no? Yo no soy rencoroso ni nada parecido, más encima que soy un astronauta que ha aprendido a interactuar con gente de otros planetas — Exclamó el chico mientras nadaba ya más relajado, pero también que era tímido y que no iba actuar así de primeras.— Es tan solo que tanta insistencia puede ser negativo. ¿Me entiendes? — Que no todos eran iguales que él y según lo que había escuchado, los telekianos que estaban con la luz del sol solían ser más soberbios, quería que entendiera que pasaba lo mismo en la tierra aunque si que iba a por países.
Soltó una risa. Le gustaba que fuera así de aventurero.— Todavía se asustan pero hay algunos que están acostumbrados, sobre todo aquellos que están cerca de la Nasa o compañías que tienen que ver con esto… así que no veo problema que vayas si se puede. — Comentó con una sonrisa. Es más, igual los telekianos tenían que intentarlo, tal vez no aguantaban su atmosfera y su ambiente, pero intercambiar artefactos que provocaran una adaptación en distintos planetas era esencial.
— Ojalá podamos, si logras sacarme de aquí. Si me daré el tiempo de acompañarte a ese gran viaje. — Señaló, aunque esto no podía prometerlo porque la realidad no se sabía todavía que podía pasar con él que dependía de una poción para sobrevivir.
Para olvidarlo, el chico salió del manantial y se lanzó en picado, salpicando agua para todos lados. — También soy peligroso — Molestó entre risas al momento que salía del agua. Sinceramente Zuviam había hecho bien en obligarlo a bañarse ahí porque estaba disfrutando mucho.
Hasta llegaba a intimidar.
— Ah… sé que podremos vivir en paz. Imagino que aquí hay diferentes personalidades, ¿no? Yo no soy rencoroso ni nada parecido, más encima que soy un astronauta que ha aprendido a interactuar con gente de otros planetas — Exclamó el chico mientras nadaba ya más relajado, pero también que era tímido y que no iba actuar así de primeras.— Es tan solo que tanta insistencia puede ser negativo. ¿Me entiendes? — Que no todos eran iguales que él y según lo que había escuchado, los telekianos que estaban con la luz del sol solían ser más soberbios, quería que entendiera que pasaba lo mismo en la tierra aunque si que iba a por países.
Soltó una risa. Le gustaba que fuera así de aventurero.— Todavía se asustan pero hay algunos que están acostumbrados, sobre todo aquellos que están cerca de la Nasa o compañías que tienen que ver con esto… así que no veo problema que vayas si se puede. — Comentó con una sonrisa. Es más, igual los telekianos tenían que intentarlo, tal vez no aguantaban su atmosfera y su ambiente, pero intercambiar artefactos que provocaran una adaptación en distintos planetas era esencial.
— Ojalá podamos, si logras sacarme de aquí. Si me daré el tiempo de acompañarte a ese gran viaje. — Señaló, aunque esto no podía prometerlo porque la realidad no se sabía todavía que podía pasar con él que dependía de una poción para sobrevivir.
Para olvidarlo, el chico salió del manantial y se lanzó en picado, salpicando agua para todos lados. — También soy peligroso — Molestó entre risas al momento que salía del agua. Sinceramente Zuviam había hecho bien en obligarlo a bañarse ahí porque estaba disfrutando mucho.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
— Para mí lo es. — molesto, cuando le menciono que no era un elogio, lo de atrevido. El alienígena no era peligroso, al menos no lo era para el otro chico. Porque no dejaba de ser ágil, fuerte. Sabía pelear muy bien, y también deshacerse de las criaturas. Pero todo aquello era parte de su trabajo. Incluyendo el velar por los civiles, saco en el cual Oliver caía. Solo le sonrió ante su comentario. Estos piques estaban siendo divertidos.
Quizás anatómicamente podrían ser distintos, y quizás ni tanto, al menos no los de los telekinianos como Zuviam que al menos solían tener un aspecto más humanoide. Era una civilización bastante similar en muchos bastantes aspectos. Que no creía que la convivencia fuera conflictiva. Claro, de no ser por la mala voluntad que algunos parecieran tenerles. ¿Sería que acaso los telekinianos como él tendrían algún tipo de parentesco con los humanos? Pues quizás era la razón de los parecidos y algo tuvo que haber pasado para que luego no se llevaran, tratando de borrar su existencia.
— Definitivamente hay distintas personalidades. Yo creo lo mismo, si se dieran la oportunidad y dejaran a un lado los prejuicios, se podría convivir fácilmente. Sería muy interesante, porque igual no dejan de haber diferencias. Costumbres que de seguro parecerían fascinantes para el otro. — comentaba. — Lo comprendo, los de aquí muchos son bastante cerrados. Eso ni te lo tengo que decir, ya viste las miradas. Hay que saber con quién tratar. — porque siempre había alguien dispuesto ayudar, alguien dispuesto a escuchar. Solo había que abrir bien los ojos.
El moreno se acomodó en la roca mientras escuchaba su respuesta respecto a sí, se vería extraño y asustaría a los humanos si se apareciera frente a ellos. — Pues sería interesante intentarlo. Quizás con algo de camuflaje, podría pasar como humano. — comento pensativo con una sonrisa. — O sea, imagínate, quizás con un color de ojos más natural de humano… algo para que no se note tan azulada la piel. Podría lucir como todo un humano… uno bastante grande. — pero imaginaba que igual, aunque no fueran muchos tal vez había algunos grandes.
Igual tenía que pensar en sí podría respirar allí, pero imaginaba que sería un caso parecido al de Oliver aquí pero invertido. Eso le hizo pensar una vez más en que debía de intentar recrear aquella poción para así darle más tiempo al astronauta. — Eso sería genial. No se me ha olvidado que prometí buscar replicar la poción. Cuando volvamos seguro comienzo a intentarlo aprovechando que, ya que tengo la mente despejada. Igual esperó ya tener noticias de la mecánica que nos ayudara con la nave. — señalo el telekiniano.
No pudo evitar reírse luego de aquellas salpicadas, se la estaba pasando bien. — Ya lo veo, ya lo veo. Pero se necesita más que eso para intimidarme. — Añadió con una ceja alzada antes de darle otro salpico en su dirección.
Quizás anatómicamente podrían ser distintos, y quizás ni tanto, al menos no los de los telekinianos como Zuviam que al menos solían tener un aspecto más humanoide. Era una civilización bastante similar en muchos bastantes aspectos. Que no creía que la convivencia fuera conflictiva. Claro, de no ser por la mala voluntad que algunos parecieran tenerles. ¿Sería que acaso los telekinianos como él tendrían algún tipo de parentesco con los humanos? Pues quizás era la razón de los parecidos y algo tuvo que haber pasado para que luego no se llevaran, tratando de borrar su existencia.
— Definitivamente hay distintas personalidades. Yo creo lo mismo, si se dieran la oportunidad y dejaran a un lado los prejuicios, se podría convivir fácilmente. Sería muy interesante, porque igual no dejan de haber diferencias. Costumbres que de seguro parecerían fascinantes para el otro. — comentaba. — Lo comprendo, los de aquí muchos son bastante cerrados. Eso ni te lo tengo que decir, ya viste las miradas. Hay que saber con quién tratar. — porque siempre había alguien dispuesto ayudar, alguien dispuesto a escuchar. Solo había que abrir bien los ojos.
El moreno se acomodó en la roca mientras escuchaba su respuesta respecto a sí, se vería extraño y asustaría a los humanos si se apareciera frente a ellos. — Pues sería interesante intentarlo. Quizás con algo de camuflaje, podría pasar como humano. — comento pensativo con una sonrisa. — O sea, imagínate, quizás con un color de ojos más natural de humano… algo para que no se note tan azulada la piel. Podría lucir como todo un humano… uno bastante grande. — pero imaginaba que igual, aunque no fueran muchos tal vez había algunos grandes.
Igual tenía que pensar en sí podría respirar allí, pero imaginaba que sería un caso parecido al de Oliver aquí pero invertido. Eso le hizo pensar una vez más en que debía de intentar recrear aquella poción para así darle más tiempo al astronauta. — Eso sería genial. No se me ha olvidado que prometí buscar replicar la poción. Cuando volvamos seguro comienzo a intentarlo aprovechando que, ya que tengo la mente despejada. Igual esperó ya tener noticias de la mecánica que nos ayudara con la nave. — señalo el telekiniano.
No pudo evitar reírse luego de aquellas salpicadas, se la estaba pasando bien. — Ya lo veo, ya lo veo. Pero se necesita más que eso para intimidarme. — Añadió con una ceja alzada antes de darle otro salpico en su dirección.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Esta bien, sabía que había exagerado y eso mismo hizo que se avergonzará después por la actitud que tuvo. Parecía que le había tomado poca importancia y eso le permitió seguir hablando tanto de la personalidad y que sabía interactuar pero que era difícil adaptarse a otras costumbres. —Es que a eso voy, quizás otra persona hubiera sido más desinhibida y no le importaría que te bañaras desnudo. Hay muchas personas así en la tierra, pero supongo que igual yo soy más cerrado en ese aspecto y vergonzoso. ¿Me explico? — Aclaró mientras abría más sus ojos castaños y esperando que el chico entendiera a lo que iba. — Es que supongo que en todas partes pasa eso, Zuviam. Hay personas más cerradas en la tierra también, con costumbres distintas y en ciertos lugares no esta bien lo que en un sitio es considerado correcto. — Reveló el chico que al parecer Zuviam siempre había vivido en su planeta y no viajaba a todas partes como lo hizo alguna vez él. Es que no quería ni pensarlo ya que ahora sin la poción solo estaba destinado a morir.
— Bueno no hay mucha diferencias aunque sabrían que de inmediato que no eres humano. Pero da igual en la tierra todo es más accesible en estos años mientras no se quieran ir contra nuestra planeta todo estará bien. Es que claro siempre piensan en las ventajas por su tecnología pero al ser más conscientes ahí se dan cuenta que luego que es el más poblado de todos — Dijo al momento que se encogía de hombros ya que comenzaba hablar no había nadie que lo parara, sin embargo, era divertido que Zuv era de los mismos y ahí si congeniaban.
Olivier podía notar que tenía ese espíritu aventurero de igual forma al querer salir de su planeta. — ¿Quién sabe? En el último tiempo hay muchas investigaciones e inventos que logran aquello. ¿Cómo está Telikós en ese aspecto? No es que salgan mucho ¿O sí? — Quiso saber. Se sabía poco del planeta estaba la información esencial pero todavía había mucho por aprender.
El pelinegro había logrado su cometido de lanzarle agua porque si que consideraba a Zuviam muy astuto y ya pensaba que se daría cuenta. Solo que no fue así y termino con un ataque de agua a la vez. Sin embargo, era vengativo y ahí terminaron en una lucha de agua divertida. Se sumergió en el agua para lanzar uno de más cerca. Se puso a reír, esto lo hacía más bien cuando era un niño pero ya de adulto era imposible con su trabajo y todo lo que tenía que hacer. Quizás lo mejor que podía hacer ahora que no le quedaba mucho tiempo era disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como esta. — De acuerdo, me alegra que fuiste insistente en meterme al agua. Hace mucho que no lo pasaba tan bien — Reconoció nadando un poco más y ahora justo como un niño ya no se quería salir del agua, disfrutaría hasta que Zuviam dijera que tenían que partir o a comer, que habían traído alimentos para la tarde.
— Bueno no hay mucha diferencias aunque sabrían que de inmediato que no eres humano. Pero da igual en la tierra todo es más accesible en estos años mientras no se quieran ir contra nuestra planeta todo estará bien. Es que claro siempre piensan en las ventajas por su tecnología pero al ser más conscientes ahí se dan cuenta que luego que es el más poblado de todos — Dijo al momento que se encogía de hombros ya que comenzaba hablar no había nadie que lo parara, sin embargo, era divertido que Zuv era de los mismos y ahí si congeniaban.
Olivier podía notar que tenía ese espíritu aventurero de igual forma al querer salir de su planeta. — ¿Quién sabe? En el último tiempo hay muchas investigaciones e inventos que logran aquello. ¿Cómo está Telikós en ese aspecto? No es que salgan mucho ¿O sí? — Quiso saber. Se sabía poco del planeta estaba la información esencial pero todavía había mucho por aprender.
El pelinegro había logrado su cometido de lanzarle agua porque si que consideraba a Zuviam muy astuto y ya pensaba que se daría cuenta. Solo que no fue así y termino con un ataque de agua a la vez. Sin embargo, era vengativo y ahí terminaron en una lucha de agua divertida. Se sumergió en el agua para lanzar uno de más cerca. Se puso a reír, esto lo hacía más bien cuando era un niño pero ya de adulto era imposible con su trabajo y todo lo que tenía que hacer. Quizás lo mejor que podía hacer ahora que no le quedaba mucho tiempo era disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como esta. — De acuerdo, me alegra que fuiste insistente en meterme al agua. Hace mucho que no lo pasaba tan bien — Reconoció nadando un poco más y ahora justo como un niño ya no se quería salir del agua, disfrutaría hasta que Zuviam dijera que tenían que partir o a comer, que habían traído alimentos para la tarde.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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