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Siempre fuiste tu
Original · Épocas Pasadas · OneXOne
El destino tiene misterios inexplicables. Hace que encuentres el verdadero amor después de tantos años, teniéndolo frente a tus propias narices. Como si algo hubiera estado obstruyendo la vista para que dieras miles de tropezones antes de llegar a la persona correcta que terminaba siendo ese amigo, el alma gemela que siempre esperaste y siempre estuvo a tu lado.
Todo comienza en el Londres Victoriano. Dos jóvenes que habían sido desde muy pequeños amigos. Sin embargo, el ser algo más nunca había cruzado por sus mentes, es más, parecía que era algo hasta imposible. No eran para nada iguales, se trataban de polos opuestos. Amber era una chica rebelde que no le gustaba dictarse por los estándares de la sociedad, todo lo cuestionaba, nunca se quedaba callada. Sin embargo, como toda señorita de alta sociedad, tenía que regirse, por lo que su padre dijera, así que, aunque a veces se saliera con la suya, otras veces no corría con la misma suerte. En especial cuando se trataba de asuntos serios.
Por otro lado, tenemos a Philippe, todo un caballero elegante y educado. El sueño de cualquier doncella. Y aunque se le conoció algunos amoríos, el joven siempre fue recto y obediente a lo que su familia esperaba de él. Por lo que pronto buscaban casarlo con una joven de una de las mejores familias de la ciudad. Quien fuera su futura esposa debía de estar a su nivel. Fue por esto mismo que cuando llego la sorpresiva noticia de un compromiso, la chica lo creyó toda una muy mala broma. Como podría ser ella, si su hermana era la que siempre había sido delicada y fina. La que estaba preparada para ser toda una señora. Si se iba a fijar en alguien sería la hermana y no en Amber.
¿Pero cómo llegaron hasta este punto? Es una muy buena pregunta. ¿Lograrán ser felices? Esa también es otra pregunta muy válida.
Todo comienza en el Londres Victoriano. Dos jóvenes que habían sido desde muy pequeños amigos. Sin embargo, el ser algo más nunca había cruzado por sus mentes, es más, parecía que era algo hasta imposible. No eran para nada iguales, se trataban de polos opuestos. Amber era una chica rebelde que no le gustaba dictarse por los estándares de la sociedad, todo lo cuestionaba, nunca se quedaba callada. Sin embargo, como toda señorita de alta sociedad, tenía que regirse, por lo que su padre dijera, así que, aunque a veces se saliera con la suya, otras veces no corría con la misma suerte. En especial cuando se trataba de asuntos serios.
Por otro lado, tenemos a Philippe, todo un caballero elegante y educado. El sueño de cualquier doncella. Y aunque se le conoció algunos amoríos, el joven siempre fue recto y obediente a lo que su familia esperaba de él. Por lo que pronto buscaban casarlo con una joven de una de las mejores familias de la ciudad. Quien fuera su futura esposa debía de estar a su nivel. Fue por esto mismo que cuando llego la sorpresiva noticia de un compromiso, la chica lo creyó toda una muy mala broma. Como podría ser ella, si su hermana era la que siempre había sido delicada y fina. La que estaba preparada para ser toda una señora. Si se iba a fijar en alguien sería la hermana y no en Amber.
¿Pero cómo llegaron hasta este punto? Es una muy buena pregunta. ¿Lograrán ser felices? Esa también es otra pregunta muy válida.
Philippe Cavendish Douglas Booth · 22 años· Shooting Star | Amber Fairchild Anna Popplewell · 19 años · Rising Sun |
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2. Llegaste tú
y todo cambió
Aunque su corazón estaba dañado y sus pensamientos seguían en otra persona, confiaba que con el tiempo la iba a dejar ir, sería feliz que fuera feliz, y todo se daría de manera mutua. Por el momento se sentía fascinado con el compromiso que tenía con su amiga de infancia y a la cual encontraba realmente bonita. Amber era preciosa no podía decir otra cosa. — También creo que mi hermano empezará a cotizar a la suya, aunque sabe que debe esperar hasta que se realice el matrimonio. — Su hermano era mucho más rebelde, y parecía que ellos dos tenían una historia detrás que no había salido bien por lo que ahora seguro estaban conversando y viendo si todo resultaba bien, cada uno tenía derecho de tomar su decisión. No sabía porque pero sentía que lo sospechaba porque entre hermanas se podían contar secretos y como era su vida amorosa. — Supongo que cualquier día que sugiere estará bien, siento que el sábado estaría perfecto, pero como bien dice hay que hablarlo con nuestros padres apenas se pueda. — Es que era muy normal que estuvieran al tanto de todo, verían todo a lujo y detalle, y los soltarían cuando vieran que era un matrimonio establecido que tenía familia y lo demás. Sería recién que podrían decirles adiós y formarían la familia Cavendish.— De todos modos, me gusta que tomemos nuestras propias decisiones, quiero que decida por su propia cuenta, ya sabe el vestido de novia o el lugar que quiere el matrimonio. Todas sus decisiones son importantes para mi y quiero que se sienta cómoda desde un principio— Es que era precisamente que amaba de Amber, que no era sumisa y era bastante determinada.
Cuando estaban en el parque podía notar que su castaña se fijaba en todo su alrededor, causándole gracia cuando mencionó al anciano que seguramente lo necesitaba, sinceramente no podía encontrarle ningún defecto, y cada minuto se sentía más seguro que había escogido bien. — Allí iremos —Murmuró con una sonrisa escuchando como lo elogiaba y muy contento que pensará así de él. — Siempre me pareció encantadora, y más que era atrayente que fuera así de autentica, no todas las mujeres tienen que ser iguales. Debo reconocer que nunca me ha gustado que solo por tener esa pizca rebelde no puedan ser damas, como dije usted es encantadora y solo la criticaban, me nacía ayudarla y no puedo negar que sentía aprecio por usted. — Exclamó sincero, prefería ser regañado para que no toda la culpa llegara hacia a ella, optaba por ser atento porque siempre le reclamaban por todo así que estando allí cuando niño, el como niño llegaba y se echaba la culpa sin arrepentimiento alguno, sus padres habían notado eso y por aquella razón también creyeron de inmediato que podía pretenderla cuando fueran mayores.
Cuando encontraron a la pobre ave, notó que era muy compasiva y adorable. Philippe estaba encantado de como solía actuar, sin importar la etiqueta por el bienestar de la avecilla. Por supuesto que no podía decirle que no, así que solo asintió para ir al puesto de las semillas y preguntar donde se encontraba el lugar para sanar a la criatura, asintió. No podían quedarse sin comer y por suerte traía dinero. — ¿Qué se te apetece comer, querida? Podemos comer luego de que todo este solucionado. — Dejo que ella escogiera y sin más, luego de pagar el muchacho la siguió hacia la dirección donde se encontraba el sitio que sanaban seguramente a los animalillos del parque. —Bien, aquí estamos... ¿Vamos? Mejor no demorar y que pronto se sienta bien. — La veía afligida por aquello así que sí estaba ahí para apoyarla, era demasiado encantadora y buena persona. Se había vuelto mucho más hermosa y gentil con los años, Phill realmente estaba fascinado por su actitud es que tenía una gran belleza interna.
Cuando estaban en el parque podía notar que su castaña se fijaba en todo su alrededor, causándole gracia cuando mencionó al anciano que seguramente lo necesitaba, sinceramente no podía encontrarle ningún defecto, y cada minuto se sentía más seguro que había escogido bien. — Allí iremos —Murmuró con una sonrisa escuchando como lo elogiaba y muy contento que pensará así de él. — Siempre me pareció encantadora, y más que era atrayente que fuera así de autentica, no todas las mujeres tienen que ser iguales. Debo reconocer que nunca me ha gustado que solo por tener esa pizca rebelde no puedan ser damas, como dije usted es encantadora y solo la criticaban, me nacía ayudarla y no puedo negar que sentía aprecio por usted. — Exclamó sincero, prefería ser regañado para que no toda la culpa llegara hacia a ella, optaba por ser atento porque siempre le reclamaban por todo así que estando allí cuando niño, el como niño llegaba y se echaba la culpa sin arrepentimiento alguno, sus padres habían notado eso y por aquella razón también creyeron de inmediato que podía pretenderla cuando fueran mayores.
Cuando encontraron a la pobre ave, notó que era muy compasiva y adorable. Philippe estaba encantado de como solía actuar, sin importar la etiqueta por el bienestar de la avecilla. Por supuesto que no podía decirle que no, así que solo asintió para ir al puesto de las semillas y preguntar donde se encontraba el lugar para sanar a la criatura, asintió. No podían quedarse sin comer y por suerte traía dinero. — ¿Qué se te apetece comer, querida? Podemos comer luego de que todo este solucionado. — Dejo que ella escogiera y sin más, luego de pagar el muchacho la siguió hacia la dirección donde se encontraba el sitio que sanaban seguramente a los animalillos del parque. —Bien, aquí estamos... ¿Vamos? Mejor no demorar y que pronto se sienta bien. — La veía afligida por aquello así que sí estaba ahí para apoyarla, era demasiado encantadora y buena persona. Se había vuelto mucho más hermosa y gentil con los años, Phill realmente estaba fascinado por su actitud es que tenía una gran belleza interna.
Philippe · Mansión Fairchild luego el parque · con Amber
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2. Llegaste tú
Y todo cambió
Amber tenía sus dudas sobre las intenciones del hermano de Phill para con su hermana. Es que eran tan diferentes. Polos opuestos se podría decir. Sin embargo, quizás ahora que estaban juntos podía lograr saber un poco más de sus intenciones y descubrir cuan sinceras eran. Pues tendría más oportunidad de frecuentar con quien sería si futuro cuñado. Realmente deseaba que todo fuera sincero por el bien de su hermana, la veía contenta y esperaba que pudiera continuar así. — Sí, deben ser pacientes. Ahí estará su prueba de fuego. Si logran mantenerse firme en esa espera, entonces pueden superar lo que venga después. — comento la chica, si quería de verdad a su hermana estaría dispuesto a esperar lo que fuera y eso que en cierto modo Phill y Amber habían adelantado las cosas al tomar la decisión por cuenta propia de casarse. Pudo haber sido más tiempo.
— Sí, y por mi encantada que sea el sábado. — afirmó, igual necesitaban hablarlo con sus padres, no dejaba de ser todo un protocolo. Eso a veces la estresaba porque algunas veces llegaba a los extremos. ¿Sería que en algún momento de la vida tendrían la oportunidad de tomar las decisiones por completa voluntad propia? Al menos se sentía tranquila con todo esto, pues aunque fuera por esta vez habían podido tomar la decisión ella misma. Aunque en el fondo estaba influenciada en lo que sus padres esperaban de ella.
Sonrió, pues Phill casi pareciera leerle la mente. Sin duda era mucho más abierto que otros, comprendía que ella también era una persona que pensaba y podía tener criterio propio. — Lo agradezco demasiado. Significa mucho para mí. Sé que no muchos lo harían, pero un matrimonio para que funcione bien debería tomar en cuenta la opinión de ambas partes. — afirmó la chica, cada segundo se daba cuenta de lo afortunada que era de ser ella su prometida.
— A mí me encanta también la forma en como piensas. Un hombre capaz de ver las cualidades de otros, incluyendo a la mujer, es un hombre difícil de encontrar. Uno valioso. — Le admitió la chica, como Phill eran muy pocos y la verdad tenía razón. Era injusto la forma en que era catalogada cuando ella en verdad tenía muchas cosas valiosas que dar. — Yo siempre recordaré con cariño esos momentos. — añadió Amber con una pequeña sonrisa.
Quería ayudar al pequeño flamenco, la chica tenía un corazón bondadoso como para dejarlo a su suerte. Fue puesto que buscaron la manera de poder ayudarle y por fortuna su prometido me estaba ayudando en esa tarea. Amber sonrió una vez más antes su pregunta. — Me parece muy buena idea. Quizás podría ser… carne asada. — Sugirió la castaña. Mientras le hacía cariñosos a la pequeña ave en manos de Philippe para que se mantuviera calmada en lo que llegaba al lugar donde la curarían. — Sí, vamos. Mientras más pronto mejor. — respondió mientras comenzaban a caminar en dirección aquel edificio. — Ya verás que estarás sano pronto y jugando con tus hermanos, bonito. — Le decía de forma aniñada a la cría.
Miro a Phill, de pronto se le vino una pregunta a su mente. — Phill. ¿Te gustaría tener alguna mascota cuando nos casemos? — Preguntó curiosa. Pronto llegaron al lugar y los atendió una amable pareja mayor. — Bienvenidos. ¿Cómo les podemos ayudar? — comento el hombre al verlos llegar. Mientras que la mujer se acercó al chico que sostenía el animalito. — ¿Puede dármelo para revisarlo? — Dijo la señora.
— Sí, y por mi encantada que sea el sábado. — afirmó, igual necesitaban hablarlo con sus padres, no dejaba de ser todo un protocolo. Eso a veces la estresaba porque algunas veces llegaba a los extremos. ¿Sería que en algún momento de la vida tendrían la oportunidad de tomar las decisiones por completa voluntad propia? Al menos se sentía tranquila con todo esto, pues aunque fuera por esta vez habían podido tomar la decisión ella misma. Aunque en el fondo estaba influenciada en lo que sus padres esperaban de ella.
Sonrió, pues Phill casi pareciera leerle la mente. Sin duda era mucho más abierto que otros, comprendía que ella también era una persona que pensaba y podía tener criterio propio. — Lo agradezco demasiado. Significa mucho para mí. Sé que no muchos lo harían, pero un matrimonio para que funcione bien debería tomar en cuenta la opinión de ambas partes. — afirmó la chica, cada segundo se daba cuenta de lo afortunada que era de ser ella su prometida.
— A mí me encanta también la forma en como piensas. Un hombre capaz de ver las cualidades de otros, incluyendo a la mujer, es un hombre difícil de encontrar. Uno valioso. — Le admitió la chica, como Phill eran muy pocos y la verdad tenía razón. Era injusto la forma en que era catalogada cuando ella en verdad tenía muchas cosas valiosas que dar. — Yo siempre recordaré con cariño esos momentos. — añadió Amber con una pequeña sonrisa.
Quería ayudar al pequeño flamenco, la chica tenía un corazón bondadoso como para dejarlo a su suerte. Fue puesto que buscaron la manera de poder ayudarle y por fortuna su prometido me estaba ayudando en esa tarea. Amber sonrió una vez más antes su pregunta. — Me parece muy buena idea. Quizás podría ser… carne asada. — Sugirió la castaña. Mientras le hacía cariñosos a la pequeña ave en manos de Philippe para que se mantuviera calmada en lo que llegaba al lugar donde la curarían. — Sí, vamos. Mientras más pronto mejor. — respondió mientras comenzaban a caminar en dirección aquel edificio. — Ya verás que estarás sano pronto y jugando con tus hermanos, bonito. — Le decía de forma aniñada a la cría.
Miro a Phill, de pronto se le vino una pregunta a su mente. — Phill. ¿Te gustaría tener alguna mascota cuando nos casemos? — Preguntó curiosa. Pronto llegaron al lugar y los atendió una amable pareja mayor. — Bienvenidos. ¿Cómo les podemos ayudar? — comento el hombre al verlos llegar. Mientras que la mujer se acercó al chico que sostenía el animalito. — ¿Puede dármelo para revisarlo? — Dijo la señora.
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2. Llegaste tú
y todo cambió
Philippe no podía dejar mal a su hermano por mucho que supiera que eran distintos en muchos aspectos, era un hecho que sabía que la quería pero ahí no podía prometer como se lograba comportar — Yo también espero que su relación prosperé es que no creo que se nieguen a aceptar su matrimonio después del nuestro, supongo que dependerá de ellos. — Exclamó con suavidad, Amber era muy astuta y sabía que era también posible que no.
— Será ese día y todo irá bien. No está mal tomar algunas decisiones y sé que vamos a convencerlos. —Exclamó el rubio hablando respecto que querían que su matrimonio fuera el fin de semana y era una decisión que ya habían tomado. — Es lo que creo a pesar de que la sociedad sea muy distinta, y además que es nuestro problema, por supuesto que hay asuntos que no se debe involucrar por como la juzgaría la gente y no quiero que ocurra para que se sienta mal después. — Ella más que nadie sabía como solían comportarse y se escandalizaban absolutamente por todo por actos que consideraban incorrectos.
—Oh, señorita Amber.. logrará que me sonroje en todo el camino — Notaba que era lo que Amber estaba esperando y eso era muy bueno porque aunque no hubiera amor ambos se sentían muy atraídos, y hasta tenía esperanza que llegara a olvidar a la chica que le había robado mucho tiempo el sueño y que no funcionó como creyó, claro no quería ver tampoco a Amber como la segunda opción sino que el amor verdadero y quién era apta también como la madre de sus hijos. — Los recuerdos de infancia si son importantes siempre quedan y eso que uno los olvida demasiado rápido. — Explicaba Philippe que disfrutaba mucho de la compañía de la señorita Fairchild tanto como en el carruaje y luego en el paseo que estaban teniendo en aquel parque. Lo había visto de manera superficial y quizás hasta había venido cuando niño pero no acordaba, así que conocerlo era bueno.
Todo cambio y tampoco pretendía que se preocupara más de la cuenta, cuando encontraron al pequeño flamenco herido — Bueno en casa tengo a mi perro que muy poco original se llama King. ¿Usted tiene una aquí? Igual podríamos comprar uno cachorro. — Propuso el rubio mientras llevaban el flamenco al lugar correspondiente para que curaran sus heridas — Tome, lo vimos herido y no pudimos dejarlo ahí a su suerte. ¿Hay esperanza? — Preguntó a la vez preocupado y no solo por Amber que ya habían recorrido un buen trayecto para salvar a la pobre criatura.
— Será ese día y todo irá bien. No está mal tomar algunas decisiones y sé que vamos a convencerlos. —Exclamó el rubio hablando respecto que querían que su matrimonio fuera el fin de semana y era una decisión que ya habían tomado. — Es lo que creo a pesar de que la sociedad sea muy distinta, y además que es nuestro problema, por supuesto que hay asuntos que no se debe involucrar por como la juzgaría la gente y no quiero que ocurra para que se sienta mal después. — Ella más que nadie sabía como solían comportarse y se escandalizaban absolutamente por todo por actos que consideraban incorrectos.
—Oh, señorita Amber.. logrará que me sonroje en todo el camino — Notaba que era lo que Amber estaba esperando y eso era muy bueno porque aunque no hubiera amor ambos se sentían muy atraídos, y hasta tenía esperanza que llegara a olvidar a la chica que le había robado mucho tiempo el sueño y que no funcionó como creyó, claro no quería ver tampoco a Amber como la segunda opción sino que el amor verdadero y quién era apta también como la madre de sus hijos. — Los recuerdos de infancia si son importantes siempre quedan y eso que uno los olvida demasiado rápido. — Explicaba Philippe que disfrutaba mucho de la compañía de la señorita Fairchild tanto como en el carruaje y luego en el paseo que estaban teniendo en aquel parque. Lo había visto de manera superficial y quizás hasta había venido cuando niño pero no acordaba, así que conocerlo era bueno.
Todo cambio y tampoco pretendía que se preocupara más de la cuenta, cuando encontraron al pequeño flamenco herido — Bueno en casa tengo a mi perro que muy poco original se llama King. ¿Usted tiene una aquí? Igual podríamos comprar uno cachorro. — Propuso el rubio mientras llevaban el flamenco al lugar correspondiente para que curaran sus heridas — Tome, lo vimos herido y no pudimos dejarlo ahí a su suerte. ¿Hay esperanza? — Preguntó a la vez preocupado y no solo por Amber que ya habían recorrido un buen trayecto para salvar a la pobre criatura.
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2. Llegaste tú
Y todo cambió
Realmente deseaba que lo que tenían su hermana y su cuñado fuera algo real, no dudaba de los sentimientos de la chica, pero el menor de los Cavendish siempre le traería sus dudas. De todos modos, la boda de Amber y Phill debía de ser primero, así que tendrían tiempo de ver si eso funcionaba, y como decía su prometido. Estaba en ellos el que se dieran las cosas.
La castaña asintió, es que aunque fuera alguno de los detalles, debían de darles el gusto de tomar la decisión. — Sí, sé que harán que la ceremonia y fiesta sea por todo lo alto. Me conformo con escoger los detalles pequeños como eso de la fecha, quizás podríamos pedir que nos permitan escoger el sabor del pastel. — pues podían quizás dudar de los gustos de la chica en cuanto a vestidos y flores. Pero creía que su paladar estaba lo bastante refinado como para hacer una buena elección. Además, sería algo en conjunto, Philippe también podría su opinión al respecto.
Ahora bien, había otros temas que no sería tan fácil siempre poder verter su opinión. Lo tenía claro, pero igual le había dado su punto de vista respecto a los hijos a Philippe. Debía de saber su postura, y se alegraba de haberlo hecho. Pues era un hombre compresible, inteligente y que solo quería lo mejor para ambos, también lo mejor para la familia que ambos formarían. — Lo comprendo, pero el solo hecho que estuviera dispuesto a escuchar mi opinión e incluso estar de acuerdo en algunas cosas hace una diferencia. Sé bien que hay asuntos o lugares que es mejor no abrir la boca. Procuraré no hacerlo, lo intentaré. — que se conocía como solía ser de habladora e impetuosa, pero debía recordar las consecuencias de sus actos.
Ambos estaban en la misma página, tenían pensamientos e intereses similares, además del enorme cariño que se tenían. Así que las cosas no podían ir mejor. — Lo lamento, pero es importante ser sincera y es lo que pienso sobre su persona. — afirmo la joven con una sonrisa.
Había sido lindo poder rememorar esos recuerdos de la infancia. Eso hacía que la conexión entre los dos fuera aún mayor. — Es bueno rememorarlos, es un lazo bonito que nos une. — Admitió la chica. Igual ahora estaban creando nuevos recuerdos. Pues este paseo había resultado en algo totalmente distinto a lo que imagino cuando salió de casa. No esperaba encontrarse con aquel pequeño flamenco herido. Al cual por supuesto quiso ayudar, y allí estaban los dos llevándolo a que lo curaran.
— No tengo, mi hermana es la que tiene mascotas. — ahora que lo pensaba, quizás no se habían atrevido a confiarle alguna. Pero ella se creía muy capaz de poder cuidarla. — Eso me gustaría, sería lindo. Así King tiene compañía. — aseguro la chica. — Debe presentármelo, a mí me parece lindo el nombre. — Añadió antes de que le entregaran el pequeño flamenco a la señora encargada.
La chica miró al par de ancianos esperando una respuesta ante la pregunta de Philippe. Realmente esperaba que estuviera bien, pero nunca sé sabia. La mujer lo observo y comenzó a revisarlo. — Descuiden, estaba bien. Podemos tratarle la herida, por suerte pareciera que aparte de eso no sufre de nada más, está bien alimentado, así que no llevaba mucho tiempo así. Nosotros nos encargaremos de él mientras se recupera y luego lo llevaremos de vuelta con los de su especie. — aseguro la señora.
Amber miro a Phill antes de soltar un suspiro de alivio. — Menos mal, ya me había preocupado. — Admitió la castaña. — Creo que podemos seguir con el paseo siendo así. — Sugirió. — ¿Oye, qué clase de cachorro crees que me pegue a mí? — pregunto curiosa.
La castaña asintió, es que aunque fuera alguno de los detalles, debían de darles el gusto de tomar la decisión. — Sí, sé que harán que la ceremonia y fiesta sea por todo lo alto. Me conformo con escoger los detalles pequeños como eso de la fecha, quizás podríamos pedir que nos permitan escoger el sabor del pastel. — pues podían quizás dudar de los gustos de la chica en cuanto a vestidos y flores. Pero creía que su paladar estaba lo bastante refinado como para hacer una buena elección. Además, sería algo en conjunto, Philippe también podría su opinión al respecto.
Ahora bien, había otros temas que no sería tan fácil siempre poder verter su opinión. Lo tenía claro, pero igual le había dado su punto de vista respecto a los hijos a Philippe. Debía de saber su postura, y se alegraba de haberlo hecho. Pues era un hombre compresible, inteligente y que solo quería lo mejor para ambos, también lo mejor para la familia que ambos formarían. — Lo comprendo, pero el solo hecho que estuviera dispuesto a escuchar mi opinión e incluso estar de acuerdo en algunas cosas hace una diferencia. Sé bien que hay asuntos o lugares que es mejor no abrir la boca. Procuraré no hacerlo, lo intentaré. — que se conocía como solía ser de habladora e impetuosa, pero debía recordar las consecuencias de sus actos.
Ambos estaban en la misma página, tenían pensamientos e intereses similares, además del enorme cariño que se tenían. Así que las cosas no podían ir mejor. — Lo lamento, pero es importante ser sincera y es lo que pienso sobre su persona. — afirmo la joven con una sonrisa.
Había sido lindo poder rememorar esos recuerdos de la infancia. Eso hacía que la conexión entre los dos fuera aún mayor. — Es bueno rememorarlos, es un lazo bonito que nos une. — Admitió la chica. Igual ahora estaban creando nuevos recuerdos. Pues este paseo había resultado en algo totalmente distinto a lo que imagino cuando salió de casa. No esperaba encontrarse con aquel pequeño flamenco herido. Al cual por supuesto quiso ayudar, y allí estaban los dos llevándolo a que lo curaran.
— No tengo, mi hermana es la que tiene mascotas. — ahora que lo pensaba, quizás no se habían atrevido a confiarle alguna. Pero ella se creía muy capaz de poder cuidarla. — Eso me gustaría, sería lindo. Así King tiene compañía. — aseguro la chica. — Debe presentármelo, a mí me parece lindo el nombre. — Añadió antes de que le entregaran el pequeño flamenco a la señora encargada.
La chica miró al par de ancianos esperando una respuesta ante la pregunta de Philippe. Realmente esperaba que estuviera bien, pero nunca sé sabia. La mujer lo observo y comenzó a revisarlo. — Descuiden, estaba bien. Podemos tratarle la herida, por suerte pareciera que aparte de eso no sufre de nada más, está bien alimentado, así que no llevaba mucho tiempo así. Nosotros nos encargaremos de él mientras se recupera y luego lo llevaremos de vuelta con los de su especie. — aseguro la señora.
Amber miro a Phill antes de soltar un suspiro de alivio. — Menos mal, ya me había preocupado. — Admitió la castaña. — Creo que podemos seguir con el paseo siendo así. — Sugirió. — ¿Oye, qué clase de cachorro crees que me pegue a mí? — pregunto curiosa.
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2. Llegaste tú
y todo cambió
No metería las manos al fuego por su hermano porque sabía que amaba la libertad y que en sí detestaba el compromiso, se consideraba todavía muy joven para un matrimonio y quería disfrutar. Ya le había advertido que la hermana de su prometida era más enamoradiza y toda una romántica para que la ilusionara y luego huyera. Por supuesto, no le hacía caso porque de igual manera se sentía atraído, así que sinceramente no sabía que iba a salir de ahí.
Menos mal que ese tema se acabo y empezaron hablar de los preparativos de su boda. Claramente que eran sus madres con los organizadores quienes se encargarían de la mayoría, pero tal como decía Amber aunque fueran detalles como la fecha se conformaría, sonrió al escuchar que también quería escoger el sabor del pastel. — No está mal esa idea. ¿Por casualidad que sabor le gustaría? — Preguntó divertido por la situación ya que igual debían guiarse por sus gustos. — Yo no tengo un sabor en particular, me gusta el chocolate por preferencia aunque sinceramente cualquiera esta bien — Señaló sincero y entretenido por el tema. Le gustaba que Amber fuera así de empoderada y capaz de tomar sus propias decisiones, era lo que más le gustaba de ella. No era sumisa y tenía todo muy claro, era algo torpe y descuidada pero sinceramente eso era lo de menos cuando tenía un gran carácter que a su gusto era totalmente importante, ya que al contrario de Malorie no estaba tan influenciada con su familia.
Lamentablemente en la sociedad que estaban insertos provocaba que no pudieran involucrarse en asuntos hasta que estuviera casada, por lo cual no tenía problema en guiarla como lo hacía a veces con su hermano, aunque con sinceridad era toda una dama y tenía muchos prospectos, para los dos e incluso sus padres era como el diamante que debían cuidar, si seguía así a la edad adecuada era probable que hasta se convirtiera en la más elogiada por la sociedad. — No tiene que disculparse, puedo guiarla en algunas ocasiones, tampoco quiero que cambie por completo su esencia. Me gusta como es y mucho, jamás me he considerado lo suficiente machista para mantener a mi pareja callada y que no pueda opinar nada, pero a lo que me refiero es que la sociedad es estricta y no quiero que anden hablando de usted porque sé que me enojaré con ellos y no puedo. — Exclamó Philippe dejando saber lo que pensaba al respecto, a él le gustaba pero estaban dentro de una sociedad que cualquier rumor o comportamiento haría que se formara un escándalo.
Volvió a sonreír. Se sentía correspondido y aunque no estuviese enamorado sabía que todo iba por un buen camino, más que igual ellos se conocían desde niños, no había mucho que empezar a conocerse, ya después solo tendrían que ver como se llevaban como pareja. — Realmente usted es encantadora, mi lady — La elogio cuando dijo eso sobre los lazos.
Realmente le gustaban los animales y hablar de King que era como un hijo en realidad siempre era uno de sus temas favoritos. — Me encantará presentarle a King, realmente es protector pero también muy cariñoso y educado. Seguro que se llevaran muy bien. — Aunque ella no tuviera mascotas suponía que ya con su hermana con muchas mascotas había aprendido a tolerarlas y quererlas. — Es todo un rey — Indicó contento al hablar de aquel tema mientras caminaban y antes de encontrar a la pobre criatura que necesitaba ayuda.
La pareja de ancianos se iba a encargar de la avecilla. Agradeció aquello y se alegró que ella se sintiera aliviada. Claro que su hermanita iba a decirle que una chica que se preocupara de los animales era bondadosa y empática con los demás, ya que no solo se preocupaba de los personas, se iba a contentar cuando se lo dijera. — Muchas gracias por la ayuda, de verdad mi prometida estaba muy preocupada y no podíamos dejar al pequeño flamenco a su suerte. — Explicó Philippe antes de despedirse con gracia y le ofrecía el brazo antes de seguir caminando. Quería llevarla al sector de flores y donde se encontraba el columpio.
— Definitivamente me gustaría tener otro perro. ¿Le gustan los carlinos o prefiere a los corgis? — Preguntó. Aunque conociendo a Amber uno de algún centro de adopción o la perrera le encantaría. Podía notar que era muy humanitaria, y a él no le importaba consentirla con lo que quería.
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2. Llegaste tú
Y todo cambió
Que fuera un compromiso arreglado, no quería decir que no pudieran hacerlo lo más bonito posible. La idea de casarse entre ellos era justamente tener la oportunidad de, al menos, aunque no fuera al instante, llegar a enamorarse, lograr ser felices, pues al menos habían tenido la oportunidad de elegir alguien que les gustaba y a quien le tenían aprecio. Así que siendo de dicha manera lo mejor era comenzar esa nueva etapa de vida con entusiasmo y no como castigo. Por lo que disfrutar el proceso sería importante. No sería mucho lo que tuvieran la oportunidad de escoger por culpa de sus madres que lo querían organizar todo, pero sí podían darle ese toque propio de ellos. — Pues no me negaría un pastel de chocolate, aunque añadiría bayas frescas entre las capas. Amo como saben los frutos con chocolate, así que en un pastel ha de ser igual una combinación fenomenal. — comentó imaginándolo, siendo sinceros, Amber estaba más visualizando el sabor que tendría el pastel que la apariencia. De todos modos, seguro los pasteleros sabrían que hacer a la hora de prepararlo para que todos estuvieran felices.
Mientras caminaban por el parque, la chica reconocía que ella no era la más delicada de las damas. Mucho menos la más callada, intentaba no ser tan ‘’rebelde'' ante los estándares de la sociedad en que vivía; sin embargo, a veces le costaba. Se le escapaban las cosas. En especial cuando algo no le parecía. Más no lo hacía solo por llevar la contraria. — Agradezco la comprensión, y es que sí, aun cuando esté dispuesta a aprender, tampoco pretendo dejar de ser yo misma. Además, los cambios en una persona deberían de ser porque así lo desea no por presión de otros. Sin duda alguna no me puedo quejar de mi decisión de aceptar que nos casemos, no creo que pudiera encontrar otro así de comprensivo. — Le aseguró la chica, hombres como Philippe había pocos y ella tenía la oportunidad de qué fuera su esposo. Había corrido con suerte y no lo pretendía arruinar.
— Además, aunque no sea correcto enojarse, sigue siendo algo lindo. Ya sabe, muestra esa parte suya en la que se preocupa por mi bienestar. Por lo mismo es que también trataré de dar lo mejor de mí. No deseo que tenga problemas por mi causa. — Le confesó la muchacha. La chica sonrió ante el halago. Sabía que aún le quedaba un largo recorrido para conquistar su corazón; sin embargo, sentía que iba por buen camino. Todo saldría bien, tenía muchas esperanzas de que así fuera.
Aunque Amber no fuera la chica de los animales como solía ser su hermana, no podía evitar ablandarse con ellos. Fue por lo mismo que su corazoncito se apachurró al ver al pequeño flamenco en ayudas y no dudo en querer ayudar. Por fortuna habían logrado ayudarle, y el pequeño se recuperaría satisfactoriamente, haciendo que luego de su recuperación pudiera volver a su habitad en el lago con el resto de los flamencos. En cierto modo aquella era la primera acción caritativas de ellos como pareja. Porque igual la gente también se fijaba mucho en esas cosas, aunque ellos solo lo estaban haciendo en un acto de amor por la naturaleza. — Ya puedo estar tranquila. Sé que está en buenas manos y se recuperara. — Añadió ante las palabras de Philippe regalándoles una pequeña sonrisa de agradecimiento por su amabilidad y ayuda.
El solo hecho de imaginarse con su propio perrito la entusiasmaba. — Aww, es que ambas razas tienen su encanto. Los carlinos suelen ser muy simpáticos y graciosos, cosa que va muy bien conmigo. — comento dejando escapar una risita. — Y los corgis… esas patitas cortas y traserito mullido los hacen adorables. — admito la muchacha, que siendo como era no podía evitar escapársele, hacer comentarios como puntualizar que el perrito tenía un trasero mullido. — Creo que aún no lo daré por sentado cuál quiero. Que tal sí vamos algún alberge. Seguro habrá uno del cual nos enamoraremos. — aseguro la joven.
Mientras caminaban por el parque, la chica reconocía que ella no era la más delicada de las damas. Mucho menos la más callada, intentaba no ser tan ‘’rebelde'' ante los estándares de la sociedad en que vivía; sin embargo, a veces le costaba. Se le escapaban las cosas. En especial cuando algo no le parecía. Más no lo hacía solo por llevar la contraria. — Agradezco la comprensión, y es que sí, aun cuando esté dispuesta a aprender, tampoco pretendo dejar de ser yo misma. Además, los cambios en una persona deberían de ser porque así lo desea no por presión de otros. Sin duda alguna no me puedo quejar de mi decisión de aceptar que nos casemos, no creo que pudiera encontrar otro así de comprensivo. — Le aseguró la chica, hombres como Philippe había pocos y ella tenía la oportunidad de qué fuera su esposo. Había corrido con suerte y no lo pretendía arruinar.
— Además, aunque no sea correcto enojarse, sigue siendo algo lindo. Ya sabe, muestra esa parte suya en la que se preocupa por mi bienestar. Por lo mismo es que también trataré de dar lo mejor de mí. No deseo que tenga problemas por mi causa. — Le confesó la muchacha. La chica sonrió ante el halago. Sabía que aún le quedaba un largo recorrido para conquistar su corazón; sin embargo, sentía que iba por buen camino. Todo saldría bien, tenía muchas esperanzas de que así fuera.
Aunque Amber no fuera la chica de los animales como solía ser su hermana, no podía evitar ablandarse con ellos. Fue por lo mismo que su corazoncito se apachurró al ver al pequeño flamenco en ayudas y no dudo en querer ayudar. Por fortuna habían logrado ayudarle, y el pequeño se recuperaría satisfactoriamente, haciendo que luego de su recuperación pudiera volver a su habitad en el lago con el resto de los flamencos. En cierto modo aquella era la primera acción caritativas de ellos como pareja. Porque igual la gente también se fijaba mucho en esas cosas, aunque ellos solo lo estaban haciendo en un acto de amor por la naturaleza. — Ya puedo estar tranquila. Sé que está en buenas manos y se recuperara. — Añadió ante las palabras de Philippe regalándoles una pequeña sonrisa de agradecimiento por su amabilidad y ayuda.
El solo hecho de imaginarse con su propio perrito la entusiasmaba. — Aww, es que ambas razas tienen su encanto. Los carlinos suelen ser muy simpáticos y graciosos, cosa que va muy bien conmigo. — comento dejando escapar una risita. — Y los corgis… esas patitas cortas y traserito mullido los hacen adorables. — admito la muchacha, que siendo como era no podía evitar escapársele, hacer comentarios como puntualizar que el perrito tenía un trasero mullido. — Creo que aún no lo daré por sentado cuál quiero. Que tal sí vamos algún alberge. Seguro habrá uno del cual nos enamoraremos. — aseguro la joven.
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2. Llegaste tú
y todo cambió
Sabía que eran sus madres quienes se encargarían con todo junto a lujo y detalle en los preparativos para que fuera el mejor evento. — Voy a comentarle a madre y sugiero que también se lo diga a la suya, por la forma que ha expresado el pastel ya siento muchas ganas de comerlo — Señaló con una sonrisa porque sin duda, dejaría que su prometida tuviera opinión al menos en el sabor de alguno de los pasteles y esperaba que también dejarán que fuera feliz con su vestido de boda.
— Usted es muy especial y por eso la elegí para que sea mi esposa. No le cambiaría nada porque me gusta — Señaló Philippe muy sincero y encantador como solía ser la mayor parte del tiempo y ahora todos sus elogios recaerían en Amber que era adorable con esa chispesa de rebelde que en lo personal le agradaba mucho porque tenían su diferencia en carácter. Aunque aún su primer amor se encontraba en su corazón y mente, creía que este compromiso iba a ir muy bien, y si que prometía que todo se volviera más fuerte entre ellos ya que de por sí sería leal pues respetaba a Amber también como una amiga de la infancia, así que ni pensaba hacerle daño. Su historia había quedado en el pasado y solo tenía que dejarla ir. Necesitaría tiempo ya que asumía que no iban a poder estar juntos.
Ahora era Amber su prioridad.
Aquellos actos llenaban el alma aunque sí creía que le iba a dar algo cuando se fuera de caza o empezará a matar pájaros como un juego que se realizaba en el castillo. Poco iría aprendiendo de su hogar cuando volviera ya casado junto a ella. Vio como estaba feliz por ayudar al pequeño flamenco y se contagió. — Logramos salvarlo así que es aquello que se nos debe quedar — Dijo mientras le ofrecía su brazo para seguir caminando y así buscar un lugar como aquel columpio que ella había visto o donde quisiera ir. Como no conocía igual se dejaba guiar por ella.
Definitivamente tenían que tener una mascota y precisamente un perro. Era una decisión entre los dos y luego lo llevarían a su condado para que les hiciera compañía. — Todos los perros tienen un toque especial que hace que uno los quiera, son muy leales yo también tengo el mío en casa así que le vendrá muy bien un hermano. Quería traerlo pero no encontraron que fuera adecuado — En especial, si que le tenía un gran cariño a su perro y se preocupaba, así que uno más daba lo mismo mientras ella estuviera contenta.
— Es una increíble idea, mi lady — Señaló animado — ¿Vamos mañana? Supongo que conoce alguno que sea muy recomendado o otro donde realmente los perros hace tiempo que necesitan un hogar —Señaló Philippe que luego del paseo tenían que volver a casa, muy probable que en la noche iría al club con su hermano Julien y se acostaría temprano para seguir con ese plan.
Todavía necesitaban el permiso del obispo y como no necesitaban otro especial de la reina para ser una ceremonia más tranquila - no iba a ser así - seguramente que el matrimonio se llevaría a cabo en tres semanas. Y ese era tiempo para también conocerse, pues era imposible verse todos los días con tal evento así que disfrutar de esos momentos era especial.
— Usted es muy especial y por eso la elegí para que sea mi esposa. No le cambiaría nada porque me gusta — Señaló Philippe muy sincero y encantador como solía ser la mayor parte del tiempo y ahora todos sus elogios recaerían en Amber que era adorable con esa chispesa de rebelde que en lo personal le agradaba mucho porque tenían su diferencia en carácter. Aunque aún su primer amor se encontraba en su corazón y mente, creía que este compromiso iba a ir muy bien, y si que prometía que todo se volviera más fuerte entre ellos ya que de por sí sería leal pues respetaba a Amber también como una amiga de la infancia, así que ni pensaba hacerle daño. Su historia había quedado en el pasado y solo tenía que dejarla ir. Necesitaría tiempo ya que asumía que no iban a poder estar juntos.
Ahora era Amber su prioridad.
Aquellos actos llenaban el alma aunque sí creía que le iba a dar algo cuando se fuera de caza o empezará a matar pájaros como un juego que se realizaba en el castillo. Poco iría aprendiendo de su hogar cuando volviera ya casado junto a ella. Vio como estaba feliz por ayudar al pequeño flamenco y se contagió. — Logramos salvarlo así que es aquello que se nos debe quedar — Dijo mientras le ofrecía su brazo para seguir caminando y así buscar un lugar como aquel columpio que ella había visto o donde quisiera ir. Como no conocía igual se dejaba guiar por ella.
Definitivamente tenían que tener una mascota y precisamente un perro. Era una decisión entre los dos y luego lo llevarían a su condado para que les hiciera compañía. — Todos los perros tienen un toque especial que hace que uno los quiera, son muy leales yo también tengo el mío en casa así que le vendrá muy bien un hermano. Quería traerlo pero no encontraron que fuera adecuado — En especial, si que le tenía un gran cariño a su perro y se preocupaba, así que uno más daba lo mismo mientras ella estuviera contenta.
— Es una increíble idea, mi lady — Señaló animado — ¿Vamos mañana? Supongo que conoce alguno que sea muy recomendado o otro donde realmente los perros hace tiempo que necesitan un hogar —Señaló Philippe que luego del paseo tenían que volver a casa, muy probable que en la noche iría al club con su hermano Julien y se acostaría temprano para seguir con ese plan.
Todavía necesitaban el permiso del obispo y como no necesitaban otro especial de la reina para ser una ceremonia más tranquila - no iba a ser así - seguramente que el matrimonio se llevaría a cabo en tres semanas. Y ese era tiempo para también conocerse, pues era imposible verse todos los días con tal evento así que disfrutar de esos momentos era especial.
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2. Llegaste tú
Y todo cambió
El matrimonio era un hecho, así que al menos seria a su manera y con la persona que ellos mismos elegían. Lo cual era lo mejor que podría pasarle a Amber, aquella era una decisión de la cual no se arrepentía. Estaban cumpliendo con las expectativas de sus padres, por tanto, esperaba que no pusieran pretexto para complacerlos en sus peticiones de como querían el pastel, por ejemplo. — Lo haré, hablaré con mi querida madre tan pronto tenga la oportunidad. Que quede clara nuestra petición. — aseguro la joven. — Esa era la idea, que sea uno delicioso. — señalo con una sonrisa al escuchar su comentario.
¿Por qué tenía que ser todo un encanto? Si tan solo supiera que a ella realmente le movía el piso con sus comentarios. Lástima que su corazón aún no fuera de ella. Pero eso Amber ya lo sabía, conocía de ese hecho y lo había aceptado así, porque de todos modos sabía que Philippe no era de los hombres que incumpliera sus promesas. — Ni como ponerlo mejor, yo tampoco le cambiaría nada. Y basta, me hará volver a sonrojar. — le indicaba la chica, quien no era de las que les gustara andar sonrojándose, pero igual era lindo sentir los halagos.
La chica luego de este paseo se sentía más que satisfecha, pues, esa experiencia con el flamenco había sido totalmente hermosa. Se había sentido muy bien el poder ayudar, el poder cuidar de una criatura indefensa. Con esto comprendía un poco el amor de su hermana por los animales. — Tiene toda la razón, es una sensación muy hermosa también. — aseguro la chica mientras tomaba su brazo al continuar su caminar por el parque.
Con toda aquella experiencia con el Flamenco le había quedado muchas ganas de tener una mascota. Por lo que cuando el chico le sugirió tener una rápidamente acepto. Ahora el detalle estaban cuál perrito adoptarían. Aquella no sería una decisión tan fácil. Pero algo le decía a la muchacha que cuando viera el que sería su perrito terminaría enamorada al instante. — Qué bonito, a mí si me hubiera gustado que lo trajera. Lástima, para otra ocasión, si no le es mucho pesar hágalo. A mí sí me gustaría conocerlo. — aseguro con emoción.
Un cachorro de albergue también merecía amor, y adoptar uno sería un bonito acto de parte de ambos, por lo que quizás esa era la mejor opción. Igual cuando vieran los perritos, allí lo sabrían. — Gracias, bueno, por mí no hay problema en que sea mañana. Yo personalmente no conozco alguno, pero mi querida hermana sabe de muchos, así que puedo preguntarle recomendaciones. — sabía que su hermana también se pondría feliz de saberlo. — Démosle un hogar a un cachorro necesitado y mucho amor. — dijo con entusiasmo.
Pasearon un rato más hasta llegar al columpio donde conversaron un poco sentados en aquel lugar. Pero por muy bonita que fuera la velada no podía estar todo el tiempo que quisieran allí. Ella debía volver a casa a una hora adecuada para una dama, más sin duda había pasado un grato momento el cual había disfrutado.
¿Por qué tenía que ser todo un encanto? Si tan solo supiera que a ella realmente le movía el piso con sus comentarios. Lástima que su corazón aún no fuera de ella. Pero eso Amber ya lo sabía, conocía de ese hecho y lo había aceptado así, porque de todos modos sabía que Philippe no era de los hombres que incumpliera sus promesas. — Ni como ponerlo mejor, yo tampoco le cambiaría nada. Y basta, me hará volver a sonrojar. — le indicaba la chica, quien no era de las que les gustara andar sonrojándose, pero igual era lindo sentir los halagos.
La chica luego de este paseo se sentía más que satisfecha, pues, esa experiencia con el flamenco había sido totalmente hermosa. Se había sentido muy bien el poder ayudar, el poder cuidar de una criatura indefensa. Con esto comprendía un poco el amor de su hermana por los animales. — Tiene toda la razón, es una sensación muy hermosa también. — aseguro la chica mientras tomaba su brazo al continuar su caminar por el parque.
Con toda aquella experiencia con el Flamenco le había quedado muchas ganas de tener una mascota. Por lo que cuando el chico le sugirió tener una rápidamente acepto. Ahora el detalle estaban cuál perrito adoptarían. Aquella no sería una decisión tan fácil. Pero algo le decía a la muchacha que cuando viera el que sería su perrito terminaría enamorada al instante. — Qué bonito, a mí si me hubiera gustado que lo trajera. Lástima, para otra ocasión, si no le es mucho pesar hágalo. A mí sí me gustaría conocerlo. — aseguro con emoción.
Un cachorro de albergue también merecía amor, y adoptar uno sería un bonito acto de parte de ambos, por lo que quizás esa era la mejor opción. Igual cuando vieran los perritos, allí lo sabrían. — Gracias, bueno, por mí no hay problema en que sea mañana. Yo personalmente no conozco alguno, pero mi querida hermana sabe de muchos, así que puedo preguntarle recomendaciones. — sabía que su hermana también se pondría feliz de saberlo. — Démosle un hogar a un cachorro necesitado y mucho amor. — dijo con entusiasmo.
Pasearon un rato más hasta llegar al columpio donde conversaron un poco sentados en aquel lugar. Pero por muy bonita que fuera la velada no podía estar todo el tiempo que quisieran allí. Ella debía volver a casa a una hora adecuada para una dama, más sin duda había pasado un grato momento el cual había disfrutado.
Fin del capítulo
Amber · Mansión Fairchild luego el Parque · con Philippe
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3. Knight, el perro
el primero de tantos
Se lo había prometido a su querida Amber y él cumplía con sus promesas. Apenas llegaron de nuevo a su casa le recordó que la iría a buscar después de almuerzo para ir un albergue y así conseguir a su nueva mascota, que allí de donde venía tenía a King y bueno no tendría problema después de casados tener un tercero.
Claramente vendrían los hijos y las mascotas siempre entregaban una buena energía, así que estaba en absoluto acuerdo de tener a uno que lo necesitará.
Con sinceridad, le agradaba mucho Amber. Tenía ese toque dulce que amaba y a la vez, era una rebelde que la hacía mucho más especial para él. Estaba cautivado y nada impediría en tenerla como esposa. Todo el asunto de Malorie aunque no quedaba aún en el olvido debía dejarlo atrás porque ahora tendría que encargarse de la propia familia que tendrían. La apreciaba y eso era más que suficiente, se lo había dejado claro y estaba al tanto que el amor vendría después, es que estaba consciente que tendrían muy buena convivencia.
Y ahí estaba puntual, Philippe con un ramo de las flores favoritas de su prometida cuando anunciaron su nombre al llegar. Con tan solo contemplarla se le dibujaba la sonrisa. — Lo prometido es deuda, mi lady. ¿Ya le informó a su madre? — Supuso que sí por su otra hija que según Amber tenía la casa llena de mascotas, su hermano iba a tener que aprender a tolerar aquello y le causaba bastante gracia. — Sé quedará en mi casa y así tendrá más espacio, luego se vendrá con nosotros— Esperó un momento para que Amber se acercara e intercambió palabras con su futura suegra, se sintió más aliviado cuando ella sostuvo su brazo y mucho más cuando salieron a la calle. — Desde aquí usted guía. ¿Es lejos? ¿Necesitaremos el carruaje? — Preguntó. Presentía que estaba cumpliendo un sueño de la castaña y eso lo alegraba mucho. Con verla sonreír era su mejor regalo. Nunca pensó sentir tanto aprecio por una chica como estaba ocurriendo con Amber, después de Malorie era evidente que se estaba ganando muchos puntos en afecto.
Claramente vendrían los hijos y las mascotas siempre entregaban una buena energía, así que estaba en absoluto acuerdo de tener a uno que lo necesitará.
Con sinceridad, le agradaba mucho Amber. Tenía ese toque dulce que amaba y a la vez, era una rebelde que la hacía mucho más especial para él. Estaba cautivado y nada impediría en tenerla como esposa. Todo el asunto de Malorie aunque no quedaba aún en el olvido debía dejarlo atrás porque ahora tendría que encargarse de la propia familia que tendrían. La apreciaba y eso era más que suficiente, se lo había dejado claro y estaba al tanto que el amor vendría después, es que estaba consciente que tendrían muy buena convivencia.
Y ahí estaba puntual, Philippe con un ramo de las flores favoritas de su prometida cuando anunciaron su nombre al llegar. Con tan solo contemplarla se le dibujaba la sonrisa. — Lo prometido es deuda, mi lady. ¿Ya le informó a su madre? — Supuso que sí por su otra hija que según Amber tenía la casa llena de mascotas, su hermano iba a tener que aprender a tolerar aquello y le causaba bastante gracia. — Sé quedará en mi casa y así tendrá más espacio, luego se vendrá con nosotros— Esperó un momento para que Amber se acercara e intercambió palabras con su futura suegra, se sintió más aliviado cuando ella sostuvo su brazo y mucho más cuando salieron a la calle. — Desde aquí usted guía. ¿Es lejos? ¿Necesitaremos el carruaje? — Preguntó. Presentía que estaba cumpliendo un sueño de la castaña y eso lo alegraba mucho. Con verla sonreír era su mejor regalo. Nunca pensó sentir tanto aprecio por una chica como estaba ocurriendo con Amber, después de Malorie era evidente que se estaba ganando muchos puntos en afecto.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Lo primero que había hecho en aquella ocasión fue comentarle a Emily respecto a si conocía un albergue donde pudieran encontrar el animalito adecuado. Por lo cual su hermana no dudo en brindarle el nombre y la dirección asegurándole de que allí encontraría al cachorro que seguro robaría su corazón. Una vez habiendo conseguido aquel dato la chica hizo lo otro que tenía pendiente. Había hablado con su madre respecto al sabor del pastel que deseaban para la boda. Esto provoco que su madre se emocionara, pues ver que pusiera tanto empeño porque la boda quedara bien hasta le sorprendía. Y es que, aunque todos estaban contentos, para algunos este compromiso los había tomado por sorpresa.
Por supuesto que aun cuando despertó la muchacha aún estaba entusiasmada. Ni siquiera remilgo de tener que salirse de la cama. Mucho menos les puso peros a las exigencias de su madre con su apariencia. Estaba feliz, así que nada aguaría su alegría. Debían que los animalitos eran como hijos y bueno, era bueno, al menos tener, aunque sea un poco de experiencia con las mascotas de lo que era la responsabilidad porque sabía que una vez casados entonces comenzara a presionar con los herederos. Pero ese ya esa era harina de otro costal.
Cuando Philippe llego, rápido la mandaron a llamar. Había salido corriendo de su habitación hasta que llego al pasillo y noto la mirada de su padre que hizo que suavizara el paso antes de bajar las escaleras para así llegar hasta donde su prometido estaba. Quien la esperaba con un ramo de flores en mano. La verdad no estaba acostumbrada a estas cosas. ¿Qué debía de hacer con ella? ¿Ponerlas en algún jarrón con agua en su habitación tal vez? ¿O debería estar en la sala? En fin, prefirió no dejar que sus pensamientos se escaparan y sonrió al verlo. — ¡Buenos días! Claro que sí, está más que informada. — que fuera ella le había tomado por sorpresa, pero al final creyó que eso le ayudaría agarrar responsabilidad. — Oh bueno, por mi bien así se va acostumbrando a su cachorro. — comento, y es que era importante que se llevara bien con su hermano perruno.
— Son muy hermosas. Aun recuerda que son mis favoritas. — comento al acercarse y ver mejor las flores en las manos del chico tomándolas. Le dio una olfateada para apreciar su aroma antes de entregárselo a una de las damas que trabajaban en la mansión para que se las colocaran en agua. Amber tomo del brazo del Phill y se dirigió a la salida. — No está tan alejado. Podremos ir caminando. Solo un par de cuadra. Así sirve que paseamos un poco de paso. — le aseguro. — Agradezco mucho esto, casi ni pude dormir de la emoción. — le confesaba.
Por supuesto que aun cuando despertó la muchacha aún estaba entusiasmada. Ni siquiera remilgo de tener que salirse de la cama. Mucho menos les puso peros a las exigencias de su madre con su apariencia. Estaba feliz, así que nada aguaría su alegría. Debían que los animalitos eran como hijos y bueno, era bueno, al menos tener, aunque sea un poco de experiencia con las mascotas de lo que era la responsabilidad porque sabía que una vez casados entonces comenzara a presionar con los herederos. Pero ese ya esa era harina de otro costal.
Cuando Philippe llego, rápido la mandaron a llamar. Había salido corriendo de su habitación hasta que llego al pasillo y noto la mirada de su padre que hizo que suavizara el paso antes de bajar las escaleras para así llegar hasta donde su prometido estaba. Quien la esperaba con un ramo de flores en mano. La verdad no estaba acostumbrada a estas cosas. ¿Qué debía de hacer con ella? ¿Ponerlas en algún jarrón con agua en su habitación tal vez? ¿O debería estar en la sala? En fin, prefirió no dejar que sus pensamientos se escaparan y sonrió al verlo. — ¡Buenos días! Claro que sí, está más que informada. — que fuera ella le había tomado por sorpresa, pero al final creyó que eso le ayudaría agarrar responsabilidad. — Oh bueno, por mi bien así se va acostumbrando a su cachorro. — comento, y es que era importante que se llevara bien con su hermano perruno.
— Son muy hermosas. Aun recuerda que son mis favoritas. — comento al acercarse y ver mejor las flores en las manos del chico tomándolas. Le dio una olfateada para apreciar su aroma antes de entregárselo a una de las damas que trabajaban en la mansión para que se las colocaran en agua. Amber tomo del brazo del Phill y se dirigió a la salida. — No está tan alejado. Podremos ir caminando. Solo un par de cuadra. Así sirve que paseamos un poco de paso. — le aseguro. — Agradezco mucho esto, casi ni pude dormir de la emoción. — le confesaba.
Amber · Mansión Fairchild luego el Parque · con Philippe
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3. Knight, el perro
el primero de tantos
El futuro duque sonrió cuando ella dijo que su madre estaba informada. Le sonrió a la señora Fairchild y ya se preguntaba donde la castaña lo llevaría — La verdad es que no estoy muy seguro de su reacción pero se deberá acostumbrar. Pensemos positivo y que King lo acepte —Siseó con una sonrisa en los labios antes de extender el ramo de flores hacia a ella.
Era muy gracioso, Amber no era muy seguidora de los estándares y sinceramente era todo un libro abierto. — Por supuesto, sus gustos no debo olvidarlos — Murmuró cordial y vio a la mujer que debería estar entre la veintena que acompañaba para todos lados a su prometida aunque no siempre — Pensé que se verían muy bonitas en su habitación, no es necesario echar tanta agua, tristemente igual se marchitan — La guió para que no se sintiera acongojada y como irían caminando, la verdad es que no le molesto que la dama los siguiera a la salida y para que no se sintiera tan sola su mismo sirviente podría acompañarlos, es que eran citas más informales que la salida al parque.
Justo no iban en la carroza así que servía. — No hay problema, me gusta caminar. Tenía la sospecha por eso traje a Alfred — Dejo que la saludara y luego saludó a la dama que la acompañaba a la cual no conocía su nombre. — ¿Busco opciones de albergues o le pregunto a su hermana? — Ladeó su cabeza en el momento que comenzaban a caminar y ya la llevaba del brazo — Dígame donde es, yo imagino que igual se aleja de la ciudad notando el detalle que por lo general son locales de comida y vestimenta. —Esperaba que su prometida no se hubiera desorientado pero de todas formas le podían preguntar a Alfred y a la chica, cual era el camino adecuado para llegar porque por lo general si hacían las compras.
—¿En serio? Bueno es triste que no pudo dormir pero en el fondo me alegro que haya sido por su emoción. Fue una excelente idea cabe destacar y se lo debemos al pequeño flamenco — Era algo nuevo incluso para él que en realidad había comprado a King, pero ahora se iban a adoptar a un perro para darle una mejor calidad de vida.
Era muy gracioso, Amber no era muy seguidora de los estándares y sinceramente era todo un libro abierto. — Por supuesto, sus gustos no debo olvidarlos — Murmuró cordial y vio a la mujer que debería estar entre la veintena que acompañaba para todos lados a su prometida aunque no siempre — Pensé que se verían muy bonitas en su habitación, no es necesario echar tanta agua, tristemente igual se marchitan — La guió para que no se sintiera acongojada y como irían caminando, la verdad es que no le molesto que la dama los siguiera a la salida y para que no se sintiera tan sola su mismo sirviente podría acompañarlos, es que eran citas más informales que la salida al parque.
Justo no iban en la carroza así que servía. — No hay problema, me gusta caminar. Tenía la sospecha por eso traje a Alfred — Dejo que la saludara y luego saludó a la dama que la acompañaba a la cual no conocía su nombre. — ¿Busco opciones de albergues o le pregunto a su hermana? — Ladeó su cabeza en el momento que comenzaban a caminar y ya la llevaba del brazo — Dígame donde es, yo imagino que igual se aleja de la ciudad notando el detalle que por lo general son locales de comida y vestimenta. —Esperaba que su prometida no se hubiera desorientado pero de todas formas le podían preguntar a Alfred y a la chica, cual era el camino adecuado para llegar porque por lo general si hacían las compras.
—¿En serio? Bueno es triste que no pudo dormir pero en el fondo me alegro que haya sido por su emoción. Fue una excelente idea cabe destacar y se lo debemos al pequeño flamenco — Era algo nuevo incluso para él que en realidad había comprado a King, pero ahora se iban a adoptar a un perro para darle una mejor calidad de vida.
Philippe · Albergue · con Amber
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Por supuesto, el tema del cachorro sería tema de conversación más a fondo con su madre luego. Al menos ya había tenido la oportunidad de informarle. Un animalito más no haría mucha diferencia. Por fortuna, para los Fairchild, el joven Cavendish había sugerido mantener al can en su hogar para que se adaptara a su nuevo hermano. — Así es, les ha de ayudar a conocerse. No siempre la primera impresión es buena, pero igual no quiere decir que no terminen por llevarse bien. Por lo que sí, esperemos que sí. —
Que tuviera la delicadeza de prestar atención a los detalles. Eso le dejaba ver la estima que le tenía. — Bueno, le debo de asegurar que incluso él solo gestó de recordar, vale mucho. — Le aseguró antes de haberle entregado las flores a Berenice, su dama de compañía. — Tiene razón, ponla por favor en mi habitación y siga las indicaciones del señor. — le indico a la joven antes de que se las llevara. — Sí, es una lástima. Pero serán un bonito adorno por un tiempo. — Tal vez no durarían mucho, pero adornarían y perfumería el lugar por un buen tiempo. Además, la intención de las mismas era lo más que atesoraba Amber.
Cuando salieron a algunos pasos de ellos caminaban Alfred y Berenice, para desdicha de la Fairchild, no tenían la libertad de andar solos por la calle juntos mientras no se hubieran casado aún. — Siempre precavido. Igual yo tampoco suelo salir sin Berenice por las dudas. Después de todo también es como mi mano derecha. — y quizás era algo exagerada la comparación, pero podía asegurar que, junto a su hermana, era una de sus mayores consientes. ¿Cómo no? Sí, la seguía a todas partes.
— Fui a la fuente confiable. Le pregunté a mi hermana. — aseguro mientras tomaba su brazo al comenzar a recorrer la calle. — Tengo entendido que luego de pasar el par de cuadras, doblamos a la derecha y el albergue está al final de la calle. Por lo que me indicó Emi, está adornada la entrada con banderines de colores. — explicó la muchacha, esperaba haber entendido bien las indicaciones de su hermana por qué ella nunca había sido muy buena con las direcciones.
Amber le sonrió al chico. ¿Por qué debía de ser tan atento? Le recordaba tanto a cuando eran niños. — No se preocupe, luego más tarde tendré mi siesta y descanso. Pero la verdad vale la pena cuando es por emoción. Hacía tiempo que no me entusiasmaba de esta forma. — aseguro la castaña mientras caminaban. — Nadie lo hubiera imaginado, pero tiene razón. La idea de la adopción del perrito se lo debemos al pequeño flamenco. — se preguntaba si ya estaría recuperado. — Debemos recordar también comprarlo, su plato y su cama. ¿Cree que en el mismo albergue vendan? Si no, creo debe haber algún lugar que lo haga cercano al albergue. Al menos hace sentido que vendan ese tipo de cosas cerca de donde tienen animalitos. — Le sugería, por ella ese perrito no volvería a pasar necesidades. Vivirá como todo un noble. — Gracias por esto. —
Que tuviera la delicadeza de prestar atención a los detalles. Eso le dejaba ver la estima que le tenía. — Bueno, le debo de asegurar que incluso él solo gestó de recordar, vale mucho. — Le aseguró antes de haberle entregado las flores a Berenice, su dama de compañía. — Tiene razón, ponla por favor en mi habitación y siga las indicaciones del señor. — le indico a la joven antes de que se las llevara. — Sí, es una lástima. Pero serán un bonito adorno por un tiempo. — Tal vez no durarían mucho, pero adornarían y perfumería el lugar por un buen tiempo. Además, la intención de las mismas era lo más que atesoraba Amber.
Cuando salieron a algunos pasos de ellos caminaban Alfred y Berenice, para desdicha de la Fairchild, no tenían la libertad de andar solos por la calle juntos mientras no se hubieran casado aún. — Siempre precavido. Igual yo tampoco suelo salir sin Berenice por las dudas. Después de todo también es como mi mano derecha. — y quizás era algo exagerada la comparación, pero podía asegurar que, junto a su hermana, era una de sus mayores consientes. ¿Cómo no? Sí, la seguía a todas partes.
— Fui a la fuente confiable. Le pregunté a mi hermana. — aseguro mientras tomaba su brazo al comenzar a recorrer la calle. — Tengo entendido que luego de pasar el par de cuadras, doblamos a la derecha y el albergue está al final de la calle. Por lo que me indicó Emi, está adornada la entrada con banderines de colores. — explicó la muchacha, esperaba haber entendido bien las indicaciones de su hermana por qué ella nunca había sido muy buena con las direcciones.
Amber le sonrió al chico. ¿Por qué debía de ser tan atento? Le recordaba tanto a cuando eran niños. — No se preocupe, luego más tarde tendré mi siesta y descanso. Pero la verdad vale la pena cuando es por emoción. Hacía tiempo que no me entusiasmaba de esta forma. — aseguro la castaña mientras caminaban. — Nadie lo hubiera imaginado, pero tiene razón. La idea de la adopción del perrito se lo debemos al pequeño flamenco. — se preguntaba si ya estaría recuperado. — Debemos recordar también comprarlo, su plato y su cama. ¿Cree que en el mismo albergue vendan? Si no, creo debe haber algún lugar que lo haga cercano al albergue. Al menos hace sentido que vendan ese tipo de cosas cerca de donde tienen animalitos. — Le sugería, por ella ese perrito no volvería a pasar necesidades. Vivirá como todo un noble. — Gracias por esto. —
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3. Knight, el perro
el primero de tantos
Philippe tenía que reconocer que era débil a King. Desde que lo había comprado y visto en aquella tienda de mascotas. Era el perro más leal de la vida así que como había dicho no estaba muy seguro si su perro estaría muy contento de aceptar a un hermano can, tan solo tenía 2 años de por sí era un cachorro para sus ojos. Un gran amigo. — Se va a terminar por acostumbrar porque es muy probable que se de cuenta que su hermano estuvo en abandono por un tiempo, es muy dócil y pacifico, actuará como tal. Aunque creo que el nuevo la obedecerá más a usted. ¿Pensará el nombre en el momento? — Cuestionó con suavidad antes de extender el ramo de flores hacia su prometida con una linda sonrisa, es que le gustaba como se le iluminaban sus ojitos claros ante su gesto, realmente cada día que pasaba la encontraba muy hermosa.
— Pero eso se puede arreglar, cuando note que se están marchitando solo tiene que decirme para comprar más ramos de flores. — Murmuró gentil y saludó a Berenice que era la dama de Amber, tal como Alfred que lo estaba esperando afuera, bueno uno de sus hombres que eran muy leales a él desde que era un pequeño, habían crecido juntos por eso estaba la confianza. — Gracias, señorita — Susurró y no bastó mucho el tiempo cuando estaban afuera.
Resultó que Amber le había preguntado a Emily. Suponía que el gato que tenía Jeremy era de ese local porque un verano había llegado con este a su ducado muy fascinado con el felino, dictando que había sido idea de su amiga Emily. Era una lástima como habían terminado ambos y la verdad es que como estaba ocupado con la boda no podía observarlos más de la cuenta así que toda esa responsabilidad se la estaba dejando a Henry. No quería ni sacar el tema con Amber, pensó en un momento que no lo iba aceptar simplemente por lo que había pasado y no por él mismo. — Excelente memoria, mi lady. Confiaré en usted — Notó que sus empleados igual estaban seguros con ello pues ya Alfred le había dicho que dio un buen recorrido por la zona, para no perderse a donde iba. Tantos años viniendo y no había alcanzado a dar un buen recorrido a toda la ciudad, conocía bastante poco.
—Toda la razón, debemos comprarle una cama, un plato y su comida según su tamaño. Esperemos que sepamos cual es el elegido apenas lo sepamos, sin duda alguna, soy algo sensible y me fijo en el animal que más lo necesita. Muchos no son adoptados a tiempo y terminan por dormirlos — Lo dijo en un tono complaciente y así no dictar de manera brusca que los mataban. Era un buen gesto de ambos, que aunque tuvieran el dinero necesario para comprar una camada si era posible estaban pensando en cual necesitaba una mejor vida y que se la iban a dar. — Estoy muy feliz por esta idea y que la llevemos a cabo, tenemos mucho en común — Agregó con alegría.
Sin más, siguieron caminando mientras saludaban a la gente que los miraba curiosa como nueva pareja. Parecía que nunca pensaron que Amber - y quizás la misma Emily - se iban a casar. Y ahí estaba una de ellas con el futuro duque de Devonshire. Entre charlas, risas indiscretas donde hasta compartieron opinión con Berenice y Alfred, justo al doblar vieron los banderines, se escucharon ladridos y maullidos de los animales. Claro como eran domesticables e incluso para la caza - a excepción de uno - eran los perros y gatos solían ser los más llevados.
Probablemente hasta habían pájaros.
— Pero eso se puede arreglar, cuando note que se están marchitando solo tiene que decirme para comprar más ramos de flores. — Murmuró gentil y saludó a Berenice que era la dama de Amber, tal como Alfred que lo estaba esperando afuera, bueno uno de sus hombres que eran muy leales a él desde que era un pequeño, habían crecido juntos por eso estaba la confianza. — Gracias, señorita — Susurró y no bastó mucho el tiempo cuando estaban afuera.
Resultó que Amber le había preguntado a Emily. Suponía que el gato que tenía Jeremy era de ese local porque un verano había llegado con este a su ducado muy fascinado con el felino, dictando que había sido idea de su amiga Emily. Era una lástima como habían terminado ambos y la verdad es que como estaba ocupado con la boda no podía observarlos más de la cuenta así que toda esa responsabilidad se la estaba dejando a Henry. No quería ni sacar el tema con Amber, pensó en un momento que no lo iba aceptar simplemente por lo que había pasado y no por él mismo. — Excelente memoria, mi lady. Confiaré en usted — Notó que sus empleados igual estaban seguros con ello pues ya Alfred le había dicho que dio un buen recorrido por la zona, para no perderse a donde iba. Tantos años viniendo y no había alcanzado a dar un buen recorrido a toda la ciudad, conocía bastante poco.
—Toda la razón, debemos comprarle una cama, un plato y su comida según su tamaño. Esperemos que sepamos cual es el elegido apenas lo sepamos, sin duda alguna, soy algo sensible y me fijo en el animal que más lo necesita. Muchos no son adoptados a tiempo y terminan por dormirlos — Lo dijo en un tono complaciente y así no dictar de manera brusca que los mataban. Era un buen gesto de ambos, que aunque tuvieran el dinero necesario para comprar una camada si era posible estaban pensando en cual necesitaba una mejor vida y que se la iban a dar. — Estoy muy feliz por esta idea y que la llevemos a cabo, tenemos mucho en común — Agregó con alegría.
Sin más, siguieron caminando mientras saludaban a la gente que los miraba curiosa como nueva pareja. Parecía que nunca pensaron que Amber - y quizás la misma Emily - se iban a casar. Y ahí estaba una de ellas con el futuro duque de Devonshire. Entre charlas, risas indiscretas donde hasta compartieron opinión con Berenice y Alfred, justo al doblar vieron los banderines, se escucharon ladridos y maullidos de los animales. Claro como eran domesticables e incluso para la caza - a excepción de uno - eran los perros y gatos solían ser los más llevados.
Probablemente hasta habían pájaros.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Poco a poco ambos comenzaban a hacer planes para su vida como matrimonio. Pues aunque pareciera solo un regalo de parte de Philippe a la chica, también sería parte de sus vidas como pareja, pues viviría con los dos. Así que de esta manera iban formando su familia, ya tendrían sus mascotas por adelantado. — Qué tierno, estoy segura de que si… bueno, la verdad tengo algunas ideas de nombre ya pensado. Pero sí, quiero verlos primero. Pues aún no sabemos si terminará siendo niño o niña. — Amber sabía que tan pronto pudiera ver al pequeño nuevo amigo peludo, quedaría tan prendada que sabría que era ese. Quería ponerle Knight, pero antes quería asegurarse, porque si fuera una perrita no le iba el nombre.
Philippe era demasiado atento, caballeroso y hasta romántico. La chica sonrió ante su proposición. — Le tomaré la palabra, son demasiado hermosas. — porque por supuesto la castaña no era para nada tímida en ese sentido. Más que al chico lo conocía desde hace tanto tiempo que si le hablaba de usted era solo por la pura costumbre de usar ese tipo de vocabulario. Pero Phill la había conocido así, la había aceptado tal y como ella era. Por lo mismo, ella intentaba poner de su parte, aunque tampoco perdería su esencia.
La caminata en busca de su nuevo cachorro había comenzado. Al menos agradecía que sus acompañantes fueran discretos y respetarán sus espacios personales. Porque al menos en su caso con Berenice, la chica era de toda su confianza. No como a algunas chicas les pasaban que tenían que aguantarse a una dama de compañía más lea a la madre que a la propia chica a quien le servían. Lo menos que a Amber le interesaba era que fueran con chismes a su madre.
— Oh, gracias. Realmente espero estar en lo correcto. — porque no siempre lograba recordar bien las direcciones, afortunadamente pudieron confirmar que iban por buen camino.
Le hacía feliz poder darle un hogar, algún cachorro necesitado. Uno entre tantos parecía poco, pero si cada persona que podía darse la oportunidad de adoptar uno lo hiciera, quizás hubiera menos animalitos sufriendo. — Sí, es mejor ya tenerlo para así comprar las cosas de acuerdo a sus necesidades. — pero de que debían de hacerlo, lo debían de hacer. — Es justo lo que necesito. Quiero que sea uno que necesite mucho, pero mucho amor. Porque sé que tenemos mucho de eso para ofrecerle. — comentó. — Vaya… mejor no entrar en detalles de lo que pudiera pasar. O podríamos terminar por llevarnos el refugio entero. — confesó la chica que si bien Phill había usado un término sutil para revelar la triste realidad, si ya lo había escuchado en boca de su hermana, que siempre estaba al tanto de todo eso. Hubiera sido una buena veterinaria si fuera posible para una chica ir a una universidad. — Yo también estoy feliz. Es la primera de muchas ideas que podremos llevar a cabo juntos. — Le aseguró con una sonrisa.
El camino fue tan ameno que ni cuenta se percató de cuando llegaron. Se le había hecho más corto de lo imaginado. Aquello era una buena señal, el tiempo volaba y al mismo tiempo detenerse cuando estabas en buena compañía. Fue al escuchar los ladridos y maullidos que la chica se emocionó más. Entró del brazo de Phill mientras miraba hacia todos los lados. Un caballero se acercó a ellos — Buenos días. ¿Cómo les puedo ayudar? — Amber intento contener su emoción de abrir a boca primero que Philippe, como muchos esperaban. Pero no aguanto mucho tiempo después para hablar. Pues vio un grupo de cachorros. — ¿Nos permite ver esos cachorros? — preguntó específicamente al notar que había uno sólito en una esquina escondiéndose. — Philippe… mira. — Le llamo a su prometido señalando al pequeño.
Philippe era demasiado atento, caballeroso y hasta romántico. La chica sonrió ante su proposición. — Le tomaré la palabra, son demasiado hermosas. — porque por supuesto la castaña no era para nada tímida en ese sentido. Más que al chico lo conocía desde hace tanto tiempo que si le hablaba de usted era solo por la pura costumbre de usar ese tipo de vocabulario. Pero Phill la había conocido así, la había aceptado tal y como ella era. Por lo mismo, ella intentaba poner de su parte, aunque tampoco perdería su esencia.
La caminata en busca de su nuevo cachorro había comenzado. Al menos agradecía que sus acompañantes fueran discretos y respetarán sus espacios personales. Porque al menos en su caso con Berenice, la chica era de toda su confianza. No como a algunas chicas les pasaban que tenían que aguantarse a una dama de compañía más lea a la madre que a la propia chica a quien le servían. Lo menos que a Amber le interesaba era que fueran con chismes a su madre.
— Oh, gracias. Realmente espero estar en lo correcto. — porque no siempre lograba recordar bien las direcciones, afortunadamente pudieron confirmar que iban por buen camino.
Le hacía feliz poder darle un hogar, algún cachorro necesitado. Uno entre tantos parecía poco, pero si cada persona que podía darse la oportunidad de adoptar uno lo hiciera, quizás hubiera menos animalitos sufriendo. — Sí, es mejor ya tenerlo para así comprar las cosas de acuerdo a sus necesidades. — pero de que debían de hacerlo, lo debían de hacer. — Es justo lo que necesito. Quiero que sea uno que necesite mucho, pero mucho amor. Porque sé que tenemos mucho de eso para ofrecerle. — comentó. — Vaya… mejor no entrar en detalles de lo que pudiera pasar. O podríamos terminar por llevarnos el refugio entero. — confesó la chica que si bien Phill había usado un término sutil para revelar la triste realidad, si ya lo había escuchado en boca de su hermana, que siempre estaba al tanto de todo eso. Hubiera sido una buena veterinaria si fuera posible para una chica ir a una universidad. — Yo también estoy feliz. Es la primera de muchas ideas que podremos llevar a cabo juntos. — Le aseguró con una sonrisa.
El camino fue tan ameno que ni cuenta se percató de cuando llegaron. Se le había hecho más corto de lo imaginado. Aquello era una buena señal, el tiempo volaba y al mismo tiempo detenerse cuando estabas en buena compañía. Fue al escuchar los ladridos y maullidos que la chica se emocionó más. Entró del brazo de Phill mientras miraba hacia todos los lados. Un caballero se acercó a ellos — Buenos días. ¿Cómo les puedo ayudar? — Amber intento contener su emoción de abrir a boca primero que Philippe, como muchos esperaban. Pero no aguanto mucho tiempo después para hablar. Pues vio un grupo de cachorros. — ¿Nos permite ver esos cachorros? — preguntó específicamente al notar que había uno sólito en una esquina escondiéndose. — Philippe… mira. — Le llamo a su prometido señalando al pequeño.
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3. Knight, el perro
el primero de tantos
Algo que tenía el futuro duque Philippe es que todo le gustaba hacer a su manera. No flaqueaba casi nunca y si que era estricto, no le gustaba que lo contradijeran y tenía que aprender a escuchar a los demás, tenía que hacerlo porque luego tendría escuchar lo que necesitaban las personas que vivían en su ducado, administrar todo y que no pasaran hambre. Tenía que hacer todo perfecto, así que no era para mal pero contradijo a la rebelde Amber, bueno lo hacía desde niño así que suponía que ya conocía esas mañas — Por el momento y lamento no decir ese limite, mi lady. Pero prefiero un perro más por King — Imaginaba que entendería que no quería que se hicieran de muchas mascotas que luego tendrían que regalar y no todos se irían por mestizos, no todos eran como ellos —Así que busque nombres de niños, por favor — En todo momento fue cortés para que no se enfandará ni nada parecido, no quería dejar de gustarle.
Verla contenta alegraba su día y estaba fascinado que amara las flores que le había obsequiado. Después de eso estaban ya afuera junto a Berenice y Alfred que mantenían la distancia mientras que ellos caminaban unos metros más adelante, Amber sujetaba su brazo y siguieron la charla, parecía que el camino era largo pero lo suficiente cerca para ir en coche. —Creo que es justamente lo que nos pasara, son cachorros necesitados y a veces se llevan a los más bebés, supongo que habrá una conexión que nos guie quien sea lamentablemente no nos podemos llevar el refugio entero por más que queramos — Susurró con lástima porque seguro que entraría en confusión al momento que llegaran al lugar.
Le sonrió encantadoramente y no pudo evitar ser seductor —¿Y tiene otra idea más interesante para que llevemos a cabo juntos? —Sabía que no tenía que hacerlo pero era encantador por esencia, muy coqueto y aunque si trataba de no sobrepasar los límites tal como lo hacía su hermano con una belleza como Amber igual era difícil, más aún cuando le quedaba perfecto ese vestido.
Entre charlas llegaron al lugar y fue fácil reconocerlo por los banderines, agradeció que no se perdieran aunque igual los empleados sabían bien el camino a la vez. Al llegar, otra vez Amber quiso tomar la iniciativa y aunque reconocía que aquello lo impacientaba un poco porque era totalmente distinta a las mujeres que solía cortejar también encontró adorable su gesto — Sí, buscamos un perro. Más bien uno mestizo y alguno que de verdad lo necesite — Quien había atendido no lo dejo muy claro, solo que tenía razón. Todos necesitaban un hogar. Asintió por cordialidad y terminó por seguir a Amber.
Fue cuando vio a uno, muy flaco y con un pelaje que sabía que si se lo cuidaban más podía ser un perro muy hermoso, se notaba que había sido de caza en sus años. Este lo miró con temor así que sin poder evitarlo, cambio el recorrido.
Verla contenta alegraba su día y estaba fascinado que amara las flores que le había obsequiado. Después de eso estaban ya afuera junto a Berenice y Alfred que mantenían la distancia mientras que ellos caminaban unos metros más adelante, Amber sujetaba su brazo y siguieron la charla, parecía que el camino era largo pero lo suficiente cerca para ir en coche. —Creo que es justamente lo que nos pasara, son cachorros necesitados y a veces se llevan a los más bebés, supongo que habrá una conexión que nos guie quien sea lamentablemente no nos podemos llevar el refugio entero por más que queramos — Susurró con lástima porque seguro que entraría en confusión al momento que llegaran al lugar.
Le sonrió encantadoramente y no pudo evitar ser seductor —¿Y tiene otra idea más interesante para que llevemos a cabo juntos? —Sabía que no tenía que hacerlo pero era encantador por esencia, muy coqueto y aunque si trataba de no sobrepasar los límites tal como lo hacía su hermano con una belleza como Amber igual era difícil, más aún cuando le quedaba perfecto ese vestido.
Entre charlas llegaron al lugar y fue fácil reconocerlo por los banderines, agradeció que no se perdieran aunque igual los empleados sabían bien el camino a la vez. Al llegar, otra vez Amber quiso tomar la iniciativa y aunque reconocía que aquello lo impacientaba un poco porque era totalmente distinta a las mujeres que solía cortejar también encontró adorable su gesto — Sí, buscamos un perro. Más bien uno mestizo y alguno que de verdad lo necesite — Quien había atendido no lo dejo muy claro, solo que tenía razón. Todos necesitaban un hogar. Asintió por cordialidad y terminó por seguir a Amber.
Fue cuando vio a uno, muy flaco y con un pelaje que sabía que si se lo cuidaban más podía ser un perro muy hermoso, se notaba que había sido de caza en sus años. Este lo miró con temor así que sin poder evitarlo, cambio el recorrido.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
La chica estaba entusiasmada. Haría algo bueno por la sociedad y además tendría la oportunidad de hacerse de una compañía que solía ser la más fiel del mundo, la de los perritos. Ahora que se envolvía en estos asuntos era que comprendía a su hermana, ese amor y preocupación que tenía por los animalitos. Eso sí, ella no se sería tan extrema, les causaba pena y todo, pero no es que fuera a cuidar de cualquier animal. Aunque si podía buscar quién le ayudara, claro.
Por supuesto que no iba a permitir que nada le amargará el día. Ella no era una mansa paloma para dejarse mandonear todo el tiempo y de eso Philippe debía darse cuenta. Amber no era como cualquier señorita. No por nada su madre le regañaba tanto. Es que sus pensamientos eran muy adelantados a su época. No le cuestionó el porqué quería un perro macho porque la verdad era un regalo, por tanto, cuando a uno se le daba un regalo no podía o al menos no debería estar con exigencias. Y bueno, porque a final de cuentas el nombre que tenía pensado era de varón. — Bueno, de todos modos el nombre que tenía ya pensado era de niño. Knight sería el nombre. Creo que completa con el del suyo. — Le comento, al menos lo había hecho de una forma amable, así que también aquello jugo a su favor de que se mantuviera tranquila.
Aquella sonrisa que traía desde su hogar no se había borrado. Estaba muy contenta y eso se le veía por encima. — Sí, pasan, por tanto, que a veces no me explico con qué corazón los dejan a su suerte. Pues ni siquiera hay que ser un amante de los animales para no preocuparse por cosas como estas. Es indignante. Deberían hacer leyes para que paguen quienes hagan cosas como esas. — comento dejando escapar su opinión. Ella de leyes no sabía nada, tal vez existían. Pero si era así, entonces al parecer no las implementaban. — Será una decisión más difícil de lo que creemos. — aseguro y es que seguro el corazón se le apachurraría.
La chica se puso pensativa ante su pregunta. Pero sin quitar la sonrisa del rostro. — Podría llevarme almorzar y si no tiene compromiso en la tarde, tal vez podríamos ver la nueva obra de teatro que llego al pueblo. — Sugirió la muchacha, pues la verdad es que cualquier excusa era buena para compartir. Era como volver a cuando eran niños, aquellos recuerdos le llenaban de nostalgia. ¿En qué momento crecieron tanto?
Cuando dieron con el refugio se emocionó aún más. Definitivamente, sería una decisión difícil. Pero seguramente acertada. Dejó que Philippe le diera las especificaciones al hombre. No pudo evitar emoción al ver a los perritos y había ido directo a verlos. Había logrado cargar al cachorro que la miraba, pero luego vio hacia donde Phill dirigía su mirada. Aquel perrito delgado y asustado parecía haberlo pasado mal. — Pobrecito. ¿Qué le abra ocurrido? — comentó con preocupación y ternura al verlo mientras se colocaba junto al chico.
Por supuesto que no iba a permitir que nada le amargará el día. Ella no era una mansa paloma para dejarse mandonear todo el tiempo y de eso Philippe debía darse cuenta. Amber no era como cualquier señorita. No por nada su madre le regañaba tanto. Es que sus pensamientos eran muy adelantados a su época. No le cuestionó el porqué quería un perro macho porque la verdad era un regalo, por tanto, cuando a uno se le daba un regalo no podía o al menos no debería estar con exigencias. Y bueno, porque a final de cuentas el nombre que tenía pensado era de varón. — Bueno, de todos modos el nombre que tenía ya pensado era de niño. Knight sería el nombre. Creo que completa con el del suyo. — Le comento, al menos lo había hecho de una forma amable, así que también aquello jugo a su favor de que se mantuviera tranquila.
Aquella sonrisa que traía desde su hogar no se había borrado. Estaba muy contenta y eso se le veía por encima. — Sí, pasan, por tanto, que a veces no me explico con qué corazón los dejan a su suerte. Pues ni siquiera hay que ser un amante de los animales para no preocuparse por cosas como estas. Es indignante. Deberían hacer leyes para que paguen quienes hagan cosas como esas. — comento dejando escapar su opinión. Ella de leyes no sabía nada, tal vez existían. Pero si era así, entonces al parecer no las implementaban. — Será una decisión más difícil de lo que creemos. — aseguro y es que seguro el corazón se le apachurraría.
La chica se puso pensativa ante su pregunta. Pero sin quitar la sonrisa del rostro. — Podría llevarme almorzar y si no tiene compromiso en la tarde, tal vez podríamos ver la nueva obra de teatro que llego al pueblo. — Sugirió la muchacha, pues la verdad es que cualquier excusa era buena para compartir. Era como volver a cuando eran niños, aquellos recuerdos le llenaban de nostalgia. ¿En qué momento crecieron tanto?
Cuando dieron con el refugio se emocionó aún más. Definitivamente, sería una decisión difícil. Pero seguramente acertada. Dejó que Philippe le diera las especificaciones al hombre. No pudo evitar emoción al ver a los perritos y había ido directo a verlos. Había logrado cargar al cachorro que la miraba, pero luego vio hacia donde Phill dirigía su mirada. Aquel perrito delgado y asustado parecía haberlo pasado mal. — Pobrecito. ¿Qué le abra ocurrido? — comentó con preocupación y ternura al verlo mientras se colocaba junto al chico.
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3. Knight, el perro
el primero de tantos
Philippe se sintió aliviado que tomara bien que fuera un perro macho para tener en casa después de casarse. Claro que iba a tener que pasar por este lugar primero y así King se adaptará con su nuevo hermano. Seguro hasta lo juzgaba con la mirada, pero iba a tener que acostumbrarse porque el nuevo iba a ser de Amber, de los dos, porque también pretendía compartir a King como sus hijos perrunos. — Es un excelente nombre me agrada — Dijo contento mientras caminaban hacia el refugio.
Lo que comentaba le pareció demasiado gentil de su parte — Sí, el maltrato animal se ve mucho y no tan solo en los perros. También creo que deberían haber leyes pero encuentro que es algo que se tratara muy a lo lejos, todavía la mujer necesita tener mejores derechos así que toca esperar, todavía hay un largo camino — Dijo soltando un suspiro y esperaba que con el tiempo todo cambiará para mejor aunque sentía que estaban en una época de muchos avances en cuanto a las calles, y la llegada de la cotizada electricidad. — Ya lo sé, prefiero ni ir porque no puedo ver a los animales que lo pasan mal, mi padre me regañaría si me viera en este momento —Declaró con una pequeña risita.
También se dio cuenta que Amber era bastante inocente incluso más que Emily que había tenido su historia con Jeremy en el pasado. Eso le agrado mucho más de ella, tuvo la tentación hasta de besarla pero se aguanto porque estaban en la calle y sería muy mal visto, más que igual estaban con chaperones que podían guardar el secreto pero sabrían de sus intenciones, es que era tan linda. Tenía que controlarse. — Le agradezco, hay ya panoramas para esta semana y una que otra fiesta no estaría mal antes del día de la boda. — Que no faltaba mucho y sentía que pasaría volando.
Y vaya que tenían mucha razón que daba pena ver tanto perro y gato abandonado pasando tantas necesidades. Amber se había ido hacía un cachorro y si que la entendía porque eran los más juguetones y animados a pesar de su tristeza. Pero él se fijo en aquel perro delgaducho que con tan solo una mirada temerosa lo atrapó. — Lo único que sé que ha pasado muchas penurias — Le respondió a su prometida. El dueño del refugio se acercó a los dos dictando que si era un perro que fue escogido para la caza pero que no tuvo capacidades suficientes y por eso lo dejaron en el abandono, sin comida ni cuidados. Philippe esto lo encontró horrible, estaba algo asustado y tembló cuando este quiso acariciarlo. — Tranquilo, desde ahora todo estará bien, peque. ¿Cuántos años tiene? — La persona le dijo que tenía un año y medio pero si que era de gran tamaño que parecía de más, aún le faltaba por crecer. — Mi lady... ya vi que escogió y por mi no hay problema. El cachorro es precioso y le he prometido uno. ¿Pero le molestaría si me llevo este? No puedo dejarlo así — Le pidió mientras que se conmovía más cuando el perro - que ni siquiera sabía como llamarlo - lamió su mano. Estas situaciones lo angustiaban mucho.
Lo que comentaba le pareció demasiado gentil de su parte — Sí, el maltrato animal se ve mucho y no tan solo en los perros. También creo que deberían haber leyes pero encuentro que es algo que se tratara muy a lo lejos, todavía la mujer necesita tener mejores derechos así que toca esperar, todavía hay un largo camino — Dijo soltando un suspiro y esperaba que con el tiempo todo cambiará para mejor aunque sentía que estaban en una época de muchos avances en cuanto a las calles, y la llegada de la cotizada electricidad. — Ya lo sé, prefiero ni ir porque no puedo ver a los animales que lo pasan mal, mi padre me regañaría si me viera en este momento —Declaró con una pequeña risita.
También se dio cuenta que Amber era bastante inocente incluso más que Emily que había tenido su historia con Jeremy en el pasado. Eso le agrado mucho más de ella, tuvo la tentación hasta de besarla pero se aguanto porque estaban en la calle y sería muy mal visto, más que igual estaban con chaperones que podían guardar el secreto pero sabrían de sus intenciones, es que era tan linda. Tenía que controlarse. — Le agradezco, hay ya panoramas para esta semana y una que otra fiesta no estaría mal antes del día de la boda. — Que no faltaba mucho y sentía que pasaría volando.
Y vaya que tenían mucha razón que daba pena ver tanto perro y gato abandonado pasando tantas necesidades. Amber se había ido hacía un cachorro y si que la entendía porque eran los más juguetones y animados a pesar de su tristeza. Pero él se fijo en aquel perro delgaducho que con tan solo una mirada temerosa lo atrapó. — Lo único que sé que ha pasado muchas penurias — Le respondió a su prometida. El dueño del refugio se acercó a los dos dictando que si era un perro que fue escogido para la caza pero que no tuvo capacidades suficientes y por eso lo dejaron en el abandono, sin comida ni cuidados. Philippe esto lo encontró horrible, estaba algo asustado y tembló cuando este quiso acariciarlo. — Tranquilo, desde ahora todo estará bien, peque. ¿Cuántos años tiene? — La persona le dijo que tenía un año y medio pero si que era de gran tamaño que parecía de más, aún le faltaba por crecer. — Mi lady... ya vi que escogió y por mi no hay problema. El cachorro es precioso y le he prometido uno. ¿Pero le molestaría si me llevo este? No puedo dejarlo así — Le pidió mientras que se conmovía más cuando el perro - que ni siquiera sabía como llamarlo - lamió su mano. Estas situaciones lo angustiaban mucho.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Amber comprendía a que se refería cuando decía que quería tener un perrito macho, sería más fácil así que no puso tantos peros en ella. Al final del camino ella lo que quería era tener un animalito del cual cuidar. Y por cosas de la vida el nombre que se le había ocurrido era justamente de macho. Así que aquello lo tomo como una señal de que era justo lo que necesitaba. — Entonces creo que ya le tenemos nombre. — señalo con una sonrisa.
Todo esto le entusiasmaba, aunque en realidad no estaba tan familiarizada con los albergues como le gustaría y ni de como llegaban los animalitos hasta aquel lugar. Ella solo tenía pensado que quería hacerle la vida más fácil y bonita un animalito que lo necesitara. — Los animales en general merecen respeto. ¿Le soy sincera? Tampoco me gusta la caza por eso mismo. — Decía negando, y aunque no iba a estar toda metida de activista porque no era su estilo, además de que lamentablemente a las mujeres no les prestaban atención a sus opiniones en muchos aspectos. Pero al menos sí prefería estar alejada de involucrarse en ese tipo de actividades que igual solían ser parte del entretenimiento de los caballeros de la alta sociedad.
— Pues todo ser vivo, debería de tener derecho a tener una vida tranquila y no ser menos preciado. — comento, y lo decía tanto para los animalitos, como también las mujeres, o incluso las personas que nacían con discapacidades que de igual forma las trataban como inferiores. La sociedad debía de cambiar y mucho. — Lamentablemente, tiene razón, aún falta para ello. — Reconoció.
La castaña era más ingenua en cuanto a las relaciones íntimas que su propia hermana. Sí sentía atracción, sí le gustaba que tuvieran atenciones con ella. Sin embargo, estaba lejos de haber podido captar sus indirectas de coquetería. Por lo que solo sonrió ampliamente ante su respuesta. — Perfecto entonces, que así sea. Sí, la verdad si deseo otra fiesta antes de la boda. Al menos estaré con usted. Así que será agradable, podre disfrutar el momento. — aseguro, pues al estar comprometida ya no tenía que aguantarse las ofertas de ancianos interesados en ella.
Cuando entraron en el albergue el corazón de la castaña se estrujó al ver tanto animalito necesitado. Por supuesto que le fue inevitable irse por los cachorros, pues solían ser los más fáciles de hacer que se acostumbraran a ellos, y de poner entrenar para hacer sus necesidades al estar aún pequeños. Además de que se veía muy tierno. Pero sí bien la chica llevaba el brazo al pequeño can, pudo notar la cara de preocupación en su prometido cuando se acercó al perro asustado. El pobrecito se veía muy mal. — Eso parece. Como es posible que lleguen a tanto. — Decía apenada, y ni siquiera era pregunta, solo era una expresión de frustración. — Está aterrado de solo ver que lo intentas tocar. — Añadió con un puchero.
Amber tenía una expresión triste en el rostro porque le apenaba tanta crueldad, pero una sonrisa se dibujó en el mismo ante su proposición. — Se lo agradezco. Es un hermoso regalo. — Decía mientras acariciaba la cabecita del cachorro. — Yo feliz también de llevarnos a este pequeño guerreo de la vida. Necesita de mucho amor y cuidados. — aseguro, no le importaba que se hubieran salido de los planes. — A él hay que también ponerle un nombre. Algo que vaya acorde con sus hermanos. — Sugirió la chica mientras se acercaba a su prometido para ver de cerca al perrito.
Todo esto le entusiasmaba, aunque en realidad no estaba tan familiarizada con los albergues como le gustaría y ni de como llegaban los animalitos hasta aquel lugar. Ella solo tenía pensado que quería hacerle la vida más fácil y bonita un animalito que lo necesitara. — Los animales en general merecen respeto. ¿Le soy sincera? Tampoco me gusta la caza por eso mismo. — Decía negando, y aunque no iba a estar toda metida de activista porque no era su estilo, además de que lamentablemente a las mujeres no les prestaban atención a sus opiniones en muchos aspectos. Pero al menos sí prefería estar alejada de involucrarse en ese tipo de actividades que igual solían ser parte del entretenimiento de los caballeros de la alta sociedad.
— Pues todo ser vivo, debería de tener derecho a tener una vida tranquila y no ser menos preciado. — comento, y lo decía tanto para los animalitos, como también las mujeres, o incluso las personas que nacían con discapacidades que de igual forma las trataban como inferiores. La sociedad debía de cambiar y mucho. — Lamentablemente, tiene razón, aún falta para ello. — Reconoció.
La castaña era más ingenua en cuanto a las relaciones íntimas que su propia hermana. Sí sentía atracción, sí le gustaba que tuvieran atenciones con ella. Sin embargo, estaba lejos de haber podido captar sus indirectas de coquetería. Por lo que solo sonrió ampliamente ante su respuesta. — Perfecto entonces, que así sea. Sí, la verdad si deseo otra fiesta antes de la boda. Al menos estaré con usted. Así que será agradable, podre disfrutar el momento. — aseguro, pues al estar comprometida ya no tenía que aguantarse las ofertas de ancianos interesados en ella.
Cuando entraron en el albergue el corazón de la castaña se estrujó al ver tanto animalito necesitado. Por supuesto que le fue inevitable irse por los cachorros, pues solían ser los más fáciles de hacer que se acostumbraran a ellos, y de poner entrenar para hacer sus necesidades al estar aún pequeños. Además de que se veía muy tierno. Pero sí bien la chica llevaba el brazo al pequeño can, pudo notar la cara de preocupación en su prometido cuando se acercó al perro asustado. El pobrecito se veía muy mal. — Eso parece. Como es posible que lleguen a tanto. — Decía apenada, y ni siquiera era pregunta, solo era una expresión de frustración. — Está aterrado de solo ver que lo intentas tocar. — Añadió con un puchero.
Amber tenía una expresión triste en el rostro porque le apenaba tanta crueldad, pero una sonrisa se dibujó en el mismo ante su proposición. — Se lo agradezco. Es un hermoso regalo. — Decía mientras acariciaba la cabecita del cachorro. — Yo feliz también de llevarnos a este pequeño guerreo de la vida. Necesita de mucho amor y cuidados. — aseguro, no le importaba que se hubieran salido de los planes. — A él hay que también ponerle un nombre. Algo que vaya acorde con sus hermanos. — Sugirió la chica mientras se acercaba a su prometido para ver de cerca al perrito.
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3. Knight, el perro
y Warrior... mejor que sean dos!
Tenía que reconocer que quedaba cautivado con su sonrisa. Era una mujer hermosa muy subestimada cuando para él era perfecta. Además que estaba contento que entendiera sus razones para no tener hembras que podrían tener muchos cachorros que no sabrían como cuidar. Para ello prefería buscar un especialista para que le informara más al respecto, quizás si quería tener un gato hembra sería mejor.
— Es que la caza no es algo para las mujeres por lo que conlleva. Yo la practico de vez en cuando con mi padre aunque si me pregunta prefiero el tiro al blanco que andar matando animales — Exclamó el chico siendo sincero al respecto que por mucho que era una actividad que sabía no era algo que iba a molestar a Amber si no quería presenciar. — Por una parte, ahora me alegro que los carruajes no se estén usando mucho estaba pensando en comprar un auto más adelante. ¿No le parece un invento fantástico? — Le preguntó a su castaña con una gran sonrisa en los labios.
— Falta mucho, pero creo firmemente que los cambios serán mejores para todos, lamentablemente la diferencia aún se sigue viendo y aunque nosotros somos afortunados se ve la pobreza, la mujer no tiene tantos derechos que merecen y los animales quedan en el olvido— Comentaba el chico que era un tema que hablaba solo con ella que claro que en un evento más noble no era un tema típico de conversación.
Todavía sonreía mucho por la ingenuidad de su querida Amber sintiendo tantos deseos de besarle y enseñarle cada cosa de lo cual fuera ignorante como era el arte de besar y mucho más, pero aquello... no sabía si se iba a poder aguantar el beso, quedaría para después de la boda y esperaba que supiera algo al respecto, igual le podría enseñar en palabras por muy impropio que fuera, pero sería su mujer y sabía que Amber era de las chicas que no le gustaba quedar como bobas. — Podemos disfrutar de estos días como usted quiera y sé que es impropio — Dijo más bajito y acercándola un poco hacía a el — Sí me gustaría tener momentos donde estemos solo tu y yo...— Era muy difícil pero de todos modos se atrevió a decirle — Tengo que reconocer que me atrae mucho y me gustaría besar sus labios — Señaló seductor esperando que no se lo tomará mal sino más bien que ella era digna de sus deseos.
Ya dentro del albergue había sentido esa conexión con ese pequeño animal que aunque fuera grande en tamaño igual era joven. Se notaba que había pasado maltrato y desnutrición. — Sí que está aterrado pero tengo el presentimiento que confía en mi... no puedo dejarlo aquí, mi lady —Inculcó el rubio que con aquel lametón ya se le llenaban los ojos de lágrimas era muy sensible con estos sucesos. Jeremy siempre se reía de él al ser más sensible que la media de hombres. — ¿En serio? Igual me lo iba a llevar pero más complacido lo llevo si tengo su permiso — Murmuró gustoso — Sí, aparte de mis cuidados tendré que buscar a alguien para que pueda ayudarlo mejor con esas heridas que tiene y para que su pelaje se ponga más bonito. ¿Cree que Emily sepa de alguien? — El hombre que los atendía con una sonrisa dijo que esos cuidados los había tenido y comenzó a recomendar remedios naturales que eran efectivos y la comida que debía comer. — Muchas gracias — Murmuró agradecido y cortés mientras que el hombre le pasaba una correa para afirmar a su nuevo perro y sinceramente ya le daba lo mismo que lo vieran.
— Me parece que un buen nombre podría ser Warrior, es un luchador de la cruel vida que tuvo en un principio pero ya se vienen tiempos mejores. — Decidió casi al instante pero espero su opinión. Como era un albergue no era con pago pero suponía que esos lugares de por sí necesitaban donaciones por los cuidados que también hacían, por lo tanto luego del pago de los dos perros que de verdad fluyo prometió que haría una donación de caridad porque era un lugar que lo merecía, la verdad había poca gente que se preocupaba de los animales, en la nobleza optaban por ir por perros de raza y los más cotizados pero a Philippe aquello le daba lo mismo, en su ducado había bastante terreno donde Knight y Warrior serían felices.
— Es que la caza no es algo para las mujeres por lo que conlleva. Yo la practico de vez en cuando con mi padre aunque si me pregunta prefiero el tiro al blanco que andar matando animales — Exclamó el chico siendo sincero al respecto que por mucho que era una actividad que sabía no era algo que iba a molestar a Amber si no quería presenciar. — Por una parte, ahora me alegro que los carruajes no se estén usando mucho estaba pensando en comprar un auto más adelante. ¿No le parece un invento fantástico? — Le preguntó a su castaña con una gran sonrisa en los labios.
— Falta mucho, pero creo firmemente que los cambios serán mejores para todos, lamentablemente la diferencia aún se sigue viendo y aunque nosotros somos afortunados se ve la pobreza, la mujer no tiene tantos derechos que merecen y los animales quedan en el olvido— Comentaba el chico que era un tema que hablaba solo con ella que claro que en un evento más noble no era un tema típico de conversación.
Todavía sonreía mucho por la ingenuidad de su querida Amber sintiendo tantos deseos de besarle y enseñarle cada cosa de lo cual fuera ignorante como era el arte de besar y mucho más, pero aquello... no sabía si se iba a poder aguantar el beso, quedaría para después de la boda y esperaba que supiera algo al respecto, igual le podría enseñar en palabras por muy impropio que fuera, pero sería su mujer y sabía que Amber era de las chicas que no le gustaba quedar como bobas. — Podemos disfrutar de estos días como usted quiera y sé que es impropio — Dijo más bajito y acercándola un poco hacía a el — Sí me gustaría tener momentos donde estemos solo tu y yo...— Era muy difícil pero de todos modos se atrevió a decirle — Tengo que reconocer que me atrae mucho y me gustaría besar sus labios — Señaló seductor esperando que no se lo tomará mal sino más bien que ella era digna de sus deseos.
Ya dentro del albergue había sentido esa conexión con ese pequeño animal que aunque fuera grande en tamaño igual era joven. Se notaba que había pasado maltrato y desnutrición. — Sí que está aterrado pero tengo el presentimiento que confía en mi... no puedo dejarlo aquí, mi lady —Inculcó el rubio que con aquel lametón ya se le llenaban los ojos de lágrimas era muy sensible con estos sucesos. Jeremy siempre se reía de él al ser más sensible que la media de hombres. — ¿En serio? Igual me lo iba a llevar pero más complacido lo llevo si tengo su permiso — Murmuró gustoso — Sí, aparte de mis cuidados tendré que buscar a alguien para que pueda ayudarlo mejor con esas heridas que tiene y para que su pelaje se ponga más bonito. ¿Cree que Emily sepa de alguien? — El hombre que los atendía con una sonrisa dijo que esos cuidados los había tenido y comenzó a recomendar remedios naturales que eran efectivos y la comida que debía comer. — Muchas gracias — Murmuró agradecido y cortés mientras que el hombre le pasaba una correa para afirmar a su nuevo perro y sinceramente ya le daba lo mismo que lo vieran.
— Me parece que un buen nombre podría ser Warrior, es un luchador de la cruel vida que tuvo en un principio pero ya se vienen tiempos mejores. — Decidió casi al instante pero espero su opinión. Como era un albergue no era con pago pero suponía que esos lugares de por sí necesitaban donaciones por los cuidados que también hacían, por lo tanto luego del pago de los dos perros que de verdad fluyo prometió que haría una donación de caridad porque era un lugar que lo merecía, la verdad había poca gente que se preocupaba de los animales, en la nobleza optaban por ir por perros de raza y los más cotizados pero a Philippe aquello le daba lo mismo, en su ducado había bastante terreno donde Knight y Warrior serían felices.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Ambos estaban siendo sinceros. Pues Amber le había dejado claro que aquella actividad no le agradaba. Es que no le veía sentido, al igual que la pesca. Aquellas cosas solo las encontraba útiles si se trataba de hacerlo para llevar el alimento a la mesa. Y seamos sinceros la gente de dinero solía hacer eso en la mayoría del tiempo por el puro placer de la competencia. A los hombres les gustaba comparar quien tenía mejor puntería. — La verdad no me gusta ver morir animales sin propósito. Aunque entiendo que la caza para traer comida es válida. — Añadió, para aclarar que tampoco es que estuviera del todo en contra. — Imagino que lo hace más por complacerlo. Fíjese, verlo tirar al blanco sí me agradaría observarlo. — confeso, pues sí le interesaba conocer más de sus gustos. Ellos compartían mucho de pequeños, pero centra que aún había cosas nuevas por descubrir de Philippe ahora que era todo un hombre.
Lo escucho hablar con entusiasmo respecto a los nuevos vehículos. La chica nunca se había interesado en esas cosas, porque claro no era algo que a una muchacha le llamara la atención. Ni siquiera a una como la Fairchild. Pero al escuchar como aquello podría liberar a los caballos de su yugo él dio curiosidad. — Siendo sincera no conozco mucho sobre los autos. Pero intriga. ¿Cómo es posible que se puedan mover sin caballos? — pregunto la joven. — Igual me agrada la idea de que cada vez menos caballos tengan que pasar por eso. — y es que, aunque no fuera animalista, ni se envolviera en el asunto. Prefería saber que se podía evitar sufrimientos innecesarios para ellos.
Era bueno saber que Philippe aunque quizás no tuviera la mentalidad del todo como ella, porque para eso había que ponerse en los tacones de las mujeres de esos tiempos para darse cuenta cuan marcadas eran las diferencia, al menos estaba consciente de que había cosas que no podía seguir así y debían cambiar. — Ojalá pudiera llegar a ver, aunque sea un poco de eso. — Admitió la joven, tal vez cuando fuera más adulta, quizás hasta cuando fuera una viejita, pero verlo. Eso esperaba, saber que le dejaba a sus futuros hijos pero sobre todo, hijas, un mejor futuro.
Amber estaba deseosa de compartir más con Phill, por lo que le había gustado que pensaran en verse más antes de que fuera la boda. Ella sabía que aún faltaba para ganarse del todo su corazón, pero por su parte a ella le gustaba y mucho. Con eso le bastaba y con el cariño que sabía le tenía. Estuvo por asentir cuando menciono que podían pasar el día donde ella quisiera hasta que termino por escuchar su confesión. ¿Lo decía en serio? ¿No estaba bromeando? Las mejillas de la muchacha se tornaron rosadas, pero intento mantener la compostura. No quería parecer ingenua, aunque realmente lo era. — ¿Tener momentos a solas? Vaya… eh… quizá sea aún más impropio de mi parte, pero… eso me agradaría. Digo, al final de cuenta nos casaremos. — Reconoció la castaña. Pero más aún la dejo sorprendida que quisiera besarla. Porque la verdad ella también lo deseaba. — Yo igual reconozco que eso cambien me gustaría. — señalo dejando escapar una suave risa antes de cruzar miradas por un instante.
Aquel momento había sido fuera de lo común, y había quedado algo nerviosa, pero al mismo tiempo feliz de saberlo. Por otro lado, estaba cambien contenta de que ya tendría su cachorro. Pero no solo eso, tal parecía que saldrían con más de un animalito de aquel albergue. Luego de saber por todo lo que el perrito paso no tenía corazón para dejarlo. — Créame, al conocer por lo que ha pasado yo tampoco quisiera dejarlo. — le aseguro dándole una mirada compresiva apretando su hombro suavemente al ver como aquello ponía triste a su prometido. — Por supuesto que sí, además se lo digo porque es una responsabilidad que al final compartiremos y estoy más que dispuesta. — finalizo. Le agradaba que fuera un chico con sentimiento y sensible, lo hacía tan ideal y eso le encantaba.
— Estoy segura de que a de saber. ¿Qué será lo referente a animales que mi hermana no sepa? — le aseguro, buscaría como ayudarlo a quedar como nuevo. A que olvidara esos momentos de pena. — Simplemente me encanta. Le cae muy bien. — afirmo al escuchar el nombre. — Bienvenido a la familia Warrior. — le hablo la chica al perrito que si bien no pudo acariciarle la cabecita porque estaba temeroso le dio una cálida sonrisa al acercarse. Phill se había encargado de todo lo demás, Amber estaba contenta. No lo podía negar. — Creo que ahora en vez de una camita y plato, necesitaremos dos. — anuncio, menos mal habían ido primero por el perrito.
Lo escucho hablar con entusiasmo respecto a los nuevos vehículos. La chica nunca se había interesado en esas cosas, porque claro no era algo que a una muchacha le llamara la atención. Ni siquiera a una como la Fairchild. Pero al escuchar como aquello podría liberar a los caballos de su yugo él dio curiosidad. — Siendo sincera no conozco mucho sobre los autos. Pero intriga. ¿Cómo es posible que se puedan mover sin caballos? — pregunto la joven. — Igual me agrada la idea de que cada vez menos caballos tengan que pasar por eso. — y es que, aunque no fuera animalista, ni se envolviera en el asunto. Prefería saber que se podía evitar sufrimientos innecesarios para ellos.
Era bueno saber que Philippe aunque quizás no tuviera la mentalidad del todo como ella, porque para eso había que ponerse en los tacones de las mujeres de esos tiempos para darse cuenta cuan marcadas eran las diferencia, al menos estaba consciente de que había cosas que no podía seguir así y debían cambiar. — Ojalá pudiera llegar a ver, aunque sea un poco de eso. — Admitió la joven, tal vez cuando fuera más adulta, quizás hasta cuando fuera una viejita, pero verlo. Eso esperaba, saber que le dejaba a sus futuros hijos pero sobre todo, hijas, un mejor futuro.
Amber estaba deseosa de compartir más con Phill, por lo que le había gustado que pensaran en verse más antes de que fuera la boda. Ella sabía que aún faltaba para ganarse del todo su corazón, pero por su parte a ella le gustaba y mucho. Con eso le bastaba y con el cariño que sabía le tenía. Estuvo por asentir cuando menciono que podían pasar el día donde ella quisiera hasta que termino por escuchar su confesión. ¿Lo decía en serio? ¿No estaba bromeando? Las mejillas de la muchacha se tornaron rosadas, pero intento mantener la compostura. No quería parecer ingenua, aunque realmente lo era. — ¿Tener momentos a solas? Vaya… eh… quizá sea aún más impropio de mi parte, pero… eso me agradaría. Digo, al final de cuenta nos casaremos. — Reconoció la castaña. Pero más aún la dejo sorprendida que quisiera besarla. Porque la verdad ella también lo deseaba. — Yo igual reconozco que eso cambien me gustaría. — señalo dejando escapar una suave risa antes de cruzar miradas por un instante.
Aquel momento había sido fuera de lo común, y había quedado algo nerviosa, pero al mismo tiempo feliz de saberlo. Por otro lado, estaba cambien contenta de que ya tendría su cachorro. Pero no solo eso, tal parecía que saldrían con más de un animalito de aquel albergue. Luego de saber por todo lo que el perrito paso no tenía corazón para dejarlo. — Créame, al conocer por lo que ha pasado yo tampoco quisiera dejarlo. — le aseguro dándole una mirada compresiva apretando su hombro suavemente al ver como aquello ponía triste a su prometido. — Por supuesto que sí, además se lo digo porque es una responsabilidad que al final compartiremos y estoy más que dispuesta. — finalizo. Le agradaba que fuera un chico con sentimiento y sensible, lo hacía tan ideal y eso le encantaba.
— Estoy segura de que a de saber. ¿Qué será lo referente a animales que mi hermana no sepa? — le aseguro, buscaría como ayudarlo a quedar como nuevo. A que olvidara esos momentos de pena. — Simplemente me encanta. Le cae muy bien. — afirmo al escuchar el nombre. — Bienvenido a la familia Warrior. — le hablo la chica al perrito que si bien no pudo acariciarle la cabecita porque estaba temeroso le dio una cálida sonrisa al acercarse. Phill se había encargado de todo lo demás, Amber estaba contenta. No lo podía negar. — Creo que ahora en vez de una camita y plato, necesitaremos dos. — anuncio, menos mal habían ido primero por el perrito.
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3. Knight, el perro
y Warrior... mejor que sean dos!
No quería desagradar a Amber pero tampoco quería irse con mentiras. Quería ser lo más sincero posible ya que tendrían sus diferencias a pesar de todo — Oh no, lo hice por mi mismo y porque acompañaba a mi padre luego se nos unió Jeremy, por lo general éramos los tres o íbamos con un grupo grande, es un actividad común entre hombres aunque sé que usted querrá verme jugar al tiro al blanco — Le explicó porque fuera como fuera era una actividad común para tranquilizarse, llevaban comida a casa y se preparaba una gran cena solo que él igual prefería otras pero no por los animales precisamente así que esperaba que se entendiera.
— Es que no en todos los lugares pero también ha recibido maltratos así que es mejor que el auto se haya inventado. Por eso quiero conseguir uno algún día para ver como se ocupa y sea un medio de transporte digo más personal y familiar — Conversaba con la castaña mientras iban de camino hacia el albergue muy ilusionado de tener una nueva mascota que se llamaría Knight, todavía estaba contento que entendiera porque quería un macho.— Espero que ambos aún cuando tengamos una edad avanzada — Phill siempre quería pensar que los cambios por lo general eran para bien y más si iba a ayudar al país en el proceso, claro que ya lo habían visto pero faltaban muchos más a como era la sociedad y por mucho que perjudicará su nivel social, porque dudaba dejar de ser un noble aunque si quería ver diferencias en los otros grupos ya que había mucha pobreza y vulneración.
Phill no se había aguantado decir lo que estaba pensando de ella y ante todo, no iba a presionarla si veía cierta incomodidad en ella. Igual idolatraba que fuera inocente y tan niña todavía, respetando los tiempos para todo. Sería su mujer así que imaginaba que adelantarse no estaba tan mal pero siempre que ella quisiera. Sonrió, admirándola cuando notó que al fin había comprendido y se puso roja. —Supongo que habrá un momento que podamos a estar a solas y así comprobar como serán nuestros besos, sabe que en lugares públicos y si nos logran notar será todo un escandalo, definitivamente son actos que se deben realizar en sitios privados — Acarició su mejilla solo anhelando que llegara ese momento sin presionar nada y muy gustoso que Amber también sintiera ese deseo que lo hizo sentir muy orgulloso, eso quería decir que la atracción era mutua.
Al conocer a ese perro necesitado sintió que había tenido una conexión tal cuando tuvo a King como regalo de sus padres. Lo necesitaba y no podría dejarlo solo, quería que tuviera una vida feliz desde ahora en adelante y Amber lo estaba acompañando en ese deseo. — Le agradezco tanto mi lady, no voy a olvidar esto — Dijo muy feliz al respecto porque había permitido que tuvieran dos perros y aunque dijo que igual lo habría llevado habría sentido la presión de pasarla llevar en su opinión, pero pensaban parecido y eso ero lo más grato, es que muy bien no pudieron gustarle los animales — Creo aunque ya este lo suficiente sano igual necesitaremos su ayuda — Exclamó por Emily y bien que tenía muy claro que Irina igual se compadecería mucho a diferencia de Jeremy que se burlaría por ser tan sensible a este tipo de cosas que Phill aún tenía los ojos acuosos y ahora que tenía a Warrior se sentía muy emocionado.
— Sí hay que comprar todo lo necesario — Aunque no era el lugar donde vendían esos productos el dueño los guio desde la puerta hacia a una tienda que vendía comida, productos para las mascotas aunque decía que la comida casera aunque adecuada para ellos era la que contenía nutrientes, despidiéndose y sujetando con suavidad a Warrior salieron hacia la tienda. Los dos se mantenían cercanos y a unos pasos atrás iban su dama y caballero, que parecían con las dos mascotas en las calles así que con suavidad ya en la tienda le pidió al chico que trajera el carruaje porque efectivamente iban ir cargados.
— Es que no en todos los lugares pero también ha recibido maltratos así que es mejor que el auto se haya inventado. Por eso quiero conseguir uno algún día para ver como se ocupa y sea un medio de transporte digo más personal y familiar — Conversaba con la castaña mientras iban de camino hacia el albergue muy ilusionado de tener una nueva mascota que se llamaría Knight, todavía estaba contento que entendiera porque quería un macho.— Espero que ambos aún cuando tengamos una edad avanzada — Phill siempre quería pensar que los cambios por lo general eran para bien y más si iba a ayudar al país en el proceso, claro que ya lo habían visto pero faltaban muchos más a como era la sociedad y por mucho que perjudicará su nivel social, porque dudaba dejar de ser un noble aunque si quería ver diferencias en los otros grupos ya que había mucha pobreza y vulneración.
Phill no se había aguantado decir lo que estaba pensando de ella y ante todo, no iba a presionarla si veía cierta incomodidad en ella. Igual idolatraba que fuera inocente y tan niña todavía, respetando los tiempos para todo. Sería su mujer así que imaginaba que adelantarse no estaba tan mal pero siempre que ella quisiera. Sonrió, admirándola cuando notó que al fin había comprendido y se puso roja. —Supongo que habrá un momento que podamos a estar a solas y así comprobar como serán nuestros besos, sabe que en lugares públicos y si nos logran notar será todo un escandalo, definitivamente son actos que se deben realizar en sitios privados — Acarició su mejilla solo anhelando que llegara ese momento sin presionar nada y muy gustoso que Amber también sintiera ese deseo que lo hizo sentir muy orgulloso, eso quería decir que la atracción era mutua.
Al conocer a ese perro necesitado sintió que había tenido una conexión tal cuando tuvo a King como regalo de sus padres. Lo necesitaba y no podría dejarlo solo, quería que tuviera una vida feliz desde ahora en adelante y Amber lo estaba acompañando en ese deseo. — Le agradezco tanto mi lady, no voy a olvidar esto — Dijo muy feliz al respecto porque había permitido que tuvieran dos perros y aunque dijo que igual lo habría llevado habría sentido la presión de pasarla llevar en su opinión, pero pensaban parecido y eso ero lo más grato, es que muy bien no pudieron gustarle los animales — Creo aunque ya este lo suficiente sano igual necesitaremos su ayuda — Exclamó por Emily y bien que tenía muy claro que Irina igual se compadecería mucho a diferencia de Jeremy que se burlaría por ser tan sensible a este tipo de cosas que Phill aún tenía los ojos acuosos y ahora que tenía a Warrior se sentía muy emocionado.
— Sí hay que comprar todo lo necesario — Aunque no era el lugar donde vendían esos productos el dueño los guio desde la puerta hacia a una tienda que vendía comida, productos para las mascotas aunque decía que la comida casera aunque adecuada para ellos era la que contenía nutrientes, despidiéndose y sujetando con suavidad a Warrior salieron hacia la tienda. Los dos se mantenían cercanos y a unos pasos atrás iban su dama y caballero, que parecían con las dos mascotas en las calles así que con suavidad ya en la tienda le pidió al chico que trajera el carruaje porque efectivamente iban ir cargados.
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3. knight, el perro
EL PRIMERO DE TANTOS
Sí bien Philippe había tenido la sinceridad admitir que lo hacía por voluntad propia, cosa que agradecía por la sinceridad, Amber igual había admitido lo que pensaba de ello. Y por supuesto no le agradaba, no lo encontraba bonito, pero no era tampoco extremista como para decir que no era necesario. Cuando se trataba de usar los animales cazados para comer, no le importaba. Igual prefería no verlo por supuesto. Por eso le había dejado claro que al menos el tiro al blanco si le llamaba su atención. — En definitiva de mi parte me encantaría ver como tira al blanco. — enfatizo, no tenía que decir más, pues no era necesario. El chico había comprendido ya su punto de vista.
— Supongo que siempre habrá algunos dueños de caballos que les sobre exigen. Haciendo que vayan a un paso exagerado o cargándolo con un peso que no es apto para los caballos. — ella no entendía mucho, pero era evidente que si el carruaje era muy pesado necesitaría de más de dos caballos para que funcionara correctamente sin fatigar a los animales. — Pero igual imagino que si se les puede evitar esa carga mucho mejor. — Añadió la muchacha.
El cambio sería en buen tiempo, y aunque fuera lejos en el tiempo, Amber soñaba con lograr verlo. — Sí, esperemos que sí. — le aseguro con una sonrisa, porque sí que le gustaría verlo siendo una ancianita junto a él y poder decir: se logró.
Aquel momento en que se confesaron esas ganas de estar más cerca, de conocer los labios ajenos, había sido como si el tiempo se detuviera para la chica. Sus mejillas se habían puesto rojiza, su corazón palpito rápidamente. Y aunque pudiera parecer un tanto nerviosa o avergonzada, había tenido la valentía de confesar que sí, ella también lo sentía así. Pues aunque Amber por muy que fuera inocente en esos sentidos, una inexperta en esos temas sobre relaciones, era igualmente decidida. Ella estaba segura de lo que sentía, de lo que quería. — Claro, debe ser un lugar apartado del público. Lo entiendo muy bien. Además, es que así debería de ser, es algo solo entre los dos. — Admitió con una sonrisa mientras aun sus mejillas permanecían rojas.
La chica estaba contenta de ya tener consigo a los animalitos, ya era un hecho que se irían con ellos. Les darían un hogar cálido, con comodidades pero sobre todo con amor y protección. — No tiene nada que agradecerme. Al contrario, yo le agradezco. Me ha hecho muy feliz con esto. ¿Quién lo diría? Nunca imagine que una mascota pudiera traer tanta felicidad. — aseguro la castaña a su prometido. — Es lo mejor, así podrá caer en un peso apropiado pronto y verse más saludable. Emily seguro igual se pondrá contenta de que le pidamos su ayuda. — confeso, pues así era su hermana. Esa sí que no le decía un no, a ningún animalito en apuros.
Ambos al fin salieron del albergue y era momento de comprar todo lo necesario para que vivieran cómodos con ellos. — Sí, no podemos dejar nada. — aseguro la chica mientras caminaba por la tienda. Qué fortuna que Phill mandara a buscar el carruaje o no podrían con todo. Había varias cosas que necesitarían, entre una cama, comida, un plato para la comida y seguramente algún juguete. ¿Como no? Amber paso por el lado de las camitas y miro a su prometido. — Sé que la de Knigth aunque ahora este pequeño crecerá, así que es mejor tomar una más grande. ¿Pero cree que Warrior aún crezca un poco más? — pregunto señalando las camitas. Es que de eso no sabia mucho.
— Supongo que siempre habrá algunos dueños de caballos que les sobre exigen. Haciendo que vayan a un paso exagerado o cargándolo con un peso que no es apto para los caballos. — ella no entendía mucho, pero era evidente que si el carruaje era muy pesado necesitaría de más de dos caballos para que funcionara correctamente sin fatigar a los animales. — Pero igual imagino que si se les puede evitar esa carga mucho mejor. — Añadió la muchacha.
El cambio sería en buen tiempo, y aunque fuera lejos en el tiempo, Amber soñaba con lograr verlo. — Sí, esperemos que sí. — le aseguro con una sonrisa, porque sí que le gustaría verlo siendo una ancianita junto a él y poder decir: se logró.
Aquel momento en que se confesaron esas ganas de estar más cerca, de conocer los labios ajenos, había sido como si el tiempo se detuviera para la chica. Sus mejillas se habían puesto rojiza, su corazón palpito rápidamente. Y aunque pudiera parecer un tanto nerviosa o avergonzada, había tenido la valentía de confesar que sí, ella también lo sentía así. Pues aunque Amber por muy que fuera inocente en esos sentidos, una inexperta en esos temas sobre relaciones, era igualmente decidida. Ella estaba segura de lo que sentía, de lo que quería. — Claro, debe ser un lugar apartado del público. Lo entiendo muy bien. Además, es que así debería de ser, es algo solo entre los dos. — Admitió con una sonrisa mientras aun sus mejillas permanecían rojas.
La chica estaba contenta de ya tener consigo a los animalitos, ya era un hecho que se irían con ellos. Les darían un hogar cálido, con comodidades pero sobre todo con amor y protección. — No tiene nada que agradecerme. Al contrario, yo le agradezco. Me ha hecho muy feliz con esto. ¿Quién lo diría? Nunca imagine que una mascota pudiera traer tanta felicidad. — aseguro la castaña a su prometido. — Es lo mejor, así podrá caer en un peso apropiado pronto y verse más saludable. Emily seguro igual se pondrá contenta de que le pidamos su ayuda. — confeso, pues así era su hermana. Esa sí que no le decía un no, a ningún animalito en apuros.
Ambos al fin salieron del albergue y era momento de comprar todo lo necesario para que vivieran cómodos con ellos. — Sí, no podemos dejar nada. — aseguro la chica mientras caminaba por la tienda. Qué fortuna que Phill mandara a buscar el carruaje o no podrían con todo. Había varias cosas que necesitarían, entre una cama, comida, un plato para la comida y seguramente algún juguete. ¿Como no? Amber paso por el lado de las camitas y miro a su prometido. — Sé que la de Knigth aunque ahora este pequeño crecerá, así que es mejor tomar una más grande. ¿Pero cree que Warrior aún crezca un poco más? — pregunto señalando las camitas. Es que de eso no sabia mucho.
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3. Knight, el perro
y Warrior... mejor que sean dos!
Había quedado claro que a Amber no le gustaba la caza y nunca la llevaría a algo así, ni mostrarle lo que había cazado para cenar o compartir con personas que lo necesitaban en su ducado. Sonrió sí porque era muy motivador que ella lo contemplara como practicaba el tiro al arco — Perfecto, así sería...hasta podría enseñarle si gusta porque conociéndola sé que se atrevería— Respondió con una sonrisa en los labios muy contento que quisiera contemplar sus gustos — ¿Y usted? ¿Tiene una actividad favorita?— Quiso saber porque quizás hasta la podría compartir. También quería hacer mucho por ella y quizás hasta una sería divertido para ambos.
— De hecho el maltrato a los caballos es algo porque reclaman, son seres vivos y que sienten. Muchos tienen que llevar cargas pesadas y por eso el invento del auto que es fabuloso, realmente quiero hacer esa inversión y tener uno — Le contaba entusiasmado por aquel tema antes de llegar a muchos otros donde se sentía muy cómodo hablando con ella. — Sé que seremos felices — Aseguró. Lo que vino después solo lo encontró agradable y adorable de ver como se ponía roja por sus comentarios tan atrevidos e impropios, pero no podía dejar de decirle lo que pensaba y lo atrayente que le estaba resultando, si quería besar sus labios y que se diera de un modo natural. —Si es algo de dos que a mi me parece se debe dar de un modo natural y que fluya, sé que hay muchos límites pero si de la nada encontramos un lugar quiero que fluya. ¿Comprende? Lo menos que quiero es que se sienta presionada —Explicó Philippe con esos aires de caballerosidad que tenía.
— Estoy muy contento que pensemos igual y que comprendamos que debe ser feliz. Le agradezco de verdad pudo haber sido diferente y no es así, me complace mucho que usted sea la mujer que este conmigo durante toda la vida —Señaló emocionado y agradecido mientras acariciaba a Warrior que estaba asumiendo que se lo llevaría, empezó a mover su colita. — Sí Emily nos va a ayudar mucho, pero temo que Jeremy se reirá de mi no sienta temor en reclamarle, sé como es — Murmuró riendo antes de hacer el pago correspondiente y luego yendo a la tienda que estaban las camas de madera como una almohadilla donde ellos quedaban muy cómodos, igual se aseguraría tenerles su espacio donde se sentirían cómodos los tres. Ahora sí quería ver la reacción de King.
— Creo que no... pero sí se puede volver algo más gordito así que compremos una cama amplia — Dictaba mientras se ponían a ver los tamaños de las camas y comenzaban a preguntar al propietario para escoger las apropiadas. — ¿Qué más nos hace falta? Permítame decirle que estas compras siempre se las dejaba a mis sirvientes — Terminó por confesar.
— De hecho el maltrato a los caballos es algo porque reclaman, son seres vivos y que sienten. Muchos tienen que llevar cargas pesadas y por eso el invento del auto que es fabuloso, realmente quiero hacer esa inversión y tener uno — Le contaba entusiasmado por aquel tema antes de llegar a muchos otros donde se sentía muy cómodo hablando con ella. — Sé que seremos felices — Aseguró. Lo que vino después solo lo encontró agradable y adorable de ver como se ponía roja por sus comentarios tan atrevidos e impropios, pero no podía dejar de decirle lo que pensaba y lo atrayente que le estaba resultando, si quería besar sus labios y que se diera de un modo natural. —Si es algo de dos que a mi me parece se debe dar de un modo natural y que fluya, sé que hay muchos límites pero si de la nada encontramos un lugar quiero que fluya. ¿Comprende? Lo menos que quiero es que se sienta presionada —Explicó Philippe con esos aires de caballerosidad que tenía.
— Estoy muy contento que pensemos igual y que comprendamos que debe ser feliz. Le agradezco de verdad pudo haber sido diferente y no es así, me complace mucho que usted sea la mujer que este conmigo durante toda la vida —Señaló emocionado y agradecido mientras acariciaba a Warrior que estaba asumiendo que se lo llevaría, empezó a mover su colita. — Sí Emily nos va a ayudar mucho, pero temo que Jeremy se reirá de mi no sienta temor en reclamarle, sé como es — Murmuró riendo antes de hacer el pago correspondiente y luego yendo a la tienda que estaban las camas de madera como una almohadilla donde ellos quedaban muy cómodos, igual se aseguraría tenerles su espacio donde se sentirían cómodos los tres. Ahora sí quería ver la reacción de King.
— Creo que no... pero sí se puede volver algo más gordito así que compremos una cama amplia — Dictaba mientras se ponían a ver los tamaños de las camas y comenzaban a preguntar al propietario para escoger las apropiadas. — ¿Qué más nos hace falta? Permítame decirle que estas compras siempre se las dejaba a mis sirvientes — Terminó por confesar.
Philippe · Albergue · con Amber
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3. knight, el perro
y Warrior... mejor que sean dos!
La muchacha Lo miró con curiosidad cuando le propuso mostrarle Cómo se disparaba con el arco y la flecha. Había logrado capturar toda su atención, pues no podía negar que aquello y le había generado cierto interés. Cuán buena sería en el arco Cuánta puntería tendría eran preguntas que ahora comenzamos una zona de su cabeza. Sabía que si su madre la escuchaba seguramente se espantaría. Pero eso era justamente algo que podría llamar su atención Así que tampoco debería de sorprenderse. Además, la castaña había dejado claro su punto de vista respecto a la cacería más, en cambio, en el tiro al blanco no se dañaba a nadie, ni nada ni a nada. Así que no tendría por qué ser algo malo. — Eso me gustaría, si le soy sincera. Suena a algo retador. Y ya sabe que me gustan las cosas inusuales. — admitió la muchacha.
La joven sonrió ante su pregunta. Su pasión por la música era algo que la llenaba de felicidad. — Pues que bueno que pregunta. Aquel gusto por la música no ha cambiado. Sigue tan vivo como la pasión de mi hermana por los animales. Recientemente, he comenzado clases de violín. —[/color] Le comentó con gran entusiasmo y una amplia sonrisa en el rostro.
— Tiene toda la razón, quizás no se erradique rápidamente el uso de las carretas con caballos, pero poco a poco se hace la diferencia si comenzamos a ver las cosas como usted. — aseguro, si comenzaban a cambiar la visualización de la transportación quizás algún día podrían librar a los animales de llevar cargas que no son aptas para sus cuerpos.
Una sonrisa de ilusión se mostró en su rostro cuando le dijo que sabía que serían felices. Eso era lo que deseaba y esperaba. Quería tener un futuro bonito, que todo saliera bien y así poder contarle su historia a sus hijos.
Para Amber había sido inesperada su confección, pero al mismo tiempo había hecho que se sintiera más confiada de responder como lo hizo. Pues la castaña por mucho que no conociera de estas cosas no quería decir que no sintiera el deseo y la curiosidad de estar más cerca. Más íntimo. — No se preocupe. Sé que tal vez no tenga todo el conocimiento. Pero como dice, son cosas que fluyen naturalmente. Yo le soy sincera cuando digo que igualmente me gustaría. Porque lo puedo sentir. — admitió la muchacha, pues no deseaba que se cohibiera. Ella anhelaba aquel beso tanto o más que él. — Pero supongo que cuando llegue el momento lo sabremos. — de seguro todo conspiraría para que así fuera, la propia vida sería su cómplice.
La Fairchild no podría ni por todo el oro del mundo negarse a algo así. Era una pobre criatura falta de cuidados y cariño, que sin duda alguna había logrado conmover su corazón. — No hay de qué. Tal parece que tenemos más cosas en común de lo que recordábamos. Yo igual agradezco que todo se esté dando de esta forma. Que esté en mi vida y sea para siempre. — Señaló y es que poco a poco el sentimiento iba creciendo.
Amber se mantenía con Knigth en sus brazos mientras lo escuchaba y sonrió de una forma más traviesa ante su comentario. — Créame, no lo dudaría ni por un segundo. — afirmó respecto a su hermano. Más después de su historia con su hermana, así que tampoco dejaría que se ría de su prometido. Al menos con Emily sí podían contar.
Los jóvenes partieron a la tienda, y comenzaban a observar las camas para los perritos. — Perfecto, entonces esta es más ideal para él. — Señaló tomando una de tamaño adecuado para cada uno. — Pues mínimo necesitamos un plato para cada uno y sobre todo la comida. — Le respondió. — A veces aunque sea por una vez, es bueno hacerlo nosotros. ¿No cree? Aunque sea para variar un poco la rutina. — añadió.
La joven sonrió ante su pregunta. Su pasión por la música era algo que la llenaba de felicidad. — Pues que bueno que pregunta. Aquel gusto por la música no ha cambiado. Sigue tan vivo como la pasión de mi hermana por los animales. Recientemente, he comenzado clases de violín. —[/color] Le comentó con gran entusiasmo y una amplia sonrisa en el rostro.
— Tiene toda la razón, quizás no se erradique rápidamente el uso de las carretas con caballos, pero poco a poco se hace la diferencia si comenzamos a ver las cosas como usted. — aseguro, si comenzaban a cambiar la visualización de la transportación quizás algún día podrían librar a los animales de llevar cargas que no son aptas para sus cuerpos.
Una sonrisa de ilusión se mostró en su rostro cuando le dijo que sabía que serían felices. Eso era lo que deseaba y esperaba. Quería tener un futuro bonito, que todo saliera bien y así poder contarle su historia a sus hijos.
Para Amber había sido inesperada su confección, pero al mismo tiempo había hecho que se sintiera más confiada de responder como lo hizo. Pues la castaña por mucho que no conociera de estas cosas no quería decir que no sintiera el deseo y la curiosidad de estar más cerca. Más íntimo. — No se preocupe. Sé que tal vez no tenga todo el conocimiento. Pero como dice, son cosas que fluyen naturalmente. Yo le soy sincera cuando digo que igualmente me gustaría. Porque lo puedo sentir. — admitió la muchacha, pues no deseaba que se cohibiera. Ella anhelaba aquel beso tanto o más que él. — Pero supongo que cuando llegue el momento lo sabremos. — de seguro todo conspiraría para que así fuera, la propia vida sería su cómplice.
La Fairchild no podría ni por todo el oro del mundo negarse a algo así. Era una pobre criatura falta de cuidados y cariño, que sin duda alguna había logrado conmover su corazón. — No hay de qué. Tal parece que tenemos más cosas en común de lo que recordábamos. Yo igual agradezco que todo se esté dando de esta forma. Que esté en mi vida y sea para siempre. — Señaló y es que poco a poco el sentimiento iba creciendo.
Amber se mantenía con Knigth en sus brazos mientras lo escuchaba y sonrió de una forma más traviesa ante su comentario. — Créame, no lo dudaría ni por un segundo. — afirmó respecto a su hermano. Más después de su historia con su hermana, así que tampoco dejaría que se ría de su prometido. Al menos con Emily sí podían contar.
Los jóvenes partieron a la tienda, y comenzaban a observar las camas para los perritos. — Perfecto, entonces esta es más ideal para él. — Señaló tomando una de tamaño adecuado para cada uno. — Pues mínimo necesitamos un plato para cada uno y sobre todo la comida. — Le respondió. — A veces aunque sea por una vez, es bueno hacerlo nosotros. ¿No cree? Aunque sea para variar un poco la rutina. — añadió.
Amber · Mansión Fairchild luego el Parque · con Philippe
- Precious Like the Sun:
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1771Honra :
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3. Knight, el perro
y Warrior... mejor que sean dos!
Pudo notar cuanto se entusiasmó con su proposición en enseñarle el tiro al arco. Vio como sus ojos de color brillaron al instante denotando curiosidad. —Así será, es una promesa — Le guiñó un divertido y esperando que esos momentos se llevarán a cabo luego de la boda que cada día estaba más cerca. Esta vez, al escucharla fue Philippe quien quedo encantado que siguiera manteniendo esa pasión por la música. — ¿Y sigue cantando tan hermoso? — Se interesó también en el violín — Maravilloso, me parece un instrumento de lo más elegante y con un sonido placentero, siempre me gusto como se podía expresar con la música, ambas tienen gran talento en ello solo conoce a quien prefiero — Elogió, pues era obvio que ante todo siempre la escogería a ella, además que Emily siempre sería de su hermano Jeremy que se sentía algo arrepentido de lo que había hecho ahora que la veía tan hermosa y gran carácter. De todos modos, estar con Amber no era por ese error de su hermano menor, sino que sinceramente se sentía atraído y mucho más de lo que pensó.
— Imagino que quedará como una tradición, pero mientras sea menos ese tipo de uso que nos sirvió tanto tiempo estará bien — Daba su opinión con suavidad respecto a la erradicación de los caballos ahora que llegaban los automóviles y quería aprender, tenía que comprobar como se usaban y manejaban. ¿Podría hacerlo él mismo? Todo dependía de las costumbres.
La conversación fue distinta al momento de que se atrevió a decirle lo que pensaba y lo mucho que le atraía. Quería besarla y sin duda alguna, tenían que encontrar el momento donde todo fluyera sin más, porque tampoco la quería presionar y que fuera una instancia donde se sintiera incómoda. — Llegará el momento y será estupendo, mi lady Amber — Señaló con ternura mientras que acariciaba con suavidad y sin que fuera notorio el cabello castaño y ondulado de su futura mujer. Era tan linda e inocente que reconocía que le gustaba y mucho.
Quedo más cautivado cuando ella era tan compasiva como él, ya que insistía que pudiera decir que no. A la que le gustaban los animales era a Emily y muy bien, Amber pudo haber dicho que no y un problema habría comenzado porque se lo iba a llevar igual. Solo que no fue el caso y más atraído se sintió. — Tenemos mucho en común remarcando la diferencia de nuestro carácter, pero es empática y reconoce el sufrimiento incluso de los animales, siempre estaré agradecido con usted — Dijo conmovido porque Warrior comenzaría una nueva vida en la familia que ellos iban a formar.
— Está bien… dos platos, dos camas y la comida necesaria. Mire, allí hay unos juguetes. ¿Cree que se entretengan? — Varios minutos más tarde tenían toda la compra hecha, pues decidieron que tenían que hacerlo por ellos mismos. Su caballero le dijo que el carruaje había llegado y empezaron junto a la dama de la chica a dejar todo dentro del carruaje. No importaba que fueran llenos porque finalmente se subieron ellos. — Está con su dama, así que no creo que haya problema que vaya a mi mansión. ¿Pasamos por su casa para solicitar el permiso de sus padres? Si gusta hasta puede ir Emily — Bueno… esperaba que la chica y su hermano no se pusieran a pelear allí, pero sabía que Amber adoraba a Emily así que le parecía convincente invitarla.
— Imagino que quedará como una tradición, pero mientras sea menos ese tipo de uso que nos sirvió tanto tiempo estará bien — Daba su opinión con suavidad respecto a la erradicación de los caballos ahora que llegaban los automóviles y quería aprender, tenía que comprobar como se usaban y manejaban. ¿Podría hacerlo él mismo? Todo dependía de las costumbres.
La conversación fue distinta al momento de que se atrevió a decirle lo que pensaba y lo mucho que le atraía. Quería besarla y sin duda alguna, tenían que encontrar el momento donde todo fluyera sin más, porque tampoco la quería presionar y que fuera una instancia donde se sintiera incómoda. — Llegará el momento y será estupendo, mi lady Amber — Señaló con ternura mientras que acariciaba con suavidad y sin que fuera notorio el cabello castaño y ondulado de su futura mujer. Era tan linda e inocente que reconocía que le gustaba y mucho.
Quedo más cautivado cuando ella era tan compasiva como él, ya que insistía que pudiera decir que no. A la que le gustaban los animales era a Emily y muy bien, Amber pudo haber dicho que no y un problema habría comenzado porque se lo iba a llevar igual. Solo que no fue el caso y más atraído se sintió. — Tenemos mucho en común remarcando la diferencia de nuestro carácter, pero es empática y reconoce el sufrimiento incluso de los animales, siempre estaré agradecido con usted — Dijo conmovido porque Warrior comenzaría una nueva vida en la familia que ellos iban a formar.
— Está bien… dos platos, dos camas y la comida necesaria. Mire, allí hay unos juguetes. ¿Cree que se entretengan? — Varios minutos más tarde tenían toda la compra hecha, pues decidieron que tenían que hacerlo por ellos mismos. Su caballero le dijo que el carruaje había llegado y empezaron junto a la dama de la chica a dejar todo dentro del carruaje. No importaba que fueran llenos porque finalmente se subieron ellos. — Está con su dama, así que no creo que haya problema que vaya a mi mansión. ¿Pasamos por su casa para solicitar el permiso de sus padres? Si gusta hasta puede ir Emily — Bueno… esperaba que la chica y su hermano no se pusieran a pelear allí, pero sabía que Amber adoraba a Emily así que le parecía convincente invitarla.
Philippe · Albergue · con Amber
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