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Un Amor Real
ONE ON ONE | ORIGINAL | FANTASÍA
Han pasado años desde que el Reino Mágico “Lumièredell” fue completamente destruido y quedó en ruinas. Tristemente los reyes no lograron salvarse de aquella magia oscura de un enemigo que aún no se sabe quién es realmente. Muchos otros tuvieron que emigrar hacia otros reinos o siguen vagando hasta encontrar una solución. Pero debido a un brujo sabio y consejero ha revelado que el reino volverá a prosperar si los herederos al reino quieren tomar su verdadero lugar.
Los hermanos fueron separados al momento de la destrucción tan solo eran unos niños de 16 años - eran mellizos - cuando todo ocurrió. Lamentablemente, August al tiempo fue capturado por aquel villano que oculta bien su rostro, mientras que la princesa Serena esta en compañía de un joven guardia que la ayudó a huir junto a su primo. Han pasado 5 años y la princesa sabe que debe volver. Ha vivido tranquila a pesar que tiene que aguantar todos los días ese frío humor y ácido de Zephir Featherbrand que se cree una clase de hermano para ella y siempre le anda diciendo lo que tiene que hacer a pesar que ni siquiera tienen diferencia de edad. Por todo el trauma que vivió, la chica aún no ha podido demostrar sus habilidades que más bien son los elementos de la naturaleza y del viento. Al formar parte de la naturaleza tiene muchos poderes escondidos.
Por su parte, Zephir es muy hábil en su magia y resulta ser un eficiente guardián que sabe dominar la habilidades criaturas que hay por los alrededores mágicos. Sin darse cuenta, ambos han generado sentimientos por el otro solo que saben que es imposible por el nivel de magia que tienen, es una de las razones que ella no quiere volver al reino. Sin embargo, al escuchar esos rumores que su hermano irá ha hecho que se decida solo que tienen que un largo camino por recorrer.
Los hermanos fueron separados al momento de la destrucción tan solo eran unos niños de 16 años - eran mellizos - cuando todo ocurrió. Lamentablemente, August al tiempo fue capturado por aquel villano que oculta bien su rostro, mientras que la princesa Serena esta en compañía de un joven guardia que la ayudó a huir junto a su primo. Han pasado 5 años y la princesa sabe que debe volver. Ha vivido tranquila a pesar que tiene que aguantar todos los días ese frío humor y ácido de Zephir Featherbrand que se cree una clase de hermano para ella y siempre le anda diciendo lo que tiene que hacer a pesar que ni siquiera tienen diferencia de edad. Por todo el trauma que vivió, la chica aún no ha podido demostrar sus habilidades que más bien son los elementos de la naturaleza y del viento. Al formar parte de la naturaleza tiene muchos poderes escondidos.
Por su parte, Zephir es muy hábil en su magia y resulta ser un eficiente guardián que sabe dominar la habilidades criaturas que hay por los alrededores mágicos. Sin darse cuenta, ambos han generado sentimientos por el otro solo que saben que es imposible por el nivel de magia que tienen, es una de las razones que ella no quiere volver al reino. Sin embargo, al escuchar esos rumores que su hermano irá ha hecho que se decida solo que tienen que un largo camino por recorrer.
Zephir Featherbrand Guardia (Aire) | Corey Mylchreest | Rising Sun |
Serena Goldenswän Princesa/Heredera | Sarah Bolger | Shooting Star |
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Mucho tiempo había pasado desde conoció a la princesa y la había ayudado a escapar junto al primo de estas. Sabía bien que en el destino de la chica estaba el retomar el reino junto a su hermano pare que todo se restablecerá y Lumièredell volviera hacer el reino que era antes de tanta desgracia. Sin embargo, Zephir entendía que lo mejor para ella era lograr desarrollar sus dones, su magia. Para qué así estuviera lista para emprender tan importante, pero al mismo tiempo peligroso viaje. El problema era que había sido tal el trauma de la joven que le estaba costando, aún no mostraba sus habilidades. El guardia estaba seguro de que debían de estar ahí. Solo había que buscar la forma de sacarlas. Sin embargo, aún no había ocurrido.
Eran cinco los años que habían transcurrido desde aquel escape. Y se podía escuchar los rumores de las personas que aseguraban que habían oído hablar sobre que el príncipe estaba por regresar a sus tierras. Zephir esperaba que estos rumores no llegarán a oídos de la princesa o de lo contrario quería ir por con él pasara lo que pasara. Aun cuando no desafiaba sus poderes cosa que hacía el camino aún más difícil. Además, nada aseguraba que los rumores fueran ciertos. ¿Qué pasaría si era una trampa para capturarla a ella también? ¿Porque no busco primero a su hermana? Muchas preguntas merodearon la mente del guardia.
Zephir quería asegurarse de que todo estuviera en orden por lo que fue a ver a la joven. Sin embargo, al llegar noto el lugar donde residía estaba muy callado, muy solitario. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Esperaba que no fuera lo que creía, porque yéndose sola en un camino tan peligroso cualquier cosa podría ocurrirle. El guardia no solo se sentí responsable de protegerla por la lealtad que tenía al reino, también porque había sentimientos hacia ella que no quería reconocer. Pues si lo hacía solo sería un sueño y nada más. Uno que acabaría el día en que ella estuviera al frente del reino. Él sólo era un guardia, muy leal, es cierto, muy hábil, también es cierto. Pero no era un príncipe o un conde, no tenía ningún título noble que lo hiciera digno de ella. Por eso disfrazaba todo de esa hermandad que hacía que lo viera como el sobreprotector. Aunque sentía que ella lo vía de igual manera. Solo que ambos callaban.
El joven no había pasado más allá de la sala de estar, pero no se atrevió a entrar en sus aposentos para ver si era que se encontraba en silencio encerrada en su habitación. Se detuvo cerca de la puerta y dio un suave golpe. — Princesa... ¿Se encuentra ahí? — preguntó rogando que le respondiera no se topará con alguna sorpresa.
Eran cinco los años que habían transcurrido desde aquel escape. Y se podía escuchar los rumores de las personas que aseguraban que habían oído hablar sobre que el príncipe estaba por regresar a sus tierras. Zephir esperaba que estos rumores no llegarán a oídos de la princesa o de lo contrario quería ir por con él pasara lo que pasara. Aun cuando no desafiaba sus poderes cosa que hacía el camino aún más difícil. Además, nada aseguraba que los rumores fueran ciertos. ¿Qué pasaría si era una trampa para capturarla a ella también? ¿Porque no busco primero a su hermana? Muchas preguntas merodearon la mente del guardia.
Zephir quería asegurarse de que todo estuviera en orden por lo que fue a ver a la joven. Sin embargo, al llegar noto el lugar donde residía estaba muy callado, muy solitario. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Esperaba que no fuera lo que creía, porque yéndose sola en un camino tan peligroso cualquier cosa podría ocurrirle. El guardia no solo se sentí responsable de protegerla por la lealtad que tenía al reino, también porque había sentimientos hacia ella que no quería reconocer. Pues si lo hacía solo sería un sueño y nada más. Uno que acabaría el día en que ella estuviera al frente del reino. Él sólo era un guardia, muy leal, es cierto, muy hábil, también es cierto. Pero no era un príncipe o un conde, no tenía ningún título noble que lo hiciera digno de ella. Por eso disfrazaba todo de esa hermandad que hacía que lo viera como el sobreprotector. Aunque sentía que ella lo vía de igual manera. Solo que ambos callaban.
El joven no había pasado más allá de la sala de estar, pero no se atrevió a entrar en sus aposentos para ver si era que se encontraba en silencio encerrada en su habitación. Se detuvo cerca de la puerta y dio un suave golpe. — Princesa... ¿Se encuentra ahí? — preguntó rogando que le respondiera no se topará con alguna sorpresa.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Zephir | viajando | mañana |
Ir de un lugar a otro. Así era su vida desde que el Reino fue destruido por aquel que ni siquiera había mostrado el rostro y que provocó tantas desgracias. Sabía que su hermano había sobrevivido pero fueron separados al huir y cada uno tomó su camino. Siempre le estaría agradecida a su primo y a aquel guardia que ahora mismo se creía un hermano más de ella por ser tan gruñón y sobreprotector.
Con el tiempo, fue imposible no enamorarse de él solo que ella era la princesa de Lumièredell y tenía la esperanza que iba a volver a tener ese título porque era lo que decía el Reino y sus padres que habían muerto en aquella destrucción. Desde ese entonces, reprimió sus sentimientos y actuaba como si fuera su hermana menor, muchas veces se enojaba por lo molesto que podía hacer. Es que al salir del Reino había reprimido sus poderes y ni siquiera sabía que elemento era el que dominaba. Era como una mundana cualquiera y eso que todos allí tenían poderes y se preguntaba porque ya que su primo y Zephir seguían conservándolos e iban en aumento. ¿Acaso era el trauma que había vivido? ¿Acaso estaba maldita? Siempre buscaba respuestas.
Que aquella adivina diera aquel presagio hizo que todos se escandalizaran parecía que el Reino de Lumièredell fue volviendo a la vida y solo esperaba a sus herederos que debían gobernar para que este se volviera más fuerte. Estaban muy alejados en ese entonces, solo que los rumores llegaron y ella lo podía sentir en su corazón. Hasta que ese día le llegó el rumor que su hermano iba a volver al Reino, se enteró sin querer al escuchar a su primo hablando con una de sus amantes de aquel pueblo que ahora estaban.
Luego de eso fue la guerra. Supo que estaba completamente decidida para regresar mientras que su primo dictaba que no porque podían ser falacias y que a toda costa quería detenerla. La discusión fue acalorada que salió huyendo, llegó a la casa que se quedaban y apenas llegó a su habitación comenzó armar un pequeño equipaje, si tenía que ir sola no importaba. El Reino la estaba llamando y deseaba con todo su corazón volver a encontrarse con su hermano.
Salió por la misma ventana de la habitación ya que su primo podría estar esperándola e impedirle hacer lo que tanto deseaba. Aunque no sin antes de dejarle una nota escrita a Zephir, era demasiado atrevido para entrar sin permiso a su cuarto y encontrar la nota encima de su cama.
"Gracias por estar conmigo durante todos estos años. Tengo que regresar y quizás no entiendas por eso prefiero escribirte esta nota que haberlo dicho en persona. Siempre te recordaré con cariño y espero que aquí tengas toda la felicidad que mereces. S"
Tuvo suerte, no había nadie y solo se adentró al bosque cercano de alguna forma llegaría y no importaba como, tenía que volver a pesar de las cientos de millas que habían recorrido ya. Quizás demoraría un año pero no importaba nada, era así de impulsiva y terca. Lo único que la tenía con el corazón hecho añicos es que había dejado a Zephir a su suerte, no estaba muy clara que se lo hubiera impedido o seguido a pesar del peligro que este regreso conllevaba.
Sabía que tenía enemigos.
Con el tiempo, fue imposible no enamorarse de él solo que ella era la princesa de Lumièredell y tenía la esperanza que iba a volver a tener ese título porque era lo que decía el Reino y sus padres que habían muerto en aquella destrucción. Desde ese entonces, reprimió sus sentimientos y actuaba como si fuera su hermana menor, muchas veces se enojaba por lo molesto que podía hacer. Es que al salir del Reino había reprimido sus poderes y ni siquiera sabía que elemento era el que dominaba. Era como una mundana cualquiera y eso que todos allí tenían poderes y se preguntaba porque ya que su primo y Zephir seguían conservándolos e iban en aumento. ¿Acaso era el trauma que había vivido? ¿Acaso estaba maldita? Siempre buscaba respuestas.
Que aquella adivina diera aquel presagio hizo que todos se escandalizaran parecía que el Reino de Lumièredell fue volviendo a la vida y solo esperaba a sus herederos que debían gobernar para que este se volviera más fuerte. Estaban muy alejados en ese entonces, solo que los rumores llegaron y ella lo podía sentir en su corazón. Hasta que ese día le llegó el rumor que su hermano iba a volver al Reino, se enteró sin querer al escuchar a su primo hablando con una de sus amantes de aquel pueblo que ahora estaban.
Luego de eso fue la guerra. Supo que estaba completamente decidida para regresar mientras que su primo dictaba que no porque podían ser falacias y que a toda costa quería detenerla. La discusión fue acalorada que salió huyendo, llegó a la casa que se quedaban y apenas llegó a su habitación comenzó armar un pequeño equipaje, si tenía que ir sola no importaba. El Reino la estaba llamando y deseaba con todo su corazón volver a encontrarse con su hermano.
Salió por la misma ventana de la habitación ya que su primo podría estar esperándola e impedirle hacer lo que tanto deseaba. Aunque no sin antes de dejarle una nota escrita a Zephir, era demasiado atrevido para entrar sin permiso a su cuarto y encontrar la nota encima de su cama.
"Gracias por estar conmigo durante todos estos años. Tengo que regresar y quizás no entiendas por eso prefiero escribirte esta nota que haberlo dicho en persona. Siempre te recordaré con cariño y espero que aquí tengas toda la felicidad que mereces. S"
Tuvo suerte, no había nadie y solo se adentró al bosque cercano de alguna forma llegaría y no importaba como, tenía que volver a pesar de las cientos de millas que habían recorrido ya. Quizás demoraría un año pero no importaba nada, era así de impulsiva y terca. Lo único que la tenía con el corazón hecho añicos es que había dejado a Zephir a su suerte, no estaba muy clara que se lo hubiera impedido o seguido a pesar del peligro que este regreso conllevaba.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Las noticias volaban, y el temor del caballero de que la princesa descubriera que su hermano estaba de vuelta en el pueblo cada vez era más grande. Su preocupación no era el hecho de que el príncipe regresara. Pues eso era una buena señal, quería decir que aún existía la posibilidad de recuperar el reino. De restablecer el orden. Sin embargo, parecía demasiado sencillo que de la nada regresara sin más ni menos cuando había estado capturado por tanto tiempo. No quería ser agua fiestas, el ave de mal agüero, pero esto le sonaba más a una trampa. Lo cual era muy peligroso, pues si ya tenían al joven príncipe y lograban capturar a la princesa, entonces todo estaría perdido.
Por supuesto que la preocupación de Zephir no era solo por la posibilidad de que las esperanzas del pueblo se desvanecieran si algo le ocurría a la joven. También era porque no quería que nada malo le ocurriera a Serena, tenía miedo de perderla aun cuando sabía que en su destino no había nada escrito para que estuvieran juntos. Solo se conformaba con saber que estaba bien, que nadie podía hacerle daño.
El no escuchar movimientos ni ruidos en sus aposentos comenzó activar sus alarmas. — Princesa, necesito hablar con usted. — Volvió a llamar, pero sin mayor éxito. Negó, no iba a arriesgarse a perderla de vista. La joven podía llegar a ser muy testaruda y sabia que si conocía de esa noticia querría buscarlo a como diera lugar. Solo que un no había señales de su elemento, cosa que la ponía vulnerable ante los bandidos que había allá afuera. El guardia frunció el ceño, no dejaría las cosas así. — ¡Voy a entrar! — afirmo, intento abrir la puerta, estaba trancada. Seguro para evitar que la interceptara su primo o incluso él. Esto le preocupo aún más, pues ni respondió y estaba cerrada, lo que indicaba que ella estaba en algo. Por lo que luego de advertir que entraría tuvo el atrevimiento de forzar la puerta con un golpe de su cuerpo.
— ¡Maldición! No puede ser. — aún no tenía la constancia, pero aquella carta sobre su cama le daba una pista. Fue deprisa a tomarla, por suerte era de los guardias cultos, tampoco es que fuera un completo don nadie, mucho menos analfabeta. Comenzó a leerla, era justamente lo que temía. — No, princesa, no puedes hacer esto. — Soltó un suspiro. — Al menos no sola. Aunque luego me arrepienta de seguirle el juego. — murmuro entre dientes guardando la carta dentro de su ropa.
Salió a toda prisa del lugar. No le dijo a nadie porque sabía que no podía ir muy lejos y la podría interceptar pronto. Quizás la podría intentar convencer, y si lo hacía podían volver haciendo como que nunca paso, evitándole una discusión con el primo. Pero si no querría volver no sería él quien la obligara hacerlo, seguía siendo su hermano, su reino. Más sí la obligaría a tener que aguantar su presencia durante todo el viaje. Se adentró al bosque y comenzó a intentar rastrearla. No sería difícil encontrarla, su aroma a frutas y flores silvestres lo podía reconocer a leguas.
A la distancia entre los árboles logro ver la silueta de una mujer, era ella, por lo que el chico usando su habilidad con el viento creo un pequeño remolino estacionario frente a ella para que no avanzara. Era como un pequeño tornado que apenas levantaba unas pocas hojas y polvo del suelo, pero que sin duda era una señal de que él se encontraba allí. — Mi lady. ¿No pensaría que leería su carta y me quedaría de brazos cruzados? ¿O sí? — pregunto mientras se acercaba.
Por supuesto que la preocupación de Zephir no era solo por la posibilidad de que las esperanzas del pueblo se desvanecieran si algo le ocurría a la joven. También era porque no quería que nada malo le ocurriera a Serena, tenía miedo de perderla aun cuando sabía que en su destino no había nada escrito para que estuvieran juntos. Solo se conformaba con saber que estaba bien, que nadie podía hacerle daño.
El no escuchar movimientos ni ruidos en sus aposentos comenzó activar sus alarmas. — Princesa, necesito hablar con usted. — Volvió a llamar, pero sin mayor éxito. Negó, no iba a arriesgarse a perderla de vista. La joven podía llegar a ser muy testaruda y sabia que si conocía de esa noticia querría buscarlo a como diera lugar. Solo que un no había señales de su elemento, cosa que la ponía vulnerable ante los bandidos que había allá afuera. El guardia frunció el ceño, no dejaría las cosas así. — ¡Voy a entrar! — afirmo, intento abrir la puerta, estaba trancada. Seguro para evitar que la interceptara su primo o incluso él. Esto le preocupo aún más, pues ni respondió y estaba cerrada, lo que indicaba que ella estaba en algo. Por lo que luego de advertir que entraría tuvo el atrevimiento de forzar la puerta con un golpe de su cuerpo.
— ¡Maldición! No puede ser. — aún no tenía la constancia, pero aquella carta sobre su cama le daba una pista. Fue deprisa a tomarla, por suerte era de los guardias cultos, tampoco es que fuera un completo don nadie, mucho menos analfabeta. Comenzó a leerla, era justamente lo que temía. — No, princesa, no puedes hacer esto. — Soltó un suspiro. — Al menos no sola. Aunque luego me arrepienta de seguirle el juego. — murmuro entre dientes guardando la carta dentro de su ropa.
Salió a toda prisa del lugar. No le dijo a nadie porque sabía que no podía ir muy lejos y la podría interceptar pronto. Quizás la podría intentar convencer, y si lo hacía podían volver haciendo como que nunca paso, evitándole una discusión con el primo. Pero si no querría volver no sería él quien la obligara hacerlo, seguía siendo su hermano, su reino. Más sí la obligaría a tener que aguantar su presencia durante todo el viaje. Se adentró al bosque y comenzó a intentar rastrearla. No sería difícil encontrarla, su aroma a frutas y flores silvestres lo podía reconocer a leguas.
A la distancia entre los árboles logro ver la silueta de una mujer, era ella, por lo que el chico usando su habilidad con el viento creo un pequeño remolino estacionario frente a ella para que no avanzara. Era como un pequeño tornado que apenas levantaba unas pocas hojas y polvo del suelo, pero que sin duda era una señal de que él se encontraba allí. — Mi lady. ¿No pensaría que leería su carta y me quedaría de brazos cruzados? ¿O sí? — pregunto mientras se acercaba.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Zephir | viajando | mañana |
La princesa lo lamentaba tanto por su primo y Zephir. Solo que tenía esa sensación de necesidad que tenía que ir a ver a su hermano y que algo malo sucedía, tenía un mal presentimiento y que no debía estar solo en el Reino destruido, ambos tenían que gobernar. Solo que algo le decía y también por los rumores que su hermano quería el poder para él solo y que había cambiado bastante con el tiempo.
¡Tenía que estar ahí!
No llevaba casi nada consigo. Y luego se arrepintió de ni siquiera haber buscado un caballo para así acelerar los pasos. Sabía que también solo había actuado por impulso y que seguramente ya luego no sabría que hacer con lo que había cometido, eran demasiadas millas para el reino y ella no contaba con la magia en su interior para acelerar todo. No obstante, con cada paso que daba algo estaba renaciendo en ella y con fiereza, se sentía distinta y quizás era la misma seguridad de su decisión.
Aún así ella ni se percató que algo se acercaba y fue bastante la impresión cuando el chico interrumpió sus pasos con ese viento que hizo que su cabello se alborotara un poco, solo que algo también había pasado ya que al intentar de protegerse por el susto que sintió en su momento fue que formó un débil escudo de agua que se desvaneció en el preciso momento que llamó su atención.
— Señor Featherbrand — dijo la chica tratando de mantener la compostura ya que hasta se había sonrojado que se preocupara tanto por ella — Reconozco que pensé que no me seguiría, pero aunque venga a buscarme yo no puedo volver y solo tengo que ir al Reino — Zephir había visto lo que había pasado y lo cierto es que ella confiaba en hablar de esos temas con él, ya que bastante la había ayudado. — ¿Ha visto eso? Forme un escudo de agua.. yo ahora mismo me siento extraña — llevó su mano directo a su corazón, sentía su piel más cálida como si la magia quisiera volver dentro de ella. ¿Era quizás porque iba a volver al Reino? ¡No tenía idea! ¿Pero por qué se sentía así? Lo único que supo en ese instante que ahora más que nunca se sentía preparada para volver. Apoyó su mano en el tronco y suspiro, se sentía algo agotada pero a la vez fuerte.
¿Podría realmente viajar durante esa noche? Necesitaba una respuesta de Zephir.
¡Tenía que estar ahí!
No llevaba casi nada consigo. Y luego se arrepintió de ni siquiera haber buscado un caballo para así acelerar los pasos. Sabía que también solo había actuado por impulso y que seguramente ya luego no sabría que hacer con lo que había cometido, eran demasiadas millas para el reino y ella no contaba con la magia en su interior para acelerar todo. No obstante, con cada paso que daba algo estaba renaciendo en ella y con fiereza, se sentía distinta y quizás era la misma seguridad de su decisión.
Aún así ella ni se percató que algo se acercaba y fue bastante la impresión cuando el chico interrumpió sus pasos con ese viento que hizo que su cabello se alborotara un poco, solo que algo también había pasado ya que al intentar de protegerse por el susto que sintió en su momento fue que formó un débil escudo de agua que se desvaneció en el preciso momento que llamó su atención.
— Señor Featherbrand — dijo la chica tratando de mantener la compostura ya que hasta se había sonrojado que se preocupara tanto por ella — Reconozco que pensé que no me seguiría, pero aunque venga a buscarme yo no puedo volver y solo tengo que ir al Reino — Zephir había visto lo que había pasado y lo cierto es que ella confiaba en hablar de esos temas con él, ya que bastante la había ayudado. — ¿Ha visto eso? Forme un escudo de agua.. yo ahora mismo me siento extraña — llevó su mano directo a su corazón, sentía su piel más cálida como si la magia quisiera volver dentro de ella. ¿Era quizás porque iba a volver al Reino? ¡No tenía idea! ¿Pero por qué se sentía así? Lo único que supo en ese instante que ahora más que nunca se sentía preparada para volver. Apoyó su mano en el tronco y suspiro, se sentía algo agotada pero a la vez fuerte.
¿Podría realmente viajar durante esa noche? Necesitaba una respuesta de Zephir.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Zephir sabía que el salir en busca de la princesa sin avisar lo que estaba pasando a su primo podría también ponerlo en un buen aprieto. El otro joven no dejaba de ser un noble sin contar de que era familia. Tenía mucho más derecho que él de saber lo que estaba pasando con la muchacha. Sin embargo, estaba dispuesto a correr ese riesgo. Pues bien, sabía el porqué la muchacha lo había hecho, tenía derecho a ilusionarse y creer que podía llegar ese momento en el que todo volviera a ser como antes.
Él no podía detenerla si insistía, pero tampoco la dejaría sola. Así que en esa encrucijada en la que se encontraba decidió estar del lado de ella. Pues era a ella a quien le juraba lealtad, era ella quien tenía gano su corazón. No la iba a dejar sola por nada del mundo, aun cuando sabía que no podía aspirar más allá de esa relación de amistad fraternal que tenían. No dejaba de ser solo un guardia.
Agradecía haberla podido encontrar antes de que fuera demasiado tarde. Por lo que le había hecho soltar un suspiro de alivio. Pronto el chico le dejo notar su presencia. Ahora vendría la parte en la que descubriría si lograría hacer que regresara o, en cambio, terminaría siguiéndole los pasos. Sin embargo, antes de eso ocurrió algo sorpresivo, pues Zephir sabía que la joven Serena había estado intentando desarrollar su magia por mucho tiempo y no había conseguido nada. Más ahora que se sorprendió por el pequeño tornado que él hizo para impedir que avanzara noto como ella activaba su magia haciendo que apareciera una masa de agua frente a ella. ¿Un escudo? Posiblemente. Se había quedado sorprendido, al fin la magia daba señales en ella.
— Pensó mal si cree que no sería capaz de seguirla sin importar a donde vaya. — le confesó el guardia. — Eso lo comprendo. ¿Pero ha pensado que podría ser una trampa? ¿Que pasaría si los atraparan a ambos? — cuestiono el castaño. La verdad es que temía por su seguridad. Con ella capturada, toda esperanza en el reino se desvanecía, además de que de solo pensar en que le ocurriera algún mal se le revolvía el corazón. — Algo me dice que no podre convencerla de volver. ¿No? — pregunto. — Sí, es así, tampoco me convencerá de volver a mí. Yo la acompañaré. — aseguro decidido a que si quería seguir avanzando en su camino tendría que hacerlo con él a su lado.
— Oh sí. Lo noté. Ve que siempre le dije que la magia estaba ahí, dentro de usted. — afirmo el chico con una sonrisa. Siempre creyó que solo era cuestión de tiempo. No como otros que dudaban de su posibilidad de hacer magia. — Claro, es normal. Se trata de la primera demostración de magia. Nunca la había sentido antes. Pero conforme pase el tiempo ya verá que se sentirá cada vez esa sensación más familiar. — comento el chico mientras se acercaba.
— Déjeme ver sus manos. — Zephir tomo las manos de Serena, pudo sentirlas cálidas y al mismo tiempo como si una sensación energías las recorrieran. — Está ahí… ¿Puede notar esos pequeños destellos en sus manos? — dijo mientras sostenía su mano, bocarriba y señalaba la palma de la mano de la chica. — Prométame una cosa… Nos detendremos en algún momento para comenzar a practicar su magia. — Pidió el chico, quería que estuviera protegida de todas las formas posibles.
Él no podía detenerla si insistía, pero tampoco la dejaría sola. Así que en esa encrucijada en la que se encontraba decidió estar del lado de ella. Pues era a ella a quien le juraba lealtad, era ella quien tenía gano su corazón. No la iba a dejar sola por nada del mundo, aun cuando sabía que no podía aspirar más allá de esa relación de amistad fraternal que tenían. No dejaba de ser solo un guardia.
Agradecía haberla podido encontrar antes de que fuera demasiado tarde. Por lo que le había hecho soltar un suspiro de alivio. Pronto el chico le dejo notar su presencia. Ahora vendría la parte en la que descubriría si lograría hacer que regresara o, en cambio, terminaría siguiéndole los pasos. Sin embargo, antes de eso ocurrió algo sorpresivo, pues Zephir sabía que la joven Serena había estado intentando desarrollar su magia por mucho tiempo y no había conseguido nada. Más ahora que se sorprendió por el pequeño tornado que él hizo para impedir que avanzara noto como ella activaba su magia haciendo que apareciera una masa de agua frente a ella. ¿Un escudo? Posiblemente. Se había quedado sorprendido, al fin la magia daba señales en ella.
— Pensó mal si cree que no sería capaz de seguirla sin importar a donde vaya. — le confesó el guardia. — Eso lo comprendo. ¿Pero ha pensado que podría ser una trampa? ¿Que pasaría si los atraparan a ambos? — cuestiono el castaño. La verdad es que temía por su seguridad. Con ella capturada, toda esperanza en el reino se desvanecía, además de que de solo pensar en que le ocurriera algún mal se le revolvía el corazón. — Algo me dice que no podre convencerla de volver. ¿No? — pregunto. — Sí, es así, tampoco me convencerá de volver a mí. Yo la acompañaré. — aseguro decidido a que si quería seguir avanzando en su camino tendría que hacerlo con él a su lado.
— Oh sí. Lo noté. Ve que siempre le dije que la magia estaba ahí, dentro de usted. — afirmo el chico con una sonrisa. Siempre creyó que solo era cuestión de tiempo. No como otros que dudaban de su posibilidad de hacer magia. — Claro, es normal. Se trata de la primera demostración de magia. Nunca la había sentido antes. Pero conforme pase el tiempo ya verá que se sentirá cada vez esa sensación más familiar. — comento el chico mientras se acercaba.
— Déjeme ver sus manos. — Zephir tomo las manos de Serena, pudo sentirlas cálidas y al mismo tiempo como si una sensación energías las recorrieran. — Está ahí… ¿Puede notar esos pequeños destellos en sus manos? — dijo mientras sostenía su mano, bocarriba y señalaba la palma de la mano de la chica. — Prométame una cosa… Nos detendremos en algún momento para comenzar a practicar su magia. — Pidió el chico, quería que estuviera protegida de todas las formas posibles.
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La princesa por solo el mero hecho de serlo pudo haberlo detenido, pero en el fondo tampoco quería emprender un viaje sola si contaba con alguien de confianza con el guardia gruñón que hasta el momento había sido el único aliado junto a su primo. También era su guía solo que respecto a la magia no había logrado nada pero persistía. Tenía que ir a pesar de sus quejas así que sin decir nada ahí quedaba la invitación si iba con ella o no.
Respecto a la magia que había fluido por la fuerte emoción que sintió aún no lo podía asumir. Habían sido años sin poder tenerla más que unos pequeños rastros que no servían para defenderse y ahora mismo si había formado un escudo de agua bastante decente que aún se preguntaba como lo había logrado sin ni siquiera intentarlo. Sentía ahora la magia en su interior y lo cierto era como si con cada paso que daba se iba acumulando más.
— No quise detenerme en pensar porque iba a ser mucho más difícil salir y tenía que hacerlo aún con desventajas e ignorancia. — siseó de inmediato. — Mi reino me esta llamando y es hora de volver — comentó la princesa y sonrió. En ese instante, se sentía toda una rebelde al cometer una falta y la realidad es que él tenía todo el derecho de ir porque también formaba parte de este era de los pocos sobrevivientes. Esa era otra de sus preguntas quizás habían sobrevivido más de los que imaginaban. ¿También habrían recibido aquel llamado o solo era ella? Lo único que sabía que cada uno tendría esa opción de elegir. — Estoy segura que no es una trampa ya que lo siento en mi corazón, pero sé los riesgos que correré sin saber mucho — se encogió de hombros y al escucharlo solo elevó la voz— ¿Es que acaso se lo he impedido, señor Featherbrand? — preguntó con seriedad. Sí quería venir era mucho mejor para ella así se sentía más segura.
Empezaron hablar al respecto de la magia y asintió — Sé que esos pequeños rastros de magia no eran nada a comparación de la fuerza mágica que tienen ustedes pero estaba...y sabía que algún día lo iba a lograr. Lo más curioso es que fluye cuando volveré a mi reino. ¿Será una señal? — le preguntó a su guardia y extendió sus manos para que analizara bien la situación. Eso si aunque cuando se esforzaba no podía sentirla y eso la hacía sentir muy mundana y normal. Ahora mismo era como si la tuviera todo el tiempo y podía ver esos destellos. — Recuerdo bien que mis padres sabían manipular todos los elementos solo que siempre hay uno que es el predominante. ¿El mío será el de agua? — preguntó con curiosidad.
—Está bien, solo que no podemos demorar mucho. Lo haremos cuando tengamos que descansar tengo que llegar pronto y juntarme con mi hermano. ¿Por qué escucho el rumor, verdad? Sé que es cierto. Ambos tenemos que gobernar Lumièredell — Fue cuando lo contempló otra vez que se dio cuenta que tenían las manos sostenidas y no le importó, más bien preguntó— No trae nada para el viaje al parecer fue tan impulsivo como yo...— siseó divertida. Imaginaba que era solamente porque ella era importante para él.
Respecto a la magia que había fluido por la fuerte emoción que sintió aún no lo podía asumir. Habían sido años sin poder tenerla más que unos pequeños rastros que no servían para defenderse y ahora mismo si había formado un escudo de agua bastante decente que aún se preguntaba como lo había logrado sin ni siquiera intentarlo. Sentía ahora la magia en su interior y lo cierto era como si con cada paso que daba se iba acumulando más.
— No quise detenerme en pensar porque iba a ser mucho más difícil salir y tenía que hacerlo aún con desventajas e ignorancia. — siseó de inmediato. — Mi reino me esta llamando y es hora de volver — comentó la princesa y sonrió. En ese instante, se sentía toda una rebelde al cometer una falta y la realidad es que él tenía todo el derecho de ir porque también formaba parte de este era de los pocos sobrevivientes. Esa era otra de sus preguntas quizás habían sobrevivido más de los que imaginaban. ¿También habrían recibido aquel llamado o solo era ella? Lo único que sabía que cada uno tendría esa opción de elegir. — Estoy segura que no es una trampa ya que lo siento en mi corazón, pero sé los riesgos que correré sin saber mucho — se encogió de hombros y al escucharlo solo elevó la voz— ¿Es que acaso se lo he impedido, señor Featherbrand? — preguntó con seriedad. Sí quería venir era mucho mejor para ella así se sentía más segura.
Empezaron hablar al respecto de la magia y asintió — Sé que esos pequeños rastros de magia no eran nada a comparación de la fuerza mágica que tienen ustedes pero estaba...y sabía que algún día lo iba a lograr. Lo más curioso es que fluye cuando volveré a mi reino. ¿Será una señal? — le preguntó a su guardia y extendió sus manos para que analizara bien la situación. Eso si aunque cuando se esforzaba no podía sentirla y eso la hacía sentir muy mundana y normal. Ahora mismo era como si la tuviera todo el tiempo y podía ver esos destellos. — Recuerdo bien que mis padres sabían manipular todos los elementos solo que siempre hay uno que es el predominante. ¿El mío será el de agua? — preguntó con curiosidad.
—Está bien, solo que no podemos demorar mucho. Lo haremos cuando tengamos que descansar tengo que llegar pronto y juntarme con mi hermano. ¿Por qué escucho el rumor, verdad? Sé que es cierto. Ambos tenemos que gobernar Lumièredell — Fue cuando lo contempló otra vez que se dio cuenta que tenían las manos sostenidas y no le importó, más bien preguntó— No trae nada para el viaje al parecer fue tan impulsivo como yo...— siseó divertida. Imaginaba que era solamente porque ella era importante para él.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Había quedado impresionado con la manifestación de magia en la chica. La muchacha había esperado mucho por este momento y al fin había llegado justo en el momento más indicado, pues vaya que sería de gran ayuda tomando en cuenta el camino que le esperaba por delante.
La joven era valiente, eso no se podía negar. Por lo que el guardia solo soltó un suspiro antes de hablar. — Yo imaginaba que algo así podía pasar. Sabía que tarde o temprano este momento terminaría por llegar. Solo que me tomó por sorpresa que fuera ahora. — Le comentó, porque estaba consciente de que ella no se lo pensaría dos veces en intentar regresar y cumplir con lo que esa profecía. Solo que como era tan desconfiado que quedaba con la duda de la veracidad de la noticia, y con justa razón luego de todo lo que había pasado.
— Solo era por las dudas princesa. Sabe que a donde usted vaya yo también voy y espero poder siempre cumplir eso. — aseguro, era como una promesa que le hacía, la cual estaba totalmente dispuesto a cumplir.
La magia una vez aparecía solo era cuestión de ir desarrollándola, potenciándola. Así que no dudaba que la chica, pronto lo que le parecía un poco de magia, se convertirá en una descomunal. — Es posible, hasta donde sé, las emociones influyen mucho en la magia, en especial cuando se está comenzando a manifestar. Supongo que su cuerpo supo que ahora era el momento que más la necesitaba. — comento el joven guardia.
Zephir mantenía las manos de la princesa entre las suyas mientras las revisaba. Se sentían tan suaves, delicadas… se sentía bien tenerlas entre las suyas. Pero intento borrar el pensamiento. Tenía que recordar su lugar en el reino. — Por lo general, el elemento que primero se manifiesta resulta ser nuestro elemento principal. Del que tenemos el mayor control, el más poderoso. Así que en efecto yo le diría que sí. Yo recuero bien mi primer tornado, muy parecido al que hice frente a usted. Solo que muy pequeñito. Se llevó consigo apenas los pétalos y hojas de algunas flores que había cerca. — contaba el muchacho mientras recordaba ese momento.
— Claro que escuche el rumor, se esparció rápidamente. — aseguro el guardia. — Lo sé, es su destino. Espero poder ser de ayuda para que eso se cumpla. — aunque eso implicara tener que perderla, pues estando en el trono sería aún más dificil que se fijara en él. — Oh… yo… tiene razón… no traje nada. Solo pensé en que tenía que encontrarla, que no podía dejarla sola. — Admitió el chico miro para todos lados. — Eso es lo de menos, seguro me las arreglo. No creo que sea buena idea volver por mis cosas. — afirmo. — Lo siento. — dijo al notar que aún sostenía sus manos. — Será mejor que en este caso avancemos hasta que podamos encontrar donde resguardemos para la noche o mínimo podamos hacer una fogata. — Sugirió el guardia.
La joven era valiente, eso no se podía negar. Por lo que el guardia solo soltó un suspiro antes de hablar. — Yo imaginaba que algo así podía pasar. Sabía que tarde o temprano este momento terminaría por llegar. Solo que me tomó por sorpresa que fuera ahora. — Le comentó, porque estaba consciente de que ella no se lo pensaría dos veces en intentar regresar y cumplir con lo que esa profecía. Solo que como era tan desconfiado que quedaba con la duda de la veracidad de la noticia, y con justa razón luego de todo lo que había pasado.
— Solo era por las dudas princesa. Sabe que a donde usted vaya yo también voy y espero poder siempre cumplir eso. — aseguro, era como una promesa que le hacía, la cual estaba totalmente dispuesto a cumplir.
La magia una vez aparecía solo era cuestión de ir desarrollándola, potenciándola. Así que no dudaba que la chica, pronto lo que le parecía un poco de magia, se convertirá en una descomunal. — Es posible, hasta donde sé, las emociones influyen mucho en la magia, en especial cuando se está comenzando a manifestar. Supongo que su cuerpo supo que ahora era el momento que más la necesitaba. — comento el joven guardia.
Zephir mantenía las manos de la princesa entre las suyas mientras las revisaba. Se sentían tan suaves, delicadas… se sentía bien tenerlas entre las suyas. Pero intento borrar el pensamiento. Tenía que recordar su lugar en el reino. — Por lo general, el elemento que primero se manifiesta resulta ser nuestro elemento principal. Del que tenemos el mayor control, el más poderoso. Así que en efecto yo le diría que sí. Yo recuero bien mi primer tornado, muy parecido al que hice frente a usted. Solo que muy pequeñito. Se llevó consigo apenas los pétalos y hojas de algunas flores que había cerca. — contaba el muchacho mientras recordaba ese momento.
— Claro que escuche el rumor, se esparció rápidamente. — aseguro el guardia. — Lo sé, es su destino. Espero poder ser de ayuda para que eso se cumpla. — aunque eso implicara tener que perderla, pues estando en el trono sería aún más dificil que se fijara en él. — Oh… yo… tiene razón… no traje nada. Solo pensé en que tenía que encontrarla, que no podía dejarla sola. — Admitió el chico miro para todos lados. — Eso es lo de menos, seguro me las arreglo. No creo que sea buena idea volver por mis cosas. — afirmo. — Lo siento. — dijo al notar que aún sostenía sus manos. — Será mejor que en este caso avancemos hasta que podamos encontrar donde resguardemos para la noche o mínimo podamos hacer una fogata. — Sugirió el guardia.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Zephir | viajando | mañana |
Serena escuchaba con mucha atención a su guardia. Se fijaba en sus gestos y expresiones, no podía evitar encontrarlo increíblemente guapo, se había vuelto mucho más apuesto con el tiempo y reconocía que tenía muchos sentimientos hacia a el, hasta el punto de estar enamorada.
Así que tenerlo junto a ella era un gran alivio a la vez. Sonrió. Porque a la vez estaba feliz que finalmente había tenido su primera muestra de magia. Sus padres siempre declararon que ellos con tan solo el hecho de ser parte de la realeza y ellos como futuros herederos iban a ser hechicheros muy fuertes y tanto, que podían manipular cualquier elemento.
Pero tal como decía Zephir, sabía que era solo uno el cual tenía el mayor potencial. — Es tal como la magia que tenía mi madre. — Recordó con cariño porque la extrañaba mucho y sabía que ahí todo quedaba. Solo eran recuerdos porque sus padres, sus adorados padres habían muerto cuando el castillo fue invadido por tal enemigo que nadie nunca vio su rostro. Tan cobarde que quizás ni tenía el coraje de mostrar quién realmente era y junto a la ayuda de sus malignos aliados se habían apoderado del reino. Sin embargo, no les había resultado tan fácil, ellos creyeron tener el poder por mucho tiempo pero la realidad es que el reino tenía su propio poder y ahora los llamaba. A los dos. A los dos herederos de Lumièredell.
La chica había aceptado a detenerse a veces para poder controlar su magia. Lo cierto es que ni ahora mismo podía controlarla del todo y la verdad es que no tenía ganas de rozar nada o tener una emoción demasiado intenso porque sentía que podía disparar. No entendía como Zephir y su primo la canalizaban.
Se percató que no traía nada. Ella había guardado algunas cosas que creía que podían servir. — Descuide, guarde comida y algunas herramientas que podrían servir. Supongo que la navaja estará mejor con usted que sabe defender y proteger más. Imagino que con todo lo he traído estaremos bien por dos días ¿no? Pensé en cuatro pero como ahora somos los dos...— indicó. Y realmente, no le importaba para nada su compañía, de hecho, se sentía mucho más segura.
Soltó un suspiro y camino junto a él concordando con lo que quería hacer. Se atrevió a preguntar — ¿Cuánto demoraremos en llegar al reino? Recuerdo bien que demoramos más de un año tan solo porque yo no tenía magia y no podían dejarme atrás... pero ahora es diferente y creo que con sus entrenamientos podemos acelerar nuestros pasos — señaló la chica con esa cuestionante que esperaba que fuera respondida. Notó que mientras ella caminaba algunas flores florecían debajo de ella y a su alrededor. — Lo siento...— En el fondo sabía que aquello podría ser un elemento negativo si es que alguien los seguía. Pero ¿quién? No tenía enemigos directos y ni siquiera sabían donde estaban ¿O sí? Esperaba que no. No podía desacherse de esas flores eran parte de la naturaleza y tenían todo el derecho de adornar el bosque. — ¿Acaso tendré que relajarme para no hacerlo? — preguntó de nuevo algo cohibida.
Así que tenerlo junto a ella era un gran alivio a la vez. Sonrió. Porque a la vez estaba feliz que finalmente había tenido su primera muestra de magia. Sus padres siempre declararon que ellos con tan solo el hecho de ser parte de la realeza y ellos como futuros herederos iban a ser hechicheros muy fuertes y tanto, que podían manipular cualquier elemento.
Pero tal como decía Zephir, sabía que era solo uno el cual tenía el mayor potencial. — Es tal como la magia que tenía mi madre. — Recordó con cariño porque la extrañaba mucho y sabía que ahí todo quedaba. Solo eran recuerdos porque sus padres, sus adorados padres habían muerto cuando el castillo fue invadido por tal enemigo que nadie nunca vio su rostro. Tan cobarde que quizás ni tenía el coraje de mostrar quién realmente era y junto a la ayuda de sus malignos aliados se habían apoderado del reino. Sin embargo, no les había resultado tan fácil, ellos creyeron tener el poder por mucho tiempo pero la realidad es que el reino tenía su propio poder y ahora los llamaba. A los dos. A los dos herederos de Lumièredell.
La chica había aceptado a detenerse a veces para poder controlar su magia. Lo cierto es que ni ahora mismo podía controlarla del todo y la verdad es que no tenía ganas de rozar nada o tener una emoción demasiado intenso porque sentía que podía disparar. No entendía como Zephir y su primo la canalizaban.
Se percató que no traía nada. Ella había guardado algunas cosas que creía que podían servir. — Descuide, guarde comida y algunas herramientas que podrían servir. Supongo que la navaja estará mejor con usted que sabe defender y proteger más. Imagino que con todo lo he traído estaremos bien por dos días ¿no? Pensé en cuatro pero como ahora somos los dos...— indicó. Y realmente, no le importaba para nada su compañía, de hecho, se sentía mucho más segura.
Soltó un suspiro y camino junto a él concordando con lo que quería hacer. Se atrevió a preguntar — ¿Cuánto demoraremos en llegar al reino? Recuerdo bien que demoramos más de un año tan solo porque yo no tenía magia y no podían dejarme atrás... pero ahora es diferente y creo que con sus entrenamientos podemos acelerar nuestros pasos — señaló la chica con esa cuestionante que esperaba que fuera respondida. Notó que mientras ella caminaba algunas flores florecían debajo de ella y a su alrededor. — Lo siento...— En el fondo sabía que aquello podría ser un elemento negativo si es que alguien los seguía. Pero ¿quién? No tenía enemigos directos y ni siquiera sabían donde estaban ¿O sí? Esperaba que no. No podía desacherse de esas flores eran parte de la naturaleza y tenían todo el derecho de adornar el bosque. — ¿Acaso tendré que relajarme para no hacerlo? — preguntó de nuevo algo cohibida.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Al chico le hizo todo el sentido de que la joven heredara como elemento principal el de su madre. Se parecía tanto a ella, bella como una flor. Recordaba como la reina domaba las corrientes de agua sin importar de donde provinieran las mismas. Ya fuera de un río, de una fuente o hasta la misma agua, de algún florero. Todos los cuerpos de agua la obedecían. — La recuerdo bien. Que sea igual a la magia de la reina, en cierto modo es como si ella le acompañara princesa. — comento el muchacho.
En cierto modo le apeno que tuviera que dividir las cosas que había cargado con ella para el viaje con él. Cosa que provocaría que durara por menos tiempo. Sin embargo, buscaría la forma de compensarla. — Lamento que ahora se quede corta antes de tiempo por mi causa. Pero igual puedo casar, y también distinguir cuáles frutos silvestres son comestibles, por lo que prometo encargarme de la comida cuando se nos termine los suministros. — Sugirió el guardia. — Si la hace sentirse más segura por mí, no hay problema alguno en portar la navaja. Aunque yo siempre ando con mi espada. Quizás igual podría más adelante mostrarle como usarla la navaja de la manera más segura posible. — propuso. Prefería que no llegara el momento en que debiera utilizarla, pero nunca sé sabia cuando podía ser de ayuda. Tal vez en algún momento de aprieto. Así que quería asegurarse de que estuviera lo más protegida posible.
Recordó la vez que emprendieron aquel viaje huyendo. Había sido uno difícil, no solo porque la joven no pudiera emplear su magia, también porque venían cargando con una profunda pena por todas las desgracias y perdidas ocurridas. — Pues definidamente no tardaremos un año. — murmuro mientras se ponía a sacar cuentas. — Quizás… podríamos tardar algunos meses, quizás seis, siete, como mucho ocho. — Asumió el chico. Aun cuando tardaran ocho meses seguían siendo cuatro meses menos de viaje a diferencia de la primera vez y estaba seguro de que aunque era menos tiempo con algo de empeño, ella podría lograr pulir sus habilidades. Sería el tiempo justo para lograr llegar, prepara para enfrentar lo que fuera que los estuviera esperando.
Noto las flores y al mismo tiempo la cara de frustración de Serena. No se podía culpar, apenas y se manifestaba la magia en ella. — No te culpes, es normal al comienzo. Al menos son flores y estamos en un lugar de abundante naturaleza. Así que no sería tan raro que alguien se tope con flores en medio de un bosque. — comento para que se relajara. — Si estuvieras dejando una estela de hielo en plena primavera, entonces sí deberíamos preocuparnos de que la descubra. Pero no es el caso. — Añadió.
Zephir se detuvo a su lado y se atrevió a poner una mano sobre su hombro apretándolo con suavidad. — Eso ayudaría. Piensa que las cosas están saliendo bien… la magia se manifestó, hay esperanzas de ver a su hermano… y no está emprendiendo un viaje tan largo, sola. — finalizo incluso dibujando una pequeña y poco común sonrisa que no duro mucho, pero fue suficiente para que ella la contemplara. — ¿Le gustaría practicar tan pronto encontremos donde resguardarnos? — pregunto el guardia.
En cierto modo le apeno que tuviera que dividir las cosas que había cargado con ella para el viaje con él. Cosa que provocaría que durara por menos tiempo. Sin embargo, buscaría la forma de compensarla. — Lamento que ahora se quede corta antes de tiempo por mi causa. Pero igual puedo casar, y también distinguir cuáles frutos silvestres son comestibles, por lo que prometo encargarme de la comida cuando se nos termine los suministros. — Sugirió el guardia. — Si la hace sentirse más segura por mí, no hay problema alguno en portar la navaja. Aunque yo siempre ando con mi espada. Quizás igual podría más adelante mostrarle como usarla la navaja de la manera más segura posible. — propuso. Prefería que no llegara el momento en que debiera utilizarla, pero nunca sé sabia cuando podía ser de ayuda. Tal vez en algún momento de aprieto. Así que quería asegurarse de que estuviera lo más protegida posible.
Recordó la vez que emprendieron aquel viaje huyendo. Había sido uno difícil, no solo porque la joven no pudiera emplear su magia, también porque venían cargando con una profunda pena por todas las desgracias y perdidas ocurridas. — Pues definidamente no tardaremos un año. — murmuro mientras se ponía a sacar cuentas. — Quizás… podríamos tardar algunos meses, quizás seis, siete, como mucho ocho. — Asumió el chico. Aun cuando tardaran ocho meses seguían siendo cuatro meses menos de viaje a diferencia de la primera vez y estaba seguro de que aunque era menos tiempo con algo de empeño, ella podría lograr pulir sus habilidades. Sería el tiempo justo para lograr llegar, prepara para enfrentar lo que fuera que los estuviera esperando.
Noto las flores y al mismo tiempo la cara de frustración de Serena. No se podía culpar, apenas y se manifestaba la magia en ella. — No te culpes, es normal al comienzo. Al menos son flores y estamos en un lugar de abundante naturaleza. Así que no sería tan raro que alguien se tope con flores en medio de un bosque. — comento para que se relajara. — Si estuvieras dejando una estela de hielo en plena primavera, entonces sí deberíamos preocuparnos de que la descubra. Pero no es el caso. — Añadió.
Zephir se detuvo a su lado y se atrevió a poner una mano sobre su hombro apretándolo con suavidad. — Eso ayudaría. Piensa que las cosas están saliendo bien… la magia se manifestó, hay esperanzas de ver a su hermano… y no está emprendiendo un viaje tan largo, sola. — finalizo incluso dibujando una pequeña y poco común sonrisa que no duro mucho, pero fue suficiente para que ella la contemplara. — ¿Le gustaría practicar tan pronto encontremos donde resguardarnos? — pregunto el guardia.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Zephir | viajando | mañana |
Todo lo que decía era demasiado relevante para la princesa y en el fondo, se alegraba que la siguiera para que fuera una clase de guía. Suspiró. Porque todo lo dicho era con mucha razón, pensó en un momento en su madre y estaba orgullosa que hubiese heredado sus mismos talentos y magia. Asintió con una sonrisa nostálgica.
No iban con mucho y aún así buscaba soluciones para seguir adelante. Lo cierto es que era ella que parecía una carga solo que estaba dispuesta a aprender. — Tengo mucho que aprender pero ya el viaje empezó así que estoy dispuesta hacerlo. Quizás puedo aprender a cocinar para que no se muera de hambre ni nada parecido porque no quiero que haga todo, y aceptó la oferta de usar la navaja — dijo con cariño y con una sonrisa suave que delataba que estaba muy agradecida por su apoyo.
La fluidez de magia había renacido en ella y se sentía por completo diferente y con sinceridad trataba de mantenerse calmada porque un golpe fuerte solo haría que saliera ya que tenía que aprender a controlarla. — No deja de ser demasiado tiempo, Zephir. Y por favor, siento que tenemos que llegar pronto siento que con la magia es posible o una clase de transporte, no lo sé... pero no puede ser ese tiempo. Tengo que llegar al menos un tiempo breve después de mi hermano que sé que llegara primero. — Podía sentir su magia a lo lejos y notaba que estaba mucho más fuerte solo que si no lograba identificar si su magia era buena o mala.
Era muy difícil controlar su magia en ese aspecto y dejaba flores por donde pisaba. No tenía corazón para sacarlas y así con frustración solo esperaba controlar sus emociones - que no le diría que también era por su culpa - porque se ponía nerviosa estando a solas con él, es que siempre habían estado con su primo. —Está bien, me calmaré... dame un momento — Se detuvo para canalizar esa emoción que fluía en ella y en poco tiempo dejo de hacer aparecer flores aunque claro luego que comenzó a caminar otra vez, la magia nuevamente se apoderaba de su cuerpo y no sabía como mantenerla así. — Lo lamento, si que me costará controlarla y tienes razón, al menos no ha sido algo peor. —Siseó. Porque dejar hielo ahí si que sería tedioso.
Su corazón se aceleró demasiado cuando Zephir, su querido guardia puso la mano en su hombro y al tener la mano hacía el suelo agua salió de ella como una clase de chorro que dejó un charco. — Oh, disculpa... no me toques.. quiero decir... no me sorprendas así que me asustó. —Que mentira porque la realidad es que se ponía nerviosa con Zephir al estar tan enamorada de él — Sí.. por favor... creo que ahora lo mejor es seguir el camino hasta que nos cansemos, aún tengo energía para caminar y quiero alejarme lo más posible del pueblo porque no sé que va hacer mi primo cuando se enteré ¿vale? Soportaré lo que pueda, solo que cuando estemos en ese lugar descansaremos, comeremos algo y luego podemos empezar a entrenar. ¿Le parece? Ese es mi plan. — Es que sentía que no podía perder tanto tiempo, caminar estaba bien porque correr los cansaría más rápido, recordaba a sus padres cuando jóvenes que empezaban a correr entre ellos en una carrera y solo era cosa de dos minutos que llegaban a su lado pero declarando que habían llegado a una montaña. ¿Sería igual para ella? Tenía que descubrirlo porque sí quería llegar a su reino lo más rápido posible.
No iban con mucho y aún así buscaba soluciones para seguir adelante. Lo cierto es que era ella que parecía una carga solo que estaba dispuesta a aprender. — Tengo mucho que aprender pero ya el viaje empezó así que estoy dispuesta hacerlo. Quizás puedo aprender a cocinar para que no se muera de hambre ni nada parecido porque no quiero que haga todo, y aceptó la oferta de usar la navaja — dijo con cariño y con una sonrisa suave que delataba que estaba muy agradecida por su apoyo.
La fluidez de magia había renacido en ella y se sentía por completo diferente y con sinceridad trataba de mantenerse calmada porque un golpe fuerte solo haría que saliera ya que tenía que aprender a controlarla. — No deja de ser demasiado tiempo, Zephir. Y por favor, siento que tenemos que llegar pronto siento que con la magia es posible o una clase de transporte, no lo sé... pero no puede ser ese tiempo. Tengo que llegar al menos un tiempo breve después de mi hermano que sé que llegara primero. — Podía sentir su magia a lo lejos y notaba que estaba mucho más fuerte solo que si no lograba identificar si su magia era buena o mala.
Era muy difícil controlar su magia en ese aspecto y dejaba flores por donde pisaba. No tenía corazón para sacarlas y así con frustración solo esperaba controlar sus emociones - que no le diría que también era por su culpa - porque se ponía nerviosa estando a solas con él, es que siempre habían estado con su primo. —Está bien, me calmaré... dame un momento — Se detuvo para canalizar esa emoción que fluía en ella y en poco tiempo dejo de hacer aparecer flores aunque claro luego que comenzó a caminar otra vez, la magia nuevamente se apoderaba de su cuerpo y no sabía como mantenerla así. — Lo lamento, si que me costará controlarla y tienes razón, al menos no ha sido algo peor. —Siseó. Porque dejar hielo ahí si que sería tedioso.
Su corazón se aceleró demasiado cuando Zephir, su querido guardia puso la mano en su hombro y al tener la mano hacía el suelo agua salió de ella como una clase de chorro que dejó un charco. — Oh, disculpa... no me toques.. quiero decir... no me sorprendas así que me asustó. —Que mentira porque la realidad es que se ponía nerviosa con Zephir al estar tan enamorada de él — Sí.. por favor... creo que ahora lo mejor es seguir el camino hasta que nos cansemos, aún tengo energía para caminar y quiero alejarme lo más posible del pueblo porque no sé que va hacer mi primo cuando se enteré ¿vale? Soportaré lo que pueda, solo que cuando estemos en ese lugar descansaremos, comeremos algo y luego podemos empezar a entrenar. ¿Le parece? Ese es mi plan. — Es que sentía que no podía perder tanto tiempo, caminar estaba bien porque correr los cansaría más rápido, recordaba a sus padres cuando jóvenes que empezaban a correr entre ellos en una carrera y solo era cosa de dos minutos que llegaban a su lado pero declarando que habían llegado a una montaña. ¿Sería igual para ella? Tenía que descubrirlo porque sí quería llegar a su reino lo más rápido posible.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Pasara lo que pasara con este viaje, él iba a estar allí, no la iba a dejar sola. Nunca lo había hecho desde aquel momento tan desafortunado y ahora que tenía devuelta las ilusiones tampoco lo haría. Le alegraba profundamente que al fin encontrara su magia. Ese tema había sido uno que la había agobiado todo este tiempo. Más Zephir sentía que todo había sido producto del trauma vivido que hizo que reprimiera toda su magia, más ahora que parecía que tenía una nueva ilusión, una nueva esperanza, la misma se había activado rompiendo con esa barrera que la había retenido. Serena siempre fue mágica, su corazón siempre se lo decía.
— Ya verá que todo será más sencillo después de que pueda acostumbrarse a ella, eso sí, comienzo será complicado, pero valdrá la pena. Y no por favor, no tiene que hacer eso por mí. Puedo yo mismo prepara la comida, usted es la princesa. Yo soy el guardia, un siervo y aunque la considero una gran amiga con todo el respeto y que no suene a un atrevimiento de mi parte, no podría aprovecharme de ello para hacerla cocinar. — no porque no fuera capaz, seguramente si aprendía hasta tendría mejor sazón que él, que apenas lo que hacía lo hacía para sobrevivir cuando tenía que pasar días en el bosque por alguna razón, ya fuera porque andaba cazando o porque estuviera tras la pista de algún bandido que se ocultara en esas áreas y le tocara acampar para vigilarlo. — Tampoco quiero que piense que le prohíbo cosas… si usted desea aprender a cocinar, aprenderá a cocinar, claro que sí. Solo quiero que sea por mi culpa. — es que el que ahora fueran dos complicaba un poco las provisiones que la chica traía y ahí se lamentaba de no haber traído nada con él.
La chica necesitaba calmarse, serenarse tal cual era su nombre. Para así que pudiera comenzar a explorar su magia y que fuera ella la que buscara hacerla fluir y no que la magia fluyera de ella sin permiso alguno. Lo bueno fue que pronto las flores cesaron de aparecer, lo cual era una buena señal. — Exacto. ¿Ve? Ya no salen flores. — aseguro señalando a su alrededor. Sin embargo, aunque la princesa había dejado de crear flores a su paso, al parecer algo ocurrió y ahora había brotado un chorro de agua de ella. Pero lo que lo saco de honda no fue el agua, pues era normal estando teniendo su primera muestra de magia, más aún cuando parecía que ese sería su mayor elemento, más bien lo que le sorprendió fue que le pidiera que no la tocara. Cosa que le hizo pensar que tal vez sin querer había cruzado la raya que no debía.
— Lo lamento princesa, yo no quería… no quería incomodarla. — aseguro el moreno. — Disculpe por asustarla, una vez más. Solo quería ayudar. No volverá a suceder. — agrego el guardia. Zephir recupero la compostura y asintió ante sus palabras.
— Me parece buen plan. Solo de verdad me deja saber cuándo necesite descansar. Estaba pensando que tal vez… si aún tiene en su mente eso de aprender a cocinar, bueno. No soy experto, pero también puedo enseñarle. Además de un viaje para recuperar al reino, también sería un viaje de aprendizaje. Claro, si me lo permite, por supuesto. — le sugirió. Estaba dispuesto a ser su maestro, pasar todo el conocimiento que pudiera. Igual había cosas que ella conocía mejor que él, pues Zephir solía ser un poco tosco, y brusco. Aun cuando fuera letrado, no se podía decir que fuera el hombre más elegante y culto de los alrededores, más bien era práctico. Cosas de las cuales a la joven le sobraba, tenía el don de la palabra, la gente la adoraba, tenía gracia y elegancia. Así que tal vez podían aprender el uno del otro. Pues él le enseñaría para poder sobrellevar el camino, y ella para que cuando el reino fuera recuperado el chico tuviera una vida mejor que la que solía tener. Que se le abrieran más puertas.
— Ya verá que todo será más sencillo después de que pueda acostumbrarse a ella, eso sí, comienzo será complicado, pero valdrá la pena. Y no por favor, no tiene que hacer eso por mí. Puedo yo mismo prepara la comida, usted es la princesa. Yo soy el guardia, un siervo y aunque la considero una gran amiga con todo el respeto y que no suene a un atrevimiento de mi parte, no podría aprovecharme de ello para hacerla cocinar. — no porque no fuera capaz, seguramente si aprendía hasta tendría mejor sazón que él, que apenas lo que hacía lo hacía para sobrevivir cuando tenía que pasar días en el bosque por alguna razón, ya fuera porque andaba cazando o porque estuviera tras la pista de algún bandido que se ocultara en esas áreas y le tocara acampar para vigilarlo. — Tampoco quiero que piense que le prohíbo cosas… si usted desea aprender a cocinar, aprenderá a cocinar, claro que sí. Solo quiero que sea por mi culpa. — es que el que ahora fueran dos complicaba un poco las provisiones que la chica traía y ahí se lamentaba de no haber traído nada con él.
La chica necesitaba calmarse, serenarse tal cual era su nombre. Para así que pudiera comenzar a explorar su magia y que fuera ella la que buscara hacerla fluir y no que la magia fluyera de ella sin permiso alguno. Lo bueno fue que pronto las flores cesaron de aparecer, lo cual era una buena señal. — Exacto. ¿Ve? Ya no salen flores. — aseguro señalando a su alrededor. Sin embargo, aunque la princesa había dejado de crear flores a su paso, al parecer algo ocurrió y ahora había brotado un chorro de agua de ella. Pero lo que lo saco de honda no fue el agua, pues era normal estando teniendo su primera muestra de magia, más aún cuando parecía que ese sería su mayor elemento, más bien lo que le sorprendió fue que le pidiera que no la tocara. Cosa que le hizo pensar que tal vez sin querer había cruzado la raya que no debía.
— Lo lamento princesa, yo no quería… no quería incomodarla. — aseguro el moreno. — Disculpe por asustarla, una vez más. Solo quería ayudar. No volverá a suceder. — agrego el guardia. Zephir recupero la compostura y asintió ante sus palabras.
— Me parece buen plan. Solo de verdad me deja saber cuándo necesite descansar. Estaba pensando que tal vez… si aún tiene en su mente eso de aprender a cocinar, bueno. No soy experto, pero también puedo enseñarle. Además de un viaje para recuperar al reino, también sería un viaje de aprendizaje. Claro, si me lo permite, por supuesto. — le sugirió. Estaba dispuesto a ser su maestro, pasar todo el conocimiento que pudiera. Igual había cosas que ella conocía mejor que él, pues Zephir solía ser un poco tosco, y brusco. Aun cuando fuera letrado, no se podía decir que fuera el hombre más elegante y culto de los alrededores, más bien era práctico. Cosas de las cuales a la joven le sobraba, tenía el don de la palabra, la gente la adoraba, tenía gracia y elegancia. Así que tal vez podían aprender el uno del otro. Pues él le enseñaría para poder sobrellevar el camino, y ella para que cuando el reino fuera recuperado el chico tuviera una vida mejor que la que solía tener. Que se le abrieran más puertas.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Zephir | viajando | mañana |
Siempre se había sentido muy cómoda con Zephir. Tan leal y caballero fue imposible no enamorarse de él cuando el otro hombre que estaba a su lado era su primo, a veces la realeza se casaba entre parientes solo que ella no quería algo así para su vida y cuando llegará de nuevo el reino iba a dar esa libertad que los demás - porque ella no podía - pudieran casarse por amor. Al llegar ahí iba a ser la reina y algunas normas se tendrían que mantener iba a pensar en todo aquello para gobernar con su hermano y ver las leyes de mitad a mitad.
No sabía que hacer con ese amor real que sentía por Zephir. Estaba rendida a sus encantos si con tan solo escucharlo ya era muy feliz por todo lo que decía, porque aunque estuvo a punto de reclamar ya su guardia y amigo, porque si lo era, ya estaba diciendo que podría hacerlo pero sin culparlo. — En este viaje no pienses en mi como la princesa, quiero ser un aporte y aprender de todo un poco, sobre todo a sobrevivir y no se me da tan mal la cocina, recuerda que me gustaba ir a las cocinas en el castillo. ¿Cuántas veces me pillaste ahí? Nunca me dejaron hacerlo por motivos lógicos solo que ahora es el momento por lo tanto no es tu culpa. — Le dijo con una sonrisa tierna en sus labios mientras jugaba con su cabello la hacía sentir tan bien que se alegraba que el viaje fuera solo con él.
Gracias a sus palabras se pudo calmar y ya no empezaron a brotar flores en el camino. Soltó un suspiro y se alegró por eso porque ni quería pensar que su primo la iba a seguir. Solo porque había prometido protegerla también y se iba a desesperar, no entendía porque quería retenerla y que no volviera al reino. ¿Se habría precipitado? Ojala que no. Tal vez solo quería preparar todo para emprender el viaje de vuelta. No estaba muy segura.
Caminaron y se sentía relajada hasta que la tocó. Era imposible no ponerse así cuando la ponía demasiado nerviosa. Su corazón latía con fuerza y a la vez, claro que se sintió mal por la reacción del pelinegro que no paraba de disculparse. ¿Por qué no podía ser más cariñosa? Era solo un gesto y allí ella se delataba que le gustaba mucho. ¿Se habría dado cuenta? Muchas veces se lo quedaba mirando como una tonta enamorada y sobre todo cuando entrenaba con su primo con la magia elemental. Ambos eran expertos en su opinión. — No... no... discúlpeme usted a mi. Es tan solo que me sorprendí y ando con muchas emociones aún... espere. — Con valor tomó su mano para que no se sintiera incomodo con ella y que pensará que era muy niña y la mantuvo ahí.
La sensación de calor era aliviante le gustaba y sin duda, ahora si consiguió la calma. — Por supuesto, siempre has sido un buen maestro y sabes de todo un poco, claro que quiero aprender. Me temo que quizás me equivoque muchas veces, pero soy esforzada. — Le dijo divertida ahora mucho más tranquila mientras caminaban por aquel bosque que no parecía tener fin. Solo que no importaba, ella creía soportar varias horas más para alejarse lo más posible del pueblo, si se ponían a correr ahí se iba a cansar y no quería, para seguir recorriéndolo y salir de ahí.
— Sigamos caminando, sé que puedo un par de horas más y la verdad es que quiero alejarme del pueblo. Pude haber tomado un caballo. ¿Crees que por aquí encontremos a alguno? ¿Hay unicornios? — Claro, era evidente que recién se había puesto a pensar que habían muchas criaturas mágicas en el bosque que se dejaban ver por quienes tenían magia y ahora ella lo tenía. Lo miró sorprendida. No sabía siquiera si era un buen plan solo lo dijo. El camino todavía tenía que continuar.
No sabía que hacer con ese amor real que sentía por Zephir. Estaba rendida a sus encantos si con tan solo escucharlo ya era muy feliz por todo lo que decía, porque aunque estuvo a punto de reclamar ya su guardia y amigo, porque si lo era, ya estaba diciendo que podría hacerlo pero sin culparlo. — En este viaje no pienses en mi como la princesa, quiero ser un aporte y aprender de todo un poco, sobre todo a sobrevivir y no se me da tan mal la cocina, recuerda que me gustaba ir a las cocinas en el castillo. ¿Cuántas veces me pillaste ahí? Nunca me dejaron hacerlo por motivos lógicos solo que ahora es el momento por lo tanto no es tu culpa. — Le dijo con una sonrisa tierna en sus labios mientras jugaba con su cabello la hacía sentir tan bien que se alegraba que el viaje fuera solo con él.
Gracias a sus palabras se pudo calmar y ya no empezaron a brotar flores en el camino. Soltó un suspiro y se alegró por eso porque ni quería pensar que su primo la iba a seguir. Solo porque había prometido protegerla también y se iba a desesperar, no entendía porque quería retenerla y que no volviera al reino. ¿Se habría precipitado? Ojala que no. Tal vez solo quería preparar todo para emprender el viaje de vuelta. No estaba muy segura.
Caminaron y se sentía relajada hasta que la tocó. Era imposible no ponerse así cuando la ponía demasiado nerviosa. Su corazón latía con fuerza y a la vez, claro que se sintió mal por la reacción del pelinegro que no paraba de disculparse. ¿Por qué no podía ser más cariñosa? Era solo un gesto y allí ella se delataba que le gustaba mucho. ¿Se habría dado cuenta? Muchas veces se lo quedaba mirando como una tonta enamorada y sobre todo cuando entrenaba con su primo con la magia elemental. Ambos eran expertos en su opinión. — No... no... discúlpeme usted a mi. Es tan solo que me sorprendí y ando con muchas emociones aún... espere. — Con valor tomó su mano para que no se sintiera incomodo con ella y que pensará que era muy niña y la mantuvo ahí.
La sensación de calor era aliviante le gustaba y sin duda, ahora si consiguió la calma. — Por supuesto, siempre has sido un buen maestro y sabes de todo un poco, claro que quiero aprender. Me temo que quizás me equivoque muchas veces, pero soy esforzada. — Le dijo divertida ahora mucho más tranquila mientras caminaban por aquel bosque que no parecía tener fin. Solo que no importaba, ella creía soportar varias horas más para alejarse lo más posible del pueblo, si se ponían a correr ahí se iba a cansar y no quería, para seguir recorriéndolo y salir de ahí.
— Sigamos caminando, sé que puedo un par de horas más y la verdad es que quiero alejarme del pueblo. Pude haber tomado un caballo. ¿Crees que por aquí encontremos a alguno? ¿Hay unicornios? — Claro, era evidente que recién se había puesto a pensar que habían muchas criaturas mágicas en el bosque que se dejaban ver por quienes tenían magia y ahora ella lo tenía. Lo miró sorprendida. No sabía siquiera si era un buen plan solo lo dijo. El camino todavía tenía que continuar.
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Si te vas, yo voy contigo. CON Serena | viajando | mañana |
Algo imposible, eso era lo que parecía ser los sentimientos que con el tiempo había generado hacia la princesa. Zephir estaba consiente de aquello, por lo que solía mantenerlo solo como un sueño bonito que solo podía ser realidad en su mente y corazón. Sin embargo, nada le impedía poder ser un buen amigo, confidente 6 sobre todo protector leal. Como guardia siempre fue parte de su trabajo, su lealtad directamente hacia ella era desmedida. Pues había estado dispuesto a seguir tras ella y acompañarla sin importar que fuera incluso visto como un acto de traición por no traerla de vuelta al lugar seguro en que vivían.
Que le dijera que no pensará en ella como la princesa era complicado. Estaba acostumbrado a llamarla y verla así. Sin embargo, haría lo que la hiciera sentir más cómoda. Aun cuando eso implicará que con el tiempo que se tomaba este viaje terminara por olvidar que realmente lo era y terminará sediento a sus sentimientos. Pues con esto estaba derribando aquella pequeña barrera que le hacía recordar que para la sociedad él nunca sería suficiente para Serena. — Se me hará difícil, pero lo intentaré. Por favor discúlpeme si en algún momento lo olvido. — respondió el joven guardia.
Sonrió ante el recuerdo. — Tiene razón, lo recuerdo muy bien. Siempre se vio interesada por el arte de la gastronomía. Siempre me hacía, él desentendió, el que no vio nada. Porque sabía que solo tenía cuatro, querría aprender y por supuesto, probar los deliciosos bocadillos que preparaban. — no es que él hubiera tenido mucha oportunidad de probarlos, pero las pocas veces que lo hizo, le habían gustado. — Muy bien usted… No lo veré como mi culpa. — se resignó a intentar no sentirse culpable.
La reacción de la chica lo tomo por sorpresa, pero luego se dio cuenta de que tal vez estaba poniéndola nerviosa. ¿Sería verdad o cosas de él? De todos modos, de lo que sí estaba seguro era de que no había sido intencional su reacción hacia él. — Está bien, solo fue un momento de confusión. Descuide, entiendo. — Le aseguró para que supiera que no había quedado problema alguno, que le tomara la mano lo sorprendió, pero no le molesto. Pues era señal de que todo estaba bien entre ellos. Para que así pudieran comenzar a caminar.
— Pues será un gusto ser su maestro, y bueno, ni se preocupe por eso. De los errores también se aprende. — Le aseguró, lo que necesitaba era esa determinación que precisamente tenía la princesa. — Le tomaré la palabra. Confiaré en qué me dirá cuando no pueda más. — aunque igual la conocía bien e iba a notar pronto cuando comenzará a cansarse aun cuando no le dijera. — Sería bueno encontrar alguno, en especial unicornios o pegasos. Son más fuertes, veloces y pueden crear un fuerte vínculo con sus jinetes. — comento el chico, quizás corrían la suerte de encontrar algún ejemplar de esos. Sería la compañía perfecta para ellos durante el viaje. — Bueno, nos espera un largo viaje. — Murmuró mientras continuabsn su camino. Apenas comenzaban su viaje y había mucho terreno por recorrer. Zephir se sentía aliviado de haber podido hacer este viaje con ella, no quería imaginar que algo malo pudiera ocurrirle, y tampoco podía imaginar no volver a verla. Por lo que aun con los peligros que les esperaban, estaba al menos feliz de ser de ayuda y compañía.
Que le dijera que no pensará en ella como la princesa era complicado. Estaba acostumbrado a llamarla y verla así. Sin embargo, haría lo que la hiciera sentir más cómoda. Aun cuando eso implicará que con el tiempo que se tomaba este viaje terminara por olvidar que realmente lo era y terminará sediento a sus sentimientos. Pues con esto estaba derribando aquella pequeña barrera que le hacía recordar que para la sociedad él nunca sería suficiente para Serena. — Se me hará difícil, pero lo intentaré. Por favor discúlpeme si en algún momento lo olvido. — respondió el joven guardia.
Sonrió ante el recuerdo. — Tiene razón, lo recuerdo muy bien. Siempre se vio interesada por el arte de la gastronomía. Siempre me hacía, él desentendió, el que no vio nada. Porque sabía que solo tenía cuatro, querría aprender y por supuesto, probar los deliciosos bocadillos que preparaban. — no es que él hubiera tenido mucha oportunidad de probarlos, pero las pocas veces que lo hizo, le habían gustado. — Muy bien usted… No lo veré como mi culpa. — se resignó a intentar no sentirse culpable.
La reacción de la chica lo tomo por sorpresa, pero luego se dio cuenta de que tal vez estaba poniéndola nerviosa. ¿Sería verdad o cosas de él? De todos modos, de lo que sí estaba seguro era de que no había sido intencional su reacción hacia él. — Está bien, solo fue un momento de confusión. Descuide, entiendo. — Le aseguró para que supiera que no había quedado problema alguno, que le tomara la mano lo sorprendió, pero no le molesto. Pues era señal de que todo estaba bien entre ellos. Para que así pudieran comenzar a caminar.
— Pues será un gusto ser su maestro, y bueno, ni se preocupe por eso. De los errores también se aprende. — Le aseguró, lo que necesitaba era esa determinación que precisamente tenía la princesa. — Le tomaré la palabra. Confiaré en qué me dirá cuando no pueda más. — aunque igual la conocía bien e iba a notar pronto cuando comenzará a cansarse aun cuando no le dijera. — Sería bueno encontrar alguno, en especial unicornios o pegasos. Son más fuertes, veloces y pueden crear un fuerte vínculo con sus jinetes. — comento el chico, quizás corrían la suerte de encontrar algún ejemplar de esos. Sería la compañía perfecta para ellos durante el viaje. — Bueno, nos espera un largo viaje. — Murmuró mientras continuabsn su camino. Apenas comenzaban su viaje y había mucho terreno por recorrer. Zephir se sentía aliviado de haber podido hacer este viaje con ella, no quería imaginar que algo malo pudiera ocurrirle, y tampoco podía imaginar no volver a verla. Por lo que aun con los peligros que les esperaban, estaba al menos feliz de ser de ayuda y compañía.
Fin del capitulo
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El viaje continua: primer entrenamiento CON Zephir | viajando | Durante la tarde |
Pasaron dos días enteros. La primera vez habían caminando lo suficiente y tanto que terminaron agotados cuando el sol salió esa mañana, fue cuando descansaron. Pero la idea también era de viajar de día para no tener cambios en el sueño y estar con energía en el viaje, al menos ya lo estaban logrando.
Zephir era demasiado gentil con ella y la trataba con demasiada educación todo el tiempo. Ella se sentía demasiado feliz estar viajando con él ya que era un gran amigo y estaba enamorada de él, ya se estaba dando cuenta y la forma que la miraba siempre la hacía sentir única. ¿Sería posible? Ella no destacaba para tener ese carácter y confesar sus sentimientos, suponía que debía ser él. Igual no sabía como iba actuar si hubiera más cercanía algo le decía que Zephir también estaba muy interesado y era por ello que la había seguido y no dejado sola.
Se detuvieron porque necesitaban almorzar. Estaba aprendiendo de a poco, pero al menos cortaba bayas, algunas verduras o frutas que encontraban en los matorrales y árboles para hacer un rico almuerzo. Ese día se habían detenido cerca de una laguna con agua cristalizada que tenía hasta un toque rosa y verde suave que era maravilloso. Suponía que era con la magia que tenía ahora que lo podía ver así, se entretuvo mucho mirando y mojándose los pies, también esa laguna le permitió a Zephir pescar para hacer un rico almuerzo, se las arreglaba bastante bien con la magia elemental que tenía y se le hacía mucho más sencillo cocinar formando las fogatas. Ella decía que cuando llegaran al próximo pueblo tendrían que comprar ollas y platos como servicios para comer como era debido.
— ¿Este lugar tiene un nombre, cierto? ¿A qué territorios pertenecen?—Que ahí la princesa era ignorante cuando era más joven no se fijaba en esos detalles más que fueron muchos meses que lamento la perdida de sus padres y aunque sabía que su hermano no estaba muerto, si que se habían separado, ahora estaba mejor y contemplaba mejores las zonas. —Luce realmente exquisito, ya tengo hambre. Igual me dan penita los pobres peces pero ya estaba muriendo solo comiendo fruta y verduras...— La chica había lavado bien unas hojas grandes para improvisarlos como platos y ahí que Zephir dejará el pescado y las verduras fritas. Se le hacía agua la boca ya, estaba fascinada viendo como cocinaba. ¿Es que acaso había algo que hiciera mal? Para Serena... no. Zephir era totalmente eficiente en todo lo que se proponía.
Zephir era demasiado gentil con ella y la trataba con demasiada educación todo el tiempo. Ella se sentía demasiado feliz estar viajando con él ya que era un gran amigo y estaba enamorada de él, ya se estaba dando cuenta y la forma que la miraba siempre la hacía sentir única. ¿Sería posible? Ella no destacaba para tener ese carácter y confesar sus sentimientos, suponía que debía ser él. Igual no sabía como iba actuar si hubiera más cercanía algo le decía que Zephir también estaba muy interesado y era por ello que la había seguido y no dejado sola.
Se detuvieron porque necesitaban almorzar. Estaba aprendiendo de a poco, pero al menos cortaba bayas, algunas verduras o frutas que encontraban en los matorrales y árboles para hacer un rico almuerzo. Ese día se habían detenido cerca de una laguna con agua cristalizada que tenía hasta un toque rosa y verde suave que era maravilloso. Suponía que era con la magia que tenía ahora que lo podía ver así, se entretuvo mucho mirando y mojándose los pies, también esa laguna le permitió a Zephir pescar para hacer un rico almuerzo, se las arreglaba bastante bien con la magia elemental que tenía y se le hacía mucho más sencillo cocinar formando las fogatas. Ella decía que cuando llegaran al próximo pueblo tendrían que comprar ollas y platos como servicios para comer como era debido.
— ¿Este lugar tiene un nombre, cierto? ¿A qué territorios pertenecen?—Que ahí la princesa era ignorante cuando era más joven no se fijaba en esos detalles más que fueron muchos meses que lamento la perdida de sus padres y aunque sabía que su hermano no estaba muerto, si que se habían separado, ahora estaba mejor y contemplaba mejores las zonas. —Luce realmente exquisito, ya tengo hambre. Igual me dan penita los pobres peces pero ya estaba muriendo solo comiendo fruta y verduras...— La chica había lavado bien unas hojas grandes para improvisarlos como platos y ahí que Zephir dejará el pescado y las verduras fritas. Se le hacía agua la boca ya, estaba fascinada viendo como cocinaba. ¿Es que acaso había algo que hiciera mal? Para Serena... no. Zephir era totalmente eficiente en todo lo que se proponía.
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El viaje continua: primer entrenamiento CON Serena | viajando | durante la tarde |
Zephir estaba arriesgando su puesto si por alguna razón debían regresar y se enteraban de que él había acompañado a la princesa en este viaje en vez de regresarla sana y salva. O peor aún, que algo malo le pasara y luego tuviera que rendir cuentas. Bueno, él siempre en el fondo de su corazón supo que en realidad su lealtad siempre había estado con Serena y no con su primo, por lo que poco le importaba que lo acusaran de traidor. Y si algo le llegaba a pasar, iba a sentir que tenía el castigo más que merecido porque él se había decidido acompañarla porque deseaba protegerla. Que algo malo le ocurriera significaría que fracaso en ello, y se sentaría culpable.
Por fortuna el viaje hasta el momento estaba resultando mejor de lo que hubiera imaginado ese día en el cual salió como un loco sin razonar mucho en lo que hacía, solo pensando en darle alcance a la chica. Incluso Serena ya hasta había logrado hacer que la magia fluyera en ella, lo cual era la mejor noticia que pudiera haber recibido en aquel momento.
Aquel hermoso lago era una de las maravillas de la magia y sus peces eran también una delicia al paladar. Sin duda los que provenían de lagunas mágicas como estas eran por mucho más sabrosos, solo que no eran fáciles de conseguir, al menos para los que no poseía magia, pues no podrían notar la diferencia entre una laguna normal y una mágica. Solo podría toparse con ella por pura suerte. Algo de cocina le había enseñado a la chica, pero la verdad quería tener unos buenos utensilios para darle una clase como se debe. Por ahora lo más que urgía era ayudarla a que pudiera controlar su magia y así utilizarla a voluntad.
— Esta es la laguna Rosevert, y ahora mismo estamos en las cercanías de Zerminiar. La laguna realmente no pertenece a su territorio porque está en un territorio neutral. Aunque a los zerminianos les gusta atribuirse el lugar como suyo. — Admitió el moreno ante las preguntas de la joven.
— Oh, me alegro de que le agrade como huele. Créame, estos peses tienen su toque especial, el agua mágica en la que están les da un sabor agridulce peculiar que no se consigue con ningún condimento. — comento el guardia mientras comenzaba a servir la comida. — Ellos están cumpliendo su función en la cadena alimentaria princesa. Ahora, si los estuvieran pescando solo por deporte ahí sí que eso está muy mal. No solo están desperdiciando comida habiendo tanto hambriento, sino que están también matando animales solo por placer. — comento, pues sabia igual que había quienes hacían eso.
— Aliméntese bien que luego comenzaremos a entrenar y es importante que esté con todas las fuerzas. De paso me dice si realmente era lo que esperaba la comida, así voy mejorando la receta. — culmino el muchacho mientras tomaba su hoja o mejor dicho plato improvisado, de pescado y verduras para sentarse a comer junto a ella.
Por fortuna el viaje hasta el momento estaba resultando mejor de lo que hubiera imaginado ese día en el cual salió como un loco sin razonar mucho en lo que hacía, solo pensando en darle alcance a la chica. Incluso Serena ya hasta había logrado hacer que la magia fluyera en ella, lo cual era la mejor noticia que pudiera haber recibido en aquel momento.
Aquel hermoso lago era una de las maravillas de la magia y sus peces eran también una delicia al paladar. Sin duda los que provenían de lagunas mágicas como estas eran por mucho más sabrosos, solo que no eran fáciles de conseguir, al menos para los que no poseía magia, pues no podrían notar la diferencia entre una laguna normal y una mágica. Solo podría toparse con ella por pura suerte. Algo de cocina le había enseñado a la chica, pero la verdad quería tener unos buenos utensilios para darle una clase como se debe. Por ahora lo más que urgía era ayudarla a que pudiera controlar su magia y así utilizarla a voluntad.
— Esta es la laguna Rosevert, y ahora mismo estamos en las cercanías de Zerminiar. La laguna realmente no pertenece a su territorio porque está en un territorio neutral. Aunque a los zerminianos les gusta atribuirse el lugar como suyo. — Admitió el moreno ante las preguntas de la joven.
— Oh, me alegro de que le agrade como huele. Créame, estos peses tienen su toque especial, el agua mágica en la que están les da un sabor agridulce peculiar que no se consigue con ningún condimento. — comento el guardia mientras comenzaba a servir la comida. — Ellos están cumpliendo su función en la cadena alimentaria princesa. Ahora, si los estuvieran pescando solo por deporte ahí sí que eso está muy mal. No solo están desperdiciando comida habiendo tanto hambriento, sino que están también matando animales solo por placer. — comento, pues sabia igual que había quienes hacían eso.
— Aliméntese bien que luego comenzaremos a entrenar y es importante que esté con todas las fuerzas. De paso me dice si realmente era lo que esperaba la comida, así voy mejorando la receta. — culmino el muchacho mientras tomaba su hoja o mejor dicho plato improvisado, de pescado y verduras para sentarse a comer junto a ella.
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La princesa Serena escuchaba al guardia con mucha atención que se refería a los nombres de los lugares que en sus años no tomaba en cuenta porque los veía como paisajes normales y porque estaba muy deprimida por las muertes de sus padres, tanto así la separación con su hermano. Pero ahora era todo diferente, y con magia a su alrededor todo le parecía más bonito junto a un excelente compañía a su lado. Le gusto el nombre de la laguna y en el lugar que estaban ubicados.— ¿Eso quiere decir que pasaremos a Zerminiar? Ahí podríamos conseguir algunas cosas, tengo joyas y algo de monedas que se pueden intercambiar. — Comentó distraída mientras miraba a la maravillosa laguna y mirándolo a él luego porque se estaba dirigiendo a su persona, lo miraba con cariño y trataba de no verse tan enamorada. Porque era lo que el guardia le provocaba con tal de unas simples palabras, además que lo encontraba tan culto y gentil, que ni le importaba lo que diría su primo que en esos momentos ya seguro la buscaba, pero a la vez era tan cómodo que tal vez hasta se daba unos días hasta tomar la decisión.
En fin, su primo realmente no le importaba y quería aprovechar bien ese viaje junto a su querido guardia, que sentía que la iba a proteger de todo peligro y a la vez, equilibrar su magia pues debía controlarla poco a poco para llegar a su reino más poderosa, dado que se suponía que era la heredera junto a su hermano y tenía que gobernar.
Sentía una pena enorme comer los peces solo que como decía el chico si eran parte de la cadena alimentaria y no estaban abusando de nada, solo estaban comiendo, más que ese sabor agridulce le llamaba la atención. —Siento que sí que van a hacer en pocas oportunidades porque si me da penita comérmelos cuando supongo que están felices en la laguna, además que te juro que puedo sobrevivir a base de frutas y verduras. — Sentía una cierta pena al comer los animales que en un momento estaban vivos y de la nada eran cocinados, prefería un lugar donde la carne estuviera hecha en ese momento no ver como pescaban o mataban a un animal, no dejaban de ser parte de la naturaleza.
—¡¿En serio?! ¿Ya comenzaremos a entrenar con la magia? ¡Genial! — Se entusiasmo. Ahora si se aseguraría de comer lo suficiente para quedar con la energía necesaria para empezar con la práctica. Seguramente sería todo un estorbo al principio, pero bien sabía que en la vida no era fácil y nada salía a la primera, el tiempo diría lo poderosa que se pondría, y claro... suponía que habrían descargas no dejaba de ser una princesa, es que aquello le habían dicho sus padres alguna vez, que al tener sangre de la nobleza la magia de por si solía ser más pura y poderosa así que las primeras muestras de magia eran muy complicadas de controlar pero se lograba hacerlo como todo hechicero. Porque en la magia era uno el dueño de manejarla. — Está muy buena — Dijo al tercer bocado — Realmente se maneja en esto como en todo. ¿Hay algo que no sepa hacer? — Siempre le decía lo mismo y siguió comiendo.
En fin, su primo realmente no le importaba y quería aprovechar bien ese viaje junto a su querido guardia, que sentía que la iba a proteger de todo peligro y a la vez, equilibrar su magia pues debía controlarla poco a poco para llegar a su reino más poderosa, dado que se suponía que era la heredera junto a su hermano y tenía que gobernar.
Sentía una pena enorme comer los peces solo que como decía el chico si eran parte de la cadena alimentaria y no estaban abusando de nada, solo estaban comiendo, más que ese sabor agridulce le llamaba la atención. —Siento que sí que van a hacer en pocas oportunidades porque si me da penita comérmelos cuando supongo que están felices en la laguna, además que te juro que puedo sobrevivir a base de frutas y verduras. — Sentía una cierta pena al comer los animales que en un momento estaban vivos y de la nada eran cocinados, prefería un lugar donde la carne estuviera hecha en ese momento no ver como pescaban o mataban a un animal, no dejaban de ser parte de la naturaleza.
—¡¿En serio?! ¿Ya comenzaremos a entrenar con la magia? ¡Genial! — Se entusiasmo. Ahora si se aseguraría de comer lo suficiente para quedar con la energía necesaria para empezar con la práctica. Seguramente sería todo un estorbo al principio, pero bien sabía que en la vida no era fácil y nada salía a la primera, el tiempo diría lo poderosa que se pondría, y claro... suponía que habrían descargas no dejaba de ser una princesa, es que aquello le habían dicho sus padres alguna vez, que al tener sangre de la nobleza la magia de por si solía ser más pura y poderosa así que las primeras muestras de magia eran muy complicadas de controlar pero se lograba hacerlo como todo hechicero. Porque en la magia era uno el dueño de manejarla. — Está muy buena — Dijo al tercer bocado — Realmente se maneja en esto como en todo. ¿Hay algo que no sepa hacer? — Siempre le decía lo mismo y siguió comiendo.
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Era todo un placer para Zephir poder ser él quien guiara a la princesa durante su descubrimiento de la magia. Ser quien le pudiera ayudar a descubrir no solo esas nuevas capacidades que tenía, también a descubrir esos nuevos paisajes y lugares ocultos que solo quedaban a los ojos de quienes llevaban una magia activa dentro de ellos. — Correcto, queda en nuestra ruta, por lo que es una fortuna que ya no estemos muy alejados. Así que estoy seguro de que ya para mañana o como mucho pasado mañana, estemos allí. — comento, pues siempre podía haber alguno que otro percance que los abrazara. Pero definitivamente lejos no se encontraban.
El guardia trataba de ser lo más compasivo posible con los animales. No mataba ninguno, sino que tenía la necesidad de hacerlo, como era la necesidad de comer o si por algún motivo hacía que corrieran peligro ellos. De lo contrario veía que era actos de pura maldad hacerlo solo porque les placía. En el caso de la princesa seguro la impresión era mayor, ella no estaba acostumbrada a ver como los sacaban dando aletazos en el aire. — Sé que esto es toda una impresión para usted. Mi lady. ¿Está segura? Debe de estar atenta a cuáles recolecta. No todas las frutas jugosas en realidad son comestibles. — lo decía por experiencias, había alguna vayas bastante tóxicas, que, aunque no los matarían si les enfermarían y no sería nada bonito. — Podría intentar hacer que no vea cuando lo pesco, si eso la hace sentir más tranquila. — aseguro el chico.
Noto la emoción con la que la joven lo miro al decirle que podían comenzar con el entrenamiento de la magia. La verdad le ponía muy feliz verla así, pues sabia lo mucho que la chica había sentido, que quizás nunca podría ver reflejada su magia. Pero él siempre creyó que estaba allí, solamente estaba dormida producto de todos esos momentos dolorosos que había vivido en los años pasados. — Claro que sí, es importante comenzar lo antes posible. Mientras esté más preparada mejor. — afirmo el joven.
El chico negó ante sus halagos, era cierto que sabía de casi de todo, aunque fuera un poco. Pero mucho también se debía a su entrenamiento y vida de guardia. No es que fuera especial ni nada, solo buscaba dar su mejor versión para así ser más productivo. — Me alaga demasiado, princesa. No sé si lo merezco. Pero si le soy honesto mucho crédito a mis maestros y bueno en el caso de la comida, el que sean del mago mágico también ayuda. — le aseguro el castaño mientras él también le daba una probada a la comida.
— Le enseñaré cada truco que tenga bajo la manga. — Añadió divertido con una guiñada. Se sentía más relajado de interactuar con ella ahora que solo eran ellos dos. — ¿Con cuál elemento prefiere comenzar? ¿Quiere descubrir si realmente el agua es su elemento principal o tal vez la tierra? ¿Quiere ver cuáles otros más es capaz de manejar? — sabía que al ser de la realeza tenía la capacidad de manejar varios, se veía que tenía también un don con las plantas. Por eso era bueno saber cuál era el principal, aun cuando todo apuntaba a ser el agua.
El guardia trataba de ser lo más compasivo posible con los animales. No mataba ninguno, sino que tenía la necesidad de hacerlo, como era la necesidad de comer o si por algún motivo hacía que corrieran peligro ellos. De lo contrario veía que era actos de pura maldad hacerlo solo porque les placía. En el caso de la princesa seguro la impresión era mayor, ella no estaba acostumbrada a ver como los sacaban dando aletazos en el aire. — Sé que esto es toda una impresión para usted. Mi lady. ¿Está segura? Debe de estar atenta a cuáles recolecta. No todas las frutas jugosas en realidad son comestibles. — lo decía por experiencias, había alguna vayas bastante tóxicas, que, aunque no los matarían si les enfermarían y no sería nada bonito. — Podría intentar hacer que no vea cuando lo pesco, si eso la hace sentir más tranquila. — aseguro el chico.
Noto la emoción con la que la joven lo miro al decirle que podían comenzar con el entrenamiento de la magia. La verdad le ponía muy feliz verla así, pues sabia lo mucho que la chica había sentido, que quizás nunca podría ver reflejada su magia. Pero él siempre creyó que estaba allí, solamente estaba dormida producto de todos esos momentos dolorosos que había vivido en los años pasados. — Claro que sí, es importante comenzar lo antes posible. Mientras esté más preparada mejor. — afirmo el joven.
El chico negó ante sus halagos, era cierto que sabía de casi de todo, aunque fuera un poco. Pero mucho también se debía a su entrenamiento y vida de guardia. No es que fuera especial ni nada, solo buscaba dar su mejor versión para así ser más productivo. — Me alaga demasiado, princesa. No sé si lo merezco. Pero si le soy honesto mucho crédito a mis maestros y bueno en el caso de la comida, el que sean del mago mágico también ayuda. — le aseguro el castaño mientras él también le daba una probada a la comida.
— Le enseñaré cada truco que tenga bajo la manga. — Añadió divertido con una guiñada. Se sentía más relajado de interactuar con ella ahora que solo eran ellos dos. — ¿Con cuál elemento prefiere comenzar? ¿Quiere descubrir si realmente el agua es su elemento principal o tal vez la tierra? ¿Quiere ver cuáles otros más es capaz de manejar? — sabía que al ser de la realeza tenía la capacidad de manejar varios, se veía que tenía también un don con las plantas. Por eso era bueno saber cuál era el principal, aun cuando todo apuntaba a ser el agua.
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El viaje continua: primer entrenamiento CON Zephir | viajando | Durante la tarde |
La princesa asintió, ella estaba muy impaciente de conocer todos esos lugares desconocidos que antes no vio y que ahora podía contemplar porque se había activado al fin su magia. Confiaba plenamente que Zephir sería un gran guía para poder controlar sus poderes y se volvería fuerte, porque era parte de si al ser parte de la nobleza y una Goldenswän.—¿Qué hay de interesante allí? Mi primo me dijo que cada pueblo y ciudad destaca por algo. —Murmuró. Claro que lo había escuchado pero optaba por escuchar ahora lo que diría Zephir que tenía siempre mucho que contar, sonrió estusiasmada esperando su respuesta.
De todos modos, no se sentía todo un aporte y podría entenderlo. La castaña de ojos azules había sido educada e instruida para ser una princesa, sabía de modales, de música, como ser una líder pero en cuanto a otros aprendizajes como cocinar o recolectar fruta quedaba más para los campesinos o personas con un nivel más bajo. Ella no le gustaba eso porque creía que en la vida había que saber de todo un poco, por mucho que era imposible porque los aprendizajes eran ilimitados siempre había algo que uno no sabía. —Si, no lo sé... pero no voy a poder saberlo sola. ¿No cree? Y no crea que quiero solo estar aquí como ente, quizás la cocina no sea lo mio solo que tampoco que haga todo usted, aquí más bien no tengo porque actuar de lleno como una princesa por mucho que usted siempre lo piense así. — En cierta manera lo regañó y no se sentía mal por eso porque sintió que la estaba limitando un poco, él si quería enseñarle debía decirle: esta no sirve o esta sí. Lógicamente no le gustaba quedar tampoco como una tonta.
—Es imposible no verlo... pero por hoy lo tolerare. —Es que no podía negarlo, la chica se moría de hambre, el olor era esquisito e igual se le hacía agua la boca solo que seguiría manteniendo su pensamiento firme que seguro iría a base de frutas y verduras, o comidas que no fueran carnes de por sí.
Aunque estaba muy entusiasmada era inevitable no sentir temor al respecto de no poder hacerlo bien. La magia estaba, creía que la mayor dificultad era como lanzar un ataque certero manipulando el poder a consciencia, porque claro que al entrenar con el guardia no era que quería lanzarle un ataque mayor donde lo dejaría herido, como estaba recién comenzando su muestra de magia era feroz si no podía controlar del todo sus emociones, sus padres se lo habían dicho que los magos más niños o quienes recién empezaban a tenerla eran muy poderosos, por eso había que aprender a canalizarla. — Lo que me importa es llegar preparada a Lumièredell. No importa cuanto lleve, sé que no será sencillo muchos tienen años de ventaja en mi, solo que soy una Goldenswän y no puedo defraudar, estoy destinada a que mi poder en la magia sea muy alta. —Recitó la chica que no era de egocéntrica sino que era su realidad, sus padres habían sido reyes mágicos muy poderosos y con su hermano estaban destinados a superarlos.
—Oh.. entiendo... está muy bien saber de todo un poco —Murmuró con una sonrisa mientras comía como si de eso dependiera su vida, no había pasado hambre pero hace tiempo que no se daba un gran banquete de como lo que estaba acostumbrada en el castillo. Ahora podía comer de todo un poco antes hasta se podía regodear en decir que no.
—Mi elemento tal como solía ser mi mamá es el agua. Sé que podré manipular todos los elementos creo poder controlar un poquito más el del agua.. ya luego vendría la tierra y suponiendo que son tan contrarios el último ya sería el fuego. —Que ella no supiera dominar la magia si había sido instruida mucho en teoría al respecto, hasta su primo siempre le hablaba de eso no era una completa ignorante, de hecho sabía que su primo se iba a sentir muy humillado que ya había logrado su muestra de magia que era quién siempre quiso enseñarle.
De todos modos, no se sentía todo un aporte y podría entenderlo. La castaña de ojos azules había sido educada e instruida para ser una princesa, sabía de modales, de música, como ser una líder pero en cuanto a otros aprendizajes como cocinar o recolectar fruta quedaba más para los campesinos o personas con un nivel más bajo. Ella no le gustaba eso porque creía que en la vida había que saber de todo un poco, por mucho que era imposible porque los aprendizajes eran ilimitados siempre había algo que uno no sabía. —Si, no lo sé... pero no voy a poder saberlo sola. ¿No cree? Y no crea que quiero solo estar aquí como ente, quizás la cocina no sea lo mio solo que tampoco que haga todo usted, aquí más bien no tengo porque actuar de lleno como una princesa por mucho que usted siempre lo piense así. — En cierta manera lo regañó y no se sentía mal por eso porque sintió que la estaba limitando un poco, él si quería enseñarle debía decirle: esta no sirve o esta sí. Lógicamente no le gustaba quedar tampoco como una tonta.
—Es imposible no verlo... pero por hoy lo tolerare. —Es que no podía negarlo, la chica se moría de hambre, el olor era esquisito e igual se le hacía agua la boca solo que seguiría manteniendo su pensamiento firme que seguro iría a base de frutas y verduras, o comidas que no fueran carnes de por sí.
Aunque estaba muy entusiasmada era inevitable no sentir temor al respecto de no poder hacerlo bien. La magia estaba, creía que la mayor dificultad era como lanzar un ataque certero manipulando el poder a consciencia, porque claro que al entrenar con el guardia no era que quería lanzarle un ataque mayor donde lo dejaría herido, como estaba recién comenzando su muestra de magia era feroz si no podía controlar del todo sus emociones, sus padres se lo habían dicho que los magos más niños o quienes recién empezaban a tenerla eran muy poderosos, por eso había que aprender a canalizarla. — Lo que me importa es llegar preparada a Lumièredell. No importa cuanto lleve, sé que no será sencillo muchos tienen años de ventaja en mi, solo que soy una Goldenswän y no puedo defraudar, estoy destinada a que mi poder en la magia sea muy alta. —Recitó la chica que no era de egocéntrica sino que era su realidad, sus padres habían sido reyes mágicos muy poderosos y con su hermano estaban destinados a superarlos.
—Oh.. entiendo... está muy bien saber de todo un poco —Murmuró con una sonrisa mientras comía como si de eso dependiera su vida, no había pasado hambre pero hace tiempo que no se daba un gran banquete de como lo que estaba acostumbrada en el castillo. Ahora podía comer de todo un poco antes hasta se podía regodear en decir que no.
—Mi elemento tal como solía ser mi mamá es el agua. Sé que podré manipular todos los elementos creo poder controlar un poquito más el del agua.. ya luego vendría la tierra y suponiendo que son tan contrarios el último ya sería el fuego. —Que ella no supiera dominar la magia si había sido instruida mucho en teoría al respecto, hasta su primo siempre le hablaba de eso no era una completa ignorante, de hecho sabía que su primo se iba a sentir muy humillado que ya había logrado su muestra de magia que era quién siempre quiso enseñarle.
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El viaje continua: primer entrenamiento CON Serena | viajando | durante la tarde |
— Bueno, pues este sitio es conocido por sus hermosos depósitos de piedras preciosas. Se dice que no solamente hay piedras preciosas comunes, sino que también en lo profundo de las montañas existen unas piedras preciosas mágicas. Por eso muchos de los mineros el área compiten por ver quiénes logran conseguir alguna piedra de esas, aunque se dice que ya van 100 años que no dan con una de ellas. Así que no estoy seguro de si se trata de solo una leyenda, si es que ya no queda ninguna, o que quizás están muy bien escondidas las que aún no han sido encontradas. — sinceramente, prefería que fuera así, pues estas cosas serían causar problemas en manos equivocadas, Así que quizás la misma tierra estaba protegiendo a todos de que cayeran en manos incorrectas.
Aun cuando lo intentará no siempre podía evitar tratarla como la princesa, y con eso se refería a la forma que le habían enseñado que debían de tratarla. No a que creyera que no podía hacer las cosas por sí misma. Además de que siempre le ganaba el instinto de querer cuidarla. — Lo lamento. No fue mi intención ofenderla. Por supuesto, Qué le puedo mostrar y enseñar lo que sea necesario y desee. Es simplemente que a veces me gana mi papel de guardia, pero en estos momentos los dos estamos en las mismas circunstancias y yo solamente quiero ayudarla. — la joven contaba con él para lo que fuera. Le ayudaría a conocer todo lo que fuera necesario para poder completar esta misión y lo que no supiera estaba dispuesto a que lo averiguaran juntos.
Zephir esperaba que al menos el sabor compensará el mal momento de tener que ver cómo pescaba aquel animal. Que al menos pudiera disfrutar de la comida y saciar su hambre. Así valdría la pena que hubiera tenido que hacerla presenciar aquello. — Sí, es lo más importante. Estará lista, y será de temer para esos usurpadores. — la ventaja que tenía Serena era que en cierto modo si había llegado a los oídos de esos mal nacidos que había tenido problemas para desarrollar su magia de seguro la iban a subestimar, en este caso sería era algo bueno, pues tendrían su magia como elemento sorpresa. — Verá que se han metido con la familia y el reino equivocado. — afirmó el guardia.
El chico sonrió ante sus palabras, mientras recordaba que en efecto la reina solía dominar muy bien aquel elemento. — Es lo más probable, en especial porque fue el primero en manifestarse. — afirmó el chico. Había ya terminado la comida, solo espero unos minutos a que les bajara un poco para así entonces poder oficialmente comenzar.
— ¿Esta lista? — preguntó el guardia. — Comenzaremos con descubrir cuanto puede controlar su precisión. No se preocupe si no resulta del todo porque la idea es ir mejorando. Así que voy a elevar algunas rocas en el aire a diferentes alturas e intentara derribarlas. — Le explicó, no era algo complejo en teoría, pero sí podía ser complicado tener puntería y precisión cuando apenas y estás comenzando a dejar fluir la magia. No sería raro que Zephir terminará empapado en el proceso, pero no importaba. Sería parte del aprendizaje. Así que el chico espero a que estuviera lista para entonces elevar unas tres rocas usando su magia del aire para que ella las intentara derribar.
Aun cuando lo intentará no siempre podía evitar tratarla como la princesa, y con eso se refería a la forma que le habían enseñado que debían de tratarla. No a que creyera que no podía hacer las cosas por sí misma. Además de que siempre le ganaba el instinto de querer cuidarla. — Lo lamento. No fue mi intención ofenderla. Por supuesto, Qué le puedo mostrar y enseñar lo que sea necesario y desee. Es simplemente que a veces me gana mi papel de guardia, pero en estos momentos los dos estamos en las mismas circunstancias y yo solamente quiero ayudarla. — la joven contaba con él para lo que fuera. Le ayudaría a conocer todo lo que fuera necesario para poder completar esta misión y lo que no supiera estaba dispuesto a que lo averiguaran juntos.
Zephir esperaba que al menos el sabor compensará el mal momento de tener que ver cómo pescaba aquel animal. Que al menos pudiera disfrutar de la comida y saciar su hambre. Así valdría la pena que hubiera tenido que hacerla presenciar aquello. — Sí, es lo más importante. Estará lista, y será de temer para esos usurpadores. — la ventaja que tenía Serena era que en cierto modo si había llegado a los oídos de esos mal nacidos que había tenido problemas para desarrollar su magia de seguro la iban a subestimar, en este caso sería era algo bueno, pues tendrían su magia como elemento sorpresa. — Verá que se han metido con la familia y el reino equivocado. — afirmó el guardia.
El chico sonrió ante sus palabras, mientras recordaba que en efecto la reina solía dominar muy bien aquel elemento. — Es lo más probable, en especial porque fue el primero en manifestarse. — afirmó el chico. Había ya terminado la comida, solo espero unos minutos a que les bajara un poco para así entonces poder oficialmente comenzar.
— ¿Esta lista? — preguntó el guardia. — Comenzaremos con descubrir cuanto puede controlar su precisión. No se preocupe si no resulta del todo porque la idea es ir mejorando. Así que voy a elevar algunas rocas en el aire a diferentes alturas e intentara derribarlas. — Le explicó, no era algo complejo en teoría, pero sí podía ser complicado tener puntería y precisión cuando apenas y estás comenzando a dejar fluir la magia. No sería raro que Zephir terminará empapado en el proceso, pero no importaba. Sería parte del aprendizaje. Así que el chico espero a que estuviera lista para entonces elevar unas tres rocas usando su magia del aire para que ella las intentara derribar.
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La hechicera que estaba reconociendo recién su magia escuchaba con mucha atención al guardia que parecía conocer muy bien cada lugar que se encontraba, era muy inteligente y era muy agradable para ella que supiera de todo un poco. — ¿Te imaginas si somos nosotros que encontramos algunas piedras? Ojala que solo algunas o sino sería el desborde de la curiosidad y este lugar no sería el mismo si empezarán a buscar. — Opinó la princesa con tranquilidad mientras que jugaba con sus propias manos antes de molestarse por lo que decía. Lo sentía por él, pero solía tener carácter y tenía que poner los límites, de todas maneras era correcto decirle una cosa para que le quedará claro, si exigía cosas, no dejaba que las hiciera solo por cuidarlas y ya no le gustaba ser tan dependiente. —Eres un amigo, de verdad aquí no estamos ni en el castillo para que seas mi guardia, agradezco que siempre me protejas pero deja que te cuide a ti también. — Le dijo de manera tierna porque aunque se molestaba a veces por ser como era, imposible estar enojada con él por más de cinco minutos, se llevaban especialmente.
Trataba de no perderse en su mirada porque si que era muy atractivo. Que comenzará con los entrenamientos era genial porque así iba a poder de a poco empezar a controlar sus poderes, eso pasaba cuando estaba en el reino. Lo veía incluso en sus paseos con su padre, madre y hermano como los niños o incluso adolescentes que recién mostraban su magia entrenaban con los mejores maestros, y lo cierto es que cualquiera podía serlo si resultaba ser un buen guía, Zephir lo era. Se notaba demasiado en como se expresaba en los conocimientos y ya, pero claro que igual tenía la duda que estaba al tanto que sus poderes eran mucho más fuertes al ser parte de la nobleza y siendo hija de los antiguos reyes que esperaba que no fueran los últimos, tanto ella como su hermano tenían ese potencial desde la cuna y ahora ya habían aparecido, realmente no quería que algún poder saliera demasiado fuerte y que su amigo terminará adolorido o muy malherido, sabía que las primeras muestras solían ser severas si no había un buen control y uno no sabía canalizar bien sus emociones.
Luego de comer y descansar un rato la chica estuvo lista para seguir. No podía negar que no se sentía nerviosa ya que este entrenamiento era su primera vez luego de que se mostraran sus poderes, eso significaba que el poder de la magia le decía que estaba lista solo había que saber manejarlos con el tiempo, si lo hacían con frecuencia era muy posible que en poco tiempo estará en un nivel donde podía sentirse satisfecha.— Estoy lista — Recalcó.
Escuchó sus indicaciones, y lo primero que hizo fue estar tranquila ante todo porque era lógico que no iba hacerlo en un 100% ya que se enfrentaba a esto por primera vez.
No iba a ser fácil y ella lo sabía.
Trataba de no perderse en su mirada porque si que era muy atractivo. Que comenzará con los entrenamientos era genial porque así iba a poder de a poco empezar a controlar sus poderes, eso pasaba cuando estaba en el reino. Lo veía incluso en sus paseos con su padre, madre y hermano como los niños o incluso adolescentes que recién mostraban su magia entrenaban con los mejores maestros, y lo cierto es que cualquiera podía serlo si resultaba ser un buen guía, Zephir lo era. Se notaba demasiado en como se expresaba en los conocimientos y ya, pero claro que igual tenía la duda que estaba al tanto que sus poderes eran mucho más fuertes al ser parte de la nobleza y siendo hija de los antiguos reyes que esperaba que no fueran los últimos, tanto ella como su hermano tenían ese potencial desde la cuna y ahora ya habían aparecido, realmente no quería que algún poder saliera demasiado fuerte y que su amigo terminará adolorido o muy malherido, sabía que las primeras muestras solían ser severas si no había un buen control y uno no sabía canalizar bien sus emociones.
Luego de comer y descansar un rato la chica estuvo lista para seguir. No podía negar que no se sentía nerviosa ya que este entrenamiento era su primera vez luego de que se mostraran sus poderes, eso significaba que el poder de la magia le decía que estaba lista solo había que saber manejarlos con el tiempo, si lo hacían con frecuencia era muy posible que en poco tiempo estará en un nivel donde podía sentirse satisfecha.— Estoy lista — Recalcó.
Escuchó sus indicaciones, y lo primero que hizo fue estar tranquila ante todo porque era lógico que no iba hacerlo en un 100% ya que se enfrentaba a esto por primera vez.
No iba a ser fácil y ella lo sabía.
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La joven había quedado muy curiosa con la historia que el chico le había contado. Le gustaba ver como se emocionaba cuando le contaba cosas, su entusiasmo por saber más. — Eso sería todo un acontecimiento. Estaríamos dándole conclusión a una leyenda de muchos años. — Respondió el guardia. — Pero igual creo que sería en efecto mejor que no se enteraran de ello y guardáramos el secreto solo para nosotros por el bien del lugar. Porque como dices es mejor no tentarles a la curiosidad. — Podía ser que muchos solo fueran por eso, por curiosidad, pero igual otro lo harían por utilizar aquellas piedras para algún propósito perverso.
Sentía un cosquilleo en el pecho cuando la escuchaba hablar así de él. ¿Quería protegerlo? Eso le dejaba saber que le importaba más de lo que incluso los demás vieran correcto. Seguro si su primo la escuchaba llamarlo amigo se escandalizaba. Aun cuando supiera que era la verdad, pues nunca le había simpatizado la idea de la amistad de una princesa con un guardia. Y aunque Zephir nunca se lo había comentado a Serena, ya en par de ocasiones el otro chico lo había cuestionado. Solo que el moreno no se había dejado intimidar, y lo retaba dando a entender que no se iba a apartar de ella. Después de todo, su lealtad era con Serena y su hermano, no con el primo.
— Intentaré recordarlo, o sea, sé que somos amigos… pero debo olvidar un poco lo de ser guardia. No a todos les agrada que sea su amigo. — Admitió el muchacho. — Es lindo escuchar eso, sé que nos podremos cuidar entre los dos. — aseguro con una sonrisa, solo que estaba igual consiente que si algo pasaba era ella la que tenía que tener la prioridad, el reino dependía de ella, no de él.
Una vez ya habían descansado de la comida, Zephir se alistó para así entrenar con Serena. Una de las rocas la elevo a la altura de su rostro, pero más hacia su izquierda para que no le fuera a pegar en la cara, otra estaba casi a la altura de las primeras ramas de los árboles y la última no estaba muy alta, solo a mitad de la altura de la cintura de Zephir, pero se encontraba mucho más alejada.
— Bueno, yo también estoy listo. Comencemos. — su mirada se fue a la de la chica. — Lo primero es divisar los objetivos y contabilizarlos, luego fijarte en el primero y concéntrate en ese solo objetivo. — le recomendaba el guardia. — Con la práctica seguro podrás derribar incluso varios a la vez dependiendo que elemento de la magia uses. Pero para comenzar lo mejor es practicar uno a uno, ya luego le vamos aumentando la dificultad. ¿Está bien? ¿Alguna pregunta?— Cuestionó el chico.
Sentía un cosquilleo en el pecho cuando la escuchaba hablar así de él. ¿Quería protegerlo? Eso le dejaba saber que le importaba más de lo que incluso los demás vieran correcto. Seguro si su primo la escuchaba llamarlo amigo se escandalizaba. Aun cuando supiera que era la verdad, pues nunca le había simpatizado la idea de la amistad de una princesa con un guardia. Y aunque Zephir nunca se lo había comentado a Serena, ya en par de ocasiones el otro chico lo había cuestionado. Solo que el moreno no se había dejado intimidar, y lo retaba dando a entender que no se iba a apartar de ella. Después de todo, su lealtad era con Serena y su hermano, no con el primo.
— Intentaré recordarlo, o sea, sé que somos amigos… pero debo olvidar un poco lo de ser guardia. No a todos les agrada que sea su amigo. — Admitió el muchacho. — Es lindo escuchar eso, sé que nos podremos cuidar entre los dos. — aseguro con una sonrisa, solo que estaba igual consiente que si algo pasaba era ella la que tenía que tener la prioridad, el reino dependía de ella, no de él.
Una vez ya habían descansado de la comida, Zephir se alistó para así entrenar con Serena. Una de las rocas la elevo a la altura de su rostro, pero más hacia su izquierda para que no le fuera a pegar en la cara, otra estaba casi a la altura de las primeras ramas de los árboles y la última no estaba muy alta, solo a mitad de la altura de la cintura de Zephir, pero se encontraba mucho más alejada.
— Bueno, yo también estoy listo. Comencemos. — su mirada se fue a la de la chica. — Lo primero es divisar los objetivos y contabilizarlos, luego fijarte en el primero y concéntrate en ese solo objetivo. — le recomendaba el guardia. — Con la práctica seguro podrás derribar incluso varios a la vez dependiendo que elemento de la magia uses. Pero para comenzar lo mejor es practicar uno a uno, ya luego le vamos aumentando la dificultad. ¿Está bien? ¿Alguna pregunta?— Cuestionó el chico.
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La princesa era muy atrevida y valiente que esas características las había heredado de sus padres, y al hablar de ese tema se había motivado. — ¿Sería mucho si comenzamos a buscar? Podría ser más tarde. — Propuso con una sonrisa que imaginaba que aunque era un asunto difícil su guardia no se iba a poder negar por nada si se lo pedía de esa forma. Asintió varias veces con la cabeza porque claramente sería un secreto de los dos.
Era inevitable estar enamorada de él desde que había hecho tanto por ella que tenía esos sentimientos así aunque se enojará siempre esto terminaba de manera rápida y dejaba claro que eran amigos, cercanos y que iba a tender a protegerlo. Sonrió con calidez viendo como él se animaba con tan solo escuchar sus palabras. Tomó su mano. — Eres muy importante y con todo lo que has hecho por mi es lógico que te tenga un gran aprecio, Zephir. No puedo evitarlo, aunque por titulo y un deber seas mi guardia no puedo omitir que tenemos una gran amistad y somos cercanos, y no me importa que diga el resto. Ahí en el reino seré quién junto a mi hermano mandaremos así que permitiré que se afiance la relación. — Más que claro por lo que tenía entendido solo quedaban ella y su hermano, quienes habían sobrevivido al ataque volverían apenas supiera que estaba todo bien, pero eran los mínimos y claramente ella ya siendo reina lo convertiría en parte de la nobleza.
Después de comer esos ricos alimentos y muy bien que se comió todo el pescado, la chica estaba lista para comenzar su primer entrenamiento, algo nerviosa y sabiendo que tenía que tranquilizarse solo escuchó las indicaciones de Zephir para dedicarse a ello y tener una grata concentración. — Será increíble cuando pueda derribarlas todas, así que ahora solo debo tener precisión. No te puedo negar que tengo miedo enviarte un tsunami si no me controlo. — Exclamó la chica aún cuando sería divertido verlo todo mojado. Sin embargo, trató de no pensar en eso. Viendo la ubicación de cada piedra que adoró como las manipulaba, la chica trato de canalizar su magia para lanzar solo un chorro de agua y no supo como pero la que estaba más cercana pudo hacerlo bien y aunque eso era perfecto. Demasiado perfecto para ser su primera vez, fue lo que la desconcentró y en la segunda oportunidad el agua cayó al suelo sin poder manipularla. Hizo un puchero, se había mojado sus propios zapatos. — Okey, de acuerdo... tengo que derribar las tres...a ver si lo consigo... no es tan fácil, uno pierde rápido la concentración al emocionarse. — Y se preparó para hacer lo siguiente. ¡Tenía que hacerlo bien! Tenía que ser como sus padres, como su hermano... era una gran carga que llevaba encima.
Era inevitable estar enamorada de él desde que había hecho tanto por ella que tenía esos sentimientos así aunque se enojará siempre esto terminaba de manera rápida y dejaba claro que eran amigos, cercanos y que iba a tender a protegerlo. Sonrió con calidez viendo como él se animaba con tan solo escuchar sus palabras. Tomó su mano. — Eres muy importante y con todo lo que has hecho por mi es lógico que te tenga un gran aprecio, Zephir. No puedo evitarlo, aunque por titulo y un deber seas mi guardia no puedo omitir que tenemos una gran amistad y somos cercanos, y no me importa que diga el resto. Ahí en el reino seré quién junto a mi hermano mandaremos así que permitiré que se afiance la relación. — Más que claro por lo que tenía entendido solo quedaban ella y su hermano, quienes habían sobrevivido al ataque volverían apenas supiera que estaba todo bien, pero eran los mínimos y claramente ella ya siendo reina lo convertiría en parte de la nobleza.
Después de comer esos ricos alimentos y muy bien que se comió todo el pescado, la chica estaba lista para comenzar su primer entrenamiento, algo nerviosa y sabiendo que tenía que tranquilizarse solo escuchó las indicaciones de Zephir para dedicarse a ello y tener una grata concentración. — Será increíble cuando pueda derribarlas todas, así que ahora solo debo tener precisión. No te puedo negar que tengo miedo enviarte un tsunami si no me controlo. — Exclamó la chica aún cuando sería divertido verlo todo mojado. Sin embargo, trató de no pensar en eso. Viendo la ubicación de cada piedra que adoró como las manipulaba, la chica trato de canalizar su magia para lanzar solo un chorro de agua y no supo como pero la que estaba más cercana pudo hacerlo bien y aunque eso era perfecto. Demasiado perfecto para ser su primera vez, fue lo que la desconcentró y en la segunda oportunidad el agua cayó al suelo sin poder manipularla. Hizo un puchero, se había mojado sus propios zapatos. — Okey, de acuerdo... tengo que derribar las tres...a ver si lo consigo... no es tan fácil, uno pierde rápido la concentración al emocionarse. — Y se preparó para hacer lo siguiente. ¡Tenía que hacerlo bien! Tenía que ser como sus padres, como su hermano... era una gran carga que llevaba encima.
3 aciertos para lograrlo. 1/3
3 fracasos para no lograrlo.
1/3 (De cualquier manera si son tres es que perderá el control tanto de manera positiva o negativa si es fracaso)
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