2. Es momento de sonreír

Emilia estaba sorprendida por lo bueno que estaba siendo con ella Aaron. La estaba llenando de sorpresas y se estaba esmerando a animarla, esas eran el tipo de personas que les gustaba estar porque en definitiva estaba pasando un momento malo que le costaría salir, mucho más cuando su ex estaba mostrando su vida de soltero como si nada y solo le hacía sentir rabia. Claro los comentarios llegaban y no quería dar explicaciones más que a él y a su familia.

Sonrió abiertamente y eso que en esos días no lo hacía del todo pues estaba ultra deprimida y no quería caer porque no deseaba bajar sus calificaciones en su último año de universidad. Asintió y se fue a buscarlo, pero antes su hermana la detuvo y dijo con una sonrisa. — Ese chico vale oro. Yo que tú....— Eso hizo que la mirara perpleja porque sabía bien a lo que se refería, pero es que de verdad no quería pecar de mala porque podía ser excelente solo que no le gustaba esa forma, lamentablemente Charlie no desaparecería de la noche a la mañana de su mente pero claro que sí que se lo había puesto pensar para darle un escarmiento a ese imbécil, luego lo pensaba mejor y sentía que el chico no se lo merecía. — Es mi amigo no te pases películas — Señaló mientras que su hermana que solía ser más coqueta le sonreía y se quedaba mirar la escena desde arriba cuando Emilia bajo a recibirlo, y lo hacía pasar.

— Oh... ¿Tienes otra para mi? ¿Qué pretendes amigo mío? — Preguntó mientras sentía una ligera emoción y encontraba increíblemente divertido que fuera tan loco y se apareciera como un estudiante de Hogwarts en su casa, es que ella como todo un fan de Harry Potter todo lo que viniera de la saga le encantaba, pero no sabía donde la iba a llevar. Sus ojos celestes brillaron totalmente cuando le nombró la exposición y claro ahí estaba toda mal vestida, seguro con mal olor porque no se había bañado y ahí él no le había hecho ninguna cara. — No te podría decir que no después de esto aunque no tenga muchos ánimos. Lo siento, aún sigo depre — Señaló con un puchero. — Dime que no es pronto que debo bañarme y arreglarme un poco. ¿Cualquier ropa sirve para ponerme abajo, aunque parece que tengo una falda roja a lo Gryffindor. Espérame ¿sí? — Exclamó mientras le indicaba el sofá para que se sentara y al subir le dijo a su hermana que por favor le sirviera bebida que no iba a demorar tanto. Ojalá que la loca no saliera con un comentario y  lograra avergonzar a su amigo, pero bueno no dudaba que se pusieran hablar de su situación y seguro que querría saber de sus intenciones.

Ella fue con rapidez a darse un baño a la velocidad de la luz y ya cuando estuvo lista, lo llamó para que le pasara la capa. Solo le faltaba el maquillaje y con eso era bastante simple. — Hola, de nuevo. — Murmuró con una pequeña sonrisa, la verdad es que ni le importaba que estuviera en su habitación. Le quería pedir opinión sobre la ropa que llevaba y si sería bueno que llevara el cabello suelto. — Te llame para ir más decente. No me puedo decidir — Inculcó mientras se peinaba el pelo. — Me sorprendiste, lo admito — Señaló regalándole una suave sonrisa, podían ser amigos pero eran tan distintos.

2. Es momento de sonreír

Esperaba que toda la idea valiera la pena, y la chica aceptara ir con él aquel evento. Ella necesitaba dejar a un lado todos esos pensamientos y malos recuerdos, aunque fuera por un rato. Comenzar a sanar sus heridas, por lo que el poder tener un rato de entretenimiento y risas siempre era una buena opción. Aaron no esperaba mucho de aquello, más allá de lograr hacer que se sintiera mejor. Aunque sí deseaba que ella en algún momento se diera cuenta de que había mejores chicos como para estar sufriendo por uno que no se había ganado sus lágrimas y que por más que lo negara, nunca la había querido. Al menos no como era debido, de lo contrario no la hubiera tratado de aquella forma tan despreocupada y para colmo tuviera la desfachatez de culparla de su ruptura.

El muchacho la espero pacientemente frente a la puerta.  Por fortuna la muchacha no tardó en llegar a la puerta, a lo que el joven respondió con prontitud a sus preguntas. — Por supuesto. Lo de parecer estudiantes de Hogwarts va en serio. — señalo Aaron con una sonrisa. Pronto le explicaba cuál sería su destino, aquella exhibición no era algo que se diera todos los días. No era permanente, así que no solo la estaría llevando a un lugar que le gustaría, sino a un lugar que quizás podía ser la única oportunidad de ir. Al menos a esa en específico.

Como suponía Emilia aún no estaba de ánimos, pero esa era justo su objetivo. Cambiar eso. — No te disculpes, sé que no es algo que pase así porque sí. Pero… pero… justamente la intensión de todo esto es precisamente que no tengas que pensar en todo lo ocurrido. Aunque sea solo por algunas horas. — señalo sonriente mientras apretaba con suavidad y cariño su hombro. — Descuida, adelante. No podría irme sin ti. — aseguro, no tendría mucho sentido por muy entretenido que estuviera.

Aaron tomo asiento en aquel sofá mientras miraba a su alrededor expectante jamás había entrado en aquella habitación, noto como le pedía a la hermana que le sirviera algo de tomar. Solo esperaba que cuando quedara solo a la hermana no se les ocurriera salir a interrogarlo. No la culparía, pero no dejaría de ser un momento incómodo. Para suerte del castaño, Emi había sido más veloz de lo que imaginaba. Aunque le sorprendió que le pidiera ayuda. Eso sí intento disimular el no quedarse embobado al verla. — El ajuar está perfecto. — Igual al parecer no podía decidirse con su cabello tampoco. El chico se levantó y se acercó a ella tomando el cepillo para el cabello. — Tu cabello es hermoso como sea. Pero creo que con una coleta resaltarían más las facciones de tu cara. — Decía pensativo.

— No me vayas a ver extraño… por saber peinar. — comento riendo mientras él mismo se ponía a pasarle el cepillo. Y es que aquello provenía del hecho de que él cuando iba a ver a su abuelita solía ayudarle con su cabello desde muy jovencito, pues la mujer tenía problema en las articulaciones de las manos y le costaba sujetar las cosas. A él no le gustaba verla desaliñada, así que cuando su madre no estaba presente él lo hacía con gusto, era como esa conexión que tenía con ella. — ¡Ya! ¡Taran! Bueno, igual si no te gusta, no pasa nada. No me molestaré si lo deshaces. — señalo hacia el espejo.

2. Es momento de sonreír

La rubia estaba muy sorprendida por todo lo que Aaron estaba haciendo por ella en ese sentido. O sea, si que eran amigos pero no los más especiales para que se esmerara tanto,  no quería que cayera en ese fondo de depresión y desolación que en ese instante estaba. Esos eran los amigos de verdad y que aparecían en los peores momentos y sin duda, tal como había dicho su hermana se preguntaba como nunca se fijo en él. La respuesta era clara; siempre fue fiel a ese idiota, pensando que todo se iba a solucionar. Arrg. Cada vez que pensaba en él le daba una rabia y necesitaba vengarse por todo lo que estaba logrando que sintiera, ni siquiera le importaba y ya andaba con la otra.  Ni siquiera había tenido ni el más mínimo de respeto.

No estaba con toda esa energía para salir pero se compadeció porque Aaron estaba haciendo tanto que simplemente no podía dejarlo plantado, a ella Harry Potter le gustaba y eran oportunidades únicas y más si era una invitación. —¿Eres mi ángel guardián? Te juro que no sé si me he comportado como una tan buena amiga para merecer esto, Aaron. Estás haciendo mucho más de lo pude imaginar, igual estuviste harto tiempo lejos y que hagas esto por mi es digno de una buena persona, ni siquiera sé como agradecértelo — Señaló, pues estaba muy conmovida que hiciera eso por ella y que no quería verla mal. ¿Tendría otras intenciones? Imaginaba que con el tiempo lo averiguaría.

Se fue a bañar porque realmente apestaba, su cabello estaba todo desordenado y estaba sucia. No podía salir así y mucho menos a un evento donde tenía que lucir presentable. Cuando volvió ya vestida  frente a él ya imaginaba que tendría que ponerse la capa, aunque aún estaba insegura si iba  con pantalón o una falda, de todos modos por el tamaño de la túnica se notaba que ni tenía que verlo. — ¿Te parece que mi cabello es bonito? Ni lo he cuidado en estos días — Dijo con una sonrisa tímida mientras se miraba al espejo y le pedía la opinión, nunca pensó que la terminaría peinando.

Ella solo se dejo solo negando con la cabeza que no le importaba que la peinara. Una gran sorpresa se llevó cuando noto que la coleta le había quedado muy bien y resaltaba más su rostro. — Me gusta, me gusta mucho. Se ve que tienes talento. No recuerdo si tenías hermanas o primas, debes estar acostumbrado. ¿No? — Señaló. Lo que si no tenía muchas ganas era maquillarse así que optó por hacerlo pero sería uno suave donde al menos luciera decente, no tenía ganas de destacar la verdad es que si lo pensaba bien no era que destacara tanto por algo su ex se había ido con otra mucho más hermosa y seguramente atrevida, con una gran personalidad. Su autoestima estaba por el suelo.

— ¿Vamos? Te digo que me encanta el libro y me puedo considerar una potterhead solo que nunca había ido uno los eventos. Ni siquiera a su parque. ¿Puedes creer? — La chica lo espero en la puerta para salir de su habitación,  tenía que animarse porque la verdad seguro Charlie la estaba pasando de lo lindo y esperaba que ella estuviera sufriendo. Quería demostrar lo contrario y aunque no era de ese tipo, quería que se arrepentiera y que pagara por todos esos años malos que le hizo pasar, donde era muy culpable pero mucho más él. Eso era un hecho.

Ya lo estaba asumiendo.

2. Es momento de sonreír

Aaron estaba consciente de cómo se habían dado las cosas, de quién tenía la culpa de todo. Así que su intención era dejarle ver a la chica que no todo estaba perdido. Había cosas que aunque dolieran lo mejor era dejarlo atrás. Mostrar que había mejores opciones que aquel chico. Y aunque él no lo dijera, no lo confesará, él mismo podía serlo. Ser esa persona que ella merecía. Ese alguien que buscaba tener una compañera de vida y no un adorno, él cuál exhibir con sus amigos para luego cuando se cansará dejarlo a un lado y buscar otro.

El proceso de aceptación de la realidad, de dejar atrás toda aquella relación, no era fácil y causaba tristeza. Por lo que el muchacho en estos instantes lo único que le importaba era lograr hacerla olvidar sus penas, aunque fuera por un rato pasajero. Luego tendrían que volver y enfrentar la realidad, pero al menos por ahora podían vivir aquel momento de fantasía y diversión.

— Umm no me molestaría serlo. — Bromeó, aunque sí le conmovía sus palabras. — Alguien debía de hacer lo que estaba bien, y sinceramente aquí quien necesitaba de un amigo eras tú. Solo disfruta de este momento, que sea inolvidable. Con eso me conformo. — el saber que su esfuerzo había valido la pena, verle una sonrisa, eso era lo único que necesitaba en estos momentos.

El muchacho era paciente y esperaba a que ella estuviera lista. Haría que todo esto valiera la pena. Además, su entusiasmo podía llegar a ser contagioso, por lo que esperaba que ella también se contagiara. Cuando se puso arreglarle el cabello noto su sorpresa. Quizás a veces podía hablar por hablar, pero ahora no. Sus rizos dorados le gustaban mucho, bueno, la verdad ella en general le gustaba mucho. — Lo es, créeme, ya muchas quisieran lucir así sin cuidarse el cabello, como dices. Ahí es donde te das cuenta de la belleza natural. — comento, aunque preferiría no decir más por qué luego iba a seguir alagándola y sería raro, sospechoso. No quería eso.

Aaron comenzó hacerle la coleta asegurándose que cada cabello quedara en su lugar. — ¿De verdad quedo bien? Quizás debí ser peluquero. — Bromeó. — Oh, pues más o menos. La verdad es a mi abuelita a quien suelo peinar. Le cuesta un poco levantar los brazos por la artritis y siempre amaba estar bien peinada. Mamá no siempre puede y a mí desde adolescente nunca me gustó que estuviera desaliñada aunque fuera para estar en la casa, así que desde entonces comencé a peinarla. Ha ido mejorando con el tiempo, creo. — se atrevió a contar. Era algo muy personal, pero abrirse de esa manera le mostraba el tipo de persona que era.

Al fin ya estaban listos para partir y comenzaron a salir de la casa. — Siempre hay una primera vez para todo. Sé que con más razón lo disfrutarás, bueno lo disfrutaremos. El parque es como estar dentro de ese mundo. Si aún no has ido, ponlo en la lista de deseos porque de verdad vale la pena. — Le alentó el chico, le hubiera gustado decir, vamos juntos. Pero eso sería muy precipitado de su parte.

Se fueron en el auto de Aaron, y antes de llegar ya se podía ver el estacionamiento adornado por banderines de las casas de Hogwarts, y cuando llegaron a la entrada habían tapado las puertas corredizas con un diseño de ladrillos que hacía que aparentara que era la entrada del callejón Diagon. — Vaya, aún no entramos bien y ya se siente la magia. Al comienzo dan la oportunidad de tener una simulación de la selección de casa con el sombrero. ¿Quieres probar de que casa realmente eres? ¿Será la que crees? ¿Habrá sorpresas? — Le sugería con entusiasmo tomando su mano para hacer que cruzaran “la pared de ladrillos".

2. Es momento de sonreír

No estaba pasando un buen momento y de verdad juraba que iba a ser peor con lo triste que era estar sin Charlie, hasta contaba los días. Pero ahí había llegado Aaron como un guardián que deseaba tan solo lo mejor para ella porque no quería que estuviera triste por alguien que no lo merecía ni valía la pena. Y bastante verdad había allí porque realmente no tenía que estar triste cuando el otro solo disfrutaba de su soltería y jamás la valoro como mujer.

—Personas como tú hacen falta en esta vida.  — Y claro que eso la hizo pensar que tal vez había una probabilidad de que la quería de otra forma que no fuera su amiga porque en realidad nunca lo fueron tanto para que él llegara a ella cuando estaba pasando el termino con su novio. ¿Le habría hecho algo Charlie? De todos modos, le convenía demasiado aprovechar estos momentos porque así no se sentía sola y todo era más fácil, quizás hasta se podía aprovechar de estar con alguien y que el inútil viera que no estaba devastada. Sí, podía hacerlo no se sentía malvada pero vaya que quería serlo cuando había tenido al maestro de los maestros como pareja. — Gracias — Se le dibujo una sonrisa y más afirmaba que tantos elogios eran por algo, igual se le metió el pensamiento que no quería jugar con él porque era demasiado bueno para merecerlo.

— Eres un encanto. ¿Lo sabes verdad? Dime que no es una mentira porque te juro que si lo es, eres la persona más adorable del planeta — ¿Sería tan así? Ni confiaba en su sombra después de lo sucedido, pero decidió que iba a pensar que sí porque habían muchas personas que se preocupaban del resto y Aaron era un gran ejemplo de ello. La había acompañado en su peor día y seguía ahí muy cerca para no sufrir. Era en serio que se sentía mucho mejor de ese modo.

—¡Genial! — Terminó por despedirse de su familia y sabía que luego la llenarían de preguntas. Ellos no lograron sacarla por nada. Le encantaba Harry Potter y su niña interior se sentía demasiado contenta y entusiasmada, además si comparaba, la realidad es que llevaba años que el sopenco la llevaba a algún lugar a disfrutar, si lo pensaba bien hasta fue tedioso.  Y ahí estaba Aaron, en versión mejorada en todas sus facetas a su lado. Sí que era mucho más genial y top que Charlie en muchos aspectos.

Estaba mucho más animada cuando llegaron al lugar y sabía que a pesar de que era vergonzosa, el castaño la iba a obligar a disfrutar de cada escenario o espectáculo. — El lugar es divino, me encanta de verdad, Aaron. Gracias por traerme, es que estas son las cosas que veo y no me doy tiempo ni de pensar: quiero ir — Se sentía mucho más cómoda a su lado así que con cierto atrevimiento le tomó la mano para seguir mirando y caminando — Uy....siempre me creí toda una Ravenclaw pero igual puedo encajar en Hufflepuff. Gryffindor ni soñarlo soy muy introvertida y no soy tan serpiente como me gustaría. ¿A ti cual te gusta? — Preguntó muy animada — Porque quizás tu tendrás una sorpresa — Sin más llegaron a aquello y esperaron su turno, sin más ella hizo que fuera primero. Y no estaba nada mal sacarle una foto.