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It's time to be happy ONE ON ONE. INSPIRED. LIBROS: AU HP/ONE DAY
Aunque se vieron esos años en Hogwarts nunca se hablaron por sus grandes diferencias, todo quedo en miradas de curiosidad y nada más. Todo cambia en el día que egresan y es él, demasiado popular y brillante, sin importar ser un alumno destacado porque tenía lo demás se fija en ella. Muy amiga. Muy dulce y esforzada y decidida a ser psicóloga para poder interactuar desde siempre en los dos mundos. Cuando hablan se dan cuenta de la fuerte química que sienten del uno con el otro. ¿Pero todo debía terminar así? Pues ella quería que hubiera una diferencia. Y lo logra. Porque pasan los años y siempre se encuentran y viven sucesos el mismo día, que aunque siendo amigos, unos muy distintos del otro van construyendo lentamente su historia y forjando más sus sentimientos. Ella estaba consciente de cuan enamorada estaba y él se daba cuenta de que la morena sentía aquello, sabiendo que se sentía atraído, amaba mucho más su libertad. |
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3. Espejo, aniversario y una larga charla Azriel. Paris Magico. 15 DE JUNIO 1978 |
— Te creo, te creo. — aseguro, pues sabía que la chica era más comedida que él por mucho, usaba su cabecita para pensar, aunque no fuera una completa nerd como lo era Lily, Lupin o el mismo Barty. Cosa que Azriel no solía hacer mucho, y no es que no tuviera materia gris en su cerebro. Es que simplemente el actuar por impulsos y no tenerse a pensar eran uno de sus mayores problemas. Aparte de la flojera, por supuesto. Si pusiera de su parte, podría ser capaz de mucho más de lo que imaginaba. No por nada a veces podía salir con buenas ideas y aportes.
— Yo igual, te extraño, no lo podría negar. Fueron momentos geniales. Ya queda menos, aguantamos todo un año, solo falta un poquito más. — aseguro el muchacho. ¿Qué serían algunos días, semanas o un mes si ya había tendió que esperar para volverse a encontrar todo un año?
El asunto de la universidad al menos progreso un poco cuando dijo que comenzar a enviar sus documentos. Pero el tema termino girando más ante el comportamiento de la madre del chico. Es que él no se extrañaría de todo aquello sí hubiera sido su padre, pero no su madre. Ella trataba aquellos asuntos de manera distinta. Y Azriel ni siquiera estaba enojado por su insistencia, más bien había quedado confundido. — Bueno estoy cociente de que se preocupa y seguro hay algo de eso. Pero sí, siento que hay algo que aún no me dice y no logro dar con lo que es. — comento pensativo. — Sí, creo que está buscando el momento adecuado. Lo que pasa es que mientras tanto eso me pone un tanto… ansioso. — Admitió el muchacho.
Probablemente, aunque las cosas no se dieran por arte de magia, por más que estuvieran en un mundo mágico, sí era cierto que el chico solía tener bastante suerte y atractivo como para llamar la atención a la hora de encontrar un lugar donde trabajar. Solo debía saber buscar bien. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando menciono a Corazón de Bruja. — Fíjate, no suena mal. Y suena a mi ambiente. — comento con una sonrisa coqueta, pues no era secreto que la audiencia principal eran brujas jóvenes. — ¡Tienes razón, quizás este sea mi momento! — respondió en un tono ahora más motivado de querer realmente hacer algo por su futuro. Ese era el efecto que podía lograr Mary en él.
— ¡Sí! Aún nos faltaron lugares de visitar en Londres. — aquella vez se había quedado con las canas de conocer el Piccadilly Circus. La verdad no le apenaba admitir que aunque no fueran amigos directos porque, a diferencia de Mary, con Lily no se había relacionado mucho. Sí, podía decir que le había tomado cariño, había sido la que mejor se había portado con él y no lo juzgo de buenas a primeras solo por ser Slytherin. — Por favor, sí, que lo sepa. ¿Qué hariamos sin su complicidad? — comento con una sonrisa. — Oh, sí, definitivamente. ¿Quién iba a pensar que terminaría usando la ropa de Remus Lupin? Tienes razón, es mi segundo favorito. — Añadió riendo.
Fue un momento emocionante el intercambio de palabras en el brindis. Palabras que se llevaban al corazón. Sin duda era un bonito momento, aunque hubiera sido aún más si hubieran podido estar frente a frente en persona. — ¿Con dedicatoria? Definitivamente, será de los pocos libros que me lea entero entonces. — aseguro Mulciber y es que ella bien sabía que no era mucho lo que leía más allá de sus cartas o quizás de artículos en revistas que llamaran su atención. Pero un libro por Mary no podría pasarlo por alto. — Sí, comprendo… más o menos. Todo depende como se desarrollen las cosas. Hay que ver como queda la gente después de todo esto. Sea con un tono u otro, seguro les a de ser de mucha ayuda. — comento, pues la verdad la parte psicológica de los magos estaba más vulnerable que nunca.
Azriel seguía comiendo mientras le contaba de su aventura por Irati. — Queda por el suroeste de Francia, incluso tiene una parte queda para España. Pero evidentemente para esa parte no podíamos ir por cuestiones de frontera. — comento el muchacho porque hasta el mundo mágico tenía sus leyes para estas cosas. — Fui con unos chicos que conocí en Francia. Aunque sí una vez vino Evan, pero fue solo unos días. — actuaba raro y por un momento le menciono algo sobre sus posturas en la guerra. Eso no le agrado mucho justamente por Mary y también porque por lo visto andaba en malos pasos. Estaba metido en algo, pero por muy amigos que eran, por muy cercanos, esa parte no se la contó. Igual sentía que era para evitar meterlo en líos, mientras menos supiera mejor si no pensaba unírseles y también para que no lo intentara convencer de desistir.
— No tengo uno, tengo dos álbumes de fotos. Estarás rato largo viendo fotos, te lo aseguro. — le comento para que se entusiasmara más. Aunque ahí venía el regaño cuando mencionó lo del troll. — Yo pensé que a la altura que íbamos no nos alcanzaría. Me equivoca, no la calcule bien. — Admitió el chico. — No me regañes, fue emocionante y un momento de adrenalina. Aunque no me puse en riesgo a propósito. Eso sí. — le aclaro, que tampoco era masoquista y apreciaba mucho su cara como para que un troll se la desfigurara.
— Yo igual, te extraño, no lo podría negar. Fueron momentos geniales. Ya queda menos, aguantamos todo un año, solo falta un poquito más. — aseguro el muchacho. ¿Qué serían algunos días, semanas o un mes si ya había tendió que esperar para volverse a encontrar todo un año?
El asunto de la universidad al menos progreso un poco cuando dijo que comenzar a enviar sus documentos. Pero el tema termino girando más ante el comportamiento de la madre del chico. Es que él no se extrañaría de todo aquello sí hubiera sido su padre, pero no su madre. Ella trataba aquellos asuntos de manera distinta. Y Azriel ni siquiera estaba enojado por su insistencia, más bien había quedado confundido. — Bueno estoy cociente de que se preocupa y seguro hay algo de eso. Pero sí, siento que hay algo que aún no me dice y no logro dar con lo que es. — comento pensativo. — Sí, creo que está buscando el momento adecuado. Lo que pasa es que mientras tanto eso me pone un tanto… ansioso. — Admitió el muchacho.
Probablemente, aunque las cosas no se dieran por arte de magia, por más que estuvieran en un mundo mágico, sí era cierto que el chico solía tener bastante suerte y atractivo como para llamar la atención a la hora de encontrar un lugar donde trabajar. Solo debía saber buscar bien. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando menciono a Corazón de Bruja. — Fíjate, no suena mal. Y suena a mi ambiente. — comento con una sonrisa coqueta, pues no era secreto que la audiencia principal eran brujas jóvenes. — ¡Tienes razón, quizás este sea mi momento! — respondió en un tono ahora más motivado de querer realmente hacer algo por su futuro. Ese era el efecto que podía lograr Mary en él.
— ¡Sí! Aún nos faltaron lugares de visitar en Londres. — aquella vez se había quedado con las canas de conocer el Piccadilly Circus. La verdad no le apenaba admitir que aunque no fueran amigos directos porque, a diferencia de Mary, con Lily no se había relacionado mucho. Sí, podía decir que le había tomado cariño, había sido la que mejor se había portado con él y no lo juzgo de buenas a primeras solo por ser Slytherin. — Por favor, sí, que lo sepa. ¿Qué hariamos sin su complicidad? — comento con una sonrisa. — Oh, sí, definitivamente. ¿Quién iba a pensar que terminaría usando la ropa de Remus Lupin? Tienes razón, es mi segundo favorito. — Añadió riendo.
Fue un momento emocionante el intercambio de palabras en el brindis. Palabras que se llevaban al corazón. Sin duda era un bonito momento, aunque hubiera sido aún más si hubieran podido estar frente a frente en persona. — ¿Con dedicatoria? Definitivamente, será de los pocos libros que me lea entero entonces. — aseguro Mulciber y es que ella bien sabía que no era mucho lo que leía más allá de sus cartas o quizás de artículos en revistas que llamaran su atención. Pero un libro por Mary no podría pasarlo por alto. — Sí, comprendo… más o menos. Todo depende como se desarrollen las cosas. Hay que ver como queda la gente después de todo esto. Sea con un tono u otro, seguro les a de ser de mucha ayuda. — comento, pues la verdad la parte psicológica de los magos estaba más vulnerable que nunca.
Azriel seguía comiendo mientras le contaba de su aventura por Irati. — Queda por el suroeste de Francia, incluso tiene una parte queda para España. Pero evidentemente para esa parte no podíamos ir por cuestiones de frontera. — comento el muchacho porque hasta el mundo mágico tenía sus leyes para estas cosas. — Fui con unos chicos que conocí en Francia. Aunque sí una vez vino Evan, pero fue solo unos días. — actuaba raro y por un momento le menciono algo sobre sus posturas en la guerra. Eso no le agrado mucho justamente por Mary y también porque por lo visto andaba en malos pasos. Estaba metido en algo, pero por muy amigos que eran, por muy cercanos, esa parte no se la contó. Igual sentía que era para evitar meterlo en líos, mientras menos supiera mejor si no pensaba unírseles y también para que no lo intentara convencer de desistir.
— No tengo uno, tengo dos álbumes de fotos. Estarás rato largo viendo fotos, te lo aseguro. — le comento para que se entusiasmara más. Aunque ahí venía el regaño cuando mencionó lo del troll. — Yo pensé que a la altura que íbamos no nos alcanzaría. Me equivoca, no la calcule bien. — Admitió el chico. — No me regañes, fue emocionante y un momento de adrenalina. Aunque no me puse en riesgo a propósito. Eso sí. — le aclaro, que tampoco era masoquista y apreciaba mucho su cara como para que un troll se la desfigurara.
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3. Espejo, aniversario y una larga charla Mary. Londres Mágico. 15 de Junio 1978 |
Solo tocaba esperar como iba avanzando la guerra porque sabía que no habría alternativa en algún momento. En San Mungo estaban conscientes que podrían haber bajas durante esos años y prometían dar una continuidad en la carrera si esta apaciguaba, tanto con Lily estaban al tanto que habría un momento que tendrían que escapar, luchar o esconderse.
Los ojos de Mary brillaron y sonrió tierna al escuchar que también la había extrañado — Anhelo ese día porque sé que nuestra amistad se va a fortalecer mucho más que ahora, aunque que estuviéramos lejos fue necesario pues nos dimos cuenta que tan importante es el otro. — Terminó por decir. Tal vez no le convenía mucho volver lo podrían tomar incluso como un traicionero si los querían obligar a participar en la guerra y aún así estaba entusiasta de hacerlo, mejor para la morena que se sentiría más acompañada por alguien que quería.
Notaba que esa conversación con su madre le había afectado porque ella no actuaba de esa manera. Asintió. Mary esperaba que no fuera nada malo porque las mamás ocultaban muchas cosas con el fin de proteger a sus hijos. — Seguro que muy pronto te dirá que sucede, debió darse cuenta de tu reacción por lo que conociéndola un poco dudo que te mantenga el secreto, la conoces así que estoy segura que terminara por decirse — Mary trataba de apaciguar la angustia de Azriel, esa incertidumbre que tenía. Era su día y no quería que estuviera triste. Era un día importante.
— Creído — Lo molestó al decir que el Corazón de Bruja era su ambiente. Esperaba que tuviera contactos para llegar allí, lo bueno es que no tenía malas calificaciones y era muy atractivo, algo le decía en el fondo que sería muy fácil para su amigo entrar. Ahí lo estaría apoyando como siempre solo quería que siguiera su camino y así llegar al éxito, que le demostrara a sus padres que podía ser independiente y tomar sus propias decisiones. — Muchos, y también otros de Inglaterra. Por ejemplo, debo reconocerte que me quede con las ganas de ver más de tu ciudad natal — Señaló con una sonrisa — A veces digo que ganas de tomar un auto e ir a diversos lugares del país sin preocuparme de la rutina. — Musitó ilusionada con eso y sin duda, esperando que todo terminara si se compraría un auto, Sirius tenía una moto y aunque esta era voladora era un medio para transportarse a diferentes destinos. — Es que has demostrado que eres un buen amigo y está contenta que yo esté feliz — Muchas veces se lo había recalcado, porque aunque en un principio sintió desconfianza se percató que a pesar de su apellido, Azriel no era como muchos que estaban en su entorno, claramente desconfiaban ambas mucho de Crouch Jr o Rosier. — Siempre se acuerda de los chocolates que le enviaste y ahora no deja de ir a esa tienda — Le repitió la historia de Remus que era un adicto y muy fan del chocolate y con eso te ganabas su corazón.
— O sino te obligaría, amigo mío — Rio divertida cuando este señaló que lo leería entero — Descuida, será un libro que disfrutarás mucho — Indicaba y muy consciente que no le había dicho toda la verdad porque en su diario tenía muchos poemas inspirados en él, fantaseando como sería su vida si fueran parejas, algo tan irreal que daba tristeza pero que asumía que no perdería su amistad porque no dejaba de ser reconfortante. — Por eso digo que todos mis planes quiero realizarlos cuando termine la guerra, uno no debe tener metas a corto plazo como esta todo hoy en día — Con total sinceridad, Mary solo esperaba que acabará pronto, había mucho revuelo y llegaba ser triste como esos malditos se salían con la suya.
— Comprendo, comprendo...— Decía mientras que él le explicaba donde se encontraba ubicado el lugar sonriendo que fuera acompañado. — ¿Ah sí? Bueno es tu amigo que bueno que se dio el tiempo de ir a visitarte — No sabían nada de él pero si era de las personas que le habían advertido no topárselo, aún así creía que entre ellos había un respeto y una amistad que no se olvidaba tan fácil, muy conscientes ambos que eran distintos en la forma que pensaban. — Te entiendo, me alegra que no haya pasado nada un golpe en la cabeza y no la cuentas — Exclamó preocupada aunque luego se le paso porque Azriel estaba ahí muy completo hablando con ella. —Sé que no eres masoquista pero me extraña que te hubieras acercado tanto con los gruñones que son — Comenzó a negar con la cabeza y así fue como empezó a reír porque seguro había quedado con susto, era una buena anécdota para contar. — ¿Y luego que hicieron? — Preguntó queriendo saber más.
— ¡Bien! — Sentenció sobre los álbumes de fotos notando que entre escuchar ya le faltaba poco del plato aunque había dejado un resto en el pote así que era muy probable que se sirviera más. Lo bueno es que igual tenía pastel, se fue por la segunda opción por lo que apenas terminó reveló su exquisito pastel.
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3. Espejo, aniversario y una larga charla Azriel. Paris Magico. 15 DE JUNIO 1978 |
Por supuesto que la había extrañado las pocas personas con la cual podía expresarse sin ocultar lo que sentía. Le había agarrado un profundo cariño a la morena. Su amistad con Mary era de las más genuinas que había tenido en su vida. Por tanto, era imposible no extrañarla porque estaba consciente de que la chica sacaba lo mejor de él y hasta cierto punto también lo hacías ser mejor persona. La muchacha tenía razón al decir que aquella distancia les había ayudado a percatarse de que la otra persona era importante para ellos. Pues quizás de lo contrario no habría podido aprender a valorar a quien tenía al lado solo por darlo por sentado. — Sí, la verdad es que aunque suene loco, si ayudo el estar lejos, dejándonos ver cuanto realmente nos extrañamos. Pero ya no será por mucho tiempo. Pronto, pronto será ese reencuentro. — aseguro el muchacho.
Las palabras de Mary habían logrado tranquilizar un poco al muchacho. Pero definitivamente no estaría completamente tranquilo hasta que lograra que su madre hablara. Ya no era ni siquiera el problema de lo que haría con su futuro, sino el hecho de que algo le estaba pasando y que probablemente se lo estaba ocultando por su propio bien. — Sí, eso espero, realmente me quitaría un peso de encima porque ya sabes Uno empieza a hacerse miles de historias en la cabeza. Que incluso llegué a pensar que se quería divorciar de papá, pero resulta que ese no es el caso.—
Fue inevitable que soltara la carcajada y pusiera sonrisa de oreja cuando le llamó creído. Y es que la Gryffindor lo conocía también que sabía perfectamente por qué decía que encajaba en ese lugar para trabajar. Si es que lo pícaro nunca se le iba a quitar por lo que parecía. Aunque nunca se sabía, todas aquellas relaciones que había tenido de aventuras nunca habían terminado en nada y la realidad es que siempre lo dejaban vacío. Era algo pasajero. ¿Pero qué necesitaba pasar para que él se diera cuenta de lo que realmente necesitaba en su vida? Eso era muy buena pregunta. — Gracias lo sé. — añadió bromeando.
Tenían muchas ganas de que pudieran hacer aquel viaje. Lugares que visitar no les faltaría. — Te llevaré, sabes que sí. Creo que si nos organizamos podemos lograr verlos todos. Aunque sinceramente la parte de la organización te la dejo a ti. Yo no confiaría en mi propia persona para organizar un calendario de actividades de absolutamente nadie. — Terminó por admitir, y es que era cierto. De seguro se le olvidaban lugares o hacía la peor ruta de todas. Mary, por el contrario, era más organizada que él.
Era bueno saber para el que la mejor amiga de la chica lo tenía en buena estima. Lily había logrado notar que en verdad se preocupaba por Mary y que no tenía malas intenciones con ella. — Gracias, bueno, es que supongo que tenías razón cuando mencionaste que debía demostrarlo. Se percató de ello. — Le comento con una cálida sonrisa. — ¿Me estás diciendo que sin querer he creado una adicción a Lupin a ese chocolate? — preguntó a modo de broma. — Tampoco lo culpo, es superdelicioso. — añadió.
Las risas no faltaban cuando mencionó que lo obligaría a leer. — Ya quiero ver eso. — le reto con picardía. Pues no podía evitar que se le escaparan de vez en cuando ese tono coqueto suyo. Le salía natural. — Sí, tienes razón. Estoy seguro de que lo disfrutaré. — añadió, pues al final de cuentas lo leería motivado por ser ella la autora. Además de que siempre le picaba la curiosidad. — Entiendo, e igual sirve de motivación para cuando todo esto termine. — comento Azriel, realmente esperaba que terminara pronto. No quería que las cosas se tornaran peor de lo que ya estaban.
— Gracias, si me alegra poder haberlo visto aunque sea un poco. Ya casi no se deja ver. — comento sin darle mucho color al asunto. ¿Le preocupaba? Por supuesto que sí, era su mejor amigo. Pero no podía hacer nada al respecto lamentablemente. Así que se enfocó más en lo del incidente con el Troll. — Sí, lo sé. Fue un golpe de suerte que pasáramos por un pelo cerca del troll sin resultar heridos. Aunque sí con el corazón latiendo a mil por horas. — Terminó por admitir, había sido una locura y aunque no se arrepentía de la experiencia, el chico lo pensaría a la hora de acercarse a uno. — Claro que tienes razón, masoquista no soy. Sabes cuanto me gusta mi cara, pero como fue que lo encontramos y no que hubiéramos salido en busca de troles. Pues ya que lo tuvimos cerca la curiosidad ganó. — confesó Mulciber.
— Logramos distraerlo un poco usando lumus máxima para que la luz lo desorientara y así poder escapar. Aunque eso no evito que comenzará a lanzar garrotazos a lo ciego. Menos mal, no lo pensamos dos veces antes de meter toda la velocidad en las escobas antes de que fuera demasiado tarde. — continuo el chico contando su historia. Al menos no habían tampoco ocasionado daño a la criatura en sus intentos de salvar el pellejo.
— Seguro habrá aún más cuando llegue. — aseguro en cuanto a las fotos. La comida había estado deliciosa y era una lástima el no poder compartirla más, al menos habían compartido un lindo rato. Mulciber ahora miraba con deseo el creme brule que tenía frente a él. — No hay celebración sin postre. ¿Verdad? — comento con una sonrisa. — Ha sido una linda velada a pesar de la distancia. ¿Quién lo diría? ¡Por más días de Maryel! — añadió sonriente antes de comenzar a probar el postre. Realmente lo había pasado bien, y deseaba que pronto pudieran darse el gusto de ese tan esperado reencuentro.
Las palabras de Mary habían logrado tranquilizar un poco al muchacho. Pero definitivamente no estaría completamente tranquilo hasta que lograra que su madre hablara. Ya no era ni siquiera el problema de lo que haría con su futuro, sino el hecho de que algo le estaba pasando y que probablemente se lo estaba ocultando por su propio bien. — Sí, eso espero, realmente me quitaría un peso de encima porque ya sabes Uno empieza a hacerse miles de historias en la cabeza. Que incluso llegué a pensar que se quería divorciar de papá, pero resulta que ese no es el caso.—
Fue inevitable que soltara la carcajada y pusiera sonrisa de oreja cuando le llamó creído. Y es que la Gryffindor lo conocía también que sabía perfectamente por qué decía que encajaba en ese lugar para trabajar. Si es que lo pícaro nunca se le iba a quitar por lo que parecía. Aunque nunca se sabía, todas aquellas relaciones que había tenido de aventuras nunca habían terminado en nada y la realidad es que siempre lo dejaban vacío. Era algo pasajero. ¿Pero qué necesitaba pasar para que él se diera cuenta de lo que realmente necesitaba en su vida? Eso era muy buena pregunta. — Gracias lo sé. — añadió bromeando.
Tenían muchas ganas de que pudieran hacer aquel viaje. Lugares que visitar no les faltaría. — Te llevaré, sabes que sí. Creo que si nos organizamos podemos lograr verlos todos. Aunque sinceramente la parte de la organización te la dejo a ti. Yo no confiaría en mi propia persona para organizar un calendario de actividades de absolutamente nadie. — Terminó por admitir, y es que era cierto. De seguro se le olvidaban lugares o hacía la peor ruta de todas. Mary, por el contrario, era más organizada que él.
Era bueno saber para el que la mejor amiga de la chica lo tenía en buena estima. Lily había logrado notar que en verdad se preocupaba por Mary y que no tenía malas intenciones con ella. — Gracias, bueno, es que supongo que tenías razón cuando mencionaste que debía demostrarlo. Se percató de ello. — Le comento con una cálida sonrisa. — ¿Me estás diciendo que sin querer he creado una adicción a Lupin a ese chocolate? — preguntó a modo de broma. — Tampoco lo culpo, es superdelicioso. — añadió.
Las risas no faltaban cuando mencionó que lo obligaría a leer. — Ya quiero ver eso. — le reto con picardía. Pues no podía evitar que se le escaparan de vez en cuando ese tono coqueto suyo. Le salía natural. — Sí, tienes razón. Estoy seguro de que lo disfrutaré. — añadió, pues al final de cuentas lo leería motivado por ser ella la autora. Además de que siempre le picaba la curiosidad. — Entiendo, e igual sirve de motivación para cuando todo esto termine. — comento Azriel, realmente esperaba que terminara pronto. No quería que las cosas se tornaran peor de lo que ya estaban.
— Gracias, si me alegra poder haberlo visto aunque sea un poco. Ya casi no se deja ver. — comento sin darle mucho color al asunto. ¿Le preocupaba? Por supuesto que sí, era su mejor amigo. Pero no podía hacer nada al respecto lamentablemente. Así que se enfocó más en lo del incidente con el Troll. — Sí, lo sé. Fue un golpe de suerte que pasáramos por un pelo cerca del troll sin resultar heridos. Aunque sí con el corazón latiendo a mil por horas. — Terminó por admitir, había sido una locura y aunque no se arrepentía de la experiencia, el chico lo pensaría a la hora de acercarse a uno. — Claro que tienes razón, masoquista no soy. Sabes cuanto me gusta mi cara, pero como fue que lo encontramos y no que hubiéramos salido en busca de troles. Pues ya que lo tuvimos cerca la curiosidad ganó. — confesó Mulciber.
— Logramos distraerlo un poco usando lumus máxima para que la luz lo desorientara y así poder escapar. Aunque eso no evito que comenzará a lanzar garrotazos a lo ciego. Menos mal, no lo pensamos dos veces antes de meter toda la velocidad en las escobas antes de que fuera demasiado tarde. — continuo el chico contando su historia. Al menos no habían tampoco ocasionado daño a la criatura en sus intentos de salvar el pellejo.
— Seguro habrá aún más cuando llegue. — aseguro en cuanto a las fotos. La comida había estado deliciosa y era una lástima el no poder compartirla más, al menos habían compartido un lindo rato. Mulciber ahora miraba con deseo el creme brule que tenía frente a él. — No hay celebración sin postre. ¿Verdad? — comento con una sonrisa. — Ha sido una linda velada a pesar de la distancia. ¿Quién lo diría? ¡Por más días de Maryel! — añadió sonriente antes de comenzar a probar el postre. Realmente lo había pasado bien, y deseaba que pronto pudieran darse el gusto de ese tan esperado reencuentro.
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3. Espejo, aniversario y una larga charla Mary. Londres Mágico. 15 de Junio 1978 |
Era increíble creer que una amistad como la de ellos dos perdurara a pesar que solo habían pasado un año comunicándose a través de cartas y por el espejo. Sin embargo, ese proceso le faltaba poco para terminar y nuevamente volverían a estar juntos, si lograban pasar esa prueba sabía que se convertirían en grandes amigos, sin duda alguna, Azriel la hacía muy feliz y él era el causante de su alegría. Sonrío ante sus palabras que sin lugar a dudas, también las pensaba y era completamente mutuo.
Al menos había logrado tranquilizar al chico por toda esa preocupación e incertidumbre que tenía hacia a su madre. Ya había dicho todo y solo se limitó a asentir porque quería pensar que todo estaba bien y la señora Mulciber solo se quería asegurar que Azriel estudiaría este año en Septiembre, sin dejar pasar otro y conseguir un trabajo. Pues se veía que todavía no tenía ningún interés hacia el legado que debía seguir. — Si te enteras, sabes que estoy aquí para escucharte y aunque este ocupada en San Mungo me buscaré un tiempito. ¿Vale? — Porque era un hecho que de todas formas la mujer ocultaba algo y ninguno de los dos quería pensar mal al respecto.
Solo se contagió con la risa de Mulciber y bueno... era la culpable de sugerir el trabajo de Corazón de Bruja. Porque ahí ninguno de los dos se equivocaba, realmente era su ambiente y quizás le iría muy bien, tenía ese ángel, el carisma y sobre todo la labia para surgir y volverse un joven mago famoso. Si hacía todo bien lograría el éxito.
— ¡Vale! ¡Te cobraré la palabra y si no lo cumples te vas arrepentir! — Bromeó mientras le sacaba la lengua y hacía un ademán como que si lo abrazara con fuerza — Descuida, yo me encargo de todos los lugares que vamos a recorrer pero me tienes que decir cuales te interesaría conocer, vamos a partir definitivamente de tu ciudad — Dijo animada, imaginando todo ese trayecto en auto donde nadie podría decir que eran dos brujos de veinte y tantos que le gustaba recorrer el país.
— Y más se dará cuenta cuando llegues — Señaló la chica que no dudaba en llevarlo a la casa y así empezar a compartir juntos, seguro hasta se unían los chicos — Siempre ha sido adicto al chocolate pero este en especial tiene un sabor en particular que cuando puede se da el gusto, bueno obliga a Sirius — Exclamó divertida, pues esos chocolates eran costosos y Lupin no venía de una familia adinerada, pero Sirius tenía una gran fortuna que administraba bien en Gringotts así que muchas veces lo consentía. — Totalmente de acuerdo, es muy rico— Que claro que cuando llegaron le había dejado indicado que uno era para ella y vaya que lo disfruto con muchas ganas.
— No tengo idea cuando sea y quizás demore un buen tiempo pero lo haré o dejaré de llamarme Mary Mcdonald — Solo esperaba encontrar la motivación y la inspiración para hacerlo, igual pensaba que en algún momento de su vida tendría más tiempo gracias a los esfuerzos que hacía hoy en día ahí en San Mungo en sus estudios, su primer año ya estaba a punto de acabar y eso la tenía muy orgullosa, no era mala aprendiz.
—Son buenos amigos es lógico que no se iba a olvidar de ti — Estaba segura que el rubio estaba en muy malos pasos, no quería confirmarlo hasta que viera su foto en algún cartel de los buscados y mencionados mortífagos que se mencionaban poco a poco en la comunidad mágica, notó que Azriel no quería hablar mucho del tema así que simplemente dejo ahí el tema. — ¡Es que entonces no se alejaron lo suficiente para pasar tremendo susto! Mal plan de descender justo en esa zona, Azriel. Gracias a Merlín que no te paso nada grave — Lo volvió a regañar es que encuentros con criaturas mágicas peligrosas quienes sobrevivían y porque estaban acostumbrados eran por lo general eran los magizoologos, pocos contaban con suerte. — ¡Ay! — Se imaginaba todo en su mente y como la chica era creativa ya veía a Mulciber en escoba con otros dos que se apartaban como podían del troll.
—¡Seguro! — Respondió por las fotos y con una gran sonrisa antes de terminar la comida y asi empezar con el rico postre. Le dijo el sabor que tenía y escuchó sus palabras — Hey, pero si aún no termina ¿eh? Mínimo quiero conversar unas dos horas después de comer. ¡La próxima vez estaremos juntos! Ya quiero verte en Londres, Azriel — Le lanzó un beso tierno. Y así fue como se quedaron conversando hasta muy tarde y tanto así cuando terminó la comunicación del espejo la chica estaba muy cansado. De verdad esperaba que estuviera los últimos días de Julio en Londres y así disfrutar aunque fuera un poquito de las vacaciones.
Fin del Capítulo Tres
Al menos había logrado tranquilizar al chico por toda esa preocupación e incertidumbre que tenía hacia a su madre. Ya había dicho todo y solo se limitó a asentir porque quería pensar que todo estaba bien y la señora Mulciber solo se quería asegurar que Azriel estudiaría este año en Septiembre, sin dejar pasar otro y conseguir un trabajo. Pues se veía que todavía no tenía ningún interés hacia el legado que debía seguir. — Si te enteras, sabes que estoy aquí para escucharte y aunque este ocupada en San Mungo me buscaré un tiempito. ¿Vale? — Porque era un hecho que de todas formas la mujer ocultaba algo y ninguno de los dos quería pensar mal al respecto.
Solo se contagió con la risa de Mulciber y bueno... era la culpable de sugerir el trabajo de Corazón de Bruja. Porque ahí ninguno de los dos se equivocaba, realmente era su ambiente y quizás le iría muy bien, tenía ese ángel, el carisma y sobre todo la labia para surgir y volverse un joven mago famoso. Si hacía todo bien lograría el éxito.
— ¡Vale! ¡Te cobraré la palabra y si no lo cumples te vas arrepentir! — Bromeó mientras le sacaba la lengua y hacía un ademán como que si lo abrazara con fuerza — Descuida, yo me encargo de todos los lugares que vamos a recorrer pero me tienes que decir cuales te interesaría conocer, vamos a partir definitivamente de tu ciudad — Dijo animada, imaginando todo ese trayecto en auto donde nadie podría decir que eran dos brujos de veinte y tantos que le gustaba recorrer el país.
— Y más se dará cuenta cuando llegues — Señaló la chica que no dudaba en llevarlo a la casa y así empezar a compartir juntos, seguro hasta se unían los chicos — Siempre ha sido adicto al chocolate pero este en especial tiene un sabor en particular que cuando puede se da el gusto, bueno obliga a Sirius — Exclamó divertida, pues esos chocolates eran costosos y Lupin no venía de una familia adinerada, pero Sirius tenía una gran fortuna que administraba bien en Gringotts así que muchas veces lo consentía. — Totalmente de acuerdo, es muy rico— Que claro que cuando llegaron le había dejado indicado que uno era para ella y vaya que lo disfruto con muchas ganas.
— No tengo idea cuando sea y quizás demore un buen tiempo pero lo haré o dejaré de llamarme Mary Mcdonald — Solo esperaba encontrar la motivación y la inspiración para hacerlo, igual pensaba que en algún momento de su vida tendría más tiempo gracias a los esfuerzos que hacía hoy en día ahí en San Mungo en sus estudios, su primer año ya estaba a punto de acabar y eso la tenía muy orgullosa, no era mala aprendiz.
—Son buenos amigos es lógico que no se iba a olvidar de ti — Estaba segura que el rubio estaba en muy malos pasos, no quería confirmarlo hasta que viera su foto en algún cartel de los buscados y mencionados mortífagos que se mencionaban poco a poco en la comunidad mágica, notó que Azriel no quería hablar mucho del tema así que simplemente dejo ahí el tema. — ¡Es que entonces no se alejaron lo suficiente para pasar tremendo susto! Mal plan de descender justo en esa zona, Azriel. Gracias a Merlín que no te paso nada grave — Lo volvió a regañar es que encuentros con criaturas mágicas peligrosas quienes sobrevivían y porque estaban acostumbrados eran por lo general eran los magizoologos, pocos contaban con suerte. — ¡Ay! — Se imaginaba todo en su mente y como la chica era creativa ya veía a Mulciber en escoba con otros dos que se apartaban como podían del troll.
—¡Seguro! — Respondió por las fotos y con una gran sonrisa antes de terminar la comida y asi empezar con el rico postre. Le dijo el sabor que tenía y escuchó sus palabras — Hey, pero si aún no termina ¿eh? Mínimo quiero conversar unas dos horas después de comer. ¡La próxima vez estaremos juntos! Ya quiero verte en Londres, Azriel — Le lanzó un beso tierno. Y así fue como se quedaron conversando hasta muy tarde y tanto así cuando terminó la comunicación del espejo la chica estaba muy cansado. De verdad esperaba que estuviera los últimos días de Julio en Londres y así disfrutar aunque fuera un poquito de las vacaciones.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
El tiempo pasaba volando. Parecía que había sido ayer cuando celebraban aquel primer año de amistad. Ya de eso había pasado otro año, enteró. Era increíble, lo mejor era que esta vez estaban ambos en el mismo lugar, por lo que no necesitaban de la ayuda de ningún espejo parlante para así lograr verse y encontrarse. Sin contar que no eran solo ellos los que estarían de celebración. Si no que James y Lily por igual. ¿Increíble no? Pues el par estaban por celebrar su boda. Muchas cosas habían cambiado entre ellos desde entonces. Se llevaban lo suficientemente bien como para que lo invitaran. Al parecer se habían dado cuenta de que a Mary le hacía bien la presencia de Azriel, pues cuando estaba junto a ella la chica se le notaba más feliz. Adema de que Lily había sido todo una cómplice con ellos, no se podía quejar.
El chico, por su parte, estaba teniendo un buen éxito trabajando en Corazón de Bruja, y se había vuelto bastante popular rápidamente. El muchacho se miró una última vez en el espejo, asegurándose de pensar bien su pelo para verse presentable. Aunque a palabras de él mismo, “siempre me veo bien sin importar qué.” La vanidad es algo que no se le quitaba tan fácilmente. Luego de las cosas que Lily había hecho por ayudarlos a que esta amistad funcionará y no juzgarlo dándole rápido la espalda por creerlo un completo patán sin posibilidad alguna de cambiar, lo menos que podía hacer a cambio. Además, así podían celebrar también ellos. Después de todo estarían en el mismo lugar. Porque evidentemente Mary era la primera en no querer perderse tal evento.
En cierto modo, con el entusiasmo de la boda no habían dejado a un lado todo el tema feo de la guerra mágica. Azriel realmente esperaba que todo saliera bien y nadie se les ocurriera ir a perturbarles la paz. El chico miró la hora. Estaban contra el reloj, así que fue derechito a buscar a Mary al caldero Chorreante donde hoy por hoy la chica trabajaba. Si se daban prisa aún podían llegar a tiempo, el chico sabía exactamente como lograrlo. Conocía bien el Londres mágico.
Podía pensar que con todo lo de la boda pudo haber olvidado su propia celebración. Así que había aunque fuera comprado unos buenos y ricos chocolates para la ocasión. No solía ser cursi, pero Mary se lo había ganado por su forma de ser con él. Era especial, eso sin duda era innegable. Así que era normal que se preocupara por esos detalles. A diferencia de con sus amantes que coqueteaban, tenían su aventura y listo. Se olvidaba de ellas rápido. Para su madre, aquello era una señal de que Mary era su chica ideal. Pero Azriel no estaba dispuesto a escuchar, pues creía que lo mejor para los dos era ser amigos, no quería arruinar aquella relación tan bonita dándole falsas expectativas cuando estaba seguro de que era un chico que no estaba dispuesto a dejar sus libertades por algún tipo de relación seria. No quería que se lastimara por su culpa. Al menos como amigos eran felices y podía demostrar su cariño y protección sin ilusionarla en vano.
El muchacho llegó hasta el Calderón Chorreante con una sonrisa mientras buscaba con la mirada a Mary. — Hola linda. ¿Lista para la boda? — Le saludo abrazándola divertido, sin importar que los demás empleados los miraran. Las fiestas siempre lo animaban y más si también era un día de celebración para ellos. — Felicidades, no lo he olvidado. — Señaló mostrándole una caja de chocolates surtidos mágicos que cambiaban.
El chico, por su parte, estaba teniendo un buen éxito trabajando en Corazón de Bruja, y se había vuelto bastante popular rápidamente. El muchacho se miró una última vez en el espejo, asegurándose de pensar bien su pelo para verse presentable. Aunque a palabras de él mismo, “siempre me veo bien sin importar qué.” La vanidad es algo que no se le quitaba tan fácilmente. Luego de las cosas que Lily había hecho por ayudarlos a que esta amistad funcionará y no juzgarlo dándole rápido la espalda por creerlo un completo patán sin posibilidad alguna de cambiar, lo menos que podía hacer a cambio. Además, así podían celebrar también ellos. Después de todo estarían en el mismo lugar. Porque evidentemente Mary era la primera en no querer perderse tal evento.
En cierto modo, con el entusiasmo de la boda no habían dejado a un lado todo el tema feo de la guerra mágica. Azriel realmente esperaba que todo saliera bien y nadie se les ocurriera ir a perturbarles la paz. El chico miró la hora. Estaban contra el reloj, así que fue derechito a buscar a Mary al caldero Chorreante donde hoy por hoy la chica trabajaba. Si se daban prisa aún podían llegar a tiempo, el chico sabía exactamente como lograrlo. Conocía bien el Londres mágico.
Podía pensar que con todo lo de la boda pudo haber olvidado su propia celebración. Así que había aunque fuera comprado unos buenos y ricos chocolates para la ocasión. No solía ser cursi, pero Mary se lo había ganado por su forma de ser con él. Era especial, eso sin duda era innegable. Así que era normal que se preocupara por esos detalles. A diferencia de con sus amantes que coqueteaban, tenían su aventura y listo. Se olvidaba de ellas rápido. Para su madre, aquello era una señal de que Mary era su chica ideal. Pero Azriel no estaba dispuesto a escuchar, pues creía que lo mejor para los dos era ser amigos, no quería arruinar aquella relación tan bonita dándole falsas expectativas cuando estaba seguro de que era un chico que no estaba dispuesto a dejar sus libertades por algún tipo de relación seria. No quería que se lastimara por su culpa. Al menos como amigos eran felices y podía demostrar su cariño y protección sin ilusionarla en vano.
El muchacho llegó hasta el Calderón Chorreante con una sonrisa mientras buscaba con la mirada a Mary. — Hola linda. ¿Lista para la boda? — Le saludo abrazándola divertido, sin importar que los demás empleados los miraran. Las fiestas siempre lo animaban y más si también era un día de celebración para ellos. — Felicidades, no lo he olvidado. — Señaló mostrándole una caja de chocolates surtidos mágicos que cambiaban.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 (20 años) |
Un año había pasado. Y ahora podía decir feliz que estaba junto a Azriel, a su lado, como amiga y eso era muy reponedor porque seguía conservando esa amistad que tanto quería. Se cumplían dos años desde que eran amigos. Eso sí, Azriel no necesito demasiado para volverse famoso así que no tenía mucho tiempo, pero lo bueno es que siempre encontraban tiempo para verse. Porque no era tan solo su culpa, para nada... también era suya. Estaba casi por colapsar porque su carrera cada día le pedía más de sus servicios y al estar ya en el penúltimo curso si que estaba atendiendo por sí sola y con algo de ayuda de sus profesores. La gente necesitaba mucho a los psicólogos y psiquiatras en el mundo mágico y aún así sentía que ni era el área más necesitada. Además que tampoco es que contara con demasiado tiempo libre porque el poco que tenía lo usaba para trabajar y aún así el trabajo no era lo que esperaba. No ganaba mal así que era bastante necesario dado que igual que tenía que tener una buena cantidad de ahorros - no dejaba su dinero en Gringotts por precaución - porque Lily se casaba con James.
Ya tenía que prepararse para vivir sola.
Igual había optado por trabajar durante la mañana. No tenía un horario coordinado ella iba cuando podía y aún así era eficiente. Su jefe la entendía y tal día, si justo un 15 de Junio donde era su nuevo aniversario era el día de la boda de su mejor amiga, así que igual tenía que salir temprano para arreglarse y así cumplir con su función como dama de honor junto a Marlene y Alice. Ya había quedado con Azriel que quedaba más cerca de la sala de eventos donde se celebraría que fuera a buscarla e incluso, había enviado el vestido y todo el maquillaje para ir y llegar a tiempo. La pasaría a buscar.
Ese día le estaba ayudando a un chico nuevo llamado Nicholas Beaufort que también había decidido complementar sus estudios con trabajo. El por su parte, se había ido por teatro pues decía que el mundo mágico hoy en día necesitaba humor para esa tristeza que había, y aunque se asumía como sangre pura, de manera honorable dictaba que nunca se involucraría a la causa de Voldemort porque estaba muy equivocado, es lo que alcanzó a decirle mientras ella le indicaba ya de manera cansina todas las instrucciones y lo que tenía que hacer en el Caldero, porque sinceramente allí no faltaba trabajo por realizar. El chico le cayo bien porque en sí se parecía mucho a ella.
Había terminado hace un mes con su novio que por tonterías se había puesto celoso de Azriel, pero de todas formas igual seguía averiguando sobre la enfermedad de la Señora Mulciber. Era lo que había ocultado y que mantenía a su mejor amigo tan intrigado, y lamentablemente era una enfermedad que no tenía cura, por lo poco le daban como 3 años de vida si seguía el tratamiento para calmar los dolores que la pobre mujer sentía. Durante ese año, Mary había hablado mucho con ella, le había recomendado a una excelente psicologa que seguía su caso para así tranquilizar su ansiedad y angustia, y siempre estaba preocupada por ella. Al igual que ella, era una gran lectora por lo tanto siempre se andaban comprando y sugiriendo libros.
Realmente mucho había pasado hasta llegar al día de la boda de su Lily. Estaba terminando de darle las instrucciones a Nick cuando escuchó la voz del creído de Azriel. — ¡Más que lista! Uff, ni me había dado cuenta de la hora — Dijo mientras le devolvía el abrazo y escondía la cara un rato en su pecho hasta que alzó la mirada. — Perdóname, no te tengo nada... ya sabes mucho trabajo, señor popular — Comentó con burla mientras se zafaba del abrazo y luego le sacaba la lengua — Mentira, lo tengo guardado. Ya vengo, sostén mi regalo ¿eh? ¡Tiene que ser un intercambio! — Fue avisarle a su jefe que se iba tal como le había dicho prometiendo que la próxima ocasión serían más horas. No tuvo necesidad de cambiarse, ya se daría un baño en la casa de Azriel y solo fue por su bolso para llegar a los minutos al lado del chico que ya estaba dando autógrafos.
—Lo siento, lo siento, pero me lo llevo hoy tenemos una boda — Tomó el brazo de su amigo y supo que sería en su hogar que le entregaría el regalo por lo que haciendo un gesto le pidió que aparecieran para tener su momento de intercambio de regalos porque luego solo tendrían que arreglarse para el gran evento.
Ya tenía que prepararse para vivir sola.
Igual había optado por trabajar durante la mañana. No tenía un horario coordinado ella iba cuando podía y aún así era eficiente. Su jefe la entendía y tal día, si justo un 15 de Junio donde era su nuevo aniversario era el día de la boda de su mejor amiga, así que igual tenía que salir temprano para arreglarse y así cumplir con su función como dama de honor junto a Marlene y Alice. Ya había quedado con Azriel que quedaba más cerca de la sala de eventos donde se celebraría que fuera a buscarla e incluso, había enviado el vestido y todo el maquillaje para ir y llegar a tiempo. La pasaría a buscar.
Ese día le estaba ayudando a un chico nuevo llamado Nicholas Beaufort que también había decidido complementar sus estudios con trabajo. El por su parte, se había ido por teatro pues decía que el mundo mágico hoy en día necesitaba humor para esa tristeza que había, y aunque se asumía como sangre pura, de manera honorable dictaba que nunca se involucraría a la causa de Voldemort porque estaba muy equivocado, es lo que alcanzó a decirle mientras ella le indicaba ya de manera cansina todas las instrucciones y lo que tenía que hacer en el Caldero, porque sinceramente allí no faltaba trabajo por realizar. El chico le cayo bien porque en sí se parecía mucho a ella.
Había terminado hace un mes con su novio que por tonterías se había puesto celoso de Azriel, pero de todas formas igual seguía averiguando sobre la enfermedad de la Señora Mulciber. Era lo que había ocultado y que mantenía a su mejor amigo tan intrigado, y lamentablemente era una enfermedad que no tenía cura, por lo poco le daban como 3 años de vida si seguía el tratamiento para calmar los dolores que la pobre mujer sentía. Durante ese año, Mary había hablado mucho con ella, le había recomendado a una excelente psicologa que seguía su caso para así tranquilizar su ansiedad y angustia, y siempre estaba preocupada por ella. Al igual que ella, era una gran lectora por lo tanto siempre se andaban comprando y sugiriendo libros.
Realmente mucho había pasado hasta llegar al día de la boda de su Lily. Estaba terminando de darle las instrucciones a Nick cuando escuchó la voz del creído de Azriel. — ¡Más que lista! Uff, ni me había dado cuenta de la hora — Dijo mientras le devolvía el abrazo y escondía la cara un rato en su pecho hasta que alzó la mirada. — Perdóname, no te tengo nada... ya sabes mucho trabajo, señor popular — Comentó con burla mientras se zafaba del abrazo y luego le sacaba la lengua — Mentira, lo tengo guardado. Ya vengo, sostén mi regalo ¿eh? ¡Tiene que ser un intercambio! — Fue avisarle a su jefe que se iba tal como le había dicho prometiendo que la próxima ocasión serían más horas. No tuvo necesidad de cambiarse, ya se daría un baño en la casa de Azriel y solo fue por su bolso para llegar a los minutos al lado del chico que ya estaba dando autógrafos.
—Lo siento, lo siento, pero me lo llevo hoy tenemos una boda — Tomó el brazo de su amigo y supo que sería en su hogar que le entregaría el regalo por lo que haciendo un gesto le pidió que aparecieran para tener su momento de intercambio de regalos porque luego solo tendrían que arreglarse para el gran evento.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Azriel estaba teniendo un buen año desde que volvió a Londres. Al menos en el aspecto laboral. El chico tenía carisma y, por tanto, no se le hizo difícil volverse popular rápidamente. En especial entre las chicas, admiradoras nunca le faltaban. Pero no todo era color de rosa. Aquello que tanto su madre la otra vez trataba de ocultarle y que al final, como era de esperarse terminó por confesar, había sido que se encontraba muy enferma, más que enferma, la mujer había contraído una maldición de la cual no parecía haber forma alguna de romperla. Lo más que estaban logrando era ayudarla a sentirse mejor el tiempo que le quedaba. Ahí era donde Mary entraba en acción. La chica se había vuelto parte fundamental en la vida de la mujer y eso Azriel lo agradecía mucho. En especial porque a él le costaba mucho todo aquello. Intentaba no pensar en ello, como si con evadirlo fuera a desaparecer. Era ahí donde se daba cuenta de lo importante que era para él la chica. Una amistad como la que tenía con Mary nadie nunca se la había dado. Ni siquiera Evan. Mary era esa parte sensible, esa parte vulnerable que no se permitía abrirse con nadie más. Por eso el saber que ya iban dos años desde que formaron ese vínculo le sorprendía. El tiempo se iba volando.
Hoy no era día de cosas tristes, no era día de melancolía. Era día de celebración, de fiesta. El 15 de junio se estaba volviendo más especial de lo que ya era. Ahora no solo sería el aniversario de su amistad. También sería el aniversario, dentro de un año, de James y Lily como esposos. Eso era lindo, aunque cursi. Azriel había logrado al fin congeniar más con los merodeadores, aunque inevitable que siempre hubiera diferencias. Lily y Remus seguían siendo sus favoritos, y eso no lo ocultaba.
Cuando llego al Caldero Chorreante a buscar a la chica fueron varias las miradas que se posaron en él. Pues por supuesto que había quienes lo reconocerían. Más, sin embargo, en este momento el chico fue derechito donde su amiga. Había una boda que los esperaba. Aquel abrazo fue reconfortante, el chico le miró con una sonrisa. — Aún estamos a tiempo, pero no por mucho. Yo podría llegar tarde eso sería normal. Pero no tú, o de lo contrario no vives para contarlo. — Bromeó porque siendo dama de honor de la novia le daría algo a Lily si no llegaba a tiempo.
— ¿Cómo es eso posible? — dijo haciéndose el falso indignado para luego dejar escapar una carcajada. — Sí, descuida. Aquí lo guardo por ti en lo que vuelves. Aunque no tardes mucho o me querrán raptar. — Molestó al notar las miradas de alguna brujas sobre él. Ni bien Mary fue por sus cosas y ya las tenía arremolinadas alrededor de él como moscas, haciendo que les dieran su autógrafo.
— Lo siento, señoritas, pero sí, tenemos una boda a la cual asistir. Será otro día. — aseguro el muchacho. — Vamos, que aún falta que te cambies. Ya quiero ver ese vestido. — y es que claro, a veces no podía evitar que se le escapara lo coqueto, pero ya a estas alturas era para que a Mary eso no le sorprendiera.
Al llegar a la casa el chico se detuvo para ahora sí entregarle el regalo como se debía. — Creo que ahora sí podemos intercambiar regalos. ¿Puedes creerlo? Ya van dos años. ¡Dos! ¿Quién pudiera haberlo imaginado? — le decia mientras rodeaba su hombro con su brazo en un abrazo y es que al comienzo eran muy pocos los que creyeron en su amistad.
Hoy no era día de cosas tristes, no era día de melancolía. Era día de celebración, de fiesta. El 15 de junio se estaba volviendo más especial de lo que ya era. Ahora no solo sería el aniversario de su amistad. También sería el aniversario, dentro de un año, de James y Lily como esposos. Eso era lindo, aunque cursi. Azriel había logrado al fin congeniar más con los merodeadores, aunque inevitable que siempre hubiera diferencias. Lily y Remus seguían siendo sus favoritos, y eso no lo ocultaba.
Cuando llego al Caldero Chorreante a buscar a la chica fueron varias las miradas que se posaron en él. Pues por supuesto que había quienes lo reconocerían. Más, sin embargo, en este momento el chico fue derechito donde su amiga. Había una boda que los esperaba. Aquel abrazo fue reconfortante, el chico le miró con una sonrisa. — Aún estamos a tiempo, pero no por mucho. Yo podría llegar tarde eso sería normal. Pero no tú, o de lo contrario no vives para contarlo. — Bromeó porque siendo dama de honor de la novia le daría algo a Lily si no llegaba a tiempo.
— ¿Cómo es eso posible? — dijo haciéndose el falso indignado para luego dejar escapar una carcajada. — Sí, descuida. Aquí lo guardo por ti en lo que vuelves. Aunque no tardes mucho o me querrán raptar. — Molestó al notar las miradas de alguna brujas sobre él. Ni bien Mary fue por sus cosas y ya las tenía arremolinadas alrededor de él como moscas, haciendo que les dieran su autógrafo.
— Lo siento, señoritas, pero sí, tenemos una boda a la cual asistir. Será otro día. — aseguro el muchacho. — Vamos, que aún falta que te cambies. Ya quiero ver ese vestido. — y es que claro, a veces no podía evitar que se le escapara lo coqueto, pero ya a estas alturas era para que a Mary eso no le sorprendiera.
Al llegar a la casa el chico se detuvo para ahora sí entregarle el regalo como se debía. — Creo que ahora sí podemos intercambiar regalos. ¿Puedes creerlo? Ya van dos años. ¡Dos! ¿Quién pudiera haberlo imaginado? — le decia mientras rodeaba su hombro con su brazo en un abrazo y es que al comienzo eran muy pocos los que creyeron en su amistad.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Mary sabía que Azriel tenía sus propias distracciones pero estaba muy pendiente de su estabilidad emocional, desde que se entero de la maldición de su madre que traía consigo una enfermedad incurable que cada día hacía que la señora Mulciber empeorara. Se había encontrado de casualidad con ella en San Mungo y no pudo ocultarle el hecho que ya sabía. Desde ahí, habían conversado mucho y aunque ella la conocía y no podía intervenir de manera profesional le pidió a colegas que se encargaran del caso, ella sí estaba muy al contrario de su amigo que todavía no sabía como afrontarlo, sin más ella le decía que no la dejara de visitar y que estuviera con ella.
Aunque ya estaban juntos y compartieron mucho más que los otros años, era lógico que no veía a Azriel contento.
Pero este día no tenía que ser triste, Lily y James también lo habían invitado pero decidieron ir juntos así que tenían que pasarlo muy bien. — Es imposible que llegue tarde si soy la dama de honor y tranquilo, estamos a tiempo — Ya le había dicho a su amiga que trabajaría que Lily entendía que ahora tenía que trabajar solo por ella. Le había mostrado su linda casita en el Valle de Godric, que era espaciosa y llena de vegetación. Nada que ver a la que tenían en Londres.
— Solo espero que no te dejes raptar que bien que te gusta — Bromeó con él antes de partir. Casi había olvidado despedirse de sus compañeros, no era de todos amigos pero muchos de ellos sabían de su amistad con él, era obvio que iban a estar curiosos de como se llevaba tan bien con el popular Mulciber.
El que estaba más impactado e incluso defraudado era Nicholas que no dejaba de mirar la escena. — Que te vaya bien en la boda, Mary. Es la de Potter. ¿No? — Mary asintió porque sabía que era una boda mencionada en el Ministerio aunque por precaución el lugar era secreto. — ¿Vienes mañana? Digo no quiero estar tan perdido — Ella sonrió — Descuida, es tedioso al principio pero te acostumbras mañana nos vemos aunque supongo que por la tarde si quieres pedir esa hora — Dijo simpática y notando que el pelirrojo igual miraba con curiosidad a Azriel.
— Recuerda que son dos — Volvió a decirle a su amigo y sin más desaparecieron a la casa que tenía arrendada porque Azriel tampoco vivía con sus padres. Era muy amplia a comparación a la que tenía aunque suponía que aquello igual había tenido que ver con su padre, nunca le preguntó directamente. Sonrió cuando le entregó esos deliciosos chocolates de regalo. — ¡Gracias, son los mejores chocolates de la historia! Tengo muchas ganas de comerlos. ¿No te importa si lo dejo aquí? — Preguntó abrazándolo y agradeciendo el presente. Claro que había sacado un par para degustar.
Por su parte, había encontrado una cadena artesanal que aunque no era lo que estaba acostumbrado tenía una A detallada al termino. — Cuando la vi no pude dejar de pensar en ti y bueno no es que la tengas que usar siempre pero es como recordatorio que debes seguir esforzándote — Besó su mejilla. Ese día celebrarían en la boda porque no había mucho tiempo que charlar de manera privada en cualquiera de sus hogares.
— ¡ Voy a bañarme! Prometo no demorarme tanto — Exclamó divertida pues estaba consciente que igual tenía que arreglarse. Era loco porque allí tenía su propia habitación que era la de invitados que catalogo como suya y era donde tenía todas sus cosas. Menos mal que había sido el día anterior que se hizo un buen corte de cabello, la manicure y todo lo demás para lucir bonita. Así que se daba el baño solo por el hedor del Caldero y luego esperaría la maquillista que le había recomendado Azriel, llegarían puntuales y a tiempo. Así que muy pronto fue al baño donde estuvo tan solo 10 minutos.
Cada minuto era importante.
Aunque ya estaban juntos y compartieron mucho más que los otros años, era lógico que no veía a Azriel contento.
Pero este día no tenía que ser triste, Lily y James también lo habían invitado pero decidieron ir juntos así que tenían que pasarlo muy bien. — Es imposible que llegue tarde si soy la dama de honor y tranquilo, estamos a tiempo — Ya le había dicho a su amiga que trabajaría que Lily entendía que ahora tenía que trabajar solo por ella. Le había mostrado su linda casita en el Valle de Godric, que era espaciosa y llena de vegetación. Nada que ver a la que tenían en Londres.
— Solo espero que no te dejes raptar que bien que te gusta — Bromeó con él antes de partir. Casi había olvidado despedirse de sus compañeros, no era de todos amigos pero muchos de ellos sabían de su amistad con él, era obvio que iban a estar curiosos de como se llevaba tan bien con el popular Mulciber.
El que estaba más impactado e incluso defraudado era Nicholas que no dejaba de mirar la escena. — Que te vaya bien en la boda, Mary. Es la de Potter. ¿No? — Mary asintió porque sabía que era una boda mencionada en el Ministerio aunque por precaución el lugar era secreto. — ¿Vienes mañana? Digo no quiero estar tan perdido — Ella sonrió — Descuida, es tedioso al principio pero te acostumbras mañana nos vemos aunque supongo que por la tarde si quieres pedir esa hora — Dijo simpática y notando que el pelirrojo igual miraba con curiosidad a Azriel.
— Recuerda que son dos — Volvió a decirle a su amigo y sin más desaparecieron a la casa que tenía arrendada porque Azriel tampoco vivía con sus padres. Era muy amplia a comparación a la que tenía aunque suponía que aquello igual había tenido que ver con su padre, nunca le preguntó directamente. Sonrió cuando le entregó esos deliciosos chocolates de regalo. — ¡Gracias, son los mejores chocolates de la historia! Tengo muchas ganas de comerlos. ¿No te importa si lo dejo aquí? — Preguntó abrazándolo y agradeciendo el presente. Claro que había sacado un par para degustar.
Por su parte, había encontrado una cadena artesanal que aunque no era lo que estaba acostumbrado tenía una A detallada al termino. — Cuando la vi no pude dejar de pensar en ti y bueno no es que la tengas que usar siempre pero es como recordatorio que debes seguir esforzándote — Besó su mejilla. Ese día celebrarían en la boda porque no había mucho tiempo que charlar de manera privada en cualquiera de sus hogares.
— ¡ Voy a bañarme! Prometo no demorarme tanto — Exclamó divertida pues estaba consciente que igual tenía que arreglarse. Era loco porque allí tenía su propia habitación que era la de invitados que catalogo como suya y era donde tenía todas sus cosas. Menos mal que había sido el día anterior que se hizo un buen corte de cabello, la manicure y todo lo demás para lucir bonita. Así que se daba el baño solo por el hedor del Caldero y luego esperaría la maquillista que le había recomendado Azriel, llegarían puntuales y a tiempo. Así que muy pronto fue al baño donde estuvo tan solo 10 minutos.
Cada minuto era importante.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Aunque por fuera aparentara que estaba todo bien, la realidad es que este último año para el chico había sido un tanto complicado. Pues todo el asunto de su madre lo había traído contrariado. No sabía cómo tomarlo, cómo asimilarlo. Para no sentirse así lo que terminaba haciendo era intentar saber lo menos posible para ver si así se perturbaba menos. Por supuesto que no era lo más correcto, su madre necesitaba de él en estos momentos y bien que Mary se lo había dicho. No había día en que no se lo acordara, pero el muchacho aún no se sentía preparado para a ello. El problema era que el tiempo seguía corriendo y para cuándo se animara podía ser tarde. Y aquello probablemente le dolería aún más.
Pero a pesar de todo esto, Hoy era un día especial, por tanto, no podía ponerse a preocuparse de sus problemas y prefería aprovechar de disfrutar el momento de celebración. Azriel jamás imaginó sé uno de los invitados de la boda de Lili y James, punto así de locas eran las vueltas que daba la vida. Ya las riñas del colegio habían quedado atrás. Aunque dé a pesar de eso, el que siempre agregaran piques era normal. Siendo sinceros, probablemente sus compañeros de la casa de las serpientes a estas alturas no estarían muy contentos con él por sentirse traicionados. Pero la realidad es que aquella competencia en el colegio era solamente cosa de niños, había que pasar la página. Madurar. No es que él fuera el más maduro de todos, de hecho bastante inmaduro aún seguía siendo. Pero al menos la parte de la riña entre casas la había dejado atrás. Había aprendido a valorar a la gente por lo que eran y no por el lugar de procedencia.
— Ya sé, es broma. Sé que tú serias incapaz de llegar tarde a diferencia de mí. — Aseguró en un tono divertido porque sí, él no es que fue al ser más puntual de la vida A menos que se tratara de fiestas, por supuesto.
Mulciber podía anotar como todos los demás lo veían, algunos con curiosidad por reconocerlo y otros por estar tan cerca de Mary. Algunos no lograban comprender el tipo de amistad que ellos tenían. — Bien que me conoces. Pero trataré de resistir. — molestó Aunque estabas consciente de que al menos en esta ocasión no se desaparecería ni la dejaría sola. Aunque que yo no quitara que quizás durante la fiesta encontrará a alguien con quien pasar la noche, eso ya era otro cuento aparte.
Pudo notar que el chico nuevo no parecía muy contento con su presencia. Y es que por lo visto parecía gustarle la chica. Él sabía notar esas cosas, tenía demasiada experiencia en el asunto. Claro a menos que se tratara de darse cuenta de lo que Mary lo veía. El chico solo sonrió ante la escena. Ya le preguntaría a la chica sobre eso. Mientras tanto seguía firmando autógrafos. Estaba encantado con la atención que recibía. ¿Para qué negarlo? Por suerte Mary no tardo mucho en regresar para que se pudieran marchar.
— Sí, dos largos años. Y esperemos sean más. — afirmó, pues era de las cosas buenas que tenía en su vida. Aunque no lo decía tal cual para que no le llamaran cursi. Paso poco tiempo antes de que lograrán llegar a la casa de Azriel donde al fin intercambiaron regalos. — Pues los mejores chocolates para la mejor. — aseguro con una guiñada. — Claro, puede dejarlos aquí. Ya sabes que es como tu casa. — Le indicó para que hiciera todo lo que necesitará antes de irse a la boda.
— Valla, me encanta es hermosa. De haberlo sabido te hubiera regalado algo que perdurará. — comento, pues eran exquisitos los chocolates, pero evidentemente se iban a acabar en algún momento. — Me lo pondré de inmediato. — era el segundo aniversario de su amistad, así que era el momento indicado para llevarlo puesto. — Es todo tuyo el baño. Estaré pendiente de la llegada de la maquillista. — aseguro para irse a la sala de estar a tomarse un trago mientras esperaba. Fue poco tiempo después que la mujer llegó lista para maquillar a Mary. — Adelante, Mary tiene que estar por salir. Puede ir acomodando sus cosas. — Le señaló a la mujer para luego acercarse a la habitación tocando la puerta. — Mary, la maquillista, ya llegó. — Le aviso para que tuviera conocimiento de que la mujer habia llegado. Igual le daba curiosidad ver como quedaba. Seguramente deslumbrante.
Pero a pesar de todo esto, Hoy era un día especial, por tanto, no podía ponerse a preocuparse de sus problemas y prefería aprovechar de disfrutar el momento de celebración. Azriel jamás imaginó sé uno de los invitados de la boda de Lili y James, punto así de locas eran las vueltas que daba la vida. Ya las riñas del colegio habían quedado atrás. Aunque dé a pesar de eso, el que siempre agregaran piques era normal. Siendo sinceros, probablemente sus compañeros de la casa de las serpientes a estas alturas no estarían muy contentos con él por sentirse traicionados. Pero la realidad es que aquella competencia en el colegio era solamente cosa de niños, había que pasar la página. Madurar. No es que él fuera el más maduro de todos, de hecho bastante inmaduro aún seguía siendo. Pero al menos la parte de la riña entre casas la había dejado atrás. Había aprendido a valorar a la gente por lo que eran y no por el lugar de procedencia.
— Ya sé, es broma. Sé que tú serias incapaz de llegar tarde a diferencia de mí. — Aseguró en un tono divertido porque sí, él no es que fue al ser más puntual de la vida A menos que se tratara de fiestas, por supuesto.
Mulciber podía anotar como todos los demás lo veían, algunos con curiosidad por reconocerlo y otros por estar tan cerca de Mary. Algunos no lograban comprender el tipo de amistad que ellos tenían. — Bien que me conoces. Pero trataré de resistir. — molestó Aunque estabas consciente de que al menos en esta ocasión no se desaparecería ni la dejaría sola. Aunque que yo no quitara que quizás durante la fiesta encontrará a alguien con quien pasar la noche, eso ya era otro cuento aparte.
Pudo notar que el chico nuevo no parecía muy contento con su presencia. Y es que por lo visto parecía gustarle la chica. Él sabía notar esas cosas, tenía demasiada experiencia en el asunto. Claro a menos que se tratara de darse cuenta de lo que Mary lo veía. El chico solo sonrió ante la escena. Ya le preguntaría a la chica sobre eso. Mientras tanto seguía firmando autógrafos. Estaba encantado con la atención que recibía. ¿Para qué negarlo? Por suerte Mary no tardo mucho en regresar para que se pudieran marchar.
— Sí, dos largos años. Y esperemos sean más. — afirmó, pues era de las cosas buenas que tenía en su vida. Aunque no lo decía tal cual para que no le llamaran cursi. Paso poco tiempo antes de que lograrán llegar a la casa de Azriel donde al fin intercambiaron regalos. — Pues los mejores chocolates para la mejor. — aseguro con una guiñada. — Claro, puede dejarlos aquí. Ya sabes que es como tu casa. — Le indicó para que hiciera todo lo que necesitará antes de irse a la boda.
— Valla, me encanta es hermosa. De haberlo sabido te hubiera regalado algo que perdurará. — comento, pues eran exquisitos los chocolates, pero evidentemente se iban a acabar en algún momento. — Me lo pondré de inmediato. — era el segundo aniversario de su amistad, así que era el momento indicado para llevarlo puesto. — Es todo tuyo el baño. Estaré pendiente de la llegada de la maquillista. — aseguro para irse a la sala de estar a tomarse un trago mientras esperaba. Fue poco tiempo después que la mujer llegó lista para maquillar a Mary. — Adelante, Mary tiene que estar por salir. Puede ir acomodando sus cosas. — Le señaló a la mujer para luego acercarse a la habitación tocando la puerta. — Mary, la maquillista, ya llegó. — Le aviso para que tuviera conocimiento de que la mujer habia llegado. Igual le daba curiosidad ver como quedaba. Seguramente deslumbrante.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Lo cierto es que lo más trágico para ella porque le tenía cariño era precisamente la maldición que tenía la señora Mulciber. Trataba de decirle que fuera a verla más seguido y en realidad eran de lo único que discutían cuando la charla se ponía tensa. De todos modos, aunque pensaba que se iba a terminar aburriendo, la señora Mulciber sabía como se comportaba su hijo y solo no sabía como afrontar la situación. El que estaba más enojado y por cuestiones era su padre.
Ese día no sacaría el tema porque era el casamiento de su mejor amiga y necesitaban divertirse. La rutina era mucha y si ya se podía considerar otra prisionera de la vida laboral mágica. Cuando llegaron a la casa, fue el momento que pudieron intercambiar al fin los regalos, la verdad es que ella había quedado feliz con los chocolates — No los puedo llevar a la boda así que no me queda de otra. No te los comas o no dejes que lo hagan — Porque ni quería ni pensar cuantas mujeres traía por noche y seguro que era una diferente. Lo cierto es que tenía solo aventuras tal como hacía ella en algunas ocasiones pero no se podía estar comparando con Azriel. — Solo me llevaré dos y uno será para Remus — Indicó divertida y sacó su regalo, fue muy agradable que fuera de su gusto. — ¡Me alegra que te guste! Como es mágico no solo lo puedes usar en el cuello — Le contó porque había sido excelente encontrarlo en aquella joyería del callejón Diagon y fue inevitable no comprarlo, le gustaba llenarlo de detalles. Lo mismo hacía con su propia familia y la de él. La realidad es que Mary era así con todos.
— Gracias, no demoraré mucho, mi cabello ha quedado muy bien después de la visita a la estilista — Señaló muy contenta mientras se iba al baño y se daba uno lo suficientemente necesaria para quedar con un rico aroma a las sales que puso, saliendo muy relajada. Confiaba en la maquillista que le había recomendado Azriel, se puso una camisa de su amigo junto a unos pantalones de cambio que había traído cuando el chico le dijo que la mujer había llegado.
— Sí, sí ya estoy lista. — Le dijo mientras iba a donde se acomodaba la mujer. — Disculpa, amigo. Te tuve que sacar una camisa que no quiero usar el vestido todavía. — Exclamó. La realidad es que pensó que estaría más tiempo con ella y terminó por arreglar su cabello también. Ahí mismo se colocó el vestido y la mujer la ayudo bastante. Tenía un muy buen sentido de moda y ahí le dijo que conocía a Azriel de hace tiempo porque atendía a su madre—. Muchísimas gracias, me ha encantado el resultado — Estaba completamente lista y solo le faltaba colocarse los zapatos. Al menos sabía andar con taco alto pero no eran sus zapatos de preferencia solo si era necesario para el trabajo o este tipo de eventos.
— ¿Estás por ahí, Azriel? Terminamos — Murmuró mientras ella comenzaba a sacar el dinero y le pagaba a la mujer con una sonrisa. No demoró en llegar y ella sonrió. — ¿Cómo luzco? ¿Crees que deberías maquillarme seguido? — Lo molestó mientras ella lo observaba ya en su traje de gala. Simplemente perfecto, hasta lo más informal que usara siempre se vería bien, mientras que ella tenía que contratar a alguien para lucir como quería.
— ¡Por dios, la boda es en media hora! ¡Y el traslador funciona en cinco minutos! — La maquillista ya se había retirado hace unos minutos y Mary ya estaba partiendo a la puerta cuando se miró los pies y estaba sin zapatos. — ¡Por Merlín! ¿Por qué no me dijiste? — Reclamó y salió corriendo para buscarlos.
Ya luego bajó con el traslador en mano que los llevaba al lugar que celebrarían todo pues era una ceremonia muy íntima con los Potter, algunos amigos de la familias y de ambos. Tenía que ser un lugar que también respetara a la familia de Lily que era muggle por lo cual no habría mucha magia más que el ingreso al evento y ya. — Ya, ya es hora— La pulsera comenzó a girar y con un gesto apuró para que tocara el objeto.
Muy pronto, ahí estaban. Ella se ordeno un poco el cabello y el vestido, donde muy pronto empezó a arreglar la corbata de Azriel. Luego le tomó la mano. Era un espacio amplio de campo donde habían puesto unas grandes carpas donde se realizaría la boda en cuanto a ceremonia y la otra donde sería la fiesta como tal. A los primeros que vieron fueron a Sirius y Remus, a los cuales fue inmediato a saludar.
Buscó a James con la mirada y ahí ya estaba saludando a los invitados. Pero ella tenía que ir a ver a Lily para hacer el último ensayo de entrada, y para que negarlo ya quería verla con su vestido de novio. Seguro que lucía hermosa.
Ese día no sacaría el tema porque era el casamiento de su mejor amiga y necesitaban divertirse. La rutina era mucha y si ya se podía considerar otra prisionera de la vida laboral mágica. Cuando llegaron a la casa, fue el momento que pudieron intercambiar al fin los regalos, la verdad es que ella había quedado feliz con los chocolates — No los puedo llevar a la boda así que no me queda de otra. No te los comas o no dejes que lo hagan — Porque ni quería ni pensar cuantas mujeres traía por noche y seguro que era una diferente. Lo cierto es que tenía solo aventuras tal como hacía ella en algunas ocasiones pero no se podía estar comparando con Azriel. — Solo me llevaré dos y uno será para Remus — Indicó divertida y sacó su regalo, fue muy agradable que fuera de su gusto. — ¡Me alegra que te guste! Como es mágico no solo lo puedes usar en el cuello — Le contó porque había sido excelente encontrarlo en aquella joyería del callejón Diagon y fue inevitable no comprarlo, le gustaba llenarlo de detalles. Lo mismo hacía con su propia familia y la de él. La realidad es que Mary era así con todos.
— Gracias, no demoraré mucho, mi cabello ha quedado muy bien después de la visita a la estilista — Señaló muy contenta mientras se iba al baño y se daba uno lo suficientemente necesaria para quedar con un rico aroma a las sales que puso, saliendo muy relajada. Confiaba en la maquillista que le había recomendado Azriel, se puso una camisa de su amigo junto a unos pantalones de cambio que había traído cuando el chico le dijo que la mujer había llegado.
— Sí, sí ya estoy lista. — Le dijo mientras iba a donde se acomodaba la mujer. — Disculpa, amigo. Te tuve que sacar una camisa que no quiero usar el vestido todavía. — Exclamó. La realidad es que pensó que estaría más tiempo con ella y terminó por arreglar su cabello también. Ahí mismo se colocó el vestido y la mujer la ayudo bastante. Tenía un muy buen sentido de moda y ahí le dijo que conocía a Azriel de hace tiempo porque atendía a su madre—. Muchísimas gracias, me ha encantado el resultado — Estaba completamente lista y solo le faltaba colocarse los zapatos. Al menos sabía andar con taco alto pero no eran sus zapatos de preferencia solo si era necesario para el trabajo o este tipo de eventos.
— ¿Estás por ahí, Azriel? Terminamos — Murmuró mientras ella comenzaba a sacar el dinero y le pagaba a la mujer con una sonrisa. No demoró en llegar y ella sonrió. — ¿Cómo luzco? ¿Crees que deberías maquillarme seguido? — Lo molestó mientras ella lo observaba ya en su traje de gala. Simplemente perfecto, hasta lo más informal que usara siempre se vería bien, mientras que ella tenía que contratar a alguien para lucir como quería.
— ¡Por dios, la boda es en media hora! ¡Y el traslador funciona en cinco minutos! — La maquillista ya se había retirado hace unos minutos y Mary ya estaba partiendo a la puerta cuando se miró los pies y estaba sin zapatos. — ¡Por Merlín! ¿Por qué no me dijiste? — Reclamó y salió corriendo para buscarlos.
Ya luego bajó con el traslador en mano que los llevaba al lugar que celebrarían todo pues era una ceremonia muy íntima con los Potter, algunos amigos de la familias y de ambos. Tenía que ser un lugar que también respetara a la familia de Lily que era muggle por lo cual no habría mucha magia más que el ingreso al evento y ya. — Ya, ya es hora— La pulsera comenzó a girar y con un gesto apuró para que tocara el objeto.
Muy pronto, ahí estaban. Ella se ordeno un poco el cabello y el vestido, donde muy pronto empezó a arreglar la corbata de Azriel. Luego le tomó la mano. Era un espacio amplio de campo donde habían puesto unas grandes carpas donde se realizaría la boda en cuanto a ceremonia y la otra donde sería la fiesta como tal. A los primeros que vieron fueron a Sirius y Remus, a los cuales fue inmediato a saludar.
Buscó a James con la mirada y ahí ya estaba saludando a los invitados. Pero ella tenía que ir a ver a Lily para hacer el último ensayo de entrada, y para que negarlo ya quería verla con su vestido de novio. Seguro que lucía hermosa.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Les esperaba una noche larga y de diversión. Menos mal que al menos nadie le había sacado hasta el momento el tema de su madre. Porque entonces ahí se arruinaría todo el entusiasmo y alegría que traía. Aunque estaba seguro de que su padre más temprano que tarde lo haría. Por lo que al día de mañana seguro lo esperaría otro de sus sermones.
Tenían el tiempo bastante contado, pero eso no impidió que al llegar a la casa tontearan un poco. Mary hacía bien en no llevar los chocolates a la fiesta o terminaría por perderlos porque todos iban a querer una probadita. Entre probada y probada se los iba a terminar por comer todos. Era como cuando sacaban algún dulce en el aula de clases que todo comenzaban a pedir y terminaban vaciando la caja o el profesor quitándotela. Con cualquiera de las dos opciones terminabas perdiendo. — Tranquila, estos son tuyos. Nadie los va a tocar. — aclaro, que si bien era costumbre para Azriel estar trayendo chicas no era que las dejara instalarse como si estuvieran en su casa. Tenía sus límites, una noche de aventura y listo, nada de creerse la señora de la casa. No confiaba en ellas como para darles esa libertad. Cosa que no pasaba con la morena en la cual sí confiaba, por lo que podía ir y venir a sus anchas sin problema alguno.
— Remus seguro querrá saberlos por menores del chocolate para luego ir a comprar. — Bromeó mientras reía, y es que ya no era secreto para Mulciber el gusto de Lupin por los chocolates.
Qué maravilloso regalo, era muy significativo la verdad. Pero también ingenioso. — Mejor aún, así lo utilizo de la forma que mejor conviene con mi atuendo. — aseguro el muchacho a quien le gustaba siempre lucir bien.
— Confirmo. — respondió respecto al cabello, el cual lucía unos risos sedosos y brillantes. La chica se fue a dar el baño y poco tiempo después ya estaba por ser atendida por la maquillista. — Tranquila, aunque me has hecho trampa. Ya quería ver ese vestido. — Bromeó antes de dejarlas a solas para que la maquillaran.
Azriel había permanecido en la sala de estar tomando su trago cuando escucho que lo llamaban. Fue ahí cuando dirigió su atención a la chica. La verdad había quedado perplejo al verla toda arreglada. No era secreto que al chico le atraía Mary, pero por todo lo que aquello implicaba para su libertad, había decidido que lo mejor que podía pasar entre ellos era esa linda amistad que habían formado. Más no era ciego para no darse cuenta de lo bien que lucía. — Te ves espléndidamente hermosa. — Le respondió sin reparo alguno. — Mary, eres demasiado modesta. ¿Cuántas veces te lo diré? No necesitas de maquillaje para verte bien. Ahora, de que lo luces muy bien, lo luces. — aseguro, pues a su perspectiva el maquillaje solo hacía que resaltará más lo hermosa que era.
Un momento a otro todo se volvió un pequeño caos. Pues el tiempo seguía corriendo y necesitaban partir hacia la boda lo más pronto posible. — Bueno, ya yo estoy listo. ¿Tomaste todo lo que te ibas a llevar? — le preguntó el muchacho mientras tomaba las llaves y se dirige hacia la puerta. El chico no pudo evitar reír al darse cuenta de que la muchacha estaba a punto de irse sin los zapatos. Pero claro, no le había dicho nada porque él en su propio despiste y no cuenta se había dado hasta que lo mencionó. — Lo lamento, pero sabes que yo puedo ser incluso más despistado. Así que ahora que lo dices fue que me di cuenta que no los llevabas puesto. — Terminó por admitir, pues estar atento a los detalles no era muy lo suyo.
Luego de que Mary tuviera sus zapatos puestos, partieron hacia la boda con la ayuda del traslado. El lugar era una mezcla entre cosas muggle y mágicas. Totalmente comprensible tomando en cuenta de que Lili era hija de no Magos. Evidentemente, aunque hubiera preferido pasar el más tiempo con Mary, la chica tenía que ir directamente hacia la novia, pues era su dama honor Así que el chico se fue a juntar con los demás muchachos. Era un poco extraño estar codo con codo con los leones luego de tantos años de riña y competencia. Pero esto demostraba que no se podía juzgar un libro por su portada y que sí había maneras de llevarse bien juntos.
El chico converso un rato con Remus hasta que alguien lo mando a guardar silencio, ya que estaba por comenzar la ceremonia. Pronto fue la entrada de la novia haciendo que todas las miradas se dirigieran hacia la joven Lily quien lucia espléndida en su vestido de novia. Azriel sonrió y le lanzó una guiñada a Mary, quien se había colocado al frente junto con las damas de honor de la novia. — Me pido la primera pieza de baile. — Murmuró el chico a su amiga, para que le leyera los labios.
Tenían el tiempo bastante contado, pero eso no impidió que al llegar a la casa tontearan un poco. Mary hacía bien en no llevar los chocolates a la fiesta o terminaría por perderlos porque todos iban a querer una probadita. Entre probada y probada se los iba a terminar por comer todos. Era como cuando sacaban algún dulce en el aula de clases que todo comenzaban a pedir y terminaban vaciando la caja o el profesor quitándotela. Con cualquiera de las dos opciones terminabas perdiendo. — Tranquila, estos son tuyos. Nadie los va a tocar. — aclaro, que si bien era costumbre para Azriel estar trayendo chicas no era que las dejara instalarse como si estuvieran en su casa. Tenía sus límites, una noche de aventura y listo, nada de creerse la señora de la casa. No confiaba en ellas como para darles esa libertad. Cosa que no pasaba con la morena en la cual sí confiaba, por lo que podía ir y venir a sus anchas sin problema alguno.
— Remus seguro querrá saberlos por menores del chocolate para luego ir a comprar. — Bromeó mientras reía, y es que ya no era secreto para Mulciber el gusto de Lupin por los chocolates.
Qué maravilloso regalo, era muy significativo la verdad. Pero también ingenioso. — Mejor aún, así lo utilizo de la forma que mejor conviene con mi atuendo. — aseguro el muchacho a quien le gustaba siempre lucir bien.
— Confirmo. — respondió respecto al cabello, el cual lucía unos risos sedosos y brillantes. La chica se fue a dar el baño y poco tiempo después ya estaba por ser atendida por la maquillista. — Tranquila, aunque me has hecho trampa. Ya quería ver ese vestido. — Bromeó antes de dejarlas a solas para que la maquillaran.
Azriel había permanecido en la sala de estar tomando su trago cuando escucho que lo llamaban. Fue ahí cuando dirigió su atención a la chica. La verdad había quedado perplejo al verla toda arreglada. No era secreto que al chico le atraía Mary, pero por todo lo que aquello implicaba para su libertad, había decidido que lo mejor que podía pasar entre ellos era esa linda amistad que habían formado. Más no era ciego para no darse cuenta de lo bien que lucía. — Te ves espléndidamente hermosa. — Le respondió sin reparo alguno. — Mary, eres demasiado modesta. ¿Cuántas veces te lo diré? No necesitas de maquillaje para verte bien. Ahora, de que lo luces muy bien, lo luces. — aseguro, pues a su perspectiva el maquillaje solo hacía que resaltará más lo hermosa que era.
Un momento a otro todo se volvió un pequeño caos. Pues el tiempo seguía corriendo y necesitaban partir hacia la boda lo más pronto posible. — Bueno, ya yo estoy listo. ¿Tomaste todo lo que te ibas a llevar? — le preguntó el muchacho mientras tomaba las llaves y se dirige hacia la puerta. El chico no pudo evitar reír al darse cuenta de que la muchacha estaba a punto de irse sin los zapatos. Pero claro, no le había dicho nada porque él en su propio despiste y no cuenta se había dado hasta que lo mencionó. — Lo lamento, pero sabes que yo puedo ser incluso más despistado. Así que ahora que lo dices fue que me di cuenta que no los llevabas puesto. — Terminó por admitir, pues estar atento a los detalles no era muy lo suyo.
Luego de que Mary tuviera sus zapatos puestos, partieron hacia la boda con la ayuda del traslado. El lugar era una mezcla entre cosas muggle y mágicas. Totalmente comprensible tomando en cuenta de que Lili era hija de no Magos. Evidentemente, aunque hubiera preferido pasar el más tiempo con Mary, la chica tenía que ir directamente hacia la novia, pues era su dama honor Así que el chico se fue a juntar con los demás muchachos. Era un poco extraño estar codo con codo con los leones luego de tantos años de riña y competencia. Pero esto demostraba que no se podía juzgar un libro por su portada y que sí había maneras de llevarse bien juntos.
El chico converso un rato con Remus hasta que alguien lo mando a guardar silencio, ya que estaba por comenzar la ceremonia. Pronto fue la entrada de la novia haciendo que todas las miradas se dirigieran hacia la joven Lily quien lucia espléndida en su vestido de novia. Azriel sonrió y le lanzó una guiñada a Mary, quien se había colocado al frente junto con las damas de honor de la novia. — Me pido la primera pieza de baile. — Murmuró el chico a su amiga, para que le leyera los labios.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Era hermoso tener esa confianza con Azriel desde el momento uno y que cada día iba creciendo más. Su amistad era verdadera y sinceramente aunque sus sentimientos fueran otros, se conformaba con tenerlo cerca. Sabía que de todos modos, nunca iba a poder estar segura con alguien que no le gustará el compromiso y salía con una y otra, sin embargo, su amistad era tan bonita y prefería mil veces eso.
Mutuamente se daban importancia y andaban de un lado a otro desde que había llegado. Había amado los chocolates y aunque le llevaría uno a Remus ahí los dejaría para disfrutarlos otro día. — Pues déjalos en un sitio bien escondido porque aunque no lo creas si pueden a atreverse a sacar y así evitas una discusión — Exclamó la chica mientras le daba la mitad de su chocolate para que también disfrutará de su exquisito sabor. Sacó los otros dos para ponerlo en el mueble a la vista para recordar luego que quería llevarlos.
Todo fue más rápido de lo que pensó y el resultado con el maquillaje era divino. Fue inevitable como el chico la elogió y a la vez, la regañó que hasta sin maquillaje lucía bonita, eso hizo que sus mejillas se colorearan y solo se limitó a sonreír. "Ojalá fuera lo suficiente bonita para que me vieras de otra forma y así no pensar en ninguna otra" Esas palabras solo quedaron en sus pensamientos y por fuera, solo asintió. — Bueno agradezco que pienses así. Y da igual no todos podemos ser tan seguros como tú — Le sacó la lengua y fue a besar su mejilla por lo atento que era con ella - que a veces hasta lamentaba - para quedar mirándolo. — No te tengo que decir que luces precioso. Buen traje — Bromeando le desordenó el cabello que se notaba que había estado ordenando.
De hecho se estaban por ir cuando se dio cuenta que no tenía los zapatos puestos reclamando porque no le había dicho — ¡Menos mal que me di cuenta o sino que vergüenza! ¿Te imaginas que me habría dado cuenta ahí mismo? Habrías tenido que volver a buscarlos— Exclamó avergonzada y solo salió corriendo para buscarlos, también se dio cuenta de los chocolates y los guardo en la cartera pequeña que llevaba. También llevo el chal de seda porque seguro más tarde haría frío. Se miró por última vez al espejo estando justo a tiempo para desaparecer con el traslador.
Cuando llegaron fue a saludar a los chicos y a James que muy pronto iban a instalarse para esperar a Lily. Abrazó fuerte a cada uno, mucho más a James para desearle felicidad y prosperidad, y luego a escondidas le paso el chocolate a Remus, a quién le sugirió que lo comiera luego de la ceremonia.
Se despidió de Azriel que se quedó con los chicos y aunque el no estaría de pie si tenía un puesto muy bueno entre la segunda fila de asientos por lo que ya luego de saludar a su emocionada y nerviosa amiga junto a Marlene y Alice, tuvieron que salir con la encargada para que ellas esperaran al frente de Remus y Sirius como damas de honor ya ni se acordaba como se les decía a ellos, suponía que solo amigos acompañantes de James.
Como no estaba alejada de Azriel supo lo que decía solo con mover sus labios. Su corazón latió con más fuerza era una escena tan romántica que hasta fue triste que no fuera de esa manera. Asintió, claro que le regalaría la primera pieza de baile.
La ceremonia fue maravillosa. Realmente Lily y James se querían demasiado por lo que cada momento era más lindo, pensó que era la única pero no era quién solo estaba emocionada y con los ojos empapados. Dieron el sí y luego se besaron sellando su matrimonio y amor. Aplaudió con mucha fuerza, los abrazo cuando pudo a los dos y recién cuando estuvo libre, se miró a su espejo para ver si el maquillaje se le había salido solo que nada, la mujer era una excelente maquillista.
— Quiero tener una ceremonia parecida cuando me case — Le dijo cuando se acercó a Azriel de nuevo por un rato. Ya había quedado con Alice y Marlene para ir a cambiarse el vestido porque cada uno traía uno aparte más propio y adecuado para la ocasión. Así que ya habían pasado 10 minutos desde que se volvió a juntar con su amigo que estaba en el bar ya y comiendo algunos aperitivos. —Oh... se me haces conocido. ¿Cómo te apellidas?... mmm deja pensar estoy segura que hemos hablado. ¿La fiesta de egreso de Hogwarts, verdad? — Empezó a molestar aunque se mantenía muy seria para mantener el chiste.
Mutuamente se daban importancia y andaban de un lado a otro desde que había llegado. Había amado los chocolates y aunque le llevaría uno a Remus ahí los dejaría para disfrutarlos otro día. — Pues déjalos en un sitio bien escondido porque aunque no lo creas si pueden a atreverse a sacar y así evitas una discusión — Exclamó la chica mientras le daba la mitad de su chocolate para que también disfrutará de su exquisito sabor. Sacó los otros dos para ponerlo en el mueble a la vista para recordar luego que quería llevarlos.
Todo fue más rápido de lo que pensó y el resultado con el maquillaje era divino. Fue inevitable como el chico la elogió y a la vez, la regañó que hasta sin maquillaje lucía bonita, eso hizo que sus mejillas se colorearan y solo se limitó a sonreír. "Ojalá fuera lo suficiente bonita para que me vieras de otra forma y así no pensar en ninguna otra" Esas palabras solo quedaron en sus pensamientos y por fuera, solo asintió. — Bueno agradezco que pienses así. Y da igual no todos podemos ser tan seguros como tú — Le sacó la lengua y fue a besar su mejilla por lo atento que era con ella - que a veces hasta lamentaba - para quedar mirándolo. — No te tengo que decir que luces precioso. Buen traje — Bromeando le desordenó el cabello que se notaba que había estado ordenando.
De hecho se estaban por ir cuando se dio cuenta que no tenía los zapatos puestos reclamando porque no le había dicho — ¡Menos mal que me di cuenta o sino que vergüenza! ¿Te imaginas que me habría dado cuenta ahí mismo? Habrías tenido que volver a buscarlos— Exclamó avergonzada y solo salió corriendo para buscarlos, también se dio cuenta de los chocolates y los guardo en la cartera pequeña que llevaba. También llevo el chal de seda porque seguro más tarde haría frío. Se miró por última vez al espejo estando justo a tiempo para desaparecer con el traslador.
Cuando llegaron fue a saludar a los chicos y a James que muy pronto iban a instalarse para esperar a Lily. Abrazó fuerte a cada uno, mucho más a James para desearle felicidad y prosperidad, y luego a escondidas le paso el chocolate a Remus, a quién le sugirió que lo comiera luego de la ceremonia.
Se despidió de Azriel que se quedó con los chicos y aunque el no estaría de pie si tenía un puesto muy bueno entre la segunda fila de asientos por lo que ya luego de saludar a su emocionada y nerviosa amiga junto a Marlene y Alice, tuvieron que salir con la encargada para que ellas esperaran al frente de Remus y Sirius como damas de honor ya ni se acordaba como se les decía a ellos, suponía que solo amigos acompañantes de James.
Como no estaba alejada de Azriel supo lo que decía solo con mover sus labios. Su corazón latió con más fuerza era una escena tan romántica que hasta fue triste que no fuera de esa manera. Asintió, claro que le regalaría la primera pieza de baile.
La ceremonia fue maravillosa. Realmente Lily y James se querían demasiado por lo que cada momento era más lindo, pensó que era la única pero no era quién solo estaba emocionada y con los ojos empapados. Dieron el sí y luego se besaron sellando su matrimonio y amor. Aplaudió con mucha fuerza, los abrazo cuando pudo a los dos y recién cuando estuvo libre, se miró a su espejo para ver si el maquillaje se le había salido solo que nada, la mujer era una excelente maquillista.
— Quiero tener una ceremonia parecida cuando me case — Le dijo cuando se acercó a Azriel de nuevo por un rato. Ya había quedado con Alice y Marlene para ir a cambiarse el vestido porque cada uno traía uno aparte más propio y adecuado para la ocasión. Así que ya habían pasado 10 minutos desde que se volvió a juntar con su amigo que estaba en el bar ya y comiendo algunos aperitivos. —Oh... se me haces conocido. ¿Cómo te apellidas?... mmm deja pensar estoy segura que hemos hablado. ¿La fiesta de egreso de Hogwarts, verdad? — Empezó a molestar aunque se mantenía muy seria para mantener el chiste.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Aunque era en el fondo había un poco más que una amistad entre ellos, la realidad es que aquella relación era importante para ambos. Había cariño, amor y mucho, lo que no había era compromiso del romántico por parte de Azriel. No era un chico que tuviera planes de estar en una relación y, por tanto, prefería no intentarlo con ella porque sabía que la embarraría y perdería también su amistad. Estaban mejor así, eran felices con la amistad que llevaban y eso valía mucho.
Aquel regalo sería algo especial para el chico, no estaba acostumbrado a que le dieran ese tipo de regalos tan significativos de parte de nadie, excepto de su madre. Al chico le hubiera gustado darle algo más duradero ahora que lo pensaba, sin embargo, sí había puesto esfuerzo en encontrar los chocolates más sabrosos que había en todo el mundo mágico. Eso lo podía asegurar. — Tienes razón, así me evito el mal rato. — porque siempre estaba quien quería pasaba de lista, y con él eso no jugaba. Si estaban en su casa tenían que seguir sus reglas, pero era mejor no arriesgarse.
El muchacho se colocó el regalo de Mary en su cuello y se sentó a esperar. Para cuando la chica salió, el muchacho no dudo en dejarle saber lo bonita que se veía. Estaba siendo sincero, no tenía por qué mentirle. — Bueno, pues aquí estoy yo para acordarte acordártelo. Porque lo eres. — afirmó el muchacho, y si era cierto, él era demasiado seguro. A veces hasta exageraba con esa seguridad. — Es más. Dame una vueltita. — Le dijo tomando su mano para girarla.
— Gracias, ya sabes siempre a la moda. — aseguro divertido mientras guiñaba. Menos mal que se había percatado de que no llevaba sus zapatos. — Fue justo a tiempo, no te preocupes, lo importante es que ahora si ya vamos en camino. — si no hubieran tenido que improvisar con magia. O tratar de no enfocarle los pies en las fotos. Lo importante era que estuviera presente en la boda de su mejor amiga.
Habían llegado justo a tiempo a la boda. Cada uno había tomado el lugar que le correspondía en la boda. Mulciber se había mantenido cercano a los muchachos mientras observaba la ceremonia. Era cierto que él no se imaginaba y la posición de James, no se veía en el altar casándose, no al menos en un buen tiempo. Para él estaba muy joven, prefería disfrutar de la vida. Sin embargo, debía de reconocer que todo se veía muy bonito y que los chicos se veían enamorados. Azriel al finalizar los felicito y fue donde Mary. Porque por supuesto ya antes le había hecho la señal de que deseaba ese primer baile. Sería su forma de celebrar sus dos años de aniversario de amistad.
— Ya llegará tu momento linda. Seguro será inolvidable. — Le aseguró, y aunque no se lo dijo cuando llegara el momento, exigiría ser el padrino. No por nada era su mejor amigo chico.
Azriel noto que había algunas chicas mirándolo. El chico solo sonrió, quizás más tarde. Ahora esperaba a que Mary se cambiará para poder tener ese baile. Se fue a la barra mientras bebía y comía. Pronto escucho una voz conocida y sonrió mientras le seguía la corriente. — Hola preciosa. Mulciber, el apellido es Mulciber. — saludó con una sonrisa coqueta. — Estás en lo correcto. Yo igual me acuerdo de ti. Imposible olvidar esa cara. Pero… el nombre. No soy bueno con los nombres. — Le dijo tonteando. — De lo que sí me acuerdo bien es lo bien que bailabas. ¿O me equivoco? — comento ahora con seriedad como si realmente se estuvieran reencontrando ahora después de todos esos años. Los recuerdos llegaban en ese momento a su mente.
Aquel regalo sería algo especial para el chico, no estaba acostumbrado a que le dieran ese tipo de regalos tan significativos de parte de nadie, excepto de su madre. Al chico le hubiera gustado darle algo más duradero ahora que lo pensaba, sin embargo, sí había puesto esfuerzo en encontrar los chocolates más sabrosos que había en todo el mundo mágico. Eso lo podía asegurar. — Tienes razón, así me evito el mal rato. — porque siempre estaba quien quería pasaba de lista, y con él eso no jugaba. Si estaban en su casa tenían que seguir sus reglas, pero era mejor no arriesgarse.
El muchacho se colocó el regalo de Mary en su cuello y se sentó a esperar. Para cuando la chica salió, el muchacho no dudo en dejarle saber lo bonita que se veía. Estaba siendo sincero, no tenía por qué mentirle. — Bueno, pues aquí estoy yo para acordarte acordártelo. Porque lo eres. — afirmó el muchacho, y si era cierto, él era demasiado seguro. A veces hasta exageraba con esa seguridad. — Es más. Dame una vueltita. — Le dijo tomando su mano para girarla.
— Gracias, ya sabes siempre a la moda. — aseguro divertido mientras guiñaba. Menos mal que se había percatado de que no llevaba sus zapatos. — Fue justo a tiempo, no te preocupes, lo importante es que ahora si ya vamos en camino. — si no hubieran tenido que improvisar con magia. O tratar de no enfocarle los pies en las fotos. Lo importante era que estuviera presente en la boda de su mejor amiga.
Habían llegado justo a tiempo a la boda. Cada uno había tomado el lugar que le correspondía en la boda. Mulciber se había mantenido cercano a los muchachos mientras observaba la ceremonia. Era cierto que él no se imaginaba y la posición de James, no se veía en el altar casándose, no al menos en un buen tiempo. Para él estaba muy joven, prefería disfrutar de la vida. Sin embargo, debía de reconocer que todo se veía muy bonito y que los chicos se veían enamorados. Azriel al finalizar los felicito y fue donde Mary. Porque por supuesto ya antes le había hecho la señal de que deseaba ese primer baile. Sería su forma de celebrar sus dos años de aniversario de amistad.
— Ya llegará tu momento linda. Seguro será inolvidable. — Le aseguró, y aunque no se lo dijo cuando llegara el momento, exigiría ser el padrino. No por nada era su mejor amigo chico.
Azriel noto que había algunas chicas mirándolo. El chico solo sonrió, quizás más tarde. Ahora esperaba a que Mary se cambiará para poder tener ese baile. Se fue a la barra mientras bebía y comía. Pronto escucho una voz conocida y sonrió mientras le seguía la corriente. — Hola preciosa. Mulciber, el apellido es Mulciber. — saludó con una sonrisa coqueta. — Estás en lo correcto. Yo igual me acuerdo de ti. Imposible olvidar esa cara. Pero… el nombre. No soy bueno con los nombres. — Le dijo tonteando. — De lo que sí me acuerdo bien es lo bien que bailabas. ¿O me equivoco? — comento ahora con seriedad como si realmente se estuvieran reencontrando ahora después de todos esos años. Los recuerdos llegaban en ese momento a su mente.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Hizo una morisqueta para quedar fea y luego se largó a reír. No siguió coqueteando. ¿Para qué? Siempre estaría ahí como una amiga a pesar de sus sentimientos, estaban mucho mejor así. Lo único malo de todo eso es que solía comparar a los otros chicos con él, pero aquello era algo que jamás se lo confesaría a Azriel.
La ceremonia había estado maravillosa y la recordaría con un tremendo cariño. Era inolvidable contemplar a su mejor amiga radiante de alegría. Se había casado con amor y merecían todo lo bueno porque ella también consideraba a James como un amigo totalmente especial y la verdad es que eran el uno para el otro.
Se decepcionó al haber dicho que esperaba que su boda fuera así de linda porque su expresión lo delataba que quería ser tan solo el padrino. No disimuló mucho pero muy bien que podía pensar que estaba sensible por las emociones que le habían provocado la boda en sí.
Tenía que cambiarse y estaba feliz de no volver a retocar su maquillaje mágico. No había perdido la gracia y cuando estuvo lista, ya había olvidado todo y solo prometía divertirse. Sabía que Azriel llamaba mucho la atención y seguro que ahí mientras la esperaba, era un hecho que estaba ya calculando todo quién sería su nueva conquista, por supuesto, a excepción de las muggles que estaba al tanto que no eran de todo su tipo. Pero ahí con las familiares y amigas de James si que tenían grandes posibilidades.
¿Podría hacer lo mismo? Ojalá que sí. Pero no era de esa forma. Con su ex había sido por una conexión fuerte, gustos similares y así lo aprendió a querer pero no lo suficiente porque no le importó que la relación acabará, además que estaban en toda la onda de ser amigos y si que funcionaba siendo colegas.
No lo haría. Más porque solo había pasado un breve tiempo de su termino y no se sentía preparada.
Llegó a donde se encontraba Azriel y empezó a tontear con él. Era la primera vez que hacía una broma así y lo cierto es que traía mucha nostalgia de como se habían conocido ya hace dos años del egreso de Hogwarts. —¿Y tu nombre? Estoy segura que llegamos a más para reconocerte solo por tu apellido — Dijo juguetona y fingiendo ser más atrevida igual molestando como solían ser las demás con él. — Sabía que al menos había sido significativo porque no eres tanto mi tipo — Siguió molestando y ahí ya estaba tratando de contener la risa, que igual le estaba bajando el alto ego que tenía — Mi nombre es Mary, Mary Mcdonald. — Señaló con una sonrisa aprovechando de que se le escapaba una risa.
— Ahora ya me acuerdo de lo impaciente que eras. ¿Ya tienes ganas de bailar? Soy la amiga de la novia, así que primero será el picadillo, luego hay un show, a la media hora la cena y ahí recién calculando tipo diez de la noche podemos bailar — Se acercó peligrosamente a él solo para fastidiar un poco aunque seguro quienes no sabían como iba su relación ya iban a creer que tenían algo muy fuerte entre los dos. Jugó con su corbata — Pero sí, soy una excelente bailarina.... recuerdo que tu no lo hacías nada mal — Señaló divertida mientras se apartaba de él y luego rompía a carcajadas. Hasta pudo haberse dedicado a la actuación aunque no era tan difícil luego de analizar las diferentes personalidades de sus pacientes, y más él que ni lo era y a sus amigos.
Había sido tan divertido. — Hay que brindar, es el segundo paso de nuestro aniversario — Empezó a buscar el vino. Ya volvía a ser Mary.
La ceremonia había estado maravillosa y la recordaría con un tremendo cariño. Era inolvidable contemplar a su mejor amiga radiante de alegría. Se había casado con amor y merecían todo lo bueno porque ella también consideraba a James como un amigo totalmente especial y la verdad es que eran el uno para el otro.
Se decepcionó al haber dicho que esperaba que su boda fuera así de linda porque su expresión lo delataba que quería ser tan solo el padrino. No disimuló mucho pero muy bien que podía pensar que estaba sensible por las emociones que le habían provocado la boda en sí.
Tenía que cambiarse y estaba feliz de no volver a retocar su maquillaje mágico. No había perdido la gracia y cuando estuvo lista, ya había olvidado todo y solo prometía divertirse. Sabía que Azriel llamaba mucho la atención y seguro que ahí mientras la esperaba, era un hecho que estaba ya calculando todo quién sería su nueva conquista, por supuesto, a excepción de las muggles que estaba al tanto que no eran de todo su tipo. Pero ahí con las familiares y amigas de James si que tenían grandes posibilidades.
¿Podría hacer lo mismo? Ojalá que sí. Pero no era de esa forma. Con su ex había sido por una conexión fuerte, gustos similares y así lo aprendió a querer pero no lo suficiente porque no le importó que la relación acabará, además que estaban en toda la onda de ser amigos y si que funcionaba siendo colegas.
No lo haría. Más porque solo había pasado un breve tiempo de su termino y no se sentía preparada.
Llegó a donde se encontraba Azriel y empezó a tontear con él. Era la primera vez que hacía una broma así y lo cierto es que traía mucha nostalgia de como se habían conocido ya hace dos años del egreso de Hogwarts. —¿Y tu nombre? Estoy segura que llegamos a más para reconocerte solo por tu apellido — Dijo juguetona y fingiendo ser más atrevida igual molestando como solían ser las demás con él. — Sabía que al menos había sido significativo porque no eres tanto mi tipo — Siguió molestando y ahí ya estaba tratando de contener la risa, que igual le estaba bajando el alto ego que tenía — Mi nombre es Mary, Mary Mcdonald. — Señaló con una sonrisa aprovechando de que se le escapaba una risa.
— Ahora ya me acuerdo de lo impaciente que eras. ¿Ya tienes ganas de bailar? Soy la amiga de la novia, así que primero será el picadillo, luego hay un show, a la media hora la cena y ahí recién calculando tipo diez de la noche podemos bailar — Se acercó peligrosamente a él solo para fastidiar un poco aunque seguro quienes no sabían como iba su relación ya iban a creer que tenían algo muy fuerte entre los dos. Jugó con su corbata — Pero sí, soy una excelente bailarina.... recuerdo que tu no lo hacías nada mal — Señaló divertida mientras se apartaba de él y luego rompía a carcajadas. Hasta pudo haberse dedicado a la actuación aunque no era tan difícil luego de analizar las diferentes personalidades de sus pacientes, y más él que ni lo era y a sus amigos.
Había sido tan divertido. — Hay que brindar, es el segundo paso de nuestro aniversario — Empezó a buscar el vino. Ya volvía a ser Mary.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Aquella ceremonia había sido muy linda, y se notaba cuanto los novios habían deseado aquello. Desprendían amor por doquier, se veían felices. Azriel no podía decir que esperaba algo así también, porque el chico nunca se había visualizado en un compromiso. Quizás la vida le dé un tortazo en la cara y terminaba enamorado perdidamente, pero eso él no lo sabía. Eso solo el tiempo lo diría. Mary no le mencionó nada al respecto, así que fue mejor dejar aquel tema allí. Pues las emociones por causa de la boda se encontraban a flor de piel.
Mientras espera a que Mary regresaba de cambiarse. El chico observaba a su alrededor, pues había chicas ya haciéndole ojitos. ¿Con cuál de ellas pasaría la noche? Por ahora solo lanzaba algunas miradas y sonrisas, pero no se acercó a ninguna. Solo evaluaba mentalmente, pues al final tampoco es que todas llamaran su atención. Tenía sus estándares. De todos modos, el tiempo en que estuviera en la fiesta lo pasaría junto a Mary compartiendo ese segundo aniversario. Aquello no dejaba de ser importante aun cuando también estuvieran celebrando el matrimonio de James y Lily.
Ellos tenían su forma especial de llevarse. No era una amistad convencional. Algunos no lo lograban entender, pues a veces incluso podía rayar en el coqueteo. Solo que era más tonteo que otra cosa, pasarla bien y sacarle una sonrisa al otro. — ¿Mi nombre? Sí, sí. Bueno. Azriel, Azriel Mulciber. A tu servicio señorita. Créeme sea o no tu tipo, sé dejar mi impresión para que no me olviden. — Le respondió divertido. — Oh, Mary. Lindo nombre. — añadió con una sonrisa. Estaban dramatizando aquella escena en la que se encontraron la primera vez. Como olvidar aquel primer baile. Lo había pasado muy bien y aquel baile había sido memorable.
— Admito que sí, puedo ser un tanto ansioso. Pero es que deseaba asegurar que ese primer baile fuera mío. — afirmó Mulciber. — Así que no hay problemas. Puedo esperar. — añadió con una sonrisa coqueta.
— Es que un momento así no se olvida fácil, deja toda una gran impresión. Difícil de olvidar. — Aseguró el muchacho. — Recuerdo muy bien lo buena bailarina que fuiste. — y eso lo decía completo, enserió. Aquella vez lo habían pasado fenomenal. Fue inevitable contagiarse de esa risa. Es que se habían puesto bien dramáticos, que el que no los conocía se creería que el coqueteo iba enserió.
— Hay que recuerdos. — aseguro riendo. — Sí, por supuesto hay que brindar. Se dice fácil, y para algunos podría ser poco dos años. Pero no lo es. — es que Mulciber estaba consciente que el encontrar amistades tan sinceras, tan leales y tan confiables, no era fácil y con Mary él tenía todo eso.
Alzó su copa cuando ya la tenían en sus manos. — Brindemos porque han sido dos años de muchas emociones. Porque esta vez lo estamos celebrando juntos. Y porque eres una parte especial de mi vida. — Le aseguró con toda sinceridad mientras la rodeaba poniendo un brazo alrededor de su hombro en un abrazo mientras esperaba por sus palabras para así poder chocar sus copas en conmemoración de este importante momento en sus vidas. Probablemente una de las pocas cosas que se tomaba en serio.
Mientras espera a que Mary regresaba de cambiarse. El chico observaba a su alrededor, pues había chicas ya haciéndole ojitos. ¿Con cuál de ellas pasaría la noche? Por ahora solo lanzaba algunas miradas y sonrisas, pero no se acercó a ninguna. Solo evaluaba mentalmente, pues al final tampoco es que todas llamaran su atención. Tenía sus estándares. De todos modos, el tiempo en que estuviera en la fiesta lo pasaría junto a Mary compartiendo ese segundo aniversario. Aquello no dejaba de ser importante aun cuando también estuvieran celebrando el matrimonio de James y Lily.
Ellos tenían su forma especial de llevarse. No era una amistad convencional. Algunos no lo lograban entender, pues a veces incluso podía rayar en el coqueteo. Solo que era más tonteo que otra cosa, pasarla bien y sacarle una sonrisa al otro. — ¿Mi nombre? Sí, sí. Bueno. Azriel, Azriel Mulciber. A tu servicio señorita. Créeme sea o no tu tipo, sé dejar mi impresión para que no me olviden. — Le respondió divertido. — Oh, Mary. Lindo nombre. — añadió con una sonrisa. Estaban dramatizando aquella escena en la que se encontraron la primera vez. Como olvidar aquel primer baile. Lo había pasado muy bien y aquel baile había sido memorable.
— Admito que sí, puedo ser un tanto ansioso. Pero es que deseaba asegurar que ese primer baile fuera mío. — afirmó Mulciber. — Así que no hay problemas. Puedo esperar. — añadió con una sonrisa coqueta.
— Es que un momento así no se olvida fácil, deja toda una gran impresión. Difícil de olvidar. — Aseguró el muchacho. — Recuerdo muy bien lo buena bailarina que fuiste. — y eso lo decía completo, enserió. Aquella vez lo habían pasado fenomenal. Fue inevitable contagiarse de esa risa. Es que se habían puesto bien dramáticos, que el que no los conocía se creería que el coqueteo iba enserió.
— Hay que recuerdos. — aseguro riendo. — Sí, por supuesto hay que brindar. Se dice fácil, y para algunos podría ser poco dos años. Pero no lo es. — es que Mulciber estaba consciente que el encontrar amistades tan sinceras, tan leales y tan confiables, no era fácil y con Mary él tenía todo eso.
Alzó su copa cuando ya la tenían en sus manos. — Brindemos porque han sido dos años de muchas emociones. Porque esta vez lo estamos celebrando juntos. Y porque eres una parte especial de mi vida. — Le aseguró con toda sinceridad mientras la rodeaba poniendo un brazo alrededor de su hombro en un abrazo mientras esperaba por sus palabras para así poder chocar sus copas en conmemoración de este importante momento en sus vidas. Probablemente una de las pocas cosas que se tomaba en serio.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Azriel la hacía feliz. Siempre estaba dispuesto a bromear con ella y seguía sus juegos que correspondía con gracia. Hacer pasar todo como un reencuentro era absolutamente gracioso ya que usaban sarcasmo, chistes y ante todo, se quedaban ahí tonteando. Bueno, tenían la confianza para poder crear una escena.
— Que bueno volver a verte, Azriel. ¿No importa que te llame por el nombre? Así hay más confianza — Siguió jugando y sin poder evitar responder a lo que decía. Sin duda, no se daban cuenta que el tiempo pasaba cuando estaban con esas bromas. — Un nombre muy común de las tierras inglesas cabe destacar — Siguió con una sonrisa en los labios — Oh, asegurando un baile desde el principio, me agrada. Has sido el primero así que acepto — Agregó sin más porque solo trataba de aguantar la risa ante la expresión que había puesto cuando dijo que no era su tipo.
— Sí, admito que fue un momento importante pero jamás pensé que te volvería a ver. ¿Eres amigo del novio? Extraño, espero en verdad que no seas un espía — Ya después no pudo aguantar la risa y fue cuando ya volvió a ser la misma, dando más relevancia a que era su segundo aniversario, siendo ya dos años de amistad que no era menor. Una amistad entre un sangre pura y una hija de muggles no era bien visto en la comunidad mágica mucho más cuando el Innombrable cada día ganaba más terreno. Una fiesta así, era todo un momento para recordar con cariño para los tristes sucesos que estaban ocurriendo.
— Lo sé... no es menor y sinceramente cada día estoy más orgullosa de que nuestra amistad se conservara. Ha sido un año increíble, a pesar de todos los eventos tristes que ocurren — Lo terminó por abrazar con fuerza antes de tomar la copa que se lleno de vino y escuchó con una sonrisa más grande sus palabras tan lindas. — A veces eres tan poético, Az — Señaló antes de decir su brindis. — Brindo por el gran cierre de este año y si el siguiente se vuelve más catastrófico estaré ahí contigo para acompañarte, eres un amigo muy especial y comporto que eres muy importante en mi vida — Estaba enamorada de él. ¿Cómo no? Pero podía convertirlo perfectamente a un amor fraternal porque fuera como fuera no quería separarse de él porque era un gran apoyo y felicidad en su vida. Terminó por chocar sus copas y se quedaron charlando.
Tal como había dicho, muy pronto los interrumpieron porque empezando con el picadillo ya luego vino el show y siendo todo muy planificado lo siguiente fue cenar. La carne había estado exquisita y se sirvió mucha ensalada. Lo mejor fue el postre, estuvo todo el tiempo al lado de Azriel aunque si compartiendo bromas con sus amigos, ellos compartían todo una mesa y habían sido muy atentos en incluir a su mejor amigo allí, es que en ese año no era la primera vez que compartían todos juntos.
Por supuesto que había omitido un acontecimiento donde todos los amigos dedicaban palabras a los novios, y cabe destacar que se lució con el discurso que les dedicó. Se había dedicado en ello para que fuera excelente, fue lógico que Lily terminará emocionada y apenas termino ese momento fuera abrazarla. También fue tiempo del vals donde tocaron su propia canción y de a poco se iban uniendo las parejas.
Y bien que no sería la primera en decirlo pero esperaba que el chico le solicitara bailar tal como lo había prometido. Tal como esa noche que se conocieron y desde ahí todo fue mágico aún cuando no había romance de por medio.
— Que bueno volver a verte, Azriel. ¿No importa que te llame por el nombre? Así hay más confianza — Siguió jugando y sin poder evitar responder a lo que decía. Sin duda, no se daban cuenta que el tiempo pasaba cuando estaban con esas bromas. — Un nombre muy común de las tierras inglesas cabe destacar — Siguió con una sonrisa en los labios — Oh, asegurando un baile desde el principio, me agrada. Has sido el primero así que acepto — Agregó sin más porque solo trataba de aguantar la risa ante la expresión que había puesto cuando dijo que no era su tipo.
— Sí, admito que fue un momento importante pero jamás pensé que te volvería a ver. ¿Eres amigo del novio? Extraño, espero en verdad que no seas un espía — Ya después no pudo aguantar la risa y fue cuando ya volvió a ser la misma, dando más relevancia a que era su segundo aniversario, siendo ya dos años de amistad que no era menor. Una amistad entre un sangre pura y una hija de muggles no era bien visto en la comunidad mágica mucho más cuando el Innombrable cada día ganaba más terreno. Una fiesta así, era todo un momento para recordar con cariño para los tristes sucesos que estaban ocurriendo.
— Lo sé... no es menor y sinceramente cada día estoy más orgullosa de que nuestra amistad se conservara. Ha sido un año increíble, a pesar de todos los eventos tristes que ocurren — Lo terminó por abrazar con fuerza antes de tomar la copa que se lleno de vino y escuchó con una sonrisa más grande sus palabras tan lindas. — A veces eres tan poético, Az — Señaló antes de decir su brindis. — Brindo por el gran cierre de este año y si el siguiente se vuelve más catastrófico estaré ahí contigo para acompañarte, eres un amigo muy especial y comporto que eres muy importante en mi vida — Estaba enamorada de él. ¿Cómo no? Pero podía convertirlo perfectamente a un amor fraternal porque fuera como fuera no quería separarse de él porque era un gran apoyo y felicidad en su vida. Terminó por chocar sus copas y se quedaron charlando.
Tal como había dicho, muy pronto los interrumpieron porque empezando con el picadillo ya luego vino el show y siendo todo muy planificado lo siguiente fue cenar. La carne había estado exquisita y se sirvió mucha ensalada. Lo mejor fue el postre, estuvo todo el tiempo al lado de Azriel aunque si compartiendo bromas con sus amigos, ellos compartían todo una mesa y habían sido muy atentos en incluir a su mejor amigo allí, es que en ese año no era la primera vez que compartían todos juntos.
Por supuesto que había omitido un acontecimiento donde todos los amigos dedicaban palabras a los novios, y cabe destacar que se lució con el discurso que les dedicó. Se había dedicado en ello para que fuera excelente, fue lógico que Lily terminará emocionada y apenas termino ese momento fuera abrazarla. También fue tiempo del vals donde tocaron su propia canción y de a poco se iban uniendo las parejas.
Y bien que no sería la primera en decirlo pero esperaba que el chico le solicitara bailar tal como lo había prometido. Tal como esa noche que se conocieron y desde ahí todo fue mágico aún cuando no había romance de por medio.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Era lindo tener una amistad como la que Azriel tenía con Mary. Sincera, llena de risas, momentos de compresión, cariño. La chica lo escuchaba, lo hacía ver las cosas que él muchas veces no lograba ver. Mary era como su brújula, su compás moral.
La confianza entre ellos era tal que podían bromear de forma que hasta parecía que estaban coqueteando. Era solo broma, pero en el fondo había un poco de realidad en ello. Azriel era coqueto por naturaleza y no era secreto entre ellos que sí había atracción. — Para nada, no hay problema alguno. Es más me gusta que sea así. — Señaló manteniendo la sonrisa coqueta. — Es para destacar que soy todo un inglés. — Le aseguró con un guiño. — Así es, soy precavido. No podía dejar que otro se me adelante. — respondió el muchacho.
— Ya vez la vida da sorpresas, es todo un misterio. Tal vez estábamos destinados a encontrarnos aquí. — Bromeo en un tono un tanto dramático como si de verdad lo creyera. — ¿Amigo del novio? Se puede decir que algo así. — amigos como tal no eran, se necesitaría mucho para que eso pasara, pero ya al menos se llevaban bastante mejor. Igual en estos momentos estaban de broma, así que aprovecho de añadir un comentario respecto a los espías. — No… o quizás… ¿Sí? ¿Aun así te arriesgarías con un posible espía? — Finalizó antes de que estallaran en risas.
Luego de aquel acto merecedor de un premio Óscar en actuación, los chicos comenzaron a brindar por esos años de amistad. Dos años llenos de muchas emociones y cambios en sus vidas. Una relación que conforme pasaba el tiempo se volvía más cercana. La amistad con Mary le hacía bien, era toda esa buena influencia que Azriel necesitaba.
— Sí, y es justamente una de las cosas que nos han ayudado a sobrellevar los tiempos difíciles que hay a nuestro alrededor. — Señaló Mulciber, porque para ambos los tiempos difíciles se veían reflejados de formas. Para él, en lo que estaba padeciendo su madre y como aquello lo desestabilizaba, pues era un chico que siempre había dado todo por sentado. Mientras que para ella la guerra mágica dejaba una gran huella por las persecuciones. — Te lo he dicho, estoy lleno de sorpresas. — aseguró sonriente ante su comentario. — Tú no te quedas atrás, con esas palabras. — comentó la sonrisa más sincera en su rostro luego de escuchar su parte del brindis. Lo que había dicho lo había hecho con sinceridad, y sabía perfectamente que ella también lo había expresado así con sus palabras.
Aunque hubiera preferido hacerlo desde antes, tuvo que esperar a que pasaran todas las partes de la celebración. El brindis por los novios, la comida. Todo estaba resultando muy emotivo y bonito. Azriel hasta se sorprendía como las cosas de un tiempo para acá habían cambiado con los Merodeadores. Ya no había esas miradas asesinas o burlonas. Habían comprendido que él era especial para Mary así que aprendieron a llevarse bien con él. El menú fue extraordinario, Mulciber los acompañaba en la mesa sentado junto a Mary, había permanecido todo este tiempo con ella. Era lo correcto. Ya luego, más tarde, iría por alguna conquista. Que ya había echado ojitos alguna que otra posible candidata.
Llego el momento del vals y los primeros en entrar a la pista de baile fueron Lily y James, que eran los recién casados. Luego de su momento a solas en la pista los demás se les comenzaban a unir. Azriel miró con una sonrisa juguetona a Mary. — ¿Me concede esta pieza señorita? — preguntó mientras se ponían en pie a su lado y le ofrecía su mano simulando ser uno de esos caballeros de época antigua que sacaba a bailar a una de las doncellas. — Mire que tuve que esperar pacientemente por este momento. — Bromeó, el muchacho, aunque sí, había tenido que esperar con paciencia a que llegara el momento del baile.
La confianza entre ellos era tal que podían bromear de forma que hasta parecía que estaban coqueteando. Era solo broma, pero en el fondo había un poco de realidad en ello. Azriel era coqueto por naturaleza y no era secreto entre ellos que sí había atracción. — Para nada, no hay problema alguno. Es más me gusta que sea así. — Señaló manteniendo la sonrisa coqueta. — Es para destacar que soy todo un inglés. — Le aseguró con un guiño. — Así es, soy precavido. No podía dejar que otro se me adelante. — respondió el muchacho.
— Ya vez la vida da sorpresas, es todo un misterio. Tal vez estábamos destinados a encontrarnos aquí. — Bromeo en un tono un tanto dramático como si de verdad lo creyera. — ¿Amigo del novio? Se puede decir que algo así. — amigos como tal no eran, se necesitaría mucho para que eso pasara, pero ya al menos se llevaban bastante mejor. Igual en estos momentos estaban de broma, así que aprovecho de añadir un comentario respecto a los espías. — No… o quizás… ¿Sí? ¿Aun así te arriesgarías con un posible espía? — Finalizó antes de que estallaran en risas.
Luego de aquel acto merecedor de un premio Óscar en actuación, los chicos comenzaron a brindar por esos años de amistad. Dos años llenos de muchas emociones y cambios en sus vidas. Una relación que conforme pasaba el tiempo se volvía más cercana. La amistad con Mary le hacía bien, era toda esa buena influencia que Azriel necesitaba.
— Sí, y es justamente una de las cosas que nos han ayudado a sobrellevar los tiempos difíciles que hay a nuestro alrededor. — Señaló Mulciber, porque para ambos los tiempos difíciles se veían reflejados de formas. Para él, en lo que estaba padeciendo su madre y como aquello lo desestabilizaba, pues era un chico que siempre había dado todo por sentado. Mientras que para ella la guerra mágica dejaba una gran huella por las persecuciones. — Te lo he dicho, estoy lleno de sorpresas. — aseguró sonriente ante su comentario. — Tú no te quedas atrás, con esas palabras. — comentó la sonrisa más sincera en su rostro luego de escuchar su parte del brindis. Lo que había dicho lo había hecho con sinceridad, y sabía perfectamente que ella también lo había expresado así con sus palabras.
Aunque hubiera preferido hacerlo desde antes, tuvo que esperar a que pasaran todas las partes de la celebración. El brindis por los novios, la comida. Todo estaba resultando muy emotivo y bonito. Azriel hasta se sorprendía como las cosas de un tiempo para acá habían cambiado con los Merodeadores. Ya no había esas miradas asesinas o burlonas. Habían comprendido que él era especial para Mary así que aprendieron a llevarse bien con él. El menú fue extraordinario, Mulciber los acompañaba en la mesa sentado junto a Mary, había permanecido todo este tiempo con ella. Era lo correcto. Ya luego, más tarde, iría por alguna conquista. Que ya había echado ojitos alguna que otra posible candidata.
Llego el momento del vals y los primeros en entrar a la pista de baile fueron Lily y James, que eran los recién casados. Luego de su momento a solas en la pista los demás se les comenzaban a unir. Azriel miró con una sonrisa juguetona a Mary. — ¿Me concede esta pieza señorita? — preguntó mientras se ponían en pie a su lado y le ofrecía su mano simulando ser uno de esos caballeros de época antigua que sacaba a bailar a una de las doncellas. — Mire que tuve que esperar pacientemente por este momento. — Bromeó, el muchacho, aunque sí, había tenido que esperar con paciencia a que llegara el momento del baile.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Aunque a veces no podía entender su carácter y que fuera un amante a la libertad, todo se ablandaba cuando salía con sus bromas y juegos, que Mary feliz seguía. Ya que con aquello solo se comprobaba los mejores amigos que eran. Su amistad iba por un buen camino, muy pocas veces discutían y si se fastidiaban ya todo se arreglaba a los cinco minutos.
Estaba muy feliz que estuviera en la boda de sus queridos amigos volviendo el evento mucho más especial. Fue imposible no soltar una ruidosa carcajada cuando el mismo se mencionó ya casi como un espía. Si algo tenía de espía, era solo para notar cual chica sería una posible para esa noche. Ya lo conocía tanto.
— Lo único que deseo es que nuestra amistad dure mucho tiempo. De por sí ya es complicada y no por nosotros sino que la realidad que hay, así que también espero que todo salga bien y que los tiempos estén en paz. Ha sido demasiado — Y no solo lo pedía tan solo para los dos, los mortífagos cada día se ponían tan crueles y ya ni se sabía cuando tomarían un completo control en el Ministerio donde ahí si los tiempos se volverían desastrosos, sobre todo para brujos con linaje muggle y para aquellas familias que se habían mostrado en total desacuerdo a los que ellos consideraban una justa causa.
La fiesta estaba siendo emocionante, muy romántica y esplendida con todos los momentos que estaba entregando. Y no tan solo era porque se encontraba con el chico que verdaderamente le quitaba el sueño, sino porque era la boda de Lily y James que se amaban de verdad así que era muy lindo verlos así de felices, emocionados, disfrutando de todo lo que ahí acontecía. Había quedado con el estómago lleno y menos mal que dieron el tiempo suficiente cuando empezó el vals. Que bailaran su canción favorita era más que lindo y si era necesario escribiría un lindo poema de ese día que claro luego se lo enviaría a su amiga, solo necesitaba inspiración.
Fue como las parejas se comenzaron a unir a ellos luego que la pieza termino y Azriel tal como le había prometido, ya le pedía nuevamente la primera pieza de baile. Eran pequeños detalles que le encantaban, la priorizaba aún cuando fuera una amiga especial, así que se sentía muy honrada. — Encantada, mi lord — Molestó mientras tomaba su brazo como si fuera una lady de la época victoriana, además que ni podía negar que Azriel tenía todo para ser un heredero de conde o duque, cuando se comportaba era muy encantador. — Lo admito tenía muchas ganas de bailar — Sonrió ante su frase — También estaba impaciente y esta canción nos viene muy bien — No era una danza que requería estar todo el tiempo pegados, muchas veces tenían que alejarse y si lo más bonito es que podían apartar la mirada del otro.
— Hace tanto que no habíamos bailado, no has perdido tu estilo — Lo elogió como siempre hacía. Azriel sabía bailar este tipo de bailes aunque ya lo quería ver si se ponía más movido todo. Quizás para ese entonces ya ni estaría con ella y eso lo entendía, sus amigos no iban a dejar que se aburriera así que sinceramente se conformaba solo con un baile para disfrutar de ese lindo evento que estaba siendo inolvidable en todo sentido.
Estaba muy feliz que estuviera en la boda de sus queridos amigos volviendo el evento mucho más especial. Fue imposible no soltar una ruidosa carcajada cuando el mismo se mencionó ya casi como un espía. Si algo tenía de espía, era solo para notar cual chica sería una posible para esa noche. Ya lo conocía tanto.
— Lo único que deseo es que nuestra amistad dure mucho tiempo. De por sí ya es complicada y no por nosotros sino que la realidad que hay, así que también espero que todo salga bien y que los tiempos estén en paz. Ha sido demasiado — Y no solo lo pedía tan solo para los dos, los mortífagos cada día se ponían tan crueles y ya ni se sabía cuando tomarían un completo control en el Ministerio donde ahí si los tiempos se volverían desastrosos, sobre todo para brujos con linaje muggle y para aquellas familias que se habían mostrado en total desacuerdo a los que ellos consideraban una justa causa.
La fiesta estaba siendo emocionante, muy romántica y esplendida con todos los momentos que estaba entregando. Y no tan solo era porque se encontraba con el chico que verdaderamente le quitaba el sueño, sino porque era la boda de Lily y James que se amaban de verdad así que era muy lindo verlos así de felices, emocionados, disfrutando de todo lo que ahí acontecía. Había quedado con el estómago lleno y menos mal que dieron el tiempo suficiente cuando empezó el vals. Que bailaran su canción favorita era más que lindo y si era necesario escribiría un lindo poema de ese día que claro luego se lo enviaría a su amiga, solo necesitaba inspiración.
Fue como las parejas se comenzaron a unir a ellos luego que la pieza termino y Azriel tal como le había prometido, ya le pedía nuevamente la primera pieza de baile. Eran pequeños detalles que le encantaban, la priorizaba aún cuando fuera una amiga especial, así que se sentía muy honrada. — Encantada, mi lord — Molestó mientras tomaba su brazo como si fuera una lady de la época victoriana, además que ni podía negar que Azriel tenía todo para ser un heredero de conde o duque, cuando se comportaba era muy encantador. — Lo admito tenía muchas ganas de bailar — Sonrió ante su frase — También estaba impaciente y esta canción nos viene muy bien — No era una danza que requería estar todo el tiempo pegados, muchas veces tenían que alejarse y si lo más bonito es que podían apartar la mirada del otro.
— Hace tanto que no habíamos bailado, no has perdido tu estilo — Lo elogió como siempre hacía. Azriel sabía bailar este tipo de bailes aunque ya lo quería ver si se ponía más movido todo. Quizás para ese entonces ya ni estaría con ella y eso lo entendía, sus amigos no iban a dejar que se aburriera así que sinceramente se conformaba solo con un baile para disfrutar de ese lindo evento que estaba siendo inolvidable en todo sentido.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Estaba siendo un momento feliz, lindo y memorable. Azriel le gustaba en la forma en que ambos se ponían a bromear para terminar ahogados en sus propias risas. Era algo contagiarse, y sin duda al chico le hacía mucho bien en estos momentos. Bueno, en realidad le hacía mucho bien a los dos. Ambos pasaban por momentos complicados en sus vidas y todo esto estaba resultando ser un escape. Por lo que Mulciber estaba dispuesto a disfrutar de esta velada lo máximo posible. Y cuando decía disfrutar al máximo, era literalmente al máximo. Él no se andaba con rodeos. Pues ya le había echado ojos a una brujita que le llevaba haciendo ojitos desde que se había acomodado en la barra. Incluso le había lanzado una guiñada como señal.
— Sí, están pasando muchas cosas a nuestro alrededor. Pero son cosas que están fuera de nuestro control es que por lo que a nosotros concierne serán largos años los que nos esperen de amistad. Esperemos que todo esto pasen algún momento no solo por el bien de nuestra amistad, sino también en general de todos. — Reconoció el muchacho, pues sabía que aquella guerra mágica los afectaba a todos. Quizás a uno más que a otros, pero al final todos terminaban afectados. — Mientras tanto, a disfrutar del momento. — aseguro Mulciber, porque no había porque perturbarse la mente con lo que podría pasar en el futuro cuando tenían ese momento tan significativo en el presente al cual podían sacarle el máximo.
Aquella pista de baile se había llenado luego que los novios hicieran su vals nupcial. Sin duda, Lily y James parecían estar viviendo su propio cuento de hadas. Se veían muy felices, plenos, enamorados. Toda esa felicidad la contagiaban al resto de los invitados. Y como Azriel y Mary igual estaban con su propia celebración, aquel momento les venía como anillo al dedo.
Ahí estaba Mulciber nuevamente jugueteando antes de sacarla a bailar. Porque sí que había tenido que esperar un buen rato para que aquello ocurriera. — Oh, me gusta como suena eso. — molestó de vuelta, y es que ahí estaban jugando a ser gente de la nobleza victoriana. ¿Se imaginan que hubieran sido de dicha época? Ahí si tan solo su amistad hubiera sido tremendo escándalo. Pero hubiera sido muy interesante.
Esa sonrisa pícara en su rostro se ensanchó cuando mencionó que ella también había esperado pacientemente por este momento. — Es perfecta, es inevitable no acordarme de ese primer baile. — admitió el muchacho.
— Oh, linda. Yo nunca pierdo el ritmo. — aseguro, la humildad nunca había sido sinónimo de Azriel Mulciber. — Es más, te mostraré los nuevos pasos que he añadido a mi repertorio. — aseguro confiado mientras se movían al ritmo de la música. Mulciber le dio una vuelta para que diera un giro y aterrizará de vuelta en sus brazos. — Esto me trae recuerdos. — comento riendo y es que era inevitable no traer a la mente el día del baile de graduación.
— ¿Te gustaría ir por un trago luego del baile? Por los viejos tiempos. — Sugirió mientras seguían bailando. — Me preguntó dónde estaremos para celebrar el próximo. ¿Tú qué crees? — y era una pregunta válida. El mundo estaba patas para arriba, ahora se encontraban felices bailando. Pero eso no cambiaba nada de lo que ocurría a su alrededor. Poco a poco la maldad se apoderaba del Londres mágico.
— Sí, están pasando muchas cosas a nuestro alrededor. Pero son cosas que están fuera de nuestro control es que por lo que a nosotros concierne serán largos años los que nos esperen de amistad. Esperemos que todo esto pasen algún momento no solo por el bien de nuestra amistad, sino también en general de todos. — Reconoció el muchacho, pues sabía que aquella guerra mágica los afectaba a todos. Quizás a uno más que a otros, pero al final todos terminaban afectados. — Mientras tanto, a disfrutar del momento. — aseguro Mulciber, porque no había porque perturbarse la mente con lo que podría pasar en el futuro cuando tenían ese momento tan significativo en el presente al cual podían sacarle el máximo.
Aquella pista de baile se había llenado luego que los novios hicieran su vals nupcial. Sin duda, Lily y James parecían estar viviendo su propio cuento de hadas. Se veían muy felices, plenos, enamorados. Toda esa felicidad la contagiaban al resto de los invitados. Y como Azriel y Mary igual estaban con su propia celebración, aquel momento les venía como anillo al dedo.
Ahí estaba Mulciber nuevamente jugueteando antes de sacarla a bailar. Porque sí que había tenido que esperar un buen rato para que aquello ocurriera. — Oh, me gusta como suena eso. — molestó de vuelta, y es que ahí estaban jugando a ser gente de la nobleza victoriana. ¿Se imaginan que hubieran sido de dicha época? Ahí si tan solo su amistad hubiera sido tremendo escándalo. Pero hubiera sido muy interesante.
Esa sonrisa pícara en su rostro se ensanchó cuando mencionó que ella también había esperado pacientemente por este momento. — Es perfecta, es inevitable no acordarme de ese primer baile. — admitió el muchacho.
— Oh, linda. Yo nunca pierdo el ritmo. — aseguro, la humildad nunca había sido sinónimo de Azriel Mulciber. — Es más, te mostraré los nuevos pasos que he añadido a mi repertorio. — aseguro confiado mientras se movían al ritmo de la música. Mulciber le dio una vuelta para que diera un giro y aterrizará de vuelta en sus brazos. — Esto me trae recuerdos. — comento riendo y es que era inevitable no traer a la mente el día del baile de graduación.
— ¿Te gustaría ir por un trago luego del baile? Por los viejos tiempos. — Sugirió mientras seguían bailando. — Me preguntó dónde estaremos para celebrar el próximo. ¿Tú qué crees? — y era una pregunta válida. El mundo estaba patas para arriba, ahora se encontraban felices bailando. Pero eso no cambiaba nada de lo que ocurría a su alrededor. Poco a poco la maldad se apoderaba del Londres mágico.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Fueron momentos de bromas y alegría, pero todo se volvió más realista y serio al momento del brindis. — No nos ilusionemos hasta que todo acabe, porque tristemente puede pasar cualquier cosa. De todos modos, estos dos años han sido increíbles y haré lo posible, y sí así Merlín quiere, espero que sean muchos más — Lo volvió abrazar luego del brindis, es que de verdad se sentía muy afortunada de tenerlo como amigo, que a veces todo se volvía pesado con la rutina, el trabajo, las mismas problemáticas que habían a su alrededor, pero Azriel significaba un apoyo constante y una gran alegría para ella. — Exacto, disfrutemos mucho los días que nos frecuentemos si hay tiempo. Se me viene un año pesadisimo, y tú tampoco te olvides lo más importante. — No le gustaba mucho sacar el tema pero era estrictamente necesario, Azriel necesitaba pasar tiempo con su madre por más triste que fuera. Debía hacerlo, y aunque fuera una celebración si Mary iba a insistir con ello, porque era valiente y no tenía que dejarse influir por esa profunda tristeza, en ese instante, entrelazó sus manos antes de comenzará todo y tuvieran que estar más pendiente de la fiesta en sí.
Y llegó el momento del baile, y ella estaba muy feliz que al menos que cumpliera con eso. Veía a una chica muy interesada en él y no iba a poder interrumpir. Ya no era el baile de egreso donde fue lo más primordial ya que la tomó como una posible conquista, situación que no había funcionado porque ella no quiso. Y sentía que había sido lo correcto porque si hubiera accedido quizás no llevarían la relación tan linda que llevaban. Todo habría sido tan pasajero, tal como pasaría con esa chica que estaba ya coqueteando.
Sin embargo, su atención en ese momento recaía en ella y tal como había dicho solo había que disfrutar. Ella se movía al compás con él, dejándose guiar con ese baile tan calmado y que tenía sus propios pasos de los cuales estaban muy coordinados. — Sí, también me hace acordar de aquel día que estaba tan sorprendida que el popular Mulciber se hubiera acercado así como así con esas alocadas intenciones que suele tener— Molestó justo al momento que se alejaba aunque sin soltar sus manos.
Dio el giro y sonrió conmovida. Le gustaba bailar con Azriel, era como si estuvieran solos en la pista. — Esos recuerdos nunca se tienen que olvidar — Señaló la morena, siguiendo con aquella danza que parecía no tener termino y de la cual no dejaba de sonreír. Pero todo lo bonito se tiene que acabar y luego entró a la realidad que quizás ya quería hacer otra cosa. No tenía sed. — No, no se me apetece un trago quizás más tarde — Exclamó porque justo notó que la chica estaba allí y no quería entrar en una escena donde tal vez llegaran juntos y luego dejaría de prestarle atención. Ya le había pasado que tenía que hacerse a un lado por mucho que actuaba con normalidad y de manera simpático.
No dejaba de doler y se recriminaba ella misma porque tenía muy claro que Azriel jamás la correspondería de esa manera.
— Pero si tienes sed, adelante. Yo quiero seguir bailando — Lo animó a ir. Sus amigos aunque no eran tan exagerados como en un principio siempre estaban alertas y como si fuera un salvavidas, en ese instante, ahí llegó Remus a su lado. — ¿No te molesta, Mulciber? Es tradición que la saquemos a bailar mucho rato. Mary de verdad es una excelente bailarina — Le agradeció con una sonrisa. — Que bah, si no se molesta sabe que siempre me tendrá que compartir con mis hermosos amigos y ya sabe que igual en algún momento bailare con Lily y Marlene. — Exclamó antes de acceder a bailar con otro de sus viejos amigos, y menos mal que siguió siendo balada que la baile más alocado se lo quería dejar a Sirius.
Y sin más, siguió bailando mientras intercambiaba palabras con el castaño y ciertamente sin querer mirar hacia donde se había dirigido el Slytherin, es que en el fondo sabía que presenciaría. Ya estaba acostumbrada. — Eso me pasa por no haber terminado a solo hace unos meses con mi novio y aún así estuve a punto de pedirle que viniera. — Dijo negando con la cabeza al estar charlando con Remus, que no era idiota sabía de sus sentimientos desde hace tiempo.
Y llegó el momento del baile, y ella estaba muy feliz que al menos que cumpliera con eso. Veía a una chica muy interesada en él y no iba a poder interrumpir. Ya no era el baile de egreso donde fue lo más primordial ya que la tomó como una posible conquista, situación que no había funcionado porque ella no quiso. Y sentía que había sido lo correcto porque si hubiera accedido quizás no llevarían la relación tan linda que llevaban. Todo habría sido tan pasajero, tal como pasaría con esa chica que estaba ya coqueteando.
Sin embargo, su atención en ese momento recaía en ella y tal como había dicho solo había que disfrutar. Ella se movía al compás con él, dejándose guiar con ese baile tan calmado y que tenía sus propios pasos de los cuales estaban muy coordinados. — Sí, también me hace acordar de aquel día que estaba tan sorprendida que el popular Mulciber se hubiera acercado así como así con esas alocadas intenciones que suele tener— Molestó justo al momento que se alejaba aunque sin soltar sus manos.
Dio el giro y sonrió conmovida. Le gustaba bailar con Azriel, era como si estuvieran solos en la pista. — Esos recuerdos nunca se tienen que olvidar — Señaló la morena, siguiendo con aquella danza que parecía no tener termino y de la cual no dejaba de sonreír. Pero todo lo bonito se tiene que acabar y luego entró a la realidad que quizás ya quería hacer otra cosa. No tenía sed. — No, no se me apetece un trago quizás más tarde — Exclamó porque justo notó que la chica estaba allí y no quería entrar en una escena donde tal vez llegaran juntos y luego dejaría de prestarle atención. Ya le había pasado que tenía que hacerse a un lado por mucho que actuaba con normalidad y de manera simpático.
No dejaba de doler y se recriminaba ella misma porque tenía muy claro que Azriel jamás la correspondería de esa manera.
— Pero si tienes sed, adelante. Yo quiero seguir bailando — Lo animó a ir. Sus amigos aunque no eran tan exagerados como en un principio siempre estaban alertas y como si fuera un salvavidas, en ese instante, ahí llegó Remus a su lado. — ¿No te molesta, Mulciber? Es tradición que la saquemos a bailar mucho rato. Mary de verdad es una excelente bailarina — Le agradeció con una sonrisa. — Que bah, si no se molesta sabe que siempre me tendrá que compartir con mis hermosos amigos y ya sabe que igual en algún momento bailare con Lily y Marlene. — Exclamó antes de acceder a bailar con otro de sus viejos amigos, y menos mal que siguió siendo balada que la baile más alocado se lo quería dejar a Sirius.
Y sin más, siguió bailando mientras intercambiaba palabras con el castaño y ciertamente sin querer mirar hacia donde se había dirigido el Slytherin, es que en el fondo sabía que presenciaría. Ya estaba acostumbrada. — Eso me pasa por no haber terminado a solo hace unos meses con mi novio y aún así estuve a punto de pedirle que viniera. — Dijo negando con la cabeza al estar charlando con Remus, que no era idiota sabía de sus sentimientos desde hace tiempo.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Aunque ahora se encontraban disfrutando de un momento bonito, eso no quitaba el hecho de que las cosas no estuvieran bien a su alrededor. Era un completo reto el que se vivía en esta sociedad mágica en la que muchos se corrompían por la ambición y el deseo de creerse superiores, de pensar que podían controlar los demás. Pero aunque fuera por una noche, era mejor no pensar en esa parte, aun cuando fuera la triste realidad. — Es cierto, pero sí podemos asegurar que hasta el momento presente ha sido bueno y eso nada lo va a cambiar. — pero era cierto, no había forma de saber que les deparaba el futuro. Ni siquiera la adivinación solía ser precisa, solo era una posibilidad. El futuro siempre solía ser misterioso.
Azriel sabía que el panorama no mejoraría tan rápido. Pero era de los que le gustaba evadir la realidad. Si no lo veo, no pasó. Algo así eran las cosas con él y por lo mismo Mary, si bien coincidió en que debían aprovechar de disfrutar esos días que tuvieran juntos antes de que las cosas se complicaran, no quería pensar en dichos problemas. Siendo más precisos los de su madre, a quien con el pasar del tiempo su salud solo retrocedía. — Lo sé, no lo olvido. Pero no es tan sencillo. — Le respondió, no quería entrar en una discusión sobre el tema en estos momentos. Era un día muy especial para todos como para hacerlo. De todos modos aseguraba no haberlo olvidado, pero cada vez que intentaba acercarse algo pasaba, no tenía el corazón para verla en ese estado.
Habían comenzado a bailar, al chico siempre le había gustado la fiesta, así que esto para él era la mejor manera de celebrar. Ambos eran bailarines natos, aquello no se podía negar. Y Mulciber recordaba muy bien el momento en que lo descubrió en aquel baile de graduación. — Así es, hasta dudabas de mis intenciones. Aquello fue el comienzo de todo. — reconoció el Slytherin. Con su reputación tampoco es que hubiera sido algo extraño el dudar, más aquí estaban. El tiempo hablaba por sí solo.
— Claro que no, llegaremos a ancianos y aún lo seguiremos recordando. — aseguro recibiéndola en sus brazos luego de aquel giro. Aquel vals continuaba con ellos dos, danzando de un lado hacia el otro al compás de la música. Aquella melodía terminaba pero otra comenzaba. Más el chico comenzaba a tentarse a hacer otra cosa. En especial porque vio merodeando cerca aquella chica de hacía un rato. — ¿Segura? — Le preguntó, pues tampoco quería dejarla plantada.
— Oh, no. Para nada Lupin. Adelante. Y sí, créeme, sé perfectamente que lo es. — aseguro a Remus cuando se acercó a pedirle si podía bailar con Mary. Por lo que el muchacho le dejó en sus manos la de la chica. — Te la encargo. — añadió antes de despedirse. — Al rato te veo. — Finalizó para así marcharse del área de la pista de baile.
Mulciber se acercó al área de la barra donde encontró a la chica que le había echado ojitos hacía un rato. Por supuesto que no tardo mucho en comenzar con su ritual de coqueteo. — Hola guapa, creo que no nos han presentado aún… — le murmuró a la chica en un tono coqueto. Con algo de suerte al finalizar la fiesta podría terminar saliendo con compañía y así no pasaría la noche solo. Aunque siendo como era el chico ni se tendría que esforzar mucho, pues ya la muchacha había acortado distancia entre ellos y se le veía hablándole con mucha confusión y familiaridad. Sin duda, con solo unas miradas y unas palabras ya estaba cayendo en su red.
Azriel sabía que el panorama no mejoraría tan rápido. Pero era de los que le gustaba evadir la realidad. Si no lo veo, no pasó. Algo así eran las cosas con él y por lo mismo Mary, si bien coincidió en que debían aprovechar de disfrutar esos días que tuvieran juntos antes de que las cosas se complicaran, no quería pensar en dichos problemas. Siendo más precisos los de su madre, a quien con el pasar del tiempo su salud solo retrocedía. — Lo sé, no lo olvido. Pero no es tan sencillo. — Le respondió, no quería entrar en una discusión sobre el tema en estos momentos. Era un día muy especial para todos como para hacerlo. De todos modos aseguraba no haberlo olvidado, pero cada vez que intentaba acercarse algo pasaba, no tenía el corazón para verla en ese estado.
Habían comenzado a bailar, al chico siempre le había gustado la fiesta, así que esto para él era la mejor manera de celebrar. Ambos eran bailarines natos, aquello no se podía negar. Y Mulciber recordaba muy bien el momento en que lo descubrió en aquel baile de graduación. — Así es, hasta dudabas de mis intenciones. Aquello fue el comienzo de todo. — reconoció el Slytherin. Con su reputación tampoco es que hubiera sido algo extraño el dudar, más aquí estaban. El tiempo hablaba por sí solo.
— Claro que no, llegaremos a ancianos y aún lo seguiremos recordando. — aseguro recibiéndola en sus brazos luego de aquel giro. Aquel vals continuaba con ellos dos, danzando de un lado hacia el otro al compás de la música. Aquella melodía terminaba pero otra comenzaba. Más el chico comenzaba a tentarse a hacer otra cosa. En especial porque vio merodeando cerca aquella chica de hacía un rato. — ¿Segura? — Le preguntó, pues tampoco quería dejarla plantada.
— Oh, no. Para nada Lupin. Adelante. Y sí, créeme, sé perfectamente que lo es. — aseguro a Remus cuando se acercó a pedirle si podía bailar con Mary. Por lo que el muchacho le dejó en sus manos la de la chica. — Te la encargo. — añadió antes de despedirse. — Al rato te veo. — Finalizó para así marcharse del área de la pista de baile.
Mulciber se acercó al área de la barra donde encontró a la chica que le había echado ojitos hacía un rato. Por supuesto que no tardo mucho en comenzar con su ritual de coqueteo. — Hola guapa, creo que no nos han presentado aún… — le murmuró a la chica en un tono coqueto. Con algo de suerte al finalizar la fiesta podría terminar saliendo con compañía y así no pasaría la noche solo. Aunque siendo como era el chico ni se tendría que esforzar mucho, pues ya la muchacha había acortado distancia entre ellos y se le veía hablándole con mucha confusión y familiaridad. Sin duda, con solo unas miradas y unas palabras ya estaba cayendo en su red.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
— Lo sé, la mayor parte de todo ha sido positivo aunque dudo que se mantenga mucho — No quería ser negativa, más bien era realista y todos sabían que todo estaba como en un desarrollo donde el desenlace iba a ser más catastrófico, el problema es que nadie sabía cuando eso podía ocurrir. No podía evitar decirle a Azriel sobre su madre, sabía que ella necesitaba estar con él, no dejaba de ser su hijo y ciertamente, aunque su amigo no podía enfrentarlo del todo si se daba cuenta demasiado tarde lo iba a lamentar más, así que no podía dejar todo así. — Hazlo por ella, por favor. Nunca te pediría que por mi sé que necesitas tiempo pero ya ha pasado mucho y tienes que ir a visitarla, quedarte unos días si es posible. — Lo miró con cierta incomodidad pero se habría sentido falsa y poco honesta si no lo hacía si era lo que pensaba. Tenía que enfrentar esto y ante todo entregarle todo el apoyo que podía dar.
Hasta ahí quedo el tema y fue lo mejor porque era un día que no tenían que pensar en situaciones tristes y caos. Era una boda muy bonita que quedaría para el recuerdo y donde tenían todo el derecho de divertirse. Soltó un suave suspiro y ya luego vinieron todos esos momentos tan agradables que al menos ella disfrutó en demasía.
Fue el momento del baile y ella se dejaba guiar con alegría — ¿Cómo no? Si se sabía como solías ser y sí que me parecías hasta inalcanzable por lejos era tu tipo de chica por mucho más linda que soy— Lo molesto. No se encontraba la más bella pero si consideraba que lucía presentable, hasta el mismo se lo destacaba siempre.
— Espero que así sea — Dijo dándole un toque en la nariz porque realmente quería imaginar que llegarían juntos siendo ancianos como buenos amigos, quizás hasta con una familia formada pero siempre unidos. Siguió la danza, y todo cambió cuando salió con esa tonteria si quería beber, sabía lo que venía y bueno nada podía hacer al respecto. Sabía que no le correspondería nunca de esa forma y siempre se conformaba que prefería mil veces ser la amiga que una pareja que estaría siempre paranoica porque él no sabía controlarse, amaba mucho su libertad. No dejaba de doler pero lo aceptaba. — Sí, segura. Además que no me place mucho beber hoy, tengo que esta bien para disfrutar cada instante — Insistió con una pequeña sonrisa que no era del todo real aunque se veía como convincente, es que nada podía hacer, esperaba no ser demasiado notoria.
"No mientas" Quiso decir la chica con todas sus fuerzas pero solo se limitó a asentir cuando el castaño dijo que al rato la veía. Solo esperaba verlo un rato antes de partir a su casa. No bastaba el traslador muy bien se podía desaparecer si estaba en las condiciones, también por eso decidió no beber del todo.
— Me recuerdas tanto a mi cuando era apenas un niño de 11 años enamorado del más popular de Gryffindor y mira como estamos ahora. Le gustas, pero ya sabes que algunos son lo suficiente idiotas y prefieren la libertad antes de la estabilidad — Le dijo Lupin mientras le daba una vuelta y ella se ponía a reír. — Es que te juro que prefiero tenerlo como amigo, teniendo algo sería muy insegura. Esperaste mucho y por suerte Sirius se dio cuenta. ¿Pero sí él no? Igual creo que todavía estoy muy a tiempo para que un nuevo amor aparezca — Le respondió a su amigo mientras bailaba con él y en uno de esos movimientos los vio.
Demasiado cerca. Demasiado rápido todo.
Y no se sorprendía.
Soltó un suspiro. Luego lógicamente la sacó Sirius e incluso Peter y James al último, entre algunos familiares de los novios que le habían parecido muy lindas las palabras de su amiga. Lo perdió de vista cuando comenzó a pasar el tiempo y creyó que así era mejor, de hecho ni vio la chica cuando Lily lanzó el ramo que casi rozó pero no alcanzó.
— ¡Yo quería que lo tomarás tú! — Exclamó su amiga en un susurro y un puchero — Oh, no... así está bien. No me veo casada al menos hasta un buen tiempo más— La volvió a abrazar y ahí recién la pudieron raptar para bailar entre amigas.
No quedaba mucho para las 11 de la noche cuando unos chicos comenzaron a escuchar la radio. Últimamente muchos siempre estaban alertas por algo que pudiera suceder, con tantos ataques era lógico que estuvieran alertas para salir rápido a auxiliar. Los Longobottom tenían esa costumbre más para salir y tener misiones, tanto James y Sirius aún se encontraban en la academia así que no eran los únicos que lo hacía.
Lamentablemente habían atacado el Ministerio de Magia y aunque no hubo una destrucción total, varios de ellos habían escapado. Pero....
Hasta ahí quedo el tema y fue lo mejor porque era un día que no tenían que pensar en situaciones tristes y caos. Era una boda muy bonita que quedaría para el recuerdo y donde tenían todo el derecho de divertirse. Soltó un suave suspiro y ya luego vinieron todos esos momentos tan agradables que al menos ella disfrutó en demasía.
Fue el momento del baile y ella se dejaba guiar con alegría — ¿Cómo no? Si se sabía como solías ser y sí que me parecías hasta inalcanzable por lejos era tu tipo de chica por mucho más linda que soy— Lo molesto. No se encontraba la más bella pero si consideraba que lucía presentable, hasta el mismo se lo destacaba siempre.
— Espero que así sea — Dijo dándole un toque en la nariz porque realmente quería imaginar que llegarían juntos siendo ancianos como buenos amigos, quizás hasta con una familia formada pero siempre unidos. Siguió la danza, y todo cambió cuando salió con esa tonteria si quería beber, sabía lo que venía y bueno nada podía hacer al respecto. Sabía que no le correspondería nunca de esa forma y siempre se conformaba que prefería mil veces ser la amiga que una pareja que estaría siempre paranoica porque él no sabía controlarse, amaba mucho su libertad. No dejaba de doler pero lo aceptaba. — Sí, segura. Además que no me place mucho beber hoy, tengo que esta bien para disfrutar cada instante — Insistió con una pequeña sonrisa que no era del todo real aunque se veía como convincente, es que nada podía hacer, esperaba no ser demasiado notoria.
"No mientas" Quiso decir la chica con todas sus fuerzas pero solo se limitó a asentir cuando el castaño dijo que al rato la veía. Solo esperaba verlo un rato antes de partir a su casa. No bastaba el traslador muy bien se podía desaparecer si estaba en las condiciones, también por eso decidió no beber del todo.
— Me recuerdas tanto a mi cuando era apenas un niño de 11 años enamorado del más popular de Gryffindor y mira como estamos ahora. Le gustas, pero ya sabes que algunos son lo suficiente idiotas y prefieren la libertad antes de la estabilidad — Le dijo Lupin mientras le daba una vuelta y ella se ponía a reír. — Es que te juro que prefiero tenerlo como amigo, teniendo algo sería muy insegura. Esperaste mucho y por suerte Sirius se dio cuenta. ¿Pero sí él no? Igual creo que todavía estoy muy a tiempo para que un nuevo amor aparezca — Le respondió a su amigo mientras bailaba con él y en uno de esos movimientos los vio.
Demasiado cerca. Demasiado rápido todo.
Y no se sorprendía.
Soltó un suspiro. Luego lógicamente la sacó Sirius e incluso Peter y James al último, entre algunos familiares de los novios que le habían parecido muy lindas las palabras de su amiga. Lo perdió de vista cuando comenzó a pasar el tiempo y creyó que así era mejor, de hecho ni vio la chica cuando Lily lanzó el ramo que casi rozó pero no alcanzó.
— ¡Yo quería que lo tomarás tú! — Exclamó su amiga en un susurro y un puchero — Oh, no... así está bien. No me veo casada al menos hasta un buen tiempo más— La volvió a abrazar y ahí recién la pudieron raptar para bailar entre amigas.
No quedaba mucho para las 11 de la noche cuando unos chicos comenzaron a escuchar la radio. Últimamente muchos siempre estaban alertas por algo que pudiera suceder, con tantos ataques era lógico que estuvieran alertas para salir rápido a auxiliar. Los Longobottom tenían esa costumbre más para salir y tener misiones, tanto James y Sirius aún se encontraban en la academia así que no eran los únicos que lo hacía.
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Era obvio que los dos tenían una forma de ver la vida distinta. Azriel por lo general prefería prestarle más la atención a lo que le convenía, y no es que se hiciera por completo de la vista gorda con lo malo, pero sin duda si podía evadirlo lo hacía. Hasta ahora entre ellos las cosas habían resultado bien, y aunque todo podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos, él a diferencia de ella, prefería pensar que todo seguiría bien. Al menos parecía que seguiría mejor a comparación de la situación con su mamá. Ese tema era un asunto delicado. — Intentaré ir a verla, pero… no garantizo lograr quedarme. Es que… no… no puedo verla así. — Finalizó el muchacho intentando con todas sus fuerzas no dejar que las emociones le ganarán. No, esta vez no entraría en una disputa entre lo era correcto y lo que él sentía que era capaz de hacer. Pues ese tema no solía terminar bien, y aunque sabía que la chica tenía razón, era mejor que de igual forma fuera sincero al no asegurarle de que lo haría, al menos no le podía asegurar que lo haría de la forma que le pedía. Es que le costaba demasiado por más que una parte de él lo quería.
Lo mejor había sido que el tema quedara allí. Es que no había necesidad de arruinar una linda celebración con discusiones que al final del camino no harían mucha diferencia. Este día era para celebrar a James y Lily, que se notaba mucho la felicidad que irradiaban. Tanto que Azriel hasta sentía que podía terminar vomitando arcoíris por su culpa, por lo cursi y al mismo tiempo bonito que era todo. Pero era su momento, no podía ser de otro modo y él aprovechaba la fiesta. Igual también tuvo su pequeño momento de aniversario de amistad con Mary, así que no se quejaba por nada.
Había disfrutado del baile, y sí, sabía muy bien las razones por las cuales a ella le sorprendió aquella vez que se le acercara. Azriel nunca negaría que existía una atracción; sin embargo, luego de que aquel coqueteo no le funcionará del todo, cosa que fue algo nuevo para él, había decidido que lo mejor eran ser amigos. Por lo que ahí había quedado esa parte. Lo que sí no había quedado atrás era lo de que probablemente era la mejor bailarina que pudiera encontrar. — Sí, tienes razón, pero a pesar de eso ahí estaba decidido a que me hicieras caso. — comento riendo. Y es que a veces podía ser terco e insistente cuando quería, esa noche lo fue. — Esperemos que sí. — con todo lo que ocurría en el mundo mágico, soñar en llegar ambos a seguir con aquella amistad, aun siendo ancianos era todo un reto. Pero soñar no costaba nada.
Luego de un rato, el chico ya no pudo evitar más el caer en la tentación, y tenía ya su mirada centrada en su siguiente objetivo. Porque era bastante claro que no pretendía volver solo a casa. — Bueno, está bien, yo sí lo necesito. Ya sabes como me pongo. — Señaló y es que con unos cuantos tragos encima entraba más en el modo fiesta.
El chico les sonrío a ella y Lupin antes de marcharse de la pista de baile. No habían pasado varios minutos y un par de tragos cuando ya Mulciber y la chica habían pasado a niveles cariñosos. Azriel era de los que no perdería tiempo habían buscado un rincón obscuro y alejado donde pronto llegaron los besos y las caricias. Incluso cuando todo llegó a escalar niveles se escondieron en uno de los baños.
Después de estar un rato que nadie les veía el pelo en la fiesta, aunque a nadie les debía sorprender, ambos aparecieron nuevamente en el área de la barra en busca de más bebida. Fue ahí cuando Azriel con un nuevo trago en mano se paró de curioso a escuchar lo que decían en una radio que algunos chicos habían encendido. La sonrisa descarada se le desplomó en segundo cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Un ataque al Ministerio. Comenzaron a dar nombres de las víctimas tanto de los civiles, trabajadores y también de algunos atacantes que no habían logrado salirse con la suya. Para estas alturas Mulciber por supuesto que conocía de las andas de Evan Rosier, era triste que ya no fuera lo mismo entre ellos, pero por su parte nunca lo de considerar su mejor amigo. Por lo que al escuchar los nombres en un intento de rogar que su nombre no sonará por el altoparlante de la radio, no pudo evitar ponerse a dar instrucciones de que le subieran el volumen a la radio. — ¡Vamos Logbottom, sube el volumen a la mierda esa! — se comenzaba a poner ansioso, comenzaba a caminar en círculos y con mirada de pocos amigos. Es que no quería pensar en como reaccionaria si escuchaba el nombre de su amigo, lo peor es que comenzaban a sentir una sensación rara.
Lo mejor había sido que el tema quedara allí. Es que no había necesidad de arruinar una linda celebración con discusiones que al final del camino no harían mucha diferencia. Este día era para celebrar a James y Lily, que se notaba mucho la felicidad que irradiaban. Tanto que Azriel hasta sentía que podía terminar vomitando arcoíris por su culpa, por lo cursi y al mismo tiempo bonito que era todo. Pero era su momento, no podía ser de otro modo y él aprovechaba la fiesta. Igual también tuvo su pequeño momento de aniversario de amistad con Mary, así que no se quejaba por nada.
Había disfrutado del baile, y sí, sabía muy bien las razones por las cuales a ella le sorprendió aquella vez que se le acercara. Azriel nunca negaría que existía una atracción; sin embargo, luego de que aquel coqueteo no le funcionará del todo, cosa que fue algo nuevo para él, había decidido que lo mejor eran ser amigos. Por lo que ahí había quedado esa parte. Lo que sí no había quedado atrás era lo de que probablemente era la mejor bailarina que pudiera encontrar. — Sí, tienes razón, pero a pesar de eso ahí estaba decidido a que me hicieras caso. — comento riendo. Y es que a veces podía ser terco e insistente cuando quería, esa noche lo fue. — Esperemos que sí. — con todo lo que ocurría en el mundo mágico, soñar en llegar ambos a seguir con aquella amistad, aun siendo ancianos era todo un reto. Pero soñar no costaba nada.
Luego de un rato, el chico ya no pudo evitar más el caer en la tentación, y tenía ya su mirada centrada en su siguiente objetivo. Porque era bastante claro que no pretendía volver solo a casa. — Bueno, está bien, yo sí lo necesito. Ya sabes como me pongo. — Señaló y es que con unos cuantos tragos encima entraba más en el modo fiesta.
El chico les sonrío a ella y Lupin antes de marcharse de la pista de baile. No habían pasado varios minutos y un par de tragos cuando ya Mulciber y la chica habían pasado a niveles cariñosos. Azriel era de los que no perdería tiempo habían buscado un rincón obscuro y alejado donde pronto llegaron los besos y las caricias. Incluso cuando todo llegó a escalar niveles se escondieron en uno de los baños.
Después de estar un rato que nadie les veía el pelo en la fiesta, aunque a nadie les debía sorprender, ambos aparecieron nuevamente en el área de la barra en busca de más bebida. Fue ahí cuando Azriel con un nuevo trago en mano se paró de curioso a escuchar lo que decían en una radio que algunos chicos habían encendido. La sonrisa descarada se le desplomó en segundo cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Un ataque al Ministerio. Comenzaron a dar nombres de las víctimas tanto de los civiles, trabajadores y también de algunos atacantes que no habían logrado salirse con la suya. Para estas alturas Mulciber por supuesto que conocía de las andas de Evan Rosier, era triste que ya no fuera lo mismo entre ellos, pero por su parte nunca lo de considerar su mejor amigo. Por lo que al escuchar los nombres en un intento de rogar que su nombre no sonará por el altoparlante de la radio, no pudo evitar ponerse a dar instrucciones de que le subieran el volumen a la radio. — ¡Vamos Logbottom, sube el volumen a la mierda esa! — se comenzaba a poner ansioso, comenzaba a caminar en círculos y con mirada de pocos amigos. Es que no quería pensar en como reaccionaria si escuchaba el nombre de su amigo, lo peor es que comenzaban a sentir una sensación rara.
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4. Suenan las campanas de boda Mary. Boda de Lily y James. 15 DE JUNIO 1979 |
Solo lo miro con seriedad. Tenía que reconocer que eso hacía que le desagradara de Azriel. ¿Cómo iba a costar tanto visitar a su madre que estaba mal? De alguna manera, buscaría momentos porque llegaría el momento que fuera demasiado tarde. Soltó un nuevo suspiro y dejo zancado el tema para no ponerse discutir en un evento tan bonito.
El baile había sido demasiado hermoso pero muy corto para disfrutarlo del todo. Mary trato de no cambiar el semblante y hacer todo nada. Se suponía que venían juntos y solo estaba a la mitad de la ceremonia con ella, alejándose cuando venía la mejor parte de la diversión solo porque no se podía contener con las chicas. Sin embargo, lo había conocido de esa manera y le encantaba su libertad para cambiar de la noche a la mañana, y cada día se ponía peor porque se estaba volviendo famoso demasiado rápido así que llamaba también la atención por eso y no tan solo por su atractivo físico.
Solo asintió a sus palabras y nada más. Lo cierto es que no quería prestarle más la atención porque dudaba que ya lo vería después, quizás durante la tarde del otro día, que tenía que ira buscar sus cosas y la ropa que había dejado. Ya se buscaría un momento, además que tenía que buscar esos deliciosos chocolates.
Todo estuvo bien. Lo cierto agradecía que su vida no girara en torno a Mulciber, tenía unos excelentes amigos que siempre se preocupaban por ella y estaban ahí, quería pensar que siempre estarían a su alrededor porque la realidad es que todos eran excelentes magos y brujas.
Se había divertido muchísimo y no le afecto demasiado haber perdido de vista a su mejor amigo. Que hiciera lo que quisiera, total era su vida y no la estaba engañando para nada, siempre lo dejo muy claro, era tan solo ella la boba de haberse enamorado de un chico que nunca le iba a corresponder, además que sentía que encontraría un nuevo amor.
Pero en estos tiempos no todo era alegría y eso más bien lo sabían los aurores - que varios habían sido invitados - comenzaron a escuchar la radio. Un ataque había ocurrido en el Ministerio de Magia, un grupo de aurores se hicieron cargo de eso. Se sobresaltó al oír el grito de Azriel, Frank puso más volumen.
La noticia se repetía hasta que pudieron decir algo más entendible:
"¡Noticia mágica de última hora! El Ministerio fue atacado pero no hay daños mayores. Tres mortifagos fueron encontrados por la liga de aurores de élite liderado por Alastor Moody. Después de un enfrentamiento el líder quedó muy herido, los aurores sobrevivieron, entre los mortifagos dos fueron capturados y el otro termino fallecido. Se trata de nada menos que un joven de tan solo 19 años llamado Evan Rosier...."
Quizás la noticia siguió pero fue instantánea la mirada de su parte para Azriel. Y no era la única, sino que sus amigos también miraban al chico, pues sabían que en sus años en Hogwarts se frecuentaba mucho con él. Y bien que sabía que eran buenos amigos solo que después se fueron distanciado, ya entendía mejor porque el rubio se decidió alejar. —Azriel — Susurró y ni siquiera sabía que expresión tenía con solo saber aquello y no se acercó porque estaba al lado de la chica, solo que él podría notar que había mencionado su nombre. Se le llenaron los ojos en lágrimas fuera como fuera era un chico de la edad de la mayoría que se encontraba en la fiesta, y por malos pasos había terminado muerto.
Luego escucharon que se había atrevido a desafiar de una manera tan sádica como arrebatarle una pierna y un ojo a un gran mago como Alastor Moody. ¡Era una noticia demasiado tétrica!
El baile había sido demasiado hermoso pero muy corto para disfrutarlo del todo. Mary trato de no cambiar el semblante y hacer todo nada. Se suponía que venían juntos y solo estaba a la mitad de la ceremonia con ella, alejándose cuando venía la mejor parte de la diversión solo porque no se podía contener con las chicas. Sin embargo, lo había conocido de esa manera y le encantaba su libertad para cambiar de la noche a la mañana, y cada día se ponía peor porque se estaba volviendo famoso demasiado rápido así que llamaba también la atención por eso y no tan solo por su atractivo físico.
Solo asintió a sus palabras y nada más. Lo cierto es que no quería prestarle más la atención porque dudaba que ya lo vería después, quizás durante la tarde del otro día, que tenía que ira buscar sus cosas y la ropa que había dejado. Ya se buscaría un momento, además que tenía que buscar esos deliciosos chocolates.
Todo estuvo bien. Lo cierto agradecía que su vida no girara en torno a Mulciber, tenía unos excelentes amigos que siempre se preocupaban por ella y estaban ahí, quería pensar que siempre estarían a su alrededor porque la realidad es que todos eran excelentes magos y brujas.
Se había divertido muchísimo y no le afecto demasiado haber perdido de vista a su mejor amigo. Que hiciera lo que quisiera, total era su vida y no la estaba engañando para nada, siempre lo dejo muy claro, era tan solo ella la boba de haberse enamorado de un chico que nunca le iba a corresponder, además que sentía que encontraría un nuevo amor.
Pero en estos tiempos no todo era alegría y eso más bien lo sabían los aurores - que varios habían sido invitados - comenzaron a escuchar la radio. Un ataque había ocurrido en el Ministerio de Magia, un grupo de aurores se hicieron cargo de eso. Se sobresaltó al oír el grito de Azriel, Frank puso más volumen.
La noticia se repetía hasta que pudieron decir algo más entendible:
"¡Noticia mágica de última hora! El Ministerio fue atacado pero no hay daños mayores. Tres mortifagos fueron encontrados por la liga de aurores de élite liderado por Alastor Moody. Después de un enfrentamiento el líder quedó muy herido, los aurores sobrevivieron, entre los mortifagos dos fueron capturados y el otro termino fallecido. Se trata de nada menos que un joven de tan solo 19 años llamado Evan Rosier...."
Quizás la noticia siguió pero fue instantánea la mirada de su parte para Azriel. Y no era la única, sino que sus amigos también miraban al chico, pues sabían que en sus años en Hogwarts se frecuentaba mucho con él. Y bien que sabía que eran buenos amigos solo que después se fueron distanciado, ya entendía mejor porque el rubio se decidió alejar. —Azriel — Susurró y ni siquiera sabía que expresión tenía con solo saber aquello y no se acercó porque estaba al lado de la chica, solo que él podría notar que había mencionado su nombre. Se le llenaron los ojos en lágrimas fuera como fuera era un chico de la edad de la mayoría que se encontraba en la fiesta, y por malos pasos había terminado muerto.
Luego escucharon que se había atrevido a desafiar de una manera tan sádica como arrebatarle una pierna y un ojo a un gran mago como Alastor Moody. ¡Era una noticia demasiado tétrica!
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4. Suenan las campanas de boda Azriel. Boda de Lily y Jamed. 15 DE JUNIO 1979 |
Había cosas que nunca cambiaban o que al menos no cambiaban tan fácilmente. Era justamente lo que ocurría con Azriel, el chico era testarudo, orgulloso, vanidoso y con por debilidad por las chicas. Así que aun cuando estuvo cerca de Mary en la ceremonia y los comienzos de la fiesta, tarde o temprano lo perdería de vista. Pues la tentación era grande y en eventos como estos había para escoger la que quisiera. Sabía que esa noche no saldría solo de allí y no sería presida con la morena con quien había llegado a la boda. Más igual, sus intenciones originales eran despedirse cuando decidiera marcharse. Pero seamos honestos, probablemente iba a terminar por olvidarlo y tendría que inventar luego una excusa como disculpa para cuando mañana se encontrarán. Es que solo el mismo podía creerse ese cuento de que lo haría.
La fiesta había continuado y Mulciber no había perdido su tiempo. Había logrado parte de su cometido. Aquella chica lo había reconocido por sí trabajo en Corazón de Bruja. Así que aquello era algo que hacía que su ego aumentará, pues comenzaba a ver las ventajas de la popularidad y la fama. ¿Cómo no le gustaría que una fan se sintiera atraída por él? Esto era un juego peligroso porque si bien un día podías tener fama y ser el centro de todo, en un abrir y cerrar de ojos todo se te podía voltear. Al mínimo descuido o por culpa de algún seguidor obsesivo e incluso también por causas de la envidia. Por supuesto que Azriel no pensaba en nada de eso, para él todo era color de rosa en ese aspecto. Toda su vida había tenido todo a la mano, así que no era algo que debería sorprender.
Luego de regresar de sus andadas y decidir ir por un trago, aquel ambiente de fiesta y alegre desapareció. No era de extrañar que cosas feas estuvieran pasando a su alrededor. Estaban en medio de una guerra por más que estuvieran sacando un rato para celebrar.
El chico comenzaba preocuparse por Evan, era su amigo, aun cuando en los últimos tiempos se hubieran alejado porque evidentemente Mulciber no tenía la misma visión que él. Había comenzado a ganarle la ansiedad y eso se notaba. Logbottom le hizo caso y subió el volumen, para bien o para mal. Pues lo que vino luego fue una montaña rusa de emoción. — Un fallecido…— Murmuró, una parte de él quería saber quién era para así ya quedarse tranquilo y relajarse un poco, pero otra no quería porque si escuchaba un nombre conocido no sabía como iba a reaccionar.
Azriel tomó nuevamente de su trago de sopetón. Como si eso fuera a calmarlo. Pero no, en realidad nada podía hacerlo en estos momentos porque no se imaginó lo que luego ocurrió. Habían mencionado su nombre, el nombre de su mejor amigo. De ese con quien de niños solían hacer travesuras, meterse en líos. No podía quejarse de su relación con Rosier, aun cuando a veces salía con unas cosas que le daban miedo. Mulciber jamás imaginó que algo así pudiera tocarle tan de cerca. Es que no era lo mismo pensar en la posibilidad de que alguien que quería muriera por causa de la guerra, que el ver que aquello de verdad había ocurrido.
Luego de la mención de Evan como el fallecido, las miradas se fijaron en el chico. Se escuchó el sonido de un vaso hacerse añicos en el suelo luego de que Azriel de la impresión por la noticia soltara el trago que tenía en la mano. — No, no… debe haber un error. — murmuraba de un lado para otro. Sus emociones iban desde la pena hasta el coraje. Por qué bien, incluso en algún momento le llego a mencionar que involucrarse no lo llevaría a nada bueno. Por supuesto, no le hizo caso, y había terminado por alejarse más. — Evan Rosier eres un tremendo estúpido, pero jamás pensé que tanto como para buscarte la muerte. — Exclamó dando un manotazo en la mesa, frustrado, haciendo que resonaran los cubiertos ante el golpe, como si pudiera oír su reclamo. Se dejó caer al suelo al pie de una columna, llevando sus manos a la cabeza. No estaba llorando, pero sí tenía la mirada cristalizada y las mejillas rojas. No lloraría con todas esas miradas sobre él, incluso sabía que había algunas juzgándolo. — ¡No me miren como si hubiera hecho algo malo! — Como si fuera culpa suya que su amigo tomara ese rumbo. Su rostro estaba rojo de la sangre que circulaba acelerada por las emociones. Escucho que llamaron su nombre, cuando alzó la vista cristalizada que retenía sus lágrimas vio que era Mary. Sí, por supuesto, que tenía que ser ella. La única allí que verdaderamente entendía lo que le estaba pasando en estos momentos. Porque cuando la muchacha que lo acompañaba se dio cuenta de que estaba así por el mortifago fallecido de forma sutil se alejó de él. — Mary… ¿Por qué fue tan idiota? ¡Terminó siendo una mas de sus marionetas! — Cuestionó como si su amiga pudiera decirle algo que hiciera que cambiará la realidad.
La fiesta había continuado y Mulciber no había perdido su tiempo. Había logrado parte de su cometido. Aquella chica lo había reconocido por sí trabajo en Corazón de Bruja. Así que aquello era algo que hacía que su ego aumentará, pues comenzaba a ver las ventajas de la popularidad y la fama. ¿Cómo no le gustaría que una fan se sintiera atraída por él? Esto era un juego peligroso porque si bien un día podías tener fama y ser el centro de todo, en un abrir y cerrar de ojos todo se te podía voltear. Al mínimo descuido o por culpa de algún seguidor obsesivo e incluso también por causas de la envidia. Por supuesto que Azriel no pensaba en nada de eso, para él todo era color de rosa en ese aspecto. Toda su vida había tenido todo a la mano, así que no era algo que debería sorprender.
Luego de regresar de sus andadas y decidir ir por un trago, aquel ambiente de fiesta y alegre desapareció. No era de extrañar que cosas feas estuvieran pasando a su alrededor. Estaban en medio de una guerra por más que estuvieran sacando un rato para celebrar.
El chico comenzaba preocuparse por Evan, era su amigo, aun cuando en los últimos tiempos se hubieran alejado porque evidentemente Mulciber no tenía la misma visión que él. Había comenzado a ganarle la ansiedad y eso se notaba. Logbottom le hizo caso y subió el volumen, para bien o para mal. Pues lo que vino luego fue una montaña rusa de emoción. — Un fallecido…— Murmuró, una parte de él quería saber quién era para así ya quedarse tranquilo y relajarse un poco, pero otra no quería porque si escuchaba un nombre conocido no sabía como iba a reaccionar.
Azriel tomó nuevamente de su trago de sopetón. Como si eso fuera a calmarlo. Pero no, en realidad nada podía hacerlo en estos momentos porque no se imaginó lo que luego ocurrió. Habían mencionado su nombre, el nombre de su mejor amigo. De ese con quien de niños solían hacer travesuras, meterse en líos. No podía quejarse de su relación con Rosier, aun cuando a veces salía con unas cosas que le daban miedo. Mulciber jamás imaginó que algo así pudiera tocarle tan de cerca. Es que no era lo mismo pensar en la posibilidad de que alguien que quería muriera por causa de la guerra, que el ver que aquello de verdad había ocurrido.
Luego de la mención de Evan como el fallecido, las miradas se fijaron en el chico. Se escuchó el sonido de un vaso hacerse añicos en el suelo luego de que Azriel de la impresión por la noticia soltara el trago que tenía en la mano. — No, no… debe haber un error. — murmuraba de un lado para otro. Sus emociones iban desde la pena hasta el coraje. Por qué bien, incluso en algún momento le llego a mencionar que involucrarse no lo llevaría a nada bueno. Por supuesto, no le hizo caso, y había terminado por alejarse más. — Evan Rosier eres un tremendo estúpido, pero jamás pensé que tanto como para buscarte la muerte. — Exclamó dando un manotazo en la mesa, frustrado, haciendo que resonaran los cubiertos ante el golpe, como si pudiera oír su reclamo. Se dejó caer al suelo al pie de una columna, llevando sus manos a la cabeza. No estaba llorando, pero sí tenía la mirada cristalizada y las mejillas rojas. No lloraría con todas esas miradas sobre él, incluso sabía que había algunas juzgándolo. — ¡No me miren como si hubiera hecho algo malo! — Como si fuera culpa suya que su amigo tomara ese rumbo. Su rostro estaba rojo de la sangre que circulaba acelerada por las emociones. Escucho que llamaron su nombre, cuando alzó la vista cristalizada que retenía sus lágrimas vio que era Mary. Sí, por supuesto, que tenía que ser ella. La única allí que verdaderamente entendía lo que le estaba pasando en estos momentos. Porque cuando la muchacha que lo acompañaba se dio cuenta de que estaba así por el mortifago fallecido de forma sutil se alejó de él. — Mary… ¿Por qué fue tan idiota? ¡Terminó siendo una mas de sus marionetas! — Cuestionó como si su amiga pudiera decirle algo que hiciera que cambiará la realidad.
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