La chica asintió, igual era algo que debía cumplir al ser hijo único y era complicado renegar todo. Imaginaba que lo que debían hacer era hablar al respecto, teniendo un acuerdo con una buena mediación o todo terminaría en caos. Lamentablemente Azriel se debía a la reputación de su familia.

Hablaron muchos temas como por ejemplo el caos que había sido cuando comenzaron sus muestras de magia, los bandos, y después el juego de las preguntas para ella profundizo mucho más su relación, le creía pero igual seguro que era una persona muy egocéntrica y que pensaba en él mismo. De todos modos, igual le caía bien, notaba que mostraba su lado bueno cuando estaba con ella pero eso no quería decir y no se quería confiar que aquello siempre sería así, llevaban tan solo unas horas como amigos y tampoco se iba ilusionar y romantizando todo que iba a ser una amistad espectacular ahora recién estaban desarrollando esto.

Como se quedaron dormidos eso fue importante para que las horas pasaran rápido y despertaran cuando ya estaban a punto de llegar. Ella se quitó la capa para lucir como una muggle pues tenían que salir a ese mundo para ir Londres.

Remus y Sirius se decidieron ir declarando que se encontrarían en Circus pero si se quedaron Lily y James. Su amigo era una gran persona solo que era bastante fastidioso y ahí sacaba de las casillas a Azriel que se veía muy ilusionado cuando llegaron al lugar. — ¿Ahora entiendes porque amo tanto mi mundo? Que es por eso que siempre elegiré a los dos sobre todo. Hay tantas maravillas e inventan tanto que cada sitio es especial, quizás no haya magia que facilite todo pero se las arreglan — Exclamó admirando el lugar de otra forma porque estaba con él, y eso que no habían ido a otros sitios donde iba a quedar mucho más impresionado, se había reprimido a conocer y ahora recién estaba descubriendo todo. — No lo olvides — Dijo con una pequeña sonrisa porque lo iban a encontrar raro. James seguía molestando y río — Creo que llevara años para que te ganes su confianza pero no es mal chico te lo juro, tiene un gran corazón — James paso por el lado de James y le revolvió el cabello y la expresión de este se ablando mientras Lily reía, miraba a Azriel con un dejo de disculpa aunque seria a la vez, quizás a ella se la iba a ganar más rápido.

Cuando subieron contemplaban como Londres se veía desde esa altura muchos decían que si veías hacia cierto punto se podía ver hasta la torre Eiffel de Francia muy alejada aunque eso era solo una teoría, hasta se lo comento mientras miraban. — En la mañana y a esta hora es muy bonito, lo malo es que cada vez que pasa el tiempo sube el precio, digo pobres turistas. — Bromeó la chica que coincidió con él que definitivamente la cámara faltaba. — Si es una lata que en el internado lo hayan prohibido — Comentó la chica fingiendo aquello porque si estaban compartiendo con más gente. —Sí, toda una novedad y me alegra que estés disfrutando — Ella apoyó su cabeza por un momento en su hombro y levantó la mirada para sonreírle. Siempre había sido piel pero jamás pensó que se le daría fácil con un Slytherin que resulto ser más distinto al resto.


— Por ese lado — Le mostró a Azriel mientras le indicaba con el dedo, se veían más edificios a pesar de lo nublado que estaba igual se podían notar. — ¡Eso suena tan mal! Pero te entiendo a lo que te refieres — Dijo entre risas y la verdad es que ni siquiera imagino que llamarían mucho la atención, y tanto que una señora se acercó a ellos sacando una foto instantanea así de la nada. Lo más gracioso es que salieron con cara de sorprendidos.— ¡Es un amor, gracias! Venimos de un internado lejano y ninguno llevo la cámara, la idea salió de la nada y ahora usted es nuestra salvadora. Mi amigo se va la próxima semana a recorrer el mundo así que tener una foto de este momento es genial, gracias — Volvió agradecer. Casi le pide otra hasta que se acordo que perfectamente con un encantamiento la podrían duplicar, esperaba que Azriel no dijera nada que la imagen no se movía ya que no era una máquina mágica que solían ser más grandes, antiguas y la verdad es que era muy dificil en un lugar cubierto de gente en el mundo muggle.

James luego llamó la atención de la señora pidiendo también otra foto mientras que Lily trataba de media la situación y no se le escapara nada raro. — Mira que bonita…  hay que duplicarla — Le susurró con suavidad observando con cariño la fotografía.

 

Había muchas cosas que tenía que poner en orden en su vida. Especialmente esas relacionadas a su futuro ya su relación con su padre. Para que llegara un tema el cual tenía que tratar de forma sería así que lo mejor que hacía era agua, buscar algún momento para hablar sobre el asunto con él. Era probable que quizás cuando volviera del viaje, pues no faltaba mucho para eso. Y quizás eso hacía que se enfriaron un poco las cosas entre ellos al tener algo de distancia. Pero de que tenía que hacer algo al respecto lo tenía que hacer.

— Puedo verlo Mary, puedo verlo. — le aseguraba cuando menciono por qué amaba el lugar. Ambos venían de mundos muy diferentes, pero eso no quería decir que no había razón alguna para que no fueran amigos. Se le hacía fácil conversar con ella, y la verdad es que Mary sacaba su mejor lado. Le hacía reconsiderar su forma de ser y meditar en lo que había sido su vida hasta ahora. Al menos las cosas se habían relajado un poco con James y Lily parecía como si ya no le cayera tan mal Mulciber. — Sé que eso no será de la noche a la mañana. Y estoy intentando poner de mi parte. Supongo que tienes razón en que lo sea, pero de igual manera eso lo iré descubriendo por mi cuenta. — comento respecto a James, sabía que ella no le mentiría, pero igual estaba en Potter en también poner de su parte en al menos ser tolerante con él. Ya luego el tiempo diría si la relación entre ambos mejoraría.

La vista era espectacular. En especial por los colores que se formaban en el cielo. — Concuerdo con eso. La vista es una de las más hermosas que he visto. Bueno, es como todo según pasan los años la vida se vuelve más cara. — comento y era cierto, aunque para su persona no resultara en algo tan significativo. — Oh, sí, de verdad es una lástima. — Decía negando, por fortuna estaba consiguiendo no hablar más de la cuenta y seguirle la corriente a la morena. Sintió como recostaba su cabeza sobre su hombro y sonrió mientras observaban como iban en asenso. — Sí, me siento como niño en dulcería. — Admitió.

Soltó una risa cuando cayó en cuenta de lo que había dicho. Igual eso casi ya lo había hecho. ¿No? — Ponte seria Mary, que lo digo de en serio. — bromeo. Igualó lo había entendido, eso era lo que importaba.

No se vio venir la foto que la señora les lanzo por sorpresa. Pero le alegraba que lo hubiera hecho, pues era la única manera en que podían obtener algún recuerdo de esa noche. El Slytherin sonrió cuando la mujer les entrego la foto. — Gracias. Queríamos una de esas. — Admitió porque podría ser alzado, pero apreciaba los detalles. — Ahora tendremos un recuerdo gracias a usted. — Añadió complementando lo que Mary le contaba.

Observo la foto y noto las caras de asombro. Intento contenerse de preguntar del porqué no se movían. Quería encontrar una explicación, pero mejor lo dejaba para luego. — Vaya, qué caras pusimos. Pero sí quedo bonita. — aseguro mientras reía. — Sí, por favor, quiero conservarla. Me agrado la señora. — aseguro el muchacho sobre el duplicado que seguramente sería con magia.

— Crees que cuando bajemos podamos seguir un ratito solos. Al menos en lo que nos reunimos para la comida. No me malinterpretes, pero míralos. Todos melosos, creo que igual necesitan un momento privado. — comento señalando a James y Lily. Sí, en cierto modo, era para librarse un rato de las ocurrencias de Potter, pero Lily le estaba cayendo bien, así que igual no les venían mal un momento a solas. Poco a poco ya comenzaban a descender. — ¿Cuál es el lugar más popular para visitar en Piccadilly Circus? Podemos quizás comenzar por allí. — termino por sugerir.

Sentía que si Azriel seguía así con sus amigos, teniendo un buen comportamiento y siendo educado se los podría ganar rápido. Sabía que iba a estar difícil de todas formas porque la realidad es que como estaba el mundo mágico y con esas rencillas que estaban acabando con muchas personas de ambos bandos hacía que uno desconfiara. Era lamentable, ella prefería mantenerse neutral porque por algo quería ser psicóloga, si se imaginaba a muchos del bando que ella consideraba el equivocado, que elegían el camino más fácil por el temor y el miedo, pues sí había que temer a Voldemort. Y por otro lado, quienes estaban en el lado defendiendo la integridad del mundo mágico igual tenían suficientes razones para luchar, era lógico que se iba más por ese camino si alguna vez tendría que escoger. — Eso solo lo dice el tiempo mientras que se toleren en un principio ese será el comienzo de quizás una nueva amistad — Exclamó. Ellos también estaban intentando tener una y eso ya era suficientemente especial para ella.

Ya ahí arriba ambos estaban fascinados presenciando la ciudad desde arriba. Se veía verdaderamente hermosa la vista y asintió a su comentario, soltando chistes que sabía que se había expresado de una manera que uno hasta lo podía mal pensar. — ¡No lo pude evitar! — Dijo entre risas. La mejor parte había sido lo de la señora sacando esa foto que no habrían podido tenerla si no se hubiera acercado de manera tan gentil, quizás hasta como estaban actuando que la mujer se acercó alegre a ayudarlos. Como luego James llamó la atención,  ellos se quedaron contemplando contentos la foto— Es que si hemos salido sorprendidos pero parece que la cámara nos adora — Dijo riendo porque era un hecho que apenas pudieran la iban a duplicar. — Prometo que si salimos otro día traeré la mía y tendremos muchas más — Señaló sabiendo que al menos tendrían tiempo de juntarse antes de que se fuera de viaje, eso era lo triste pero ya habían prometido seguir en contacto a través de cartas, los polvos flú y lo obligaría conseguirse un teléfono para así hablar mucho más.

Le llamó la atención lo que decía, ella se acomodo en el respaldo y asintió — Deja que convenzo a Lily.... es lógico que igual quieren pasar tiempo juntos  y nosotros igual necesitamos nuestro espacio — Murmuró la morena con una sonrisa en los labios, que en el fondo igual le gustaba que quisiera pasar tiempo con ella a solas,  hasta le daba un toque romántico, ella estaba consciente que aunque no hubiera pasado mucho más que besos igual había interés de ambos de por medio. — Es que lo mejor de ahí es que hay variedad para todo, claro por estas horas se pueden dar paseos por el parque para desconectar, hacer compras, comer rico y hay muchas opciones de ocio, por ejemplo, si hubiéramos llegado por la mañana perfectamente te hubiera invitado a beber un café y comer un rico pastel, es por estas horas que la gente animarse— Le explicó con una sonrisa. — Lo que podríamos hacer es caminar hacia donde esta, luego tomar un bus y que nos deje en un lado donde podamos "llegar más rápido" — Esperaba que entendiera la indirecta de desaparecer.

Fue en ese instante que el recorrido termino y ya estaban abajo, incluso antes le había pedido a Lily hablar y ella había accedido,  más confiada que tuviera ese brazalete que les avisaba si la estaban pasando mal o bien. Al final la pelirroja, había entendido que necesitaban tiempo a solas aunque igual tenía el presentimiento que lo iban a seguir de lejitos por la insistencia de James que era muy sobreprotector con ella y Marlene.

— Listo... vamos por ahí... es mucho más si nos vamos caminando a comparación si tomamos un bus. ¿Tienes sed? Podríamos tomar un refresco mientras caminamos — Indicó la chica que  tomaba la mano de su amigo porque igual se dejaría guiar por él si quería ir el Támesis,  ir al parque, mirar alguna torre mientras caminaban. Por esas horas, tal como le había advertido solía verse mucha gente, algunos a esas horas incluso salían del trabajo, el ambiente era muy animado sobre todo para la juventud que también habían terminado las clases en ese mes.

 

El muchacho sabía comportarse cuando le convenía. A diferencia de otros no era de andar buscando pleitos si no había la necesidad de ello. Azriel sabía que para convivir con Mary y hacer que su amistad funcionará también tenía que convivir con sus amigos. Que siendo sinceros podía llegar a ser un tanto molesto que lo vigilarán a cada rato. Por fortuna la más cuerda y sensata era la pelirroja quien lograba poner un orden y un límite. De todos modos, quizás el tiempo mejoraría aquello. Y si no funcionaba no se lo podían achacar a él del todo porque estaba poniendo de su parte. Lo que pasaba era que se trataba de una rivalidad fuerte de años que no se esfumaría de la noche a la mañana.

— Sí, sinceramente me conformo solo con el hecho de convivir en paz. — imaginar una amistad entre los chicos sí que lo veía difícil. Pero nunca se sabía. Más, mientras uno no se metiera con el otro, podía haber sana convivencia.

Azriel había quedado encantado con la vista que ofrecía el Ojo de Londres al llegar hasta la parte de arriba. Más cuando se mezclaba el paisaje con la puesta del sol. Se podía orí sus risas que podían llegar a ser contagiosas. Quizás esa misma alegría llamó la atención de la mujer que les tomó la foto. — Eso es porque somos fotogénicos por naturaleza. La cámara nos adora. — aseguro el Slytherin quien había quedado encantado con la foto a pesar de la expresión de sorpresa. — Excelente, créeme que te lo recordaré. — afirmó el muchacho porque bien que quizás no había sido el mejor para recordar las tareas, pero para acordarse de cosas que sí le interesaban era muy bueno. Esperaba lograr salir de nuevo antes de irse a Francia.

Cuando comenzaron a bajar Mulciber aprovecho de mencionarle a la chica lo de pasar tiempo a solas. Porque si lo dejaba cuando ya estuvieran fuera de la cápsula seguro se le adelantarían a sus planes. Por suerte le había agradado la idea. Pues al final de cuentas su interés era ella y no tenían tanto tiempo para compartir antes de que de fuera, así que era el momento de aprovecharlo. — Es justo lo que pienso. Así todos salimos ganando. — afirmó el chico. Esperaba que les dieran esa oportunidad.

El chico ya estaba ansioso por conocer lo que había en aquellas calles. Solo que se veía que había tanto por ver que la verdad no encontraba por donde comenzar. Intento no sonar sorprendido con la idea de tomar un bus. Porque eso sería raro de su parte a ojos de los que estaban a su alrededor.  — Oh, sí, sí. Me parece bien que tomemos el bus, así no nos agotamos tan rápido. Que aún nos queda prácticamente todo por recorrer. Estaremos buen tiempo caminando por lo visto. — aunque la realidad es que lo que le quería decir era que le gustaba la idea porque sería divertido tomar el bus porque nunca había probado uno. Igual Tendría que caminar un trayecto, lo cual no le molestaba, pues le ayudaría a ver mejor el área. Nunca se sabía cuando podría tener la oportunidad de pasearse por esta parte del país. Pues sin duda no vendría solo al lado muggle por evidentes razones. Igual había sus áreas donde podía aparecerse sin problema alguno, lo cual era una ventaja. Por lo que entendió rápido cuando la chica mencionó lo de “llegar más rápido”.

Ahora caminaban de la mano. Era lindo el chico lo admitía. Pero aun así no se veía teniendo más que solo una amistad con ella. Porque se conocía y le estaba tomando cariño a la chica, por lo que era preferible ser amigos a que tuviera que lidiar con lo pésimo que era como pareja. Azriel miraba a su alrededor tratando de descifrar los enigmas que tenía el mundo muggle para él. — Definitivamente quiero uno. Hablo mucho y le quede secó. — aseguró y eso que se estaba conteniendo de hablar para no meter la pata. Cuando pasaron por un puente donde cruzaba el río, el chico se detuvo para asomarse por la barandilla. — ¿Cuán profundo será este río? — decía mientras lo miraba si hubiera estado en su mundo era capaz de intentar hacer un clavado allí porque era bastante atrevido y loco. — Supongo que está prohibido nadar ahí. ¿Verdad? — preguntó nada más para confirmar.  

El chico se alejó de la barandilla para volver a tomar la mano de la chica y seguir caminando hasta un parque que había más adelante. — Cruzamos el parque. ¿No? — Sugirió, mientras caminaba hacia una fuente. Se enrolló los pantalones hasta las rodillas y se quitó los zapatos — Vamos. — Le hizo una seña con una sonrisa extendiéndole la mano para que la tomara y lo acompañara a mojarse los pies en la fuente.

Cuando logró convencer a Lily y a la vez a James para pasear un rato a solas con Azriel, se sintió en paz. Sentía que pasara lo que pasara, no siempre tenían que estar a su cuidado por lo tanto estaba bien que tomará sus decisiones. Le agradaba Azriel y sentía que esto era algo de los dos, había interés de formar algo bonito y aunque cada vez se alejaba del romance si tenía la esperanza que pudieran ser amigos, los ideales no irían mucho más allá que esa conexión que tuvieron desde el primer momento los dos.

Lo más gracioso es que lo veía entusiasmado, no dejaba de hablar y preguntar, así que era bueno caminar cerca del río Támesis hasta llegar al parque que lo llevaría a Picadilly y ahí ya sería recién donde se juntarían todos para comer una rica cena, ahora ya como egresados y dispuestos a comenzar otra etapa de sus vidas, pero en esta etapa quería tener a Azriel Mulciber. Sonrió. Hasta le parecía ilógico que estuviera así de feliz, pero quería imaginar que solo le gustaba el lugar, pues sin magia y todo era increíble.

— Pues se dice que tiene una profundidad de 75 pies que equivale a 23 m. Y pues no, en este tiempo creen que es solo un río para contemplar, antes se hacía aunque supongo que el sueño de todo londinense en bañarse aquí — Señaló con una sonrisa mientras caminaba a su lado. Ya tenía olvidado el bus en cierto modo, cuando caminaban de la mano y conversaban del río, sería bueno tomar el camino más largo e ir al principio del parque que llevaba a las calles de Circus. Acarició su mano, era lindo estar así aunque igual decidió molestarlo un poquito.— ¿Quién lo diría no? Un sangre pura disfruta de lo precioso que es Londres… todo llegar a sorprender. Pero bueno aquí tienes a una excelente guía turista que te enseñará todo… ¿No te atreverías venir solo, verdad?  — Le preguntó con suavidad mientras se adentraban al parque y sintiendo su mano calentita al tener entrelazadas las manos.

— Es que no hay nada que temer… si vas a Francia y a otro país, igual deberías descubrir sus maravillas muggles. ¡Promete que lo harás!— Lo alentó, es que perfectamente ya podría andar sin hacer magia por ese mundo ya que nadie le limitaba a estar a menos si no hacía magia.  

— Mira que olvidamos a tomar el bus, pero bueno quedaremos algo cansados. Pero vale la pena. ¿No crees? — Levantó la mirada hacía a él y supo que en definitiva le gustaba, y solo tenía la esperanza que se juntaran esa semana antes de su viaje, pero cuando volviera siguieran de ese modo. — Me gusta como ha sido este día… ¿Te percataste que todo ha ocurrido el 15 de Junio?. Debería ser nuestro día por mucho tiempo. ¿Crees que estés en Francia todavía en esa fecha? — Preguntó mientras miraba a su alrededor, todo se le hacía más interesante estando con él, y bueno se le había ocurrido una idea fantástica si conmemoraban ese día como uno de los más importantes, porque el principio de un nuevo vínculo.

 

Al fin se encontraban solos, o al menos eso parecía. Pues la pelirroja pareció haber convencido a su novio de irse un rato a solas para así de paso darles espacios a ellos, también de compartir juntos sin la interferencia de nadie más. Estaban teniendo un momento de conexión que no esperaba y si bien este era un mundo que no era el suyo el cual no comprendía. No podía negar que le había sorprendido darse cuenta de lo que eran capaces los muggles aún sin magia. Los había subestimado, y mucho. Pues alguien que no tenía magia y aun así podía lograr crear obras tan enormes y majestuosas solo con sus manos, no podía ser insignificante como la mayoría de los suyos intentaban hacerlos creer desde pequeños.

Escucho la explicación de Mary sobre el río. — Haré como si entendí la explicación de las medidas del Támesis. — comento soltando una risa. Los números nunca fueron lo suyo, pero debía de admitir que era impresionante que supiera aquellos detalles. — Pero sí, hubiera sido genial que se pudiera. Lástima. — comento. Él no era londinense, pero un buen chapuzón en una agua clara y refrescante siempre era tentador.

— Lo sé, es un tanto inesperado. Pero para mí también fue inesperado descubrir de lo que son capaces, no puedo negar que me han llegado a sorprender. — y eso era bastante evidente a los ojos de la morena. — Probablemente no, solo no lo haría. — y es que sería incluso un tanto arriesgado. Podría haber encontrado todo muy bonito y sorprendente, pero no estaba preparado para dar un paso como ese.

Se mantenían con las manos agarradas, pudo notar como la acaricia. No dijo nada, solo se dejó dar aquel cariño. Todo esto era incluso un tanto confuso. Azriel solo pretendía una amistad, pero tampoco podía negar que la chica le atraía y que él era coqueto por naturaleza. Así que sí que no sería extraño si ese toque de coquetería se le escapaba, ahora que solo eran ellos dos. — Hubiera sido mejor si me acompañaras. — le admitió con una sonrisa picará en cuanto a visitar la Francia muggle, solo que desafortunadamente esta vez no podría ser. — Bueno, podría buscar un área que no esté muy alejada de la parte mágica, y quizás aventurarme un par de cuadras. — termino por ceder. — Prometido. Quizás te pueda enviar fotos. — finalizo.

— Puede ser, pero tengo buena resistencia. Si te cansas puedo llevarte en la espalda. Estos músculos no son de adorno, bonita. — admito el muchacho con una sonrisa triunfante mientras presumía sus brazos. — Además, tienes razón, así hemos podido ver más. — estaban aprovechando bien la caminata.

Se puso un momento a pesar en todo lo que había pasado. Mary tenía razón, porque eran más de las doce cuando se juntaron en aquella fiesta, bailaron, hablaron, luego llegaron aquel cuarto, se besaron, durmieron, abrazados, tomaron el tren juntos y ahora recorrían Londres; y el día aún ni se terminaba. — Vaya, es cierto. Hemos sacado provecho del día de una manera increíble. Está bien, 15 de junio. Día de Mary y Azriel. — le dijo dándole un toque en la nariz. — La verdad no lo sé, se supone que ya haya vuelto. Ya sabes que eso depende de si nada ocurra. Pero igual ya te aseguré que nos seguiremos comunicando. — afirmo el chico. Quizás un espejo les vendría bien, así hasta se podían ver.

Quedaron solos y ahora tenían su paseo merecido, en un día que había comenzado justo a las 12 de la madrugada y aún continuaba con varios planes de por medio. Pero ya con ese paseo quedaba conforme como el comienzo de una linda amistad, una nueva conexión que mostraba que una hija de muggles y un sangre pura se podían juntar y convivir en armonía.

Mary podía ver que el chico no entendía nada y solo miraba todo con curiosidad porque era lógico que lo habían privado de ese mundo tan lindo a la vez, y tan avanzado. Los muggles perfectamente podían vivir sin magia y seguían avanzando a través de los años, mientras que lamentablemente el mundo mágico por la maldad se estaba destruyendo, pero la verdad es que no juzgaba a los magos tampoco pues la realidad el mundo muggle igual pasaba por guerras en diferentes sectores y por eso mismo se debía cuidar el estatus del secreto mágico, eso todo el mundo mágico lo sabía por lo tanto quienes supieran de esto siempre tenían que mantener el secreto, era lógico que  seguro que los autoridades también lo sabían, pues claro que los muggles estaban en un grave peligro con la presencia de aquel que le decían el Innombrable. — Pero bueno, Azriel hay muchos más ríos muggles que te puedes bañar. Tienes dinero ¿no es así? ¿Por qué no lo compruebas por ti mismo o lo hacemos algún día? A veces esos momentos ni siquiera se pagan — Lo alentó. A veces las personas poderosas olvidaban lo sencillo que podrían ser algunas cosas y olvidaban lo que era la verdadera felicidad.

— Y recuerda que solo estamos en Londres todo es distinto en diversos países por eso te envidio un poco porque lo puedes descubrir por ti mismo en ese viaje — Le dijo con una sonrisa aunque captó que sería algo difícil que se fuera al mundo muggle porque ya había confesado que le costaría hacerlo por él mismo, así que mejor era dejarlo para otra ocasión — Omito lo que dije antes, solo espérame y podremos viajar juntos a algún día — Señaló con calma mientras seguía sosteniendo su mano y caminaban juntos ya por el parque que los llevaría a Picadilly Circus.

— Ya sé, pero es tu plan y yo tengo el mío por eso dije que quizás sea en otra ocasión — Le guiñó un ojo, divertida al escuchar que lo iba a intentar aunque fuera en un par de cuadras. — Muy bien, estaré esperando tus cartas, cierto aún tengo que darte la dirección —Luego lo medito mejor —Aunque no sé.... la verdad es que me mudaré en dos meses o tal vez un poco antes de eso así que debería darte esa. ¿Verdad? — Se llevó el dedo al mentón como meditando que hacer.

Luego empezaron las bromas y un cierto coqueteo que ella consideraba que era tan natural que ni siquiera se podía quejar. Ella también sonreía como una boba y se atrevía más con él. — Y que buenos músculos, Mulciber. Pero ya sabes solo palabras no sirven, si quieres cargarme solo hazlo — Lo desafió con una sonrisa en los labios antes de seguir con la conversación — Vale... porque si supongo que puedes llegar en Septiembre si quieres ir estudiar o conseguir un trabajo directo... si es genial, te sugiero que te quedes ahí porque luego comenzará lo laboral — Terminó por decir. Mary estaba fascinada por ese día que lo habían dejado como propio y por lo tanto, era una fecha que debían disfrutar los dos, esperaba que no hubieran dificultades en el camino. — Día de Azriel y Mary.  Día Azma,  Día Maryel — Empezó a molestar mientras se acercaba porque todavía esperaba si se atrevía a cargarla.
 

Definitivamente, le sobraba mundo por descubrir, pues era obvio que les gustara o no a los magos puristas, el mundo muggle era mucho más amplio y vasto que el suyo. No por nada eran los magos quienes eran la minoría de la humanidad y probablemente por lo mismo se les hacía más sencillo mantenerse ocultos. — Quedará pendiente para que lo hagamos en un momento entonces. — le aseguro, pues un chapuzón refrescante, fueras mago o muggle, siempre era bienvenido. Y la verdad es que con lo refrescante que se veía aquel río se había quedado con las ganas.

Le había dicho que intentaría conocer un poco de allí, pero cuando decía un poco, se refería literalmente a un poco. Solo sitios cercanos a los pueblos mágicos. Pues era un tanto riesgoso, salvo que pudiera terminar por accidente en algún lugar muggle en Francia. Pues como bien Mary le indicaba, aquel lugar no era Londres. No era un sitio conocido que tan siquiera pudiera saber los nombres de los sitios mágicos. Allí todo sería desconocido para el chico. — Esa suena a una mejor idea. No serias mi guía turística personal en esa ocasión, pero sí mi conciencia para no ser indiscreto. — comento soltando una risa. — Sería divertido. — Admitió, pues al menos la chica, aun sin conocer el lugar, podría aclararle dudas. Además, era el solo hecho de que le agradaba compartir juntos lo que lo hacía divertido para él.

Por supuesto que el comentario de que lo acompañara era para molestar un poquito. Ahora era cierto que no se podía, las fechas eran muy cercanas como para decir vente conmigo de viaje y deja todo atrás. Pero igual de ahí podían planear algo para el futuro. Tal como ya estaban sugiriéndose, eso sí era ya más realista.  — Sí, sí, lo sé. Solo molestaba. Aunque eso lo tendré pendiente. — afirmo devolviéndole la guiñada.

— Muy importante o luego no tendré idea de a donde las enviaré. — Reconoció el Slytherin. — Creo que sí, debe de ser la nueva. Porque que tal que te las envíe a la vieja y ya te haya mudado. Perderíamos contacto. — era mejor irse a la segura.

Azriel era coqueto por naturaleza, y Mary le gustaba aun cuando solo pretendiera ser su amigo. No lo podía evitar, más tomando en cuenta que dentro de poco se marcharía y estarían al menos como mínimo un año sin verse. Por lo que algo de coquetería no haría daño a nadie. Lo tomaba como la despedida antes de su año sabático. Le miro con picardía ante su reto. — ¿Acaso me estás retando Mary McDonald? ¿Te has atrevido a eso? No lo puedo creer. — Decía con una sonrisa. Se hizo por un momento el loco y dejo que siguiera hablando. — Puede ser, aunque igual, preferiría llegar en vacaciones antes de tirarme directo a estudiar y trabajar. En lo que me vuelvo adaptar. — mencionaba como si nada, haciéndole pensar que no lo iba a hacer a pesar de sus comentarios.

— Me gusta Maryel, aunque no negaré que llamativo Ama tiene su chiste. — comento riendo, pues parecía que decía asma. Azriel cuando menos la morena se lo esperaba la agarró por sorpresa cuál costal de papas. — No creas que no lo iba a hacer. — Añadió el chico mientras continuaba con el recorrido ahora cargándola. No pudo evitar reír. — ¿Cómoda allí arriba o prefieres acomodarte mejor? Porque no te pienso bajar hasta que lleguemos a nuestro destino. — le advirtió el muchacho.

Estaba muy bien que tuvieran ese espacio pero podía ser que la estaban vigilando lo podía sentir a través del brazalete, cosa por la cual ni se quejaba porque en esos tiempos igual no había que confiar en cualquier persona y era clarísimo que si Azriel junto a su familia si no se iban por ese camino podían ser neutrales solo que tampoco era un tema que podría sacar, uno más lo notaba en los actos y el comportamiento de las personas. Ella si quería creer que con Azriel todo funcionaría, quitando el hecho de que podrían tener algo romántico o más especial pero que podrían llegar a ser grandes amigos.

No quería que se sintiera atrapado pues era merecedor de hacer muchas cosas como bañarse en un río y lo estaba dejando de lado solo por ideales absurdos, podía conocer grandes maravillas y no lo hacía porque estaba alejado de todo eso, por ello ella insistía que algún día podrían viajar y así conocer para ser su guía turística, es que se podía investigar aunque ella nunca hubiera ido.  — Perfecto, solo tienes que esperarme mínimo 3 años porque primero tengo que establecerme bien en el trabajo — La paga en San Mungo no sería mucha porque sería una aprendiz y tendría para lo necesario y básico para la casa, y más que nada la renta que seguro solo se daría por algunos años pues estaba segura que Lily se terminaría casando con James y luego se irían a vivir juntos.  Ahí iba a ser mucho más pesado, a menos que encontrara a alguien que viviera con ella en esos años pero ni siquiera se podía adelantar. Habían detalles que no se podían organizar anticipadamente.

— Busca otra forma por ahora aunque siempre te diré el teléfono para que nos podamos comunicar y cuando este en la nueva casa, prometo que comenzaré a escribirte — Dijo contenta por muy que fuera triste que no se verían por un largo tiempo, un año pasado rápido pero no dejaba de ser un tiempo importante donde se perderían eventos o situaciones, sin embargo, cada uno tenía su plan y ella no era de aquellas que dejaba todo así como así.

— Pues pensé que eras más atrevido y solo lo harías porque así lo quieres. Siento que igual me respetas bastante y te intimidas — Lo molestó mientras elevaba una ceja. Era fácil ser coqueta con él, solo bastaba un tierno puchero, una mirada distinta o una sonrisa que revelaba que había otra intención. Estaba muy aferrada a lo que pensaba respecto a él que era todo un mujeriego y casanovas, solo que era tentador y le atraía, la morena se derretía con Mulciber y era difícil ser su amiga, era un hecho que se sentía muy atraída y que lamentaba mucho que se tuviera que ir porque lo iba a echar de menos.

No se había equivocado en su suposición de que quería aprovechar bien sus vacaciones antes de ponerse a estudiar. Estaba segura que le iría bien porque era guapo, tenía una buena personalidad y extrovertido, aunque si consideraba que debía haber puesto más responsabilidad y esfuerzo en sus estudios desde el minuto uno. Y él no... se daba un año sabático, a veces entendía porque tenía problemas con su papá, y eso quedaba solo en sus pensamientos.  — Bueno... yo solo espero que para ese entonces te vaya bien — Exclamó la chica antes de soltar un gritito de sorpresa cuando la tomó y dejo que quedará en su espalda. — Idiota, me sorprendiste — Le dio un pequeño golpecito en la cabeza y desordenó su cabello desde esa posición. — Deja que me acomodo —se aferró más con las piernas y los brazos para no caerse. — Trato que no se me vea nada acuérdate que ando con vestido, bobo — Se miró y dio cuenta que todo estaba bien. Apoyó el mentón en su hombro y suspiro. Le hablo despacito cerca de su oreja, sin querer la rozó con sus labios. — Solo tienes que seguir adelante y rápido — Y que cómoda se encontraba allí más que el olor de su perfume era muy rico. Maldito. ¿Es qué acaso no tenía defectos? Los tenía, obvio... pero en ese momento ni siquiera los pensó.
 

Todo esto era una nueva experiencia para el chico. La muchacha había logrado lo que pocos, qué Azriel se abriera más, que fuera más receptivo. Había logrado hacer que se sintiera con toda la confianza del mundo al rededor de la morena. Definitivamente, era alguien que quería que permaneciera en su vida. Al punto de que ya incluso comenzaban a hacer planes a largo plazo. — Está bien, me parece un tiempo justo para volver a Francia. — Aseguró el muchacho. Él estaría un año por allá, así que no pretendía que fuera tan pronto, por lo que se le hacía que era un tiempo razonable. Así de paso podría conocer las áreas que le hubieran faltado, pero junto con Mary.

¿La pregunta aquí era si ellos realmente lograrían mantener esa amistad que había comenzado hoy por tanto tiempo? Bueno, justamente el tiempo se los dejaría saber. Aunque una de las claves estaba en mantenerse en contacto. Por lo que Mary tenía razón mediante buscar algunas otras opciones para comunicarse. — Descuida, algo se me a de ocurrir. Hay otros medios de comunicación además de las cartas. — le respondió pensativo. Tal vez para ella se le haría difícil conseguir uno de esos espejos comunicadores, pero él podría conseguir uno, para regalárselo. Solo que esperaba tomarla por sorpresa cuando se lo embairá junto a la primera carta. — Pues estaré pendiente a esa primera carta. — aseguro el Slytherin.

Le hacía gracias escucharla retarlo como si él realmente no se atreviera hacer lo que ella estaba retando. — Eh, eh… Es cierto que hay respeto, pero no me intimidas para nada bonita. — le murmuro acercándose por un momento a ella. — Simplemente ahora no… Quizás luego. — dijo encogiéndose de hombros, aunque todo era solo por sorprenderla.

— Gracias, sí, realmente espero que sea el caso. Igual esperó que logres tus planes. — le comento antes de tomarla desprevenida. No pudo evitar reír al escuchar aquel gritito de sorpresa cuando la alzo. La sonrisa del Slytherin estaba de oreja a oreja, triunfante. — Justa era la idea. — molesto. — Gracias, así luzco aún mejor. — comento al sentir como regaba su cabello que a su parecer le daba un aspecto más salvaje… atrevido de lo que ya era.

— No lo pensé, aunque igual ese vestido no se me olvida para nada. — Admitió, porque vaya que le había gustado como lucia en ese vestido. Pero su perdición fue el sentirla murmurándole tan cerca de su oído, que pudo hasta sentir sus labios. A la mierda en estos momentos los pensamientos de solo amistad. Era Azriel Mulciber, y, por tanto, era débil a caer en tentaciones como esta. — ¿Quieres que vaya rápido? Puedo ir muy rápido si quieres. — Murmuro girando levemente la cabeza para que su nariz rozara con la mejilla de la chica. Quizás era un poco incómoda la posición, pero eso no lo privo de conseguir sus labios. Quizás lo regañaría luego de esto, pero, en cualquier caso, que lo viera como un beso de despedida.

A pesar de las diferencias notables que tenían, Mary quería tener a Azriel en su vida pues consideraba que habían congeniado tan bien que a pesar de esas distinciones podrían tener una linda amistad. Y ya empezaban con la primera prueba, porque el se marchaba a otro país así que pasando aquello sentía que todo iba a mejorar. — A menos que encontraras trabajo allí pero lo dudo, te vas a dar la gran vida — Le sacó la lengua bromeando porque si en el fondo quería que volviera a Inglaterra.

— Sé de los polvos flú  y quizás algún patronus con un mensaje corto pero nada más — En términos mágicos porque si le daría la opción que debía tener un teléfono para poder hablar tranquilamente. No sabía que otro tipo de medio había pero pues él sí así que se dejaría sorprender. —Será una muy larga — Exclamó la chica con una sonrisa en los labios, le encantaba escribir y contarle como estaba pasando ese año no estaría mal, tal vez hasta servía para desahogarse.

Los jugueteos y los coqueteos llegaron quizás porque era necesario entre ellos. Mary no se consideraba una chica temerosa o tímida, si que era bastante tranquila y si podía sobrellevar una personalidad egocéntrica gracias al entrenamiento arduo que tenía con dos de sus mejores amigos así que no era mucha la diferencia. Con ellos claramente nunca le nació ser así pero con Azriel fluía de un modo tan natural que ni se daba cuenta que estaba siendo de esa manera. — ¿Ah no? — Preguntó — Tomas algo de distancia así que creí que sí — Exclamó. ¿Y cómo no? Si había sido ella quién detuvo todo ese momento de pasión solo porque no quería que comenzará de ese modo, pero eso tampoco significaba que no le gustase. Le atraía y mucho.

—¿Cuándo? — Preguntó por ese luego mirándolo expectante — Ya tenemos nuestro día y el 15 de Junio del año que viene será nuestro aniversario — Murmuraba porque era ese día que no podía fallar y aunque el estaba lejos de alguna manera tenían que celebrarlo. No pudo profundizar mucho más porque fue cuando la tomó en brazos para llevarla en su espalda. —Mentira... solo luces desordenado — Molestó y después solo se acomodó mientras que reía por el atrevimiento del chico. —¿Tanto te gusta? —Negó con la cabeza por su vestido y fue en ese instante que se acercó a su hombro y sin querer - ella se iba a lamentar como atrevida después si lo analizaba mejor - rozó su oreja.

Le pidió que fuera rápido por el camino y eso no ocurrió. En cambio, de la nada misma ya estaba rozando sus labios y era como recordar la noche pasada donde no se dejaron de besar. — Pero... pero.... esta posición es incomoda... — Sin más, aunque luego igual se montaría en su espalda porque el juego estaba divertido, la chica se bajo y quedó frente a él. —Ahora sí....quizás cuando pueda besarte más así que...— Con un atrevimiento que no estaba acostumbrada la chica se acercó para besarlo con más cariño. Después de ese rato, volvió  a subirse en su espalda y le dijo — Ya ahora sí comienza con la carrera, pero si te cansas no dudes en decirme — Le advirtió. Y con sinceridad estaban de lo mejor riendo y por lo fuerte que iba tratando de no soltarse cuando fueron interrumpidos.

Una pareja de adultos, un hombre y una mujer estaba llamando a Azriel.


 

Era una posibilidad que encontrara trabajo en Francia. Pero claro, era Azriel, que encontrara era una cosa y que lo buscara era otra muy distinta. El chico seguramente lo menos que estaría pendiente era de trabajar durante ese viaje, aunque sí era posible que guardara algunos contactos que le pudieran ser útiles en la industria del entretenimiento mágico, que era a lo que él pretendía dedicarse. — No te voy a refutar eso, me estás conociendo bien. — molesto con una pequeña sonrisa.

— Sí, sí. Eso también funciona. Pero manda algo más rápido y que sea de mayor duración. Descuida, encontraré el medio y te lo dejaré saber por esa primera carta. Ya los verás. — afirmo el muchacho, pues pretendía enviarle el espejo junto con la carta. Sería una buena sorpresa y al mismo tiempo un lindo regalo.

— No, para nada. — Azriel solo le miro con picardía y la dejo a la espera de que iba a hacer. Si le decía en qué momento la cargaría perdía el chiste de tomarla por sorpresa, por lo que solo hizo un gesto de cerrar su boca con una cremallera. — Sí será nuestro día especial. — aseguro el chico, pues es que definitivamente habían ocurrido tantas cosas ese 15 de junio que no sería un día que olvidaría.

— Bueno, sí, mentira porque de cualquier forma luzco bien. — afirmo Mulciber que no podía sacar a pasear de vez en cuanto lo egocéntrico y esa alta autoestima que tenía. — Demasiado. — murmuro en cuanto al vestido, que de verdad lo traía loco y con la cercanía de ahora ya sentía que terminaba por caer en la tentación.

El Slither.io solo se dejó llevar sin pensar mucho en las consecuencias. Quería aquel beso y fue por él. Para su sorpresa, a diferencia de la primera vez que no se lo había correspondido de la primera, esta vez la chica sí lo hizo. No solo eso, sino que se bajó por un momento de su espalda para quedar frente a él y así poder tener un beso más cómodo. — Oh sí, así es mucho mejor. Además, tienes razón, no sabemos cuando volverá a pasar. — Respondió rodeándola por la cintura antes de que se volvieran a besar. Había sido un buen beso, diferente a los que solía tener con las demás. Con Mary todo siempre era distinto, pero distinto en una buena manera. Pero por lo mismo solo esperaba que no se involucrara más allá del cariño y la atracción, porque se conocía y ella sufriría. Solo que en este instante solo estaba ganando sus impulsos y no su razón.

La chica se volvió a subir a su espalda y ahora sí Azriel comenzó a correr por aquella calle. — Sí, pero eso no será tan pronto. — afirmo, conociéndolo con tal de demostrar lo fuerte que era y lo rápido seguro, aunque se estuviera pisando la lengua no diría que estaba cansado.

Las risas y la velocidad no faltaron durante el recurrido no faltaron. En especial cuando Mulciber decía ser tan veloz como una bluddger loca que quiere atraparte. Todo iba bien hasta que escucho que llamaban su nombre. El chico se detuvo y se quedó paralizado por un momento. ¿No era posible? ¿O sí? Tal parecía que al final de cuentas su mensaje no había llegado a tiempo o peor aún, sus padres decidieron darle alcance y sin saber cómo rayos, dieron con él. — ¡Mamá! ¡Papá! Creí que les había llegado mi mensaje. — cuestiono el chico aun con Mary en la espalda.

— ¿Cuál mensaje? Si enviaste algo cariño probablemente aún no llegaba cundo salimos. — Respondió la mujer. — ¿Ella quién es? — añadió la señora Mulciber. Mientras que su padre dirigió su atención a la chica. — ¿Cuál es tu nombre jovencita? — pregunto el hombre. — ¿Eres de las compañeras de colegio de mi hijo? ¿Te ha tratado bien? — añadió el señor. — ¿Por qué no habíamos de ella Azriel? — añadió su padre. — Es linda. ¿No? — comento la mujer.— Sí, y no luce para nada como las otras que hemos conocido. — afirmo el hombre.

— Es una amiga, una muy buena amiga. Qué fallo que llegara tarde la carta. — Decía negando, ya con esto sabía que le arruinarían el resto de la velada, pues seguro lo buscaban para ir de vuelta a casa y que pudiera terminar sus últimos detalles del viaje porque lo conocían, dejaba todo para lo último. — Te presento a mis padres. Phoebe y Rigel Mulciber. — les dijo presentándolos.

Mulciber volvería en un año, adjuntando las vacaciones para empezar a trabajar en Septiembre. Le había asegurado que buscaría el medio para comunicarse y como pretendían juntarse durante esos días, ella consideraba que uno o dos más sería especial,  ahí recién le preguntaría al respecto sobre que objeto traería.

No obstante,  el ambiente comenzó a cambiar de un momento a otro sin más. Era más romántico y atrevido,  donde ambos estaban jugueteando y ahí reaccionó recién que tal vez era su culpa al haber rozado su oreja. ¿Es qué acaso había encontrado el punto débil de Azriel? Y de la nada misma ya se estaban besando, fue un beso suave como de despedida así que como capto la indirecta que podría ser el último lo aprovecho como si no hubiera un mañana.  Soltó un suspiro cuando dejaron de hacerlo, le transmitió mucho con la mirada, que sabía que él era tan distinto en muchos aspectos pero aún así era imposible que no le dejara de gustar así que haría lo posible para enamorarse... tanto.

No dijo ninguna palabra y luego solo se subió la espalda donde recién pudo hablar para no joder el ambiente, declarar que todo estaba bien a pesar de ese beso. — Uh, chico fuerte. ¿Cómo es que nunca te vi jugar quidditch? — Es que si era rápido corriendo probablemente también lo era volando en escoba. Entre risas corrieron y estaban llegando a cierto sector cuando fueron interrumpidos.

Azriel se detuvo en seco y dejo claro que eran sus padres. Mary lógicamente sintió mucha vergüenza que ahí estaba encaramada en la espalda del hijo y sinceramente desde ahí ni siquiera podía pensar que percepción o sensación daba al verlos. Se empezó a calmar cuando notó que los padres de Azriel estaban muy tranquilos a pesar de todo, de hecho, eran ellos quienes estaban más inquietos y nerviosos.

—Cuando me dijiste que habías enviado un mensaje no imaginaba que era por carta....— Le susurró al castaño mientras se bajaba y así se ordenaba el vestido y la chaleca.  Le hizo un gesto a Az que se arreglara un poco el cabello. — Oh, un gusto... soy amiga de Azriel. Mi nombre es Mary Mcdonald también egrese este año y sí,  Azriel es muy agradable y conversador — Dio esa pequeña indirecta que aunque se podían catalogar como amigos todo era muy reciente. Aún así fue muy cortés con el señor Mulciber que en cierta manera no dejaba de analizarla con sorpresa mientras que la mujer la miraba con mucho más ternura.

Se sonrojo cuando la señora dijo que era linda. Igual solo la llamaba señora por respeto y educación pero era una pareja joven de magos, no debían pasar más de los 40 años. — Les agradezco el halago — Señaló dedicándoles una sonrisa y siendo más bien natural, sus padres siempre le decían que tenía que ser educada.

— Azriel me ha hablado mucho de ustedes así que reitero mi gusto en conocerlos — Comentó la chica mostrandose todo el tiempo cordial. Ya había asumido que era común que lo habían venido a buscar. — Azriel probablemente tu equipaje lo envíen a tu casa más tarde. ¿No hay problema, verdad? — Se dirigió a su amigo y luego siguió con ellos — Debimos organizarnos más,  me temo que es mi culpa la salida salió de la nada y venimos con mis amigos. Quería conociera London Eye y también picadilly circus, nos dirigíamos allí — Les contó. No tenía nada que ocultar porque era lo que había pasado, ellos andaban muy bien por esos lados así que era probable que conocieran incluso más que Azriel. Se veía que ni siquiera les afectaba.

 

Entre ellos dos era tan sencillo cruzar la raya aun cuando no fuera su intención. No lo podía evitar, era la tentación misma para Mulciber que era coqueto por naturaleza. — No lo sé, me gusto siempre nadar contra la corriente y por eso no lo intente. Prefería las carreras. — comento refiriéndose a las carreras en escobas. — Pero de seguro sí, hubiera sido un buen golpeador por mi fuerza. — exagero el muchacho. Fue luego de eso que la coquetería llego un tanto más allá y tuvieron aquel beso, beso el cual había disfrutado dejándole un buen sabor de boca. Uno dulce que le hubiera gustado repetir, pero que muy en el fondo estaba consciente de que eso no volvería a pasar en buen tiempo. Todo fue risas hasta que escucho las voces de sus papás.

Para bien o para mal allí estaban llamándolo, y él sin la menor de las ideas de como reaccionarían. Por suerte todo fue mejor de lo que imagino, aunque igual uno que otro comentario lo hicieron querer que se lo tragara la tierra. — Pensé que mi lechuza era lo suficientemente veloz… — murmuro el chico, que a su juicio aquello había sido la idea más maravillosa y congruente. Pero la verdad es que no había sido tan rápido como imagino.

El chico rápido se acomodó el cabello. Menos mal podía culpar al viento y que venían corriendo. Solo esperaba que no pensaran mal, porque de él podían esperar cualquier cosa, pero no quería que pensaran mal de Mary. El padre de Azriel la miro con sorpresa cuando la escucho hablar tan bien de su hijo. — Es un gusto Mary McDonald. Bueno saber que se está comportando. — comento mirando ahora a su hijo.

— No hay de que, querida. Además, por encima se nota que eres una dulzura. Influencias así son las que mi hijo necesita definitivamente. — comento la mujer, pues Mary estaba siendo muy educada y humilde al hablarles. No se habían topado con una chica antipática y altanera con ínfulas de princesas como las que solían merodearlo. Esas niñas la desesperaban y mucho, la mujer se comenzaba a preocupar por el futuro de su hijo. ¿Podrían encontrarle un buen partido? Al menos Mary se veía como una buena candidata, aunque claro, tendría que darse la oportunidad de conocerla. Su esposo no podía evitar analizar a la muchacha con la mirada, a lo que Phoebe le dio un sutil codazo para que dejara de hacerlo, por lo que, en cambio, la atención del hombre se volvió a dirigir a la de su hijo. De todos modos, la única razón por la que le había prestado tanta atención a la chica era porque creía igual que su mujer, esa muchacha podía ser lo que Azriel necesitaba. Alguien con los pies puestos en la tierra.

— Espero que cosas buenas. ¿No, hijo? — le dijo su padre al escuchar que había hablado mucho de ellos. Pues aún tenían esa discordia por como el muchacho pretendía, según su padre, desperdiciar su futuro.  — Por supuesto que cosas buenas. — Respondió Azriel. — No te preocupes, después que las cosas estén  seguras es lo importante. — comento el muchacho restándole importancia al asunto.

La chica comenzó a explicarle a los papás de Azriel que tanto habían hecho durante el día. — Descuida, me gusta que tenga amigos con los que pueda divertirse sanamente. Sin meterse en líos. — comento la mujer que a pesar de ser purista, prefería verlo en un sitio como este, pasando el rato a meterse en líos de los cuales luego tuviera que ir su padre a sacarlo. Lo cual luego se volvía en un dolor de cabeza.

— En todo caso es culpa de Azriel por no prever que su lechuza llegara tarde. Sin embargo, debo recordarte hijo, que hoy es la cena de cumpleaños de tu tía abuela Margaret. No puedes faltar. — Advirtió el hombre a su hijo.

— Pero papá… — estaba a punto de protestar, es que eran muy aburridas y por lo general era pura gente mayor y algunos primos. Pero no es que se llevaran bien del todo, pues como en todo, había rivalidad.

— No te preocupes, hijo. Aún te quedan algunos días aquí, no es como si no se fueran a ver por lo que resta del año. Sería un gusto jovencita que uno de estos días vinieras a casa a cenar. — Sugirió la mujer. — Sí, claro. Es bienvenida. Lamento los inconvenientes. Pero como comprenderá. Compromisos, son compromisos. Más si son de familia. — aclaro el señor Mulciber.

Azriel miro a Mary con cara de lo siento. — Lo lamento, hubiera querido ver más… supongo que se queda para otro momento. Pero sería bueno que aceptaras la invitación de mamá. — le comento a la morena.  

Entendió perfectamente que las actividades y deporte se le daban más en la tierra, volvió asentir mientras se volvía acomodar porque no quería que se moviera mucho el vestido y tampoco porque no quería caerse. Sin embargo, esa carrera no duro mucho porque fueron interrumpidos por los padres de Azriel.

Se sentía muy tímida y aún así, trato de ser lo más cordial, dulce y educada posible. Se notaba que era una familia con elegancia y muy respetuosa, sospechaba que hasta sabían que no era una de ellos pero igual la hicieron sentir integrada, así que de verdad, con todo su corazón no esperaba equivocarse. Es que para que negarlo nunca había escuchado algo grave de los Mulciber en el colegio a menos de lo típico que era una familia sangre pura y ya. ¡Pero eran muchas! Y no todos eran malas. Algunas eran estrictas, por lo tanto, estaba a punto de evaluar a los padres de Azriel.

— No dudo que sea rápida pero…— Se le dibujo una sonrisa porque simplemente el chico no había pensado coherentemente. Un patronus definitivamente habría sido más rápido y él podría hacerlo, a diferencia de ella que no podía asustar a su familia muggle así y más que podían tener visitas.

El saludo fue correspondido con mucha educación por parte de los dos. Le sonrió al hombre porque no podía quejarse, Azriel se había comportado muy bien con ella y la había respetado. — Oh, muchas gracias. Siempre trato de ser mejor persona y guiar a mis amigos — Se daba cuenta que no estaban muy orgullosos por su actuar y que lamentablemente no tenía buenas influencias tanto en amistades como en chicas, se preguntó que clase de mujeres les presentaba para hacer un comentario así.

— Le avisaré apenas vea a James que sus padres envíen tus cosas a casa —Le prometió — Y cierto, recuerda que debes devolver el suéter—Le recordó porque Mary estaba seguro que por algo lo habían venido a buscar, era lógico que tenía un compromiso que no se iba a poder negar y nada podía hacer.  Pero no se preocupaba porque faltaban varios días para que se fuera y tenían días en la semana para juntarse.  — Exacto, y por eso pedimos prestado un suéter Azriel me dijo que nunca había visitado el mundo muggle y por supuesto no puede andar por aquí con túnica y capa, se lo pedimos prestado a un amigo, hasta una agradable señora nos sacó una foto.  Tenemos que duplicarla, Azriel. ¡Que no se nos olvide! — Señaló porque lo cierto que ahí verían quién se llevaba la foto porque Mary ya se había dado cuenta que eran los últimos minutos de ese gran 15 de Junio inolvidable y novedoso. —Lo pasamos muy bien en London Eye, nos falto Picadilly pero ya será otro día, descuiden... yo entiendo el compromiso — Señaló con gracia pues la verdad habría hecho lo mismo si hubiera sido su caso, lo malo es que Az parecía un poco fastidiado.

— ¿En serio? — Señaló con suavidad — Muchas gracias, ahí estaré — Aceptó la invitación mientras buscaba la mirada de Mulciber si aquello no era algún problema. Porque era muy dificil negarse a la delicadeza de la petición de la señora, era realmente agradable. El padre si se veía estricto pero no le parecía tan terrible como mencionaba Azriel, es que suponía que todo era por el legado e igual lo entendía un poco. — De verdad, entiendo su compromiso. Todo bien — Dijo con una sonrisa agradable porque en el fondo sabía que habían quedado ya.

— Dame tu dirección y nos ponemos de acuerdo para la semana. No te preocupes, conozco el camino y sé que habrá un momento. Me alegro que te lo hayas pasado tan bien, quédate por mientras con la foto — Dijo regalándole un abrazo tierno y luego sin más, besaba su mejilla. En eso, desde la distancia diviso a Lily y James que se habían quedado mirando a lo lejos la escena, así que supo que ya podía marchar. — También me tengo que ir, mis amigos me están esperando. Fue todo un gusto conocerlos, que estén muy bien y que disfruten del cumpleaños — Les dijo a los padres de Azriel y con una pequeña inclinación de cabeza y pronto se volteó para caminar hacia la entrada del parque donde sus amigos le habían preguntado que había pasado. Solo dijo que Azriel tenía otro compromiso y que su lechuza no había alcanzado a llegar, de todos modos estaba muy clara que se seguirían viendo por esa semana y eso la tenía con un excelente humor.


 

Este 15 de junio se le había ido volando, pero al mismo tiempo había vivido muchas cosas que sin duda quedarían en su memoria. Azriel estaba falto de buenas influencias y con buenas influencias no se refería tanto a que se estuviera yendo para el lado obscuro por falta de ellas. Si no que el chico no tenía control de su vida, aunque jurara que sí, vivía en el desenfreno y la responsabilidad suya se había ido de paseo porque la verdad lo menos que solía ser era ser responsable. Quizás el haberlo tenido todo influya y la realidad es que ahora sus padres no tenían idea de como contrarrestar eso, solo quedaba dejarlo que se diera solo sus tropezones y así aprendiera las lecciones. Pero con alguien como Mary cerca a él, quizá las cosas podían cambiar un poco. Eso era justamente lo que había podido notar su madre. Porque las madres suelen tener ese instinto de saber lo que más le conviene a sus hijos.

Azriel tenía también la mala costumbre de no analizar mucho las cosas, y por ende solía no percatarse de si había una opción más adecuada. Él simplemente se dejaba llevar y lo primero que se le ocurría eso era la solución a su problema. Como lo fue el caso de la lechuza, que si bien era una opción en caso de no haber ninguna otra forma, pero definitivamente no era la única ni la más rápida en estos casos. — Sí, pero veo que no lo suficiente. — Reconoció el muchacho mientras negaba. Lamentaba que fuera así porque tal vez si la carta hubiera llegado a las manos de su madre, quizás hubiera convencido a su padre de que lo dejara disfrutar el momento. Pero ya era algo tarde para eso y ella no contradeciría a su esposo delante de la muchacha.

— Oh con más razón, una muchacha educada y bien portada. Tengo buen ojo para percatarme de esas cosas y no fuiste la excepción. — aseguro la mujer con una sonrisa. Mientras que Azriel no se hallaba donde meter, pues podía notar por donde iban las intensiones de su madre. Reconocía que tenía razón el todo, el problema es que él no estaba para algo serio y por lo que no podía ofrecerle más allá de momentos como estos en el que simplemente se dan las cosas. Y posiblemente una bonita amistad porque sin dudas Mary le hacía bien a su persona.

La verdad ya ni recordaba lo del suéter, había sido de lo menos que había estado pendiente, más aún así menos mal seguía intacto. — Sí, no te preocupes, a primera hora lo tendrá de vuelta lavado. — aseguro el muchacho, le debía una a Lupin así que lo menos que podía hacer era devolverle el suéter bien lavado y planchado. No es que fuera su tema favorito de Rigel, pero sabía muy bien que la muchacha tenía razón. — Hicieron bien, eso sería una imprudencia que muy probable hubiera ocurrido si no venía acompañado. — comento el hombre dando una mirada a su hijo que a sus ojos era un imán de problemas. Aunque quizás el señor Mulciber lo veía de una manera un tanto exagerada a la realidad.

— Lamento que se arruinará los planes. De verdad es un compromiso que debería estar presente. — comento la madre. Azriel suspiro y miro nuevamente a Mary. — Está bien, será otro día. Queda pendiente, tendré que hacer una lista. Por mientras nos vemos en la cena. — comento sonriendo, pues ya eran varias las cosas que habían quedado pendiente entre ellos. — Me alegra que comprenda, de no ser el caso, la historia sería distinta. — aseguro el señor Mulciber.

El chico le dio rápido su dirección y tomo la foto. — Para cuando vengas a casa estará duplicada la foto, despreocúpate. Que aquí tengo testigos que si no lo hago tendrán problemas. — Admitió mirando en especial a su madre. Devolvió aquel abrazo de despedida y aunque hubiera querido más de aquel beso se tuvo que conformar con uno en la mejilla. Porque obvio que aquello no volvería a pasar en buen tiempo, menos con sus padres allí. — ¡Pásala bien, y dile a Lupin que no me he olvidado de su suéter! — volvió a repetir mientras le decía dios.

— Fue un gusto. — se despidió Phoebe. — Igualmente jovencita, igualmente. — Repetía su padre también. — Bueno, ahora sí es momento de partir tú debes cambiarte primero eso sí. — Advirtió a su hijo. Azriel siguió a sus padres dando una última mirada a la distancia para ver como Mary se alejaba de su vista. Cuando estuvieron en un callejón más alejado de la gente desaparecieron de allí los tres. Definitivamente, un 15 de junio para recordar.

Durante esa semana se había visto mucho con Azriel y hasta compartió con sus padres en una cena que había sido muy interesante. Parecía que el padre de Azriel juraba que era mestiza aunque igual hablaron de la situación que estaba ocurriendo y más claro le quedo que no estaban completamente adheridos al señor tenebroso.  En una semana forjaron una buena amistad, no hubieron besos pero ella creía que todo perfecto, uno que otro coqueteo y no hubo más que eso. Hasta que Azriel y sus padres partieron a Francia, la dejaron invitada pero ella sabía que no iba a poder ir por su carrera y el trabajo que estaba esperando, es que aunque no tenía esos resultados en esa fecha al siguiente mes  cuando estaba en planes de mudanza llegó la respuesta de que había sido seleccionada como aprendiz de psicología en San Mungo, ahí estaría 3 años aprendiendo con mucha práctica de por medio, y ya estaba instalada en una nueva casa en Londres junto a Lily  cuando comenzó. Le escribió una gran carta a su amigo ese día y recibió la respuesta. No fallaron en ningún mes e incluso en uno de esos, le envió un regalo que usarían entre los dos, que era un espejo de comunicación para que no perdieran las charlas, donde a su vez podían verse.

Y un año había pasado.

Se habían puesto de acuerdo para cuando llegara de San Mungo. Cada uno incluso tendría una cena improvisada y compartirían su día tan anhelado además que cumplían un año de esa linda amistad a distancia. A decir verdad, el año se había puesto caótico, habían muchas familias que aparecían muertas, mucho disturbio en el ministerio y en el hospital que hasta sentía miedo de quedarse. Sentía que si la situación se ponía peor iba aceptar la propuesta de Azriel que se fuera junto a su familia lejos para que no tuviera problemas. A veces le decía que no tenía ganas de volver. Los que corrían más riesgo por supuesto eran las personas como ella, pero en cuanto al aprendizaje y lo demás, de lo satisfecha que se sentía en el lugar no tenía precio.

Llegó ese día y dejo la bolsa en la mesa que tenía en su dormitorio y de repente escuchó la voz de Azriel. — ¡Ni siquiera dejaste que me retocara el maquillaje, bobo! — Molestó mientras lo saludaba y se encontraba con el chico. Era un poco triste verlo a través del espejo pero esto era mucho mejor que las cartas y los polvos flú. — Acabo de llegar hace tan solo unos minutos,  la jornada estuvo densa pero satisfactoria. Creo que sí podré tener un trabajo de medio tiempo necesito el dinero son muchos libros y la renta subió un poco. ¿Qué tal? ¡Feliz aniversario! — Le decía mientras empezaba a ordenar su mesa improvisada con esa rica comida italiana en un negocio que habían inaugurado hace poco.

 

El tiempo se pasaba volando, no podía creer que hacía ya un año desde aquel encuentro con Mary, la noche de la fiesta de Graduación y como habían pasado el siguiente día juntos todo el día. Habían sido momentos de risas y diversión. Se había vuelto su día, 15 de junio… sería una fecha especial de ese momento en adelante. Azriel sabía que lo mejor que podía hacer era mantener una amistad con Mary, él le había tomado un profundo cariño y se conocía, no quería darle falsas esperanzas. Por eso nunca paso más allá de algunos coqueteos, y es que igual eso se le daba natural, se disculpaba por eso. Pero tampoco se arrepentía porque tenía que admitir que aquellos besos habían valido la pena. Más su mamá pensaba algo muy distinto, que ella era una chica que sí valía la pena que no la dejara ir, pero él insistía en que solo eran amigos. Su padre igual parecía convencido de que le hacía bien, aunque no al punto de su madre que le gustaría verlos como pareja. Por supuesto, en las veces que los visito ambos prefirieron omitir la parte de que era hija de muggle. Era mejor así.

Hoy por hoy, lo de mujeriego no se le había quitado para nada. Al contrario, el tener más libertad por ser adulto le hacía más fácil el asunto. Su vida en Francia no había estado alejada de los excesos. A decir verdad ese viaje más que bien, quizás le hizo mal porque había hecho que se relajara más de la cuenta y diera todo por sentado. Respecto a eso, había tenido una conversación extraña con su madre. No porque ella no le insistiera en que debía de hacer algo con su futuro, pues según ella solo quería lo mejor para él. Si no porque en la forma en que le hablaba era como si realmente sintiera la urgencia de saber que sería de él en el futuro. Además de estar actuando algo extraño, por un momento pensó que era problemas con su papá, pero le aseguraron que nada tenía que ver con eso.

Respecto a Mary, el ahora ex-slytherin se había asegurado de enviarle aquel espejo comunicador que hacía que el contacto el uno con el otro fuera más fácil. El poder verse había ayudado mucho a mantener esa relación a distancia. Aunque de vez en cuando usaba el teléfono. Solo que no era su medio de comunicación favorito, le costaba entender el aparato y a veces terminaban hablando solo sin darse cuenta de que se había colgado la llamada sin querer.

Azriel tenía calculado la hora en que podía llamar por el espejo a la chica, así que tan pronto supo que estaría en su apartamento, comenzó a llamarla. — Mary, Mary. ¿Ya llegaste? — llamo en un tono divertido. — Nah, no necesitas de eso. Además, estoy siendo puntual. Eso es un logro. — aseguro el muchacho. — ¿Ha estado muy caótico por allá? ¿Tan mal están las cosas en Londres? — sabía que había problemas y muy serios con todo el séquito del Señor Tenebroso. Se habían ensañado con los hijos de muggles. Querían desaparecerlos todos. La verdad eso le preocupaba, pues la muchacha se podía decir que estaba en el ojo del huracán. Su familia no se había alineado con ningún bando, prefirió mantenerse neutral. A su padre solo le importaban los negocios y el poder, pero el económico. Era purista, creía en la pureza de la sangre porque cada vez quedarían menos. Pero no sería capaz de ensañarse con los hijos de muggle para hacerles daño.

— Todo maravilloso por aquí, ya me queda poco en Francia. — aseguro el chico. — Aunque ya me está preguntando… ¿Qué harás luego de esto? — le dijo intentando imitar su voz con una sonrisa, a pesar de la mala espina que aquello le había dado intentaba de no demostrarlo para no arruinar el momento. — ¡Feliz aniversario del Maryel también a ti! — le devolvía con una sonrisa. — Eso se ve delicioso. — comento al notar que ponía la mesa.

No podía negar que extrañaba a  Azriel porque era alguien muy de piel. Extrañaba sus abrazos sorpresivos que fueron frecuentes en esa semana que lograron juntarse antes que partiera. No habían logrado cortar la comunicación pero no era lo mismo que estar en persona, porque ahí recién se vería si podían llegar a ser realmente amigos, aunque ella creía que sí porque había pasado todo un año, lo que no era menor y sí que había funcionado, hasta la había sorprendido con un regalo el día de su cumpleaños que llegó justo a la fecha, lo mismo había hecho ella, es que ahora con 19 años todo era más responsabilidad y en camino a la adultez.

Hablar con él por el espejo era su momento favorito del día. A veces esas mismas responsabilidades o las salidas no se lo permitían. Mary estaba saliendo con un chico que había conocido, pero no estaba enamorada. Lo pasaba bien con él porque le gustaba la lectura y también pertenecía a San Mungo aunque se había ido hacía las enfermedades incurables. Por supuesto, que Azriel sabía de eso tal como ella de las aventuras que había tenido y donde algunas se repetían, aunque siempre le pedía el favor que no contara todo con mucho detalle. Para eso tenía a Evan.

La alegría fue enorme con solo escucharlo. Le gusto verlo con su cabello alborotado y podía notar que estaba a la moda francesa, deseo sentir el aroma de su nuevo perfume que tanto le hablaba, pero le bastaba estar así. Ya con el mero hecho de contemplarlo le hacía muy bien.  

— Y muy bien que llegaste a tiempo no te lo hubiera perdonado. ¡Es nuestro día! Por mi parte me alegro que no tuve que quedarme hasta muy tarde — Exclamó con una sonrisa mientras que quedaba más conforme que no estaba tan mal, pero es que al lado de la belleza de Azriel le gustaba estar presentable que el chico hasta roñoso y desordenado lucía muy bien. ¿Por qué tenía que ser tan guapo? La suerte de algunos. — Sí, sí... cada día  hay más casos de niños que han quedado huérfanos o mujeres que han perdido a su familia. No he trabajado con ellos directamente pero tengo que observar porque se supone que el año entrante tendré que tomar, no dan a basto, incluso no han dejado los casos menores que aprendices de primero podemos hacernos cargos, la salud mental esta muy mal en estos tiempos — Y eso que se refería solo de San Mungo porque el mundo de por sí estaba perdiendo cada vez más esperanzas por lo cual muchas familias se habían adherido al señor Tenebroso solo porque así "estaban a salvo". Pero aún no habían hecho el golpe final y aquello solo estaba en espera. — Sabes que Londres es el ojo del huracán... en Francia estás a salvo la verdad — Dijo soltando un suspiro pero ella no podía dejar su vida así como así más que estaba cumpliendo su sueño.

— ¿Cuánto? ¿Ya tienes fecha de vuelta? — Sus ojitos se alumbraron aún cuando anteriormente había dicho que se quedará por esos lados, pero era lógico que le ilusionaba tenerlo en el país.— Oh.... ¿tu mamá? — Dijo sorprendida mientras se servía la comida en el plato, quería disfrutar cada bocado — ¡Espero que sean muchos años más! — Dio un gritito de ilusión, Lily todavía no llegaba e imaginaba que el responsable era James que todos los días la pasaba a buscar a su trabajo. — No me culpes si engordo... pero es que acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana que te mueres. Quería trabajar allí pero es muggle por lo tanto el dinero no servirá lamentablemente— Dijo con un puchero pero no le importaba habían otros lugares para trabajar algunas horas y complementarlo con San Mungo, donde la práctica era pagada aunque no lo suficiente al ser aprendices.

— ¿Y tu que tienes? Mira que hasta me he comprado un trozo de pastel para celebrar el año —  Señaló con una sonrisa mientras  tomaba la pasta con el tenedor. — Provecho, provecho — No había comido demasiado y hasta había bajado unos kilos porque si que el trabajo que tenía era demandante.

 

Siendo sinceros de todas sus amistades con quien más había logrado estar en contacto, había sido justamente con Mary. Había hablado con Evan era cierto, pero su amigo al parecer estaba metido en asuntos turbios, por lo que no era tan constante. Y cuando hablaban solo se dedicaban a contarse de las aventuras que tenía en Francia, prefería no tocarle la parte de lo que estaba ocurriendo en el mundo mágico. Lamentablemente sabia que tarde o temprano aquello los iba a terminar por alejar, pues Mulciber no tenía intenciones de meterse, algo tan deplorable. Por otro lado, con la muchacha podía hablar de cualquier tipo de tema sin problema alguno, aunque claro que cuanto a sus andadas ella prefería evitar que le ofreciera detalles. Ella igual le contaba de como le iba en esos lares, al parecer salía con alguien, pero tampoco parecía ser alguien trascendental en su vida, solo el tiempo diría.

Azriel quizás podía ser un irresponsable, pero aquella fecha sí la había recordado bien. Una difícil de olvidar luego de aquellos momentos que vivieron ese día. Por lo que ahí estaba deseoso de poder, aunque fuera hablar con su amiga a través del espejo. Se alegra de que al menos aunque fuera así pudieran compartir. Pues no era lo mismo con las cartas. Siempre que tuvo que enviarle lo hizo, pero no era su medio de comunicación favorito. No tanto por la lectura, pues él si algo realmente le gustaba o llamaba la atención ahí sí leía sin queja. Pero el tener que escribir era lo que le daba un poco de flojera, por suerte podía hacerlo usando magia.

— Sé ser puntual cuando me conviene. — aseguro con una sonrisa pícara. — Oh, sí, menos mal, no querría terminar por pasar el aniversario comiendo solo. — Añadió el chico, de todos modos, la vida lograba juntarlos de una manera u otra y allí estaban conversando a través del espejo como si estuvieran uno frente al otro.

Inevitablemente, había sido imposible no tocar el tema de lo que estaba ocurriendo entre los magos y los no magos, aunque fuera de forma un tanto superficial. Realmente era algo que le comenzaba a preocupar. — Por un lado, es bueno que tengas experiencia, pero por otro es preocupante el rumbo que están tomando las cosas. — comento, pues podría ser todo lo que quisieran, pero no dejaba de ser alguien con sentimientos como para no importarle lo que pasaba a su alrededor. Aunque no hubiera mucho que pudiera hacer. — Lo sé, sé que aquí estoy a salvo. No soy yo el que me preocupa. — Admitió el chico, y aunque no se lo había dicho de manera directa, era evidente a lo que se refería.

Los planes del chico solían ser bastante erráticos y por eso tal vez era que su mamá insistía tanto en saber qué haría con su vida. Por un lado, le gustaba la vida en Francia, pero por otro había días que le daba el arrebato de querer volver. Después de todos se suponía que solo iba a estar allí por un año e iría luego a estudiar. — Aún no tengo fecha exacta, pero se supone que antes de que comiencen el próximo año de clases. — le explico, lo cual en realidad no se suponía que fuera mucho tiempo. — Esa misma, me dio todo un sermón de que debía de pensar en mi futuro, que ellos no estarían ahí para siempre, etcétera. La verdad fue un tanto raro, proviniendo de ella. Le preocupa mi bienestar, sí, pero nunca había sonado tan… trágica. — Decía rascando su nuca.

— Oh, seguramente, igual espero que el próximo podamos celebrarlo de forma presencial. — comento con una sonrisa volviendo al tema del aniversario. Fue inevitable ver la comida. No pudo evitar reír ante su comentario. — Si la comida vale la pena, son riesgos que hay que tomar, igual con un poco de ejercicio, compensas. Igual dudó que engordes. — aseguro con una guiñada. — Quizás te pueda ayudar con eso, tengo contacto de algunos conocidos, y tranquila los que tengo en mente son ex-ranveclaws. — le propuso, porque claro, él podía ayudarla a conseguir trabajo, pero ni se preocupaba por conseguir uno para él.

— Pues mira, deja que te muestro. — tomo el espejo y lo enfoco hacia su mesa, tenía una bandeja de Ratatouille de la cual aún salía algo de humo caliente. — Yo no conseguí pastel, pero de postre me hice con Creme Brulee. — Añadió mostrándole por igual el pequeño postre. — Dime que conseguiste algo de vino. Debemos de brindar. — aseguro el chico.

La muchacha estaba muy feliz que a pesar de que tenían una amistad a distancia esta pudo perdurar. Era genial que estuviera motivadísimo que quisiera pasar ese día con ella, suponía que a pesar que tenía mujeres por montones aún se sentía solitario porque la realidad es que tenía a sus padres, pero igual Azriel no era alguien que se dejara influenciar por eso, era bastante independiente. Asintió. Lo bueno es que los dos estaban ahí justo a tiempo frente al espejo comenzando una de sus tantas charlas, solo que esta vez eran con celebración.

— Ya sé... pero descuida.... solo están empezando. Se van hacia a los más poderosos porque así dejaran a la comunidad mágica más vulnerable y yo no soy una persona activa que participa en las luchas que muchas veces se dan, no te preocupes tanto. Cuando vea que vaya muy mal, serás el primero que avisaré  — Comentó la chica con suavidad porque en el fondo le gustaba que se preocupara por ella pues seguro que igual sabía de cosas desagradables que no le gustaban, ya habían hablado del tema y había comprobado que su familia al igual que ella era muy neutral. Lo malo es que sentía que en algún momento iban a tener que elegir un bando y ella no quería involucrarse, parecía que Azriel tampoco quería hacerlo.

— Buu — Replicó decepcionada al no escuchar una fecha — Quería saberla — Indicó mientras que le echaba un poquito más de sal a la comida y se cruzaba de brazos por un momento. Alzó la ceja, escuchando con atención con lo que decía respecto a su madre y lo cierto es que estaba con ella — No tomes mis palabras como un regaño porque no lo es, pero ya deberías saber que es lo que quieres realmente hacer y si es ser comunicador ya empezar a buscar trabajo y no importa que sea desde Francia... es que tienes que fijar ya tus metas, es a eso lo que se refiere. Las madres siempre tienen esa preocupación que quieren que los hijos sean mejores que ellas — No lo tomaba como un regaño de hecho porque conocía a la mujer y era encantadora, solía ser muy tierna y buena madre con Azriel preocupándose por completo con él, imaginaba que el señor Rigel habría sido mucho más estricto si no habría estado enamorado de ella, la verdad es que ambos le caían muy bien. — ¿Trágica? Eso es nuevo — Agregó, porque eso si le pareció raro. No era de esa manera.

— Pero cariño tu más que nadie sabe que yo seguiré estando en Londres a menos que tenga que huir y eso solo lo haría contigo —Dijo con respecto que habían más posibilidades que ella misma estuviera en Londres que él. — La comida es vida — Murmuró contenta antes que Azriel se pusiera hablar de contactos de trabajos que podría tomar. — Vale, tomaré tu palabra... hablando de comida si me gustaría que fuera en un restaurante o una cafetería, librería. ¿Habrá alguno en el Callejón Diagon?— Cuestionó con curiosidad porque si sería maravilloso porque le quedaba cerca de su casa y no tendría problema para ir y volver tanto a su hogar como a San Mungo.

La chica contempló la comida que tenía y sonrió. — Nunca la he probado parece rica, luego me cuentas de su sabor — Declaró la chica mientras miraba con curiosidad el plato — Eso si se ve exquisito — Señaló por el postre y en cierta manera si se le hacía agua la boca. — No compre, pero si tenemos una botella a medio terminar de vino, espérame un segundo. — Se levantó con rapidez y fue a la cocina,  notando que había otra nueva con una nota de Lily diciendo que la disfrutara, era un hecho que era la persona que más confiaba y a quién le había dicho que le ilusionaba celebrar el 15 de Junio con Azriel. Más contenta llegó de nuevo a donde se encontraba con la botella y la copa en mano, ahí adelante de él se comenzó a servir. — Ahora sí que sí.... por este año que acaba de terminar ahora que lo estamos celebramos, es un año que somos amigos y aunque estamos lejos del otro sé que todo va a cambiar en el siguiente. Espero con ansias que vuelvas — Y la chica espero sus palabras antes de hacer ese brindis que era muy real a pesar de estar a kms de distancia.
 

Mary era esa persona con la que sabía que podía contar y aun cuando estuviera la distancia. La que no solía juzgar de manera precipitada y, sin embargo, al mismo tiempo también decirle la realidad. Quizás por todo esto es que aquella amistad, aunque fuera a la distancia, había logrado perdurar todo aquel año. Por lo cual realmente estaba contento de poder celebrar este momento. Pues relaciones así no se dan todos los días, en especial en el círculo social en el que él solía moverse y en el que la mayoría de la gente solo pensaba en sus propios problemas y se olvidaba del resto.

Por supuesto que aunque fuera solo amistad, había cariño entre ellos y, por tanto, le preocupaba las cosas que le pasaran o le pudieran pasar. En especial con todos esos ataques habían estado ocurriendo en el mundo mágico en contra de los hijos de muggles. Era triste ver cómo se destruían dejando niños inocentes huérfanos. Él no ha tomado partido por ninguno de los bandos, simplemente prefería que esto no estuviera pasando. Pues cada quien tenía el derecho de creer lo que quisiera sin llegar a extremos, y esto definitivamente se había salido de control. — Sé que tienes precaución, pero mantente alerta, por favor. — pidió el muchacho. — Pues eso espero, no dudes en decirme. — Realmente esperaba que le dejara saber por qué deseaba ayudarle para que estuviera en un lugar seguro.

— Prometo que tan pronto tenga una fecha fija serás la primera en saber. — Le aseguró Mulciber. Pues la realidad es que ni el mismo sabía exactamente cuado sería, aunque sí quería volver.

No podía evitar pensar que Mary muchas veces sonaba como su madre. Él sabía que tenía que hacer algo con su vida. Solo no le veía la prisa. Aún era joven, no tenía por qué ser todo tan rápido. — Ya sé a lo que te refieres. Pero yo si sé lo que quiero estudiar, comunicación, pero no estoy seguro de a cuál universidad ir. — le comento porque por supuesto Azriel siempre tendría algún tipo de indecisión en su vida. — Sí, es que esa es la parte que me descolocó. La forma en que se expresó. Quería saber mis planes a largo plazo. Aún falta mucho para eso, ya lo verá. Pero no sé. Actuaba raro. Por un instante llegué a pensar que estaba algo contrariada por problemas con papá, pero me aseguro que no es el caso. Así que ni idea. Quizás solo fue el vino que se tomó en el desayuno… no lo sé. Espero sea solo eso. — admitió el ex-slytherin.

— Cierto, tienes razón. — comentó riendo al caer en cuenta de lo que le decía. Es que claro, de los dos Azriel no era el más brillante que digamos, al menos si se referían a ponerse analizar la situación. Solo había que recordar como llegó a creer que una lechuza podría llegar más rápido que un patronus. Claro que igual reírse un poco, aunque fuera de sí mismo ayudaba a dejar un poco atrás la intriga que le generaba el tema de su madre. — Sí que lo es. — Dijo coincidiendo en cuanto a la comida. Lástima que no pudieran darle a probar de la suya al otro. La magia no les daba para tanto.

— Perfecto, cuenta con eso. Algo relacionado con comida o libros. Veré a ver que encuentro, en el Callejón Diagon. Allí siempre hace falta gente, en especial cuando está cerca el comienzo de clases en Hogwarts. — Le contaba el muchacho. De seguro encontraba algo para ella.

Ambos tenían ya lista la comida para compartir ese momento juntos. Era como tener una pequeña cena de aniversario, pero cada cual en su lado. — Me dejas saber igual, he quedado intrigado por lo delicioso que se ve. Seguro cuando vuelva querré probarla. — afirmó Mulciber. — Y descuida, cuando hagamos ese viaje juntos a Francia te haré probar el Rattatui. — aseguro, de paso, dejándole saber que no lo había olvidado.

— Oh, sí, el postre, creo que de todo es lo mejor que esta. Y no mentiré, tu pastel se ve tentador. — Dijo señalando el postre. — Está bien, lo importante es tener con qué brindar. — afirmó el joven. Azriel sirvió el vino en su copa y la levantó cuando la muchacha comenzó a hablar. El chico sonrió mientras la escuchaba. — Por más años de amistad, porque a pesar de que somos polos opuestos de alguna extraña y divertida manera, nos complementamos. — comento Azriel con la copa en alto. — Sé que sí, pero tranquila, ya falta poco para reunirnos. Brindo porque todo salga bien cuando llegue ese momento. — afirmó el chico mientras acercaba la copa al espejo como si la intentara chocar con la de la chica. — Salud. — Finalizó antes de probar el vino.  Y volver a acomodarse en su silla. — Oye, no te pregunte. ¿Qué hay del libro que pensabas escribir? — preguntó con curiosidad.

Era para no creer. Sus mismos amigos estaban asombrados que continuarán la amistad, lo cordial que era con ellos cuando se lo toparon en un conversación desde el espejo, y sí tanto ella como ellos estaban conscientes que Mulci estaba preocupado por ella por todo lo que estaba pasando el mundo mágico durante ese momento. — Tranquilo, siempre estoy alerta.  Lo que suceda puede suceder en cualquier parte no puedo estar escondida y dejar mis sueños de lado, además que estoy cooperando de alguna forma —Suponía que todos los sanadores pensaban como ella. — Sé que se va a volver peor y ya sé que tendré que contar con tu ayuda así que no te preocupes —Trato de tranquilizarlo y muy conmovida que se preocupara así por ella.

— Es que es mucho peor cuando la fecha esta cerca y ha sido un año que no te veo así que entiéndeme — Le decía. Costaba ser amigos a distancias y solo comunicarse de esa manera cuando la realidad vivía en Inglaterra y verlo aunque fuera una temporada era muy bueno, porque con la situación era improbable que quisieran quedarse. — ¿Pero has enviado curriculum y tus calificaciones? ¡Apuesto que no! Deberías empezar ahora... además que seguro tienes contactos solo que si no tienes que dejar pasar tanto tiempo, un año esta bien pero tienes que hacerte responsable— Trataba de hacerle entender porque su mamá había reaccionado de esa manera, era lógico que lo conocía y quería que siguiera su consejo. Sin embargo, la señora Mulciber  estaba actuado de una manera que no era ella y eso también le estaba causando curiosidad. — ¿Crees que quizás quiera quedarse y  quiere que te hagas cargo bien de tu carrera? Porque no se me ocurra otra cosa, ya tienes 19 años y tal vez quiere que seas más autosuficiente y encuentres tu camino, porque claro no estará ahí para ti siempre y ser tu guía — Mary analizó la situación, pero si que podía notar que estaba preocupado por eso porque con sinceridad sus padres no actuaban así, siempre le habían dado esa libertad solo que ahora si lo estaba apresurando para que bajara a tierra y que se diera cuenta que tenía que hacerse cargo de sus propias decisiones y que estas fueran correctas. — Bueno dicen que el vino francés es exquisito pero muy probablemente te hablaba en serio, sabes que con un poco de alcohol uno se pone más directo y sincero— Exclamó la chica tratando de hacer lo posible para que no estuviera tan angustiado por eso.

— Gracias, pero no te encargues solo de mi. También tienes que buscar algo que este relacionado con lo que te guste — Murmuró la chica con suavidad para motivarlo y que pensará en si mismo. Asintió. Lo que estaban comiendo se veía delicioso y lo malo es que ni siquiera podían compartir, así que seguro que empezarían a contar que sabores tenían mientras degustaban sus platos. — Cuento que cuando vuelvas podamos ir a diferentes restaurantes y probar diversos platos, no podemos evitar ser glotones — Luego  se ausentó para buscar el vino y no pudo evitar comentarlo — Lily dejo una nueva botella para celebrar como se debe nuestro aniversario, te ha tomado cariño — Le sacó la lengua, pero su amiga igual se pasaba de bondadosa y aunque era analítica, y no solía confiar demasiado había notado que Azriel era muy distinto con Mary y en cierta manera ya veía que su amistad muy bien. Como veía que la chica igual se protegía y sabía defenderse bien ya ni siquiera era tan protectora.

Las palabras del castaño fueron bonitas en el brindis así que ella alzó la copa y sonrió —Es que la idea que esta amistad perdure por mucho mucho tiempo—Exageró contenta mientras acercaba la copa al espejo y luego se bebía un buen trago. Luego dejo la copa en otro lugar que igual tenía ganas de tomar el refresco.

Estaba por comer su primer bocado cuando escuchó su pregunta — ¿Con qué tiempo Azriel? Espero encontrar inspiración en mis semanas libres si es que me las doy, van aumentar el pago si uno se queda trabajando durante el verano, estoy bien con esos dos días libres, lo he intentado pero esa meta tiene que ser para después — No siquiera se le ocurría escribir todavía, era demasiado joven y sabía que tenía que experimentar un poco para ver que se le ocurría, sabía que en algún momento la musa iba a llegar y allí si aprovecharía cada instante. — ¿Y tú? ¿Tienes alguna otra aventura que te hayas saltado contarme? — Antes que dijera algo no pudo evitar soltar riendo — Pero no de las sucias, por favor — Puso cara de asquito y esperando que le contara algo interesante para divertirse mientras comían. — Ñam esta tan deliciosa, la salsa blanca es divina — Exclamó aún disfrutando el sabor de ese bocado.


 

Dado lo que estaba ocurriendo a sus alrededores en el mundo mágico y tomando en cuenta la procedencia de la chica, era normal preocuparse. Y eso que Azriel no había visto directamente cuan grave se estaba volviendo todo en Londres. — Lo sé mientras no llegue a los extremos, todo estará bien. Tampoco lo dudo, ayudar es muy tú. — Reconoció el chico, quien sabía que ella solo estaba buscando la forma de poder ayudar a la causa. Que mejor que el curar a los demás. — Está bien, me quedaré más tranquilo. — igual de todos modos estaría alerta de las cosas que ocurrieran en dicho lugar, así no estaría tan enajenado y si tenía que actuar de rápido para ayudarla pudiera hacerlo.

La entendía, sabía que no era lo mismo desde la distancia y posiblemente hubiera sido aún peor de no haber tenido aquel espejo para comunicarse donde al menos se podía ver. — Te entiendo, por eso prometo avisarte. Qué igual ya quiero verte. — le aseguro el muchacho, es que como todo siempre lo dejaba para lo último, por eso siempre andaba atrasado en las gestiones.

Con tan sola la expresión de ups… en su rostro era evidente que la chica tenía toda la razón en cuanto a que para eso tampoco había hecho gestión alguna. Es que claro, él creía que con solo un movimiento de varita y poner su cara bonita en el lugar ya lograría todo al tiro. — No te voy a desmentir porque me conoces bien. Pero bueno, si iré viendo cuál me conviene más para enviarlos. — es que por lo que se veía lo estaba tomando muy suave y se estaba ‘disfrutando’ hasta el último segundo en Francia. Solo que el tema de su madre lo había dejado inquieto. — Puede ser que tengas razón y sea solo eso. Pero se sintió un tanto como interrogatorio también… y al parecer quería decirme algo más, pero se arrepintió. — le comento a la chica. — Umm, eso sí, es cierto. El alcohol deja sin filtros a cualquiera. — aseguro un poco más tranquilo. Quizás solo estaba siendo exagerado y dramático porque lo regaño.

La verdad él no estaba emocionado por buscar un trabajo a medio tiempo. No estaría feliz hasta encontrar algo en lo que realmente se sintiera contento. De todos modos, algo tenía que hacer al respecto. — Sí, tan pronto me vuelva a establecer aquí igual veré que consigo. Quizás aún queden lugares que necesiten de algún animador. Así agarro experiencia. — Admitió el chico, algo así quizás si le metería mano. Porque evidentemente le gustaba ser el centro de atención.

Era inevitable reír con sus ocurrencias. — Definitivamente de las primeras cosas que quiero que hagamos. — Admitió el chico, porque la verdad es que sí eran glotones. Lily Evans había logrado hacer que le cayera bien, aún tenía sus reservas con los chicos, pero la pelirroja le agradaba y con esto que estaba haciendo más aún. — Ah, pero qué linda. Dale las gracias de mi parte. Aunque no lo haya probado, pero el gesto es lo que cuenta. Y que de todos tus amigos es mi favorita. — aseguro el muchacho.

Había sido muy sincero con sus palabras y eso que no era muy de dar discursos, por eso tampoco había sido extenso. Pero con lo que dijo había sido suficiente para expresar lo que esta amistad representaba para él. — Que así sea. — aseguro cuando Mary mencionó que su amistad debía perdurar por mucho tiempo.

El chico comenzaba a probar el ratatui cuando se acordó del libro y fue inevitable preguntar. Claro que Azriel desconocía que aquello no era algo tan fácil y rápido como su cabecita pudiera imaginarse. — Bueno, en mi defensa no sé mucho de libros. — comento riendo. — Vale, vale. Igual esperó que la puedas encontrar, te veías entusiasmada con eso. — comento, pero es que igual el problema estaba en los conflictos que había en el mundo mágico, lo cual hacía que el hospital estuviera más atestado que de costumbre. — Quizás igual hasta lo que está pasando te sirva de experiencia para el mismo libro. — no tenía que escribirlo ahora, pero sin duda con el problema de salud mental que se generaba por culpa de todo el revuelo de la guerra, seguir habría mucho material para sacar un libro de psicología. Pero todo a su tiempo.

Saco una carcajada ante su aclaración. — Ya sé, me quedo claro que esas historias no te gustan. — Decía mientras negaba. — Pues hice un recorrido por la selva Irati en escoba, fue una experiencia hermosa. En la próxima carta te enviaré fotos. Incluso pasamos un susto con un troll en un momento. No debimos acercarnos tanto… pero fuimos más rápidos. Corrimos suerte de ir en las escobas. — le contaba a la chica.

Como estaba el mundo mágico era para estar preocupado y alerta en todo momento. Sabía que más si era una hija de muggles pero con Lily pensaban que no tenían porque limitarse y alejarse de sus sueños frente a un conflicto donde no sabía que iba a pasar, había que seguir adelante solo rogando que no fueran por ellas. Esconderse o salir del país era opción. Solo que tampoco eran solo los hijos de muggles sino que también los traicioneros de sangre que habían dado la espalda frente a un ideal que no estaban de acuerdo, era terrible así que entendía la preocupación del chico— Es que no puedo dejar de lado mis sueños solo por una guerra, Azriel. Pero descuida, estoy alerta, tampoco es que me voy a arriesgar — Solo que no se lo prometía porque podía ser un día tranquilo en San Mungo y BOOM caos.

— Ya te extraño y esos días, aunque fueron pocos estuvieron increíbles — Reconocía la chica que recordaba con cariño desde el momento uno que se habían conocido, ya era digno de su confianza y esperaba que todo siguiera igual que nada interrumpiera lo que estaban formando desde hace un año, creía que sería mejor cuando volviera.

Negó la cabeza al confirmar con sus propias palabras que no había enviado nada. Así que lo miró como recalcando que tenía que comenzar hacerlo aunque imaginaba que tenía tanta suerte que ni era tan necesario. Soltó un suspiro cansino y se dispuso a escuchar lo que había charlado la señora Mulciber con él, era raro que ella estuviera con interrogatorios eso siempre lo hacía su padre que era quién siempre lo presionaba más. — Sí que es raro, pero pensemos que solo es porque se preocupa por tu futuro y porque no tienes que dejar pasar mucho tiempo — Abrió más los ojos y lo miró curioso. — ¿Entonces crees que te esta ocultando algo? — Cuestionó. Eso cambiaba mucho las cosas y ella también se empezó a preocupar pero siempre era mejor adelantarse, era peor si la incertidumbre perduraba — Imagino que no te lo podrá ocultar mucho si sigues insistiendo no eres de los que se quedan callados — Para Azriel, su madre era su mundo y era lógico que cualquier extraña siempre lo dejaría con confusión y curiosidad.

— Muy probable. En la radio o en el Corazón de Bruja siempre necesitan gente — Murmuró la chica soltando la sugerencia. En el mundo mágico no se veía mucho lo que era la televisión pero si la radio era muy popular y bien que luego se hacían reconocidos por la prensa, tal vez Azriel si tendría suerte y conseguía gente y más que nada para animar la población. — Estás pensando en grande, tienes que seguir así y no dejarte estar — Lo alentó. Quería que su amigo fuera exitoso.

—Eso y salir por Londres — Señaló cuando comenzaron hablar de que debían visitar los restaurantes. ¿Y por qué no? Podrían visitar otros sitios de Inglaterra en sus días libres.  Ya habían hablado bastante antes que incluso sugiriera el vino y ella fuera a buscarlo, le encanto como elogiaba a su amiga — Sabía que era un momento de celebración y si yo brindo será por los dos.  Apenas llegue les entregaré tus saludos y las gracias — Sonrió divertida porque al menos ya empezaban a ganar confianza entre ellos y eso provocaba también que James no molestara tanto. — Me queda más que claro y el segundo es Remus — Sin duda, los más pesadillas eran James, Sirius y como Peter solía seguirlos en todo también entraba en la pesadilla.

El salud fue reconfortante y luego ya solo estaban comiendo, la pregunta de Az la había dejado pensando pero por el momento no podía hacer absolutamente nada. Tenía que tener tiempo, inspiración y sobre todo una idea general si quería comenzar a escribir. No había pasado así que tenía que ganar experiencia. — Espero que al menos cuando termine la carrera ya pueda tener mejores ideas y cuando salga, te enviaré uno con una linda dedicatoria — Era muy realista pero soñar no costaba nada y eso lo quería cumplir. Lo cierto es que si escribía pero era más en su diario solo que ahí el protagonista siempre era él. Era algo que no se lo iba a decir a los cuatro vientos, eran tan distintos y no funcionarían nunca como pareja.

Quedaba como un imposible.

— Sí puede ser aunque quiero formar una historia y ahí llevarlo a un enfoque más psicológico.  Más bien pensaba que fuera de una temática más animada pues depende de como termine todo podre explayarme. ¿Entiendes? Digo si todo está mal será imposible escribir algo así— Le agradaba que fuera como una clase de guía y le estuviera dando consejos. ¿Quién sabía? Quizás hasta se inspiraba en él si la dejaba.

Comió otros bocados sobre todo cuando era él quién se ponía hablar, escuchaba con atención y si que quería escuchar sus aventuras. Siempre tenía algo que contar, solo que había sido bueno nombrar que no quería oír historias con las chicas que coqueteaba o se acostaba que sin duda habían sido muchas en Francia. — ¿Dónde queda la selva Irati? ¿Fue mucho que volaste en escoba? ¿Con quién fuiste? — No dudaba que se hubiera hecho amigos rápidos al estar durante todo un año en París. — Sí, sí.... necesito tener esas fotos pero descuida, trae el álbum para cuando vuelvas puedo esperar — Murmuró con calma y paciencia, sentía que sería mejor cuando llegara y le mostrara todas las fotografías de sus viajes, las que había enviado las tenía en su diario. — ¿Qué? ¿Un troll? ¡Pero Azriel! No entiendo porque tienes que ser tan arriesgados seguro que estando ahí me hubiera desmayado — Soltó, esperando que le contara más. Se tuvo que limpiar su campera porque por el susto se había manchado un poco con la salsa blanca.