Apenas llevaban ya un día en Hogwarts, ya que se permitía a los profesores acomodarse un par de días antes en sus respectivas estancias. Aunque había intentado sacar algo de tiempo para ayudar a Ingrid a colocarlo todo y dejarle su tiempo por si quería arreglar algo de su plan de estudios antes de que todo empezara, se le había ido el tiempo sin remedio.
Estaba totalmente centrado en terminar de escribir al menos el artículo que le habían pedido en el periódico de su última expedición, a la que ellos llamaban sus vacaciones de verano. Y mientras lo hacía dejaba apuntadas algunas cosas que quería incluir en el siguiente libro que la editorial también le estaba pidiendo, pero en el que trabajaría durante el curso en el poco tiempo libre que tuviera.

En cuanto la máquina de escribir terminó, cogió el papel y lo unió a los otros revisándolos por encima mientras caminaba desde el despacho hasta el cuarto que compartía con su esposa. Por la oscuridad reinante casi esperaba encontrarla dormida, pero no, Ingrid estaba leyendo un libro.- Siento el retraso. -Se disculpó, después de la cena había prometido que no tardaría, pero como de costumbre el trabajo le había absorbido.- Pero tengo algo para ti. -Con una sonrisa le ofreció los papeles.- Por si quieres leerlo en primicia antes de que lo envíe al Profeta.

El inicio del curso siempre era un caos. Había planes de estudios que preparar, clases que preparar... y en su caso, además, maletas que deshacer, porque se habían pasado el verano en la enésima expedición. Algo de lo que Ingrid no se quejaba porque le encantaban y era de las pocas cosas que realmente echaba de menos de estar soltera. Ahora sólo podía ir durante las vacaciones de verano... pero acostarse y levantarse todos los días con Silver merecía la pena. 

Su marido le dijo que no tardaría en acostarse tras la cena, pero Ingrid le conocía demasiado bien como para saber que sería así. Tomó un libro para entretenerse hasta que llegara, porque no le apetecía dormirse sola. ¿Qué gracia tenía dormir si no podía hacerlo acurrucada contra él? O dándole patadas, porque a veces Ingrid se movía mucho. 

- ¿Un artículo para leer antes de su publicación, cuyo contenido conozco porque también estaba presente? - le miró alzando una ceja y con una media sonrisa - Me siento una privilegiada - Dejó el libro sobre la mesita y tomó los papeles que le ofrecía, mientras él se deslizaba bao las sábanas - Aunque debería dejarlo para mañana... es tarde - miró los papeles, a su marido, y a los papeles de nuevo - Bueno, una lectura rápida.

Respondió al comentario sobre el artículo con una sonrisa de lado.- ¿No quieres comprobar si menciono tu inestimable presencia? -Cuando escribía artículos en los que habían colaborado, la nombraba Profesora Rudd, para que siguiera manteniendo su propia profesionalidad sin que la asociaran con él directamente. Ingrid era demasiado buena en su campo y no iba a ser él quien le hiciera sombra o provocara que la menospreciaran por ser su esposa.

Se cambiaba al pijama, mientras ella se debatía con leerlo o no.- A primera hora saldrá con el correo. -Le recordó, lo que implicaba que no tenía mucho tiempo para leerlo, salvo que quisiera esperar al periódico.

Se acomodó en la cama a su lado, mientras leía, una pena que desde ahí no pudiera ver la expresión de su cara, siempre sabía si lo que había escrito era bueno o malo por las caras que ponía. El problema es que no poder verla le volvía un poco impaciente, por lo que se incorporó hasta quedar sentado y dejar un beso en su hombro.- ¿Qué te parece?

- Ssssh - le chistó. Normalmente, el roce de sus labios hubiese hecho que, como mínimo, sonriera. Y dado que estaban en una cama y estaban felizmente casados, quizá algo más. Pero lo que tenía entre manos la tenía demasiado interesada - Estoy leyendo. 

La "lectura rápida" acabó siendo una lectura doble y profunda. Leer el artículo era como volver a estar en aquella excavación. Se le escaparon también pequeñas sonrisas cada vez que leía su nombre de soltera. Pese a su juventud, Ingrid había logrado cierta reputación en su campo de estudio antes de casarse, y Silver había sido el primero en respetar aquello. Aquel era uno de los pequeños detalles por los que le amaba. 

- Es una lástima que sólo sea un artículo - fue su conclusión final - Espero que metas algo de esto en tu próximo libro - libro del que apenas había podido leer un par de extractos. Pese a que Silver solía pedirle su opinión antes de publicar nada, con los libros en proceso a veces se hacía de rogar.

Dejó los papeles en la mesita de noche con sumo cuidado y se acomodó contra él. 

- ¿Por qué el verano se pasa tan rápido?

Silver ahogó una risa en el hombro de su esposa antes de apoyarse en el respaldo y coger uno de los libros que tenía en la mesilla, porque se imaginaba que la lectura rápida se alargaría un poco más de lo que se definiría como "rápida". Y así fue, vio a Ingrid volver a empezar lo que le parecieron dos veces más el escrito, lo que le hizo sonreír con cierto orgullo, pues si fuera malo, se lo habría dicho a la primera.

- Eso significa que es bueno. -Respondió a su conclusión, volviendo la vista al libro para mantener el misterio respecto a lo segundo.- Puede ser, no lo descartaría. -Dijo como si no fuera nada importante, solo por la necesidad de picar un poco a la pelirroja y que creciera su curiosidad por lo que estaba escribiendo. Aunque cualquier día llegaría a colmar ese vaso y se la encontraría leyendo a hurtadillas lo que ya tenía escrito.

Dejó el libro cuando vio venir que se acomodaría contra él en la cama.- Porque no sabemos estar parados. -Respondió con una sonrisa. Pensaba que si tomaran unas vacaciones como cualquiera haría, de relajarse en el campo o la costa, durarían poco más de un día sin estar planeando alguna cosa más emocionante.- Y eso es algo que disfruto de nosotros, lo mucho que nos gusta estar ocupados y buscar una nueva aventura para nuestro tiempo libre. -Lo que les permitía tener unos ingresos extra para ese hipotético futuro que aún no buscaban.

Suspiró, con una sonrisa aleteando en los labios, cuando el brazo de Silver la envolvió, facilitando el acurrucamiento.

- ¿De qué me sirve estar casada contigo si no puedo leer tus libros antes de que estén terminados? - había una lista interminable de razones por las que estar casada con él. Pero Ingrid jamás las confesaría - Cierto, no sabemos estar parados - convino, tirando de la sábana para colocarla bien - Por eso todavía no me explico cómo me convenciste de venir aquí a dar clase. Ni tampoco por qué prefieres estar aquí en lugar de dando vueltas por el mundo.

Esa conversación, con ligeras variantes, la habían tenido como un millón de veces, aunque de tanto en tanto seguía surgiendo. Ingrid confiaba en que Silver supiera que, pese a que a veces aún le costaba verse como una mujer casada y asentada, no lamentaba ninguna de las dos cosas. De ser así hubiese volado hacía tiempo. Era difícil contenerla cuando se le metía algo entre ceja y ceja, y desde luego nada ni nadie la retendría donde no quisiera. Pero ello no quitaba que todavía se sorprendiera a veces al pensar que había pasado de correr aventuras (en el sentido más amplio y completo del término) por ahí a establecerse de esa manera.

Rió un poco por la pregunta de Ingrid.- Quiero pensar que tuviste más razones que el leer mis libros antes de terminados. O no estarías aquí ahora. -Besó su cabeza con afecto, nunca había transigido con aquella norma, pero sí que la dejaba leerlo todo una vez que estaba terminado, sabiendo que si había algún error se lo haría saber y le evitaría un poco de trabajo al editor.

Chascó la lengua al escucharla de nuevo hablar sobre el cómo la había convencido para que se asentaran en Hogwarts, aún sin abandonar del todo su trabajo en las investigaciones.- Por supuesto, te convencí con mi encanto natural e irresistible. -Bromeó, aunque alguna vez ella le había echado la culpa de algo acusándolo de aquello mismo.- Y debe ser porque me estoy haciendo viejo, todo un anciano, ya sabes. -Su diferencia de edad era algo que ellos solo comentaban de ese modo, como parte de su divertimento personal.- O porque el mundo deja de parecer tan grande y libre cuando lo tienes a tu disposición todo el tiempo. -De eso se había dado cuenta cuando aceptó el trabajo en Hogwarts, apreciaba mucho más la oportunidad de viajar y explorar que en los años que había dedicado a ese trabajo. Claro que para él, la docencia era algo que siempre le había gustado en parte.

Aunque la conversación no fuese realmente seria, Silver esgrimió buenos argumentos. Solía hacerlo, lo que fastiaba a Ingrid tanto como le gustaba.

- No digas cosas inteligentes y con razón, sabes que odio que hagas eso - renegó, acomodándose mejor contra él, como un animalito algo inquieto buscando la postura de dormir. Ingrid era así, una criatura inquieta, a veces demasiado. Y Silver le aportaba la tranquilidad y estabilidad que en el fondo necesitaba.

Reconocer aquello fue algo que le costó mucho en su momento, porque ella siempre se había esforzado por ser completamente independiente. Hasta que entendió que estar con él y disfrutar de lo que él aportaba no implicaba renunciar a esa independencia. Suspiró profundamente. Sí, le gustaba viajar, le gustaba la aventura y no le importaba dormir al raso ni necesitaba estar pegada a alguien. Pero dormía mucho mejor con Silver a su lado.

- Deja de tener razón y duérmete - le regañó, dejando un beso en su cuello - Sé un buen anciano, no me obligues a castigarte sin la gelatina del postre.

- Solo lo odias cuando no estoy de acuerdo contigo. -Bromeó ante su pequeño regaño por decir cosas inteligentes que no podía rebatir. Ingrid y él debatían a menudo, lo hacían prácticamente desde que se conocieron y esos argumentos inteligentes y con razón que aportaban ambos es lo que hizo precisamente que fueran algo más que una aventura pasajera.

Dejó que la pelirroja se acomodara contra él hasta encontrar una postura con la que estuviera cómoda. Ni Sigorn se tomaba tanto tiempo como ella para encontrar su posición de dormir en el cojín.

- De acuerdo, a dormir, que mañana tendremos que prepararlo todo para el inicio del curso. -Preparar las aulas y colaborar en la comprobación de que todos los hechizos que mantenían el castillo y sus reglamentos funcionaran de forma acorde. Besó su cabeza.- Buenas noches.