Era difícil creer que estuviera haciendo eso. Al final, se iba a convertir en un alumno respetado y todo. O al menos en uno no tan mediocre, tampoco había que venirse arriba.
El caso era... Que por alguna razón había seguido con las tutorías de Poppy, en clase, desde que hizo ese trabajo con Candance, solía sentarse con ella y habían hecho ya otro trabajo juntos que había tenido el mismo resultado, y ahora...
Pues allí que iba, a encontrarse con Darren en la biblioteca porque tenía que acabar un trabajo importante, y como no podía molestarle...
Pues tendría que ponerse él también con algún trabajo.

Cuando llegó a la biblioteca, frunció el ceño porque no había nadie. Literal. Bueno había un par de Ravenclaws en el fondo, pero vaya, que apenas nadie.
Tal vez era muy pronto...
Se encogió de hombros y escogió una mesa algo alejada, por... por precaución. Era decir... Pensaba portarse bien, el tejón ya le había dicho que era un trabajo importante e iba atrasado, no tenía intención de perjudicarle ni nada por el estilo pero... Bueno. Tenía que empezar a asumir que cuando veía al Hufflepuff... Pasaban ciertas cosas que no podía controlar.

Se sentí y sacó un par de pergaminos, incluso preparó la tinta para la pluma, pero se distrajo al sacar la esmeralda que había hecho con Candance de su bolsillo.
Todavía no se la había dado, estaba pensando en cuál era la forma idónea para pulirla para un regalo para el tejón... Aunque quizá en bruto era mejor, no conseguía decidirse.
Ya llevaba un collar con una serpiente, no era necesario seguir reafirmando eso... Lo guardó de nuevo antes de que Darren le cazara con las manos en la masa y suspiró.
¿Por qué tardaba tanto? ¿Se habría equivocado de hora?

Lo de estudiar con Lex sonaba a una gran, gran, gran mentira. No porque no quisiera hacerlo – que por supuesto quería – es que ya comenzaba a saber lo suficientemente bien cómo funcionaba su relación como para asociar sitio con él y consecuencias nefastas para sus notas. Pero bueno en realidad su plan iba un poco más allá que estudiar o fingir hacer un trabajo, él había decidido que sería el momento perfecto para intentar que los dos O’Donnell firmaran en el libro de la paz, claro que sí.

Había quedado con Marcus en la biblioteca, pidiéndole ayuda con un trabajo complicadísimo que sin él no sería capaz de hacerlo, tratando de tirar de ese afán del Ravenclaw por enseñar lo mucho que sabía, de todos ellos en realidad, solían ser fáciles de tentar por ahí, además le había prometido que llevaría más muffins deliciosos, lo cual le había tenido entretenido un rato antes.

Cuando llegó a la biblioteca lo hizo cargando con sus libros, pergaminos, tintero...todito, y además una pequeña caja en la que llevaba los dichosos dulces porque él otra cosa no, pero cumplir su palabra de seguro. Se acercó en seguida a Lex con esa sonrisa de oreja a oreja, dejando todo sobre la mesa con un suspiro aliviado porque pesaba. ¿Que podría haber usado la magia? ¡Muy probablemente! Pero lo muggle tiraba.

— Siento haber tardado un poco, me lié...bueno eso no es nada nuevo, algún día haré algo sin que se convierta en una odisea. — arrugó un poco la nariz, tratando de ordenar todo para dejar espacio y no ocupar la mesa como si fuera el único ahí. Se dio cuenta de que de momento solo habían llegado ellos pero no dudaba que Marcus cumpliría su palabra y no tardaría en hacer presencia así que se acomodó en su asiento, dándole unos toquecitos con la mano en el muslo al Slytherin, que se había sentado a su lado, dejando pertinentemente el asiento justo en frente de él libre, qué cosas  mira tú — ¿Llevas mucho esperando?

Tenía que reconocer que Darren era un buen chico. Debía dejar de ser tan gruñón y pensar cosas como "¿qué habrá visto en el puercoespín de mi hermano?" porque eso iba a dificultar que hicieran las paces. Mientras pensaba cómo hacerlo, cómo abordar a Lex o cuándo le diría el Hufflepuff que estaba "receptivo" (como él decía, suerte con eso, Darren), el chico se le acercó en clase de Alquimia para pedirle ayuda con el trabajo del semestre. Era la única asignatura que compartían juntos y la favorita de Marcus, y a estas alturas todo el castillo sabía que era el mejor en la materia... Tampoco era de extrañar.

Y le había ofrecido muffins. ¿Una propuesta para ayudar a alguien con alquimia y, encima, le daba muffins? ¿Dónde tenía que firmar? Él ya de por sí no necesitaba que le insistieran mucho para volcar sobre alguien todos sus conocimientos de la materia, si encima le ofrecían dulces... Vale, era Darren. Vale, seguía siendo incómodo. Vale, como si enterase Lex de que a él no le hablaba y a su... ¿novio? Sí, vale, novio. Bueno, eso, que como se enterase Lex de que a él no le hablaba y a su novio sí, le iba a faltar castillo para correr. Pero dudaba que su hermano fuese a estar precisamente en la biblioteca. Eso sí que sería una sorpresa mayúscula.

O'Donnell no te puedes llevar más libros. ¡Pero no lo voy a sacar de aquí! Te he visto salir a hurtadillas de entre las estanterías. Puso los ojos en blanco y chistó con la boca, quitándole importancia con un gesto de la mano. No es verdad... O'Donnell. Vaaaaale. Pero, en serio, ¿qué clase de biblioteca es esta que te pone tope de libros a sacar? Hasta que no devuelvas al menos tres manuales, no puedes sacar otro. Y menos el que llevas debajo del brazo, es un ejemplar muy delicado. Marcus frunció los labios con impotencia. Clavando la mirada en la bibliotecaria, metió el brazo entero en la mochila (los hechizos extensores la habían hecho demasiado profunda), y rebuscó entre sus libros, sacando tres de ellos y dejándolos con un golpe seco sobre el mostrador. Pues nada. Aquí los dejo. Hizo un gesto chulesco sin desfruncir los labios, arqueando las cejas, pero antes de girarse de forma dramática reculó. Ay no, este no, espere. Aquí no ha pasado nada. Solo tenía que cambiar uno de los libros que tan dignamente había dejado en el mostrador por otro. Es que ese le iba a hacer falta. Ya está. Muy bien. Sí, muy bien. Las luchas de poder de Marcus con la bibliotecaria. Se dio media vuelta, muy digno, y se fue de allí refunfuñando.

Ya iba un poco tarde, entre su búsqueda perdido por las estanterías y la conversación con la bibliotecaria seguro que Darren ya había llegado. En efecto, allí estaba. Le vio de espaldas, parecía que acababa de llegar porque estaba colocando un montón de cosas sobre una mesa. Se dirigió hacia él, con una expresión orgullosa por el manual que tanto trabajo (y libros) le había costado conseguir, dispuesto a hablar con él... Pero justo cuando estaba llegando, Darren se sentó.

Oh oh. No le había visto. Desde su posición, el Hufflepuff tapaba a su hermano, y ahora que se había sentado podía verle. ¿Y ahora, qué? Maldita sea, ¿¿qué narices hacía Lex en la biblioteca??

Miró a los lados. ¿Qué hacía ahora? ¿Se iba? ¿Le decía a Darren que mejor quedaban otro día? Ah, claro, eso estaría precioso: "mira, Darren, nos vemos otro día que no quiero hacer el trabajo con Lex delante". Genial, claro que sí. Se mojó los labios algo nervioso. Menuda papeleta... Miró unos instantes a los dos chicos y... Un momento. Lex no parecía nada extrañado por ver a Darren allí, y no tenía casi nada por delante, solo las cosas de Darren. ¿Quería eso decir...?

Frunció los labios otra vez. Maldito Millestone. Si es que sabía que no se podía fiar de él, tanto jiji, jaja. Vale, Marcus, respira. Era una encerrona en toda regla, no había que ser muy listo. Quería pensar que el Hufflepuff había considerado que era el momento adecuado... Aunque ya se lo podía haber dicho directamente...

Tragó saliva y se acercó a la mesa. Hola. Saludo muy escueto para ser de Marcus. Se aclaró la garganta. Creo que... Puede venirte bien este libro... Está pedido a mi nombre, pero... Bueno, puedes quedártelo. Lo había dicho todo con la mirada clavada en la mesa, visiblemente incómodo. Echó algo de aire por la boca y se animó a mirar a Lex... Pero solo le salió esbozar una sonrisa igualmente incómoda. Volvió a echar aire por la boca. Bueno, emm... No... No os quiero interrumpir. Os dejo... Estudiando... Mejor se iba. Buen intento, Darren. Pero hoy no.

Si iba a llegar tan cargado, podría haberle dicho de quedar en otra parte, no le habría importado ir a buscarle a la puerta de su casa y ayudarle a traer todas esas cosas...
Sonrió un poco mientras se liberaba del peso y negó con la cabeza—Acabo de llegar...—Mencionó, aunque en realidad llevaba un poco allí pero...
No importaba demasiado, en realidad.

Sonrió cuando se sentó y... Eso le sorprendió. Frunció un poco el ceño al ver la figura de su hermano allí, parado, hasta que finalmente se acercó.
Le dio un escalofrío y le sorprendió que fuera a hablarle... Después de lo que había pasado... en fin, habían pasado cinco días, que tampoco era tanto tiempo sin hablar con su hermano, el problema eran las formas, claro... y la perspectiva de no volver a hablarse...
El caso era que parecía haber dado su brazo a torcer y acercarse.

Lex estuvo a punto de sonreír y medio saludar cuando dijo ese "hola" casi con miedo, pero entonces se fijó en que no se lo estaba diciendo a él...
Se lo decía a Darren. Frunció un poco el ceño y miró al tejón algo confuso. Después volvió a mirar a su hermano, que le había dejado un manual sobre la mesa.
¿El tejón le había pedido ayuda a su hermano para un trabajo? Volvió a mirar al Hufflepuff...

—¿De qué va esto?—Preguntó directamente a Darren, porque estaba claro que... En fin, Marcus sabía que estaban ahí y que estaban haciendo un trabajo, porque... bueno, le había dejado un manual. Y en fin, era muy curioso que se molestara en acercarle un libro a la persona que había hecho que... pensara que su hermano era lo peor y todo eso. Que a ver, no era culpa de Darren, no quería decir que fuera su culpa, solo... que había estado implicado. Y bueno en eso de "va a durar tres días" el tejón estaba incluido... De modo... ¿A qué iba?
Y no necesitó demasiado, cuando vio la expresión del Hufflepuff. Les había citado a los dos en la biblioteca... ¿No?
Por eso le había hecho esa pregunta... Darren, Darren...

Pues si acababa de llegar ni tanto drama -que ya llegaría-. Suspiró aliviado y estaba a punto de preguntarle qué tenía pensado hacer mientras él andaba con su trabajo cuando Marcus se hizo presente, por supuesto él no iba a tardar demasiado. ¿La situación era incómoda? Un rato pero largo además. ¿Darren perdió su sonrisa? Ni mijita. Es más, cuando le vio acercarse ya estaba saludando con la mano.

— ¡Ay! Muchas gracias, puedo echarle un vistazo ahora, no creo que te guste que haya un libro por ahí pululando a tu nombre, o lo puedo cambiar al mío para que estés más tranquilo. — él como si eso fuera una situaición de lo más normal y  no pudiera cortarse la tensión con un cuchillo de untar mantequilla de cacahuete. Ante sus siguientes palabras in embargo ladeó un poco la cabeza — No, hombre, pero si te he dejado un sitio libre. — señaló la silla delante de él — Anda...

Y entonces la voz del menor a su lado, logrando que un escalofrío recorriera su nuca. Porque sí, obviamente a él quién más le preocupaba era Lex y su carácter, ¿para qué mentir? Se giró despacio a mirarle y parpadeó varias veces, jugueteando con los dedos frente a su pecho como una mosquilla nerviosa.

— Va de...¡cupcakes! — y aunque sonara muy entusiasmado fue un entusiasmo susurrado porque estaban en la biblioteca, así que acercó la cajita y la abrió frente a él para que pudiera verlos y olerlos, aunque no era muy de dulces así que los puso de nuevo en la mesa para que también Marcus los viera — Esta vez traje de diferentes colores y sabores. También hay verdes y amarillos, así nadie puede refunfuñar, hay de todos para todos. — sonreír y sonreír, que igual y funcionaba de algo. Estiró una mano bajo la mesa para agarrar la túnica del Slytherin, tirando suavecito de ella mientras le miraba fijamente, así como quién no quiere la cosa, como en un "por favor" silencioso pero evidente. ¡Venga, que tampoco era para tanto! Ni que fuera un dragón — Te compensaré luego. — y eso lo susurró aún más bajo, mucho más bajo, inclinándose hacia él.

La reacción de Lex se lo terminó de confirmar: había sido un ardid de Darren. Volteó los ojos hacia arriba algo incómodo, haciendo una mueca con los labios y pasándose la lengua por los dientes. Pues sí que estaba receptivo, sí... Suspiró. Si te sirve de consuelo, a mi también me ha liado tu queridísimo... Darren. Le había hecho la encerrona a los dos. Lo que él decía: muy gracioso pero las mataba callando el chaval.

Estaba debatiéndose entre si irse o no mientras el Hufflepuff no paraba de parlotear, primero sobre el libro y luego sobre los muffins. No tenía ya ganas de muffins, no tenía ni hambre... Bueno, quizás un poquito, tenían buena pinta. Pero no iba a reconocerle eso a Darren. Estaba mosqueado con él por engañarle, a él y a su hermano, ¿así pretendía aliviar la tensión, poniéndolos tensos a los dos? ¿O acaso intentaba unirlos en un objetivo común, el de querer matarlo? Mira, eso no sería ni mala opción.

Se lo pensó unos instantes, pero finalmente optó por sentarse, no supo ni por qué. Seguía sin parecerle ni la mejor forma ni el mejor entorno, y se sentía más tenso que las cuerdas de un arpa. Tomó asiento con cautela y la cabeza ligeramente agachada, casi como cuando te enfrentas a un hipogrifo por primera vez. No sabía a qué temerle más, si a un hipogrifo o a su hermano... Y, maldita sea, qué bien olían los cupcakes. Se le iban los ojos tras la caja.

No le pasó inadvertido el susurro del Hufflepuff a su hermano, lo cual le hizo arrugar la nariz. Sí, encima poneros a tontear delante mía. Puso los ojos en blanco. Es un detalle que hayas intentado comprarme con muffins, Darren. Ironizó. Prefería no saber el pago que iba a darle a Lex. Se quedó unos instantes mordiéndose el labio y al final... Miró a su hermano. ¿Cómo estás? ¿Era una pregunta muy genérica? Puede. Pero, ¿y qué iba a decir? No se había preparado nada. Vale que no tuviera por qué estudiarse sus interacciones con su hermano como si fueran un examen, pero... No le gustaban los imprevistos. No estaba preparado. Maldito Millestone.

Lex miró a Marcus con los ojos entrecerrados y sin mucho... entusiasmo. ¿"Queridísimo Darren"? Podía meterse esos tonos por donde le cupieran, y Lex podía hacerle unos dibujos ilustrativos de cómo llegar al lugar donde podía meterse su tono.
Encima que el tejón la liaba por ellos... En fin.

No era que estuviera entusiasmado con aquel encuentro, y de hecho, era bastante inquietante ver a Darren tan alegre. Que si, el tejón de por si lo era, pero... Era de una forma exagerada, incluso con muffins... Debería... Debería haberlo sospechado al verle con esa caja...
Pero si, daba un poco de repelús ver todo aquello, pero no había más razón que... Ellos, en realidad. Bueno, dijo que él tenía que seguir viéndole en clase y era incómodo, pero estaba claro que no era tan incómodo cuando le había pedido ayuda y Marcus estaba dispuesto a ayudarle...
Así que el problema solo lo tenía con él. Quizá si que el problema lo tenía Lex, después de todo.

Lo sorprendente, fue que su hermano se sentó, a pesar de ese tono previo al que no protestó porque sintió el tironcito del tejón debajo de la mesa.
Le miró, frunciendo un poco el ceño con eso de... ¿Compensarlo? Bajó la mirada carraspeando un poco, no quería sonrojarse o pensar en esas cosas delante de Marcus...
Esas artimañas de tejón astuto.

Volvió a mirar a su hermano. —No tendría por qué haberte comprado con nada...—Dijo con el ceño fruncido, aunque después miró a Darren y...—...no lo sé, Marcus. ¿Cómo estás tu?—Bajó un poco la mirada, no había sido la mejor respuesta pero... Era mejor que levantarse y llevarse a Darren de allí... ¿No?
Porque se había tomado muchas molestias por... organizar todo aquello, porque se arreglaran y... En fin. Era posible, tal vez que...
También quisiera hacerlo... un poco. Reconciliarse con... con Marcus. En fin. Candance dijo que... había estado raro y eso.

—Así que... Hacéis trabajos y eso...

El tejón se pasaba los tonitos muy por cualquier parte que no fuera el cerebro, porque sabía que la gente se ponía a la defensiva precisamente porque necesitaban defenderse pero que al final se les terminaba pasando y de no ser así pues oye, él no podía hacer magia. Bueno sí podía hacer magia pero no de ese estilo. Por eso no dejó de sonreír en ningún momento, aunque se notara que era una sonrisa un poco nerviosa o al menos Lex seguramente lo notaría porque ya le conocía bastante bien. Aunque claro con el tema de los muffins no pudo más que soltar una pequeña risa.

— No es nada, me encanta comprar. Cosas, a personas...— estiró una mano para agarrar uno de los pasteles color amarillo, probablemente si les pillaran se llevarían una regañina pero  le daba lo que viene siendo bastante igual, así que comenzó a picotear el glaseado  y llevárselo a los labios, porque habían interactuado y eso era todo un logro. Es más, cuando Lex hizo su pequeño esfuerzo de devolverle la pregunta a su  hermano lo miró con una sonrisa mucho más sincera y agradecida. Picoteó un pedacito del muffin y se lo comió, chupándose el dedo y asintiendo varias veces — Tu hermano me va a echar una mano con un trabajo de Alquimia, es el mejor del curso así que me pareció que si me ayudaba él no podría salir mal, me convendría subir un poco mi rendimiento. — no iba a decir que estaba distraído desde hacía un tiempo pero vaya, era lo que había — Y le estoy completamente agradecido. — esto lo dijo mirando a Marcus de nuevo con una gran sonrisa, también sincera, por supuesto — Así que los muffins son más un agradecimiento que un soborno, ¡que conste!

Más receptivo, un cuerno. Pero eso él ya lo sabía. Lex no era tan fácil de "volver receptivo" por muchas habilidades que Darren tuviera, y a la vista estaba que no se había equivocado. Porque su hermano seguía mirándole con desconfianza y, a su pregunta de como estás, no solo no contestó sino que se la devolvió como si fuera una bludger.

Instintivamente iba a tirar de su orgullo habitual, de hecho hizo un gesto algo chulesco-indiferente, arqueando las cejas, encogiéndose de hombros y haciendo una mueca con los labios, como si quisiera decirle "pues bien, ¿cómo iba a estar?". Así se mantuvo durante unos segundos... Hasta que una respuesta verbal al fin salió de sus labios. Mal. A tomar viento la altanería. Al menos estaba siendo sincero. Si su hermano decidía pisotear eso... Pues allá él.

Reprimió un suspiro de incomodidad y miró de reojo como Darren inauguraba los muffins. Él también quería uno, la verdad... Pero se le había cerrado un poco el estómago. No estaba como para ponerse a comer pastelitos ahora. Darren empezó a justificar ante Lex el por qué de esa quedada y, cuando le sonrió, Marcus esbozó una fugaz aunque incómoda sonrisa de vuelta. No es nada. Ya sabes que me gusta mucho. Era verdad. Que las cosas estaban tensas también era verdad. Que no iba a ser muy lógico que no se hablara con su hermano pero sí quedara para hacer trabajos con su novio, igualmente. Pero prefirió tomárselo como algo... Puramente académico. Al fin y al cabo ya se llevaba bien con Darren antes de... Todo aquello.

Era la primera vez que se encontraba tan sin palabras. En primer lugar, no sabía por dónde empezar. En segundo, temía que cualquier cosa que dijera pudiera ser interpretada con hostilidad por Lex. Volvió a suspirar y miró de reojo a Darren de nuevo. ¿Y bien? Él les había metido en ese aprieto, ahora que aportara ideas. Miró a Lex y... Bueno, salió Marcus de nuevo. Me alegro de que tú estés bien, al menos. Ya que no le había contestado, tendría que sacar él sus propias conclusiones.

Darren no solo se había tomado muchas molestias para montar aquello, se las estaba tomando en ese momento porque notaba que sus sonrisas y que su voz, excesivamente de buenas, estaban un poco... en fin, no tensas, pero si algo nervioso.
Por alguna razón, Lex buscó su mano por debajo de la mesa, tal vez, porque también la necesitaba.
Era algo extraño saber que ellos si que se habían hablado, como para pedirse ayuda en trabajos, aunque seguramente Marcus creería que era su obligación o algo así, pero... Bueno. No pudo volver a pensar que si Darren y Marcus si habían hablado hasta llegar un momento de quedar para hacer un trabajo...
Que no pudiera reconciliarse con su hermano si que debía ser cosa suya...

Levantó la mirada, frunciendo el ceño y sintiendo una presión en el pecho cuando escuchó la respuesta de Marcus. Estaba mal. Su hermano estaba mal... ¿Por su culpa?

Lo cierto era que la explicación de Darren respecto al trabajo y el por qué le había comprado los muffins quedó un poco lejana, como un eco, porque Lex no podía evitar dejar de mirar a su hermano y preguntarse si de verdad ese asunto podía tenerle tan mal...
Porque él ahora tenía al tejón pero... ¿A quién tenía Marcus? Era posible que estuviera siempre rodeado de gente y de aquí para allá pero Lex sabía que estaba tanto o más solo que él...
Todo eso era superficial y por eso lo detestaba tanto.

—No estoy bien, Marcus.—Dijo algo serio.—No del todo...—Porque si, esos días con el Hufflepuff pues habían sido alucinantes.pero... había algo... Le pesaba estar así con su hermano, aunque nunca hubieran sido como muy amigos y eso, pero... Al menos sabían que estaban ahí.—Estás... ¿Estás mal por mi culpa?—Y su tono era algo bajo, incluso con la cabeza un poco gacha. No es que quisiera joder a Marcus, picarle era divertido, pero no hasta llegar a ese extremo. Y por supuesto, con su relación no había pretendido hacerle daño. Ni había pensado en él, en realidad, pero no debía importarle tanto si con Darren había seguido hablando.
No acababa de entenderlo del todo.

Tal vez fueran pequeños pasos que los otros no eran capaces de notar pero él siempre intentaba fijarse en eso, en pequeños detalles, especialmente desde que estaba con Lex con quien los pequeños gestos eran lo importante, como que buscara su mano bajo la mesa. Le miró por un segundo pero simplemente se la dio, dejando el muffin sobre la mesa y buscando la manera de comérselo a pellizcos de la otra mano.

Les escuchó mientras se llevaba un trozo de bollo a los labios y se chupaba las migas. La verdad es que saber que dos personas se encontraban mal era triste, sobretodo porque cuando las miraba casi podía ver alrededor de ambos una especie de aura enorme que flotaba y chocaba la una con la otra, esa especie de ego idiota que seguramente en su  mayor parte venía dado por cómo se había criado. Le habría encantado tener la habilidad de soplar para hacerlo desaparecer, lástima que sus conocimientos no daban para tanto. De momento, todo lo que pudo hacer al notar  los esfuerzos de Lex fue hacerle entender que aquello le gustaba, que le apoyaba a que siguiera por ese camino, así que movió un poco su mano para entrelazar los dedos con los contrarios y acariciar la piel con el pulgar, casi parecía que le estuviera diciendo "buen chico" a su manera, pero oye, ¡es que estaba siéndolo! Con Marcus no podía hacer nada parecido pero le acercó un poquito la caja de muffins, aunque tal vez con esa situación poco le apetecía comer.

Él para entretenerse y dejarles un poco de espacio -difícil dado el caso- agarró el manual que le había traído el Raven para abrirlo y echar un vistazo al índice con interés, interés secundario porque el principal lo tenía en la oreja y esa estaba de momento puesta en la conversación por si tenía que meter el hocico también. De momento se puso a mover la cabeza de un lado al otro, como si estuviera escuchando algún tipo de música mientras leía y no les hiciera ningún caso.

Tragó saliva cuando su hermano respondió. Dijo que no estaba bien... No quería que su hermano estuviese mal, obviamente, aunque le hubiera dolido saber que estaba como si nada. Que habían cortado su relación y él hacía su vida por ahí sin importarle. No quería que Lex sufriera, pero al menos saber que le dolía esa situación... Era algo.

Miró por el rabillo del ojo como Darren agarraba el manual y se ponía a leer. Le parecería buena idea si no tuviera un muffin en la mano. Era un libro muy delicado, si lo manchaba, Marcus moriría de un infarto. Y luego la bibliotecaria lo reviviría para matarle ella personalmente por haberse comido un muffin mientras toqueteaba un libro así. Porque poner semejante ejemplar junto a una caja de muffins, en última instancia, había sido idea de quien sacó el libro de la biblioteca. Osea, de él.

Pero si regañaba a Darren por eso ya sí que podía dar la conversación por concluida, así que se limitó a tomar aire y mirar a otro lado. No a Lex, porque... La situación estaba tensa. Pero tampoco a Darren. Se mojó los labios y se animó a contestarle. O más o menos. Porque lo único que le salió fue encogerse de hombros.

Tras una pausa decidió romper el silencio. No llegarían a ninguna parte así. Por lo que pasó. "Por su culpa" le parecía demasiado fuerte e impreciso, porque no podía decirse que Lex hubiera hecho algo a conciencia para dañarle. Pero sí que estaba mal por la situación que se había generado con respecto a ellos dos como hermanos. Me hubiera gustado que... Las cosas hubieran sido diferentes, eso es todo. Volvió a encogerse de hombros. Seguía sintiendo que no estaba siendo del todo claro, o que la conversación no estaba avanzando como le gustaría. Así que tomó aire de nuevo y decidió poner las cartas sobre la mesa. Mira yo... No te voy a negar que... Me sorprendió, todo. Es verdad. ¿Qué podía decir? Era la pura verdad. Pero eso no quiere decir... Lex, que me sorprendiese en un primer momento no quiere decir que... Que no me guste, ¿vale? Hizo una leve pausa, mirando a su hermano. Yo solo quiero que estés bien. Es lo único que he querido siempre, pero tú... Parece que crees que te odio, o algo así. Bajó la mirada a la mesa, con el ceño ligeramente fruncido. Y eso duele.

Marcus se tomó su tiempo en responder. No le pasó desapercibido la forma en la que se quedó mirando al tejón, que se había puesto a leer.
Y por un momento le pareció entender qué estaba pensando... Porque miraba la caja de los muffins y el libro. El libro que había sacado él de la biblioteca.
Puso los ojos en blanco unos segundos. No había que ser legeremente para saber que a su hermano le ponía nervioso la posibilidad de las manchas en los pergaminos.
Con cierto disimulo, apartó la caja del libro, porque.. bueno también había una posibilidad de que quisiera cogerlo. Era un mapache ladrón, después de todo.

Le miró cuando dijo que estaba mal por la situación. Por lo que ocurrió. Que no hubiera dicho un simple "si" ya era mucho.
No puedo evitar mirar a Darren, tal vez tenía razón y... Solo eran demasiado orgullosos para ponerse a hablar normal.
Pero... Marcus estaba hablando y Lex le miró con los ojos abiertos, como platos. De verdad que no esperaba que su hermano dijera aquellas cosas. Que le sorprendió pero que eso no quería decir que no le gustara. Abrió sus ojos y miró al tejón, luego de vuelta al Ravenclaw. ¿En serio? ¿Le parecía bien?

Y negó con la cabeza. Marcus diciendo abiertamente que quería que estuviera bien y que el que pensara que le odiaba dolía. Pero él no pensaba que su hermano le odiara él solo... Y volvió a negar con la cabeza.

—Yo no creo que me...—Y se encogió, porque su voz había retumbado en el silencio de la biblioteca. Se agachó un poco y bajó el tono.—...Yo no creo que me odies...—Dijo más bajito y desvió la mirada. Lo que tenía era otra cosa.—...yo... me... da... miidi ddd...—Y eso era lo que se escuchaba cuando apenas separabas los labios para hablar.—... me da miedo que lo hagas.—Repitió en apenas un susurró, echándose hacia atrás algo nervioso.

Miró un segundo al tejón, y después a Marcus. Sabía que esto había sido idea de Darren y se lo agradecía, de hecho, volvió a presionar su mano debajo de la mesa.
—¿Podemos ir a otro lugar? Es que... Retumba cuando hablo...—Si y también tenía que desviar la atención de lo que acababa de decir, que probablemente era uno de los miedos de Lex no reconocidos. No quería defraudar a su hermano... Por Merlín que no.

Pues parecía que iba bastante bien, ¿no? Les había costado un poco arrancar pero la conversación iba fluyendo, más o menos. Era evidente que a Lex le costaba un poco más pero Marcus también había puesto de su parte. Darren se sentía satisfecho la verdad, porque lo más difícil solía ser empezar. Apretó un poco más la mano de su novio y ante la idea de que se fueran a otro sitio ya vio su oportunidad para escaquearse un poco de una manera más...real. Se pasó la lengua por los labios.

— Oh, chicos, yo me voy a quedar para seguir con el trabajo pero tomad. — cerró la cajita de dulces, estirándose un poco sobre la mesa y poniéndola frente a Lex, sonriendo ampliamente — Llevaos esto y buscad un sitio tranquilo para hablar vuestros asuntos familiares, ¿sí? Solo...intentad mantener...pues eso...la calma. — y eso era una mezcla entre un consejo, una petición y una recomendación, para ambos pero principalmente se lo decía a Lex porque era a quién conocía de una manera más personal — Prometo cuidar bien del libro, Marcus. Lo devolveré en cuanto termine con él.

Dicho esto lo apartó con el codo y se terminó lo que se estaba comiendo para para luego poder limpiarse las manos, porque no, él no estaba ajeno al mundo tampoco, precisamente el punto había sido estar pendiente sin estarlo. Se acercó un poco más al Slytherin antes de que pudiera marcharse.

— Estoy orgulloso de ti, Lex de Slytherin. Arregla las cosas con él, ¿vale? — y le dio un fugaz beso en la mejilla, limpiándole luego por si había restos de muffin, que por suerte no era así. Luego solo dejó que se marcharan porque en fin, no iba a estar como en aquella torre mirándolos mientras ellos hablaban de cosas que él no entendía o en lo que no pintaba mucho, a decir verdad. Había hecho su parte que era intentar que rompieran el hielo. Ya de ahí en adelante era cosa de ellos dos y sus ganas de mantener su relación.

Cuando su hermano empezó a hablar se encogió un poco por el volumen. Temía que la bibliotecaria, a la que por algún motivo que no alcanzaba a entender no parecía caerle muy bien, les echara de allí a patadas. O peor, descubriera los muffins y los matase en el acto. Lex pareció darse cuenta él también de que el tono no era el más adecuado y lo bajó. Y ya sí pudo oír bien lo que dijo.

Bueno, más o menos. Le negó lo que había dicho, lo de que creía que Marcus le odiaba... Pero tuvo que acercarse, con los ojos entrecerrados, para oír lo siguiente, y no lo consiguió. Y algo le decía que no lo había dicho así solo por estar en una biblioteca. Era la cara de Lex de "no me gusta lo que voy a decir".

Abrió los ojos cuando al fin lo soltó. Y por orgulloso que fuera, no podía negar que... Se le había agarrado un nudo en la garganta, y su visión se había vuelto algo acuosa. ¿De verdad pensaba... Que él podía llegar a odiarle? ¿Y de verdad... Le daba miedo que lo hiciera? No le dio tiempo a contestar porque rápidamente Lex pidió abandonar la biblioteca. Se aclaró la garganta y asintió rápidamente, tragándose las lágrimas porque no quería dar un numerito allí, y porque, bueno... Que no quería y ya está.

Hizo un gesto con la cabeza a Darren pero se notaba el cerebro un tanto embotado. El chico les estaba dando espacio (y los muffins), y la verdad es que... Lo agradeció. Agradeció que les juntara, y agradeció que les diera espacio. Y agradeció irse de la biblioteca, porque empezaba a sentirse bastante incómodo allí. Ya hablaría con él para darle las gracias por todo eso... Y por los muffins.

Salió de la biblioteca en silencio, con la cabeza algo agachada y un par de pasos por delante de Lex. Necesitaba encontrar un aula vacía como necesitaba el oxígeno para respirar. Afortunadamente, había una a escasos pasos de la biblioteca. Entró en ella, esperó a que su hermano le siguiera y cerró la puerta tras él. Respiró hondo y, tras echar el aire, se sentó en una de las sillas y se frotó la cara con las manos.

Fin de la pausa. ¿Cómo... Puedes pensar que yo podría odiarte, Lex? Y al haberse quitado las manos de la cara antes de hablar, volvió a apreciarse lo enrojecidos que estaban sus ojos. Estaba... Muy triste. No le gustaba que su hermano pensase esas cosas de él. Llevo toda la vida intentando... Hablar contigo, y estar contigo. Eres tú el que me echa. No era un reproche, solo estaba... Exponiendo lo que él sentía, y con mucha amargura en su voz. Yo no te odio, no te he odiado nunca y dudo que pueda hacerlo algún día. Negó con la cabeza, dejando la mirada en otra parte. Pero siempre he pensado... Que si mantenías una relación conmigo era porque no te quedaba de otra, y en cuanto pudieras... Te irías. Y no nos veríamos más. Se encogió de hombros. No podía mirar a Lex mientras decía eso. Seguía intentando no llorar.

Un momento... ¿Darren no iba a venir? A ver, que había sido él quien había dicho lo de salir de la biblioteca, y después de todo el tejón tenía un trabajo que hacer, y seguramente eran cosas de hermanos que no iba a querer presenciar... Pero no confiaba mucho en su pronto si no estaba el Hufflepuff para controlarle un poco...
Aunque ya antes se hubiera peleado con Marcus y nunca hubiera estado ahí para lidiar con ello pero aún así... Frunció un poco el ceño, sintiéndose algo inseguro...
Por mucho que dijera que mantuvieran la calma... Tal vez en eso sí que se parecían los hermanos, se encendían como dinamita...

Su hermano fue el primero en levantarse para salir, pero él se quedó unos segundos mirando a  Darren... y suspiró cuando le dijo que estaba orgulloso de él. Sonrió y asintió.
—Gracias... Darren de Hufflepuff. Te... Te veo en un rato.— Volvió a sonreírle, tragó grueso y salió de la biblioteca. Su hermano solo iba unos pasos por delante, pero le intimidaba un poco.
¡Lex! ¡Intimidado!
Caminaba con la cabeza gacha, totalmente en el papel de hermano pequeño, aunque de los dos no lo pareciera, precisamente.

Ni si quiera se fijó a dónde iban, tampoco podían ir a muchos lugares, a un aula vacía, supuso. Escuchó el sonido de la puerta cerrarse al entrar en la sala y se quedó inmóvil, viendo cómo su hermano se sentaba en una silla y se... Intentaba arrancar la piel de la cara con las manos. Bueno, no tan exagerado.

—Pues porque yo me odio, ¿Por qué no me ibas a odiar tu? — Frunció un poco el ceño. ¿Por qué no iban a odiarle todos?
Aunque aquello había cambiado un poco al... conocer a Darren, y no, tampoco entendía por qué no le odiaba.

Miró a su hermano todavía con la cabeza algo gacha. ¿Que nunca le odiaría? Pues... pensaba que se había acercado bastante...
—Yo no he dicho que... crea que me odies... solo... que me da miedo que lo hagas.—Y no se iba a poner a explicar que era su hermano mayor y quería cierta aprobación en él porque ni él mismo era consciente de ello.
Se encogió de hombros, porque lo que decía... tenía parte de razón.

—No... te voy a mentir, siempre he creído que en cuanto pueda me iré pero...— Se encogió de  hombros.—...no pensaba que fueras uno de los que dejara de ver... —Presionó sus labios y desvió la mirada.
¿De verdad Marcus siempre había intentado ir detrás de él? Bueno, en realidad si lo pensaba bien... Sí. Pero pensaba que era por... En fin. ¿Quién más fácil que Lex para quedar de tipo perfecto, por encima?

—Eres mi hermano, Marcus... No es que haya tenido a nadie más con quién compartir cosas hasta... este año. Que... es un poco raro ahora que lo pienso.—Sobretodo si empezaba a pensar en las personas con las que tenía contacto cuando no lo había tenido nunca.
Se acabó acercando a su hermano, cogiendo una silla y arrastrándola para sentarse a su lado.—Aunque no se note... no quiero darte razones para que me odies. Nunca he querido. Pero...—Se encogió de hombros.—...soy... así, supongo.

Esbozó una expresión entre entristecida y horrorizada. ¿Pero por qué te odias? Si eso era así, dudaba que Lex pudiera contestárselo. Y si no lo era, si era una ironía o una exageración, tampoco tenía mucho sentido la pregunta. Negó con la cabeza, mirando a otro lado, incapaz de comprender de donde le salía ese odio a su hermano, tanto hacia los demás como a sí mismo. Pero siguió oyéndole.

Le daba miedo que le odiara. Se odiaba a sí mismo, pero lo que le daba miedo era que Marcus le odiara. De verdad que no lo entendía, solo sabía... Que sentía mucha tristeza. Era lo único que podía sacar en claro de todo eso. Se había animado a mirar a Lex, quería ver su expresión mientras contaba eso que estaba contando porque, además de ser duro, sabía lo que le costaba hablar. Marcus no tenía problema alguno en expresarse, pero Lex... Debía estar haciendo un gran esfuerzo. Al menos quería que su hermano viera que le miraba. Que sintiera que estaba mereciendo la pena ese esfuerzo.

Y negó lentamente con la cabeza cuando le escuchó reconocer que pensó que en algún momento se alejaría. Eso aumentó esa desazón que sentía en el pecho. ¿Pero qué te hemos hecho? Su voz sonó totalmente quebrada y casi suplicante. De nuevo no era un reproche, era la necesidad de entender... Algo. Era cierto que Marcus y Lex eran muy distintos, y que el mayor estaba más unido a su familia. Pero de ahí a... No querer verles... Tragó saliva y bajó la vista al suelo. Aunque Lex no lo creyera, para sus padres sería muy duro no tenerle. Y eso le agarraba un nudo en la garganta.

Volvió a mirarle, con los ojos vidriosos, cuando Lex retomó lo que estaba diciendo. Y vio como se acercaba, siguiéndole con la mirada. De nuevo negó con la cabeza. Lex... Ni te odio ni te voy a odiar. Métetelo en la cabeza, ¿vale? Se pasó rápidamente la manga por el párpado antes de que hubiera una muestra más evidente de que empezaba a no controlar las lágrimas. ¿Y... Crees que voy a odiarte... Por echarte novio? Dejó escapar una risotada irónica y amarga. ¡Lex! ¿De verdad? ¿Por quién me tomas? ¿Eres... Consciente de lo que duele que tu hermano piense... Que no le aceptas? ¿Que no quieres que sea feliz? Se mojó los labios y negó de nuevo con la cabeza. Llevo seis años intentando que te relaciones, ¿voy a enfadarme porque te eches novio? Se encogió de hombros. No quiero que hagas lo que yo hago, o lo que yo digo, ni que seas como yo. Solo... Bajó la cabeza. Solo quiero que... Seas como seas... Y hagas lo que hagas... Confíes en mí.

Bajó la mirada ante esa pregunta porque no sabía responderla. ¿Por qué se odiaba? De verdad que no sabría qué decir. Eran demasiadas cosas y al mismo tiempo ninguna. Era como si tuvieras la certeza de que había algo en ti que no estaba bien, aunque no tuvieras pruebas palpables de ello. Era como una mancha en lo más profundo de su ser... Podía llamarlo como fuera y en ninguna parecería algo coherente pero allí estaba.
Lo que Marcus vería en su Bogart si supiera algo de Legeremancia.

— No... no lo sé... No es que me hayáis hecho algo, es... Que no formo parte de nada.— Frunció un poco el ceño. Que su hermano no tenía la culpa, pero desde siempre él era el mejor en todo. Era su hermano mayor pero tampoco se llevaban tanto tiempo, no era como si hubieran tenido un espacio muy grande para desarrollarse que le faltara vivir a Lex,  y siempre, siempre, había sido el crío perfecto.
"¿Por qué no haces como Marcus?""Quédate quieto""Pórtate bien""¿Por qué no puedes obedecer?""¿Y esas notas? Marcus a tu edad..."
Había demasiadas frases que le habían dicho desde muy niño. La única que no había escuchado nunca era la de "¿Por qué no hablas tanto como Marcus?"
Y todo aquello... no hacía que sintiera una enemistad por su hermano, sencillamente sabía que no estaba al nivel y no iba a estarlo nunca.

— Marcus tu eres el hijo perfecto, mi único punto bueno es que parece ser que doy tan malas sensaciones como la bisa...— Y era una mujer aterradora, por lo que contaban. Así que... ¡Genial! Cuando tu único punto fuerte era algo que más bien parecía malo... ¿Qué podía pensar uno de sí mismo?

Le miró porque nunca había visto a su hermano tan afectado. No le gustaba haberle provocado esas cosas, desde luego. Era su hermano y le quería. Aunque eso no fuera a decirlo ni en un millón de años, ni el veritaserum le haría confesar...
Así que verle mal no le gustaba. Pero agradeció lo que dijo, incluso sonrió de medio lado porque hasta para eso lo decía en ese tono tan soberbio de Marcus. Meterse en la cabeza que no le iba a odiar.

— Marcus yo... yo no te lo estaba escondiendo. No es que no confíe en ti... te busqué cuando... dudaba de que alguien pudiera gustarme. Es que...— Presionó sus labios y desvió la mirada. Le costaba un poco abrirse. Aunque lo llevaba algo mejor pero aún así, era difícil. Frotó un poco sus manos entre sí.— ...todo ha ido muy rápido, no era algo que esperara y... estaba metido antes ni de... asimilarlo. Y... Darren es... un chico. No era algo que hubiera pensado pero... también fue... raro para mi y...— Se mordió un poco el labio, aprovechando para hacer una pausa.— ...solo... no sabía cómo decírtelo. No porque te enfadaras o dejaras de hablarme, solo porque... Tenía miedo que no te pareciera bien... es... difícil saber qué piensan los magos de... este tema. Sé lo que pensarían en casa... Creo... Tú también lo dijiste. Al menos mamá...— Acabó agachando la cabeza, en ese momento, sí que parecía el hermano menor.

— Te lo iba a contar... Te lo juro... pero te diste cuenta antes de que me... sintiera preparado.

Frunció el ceño algo apenado, porque sabía lo que su hermano había querido decir con eso, y no era un ataque, pero tampoco un piropo. De hecho, probablemente no tuviera ni que ver con Marcus, sino con el propio Lex. No creo que yo sea el hijo perfecto... Dijo en voz baja, como si se sintiera culpable por serlo, en caso de que así fuera. Sí, le encantaba ser perfecto, le encantaría ser el hijo perfecto, se había sentido así muchas veces. Pero lo hacía por satisfacción personal... No quería que fuera un problema para su hermano. Ni siquiera se lo había planteado.

Pero lo otro que dijo le hizo abrir un poco los ojos y soltar una risotada sarcástica. ¿Como la bisa? Eso sí que no podía pensarlo su hermano. ¡Lex! ¿Qué dices? Para empezar, la mitad de las cosas que dicen de ella seguro que son mentira, ni las escuches. Él desde luego no las escuchaba. Y después... ¡Tú no te pareces nada a ella! Las cosas que dicen... Era una mala persona, Lex. Tú solo eres un puercospín. Eso se le había escapado y no había quedado muy serio. Miró a su hermano de reojo y tuvo que esconder una sonrisilla. Sacudió un poco la cabeza e intentó ponerse en el tono en el que estaban otra vez. Quiero decir que solo eres un poco gruñón. Pero no eres mala persona, Lex. Nunca lo has sido.

Le escuchó con atención y de nuevo con el rostro algo entristecido. Cuando se ponía así, parecía aún más pequeño, como si tuviera de nuevo once años en vez de diecisiete. Pero su hermano contando esas cosas tampoco parecía mucho más mayor. Supuso que la vulnerabilidad te hacía parecer más pequeño de lo que eras.

Asintió a todo hasta que dijo. Lo entiendo. Era el mejor resumen que podía hacer. Aunque arqueó una ceja y esbozó una sonrisilla por lo último que dijo. Yo siempre me doy cuenta de todo antes, parece que no me conoces. Bromeó un poco, le apetecía... Relajar el ambiente. Porque, al fin y al cabo, parecía que Darren tenía razón: Lex estaba más receptivo. Y Marcus ya no soportaba más estar en tensión con él. Necesitaba eso, necesitaba sus bromas. Aunque de vuelta le dijera que era un engreído le daba igual... Porque eso era lo que Lex hacía siempre. Y quería que siguiera haciendo las cosas que hacía siempre mucho antes que el que no hiciese nada.

Arrastró un poco la silla y la acercó a su hermano. Ya sabes que no llevo bien lo de sentirme tonto. Se encogió de hombros, mirando sus manos entrelazadas entre las rodillas. Y cuando me enteré... No sé. Al hablarme di por hecho que era una chica, y cuando te lo dije... No me corregiste. Y es cierto, te entiendo, pero... No sé, me sentí un poco tonto. Y además no era alguien cualquiera... Es Darren. Es decir... ¡Darren! No sabía como explicarlo mejor. Me cae genial, de verdad, pero es que... Sois muy distintos, es solo eso, me sorprendió. Y por otro lado... Lex, es un chico de mi curso. He estado en clase con él, he ido a fiestas con él, he comido a veces con él. No somos amigos íntimos pero le conozco desde hace siete años. Volvió a encogerse de hombros. Pues eso, me... Sorprendió, y me sentí tonto, como si me estuviérais engañando o algo, ya sé que no tiene sentido. Por eso reaccioné mal. Se mojó los labios y levantó la vista hacia su hermano. Lo siento.

—Pero para mi si lo eres...— Dijo en voz más baja. Tal vez eran cosas que se imaginaba, no que le dijeran directamente. Pero a veces no necesitaba que dijeran nada, podía ver la decepción en sus ojos, a sus padres, a veces dolía más eso, el saber que se estaban preguntando por qué no podía ser más como Marcus... Tal vez por eso se había decidido a estudiar legeremancia.
Que eso tampoco era lo importante, no le odiaba o algo así, Marcus era Marcus. El problema era que... Pues que él era Lex.

Le miró cuando habló de la bisabuela y se encogió de hombros. Ya sabía lo que se decía y que probablemente fuera mentira, y sabía que era una mala persona—o que muy buena no podía ser—pero también había visto la fascinación de su abuela por él solo por eso. Porque tenía los aires de esa mujer y dones parecidos... algo así decía la mujer. Igual solo era una forma de animarle porque no parecía tener una habilidad especial o algo de eso.—Soy siniestro, como ella. Eso decía la abuela. Y creo que mamá lo piensa alguna vez también...—Y en realidad, tampoco era el asunto que importaba allí, pero cuando un niño crecía pensando que se parecía a una persona que daba miedo, pues un poco acababa creyéndoselo.

Levantó la mirada cuando dijo que lo entendía. ¿De verdad? ¿De verdad entendía todo eso? Porque casi sintió un alivio cuando...
Lo dijo... Y suspiró, poniendo sus ojos en blanco.—Claro, cómo se me ocurrió pensar que podría ocultarte algo...—Dijo entonces pero con una media sonrisa en los labios.
Sí, aquella vez no le había dicho que no era una chica de forma bastante... a propósito.—Me daba vergüenza, Marcus... Nunca me había gustado un chico.— Reconoció entonces. Bueno ni una chica, pero al menos alguna vez las había mirado. A la profesora, en fin.—Y Darren no sabía nada...—Quiso volver a añadir. Si apenas se conocían en realidad...
Que todo había ido muy deprisa.

Pero entonces dijo esas palabras. Y Lex abrió los ojos y se quedó petrificado unos segundos. ¿Qué acababa de pasar? Marcus... Marcus O'Donnell prefecto de Ravenclaw de último curso... ¡Había dicho que lo sentía!
Casi sintió un vuelco en el pecho. Debía sentirse realmente muy, muy mal, para haber dicho eso.

—Yo también lo siento, Marcus...— Dijo bajando la mirada, acercándose un poco más a él, casi hasta que sus hombros se rozaron y le dio un pequeño toquecito o empujón con este.—...me dolió que dijeras que... no ibas a estar en mi futuro...— Comentó, mirándole de reojo después.—¿...estarás? Porque... quiero que estés... Sobretodo... cuando le diga a mamá que... salgo con un Hufflepuff.—Y ahora solo estaba bromeando, tal vez... por seguir esa coña de hermanos.

Le miró un tanto sorprendido, aunque con el semblante aún triste. ¿Acababa Lex de decir que para él Marcus sí que era el hijo perfecto? ¿Desde cuando? Si no hacía más que gruñirle y decirle lo pedante que era... Eso era toda una revelación... Se preguntaba cuántas más cosas pensaba y sentía su hermano sin que él tuviera ni idea. Era un poco frustrante.

Sobre lo de que era siniestro... Pues ahí no le podía quitar razón. Pero no era del tipo de "siniestrismo" que se le achacaba a su bisabuela, pero hasta él le había dicho a Lex en más de una ocasión que era un poco siniestro... ¡Pero solo se lo había dicho de broma! Bueno, no exáctamente de broma, pero sí como Marcus decía las cosas... No es que lo pensara cien por cien de verdad...

Podía entender que le diera vergüenza. Era la primera vez que alguien le gustaba, era un chico, mayor, hijo de muggles... Todo bastante complicado, estilo Lex. Asintió y corroboró cuando dijo que Darren no sabía nada. El chico también se lo había explicado y... Bueno, seguía resultándole extraño, pero les creía.

Y ya sí que no lo pudo evitar. Le miró cuando le dijo que también lo sentía y recibió ese toquecito en el hombro, dejando que su cuerpo reaccionara como un muñeco de plastilina, porque solo se movió por inercia sin poner resistencia alguna. Tenía el corazón en un puño. Esa frase era demasiado dolorosa, tanto que se le derramó una lágrima sin querer. Lex no se lo creería, pero seguro que a él le dolió más decirlo que al otro escucharlo. Aunque dejó escapar una carcajada algo acuosa, al tiempo que se secaba la lágrima con la manga de la túnica, cuando le dijo que tenía que estar a su lado cuando le dijera a su madre que estaba con un Hufflepuff. Eso no me lo pierdo. Rió un poco y tragó saliva, tratando de recomponerse.

Claro que estaré, Lex... Voy a estar siempre. Se encogió de hombros, mirándose las manos, jugando con los dedos algo nervioso. No quería decir eso, solo creía que... Era lo que tú querías... A veces siento que te estorbo... Negó con la cabeza y volvió a pasarse la manga por los ojos. Mejor cambiaba de tema.

Oye, ¿cómo conociste a Darren? Es que le resultaba súper extraño, no se imaginaba en qué contexto podían coincidir. Volvió a esbozar una de sus clásicas expresiones de superioridad, aunque con un toque cómico, y añadió. Y no es por decir "te lo dije", pero... Si alguna de las mil veces que te dije que vinieras a comer con el resto de seres humanos lo hubieras hecho, quizás le hubieses conocido antes.

Sonrió y agachó la cabeza. Como para perdérselo... Aquello iba a ser un show. No sabía qué molestaría más a su madre, si que fuera chico, hijo de muggles o Hufflepuff... Porque aunque ella estuviera casada con un Ravenclaw, solía escapársele comentarios de otras casas un tanto menos... Ortodoxos, el aire de Slytherin, tal vez. En fin, podía bromear pero en realidad no quería pensar en eso porque le ponía muy nervioso.
Si le había costado decírselo a Marcus... Ni si quiera podía imaginar el momento de decírselo a sus padres. Porque no podía olvidarse de que tenía dieciséis años, nadie iba a tomar en serio eso, un amorío de instituto... Pero no lo era. Aunque quizá eso sintieran todos cuando les pasaba pero... Él no era estúpido.

Se atrevió a mirar a su hermano cuando le escuchó decir de forma directa que él siempre estaría ahí. Sintió un pequeño nudo en el pecho. Era como si... de verdad necesitara escucharlo porque creía lo contrario. Que su hermano también le dejaría atrás.
Y negó con la cabeza cuando dijo que le estorbaba. No iba a poder decir mucho al respecto pero... él había nacido ya con un hermano mayor. Para Marcus debía ser igual, porque un año de diferencia no era como que le dejara espacio para tener recuerdos sin él, pero...
En fin, por absurdo que sonara, siempre había sido su hermano mayor.—Me gusta un poco meterme contigo... y a veces eres molesto.—Sonrió un poco, pero negó con la cabeza.—No me estorbas, Marcus... Eres mi hermano mayor. Muchas veces no te entiendo pero... Si me molesto en pensarlo es porque... pues eres mi hermano. Me... me importas.—Que las palabras eran otras pero... En fin, a tanto no llegaba.

No pudo evitar sonreír cuando escuchó esa pregunta. Cómo conoció a Darren... —Ah... ya, claro... seguro que le habría conocido si hubiera ido con alguno de tus estirados amiguitos empollones...—Pero solo estaba bromeando. Bajó la mirada y frotó un poco sus manos.—Noora se me escapó. Estuve tres días sin encontrarla y... un día iba por el patio trasero, sabes, el del árbol gigante y le vi sentado, y Noora vino a por mi. Al parecer, se escapó porque le vuelven loca unas chuches que hace para su rata, así que había estado con él esos tres días, la muy traidora.—Se echó a reír un poco, lo dijo porque ella no le había escuchado, vaya.—Y... luego salí de un entreno de estos tarde y lo cacé en el vestuario de Slytherin, le había atacado una mofeta, una peste...—Se ahorró todo lo que pasó en ese momento porque... en fin, estaba seguro de que Marcus no quería saberlo.—...le dejé mi ropa porque yo tenía la de Quidditch y le acerqué al castillo... y... y eso...—Se mordió un poco los labios y desvió la mirada. Aunque aquello no fuera nada raro de contar... le daba vergüenza.

Arqueó una ceja y le miró con una cómica expresión de incredulidad. ¿En serio? ¿Yo soy molesto? Prueba a tener como hermano a un puercoespín. Al menos ya habían cruzado al terreno de las bromas, que por mucho que fueran de lanzarse pullas... Eran bromas. Echaba de menos bromear con Lex.

Su ceño fruncido por la broma anterior se relajó, y en su rostro apareció una sonrisa. Que Lex le dijera que le importaba... Era mucho. Le daba igual si no le estaba mirando a la cara, sabía que a su hermano le costaban esas cosas, y aún así lo había dicho... Debía importarle mucho de verdad. Tú también me importas, Lex. Se mojó los labios y se encogió un poco de hombros. No quiero... Que sufras. Y había mil factores por los que Lex podría sufrir con esa relación. Pero también había mil que, seguro, le hacían feliz. No podía pedirle a su hermano que no fuera feliz por evitar un sufrimiento hipotético. Supuso que... Su papel de hermano debía de ir enfocado de otra forma. Así que... Si en algún momento... Pasa algo, lo que sea. Que alguien te diga algo, o que las cosas no vayan como esperas, o que escuches cosas... Le miró. Por favor, dímelo. Intentaría hacer algo, y si no podía... Al menos quería estar ahí.

Entonces su hermano se dispuso a contar cómo conoció a Darren... Pero claro, la pullita no podía faltar. ¡No son estirados! Lo de empollones lo ignoró. ¿Tú has visto a tus compañeros de Casa? Iba a hablar un Slytherin de gente estirada. En fin.

El hurón. Es que lo sabía, no debía sorprenderle lo más mínimo. Lex solo se relacionaba con esa rata-tubo y Darren se pasaba el día jugueteando con bichos. Solo había que sumar dos más dos. Empezó a sonreír conforme Lex contaba la historia porque... Nunca había visto a su hermano así. Tenía unas ganas locas de meterse con él y decirle que se le estaba poniendo cara de bobo, pero estaba demasiado centrado en disfrutar del milagro de que alguien hubiera sido capaz de generar esa expresión en él. Eso, y que no quería que le soltara una de las suyas y saliera corriendo por chincharle justo en un momento así. Arrugó la nariz ante la anécdota de la mofeta y... Se quedó esperando que continuara. Pero se quedó ahí.

Le miró unos instantes con una ceja arqueada y expresión interrogante. ¿Y...? Venga ya, uno no se hace novio de alguien solo por prestarle su ropa. Más cosas había hecho él por llamar la atención de Poppy y seguía siendo solo su amigo. Pero... Estáis... ¿Saliendo? O solo... Bueno... No se sabía más términos, o mejor dicho no los quería usar.

No era la primera vez que su hermano le decía que si alguien le molestaba podía ir a decírselo, de hecho cuando le hicieron prefecto fue una de las primeras cosas que le comentó como toda una ventaja de ser hermano suyo, pero hasta ahora, nunca iba por un tercero, o más bien eso le dio la impresión a Lex. Esa forma de decir que no quería que sufriera—aunque fuera impactante solo el escuchar eso—le preocupaba por si las cosas que podían decirle  o hacerle vinieran del hecho de...
Salir con un chico. Que a ver, los de su casa se lo dirían por salir con un Hufflepuff y con un hijo de muggles, pero no era como si el resto de serpientes le importaran una mierda, ya había escuchado los consejos de una y solo lo dejaría como...
Eso, consejos.

Tener tantos sentimientos juntos era muy complicado. El haberse peleado con Marcus, haber intentado sobrellevarlo, tener los momentos más especiales con Darren mientras estaba sin hablarse con su hermano, el hablarlo y parecer que se estaban reconciliando, el confesar cosas, temer a dónde pudieran llegar esas confesiones... Y cómo no, las preguntas incesantes del Ravenclaw, porque no podía contentarse con lo que le contaba, quería saber más, claro. Se echó a reír.

—¿Cómo que "y"? De verdad quieres los detalles?—Que a ver, los detalles de ese día si podía contarlos, no eran... Para tanto. Al menos una vez habían salido del vestuario de los Slytherins.—Me... invitó a cenar y luego pasamos un rato en... mi sitio secreto que no te voy a decir. Y... Nos besamos.—Bajó la mirada. Nunca pensó que diría algo como eso... Pero así había sido, y no era la primera vez que eso pasaba en ese día... Pero si lo decía le volvería a preguntar y el momento duchas prefería que siguiera siendo para él.

—Sí.—Respondió mirándole, tal vez en una respuesta un tanto escueta pero contundente.—Bueno no entiendo mucho de estas cosas pero... si. Es... es mi novio.—Presionó los labios y desvió la mirada, decir aquello había sido como descender con la escoba a toda velocidad hasta detenerte justo antes de darte de bruces contra el suelo.—Nunca me había gustado nadie antes, Marcus...—Y no hacía falta que se lo dijera, porque aunque no le contara muchos secretos en cuanto cosas sentimentales, estaba seguro de que podía hacerse una idea de que así era.—Me... me trata bien.—Y parecía como si aquello... Fuera lo más importante.

Tras una pausa, volvió a mirar a su hermano.—¿De verdad crees que durará tres días? Porque... no querría eso. De verdad me gusta... mucho.

¿Qué? ¡No! Le dio un repelús. Ese "detalles" había sonado muy... Ugh. Él solo quería una definición de lo que había ahí. Marcus sin una nomenclatura apropiada no era nadie. Fue a hacer un comentario con respecto a eso del sitio secreto pero... Cuando vio la expresión de Lex al decir que se habían besado... Vaya, eso sí que era sorprendente. No lo de besarse, que también. Sino esa cara. Nunca, jamás recordaba haber visto a Lex con una expresión así. Eso le hizo esbozar una sonrisilla. De ser cualquier otro ya estaría de bromitas con el tema, pero siendo Lex... Casi que mejor que no le viese sonriéndose, que era capaz de salir huyendo.

Ah. Vaya. Dijo bajito. Pues ahí tenía la nomenclatura: novio. Marcus hasta entonces había sido más... "Sociable", por así decirlo, que Lex, y sin embargo no había llegado a tener novia. Tenía muy claro quién quería que fuera su novia de verdad y estaba esperando al momento oportuno (y lo cierto es que se le estaba dilatando un poquito en el tiempo), pero Lex había entrado directamente de lleno con un noviazgo con el primer chico que se besaba. Porque era el primer chico con el que se besaba, ¿no? A juzgar por sus relaciones pasadas y por su cara en esos momentos, sí, debía serlo.

Se quedó mirándole con expresión serena, aunque por dentro sentía un torbellino de sorpresa y ternura a partes iguales, así como muchas ganas de abrazarle y, por otro lado, de preguntarle más cosas, aunque tampoco sabía si quería saber muchas cosas. Si su hermano hubiese sido hasta el momento como cualquier otro colega suyo, seguramente hablarían más de intimidades. Ni siquiera le había contado cosas que él había hecho, cosa que sí había dicho a algunos amigos. Y, por otro lado, nunca había hablado con nadie a quien le gustasen... Bueno, la gente como él. Le encantaría tener ese tipo de relación con Lex, una en la que pudieran hablar de todo. Pero Lex no era así, ya demasiado le estaba contando... Así que prefería solo callarse y escuchar. Disfrutar de ese momento como si fuera algo que solo pasa una vez cada mil años.

Pues claro, ¿por qué no iba a hacerlo? Preguntó con suavidad aunque ligeramente extrañado. ¿De verdad lo que más valoraba en Darren era que le trataba bien? Era su novio, qué mínimo que le tratara bien. Eso le hizo pensar... ¿Tan mal le trataba a Lex la gente? Frunció los labios. Iba a matar a más de uno como se enterase de que eso era así.

Pero la siguiente pregunta de Lex provocó una sacudida en su pecho. De repente recordó unas palabras que él mismo había dicho y llevaban días persiguiéndole, pero que durante esa conversación había preferido hacer como que las había olvidado. Oh. Bajó la mirada, jugando con los dedos entre las manos, en silencio un par de segundos. Al fin, se encogió de hombros y levantó la mirada negando con la cabeza. Yo... Estaba enfadado, Lex. No quería... No quería hacerte daño, te lo prometo. Se mojó los labios. No tengo ni idea, ojalá lo supiera. No... No sé como os va ni... Nada.

Suspiró un poco y se pasó la mano por el pelo. A ver, te seré sincero. Mejor. Es que sois como súper distintos. Y... Me impactó. Y entre la sorpresa y que estaba enfadado pues... Dije eso, no lo tenía que haber dicho. No lo pienso, en realidad. Miró a su hermano, frunciendo los labios. Lex... Te prometo que lo único que quiero es que no sufras. Si tú estás bien, si... Si os lleváis bien y eso... Hablar de amor le resultaba muy fuerte y no sabía cómo de preparado estaba su hermano para ello. Seguro que os va genial. Darren es muy buen tío, en serio. Me cae muy bien y... Sonrió y miró la caja que tenía junto a ellos. Me da muffins. Parecía una tontería pero era un punto a tener en cuenta. Si tú crees... Si sientes que durará... Entonces, durará.