Un sábado como cualquier otro, cerca ya del final de las clases y con el verano a la puerta de la esquina. Puede que para el resto del mundo no fuera un clima precisamente tropical pero para los que vivían allí por lo visto con que saliera el sol ya era una maldita maravilla. Nissim había nacido en un lugar donde el agujero de la capa de ozono era una puñeta y hacía un calor de mil demonios así que ciertamente no era un clima cálido para él, pero bueno desde los ocho años había tenido tiempo más que suficiente para adaptarse.

Varios de sus compañeros habían quedado para bañarse en el lago, ¿buena idea? Pues quizás no porque al parecer había un puñetero calmar gigante y a saber qué más cosas, pero por lo visto si se bañaban solo cerca de la orilla tampoco era un gran drama, así que todo correcto. Vale, si ellos lo decían, que se arriesgaran. Eran compañeros de distintas casas que normalmente coincidían en algunas clases y se habían hecho medio grupillos.

Cosas de la vida, que le había tocado compartir mañana con algunos miembros de Ravenclaw e incluso de Hufflepuff. Sinceramente, siempre había preferido a los tejones, porque los aguiluchos le parecían bastante sabiondos y no se callaban. Bueno excepto ese tejón que no paraba de hablar, a ratos le daban ganas de meterle la cabeza debajo del agua y comprobar cuándo dejaría de respirar lo suficiente como para dejar de gritar, pero no se despegaba de su guardaespaldas, una pena.

Sin embargo llegó el maravilloso momento en el que se fue al agua, se despegó de él, ¡o magia de los cielos qué puñetero milagro! Así que mientras se bañaban y en la zona donde habían puesto toallas, comida y algunos libros – no olvidemos que habían Ravens por ahí – se quedó su amigo el de las pecas. Nissim bajó la revista sobre accidentes mortales en el mundo mágico que estaba leyendo y miró al tejón, con una ceja arqueada, medio recostado, con una pierna cruzada sobre la otra, muy relajado ahora, para qué mentir.

— ¿Sigues conservando el sentido del oído? — sonrió de medio lado, de forma burlesca, porque en serio, ese Millestone divagaba tantísimo que literalmente había comprobado cómo era capaz de hablar durante treinta minutos sobre un mismo tema, aunque ese tema fueran los manteles de cuadros.

Por norma general Caleb no estaba particularmente interesado en bañarse en ningún lago, y el de Hogwarts no sólo no era una excepción, si no que estaba en su top3 de lagos en los que no tenía ganas de meter un pie. Pero era cierto que el día acompañaba, que el humor general animaba a dejarse llevar por los planes de los demás y que, cerca del agua y a la sombra, se estaba mucho más fresquito que en otras partes exteriores del castillo. Además Darren tenía esa facilidad para convencerlo de casi cualquier cosa, por muy descabellada o incluso poco atractiva que le pareciese. Así que, para sorpresa de nadie. se había dejado arrastrar por el entusiasmo de su amigo.

De lo que no había podido convencerlo era de bañarse, eso ni con más hidromiel que sangre en las venas, gracias. Lo que sí sabía era que su amigo no tardaría mucho en ceder e ir a ponerse a remojo, y eso lo dejaría a él en posición de quedarse sólo. No le molestaba, en realidad, pero sólo por si acaso se había llevado uno de sus cuadernos y sus lápices para pasar el rato. Estaba desplegando su pequeño arsenal cuando una voz lo hizo mirar en dirección al slytherin sólo para comprobar si le estaba hablando a él, y eso parecía. Volvió la vista a su cuaderno, abriéndolo por una página al azar y comenzando a sombrear las esquinas por el mero placer de mover el carbón sobre el papel.

- Estoy a punto de escucharte soltar veneno así que puedo asegurar que mi oído sigue intacto, gracias por tu preocupación - si ese era su pobre intento de meterse con su amigo iba a tener que ponerle más empeño la próxima vez.

Ugh...de verdad, mira que los tejones tenían fama de ser amables y sociables pero justamente le había ido a tocar el más rancio del lugar. Tenía siempre que ir a dar con las excepciones que confirmaban la regla, no sabía cómo cuernos se las apañaba para tener tanta puntería. Movió el pie en el aire haciendo círculos un par de veces, frunciendo los labios porque lo peor de todo es que detestaba que le ignorasen de aquella manera.

— No todas las serpientes se dedican a soltar veneno con el primer bicho que se les cruza en el camino, tejón. Generalmente solo lo hacen si se sienten amenazadas o tienen hambre...no es mi caso. — se sentó con las piernas cruzadas, echando un vistazo a lo que hacía desde su posición, cerrando la revista y ladeando un poco la cabeza — No sé qué preguntarte primero, porque siento curiosidad por saber cómo es que no has cedido a la presión social de acabar metiéndote en un lago donde a saber de qué forma vas a morir primero o qué enfermedad mágica puedes pillar. Pero también por saber qué tienes pensado dibujar. Ambas me tientan por igual, aunque visto lo simpático que eres igual no me respondes ninguna de las dos, ¡resolvamos el misterio!

Flexionó las rodillas y apoyó los brazos en esta, con la barbilla también, sonriendo ampliamente como si aquello en verdad le pareciera fascinante, ¿era una fascinación real? A saber, ese chico era extraño, muy diferente al que parecía ser su mejor amigo y lapa, un poco diferente al resto de tejones y era terriblemente guapo. Un  adolescente poco podía hacer contra sus instintos de querer saber un poco más. Eso sí, a Nissim no le trataban mal dos veces seguidas. Seguía teniendo el orgullo que dos familias de pura sangre le habían inculcado.

No podía estar seguro de si había escogido a sabiendas la palabra "bicho" para referirse a él o si había sido sólo un recurso para ilustrar su metáfora, pero de lo que sí estaba convencido era de que le había llamado tejón. Bueno, estaba claro que la originalidad con los nombres no era el punto fuerte de algunos de los alumnos de Hogwarts. Con la de motes variados y geniales que había y la cantidad de compañeros que se conformaban con reducir todo a cuatro absurdos nombres de animales.

Lo miró durante unos instantes mientras divagaba en voz alta sobre las preguntas que quería hacerle y luego simplemente sonrió, volviendo la vista a su cuaderno y continuando con el movimiento firme y controlado del carboncillo sobre el papel, a pesar de que aparentemente tan sólo estaba pintando la página totalmente de negro.

- Y al final ni siquiera has hecho una sola pregunta - porque a efectos prácticos tan sólo había expresado en voz alta sus supuestas inquietudes, pero no había formulado ninguna pregunta.

Por supuesto si esa conversación hubiera formado parte de alguna especie de charla amistosa, Caleb se habría dado por aludido y habría respondido, pero ni eran amigos, ni tenía particular intención de contarle sus intimidades a ningún sangre pura con ganas de charla.

Alzó las cejas, no podía quitarle razón pues no había hecho ninguna pregunta, ¿pero era realmente necesario? ¿Qué tenía ese chico nueve años que no era capaz de leer entre líneas? Se soltó las rodillas para dejarlas caer de nuevo, agarrando la revista para juguetear con ella entre los dedos de forma distraída.

— Yo sé que se según las generalizaciones los listos aquí son los azulitos, pero vamos...pensé que hasta alguien que debe tener el cerebro destrozado por la cháchara constante de ese niño sería capaz de entender que a veces las preguntas están implícitas en las afirmaciones. — dejó escapar un suspiro y negó con la cabeza, dejándose finalmente caer de nuevo en el sitio y abriendo la revista — En fin, supongo que esperé demasiado…

¿Que podía ser más agradable? Sí, sin lugar a dudas, podía llegar a ser encantador. ¿Que podía ser mucho más gilipollas? Oye, pues también, no se podía decir que hubiera sido borde del todo. Pero lo cierto es que había intentado entablar conversación y el chico no había sido precisamente agradable. Puede que él tampoco hubiera escogido las palabras más encantadoras para iniciar aquella interacción pero vamos, solo había sido una pequeña broma, ni siquiera lo había dicho con tono de asco, que podría haberlo hecho porque no soportaba a ese tipo de personas.

Y ahí estaba el veneno. Puede que no en grandes dosis ni tampoco mortal pero, sin duda uno que pretendía al menos resultar molesto. ¿Por qué si no iba a arremeter contra su inteligencia o, peor aun, volver a meter a Darren y su forma de ser en una conversación para la que ni tan siquiera estaba presente?

- Al menos has resuelto tu misterio. Felicidades - murmuró terminando de emborronar la página sólo para volver a empezar, sólo que ahora trazando los borrones en el sentido contrario, oscureciendo aun más la hoja.

Podría levantarse e irse a otro lado pero lo cierto es que él tenía tanto derecho a estar ahí como el Slytherin. Había escogido un sitio en el que estaba cómodo y no tenía mayores intenciones de moverse a pesar de que la breve charla lo había incomodado lo suficiente como para saber que estaría mucho más tranquilo si simplemente se pusiera en pie y se moviera a dónde no tuviera que sentir la mirada del otro chico sobre su nuca. Al parecer ser orgulloso no era una característica exclusiva de los Gryffindor.

No se molestó en decir nada más, simplemente volvió la atención a su revista, manteniendo la posición. No tardó mucho en escucharse un grito a la voz de “Soy Aquaman” que llegó a todas las zonas cercanas. Nissim miró hacia el agua, por supuesto tenía que venir del hijo de muggles que soltaba a cada rato cosas raras por esa boca. Puso los ojos en blanco y soltó un pequeño bufido, al menos se lo estaban pasando bien en el agua.

Giró sobre si mismo y quedó boca abajo recostado, poniendo la revista en el mantel que habían bajado y usaba como asiento, dedicándose a su lectura. Al menos debía reconocer que el ruido del carboncillo sobre el papel era relajante de alguna manera que no podía explicar. El viento, el chico dibujando, el ruido de los compañeros de fondo jugando que solo se alteraba cuando alguno se emocionaba de más al final resultó tranquilo.

Uno de sus compañeros de Slytherin vino a coger algo de su bolsa y él automáticamente agarró la propia por inercia, porque ahí tenía sus cosas personales y no le gustaba que nadie las cogiera aunque fuera sin querer. Cuando regresó al agua terminó por sentarse, cerrando la revista y cruzando las piernas, agarrando una bolsita en la que habían unas golosinas con forma de bates, bludgers y snitchs, porque así eran algunos de sus compañeros. Se llevó una snitch a la boca y no pudo evitar mirar lo que hacía el otro chico, ladeando un poco la cabeza para poder mirar mejor, aquello que era una mancha negra como su humor había tomado algo de forma.

— ¿Eso es…? — alzó la vista hacia el agua y luego de nuevo hacia el papel, arqueando una ceja — Fíjate, si tienes algo así como...— soltó una pequeña risita, sin querer decir talento pero ya habían quedado en que a veces no había que decir las cosas, ¿no? Extendió la bolsa hacia el rancio tejón — ¿Quieres? Igual te endulza un poco el carácter ese que tienes. — habló de orejas el burro. Claro que él se consideraba muy majo, a su manera.

Al parecer había perdido el interés en entablar una conversación con él, así que conforme iba pasando el rato y no era molestado fue relajándose, dedicándose a dibujar y a mirar hacia el lago, sobretodo cuando Darren hacía una de sus exageradas y divertidas intervenciones. Pese a estar bastante ensimismado, era consciente de todo lo que pasaba a su alrededor, así que vio a aquel slytherin salir del agua, y también vio la forma en la que el otro sujetaba su bolsa como si tuviera miedo a que se la robaran. Si bien Caleb se contuvo de alzar una ceja ante ese comportamiento más que sospechoso, no pudo evitar quedándose mirándolo más de la cuenta antes de volver a su dibujo.

Una vez la hoja estuvo completamente oscurecida, cubierta por el carbón, comenzó a trazar líneas finas y concretas con un lápiz blanco, formas de plantas marinas que ondeaban en oscuras aguas. El moreno terminó a sy lado, y aunque no le importaba que mirase -no sería la primera persona que lo hacía por simple aburrimiento o curiosaidad- sí que le sorprendió ese intento de halago que quedó tan a medias como habían quedado sus preguntas.

- En realidad tengo un carácter bastante dulce, aunque suelo reservármelo para quién se lo gana. Pero gracias - alargó la mano y cogió uno de los dulces al azar, observándolo un segundo antes de meterse en la boca  una bludger  que en principio le supo dulce pero que enseguida comenzó a hacerlo salivar por el regusto ácido que dejaba tras la primera capa de caramelo - ¿Por qué te daba pánico que tu compañero cogiera tu bolsa? - preguntó con los ojos de nuevo fijos en el dibujo, y si en el centro del mismo comenzó a entreverse la forma de una serpiente marina cuyo rostro tenía rasgos que recordaban al Slytherin a su lado pues... la inspiración de cada quién venía de dónde quería.

Sí claro, tan dulce como la golosina que se acababa de comer, en un principio dulce pero seguro que si le dabas tiempo te arrugaba la cara. Pero bueno ahí estaba, cogiendo la golosina a pesar de todo, como si de una extraña y silenciosa ofrenda de paz se tratara, no es que él lo viera así pero...las cosas de la vida. Agarró otra más para él, mirando de nuevo hacia el agua y sonriendo de medio lado al escuchar su pregunta.

— No me gusta que nadie meta mano en lo que me pertenece. — se alzó un poco de hombros, parpadeando con cierta parsimonia y estirando los pies, desperezándose — Además tengo mis cositas...cositas requisables. — se mordió el labio inferior, divertido. ¿Por qué le contaba algo así a un compañero con el que prácticamente no había hablado? Pues a saber, estaban ahí solos, apenas se habían dirigido hostilidad el uno al otro y por algún motivo le salió de esa manera, sin más — ¿Sientes curiosidad, niño artista? — arqueó una ceja, dejando la bolsa con las golosinas entre ambos, apoyando la mano en el suelo para inclinarse un poco hacia él, volviendo a mirar hacia lo que hacía, ¿eso era una serpiente? Tenía algo familiar, pero bueno era bastante agradable a la vista.

Agarró una pequeña escoba de golosina y la miró, no habían muchas de esas. Se alzó de hombros y chupeteó un poco la susodicha, mientras observaba de nuevo al agua, cómo los que estaban allí jugaban subiéndose unos sobre los hombros de otros y se empujaban. ¿Por qué les gustaba tanto eso de tocarse, empujarse y todo el rollo? No lo lograba comprender.

El caramelo estaba bueno. Era de esos que según se iban deshaciendo las capas las chispas de diferentes sabores te iban acariciando la lengua, pasando de unos a otros con contrastes tan pronunciados que a veces incluso era difícil no hacer muecas. Pero eso estaba bien, porque a sí no tenía por qué concentrarse únicamente en la forma de hablar que tenía aquel chico. Ya su mirada tenía algo inquietante, pero si a eso le sumabas su tono de voz, que ondeaba entre lo misterioso y divertido... Definitivamente era mucho mejor concentrarse en el caramelo porque si no sentía que el vello de la nuca se le erizaría en cualquier momento, como una especie de sexto sentido que le estuviera avisando de un peligro inminente.

- Es Cohen - lo corrigió, porque le molestaba que se refirieran a él con motes genéricos, y no tenía muy claro si el Slytherin lo hacía porque no sabía cómo se llamaba -aunque Darren lo hubiera gritado a los cuatro vientos en más de una ocasión- o simplemente porque no le daba la real gana. Al menos así saldría de dudas - Es evidente que no se te da bien hacer preguntas así que por esta vez haré una excepción y responderé sin que hayas tenido que tomarte el esfuerzo de formularla - aclaró alzándose levemente de hombros antes de fijar los ojos en su bolsa, luego de vuelta a él, pero no los mantuvo demasiado tiempo en su rostro si no que prefirió volverlos a su cuaderno, haciendo un movimiento con la lengua para cambiar el caramelo de lado dentro de la boca y retomando el movimiento de su mano sobre el papel - Si de verdad tienes cositas requisables quizá no deberías traerlas contigo aquí. Y tampoco decírmelo. Tienes suerte de que tus cositas requisables no me interesen en lo más mínimo

El Slytherin no solía preguntar los nombres de las personas a menos que estas llamaran su atención de algún modo, compartieran tiempo suficiente con él como para tener que hacerlo o le cayeran en gracia, pero si ellos se lo entregaban de aquella manera no tenía problema en hacer uso del dato. Aunque debía reconocer que le gustaban los motes cariñosos, claro que  para eso debía tener cariño por algo y...hasta la fecha eso solo había pasado con su familia.

Mordió la golosina que tenía en la boca, masticando de forma más notoria de la necesaria mientras le observaba, con una sonrisa ladina en el rostro, ¿de verdad se pensaba que le preocupaba haber compartido con él esa información? Venga…

— Me gusta llevar mis cositas encima por si en algún momento me apetece jugar con ellas. — su sonrisa se amplió un poco más, llevando la mano a la bolsita de nuevo, esta vez agarró la misma que había cogido él así que se la llevó a la boca para chupetearla por un rato, cerrando los ojos y echando la cabeza sobre su propio hombro — No te conozco mucho, pero no tienes pinta de ser de los que van por ahí acusando a los demás de las cosas que hacen o dejan de hacer, así que compartir contigo si llevo cosas ilegales en mi bolso no me ha parecido en absoluto un peligro. ¿Ha estado equivocada mi percepción, Cohen?

Sí, puede que su vocabulario fuera especialmente pedante para un chaval de catorce años pero seguía siendo un niño criado para ser un mini repelente y eso era difícil dejarlo de lado. Volvió a abrir los ojos para clavarlos en él, recorriendo su perfil por unos instantes con los ojos, por algún motivo perdiéndose en la forma de su oreja, no había explicación, solo lo hizo.

— Aunque tal vez tu amigo habría sido más curioso...puede que en ese aspecto él sea más interesante que tú. — que ya era un piropo para el otro tejón.

No se trataba sólo de que no lo conociera mucho. Hasta dónde él sabía, en realidad no lo conocía en absoluto. Sólo era un Hufflepuff que se había quedado en tierra dibujando mientras sus compañeros tentaban a la suerte bañándose en el lago. El conocimiento que pudiera sacar sobre su personalidad con respecto a los secretos que pudiera guardar en esa bolsa era, bajo su punto de vista, más bien tirando a nulo, y aunque habían coincidido en alguna clase, ese chico no parecía precisamente de los que se fijaban en alguien como él. En realidad parecía mucho más pendiente de Darren. La idea le hizo fruncir ligeramente el ceño mientras volvía a ladear la cabeza para mirarlo.

- No me queda claro si confías demasiado en ti mismo o en los demás - reconoció, recorriendo su expresión con la mirada por unos instantes, la forma en la que su cabeza se dejaba caer casi de forma casual sobre su hombro. Se preguntó si sería una pose estudiada o si simplemente le salía natural esa postura que a él le resultaba inquietante de mirar - Aunque creo que es más lo primero. Eres de los que tienen fe ciega en lo que creen saber o adivinar sobre el resto. - entrecerró los ojos y su expresión se volvió analítica segundos antes de volver casi todo su interés a su cuaderno. El caramelo crujió entre sus dientes cuando mordió el último pedazo y no fue capaz de contener un escalofrío cuando el zumo ácido de su interior se extendió por todo su paladar - Lo que me sorprende es que seas de los que olvidan las formas. Yo me he presentado y tú aún no lo has hecho.

Una pequeña risa cantarina los rodeó cuando escuchó sus palabras, ¿seguridad en si mismo? Pues un rato, la verdad. Aún así no era exactamente así, era mucho más sencillo...simplemente no vivía con miedo ni a equivocarse ni a que le pillaran. Si resultaba ser un chivato traidor él asumiría las consecuencias y no volvería a confiar más en él, se aprendía de los errores, eficaz.

— Das muchas cosas por hecho sobre mi, creo que en el fondo tú también tienes fe ciega en lo que crees saber sobre el resto. No sé, Cohen...igual si te tomaras la molestia de lamer y chupar podrías llegar hasta el final del dulce en lugar de quedarte solo con la primera capa. Hay que disfrutarlas todas...— alzó el otro hombro, en el que no estaba apoyado, dejando escapar un pequeño suspiro. Apoyó ambas manos tras su espalda y echó ahora la cabeza hacia atrás, de nuevo cerrando los ojos, esta vez disfrutando del aire fresco que les llegaba. Todo lo fresco que llegaba dado el verano a la vuelta de la esquina. Volvió a sonreír al escucharlo y despegó los párpados, girando la cabeza para poder mirarlo — No he olvidado las formas, es que no suelo dar mi nombre si no pienso que a la otra persona le pueda interesar y en ningún momento me ha dado la impresión de que te interesara en lo más mínimo.

Porque no estaba muy seguro de cómo iba todo aquello. Había empezado muy mal ya hora no iba precisamente bien, estaba claro que ahí estaban saltando bombitas a cada rato, porque no se estaban echando piropos en cada frase que se dijera, pero aún así tampoco era la misma hostilidad del primer momento. Era extraño pero en realidad era muy parecido a casi todas las primeras veces que Nissim hablaba con alguien. Se pasó la lengua por los labios y luego jugueteó a cambiar el dulce de un lado a otro de la boca.

— Wang. — dijo finalmente, independientemente de su interés — Me gusta tu serpiente. — miró hacia el dibujo, ladeando la sonrisa de forma divertida — ¿Vas a colgarla en tu habitación para acordarte del incómodo rato que te he hecho pasar hoy en el lago?

No era sencillo encajar los análisis sobre uno mismo porque a veces las percepciones que los demás tenían sobre ti podían resultar molestas, y aunque Caleb tenía muy claro que no tenía que sentirse incómodo por lo que un sangre pura de Slytherin pensara de él no pudo evitar cierto resquemor ante sus palabras. O puede que fuera ante la forma en la que las expresaba. Y su mirada. Su mirada se le clavaba de una manera que parecía meterse en su cabeza y leer dentro de ella. Y no es que tuviera nada que ocultar, pero a nadie le gustaba desnudarse ante desconocidos. Y a veces desnudar la mente era incluso más bochornoso que desnudar el cuerpo.

- No necesito un dibujo que me recuerde la incomodidad de esta tarde - reconoció deformando el rostro de la serpiente de su ilustración en una sonrisa enorme y llena de dientes, dándole una expresión mucho más siniestra que la misteriosa y elegante que parecía iba a terminar adoptando. Se relamió los restos de caramelo de entre los dientes antes de dar un par de toques más a los ojos, haciéndolos más profundos, más inquietantes a pesar de ser sólo un dibujo - De hecho si quieres puedes quedártelo. Creo que te gusta porque se parece a ti - miró hacia él y luego de nuevo al cuaderno y de nuevo a él, y no pudo evitar una sonrisa pequeña pero de total y absoluta suficiencia. Definitivamente esa serpiente marina debía estar emparentada con el chico a su lado. O a lo mejor Wang tenía genes de serpiente marina y se parecía a ellas.

La verdad es que el dibujo le había gustado más antes de aquella sonrisa tan siniestra, pero los ojos le seguían agradando, de una forma que no sabía cómo explicar. Miró con curiosidad cómo iba cambiando y luego al chico, llevando la vista al agua por un momento, analizando cómo responder a sus palabras. No solía ser de los apasionados que decían cosas de las que luego se arrepintieran sin más a un desconocido, no siempre al menos, no si tenía la opción de pensar bien sus palabras. En ese momento lo hizo y, por algún motivo, lo que le salió le sorprendió a él mismo.

— ¿Me lo das? — se puso ligeramente de lado, flexionando las piernas juntas y con los ojos fijos en él — La verdad es que me gustaría, pero tengo un pequeño problema que igual deberías conocer antes de ofrecerme algo así. — se mantuvo apoyado con una mano, dejando el codo de la otra descansar sobre su propio costado, llevando el índice a sus labios y acariciándolos de forma pensativa — Mi problemita...es un poco serio, ¿sabes? Me gusta coleccionar cosas. Es como una adicción. Cuando algo me gusta y empiezo me cuesta muchísimo parar. — delineó sus propios labios hasta la comisura, casi como si él mismo la extendiera hasta que su sonrisa se fue ampliando — Así que si me das esa serpiente con cara de no pretender nada bueno...igual tienes que volver a hacerme otro dibujo...y otro...— y se fue acercando un poco más, bajando la voz — Y otro...y otro…

Acabó con el índice en la mejilla, los chicos del lago tenían pinta de plantearse comenzar a salir, porque iban saliendo del agua, hablando sobre las toallas, comida y cosas así. El rato de soledad  y tranquilidad parecía que no les iba a durar mucho más.

Su pregunta le hizo arquear una ceja, porque suponía que había sido lo bastante claro, pero al parecer no. O eso o simplemente la cabeza morena de Wang no asimilaba que no le importara que se quedara con el dibujo.

- Claro, eso he dicho - se reafirmó, entrecerrando los ojos antes de tenderle el dibujo. En cualquier otra situación probablemente le hubiera echado un segundo vistazo, corregido errores y demás, pero justo ahora eso no es como que le importara demasiado. No era un encargo, ni algo que fueran a exponer. Era solo una ida de cabeza provocada por el aburrimiento y ese chico probablemente haría añicos el papel o lo utilizaría para avivar el fuego de la chimenea o lo que fuera. No le importaba, tampoco iba a convertirse precisamente en su más famosa obra maestra - Es un dibujo, no un álbum de cromos. No tienes nada que coleccionar - volvió a alzar una ceja, aun con la ilustración en la mano, extendida hacia él, aunque sus ojos se desviaron hacia el lago al ser consciente también de que los juegos acuáticos parecían haber llegado a su fin, o al menos iban a tomarse una pausa. Sonrió a Darren, negando con la cabeza al ver cómo hacía el idiota con un montón de algas en el pelo mientras se movía más como si fuera la Criatura del Pantano que como una persona con todas sus funciones motoras intactas - Gracias por el caramelo. - fue lo último que le dirigió antes de dejar el boceto junto a su bolsa de golosinas y ponerse en pie para ir a meterse un rato con su amigo. Al menos las sonrisas de Darren no lo ponían nervioso. No de ese modo al menos.