Solo pudo asentir cuando enumeró todas las razones por las que nadie iba a aceptar un cambio de turno para ocuparse de un sábado en su lugar o en el Drusilla. Claro que él habría preguntado para librarse de ella, no del día. Pero, aunque lo hiciera, no hacía falta ser un gran matemático para reconocer sus pocas posibilidades de éxito.

Había hecho la pregunta sobre ella sin maldad, la verdad. Sí que había asumido algunas cosas, como que una chica guapa y popular tenía que disfrutar de esas salidas mucho más de lo que él lo hacía. Pero la forma en la que respondió le hizo arrugar la nariz.
- Que tengas la facilidad de insultar a alguien sin inmutarte no te hace tener mejores modales, Malfoy. -Replicó cuando echó la culpa a sus orígenes de esa ofensa imaginaria que se había inventado.- Además, no entiendo qué tiene de malo mi pregunta, pero tranquila, tampoco me interesa tanto. -Se levantó y empezó a recoger todo. Total, ya habían terminado a falta de encontrar a alguien con quien cambiarse.

Podía responder a por qué él había escogido los sábados, precisamente porque el resto de días era más complicado cuadrarlo con todas sus asignaturas y esos días podía aprovechar las horas de tranquilidad para estudiar o adelantar cualquier tarea. Pero ¿qué sentido tenía?
- Si no necesitas nada más, supongo que lo podemos dejar aquí por hoy. Si los prefectos de Ravenclaw quiere hacer algún cambio, pueden buscarme o mandarme una lechuza, yo diré lo mismo a los de Hufflepuff. -Así ellos no tendrían que verse las caras.

Tenía el tiempo justo.
Había salido de los invernaderos, donde estaba estudiando la influencia del unguento de rúcula sobre los bulbos explosivos bajo la luna llena para reparar las hojas que se habían dañado por las explosiones cercanas. Al parecer su experimento para subir nota en Herbología estaba marchando estupendamente.
Tenía que darse prisa en llegar al campo de quidditch para entregarle las notas que había hecho para Ronnie y Harriet. Las dos tenían que estudiar el lazo del diablo y se habían olvidado de todo lo de años anteriores. Siempre le sorprendían con su nula capacidad memorística para los estudios.

Y después, con suerte, llegaría al punto de encuentro antes que Drusilla para empezar la ronda. No había podido cambiar turnos con nadie, así que después de un par de frías notas via lechuza, tuvieron que conformarse con hacer las vigilancias juntos.

Lo que no había calculado era que el equipo de quidditch de Slytherin tuviera entrenamiento antes que el de Gryffindor. Algunos de los jugadores ya estaban saliendo y él simplemente pasó de largo. Pero era mucho pedir que le dejaran en paz.
- ¡Eh, Granger! -Le llamó una voz a su espalda y por más que le hubiera gustado hacer como que no le había oído, no bastó.