Jazz sonrió abrazándola, asintiendo aunque lo menos que le importara en ese momento es que chicas se le acercaran.

- Mañana tenés que trabajar? - preguntó pero se tensó al escuchar la puerta delantera, alguien golpeaba con fuerza.

- Salí ya de ahí, venite a la casa Jazmín, vamos, no me hagas calentar! - era su padre, Jazz lo sabía.

- No salgas, no le des bola.. - le pidió tomándola de la mano, esperaba que se callara y se fuera, pero al mismo tiempo todo su cuerpo temblaba.

Los chicos no lloran, los chicos no lloran se repetía en la cabeza Jazz mientras escuchaba los portazos y los gritos de su padre.

Siempre había temido que el se interesara en su amiga por lo que le había prohibido ir a buscarle en su casa.

- No Dest, no le abras, haceme ese favor, no le abras.. - le pidió tomándola de un brazo - se va a cansar.. por favor.. - le pidió sintiendo demasiadas náuseas y debilidad, asco por lo que ese hombre representaba. No quería que ella fuera a exponerse frente a su padre

No sabía cómo iba a hacer para calmar a ese tipo pero claramente el no podía en ese momento, se acomodó el cabello debajo de la gorra, por las dudas tuviera que salir.

- Está bien. - le dijo yendo hacia la pieza y sentándose en la cama mientras seguía temblando.

Jazz intentaba no escuchar las palabras de el tipo, pero podía.

- Mira lo hermosa que estás, porque no pasas ya por la casa Destiny, piola el nombre que te puso tu madre eh! - le dijo el hombre, dándole un paso hacia adentro. - Estoy buscando a tu amiga, de seguro vino por acá no?

El hombre la miró con deseos de agarrarla del pelo y revolearla hasta que se quedara sin ganas de hacerse la viva.

- Le vas a decir que tiene que volver, que la voy a encontrar y va a ser mejor que vuelve por las buenas- Le dijo, antes de darse la vuelta porque no quería problemas con los vecinos, pero si iba a recuperarla.

Jazz se había hecho un bollito en el suelo, con el rostro sobre las rodillas, temblando y sintiendo enormes ganas de morirse por esa situación, ya no quería regresar jamás a esa casa.

Había puesto sus manos sobre sus oídos para no oír a su padre furioso, odiaba sentirse así de débil como para no poder enfrentarse a él, decirle que se estaba equivocando, que no era una chica, pero no podía, cada vez que lo tenía en frente agachaba la cabeza.

Se estremeció cuando ella llegó a abrazarlo. Asintiendo mientras se apoyaba sobre su pecho.

- Es que el no sabe, no sabe que soy un chico.. - le justificó, soltando un sollozo porque le pidiera que estuviera tranquila. Toda la situación le sobrepasaba y tenía enormes ganas de vomitar.

Se levantó antes de hacerlo sobre su amiga, llegando al baño a duras penas, abrazando el inodoro.

No pudo dejar de vomitar hasta sentir que no tenía nada su estomago, las náuseas persistían y se aferró a Destiny por un momento intentando buscar fuerzas para levantarse.

Cuando lo hizo se puso de pie para lavarse el rostro y secar sus lágrimas.

- Puedo dormir con vos esta noche? te prometo que no voy a patearte.. - le dijo al llegar a la cama, aunque la pregunta estaba un poco de más, aunque durmiera en la cama de la madre de Destiny cuando se quedaba siempre se pasaba por las noches al colchón de ella.

Los días que pasaron fueron como una nebulosa en la mente de Jazz. Por la mañana al despertar se encontraba solo porque su mejor amiga se marchaba temprano a trabajar, y se sentía horriblemente lleno de náuseas y mareos, todo era peor cuando olisqueaba la comida que dejaba preparada para Destiny al volver como manera de contribuir en la casa de ella, además, sabía que le gustaban los diferentes guisos que preparaba para ella, allí si le ponía amor.

Pero al pasar los días y seguir de la misma manera y su periodo sin llegar se había alertado lo suficientemente.

Tenía algunos ahorros que había conseguido tomar de su padre por las dudas y no dudó en salir de casa para ir a la farmacia del barrio vecino, la más cerca que tenía para comprarse un test.

Odiaba la sensación que sentía de solo pensarse con panza esperando un hijo de.. seguramente de alguno de esos asquerosos amigos de su padre, el pensarlo no solo lo hacía vomitar sino querer gritar y arrancarse todo aquello que no podía evitar de su cuerpo que sentía no le pertenecía.

- Soy un chico, no puedo estarlo, no puedo, no quiero.. - rogaba en el baño rezándole a su dios invisible, porque según la iglesia era una atrocidad, el sentirse de esa manera.

Se quedó mirando la prueba una vez la hizo.

No podía creer que eso le estaba pasando, estaba desesperado.

Lo que le estaba pasando parecía una pesadilla. Una maldita pesadilla.

Jazz camino por todos los rincones de la casa, que era pequeña, pero así mismo se había mareado de lo mismo, no sabía qué hacer, ni siquiera se animaba a decirle a Destiny lo que había pasado.

Su corazón latía deprisa mientras calentaba una pava en la hornalla y se servía un té. Su mejor amiga la hablaba por teléfono y el al fin contestó, intentando mantenerse tranquilo para no preocuparla. - Hola? No estás laburando vos? - preguntó con una taza de Tweety vieja en la mano.

- No te preocupes por mí, te amo, dale anda.. - no quería mentirle pero hablar de ese tema por teléfono era algo que no debía. Las lágrimas le caían, silenciosas.

- Te amo, sabelo.. - le dijo, con un puchero al final.

Su dulce Destiny siempre estaba preocupada por el, no creía conocer persona mejor que su amiga ni a quien amar de esa manera y aunque se lo decía todo el tiempo este último su corazón latía deprisa cuando la escuchaba.

Cortó, prometiéndole que le haría unas papas fritas y que se iba a rechupar los dedos cuando las probara y aunque intentó sonar entusiasta su voz era baja y al final su despedida había quebrado por lo que no supo más que cortar la llamada.

No podía quedarse con eso que sentía, no podía tener algo en el vientre que crecería, no quería eso, no sería madre, quería ser padre algún día, no en esas circunstancias.

Mientras leía en su celular alguna receta para eso Jazz recordó que alguien le había dicho que en la misma villa había una señora que solía hacer aquello, cerca de su propia casa.

Aquello era un riesgo, pero debía tomarlo si deseaba acabar con eso. No podría soportarlo.

Al regresar tarde a la casa de su amiga Jazz había comenzado con pérdidas que no podía controlar y se había caído al suelo cuando sintió que el dolor y la fuerte presión en el pecho la hacia ahogarse.

Tenia el rostro pálido y los labios morados cuando Destiny llegó esa noche, no había pasado demasiado tiempo desde que estaba de esa manera pero no tenía fuerzas para hablar.

Solo había rogado poder ver el rostro de ella antes de marcharse porque así lo sentía, sabía lo que llegaría luego de eso.

Cuando la miró desde el suelo Jazz sonrió leve con los ojos brillantes, sintiendo una arcada que no podía llegar a su boca. Movió los dedos hasta ella antes de cerrar los ojos.

- Destiny.. - le dijo cuando la vio llegar hacia él, le costaba hablar y se sentía demasiado frío allí adentro.

- Perdoname.. yo.. no puedo.. no pensé.. no puedo ser.. madre... - apoyo su mano sobre su entrepierna, allí donde no dejaba de perder sangre.

- Te voy a.. extrañar.. - sentía que no podía, que no iba a aguantar mucho más, no con la debilidad que sentía, mucho menos no quería ver que ella juzgara lo que había hecho, no iba a soportar esa mirada.

Jazz apoyo su rostro en su mano buscando su caricia, demasiado cansada para permanecer despierta con todo lo que había pasado.

- Yo no quería.. papá llamo al Miguel, le debía el favor.. pero no quería, yo no quería..- puchereo. - No quería ese embarazo.. soy varón.. - el respiraba con dificultad, no sabía que más decirle, era más urgente decirle lo que había pasado antes que el porque estaba de esa manera.

- La doña Julia.. sacó eso.. llévame pero prefiero estar muerto a tener algo acá.. - le dijo con todo el dolor del mundo, pero expresando que no quería vivir de esa manera, no en ese contexto, no con un hijo de un hijo de puta, no estando embarazadO.