Ni siquiera llevaban un mes saliendo juntos, pero Peter creía que ya se había enterado todo el castillo. Tampoco es que fueran muy discretos, Peter y Poppy pasaban todo el tiempo que podían juntos. Peter iba a buscarla aunque tuvieran clases en distintas alas del castillo y estudiaban juntos en el patio (porque Peter resultaba demasiado ruidoso para la biblioteca y la inquisitiva bibliotecaria).

En más de una ocasión había utilizado a su lechuza, Loki, para que fuera a picotearle en las ventanas antes de que se acostara y dejarle así una pequeña nota deseándole buenas noches.

Despertaban las miradas de la gente y también los rumores, pero eso no les importaba demasiado. Peter quería llevarla a un sitio bonito en Hogsmeade, lo había visto la última vez que había ido el mes pasado, pero se les había prohibido visitar el pueblo por algún tipo de accidente.

Por eso san valentín fue celebrado en los terrenos del castillo. Pero se les permitía volver a ir desde principio de mes, y Peter no perdió la oportunidad de pedirle oficialmente a Poppy que tuvieran su primera cita. El lugar era una cafetería muy bonita, de donde había descubierto que eran los dulces que habían servido en el laberinto, esos que ellos habían probado.

¡Tendrían todo el tiempo para probar de más! Y el pueblo  y los alrededores estaban nevados, así que todo sería genial.

Acordaron una hora, un sábado libre, y con todo preparado, Peter esperó a su novia en la puerta, para así poder dar un paseo hasta el pueblo, tranquilamente. No eran los únicos que habían decidido visitar el pueblo ese fin de semana, pero Peter solo buscaba una cabellera pelirroja entre el resto de cabezas marrones.

Desde que habían puesto todo en orden, no había querido separarse de Peter. Es como si tuviera un imán y nada más verse tuvieran que estar juntos. Solo se separaban cuando tenían clases diferentes e incluso entonces, Peter siempre estaba allí a la salida para acompañarla a la siguiente.
Estudiaban juntos también.
Aunque lo que más tierno le parecía era cuando le mandaba a Loki con una nota por la noche. Había empezado a guardarlas todas en una cajita, porque quería conservarlas.

Poppy no estaba acostumbrada a que los demás hablasen de ella o la mirasen por ese motivo, pero la verdad era que yendo de la mano de Peter, había dejado de importarle un poco. Le había mandado un paquete de galletas a Marcus y también a Tabitha, por haberla ayudado a aclararse... y también porque prefería que su amiga supiera la noticia por ella y no por los cotilleos, eso sería feo.
A su vez se había enterado de que a pesar de su enfado con Lyevin, también había algo entre ellos.
Quedaba claro que el laberinto había servido para llenar Hogwarts de amor.

Peter había hablado mucho de visitar Hogsmeade y tener una cita de verdad. Como nunca había tenido una de esas, le hacía mucha ilusión y quedaron el fin de semana en que fue por fin posible pasear hasta la aldea. Caminaba con Ada y Jacinda cuando vio a Peter junto a la fuente, estirando el cuello a pesar de que era más alto que la mayoría. Se despidió de sus amigas y trotó hasta encontrarse con él y coger su mano.

- ¡Buenos días! -Le saludó alegremente.- ¿Llevas mucho esperando? -Esperaba que no, solo se había entretenido un poco buscando sus guantes.

Peter estaba nervioso. No es que fuera la primera cita que tenía, aunque no había tenido muchas tampoco, y sabía que no habían sido tan importantes como lo era esa. Porque era una cita con Poppy, con su novia. Y quería verla sonreir y estar contenta aquel día.

Claro que ahora que salían juntos esperaba que no hubiera muchos más malentendidos entre ellos por la forma de actuar de Peter.. pero eso siempre estaría en el aire.

El Gryffindor se había armado con una chaqueta bastante calentita, guantes y una bufanda de su casa, esperaba no pasar frío, aunque dentro de las tiendas habría buena temperatura, podrían quitarse capas.

La sonrisa de Peter se ensanchó al ver a lo lejos una melena pelirroja que se acercaba hasta él. "Buenos días Pops" Peter la recibió sonriendo, tomando su mano con cariño y dejando un beso en su cabello a modo de saludo. "Para nada. Aunque podría haberte esperado mucho más, horas y horas.." bromeó Peter. Él la habría esperado todo lo necesario. "Aunque serías la culpable de un estómago vacío" comentó, negando con la cabeza como si estuviera decepcionado.

Pero en sus labios se escondía una sonrisa y en su mirada una chispa de diversión. Le encantaba hacerla reír.

"¿Lista para irnos?" le preguntó, y al recibir un asentimiento, emprendieron el camino hacia Hogsmeade. Si había gente que los miraba por ir juntos de la mano o ser cariñosos, Peter ni los veía. Aunque habían pasado semanas había gente que todavía o no lo creía o no se había enterado, pero no es que a ninguno de los dos les importara realmente.

Peter la saludó con una de esas enormes sonrisas que le encantaban y se le contagiaban y un tierno beso en la cabeza. Sus amigas le habían preguntado alguna vez cómo besaba el chico y no había sabido responder porque no era algo que hubiera pasado. Simplemente no había pasado y no tenían prisa.

Se rio abiertamente cuando dijo que la podría haber esperado horas y horas, pero sabía que ella no hacía eso, intentaba no llegar tarde a nada y menos cuando tenía que verse con su novio.- ¿Es una forma de preguntarme si tengo galletas para el camino? -Preguntó ella divertida, sacando una bolsita que solía llevar consigo.

Empezaron a caminar, juntos y sin soltarse. Todos los alumnos iban formando pequeños grupos de amigos, o en pareja. Algunos les miraban, otros saludaban... Poppy siempre pensó que algo así le daría vergüenza, pero la verdad es que no sentía tanta como había imaginado.
Le contó a Peter algunas ideas de cosas que podían hacer que le habían dado las chicas. No sabía si le gustarían, pero podían comentarlo y decidir mientras llegaban.

Peter parpadeó un par de veces ante la pregunta de Poppy que, acto seguido, sacó una bolsita de galletas, como si fuera un paquete de pañuelos y fuera algo usual. Peter se echó a reír un poco y negó con la cabeza.

“Era una broma, pero nunca desdeñaré unas galletas de mi novia” admitió él, que le gustaba poner esa palabra en sus labios para, uno, sentir la maravillosa y rara sensación que ésta traía consigo y dos, ver sonrojarse a la pelirroja. Peter cogió un par de galletas para comérselas, pero después guardaron el resto y comenzaron a caminar camino abajo, cogidos de las manos. Poppy estuvo dando ideas de lugares a los que ir y Peter anotó algunos, pero su principal idea era pasar por la cafetería de San Valentín, como él la había nombrado en su cabeza.

“En realidad tengo un sitio al que podemos ir, pero es una sorpresa” le dijo, guiñándole un ojo con una sonrisa. No se lo había dicho a Poppy, aunque ésta seguramente reconocería los dulces y los olores, pero eso sería al llegar. Estaba seguro de que le gustaría. “También podemos pasar por Honeydukes y armarnos de golosinas antes de volver” comentó él. Allí había todo tipo de chucherías y ese tipo de cosas duraban mucho, así que Peter siempre que podía ir al pueblo, compraba gran cantidad, porque le funcionaba bien el azúcar para estudiar mejor. “También necesito materiales para estudiar, así que tendré que hacer una parada para comprar pergaminos y plumas” comentó, aunque eso no era tan divertido.

Quería comprarse una vuelapluma para escribir cuando repasaba sus asignaturas y quizás algún que otro cuaderno.. quizás pudiera regalarle algo a Poppy.. aunque no fuera de una tienda de materiales. ¿Quizás una tinta arcoiris? Le pegaba. “¿Has tenido algún problema este tiempo?” preguntó Peter de repente, saltando de todos sus pensamientos.

“Ya sabes, si alguien te ha dicho algo de nosotros” aclaró un poco más, mirándola y viéndose en su rostro un gesto de preocupación. No quería que nadie la molestara, y aunque creía que no había nada malo en que ellos dos salieran, la gente era muy rara. Podían decir cualquier cosa.

Poppy sintió cómo sus mejillas se encendían al escuchar la respuesta de Peter. Porque siempre terminaba cayendo en sus bromas como una boba y porque la había llamado novia. Y le gustaba que lo hiciera más de lo que admitía en voz alta.

Dejó que cogiera algunas galletas y ella también lo hizo, guardando el resto para seguir el camino junto a los demás. Hacía un buen día, aunque aún era frío y partes del paisaje seguían con nieve pese a lo cercana que estaba la primavera por llegar. Pero era un día alegre, o al menos ella lo estaba y no creía que nada fuera a arruinarlo.

- ¿Una sorpresa? -Preguntó con curiosidad, aunque no indagó mucho, estaba deseando saber qué se le había ocurrido a Peter. Después dijo otros sitios a los que le gustaría ir con ella que sonreía al escucharle.- Me parece bien, a mi también me hacen falta algunos materiales. -Seguro que aunque no fuera la parada más divertida encontraban una forma de pasarlo bien juntos.

Siguieron paseando y volvió a mirar al chico algo confusa por su pregunta, hasta que aclaró a qué se refería.- Oh, pues... -Se detuvo a pensar en que él se había referido a un problema y, en general, no era la respuesta que había obtenido. Sus amigas en general parecían alegrarse y esas cosas.- Creo que solo Fergus podría decirse que ha dicho algo al respecto que no me ha gustado del todo. -Su hermano y Peter no se conocían, que ella recordara, pero no estaba segura del todo.- No es que haya dicho nada malo tampoco, u ofensivo, solo... no está de acuerdo. -Reconoció, aunque no es que quisiera hablar mucho de ello para no estropear el día que tenían por delante.- Pero no tiene importancia, seguro que se le pasa. -Intentó sonreír animada de nuevo. No quería pensar en eso, en el futuro, en las expectativas que había para ella, en ese tipo de cosas de las que no se había preocupado nunca.

Peter solo sonrió ante la curiosidad de Poppy sobre la sorpresa, pero él no reveló nada más y ella tampoco preguntó, suponía que quería disfrutar de la sorpresa, y eso le gustaba. Al parecer ella también tenía que hacerse con algo de material para las clases, cosa que para él era un alivio, así la parada aburrida no sería solo por su mano.

Encontraba más divertido aún así comprar material escolar de Hogwarts que los del mundo humano normal. ¡Tenían plumas que escribían solas! Ningún boli te hacía eso.

Quizás fue algo brusco preguntando si le había ocurrido algo, si alguien le había dicho algo por el hecho de haber iniciado esa relación, pero Poppy no pareció muy preocupada y eso lo tranquilizó. Si no reaccionaba era que nadie le había dicho nada malo, al menos eso esperaba. Pero le sorprendió cuando mencionó a Fergus, que por lo que él sabía, era su hermano pequeño. Parpadeó un par de veces, sorprendido.

“¿Tu hermano pequeño?” preguntó, para asegurarse. Peter no lo conocía, pero Poppy hablaba con cariño de él. Por dios, ni siquiera sabía en que curso estaba. Frunció el ceño ante sus palabras pero después suspiró. “¿Es que he hecho algo malo otra vez?” preguntó él, y aunque sonreía y su voz estaba impregnada de un tinte cómico, se veía también algo culpable. Porque a menudo solía hacer cosas que se malinterpretaban y le daban una imagen distinta.

Respiró profundamente y pasó un brazo por los hombros de Poppy, acercándola a él y besando sus cabellos pelirrojos. “Quizás solo está preocupado por su hermanita, eso puedo comprenderlo” le confesó con una sonrisa más dulce.

Por la cara de sorpresa de Peter, casi se arrepintió de haber mencionado lo de Fergus. Pero él le había preguntado y era la única referencia algo negativa que había tenido.
Así que solo asintió cuando preguntó si se refería a su hermano.

- No, no has hecho nada malo. -Se apresuró a responder, porque los prejuicios de Fergus no tenían nada que ver con lo que él había hecho o dejado de hacer, sino con cosas que eran imposibles de cambiar y que ella no veía necesidad de cambiar tampoco.
Pero eran cosas las que había dicho que no quería contarle a Peter, o por lo menos no en aquella ocasión. El círculo de amistades de su hermano influía mucho en él y la mayoría eran puristas que veían con malos ojos a los mestizos o hijos de muggles. Un pensamiento que ella estaba muy lejos de compartir... E incluso con eso, se había mostrado indulgente y había dicho que sería algo temporal, que terminaría con el final del curso y de Hogwarts para ella, porque tendría que centrarse en sus asuntos y no prestar atención a esas distracciones.
Su hermano, a veces, era un poco cruel y no quería que emponzoñara su primera cita con Peter.

Así que se sintió mejor cuando su novio la rodeó con su brazo y le dejó un beso en la cabeza, la hizo sonreír como una boba, borrando todas esas cosas de su mente.- Quizá sea eso, no tienes que preocuparte. Se le pasará. -Repitió lo que había dicho antes. Quería pensar que pese a todo, Fergus entraría en razón cuando madurase un poco más.

Mientras hablaban no habían parado de caminar, así que se sorprendió de estar ya tan cerca de la aldea.- ¿Te he dicho que mi familia ayudó a diseñar y construir Hogsmeade? -Preguntó, queriendo distraerse.- Somos arquitectos mágicos desde hace muuuuuuuuuuuucho tiempo. -Sonrió con tono alegre y divertido. Porque recordaba que habían estado hablando y que él no había sabido que ella sería arquitecta algún día, así que ahí tenía una prueba de los motivos, era un legado familiar muy arraigado en los Mackenzie.

Peter decidió no darle más importancia al tema del hermano de Poppy, queriendo pensar que realmente no había hecho nada que pudiera molestar al joven, y que era cuestión de proteger a su hermana de alguien que pudiera hacerle un daño potencial. Quizás sabía la historia de como había nacido la aprehensión de ella hacía él y se había quedado con esa imagen de él.

Pero ya no era así, y le parecía maravilloso como había ido evolucionando su relación. Él sonrió ante la sonrisa de la pelirroja, y asintió ligeramente cuando ella volvió a decir que no se preocupara, que era algo que pasaría. Decidió confiar en sus palabras aunque no sabía del todo que era lo que ocurría.

Mientras hablaban, habían ido llegando a la población y estaban relativamente cerca, sin apenas darse cuenta. El comentario que hizo Poppy lo hizo recordar cuando hablaron de que iban a hacer después de Hogwarts. ¡Era cierto que ella le había dicho que quería ser arquitecta, como su familia! “¡Pero bueno! Si voy al lado de una famosa” bromeó él, dándole un pequeño golpe en la cadera con la suya, ya que en la forma que ahora caminaban era la mejor forma de hacerlo, y además él podía agarrarla si no lo se lo esperaba.

“No sabía que tu familia había ayudado a construir todo esto, es genial” comentó, mirando por encima todos los edificios, incluidos los que iban pasando, ya a la entrada del pueblo. “Aunque si te soy sincero aún no sé muy bien como funciona todo eso de la arquitectura mágica” admitió él con una sonrisa. “¿Puertas ocultas? ¿Puertas que te llevan a un sitio distinto?” se aventuró a imaginar él, pensativo y divertido en parte.

Ya en las primeras calles de Hogsmeade, Peter se paró y liberó a Poppy del agarre cariñoso que habían estado llevando. “¿A donde quieres ir primero?” le preguntó. Tenían varias paradas que hacer, pero dependía de que quisiera hacer ella. “¿Tienes hambre?” le preguntó, porque podían empezar por la visita a esa cafetería sorpresa.

Habiendo dejado atrás el asunto de Fergus, que le gustaría olvidar y dejar para otro día lo más lejano posible, llegaron hasta Hogsmeade y ella se rio ante la forma en que Peter reaccionó a su comentario.
- De eso nada, yo no soy famosa. -Quizá algún día. No negaba que le gustaría llegar a construir un gran monumento o un edificio magnífico que tuviera relevancia para la comunidad mágica.- Fue hace muchos siglos, pero los MacKenzie siempre hemos tenido cierta importancia en ese aspecto. Ahora mi padre colabora con el Ministerio. -No es que ella fuera especialmente presumida, pero sí que se sentía orgullosa de cómo sus padres colaboraban.

Siguieron caminando y sonrió divertida escuchando lo que Peter se figuraba que era la arquitectura mágica.- Se pueden hacer... pero los muggles ya tenéis puertas ocultas. -Le recordó.- Aunque las mágicas son más interesantes, como la del despacho del Director o la Sala de los Menesteres. -Claro que ella aún no estaba ni cerca de poder hacer algo tan magnífico, pero se esforzaría para desentrañar esos misterios.- También podemos hacer casas y salones que sean más grandes por dentro de lo que aparentan por fuera, o viceversa. Techos como el del Gran Comedor se usan para crear invernaderos interiores o para plantas que necesitan un clima concreto. Pasadizos... Casi todo lo que se te ocurra, si se conocen los hechizos adecuados. -A ella se le ocurrían muchas ideas cuando hacía prácticas durante los veranos con su padre, pero estaba muy lejos de saber ponerlas en práctica.

Hablando habían llegado a las primeras calles y se detuvieron para escoger a dónde dirigirse primero.- Pues quizá fuera buena idea comer algo antes de hacer las compras, que no sabemos lo que nos puede llevar... -Sobretodo porque aquellos días de visita en algunos comercios se formaban grandes colas y se perdía mucho tiempo.- Aunque... también podrías llevarme a ese sitio sorpresa. -Sonrió. No se había olvidado.

Escuchar la risa de Poppy sin duda era uno de sus sonidos favoritos, que le hacían imposible el no sonreír mientras la miraba. Sin duda la familia Mackenzie había sido importante en el pasado y un trabajo en el ministerio no era algo que pasar por alto, desde luego.

Peter tuvo que asentir cuando comentó que los muggles también tenían puertas secretas, porque no eran tan tan interesantes como las mágicas, eso desde luego. Todo lo que decía Poppy parecía muy interesante y muy creativo.

“Vas a crear sitios super interesantes” le dijo él, confiando completamente en las habilidades de Poppy y con una sonrisa orgullosa en sus labios. Cuando se pararon a la entrada del pueblo para ver a donde iban primero, la sonrisa de Peter se volvió más amplia cuando mencionó algún sitio donde comer y la sorpresa que él tenía, como si fueran dos cosas separadas y no la misma.

Él extendió su mano para que la pelirroja la tomara y después la llevó por distintas calles hasta estar parados frente a un bonito escaparate decorado con dulces. Era una cafetería así que sus platos principales eran dulces, pero creía que también servían algún tipo de comida más parecidas a almuerzos que a meriendas o desayunos.

“¿Te suena?” le preguntó él, antes de entrar por la puerta para ver el interior. El olor dulce los embargó nada más entrar y Peter sintió su estómago resonar, aunque esperaba que no lo hubiera hecho demasiado alto. “Es la cafetería que puso todos los dulces y comida en el laberinto de San Valentín” mencionó a Poppy en un susurro, sonriéndole. Allí, en ese laberinto, es donde él le había dicho que le gustaba. Donde la amortentia les había aclarado algo obvio.

Quizás la primera vez que habían estado más solos, al menos sin escobas de por medio. Una amable camarera les guió hasta una mesa cerca de la ventana y les dio sendas cartas, para ver toda la lista de qué tenían y qué podían pedir. “¿Te he sorprendido?” preguntó divertido Peter. Esperaba que le gustara, a él le había parecido un detalle romántico, pero no sabía si era solo cosa suya.

Sería imposible para Poppy negar que le encantaba la forma en que Peter todavía se sorprendía por las cosas. A ella también le pasaba a menudo, así que era una alegría tener a alguien que disfrutaba como ella con las novedades.
Y también podía decir que se sentía orgullosa al hablar del que estaba segura de que sería su futuro. De sus planes y de todo lo que creía que sería capaz de hacer.

Le devolvió la sonrisa a Peter y cogió su mano para que la guiara hasta ese lugar secreto que iban a visitar primero. Era bastante emocionante poder tener una sorpresa así. Solo pudo sonreír al ver que se encontraban en la Tetería de Madame Tudipié. La conocía, claro, alguna vez la había visitado con sus amigas, pero lo tierno de aquello era que Peter la llevaba allí porque habían sido los encargados de la cafetería que habían encontrado en el Laberinto.

- Es muy bonito que hayas querido venir aquí -Sonrió mientras entraban y se sentaban en una de esas mesas redondas y pequeñitas, perfectas para parejas. Cogió la carta, pero apenas la miró, ya que Peter le preguntó aquello y se ganó una sonrisa alegre.- ¡Mucho! -Exclamó.- No sabía qué podía esperar y las teterías no os suelen gustar mucho a los chicos. -Aunque inmediatamente pensó que eran los lugares a los que solían ir para una cita, y, claro, aquello era una cita.- Que lo hayas hecho por acordarte del Laberinto es mucho más tierno. -Sonrió con timidez y bajó la vista hacia la carta.

La cantidad de dulces era enorme y todos estaban deliciosos, o lo parecían.- Creo que no voy a poder decidirme, todo parece estar muy bueno. Pero quizá la tarta de chocolate con naranja... o la de galletas de limón... oh, el tiramisú... -Se daba cuenta de que debía ser bastante divertido verla siendo incapaz de tomar una decisión.- ¿Cuál vas a pedir tú? -Quiso saber, así podría eliminar alguna opción, solo para no repetir, o igual tomar lo mismo.

Peter se rascó un poco la nuca ante el comentario de Poppy, lo había preparado pensando que era romántico, pero le daba algo de verguenza que ella lo dijera de esa manera. ¿Por qué sería? Aún así le hacía feliz su sonrisa, parecía que después de todo si que había acertado.

“No lo entiendo, hay comida y dulces y todo huele genial, ¿por qué no querría venir?” comentó Peter con un gesto divertido de ¿estamos locos? y rió un poco. Estaba claro que él no era demasiado como otros chicos. ¿Por qué no les gustaría ese sitio? Él trabajaría allí si le dejaran. “Bueno, fue delante de los dulces y el chocolate de esta tetería que te dije que me gustabas” mencionó él, con una sonrisa amable, aunque después se rió un poco.

“Aunque no me creyeras” dijo, poniendo los ojos en blanco de forma divertida, evocando ese momento que, sin duda, picaría a su novia. Cuando se pusieron a mirar la carta, sin duda era difícil elegir, Peter tenía al menos tres o cuatro opciones que quería probar y le gustó comprobar que a Poppy le ocurría lo mismo. “Hmmm hay demasiadas opciones” se quejó Peter, que ya sentía el estómago quejarse por ver tanta comida y no catarla.

“Me gustan la tarta de queso y fresa y la de arándanos..” se mordió el labio pensando en la comida, que tonto debía de parecer. “Podemos pedir alguna de chocolate y compartirla si quieres” ofreció Peter, ya que ella tampoco se decidía y había mencionado alguna de chocolate. Aunque no le gustaba demasiado la naranja, si lo servían con algún trozo confitado no dudaría en cedérselo a su novia.

Poppy solo se rió al escuchar a Peter no comprender por qué a los chicos no les gustaba la tetería. Y la verdad era que ella tampoco comprendía muy bien por qué tenía aquella fama de cursi o de ser un sitio para chicas.
Pero no lo dijo porque él recordó que había sido delante de esos dulces cuando se le había declarado. Y también que ella no le creyó.- No lo entendía... -Murmuró, encogiéndose un poquito detrás de la carta. Porque le seguía dando vergüenza haber sido tan tonta como para estar a punto de perder a Peter, que era un encanto con ella. Pero su relación estaba llena de muchos desencuentros...

Siguieron hablando después de las muchísimas opciones que había en la carta. Y es que era casi imposible decidirse. Pero asintió con la idea de algo de chocolate para compartir los dos.- ¿Qué tal el bizcocho de chocolate con canela? Es muy esponjoso, también usan esa receta para hacer muffins. -Y a ella le encantaban y quizá fuera más fácil de compartir.- Yo me pediré tarta de galletas de limón. Te dejo probarla, verás que es la mejor de todas. -Sonrió alegre.

Peter sonrió al escuchar la risa de Poppy ante sus palabras. Le gustaba demasiado verla reír. Por eso cuando la vio esconderse detrás de la carta al rememorar aquella escena del laberinto, él cruzó la mesa con su mano para acariciar levemente una de las de la pelirroja.

“Es broma” dijo con voz suave y una sonrisa comprensiva. Él había entendido perfectamente que ella estuviera confusa, y aún así al principio le había molestado porque se había tomado sus sentimientos a broma. Porque en general, parecía que todo lo que decía Peter era una broma o tenía ese tipo de tono. No podía culparla por pensarlo tampoco. Pero le gustaba pensar que ambos crecían poco a poco, día a día, entendiendo mejor lo que era una relación, y sobre todo, entendiéndose mejor el uno al otro.

Siguieron mirando la carta, él indeciso entre dos y buscando también algo que compartir, cuando Poppy dio la idea de compartir una tarta de chocolate. “Suena muy rico” comentó él, que reprimió el gesto de lamerse los labios para no delatar su gula. “Yo pediré una porción de tarta de arándanos también” comentó, cerrando después la carta y dejándola a un lado. Le sonrió ante la mención de la tarta de limón. “Si me gusta es posible que te deje sin ella” bromeó él con una amplia sonrisa.

Cuando la camarera se acercó a ellos, pidieron las porciones que habían pensando con anterioridad y las bebidas; en el caso de Peter un té caliente con algo de leche y azúcar. Si tomaba más chocolate era posible que se empalagase. Una vez se quedaron solos de nuevo, Peter quiso sacar un tema que, quizás, debería de dejar para más adelante.

“¿Tienes algún plan para este verano?” El término del curso no estaba demasiado lejos, llegaría el verano y dejarían Hogwarts atrás, pero en medio había muchos exámenes, ansiedad, noches de estudio y sería todo un caos.

Asintió con una sonrisa y las mejillas algo coloreadas cuando Peter acarició sus manos y le dijo que era broma. Ya lo sabía, él no era alguien que le fuera a guardar rencor por eso. Tenía esa suerte. Pero eso no significaba que a ella se le olvidara que había sido bastante tonta en aquel momento.

Decidieron entonces lo que pedirían.- Oh, esa también está buena. -Comentó sobre la tarta de arándanos. Entonces Peter insinuó que iba a quitarle su tarda de galletas de limón y ella se puso un poco más seria.- Si haces eso tendrás que comprarme otro trozo para mí. -No se jugaba con los trozos de tarta.
Poppy también pidió un té para tomar con la tarta, había decidido probar uno de flores que parecía muy colorido y dulce.

Mientras esperaban, Peter le hizo aquella pregunta y ella pensó un momento sobre el tema.- Supongo que iremos de vacaciones, aunque no sé a dónde, a mis padres les gusta sorprendernos con el destino. -Y siempre era maravilloso y podían aprender un montón del lugar.- No sé si querrá que este año le ayude en algún proyecto o esperará a que empiece el trabajo en septiembre. -Porque estaba claro que trabajarían juntos, pero no le negaría unos meses de vacaciones.- Visitar a algunos familiares y a mis amigas, como siempre... -No imaginaba que hubiera nada diferente y, de verdad, esperaba poder seguir visitando regularmente a Tabitha y Alice y quizá también a Marcus, porque no soportaría perder el contacto con ellos.

Ni tampoco con Peter...- ¿Qué soléis hacer vosotros en verano? -Preguntó entonces, con toda curiosidad.

“Entonces era eso, que te cebe es tu plan maestro” comentó Peter, con los ojos entrecerrados como quien ha descubierto un gran plan malvado. Aunque quizás el plan era cebarse juntos, él comiéndose sus tartas y luego comprándole más porciones. Pero él terminó riendo por la broma. Le gustaba hacer ese tipo de bromas, de humor, con Poppy, porque ésta siempre terminaba riendo y eso le parecía lo mejor del mundo.

Él le preguntó por las vacaciones con algo ya en mente para proponerle, pero no pudo evitar dejarse llevar por la curiosidad de descubrir algo más de ella y su familia. “¿A dónde os han llevado antes?” preguntó él sonriendo, expectante de saber a qué tantos lugares bonitos los habrían arrastrado. “¿Nosotros?” preguntó él, de forma retórica. Seguramente no fuera ni la mitad de interesante que los lugares que ella visitaba, pero su familia era una normal, vivían como muggles a excepción de él y su madre. Y ese año al menos ya podría hacer magia fuera del colegio, por su mayoría de edad y su graduación.

“Nos vamos a una casita en la playa que tiene mi abuelo” comentó él con una amplia sonrisa iluminada llena de emoción. Aunque no fuera todo lo emocionante que podría ser, para él era la magia. “Es una casita que da a una pequeña playa, casi que es nuestra” bromeó él, pero pudo verla en su cabeza. “Hay muchas grutas que explorar y vamos desde que era pequeño, es como un segundo hogar” confesó. Era un lugar cálido y lleno de aventuras, aunque volviera todos los veranos. Los atardeceres, las barbacoas en la playa, la luna y las estrellas.

Quería enseñárselo.

“Quiero enseñartelo” confesó. Peter no solía decir otra cosa que no fuera exactamente lo que pensaba, era algo característico. “Quiero decir, si tus padres te dejan, si les parece bien” mencionó. Aunque lo había dicho más serio de lo normal no era una orden ni una exigencia. “Si tu quieres, claro” añadió también. Podía entender que se sintiera incómoda o que pensara que era demasiado pronto. “Quizás es demasiado pronto, no sé” terminó por rascarse un poco el pelo, nervioso.

“El verano es demasiado largo como para no verte” confesó al final. Después de todo tampoco sabía qué haría después de graduarse, tenían que encontrar la manera de verse más o mantenerse.

A Poppy se le escapó una carcajada al escuchar la broma de Peter. Y ni siquiera le importó en aquel momento que varias personas se girasen para mirarlos.- Solo si me robas mi pastel. -Respondió señalándole, todavía divertida y riéndose para sus adentros.

Pensar en las vacaciones era sinónimo de sonreír, siempre le habían gustado aquellos viajes sorpresa en los que podía ver cosas nuevas y disfrutar.- Hemos ido a varios países de Europa. Cuando estuvimos en Francia, vimos París y después hicimos un recorrido hasta el mediterráneo, mi padre dijo que había pedido permiso para visitar Beauxbatons, pero no había sido posible por las fechas. -Era una pena, porque tenía mucha curiosidad por ver otra escuela de magia, pero no importaba, ya habría más ocasiones.- Todos los viajes son divertidos y, además, aprendemos de arquitectura, que es lo nuestro. -Se encogió de hombros con una sonrisa, era inevitable con su padre terminar admirando unos arcos, una cúpula o los capiteles de algunas columnas.

Pero sabía que no eran unas vacaciones al uso, muchos otros chicos no viajaban tan lejos, sino que se quedaban con sus familias en lugares como esa encantadora casita de la playa que describía Peter. Le recordaba a lo que sus primos le habían contado alguna vez de sus vacaciones, cuando les visitaba alguna vez.
- Suena a que es un sitio muy bonito y emocionante, por lo de las grutas. Seguro que lo pasáis muy  bien. -Claro que no imaginaba a Peter pasándolo mal nunca, mucho menos si estaba con su familia, porque siempre hablaba de todos ellos con mucho cariño.

Solo que cuando dijo que quería enseñárselo se quedó mirándole por un momento, casi sin comprender a qué se refería. Hasta que mencionó a sus padres y si ella querría... y dijo lo del verano.
- Oh... -Pronunció al comprenderlo todo y ser consciente de ello.- Me encantaría poder ir. -Aceptó con una sonrisa.- Si me dejan, claro. Y si a tus padres no les importa. -Porque también ellos tendrían algo que decir.

Bajó la cabeza y jugó con el filo de encaje del mantel que tenía la mesa.- Porque sí, el verano es muy largo y después... tampoco volveremos a Hogwarts. -¿Cómo iban a hacerlo? ¿Cómo iban a volver a verse después? ¿Y si Fergus tenía razón y todo terminaba con el curso?
Pero levantó la vista porque llegaron los pasteles que habían pedido y sus tés. Sonrió a la camarera y le dio un sorbito a su taza.- ¿Qué harás el próximo curso? -Preguntó entonces.

Peter solo pudo reír y mirar divertido a Poppy mientras ella reía sin preocupación. Incluso había hecho que algunas personas la mirasen, pero eso no parecía importarle. Al menos no en ese momento ni con él. Él atendió cuando le contó dónde había ido de viaje con su familia. Visitar París debía de haber sido genial, pero quedarse con las ganas de visitar el castillo de Beauxbatons tenía que ser algo decepcionante.

“Que lástima que no pudierais ir a Beauxbatons” comentó Peter, torciendo un poco el gesto. “Los abraxan transportando los carruajes tienen que ser impresionantes” comentó Peter con una sonrisa emocionada. En Hogwarts también tenían abraxan claro, pero no se utilizaban como transporte. Creía que eso era algo ilegal, aunque esa escuela en concreto lo tuviera permitido. Hablaron de sus vacaciones, de la casa de su abuelo y Peter no pudo evitar decirle que quería pasar ese tiempo con ella. Era algo que ya estaba hablado por su parte, pero le quedaba la parte más importante: su aceptación y la de su familia.

Que ella contestara con una sonrisa que le encantaría ir le hizo sonreír también.

“Mis padres ya lo saben” confesó Peter, puesto que ya les había ido con la idea anteriormente. Se habían alegrado mucho de saber que su hijo tenía una novia y estaban deseando conocerla, pero se ahorró esa expectativa para no poner nerviosa a Poppy. “¿Estaría bien si fuera a conocer a tus padres para pedírselo?” preguntó él, de repente. Una persona normal diría que eso era demasiado precipitado o demasiado formal, pero Peter pensaba en la parte práctica y lógica.

No la dejarían irse con alguien a quien no conocían, con una familia que no conocían y a un sitio que no conocían. Aunque con la magia era fácil llegar a cualquier lado en pocos segundos, si era necesario.

La conversación se paró ya que llegó la camarera con sus pedidos y al marcharse, ella le hizo esa pregunta. “No lo sé” confesó él con un suspiro, Peter no tenía demasiado claro que era lo que iba a hacer después de graduarse. Tenía el verano para descubrirlo.

“Me quedaré en casa de mis padres en Londres de momento” sopesó él. Quizás cuando buscara algún trabajo pudiera coger un piso para él solo, pero de momento no podía cargar a sus padres con eso. “Espero descubrir qué hacer este verano” confesó él, con una sonrisa animada, tomando un sorbo de su té después de soplar. “¿Y tu?”

Se rio un poco cuando Peter dejó ver que también le habría gustado ver Beauxbatons, aunque en su caso fuera por los abraxam. Habría sido emocionante también, pero ella se sentía atraída por el tipo de construcción que sería. Los castillos y palacios franceses eran muy hermosos, especialmente los que tenían algo del diseño de Leonardo da Vinci.

Pero, de todos modos, la conversación empezó a girar sobre las vacaciones de este año y la posibilidad de compartirlas de algún modo. Poppy se sorprendió un poco de que la familia de Peter ya estuviera al tanto de su relación y de acuerdo con que ella pasara sus vacaciones allí. Saber eso hizo que enrojeciera un poco y se pusiera un tanto nerviosa.
Alzó la mirada a Peter cuando preguntó si quizá debería ir a casa y presentarse a sus padres antes de invitarla.- Es posible... quizá sea buena idea... sí. -Titubeó un poco, pensando en esa escena, después de haber escuchado a Fergus se preocupaba un poco.- Por ahora solo lo sabe mi madre. -Le contó. Porque a ella no podía ocultarle nada y porque le había escrito antes de decidirse para pedirle algún consejo. Pero era cierto que cuando llegase el verano su padre seguramente estaría enterado y que no la dejarían ir sola con un chico y su familia si no le conocían previamente.

Llegaron las tartas mientras ellos hablaban de lo que harían en el siguiente curso. Al parecer, el Gryffindor no lo tenía muy claro. Seguramente fuera porque había muchas cosas que se le daban bien y aún no había decidido. También era cierto que los magos con ascendencia muggle parecían tenerlo un poco más difícil si querían continuar formando parte del mundo mágico. No era justo.

- Seguro que encuentras algo que hacer, pero espero que sea algo que te guste de verdad. -Sonrió, tratando de ser positiva, porque no dudaba de él. Dio un primer bocado a su tarta antes de responder a su pregunta sobre lo que haría después.- Supongo que empezaré a trabajar formalmente en el estudio de arquitectura con mi padre. -Seguramente desde abajo, para ir haciéndose valer entre los demás. Lo tenía más fácil que la mayoría, era cierto, pero eso no quería decir que no fuera a esforzarse tanto o más que ellos.- Tengo ganas de empezar a diseñar por mí misma. -Reconoció. Tenía ya algunos bocetos, pero por su edad y por no estar en la empresa, no había podido presentarlos nunca.

Peter sonrió ligeramente, casi de forma amable, cuando fue capaz de ver el nerviosismo de su novia al saber que sus padres ya sabían sobre el tema. Por supuesto había dejado ver que no era solo llevar a una amiga de vacaciones, sino que ésta era su novia. Sus padres se habían alegrado mucho y habían querido conocerla después de todo lo que Peter les había contado. ¿Quién no? Poppy era maravillosa.

“¿Te da vergüenza que mis padres lo sepan?” preguntó, de forma suave. No había tono divertido en su voz, solo comprensión. Sabía que eso era probable que pasara. “Son amables y cercanos, nunca hemos tenido secretos” confesó Peter. Era un reflejo de cómo era Peter, que siempre decía las cosas con honestidad y directamente. “Aunque mi hermana está algo celosa” comentó, esta vez con cierta chispa divertida y le mostró una sonrisa para intentar animarla. Los dos tendrían que pasar por eso con ambas familias, era un paso más en su relación.

Peter asintió ligeramente. No conocía mucho la relación que tenía Poppy con sus padres, pero sabía que su relación no era algo que todos tuvieran. No era la norma. “Me vestiré bien y pondré la mejor de mis sonrisas” comentó Peter con toda la seguridad del mundo de que aquello iba a salir bien. Les daría todos los detalles de donde se encontraban y qué iban a hacer. Él cuidaría de ella, nada malo iba a pasarle. Después de contarle a su novia las dudas que tenía sobre qué hacer en el futuro, probó la tarta de arándanos y las palabras y la sonrisa de Poppy le hizo sonreír también, ampliamente.

“Seguro” afirmó él. Haría algo que le gustara de verdad. Porque no pasaría su vida haciendo algo que lo hiciera infeliz o feliz a medias. Ella, por su parte, empezaría a trabajar en el estudio de su padre. Era genial que tuviera una base tan sólida por donde empezar, donde podía aprender de su padre y los mejores que tuviera a su cargo.

“Me encantaría ver algo que hayas diseñado tu” confesó, mirándola con curiosidad. ¿Qué cosas diseñaría Poppy? Se moría de curiosidad. “¿Quieres?” le ofreció su tener con un trozo de tarta de arándanos, con esa sonrisa sincera suya que indicaba que todo podía salir bien.

Poppy se colocó un mechón de pelo tras la oreja al ver la diversión en la cara de Peter por cómo había enrojecido. Un acto más salido de los nervios que de otra cosa, porque desde que se cortó el pelo, que no le hacía tanta falta colocarse ningún mechón.

- No. Bueno, un poco. Sí. -Se fue corrigiendo sobre la marcha. Porque sí que la ponía un poco nerviosa saber eso.- Pero no como algo malo. Es solo que yo no sabía cómo hacerlo. -Confesó. No se imaginaba cómo sería contárselo a su padre. Pero por un momento le pasó por la cabeza la idea de que ya lo sabía. Quizá por su madre, quizá por Fergus. Pero dudaba que cuando volviera a verle no estuviera ya enterado.- ¿Tu hermana está celosa? -Preguntó, sorprendida. No sabía muy bien por qué podría estarlo...

Sonrió, sin embargo, mucho más relajada al escuchar a Peter decir que se vestiría bien y pondría la mejor de sus sonrisas ante sus padres.- Seguro que les caes muy bien. -No se imaginaba que pudiera ser de otra manera. Además, era lo correcto, así estarían más tranquilos cuando fuera a visitar a su familia.

Empezó a probar la tarta de galletas de limón mientras hablaban de su futuro, saboreando la dulzura que se fundía en su boca.- Quizá pueda enseñarte mi cuaderno cuando vengas a casa. Tengo muchas ideas, pero muy pocas que pueda hacer todavía. -Porque aún no conocía todos los hechizos necesarios especializados ni tenía tanta experiencia.

Aceptó de buena gana probar la tarta de Peter y decidió coger un trozo de la suya y ofrecérselo para que la probara.- Están las dos deliciosas, ¿verdad? -Comentó con una sonrisa, disfrutando de los pasteles.- Por cierto, ¿tienes pensado qué haremos después? ¿También es una sorpresa? -Preguntó alegre.

A Peter le hizo sonreír la manera que tuvo Poppy de negar y luego afirmar que le daba vergüenza. Era normal que tuviera vergüenza, que estuviera nerviosa. Y al parecer, ella no sabía demasiado bien cómo comunicar esa relación a su familia.

“No todas las relaciones con los padres son iguales, no pasa nada” aunque él solo lo tomó como una chica normal hablando con sus padres, no como una bruja pura contando que salía con un mestizo. Pero rió levemente cuando su novia parecía tan sorprendida al escuchar que su hermana estaba celosa. Peter se encogió de hombros divertido. “Es que ahora hay otra chica que hace galletas a la que le prestó más atención” confesó él, dando a entender que su hermana se sentía desplazada porque Peter hablaba de ella de vez en cuando. Después de todo sus padres preguntaban, no podía más que responder.

“No te preocupes, seguro que se le pasa cuando te conozca” terminó por decirle con una sonrisa sincera. Intentó quitarle hierro al asunto, porque solo eran cosas de críos. Y él seguía queriendo a su hermana igual o incluso más que antes. Peter esperaba que las cosas salieran bien, que conocer a sus padres no fuera una piedra en el camino si no una vía para poder pasar parte del verano juntos, para poder salir más adelante sin obstáculos. No tenía dudas en que su carisma y su personalidad podría con cualquier padre o madre que se le pusiera por delante.

También tenía muchas ganas de ver sus diseños, de saber qué podía inventar, de saber qué cosas se podrían hacer. Pero para eso quedaba un poco todavía. Peter probó de la tarta de Poppy y viceversa y su única contestación fue un ligero gruñido típico de ‘que bueno está esto’. Así que continuaron comiendo y bebiendo sus tés y su la pregunta de la pelirroja le hizo pensar.

“Tenemos varias paradas como Honeydukes o la tienda de plumas” le recordó, aunque eso no era ninguna sorpresa puesto que ya lo habían hablado por el camino. Si recordaba que había una tienda de joyería y platería por la zona, quizás pudiera llevarla allí para hacerle algún regalo. Le gustaba la idea de poder darle algo bonito a Poppy, algo que le recordara a él. “Aunque quizás tenga alguna sorpresa más” comentó, con una sonrisa divertida que decía que no soltaría una palabra más.

La pelirroja asintió, no estaba segura de si dudaba tanto de hablar con su padre por su tipo de relación o solo porque era la primera vez que le pasaba algo así, pero tampoco iba a negarlo.
Se rio al escuchar el motivo por el que su hermana podía estar celosa.- Vaya... puedes decirle que estoy dispuesta a no darte ninguna galleta más si con eso nos llevamos bien. -Se atrevió a bromear, sabiendo que eso seguramente no le gustaría a Peter.- Aunque me gustará conocerla, seguro que las dos podemos encontrar la mejor receta. -Sonrió pensando que sería bonito lograrlo.

Mientras seguían dando cuenta de sus tartas, Peter mencionó los planes que habían hecho por el camino. Esos sí los recordaba, pero ya sabía ella que era posible que hubiese una nueva sorpresa. Con Peter era lo que cabía esperar, incluso de algo que pareciera común y corriente.

- Podemos llevarnos los muffins para el camino. -Comentó, ya que aún estaban en el platito del centro de la mesa sin tocar.- Porque tengo muchas ganas de ver qué nueva sorpresa tienes reservada. -Sonrió alegre y sinceramente.- Pero sí que deberíamos ir primero a la tienda de plumas, seguro que la mayoría ya ha pasado por allí y está más tranquila. -Mencionó, esperando que le pareciera bien. Honeydukes, en cambio, estaba llena hasta el último momento. Así que no importaba el orden.

Peter abrió la boca de forma cómica y se llevó una mano al pecho como si estuviera de lo más ofendido, como si Poppy le hubiera dicho lo peor del mundo al decirle que no le daría más galletas.

“Que crueldad” comentó él, haciendo un puchero. Pero después simplemente cambió su expresión a una amplia sonrisa divertida. Siempre era así con él, tonterías y risas. “Estoy seguro de ello” admitió Peter, imaginándolas a las dos en la cocina, mezclando ingredientes y le pareció una escena de lo más adorable. Que estaba deseando de ver. A Peter no le pareció una mala idea el llevarse los muffins para luego, uno para cada uno, pero sonrió divertido cuando dijo lo de la sorpresa.

“Es una sorpresa a largo plazo, tienes que ser paciente” advirtió él, lo que suponía que la dejaría con más ganas de saber qué iba a pasar y cuando. “Tienes razón, seguro que toda la gente estará comiendo y la tienda estará libre” coincidió él. Ellos habían hecho el orden inverso, comer primero y visitar después. Era mejor cuando tenías espacio para moverte por las tiendas, eso desde luego.

Cuando terminaron de comer y pagaron, llevándose lo sobrante con ellos, comenzaron a caminar por el pueblo, hacia las calles que tenían todo tipo de tiendas. Peter pronto vio la tienda que había pensado, la tienda de Madame Lilac, donde vendían complementos y joyería. “¿Pasamos primero por ahí?” preguntó él, señalándole la tienda de pasada.

“Estaba pensando en llevarle a Lily algún colgante” comentó él, como quien no quería la cosa. “Le encanta todo el tema de la magia, si no le llega su carta a tiempo tendremos un problema” mencionó él, con cierta sonrisa circunstancial. Su hermana adoraba la magia y estaba deseando aprender todo lo que su hermano le enseñaba a medias. Solo esperaba que no hubiera ningún problema y su carta llegara puntual.