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Breaking the rules
Inspirado en el mundo mágico de Harry Potter, pero ambientado en la época de 1960, poco antes de la época de los Merodeadores nacieran. En un mundo y una sociedad mágica en la que tenían grandes expectativas para Pólux C. Black y Yacine R. Lestrange. Dos jóvenes provenientes de familias sangre pura, muy importantes y de prestigio. Por tanto, dos de los candidatos para hacer una buena alianza con familias de alguna de las prestigiosas jovencitas sangre pura y así mantener el legado de la pureza de la sangre en las siguientes generaciones. Muy buenos amigos se volvieron en sus últimos años del colegio, Pólux parecía ya tener el destino sellado luego de llevar varios años de novio con una chica, mientras que, por otro lado, el que parecía no tener remedio era Yacine. Que se la pasaba de flor en flor, de aquí para allá sin decidirse por una. Tal parece que estaba esperando que sus padres lo obligaran a elegir una.
Entre juego y juego, a esos dos se les olvidó todo lo que sus padres tenían planeado para sus futuros. Simplemente, cruzaron esa raya de la amistad sin marcha atrás una vez probaron la libertad que ofrecía su ingreso a la universidad. Menudo escándalo se formaría si llegara a oídos de los Black y Lestrange, que sus hijos optaron por preferir la compañía de una pareja del mismo sexo. El drama se le ha de acrecentar aún más sumándole que era un tema tabú para dicha época, y una gran deshonra para unas familias tan importantes. ¿Terminará por ser borrados del árbol familiar? Esa es muy buena pregunta.
Entre juego y juego, a esos dos se les olvidó todo lo que sus padres tenían planeado para sus futuros. Simplemente, cruzaron esa raya de la amistad sin marcha atrás una vez probaron la libertad que ofrecía su ingreso a la universidad. Menudo escándalo se formaría si llegara a oídos de los Black y Lestrange, que sus hijos optaron por preferir la compañía de una pareja del mismo sexo. El drama se le ha de acrecentar aún más sumándole que era un tema tabú para dicha época, y una gran deshonra para unas familias tan importantes. ¿Terminará por ser borrados del árbol familiar? Esa es muy buena pregunta.
~ * Capitulos * ~
+18 (Lenguaje mal sonante)
Pólux C. Black 18 años — Nick Robinson — Shooting Star | |
Yacine R. Lestrange 18 años — Franco Masini — Rising Sun | |
Annabelle Black NPC — Maia Mitchell — Shooting Star | |
Eleanor Lestrange NPC — Katryn Newton — Rising Sun |
Inspired — Libros — Harry Potter.
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4. WAR DECLARATION
La sonrisa de descarado que no le importaba soltar las verdades sin filtro alguno, no se le borraba del rostro al rubio. No era solo por eso, sino también por la satisfacción de haber podido defender a Pollux como era debido. Lo mejor era escuchar como el castaño lo secundaba mientras la muchacha parecía al borde de la cólera. Seguro de no ser porque se buscaría ella también una muerte segura al instante, le hubiera tira a matar al chico. Aunque la verdad no la creía con las agallas de hacer algo así.
Intento aguantar las ganas de reír al ver la cara de la muchacha cuando dijo que si lo deseaban sus padres hasta de casada antes de terminar la universidad con la Lestrange. Pues bien que con Lizbeth se había mantenido firme en que no lo haría hasta graduarse. No lo hacía por ella, por supuesto, lo hacía por los Black. Si fuera por él se le reía en la cara. Así que mantuvo la cara de seriedad mientras Pol continuaba hablando.
- Sí, pienso que ya es tiempo de que siente cabeza. Ya estoy pronto a convertirme en un profesional, así que ya es tiempo. - aseguro con toda la seriedad del mundo. Porque por supuesto no iba a esperar a que sus padres arreglaran algún compromiso para él y lo echaran todo a perder. No perdería a Pol por algo así. Por lo que una pequeña sonrisa apareció en su rostro. - Anabelle Black, si ella es perfecta. - afirmó. - Podría hasta ser boda doble y todo. - la cara de los Burke era épica, más con lo que el Señor Black estaba dictando. Miro con el rabillo del ojo a Pol quería ver su cara de satisfacción por como se estaban dando las cosas. Igual tenía que controlarse porque todo esto lo estaba excitando. Sin duda estaba siendo un día intenso.
Cunado la bofetada del padre de Liz llegó, la chica se puso como loca y comenzó a despotricar. - No seas descarada. ¿Aburrido Pol por respetarte? Ah, su pongo que querías que te tratara como golfa. - refutó. Pol no era para nada aburrido y eso lo sabía él perfectamente. Era Lizbeth la que no lo supo retener. - A mí no me culpes de tus desgracias. Estás demente, siempre fuiste una posesiva y doble cara. ¡Yo siempre lo vi y, por tanto, no iba a dejar a mi mejor amigo en garras de alguien como tú! Y vieron, el tiempo me dio la razón. Tu solita destapaste tu verdadero yo. Ahora te aguantas. Ruega que Greengrass te acepte y no se haya cansado de ti. Porque tu padre tiene razón con esto, arruinaste tu vida y la de ellos. Así que deja hacerte la víctima que no te queda. - las mejillas de Yan estaban rojas, ya le estaba comenzando hartar la pataleta de la chica. - Sin contar que siempre me detestaste y criticaste. Eres peor que yo. - finalizó, alzando una ceja y cruzando los brazos. Y cómo para la sociedad no se veía bien esas actitudes en una chica ella era la que salía perdiendo. Sin contar que él ya había dejado las andadas
El semblante de Yan volvió a cambiar a uno más alegre. - Oh, sí, señora Black. Adorará a Eleonor. Delicada, alegre y tranquila. Toda una señorita de la alta esfera social mágica. Aspira a ser sanadora especializada en daños mágicos. Lo cual creo que la haría un componente valioso a la familia. - le comento a la mujer llenando de elogios a su prima. - Le pediré a mis padres que se reúnan con ustedes para que sirvan de enlace, después de todo son sus padrinos. Y así de paso pueden ponerse de acuerdo porque si estoy interesado en ese compromiso con Anabelle. - le aseguró para pronto enviar un mensaje a sus padres.
- Tranquilo Pol ya paso. Fue un mal rato. Lo entiendo. Pero ya al menos te salvaste de eso, amigo… - decía mientras le daba un abrazo de “consuelo”. Porque bien sabía que en realidad se sentía liberado, hasta feliz. - Te voy a conseguir champán para celebrar este triunfo. - Le murmuró al oído aprovechado su el abrazo del amigo preocupado. - Creo que mientras ustedes se ponen de acuerdo, acompañaré a Pol a tomar algo, para que pueda relajarse después del mal rato. - anunció en voz alta el rubio.
Intento aguantar las ganas de reír al ver la cara de la muchacha cuando dijo que si lo deseaban sus padres hasta de casada antes de terminar la universidad con la Lestrange. Pues bien que con Lizbeth se había mantenido firme en que no lo haría hasta graduarse. No lo hacía por ella, por supuesto, lo hacía por los Black. Si fuera por él se le reía en la cara. Así que mantuvo la cara de seriedad mientras Pol continuaba hablando.
- Sí, pienso que ya es tiempo de que siente cabeza. Ya estoy pronto a convertirme en un profesional, así que ya es tiempo. - aseguro con toda la seriedad del mundo. Porque por supuesto no iba a esperar a que sus padres arreglaran algún compromiso para él y lo echaran todo a perder. No perdería a Pol por algo así. Por lo que una pequeña sonrisa apareció en su rostro. - Anabelle Black, si ella es perfecta. - afirmó. - Podría hasta ser boda doble y todo. - la cara de los Burke era épica, más con lo que el Señor Black estaba dictando. Miro con el rabillo del ojo a Pol quería ver su cara de satisfacción por como se estaban dando las cosas. Igual tenía que controlarse porque todo esto lo estaba excitando. Sin duda estaba siendo un día intenso.
Cunado la bofetada del padre de Liz llegó, la chica se puso como loca y comenzó a despotricar. - No seas descarada. ¿Aburrido Pol por respetarte? Ah, su pongo que querías que te tratara como golfa. - refutó. Pol no era para nada aburrido y eso lo sabía él perfectamente. Era Lizbeth la que no lo supo retener. - A mí no me culpes de tus desgracias. Estás demente, siempre fuiste una posesiva y doble cara. ¡Yo siempre lo vi y, por tanto, no iba a dejar a mi mejor amigo en garras de alguien como tú! Y vieron, el tiempo me dio la razón. Tu solita destapaste tu verdadero yo. Ahora te aguantas. Ruega que Greengrass te acepte y no se haya cansado de ti. Porque tu padre tiene razón con esto, arruinaste tu vida y la de ellos. Así que deja hacerte la víctima que no te queda. - las mejillas de Yan estaban rojas, ya le estaba comenzando hartar la pataleta de la chica. - Sin contar que siempre me detestaste y criticaste. Eres peor que yo. - finalizó, alzando una ceja y cruzando los brazos. Y cómo para la sociedad no se veía bien esas actitudes en una chica ella era la que salía perdiendo. Sin contar que él ya había dejado las andadas
El semblante de Yan volvió a cambiar a uno más alegre. - Oh, sí, señora Black. Adorará a Eleonor. Delicada, alegre y tranquila. Toda una señorita de la alta esfera social mágica. Aspira a ser sanadora especializada en daños mágicos. Lo cual creo que la haría un componente valioso a la familia. - le comento a la mujer llenando de elogios a su prima. - Le pediré a mis padres que se reúnan con ustedes para que sirvan de enlace, después de todo son sus padrinos. Y así de paso pueden ponerse de acuerdo porque si estoy interesado en ese compromiso con Anabelle. - le aseguró para pronto enviar un mensaje a sus padres.
- Tranquilo Pol ya paso. Fue un mal rato. Lo entiendo. Pero ya al menos te salvaste de eso, amigo… - decía mientras le daba un abrazo de “consuelo”. Porque bien sabía que en realidad se sentía liberado, hasta feliz. - Te voy a conseguir champán para celebrar este triunfo. - Le murmuró al oído aprovechado su el abrazo del amigo preocupado. - Creo que mientras ustedes se ponen de acuerdo, acompañaré a Pol a tomar algo, para que pueda relajarse después del mal rato. - anunció en voz alta el rubio.
YACINE R. LESTRANGE — JULIO — MANSIÓN BLACK — Outfit
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4. WAR DECLARATION
La expresión de Pol tenía que ser de absoluta decepción y desilusión aunque en el fondo estuviera celebrando la desgracia de aquella descarada que merecía todos los males. No deseaba que volvieran hablar con su familia, esa parte del apellido Burke se iría al vacío mismo, quizás hasta su propia familia lo iban hacer a un lado, ya que con esto se terminaban negocios ya que perjudicar a la familia Black era una clase de pecado que hacía que el resto de la sociedad mágica purista siempre tuvieran respeto. Ya quería como se iban a poner Orión y Walburga al enterarse, iba a disfrutar como la desquiciada de su prima se iba contra Lizbeth, no iba a dejarla en paz en una larga temporada, igual se iba a ganar el regaño del siglo y por eso seguiría haciendose la víctima, porque convenía, ya que el fin justifica los medios.
Podía ver a Yacine a punto de reír en varias oportunidades, pero se enorgulleció y sintió calor como se defendía y a la vez a él mismo. Comprendió cuando le importaba ¿Cómo no gustarle? Quería tenerlo de amante por varios años hasta que se cansaran pues esto era posible que tuviera un límite y tenían que estar siempre con cuidado, pero durara lo que durara ahí iban a estar, más cuando tendrían a una enemiga que seguiría fastidiándolo, tenía la sospecha que la Burke no iba a dejar las cosas así y hasta terminaría casándose con Greengrass. — Tal vez por ello, nunca tuvimos relaciones sexuales y si hubo una que otra caricia era porque ella lo provocaba. — Masculló como si nada, de manera sincera ya que no tenía nada que esconder, los Blacks sabían que solía ser el tranquilo de la familia y a quién no le gustaba cometer ninguna falla. — Eleonor es preciosa. — Argumentó. — ¿Crees que me haga caso después de lo que pasó? De todas maneras, haré todo lo posible para conquistarla.— Dijo metiendo cizaña antes que ocurriera el asunto de la cachetada y la estupida saliera huyendo, fue ahí que negó con la cabeza tratando de ocultar la sonrisa que quiso aparecer en su rostro.
—No es un mal plan, tenemos que hablarlo con tus padres, Yacine. Coordinar una reunión si lo desean pueden venir hoy mismo para la cena, y en unos días más planeamos un evento para que se conozcan más ¿Están de acuerdo? — Sugirió el Señor Black. Por su parte, Polux asintió mientras mantenía abrazada a su madre que le decía en susurros que finalmente iba a ser más afortunado al tener a una Lestrange a su lado y que le encantaba que fuera prospecta a medimaga.
— Tienes razón, necesito licor en mi sistema y justo tengo champagne en mi sala. Pero como vendrán tus padres no vamos a excedernos. No quiero que mal piensen que soy tan ebrio como tú. — Le contestó con una pequeña sonrisa como si siguiera siendo su mejor amigo del mundo, aunque lo era, ellos mismos sabían cuál era su secreto que solo compartían los dos. — Vamos.. Por favor, llámenos cuando la cena este lista ¿De acuerdo? Aunque no estaría mal tener algunos bocadillos antes.— Miró en especial a su madre que todavía lo trataba como un niño que ella decía que era al tener 18 años recientes.
Se despidieron de ellos, escuchó al fondo como su madre llamaba a los elfos por los bocadillos y fue recién dieron vuelta al pasillo que sonrió divertido. — ¿Viste su cara? Nos salimos con la nuestra, aunque estoy seguro que hará lo posible por vernos destruidos. — Con eso era evidente que estaría vigilandolos por lo que tenían que estar con cuidado. — Tenemos que irnos con cuidado, aguantate. — Eso lo pensó al acercarse un poco más al abrir la puerta de su sala personal y lo hacía entrar. Sabía que Yacine estaba excitado desde hace varios minutos y tendría que aguantarse pues estaban en su casa, sin embargo, podían hablar y coquetear.
Podía ver a Yacine a punto de reír en varias oportunidades, pero se enorgulleció y sintió calor como se defendía y a la vez a él mismo. Comprendió cuando le importaba ¿Cómo no gustarle? Quería tenerlo de amante por varios años hasta que se cansaran pues esto era posible que tuviera un límite y tenían que estar siempre con cuidado, pero durara lo que durara ahí iban a estar, más cuando tendrían a una enemiga que seguiría fastidiándolo, tenía la sospecha que la Burke no iba a dejar las cosas así y hasta terminaría casándose con Greengrass. — Tal vez por ello, nunca tuvimos relaciones sexuales y si hubo una que otra caricia era porque ella lo provocaba. — Masculló como si nada, de manera sincera ya que no tenía nada que esconder, los Blacks sabían que solía ser el tranquilo de la familia y a quién no le gustaba cometer ninguna falla. — Eleonor es preciosa. — Argumentó. — ¿Crees que me haga caso después de lo que pasó? De todas maneras, haré todo lo posible para conquistarla.— Dijo metiendo cizaña antes que ocurriera el asunto de la cachetada y la estupida saliera huyendo, fue ahí que negó con la cabeza tratando de ocultar la sonrisa que quiso aparecer en su rostro.
—No es un mal plan, tenemos que hablarlo con tus padres, Yacine. Coordinar una reunión si lo desean pueden venir hoy mismo para la cena, y en unos días más planeamos un evento para que se conozcan más ¿Están de acuerdo? — Sugirió el Señor Black. Por su parte, Polux asintió mientras mantenía abrazada a su madre que le decía en susurros que finalmente iba a ser más afortunado al tener a una Lestrange a su lado y que le encantaba que fuera prospecta a medimaga.
— Tienes razón, necesito licor en mi sistema y justo tengo champagne en mi sala. Pero como vendrán tus padres no vamos a excedernos. No quiero que mal piensen que soy tan ebrio como tú. — Le contestó con una pequeña sonrisa como si siguiera siendo su mejor amigo del mundo, aunque lo era, ellos mismos sabían cuál era su secreto que solo compartían los dos. — Vamos.. Por favor, llámenos cuando la cena este lista ¿De acuerdo? Aunque no estaría mal tener algunos bocadillos antes.— Miró en especial a su madre que todavía lo trataba como un niño que ella decía que era al tener 18 años recientes.
Se despidieron de ellos, escuchó al fondo como su madre llamaba a los elfos por los bocadillos y fue recién dieron vuelta al pasillo que sonrió divertido. — ¿Viste su cara? Nos salimos con la nuestra, aunque estoy seguro que hará lo posible por vernos destruidos. — Con eso era evidente que estaría vigilandolos por lo que tenían que estar con cuidado. — Tenemos que irnos con cuidado, aguantate. — Eso lo pensó al acercarse un poco más al abrir la puerta de su sala personal y lo hacía entrar. Sabía que Yacine estaba excitado desde hace varios minutos y tendría que aguantarse pues estaban en su casa, sin embargo, podían hablar y coquetear.
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4. WAR DECLARATION
Yacine estaba satisfecho por como las cosas estaban resultando. La vida les estaba sonriendo porque deshacer ese compromiso con Lizbeth les venía como anillo al dedo. Sabía que lo de los compromisos era algo inevitable, pero al menos ahora ellos estaban teniendo la oportunidad de controlar ese detalle de sus vidas.
Por supuesto que el rubio sin pena alguna se encargaría de divulgar la clase de zorra que era Burke y que así nadie quisiera comprometer a sus hijos con ella. Se tendría que conformar con Greengrass, si es que este no se aburrió ya de ella. Él Lestrange le haría pagar caro su atrevimiento y falta de respeto. No se dejaba pisotear de nadie. Pero sobre todo lo hacía por Pol, porque independientemente de si ella le caía bien o mal, siempre le tuvo en estima, hasta en cierto modo le apenaba que ellos estuvieran teniendo esa relación a escondidas por no lastimarla. Sin embargo, ella no tuvo remordimiento alguno para con él. Pues en ningún momento demostró arrepentimiento de lo que hizo. Así que como Yan no perdonaba tan fácil la haría pagar por el mal rato y la decepción que le ocasionó a Pollux.
Yan oculto la sonrisa perversa que se le quería escapar de descubrir que nada de nada con Lizbeth. - Vaya que resultó ser una caja de sorpresas. Por no decir una caja de Pandora que nada bueno sale cuando la destapas. - aseguro el rubio. - Por supuesto que sí. Seguro hasta condenará el comportamiento de Lizbeth. No creo que se te haga difícil conquistarla. - añadió. Porque vaya que para conquistarlo a él y que lo trajera tan loco sin tan siquiera tener la intención en un comienzo se necesitaba, y lo había logrado sin problema alguno.
Ya luego se encargaría de curar a besos el ardor de la bofetada que Lizbeth le dio. Por ahora disfrutaba de la cara que puso y sabía que el propio Pol sabía que aun con el golpe había valido toda la maldita pena los comentarios.
- Me parece perfecto señor Black. Ya mismo me pongo en contacto con ellos. No pienso que tengan problema alguno. - aseguro el chico. Pues sabía bien que sus padres estarían más que contentos de saber que su hijo pensaba en “sentar cabeza”.
- Por supuesto, tranquilo. No nos embriagaremos. Es solo para relajarse un poco luego del mal rato. - le aseguro, aunque además de para relajarse era también para celebrar su triunfo. - Secundo lo de los bocadillos. - dijo con una sonrisa Yacine.
Al fin estaban solos y al menos podían hablar con libertad. - Lo sé, pero que ella tampoco se confíe. Se metió en la boca del lobo. - le aseguro. - Por qué si hace algo no lo dejaremos así… ¿Verdad? - le dijo con malicia.
“Qué difícil… pero lo se me aguantaré. No podemos arriesgarnos. "Le aseguro enviando el mensaje por su mente. Vaya que estaba teniendo un día difícil en esos aspectos porque desde que estaban viendo las casas ya le estaba ganando la excitación y todo lo que ocurrió ahora lo tenía con la temperatura por el techo. Pero convenía ser precavidos o ese pequeño triunfo se les derrumbaría.
Al fin cerraron la puerta detrás de ellos, quedando solos. Miro a Pol y luego la puerta. Así que aprovecho de darle un beso de celebración, casi a la velocidad de un rayo, pero lo hizo. - No me pude resistir. Pero sí… ya luego nos desquitamos. - comento mientas se sentaba en uno de los sofás de la habitación que sí se mantenía muy cerca, se le iba a ser más difícil controlarse.
- No sé tú, pero yo estoy tan feliz de no tener esa piedra de tropiezo. Igual fastidiará, pero ya no tiene las mismas armas de antes. - aseguro el rubio. Pronto escucharon a los elfos pedir permiso para pasar y dejar las bebidas y los bocadillos. Yacine tomo una de las copas y la alzó. - Por nuestro triunfo sobre Lizbeth. - anunció con una sonrisa coqueta.
Por supuesto que el rubio sin pena alguna se encargaría de divulgar la clase de zorra que era Burke y que así nadie quisiera comprometer a sus hijos con ella. Se tendría que conformar con Greengrass, si es que este no se aburrió ya de ella. Él Lestrange le haría pagar caro su atrevimiento y falta de respeto. No se dejaba pisotear de nadie. Pero sobre todo lo hacía por Pol, porque independientemente de si ella le caía bien o mal, siempre le tuvo en estima, hasta en cierto modo le apenaba que ellos estuvieran teniendo esa relación a escondidas por no lastimarla. Sin embargo, ella no tuvo remordimiento alguno para con él. Pues en ningún momento demostró arrepentimiento de lo que hizo. Así que como Yan no perdonaba tan fácil la haría pagar por el mal rato y la decepción que le ocasionó a Pollux.
Yan oculto la sonrisa perversa que se le quería escapar de descubrir que nada de nada con Lizbeth. - Vaya que resultó ser una caja de sorpresas. Por no decir una caja de Pandora que nada bueno sale cuando la destapas. - aseguro el rubio. - Por supuesto que sí. Seguro hasta condenará el comportamiento de Lizbeth. No creo que se te haga difícil conquistarla. - añadió. Porque vaya que para conquistarlo a él y que lo trajera tan loco sin tan siquiera tener la intención en un comienzo se necesitaba, y lo había logrado sin problema alguno.
Ya luego se encargaría de curar a besos el ardor de la bofetada que Lizbeth le dio. Por ahora disfrutaba de la cara que puso y sabía que el propio Pol sabía que aun con el golpe había valido toda la maldita pena los comentarios.
- Me parece perfecto señor Black. Ya mismo me pongo en contacto con ellos. No pienso que tengan problema alguno. - aseguro el chico. Pues sabía bien que sus padres estarían más que contentos de saber que su hijo pensaba en “sentar cabeza”.
- Por supuesto, tranquilo. No nos embriagaremos. Es solo para relajarse un poco luego del mal rato. - le aseguro, aunque además de para relajarse era también para celebrar su triunfo. - Secundo lo de los bocadillos. - dijo con una sonrisa Yacine.
Al fin estaban solos y al menos podían hablar con libertad. - Lo sé, pero que ella tampoco se confíe. Se metió en la boca del lobo. - le aseguro. - Por qué si hace algo no lo dejaremos así… ¿Verdad? - le dijo con malicia.
“Qué difícil… pero lo se me aguantaré. No podemos arriesgarnos. "Le aseguro enviando el mensaje por su mente. Vaya que estaba teniendo un día difícil en esos aspectos porque desde que estaban viendo las casas ya le estaba ganando la excitación y todo lo que ocurrió ahora lo tenía con la temperatura por el techo. Pero convenía ser precavidos o ese pequeño triunfo se les derrumbaría.
Al fin cerraron la puerta detrás de ellos, quedando solos. Miro a Pol y luego la puerta. Así que aprovecho de darle un beso de celebración, casi a la velocidad de un rayo, pero lo hizo. - No me pude resistir. Pero sí… ya luego nos desquitamos. - comento mientas se sentaba en uno de los sofás de la habitación que sí se mantenía muy cerca, se le iba a ser más difícil controlarse.
- No sé tú, pero yo estoy tan feliz de no tener esa piedra de tropiezo. Igual fastidiará, pero ya no tiene las mismas armas de antes. - aseguro el rubio. Pronto escucharon a los elfos pedir permiso para pasar y dejar las bebidas y los bocadillos. Yacine tomo una de las copas y la alzó. - Por nuestro triunfo sobre Lizbeth. - anunció con una sonrisa coqueta.
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4. WAR DECLARATION
Ya se podía sentir la calma de aquella pequeña tregua de una guerra que estaba por comenzar. Sabía que Lizbeth no se iba a quedar con los brazos cruzados y se encargaría que su reputación no estuviera del todo manchada, iba a controlar a Greengrass aunque sus padres la hicieran a un lado. Tenían que buscar aliados, no se podía confiar por nada.
— Por supuesto que no se quedará así y haz lo que quieras. Arruínala, que yo haré lo mismo fueron años que actué como un idiota y siendo un ciego. Menos mal que me dí cuenta, detesto que me engañen de esa manera, siempre estuviste en lo cierto. — Dijo de una manera enojada, la odiaba y el cariño que alguna vez había sentido se había esfumado esa misma tarde. Sabía que aquello sería tema por semanas y estaba seguro que sería una batalla que ganarían ellos y Lizbeth aunque se quedara con Greengrass ni siquiera iban a tener el apoyo de sus padres porque aparte de los Black y Lestrange habrían muchas otras como los Malfoy, Carrow y entre otros que desatarían más el rumor que no les iba a quedar alternativa que huir un tiempo del país, y ojalá que el año que le quedaba fuera un completo infierno. — Queda todo el verano y un año para que estemos en paz, siento que no actuara ahora no le conviene. Y deseo que su último año sea el peor de todos. — Aclaró con una sonrisa macabra en sus labios, estaba sacando todo lo malicioso que podía llegar a ser como todo un Black solo que antes lo tenía escondido, en cambio, el rubio desde siempre lo había sacado relucir.
Entraron a su sala y quedó estático ante ese beso fugaz, no podía controlarlo había notado el deseo en él. — ¿Desquitarnos? ¿Qué planeas? — Dijo en un suave susurro apenas audible. — Mejor no digas nada y sorpréndeme.— Dijo para que aquello quedara para luego. — No me confió, se las arreglará, es una arpía pero sí coincido que quedó con mucha desventaja. Ya estamos como parte de sus "enemigos" y nos querrá destruir a costa de lo que sea, la humillamos. — Se encogió de hombros mientras tomaba la copa y hacía un salud con Yacine. Se sentó en su sillón y soltó un suspiro. — Lo peor de todo es que no pudimos ver la casa. ¿Crees que podamos ir mañana mismo? — Sugirió. Hablaba solo por preocupación de una ahí pero se refería exactamente a la que sería secreta solo para los dos. Y estando lejos quizás ahí podrían desquitarse si es que no lo hacía antes, podía notar que Yacine estaba muy excitado con todo lo sucedido ahora estaba libre y ni temía a su prima. Por algo lo hacía.
— Por supuesto que no se quedará así y haz lo que quieras. Arruínala, que yo haré lo mismo fueron años que actué como un idiota y siendo un ciego. Menos mal que me dí cuenta, detesto que me engañen de esa manera, siempre estuviste en lo cierto. — Dijo de una manera enojada, la odiaba y el cariño que alguna vez había sentido se había esfumado esa misma tarde. Sabía que aquello sería tema por semanas y estaba seguro que sería una batalla que ganarían ellos y Lizbeth aunque se quedara con Greengrass ni siquiera iban a tener el apoyo de sus padres porque aparte de los Black y Lestrange habrían muchas otras como los Malfoy, Carrow y entre otros que desatarían más el rumor que no les iba a quedar alternativa que huir un tiempo del país, y ojalá que el año que le quedaba fuera un completo infierno. — Queda todo el verano y un año para que estemos en paz, siento que no actuara ahora no le conviene. Y deseo que su último año sea el peor de todos. — Aclaró con una sonrisa macabra en sus labios, estaba sacando todo lo malicioso que podía llegar a ser como todo un Black solo que antes lo tenía escondido, en cambio, el rubio desde siempre lo había sacado relucir.
Entraron a su sala y quedó estático ante ese beso fugaz, no podía controlarlo había notado el deseo en él. — ¿Desquitarnos? ¿Qué planeas? — Dijo en un suave susurro apenas audible. — Mejor no digas nada y sorpréndeme.— Dijo para que aquello quedara para luego. — No me confió, se las arreglará, es una arpía pero sí coincido que quedó con mucha desventaja. Ya estamos como parte de sus "enemigos" y nos querrá destruir a costa de lo que sea, la humillamos. — Se encogió de hombros mientras tomaba la copa y hacía un salud con Yacine. Se sentó en su sillón y soltó un suspiro. — Lo peor de todo es que no pudimos ver la casa. ¿Crees que podamos ir mañana mismo? — Sugirió. Hablaba solo por preocupación de una ahí pero se refería exactamente a la que sería secreta solo para los dos. Y estando lejos quizás ahí podrían desquitarse si es que no lo hacía antes, podía notar que Yacine estaba muy excitado con todo lo sucedido ahora estaba libre y ni temía a su prima. Por algo lo hacía.
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4. WAR DECLARATION
Ya era algo definitivo, se vengaría de Lizbeth. Le haría la vida de cuadros porque sabía muy bien que aquella chica igual intentaría buscar la manera de fastidiarlos luego de esta humillación. Pero Yan no le tenía miedo y la verdad sentía que hasta disfrutaba de esa sensación de poder verla humillada. Había sido lo más gratificante que había visto en un buen tiempo. — Deseará no haber nacido, y bien merecido que se lo tiene. — le aseguro el rubio, estaba igualmente feliz de que Polo al fin ya no tuviera a ese lastre detrás de él.
— Sabes que cuentas conmigo para que así sea. — le aseguro, menuda pesadilla tendrá la chica con este par. De todos modos ellos tampoco podían confiar, la Burke dejaría que se enfriaran las aguas y luego buscaría como contraatacar. — Igual hay que estar muy alertas. — señaló. No creía que ella tuviera el poder tan fácilmente de arruinarlos si ellos siempre lograban estar un paso adelante de la chica.
No veía el momento de no tener que fingir más, menos mal que llegaron pronto a la habitación fue por ello que no pudo evitar robarle aunque fuera aquel corto beso. — Descuida, eso viene luego. Sin moros en la costa. — le aseguro con una guiñada. Habían arruinado su día y su tarde, pero al menos habían sacado algo de provecho del asunto. Por lo que no se podía quejar del todo con lo ocurrido. Aunque no dejaría de ser un problema, pues se la habían ganado de enemiga. Al menos así no tenía que ser hipócrita con ella.
Habían chocado sus copas, a lo que Yacine respondió. — Pues ella también cayó en esa categoría para nosotros. Así que en eso estamos a mano. Ahora bien, es cierto que debemos ser precavidos. Lo mejor será siempre estar a un paso adelante de ella. — el rubio sabía que ellos podían llegar a ser muy astutos, así que debían de sacarle provecho a eso. No podían permitir que esa mujer encontrara la forma de salirse con la suya.
Yacine se acomodó en el asiento mientras tomaba de su copa. — Ah, cierto. A pesar de todo, de una forma u otra, sí nos arruinó los planes. — dijo negando. — Por supuesto que sí, no pienso esperar más. Mientras más pronto retomemos, mejores ofertas podremos conseguir. — aseguro el chico, y claro lo que le importaba era poder conseguir la casa secreta. Ya añoraba tener ese espacio para ellos en donde pudieran actuar con normalidad, sin ocultarse. — Necesitamos ese lugar y pronto. — le murmuró en un tono coqueto mientras le guiñaba un ojo. — No tienen que ser tan exagerada. Aunque tal vez sí vendría bien una piscina y sobre todo no puede faltar el área de pociones. — le comentaba mientras comía de las botanas.
— Sabes que cuentas conmigo para que así sea. — le aseguro, menuda pesadilla tendrá la chica con este par. De todos modos ellos tampoco podían confiar, la Burke dejaría que se enfriaran las aguas y luego buscaría como contraatacar. — Igual hay que estar muy alertas. — señaló. No creía que ella tuviera el poder tan fácilmente de arruinarlos si ellos siempre lograban estar un paso adelante de la chica.
No veía el momento de no tener que fingir más, menos mal que llegaron pronto a la habitación fue por ello que no pudo evitar robarle aunque fuera aquel corto beso. — Descuida, eso viene luego. Sin moros en la costa. — le aseguro con una guiñada. Habían arruinado su día y su tarde, pero al menos habían sacado algo de provecho del asunto. Por lo que no se podía quejar del todo con lo ocurrido. Aunque no dejaría de ser un problema, pues se la habían ganado de enemiga. Al menos así no tenía que ser hipócrita con ella.
Habían chocado sus copas, a lo que Yacine respondió. — Pues ella también cayó en esa categoría para nosotros. Así que en eso estamos a mano. Ahora bien, es cierto que debemos ser precavidos. Lo mejor será siempre estar a un paso adelante de ella. — el rubio sabía que ellos podían llegar a ser muy astutos, así que debían de sacarle provecho a eso. No podían permitir que esa mujer encontrara la forma de salirse con la suya.
Yacine se acomodó en el asiento mientras tomaba de su copa. — Ah, cierto. A pesar de todo, de una forma u otra, sí nos arruinó los planes. — dijo negando. — Por supuesto que sí, no pienso esperar más. Mientras más pronto retomemos, mejores ofertas podremos conseguir. — aseguro el chico, y claro lo que le importaba era poder conseguir la casa secreta. Ya añoraba tener ese espacio para ellos en donde pudieran actuar con normalidad, sin ocultarse. — Necesitamos ese lugar y pronto. — le murmuró en un tono coqueto mientras le guiñaba un ojo. — No tienen que ser tan exagerada. Aunque tal vez sí vendría bien una piscina y sobre todo no puede faltar el área de pociones. — le comentaba mientras comía de las botanas.
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4. WAR DECLARATION
El muy maldito le había robado un beso y aquello lo había excitado. Se preguntaba que planeaba, era mucho más atrevido en ese aspecto y sabía que era él quién iba a sorprenderlo. Tomó su mano para que lo escuchara a través del legeremens, sonriendo mientras lo hacía. — Eso solo me hace pensar que quieres verme desnudo. — Señaló a través de sus pensamientos y luego solo fue por el champagne para servir dos copas con magia.
Concordaba absolutamente con lo que decía. — Siempre tenemos que estar por delante, somos mucho mejores que ella y no hablaremos solo por nuestro apellido, sino como personas. Si llega a ser un dolor de cabeza, tiene que ser eliminada.— Murmuró con toxicidad, no estaba seguro aún si tendría que usar el avada pero daría juego quería ver lo que hacía y si el camino se ponía peligroso él no iba a dudarlo. Escorias y artimañas así tenían que ser eliminadas.
Asintió. En cierto modo, el tiempo pasaba rápido y el proceso de nuevas casas no era un trámite que se hacía rápido, aún tenían que escogerlas y aquello era un tema, asintió. Pol le gustaba ser organizado y estar adelantado en todo, irse a vivir con él antes de entrar a la universidad sería lo mejor. — Encontraremos el lugar adecuado, te lo prometo. — Dijo siguiendo su juego en la coquetería sabiendo que corría riesgo pero con el maldito de su Lestrange era imposible, lo provocaba, seducía y era su perdición, era capaz de darle todo si se lo pedía. — Yo solo pediré una biblioteca.— Amaba leer. Y claro cada uno con su salón privado, aunque ya imaginaba como él iba a molestarlo y realmente no era desagradable imaginarlo.
—Vamos a ir en estos días. — Prometió otra vez.
Pasaron varios minutos entre conversaciones, bebida, comida y coqueteos que no se dieron cuenta cómo llegó la hora de la cena. Ya se habían comido todo antes de que fueran llamados al Gran Comedor y sí, escuchó hasta las voces de sus “suegros” como les gustaba llamarlos internamente.
El plan de destruir a Lizbeth ya daba comienzo. Sus padres siempre actuaban rápido. La idea era que si concordaban todo el tema del compromiso.
Concordaba absolutamente con lo que decía. — Siempre tenemos que estar por delante, somos mucho mejores que ella y no hablaremos solo por nuestro apellido, sino como personas. Si llega a ser un dolor de cabeza, tiene que ser eliminada.— Murmuró con toxicidad, no estaba seguro aún si tendría que usar el avada pero daría juego quería ver lo que hacía y si el camino se ponía peligroso él no iba a dudarlo. Escorias y artimañas así tenían que ser eliminadas.
Asintió. En cierto modo, el tiempo pasaba rápido y el proceso de nuevas casas no era un trámite que se hacía rápido, aún tenían que escogerlas y aquello era un tema, asintió. Pol le gustaba ser organizado y estar adelantado en todo, irse a vivir con él antes de entrar a la universidad sería lo mejor. — Encontraremos el lugar adecuado, te lo prometo. — Dijo siguiendo su juego en la coquetería sabiendo que corría riesgo pero con el maldito de su Lestrange era imposible, lo provocaba, seducía y era su perdición, era capaz de darle todo si se lo pedía. — Yo solo pediré una biblioteca.— Amaba leer. Y claro cada uno con su salón privado, aunque ya imaginaba como él iba a molestarlo y realmente no era desagradable imaginarlo.
—Vamos a ir en estos días. — Prometió otra vez.
Pasaron varios minutos entre conversaciones, bebida, comida y coqueteos que no se dieron cuenta cómo llegó la hora de la cena. Ya se habían comido todo antes de que fueran llamados al Gran Comedor y sí, escuchó hasta las voces de sus “suegros” como les gustaba llamarlos internamente.
El plan de destruir a Lizbeth ya daba comienzo. Sus padres siempre actuaban rápido. La idea era que si concordaban todo el tema del compromiso.
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4. WAR DECLARATION
Si bien Lizbeth había arruinado su momento esa tarde por haberse aparecido donde nadie la llamaba, y luego rematar con aquel berrinche. Tampoco podía quejarse de los resultados. No podía confiarse por supuesto, pero al menos ya tenían una piedra menos en el camino y una bastante cansona. Esa mujer no tenía idea de lo que era agarrar a esos dos por el lado malo. Yan podría lucir muy amigable y pintoresco a simple vista. Más la realidad era que podía llegar a ser todo un Lestrange completo. No le importaba si tenía que desgraciarle la vida alguien que le caía peor que una patada en el hígado. Ese era justo el caso de la muchacha, consiguió boleto gratis a su lista negra y ya no había vuelta atrás.
Ya estaban solos, así no había tanto riesgo de usar la legermencia. - Siempre es una buena excusa para hacerlo. - Molesto en un tono coqueto ante su comentario mientras sostenía la mano del otro. No diría más por qué no quería descontrolarse allí mismo, era malísima idea. Pero al mismo tiempo no podía evitar seguir un poco con ese juego mientras ahora disfrutaban de aquel champán con sabor a victoria.
- Concuerdo, ella misma está en sus propias manos. Cualquier estupidez que haga tiene que saber que habrá consecuencias y no serán nada buenas. En guerra avisada no muere gente… a menos que sean masoquistas. - le respondió con toda tranquilidad como si eso de amenazar a la gente fuera algo completamente normal. Si Liz quería jugar con fuego se iba a quemar. Tenía que tener eso claro, no habría contemplación alguna. Llegarían hasta las últimas consecuencias.
Por ahora procuraría concentrase en conseguir la casa. La chica no arruinaría sus planes de conseguir una, así que, tal como decía Pol, se asegurarían de que fuera el lugar adecuado. - Sí, también con biblioteca. - le aseguro al castaño. - Creo que al menos ya tenemos una idea de que tipo de casa estamos buscando exactamente. Eso nos servirá para reducir opciones. Así no se nos hará tan difícil decidir. - comento, pues a veces cuando había demasiado para escoger era difícil ponerse de acuerdo.
A pesar del mal rato tuvieron una tarde agradable, incluso aún mejor cuando su plan se ponía en marcha al también llegar los padres de Yacine a la hora de la cena. Antes de ir al comedor, el rubio le dio una mirada pícara de complicidad a Polux. Todo les estaba saliendo al antojo de ambos. Para que negarlo, eso le encantaba. Y así era como comenzaba la caída de Lizbeth Burke.
Ya estaban solos, así no había tanto riesgo de usar la legermencia. - Siempre es una buena excusa para hacerlo. - Molesto en un tono coqueto ante su comentario mientras sostenía la mano del otro. No diría más por qué no quería descontrolarse allí mismo, era malísima idea. Pero al mismo tiempo no podía evitar seguir un poco con ese juego mientras ahora disfrutaban de aquel champán con sabor a victoria.
- Concuerdo, ella misma está en sus propias manos. Cualquier estupidez que haga tiene que saber que habrá consecuencias y no serán nada buenas. En guerra avisada no muere gente… a menos que sean masoquistas. - le respondió con toda tranquilidad como si eso de amenazar a la gente fuera algo completamente normal. Si Liz quería jugar con fuego se iba a quemar. Tenía que tener eso claro, no habría contemplación alguna. Llegarían hasta las últimas consecuencias.
Por ahora procuraría concentrase en conseguir la casa. La chica no arruinaría sus planes de conseguir una, así que, tal como decía Pol, se asegurarían de que fuera el lugar adecuado. - Sí, también con biblioteca. - le aseguro al castaño. - Creo que al menos ya tenemos una idea de que tipo de casa estamos buscando exactamente. Eso nos servirá para reducir opciones. Así no se nos hará tan difícil decidir. - comento, pues a veces cuando había demasiado para escoger era difícil ponerse de acuerdo.
A pesar del mal rato tuvieron una tarde agradable, incluso aún mejor cuando su plan se ponía en marcha al también llegar los padres de Yacine a la hora de la cena. Antes de ir al comedor, el rubio le dio una mirada pícara de complicidad a Polux. Todo les estaba saliendo al antojo de ambos. Para que negarlo, eso le encantaba. Y así era como comenzaba la caída de Lizbeth Burke.
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5. You're my only!
Habían pasado días intensos con todo lo que ocurrió con la Burke. Primero; el rumor se había esparcido de tal manera y como se saca un pan del horno que los Burke decidieron esconderse, aquello era divertido y segundo; ya se estaba señalando que tanto Lestrange como el Black ya tenían prometida solo que estaban coordinando todo para un evento formal. ¿Mucho para una semana, no?
Luego de ser tentado, se había dejado llevar por el rubio en esos lugares que tan solo conocía, con la excusa que saldrían y vaya que era arriesgado ¿Pero cómo no iban a querer un relajo luego de una intensa semana? Prometieron volver justo a tiempo para la reunión y cena, donde se formalizaría el compromiso de ambos, porque vaya que amaban las negociaciones, solo que de eso, ellos nada, era asunto de sus padres y tenían que acatar.
Pero resultó ser una noche inolvidable que jamás iba olvidar. Una noche que se mantendría en su memoria y mucho mejor que antes imaginó. De esa forma no había experimentado antes y superó todas sus expectativas, Pol siempre decía no estar enamorado pero de que le atraía ya su ex mejor amigo y que ahora era su amante era en serio. Agotado, se había dormido en sus brazos hasta el amanecer donde los primeros rayos de luz lo despertaron.
Fue Pol quién despertó primero, y al tener mal dormir al menos se dio cuenta que ahí se encontraba a su lado aunque no con un abrazo. Miró la hora, aún quedaba bastante tiempo para ir a prepararse y forjar ese destino que no estaba muy seguro, al menos él se había encargado desde ya hablar con su prima y dejar a Lestrange como un buen hombre, claro que estaba enterada de que era un mujeriego - ex mujeriego - le quiso decir porque era un hecho que solo le pertenecía a él ahora, así que le dijo que eso no importaba porque era un compromiso por conveniencia ¿Qué le importaba si de igual manera iba a tener poder y sería feliz?
Pensando en aquello; el pelinegro contemplaba al rubio con tranquilidad, parecía un ángel - sabiendo que detrás de esa fachada se escondía un demonio - deslizó su mano por su mejilla. No demoró mucho en despertar y Pol, con esa sonrisa insolente, tonteó. — Lo lamento. ¿Te desperté? — Dictó, sin dejar de mirarlo y llevando su mano hacia su cabello. La expresión delataba lo bien que lo había pasado y claro que solo era muestra de su convivencia cuando vivieran juntos. Solo era el principio, irían a la universidad como chicos no disponibles al estar comprometidos, el casamiento se iba a realizar apenas terminaran la universidad y para ello, faltaban unos cuantos años.
Luego de ser tentado, se había dejado llevar por el rubio en esos lugares que tan solo conocía, con la excusa que saldrían y vaya que era arriesgado ¿Pero cómo no iban a querer un relajo luego de una intensa semana? Prometieron volver justo a tiempo para la reunión y cena, donde se formalizaría el compromiso de ambos, porque vaya que amaban las negociaciones, solo que de eso, ellos nada, era asunto de sus padres y tenían que acatar.
Pero resultó ser una noche inolvidable que jamás iba olvidar. Una noche que se mantendría en su memoria y mucho mejor que antes imaginó. De esa forma no había experimentado antes y superó todas sus expectativas, Pol siempre decía no estar enamorado pero de que le atraía ya su ex mejor amigo y que ahora era su amante era en serio. Agotado, se había dormido en sus brazos hasta el amanecer donde los primeros rayos de luz lo despertaron.
Fue Pol quién despertó primero, y al tener mal dormir al menos se dio cuenta que ahí se encontraba a su lado aunque no con un abrazo. Miró la hora, aún quedaba bastante tiempo para ir a prepararse y forjar ese destino que no estaba muy seguro, al menos él se había encargado desde ya hablar con su prima y dejar a Lestrange como un buen hombre, claro que estaba enterada de que era un mujeriego - ex mujeriego - le quiso decir porque era un hecho que solo le pertenecía a él ahora, así que le dijo que eso no importaba porque era un compromiso por conveniencia ¿Qué le importaba si de igual manera iba a tener poder y sería feliz?
Pensando en aquello; el pelinegro contemplaba al rubio con tranquilidad, parecía un ángel - sabiendo que detrás de esa fachada se escondía un demonio - deslizó su mano por su mejilla. No demoró mucho en despertar y Pol, con esa sonrisa insolente, tonteó. — Lo lamento. ¿Te desperté? — Dictó, sin dejar de mirarlo y llevando su mano hacia su cabello. La expresión delataba lo bien que lo había pasado y claro que solo era muestra de su convivencia cuando vivieran juntos. Solo era el principio, irían a la universidad como chicos no disponibles al estar comprometidos, el casamiento se iba a realizar apenas terminaran la universidad y para ello, faltaban unos cuantos años.
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5. YOU'RE MY ONLY!
Se volvía todo cada vez más intenso al ver como la reputación de los Burkes se destruya poco a poco. Como juego de dominó se fue regando lo ocurrido y por supuesto que la única culpable resulto siendo Lizbeth. Esa mujer no tuvo tiempo de hacerse la víctima, pues la familia Black se había encargado en dejar claro quien traiciono el compromiso que tenían, traiciono la confianza de una familia tan poderosa como eran los Black. Además, a eso podemos sumarle que estaban siendo apoyados por los Lestrange, Yancine se había encargado de que así fuera. Con esas dos familias tan poderosas no podían esperar salir airosos.
Sus vidas habían dado un nuevo giro, ahora ambos estaban a punto de ser comprometidos. Cada cual con la prima del otro. La diferencia era que los chicos ahora tendrían el control del rumbo que tomarían sus vidas. Las chicas eran sus mayores cómplices en todo esto. Sinceramente, las únicas en las que podían confiar su secreto. Era justo lo que necesitaban, pues así no tenían la prisión que tenían cuando Liz estaba en la educación y Yan siempre vivía con la incertidumbre de que algún día sus padres le buscaban una prometida a su antojo de la que luego no pudiera zafarse si resultaba de estas tóxicas.
Hoy podía decir que no podía estar más feliz. Yan podía dormir tranquilo aún con haberle hecho la vida un infierno aquella chica. Él tenía pinta angelical, pero era solo eso, estaba lejos de serlo. Era de los que solo entregaba lealtad, amor y protección a quien él quería. Para el rubio ahora mismo quien único importaba era Pol. La noche anterior había sido una inolvidable, según ellos eran algo por pasión, nada más. Qué amor del romántico no había. Pero ese sentido de pertenencia entre ambos cada vez se hacía más estrecho. El chico había dejado esas andas, y sí le preguntaban por supuesto que podía usar la escusa del futuro compromiso.
Yacine podía dormir como un bebé sin remordimiento alguno, tenía un dormir bastante bueno. Por eso había sido de los dos el último en despertar esa mañana cuando sintió el toque en su mejilla. — Sí… me despertaste. — le dijo en tono coqueto. — Pero no me molesta, me agrada despertar así. — le declaro con una guiñada mientras se estiraba un poco. — Que bien se siente que lo lográramos . — le murmuro mientras atraía su cara para darle un beso mañanero. Esto apenas era el comienzo de esta etapa.
Sus vidas habían dado un nuevo giro, ahora ambos estaban a punto de ser comprometidos. Cada cual con la prima del otro. La diferencia era que los chicos ahora tendrían el control del rumbo que tomarían sus vidas. Las chicas eran sus mayores cómplices en todo esto. Sinceramente, las únicas en las que podían confiar su secreto. Era justo lo que necesitaban, pues así no tenían la prisión que tenían cuando Liz estaba en la educación y Yan siempre vivía con la incertidumbre de que algún día sus padres le buscaban una prometida a su antojo de la que luego no pudiera zafarse si resultaba de estas tóxicas.
Hoy podía decir que no podía estar más feliz. Yan podía dormir tranquilo aún con haberle hecho la vida un infierno aquella chica. Él tenía pinta angelical, pero era solo eso, estaba lejos de serlo. Era de los que solo entregaba lealtad, amor y protección a quien él quería. Para el rubio ahora mismo quien único importaba era Pol. La noche anterior había sido una inolvidable, según ellos eran algo por pasión, nada más. Qué amor del romántico no había. Pero ese sentido de pertenencia entre ambos cada vez se hacía más estrecho. El chico había dejado esas andas, y sí le preguntaban por supuesto que podía usar la escusa del futuro compromiso.
Yacine podía dormir como un bebé sin remordimiento alguno, tenía un dormir bastante bueno. Por eso había sido de los dos el último en despertar esa mañana cuando sintió el toque en su mejilla. — Sí… me despertaste. — le dijo en tono coqueto. — Pero no me molesta, me agrada despertar así. — le declaro con una guiñada mientras se estiraba un poco. — Que bien se siente que lo lográramos . — le murmuro mientras atraía su cara para darle un beso mañanero. Esto apenas era el comienzo de esta etapa.
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5. You're my only!
Todo iba tan bien que tenían que aprovechar esos pocos momentos que tenían a solas. Con todo esto del compromiso era difícil contar con el tiempo disponible que solían tener en gran cantidad cuando estaban en Hogwarts, tener 18 años para ellos ya era estar en la adultez donde comenzarían los verdaderos estudios y luego el trabajo, y claro, luego el matrimonio y tener hijos. Y vaya que aquel doble compromiso aunque eran a la rápida no dejaba de ser muy importante que destacaba su futuro, ahora solo tocaba confíar.
Solo que en ese instante, el Black no podía pensar en aquello. No con Yacine ahí.
Aquel Lestrange no se podía comparar con un ángel por mucho que lo pareciera ahí en la cama, durmiendo. La noche anterior había sido intensa, pero para Pol, una inolvidable que no olvidaría, que pensaba repetir cuando al fin estuvieran en esos sectores muggles y ya después ocupar la otra, ojala que se pudieran contener y no ser descubiertos.
Solo que en este lugar no había nada que temer y la calma junto al relajo se podía decir que se encontraban tranquilos. Suspiró. Se veía muy angelical así que sentía esas ganas de atraerlo hacía él y seguir acariciando con suavidad su mejilla, su idea era deslizar su mano por su cabello pero lo había despertado antes lo cual también lo hizo sonreír.
Yacine nunca dejaría ser coqueto, Pol solo se mantuvo ahí mirándolo, sin apartar su mano en la sonrosada mejilla del rubio, le gustaba como sus ojos brillaban con cierta malicia. —Te veías como un ángel durmiendo y es irónico porque como te comportaste anoche no tienes nada parecido a uno. — Se burló, sabiendo que él chico asumiría que solo era una broma porque ambos habían disfrutado como nunca.
—No cantes victoria, sé que esa perra está esperando para actuar y dudo que la tenga muy contenta que nos este saliendo todo bien. — Se dejó atraer por él, para besar sus labios que se intensificó que se estaba acostumbrando a tenerlo cerca. Quedó a corta distancia, cuando se dejaron de besar y dejo que apoyara su cabeza en su propio pecho.
Fue ahí que deslizó sus dedos por su cabello, olía bien aunque sí iba a ser bueno darse un baño para llegar presentables al evento, ahí sería un caos, porque tendrían que vestirse con aquellas túnicas asombrosas para ser dos protagonistas junto a sus primas para el anuncio del compromiso.
—Me gustaría quedarme aquí a tu lado todo el día. ¿Cuánto tiempo tenemos? — Dijo insinuante mientras se removía en la cama para quedar frente a frente de nuevo. — Que triste que no se pueda, pero el tiempo pasa volando y muy pronto estaremos en la universidad, es decir; la libertad. — Con rapidez, capturó su boca con necesidad para dejar ver que también podía seducirlo.
—Nunca olvidaré lo que pasó. Lo pase bien. — Siseó con sinceridad ya que el chico no era de muchas palabras. Recién que se estaba confesando y decir que le había parecido, con algo de alcohol en sus venas había sido complicado expresar muchas palabras, solo fueron actos que ahora mismo volvía a recordar.
Solo que en ese instante, el Black no podía pensar en aquello. No con Yacine ahí.
Aquel Lestrange no se podía comparar con un ángel por mucho que lo pareciera ahí en la cama, durmiendo. La noche anterior había sido intensa, pero para Pol, una inolvidable que no olvidaría, que pensaba repetir cuando al fin estuvieran en esos sectores muggles y ya después ocupar la otra, ojala que se pudieran contener y no ser descubiertos.
Solo que en este lugar no había nada que temer y la calma junto al relajo se podía decir que se encontraban tranquilos. Suspiró. Se veía muy angelical así que sentía esas ganas de atraerlo hacía él y seguir acariciando con suavidad su mejilla, su idea era deslizar su mano por su cabello pero lo había despertado antes lo cual también lo hizo sonreír.
Yacine nunca dejaría ser coqueto, Pol solo se mantuvo ahí mirándolo, sin apartar su mano en la sonrosada mejilla del rubio, le gustaba como sus ojos brillaban con cierta malicia. —Te veías como un ángel durmiendo y es irónico porque como te comportaste anoche no tienes nada parecido a uno. — Se burló, sabiendo que él chico asumiría que solo era una broma porque ambos habían disfrutado como nunca.
—No cantes victoria, sé que esa perra está esperando para actuar y dudo que la tenga muy contenta que nos este saliendo todo bien. — Se dejó atraer por él, para besar sus labios que se intensificó que se estaba acostumbrando a tenerlo cerca. Quedó a corta distancia, cuando se dejaron de besar y dejo que apoyara su cabeza en su propio pecho.
Fue ahí que deslizó sus dedos por su cabello, olía bien aunque sí iba a ser bueno darse un baño para llegar presentables al evento, ahí sería un caos, porque tendrían que vestirse con aquellas túnicas asombrosas para ser dos protagonistas junto a sus primas para el anuncio del compromiso.
—Me gustaría quedarme aquí a tu lado todo el día. ¿Cuánto tiempo tenemos? — Dijo insinuante mientras se removía en la cama para quedar frente a frente de nuevo. — Que triste que no se pueda, pero el tiempo pasa volando y muy pronto estaremos en la universidad, es decir; la libertad. — Con rapidez, capturó su boca con necesidad para dejar ver que también podía seducirlo.
—Nunca olvidaré lo que pasó. Lo pase bien. — Siseó con sinceridad ya que el chico no era de muchas palabras. Recién que se estaba confesando y decir que le había parecido, con algo de alcohol en sus venas había sido complicado expresar muchas palabras, solo fueron actos que ahora mismo volvía a recordar.
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5. YOU'RE MY ONLY!
Sus vidas ya no eran tan sencillas como antes. Más por eso no quería decir que no pudieran disfrutar de la nueva etapa. Habían dejado de ser mejores amigos para ser amantes, aunque igual para el resto del mundo lo seguían siendo. Mucho mejor porque tenían una buena cuartada, en caso de ser necesario podían justificar sus actos. En mucho tiempo no se sentía realmente interesado como para mantener algo que durara. Yan siempre fue mujeriego, nunca le había dado tanto interés alguna relación. Por lo general se terminaba aburriendo. Pero con Polux estaba resultando diferente, aun con todo y lo prohibido que pudiera ser. No le importaba, pues estaban siendo cautelosos y el rubio no era de los que se intimidara fácilmente.
En el futuro tenía un panorama pintado, no solo él, también el moreno. Uno donde les tocaba perdurar sus apellidos y el linaje. Al menos la buena noticia era que podían hacer ese trato convenenciero con sus primas. Más en estos momentos no tenía por qué estar pensando en eso. Al contrario, bien que lo que deseaba era recordar el desenfreno de la noche anterior. Una noche de locura y pasión que esperaba seguir repitiendo.
— Lo sé que bien que esta carita no te engañe. Porque bien que puedo ser muy… perverso. — añadió siguiendo el tono coqueto. No lo podía evitar, le salía de forma natural. — Tú también tampoco te quedas atrás. Estás muy lejos de ser un ángel. — Molestó, sabiendo que ambos habían hecho de las suyas la noche anterior.
— Ya sé, esa maldita a de estar planeando algo desde su madriguera. Pero… al menos por ahora disfrutemos el momento. — Le comento, porque era cierto algún plan estaría cocinando la maldita Burke. — De todos modos, es cierto que debemos estar atentos. — añadió porque aunque disfrutará del momento, no le quitarían los ojos a esa mujer. Solo que prefirió ahora dejarse llevar por el beso, finalizando al luego quedar recostado del otro y acariciaba el brazo de Pol.
— Rayos, que lastima. Creo que no mucho. — decía mientras veía el reloj que había en una de las paredes. Ahora se veían cara a cara. Era un fastidio tener que salir de la cama. Más teniendo en cuenta que tendría que usar esas vestimentas poco apelables a su gusto. — En eso tienes razón. Tal vez ahora se fue muy rápido el tiempo, y es limitado, pero luego no tendremos límites alguno. Tendremos todo el tiempo del mundo. — Le fascinó como esta vez era quién terminaba con un beso robado. Por lo que lo devolvió con la misma entrega. [color=#5cbd5c]— Yo tampoco podría olvidarlo. Ha sido una noche demasiado maravillosa. Solo imagínate cuantas más podríamos tener cuando tengamos esa libertad. —[color=#31b427] Murmuró mientras ahora jugaba con los mechones castaños. — ¿De verdad tenemos que utilizar esos atuendos? No digo que se te vea mal, al contrario, te sienta muy bien, pero bah, son aburridos. — Le expresaba al ver las largas túnicas esperando por ellos.
En el futuro tenía un panorama pintado, no solo él, también el moreno. Uno donde les tocaba perdurar sus apellidos y el linaje. Al menos la buena noticia era que podían hacer ese trato convenenciero con sus primas. Más en estos momentos no tenía por qué estar pensando en eso. Al contrario, bien que lo que deseaba era recordar el desenfreno de la noche anterior. Una noche de locura y pasión que esperaba seguir repitiendo.
— Lo sé que bien que esta carita no te engañe. Porque bien que puedo ser muy… perverso. — añadió siguiendo el tono coqueto. No lo podía evitar, le salía de forma natural. — Tú también tampoco te quedas atrás. Estás muy lejos de ser un ángel. — Molestó, sabiendo que ambos habían hecho de las suyas la noche anterior.
— Ya sé, esa maldita a de estar planeando algo desde su madriguera. Pero… al menos por ahora disfrutemos el momento. — Le comento, porque era cierto algún plan estaría cocinando la maldita Burke. — De todos modos, es cierto que debemos estar atentos. — añadió porque aunque disfrutará del momento, no le quitarían los ojos a esa mujer. Solo que prefirió ahora dejarse llevar por el beso, finalizando al luego quedar recostado del otro y acariciaba el brazo de Pol.
— Rayos, que lastima. Creo que no mucho. — decía mientras veía el reloj que había en una de las paredes. Ahora se veían cara a cara. Era un fastidio tener que salir de la cama. Más teniendo en cuenta que tendría que usar esas vestimentas poco apelables a su gusto. — En eso tienes razón. Tal vez ahora se fue muy rápido el tiempo, y es limitado, pero luego no tendremos límites alguno. Tendremos todo el tiempo del mundo. — Le fascinó como esta vez era quién terminaba con un beso robado. Por lo que lo devolvió con la misma entrega. [color=#5cbd5c]— Yo tampoco podría olvidarlo. Ha sido una noche demasiado maravillosa. Solo imagínate cuantas más podríamos tener cuando tengamos esa libertad. —[color=#31b427] Murmuró mientras ahora jugaba con los mechones castaños. — ¿De verdad tenemos que utilizar esos atuendos? No digo que se te vea mal, al contrario, te sienta muy bien, pero bah, son aburridos. — Le expresaba al ver las largas túnicas esperando por ellos.
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Pol mantenía la expresión con una sonrisa. Se mantuvo así a su lado mientras acariciaba su cabello.— No sé porque lo repites, lo tengo más que claro. Eres un demonio en cuerpo de ángel.— Siseó el muchacho sin dejar de contemplarlo y ahora llevando su diestra hacia su mano. No pudo evitar soltar la carcajada al escucharlo decir aquello de que él mismo no se quedaba atrás. —La gran diferencia es que yo sí tengo la apariencia de un demonio. — Molestó, donde desordenó su cabello antes de volver a besarlo.
Hablar de Lizbeth siempre amargaba toda ocasión pero sabía como era la tipa, no iba a dejar que las cosas quedaran así y por ello, tenían que dar pasos mucho más adelante de ella, una de las situaciones que aunque era excitante para ambos, era justamente que se estuvieran involucrando, es que no era aceptado, mucho más por los sangre pura que pedían herederos para la perseverancia de sangre y el apellido ganara reputación. — Si se pone muy cansina tendremos que eliminarla, pero por ahora celebremos los triunfos.— Volvió a besarlo, estaba más cariñoso que de costumbre por eso no le gusto nada que el chico recalcara la hora y que se tenían que arreglar.
—Tienes razón. — Dictó el pelinegro siguiendo su juego no muy convencido. Se removió de la cama, andaba con un short de dormir que había guardado en su mochila extensiva y se sentó en la cama, aunque no sin antes declarar que la noche anterior lo habían pasado bien. — Oh, a mi los trajes me parecen a medida. ¿Qué no te gusta? — Decía, al momento que extendía la mano para que fueran a darse el baño pues no tenían mucho tiempo.
Dejo que caminara primero y sabiendo que no podrían hacer nada o sino llegarían muy atrasados, un poco enojado y por capricho quiso vengarse. Sin más, lo empujó y lo acorraló contra la muralla que daba al baño. Quedó tan cerca que tanto sus cuerpos como sus narices entre sí se rozaban, pues Pol lo que quería hacer era tentarlo para luego dejarlo con las ganas. — Lástima que te quieras largar al evento tan pronto creí que una hora era más que necesaria, pero ya veo que no…— Como mantenía sus brazos para que no intentara escapar, aquel comentario fue un susurro donde su boca también rozaba con la suya.
Luego cuando iba a volver a besarlo, se alejó justo a tiempo. — Ocuparé el baño primero, no demoró tanto es que como “hay que llegar a tiempo” — Molestó con una sonrisa ladina, entrando al cuarto de baño sin más.
Hablar de Lizbeth siempre amargaba toda ocasión pero sabía como era la tipa, no iba a dejar que las cosas quedaran así y por ello, tenían que dar pasos mucho más adelante de ella, una de las situaciones que aunque era excitante para ambos, era justamente que se estuvieran involucrando, es que no era aceptado, mucho más por los sangre pura que pedían herederos para la perseverancia de sangre y el apellido ganara reputación. — Si se pone muy cansina tendremos que eliminarla, pero por ahora celebremos los triunfos.— Volvió a besarlo, estaba más cariñoso que de costumbre por eso no le gusto nada que el chico recalcara la hora y que se tenían que arreglar.
—Tienes razón. — Dictó el pelinegro siguiendo su juego no muy convencido. Se removió de la cama, andaba con un short de dormir que había guardado en su mochila extensiva y se sentó en la cama, aunque no sin antes declarar que la noche anterior lo habían pasado bien. — Oh, a mi los trajes me parecen a medida. ¿Qué no te gusta? — Decía, al momento que extendía la mano para que fueran a darse el baño pues no tenían mucho tiempo.
Dejo que caminara primero y sabiendo que no podrían hacer nada o sino llegarían muy atrasados, un poco enojado y por capricho quiso vengarse. Sin más, lo empujó y lo acorraló contra la muralla que daba al baño. Quedó tan cerca que tanto sus cuerpos como sus narices entre sí se rozaban, pues Pol lo que quería hacer era tentarlo para luego dejarlo con las ganas. — Lástima que te quieras largar al evento tan pronto creí que una hora era más que necesaria, pero ya veo que no…— Como mantenía sus brazos para que no intentara escapar, aquel comentario fue un susurro donde su boca también rozaba con la suya.
Luego cuando iba a volver a besarlo, se alejó justo a tiempo. — Ocuparé el baño primero, no demoró tanto es que como “hay que llegar a tiempo” — Molestó con una sonrisa ladina, entrando al cuarto de baño sin más.
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5. YOU'RE MY ONLY!
Era imposible que no tuviera aquella sonrisa ladina en el rostro. Estaban en su momento. Le encantaba ver las expresiones en su rostro cuando lo provocaba. Por supuesto, tal como él, también el castaño disfrutaba de provocarlo. — Uno muy sexy, por cierto. — añadió antes de aquel beso.
Claro, el mencionar a la insufrible de Lizbeth, el ambiente podía tornarse tenso. La chica estas alturas se había ganado con creces el odio de los dos. Ya no había remordimiento alguno, no había pena e incluso Pol quien era él que en algún momento le llegó a tener algo de cariño, ya lo había hecho desaparecer. Al punto que al ser quien más la conocía sabía que nada bueno estaría pasando por su cabeza, por lo tanto, podía convertirse en una gran molestia. — Concuerdo, ni modo. No diré que sería una pena porque realmente no lo es y se que lo disfrutare. Si lo busca lo encontrará. — él tampoco le temblaría el pulso si tuviera que eliminarla.
Ni Lizbeth, ni nadie les arruinaría su bienestar y tranquilidad. No dejarían que la chica les cambiara los planes. Ni mucho menos que los metieran en problemas.
— Exactamente, a disfrutar. — últimamente, estaban más cariñosos que de costumbre. ¿Sería por el triunfo nada más? ¿Era algo más? Por ahora eran preguntas que no tenía en mente.
Él recalco de la hora lo había hecho con fastidio porque igual hubiera preferido quedarse juntos toda la mañana, y hasta el día. Noto la falta de entusiasmo de Polux por igualmente tener que salir. — A mí me gusta verlos en ti, no en mí. Igual los prefiero cuando los tienes aún en la percha porque aún no te vistes. — Le soltó como indirecta.
Tomo su mano y se levantó de la cama aun con solo los cortos más el cabello rubio todo revuelto. Para ir encaminándose hacia el baño. Hasta que fue acorralado inesperadamente. Demasiado cerca como para no provocarlo. Pues podía sentir las cosquillas de la vibración de su voz sobre sus labios. — ¿Quién dijo que realmente tengo ganas de ir? — Murmuró mientras sus labios se rozaban. Estaba tan tentado a besarle en esos momentos…
— Oh qué maldito… — Dijo con sonrisa pícara cuando se le escapó. Lo había provocado y ahora se deslizaba dentro del cuarto de baño. Pero por supuesto que el rubio no pensaba dejar eso así, por lo que lo siguió. Sujetándolo de la cintura para que no siguiera avanzando. — Es tiempo suficiente, aunque hubiera preferido toda la mañana. — Le murmuró mientras besaba su hombro.
Claro, el mencionar a la insufrible de Lizbeth, el ambiente podía tornarse tenso. La chica estas alturas se había ganado con creces el odio de los dos. Ya no había remordimiento alguno, no había pena e incluso Pol quien era él que en algún momento le llegó a tener algo de cariño, ya lo había hecho desaparecer. Al punto que al ser quien más la conocía sabía que nada bueno estaría pasando por su cabeza, por lo tanto, podía convertirse en una gran molestia. — Concuerdo, ni modo. No diré que sería una pena porque realmente no lo es y se que lo disfrutare. Si lo busca lo encontrará. — él tampoco le temblaría el pulso si tuviera que eliminarla.
Ni Lizbeth, ni nadie les arruinaría su bienestar y tranquilidad. No dejarían que la chica les cambiara los planes. Ni mucho menos que los metieran en problemas.
— Exactamente, a disfrutar. — últimamente, estaban más cariñosos que de costumbre. ¿Sería por el triunfo nada más? ¿Era algo más? Por ahora eran preguntas que no tenía en mente.
Él recalco de la hora lo había hecho con fastidio porque igual hubiera preferido quedarse juntos toda la mañana, y hasta el día. Noto la falta de entusiasmo de Polux por igualmente tener que salir. — A mí me gusta verlos en ti, no en mí. Igual los prefiero cuando los tienes aún en la percha porque aún no te vistes. — Le soltó como indirecta.
Tomo su mano y se levantó de la cama aun con solo los cortos más el cabello rubio todo revuelto. Para ir encaminándose hacia el baño. Hasta que fue acorralado inesperadamente. Demasiado cerca como para no provocarlo. Pues podía sentir las cosquillas de la vibración de su voz sobre sus labios. — ¿Quién dijo que realmente tengo ganas de ir? — Murmuró mientras sus labios se rozaban. Estaba tan tentado a besarle en esos momentos…
— Oh qué maldito… — Dijo con sonrisa pícara cuando se le escapó. Lo había provocado y ahora se deslizaba dentro del cuarto de baño. Pero por supuesto que el rubio no pensaba dejar eso así, por lo que lo siguió. Sujetándolo de la cintura para que no siguiera avanzando. — Es tiempo suficiente, aunque hubiera preferido toda la mañana. — Le murmuró mientras besaba su hombro.
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5. You're my only!
Pol sonrió coquetamente y solo intensificó el beso, sin embargo, tuvo que responder a su comentario. — Nunca me consideré sexy, pero tú haces que lo sea. — Exclamó divertido y deleitado por esa cercanía. Deseaba quedarse así con él todo el día.
No obstante; el tema de Lizbeth siempre se volvía tenso, incómodo y más macabro. El Black sabía que era un impedimento para estar en paz, la conocía, estaba consciente lo manipuladora que podía llegar a ser, actuando tarde o temprano.— Debemos pensar en diferentes tipos de torturas para que la muerte de esa estúpida sea lo más lenta y épica posible. Sigo insistiendo, tenemos que estar varios pasos adelante de ella ya que si se llega a enterar de esto y que somos amantes es nuestro fin. — Murmuró siendo sincero, es que Lizbeth ni dudaría en revelarlo para limpiar su apellido y que ellos estuvieran juntos - aunque era el mayor placer que podía tener - representaba toda una desventaja.
—¿Estás diciendo que me prefieres desnudo? — Siguió sonriendo ladino. — Que bah, siempre luces bien con lo que te pongas, no acepto quejas además que los trajes son parecidos ¿no? — ¿Tenía que decir que también le gustaba verlo desnudo? No. Para nada. Con tan solo su mirada ya aquello estaba siendo revelado no necesitaba palabra alguna.
—Sí parece que quieres ir y fingir ser el novio feliz— Susurró muy cerca de él luego de un rato cuando el rubio ya estaba acorralado . Era lo que quería, tenerlo a su merced por unos instantes para vengarse por no demostrar motivación en un inicio por preferir ir al evento que quedarse en la cama. No era de insistir dos veces.
Sus labios se rozaron y justo cuando iba a besarlo se detuvo. Sin mirarlo, sonrió su exclamación de queja, sabía en el fondo que lo seguiría y no dejaría avanzar mucho, mordiéndose los labios solo apretó las manos ajenas, eran casi de la misma altura así que la posición que habían quedado era reconfortante. — ¿Ah sí? — Cuestionó, volteándose para así quedar frente a frente. — El tiempo vuela, de hecho, ya pasaron 3 minutos — Dictó con una sonrisa burlona y luego lo jalaba hacia la ducha para entrar juntos con ropa y todo mientras abría la llave y corriera el agua sobre ellos.
Bien, sí solía ser bastante vengativo pero con Yacine Lestrange no podía. Prefería tenerlo entre sus brazos, besarlo y quizás que otras cosas más menos venganza. Era un hecho, que cada día estaba consciente que aunque nunca iban a poder formalizar y llamarse novios la atracción era fuerte.
Ya era su amante y no lo cambiaría por nadie.
No obstante; el tema de Lizbeth siempre se volvía tenso, incómodo y más macabro. El Black sabía que era un impedimento para estar en paz, la conocía, estaba consciente lo manipuladora que podía llegar a ser, actuando tarde o temprano.— Debemos pensar en diferentes tipos de torturas para que la muerte de esa estúpida sea lo más lenta y épica posible. Sigo insistiendo, tenemos que estar varios pasos adelante de ella ya que si se llega a enterar de esto y que somos amantes es nuestro fin. — Murmuró siendo sincero, es que Lizbeth ni dudaría en revelarlo para limpiar su apellido y que ellos estuvieran juntos - aunque era el mayor placer que podía tener - representaba toda una desventaja.
—¿Estás diciendo que me prefieres desnudo? — Siguió sonriendo ladino. — Que bah, siempre luces bien con lo que te pongas, no acepto quejas además que los trajes son parecidos ¿no? — ¿Tenía que decir que también le gustaba verlo desnudo? No. Para nada. Con tan solo su mirada ya aquello estaba siendo revelado no necesitaba palabra alguna.
—Sí parece que quieres ir y fingir ser el novio feliz— Susurró muy cerca de él luego de un rato cuando el rubio ya estaba acorralado . Era lo que quería, tenerlo a su merced por unos instantes para vengarse por no demostrar motivación en un inicio por preferir ir al evento que quedarse en la cama. No era de insistir dos veces.
Sus labios se rozaron y justo cuando iba a besarlo se detuvo. Sin mirarlo, sonrió su exclamación de queja, sabía en el fondo que lo seguiría y no dejaría avanzar mucho, mordiéndose los labios solo apretó las manos ajenas, eran casi de la misma altura así que la posición que habían quedado era reconfortante. — ¿Ah sí? — Cuestionó, volteándose para así quedar frente a frente. — El tiempo vuela, de hecho, ya pasaron 3 minutos — Dictó con una sonrisa burlona y luego lo jalaba hacia la ducha para entrar juntos con ropa y todo mientras abría la llave y corriera el agua sobre ellos.
Bien, sí solía ser bastante vengativo pero con Yacine Lestrange no podía. Prefería tenerlo entre sus brazos, besarlo y quizás que otras cosas más menos venganza. Era un hecho, que cada día estaba consciente que aunque nunca iban a poder formalizar y llamarse novios la atracción era fuerte.
Ya era su amante y no lo cambiaría por nadie.
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5. YOU'RE MY ONLY!
El chico le gustaba como reaccionaba a sus coqueteos. Para él eso era demasiado sexy y se encargaría siempre de dejárselo saber. La sonrisa coqueta no la podía borrar de su rostro. Ante sus comentarios fue inevitable que le diera una pícara guiñada de ojo mientras le contemplaba.
Por supuesto que no todo era bonito, cuando llegaba el tema de Lizbeth podía sacar lo peor de los magos. Ese lado obscuro que tenían salía a relucir aún más de lo normal. Ellos no eran de andar con contemplaciones, mucho menos cuando se trataba de alguien que, aún, incluso sin conocer su secreto, sabían que estaba dispuesta a hacer de sus vidas miserables. Por lo que no lo permitirían, antes de que eso pasara serían ellos los que se lo harían a ella.
— Que no simplemente desaparezca de nuestras vidas, sino que también se lleve con ella el mensaje de que fue un error el meterse con nosotros. Definitivamente, tenemos que ir planeando esa tortura. Que nos supliqué, que pida perdón y ni eso la salvará. — Le decía con ojos maliciosos mientras ya se imaginaba que cosas podrían hacerle. No tendría contemplación alguna con la Burke. Ella misma había proclamado su sentencia.
Sin embargo, en estos momentos estaban de festejo. No perdería ese momento por algo como eso. — Por supuesto que es lo que estoy diciendo. — aseguro mientras le daba un recorrido con la mirada al cuerpo ajeno. — Bueno, tienes razón, iremos pareados. Eso me gusta. — comento mientas igual notaba la mirada sobre su cuerpo.
— No digas tonterías. — Murmuró al otro cuando se encontraba acorralado. Hubiera preferido quedarse así, pero se le escapó. Sin embargo, Yacine no dejaría las cosas así y ahora volvían a estar cercanos. — Sí, y no importa. Ahora solo somos nosotros dos. Que esperen un poco si es necesario. Solo me interesa estar contigo.— Murmuró respondió cuando menciono el tiempo mientras comenzaba a besar su cuello.
Sin importar ya cuanto tiempo faltara no se quedarían con las ganas. Por lo que se dejó llevar hasta la ducha donde ya el agua corría por sus cuerpos mojando sus ropas. Quedando ambos en los brazos ajenos. Yacine comenzó a devorar la boca ajena, mientras sus manos recorrían el cuerpo del otro. — Este es nuestro momento. — Sin más ni más de un momento a otro ya se encontraban desnudos teniendo un momento apasionado bajo el agua, mientras que a la lejanía comenzaban terminar los últimos preparativos de aquellos compromisos.
Yan en estos momentos solo quería a Pol, para él era una suerte el hecho de tenerlo a su lado.
Por supuesto que no todo era bonito, cuando llegaba el tema de Lizbeth podía sacar lo peor de los magos. Ese lado obscuro que tenían salía a relucir aún más de lo normal. Ellos no eran de andar con contemplaciones, mucho menos cuando se trataba de alguien que, aún, incluso sin conocer su secreto, sabían que estaba dispuesta a hacer de sus vidas miserables. Por lo que no lo permitirían, antes de que eso pasara serían ellos los que se lo harían a ella.
— Que no simplemente desaparezca de nuestras vidas, sino que también se lleve con ella el mensaje de que fue un error el meterse con nosotros. Definitivamente, tenemos que ir planeando esa tortura. Que nos supliqué, que pida perdón y ni eso la salvará. — Le decía con ojos maliciosos mientras ya se imaginaba que cosas podrían hacerle. No tendría contemplación alguna con la Burke. Ella misma había proclamado su sentencia.
Sin embargo, en estos momentos estaban de festejo. No perdería ese momento por algo como eso. — Por supuesto que es lo que estoy diciendo. — aseguro mientras le daba un recorrido con la mirada al cuerpo ajeno. — Bueno, tienes razón, iremos pareados. Eso me gusta. — comento mientas igual notaba la mirada sobre su cuerpo.
— No digas tonterías. — Murmuró al otro cuando se encontraba acorralado. Hubiera preferido quedarse así, pero se le escapó. Sin embargo, Yacine no dejaría las cosas así y ahora volvían a estar cercanos. — Sí, y no importa. Ahora solo somos nosotros dos. Que esperen un poco si es necesario. Solo me interesa estar contigo.— Murmuró respondió cuando menciono el tiempo mientras comenzaba a besar su cuello.
Sin importar ya cuanto tiempo faltara no se quedarían con las ganas. Por lo que se dejó llevar hasta la ducha donde ya el agua corría por sus cuerpos mojando sus ropas. Quedando ambos en los brazos ajenos. Yacine comenzó a devorar la boca ajena, mientras sus manos recorrían el cuerpo del otro. — Este es nuestro momento. — Sin más ni más de un momento a otro ya se encontraban desnudos teniendo un momento apasionado bajo el agua, mientras que a la lejanía comenzaban terminar los últimos preparativos de aquellos compromisos.
Yan en estos momentos solo quería a Pol, para él era una suerte el hecho de tenerlo a su lado.
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El pelinegro no se encontraba un mago malo para nada, sin embargo, era a su juicio porque para el resto de las personas sí podía serlo al ser tan leal a su apellido y a los ideales oscuros que justificaba como justos, el fin justificaba los medios y ese era su lema, sí tenía que matar a esa desgraciada lo iba hacer sin parpadear, y mucho más si tenía que defender a alguien que siempre había estado con él, es que estaba clarísimo, esa maldita los quería destruir y no la dejaría, simplemente tenían que acabar con ella y estar adelantados muchos pasos adelante.
Sonrió con solo imaginar tanta tortura en su cabeza, era la culpa de ella que se sacara a relucir ese lado de la oscuridad y que le estaba agradando. — Sé que no tendrá ni siquiera una segunda oportunidad solo estoy esperando que hace, aunque claro ya tengo a unos cuantos informantes, no creo que se aparezca en el compromiso es demasiado pronto, pero sí estoy completamente seguro que sí lo hará cuando estemos solos como universitarios, no me extrañaría que lo hiciera cuando todo se olvide. — Sabía que su ex novia era manipuladora e inteligente, muy probable que como tenía que seguir con sus estudios mandaría a su amante a vigilarlos, tendrían que tener cuatro ojos, de todos modos, se podía equivocar, solo que ella no le iba a ganar en lo calculador.
Dio el tema por terminado porque le interesaba más estar con Yacine que ya quería irse, así que fue por esa razón que lo acorralo a la pared siendo un poco más dominante que de costumbre, era el rubio quién le provocaba ser así. Y vaya que el Lestrange solía ser un fácil cuando se trataba de él, simplemente lo único que deseaba que tuviera solo ojos para él y claro, para su futura esposa; su prima, que fuera como fuera no tenía que verse infeliz, era a la única que podría tolerar, esperaba que fuera de la misma forma por como tendría que actuar con la Lestrange, que por cierto era preciosa. — Eso espero porque no te perdonaría en caso contrario, y ya te lo he dicho sí quieres que acabe esto solo tienes que decirme — Estaban jugando con fuego con mucho peligro de quemarse, estando consciente lo posesivo que podría llegar a ser con él.
Ya en aquel baño no se pudieron resistirse, sabía que se estaba mostrando vulnerable pero la verdad es que le encanta estar con Yacine, ya hace tiempo que estaba asumido que le gustaba por todos aquellos sueños y ahora que era real, mucho más. Se entregaron y no importaba que estuvieran retrasados, la idea era llegar muy satisfechos.
Ya entrecortado y después de acabar por ese nuevo e inolvidable momento bajo la ducha, le hizo un gesto porque estaban cercanos a la hora. Siempre podrían fingir que la fiesta había estado alocada y ante sus padres que habían disfrutado como nunca antes de estar solteros, hecho que les fascinaría ya que los sentían más hombres al verse tan mujeriegos, quizás cuantas amantes tenían pero para ellos era tan natural, que si se enteraban serían su decepción.
Comenzó a vestirse con rapidez y llegaron donde se realizaría el evento, allí el muchacho dejo que su elfo lo ayudara en los últimos detalles mientras este dictaba que el amo estaba impaciente porque no llegaban. — Ya luego hablaré con él, entenderá. — Señaló, reflejándose al espejo, se veía muy bien y alzó la ceja al ver a Yacine. — Como siempre, he tenido razón nos vemos perfectamente bien, cualquiera diría que somos familiares. — Molestó antes de dirigirse a tal ostentosa reunión, complacido por salirse con la suya, ahora solo quedaba esperar a quién sería su prometida y tratarla como se merecía, ya que sería su aliada.
Sonrió con solo imaginar tanta tortura en su cabeza, era la culpa de ella que se sacara a relucir ese lado de la oscuridad y que le estaba agradando. — Sé que no tendrá ni siquiera una segunda oportunidad solo estoy esperando que hace, aunque claro ya tengo a unos cuantos informantes, no creo que se aparezca en el compromiso es demasiado pronto, pero sí estoy completamente seguro que sí lo hará cuando estemos solos como universitarios, no me extrañaría que lo hiciera cuando todo se olvide. — Sabía que su ex novia era manipuladora e inteligente, muy probable que como tenía que seguir con sus estudios mandaría a su amante a vigilarlos, tendrían que tener cuatro ojos, de todos modos, se podía equivocar, solo que ella no le iba a ganar en lo calculador.
Dio el tema por terminado porque le interesaba más estar con Yacine que ya quería irse, así que fue por esa razón que lo acorralo a la pared siendo un poco más dominante que de costumbre, era el rubio quién le provocaba ser así. Y vaya que el Lestrange solía ser un fácil cuando se trataba de él, simplemente lo único que deseaba que tuviera solo ojos para él y claro, para su futura esposa; su prima, que fuera como fuera no tenía que verse infeliz, era a la única que podría tolerar, esperaba que fuera de la misma forma por como tendría que actuar con la Lestrange, que por cierto era preciosa. — Eso espero porque no te perdonaría en caso contrario, y ya te lo he dicho sí quieres que acabe esto solo tienes que decirme — Estaban jugando con fuego con mucho peligro de quemarse, estando consciente lo posesivo que podría llegar a ser con él.
Ya en aquel baño no se pudieron resistirse, sabía que se estaba mostrando vulnerable pero la verdad es que le encanta estar con Yacine, ya hace tiempo que estaba asumido que le gustaba por todos aquellos sueños y ahora que era real, mucho más. Se entregaron y no importaba que estuvieran retrasados, la idea era llegar muy satisfechos.
Ya entrecortado y después de acabar por ese nuevo e inolvidable momento bajo la ducha, le hizo un gesto porque estaban cercanos a la hora. Siempre podrían fingir que la fiesta había estado alocada y ante sus padres que habían disfrutado como nunca antes de estar solteros, hecho que les fascinaría ya que los sentían más hombres al verse tan mujeriegos, quizás cuantas amantes tenían pero para ellos era tan natural, que si se enteraban serían su decepción.
Comenzó a vestirse con rapidez y llegaron donde se realizaría el evento, allí el muchacho dejo que su elfo lo ayudara en los últimos detalles mientras este dictaba que el amo estaba impaciente porque no llegaban. — Ya luego hablaré con él, entenderá. — Señaló, reflejándose al espejo, se veía muy bien y alzó la ceja al ver a Yacine. — Como siempre, he tenido razón nos vemos perfectamente bien, cualquiera diría que somos familiares. — Molestó antes de dirigirse a tal ostentosa reunión, complacido por salirse con la suya, ahora solo quedaba esperar a quién sería su prometida y tratarla como se merecía, ya que sería su aliada.
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En la percepción de los chicos, ellos estaban haciendo todo correctamente. Quizás a los ojos del resto de la sociedad se podrían terminar por espantar por andar, haciendo semejantes insinuaciones de tortura y muerte. Sin embargo, había que recordar que sus familias gozaban de un gran poder en el mundo mágico, uno que no solo se trataba de dinero. Tenían una reputación que les predecía, por eso nadie se metía con ellos por el puro gusto. Faltarle el respeto a un Lestrange o Black era lo peor que aún mago podría ocurrírsele en estos tiempos. Por eso ellos no tenían piedad alguna. Lo que se hacía se pagaba, y caro.
— Oh, por supuesto que no la tendrá. Yo igual ya llevo maquinando ideas. Pero sí, a mí también me da curiosidad ver que se le ocurre hacer a esa zorrita. — aseguro Yan, no iba a tener piedad alguna. Estaba seguro de que cada día se le iba a ocurrir alguna idea nueva de tortura. Para desgracia de la Burke una peor que la anterior y Pol tampoco se contendría en creatividad. — Sería buena conejillo de indias para nuestras pociones. Pero buen tiempo al tiempo. — no quería desperdiciar su tiempo pensando en ella. Aun cuando fuera en algo que le satisficiera. — Es lo más seguro, como la cobarde que es. Porque es una zorra, pero no es estúpida, al menos no del todo. Sabe como atacar, solo que no cuenta con que estaremos adelante de ella. — Añadió el rubio, la verdad era mejor dejar el tema hasta ahí por el momento.
Le vio con una sonrisa coqueta cuando le menciono que esperaba que fuera así, y solo fueran ellos dos. — Por supuesto que así será. Descuida que no tengo ni siquiera contemplada la posibilidad. — le dejo saber. Solo Polux lo hacía sentir de esa forma, podría haber sido mujeriego y todo, pero en estos momentos solo lo quería a él. No iba a ponerse a pensar en el final, prefería disfrutar el tiempo que tenían.
Por lo mismo, en estos momentos habían encendido todas las llamas dentro de ellos. No fue posible resistirse, por lo que se dejaron llevar por lo que sentían, y mandaron a la mierda la puntualidad. Yacine se sitió extremadamente satisfecho después de aquella tanda pasional bajo la regadera. Ahora sí podía ir de buen ánimo a la reunión. Ni siquiera podía quejarse porque ya era momento de irse. Solo le dio un último beso antes de salir de la ducha.
Ya llegaban a la actividad. No podía quejarse de la vestimenta. No estaba mal, de hecho se veían muy bien, hasta a juego se podía decir. Era simplemente que no era muy del estilo del Lestrange. Pero de que Pol tenía razón, la tenía. — Qué exagerados, estamos justo a tiempo. — miro su reloj. — Bueno, quizás un poquito tarde. Pero no es para tanto. — comento el rubio. Nada lo pondría de mal humor. — Tengo que admitir que sí tienes razón. — e intento no usar la conexión mental para decirle que se veía jodidamente sexy porque no se arriesgaría con sus padres allí.
— Buenas. Espero que la estén pasando bien. Disculpen la tardanza. Tuvimos unos inconvenientes. Pero no faltaríamos por nada a nuestra palabra. — aseguro el rubio mientras por dentro reía al recordar cuáles fueron los “inconvenientes”.
— Oh, por supuesto que no la tendrá. Yo igual ya llevo maquinando ideas. Pero sí, a mí también me da curiosidad ver que se le ocurre hacer a esa zorrita. — aseguro Yan, no iba a tener piedad alguna. Estaba seguro de que cada día se le iba a ocurrir alguna idea nueva de tortura. Para desgracia de la Burke una peor que la anterior y Pol tampoco se contendría en creatividad. — Sería buena conejillo de indias para nuestras pociones. Pero buen tiempo al tiempo. — no quería desperdiciar su tiempo pensando en ella. Aun cuando fuera en algo que le satisficiera. — Es lo más seguro, como la cobarde que es. Porque es una zorra, pero no es estúpida, al menos no del todo. Sabe como atacar, solo que no cuenta con que estaremos adelante de ella. — Añadió el rubio, la verdad era mejor dejar el tema hasta ahí por el momento.
Le vio con una sonrisa coqueta cuando le menciono que esperaba que fuera así, y solo fueran ellos dos. — Por supuesto que así será. Descuida que no tengo ni siquiera contemplada la posibilidad. — le dejo saber. Solo Polux lo hacía sentir de esa forma, podría haber sido mujeriego y todo, pero en estos momentos solo lo quería a él. No iba a ponerse a pensar en el final, prefería disfrutar el tiempo que tenían.
Por lo mismo, en estos momentos habían encendido todas las llamas dentro de ellos. No fue posible resistirse, por lo que se dejaron llevar por lo que sentían, y mandaron a la mierda la puntualidad. Yacine se sitió extremadamente satisfecho después de aquella tanda pasional bajo la regadera. Ahora sí podía ir de buen ánimo a la reunión. Ni siquiera podía quejarse porque ya era momento de irse. Solo le dio un último beso antes de salir de la ducha.
Ya llegaban a la actividad. No podía quejarse de la vestimenta. No estaba mal, de hecho se veían muy bien, hasta a juego se podía decir. Era simplemente que no era muy del estilo del Lestrange. Pero de que Pol tenía razón, la tenía. — Qué exagerados, estamos justo a tiempo. — miro su reloj. — Bueno, quizás un poquito tarde. Pero no es para tanto. — comento el rubio. Nada lo pondría de mal humor. — Tengo que admitir que sí tienes razón. — e intento no usar la conexión mental para decirle que se veía jodidamente sexy porque no se arriesgaría con sus padres allí.
— Buenas. Espero que la estén pasando bien. Disculpen la tardanza. Tuvimos unos inconvenientes. Pero no faltaríamos por nada a nuestra palabra. — aseguro el rubio mientras por dentro reía al recordar cuáles fueron los “inconvenientes”.
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Al menos contaba con el apoyo de Yacine siempre, sobre todo en esto. Esa mujer, su ex, no se iba a salir con la suya porque tal como había actuado se esperaba una venganza que siendo un Black iba a ser mucho peor porque todo recaería en ella por doble. Ya había sido humillado y no iba a dejar que esto se repitiera por segunda vez, solo le sonrió con malicia al rubio antes del show que hubo cuando quiso darse el baño.
Tenía ganas. No podía evitarlo y el Lestrange no había entendido la indirecta donde tuvo que ser un poco más directo para hacer de las suyas cuando se adentraron en esa ducha ocupando más del tiempo debido para asistir al evento.
Correspondió al beso con las mismas ganas tratando de apaciguar todo porque ahora sí que había despertado ese Black responsable que no quería tener problemas con su familia y aliada prometida. Vaya, no quedaba nada para ser comprometido formalmente y fingir frente a la sociedad purista, ya que era un hecho que sabía quién le atraía.
— Solo nos entretuvimos más de la cuenta con unas..— Miró a su elfo que dicto que no le dijera detalle alguno. — Se cuenta solo una parte ¿eh? No te contaría ningún otro detalle.— Dijo con una sonrisa maliciosa antes de escapar para arreglar mejor su vestuario y así quedar como nuevo.
Ahí frente al espejo uno a cada lado, le fascinaba como lucía el rubio que tanto reclamaba porque no iba a lucir perfecto, pero a su juicio, lo estaba. — “Tu también”— Usando esa conexión y ya con la opinión que tuvo del Lestrange se sintió completamente bien y mucho más seguro de sí mismo.
Fue como llegaron justo a tiempo, sus padres ya estaban en la entrada saludando a algunos y tuvieron que hacer lo mismo, parte del protocolo donde tenían que mostrar elegancia y un buen saludo todo el tiempo. No le costaba para nada pues era parte de su rutina de gran parte de su vida.
— Fue una gran fiesta la de anoche como despedida, ya sabes. — De todos modos, prefería mantener activada la oclumancia ante cualquier percance que los padres Black y Lestrange sí que eran terribles. Fue cuando vio llegar a Eleonor Lestrange, tan preciosa que por un segundo olvido que había pasado toda la noche con su primo. — Gusto de verte, Eleonor. Luces exquisitamente hermosa. — Señaló, mientras se inclinaba para depositar un beso en la palma de su mano. Se suponía que ahí empezaría la conquista, pero claro que ambos tenían todo fríamente calculado porque ella también tenía secretos en su vida que no le interesaba saber, quizás cuando hubiera confianza y pudieran reírse de ello.
Con la llegada de Eleonor había dejado de saludar al resto porque claramente tenían que pasar la velada juntos, por lo tanto, cuando desvió la mirada hacia Yacine, este ya estaba con su prima, que claro que lucía igual de preciosa. ¿Cómo no? Era una Black.
El show acaba de comenzar.
Tenía ganas. No podía evitarlo y el Lestrange no había entendido la indirecta donde tuvo que ser un poco más directo para hacer de las suyas cuando se adentraron en esa ducha ocupando más del tiempo debido para asistir al evento.
Correspondió al beso con las mismas ganas tratando de apaciguar todo porque ahora sí que había despertado ese Black responsable que no quería tener problemas con su familia y aliada prometida. Vaya, no quedaba nada para ser comprometido formalmente y fingir frente a la sociedad purista, ya que era un hecho que sabía quién le atraía.
— Solo nos entretuvimos más de la cuenta con unas..— Miró a su elfo que dicto que no le dijera detalle alguno. — Se cuenta solo una parte ¿eh? No te contaría ningún otro detalle.— Dijo con una sonrisa maliciosa antes de escapar para arreglar mejor su vestuario y así quedar como nuevo.
Ahí frente al espejo uno a cada lado, le fascinaba como lucía el rubio que tanto reclamaba porque no iba a lucir perfecto, pero a su juicio, lo estaba. — “Tu también”— Usando esa conexión y ya con la opinión que tuvo del Lestrange se sintió completamente bien y mucho más seguro de sí mismo.
Fue como llegaron justo a tiempo, sus padres ya estaban en la entrada saludando a algunos y tuvieron que hacer lo mismo, parte del protocolo donde tenían que mostrar elegancia y un buen saludo todo el tiempo. No le costaba para nada pues era parte de su rutina de gran parte de su vida.
— Fue una gran fiesta la de anoche como despedida, ya sabes. — De todos modos, prefería mantener activada la oclumancia ante cualquier percance que los padres Black y Lestrange sí que eran terribles. Fue cuando vio llegar a Eleonor Lestrange, tan preciosa que por un segundo olvido que había pasado toda la noche con su primo. — Gusto de verte, Eleonor. Luces exquisitamente hermosa. — Señaló, mientras se inclinaba para depositar un beso en la palma de su mano. Se suponía que ahí empezaría la conquista, pero claro que ambos tenían todo fríamente calculado porque ella también tenía secretos en su vida que no le interesaba saber, quizás cuando hubiera confianza y pudieran reírse de ello.
Con la llegada de Eleonor había dejado de saludar al resto porque claramente tenían que pasar la velada juntos, por lo tanto, cuando desvió la mirada hacia Yacine, este ya estaba con su prima, que claro que lucía igual de preciosa. ¿Cómo no? Era una Black.
El show acaba de comenzar.
Pólux C. Black — Agosto — Lugar desconocido — Outfit
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5. YOU'RE MY ONLY!
Esos dos no solo habían sido mejores amigos y ahora amantes, también eran aliados y cómplices. Todo lo solían tener bajo control y bien planeado. No era de los que hacían movimientos en falsos. Sí, tal vez Yacine podría ser un poco lanzado a veces, pero nunca había sido indiscreto. Sabía muy bien que había cosas que no se las podía confiar a cualquiera, cosas que solo debían quedar entre ellos. Lo de Lizbeth era una de ellas. Sí bien sabia que sus familias por cuenta propia luego de todo lo que ocurrió no dudarían en humillar a los Burkes cada vez que tuvieran la oportunidad, lo de la tortura y quien sabe… tal vez posible desaparición permanente de la chica quería que fuera algo solamente de ellos.
El rubio se fue complacido del lugar luego de aquel arrebato de pasión. Por supuesto que ansiaba poder estar nuevamente a solas, pero ya podría aguantarse en lo que restaba del día. Además, que la actividad a la que asistirían les serviría para sus planes y pensar en que podrían estar saliéndose con la suya también lo ponía de buenas. Yan miro al elfo con una ceja alzada. Más valía que fuera obediente, no necesitaban chismosos. Por suerte, un elfo doméstico era posiblemente el ser más confiable que había. Al menos mientras estuviera bajo el servicio de alguno de ellos. “No me alagues más, o no salimos. " Advirtió de manera maliciosa antes de irse.
— Así es, fue una gran noche. — dijo enfatizando en esa palabra. — Una despedida digna de cualquier Black y Lestrange. Como debe de ser. No nos podemos conformar con menos. — aseguro, y sí bien no era nada de lo que su familia creían, si decía verdad en sus palabras. La habían pasado demasiado bien. Solo que no como ellos imaginaban. Pero que siguieran pensados que se fueron de fiesta y lo celebraron por todo lo alto. Porque igual lo hubieran hecho, no dejaban de ser orgullosos, así que no les gustaban las cosas mediocres.
— Te dejo en buenas manos. — le aseguro con una guiñada a Pol cuando vio a su prima. Solía ser así de espontáneo y atrevido, así que tampoco era una actitud que a nadie le sorprendiera. Aunque en el fondo si iba por el lado coqueto y no por el de juguetón que le gustaba andar, facilitando la paciencia de sus amigos. — Prima hermosa. Bueno verte. Los dejo solos. — aseguro luego de saludar a la muchacha para dirigirse a su futura prometida. Que tampoco dejaría que era hermosa, esos condenados Black eran todo un espectáculo visual.
La chica era perfecta para ser su aliada, él estaba dispuesto a complacerle los caprichos que se le antojaran u ocultar cualquier secreto que tuviera, con tal de que los dejaran vivir a su manera a él y Pol. — Encantado de volverte a ver. Hacía mucho que no te veía. Estás deslumbrantemente hermosa. — tomo su mano e imito a Pol, que era el que tenía más tacto para estas cosas, por lo que deposito un beso en la mano para luego ofrecerle su brazo y así pudiera comenzar el verdadero espectáculo.
El rubio se fue complacido del lugar luego de aquel arrebato de pasión. Por supuesto que ansiaba poder estar nuevamente a solas, pero ya podría aguantarse en lo que restaba del día. Además, que la actividad a la que asistirían les serviría para sus planes y pensar en que podrían estar saliéndose con la suya también lo ponía de buenas. Yan miro al elfo con una ceja alzada. Más valía que fuera obediente, no necesitaban chismosos. Por suerte, un elfo doméstico era posiblemente el ser más confiable que había. Al menos mientras estuviera bajo el servicio de alguno de ellos. “No me alagues más, o no salimos. " Advirtió de manera maliciosa antes de irse.
— Así es, fue una gran noche. — dijo enfatizando en esa palabra. — Una despedida digna de cualquier Black y Lestrange. Como debe de ser. No nos podemos conformar con menos. — aseguro, y sí bien no era nada de lo que su familia creían, si decía verdad en sus palabras. La habían pasado demasiado bien. Solo que no como ellos imaginaban. Pero que siguieran pensados que se fueron de fiesta y lo celebraron por todo lo alto. Porque igual lo hubieran hecho, no dejaban de ser orgullosos, así que no les gustaban las cosas mediocres.
— Te dejo en buenas manos. — le aseguro con una guiñada a Pol cuando vio a su prima. Solía ser así de espontáneo y atrevido, así que tampoco era una actitud que a nadie le sorprendiera. Aunque en el fondo si iba por el lado coqueto y no por el de juguetón que le gustaba andar, facilitando la paciencia de sus amigos. — Prima hermosa. Bueno verte. Los dejo solos. — aseguro luego de saludar a la muchacha para dirigirse a su futura prometida. Que tampoco dejaría que era hermosa, esos condenados Black eran todo un espectáculo visual.
La chica era perfecta para ser su aliada, él estaba dispuesto a complacerle los caprichos que se le antojaran u ocultar cualquier secreto que tuviera, con tal de que los dejaran vivir a su manera a él y Pol. — Encantado de volverte a ver. Hacía mucho que no te veía. Estás deslumbrantemente hermosa. — tomo su mano e imito a Pol, que era el que tenía más tacto para estas cosas, por lo que deposito un beso en la mano para luego ofrecerle su brazo y así pudiera comenzar el verdadero espectáculo.
YACINE R. LESTRANGE — AGOSTO — LUGAR DESCONOCIDO — Outfit
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5. YOU'RE MY ONLY!
La chica estaba consciente que tarde o temprano la casarían con algún sangre pura. No era para menos, ya estaba por graduarse. Comenzaba a ser vista como una adulta y más aún como una señorita ya lista para el matrimonio, así preservar el linaje puro de los Lestrange. Que si bien en su caso no conservaría el apellido, no importaba, pues lo importante era la sangre. Las familias importantes debían ayudarse entre sí para preservar sus tradiciones y costumbres. Por otro lado, de todos modos, la familia contaba con sus primos y hermanos para lo del apellido. Cosa que le preocupaba grandemente a la muchacha, no tenía idea de con quien la comprometerían.
No le hacía gracia la idea, aun estando consiente de que era lo que debía de hacer. Ella tenía su secreto bien guardado. Nunca le habían atraído los chicos y mira que lo había intentado por su propio bien. Solía actuar de forma seductora y coqueta con ellos, pero al final del camino sabía bien que no llegaría a nada. Porque no le interesaban. De todos modos, no importaba porque al final de cuentas sus padres de todos modos la casarían con el que les diera la gana, así que no valía la pena torturarse desde antes. Sin embargo, temía que con quien la casara le hiciera la vida un infierno, y ella viviera amargada para toda la vida. Lo que nunca se imaginó fue que de un momento a otro llegara una propuesta de los Black hacia ella. Claro que después tuvo un poco de más claridad en el asunto cuando su primo Yacine y el propio Pólux le explicaron que se trataba más de un tipo de alianza.
Ella no pensaba meterse en sus asuntos, salvo que él quisiera contarle. Pero tampoco dejaría pasar semejante oportunidad. Pues en una alianza debían ser ambos los beneficiados. Así que solo pretendía que fuera un buen esposo y le ayudara a cumplir con lo que sus familias esperaban de ellos. Pero sin inmiscuirse con sus cosas. En otras palabras, un matrimonio fachadas nada más.
Al llegar al lugar de encuentro, la chica sonrió a su futuro prometido. No dejaba de ser guapo, tampoco era ciega, una cosa no tenía que ver con la otra. Además, lo tenía en estima. — Muchas gracias Pólux, tú también luces muy apuesto. — le agradeció mientras recibió aquel beso en la mano. — Es bueno verte, también querido primo. — saludo al rubio, quien ahora se dirigía a quien sería su futura prometida. AnNabelle Black, no había tenido la oportunidad de relacionarse con ella. No pudo evitar notar lo hermosa que era, solo que trato de mejor no darle tanta importancia a ese pensamiento. Mal lugar, mal momento. Así que toda su atención era para Pólux en estos momentos.
— Te seré sincera, y no es porque ahora vayas a ser comprometido conmigo. — le guiño juguetona. — Pero qué bueno que saliste de la zorra esa. Su reputación está por todo el suelo y no es para menos. ¿Me invitas un trago? Hay que brindar por sacar de nuestras vidas a los indeseables. — aseguro, la verdad Lizbeth nunca había sido de su agrado y ahora que conocía su verdadera cara menos.
No le hacía gracia la idea, aun estando consiente de que era lo que debía de hacer. Ella tenía su secreto bien guardado. Nunca le habían atraído los chicos y mira que lo había intentado por su propio bien. Solía actuar de forma seductora y coqueta con ellos, pero al final del camino sabía bien que no llegaría a nada. Porque no le interesaban. De todos modos, no importaba porque al final de cuentas sus padres de todos modos la casarían con el que les diera la gana, así que no valía la pena torturarse desde antes. Sin embargo, temía que con quien la casara le hiciera la vida un infierno, y ella viviera amargada para toda la vida. Lo que nunca se imaginó fue que de un momento a otro llegara una propuesta de los Black hacia ella. Claro que después tuvo un poco de más claridad en el asunto cuando su primo Yacine y el propio Pólux le explicaron que se trataba más de un tipo de alianza.
Ella no pensaba meterse en sus asuntos, salvo que él quisiera contarle. Pero tampoco dejaría pasar semejante oportunidad. Pues en una alianza debían ser ambos los beneficiados. Así que solo pretendía que fuera un buen esposo y le ayudara a cumplir con lo que sus familias esperaban de ellos. Pero sin inmiscuirse con sus cosas. En otras palabras, un matrimonio fachadas nada más.
Al llegar al lugar de encuentro, la chica sonrió a su futuro prometido. No dejaba de ser guapo, tampoco era ciega, una cosa no tenía que ver con la otra. Además, lo tenía en estima. — Muchas gracias Pólux, tú también luces muy apuesto. — le agradeció mientras recibió aquel beso en la mano. — Es bueno verte, también querido primo. — saludo al rubio, quien ahora se dirigía a quien sería su futura prometida. AnNabelle Black, no había tenido la oportunidad de relacionarse con ella. No pudo evitar notar lo hermosa que era, solo que trato de mejor no darle tanta importancia a ese pensamiento. Mal lugar, mal momento. Así que toda su atención era para Pólux en estos momentos.
— Te seré sincera, y no es porque ahora vayas a ser comprometido conmigo. — le guiño juguetona. — Pero qué bueno que saliste de la zorra esa. Su reputación está por todo el suelo y no es para menos. ¿Me invitas un trago? Hay que brindar por sacar de nuestras vidas a los indeseables. — aseguro, la verdad Lizbeth nunca había sido de su agrado y ahora que conocía su verdadera cara menos.
ELEANOR LESTRANGE — AGOSTO — LUGAR DESCONOCIDO — Outfit
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5. You're my only!
El muchacho pensaba que ahora estaba saliendo todo bien y todavía analizaba que se iba a mantener así por un buen tiempo más. Sinceramente iba a tener que aguantar todo ese mes antes que llegara Septiembre donde iban a poder ser libres y explorar más de esa relación que debía seguir porque a ambos les gustaba. Lo cierto es que ese compromiso por conveniencia estaba resultando muy beneficioso, donde hasta podía darse la oportunidad de dejar que todo fluyera porque sí que se estaba reprimiendo bastante y Yacine le atraía ya mucho más que antes, ya lo había dejado claro la noche anterior y en la mañana antes de llegar a ese evento donde formalizarían el compromiso.
Con una sonrisa en los labios solo siguió las jugarretas de su mejor amigo, porque eso era frente al mundo incluso por ahora frente de las chicas así que tampoco era que costará demasiado pues así había partido su relación: Una amistad espontánea y duradera, que se mantenía desde que eran unos niños. Por algo hasta tenían los mismos intereses en las pociones.
—Gracias, sí no hubiera sido por ti y tus buenas recomendaciones jamás me habría fijado en ella y lo que me estaba perdiendo.— Dijo frente a sus padres ya que Eleanor era realmente preciosa y lucía esplendida con ese vestido, iba a ser una digna Black ya que en unos años tenía que ser así, es que como sea no la dejaría escapar, era un hecho que tenía que darle al menos un bebé para que sea el heredero, eso era de vital importancia en su familia y así el apellido siguiera perseverando siendo siempre puros.
— Tú también cuida de mi prima, Anabelle es un tesoro para todos nosotros, así que compórtate, pero descuida, sé que la dejo en buenas manos. — Exclamó divertido mientras saludaba desde la distancia a su prima que estaba llegando radiante porque en ese momento ya se acercaba Eleanor.
La saludó y ahora solo quedaba conversar. Le ofreció su brazo para que ella se sujetara de él en todo momento y sonrió, ante el atrevimiento que tuvo no era tan arrasador como su rubio, pero tenía su mismo humor y cabe destacar su mismo lenguaje. — Yo me siento liberado y he agradecido a Merlín todos estos días en haberme dado cuenta que estaba con una mala mujer que no me convenía, vivía en una burbuja. ¿También tienes una mala experiencia con ella, verdad? Es que ni me sorprendería. — Le decía mientras iban caminando hacia a una mesa de refrescos donde uno tomaba un vaso y este al tomarlo se rellenaba de alcohol o bebida según la preferencia del usuario.— ¿Vino élfico? — Siseó esperando que la chica optará por esa decisión u otra antes de chocar sus copas y comenzar beber.— Por nuestro compromiso. — Brindó estando a solas, para que se viera la química entre los dos.
Con una sonrisa en los labios solo siguió las jugarretas de su mejor amigo, porque eso era frente al mundo incluso por ahora frente de las chicas así que tampoco era que costará demasiado pues así había partido su relación: Una amistad espontánea y duradera, que se mantenía desde que eran unos niños. Por algo hasta tenían los mismos intereses en las pociones.
—Gracias, sí no hubiera sido por ti y tus buenas recomendaciones jamás me habría fijado en ella y lo que me estaba perdiendo.— Dijo frente a sus padres ya que Eleanor era realmente preciosa y lucía esplendida con ese vestido, iba a ser una digna Black ya que en unos años tenía que ser así, es que como sea no la dejaría escapar, era un hecho que tenía que darle al menos un bebé para que sea el heredero, eso era de vital importancia en su familia y así el apellido siguiera perseverando siendo siempre puros.
— Tú también cuida de mi prima, Anabelle es un tesoro para todos nosotros, así que compórtate, pero descuida, sé que la dejo en buenas manos. — Exclamó divertido mientras saludaba desde la distancia a su prima que estaba llegando radiante porque en ese momento ya se acercaba Eleanor.
La saludó y ahora solo quedaba conversar. Le ofreció su brazo para que ella se sujetara de él en todo momento y sonrió, ante el atrevimiento que tuvo no era tan arrasador como su rubio, pero tenía su mismo humor y cabe destacar su mismo lenguaje. — Yo me siento liberado y he agradecido a Merlín todos estos días en haberme dado cuenta que estaba con una mala mujer que no me convenía, vivía en una burbuja. ¿También tienes una mala experiencia con ella, verdad? Es que ni me sorprendería. — Le decía mientras iban caminando hacia a una mesa de refrescos donde uno tomaba un vaso y este al tomarlo se rellenaba de alcohol o bebida según la preferencia del usuario.— ¿Vino élfico? — Siseó esperando que la chica optará por esa decisión u otra antes de chocar sus copas y comenzar beber.— Por nuestro compromiso. — Brindó estando a solas, para que se viera la química entre los dos.
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5. YOU'RE MY ONLY!
Ya desde hace tiempo que tenía que soportar a sus padres porque no había encontrado un buen prospecto para ella. Simplemente no entendían como una chica tan bonita como ella aún no se emparejaba y ya a su edad debía estar casada como su hermana mayor e incluso como todas sus primas. Belle les decía que no había encontrado al adecuado, que ella quería a un hombre brillante en su vida o sino, no quería nada, recalcando que algún llegaría solo debía tener paciencia, y que no se preocuparan ya que sabía que tenía que estar casada en uno o dos años más.
Sin embargo, es que no era porque buscaba la perfección que no quería tener un novio, sino más bien era porque no le gustaban los hombres, desde el colegio se había percatado que le gustaban las chicas, y sabía que aquello era una tortura para alguien como ella, que era sangre pura y ante todo una Black. Sabía que tenía que fingir todo el tiempo e incluso, reprimiendo la fuerte atracción que sintió en más de una amiga en los años en Hogwarts y también en la universidad, aún le quedaba un año y medio para terminar.
La morena se sorprendió bastante cuando llegaron sus tíos y Polux que dictaron que tenía el candidato adecuado para ella, claro que no le gusto en demasía la noticia que fuera un poco menor que ella aunque había visto el rubio de vista en uno que otro evento, no era feo, tampoco era su estilo ni nada pero se trataba de un Lestrange que eran muy cotizados en Sociedad. No tenía nada que perder, tendría su vida asegurada y solo esperaba que fuera un buen tipo con ella, complacerla como todo marido hacía. Quería ver si Yacine Lestrange le regalaba algo de libertad que no toda mujer podía tener.
El asunto es que cuando conversaron había quedado encantada. Tenía buen humor, era atrevido, coqueto y sin lugar a dudas, no era un hombre que quisiera pasar encerrado en su casa por el resto del día, era un hecho que dejo claro que todo esto era por conveniencia y que no podía prometerle amor pero que iba estar ahí y serían aliados. Eso sí fue mucho mejor de lo que espero.
Así que ahí estaba.
Anabelle llegó junto a su familia a ese gran evento, mientras saludaba a sus futuros suegros y tíos cuando lo vio. Saludó primero a su primo y luego se permitió a esperarlo. — Gusto de verte también, Yacine. Y debo decir que estás muy apuesto aunque si puedo notar que es más propio de ti tener tu camisa más desordenada ¿no?— Siseó con una sonrisa coqueta en sus labios — Y no tienes que copiarle a mi querido primo, sé más tú. Es como "me ·gustas" — Ante todo fingía pero no mentía del todo, fue sincera mientras tomaba su brazo y miraba hacia donde estaba su primo para ir finalmente a saludarlo, pero ya estaba ocupado con su prometida y por lo que tenía entendido, la prima de Yacine. Y era muy hermosa, parecía un ángel, maldito afortunado.
Solo espero que le ofreciera algo de beber para seguir conversando.
Sin embargo, es que no era porque buscaba la perfección que no quería tener un novio, sino más bien era porque no le gustaban los hombres, desde el colegio se había percatado que le gustaban las chicas, y sabía que aquello era una tortura para alguien como ella, que era sangre pura y ante todo una Black. Sabía que tenía que fingir todo el tiempo e incluso, reprimiendo la fuerte atracción que sintió en más de una amiga en los años en Hogwarts y también en la universidad, aún le quedaba un año y medio para terminar.
La morena se sorprendió bastante cuando llegaron sus tíos y Polux que dictaron que tenía el candidato adecuado para ella, claro que no le gusto en demasía la noticia que fuera un poco menor que ella aunque había visto el rubio de vista en uno que otro evento, no era feo, tampoco era su estilo ni nada pero se trataba de un Lestrange que eran muy cotizados en Sociedad. No tenía nada que perder, tendría su vida asegurada y solo esperaba que fuera un buen tipo con ella, complacerla como todo marido hacía. Quería ver si Yacine Lestrange le regalaba algo de libertad que no toda mujer podía tener.
El asunto es que cuando conversaron había quedado encantada. Tenía buen humor, era atrevido, coqueto y sin lugar a dudas, no era un hombre que quisiera pasar encerrado en su casa por el resto del día, era un hecho que dejo claro que todo esto era por conveniencia y que no podía prometerle amor pero que iba estar ahí y serían aliados. Eso sí fue mucho mejor de lo que espero.
Así que ahí estaba.
Anabelle llegó junto a su familia a ese gran evento, mientras saludaba a sus futuros suegros y tíos cuando lo vio. Saludó primero a su primo y luego se permitió a esperarlo. — Gusto de verte también, Yacine. Y debo decir que estás muy apuesto aunque si puedo notar que es más propio de ti tener tu camisa más desordenada ¿no?— Siseó con una sonrisa coqueta en sus labios — Y no tienes que copiarle a mi querido primo, sé más tú. Es como "me ·gustas" — Ante todo fingía pero no mentía del todo, fue sincera mientras tomaba su brazo y miraba hacia donde estaba su primo para ir finalmente a saludarlo, pero ya estaba ocupado con su prometida y por lo que tenía entendido, la prima de Yacine. Y era muy hermosa, parecía un ángel, maldito afortunado.
Solo espero que le ofreciera algo de beber para seguir conversando.
ANABELLE BLACK— AGOSTO — LUGAR DESCONOCIDO — Outfit
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5. YOU'RE MY ONLY!
Cada vez sus planes resultaban ir teniendo más forma. Todo incluso mucho antes de lo esperado. A final de cuentas aquel encontronazo había sido lo mejor que les pudo haber pasado. Claro que eso no quitaría el odio que la muchacha se había ganado por parte de ellos. Simplemente, el hecho de que ella misma lo provocara hacía todo aún más satisfactorio.
Pronto serían completamente libres de los ojos expectantes y como ya para ese entonces estarían comprometidos, tampoco sus familiares los estarían molestando con buscarles unas buenas candidatas a esposas. Ellos mismos se habían encargado de hacer la propuesta perfecta. Ya solo les quedaba esperar.
No era tan complicado pasar por desapercibido los juegos de esos dos. Tanto tiempo conociéndose y siendo amigos, que era imposible sospechar. Claro, tampoco se podía ser evidente. Ese ya era otro cuento.
En el caso de sus primas solo le habían contado lo esencial. Necesitaban de una esposa, y ellas de un esposo. Ellos querían su libertad, pero a cambio le darían vida de reinas, les darían el heredero que sus familias tanto querían y ellas podrían vivir su vida sin remordimiento alguno porque ellos no reclamarían nada. Claro, salvo que los traicionaran de alguna forma. Sin embargo, estaba seguro de que ese no sería el caso. Esas chicas eran de fiar. Confiaba a ojo cerrado en su prima y si Pol hacía lo mismo con la suya, confiaba en su criterio. Quizás en algún momento les contarían todo. Pero por ahora sabían lo necesario y con eso, basto para qué aceptarán.
— Despreocúpate. La pasará muy bien. Ya verás que no tendrás ninguna queja.— aseguro al Black con una sonrisa cómplice. Por ahora debían tomar cada cual rumbos separados. Era momento de “cortejar” a su futura esposa.
— Muchas gracias, y sí, a mí no me gusta seguí mucho la etiqueta, pero cuando lo hago, lo hago a mi manera. — aseguro con una guiñada. A este punto era casi imposible que el chico usará como se debe la vestimenta formal. Pero estaba consiente de que se veía bien así. Solo había bastado con la confirmación de Pólux antes de salir de que lucía estupendamente bien.
— Oh genial. Solo no quería matar del infarto a nuestros padres con mis atrevimientos. — y por eso había intentado hacer lo mismo que Pol. — A ver… da la vuelta. Espectacular. — con la sonrisa descarada que lo caracterizaba. Podía notar que algunos negaron con cara de “tú no cambias" lo cual era excelente para él. Pues hacía que todos se creyeran el cuento de estar increíblemente interesado en Annabelle.
— ¿Qué se te apetece tomar? Eres de las que se va por algo suave al comienzo o vas directo por lo fuerte? — Preguntó mientras caminaban para acercarse a la barra. — ¿Hay algo que siempre soñaste hacer? — podría buscar cumplírselo con tal de mantenerla contenta y que comenzará a confiar en él. Eso era algo vital, pues la confianza debía de ser de todas las partes.
Pronto serían completamente libres de los ojos expectantes y como ya para ese entonces estarían comprometidos, tampoco sus familiares los estarían molestando con buscarles unas buenas candidatas a esposas. Ellos mismos se habían encargado de hacer la propuesta perfecta. Ya solo les quedaba esperar.
No era tan complicado pasar por desapercibido los juegos de esos dos. Tanto tiempo conociéndose y siendo amigos, que era imposible sospechar. Claro, tampoco se podía ser evidente. Ese ya era otro cuento.
En el caso de sus primas solo le habían contado lo esencial. Necesitaban de una esposa, y ellas de un esposo. Ellos querían su libertad, pero a cambio le darían vida de reinas, les darían el heredero que sus familias tanto querían y ellas podrían vivir su vida sin remordimiento alguno porque ellos no reclamarían nada. Claro, salvo que los traicionaran de alguna forma. Sin embargo, estaba seguro de que ese no sería el caso. Esas chicas eran de fiar. Confiaba a ojo cerrado en su prima y si Pol hacía lo mismo con la suya, confiaba en su criterio. Quizás en algún momento les contarían todo. Pero por ahora sabían lo necesario y con eso, basto para qué aceptarán.
— Despreocúpate. La pasará muy bien. Ya verás que no tendrás ninguna queja.— aseguro al Black con una sonrisa cómplice. Por ahora debían tomar cada cual rumbos separados. Era momento de “cortejar” a su futura esposa.
— Muchas gracias, y sí, a mí no me gusta seguí mucho la etiqueta, pero cuando lo hago, lo hago a mi manera. — aseguro con una guiñada. A este punto era casi imposible que el chico usará como se debe la vestimenta formal. Pero estaba consiente de que se veía bien así. Solo había bastado con la confirmación de Pólux antes de salir de que lucía estupendamente bien.
— Oh genial. Solo no quería matar del infarto a nuestros padres con mis atrevimientos. — y por eso había intentado hacer lo mismo que Pol. — A ver… da la vuelta. Espectacular. — con la sonrisa descarada que lo caracterizaba. Podía notar que algunos negaron con cara de “tú no cambias" lo cual era excelente para él. Pues hacía que todos se creyeran el cuento de estar increíblemente interesado en Annabelle.
— ¿Qué se te apetece tomar? Eres de las que se va por algo suave al comienzo o vas directo por lo fuerte? — Preguntó mientras caminaban para acercarse a la barra. — ¿Hay algo que siempre soñaste hacer? — podría buscar cumplírselo con tal de mantenerla contenta y que comenzará a confiar en él. Eso era algo vital, pues la confianza debía de ser de todas las partes.
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5. YOU'RE MY ONLY!
Desde el día de hoy su vida iba a cambiar. Eleanor sabía eso desde el momento en que comenzó a conocer sobre las costumbres y tradiciones de una sangre pura. En ese instante subo que al momento en que estuviera comprometida su vida comenzaría a circular más en torno a lo que su futuro marido quisiera de ella, y no tanto en cuanto a su familia. Pues ahí comenzaría a formarse una nueva familia. Esto sería para bien o para mal. Justo o injusto. Esa era la parte que era todo un acertijo, pues todo dependía del hombre con el que le tocara casarse. Así era la vida.
La rubia había sido muy discreta en cuanto a sus preferencias. Era algo muy suyo y que no revelaría a cualquiera así porque sí. Todo parecía complicársele al conocer que había llegado a una de comenzar con planes de bodas. Sin embargo, la propuesta de matrimonio de Pol había caído como anillo al dedo. Había confiado en las palabras de su primo y también conocía a Pólux, no se trataba de un extraño. Eso sí, a diferencia de Yacine, con el castaño tendría que generar más conexión y confianza que esperaba, se fuera cultivando poco a poco. Así, algún día tal vez le contaba su secreto, claro, eso sí, él también estaba dispuesto a confiar en ella.
— Así es, la pasaremos bien, así qué tú preocúpate de hacer lo mismo. Primito. — comento de manera juguetona con una sonrisa. Igual pensaba que le hubiera gustado intercambiar papeles con su primo. Era demasiado bonita la Black, pero ella ni se había atrevido a dirigirle la palabra.
Tomo su brazo y acompaño al chico mientras ella aprovechaba de sacar aquella mala espina que tenía con Lizbeth. Una chica que por hermosa que fuera era una mosca muerta de lo peor. Se hacía la santa delante de los chicos, pero con las chicas solía tener su grupo, al resto le hacía la vida imposible. — Sí, querido, menos mal, ya quedó en su lugar. Por supuesto que tuve mis conflictos, siempre hubo una especie de competencia porque ella se creía la Serpiente más bella y tú y yo sabemos que en realidad esa soy yo. — modestia aparte de la chica sabía que lo era, aunque lo recalcaba de esa manera porque le fastidiaba que la Burke se creyera mejor que ella. — Incluso tu prima es mucho más que ella, así que no sé por qué sus aires de grandeza. — añadió y eso sí que lo creía.
— Pero lo que me fastidio fue que en el último baile de navidad me escondió la varita y me encerró en la sala común, dejándome vestida y alborotada. Solo para que no la opacará. La pase muy mal esa noche. — contaba aún con rabia de recordar aquel día. Así que en cierto modo esto le servía para vengarse.
— Uh, le vas atinando a mis gustos. Sí, una copa de vino elfico por favor. — aseguro la muchacha para luego tomar la copa y brindar. — Por nuestro compromiso y por hacer que Burke muera de rabia y envidia. — añadió con una sonrisa maliciosa. — Desde ya cuentas con mi apoyo para hundirla. Aún más… será divertido. Aunque estoy segura de que mi primito ya debió salir con alguna idea macabra. Esa carita angelical solo se la cree él. — ella no era igual a él, en ese sentido era un poco más piadosa, no llegaba a métodos extremos. Pero tampoco era una inocente palomita. Seguía siendo una Lestrange.
La rubia había sido muy discreta en cuanto a sus preferencias. Era algo muy suyo y que no revelaría a cualquiera así porque sí. Todo parecía complicársele al conocer que había llegado a una de comenzar con planes de bodas. Sin embargo, la propuesta de matrimonio de Pol había caído como anillo al dedo. Había confiado en las palabras de su primo y también conocía a Pólux, no se trataba de un extraño. Eso sí, a diferencia de Yacine, con el castaño tendría que generar más conexión y confianza que esperaba, se fuera cultivando poco a poco. Así, algún día tal vez le contaba su secreto, claro, eso sí, él también estaba dispuesto a confiar en ella.
— Así es, la pasaremos bien, así qué tú preocúpate de hacer lo mismo. Primito. — comento de manera juguetona con una sonrisa. Igual pensaba que le hubiera gustado intercambiar papeles con su primo. Era demasiado bonita la Black, pero ella ni se había atrevido a dirigirle la palabra.
Tomo su brazo y acompaño al chico mientras ella aprovechaba de sacar aquella mala espina que tenía con Lizbeth. Una chica que por hermosa que fuera era una mosca muerta de lo peor. Se hacía la santa delante de los chicos, pero con las chicas solía tener su grupo, al resto le hacía la vida imposible. — Sí, querido, menos mal, ya quedó en su lugar. Por supuesto que tuve mis conflictos, siempre hubo una especie de competencia porque ella se creía la Serpiente más bella y tú y yo sabemos que en realidad esa soy yo. — modestia aparte de la chica sabía que lo era, aunque lo recalcaba de esa manera porque le fastidiaba que la Burke se creyera mejor que ella. — Incluso tu prima es mucho más que ella, así que no sé por qué sus aires de grandeza. — añadió y eso sí que lo creía.
— Pero lo que me fastidio fue que en el último baile de navidad me escondió la varita y me encerró en la sala común, dejándome vestida y alborotada. Solo para que no la opacará. La pase muy mal esa noche. — contaba aún con rabia de recordar aquel día. Así que en cierto modo esto le servía para vengarse.
— Uh, le vas atinando a mis gustos. Sí, una copa de vino elfico por favor. — aseguro la muchacha para luego tomar la copa y brindar. — Por nuestro compromiso y por hacer que Burke muera de rabia y envidia. — añadió con una sonrisa maliciosa. — Desde ya cuentas con mi apoyo para hundirla. Aún más… será divertido. Aunque estoy segura de que mi primito ya debió salir con alguna idea macabra. Esa carita angelical solo se la cree él. — ella no era igual a él, en ese sentido era un poco más piadosa, no llegaba a métodos extremos. Pero tampoco era una inocente palomita. Seguía siendo una Lestrange.
ELEANOR LESTRANGE — AGOSTO — LUGAR DESCONOCIDO — Outfit
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5. You're my only!
Le sonrió a Yacine. Ya era el elegido que se había ganado por completo su atracción pero en ese momento la protagonista tenía que ser ante todo Eleanor así que tenía que hacer que sintiera gusto prestandole toda su atención, ya tendrían otro tiempo para estar a solas y comentar los pormenores, no conocía del todo a su prima así que tenía que conocerla y ver si era la chica adecuada para él, por supuesto, que ya le agradaba por el mero hecho de aceptar ser aliada en todo ese matrimonio falso que debían tener. Era cómo iban a tener sus libertades, ella también tendría derecho de lo que se le viniera en gana.
Y claramente, cuando notó que tenían una enemiga en común, el pelinegro quedó más que complacido, sin duda, había sido un idiota, la loca había sido cruel hasta con sus compañeras y ni cuenta se dio por estar atado y creyendo que era la chica perfecta, cuan equivocado había estado y eso lo retorcía de rabia. — Todavía siento rabia porque no me di cuenta de nada hasta que ocurrió lo que sabes, y lo lamento porque sé que puede ser muy orgullosa y manipuladora, por suerte, la sobrepasas en belleza y también por tu personalidad tan encantadora, debo decirte que me tienes asombrado. — Pol la trataría bien, la haría sentir como una digna princesa y futura reina de los Black, así ella no tendría queja alguna.
Frente a los demás quedaban como dos brujos totalmente elegantes, que estaban teniendo una química absoluta y sabía que sus padres estaban complacidos. — Lo sé, es que Anabelle es superior que muchas menos de ti, claro. — Dijo, mientras daba una mirada hacia su prima con una sonrisa en los labios, se veía despampanante y veía que Yacine estaba muy contento, por supuesto, darle ese dato iba hacer que el rubio incluso cambiará y no mirará a ninguna mujer, no sentía celos con su prima como pareja.
—Uh, no lo puedo creer. Jamás me enteré de eso pero imagino que Yacine sí, no la soportaba, se hacía la perfecta chica frente a mi. ¿Lograste vengarte? — Señaló en un susurro suave porque si no era así, lo anotaría para que su dulce venganza fuera mucho más grande se había involucrado con una Lestrange y él ni enterado, quizás cuantos detalles iba a enterarse con el pasar del tiempo.
—Puedo notar que somos parecidos. — Dijo mientras chocaba la copa con la de ella, sonreía porque estaba fascinado, al contrario de Yacine, Eleanor se parecía más a él y solo quería hundir a Lizbeth. —Muchas gracias, pero sospecho que aunque debe estar enterada solo se estará retorciendo de la rabia solo que no hará nada. Y piensas bien, ya tenemos planes. — Le guiñó un ojo. — ¿Y cuándo tienes tiempo? Me gustaría invitarte a cenar. — Señaló con una sonrisa, la verdad es que haría que se sintiera complacida y que creyera que iba a tener al prometido soñado que todas envidiaran, toda una fachada pero iba a lograr estar feliz.
Le sonrió a Yacine. Ya era el elegido que se había ganado por completo su atracción pero en ese momento la protagonista tenía que ser ante todo Eleanor así que tenía que hacer que sintiera gusto prestandole toda su atención, ya tendrían otro tiempo para estar a solas y comentar los pormenores, no conocía del todo a su prima así que tenía que conocerla y ver si era la chica adecuada para él, por supuesto, que ya le agradaba por el mero hecho de aceptar ser aliada en todo ese matrimonio falso que debían tener. Era cómo iban a tener sus libertades, ella también tendría derecho de lo que se le viniera en gana.
Y claramente, cuando notó que tenían una enemiga en común, el pelinegro quedó más que complacido, sin duda, había sido un idiota, la loca había sido cruel hasta con sus compañeras y ni cuenta se dio por estar atado y creyendo que era la chica perfecta, cuan equivocado había estado y eso lo retorcía de rabia. — Todavía siento rabia porque no me di cuenta de nada hasta que ocurrió lo que sabes, y lo lamento porque sé que puede ser muy orgullosa y manipuladora, por suerte, la sobrepasas en belleza y también por tu personalidad tan encantadora, debo decirte que me tienes asombrado. — Pol la trataría bien, la haría sentir como una digna princesa y futura reina de los Black, así ella no tendría queja alguna.
Frente a los demás quedaban como dos brujos totalmente elegantes, que estaban teniendo una química absoluta y sabía que sus padres estaban complacidos. — Lo sé, es que Anabelle es superior que muchas menos de ti, claro. — Dijo, mientras daba una mirada hacia su prima con una sonrisa en los labios, se veía despampanante y veía que Yacine estaba muy contento, por supuesto, darle ese dato iba hacer que el rubio incluso cambiará y no mirará a ninguna mujer, no sentía celos con su prima como pareja.
—Uh, no lo puedo creer. Jamás me enteré de eso pero imagino que Yacine sí, no la soportaba, se hacía la perfecta chica frente a mi. ¿Lograste vengarte? — Señaló en un susurro suave porque si no era así, lo anotaría para que su dulce venganza fuera mucho más grande se había involucrado con una Lestrange y él ni enterado, quizás cuantos detalles iba a enterarse con el pasar del tiempo.
—Puedo notar que somos parecidos. — Dijo mientras chocaba la copa con la de ella, sonreía porque estaba fascinado, al contrario de Yacine, Eleanor se parecía más a él y solo quería hundir a Lizbeth. —Muchas gracias, pero sospecho que aunque debe estar enterada solo se estará retorciendo de la rabia solo que no hará nada. Y piensas bien, ya tenemos planes. — Le guiñó un ojo. — ¿Y cuándo tienes tiempo? Me gustaría invitarte a cenar. — Señaló con una sonrisa, la verdad es que haría que se sintiera complacida y que creyera que iba a tener al prometido soñado que todas envidiaran, toda una fachada pero iba a lograr estar feliz.
Pólux C. Black — Agosto — Lugar desconocido — Outfit
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