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    Moon Child
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    Moon Child
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    Jue Ago 11, 2016 7:22 pm
    YOU'RE THE WORST
    ¿Cuándo se hace uno verdaderamente adulto? ¿Cada uno decide su momento de hacerlo? ¿O un día simplemente te despiertas y ya lo eres? Ni Paul ni Samantha tienen la respuesta a ello, pero aunque ambos rozan ya los treinta, ciertamente no se les puede llamar adultos, no del todo al menos.

    Él, creativo pero tremendamente tímido, parece que intenta esconderse del mundo mientras que ella, un huracán de hiperactividad, siempre se hace de notar allá donde está. Son dos polos opuestos y, como no podía ser de otro modo, su inicio es tormentoso. Discuten, no se caen bien, él es un idiota, ella una estúpida, no se tocarían ni con un palo. Pero en una salida de trabajo con otros compañeros coinciden ambos y entre más alcohol que comida, música atronadora y el buen rollo de sus compañeros empiezan a hablar y, ¡sorpresa! Resulta que él es bastante divertido y ella más simpática de lo que parecía. Quizás puedan ser amigos, quizás...

    ¿Pero cómo ser amigo de la persona de la que te estás enamorando? Y, lo que es peor, ¿cómo permitirse estar enamorado cuando ambos tienen una alergia insana hacia cualquier tipo de relación seria? Vivir juntos, casarse, aburridas tardes de domingo frente a la tele, tener hijos... les da escalofríos solo de pensarlo. Pero tal vez no les quede más remedio pues, como se dice, al corazón nadie manda.
    Paul Sanders
    Periodísta | Joseph Gordon-Levitt | Bewölkt
    Samantha Davis
    Recepcionista redacción | Zooey Deschanel | Red
    Cronología
    Realistas | BeUngorgettable & Red
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    Sáb Ago 13, 2016 11:52 pm
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    Teniendo en cuenta el tiempo que tenía disponible en su agenda, las veces en las que se daba la oportunidad de salir a tomarse unos tragos eran contadas. Sabía que muchos de sus conocidos disfrutaban más el hecho de tenerlo fuera de la oficina, ya que parecía que algo extraño ocurría en su cerebro en el momento en el que se aflojaba la corbata y alguien ponía una copa en su mano. Todos cambian con el alcohol, pero él siempre se convertía en una persona completamente diferente, como si tomara la confianza que le costaba meses de conversación construir.

    Estaba sentado, dándole un sorbo a su cerveza mientras observaba a sus compañeros moverse de aquí para allá. Uno de ellos había encontrado felicidad en su reciente soltería, y parecía estar coqueteando a diestra y siniestra por el bar, y Paul se encontraba sentado riéndose para sus adentros mientras dejaba que el alcohol le sentara.

    No se había percatado de la presencia de Samantha, una de las chicas que no había tenido la oportunidad de conocer. Llevaba un tiempo trabajando en la revista para la que él escribía, pero siempre había encontrado la manera de evitar cualquier tipo de conversación con ella sin saber la impresión que su timidez le estaba dando. Antes de darse cuenta, se estaba levantando de su asiento para acercarse a ella en la barra. —Esta ronda va por mi cuenta.— le dijo con una sonrisa dibujándose en sus labios. —No hemos tenido la oportunidad de presentarnos formalmente...— Pero la habían tenido, él sencillamente había huido de la conversación después de haber dado los buenos días. —Mi nombre es Paul, tu eres Samantha ¿verdad?— Había escuchado suficiente de ella como para saber su nombre, pero en ese instante el ambiente parecía diferente.

    Esperó a que sus bebidas llegaran, terminó su cerveza y la dejó a un lado para luego volver la mirada hacia su acompañante. —Así que, Samantha... ¿Cuánto quieres apostar a que puedo hacer un dueto conmigo mismo en el karaoke?— La ridiculez empezaba a reemplazar a la cordura usual en sus venas, y aquella noche tenía ganas de hacer algo especialmente tonto.

    Paul S. | Bar | Samantha D.
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    Miér Ago 17, 2016 7:02 pm
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    Sam salía a menudo de fiesta, si le preguntabas a su padre probablemente te diría que salía incluso demasiado, pero lo cierto es que pocas veces salía con sus compañeros de trabajo. Tal vez porque no solía durar lo suficiente en ningún trabajo como para que la invitaran a esos eventos. Aquella vez, sin embargo, había sido diferente pues para empezar había durado más tiempo del esperado en el puesto y había caído en gracia a las suficientes personas como para que la invitasen a una copa después del trabajo. Un karaoke bar no había sido lo que tuviera en mente precisamente pero, lo cierto, es que estaba pasándoselo bastante bien.

    Aunque también era cierto que no esperaba que todo el mundo se lo pasara tan bien. No él al menos.

    Sam se percató de su presencia a mitad de velada, pues Paul no se hacía de notar precisamente. Cuando lo conoció creyó que era un repelente, una de esas personas que no se mezclan con los que no creen que estén a su altura pero, aquella noche, se había convertido en el alma de la fiesta. Se reía, bromeaba, contribuía al buen humor colectivo e, incluso, invitaba a copas. A ella incluso.

    No le dio tiempo a responder a la primera de sus preguntas que él ya estaba haciendo otra.- Guau, creo que en cinco meses es la vez que más tiempo te he escuchado hablar. -había necesitado algo así como dos semanas para arrancarle un buenos días.- Para celebrarlo te dejo que me invites a esta ronda y a la siguiente. -con un gesto al barman le indicó que le trajese otra bebida, Paul había llegado en el momento justo.- Y si no consigues marcarte ese dueto en solitario te dejo que me invites a una tercera. Si lo consigues, tú eliges que quieres. -si él quería invitar no iba a ser ella la que le dijera que no.-Pero yo escojo canción.

    Aunque la salida había empezado bien lo cierto es que empezaba a aburrirse y Paul le acababa de proporcionar la excusa perfecta para divertirse un poco. Diversión inocente a costa de alguien un pelín bebido, no podía hacer daño a nadie.

    Sam D. | Bar | con Paul S.
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    Lun Ago 22, 2016 7:36 pm
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    No se tomó a pecho sus palabras, a fin de cuentas él mismo era consciente que podía ser un poco soso. Pero por algún motivo parecía que el alcohol sacaba su lado más brillante, aquel que podía tomar una confianza que no sentía precisamente pero que aparecía cuando él le daba un sorbo a cualquier tipo de alcohol. También era consciente de que su comportamiento podía llegar a parecer engreído en ocasiones, la gente no solía acercarse a él después de dos intentos fallidos de iniciar una conversación y Paul jamás había entendido la necesidad de la gente de hablar mientras están comiendo. Tenía un chip completamente diferente para ciertas cosas, pero eso no significaba que fuera otra cosa diferente a un trocito de pan. —Demasiadas palabras juntas, dirían algunos… Pero yo no, no hoy al menos.— Porque ya estaba en ese puntillo alegre que hacía que ni siquiera sus propias incoherencias le hicieran negar con la cabeza e intentar disculparse. —Además, tampoco es como si hubieras estado demasiado interesada en hablarme antes.— Al menos no que él se hubiera dado cuenta, por lo general no llamaba lo suficiente la atención como para que una chica como ella decidiera acercarse a él porque si.

    No se daba cuenta de que tal vez se estaban aprovechando de él, pero no se molestó en corregirla cuando pidió otra bebida que el bartender no se tardó demasiado en llevar. —Puede ponerlo en mi cuenta.— Fue lo único que dijo, pagaría al final de la noche y quizá a la mañana siguiente, al ver el agujero en su cartera, se arrepentiría de haber decidido ser tan sociable… Pero en ese momento le resultaba imposible. —Un reto… me gustan los retos.— Solo le gustaban en ese estado, por todo lo demás y a menos que el reto fuera puramente intelectual, solía huir de poner las manos en el fuego afirmando algo que tenía probabilidades de no ser cierto. Solo sabía que en ese instante quería cantar, subirse al escenario y sorprender a todo el mundo con su capacidad para hacer duetos consigo mismo como lo hacía todos los días en la ducha.

    —Puedes decirle al hombre de allí…— señaló con su dedo índice al hombre que tenía las listas de las canciones que estaban pasando a cantar. —La canción que quieres que cante, y cuando sea mi turno te impresionará mi presentación y tendrás que alcoholizarme.— Aún más, lo que debería ser el indicativo de que aquello no era una buena idea, pero Paul estaba ignorando sus mejores instintos con tal de divertirse. Aún quedaban un par de personas delante de él por cantar, pero aún así empezó a hacer tonterías, como pedir un vaso de agua para “relajar sus cuerdas vocales”. No sabía cómo funcionaba nada de eso, pero aún así ahí estaba, haciendo el ridículo.


    Paul S. | Bar | Samantha D.
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    Jue Ago 25, 2016 3:18 pm
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    Sam no pudo evitar torcer los labios en una sonrisa maliciosa cuando el afirmó que le gustaban los retos, eso era porque todavía no había tenido ninguno con ella. Agarró su copa y le dio un buen sorbo, un insuflo de fuerza, antes de levantarse y acercarse hasta el equipo de karaoke donde descansaba un tomo gordo y desgastado lleno de las canciones que disponía la máquina. Remiró entre sus hojas llenas de canciones de éxito que iban desde antes de su nacimiento hasta otras mucho más contemporáneas y, entre ellas, encontró la que creyó ideal.

    - Tengo la canción ideal. -confesó con triunfo cuando volvió junto a él y su bebida. Una de sus compañeras, siempre atenta a cualquier cotilleo, la animó a ponérselo difícil al chico y otros compañeros no tardaron en secundarla pese a que muchos no debían de entender exactamente qué estaba pasando. De manera teatral Sam alzó las manos, como pidiendo calma, y asegurando que iba a ponérselo muy difícil.

    - He escogido una canción para la que también tendrás que bailar, si no pierde mucho. -bebió de nuevo, encontrándose con la copa medio vacía ya. ¿De verdad había bebido tanto? Ella bebía a menudo en realidad, por lo que se jactaba de tener mucho aguante, pero era humana como todos y el alcohol acababa afectándola. ¿No estaba algo más contenta que de costumbre?- Espero que también tengas buenos pasos de baile o tengo este reto en el bolsillo. -ganar o perder la verdad es que no le importaba mucho, la cuestión era simplemente divertirse.

    La canción sonando estaba apunto de terminar y muy pronto le tocaría a Paul así que lo agarró de la mano y lo condujo hasta el pequeño escenario para asegurarse de que no escaparía.- Espero que te sepas Chandelier de Sia. -gritó divertida sobre las primeras notas de la canción que ya empezaban a escucharse.

    Sam D. | Bar | con Paul S.
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    Sáb Ago 27, 2016 9:08 pm
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    No se estaba imaginando la magnitud que tomaría su pequeño reto, sin embargo lo único que quería era impresionar por una noche. Quizá se arrepentiría al día siguiente, quizá se caería en el escenario y definitivamente el dolor del golpe le devolvería a la realidad, pero lo único que sabía en ese momento era que quería hacer algo que se saliera por completo de las casillas dentro de las cuales estaba acostumbrado a moverse. El alcohol hacía cosas entretenidas en su cabeza, y sacaba un lado bastante más brillante y confiado de lo que solía ser. —Esto de repente tiene pinta de complot.— Dijo para sí mismo mientras le daba otro sorbo a su bebida. Estaba observando a sus compañeros acercarse a Sam para hacerle sugerencias, y aunque aquello no era a lo que se había apuntado, no se iba a echar para atrás en ese momento. Tenía un punto que probar y lo haría, y entonces alguien tendría que pagar por el resto de su cuenta durante lo que quedaba de la noche. No había duda de que se arrepentiría al estar sobrio, pero en ese instante no tenía cabeza para pensar en consecuencias.

    Terminó de vaciar el contenido de su copa y la dejó sobre la barra, esperando a que la chica regresara y sonriendo. —¿Estás buscando una excusa para que baile para ti?— No sabía lo que le estaba impulsando a lanzarse así. Sam era ciertamente guapa, pero él también era ciertamente estúpido para algunas cosas y con toda seguridad estaba quedando como un imbécil borracho frente a la chica… El alcohol, como con todo lo demás, no estaba permitiendo que le importara demasiado. —Quedarás im-pre-sio-na-da-a.— Dijo en un canturreo, separando demasiado las sílabas mientras respondía. Aquella no era la manera de impresionar a nadie, pero él estaba convencido de que conseguiría hacerla reír al menos, y después de una risa todo es posible.

    Caminó, siguiendo a la chica e intentando no sentirse completamente mareado. No podía andar en una línea recta ni queriendo, pero al menos no se estaba tropezando con sus propios pies y eso le daba cierta ventaja si la situación implicaba baile. —¡Sia!— Dijo emocionado, mientras se tambaleaba hasta el escenario y se apoyaba sobre el micrófono, que hizo uno de esos ruidos estridentes y poco agradables, haciendo que todo el mundo le mirara por un segundo antes de que el hombre tomara el micrófono de manera correcta. No ser sabía muy bien la canción, pero la letra aparecía delante de él y Paul estaba esforzándose por seguir el ritmo aunque algunas palabras le salieran incoherentes. One, two three, one two three, drink… Cantó mientras movía la cadera de un lado para otro al ritmo de la música. Podía ver a la gente levantando sus teléfonos para grabarle, y al día siguiente estaría buscando un agujero en el cual meter la cabeza, pero en ese momento no le importó el ridículo que podría hacer y saltó al empezar a cantar el coro. Se estaba quedando sin aire, pero estaba seguro de que la estaba sacando del estadio con esa canción… Principalmente porque no notaba lo torpe que se veía desde afuera.
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    Jue Sep 01, 2016 7:17 pm
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    Realmente, realmente, pensó que en el último minuto se escaquearía con cualquier excusa pero, contra todo pronostico, Paul subió al escenario, agarró el micrófono y empezó a cantar. Pese a no conocerlo a penas nunca pensó que sería la clase de persona que haría una cosa como aquella. En la redacción siempre tenía puesto aquel aspecto de tipo serio y retraído, probablemente incapaz de entender una broma. Pero allí estaba, cantando, bailando y haciendo que todo el mundo se lo pasara en grande sin miedo al ridículo.

    Sam lo animó, aplaudiendo y sonriendo e, incluso, hacia el último verso de la canción, subiendo al escenario a bailar con él. Ella era así, puro desparpajo y cero miedo al ridículo, riendo lo acompañó con pasos de bailes exagerados intentando imitar los que creía recordar que sucedían en el videoclip. Probablemente no tuvo mucho éxito y, al día siguiente, su improvisación estaría colgada en youtube pero no le importaba porque, sencillamente, se lo estaba pasando en grande.

    - Soy una buena perdedora así que, lo admito, has ganado. -a causa del improvisado ejercicio resollaba un poco, pero en cuanto se acercó al que era su lugar en la barra se sentó en uno de los altos taburetes y bebió un buen sorbo de su copa, acabándola esta vez por fin, para reponerse.- Estás en tú derecho de exigir una recompensa, pero te advierto, tengo la tarjeta de crédito en números rojos. -no era un mentira para salir del paso, si no la franca verdad. Sam tenía un problema, varios en realidad, pero entre ellos estaba la insana necesidad de comprar todo aquello de lo que se encaprichaba y fijarse después en el precio, cosa que no ayudaba demasiado a tener una economía sana.

    Las risas de sus compañeros todavía llenaban el local, incluso escuchó a alguien decir que iba a ponérselo de tono para el móvil a lo que ella no pudo evitar gritar otra tontería, sin saber muy bien a quién dirigirse, que como lo hiciera empezaría a cobrar derechos de autor.

    Sam D. | Bar | con Paul S.
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    Dom Sep 11, 2016 12:50 am
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    Sabía que el alcohol tenía un efecto extraño en él, porque se convertía en una persona diferente por completo. Sus amigos se lo habían dicho en más de una ocasión, y en verdad si tenía que confesarlo, admitiría que gran parte de sus amistades habían salido de aquellos encuentros en los que se daban cuenta de que había algo diferente al chico tímido al que le costaba juntar dos palabras para hablar con alguien que no había visto antes en su vida. Quizá era un poco triste que la gente empezara a interesarse en él tras verlo un poco borracho, pero Paul había ganado grandes amistades debido a ello porque podía hacerse con esa confianza que no solía sentir bajo otras circunstancias.

    En medio de la canción, Paul señaló a la chica que le había retado y empezó a hacer un gesto para que se acercara a él con el dedo índice. No supo exactamente en qué momento su estrategia funcionó, pero casi para el final de la canción la chica se encontraba bailando a su lado y él estaba intentando no reírse mientras mantenía el micrófono cerca de sus labios para que su voz, o más bien sus alaridos siguieran siendo audibles. Estuvo a punto de pedir que pidieran una canción cuando el coordinador del karaoke se acercó con una sonrisa para pedirle el micrófono y llamar al siguiente participante en lista, eso le obligó a dar las gracias y retirarse del centro del ridículo que estaría colgado en todas partes en su oficina al día siguiente.

    La gente le estaba mirando y podía notar la burla en los ojos de todo el mundo, pero en ese momento no podía importarle lo suficiente porque a fin de cuentas había probado que era capaz de subirse a cantar una canción y hacer el ridículo sin miedo alguno. —¡He ganado! ¡Yessss!— Dijo  mientras caminaba nuevamente hacia el lugar en el que se habían sentado en la barra para poder pedir algo de agua. Necesitaba hidratarse para que el alcohol se le bajara un poco, porque no quería tambalearse hasta su casa y en verdad no tenía deseos de gastar más dinero en pedir un taxi para que le trasladara a un par de calles. —¿Estás impresionada?— Preguntó, porque recordaba que le diría que para el final de la canción lo estaría. Paul sobrio definitivamente no se reconocería a sí mismo si se estuviera viendo desde afuera, pero aquello tampoco tenía relevancia.

    Soltó una carcajada y recibió su vaso de agua, respirando profundo antes de tomar un sorbo porque no quería que se le saliera el líquido por la nariz. —Puedes pedirme una de esas bebidas “de chicas” que tienen frutas y colores bonitos, no seré demasiado exigente.— Pidió mientras dibujaba un par de comillas en el aire.. Nunca había entendido la necesidad de separar las bebidas de chicos y de chicas únicamente porque las bebidas dulces tuvieran un color diferente, y en verdad no sentía su masculinidad en duda cuando se pedía un cosmo porque estaba demasiado bueno como para permitir que le importase que alguien se detuviera a juzgarle por sus elecciones. —Así que… Sam… ¿Te puedo decir Sam?— Preguntó después, olvidando la pregunta inicial que pretendía formular porque se había distraído al escuchar sobre su comentario de los derechos de autor. En verdad ambos deberían tomar una tajada de aquello, por más que Paul estuviera convencido de que al día siguiente estaría buscando un agujero en el cual meter la cabeza debido a la vergüenza.
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    Mar Sep 27, 2016 12:35 pm
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    Alzó ambas manos con las palmas extendidas hacia él sin dejar de sonreír para después asentir.- Creo que no he estado más impresionada en toda mi vida. -una afirmación exagerada, pero tal vez realmente cierta. Al fin y al cabo ella estaba acostumbrada a aquel tipo de cosas, desde bien pequeña era la clase de persona que siempre resaltaba por estar haciendo siempre lo que quería ya fuera hacer el payaso para que sus amigos se rieran o decir lo que pensaba al matón de la clase.

    - Si llego a saber antes que eras tan divertido te habría pedido de salir una noche por ahí mucho antes de esta. -empezaba a creer que Paul realmente era así, seguramente en la redacción bordaba el papel de tipo serio porque, en fin, no dejaba de ser un trabajo importante, ella tampoco era tan atrevida en el trabajo, pero cuando salía por la puerta volvía a ser ella al cien por cien.

    Haciendo señas al barman este se acercó y le pidió dos nuevas bebidas.- ¡Dos daiquiris de fresa!- probablemente el Cosmopólitan eran una bebida “más de chicas” pero le gustaba decir daiquiri, era una palabra divertida de decir cuando llevabas unos tragos de más. Era una tontería que solo los pasados de copas podían entender. Además eran algo más baratos que el Cosmopólitan,

    Mientras el barman se ponía manos a la obra a preparar las bebidas ella volvió a centrar su atención en Paul. Quizás era por el alcohol junto a la excitación por el anterior baile pero estaba empezando a encontrarlo realmente guapo.- ¡Claro! De hecho te lo agradecería, solo mis padres me llaman Samantha y cuando lo hacen significa que he hecho algo malo. -por no hablar del señorita Davis con el que se dirigía a ella el jefe, aquello le ponía los pelos totalmente de punta, se sentía una anciana cuando la llamaban así porque, a ver, ella no era adulta ni estaba casada así que tanta formalidad sobraba.- Y dime, ¿por qué he tardado tanto en saber lo divertido que eres? Podrías dejar ir algún chiste en la oficina de vez en cuando, te pones muy guapo cuando te ríes. -su tono derrochaba naturalidad, para ella no había nada de malo en admitir en voz alta que un chico le parecía guapo. Si esperaba un poco más y las cosas fueran yendo bien tal vez incluso le diría que le apetecía acostarse con él.


    Sam D. | Bar | con Paul S.
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    Mar Sep 27, 2016 5:08 pm
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    Sonrió de pura satisfacción ante sus palabras, a fin de cuentas le alegraba saber que había conseguido cumplir lo que había dicho. Muchas personas le consideraban incapaz de realizar ciertas acciones que podían ponerlo en ridículo, pero para Paul esa era la menor de sus preocupaciones cuando se encontraba bajo los efectos del alcohol. —Entonces he cumplido mi misión, puedo irme a la cama satisfecho.— Quizá estaba exagerando un poco, porque no era como si hubiera encontrado la cura al cáncer, pero al menos había cumplido su propósito de la noche: había probado que no era un soso en mayúsculas.

    El problema de Paul era que le tomaba cierto tiempo entrar en confianza, porque en verdad sería capaz de hacer eso y más por un amigo estando completamente sobrio. Sin embargo, se convertía en un torpe con todas las letras cuando no tenía idea de lo que pensaría la otra persona de él. Por eso sus mejores amistades habían salido de una noche de copas en la que Paul se había permitido ser él mismo. —Ya sabes, tienes que pedirme más citas para poder descubrir lo genial que soy.— No se tenía tanto amor propio, pero se estaba riendo de sí mismo en ese momento y sonaba bien.

    La carcajada que soltó en ese momento al escuchar la palabra daiquiri fue un poco estúpida, había empezado a repetir la palabra en su cabeza y sonaba realmente curiosa ahora que pensaba en ello. —Entonces Sam, porque soy muy joven como para comportarme como tu padre.— Dijo mientras volvía a comodarse en el taburete. Extrañamente siempre se deslizaba cada dos segundos de esas sillas tan altas. Sonrió, cuando en cualquier otra ocasión sus mejillas se habrían encendido en colores ante el comentario de la chica. —La verdad es que no suelo estar tan en calma en la oficina. Y bueno... No te conocía.— Confesó. Sabía que paa conocer a alguien había que hablarle y ellos no habían pasado del saludo, pero es que no se le daba bien hacer nuevos amigos.

    Esperó a que el bartender sirviera sus bebidas, y se negó a prestar atención a la mirada de soslayo que le dedicó cuando tomó su propio vaso y lo levantó por lo alto para "brindar" con su acompañante. —Por los daiquiris de fresa y las bebidas para "chicas".— Dijo mientras observaba su bebida como si se sintiera orgulloso de ella.

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    Vie Oct 21, 2016 10:43 pm
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    Se encontraba cómoda con él, lo que no era raro porque Sam solía encontrarse a gusto con casi todo el mundo, la casi completa falta de vergüenza traía ventajas como esa. Alzó su copa para brindar también sonriendo de oreja a oreja ante el absurdo brindis propuesto por, lo que para ella ya era, su nuevo amigo.- ¡Y por los karaokes! -añadió justo en el momento en que las dos copas entrechocaban y algo de líquido rojo se derramaba en el suelo.

    - ¿Esto significa que apartir de ahora cuando coincidamos en el ascensor no harás ver que estás solo? Ya sabes, que me dirás hola o al menos una sonrisa que me demuestre que no eres el hombre de ojalata. -una vez en el ascensor quiso preguntarle por la música que estaba escuchando, pero él estaba muy abstraído en la misma y las puertas del ascensor se abrieron antes de que ella pudiera hablarle. Pero no estaba molesta por aquella aparente apatía, solo le gustaba tomarle el pelo.

    De sorbito a sorbito iba acabándose su daiquiri sin apartar la atención de Paul. Normalmente ya habría buscado más compañía pues era la clase de persona a la que un grupo solo de dos se le hacía demasiado pequeño (y aburrido), pero no aquella noche curiosamente. Aquella noche estaba a gusto con Paul siendo solo ellos dos.

    - No debería de haberte dejado bajar del ascensor hasta que me dijeras buenos días, así habría sabido mucho antes lo divertido que eres. Ahora tienes que hacer que recuperemos el tiempo perdido. -en plan teatrero total forzó la voz para que sonara dramática y compungida, como en las malas películas de amor. Pero pronto recuperó su pose despreocupada e informal.- Mañana deberíamos salir. -soltó como si tal cosa, como era normal en ella.

    Sam D. | Bar | con Paul S.
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    Vie Oct 28, 2016 1:02 am
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    Soltó una carcajada al escuchar lo que había añadido a aquel brindis y asintió con la cabeza mientras se llevaba la copa a los labios para darle un buen sorbo. Aquel licor sabía particularmente bien, y en realidad tenía que admitir que le gustaba más el tipo de alcohol que tenía ese toque dulzón en comparación a ese que lo único que hacía era quemarle la boca y arder en su esófago hasta llegar al estómago. Sabía que los licores dulces resultaban más peligrosos, pero sin duda se declaraba fan de ellos.

    Le dio otro sorbo a su bebida, no porque sintiera nervios que tuviese que ahogar sino porque realmente sabía bien. —En muchas ocasiones no ignoro a la gente en los ascensores a voluntad… No me gustan esas cajas metálicas y me gusta más concentrarme en la música que en el inminente hecho de que voy a morir según mi cabeza.— Era una contradicción, pero teniendo en cuenta que su oficina quedaba en el piso número trece del edificio, tenía que admitir que le daba una pereza enorme subir tantos tramos de escalera y prefería con creces no subir ahogado hasta su despacho. —Pero, en nombre de la amistad, prometo quitarme los audífonos y saludarte cuando nos veamos por ahí.— Estaba prometiéndole a Sam que saldría de su propio mundo para dirigirle la palabra, y aunque la morena no se diese cuenta, aquel era un gran avance en su mundo y su cabeza le estaba dando un choque de cinco mental.

    La conversación continuó, y en verdad él también estaba meditando acerca de la idea de que en muchas ocasiones se perdía de una buena amistad por sus propios miedos. Por eso mismo, cuando la chica le pidió salir él asintió con la cabeza. —Me parece bien… Hay un sitio nuevo cerca a la oficina al que podemos ir a cenar porque me muero por probarlo, y luego podemos hacer lo que tu quieras.— Estaba procurando ser participativo, porque sabía que una respuesta monosilábica no le traería nada de suerte en el futuro. —Aunque puede que sea menos entretenido sin daiquiris de por medio.— Estaba lo suficientemente consciente de su personalidad como para ser capaz de confesar aquello, pero sabía que tampoco estaba en ese punto en el que al día siguiente no se acordaría de su pequeña “cita” con Samantha.
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    Mar Nov 15, 2016 11:59 am
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    La noche de fiesta con los compañeros acabó resultando ser mucho más entretenida de lo que pensó. No solo bebió un montón gastándose lo mínimo, si no que hizo interesantes descubrimientos como que Joy de contabilidad tenía una aventura con Ted, el del correo, o el hecho de haber conocido al verdadero Paul Sanders. Eso fue realmente lo interesante, pasó con eĺ casi toda la noche, cierto era con sus compañeros estaban a su alrededor, pero con él fue con el que más habló y con quien más bebió y se divirtió. Después de los daiquiris de fresa vinieron otras bebidas como los mojitos, una de sus preferidas. Alguien tuvo la idea de hacer un concurso de bebida y Sam se apuntó de cabeza. Después alguien había tenido que estarle sujetando la cabeza en el baño mientras vomitaba, ¿fue Paul?

    Quizás, recordaba que estaba en el baño de chicas pero estaba demasiado ocupada vomitando como para mirar quien tenía detrás. Después estaba segura de haber vuelto a casa en taxi, así como de haber dormido sola aquella noche. Por supuesto, también recordaba la quedada con su nuevo amigo Paul, no iba a desperdiciar una cena en un sitio pijo por una resaca, así que tal cual se levantó se preparó su remedio casero contra la resaca. Era un tanto asqueroso y el ruido de la licuadora le daba ganas de morir, pero era efectivo. La única otra solución era seguir bebiendo y ni si quiera ella era tan irresponsable como para ir bebida al trabajo.

    El día pasó pues pacífico en el que Sam se rigió por la ley del mínimo esfuerzo y en el que no vio a Paul por ninguna parte. Parte de ella sentía curiosidad por si lo dicho en la fiesta era verdad o simplemente producto del momento. Pero no coincidió en el ascensor con él ni lo vio pasar tampoco por recepción durante lo que se le hizo una de las jornadas más largas de su vida. De hecho, cuando llegó la hora de plegar Sam ya se encontraba con el bolso al hombro y medio levantada mirando fijamente el reloj frente a ella. En cuanto las agujas señalaran en punto saldría prácticamente corriendo, era normal en ella pero lo que pareció raro aquel día a sus compañeros no fue el hecho de su apresurada escapada. Si no el hecho de que, al levantarse de su silla no corrió hacia el ascensor para marcharse mientras se despedía de todos con una sonrisa, fue en dirección contraria, hacia las oficinas.

    No había sido un lapsus, en absoluto. Sam sabía perfectamente hacia dónde iba: a la oficina de Paul, donde irrumpió como si se tratara de la suya propia.- ¿Preparado para ir a cenar? -por un momento había temido encontrársela vacía, pero allí estaba Paul sepultado entre un montón de papeles y con la vista en el ordenador.

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    Sáb Nov 26, 2016 1:27 pm
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    Solo a él se le ocurría salir de fiesta a pesar de ser consciente de la cantidad de papeles que esperaban en su escritorio de manera paciente para ocasionarle uno de los peores dolores de cabeza que pudiera llegar a tener en la historia de su existencia. Sin embargo, no se había negado y tampoco podía decir que lo hubiese pasado mal. Tenía algunos recuerdos vagos de lo que había hecho, y en realidad siempre había sido consciente de ese trastorno de personalidad que parecía salir cuando había alcohol de por medio así que al recordar la manera en la que había contoneado las caderas al ritmo de una canción mientras cantaba sobre un escenario tampoco pudo decir que se sorprendiera mucho. Además, en caso de no recordarlo sabía que había existido un aproximado de seis teléfonos móviles sacando un vídeo de su gran humillación pública.

    También recordaba las bebidas con sabores frutales que se había tomado con Sam, y por supuesto recordaba el momento exacto en el que se había sentido sobrio de repente al ver que la chica frente a él se encontraba un poco verde y tuvo que arrastrarla al baño de chicas gritando "soy gay, soy gay" para que nadie decidiera impactar su cabeza con uno de esos tacones de punta de aguja que le sacarían un ojo a alguien de ser apuntados en la dirección correcta. Paul definitivamente no era gay, pero prefería sobrevivir a demostrar su interés por el sexo opuesto. La experiencia le había enseñado que las chicas son bastante protectoras con sus baños.

    Había preguntado a alguien si sabían donde vivía la morena y se lo habían dicho, así que la metió en un taxi y la dejó segura en su habitación antes de salir hacia su propio apartamento. Y en contra de todos sus deseos, se levantó pronto esa mañana para poder beberse toda al agua de su casa antes de salir directamente hacia la oficina. Había desayunado algo bien salado por el camino, y aunque podía sentir su cabeza martillear, estaba seguro de que no era algo que sus confiables pastillas para la migraña no pudieran eliminar.

    A duras penas se había detenido para comer, y se había pasado el día haciendo las correcciones correspondientes a los artículos que saldrían durante la semana siguiente. No fue hasta que abrieron la puerta de su oficina que se dio cuenta de que tenía que ser una persona productiva. —Vaya por dios ¿qué hora es?— Preguntó, mientras se disculpaba un segundo para poder organizar todo su desorden en algo un poco más presentable y entendible para él cuando llegase al trabajo la mañana siguiente. Tomó su abrigo, y sonrió de manera tímida hacia Sam. Sabía que aquel era un cambio en comparación a lo que la chica había visto, pero el Paul torpe estaba encendido. —Esto... No me había olvidado de la cena, pero he tenido el peor día de la vida.— Y quizá no era la mejor excusa para decir que le había tomado por sorpresa, pero era lo que había.
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    Sáb Dic 03, 2016 10:23 pm
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    Por algún motivo que no llegaba a entender lo notaba algo extraño, pero las montañas de papeles en el escritorio bien atestiguaban todo el trabajo que tenía así que Sam supuso que solo era por eso y se encogió de hombros sin dejar que su sonrisa decayera. Eso era una de las cosas de Sam, ella casi siempre sonreía aunque no le apeteciera. Lo hacía desde pequeña, quizás porque siendo una niña sin apensa talentos sonreír, ser esa “niña contenta” era lo único que tenía.

    - ¿Pues que mejor manera de arreglar un mal día que cenando con tu nueva amiga? Puede que para cuando acabe la cena ya me estés llamando tu mejor amiga. Bueno, ¡qué diablos! Antes del postre me llamarás mejor amiga. -no era una de esas personas que se gastasen todo el sueldo haciendo apuestas, no le gustaba jugar, erra sencillamente una broma.- Venga, ponte el abrigo que quiero ver dónde me vas a llevar. -en cuanto estuvo con el abrigo puesto se agarró a su brazo dispuesta a dejarse guiar. Esa era otra de “las cosas de Sam” ella nunca planeaba nada o se dejaba arrastrar por los planes de los demás o era todo improvisado, lo que podía provocar que acabasen cenando en un McDonals.

    Al salir al pasillo donde algunos ya estaban recogiendo listos para acabar con el día laboral y volver a casa hubo muchas miradas sobre ellos. Del día anterior todo el mundo se acordaba del karaoke, muchos también tenían cara de estar pasando un mal día de resaca, las desventajas de celebrar una fiesta un miércoles, pero las miradas de extrañeza que Sam intuía no eran imaginación suya o cosa de la resaca.- ¿Por qué nos miran tanto? -ella no podía saberlo, pero para el resto de compañeros de la oficina resultaba raro que Paul Sanders saliese antes de su oficina o dos días seguidos.- ¿Es que llevo papel de váter pegado a la suela del zapato? A los catorce años me paso en el instituto, me llevé una decepción, pensaba que me miraban porque por fin me habían salido las tetas, pero no. -se burlaron de ella, por supuesto, pero Sam le dio tan poca importancia que el asunto se olvidó pronto.

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    Sáb Dic 03, 2016 11:49 pm
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    Paul era una persona muy diferente cuando no se encontraba influenciado de ninguna manera por el alcohol. No era un mal diferente, al menos no para él, pero si le costaba bastante poder soltar la lengua con tanta facilidad en comparación a todo lo que era capaz de hacer cuando se encontraba en ese punto en el que el alcohol cosquilleaba de manera divertida por todo su cuerpo. Sin embargo, estaba intentando mostrarse tranquilo en compañía de Sam porque le había prometido que dejaría de ser el desconocido al que le costaba sacarle un saludo en el ascensor. —¿Realmente quieres apostar? Porque puedo ser bastante complicado, y si yo te llamo mejor amiga esperaré que tú hagas lo mismo conmigo.— Comentó, dándose un punto interno porque aquella sonaba como una excelente respuesta para la ocasión.

    —¿Quieres comida rápida? ¿O quieres algo más elegante?— Preguntó mientras hacía lo que la chica le pedía. Se puso el abrigo, y luego salió con ella que se había colgado de su brazo. Intentó no sonrojarse demasiado pero no tenía ningún tipo de control sobre la velocidad a la que la sangre acudía a sus mejillas así que no tuvo más remedio que fingir que no sentía como su cara ardía ante las miradas que caían sobre ellos.

    Agradecía no ser el único que notaba las miradas, porque en muchas ocasiones culpaba a su propia paranoia sobre las cosas cuando empezaba a sentirse tan incómodo al hacer algo. —La gente no suele estar acostumbrada a que yo salga con alguien de la oficina así.— No era como si fuese una cita, ni nada por el estilo. Paul sencillamente no sacaba a ninguna chica a cenar a menos que fuese una actividad de grupo. Por todo lo demás, tenía a sus amigos fuera de ese círculo que le conocían bastante bien como para saber como había que moverse con él, en la oficina no aplicaba la misma lógica. —Estoy convencido de que no tienes papel pegado a ninguna parte, me habría dado cuenta.— Dijo mientras pedía el ascensor y esperaba a que no hubiese nadie que se quedara dentro con ellos de manera incómoda hasta llegar a la primera planta, porque no había nada que detestara más que esos silencios incómodos.
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    Sáb Dic 17, 2016 12:17 pm
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    Su confesión se le hizo algo rara, porque al menos la noche anterior sí que había parecido aquel tipo de persona. Pero como ya estaba comprobando no era exactamente el mismo Paul.- Me fiaré entonces de ti y no me miraré los pies. Que sepas que esto es un gran, grandísimo gesto de confianza. -bromeó de nuevo mientras se metían al ascensor vacío. Sin embargo, cuando las puertas se cerraban alcanzó a ver como Ben iba directo hacia ellos pidiendo que le aguantasen la puerta. Sam, con una sonrisa tensa, hizo justo lo contrario.

    - No te creas que es porque sea mala persona, es que hace unas semanas tuvimos una cita y fue... -no encontrando palabra para expresarlo fingió un escalofrío.- De repente empezó a hablarme de casas y de niños y de si prefería perros o gatos. Fue muy perturbador y lo evito desde entonces. -porque así era ella, en vez de actuar como una mujer adulta y dejarle a Ben las cosas claras prefería ignorarlo y esperar a que se cansara. Así era como ella resolvía todos sus problemas.- ¡Lo siento, Ben, el botón no funciona! -pero para todos estaba claro solo verla que estaba apretando al botón que no era.

    - Y sobre dónde ir a cenar, me da un poco igual. Mientras sirvan alcohol me adaptaré a su comida sin problema. Es uno de mis tantos dones. -las puertas del ascensor volvieron a abrirse, esta vez en la planta baja, y Sam volvió a colgarse del brazo de Paul mientras echaba a andar.- Aunque iría bien que no estuviera demasiado lejos, estos tacones no se han hecho para andar. -lo cierto es que pocos zapatos femeninos estaban hechos para andar según su opinión.- ¿Tienes algún lugar favorito? Si es así me gustaría conocerlo, así te conozco a ti un poco más también.

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    Sáb Dic 24, 2016 4:20 am
    Are you ready?
    Paul sonrió, en realidad estaba haciendo uso de cada onza de confianza dentro de su cuerpo para que la situación no fuera demasiado incómoda. Sabía que Sam había visto algo en él que muy pocos habían visto, así que en ese instante solo podía pensar en que decepcionarla sería lo más estúpido que podría llegar a hacer. Ya le había visto en el modo más vergonzoso, así que no es como si hubiera algo peor para ver. —Si estamos por ser futuros mejores amigos, lo mejor que puedes hacer es confiar en mí.— Dijo, y estuvo a punto de presionar el botón para mantener la puerta abierta para uno de sus compañeros de trabajo, pero su nueva mejor amiga se le adelantó e hizo justo lo contrario.

    Paul se quedó en silencio, pero no pudo evitar ladear la cabeza confundido. Observó al chico corriendo hacia el ascensor con algo de pena, como si en realidad estuviese de acuerdo con la mentira de Sam que indicaba que el botón de apertura se encontraba estropeado hasta que las puertas se cerraron y pudo sentir como empezaban a descender. —¿Y hace cuánto fue eso? Ben puede ser algo… Intenso.— No era la primera vez que se encontraba al borde de pedirle matrimonio a una chica solo porque esta había accedido a salir con él, y en realidad le habría gustado ser amigo de Sam antes para poder advertirle un poco acerca del contexto de esa oficina.

    —Hay un italiano a un par de calles de aquí… No es precisamente mi favorito, pero se acerca y así no pierdes los pies.— Nunca había entendido como las mujeres eran capaces de andar en esos finos tacones, pero tampoco las juzgaba por ello. Era más bien cuestión de una admiración extraña. Llegaron a la parte baja del edificio, el estacionamiento se encontraba allí y Paul tomó su coche, esperando a que Sam subiera también antes de encenderlo y salir de allí. Atravesó las calles hasta llegar al restaurante y buscó en donde estacionar antes de bajarse para abrir la puerta de su acompañante.

    No había hecho reservaciones, pero el sitio nunca se llenaba lo suficiente como para tener que pensar en ese tipo de cosas. Escogió una mesa en el fondo del restaurante, un tanto alejada del resto. —¿Te parece bien? Podemos ir a un lugar diferente si quieres.— Comentó, por más que ya se encontraran sentados y el camarero se estuviera acercando a ellos. No quería que pensara que aquello era demasiado romántico, porque estaban rodeados de pareja y Paul no quería que nadie se llevara la impresión correcta… Él no era tan extraño como Ben.
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    Mar Ene 03, 2017 12:55 pm
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    Se encongió de hombros ante la pregunta.- Quzás hará un par o tres de semanas. -lo cierto es que no había pensado mucho más en ello después de marcharse casi corriendo, sencillamente se había limtiado a evitarlo, como no trabajaban en la misma planta no había sido difícil. E igual que la cita con Ben, allí quedó el tema, al menos por el momento, no tenía ganas tampoco de habalr de ello.

    - ¿Tienes coche? ¡Si lo sé te pido que me lleves a comer cangrejo a la costa! -ella tenía que ir a todos lados andando o con transporte público, o peor, con su vieja bicicleta, por lo que para ella tener coche propio era algo así como la libertad absoluta.

    No le pidió, sin embargo, que lo llevase tan lejos y se conformó fácilmente con el italiano, al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaba la cocina italiana? En el restaurante ni se fijó en las parejas que los rodeaban, por lo que a priori no entendió del todo la sugerencia de Paul de ir a otro lugar si quería.-Esto está bien, no te preocupes. -y poco más pudo decir antes de que el camarero se detuviera frente a su mesa con la perfecta sonrisa y los menús en las manos que Sam rechazó rápidamente.- Yo ya sé lo que voy a querer, unos espaguetis a la boloñesa con esas bolas de carne enormes. -no se cortó un pelo, aquello no era una cita en sí misma y, de serlo, tampoco se habría pedido una ensalada o alguna pijada de esas que pedían algunas chicas para parecer delicadas pero que luego las dejaban muertas de hambre. El camarero se apresuró a apuntar, haciendo malabares con el menú en una mano y la libreta en la otra.- Y para beber, ¿te apetece vino? -recordaba que Paul estaba allí también, lo mínimo era compartir aquella decisión, aunque si él no quería bien podría beberse la botella ella sola.

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    Vie Ene 20, 2017 3:42 pm
    Are you ready?
    Su respuesta explicaba todo, y la verdad era que Paul no tenía más remedio que comprender el motivo por el cual Sam quería huir lejos de toda la situación. Tenía todos los motivos, porque Ben parecía no cansarse hasta recibir un si, y una vez lo recibía no dejaba de moverse hasta continuar haciéndolo. —Eventualmente te dejará ir, cuando encuentre la forma de obsesionarse con alguien más.— En el momento en el que eso ocurriera, dejaría de buscar a Sam porque era siempre el patrón que tomaba cuando empezaba a salir con ellas.

    Sonrió y se encogió de hombros, porque en realidad era un privilegio que se había permitido hace un par de años, porque no podía moverse de un lado a otro como era conveniente. Por eso mismo había comprado el coche, y aunque se había tardado un par de meses en terminar de pagarlo, era suyo. —Si no te cansas de mi y decides que quieres hacer esto una segunda vez, iremos a donde tu quieras.— Aseguró, con una sonrisa un tanto tonta. Usualmente sus amistades en la oficina no duraban lo suficiente como para salir a cenar dos veces en términos cortos de tiempo, mucho menos bajo circunstancias no laborales.

    —Perfecto.— Aunque ya había prometido que la siguiente vez que salieran la llevaría a un lugar diferente, y se conformaba con el hecho de que estaba convencido de que aquello no era una cita. Podía quitarse toda la presión de estar saliendo con alguien de esa manera, porque su cabeza lo hacía más torpe cuando se enfocaba demasiado en eso. —Yo quiero una lasaña mixta. ¿Quieres algún entrante?— Preguntó, a sabiendas de que la forma en la que servían en ese restaurante era más propia de italia que de su país natal. —Vino está bien.— Aseguró, y esperó a que el camarero se marchara con su orden antes de volver su mirada a su acompañante.

    Cuando la vio por primera vez en el ascensor, no se esperaba que acabarían cenando juntos y que se sentiría bien, casi tranquilo, y se estaba aferrando a esa idea para que aquella reunión no fuese incómoda. —¿Por qué decidiste empezar a trabajar en esta compañía?— Preguntó, porque quería hablar de algo, hablar de ella, conocerla un poco mejor dentro de lo que cabía.
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    Jue Feb 09, 2017 10:54 am
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    Se negó a un entrante, quería tener el estómago vacío para el plato de espagueti y las meatballs gigantescas. Así que el camarero asintió y se retiró en silencio directo a la cocina. Otras parejas del restaurante parecían totalmente inmersas en sus conversaciones, ella era la única que los miraba con poco disimulo, tal vez porque era un poco cotilla, o quizás solo una maleducada.

    La pregunta de Paul la atrajo de nuevo a su propia mesa y lo observó unos segundos como si no entendiera lo que le había preguntado, pero pronto recupero la sonrisa y se encogió de hombros.- Porque me gustan las cosas bonitas y se necesita dinero para poder comprarlas. -se encogió de hombros sin darle mucha importancia.- Antes de este trabajo estuve en una peluquería canina, me encantan los perros, pero no soy muy buena consiguiendo que me obedezcan, así que me despidieron a los dos meses. No quisieron pagarme la última semana, por lo que me lo cobré en especias. Por si te interesa tengo como diez litros de jabón para perros en el armario y un montón de galletitas.

    El camarero volvió a acercarse a la mesa, cargado esta vez con una botella de vino. Una vez en la mesa la descorchó y les pasó el tapón para que lo oliesen antes de servirles. En cuanto se marchó, Sam volvió a agarrar la botella y se echó más en su propia copa, casi hasta el borde.- Nunca entenderé porque hacen lo del corcho. Lo importante del vino es el sabor o cómo de rápido puede emborracharte, ¿qué más dará cómo huela el corcho? -dejó ir justo antes de darle un sorbo. Olvidó pronto el tema, pero.

    - ¿Y tú? ¿Por qué trabajar en ese lugar en concreto? Me han dicho que eres muy bueno en tu trabajo, ¿por qué no optar a alguno de los sitios importantes? -la conversación y las preguntas personales salían sola de ella, pero a diferencia de otras veces, Paul le interesaba de verdad.

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    Dom Abr 02, 2017 5:22 pm
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    Podía notar la curiosidad en algunas de las acciones de su acompañante, y la verdad era que mientras ella miraba a sus alrededores, él la miraba a ella. Quizá era un poco confuso para él el hecho de estar con una de sus compañeras de trabajo compartiendo una cena, en especial porque podía ser un tanto torpe para todo lo referente a interacciones sociales, pero quería pensar que de alguna manera podía llevarse a sí mismo a un punto de tranquilidad en el que su incomodidad no se notara demasiado. Además, sus ganas de saber lo que la chica estaba pensando eran demasiado altas como para disimularlo demasiado.

    Sonrió al escuchar su respuesta, y no pudo evitar reírse después porque se daba cuenta de que su respuesta era de lo más honesto que escucharía en mucho tiempo. —Eres de lo que no hay, ¿te lo han dicho alguna vez?— Preguntó mientras negaba con la cabeza, porque resultaba imposible no encontrarle cierta gracia a sus palabras. —Seguro que mi perro imaginario te lo agradecerá.— No le molestaban los animales, de hecho quería alguno, pero estaba convencido de que tendría que esperar antes de poder adoptar al perro que quería en una casa en la que sí pudiera tenerlo.

    Dejó que el camarero siguiera el protocolo antes de ver el vino caer en su copa, y luego sonrió en dirección al hombre a modo de agradecimiento antes de volver su atención a la chica. —La verdad es que no sé mucho de vinos, siempre que quiero parecer educado pido el recomendado de la casa y dejo que me lo describan como si entendiera.— Estaba revelando su pequeño secreto, porque sabía que había un arte importante detrás de aquello y él nunca había podido comprenderlo del todo.

    —Me gusta la edición, pero ascender en la empresa no es fácil y bueno... No es sencillo conseguir trabajo en estos días, la crisis ha llegado a todas partes y todo eso.— Estaba repitiendo lo que escuchaba en las noticias, porque parecía que no era el único afectado por ciertas cosas. —Pero amo mi trabajo, es solo que en ocasiones parece que hago todo lo que los demás no quieren hacer.— Y eso colmaba su paciencia de mil maneras indescriptibles.
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    Mar Abr 25, 2017 11:07 am
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    Sam se encogió de hombros ante el divertido comentario, no era la primera vez que se lo decían, desde luego tampoco la última, pero para ella era algo bueno. A Samantha le gustaba ser diferente al resto, prácticamente se esforzaba por ello.- ¿Qué puedo decir? Los perros me adoran, sobre todo los imaginarios. -le rió la gracia guiñándole un ojo al final.

    - Debe estar bien eso de adorar tu trabajo. -lo envidiaba, como cualquiera atrapado en un trabajo que no le gustaba lo haría. Sin embargo, donde otro se callaría o fingiría Sam fue natural.-Aunque la verdad es que también das un poco de asco, lo sabes, ¿verdad? Quizás por eso te toque hacer las cosas que otros no quieren, un tipo de venganza, ya sabes. -dio un sorbo a su copa de vino mientras le guiñaba de nuevo un ojo, como si de otro modo él no fuera a entender que solo estaba bromeando.

    - Pero si algún día te cansas de ello o se pasan de la raya solo dímelo. Yo les llevo el café a todos y, aunque es un gran poder que conlleva una gran responsabilidad, por ti puedo equivocarme a la hora de echarles azúcar. -si era sincera ya lo había hecho una vez, con Janet de marketing, era una auténtica pesada además de una creída y un día simplemente la había hartado a un nivel en que además de su acostumbrada cucharadita de azúcar y canela, añadió también un buen escupitajo. Pero aquello era uno de sus mayores secretos y todavía no conocía a Paul lo suficiente como para contárselo.

    El camarero llegó entonces con sus platos, depositando el plato enorme de espaguetis que Sam había pedido. Cual niña pequeña agarró el tenedor y el cuchillo dispuesta a empezar a hincarle el diente, por mucho que el humo casi transparente que salía de la pasta indicase claramente que estaba demasiado caliente todavía.

    - La segunda mujer de mi padre era italiana. -soltó de repente mientras empezaba a cortar las bolas de carne y, a continuación, los espaguetis.- Cuando me veía cortando los espaguetis me agarraba la mano y siempre me decía “Ah, ah, los espaguetis no se cortan, se enrollan”. -intentó imitar lo mejor que pudo la voz de Rosa, pero sonó más como un camionero con los pulmones destrozados que como a la mujer que recordaba.- Sé que tenía razón, pero solo por fastidiarla sigo haciéndolo. -y como para dar más énfasis a su relato los cortó de nuevo, todavía más cortos, tanto que quizás sería buena idea pedir una cuchara.

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    Mar Mayo 02, 2017 3:17 am
    Are you ready?
    La verdad de todo aquello era que él no tenía idea en dónde se había metido al empezar a hablar con Samantha, porque no sabía el tipo de persona que era hasta que la había tenido de frente. No podía decir que conocerla fuera negativo, pero se daba cuenta de que la chica era completamente diferente a él… Y no era algo negativo, porque se encontraba a sí mismo enfrentando a un reto al estar con ella. —Y además no te llenan de pelo, empiezo a ver cada veo más ventajas.— Ni siquiera sabía porqué estaba intentando jugar con ella, porque no era precisamente su estilo, pero se estaba esforzando por demostrar que no era el chico retraído detrás de su escritorio todo el tiempo, porque a pesar de lo que daba la impresión, muchas de las cosas que hacía eran ajenas a esa parte de él que todo el mundo creía conocer por más que no demostrara la fotografía completa de lo que él era en realidad.

    Puso los ojos en blanco al escucharla, porque su tono de voz indicaba todo lo contrario a lo que decía. —Me tienen envidia porque sé lo que hago, a diferencia de algunos allí.— Y no lo decía por ella, esperaba que eso estuviera claro, sino por todos los que acababa recibiendo en su oficina porque no tenían idea de lo que significaba corregir estilo y necesitaban de alguien enseñándoles a redactar porque aparentemente ese tipo de artes ya no se enseñan en la universidad.

    Sonrió, porque como si necesitara confirmación de que Samantha realmente no le tenía asco, sus palabras eran lo que necesitaba para confirmarlo. —Te avisaré, aunque ya tengo una lista negra que conservo con cuidado en el cajón derecho del escritorio.— No tenía una lista, porque en realidad si tuviera que añadir todo el trabajo extra que había hecho porque algunos eran incapaces de tomarse la vida en serio seguramente se moriría de asco, y pasaría más tiempo añadiendo nombres que haciendo lo que tenía que hacer.

    Escuchó su historia con una pequeña sonrisa, casi como si le deleitara el hecho de poder conocerla mejor a pesar de que llevasen muy poco tiempo hablando. —¿Y te lo decía con ese mismo acento? Yo me habría sentido asustado.— Le estaba tomando del pelo, porque su intento de imitar había sido completamente fallido. Sin embargo, no había pasado del todo por alto su comentario y tuvo que añadir: —¿Cómo eres capaz de comerlos así? Es más lioso.— Dijo, mientras intentaba cortar sus propios espaguetis con el fin de vivir la experiencia en carne propia como si así fuese a entenderlo todo mejor. El conocimiento empírico también vale, ¿no?
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    Jue Mayo 25, 2017 11:21 am
    Are you ready?
    La chica se tocó la nariz un par de veces en cuanto Paul mencionó, siguiéndole el juego, que la avisaría en caso de ser necesario. No esperaba que participase de aquella manera, de hecho la mayoría de personas que conocía hubiesen castigado su actitud infantil tachándola de guarrada. Probablemente lo era pero, ¿quién no había pensado alguna vez en hacer una cosa así? Todo el mundo lo hacía, otra cosa es que ella fuera la única capaz de atreverse a decirlo en voz alta.

    - Bueno, algo parecido, más femenina y menos camionero ochentero enfermo de cáncer de pulmón. Pero ya ves por dónde voy. -si Rosa la escuchase en ese momento imitándola así, o de cualquier otro modo, probablemente se llevaría un buen coscorrón, era una buena mujer, pero era de ira fácil y mano algo suelta.

    Se llevó una buena cantidad de espaguetis a la boca, cogiéndolos con el tenedor más como si este se tratase de una cuchara.- No se trata de comodidad, si no de demostrar que soy una chica rebelde. -era otra tontería de las suyas, pero le gustaba hacer aquella clase de cosas. Era divertido simplemente y no esperaba nada más que eso.- Llénate la boca con ellos, es como convertirse en un hámster gigante. -la pareja de al lado se lso quedó mirando durante un momento, como quien mira a dos niños tontos. Sam los miró a su vez y tras tragar haciendo todo el ruido posible les sonrió.- Fue así como lo conquisté, con mi cara de hásmster gigante. ¿A qué sí, amor? -volteó de nuevo hacia Paul, esperando que volviera a seguirle el juego.

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