Se rio torpemente porque cualquier persona que lo conociera sabía perfectamente bien que no había manera de que fuera una buena persona con nadie. No hasta ese momento. Antes solía preocuparse solo por sí mismo, dejar que cada uno resolviera sus asuntos de la mejor forma que pudiera, pero definitivamente, no se arrepentía. – Claro, aunque soy un guardaespaldas muy costoso, no sé si podrás pagarme. – Bromeo, manteniendo la sonrisa.

Sus ojos se cerraron ante el beso en la mejilla, abriéndolos al sentir su lejanía y riendo mientras intentaba seguirla de manera torpe. Nunca había sentido el alcohol tanto en su accionar, sentía que corría en cámara lenta por más que intentaba hacerlo rápido para poder alcanzarla, pero termino como se suponía que lo haría, cayéndose al enredarse con una rama. – Maldición. – Gruño por lo bajo ante el golpe, aquello había dolido mucho más de lo esperado. – Eso dolió. – Gruño, quedándose en el piso sin moverse, mala idea correr borracho.

Se había internado dentro del bosque, mirando a uno y a otro lado, le había escuchado ir detrás de ella y aunque en ese momento no escuchaba sus pasos creía que aún estaba detrás, pero unos cinco minutos luego de sentirse demasiado dentro del bosque y sentir tanto silencio y quietud miró hacia atras, y comenzó a desandar su camino, buscando al rubio, en que momento lo había perdido?

Su intención no había sido escapar, sino jugar con él, pero no había funcionado. Quinn vio un bulto en el suelo y corrió hacia él. - Hey, estas.. ? - no alcanzó a terminar su pregunta que ella misma tropezó con el cuerpo del chico y fue a parar sobre él. - Lo siento.. estas bien, Orion? - le preguntó, buscando su rostro en la oscuridad, rogando que se encontrara bien.

Había dolido la caída, claro que sí, pero en aquel momento se sentía en un estado de relajación que simplemente le impedía moverse de nuevo. No recordaba la última vez que se había sentido tan relajado en líneas generales, aunque quisiera negárselo, mucho tenía que ver en aquello que ella estuviera cerca. Quinn era una chica tan…ella, que simplemente lo hacía pensar tonterías la mayor parte del tiempo. La mayor tontería era claramente aquella constante necesidad de tenerla cerca y asegurarse de que estuviera bien.

Sus manos la sostuvieron cuando cayó encima de él, terminando por sonreír torpemente y asintiendo sin dudarlo un momento. – Estoy mejor que nunca. – Dijo con simpleza, porque así lo sentía. Se quedó mirándola por unos momentos y luego, dedicándole una sonrisa, hizo lo que le nació sin pensarlo más, la beso.

Sabía que aquello podría complicarlo todo mil veces más, pero poco le importaba en aquel momento.

El golpe de ella no había sido duro pues el cuerpo de Orion le había salvado. Sus cabellos rubios y su rostro sonrojado por la cercanía, al parecer él estaba bien. "Mejor que bien". De verdad estaba tan ebrió. Ella iba a soltar una pequeña risa cuando él fue más rápido, y le besó los labios.

Qué? Ella se quedo paralizada por un momento, sin entender a que venía eso, era.. era algo impensado, que él chico guapo de Slytherin le besara a ella, la rarita chica trans de Gryffindor.  No pudo corresponderle en un primer momento, solo se quedó sobre él, bastante cohibida. - Yo.. Orion.. creo que estas confundido.. -le dijo, ayudandolo asentarse, con ella. Quinn le quitó las ramas del cabello, acariciandolo. Todo aquello le parecía muy extraño, él estaba borracho y ella, ella sentía deseos de poder devolverle ese beso, pero no se animaba.

Su ceño se frunció cuando se sintió rechazado de alguna manera por ella, porque no le había correspondido el beso y no hacía más que decirle que estaba confundido. Patrañas, podía estar terriblemente borracho, que lo estaba, pero confundido no. En ese momento le importaba una mierda absolutamente todo lo que no fuera ella, ni todo lo que había detrás de esa decisión que había tomado. Estaba sintiendo simplemente, algo impensado para él pero que de repente le gustaba un montón.

La miro torpemente cuando comenzó a quitarle ramas del cabello, negando por sus palabras, aunque algo tarde, iba un poco más lento…un poco más de lo normal. – No estoy confundido ¿No te gusto? – Volvió a fruncir el ceño y casi hizo un puchero bastante torpe, llevando sus manos a la cintura ajena para mantenerla ahí, cerca suyo, por las dudas se le fuera a escapar.

La rubia se abrazó a su cintura, sintiendose completamente cohibida. No había sido su intención rechazar ese beso, pero sentía que era el primero y que él no podía estar actuando con raciosinio.

- No Orion, tu me gustas mucho, pero.. de verdad no estas lo suficientemente borracho como para confundirte? Sería un sueño que no lo estuvieras.. - ella suspiró, sabía que no habían hablado antes de eso, pero.. ni siquiera eran amigos. Ella se acercó un poco para tocar sus labios con los suyos y esconderse en su cuello, dejando que el rubio la abrazara contra él.

Era tan extraño sentir que alguien la aceptaba de esa manera, tan impensable para alguien como ella. - Sabes que antes era un chico, verdad? - le preguntó, casi en un susurro en su oído, completamente vulnerable en esa ocasión.

Cerró los ojos cuando por fin lo beso, sonriendo de lado, él sabía que ella no podía estar rechazándolo de aquella manera así como así. Además no era ciego, sabía que no podía serle indiferente porque era guapo y también porque notaba como ella lo veía. Le había costado un poco todo aquello, un poco bastante, pero en la constante lucha consigo mismo definitivamente había ganado aquello que la rubia le hacía sentir de manera constante. – No lo estoy. – Dijo simplemente, suspirando por cómo se escondió en su cuello y acomodándose en el suelo, contra un árbol sentado y haciendo que ella se sentara sobre sus piernas.

Cerró los ojos ante sus palabras, su diestra acariciando su espalda y asintiendo. – Eres tú, eso es suficiente para mí. – Y si que lo era, nunca nadie lo había hecho sentir así y, en ese momento, le importaba una mierda si era chica chico o un maldito dementor.

El corazón de Quinn estaba desbocado, tenía bastante miedo de que aquello fuera un sueño que de seguro cuando llegase la mañana él iba a volver a rechazarla, como lo había hecho anteriormente, siendo completamente independiente.

Una vez ambos acomodados bajo el árbol la rubia levantó su rostro para mirarle. - Tu me gustas demasiado Orion, no quiero que este momento desaparezca.. - le dijo acariciándole el mentón. Quinn abrazó su cuello y se acomodó sobre él, aquello era un nuevo comienzo, aunque no creía que ni los compañeros de él ni los de ella fuesen a aceptar aquello, seguramente se reirían y ella no quería exponerlo de esa manera.

- Quieres.. quieres que lo mantengamos.. en secreto? - le preguntó porque deseaba saber hasta que punto llegaba el quererla como lo hacia, cualquiera fuera su respuesta ella la respetaría.

Mantenía los ojos cerrados, demasiado cómodo y relajado como para preocuparse por cualquier cosa en ese momento que no fuera que Quinn estuviera cerca suyo. No podía importarle menos el resto del mundo, entendía -como podía dentro de su estado de ebriedad-, que sería algo que tendrían que charlar, pero simplemente no era una prioridad en ese preciso instante. – Creo que no tienes que preocuparte tanto, luego si quieres pensamos en todo lo demás. – Dejo en claro, porque realmente no podía pensar en mucho debido a su estado y también porque no quería empezar a enfadarse porque el resto eran todos unos idiotas sin cerebro.

Dejo un beso en su frente, manteniéndola abrazada a su cuerpo y cerca de él. – Yo estoy bien con lo que tú quieras, lo único que quiero es poder estar contigo así. Lo demás me da igual. – Porque realmente le daba igual, bien sabía que no podía ser lo suficientemente estúpido como para enfrentarse a sus padres hasta que terminara el colegio, pero, lo que pensaran los demás chicos, le daba absolutamente igual. Ella le hacía bien, como nunca nadie lo había hecho y por eso mismo defendería eso que le hacía sentir a cualquier costo.

El corazón de Quinn latía muy rápido mientras se abrazaba al Slytherin en aquel bosque, escuchando sus palabras y quedándose con ellas, todo daba igual si él creía que podía contra todos. La rubia quiso creerle y se apoyó contra su pecho. Algunos pesados pasos se escucharon cerca y ella se sentó alertada, si el guardabosque llegaba a encontrarlos allí y en el estado aquel, estarían en problemas.

- Levántate, es hora de regresar a la realidad príncipe verde.. - le dijo tomando su mano y riendo mientras le ayudaba a ponerse de pie, lo mejor sería entrar al castillo sin que nadie los viera e ir cada uno a su habitación. Estaba segura que le echaría de menos, pero ambos necesitaban un descanso y no meterse en problemas más de lo estrictamente permitido. Quinn le besó en los labios antes de correr hacia la sala común de Gryffindor.

Era como si la gente lo supiera sin que siquiera se lo hubieran dicho, pero de repente algunas de sus compañeras estaban de más interesadas en él. No les prestaba atención, tan poco simpático como era con casi todo el mundo, pero lo inquietaba un poco. Según él, nadie sabía de su relación con Quinn por el simple hecho que aquellos días no habían podido cruzarse mucho en los pasillos. Ambos con tareas y demás cosas para hacer, pero realmente le disgustaba que estuvieran molestándolo, más cuando sabía que todo aquello podía caerle mal a la rubia. Quería que estuviera segura con él, no pensando que podía pasar o no.

Cuando por fin tuvo un rato libre, luego de hacer unos deberes con una de sus compañeras en la biblioteca, fue a buscarla. Cuando pregunto por ella a Gryffindor parecía que estaba por matarlo, por lo que simplemente giro los ojos y siguió su camino hasta que la encontró en los jardines. Demasiado concentrada leyendo, por lo que se acercó y se sentó a su lado, sonriendo levemente, siendo aquella sonrisa la que solo le dedicaba a ella cuando la tenía tan cerca. – Un galeón por tus pensamientos. – Bromeo.

Esa mañana había sido un tanto extraña, sus compañeras de habitación no estaban demasiado de acuerdo con que ella compartiera con ellas, pero por supuesto no se habían negado cuando se lo consultaron, en vez de ello se afanaban en molestarla con tonterías y bromas pesadas. Como aquella que habían dejado en el baño, algunas acromántulas bebé en la ducha cuando ella había ido a por su ducha.

No había dicho nada, estaba acostumbrada y las pobres criaturas no tenían la culpa. Solo salió de allí secándose el cabello mientras las escuchaba parlotear acerca de la nueva adquisición de Margo, un rubio chico de Slytherin, aquello no había pasado desapercibido, pero había demasiados chicos en Sly.

Y por ello se había marchado pronto, su libro bajo el brazo hacia los jardines, por la tarde tendrían Cuidado de Criaturas Mágicas en los límites del bosque. Estaba concentrada en su lectura cuando alguien se acercó y le habló de esa manera, enseguida Quinn levantó la mirada y se quedó tonta al ver esa sonrisa. - Un dólar, eso es muy poco.. - le dijo, jugando con él antes de volver al libro, aunque se apoyó contra su hombro, recargando su cabeza contra el rubio. - Ya creía que no nos veríamos esta semana.. - le dijo, algo ausente, porque si le había extrañado y no sabía lidiar con ello.

Cuando estaba cerca de ella era como si todo en su mente se ordenara y estuviera mejor, no había una explicación clara para sus sentimientos porque coherentemente no la tendría, pero simplemente se dejaba llevar. Le gustaba sentirse así, no podía negarlo, por eso mismo todo seguía su rumbo, aunque su mente en ocasiones quisiera jugarle malas pasadas. No era para nada que sintiera vergüenza por ella, le importaba una mierda lo que pensaran los demás, pero si era raro para él sentir todo aquello de esa manera. Nunca lo había hecho, que la Gryffindor fuera el objeto de su afecto lo inquietaba a veces.

Busco su mano y entrelazo sus dedos, acariciándolos mientras sonreía levemente. – Lo siento, he tenido unos proyectos y los exámenes me están volviendo loco. Mis padres no me permiten un solo fallo con respecto a las asignaturas y realmente no quiero estar soportándolos si me va mal. – Si bien los quería mucho, Orion tenía un carácter particular y no solo en el colegio. – Te he extrañado. – Admitió, sintiendo aquella extraña sensación en su pecho que no podía explicar. – ¿Te han estado molestando? – Cuestiono, por las dudas simplemente. Poco le importaba tener que ir por ahí partiendo cabezas si es que la estaban haciendo pasarla mal.

Quinn suspiró mirando sus manos entrelazadas y no tardó en acomodarse mejor entre sus piernas para poder acurrucarse allí. - Los exámenes, quizás podemos estudiar un poco, se me dan bien las pociones y transformaciones.. - Incluso había hablado bastante con la profesora Macgonagall para poder especializarse en algunas de las ramas de aquella asignatura tan fascinante, que podría abrirle muchas puertas.

No pudo mentir y decirle que no le habían molestado, siempre había alguien que lo hacía, pero ese no era un momento para lamentos porque lo tenía con ella. - Si te digo que no me importan las demás cuando estoy contigo es demasiado cursi.. - le dijo con media sonrisa antes de robarle un beso.

Dos de sus compañeras bajaban por la colina hacia la cabaña del guardabosques, les miraban y hablaban entre si, la Gryffindor ocultó su rostro en el pecho de su pareja, no quería que él tuviera problemas por estar con ella, la chica rara de Gryffindor. Lo último que quería era causarle un mal a él.

Sonrió ante su propuesta, porque bien sabía que ella no necesitaba obligadamente el ayudarlo pero apreciaba que lo hiciera. – Creo que me vendría bien una mano en ambas asignaturas, si bien estoy aprobando todo, necesito alguna ayuda y que me la des tú es lo mejor que puede pasarme. – Bromeo, solo porque pasar tiempo con ella era lo mejor que podía sucederle para pasar más tiempo juntas.

Sentía lo mismo, eso no era algo que pusiera en duda, pero si que no quisiera decirle si alguien la estaba haciendo pasarla mal de alguna manera. – Sabes que a mí tampoco, pero va más allá, si alguien está dañando a mi chica, debo saberlo. - Ni más ni menos que eso, debía saberlo, debía estar segura y tranquila. Desde que habían comenzado a salir, lo único que quería era poder darle aquello que ella le había regalado.

Beso su cabello y se mantuvo abrazándola ante su gesto, ignorando a aquellas chicas hasta que sus murmullos se hicieron muy evidentes. Por lo que, simplemente, se quedó mirándolas con aquella seriedad habitual en él. – ¿Se les perdió algo? – Cuestiono de mala manera, al ver que no dejaban de verlos.

Las Gryffindor no se dejaban amedrentar así nomás, a veces pecaban de bromistas y vanidosas, y esas chicas sabía que lo eran, creían poder llevarse el mundo por delante. Al escuchar al Slytherin tan serio se miraron y se rieron entre cuchicheos.

- Nada que te interese Slytherin..  hasta luego Alexandre.. - le dijeron primero a uno y luego a la otra, llamándola por aquel nombre que había dejado atrás hacía ya algún tiempo pero que aún le martirizaba en algunos momentos.

Ella suspiró, él parecía no tener problemas con ello pero aún así jamás había estado con nadie, saliendo formalmente cómo para no temer que todo podría salir mal. - Alexandre no es mi nombre! - ella infló las mejillas y se levantó con la varita en la mano para hacer levitar a una de sus compañeras, había una chispa de ira en su mirada por cómo le trataban y sus dientes se apretaban con fuerza, quería que esa chica se arrepintiera de lo que había dicho.

No le importaban aquellas chicas en lo absoluto y de hecho hubiera dicho algo más si su chica no se hubiese sobresaltado de aquella manera en mención a su anterior nombre. Entendía que se sentía ofendida cuando le hablaban así, pero no pensó que al punto de querer atacar a una de ellas. No negaría que se sentía algo orgulloso, saber que se defendía así y no dejaba que le jodieran la vida lo dejaba más tranquilo pero tampoco quería que se metiera en problemas. Luego encontraría la forma de hacer que pagaran por aquello.

Se acercó a ella por detrás, poniendo sus manos en su cintura y hablándole al oído, aunque listo para sacar la varita si ellas pensaban atacarla. – Déjala, no vale la pena meterse en problemas por alguien así. – Pidió, no porque la chica le preocupara sino porque sabía que con como estaba todo en Hogwarts lo que menos necesitaban era un problema así. – Vamos a aprovechar mejor el tiempo que tenemos juntos.

Le molestaba tanto que se metieran con su vida, quería tener el poder de pasar de ellas, pero ya habían sido suficiente bromas malintencionadas. Le temblaba la mano que sostenía la varita por la ira que sentía, le temblaba y la chica daba vueltas por los aires hasta que Orion logró tomarla por la cintura y hablarle.

Los ojos celestes de la lluvia habían estallado en lágrimas, todos esos días había pensado en como él podía fijarse en ella, la incertidumbre, la falta de seguridad hacia si misma le estaban jugando una mala pasada, porque deseaba anteponerse.

La dejó caer en la grava tal como le decía su chico y se volteó para abrazarlo. - Esta bien, llévame de aquí.. - no le importaba la próxima clase y tampoco quería recibir un castigo, lo mejor sería que se marcharan de allí.

Lo que menos quería era que ella se metiera en problemas por chicas que no valían la pena, sabía bien que estaban haciendo todo aquello por molestarla y porque evidentemente no lo conocían, se lo terminaría cobrando sin dudarlo, pero entendía perfectamente que aquel no era el momento. Si algo había aprendido de la casa a donde iba, era que a veces la venganza era mejor realizarla cuando nadie la esperaba.

Abrazándola se dirigió con ella a otra parte de los jardines, recargándose en uno de los arboles mientras la sostenía entre sus brazos y dejaba un beso cariñoso en su frente. Realmente toda la situación lo hacía sentir furioso, pero en ese momento ella necesitaba que tuviera más templanza. – Soy el menos indicado para decirlo, pero así solo estas dándoles el gusto. No tienes que hacerles caso, que se mueran con su propio veneno. Que no te importe lo que te digan, si les demuestras que te molesta lo harán peor.

No podía tranquilizarse luego de aquello, aunque Orion le dijese que no valía la pena, que sería peor aún. Quinn se abrazó a su cuello sintiéndose muy pequeña y asustada, como la primera vez que había llegado al colegio en el Expreso y con faldas y el cabello más largo de lo habitual.

- Siento mucho esto, no debería meterte en problemas.. - le dijo porque sabía que él estaba jugándosela al estar con ella, que seguramente se burlarían de él sus compañeros de casa, que las serpientes no dejarían pasar aquello si tenían con que reirse y criticar.

- Adiós Orion.. - le dijo antes de arrodillarse y dejarle un beso en la comisura de los labios antes de desaparecer, necesitaba estar sola, necesitaba desaparecer y dejar de sentirse de esa manera, sin tan solo hubiera nacido como una verdadera chica eso no le pasaría.

Tal vez Orion debería haber pensado un poco mejor la situación, pero su personalidad como siempre marcaba que simplemente no podía hacerlo. Él siempre había hecho lo que había querido, con el permiso o no de sus padres, fue por eso que luego de nochebuena pensó en que Quinn fuera a pasar por lo menos un día con él a la mansión. Pretendía que ella conociera un poco más su vida, que pudieran pasar tiempo juntos lejos del colegio y de toda la mierda que eran los que la juzgaban, se había cobrado una que otra cosa, pero aún quedaban varios pendientes de los que se encargaría luego de que volvieran a clases.

Apenas escucho la puerta no dudo en ser él quien fuera a abrir, siendo bastante extraño ya que no solía hacer absolutamente nada que los elfos domésticos pudieran hacer. Al verla le dedico una sonrisa, sus ojos brillaron, no habían pasado tantos días desde la última vez que la había visto pero la había extrañado. Quinn era realmente lo único que lo hacía sentir bien, alejarse de ella había terminado siendo una tortura. – ¿Pudiste llegar fácil? Creo que mis indicaciones con la lechuza fueron claras. – Bromeo, acercándose y haciéndole un gesto para que pasara.

Al recibir la carta con la invitación de su novio Quinn se había preguntado si era una buena opción y si quería conocer realmente a los padres del chico, quizás jamás podrían aceptarla, estaba segura que su sangre pura realmente fuese muy estricta y ella, ella era todo lo que no se esperaba de una chica para el hijo. Pero Orion había insistido y realmente le extrañaba a rabiar.

Llegó siendo escoltada desde el tren por un mayordomo, se había puesto un vestido de invierno celeste cómodo junto a una chaqueta para pasar las bajas temperaturas y su cabello rubio estaba salpicado de pequeños copos de nieve cuando llegó a la puerta y le sonrió al muchacho.

- He llegado bien.. - le contestó, dejando su pequeña maleta en el suelo para poder abrazarle. - Te he extrañado.. - le dijo a punto de besarlo cuando una mujer mayor carraspeó detrás de ellos y Quinn se separó apenada, mirando a aquella refinada mujer, parándose bien. - Buenas tardes, mi nombre es Quinn, señora Blackerhut? - preguntó, quizás se equivocaba, pero esperaba que no.

Sabía bien que sus padres podían enfadarse con toda la situación, pero mismo por la manera en que lo habían educado no podían esperar que fuera de una manera distinta. Orion había regido su vida por sus reglas, siempre medianamente bajo el manto de sus padres pero en ese momento que estaba haciendo algo que seguramente no les gustaría mucho. No se detenía a pensar en nada más que en lo bien que se sentía cuando estaba con ella, luego podría pensar en las consecuencias de sus actos.

Cuando iba a besarla y su madre carraspeo frunció el ceño, especialmente por la manera en que ella la estaba mirando. Analizándola, odiaba cuando tenía ese tipo de gestos. – Mi novia, Quinn ella es mi madre, Analise Blackerhut. – Las presento escuetamente, mirando fijo a su madre para que cediera. Por lo menos le sonrió y le dio dos besos a modo de saludo. – Es un placer conocerte, Quinn. Nuestro hijo nos ha hablado mucho de ti. – Eso no había pasado, pero agradecía aquella mentira para no hacer todo incómodo. – Iremos a pasear por los jardines, avísanos cuando este la cena. ¿Viene papá? – Cuando su madre asintió simplemente hizo una mueca y tomo la mano de Quinn para que salieran.

Intentaba mantenerse tranquila al ser presentada como la novia de Orion a su madre pero lo cierto es que le temblaban un poco las manos y no fue hasta que la mujer le dijo que había escuchado de ella que realmente pudo respirar y miró al rubio con media sonrisa. - Espero que hayan tenido una feliz navidad señora.. - le dijo antes de salir de la mano del chico hacia los jardines.

- Has sido un poco maleducado, quiero que no se lleven una mala impresión de mi.. - le reprimió, pero luego se abrazó a él acurrucándose como siempre, había extrañado tanto eso en su casa. Y ahora la nieve y el alto Slytherin eran la postal navideña que más había ansiado.

- Como has pasado la luna? - le acarició el rostro, no le gustaba que estuviera solo cuando la luna llena aparecía y él tenía que sufrir tanto.

No dudo en abrazarla con fuerza, sonriendo de lado ante sus palabras y sintiendo que algo que no podía explicar a la perfección invadía su pecho. Ella le daba ese tipo de sensaciones que muy difícilmente lograría explicar con palabras, por eso le gustaba tanto estar a su lado también. – No te preocupes, creo que entenderán que luego de tantos días separados quiera tenerte un momento para mí. – Porque realmente así lo quería, quería tenerla un momento solo para él y poder disfrutar de su compañía.

Se inclinó hacia ella, besando sus labios suavemente por unos momentos sin dudarlo cuando le pregunto por la luna. – Un poco peor que otras veces, supongo que a medida que el tiempo pasa él luchara más por salir. – La poción lo evitaba, pero todos aquellos malestares que venían con la luna llena no, se sentía terriblemente enfermo. – Y peor aún porque no estabas cerca, siempre sabes hacerme sentir mejor.