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Entre la Espada y la Pared
Cuando el amor no conoce de estratas sociales...
Esta es la historia de Elyse Forest una joven de orígenes humildes y que aplico para ser la asistente personal de Jasper un joven CEO de la cadena de Hoteles Rousseau. Su padre recién se retiraba para darle paso a la nueva generación esperando que sus negocios estaba en buenas manos. Aquí es donde se vería cuanto realmente había madurado su hijo. Por otra parte, Elyse obtuvo la oportunidad de su vida, no solo generaría ingresos para su familia. También podría tener la oportunidad de viajar y conocer lugares nuevos. Vivir la experiencia de la glamurosa vida en los hoteles.
Con el tiempo y la constante e inevitable cercanía entre ambos comienza a surgir una atracción entre ambos. Aun cuando los dos provienen de esferas sociales distintas. Pero es esto último una de las principales cosas que provocaran discordia entre ambos. Además de que Jasper no es el ser más maduro y ejemplar que su padre quisiera. El estar viviendo por tanto tiempo en este ambiente lo ha hecho que sea bastante fiestero, irresponsable. Los negocios en realidad seguirían a flote gracias a las gestiones incansables de Elyse quien se toma muy en serio su trabajo. De no ser por ella seguro estaría perdido.
Como en toda historia siempre está la manzana de la discordia. Aneshka Sarka la directora general de ventas y promociones de la compañía. Una mujer que tiene bástate poder en la empresa por controlar como entra y sale el dinero de la misma. La checa siempre le echo el ojo a Jasper y como tuvieron una que otra aventura en el pasado se cree con derechos sobre él. Con la llegada de Elyse se sintió amenazada. Por lo que se encargara de meter veneno en dicha relación.
Con el tiempo y la constante e inevitable cercanía entre ambos comienza a surgir una atracción entre ambos. Aun cuando los dos provienen de esferas sociales distintas. Pero es esto último una de las principales cosas que provocaran discordia entre ambos. Además de que Jasper no es el ser más maduro y ejemplar que su padre quisiera. El estar viviendo por tanto tiempo en este ambiente lo ha hecho que sea bastante fiestero, irresponsable. Los negocios en realidad seguirían a flote gracias a las gestiones incansables de Elyse quien se toma muy en serio su trabajo. De no ser por ella seguro estaría perdido.
Como en toda historia siempre está la manzana de la discordia. Aneshka Sarka la directora general de ventas y promociones de la compañía. Una mujer que tiene bástate poder en la empresa por controlar como entra y sale el dinero de la misma. La checa siempre le echo el ojo a Jasper y como tuvieron una que otra aventura en el pasado se cree con derechos sobre él. Con la llegada de Elyse se sintió amenazada. Por lo que se encargara de meter veneno en dicha relación.
Personajes
Elyse Forest 25 años | Amelia Zadro| Shooting Star | Jasper Rousseau 27 años | Daniel Sharman | Rising Sun |
Cronología
ORIGINAL | ROMANCE/DRAMA | ONE ON ONE | REALISTA
- Code de Posts:
- Código:
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Hace un mes que trabajaba en la cadena de hoteles más importante del país, era un sueño que jamás imagine que iba a lograr, es que se requería tanto para entrar que desde que empecé a trabajar en varios trabajos simples de oficina solo deseaba que alguna vez fuera llamada y seleccionada. Todo fue muy arduo y podía decir que estaba más que feliz con mi nuevo empleo y de nada menos que asistente del jefe de la compañía.
Tengo que reconocer que cuando lo conocí, consideré que era un hombre muy atractivo, pero solo basto que abriera la boca para olvidar todo aquello y desear darme media vuelta para nunca volver. No dejaba de intimidarme, su mirada había ido de arriba hacia abajo, analizándome cada centímetro de mi cuerpo y mordido sus labios. Es como entendí lo que era el acoso laboral.
Estaba cumpliendo mi sueño, así que solo tenía la esperanza que llegara una chica más linda que yo y que desviara la atención en mí. Además que varios rumores corrían que la directora estaba detrás de él, lo que significaba un problema, pues cada vez que se cruzaba conmigo su mirada era como si quisiera mutilarme. Estaba muy dispuesta a conservar este trabajo por todos los medios, tenía que ser profesional, porque la paga era excelente, el triple del sueldo que estaba acostumbrada, así podía darme gustos, ayudar a mi familia, a los gastos personales del apartamento que arrendaba, realmente el dinero seguía sobrando y eso lo comprobé con solo cuando recibí mi primer sueldo, ahora hasta si quería podía viajar, dado que nunca lo había hecho.
Pero había que aguantar a ese insoportable, que parecía notar que para mí no era nada agradable; es que no podía disimularlo y aunque me despidiera, sería triste pero su culpa porque era él quién estaba molestando. ¿Es que acaso creía que podía obtener todo lo que quisiera? Lamentablemente, por cuestiones lógicas, pasábamos mucho tiempo juntos, organizando así sus eventos, reuniones, viajes y ver cómo iba cada hotel. No era un trabajo menor, solo que lo hacía con entusiasmo, por algo me había preparado tanto y lo había salvado de unas cuantas, por lo que no podría decir que no era eficiente.
Esa mañana solo demoré unos minutos y como me gustaba ser puntual, llegué corriendo a la empresa para alcanzar el ascensor, ni me di cuenta que mi cabello iba a desordenado y no había alcanzado a retocar mis labios con rush, tal vez, tendría algo de tiempo para hacerlo en la oficina si es que no ese maldito no notaba mi presencia y me llamaba enseguida, habían días que no tenía descanso.
Entre el elevador e ignorando quién estaba a mi lado, solo noté el número y no me preocupe, porque íbamos al mismo piso, solo saqué un espejo para reflejarme si no lucía tan espantosa, saqué el pintalabios y estaba a punto de retocarlos cuando escuché un carraspeo, miré hacia al lado, sintiendo de inmediato un escalofrío espantoso por toda mi espalda. — ¡Señor Rousseau! Disculpe, no me percaté que estaba en el ascensor — Dije con toda la inocencia del mundo, guardando el pintalabios, mirándolo unos segundos y rogando que este comenzara a subir lo más rápido posible, solo estábamos los dos solos y no me confiaba para nada en sus intenciones.
Tengo que reconocer que cuando lo conocí, consideré que era un hombre muy atractivo, pero solo basto que abriera la boca para olvidar todo aquello y desear darme media vuelta para nunca volver. No dejaba de intimidarme, su mirada había ido de arriba hacia abajo, analizándome cada centímetro de mi cuerpo y mordido sus labios. Es como entendí lo que era el acoso laboral.
Estaba cumpliendo mi sueño, así que solo tenía la esperanza que llegara una chica más linda que yo y que desviara la atención en mí. Además que varios rumores corrían que la directora estaba detrás de él, lo que significaba un problema, pues cada vez que se cruzaba conmigo su mirada era como si quisiera mutilarme. Estaba muy dispuesta a conservar este trabajo por todos los medios, tenía que ser profesional, porque la paga era excelente, el triple del sueldo que estaba acostumbrada, así podía darme gustos, ayudar a mi familia, a los gastos personales del apartamento que arrendaba, realmente el dinero seguía sobrando y eso lo comprobé con solo cuando recibí mi primer sueldo, ahora hasta si quería podía viajar, dado que nunca lo había hecho.
Pero había que aguantar a ese insoportable, que parecía notar que para mí no era nada agradable; es que no podía disimularlo y aunque me despidiera, sería triste pero su culpa porque era él quién estaba molestando. ¿Es que acaso creía que podía obtener todo lo que quisiera? Lamentablemente, por cuestiones lógicas, pasábamos mucho tiempo juntos, organizando así sus eventos, reuniones, viajes y ver cómo iba cada hotel. No era un trabajo menor, solo que lo hacía con entusiasmo, por algo me había preparado tanto y lo había salvado de unas cuantas, por lo que no podría decir que no era eficiente.
Esa mañana solo demoré unos minutos y como me gustaba ser puntual, llegué corriendo a la empresa para alcanzar el ascensor, ni me di cuenta que mi cabello iba a desordenado y no había alcanzado a retocar mis labios con rush, tal vez, tendría algo de tiempo para hacerlo en la oficina si es que no ese maldito no notaba mi presencia y me llamaba enseguida, habían días que no tenía descanso.
Entre el elevador e ignorando quién estaba a mi lado, solo noté el número y no me preocupe, porque íbamos al mismo piso, solo saqué un espejo para reflejarme si no lucía tan espantosa, saqué el pintalabios y estaba a punto de retocarlos cuando escuché un carraspeo, miré hacia al lado, sintiendo de inmediato un escalofrío espantoso por toda mi espalda. — ¡Señor Rousseau! Disculpe, no me percaté que estaba en el ascensor — Dije con toda la inocencia del mundo, guardando el pintalabios, mirándolo unos segundos y rogando que este comenzara a subir lo más rápido posible, solo estábamos los dos solos y no me confiaba para nada en sus intenciones.
Elyse Forest | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Jasper toda su vida atendió todo lo que a querido. Siempre terminando por salirse con la suya. Todo por haber nacido en cuna de oro. Sus padres eran grandes empresarios de la industria hotelera. Por tanto también estaba acostumbrado a siempre andar en ese ambiente de sol, playa y arena. Fiestas y eventos por doquier.
Era por así decirlo, uno de los solteros más codiciados en su ambiente. Ninguna aún había logrado amarrarlo, aún cuando muchas lo llegaron a intentar. Hasta ahora no había visto ninguna chica que generará un interés genuino en él más allá de solo pasar por su cama. Ni siquiera la directora de ventas y promociones de la compañía. La checa juraba que desde que él chico comenzó como CEO de la compañía y tenían que verse más seguido, ya hasta eran algo. Es más, muchas de las que allí trabajan hasta tenían miedo de tan siquiera dirigirse la palabra mientras la mujer estuviera cerca no fuera que luego la agarró en su contra.
La realidad por la que Jasper se había acercado a ella era porque le había convenido tener de su conocimiento y experiencia que a él le faltaba cuando su padre lo puso en el puesto. Aún a sabiendas de qué tal vez no daría la talla. Sin embargo lo que tenía de irresponsable y mujeriego. Lo tenía de astucia para los negocios. Así que por ese lado no le iba tan mal como todos llegaron a pensar. Pero aún le faltaba mucho por recorrer. Aneshka era hermosa y atractiva, pero también un poco más mate que él y muy mandona e irritable. Por lo que de un tiempo para acá el ejecutivo le comenzaba a perder interés y solo la buscaba cuando convenía. Es que no le gustaban las tipas que creían poder mangonear de ese modo.
Como CEO necesitaba una asistencia, o más bien una asistente. Sí, definitivamente preferiría que fuera mujer. Más aún cuando en la entrevista conoció a Elyse al leer su expediente quedó sorprendido. La había marcado como un muy probable sí, entre los candidatos. Pero fue luego de escucharla hablar y sobre todo verla en persona, que dijo... es ella. Inevitable para él que la evaluará de arriba abajo. La encontró una chica hermosa y atractiva. Más que cualquier otra que aquí trabajaba, incluso por encima de la checa. El muchacho era así, aún le falta mucho por aprender. Como el hecho de que no podía actuar en la oficina como lo haría en un bar. Pues hacía demasiado evidente el hecho de que la chica nueva le gustaba. Al punto de que la llegaba a incomodar. Siempre atento a los detalles de cómo lucía.
Hoy Rousseau había bajado un momento a su auto a buscar la billetera que la había dejado allí. Cuando regresó al edificio entró rápido al elevador marcando el número del último piso donde se encontraban las oficinas administrativas. Fue cuando la vio llegar toda apresurada entrando al elevador justo unos minutos antes de la hora de entrada.
Su apariencia parecía también apresurada. Aunque a su parecer igual se veía muy bien como fuera. De todas las chicas la única con la que le estaba contando llamar su atención era ella. Cosa que nunca le había ocurrido y hacía que fuera diferente, aumentaba aún más el interés. Era como un reto para él. Ni siquiera notó que su jefe estaba a su lado cuando sacó el labial y el espejo dentro del elevador. No al menos hasta que Jasper carraspeó llamando su atención. - Vaya, no pensé que fuera de las personas que pasan desapercibidas. - Le comento. Se notaba algo nerviosa. Miró su reloj en la muñeca. - Aún está a tiempo, Srta. Forest. Puede respirar con calma. Así que buenos días - le señaló con una media sonrisa. - Adelante, después de usted. - le dijo antes de salir del elevador. - Le queda... un minuto. Un minuto para retocarse. Yo opino que ni siquiera lo necesita. - porque encontraba que lucía muy bien al natural. - Cuando termine pase por mi oficina. - le añadió inclinándose sobre su escritorio un poco. - Necesito programar unos vuelos. Tengo que estar presente en par de actividades en los otros hoteles. - Le dio una sonrisa con una guiñada. Antes de enderezarse se robó una de las mentas que había en una bandeja en el escritorio y retirarse a su oficina.
Era por así decirlo, uno de los solteros más codiciados en su ambiente. Ninguna aún había logrado amarrarlo, aún cuando muchas lo llegaron a intentar. Hasta ahora no había visto ninguna chica que generará un interés genuino en él más allá de solo pasar por su cama. Ni siquiera la directora de ventas y promociones de la compañía. La checa juraba que desde que él chico comenzó como CEO de la compañía y tenían que verse más seguido, ya hasta eran algo. Es más, muchas de las que allí trabajan hasta tenían miedo de tan siquiera dirigirse la palabra mientras la mujer estuviera cerca no fuera que luego la agarró en su contra.
La realidad por la que Jasper se había acercado a ella era porque le había convenido tener de su conocimiento y experiencia que a él le faltaba cuando su padre lo puso en el puesto. Aún a sabiendas de qué tal vez no daría la talla. Sin embargo lo que tenía de irresponsable y mujeriego. Lo tenía de astucia para los negocios. Así que por ese lado no le iba tan mal como todos llegaron a pensar. Pero aún le faltaba mucho por recorrer. Aneshka era hermosa y atractiva, pero también un poco más mate que él y muy mandona e irritable. Por lo que de un tiempo para acá el ejecutivo le comenzaba a perder interés y solo la buscaba cuando convenía. Es que no le gustaban las tipas que creían poder mangonear de ese modo.
Como CEO necesitaba una asistencia, o más bien una asistente. Sí, definitivamente preferiría que fuera mujer. Más aún cuando en la entrevista conoció a Elyse al leer su expediente quedó sorprendido. La había marcado como un muy probable sí, entre los candidatos. Pero fue luego de escucharla hablar y sobre todo verla en persona, que dijo... es ella. Inevitable para él que la evaluará de arriba abajo. La encontró una chica hermosa y atractiva. Más que cualquier otra que aquí trabajaba, incluso por encima de la checa. El muchacho era así, aún le falta mucho por aprender. Como el hecho de que no podía actuar en la oficina como lo haría en un bar. Pues hacía demasiado evidente el hecho de que la chica nueva le gustaba. Al punto de que la llegaba a incomodar. Siempre atento a los detalles de cómo lucía.
Hoy Rousseau había bajado un momento a su auto a buscar la billetera que la había dejado allí. Cuando regresó al edificio entró rápido al elevador marcando el número del último piso donde se encontraban las oficinas administrativas. Fue cuando la vio llegar toda apresurada entrando al elevador justo unos minutos antes de la hora de entrada.
Su apariencia parecía también apresurada. Aunque a su parecer igual se veía muy bien como fuera. De todas las chicas la única con la que le estaba contando llamar su atención era ella. Cosa que nunca le había ocurrido y hacía que fuera diferente, aumentaba aún más el interés. Era como un reto para él. Ni siquiera notó que su jefe estaba a su lado cuando sacó el labial y el espejo dentro del elevador. No al menos hasta que Jasper carraspeó llamando su atención. - Vaya, no pensé que fuera de las personas que pasan desapercibidas. - Le comento. Se notaba algo nerviosa. Miró su reloj en la muñeca. - Aún está a tiempo, Srta. Forest. Puede respirar con calma. Así que buenos días - le señaló con una media sonrisa. - Adelante, después de usted. - le dijo antes de salir del elevador. - Le queda... un minuto. Un minuto para retocarse. Yo opino que ni siquiera lo necesita. - porque encontraba que lucía muy bien al natural. - Cuando termine pase por mi oficina. - le añadió inclinándose sobre su escritorio un poco. - Necesito programar unos vuelos. Tengo que estar presente en par de actividades en los otros hoteles. - Le dio una sonrisa con una guiñada. Antes de enderezarse se robó una de las mentas que había en una bandeja en el escritorio y retirarse a su oficina.
Jasper Rousseau | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Debí suponer que sería un mal día, desde el momento que me levanté 10 minutos tarde de lo que acostumbraba, ahora estaba en el ascensor, y como iba tan apurada ni cuenta me di de quién se trataba, mala idea. Uno tenía que ser atenta y observar con quién te cruzabas, porque ese carraspeo resultó ser de nadie menos que mi jefe. Mala suerte.
Había quedado como mal educada frente a él, cuando sobre la misma, trataba de llevar una relación cordial con él al trabajar mucho tiempo a solas y juntos. Como sentí vergüenza, trate por todos los medios de no ponerme colorada y volví la mirada hacia el rubio cuando comenzó hablar. Por supuesto, no pensaba quedarme callada— Venía muy distraída y apresurada, Señor Rousseau. Por educación sí lo hubiera saludado si me percato de su presencia.— Al menos no se había mofado de eso, que hizo tranquilizarme un poco aunque tal como pensé ese momento de tranquilidad solo duró un instante. — Buenos días, Señor Rousseau ¿Cómo se encuentra hoy? — Pregunté porque el ascensor demoraría en subir así que me quedaba un buen rato en ese tonto. Pobre de mí, menos mal que este subió rápido y entró más gente.
Cuando llegamos al sector de nuestras oficinas, tuve que asentir esperando que no se atreviera a mirar mi trasero porque iba con la típica falda formal, perfectamente podía pasar después, pero también se podía tomar como un gesto de educación. Escuché su comentario y voltee mi cabeza. — Que sean dos, por favor. — Dije ignorando por completo el elogio que lucía bien sin maquillaje, igual sabía que tendría que ser simple porque por lo general usaba más minutos para este trabajo, donde sí tenías que tener presencia, en casa era todo lo contrario.
— Entendido, ahí estaré — Me dirigí al baño a retocarme los labios y ponerme algo de base y rímel, demorando un minuto y medio. Fui con rapidez, hacía la oficina que estaba muy cerca a la mía, donde toque la puerta, llevaba ya la carpeta en las manos. No habíamos coordinado viajes hasta ahora al menos no me había tocado asistir y eso era mucho mejor porque estaría ausente por unos días.
Cuando escuché su adelante, fue recién que pase, me quede de pie esperando que me permitiera sentarme en mi sitio.— Está bien, ya estoy aquí. — Comenté con esa expresión seria que destacaba cuando estaba con él — ¿Para qué días necesita programar los vuelos? — Dije con la computadora lista para acceder así al internet, y yo que pensaba que tenía avión privado, pero suponía que claramente se debía hacer todo con anticipación.
Era un hombre que en definitiva tenía que viajar mucho y genial, porque eso significaba que no estaría. Seguiría al pie de la letra lo que él diría. Sin perderme ni un solo detalle, habían detalles que debía aprender pero con práctica todo se daba rápido. Solté otro suspiro y lo quedé mirando, era muy cansador pasar mucho tiempo con él, era un maldito creído que ni siquiera podía sonreír, claramente también me había dado cuenta de su guiñada intencional.
Había quedado como mal educada frente a él, cuando sobre la misma, trataba de llevar una relación cordial con él al trabajar mucho tiempo a solas y juntos. Como sentí vergüenza, trate por todos los medios de no ponerme colorada y volví la mirada hacia el rubio cuando comenzó hablar. Por supuesto, no pensaba quedarme callada— Venía muy distraída y apresurada, Señor Rousseau. Por educación sí lo hubiera saludado si me percato de su presencia.— Al menos no se había mofado de eso, que hizo tranquilizarme un poco aunque tal como pensé ese momento de tranquilidad solo duró un instante. — Buenos días, Señor Rousseau ¿Cómo se encuentra hoy? — Pregunté porque el ascensor demoraría en subir así que me quedaba un buen rato en ese tonto. Pobre de mí, menos mal que este subió rápido y entró más gente.
Cuando llegamos al sector de nuestras oficinas, tuve que asentir esperando que no se atreviera a mirar mi trasero porque iba con la típica falda formal, perfectamente podía pasar después, pero también se podía tomar como un gesto de educación. Escuché su comentario y voltee mi cabeza. — Que sean dos, por favor. — Dije ignorando por completo el elogio que lucía bien sin maquillaje, igual sabía que tendría que ser simple porque por lo general usaba más minutos para este trabajo, donde sí tenías que tener presencia, en casa era todo lo contrario.
— Entendido, ahí estaré — Me dirigí al baño a retocarme los labios y ponerme algo de base y rímel, demorando un minuto y medio. Fui con rapidez, hacía la oficina que estaba muy cerca a la mía, donde toque la puerta, llevaba ya la carpeta en las manos. No habíamos coordinado viajes hasta ahora al menos no me había tocado asistir y eso era mucho mejor porque estaría ausente por unos días.
Cuando escuché su adelante, fue recién que pase, me quede de pie esperando que me permitiera sentarme en mi sitio.— Está bien, ya estoy aquí. — Comenté con esa expresión seria que destacaba cuando estaba con él — ¿Para qué días necesita programar los vuelos? — Dije con la computadora lista para acceder así al internet, y yo que pensaba que tenía avión privado, pero suponía que claramente se debía hacer todo con anticipación.
Era un hombre que en definitiva tenía que viajar mucho y genial, porque eso significaba que no estaría. Seguiría al pie de la letra lo que él diría. Sin perderme ni un solo detalle, habían detalles que debía aprender pero con práctica todo se daba rápido. Solté otro suspiro y lo quedé mirando, era muy cansador pasar mucho tiempo con él, era un maldito creído que ni siquiera podía sonreír, claramente también me había dado cuenta de su guiñada intencional.
Elyse Forest | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Jasper era un chico con un ego hasta el techo. Sabía que era atractivo y deseado por las mujeres. Por lo que solía tener esa actitud de casanova. Así que aún dentro de la empresa solía ser de la misma forma. Aunque quizás no de forma tan exagerada. Teniendo a Elyse como su nueva asistente personal lo había entusiasmado porque no había visto una chica más hermosa dentro de la compartían. Sabía que sus colegas de la industria hotelera sentirán envidia de su persona ahora que fueran a la convencion hotelera del mediterráneo la cual se ofrecería este año en uno de sus hoteles que estaba en la zona.
El rubio aún no le había anuncio a la chica que debía de acompañarlo ese fin de semana. Claro igual asumía que era algo que no le debería de sorprender pues era parte de su trabajo.
Para desgracia de Forest había entrado tan enfocada en llegar y arreglarse al elevador que pasó por alto la presencia de su jefe. Claro, eso le puede pasar a cualquiera y él había notado el porqué no lo vio. Solo que igual no pudo evitar soltar aquel comentario. La notaba nerviosa. ¿Tanto miedo le tenía? Rousseau más bien quería tener su atención, más allá de lo laboral. La chica de verdad le fascinaba de una forma distinta a las demás. No sabía por qué. Quizás porque estaba acostumbrado a las niñas ricas y malcriadas. Pero Elyse era todo lo contrario y eso le encantaba. Además para malcriado él. ¿No? - Yo muy bien gracias. Mucho mejor que sé que llego hoy a trabajar. - le aseguro.
El podía ser bastante sutil. Con un mismo acto de caballerosidad la había dejado salir antes que él del elevador. Cosa que al mismo tiempo le permitió darle una sutil ojeada a su trasero adornado por aquella falda que le sentaba de maravilla.
-Bien. Ni uno más. Solo porque es la primera vez. Por él no había problema, si no fuera por el código de vestimenta, que su padre creo, no él; podrían lucir más naturales e incluso atuendos menos formales. Pero bueno, era parte de la marca. Además estaba consciente de que no todas sus empleadas podían darse el lujo de una apariencia al natural tan impecable como la de Elyse.
El chico se encontraba sentado en su escritorio con los pies sobre el mismo y rebotando una pelota de goma contra la pared mientras esperaba. Sabía que le había dado dos minutos pero en realidad esperaba que fueran menos. Pues podía ser igual un poco impaciente. Dejó caer la pelota cuando la chica al fin cruzó la puerta justo 30 segundos antes de los dos minutos. Jasper sonrió y le señaló la silla. - Puedes sentarte. - llevó su mano a su barbilla cuando le hizo la pregunta. - Bueno, el primero es para este fin de semana. - aun cuando tuviera avión privado debían de hacer reservación pues por más privado que fuera el avión, el aeropuerto no le pertenecía como para ir y venir en la pista de aterrizaje como le placiera. - El mismo sería para Rabat, Marruecos. El hotel que tenemos allí será sede de una convención importante y debo estar presente durante todo ese fin de semana. - le explicaba. - Y el otro viaje sería para visitar el hotel que tenemos en construcción en Lisboa, en Portugal. Este último será un viaje de un día y una noche, y regresamos después de eso. - sí, dijo regresamos en plural.
- Oh sí, quiero... no, necesito que me acompañes durante esos viajes. Así que ve haciendo las gestiones que debas hacer, pero te quiero conmigo ese día en el aeropuerto... Puntual. - eso no estaba a discusión para Jasper, así que esperaba que no quisiera objetar. - ¿Alguna pregunta? ¿Duda? - le pregunto antes de darle la buena noticia de que... bueno tal vez no tan buena en la perspectiva de la chica, de que debía de quedarse un buen rato a su lado ayudándolo con un discurso motivacional para los empleados. No era bueno con eso, para nada. Si fuera para ganar un negocio ahí se pintaba solo... pero para esto no. Así que la ayuda de Elyse era imprescindible.
El rubio aún no le había anuncio a la chica que debía de acompañarlo ese fin de semana. Claro igual asumía que era algo que no le debería de sorprender pues era parte de su trabajo.
Para desgracia de Forest había entrado tan enfocada en llegar y arreglarse al elevador que pasó por alto la presencia de su jefe. Claro, eso le puede pasar a cualquiera y él había notado el porqué no lo vio. Solo que igual no pudo evitar soltar aquel comentario. La notaba nerviosa. ¿Tanto miedo le tenía? Rousseau más bien quería tener su atención, más allá de lo laboral. La chica de verdad le fascinaba de una forma distinta a las demás. No sabía por qué. Quizás porque estaba acostumbrado a las niñas ricas y malcriadas. Pero Elyse era todo lo contrario y eso le encantaba. Además para malcriado él. ¿No? - Yo muy bien gracias. Mucho mejor que sé que llego hoy a trabajar. - le aseguro.
El podía ser bastante sutil. Con un mismo acto de caballerosidad la había dejado salir antes que él del elevador. Cosa que al mismo tiempo le permitió darle una sutil ojeada a su trasero adornado por aquella falda que le sentaba de maravilla.
-Bien. Ni uno más. Solo porque es la primera vez. Por él no había problema, si no fuera por el código de vestimenta, que su padre creo, no él; podrían lucir más naturales e incluso atuendos menos formales. Pero bueno, era parte de la marca. Además estaba consciente de que no todas sus empleadas podían darse el lujo de una apariencia al natural tan impecable como la de Elyse.
El chico se encontraba sentado en su escritorio con los pies sobre el mismo y rebotando una pelota de goma contra la pared mientras esperaba. Sabía que le había dado dos minutos pero en realidad esperaba que fueran menos. Pues podía ser igual un poco impaciente. Dejó caer la pelota cuando la chica al fin cruzó la puerta justo 30 segundos antes de los dos minutos. Jasper sonrió y le señaló la silla. - Puedes sentarte. - llevó su mano a su barbilla cuando le hizo la pregunta. - Bueno, el primero es para este fin de semana. - aun cuando tuviera avión privado debían de hacer reservación pues por más privado que fuera el avión, el aeropuerto no le pertenecía como para ir y venir en la pista de aterrizaje como le placiera. - El mismo sería para Rabat, Marruecos. El hotel que tenemos allí será sede de una convención importante y debo estar presente durante todo ese fin de semana. - le explicaba. - Y el otro viaje sería para visitar el hotel que tenemos en construcción en Lisboa, en Portugal. Este último será un viaje de un día y una noche, y regresamos después de eso. - sí, dijo regresamos en plural.
- Oh sí, quiero... no, necesito que me acompañes durante esos viajes. Así que ve haciendo las gestiones que debas hacer, pero te quiero conmigo ese día en el aeropuerto... Puntual. - eso no estaba a discusión para Jasper, así que esperaba que no quisiera objetar. - ¿Alguna pregunta? ¿Duda? - le pregunto antes de darle la buena noticia de que... bueno tal vez no tan buena en la perspectiva de la chica, de que debía de quedarse un buen rato a su lado ayudándolo con un discurso motivacional para los empleados. No era bueno con eso, para nada. Si fuera para ganar un negocio ahí se pintaba solo... pero para esto no. Así que la ayuda de Elyse era imprescindible.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Sabía que las relaciones de jefes con empleadas o lo que fuera, era solo juego y quizás fuego. Nada más. Consideraba que era un chico tóxico y mimado que no era para nada mi gusto, por mi relación pasada, no iba a entrar a una historia así por mucho que se la jugara, los chicos coquetos estaban descartados y mucho más porque era mi jefe, por lo que relación iba solo meramente a lo profesional para mi. No se había lanzado de manera más atrevida pero si lo llegaba hacer, yo iba a dejarle las cosas bastante claras, no era una chica tímida que se dejara pasar a llevar por nada del mundo.
Por eso mismo, no tomaba en cuenta por nada sus elogios, manteniendo una expresión neutral e incluso de incomodidad. ¿Es qué acaso no notaba que no era agradable para mi? ¡Estaba poniendo en riesgo mi trabajo! Lamentaba que quisiera algo conmigo solo porque eso deseaba y nada más, no me compraría el cuento que se había enamorado de mi a primera vista, porque iban a resultar muchas falacias, quizás cuantas veces había hecho lo mismo con varias mujeres inocentes o aprovechadores que se ilusionaban que les iba a dar todo y luego las dejaba.
Había entrado a la oficina y no pude detestar más su presencia creída, como si quisiera hacerse el bonito y listo conmigo. Ponía siempre mi expresión más neutral y ya en la oficina solo me convertía en su asistente personal que debía tener todo planificado para los eventos, reuniones, viajes que solía tener todo el tiempo al ser un jefe tan importante en la empresa de cadenas hoteleras.
Empezaba hablar y escuchaba cada palabra con atención, buscando la página del aeropuerto donde generalmente partía. — Si, tengo todo apuntado para aquella convención solo faltaba la fecha, así que reservare de inmediato. — Marruecos debía ser un lugar maravilloso que solo había visto en revistas y algún libro de historia, en alguna serie, y los paisajes eran divinos. Me perdí en aquellos pensamientos mientras anotaba sus datos de memoria en la computadora donde seguro su avión iba a estar a disposición.
— ¿Y el de Lisboa? ¿Qué día es? — Cuestione con rapidez, porque si era cercano podía hacer las dos reservaciones, generalmente se quedaba en su hotel, pero en último estaba en construcción. Escribía y escribía, viendo los hoteles de su gusto para reservar también, hasta que salió con aquel comentario que hizo que alzara la vista y que seguramente enunciaba: ¿Es necesario que yo vaya?
Porque los viajes no empezarían hasta los tres meses, sí, era su asistente pero llevaba apenas un mes y podría decirse que aún estaba en periodo de prueba, iba bien pero según el contrario a los tres meses, aún así no dije nada y solo me lo quede mirando. Era trabajo, por lo que no me quedaba otra opción, solté un suspiro. — Está bien, Señor. — Aunque en dicha forma mi mirada era de regaño y de molestia, tenía el presentimiento que tenía otras intenciones y no solo por trabajo.
— Solo hay un problema, Señor Rousseau — Dije ante sus palabras que ya podía hacer preguntas y dudas. Pues lo había dejado más bien como un mandato antes de sugerir que sí podía o no. — Según el contrato, yo debería ya viajar pasando los tres meses laborales aquí, y solo llevo uno, no tengo ningún problema en ir, pero...— Lo seguí mirándolo a los ojos de forma intimidante para que se diera cuenta que no iba a conseguir nada más que algo profesional con esto. —... aún no he sacado mi pasaporte y dudo que pueda asistirlo el fin de semana. — Exclamé. Teniendo la esperanza que cambiara de idea, lamentablemente igual el fin de semana era mío, donde solía juntarme con mi familia y eso me resultaba mucho mejor plan que ir a una de sus convenciones en hoteles. Esperaba que finalmente se negará y de verdad, iba a quedar mucho más tranquila.
Por eso mismo, no tomaba en cuenta por nada sus elogios, manteniendo una expresión neutral e incluso de incomodidad. ¿Es qué acaso no notaba que no era agradable para mi? ¡Estaba poniendo en riesgo mi trabajo! Lamentaba que quisiera algo conmigo solo porque eso deseaba y nada más, no me compraría el cuento que se había enamorado de mi a primera vista, porque iban a resultar muchas falacias, quizás cuantas veces había hecho lo mismo con varias mujeres inocentes o aprovechadores que se ilusionaban que les iba a dar todo y luego las dejaba.
Había entrado a la oficina y no pude detestar más su presencia creída, como si quisiera hacerse el bonito y listo conmigo. Ponía siempre mi expresión más neutral y ya en la oficina solo me convertía en su asistente personal que debía tener todo planificado para los eventos, reuniones, viajes que solía tener todo el tiempo al ser un jefe tan importante en la empresa de cadenas hoteleras.
Empezaba hablar y escuchaba cada palabra con atención, buscando la página del aeropuerto donde generalmente partía. — Si, tengo todo apuntado para aquella convención solo faltaba la fecha, así que reservare de inmediato. — Marruecos debía ser un lugar maravilloso que solo había visto en revistas y algún libro de historia, en alguna serie, y los paisajes eran divinos. Me perdí en aquellos pensamientos mientras anotaba sus datos de memoria en la computadora donde seguro su avión iba a estar a disposición.
— ¿Y el de Lisboa? ¿Qué día es? — Cuestione con rapidez, porque si era cercano podía hacer las dos reservaciones, generalmente se quedaba en su hotel, pero en último estaba en construcción. Escribía y escribía, viendo los hoteles de su gusto para reservar también, hasta que salió con aquel comentario que hizo que alzara la vista y que seguramente enunciaba: ¿Es necesario que yo vaya?
Porque los viajes no empezarían hasta los tres meses, sí, era su asistente pero llevaba apenas un mes y podría decirse que aún estaba en periodo de prueba, iba bien pero según el contrario a los tres meses, aún así no dije nada y solo me lo quede mirando. Era trabajo, por lo que no me quedaba otra opción, solté un suspiro. — Está bien, Señor. — Aunque en dicha forma mi mirada era de regaño y de molestia, tenía el presentimiento que tenía otras intenciones y no solo por trabajo.
— Solo hay un problema, Señor Rousseau — Dije ante sus palabras que ya podía hacer preguntas y dudas. Pues lo había dejado más bien como un mandato antes de sugerir que sí podía o no. — Según el contrato, yo debería ya viajar pasando los tres meses laborales aquí, y solo llevo uno, no tengo ningún problema en ir, pero...— Lo seguí mirándolo a los ojos de forma intimidante para que se diera cuenta que no iba a conseguir nada más que algo profesional con esto. —... aún no he sacado mi pasaporte y dudo que pueda asistirlo el fin de semana. — Exclamé. Teniendo la esperanza que cambiara de idea, lamentablemente igual el fin de semana era mío, donde solía juntarme con mi familia y eso me resultaba mucho mejor plan que ir a una de sus convenciones en hoteles. Esperaba que finalmente se negará y de verdad, iba a quedar mucho más tranquila.
Elyse Forest | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Todo el mundo sabía que había muchos que señalaban las relaciones de jefe y empleada. No solían verse con buenos ojos, en especial si se trataba del jefe más alto de la empresa y peor aún, el hijo del dueño de la misma. Si a eso le sumamos la reputación que tenía Rousseau con las mujeres, era un más difícil creer que sus acercamientos hacia Elyse eran puramente por un interés inocente. No lo era, él mismo lo sabía. La morena era la chica más bella que había en la empresa en estos instantes, y para él era como ese objetivo a conseguir. Más aún cuando la muchacha se veía que no era un hueso fácil de roer. Le estaba saliendo difícil la muchacha, no era de estas que con solo mirarla ya caía rendida a sus pies como solía estar acostumbrado. Cosa que para Jasper hacía todo más interesante, restante y sin tan siquiera darse cuenta de ello, su asistente comenzaba a ganarse un interés por su parte, de una forma más allá de la mera atracción. Solo que ahora no lo veía. En estos momentos la veía como esa chica a la que, de forma sutil, buscaría como conquistar.
Por supuesto que no taba como evadía cuál si se tratara de la película de Matrix, sus elogios. Como si se sintiera comprometida, si reaccionaba a ellos. Pero eso al chico no lo desanimaría. Al contrario, como había dicho, hacía que llamara aún más su atención. No se trataba de una chica fácil, más bien de una que realmente valía la pena intentarlo. Quien sabe, tal vez hasta encontraba la que le echará la soga al cuello como deseaba su madre. Nunca sé sabia.
A diferencia de otros ejecutivos, incluyendo a los directores de departamentos de su propia empresa que se vivían estresados, Jasper iba a trabajar siempre todo relajado, haciendo sus cosas sí, pero con su santísima calma y dando prioridad precisamente a lo que fuera de urgencia. Por eso era raro que lo vieran estresado. Eso sí, cuando sí lo hacía era mejor esconderse, porque cuando las cosas no salían como debían comenzaban los jalones de orejas y no le temblaba la mano con ello. - Perfecto excelente, así me gusta.- con Elyse no tenía problemas en esos aspectos porque solía siempre estar hasta adelantada a lo que le pediría. En lo único que pareció ser él quien se le adentrara era en darle la noticia de que lo acompañaría en el viaje. - El viaje a Lisboa sería el jueves de la siguiente y ya viernes estamos de vuelta. - le explico. Era lo que pasaba cuando tenías hoteles regados por varios continentes. Había que estar atentos a ellos y haciendo viajes constantemente, pues nunca era lo mismo que verlos de manera virtual.
Bien inesperada fue para su asistente la noticia, un cuando Rousseau pensaba que no le iba a tomar tanto por sorpresa. El CEO se detuvo a escuchar la inquietud de la chica, prestando atención a todo lo que le decía. - Oh, ni te preocupes por ello. Puedes estar tranquila. Un porque recuerda que soy el jefe de todos, incluyendo a los de recursos humanos. - así que si a él le salía de buen sitio dejarla hacer esos viajes desde ya podía hacerlo. Carajo, podía hasta darle la permanencia si le daba la gana. Pero tampoco iba a ser tan evidente, aunque siendo sinceros con ella se hubiera podido jugar esa carta fácil, porque dejando aun lado lo mucho que gustaba y fascinaba, hacía excelentemente bien su trabajo, así que no sería solo por su cara bonita, sino también por su calidad de trabajo y desempeño. - Además, yo definitivamente necesito de mi asistente conmigo o de lo contrario serán muchas cosas las que se me pueden escapar. - comento, y si le había ocurrido en otras ocasiones. Por suerte había podido resolver, pero era algo tedioso.
Con su mano en la barbilla puso una expresión de sorpresa al escuchar lo del pasaporte. Alzo una ceja, quería pensar que no eran solo excusas para no ir con él. Ya o descubriría luego de lo que tenía que decirle. - Haber comenzado por ahí, apenas hoy es lunes, es tiempo suficiente. Al menos tiempo suficiente sí lo tramitamos con la ayuda de un amigo mío del ministerio público. Así que tranquila, no vas a tener problemas con ello. - Jasper le buscaba solución rápida. - Velo de este modo, aunque es viaje de trabajo es por la zona turística. Así que podrás decir que conociste Maruecos y Portugal. Créeme, es una oportunidad única. - aseguro, esperando su respuesta. - ¿Así que me dices? ¿Cuento contigo? - le decía buscando persuadirla, pues igual sabia que no podía ponerse perro a decir vas y punto. Tampoco quería espantará así, mejor era usar la labia.
Por supuesto que no taba como evadía cuál si se tratara de la película de Matrix, sus elogios. Como si se sintiera comprometida, si reaccionaba a ellos. Pero eso al chico no lo desanimaría. Al contrario, como había dicho, hacía que llamara aún más su atención. No se trataba de una chica fácil, más bien de una que realmente valía la pena intentarlo. Quien sabe, tal vez hasta encontraba la que le echará la soga al cuello como deseaba su madre. Nunca sé sabia.
A diferencia de otros ejecutivos, incluyendo a los directores de departamentos de su propia empresa que se vivían estresados, Jasper iba a trabajar siempre todo relajado, haciendo sus cosas sí, pero con su santísima calma y dando prioridad precisamente a lo que fuera de urgencia. Por eso era raro que lo vieran estresado. Eso sí, cuando sí lo hacía era mejor esconderse, porque cuando las cosas no salían como debían comenzaban los jalones de orejas y no le temblaba la mano con ello. - Perfecto excelente, así me gusta.- con Elyse no tenía problemas en esos aspectos porque solía siempre estar hasta adelantada a lo que le pediría. En lo único que pareció ser él quien se le adentrara era en darle la noticia de que lo acompañaría en el viaje. - El viaje a Lisboa sería el jueves de la siguiente y ya viernes estamos de vuelta. - le explico. Era lo que pasaba cuando tenías hoteles regados por varios continentes. Había que estar atentos a ellos y haciendo viajes constantemente, pues nunca era lo mismo que verlos de manera virtual.
Bien inesperada fue para su asistente la noticia, un cuando Rousseau pensaba que no le iba a tomar tanto por sorpresa. El CEO se detuvo a escuchar la inquietud de la chica, prestando atención a todo lo que le decía. - Oh, ni te preocupes por ello. Puedes estar tranquila. Un porque recuerda que soy el jefe de todos, incluyendo a los de recursos humanos. - así que si a él le salía de buen sitio dejarla hacer esos viajes desde ya podía hacerlo. Carajo, podía hasta darle la permanencia si le daba la gana. Pero tampoco iba a ser tan evidente, aunque siendo sinceros con ella se hubiera podido jugar esa carta fácil, porque dejando aun lado lo mucho que gustaba y fascinaba, hacía excelentemente bien su trabajo, así que no sería solo por su cara bonita, sino también por su calidad de trabajo y desempeño. - Además, yo definitivamente necesito de mi asistente conmigo o de lo contrario serán muchas cosas las que se me pueden escapar. - comento, y si le había ocurrido en otras ocasiones. Por suerte había podido resolver, pero era algo tedioso.
Con su mano en la barbilla puso una expresión de sorpresa al escuchar lo del pasaporte. Alzo una ceja, quería pensar que no eran solo excusas para no ir con él. Ya o descubriría luego de lo que tenía que decirle. - Haber comenzado por ahí, apenas hoy es lunes, es tiempo suficiente. Al menos tiempo suficiente sí lo tramitamos con la ayuda de un amigo mío del ministerio público. Así que tranquila, no vas a tener problemas con ello. - Jasper le buscaba solución rápida. - Velo de este modo, aunque es viaje de trabajo es por la zona turística. Así que podrás decir que conociste Maruecos y Portugal. Créeme, es una oportunidad única. - aseguro, esperando su respuesta. - ¿Así que me dices? ¿Cuento contigo? - le decía buscando persuadirla, pues igual sabia que no podía ponerse perro a decir vas y punto. Tampoco quería espantará así, mejor era usar la labia.
Jasper Rousseau | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Por más que lo observaba, me daba cuenta que no era nada mi tipo. Es que no podía hacerme la ciega para decir que no era atractivo, sí que lo era, muy llamativo, solo que era de esos que abría la boca y dejaba mucho que desear, para muchas, seguramente era el tipo más encantador de todos y el más brillante, la joven promesa de la empresa, un excelente partido, pero la verdad, es que para mi era solo mi jefe y ya, hijo del dueño de esa gran cadena de hoteles.
Había veces que no podía entender que se quedara mirándome de esa manera, como si verdaderamente le gustaba. Yo sentía que solo quería jugar conmigo un tiempo y después se iba aburrir, como todos. ¿Cómo iba a tener una relación un jefe con su asistente? Eso solo pasaba en las películas y seguro sus padres ya querían casarlo con una hija de un empresario importante y quién salía más dañada era el o la tercer involucrado que por culpa de los demás siempre terminaban separándolos. Triste realidad, prefería mantenerme lo más alejada posible y por ello, ser lo más neutral que podía.
La conversación comenzó a fluir de un modo profesional entre los hoteles que tenía en Marruecos y Lisboa. Asentí con calma y empecé a reservar también tanto en un hotel cercano de amigos para aquel segundo viaje que sería un jueves. Lo termine anotando después en la agenda para no olvidar nada y redactar un informe de todo lo que tenía que hacer, seguramente iba a ser un día muy ocupado para él y sobre todo este fin de semana.
Pero resultó que no quería ir sin mi, sentía que habían malas intenciones por detrás, sin más, no me quedaba de otra pues era el jefe y tenía que obedecer, estaba planteando un trabajo que aunque no quisiera debía ir. Deseé que se negara, solo que para él todo tenía solución, con un chasqueó de dedos iba a cambiar el contrato y además confirmó que el procedimiento de mi pasaporte podía ser muy rápido con la ayuda de su amigo del Ministerio público. Quede boquiabierta y sin darme cuenta, termine pensando en voz alta. — Supongo que para ustedes todo tiene solución fácil y a los demás nos cuesta tanto. — Carraspeé al darme cuenta de mi error y me llevé las manos a mi boca de la sorpresa, es que seguía encontrándolo injusto pero también podía tomarse como una falta de respeto. — Lo lamento, Señor Señor Rousseau. Esto no se volverá a repetir. — Declaré, con mis mejillas ardiendo de la vergüenza, es que había reprimido tanto que alguna vez mi mente iba a fallarme, iba que tener más cuidado.
Tratando de dejar de lado el tema y sacrificando el fin de semana (donde no era obligación trabajar) terminé aceptando. No podía negar que me tentaba mucho la idea de andar por primera vez en un avión y conocer otros países, si por algo estaba ahorrando para salir con alguna amiga o mi madre. — Está bien, cuenta conmigo...— Terminé por soltar un suspiro, los trámites y las reservas personales los iba a tener que hacer yo, si es que el muy maldito no se encargaba antes. —..para los dos viajes. — Agregué, anotándolo en su agenda. — Fue un poco sorpresivo, porque los últimos viajes que ha tenido, fue con la directora. ¿También irá? — Quise saber, solo por curiosidad y también anotarlo y luego recordé.
— Como me asegura que con tantos eventos puede olvidar alguno, comience a decirme todos los horarios de convenciones, eventos, juntas y cual será nuestro horario libre. — Me refería más el asunto de Marruecos donde se tenía que coordinar dos días y ante todo, había que ser puntuales, planificar totalmente el horario para agendar horas y así comunicarme en que horario el CEO estaba disponible o si se retrasaba si una junta lo ameritaba.
Abrí el excel para empezar con todas las anotaciones donde él me iría explicando punto por punto. Suponía que íbamos a pasar hasta el horario de almuerzo planificando todo. Lo positivo que tenía, es que era un hombre relajado y que se esmeraba con su trabajo, y parecía que esto le interesaba mucho más. — Recuerde que tiene una reunión a las cuatro con la directora Sarka y luego a las cinco y media, tiene una junta con el abogado — Le recordó para que no lo olvidará. Se notaba que era nuevo en esto, tenía el presentimiento que el dueño estaba pendiente de todos sus pasos y bueno, no estaba mal, ayudarlo porque así era mi labor, para que la empresa fluyera cada vez más.
Había veces que no podía entender que se quedara mirándome de esa manera, como si verdaderamente le gustaba. Yo sentía que solo quería jugar conmigo un tiempo y después se iba aburrir, como todos. ¿Cómo iba a tener una relación un jefe con su asistente? Eso solo pasaba en las películas y seguro sus padres ya querían casarlo con una hija de un empresario importante y quién salía más dañada era el o la tercer involucrado que por culpa de los demás siempre terminaban separándolos. Triste realidad, prefería mantenerme lo más alejada posible y por ello, ser lo más neutral que podía.
La conversación comenzó a fluir de un modo profesional entre los hoteles que tenía en Marruecos y Lisboa. Asentí con calma y empecé a reservar también tanto en un hotel cercano de amigos para aquel segundo viaje que sería un jueves. Lo termine anotando después en la agenda para no olvidar nada y redactar un informe de todo lo que tenía que hacer, seguramente iba a ser un día muy ocupado para él y sobre todo este fin de semana.
Pero resultó que no quería ir sin mi, sentía que habían malas intenciones por detrás, sin más, no me quedaba de otra pues era el jefe y tenía que obedecer, estaba planteando un trabajo que aunque no quisiera debía ir. Deseé que se negara, solo que para él todo tenía solución, con un chasqueó de dedos iba a cambiar el contrato y además confirmó que el procedimiento de mi pasaporte podía ser muy rápido con la ayuda de su amigo del Ministerio público. Quede boquiabierta y sin darme cuenta, termine pensando en voz alta. — Supongo que para ustedes todo tiene solución fácil y a los demás nos cuesta tanto. — Carraspeé al darme cuenta de mi error y me llevé las manos a mi boca de la sorpresa, es que seguía encontrándolo injusto pero también podía tomarse como una falta de respeto. — Lo lamento, Señor Señor Rousseau. Esto no se volverá a repetir. — Declaré, con mis mejillas ardiendo de la vergüenza, es que había reprimido tanto que alguna vez mi mente iba a fallarme, iba que tener más cuidado.
Tratando de dejar de lado el tema y sacrificando el fin de semana (donde no era obligación trabajar) terminé aceptando. No podía negar que me tentaba mucho la idea de andar por primera vez en un avión y conocer otros países, si por algo estaba ahorrando para salir con alguna amiga o mi madre. — Está bien, cuenta conmigo...— Terminé por soltar un suspiro, los trámites y las reservas personales los iba a tener que hacer yo, si es que el muy maldito no se encargaba antes. —..para los dos viajes. — Agregué, anotándolo en su agenda. — Fue un poco sorpresivo, porque los últimos viajes que ha tenido, fue con la directora. ¿También irá? — Quise saber, solo por curiosidad y también anotarlo y luego recordé.
— Como me asegura que con tantos eventos puede olvidar alguno, comience a decirme todos los horarios de convenciones, eventos, juntas y cual será nuestro horario libre. — Me refería más el asunto de Marruecos donde se tenía que coordinar dos días y ante todo, había que ser puntuales, planificar totalmente el horario para agendar horas y así comunicarme en que horario el CEO estaba disponible o si se retrasaba si una junta lo ameritaba.
Abrí el excel para empezar con todas las anotaciones donde él me iría explicando punto por punto. Suponía que íbamos a pasar hasta el horario de almuerzo planificando todo. Lo positivo que tenía, es que era un hombre relajado y que se esmeraba con su trabajo, y parecía que esto le interesaba mucho más. — Recuerde que tiene una reunión a las cuatro con la directora Sarka y luego a las cinco y media, tiene una junta con el abogado — Le recordó para que no lo olvidará. Se notaba que era nuevo en esto, tenía el presentimiento que el dueño estaba pendiente de todos sus pasos y bueno, no estaba mal, ayudarlo porque así era mi labor, para que la empresa fluyera cada vez más.
Elyse Forest | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Jasper era de los que podrías jurar y perjurar de que era un libro abierto. Eso es lo que muchos veían por su forma de ser tan expresiva y viva. Sin embargo, la realidad es que eso estaba lejos de ser la realidad. Había una parte que no le mostraba tan fácilmente a la gente. Esa parte donde dejaba de ser el chico que se salía siempre con la suya y que hacía lo que él quería a su gusto y antojo. Por supuesto que Elyse tampoco conocía ese lado. A decir verdad de todos, probablemente solo su madre por el momento había tenido esa oportunidad.
Estaba claro que su asistente lo veía de reojo, sin mucho ánimo de involucrarse más de la cuenta. Chica precavida, pensaba el rubio. Le hacía que tuviera intriga y por ende también querer saber más de ella. Pues notaba que era distinta y quería saber por qué. Otra estaría más que emocionada por las atenciones. Así que de igual forma aprovecharía el momento para entender el porqué era así.
La chica era efectiva y organizada. Parecía lograr poner todo en orden en cuestión de segundos. Observa como con agilidad ingresaba los datos a la plataforma web sin problemas alguno. Era bueno saber que realmente tenía una asistente eficiente y no se trataba de un rostro bonito. Buen trabajo el que hizo el de recursos humanos al contratarla. Jasper le busco solución rápido al aparente problema. Con él eso de los inconvenientes no sería obstáculo porque tenía muchas conexiones, así que podría resolverlo sin el mayor problema.
Tal parecía que el que al chico se le dieran tan fácil y rápido las cosas, incómodo a Elyse. La miró con una expresión de asombro, para él ese tipo de trámites eran algo que se hacen de volada. Por lo que no comprendía por qué decía esas cosas. Término hasta por reír en vez de enojarse. Pensaba que solo era broma de su parte, aunque luego noto que se puso un poco nerviosa y hasta se disculpó. ¿Entonces hablaba en serio? - ¿Espera? No tienes que disculparte. Pero si quiero saber por qué dices eso. Se me hace muy extraño. - le dejo saber. Para él cada trámite siempre había sido sencillo, nunca había tenido que esperar.
- Perfecto. Me alegro que me acompañes. - respondió en referencia a la afirmativa de la chica de asistir en esos viajes. Por lo visto estaba demasiado atenta a los detalles. - Sí, tienes razón, pero a finales de esta semana estará de vacaciones. Así que no será posible. - y sabía que se infartaría cuando supiera que se llevó a Elyse con él. No le importaba, que aguantara sus celos irracionales porque no era su novia, no quería tener la necesidad de volver a repartírselo.
El ejecutivo le comenzó a mencionar las horas de cada evento, en su mayoría era del mediodía en adelante. - En resumen, las mañanas que estemos allí serán nuestras horas libres y la última noche, ya que ese día el cierre es en la tarde. - Reuniones, reuniones. - Oh, sí, tienes razón. Por ninguna circunstancia le recuerdes la convención en Marruecos. - porque la muy maldita era capaz de posponer todo el querer ir también, y eso no sería bueno para ninguno de los 3. - No queremos arruinar sus vacaciones. - añadió. Notaba que aun cuando la chica había estado reacia a ir en el viaje, la idea tampoco parecía desagradable tanto. Al menos no la de conocer el lugar. Bueno, eso era lo que lograba verle en los ojitos. Se le hacía raro que no tuviera pasaporte, por lo que pensó que tal vez o se le expiró o no había salido nunca del país. Así que no pudo evitar preguntar. - ¿Te puedo preguntar algo? - le miro curioso, no se lo preguntaba ni siquiera de mala fe, al contrario, solo quería entenderla más. - ¿Has viajado en alguna otra ocasión? - le terminó por preguntar.
Estaba claro que su asistente lo veía de reojo, sin mucho ánimo de involucrarse más de la cuenta. Chica precavida, pensaba el rubio. Le hacía que tuviera intriga y por ende también querer saber más de ella. Pues notaba que era distinta y quería saber por qué. Otra estaría más que emocionada por las atenciones. Así que de igual forma aprovecharía el momento para entender el porqué era así.
La chica era efectiva y organizada. Parecía lograr poner todo en orden en cuestión de segundos. Observa como con agilidad ingresaba los datos a la plataforma web sin problemas alguno. Era bueno saber que realmente tenía una asistente eficiente y no se trataba de un rostro bonito. Buen trabajo el que hizo el de recursos humanos al contratarla. Jasper le busco solución rápido al aparente problema. Con él eso de los inconvenientes no sería obstáculo porque tenía muchas conexiones, así que podría resolverlo sin el mayor problema.
Tal parecía que el que al chico se le dieran tan fácil y rápido las cosas, incómodo a Elyse. La miró con una expresión de asombro, para él ese tipo de trámites eran algo que se hacen de volada. Por lo que no comprendía por qué decía esas cosas. Término hasta por reír en vez de enojarse. Pensaba que solo era broma de su parte, aunque luego noto que se puso un poco nerviosa y hasta se disculpó. ¿Entonces hablaba en serio? - ¿Espera? No tienes que disculparte. Pero si quiero saber por qué dices eso. Se me hace muy extraño. - le dejo saber. Para él cada trámite siempre había sido sencillo, nunca había tenido que esperar.
- Perfecto. Me alegro que me acompañes. - respondió en referencia a la afirmativa de la chica de asistir en esos viajes. Por lo visto estaba demasiado atenta a los detalles. - Sí, tienes razón, pero a finales de esta semana estará de vacaciones. Así que no será posible. - y sabía que se infartaría cuando supiera que se llevó a Elyse con él. No le importaba, que aguantara sus celos irracionales porque no era su novia, no quería tener la necesidad de volver a repartírselo.
El ejecutivo le comenzó a mencionar las horas de cada evento, en su mayoría era del mediodía en adelante. - En resumen, las mañanas que estemos allí serán nuestras horas libres y la última noche, ya que ese día el cierre es en la tarde. - Reuniones, reuniones. - Oh, sí, tienes razón. Por ninguna circunstancia le recuerdes la convención en Marruecos. - porque la muy maldita era capaz de posponer todo el querer ir también, y eso no sería bueno para ninguno de los 3. - No queremos arruinar sus vacaciones. - añadió. Notaba que aun cuando la chica había estado reacia a ir en el viaje, la idea tampoco parecía desagradable tanto. Al menos no la de conocer el lugar. Bueno, eso era lo que lograba verle en los ojitos. Se le hacía raro que no tuviera pasaporte, por lo que pensó que tal vez o se le expiró o no había salido nunca del país. Así que no pudo evitar preguntar. - ¿Te puedo preguntar algo? - le miro curioso, no se lo preguntaba ni siquiera de mala fe, al contrario, solo quería entenderla más. - ¿Has viajado en alguna otra ocasión? - le terminó por preguntar.
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Realmente quedé acomplejada que hubiera pensado en voz alta y decir la realidad. Para Jasper todo era fácil solo por tener poder y dinero, cuando a mi todo me costaba, había sido mucho el esfuerzo de entrar en una empresa como esta y también había sido un sacrificio. Sin embargo, en vez, de obtener una queja o un regaño del jefe, este solo quedó sorprendido y empezó a reír, quizás jamás se habían atrevido a contradecirlo y yo había sido la primera, claro, si todos y todas estaban encantados con él, por lo que su palabra era ley, imaginaba como podían ser con su padre, lo imaginaba un hombre muy intimidante.
Como preguntó y yo aún avergonzada, viendo su expresión tranquilo, decidí responder pero bajito, sin mirarlo mucho.— Para usted, puede ser extraño porque siempre ha tenido esas facilidades, pero para conseguir un pasaporte tiende demorar meses, o hacer largas filas de muchas horas para poder obtenerlo. No todo es fácil cuando vienes de una familia socioeconómica baja o media. —Era la primera vez, que hablaba tan en serio con él. hasta me parecía extraño pero la conversación había fluido así, me gusto que se lo tomara solo como una opinión, no era tan desagradable como pensaba, aunque aún me caía mal.
Ya no tenía nada a favor para dejar aquel viaje, solo una enfermedad y lo cierto es que estaba muy sana, así que dudaba que algo sucedería, me compadecí porque se veía que realmente necesitaba ayuda, se puso feliz y la directora tampoco podía acompañarlo. Empecé anotar con rapidez cada hora de los diferentes eventos, reuniones o juntas con personas importantes para aquel fin de semana en Marruecos, no podía negar, que conocerlo un poco, ya que las mañanas serían libres me tentaba de sobremanera, como nunca había viajado y era un lugar fascinante, en realidad todos los países tenían lo suyo y ahora hasta podía viajar por trabajo, más me daban ganas de ahorrar para hacer un viaje junto a mi familia, dado que cuando les contara seguro iban a saltar de alegría.
—Oh, entiendo. — Comenté, abriendo mis ojos verdes de par en par por la sorpresa que no se lo comentara a la directora. No entendía mucho porque si ella iba a salir de vacaciones, según lo dicho por el jefe. — Ah, es por eso...— Siseé, aunque no me creía mucho lo que decía, tomándome un poco de atrevimiento otra vez, ante esos rumores que se daban por los pasillos de la empresa prefería saberlo de la propia persona para recién creerlo. — ¿Es qué acaso ustedes dos tienen algo? Disculpe otra vez, por mi intromisión pero es lo que se escucha por los pasillos. — Ya que, la pregunta ya estaba dicha y esta vez, tenía el presentimiento que no se lo iba a tomar mal, Jasper era muy relajado y quizás necesitaba soltar cosas que no podía hablar con todo el mundo.
Como ambos permitimos hacernos preguntas y no tenía derecho de negarme, me acomodé y asentí con la cabeza, cuando dijo sí podía preguntarme algo. Mis mejillas se volvieron rojas por tercera vez en esa mañana. — ¿Se nota, verdad? — Termine por decir cuando levantaba la mirada hacía él que lucía tan impecable como atractivo, pero no sería otra de su gran lista, eso estaba decidido. — Es cierto, nunca he viajado a ninguna parte y si he tenido vacaciones ha sido por el país, aunque no en cada verano, representa costos — No estaba haciéndome la victima, solo era sincera y ¿para que mentir si era de lo más evidente? Le dediqué casualmente una sonrisa tímida, entre la conversación fluía todo más rápido.
— Imagino que usted ha viajado mucho ¿Hay algún país que no conozca? — Pregunté, redactando la última parte de los horarios de Marruecos, luego haría las llamadas correspondientes para comunicarme con la directora y el abogado. Al menos este día, Jasper estaba bastante desocupado, aunque siempre podía salir algo inesperado, dado que las llamadas siempre iban hacía mi teléfono para comunicarlo con él.
Como preguntó y yo aún avergonzada, viendo su expresión tranquilo, decidí responder pero bajito, sin mirarlo mucho.— Para usted, puede ser extraño porque siempre ha tenido esas facilidades, pero para conseguir un pasaporte tiende demorar meses, o hacer largas filas de muchas horas para poder obtenerlo. No todo es fácil cuando vienes de una familia socioeconómica baja o media. —Era la primera vez, que hablaba tan en serio con él. hasta me parecía extraño pero la conversación había fluido así, me gusto que se lo tomara solo como una opinión, no era tan desagradable como pensaba, aunque aún me caía mal.
Ya no tenía nada a favor para dejar aquel viaje, solo una enfermedad y lo cierto es que estaba muy sana, así que dudaba que algo sucedería, me compadecí porque se veía que realmente necesitaba ayuda, se puso feliz y la directora tampoco podía acompañarlo. Empecé anotar con rapidez cada hora de los diferentes eventos, reuniones o juntas con personas importantes para aquel fin de semana en Marruecos, no podía negar, que conocerlo un poco, ya que las mañanas serían libres me tentaba de sobremanera, como nunca había viajado y era un lugar fascinante, en realidad todos los países tenían lo suyo y ahora hasta podía viajar por trabajo, más me daban ganas de ahorrar para hacer un viaje junto a mi familia, dado que cuando les contara seguro iban a saltar de alegría.
—Oh, entiendo. — Comenté, abriendo mis ojos verdes de par en par por la sorpresa que no se lo comentara a la directora. No entendía mucho porque si ella iba a salir de vacaciones, según lo dicho por el jefe. — Ah, es por eso...— Siseé, aunque no me creía mucho lo que decía, tomándome un poco de atrevimiento otra vez, ante esos rumores que se daban por los pasillos de la empresa prefería saberlo de la propia persona para recién creerlo. — ¿Es qué acaso ustedes dos tienen algo? Disculpe otra vez, por mi intromisión pero es lo que se escucha por los pasillos. — Ya que, la pregunta ya estaba dicha y esta vez, tenía el presentimiento que no se lo iba a tomar mal, Jasper era muy relajado y quizás necesitaba soltar cosas que no podía hablar con todo el mundo.
Como ambos permitimos hacernos preguntas y no tenía derecho de negarme, me acomodé y asentí con la cabeza, cuando dijo sí podía preguntarme algo. Mis mejillas se volvieron rojas por tercera vez en esa mañana. — ¿Se nota, verdad? — Termine por decir cuando levantaba la mirada hacía él que lucía tan impecable como atractivo, pero no sería otra de su gran lista, eso estaba decidido. — Es cierto, nunca he viajado a ninguna parte y si he tenido vacaciones ha sido por el país, aunque no en cada verano, representa costos — No estaba haciéndome la victima, solo era sincera y ¿para que mentir si era de lo más evidente? Le dediqué casualmente una sonrisa tímida, entre la conversación fluía todo más rápido.
— Imagino que usted ha viajado mucho ¿Hay algún país que no conozca? — Pregunté, redactando la última parte de los horarios de Marruecos, luego haría las llamadas correspondientes para comunicarme con la directora y el abogado. Al menos este día, Jasper estaba bastante desocupado, aunque siempre podía salir algo inesperado, dado que las llamadas siempre iban hacía mi teléfono para comunicarlo con él.
Elyse Forest | Durante la mañana | Empresa | Julio
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
- ¿Pero incluso si se trata de un viaje de emergencia? - pregunto aún más sorprendido. Claro que se refería literalmente a emergencia. Un viaje a París solo para "librar" el estrés no contaba como emergencia. Estaba consiente de ello. - De verdad me sorprendes porque no me explico para que tanta tecnología y tantos empleados para que tarden tanto. Eso solo pasa en empresas ineficientes y se van a en picada por ello. - pero claro, estaban hablando del gobierno. Era un mundo completamente diferente y él solo conocía el lado amigable. Y eso solo porque a los del gobierno les convenía tener a los hoteles contentos, pues le movían la economía turística del país.
Simplemente, se le hacía invisible que eso fuera una realidad. ¿Cómo se podía ser tan ineficiente? No quería pensar que sería de quienes por alguna emergencia tenían que viajar y le ponían ese tipo de trabas. Realmente era el colmo. Todo esto le había molestado, pues aunque fuera un chico de papá que todo se lo daban no era un completo insensible. - De verdad me has dejado muy sorprendido. No creí que fueran tan incompetentes. Porque eso es incompetencia. - aseguro en un tono serio. Ni siquiera bromearía con ello sabiendo la realidad de la situación. - De todos modos deja eso en mis manos. - y aunque no se lo pidió igual se quejaría ante el ministerio público por este tipo de tratos. Si no escuchaban las quejas del pueblo, entonces ellos, los empresarios de dinero y poder, tenían la responsabilidad de intentar hacer algo útil por esta vida.
Elyse parecía un poco más cómoda conversando. Incluso ahora le preguntaba cosas que sonaba un poco personales. El chico volvió alzar la ceja. Los chismes volaban muy rápido. - No te vuelvas a disculpar. Por los pasillos son locos hablando de más. Así que normal que lleguen esas cosas. - le comento. - La verdad es que no tenemos nada... si hubo algo pasajero. Pero eso terminó. Solo que ella aún no lo asimila. De verdad te seré sincero, a veces me desespera que se presente ante la gente como lo que no es. - su problema no era en que ella estuviera interesada en él, su problema es que mintiera respecto a una relación que no existe. Por eso ya se había hartado de eso.
Una sonrisa genuina apareció al escuchar como se abría al contarle algo personal como el nunca haber viajado. De hecho, él había hecho lo mismo cuando se expresó sobre cómo se estaba sintiendo respecto a la checa. - La verdad... sí. Se nota.- le admitió. - Bueno, aquí tal vez no sean vacaciones, pero verás que podrás conocer muchos lugares nuevos. Siempre habrá espacio para hacer una que otra visita turística. - Le comento, pues la verdad esperaba que fueran los primeros de muchos viajes. - Así de paso vas anotando que sitios te han gustado más y cuando tengas vacaciones ya sabrás qué destino escoger. - añadió, pues aun cuando no ganaría el dinero de un ejecutivo, tenía un sueldo lo suficientemente bueno como para tener una vida cómoda y darse ciertos lujos.
- No te creas, siempre hay lugares nuevos por descubrir. Déjame pensar... - Le dijo poniéndose pensativo. Podría parecer que recorría el mundo, pero no era así. - Fíjate, el mercado asiático es uno que aún no conquistamos. De esa área solo he visitado Japón y fue para ver los últimos juegos olímpicos. - Le comento. Sin darse cuenta con su pregunta, la chica había despertado una idea en Jasper. Conquistar el mercado asiático. - ¿Crees que sea buena idea? El mercado asiático, me refiero. ¿Conoces esa cultura? - obviamente podía conocerla por estudiar sobre ella. No era necesario que lo hubiera visitado. Tenía claro que no era el caso.
Simplemente, se le hacía invisible que eso fuera una realidad. ¿Cómo se podía ser tan ineficiente? No quería pensar que sería de quienes por alguna emergencia tenían que viajar y le ponían ese tipo de trabas. Realmente era el colmo. Todo esto le había molestado, pues aunque fuera un chico de papá que todo se lo daban no era un completo insensible. - De verdad me has dejado muy sorprendido. No creí que fueran tan incompetentes. Porque eso es incompetencia. - aseguro en un tono serio. Ni siquiera bromearía con ello sabiendo la realidad de la situación. - De todos modos deja eso en mis manos. - y aunque no se lo pidió igual se quejaría ante el ministerio público por este tipo de tratos. Si no escuchaban las quejas del pueblo, entonces ellos, los empresarios de dinero y poder, tenían la responsabilidad de intentar hacer algo útil por esta vida.
Elyse parecía un poco más cómoda conversando. Incluso ahora le preguntaba cosas que sonaba un poco personales. El chico volvió alzar la ceja. Los chismes volaban muy rápido. - No te vuelvas a disculpar. Por los pasillos son locos hablando de más. Así que normal que lleguen esas cosas. - le comento. - La verdad es que no tenemos nada... si hubo algo pasajero. Pero eso terminó. Solo que ella aún no lo asimila. De verdad te seré sincero, a veces me desespera que se presente ante la gente como lo que no es. - su problema no era en que ella estuviera interesada en él, su problema es que mintiera respecto a una relación que no existe. Por eso ya se había hartado de eso.
Una sonrisa genuina apareció al escuchar como se abría al contarle algo personal como el nunca haber viajado. De hecho, él había hecho lo mismo cuando se expresó sobre cómo se estaba sintiendo respecto a la checa. - La verdad... sí. Se nota.- le admitió. - Bueno, aquí tal vez no sean vacaciones, pero verás que podrás conocer muchos lugares nuevos. Siempre habrá espacio para hacer una que otra visita turística. - Le comento, pues la verdad esperaba que fueran los primeros de muchos viajes. - Así de paso vas anotando que sitios te han gustado más y cuando tengas vacaciones ya sabrás qué destino escoger. - añadió, pues aun cuando no ganaría el dinero de un ejecutivo, tenía un sueldo lo suficientemente bueno como para tener una vida cómoda y darse ciertos lujos.
- No te creas, siempre hay lugares nuevos por descubrir. Déjame pensar... - Le dijo poniéndose pensativo. Podría parecer que recorría el mundo, pero no era así. - Fíjate, el mercado asiático es uno que aún no conquistamos. De esa área solo he visitado Japón y fue para ver los últimos juegos olímpicos. - Le comento. Sin darse cuenta con su pregunta, la chica había despertado una idea en Jasper. Conquistar el mercado asiático. - ¿Crees que sea buena idea? El mercado asiático, me refiero. ¿Conoces esa cultura? - obviamente podía conocerla por estudiar sobre ella. No era necesario que lo hubiera visitado. Tenía claro que no era el caso.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
— Tengo entendido que no en todos los países se requiere pasaporte solo basta el carnet de identidad, pero ya el pasaje es un lujo para pagar. — No, en ese entonces no podía darme esos lujos, prefería ayudar en casa, comprarme alguna vestimenta de vez en cuando, algo de maquillaje para al menos lucir presentable, ahora sí podía dármelos pero solo llevaba un mes, necesitaba ahorrar. — Difícilmente el sistema va a cambiar, es como se guían no, y hay muchas personas en cada país así que tratan de mantenerlo como se puede. — Por supuesto, algunas agencias fracasaban por su ineficiencia pero muchas otras se mantenían por años, el asunto es que todo se debía hacer con anterioridad y yo tampoco lo había hecho pensando en el tema del contrato, porque lógico que habría hecho esa interminable fila muy temprano. Veníamos de mundos muy diferentes y podía notar que el jefe le costaba comprenderlo.
Haciendo el trabajo con rapidez, la conversación fluía, no estaba siendo tóxico ni desagradable para negarle la palabra, ahí sí se ponía coqueto simplemente iba a ignorarlo, porque podía creer que me estaba ganando, sentía que le gustaba, pero notaba que igual iba a ser un juego del que se iba aburrir rápido, no quería algo así para mi vida.
Aún así noté bastante honestidad cuando hablo de la directo, sinceramente lo encontré bastante honesto y directo, se veía cabreado con el asunto porque la mujer ahora se daba beneficios con él y creía que podía manipularlo. — Lo lamento, tuve una relación así y termina cansando, va a tener que hacer algo para que deje de fastidiar, pensé que de verdad, ustedes se llevaban bien. — Exclamé. Y sentí miedo, porque si notaba el interés de Jasper en mi, no tenía idea como iba a actuar. Lo miré para que se diera cuenta que su problema iba a ser un secreto para mi, no era chismosa ni nada, por algo prefería preguntar directamente.
Menos mal que se acaba el tema, sabía que tenía que tener cuidado con aquella mujer por algo había advertido que ni siquiera insinuará nuestro viaje y no pensaba hacerlo, dentro de la empresa tampoco tenía ninguna amiga, generalmente me la pasaba con Jasper, y solo de manera profesional, ya que solo quería hacer bien mi trabajo.
—Si tengo tiempo, pretendo hacerlo. Al menos caminar por ahí, conocer la cultura porque no sé mucho del país, pero voy averiguar bien. — Siseé tratando de que mis mejillas dejaran de estar encendidas por el hecho de que se notaba que nunca había viajado en mi vida. — Eso haré, gracias por el consejo. — Dudaba que me acompañaría ciertamente, porque claro que debía tener mi espacio. — Debe recomendarme algún sitio para ir a visitar, aunque sea solo por la mañana antes que empiecen las juntas y tenga que volver con usted para empezar coordinar mejor todos los eventos. — Con eso, había dejado claro que quería ir sola o como él había dicho anotar los lugares que me gustaría visitar cuando pudiera viajar. Ahora sí era más posible.
Terminó de responder la pregunta de que lugares no había visitado, su mente solo iba a expandir los hoteles, lo escuché en silencio hablar sobre Japón, y como quería ir allí. Jugué con mi cabello de manera inconsciente y volví a mirarlo a los ojos, estaba pidiéndome opinión al respecto sobre algo que era meramente de él y su padre, me lleve un dedo al mentón para meditarlo. — Tengo entendido que es Tokio, como capital la más famosa en el área del comercio, hasta la fecha al parecer hay 7500 hoteles allí, sí hacen un acuerdo con alguno, siento que no representaría un problema. — Comenté. Conocía la mayoría de los países, pero más bien porque me gustaba leer y había que saber de cada cultura, por ejemplo, yo quería visitar y nuevamente me atreví a contar sobre mis gustos que imaginaba que eran totalmente opuestos a los míos.
—Por mi parte y de manera personal, yo elegiría un hotel que estuviera más cercano a la naturaleza que la civilización. Y por su historia y paisajes supongo que elegiría Kioto. — Respondí. Habían muchos lugares del país que me gustaría conocer como el monte Fuji y contemplar esos hermosos árboles de cerezo.
Haciendo el trabajo con rapidez, la conversación fluía, no estaba siendo tóxico ni desagradable para negarle la palabra, ahí sí se ponía coqueto simplemente iba a ignorarlo, porque podía creer que me estaba ganando, sentía que le gustaba, pero notaba que igual iba a ser un juego del que se iba aburrir rápido, no quería algo así para mi vida.
Aún así noté bastante honestidad cuando hablo de la directo, sinceramente lo encontré bastante honesto y directo, se veía cabreado con el asunto porque la mujer ahora se daba beneficios con él y creía que podía manipularlo. — Lo lamento, tuve una relación así y termina cansando, va a tener que hacer algo para que deje de fastidiar, pensé que de verdad, ustedes se llevaban bien. — Exclamé. Y sentí miedo, porque si notaba el interés de Jasper en mi, no tenía idea como iba a actuar. Lo miré para que se diera cuenta que su problema iba a ser un secreto para mi, no era chismosa ni nada, por algo prefería preguntar directamente.
Menos mal que se acaba el tema, sabía que tenía que tener cuidado con aquella mujer por algo había advertido que ni siquiera insinuará nuestro viaje y no pensaba hacerlo, dentro de la empresa tampoco tenía ninguna amiga, generalmente me la pasaba con Jasper, y solo de manera profesional, ya que solo quería hacer bien mi trabajo.
—Si tengo tiempo, pretendo hacerlo. Al menos caminar por ahí, conocer la cultura porque no sé mucho del país, pero voy averiguar bien. — Siseé tratando de que mis mejillas dejaran de estar encendidas por el hecho de que se notaba que nunca había viajado en mi vida. — Eso haré, gracias por el consejo. — Dudaba que me acompañaría ciertamente, porque claro que debía tener mi espacio. — Debe recomendarme algún sitio para ir a visitar, aunque sea solo por la mañana antes que empiecen las juntas y tenga que volver con usted para empezar coordinar mejor todos los eventos. — Con eso, había dejado claro que quería ir sola o como él había dicho anotar los lugares que me gustaría visitar cuando pudiera viajar. Ahora sí era más posible.
Terminó de responder la pregunta de que lugares no había visitado, su mente solo iba a expandir los hoteles, lo escuché en silencio hablar sobre Japón, y como quería ir allí. Jugué con mi cabello de manera inconsciente y volví a mirarlo a los ojos, estaba pidiéndome opinión al respecto sobre algo que era meramente de él y su padre, me lleve un dedo al mentón para meditarlo. — Tengo entendido que es Tokio, como capital la más famosa en el área del comercio, hasta la fecha al parecer hay 7500 hoteles allí, sí hacen un acuerdo con alguno, siento que no representaría un problema. — Comenté. Conocía la mayoría de los países, pero más bien porque me gustaba leer y había que saber de cada cultura, por ejemplo, yo quería visitar y nuevamente me atreví a contar sobre mis gustos que imaginaba que eran totalmente opuestos a los míos.
—Por mi parte y de manera personal, yo elegiría un hotel que estuviera más cercano a la naturaleza que la civilización. Y por su historia y paisajes supongo que elegiría Kioto. — Respondí. Habían muchos lugares del país que me gustaría conocer como el monte Fuji y contemplar esos hermosos árboles de cerezo.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Como a Jasper siempre se lo daban todo. Nunca había tenido que hacer trámite por su cuenta, y ahora que era CEO de la compañía, aun cuando los tenía que hacer, tenía todas las herramientas por no decir contactos para resolverlos en un chasquido de dedos. Por eso todo esto era desconocido para él. Quien no dejaba de hacer gestos de asombro por cada cosa que la muchacha le decía. Estaba totalmente sorprendido y conmocionado al mismo tiempo.
- Yo creo que más bien ha de ser que no les interesa mejorarlo. Porque todo tiene arreglo. Seguro están muy acostumbrados a lo cómodo para ellos, pero poco efectivo para quienes solicitan el servicio que ni les importa mover un dedo por mejorarlo. - Todo tenía alguna solución. Pero claro, no podía pedirle manzanas al peral. Se trataba del gobierno, la empresa más incompetente de cada país. Solo que jamás pensó que llegara a esos extremos.
Entre la conversación terminaron por hacer el itinerario de los viajes. Por alguna razón hoy todo estaba fluyendo muy fácil. Quizás era bueno simplemente no forzar las conversaciones con comentarios un poco estúpidos de su parte y solo hacer preguntas cotidianas para sacar tema de conversión. Jasper anotaba esas cosas en su libreta mental. Si quería lograr generar interés en Elyse tenía que buscar todas las opciones posibles. Al menos ahora no había tensión en el ambiente. Eso era un gran progreso.
La chica se veía confiable, por eso le contaba como realmente se sentía respecto a Aneshka. Además de que tenía que eliminar cualquier tipo de rumor de que tenía algo con ella. No quería que creyera que estaba en una relación cuando no era así. Así que había dejado salir todo su sentir respecto a la mujer, que a decir verdad era bastante fuerte de carácter y no le gustaba un no por respuesta. Solo que con él se tenía que controlar un poco. No dejaba de ser su jefe. - Ya sé, es tan real ño que dices. La verdad he tenido paciencia por lo efectiva y destacada que es en su trabajo. Pero bueno, el tiempo dirá. - Jasper no era de echar a la gente solo porque sí, pero si se lo ganaban. Lo ganaban. Así de simple. Más hasta ahora, en cuanto a lo profesional no se podía quejar, y ahí estaba el dilema. Que tenía aguantarla precisamente por eso.
Jasper podía ser insistente. Pero tenía dignidad, tampoco era de andar rogando, en especial si se trataba de un mero capricho. Cosa que creía que le faltaba a la checa. Más bien creía que lo veía como su trofeo y por eso no lo quería dejar ir. En fin, se estaba sepultado ella sola porque le estaba cada día más perdiendo el interés. Sus ojos ahora estaban posados en otra y la tenía justo frente a él. Una que sabía que no se le haría fácil, pero que buscaría cómo ganársela.
- Así se habla. No se puede desaprovechar nada. Ya pensaré en un lugar que esté abierto a esas horas. Y tal vez un buen lugar para desayunar. - le aseguro. Sus hoteles tenían excelentes restaurantes, pero siempre era bueno mejor salir a explorar la gastronomía local.
Tal vez ella no se daba cuenta de sus gestos, pero él sí. No podía evitar que le gustará aún más cuando la veía jugando con el cabello. Era un acto inconscientemente coqueto. El rubio dibujaba una sonrisa en su rostro mientras la escuchaba hablar sobre Japón. Su rostro cambió a uno de sorpresa y satisfacción al mismo tiempo por la información que le ofrecía. - Kioto... Magnífico. ¡Eres la mejor! Un hotel con árboles de cerezo por el patio. Pequeños riachuelos. Creo que ya lo visualizo. - decía mientras se imaginaba todo. - Es una idea excelente. Asegúrate de anotarlo. Lo consideraré para la próxima reunión con los ejecutivos. - sí, ya eso se le había metido entre ceja y ceja, así que de qué lo haría, lo haría. - Lo que si es que me gustaría tener una idea de los lugares de interés cercanos, además del bonito paisaje, debe tener ya sabes... lugares turísticos o tal vez incluso alguno no tan conocido, pero que merece que el mundo conozca su belleza. Te lo pido porque noto que aún sin viajar parece que es una cultura en la que estás bien informada. - Le comento.
- Creerme, aquí podrás expandir esos conocimientos a su máximo. - una vez más esa guiñada que sin poder evitarlo se le escapa sola. Con cada palabra que salía de la boca de esa chica le gustaba más al CEO. Vaya que fácil podía perderse en esos ojos. Y menos mal su escritorio obstaculizaba su vista hacia aquella falda, posiblemente se hubiera distraído. Pero bueno, por fortuna el no distraerse con cosas como esas había resultado en que tuvieran aquella agradable conversación.
- Yo creo que más bien ha de ser que no les interesa mejorarlo. Porque todo tiene arreglo. Seguro están muy acostumbrados a lo cómodo para ellos, pero poco efectivo para quienes solicitan el servicio que ni les importa mover un dedo por mejorarlo. - Todo tenía alguna solución. Pero claro, no podía pedirle manzanas al peral. Se trataba del gobierno, la empresa más incompetente de cada país. Solo que jamás pensó que llegara a esos extremos.
Entre la conversación terminaron por hacer el itinerario de los viajes. Por alguna razón hoy todo estaba fluyendo muy fácil. Quizás era bueno simplemente no forzar las conversaciones con comentarios un poco estúpidos de su parte y solo hacer preguntas cotidianas para sacar tema de conversión. Jasper anotaba esas cosas en su libreta mental. Si quería lograr generar interés en Elyse tenía que buscar todas las opciones posibles. Al menos ahora no había tensión en el ambiente. Eso era un gran progreso.
La chica se veía confiable, por eso le contaba como realmente se sentía respecto a Aneshka. Además de que tenía que eliminar cualquier tipo de rumor de que tenía algo con ella. No quería que creyera que estaba en una relación cuando no era así. Así que había dejado salir todo su sentir respecto a la mujer, que a decir verdad era bastante fuerte de carácter y no le gustaba un no por respuesta. Solo que con él se tenía que controlar un poco. No dejaba de ser su jefe. - Ya sé, es tan real ño que dices. La verdad he tenido paciencia por lo efectiva y destacada que es en su trabajo. Pero bueno, el tiempo dirá. - Jasper no era de echar a la gente solo porque sí, pero si se lo ganaban. Lo ganaban. Así de simple. Más hasta ahora, en cuanto a lo profesional no se podía quejar, y ahí estaba el dilema. Que tenía aguantarla precisamente por eso.
Jasper podía ser insistente. Pero tenía dignidad, tampoco era de andar rogando, en especial si se trataba de un mero capricho. Cosa que creía que le faltaba a la checa. Más bien creía que lo veía como su trofeo y por eso no lo quería dejar ir. En fin, se estaba sepultado ella sola porque le estaba cada día más perdiendo el interés. Sus ojos ahora estaban posados en otra y la tenía justo frente a él. Una que sabía que no se le haría fácil, pero que buscaría cómo ganársela.
- Así se habla. No se puede desaprovechar nada. Ya pensaré en un lugar que esté abierto a esas horas. Y tal vez un buen lugar para desayunar. - le aseguro. Sus hoteles tenían excelentes restaurantes, pero siempre era bueno mejor salir a explorar la gastronomía local.
Tal vez ella no se daba cuenta de sus gestos, pero él sí. No podía evitar que le gustará aún más cuando la veía jugando con el cabello. Era un acto inconscientemente coqueto. El rubio dibujaba una sonrisa en su rostro mientras la escuchaba hablar sobre Japón. Su rostro cambió a uno de sorpresa y satisfacción al mismo tiempo por la información que le ofrecía. - Kioto... Magnífico. ¡Eres la mejor! Un hotel con árboles de cerezo por el patio. Pequeños riachuelos. Creo que ya lo visualizo. - decía mientras se imaginaba todo. - Es una idea excelente. Asegúrate de anotarlo. Lo consideraré para la próxima reunión con los ejecutivos. - sí, ya eso se le había metido entre ceja y ceja, así que de qué lo haría, lo haría. - Lo que si es que me gustaría tener una idea de los lugares de interés cercanos, además del bonito paisaje, debe tener ya sabes... lugares turísticos o tal vez incluso alguno no tan conocido, pero que merece que el mundo conozca su belleza. Te lo pido porque noto que aún sin viajar parece que es una cultura en la que estás bien informada. - Le comento.
- Creerme, aquí podrás expandir esos conocimientos a su máximo. - una vez más esa guiñada que sin poder evitarlo se le escapa sola. Con cada palabra que salía de la boca de esa chica le gustaba más al CEO. Vaya que fácil podía perderse en esos ojos. Y menos mal su escritorio obstaculizaba su vista hacia aquella falda, posiblemente se hubiera distraído. Pero bueno, por fortuna el no distraerse con cosas como esas había resultado en que tuvieran aquella agradable conversación.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Al menos era un hombre que podría expresar su opinión y que no destacaba mucho en su superficialidad ¿Pero qué tal si era una jugarreta para ganarme? ¡Es que era ese el problema! Era difícil creer en sus palabras, cuando en el fondo era un mujeriego y un coqueto, quizás si hubiera sido más atrevida habría entrado en ese juego, pero ya había pasado por ese juego aunque por mucho que me lo advirtieron y eso que solo era un chico popular y ya, que jamás pensé que me haría caso, y caí, sufriendo tanto que al final decidí no cometer lo mismo, mucho menos con quién era mi jefe (por muy apuesto que estuviera) — Es que dan soluciones, pero siempre para nosotros es más difícil, para que se agilice todo siempre se necesita dinero ¿no cree? Y como muy bien dijo, tener contactos. — Les convenía que las personas pudientes aportaran en las empresas, a la vez, entregaban mucha reputación. Quizás no iba a entenderme pero era la realidad de la clase media y baja. Sobre todo en la media, a mi parecer, porque a la baja siempre tenían beneficios y algunos se acostumbraban a ello.
Era muy cierto que era muy complicado creer en sus palabras, pero la expresión del rubio cambio drásticamente al hablar de la directora, se notaba que estaba agobiado y lo único que deseaba era quitársela de encima, seguramente era una mujer muy manipuladora y con ese encanto falso influía demasiado en los otros. — Que sea eficiente no quiere decir que se tome atributos que no corresponden, tendrá que dejar bien claras cosas, usted tiene carácter ¿Porqué no ha podido?— Quise saber. En este caso, estaba con él en todo sentido porque no podían tomarse derechos que no correspondían, una relación siempre tenía que ser mutua y al menos un poco de amor, lo que tuvieron fue solo deseo y la mujer se confundió.
No comprendí del todo si se estaba autoinvitando para salir por las mañanas, solo que por el tema anterior no quise contestar, aquello sería si no me daba esa libertad para el fin de semana. Además que llegó el tema de querer expandir un hotel a Japón, hasta donde me pidió sugerencias, las cuales respondí, porque de igual manera hacía sentirme todo un aporte, era parte de mi trabajo y como asistente aquello era sentir un gran orgullo, hasta me atreví a decir que prefería Kioto que era más histórico, se sabía que aquella ciudad había sido la capital por mucho tiempo y denotaba lo que era el antiguo Japón, habían muchos monumentos y gobernaba en demasía la naturaleza, si era un excelente lugar para visitar para quienes le interesaba la verdadera cultura y la historia. Tokio era muy bueno, solo que demasiada civilización. Convenía para los negocios, pero un lugar distinto también era maravilloso.
Inconscientemente sonreí por el elogio que era una idea maravillosa y asentí para anotar con rapidez los planes que había plasmado en su mente en solo un minuto. —Tendrá que coordinar un viaje para los próximos meses, visitarlo primero, encontrar el terreno adecuado, encontrar los arquitectos adecuados para que su plan se realice, tengo el presentimiento que no se van a negar. — Lo incité para que siguiera con aquella idea y esperaba de corazón que el proyecto saliera, si mal no entendía sería uno de sus primeros proyectos y podría ganarse hasta la confianza de su padre, si, para que negarlo, era un hombre que era un apasionado a su trabajo. — La realidad es que sirve mucho leer, siempre desee viajar así que solo investigaba, y bueno... aprender idiomas lleva a que tengas que saber de la cultura, aún no entiendo en demasía el japonés — Mis fuertes eran el inglés, francés y el español.
—Eso espero, realmente estoy muy orgullosa de estar en el trabajo así que trato de dar lo máximo. — Comenté . En ese momento, sonó el teléfono porque no dejaba de sonar, escuchó la voz del padre de Jasper, sabía que tenía que transferirle la mañana, el hombre se quejaba porque no contestaba su celular personal. — Su padre. — Dije en un pequeño susurro y espero que tomara el teléfono, quizás se iba acumular otra reunión o otra junta. Por mi parte, creía que su charla iba a terminar muy pronto, sin querer escuchar más de la cuenta, me enfoqué en la computadora para realizar los últimos trámites.
Era muy cierto que era muy complicado creer en sus palabras, pero la expresión del rubio cambio drásticamente al hablar de la directora, se notaba que estaba agobiado y lo único que deseaba era quitársela de encima, seguramente era una mujer muy manipuladora y con ese encanto falso influía demasiado en los otros. — Que sea eficiente no quiere decir que se tome atributos que no corresponden, tendrá que dejar bien claras cosas, usted tiene carácter ¿Porqué no ha podido?— Quise saber. En este caso, estaba con él en todo sentido porque no podían tomarse derechos que no correspondían, una relación siempre tenía que ser mutua y al menos un poco de amor, lo que tuvieron fue solo deseo y la mujer se confundió.
No comprendí del todo si se estaba autoinvitando para salir por las mañanas, solo que por el tema anterior no quise contestar, aquello sería si no me daba esa libertad para el fin de semana. Además que llegó el tema de querer expandir un hotel a Japón, hasta donde me pidió sugerencias, las cuales respondí, porque de igual manera hacía sentirme todo un aporte, era parte de mi trabajo y como asistente aquello era sentir un gran orgullo, hasta me atreví a decir que prefería Kioto que era más histórico, se sabía que aquella ciudad había sido la capital por mucho tiempo y denotaba lo que era el antiguo Japón, habían muchos monumentos y gobernaba en demasía la naturaleza, si era un excelente lugar para visitar para quienes le interesaba la verdadera cultura y la historia. Tokio era muy bueno, solo que demasiada civilización. Convenía para los negocios, pero un lugar distinto también era maravilloso.
Inconscientemente sonreí por el elogio que era una idea maravillosa y asentí para anotar con rapidez los planes que había plasmado en su mente en solo un minuto. —Tendrá que coordinar un viaje para los próximos meses, visitarlo primero, encontrar el terreno adecuado, encontrar los arquitectos adecuados para que su plan se realice, tengo el presentimiento que no se van a negar. — Lo incité para que siguiera con aquella idea y esperaba de corazón que el proyecto saliera, si mal no entendía sería uno de sus primeros proyectos y podría ganarse hasta la confianza de su padre, si, para que negarlo, era un hombre que era un apasionado a su trabajo. — La realidad es que sirve mucho leer, siempre desee viajar así que solo investigaba, y bueno... aprender idiomas lleva a que tengas que saber de la cultura, aún no entiendo en demasía el japonés — Mis fuertes eran el inglés, francés y el español.
—Eso espero, realmente estoy muy orgullosa de estar en el trabajo así que trato de dar lo máximo. — Comenté . En ese momento, sonó el teléfono porque no dejaba de sonar, escuchó la voz del padre de Jasper, sabía que tenía que transferirle la mañana, el hombre se quejaba porque no contestaba su celular personal. — Su padre. — Dije en un pequeño susurro y espero que tomara el teléfono, quizás se iba acumular otra reunión o otra junta. Por mi parte, creía que su charla iba a terminar muy pronto, sin querer escuchar más de la cuenta, me enfoqué en la computadora para realizar los últimos trámites.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Sabía que eso se le iba a quedar pululando en su mente por buen tiempo. Ella tenía razón al decir que él no tenía que pasar por nada de eso. Claro, ni siquiera se había enterado de ello hasta ahora. Lo que sí es que no creía que debería simplemente conformarse con dejarlo así. Al menos no él que sabía que tenía cierto poder. No es que fuera de estas personas que anduviera regalando las cosas con ínfulas de madre Teresa de Calcuta, pero tampoco se hacía de la vista gorda cuando conocía de la situación. Podía ser muchas veces un maldito, pero era un maldito con corazón. - Sí, sí... Pero igual debería de cambiar. - pero ese sí, era más como de tienes razón, pero no estoy conforme con eso. Así que buscaría ver que podía hacer. Aunque la verdad no pretendía decirle, por ahora. Pues siempre y podía ser que ni siquiera a él lo escucharan.
La situación con Aneshka era que ella se daba ínfulas de importancia por ser una pieza importante en la empresa. Porque había sido contratada bajo el mandato de su padre, en otras palabras se las daba de ser incluso más veterana que él en la empresa. - Es un poco complicado. Supongo que es un poco por respeto y gratitud. No negaré que me enseño mucho en cuanto a negocios. Pero... la verdad es que solamente no me ha agarrado aun de malas. Porque entonces sí habrá preferido mantener el pico cerrado. - La realidad es que él solo estaba esperando que ella solita se hundiera, que no tuviera que ser él quien le cerrara la puerta. No sería un malagradecido. Además, que se agarraría seguramente de eso y se haría la víctima y eso no iba con él. De víctima la checa no tenía nada. Así que solo se las estaba acumulando, piedrita a piedrita.
Lo mejor fue que dejaron de hablar de esa mujer, la verdad lo ponía de malas. De verdad ya ni siquiera le movía mucho que digamos las hormonas. Salvo tal vez que estuviera ebrio, y últimamente había estado aprendiendo a no hacer eso con su presencia cerca. Ahora hablaban de los viajes, le entusiasmaba darse cuenta de que el semblante de Elyse había cambiado al de un comienzo. Pues ya no parecía poner pretextos y hasta preguntaba por lugares los cuales visitar. Sí, de una forma sutil, se había autoinvitado a sus salidas matutinas. Porque bueno, le serviría un, guía turístico. ¿No? Era por su bien. Ya saben, es un lugar nuevo, lejos de casa y para colmo una chica que no había salido de viaje tan lejos. Igual aunque no lo dijera, también buscaba la forma de acumular puntos. Porque dijeran lo que dijeran, esta chica le fascinaba. Aun cuando ella no le hiciera caso.
- Sí, sí, sí... desde ya te digo que me vayas averiguando eso. - llevo su mano a su mentón. - Posiblemente también una cita con las agencias turísticas del país. - añadió. Ya era un hecho, quería ese hotel en Japón. No solo eso, se encargaría de que todos supieran de donde salió la idea. De su genial, sensual y maravillosa asistente personal. Además de que sería la primera inversión de gran magnitud bajo su mandato. Pues el hotel en Portugal ya se había comenzado a construir antes de que su padre se retirara. Era su obra, no la del chico. Aun así, se esforzaba por hacer que lograra llegar a su resultado final justo como su señor padre deseaba. A pesar de que muchos han dudado todo este tiempo que pueda lograrlo. Tal vez era fiestero y mujeriego, un poco olvidadizo. Más siempre se les olvidaba el ingenio y pasión que ponía a lo que hacía.
Cuando sonó el teléfono y le dijo que era su padre, el rubio intento evadir la llamada. No le gustaba que le pusieran presión. Seguro era por la reunión de hoy. - Dile que no tengo... - termino por poner los ojos en blanco, pues sabia que si no respondía la que se llevaría la peor parte de tener que escuchar los reclamos del Señor Rousseau era Elys. - Bien. Si logras averiguar algo de lo de Japón antes de la reunión, me dejas saber. Pero, termina con lo que tenemos para hoy. - eso era solo si le daba tiempo. Jasper tomo el teléfono y dejo a la chica hacer lo suyo. - Hola papá. ¿Cómo estás? - hizo un gesto de fastidio cuando comenzó a escuchar reclamos de no haber respondido sus llamadas. - Estaba en algo importante. Nada más deja que te cuente. - decía mientras recostaba del escritorio los pies y reclinaba su silla. - No, no es ninguna babosada. Solo espera y verás. - le aseguro con entusiasmo. Ahí escucho que era lo que quería, mientras de vez en cuando daba una mirada a ver que hacía Elyse. Hasta toda concentrada le fascinaba esa mujer. Porque tenía que ser tan difícil. ¿Por qué era de las que se resistía a Jasper Rousseau? Algo tendría que hacer para que le hiciera caso.
La situación con Aneshka era que ella se daba ínfulas de importancia por ser una pieza importante en la empresa. Porque había sido contratada bajo el mandato de su padre, en otras palabras se las daba de ser incluso más veterana que él en la empresa. - Es un poco complicado. Supongo que es un poco por respeto y gratitud. No negaré que me enseño mucho en cuanto a negocios. Pero... la verdad es que solamente no me ha agarrado aun de malas. Porque entonces sí habrá preferido mantener el pico cerrado. - La realidad es que él solo estaba esperando que ella solita se hundiera, que no tuviera que ser él quien le cerrara la puerta. No sería un malagradecido. Además, que se agarraría seguramente de eso y se haría la víctima y eso no iba con él. De víctima la checa no tenía nada. Así que solo se las estaba acumulando, piedrita a piedrita.
Lo mejor fue que dejaron de hablar de esa mujer, la verdad lo ponía de malas. De verdad ya ni siquiera le movía mucho que digamos las hormonas. Salvo tal vez que estuviera ebrio, y últimamente había estado aprendiendo a no hacer eso con su presencia cerca. Ahora hablaban de los viajes, le entusiasmaba darse cuenta de que el semblante de Elyse había cambiado al de un comienzo. Pues ya no parecía poner pretextos y hasta preguntaba por lugares los cuales visitar. Sí, de una forma sutil, se había autoinvitado a sus salidas matutinas. Porque bueno, le serviría un, guía turístico. ¿No? Era por su bien. Ya saben, es un lugar nuevo, lejos de casa y para colmo una chica que no había salido de viaje tan lejos. Igual aunque no lo dijera, también buscaba la forma de acumular puntos. Porque dijeran lo que dijeran, esta chica le fascinaba. Aun cuando ella no le hiciera caso.
- Sí, sí, sí... desde ya te digo que me vayas averiguando eso. - llevo su mano a su mentón. - Posiblemente también una cita con las agencias turísticas del país. - añadió. Ya era un hecho, quería ese hotel en Japón. No solo eso, se encargaría de que todos supieran de donde salió la idea. De su genial, sensual y maravillosa asistente personal. Además de que sería la primera inversión de gran magnitud bajo su mandato. Pues el hotel en Portugal ya se había comenzado a construir antes de que su padre se retirara. Era su obra, no la del chico. Aun así, se esforzaba por hacer que lograra llegar a su resultado final justo como su señor padre deseaba. A pesar de que muchos han dudado todo este tiempo que pueda lograrlo. Tal vez era fiestero y mujeriego, un poco olvidadizo. Más siempre se les olvidaba el ingenio y pasión que ponía a lo que hacía.
Cuando sonó el teléfono y le dijo que era su padre, el rubio intento evadir la llamada. No le gustaba que le pusieran presión. Seguro era por la reunión de hoy. - Dile que no tengo... - termino por poner los ojos en blanco, pues sabia que si no respondía la que se llevaría la peor parte de tener que escuchar los reclamos del Señor Rousseau era Elys. - Bien. Si logras averiguar algo de lo de Japón antes de la reunión, me dejas saber. Pero, termina con lo que tenemos para hoy. - eso era solo si le daba tiempo. Jasper tomo el teléfono y dejo a la chica hacer lo suyo. - Hola papá. ¿Cómo estás? - hizo un gesto de fastidio cuando comenzó a escuchar reclamos de no haber respondido sus llamadas. - Estaba en algo importante. Nada más deja que te cuente. - decía mientras recostaba del escritorio los pies y reclinaba su silla. - No, no es ninguna babosada. Solo espera y verás. - le aseguro con entusiasmo. Ahí escucho que era lo que quería, mientras de vez en cuando daba una mirada a ver que hacía Elyse. Hasta toda concentrada le fascinaba esa mujer. Porque tenía que ser tan difícil. ¿Por qué era de las que se resistía a Jasper Rousseau? Algo tendría que hacer para que le hiciera caso.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Podría intentar ver mi realidad en su imaginación pero no iba a comprenderlo del todo si no lo vivía por completo. Esperaba de corazón que nunca quedara en la ruina, que era muy típico de las empresas cuando quebraban, muchos empresarios de pronto se veían en la miseria y sinceramente no sabían como actuar, por lo visto, su familia y él mismo se manejaban muy bien, para mantener todos sus hoteles óptimos, si yo misma casi me caigo de trasero cuando vi los precios para quedarse solo una noche en el hotel, ganaban por montones y era impresionante. — Dudo que cambie, tendría que cambiar todo el sistema del país. — Exclamé, siendo directa y muy segura de mis palabras, es que podría ponerse en mi lugar pero ayudar a millones de personas era una tarea complicada incluso para el presidente, las diferencias sociales siempre existirían.
Lamentaba esa presión y la rabia acumulada que sentía el CEO por aquella mujer que creía que podía manipularlo a su antojo solo porque asumió una idea equivocada, bien que lo hubiera ayudado, pero eso no quería decir que se creyera su dueña y lo manejara a su antojo, ahora recién empezaba a recordar que sí me había dado malas miradas y analizándome por completo. ¿Se habría dado cuenta que Jasper se la quedaba mirando? Porque la realidad es que no disimulaba nada y eso que yo, vivía ignorándolo. Debía bastarle con eso.— Un día lo va a encontrar de malas y quizás se saque todo ese peso de encima, Muy bien, puede estar agradecido pero si ya todo acabo debería dejarle claro que usted no corresponde a sus sentimientos y si estos son sanos, más bien, parece una obsesión de su parte. — Como lo había vivido también, podía comprenderlo en ese sentido y de verdad era muy difícil salir de esas relaciones tóxicas, por lo tanto, esperaba que saliera bien y sin consecuencias de por medio.
Todo era trabajo y charlas, al menos estaba siendo todo muy tranquilo porque sinceramente estar enfocada tan solo a la responsabilidad tendía ser un poco aburrido, por mucho que trabajara con esmero. Fue agradable que considerara mucho más Kioto que Tokyo, porque era el último el más conveniente. —Entendido, lo tendré esta misma tarde. — Murmuré segura al respecto y averiguaría de las mejores agencias de viajes para llegar a tal país, todo sobre la ciudad, su historia y algo que le gustara a los propios japoneses y a los mismos turistas que probablemente podrían llegar. Esto me mantendría ocupada muchas horas pero valía la pena, quizás hasta en el almuerzo trataría de averiguar porque no dejaría de comer, ya había pasado y no lo pase muy bien con la fatiga que sentí, cuando llegué a casa estaba pésimo. La idea tampoco era sobre exigirse, sino que mantener todo controlado.
Estaba todo bien hasta esa mañana que él mismo quiso negar, pero no era conveniente porque iba a insistir con los llamados. Había que decir que solía ser un hombre muy severo. No quería escuchar una conversación personal, por mucho que Jasper se esmeraba, se notaba que se ponía ansioso cada vez que hablaba con él. Espere que terminara de conversar con él y de inmediato me levanté del asiento, dictando. — ¿Puedo retirarme? Quisiera trabajar con tranquilidad sobre Kioto, le traspaso cualquier llamado que tenga. — Con una pequeña inclinación, me despedí cuando el jefe accedió y salí de la oficina para enfocarme por completo en esto, viendo todo en detalle y sin poder dejar de imaginar como sería aquel viaje durante el fin de semana. No conocía nada y sería también mi primera vez en andar en avión, es que estaba segura que se las iba arreglar para conseguir el pasaporte.
Lamentaba esa presión y la rabia acumulada que sentía el CEO por aquella mujer que creía que podía manipularlo a su antojo solo porque asumió una idea equivocada, bien que lo hubiera ayudado, pero eso no quería decir que se creyera su dueña y lo manejara a su antojo, ahora recién empezaba a recordar que sí me había dado malas miradas y analizándome por completo. ¿Se habría dado cuenta que Jasper se la quedaba mirando? Porque la realidad es que no disimulaba nada y eso que yo, vivía ignorándolo. Debía bastarle con eso.— Un día lo va a encontrar de malas y quizás se saque todo ese peso de encima, Muy bien, puede estar agradecido pero si ya todo acabo debería dejarle claro que usted no corresponde a sus sentimientos y si estos son sanos, más bien, parece una obsesión de su parte. — Como lo había vivido también, podía comprenderlo en ese sentido y de verdad era muy difícil salir de esas relaciones tóxicas, por lo tanto, esperaba que saliera bien y sin consecuencias de por medio.
Todo era trabajo y charlas, al menos estaba siendo todo muy tranquilo porque sinceramente estar enfocada tan solo a la responsabilidad tendía ser un poco aburrido, por mucho que trabajara con esmero. Fue agradable que considerara mucho más Kioto que Tokyo, porque era el último el más conveniente. —Entendido, lo tendré esta misma tarde. — Murmuré segura al respecto y averiguaría de las mejores agencias de viajes para llegar a tal país, todo sobre la ciudad, su historia y algo que le gustara a los propios japoneses y a los mismos turistas que probablemente podrían llegar. Esto me mantendría ocupada muchas horas pero valía la pena, quizás hasta en el almuerzo trataría de averiguar porque no dejaría de comer, ya había pasado y no lo pase muy bien con la fatiga que sentí, cuando llegué a casa estaba pésimo. La idea tampoco era sobre exigirse, sino que mantener todo controlado.
Estaba todo bien hasta esa mañana que él mismo quiso negar, pero no era conveniente porque iba a insistir con los llamados. Había que decir que solía ser un hombre muy severo. No quería escuchar una conversación personal, por mucho que Jasper se esmeraba, se notaba que se ponía ansioso cada vez que hablaba con él. Espere que terminara de conversar con él y de inmediato me levanté del asiento, dictando. — ¿Puedo retirarme? Quisiera trabajar con tranquilidad sobre Kioto, le traspaso cualquier llamado que tenga. — Con una pequeña inclinación, me despedí cuando el jefe accedió y salí de la oficina para enfocarme por completo en esto, viendo todo en detalle y sin poder dejar de imaginar como sería aquel viaje durante el fin de semana. No conocía nada y sería también mi primera vez en andar en avión, es que estaba segura que se las iba arreglar para conseguir el pasaporte.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
No tenía forma de ponerse en sus zapatos por completo. Pero lo estaba intentando, y por eso es que insistía en ver si podía hacer algo. Solo que lo más probable era que, tal como Ely decía, no sería tan sencillo como él esperaba. Más algo intentaría. Vería ver el que, ya se le ocurría algo.
Por otro lado, si bien el rubio había intentado ponerse en la posición de ella. La muchacha también parecía hacerlo en cuanto le comento sobre su disgusto con la checa. Le sulfuraba esa mujer. No entendía como alguien que en su momento lo había tenido loco en el buen sentido, ahora lo volvía loco de manera totalmente contraria.
¿Sentimientos? Ni siquiera estaba seguro de que Aneshka los tuviera por nadie. - Así es, y no le gustará llegar a ese extremo. - añadió. Pero claro, la mujer era muy terca, no dudaba que en efecto logrará hacer algo que realmente colmará su paciencia. - Oh, imposible que corresponda a algo que en efecto no había sido con intención alguna de generar sentimientos. Tal vez alguna otra podría agarrarme con la guardia baja y terminar por generar sentimientos inesperados. Pero definitivamente no es de ese tipo de personas. - Le comento. Dando a entender que no se trataba de que se sintiera el inalcanzable, que no caería por nadie. Era simplemente que con esa mujer no iba a pasar jamás. Quien sabe, quizás la que podría lograrlo era Ely. Aunque en estos momentos no se había puesto a pensarlo. Si pasaba seguro que lo tomaría por sorpresa.
La pequeña reunión había salido mejor de lo esperado. Tal vez había olvidado lo del discurso motivacional a los empleados, pero podrían hablar de eso después o mañana. Solo tenía que acordarse que aún necesitaba eso. Por ahora había adelantado lo demás urgencia. Los planes de viaje para los eventos. Y claro, no podía quejarse, pues hasta ahora ya tenía pululando por su mente la idea del nuevo hotel. Le fascinaba las nuevas ideas, más si provenían de semejante chica espectacular. De no ser porque era horario laboral, se hubiera hasta sentido tentado de besarla por la gran idea que tuvo.
Sus pensamientos se esfumaron con la llamada de su padre. Siempre lo ponía muy tenso esas llamadas. Por eso, mientras podía evitarlas las evitaba. Solo que ya la había evitado demasiado. No podía posponerla más. Al menos lo bueno es que tendría algo que decirle que le agradaría. - Dame un segundo padre...- de Dijo al escuchar a Elyse quien pedía poder retirarse. - Sí, anda, puedes volver a tu lugar. Ya luego vemos lo demás más tarde. Y una vez más, gracias por la idea. - Le aseguro con su típica guiñada. Mientras se quedaba embobado al verla retirase, al punto que escuchó a su padre por el teléfono decirle. "Sigo aquí, así que deja de estar viendo a tu asistente y préstame atención que no tengo tu tiempo. " - ¿Qué? No, qué va. Ahora si padre. Como te decía, hay una idea que te va a encantar. Debo de admitir que no es mía. Si no precisamente de mi asistente. Déjame y te cuento...- Le decía bastante entusiasmado por primera vez en un largo tiempo, pues sentía que esta vez la idea no le desagradara a su padre.
Tenía la sensación de que tal vez al fin podría notar que podía tomar buenas decisiones que fueran trascendentales. Decidir comenzar un proyecto de dicha envergadura se lo dejaría saber. Demostraría lo capaz que era y para ello necesitaría la ayuda de Elyse. Definitivamente que sin ella no lo podría lograr, de eso estaba muy consciente.
El chico continuó con su itinerario y paso el trago amargo de las reuniones. Deseoso de al fin llegar a casa y descansar. Lo único que extrañaba al salir del trabajo era no tener cerca la presencia de Elyse. Pero bueno, ya se irían de viaje juntos. Allí podría descubrir otros aspectos suyos. Ya deseaba que fuera fin de semana para ello.
Por otro lado, si bien el rubio había intentado ponerse en la posición de ella. La muchacha también parecía hacerlo en cuanto le comento sobre su disgusto con la checa. Le sulfuraba esa mujer. No entendía como alguien que en su momento lo había tenido loco en el buen sentido, ahora lo volvía loco de manera totalmente contraria.
¿Sentimientos? Ni siquiera estaba seguro de que Aneshka los tuviera por nadie. - Así es, y no le gustará llegar a ese extremo. - añadió. Pero claro, la mujer era muy terca, no dudaba que en efecto logrará hacer algo que realmente colmará su paciencia. - Oh, imposible que corresponda a algo que en efecto no había sido con intención alguna de generar sentimientos. Tal vez alguna otra podría agarrarme con la guardia baja y terminar por generar sentimientos inesperados. Pero definitivamente no es de ese tipo de personas. - Le comento. Dando a entender que no se trataba de que se sintiera el inalcanzable, que no caería por nadie. Era simplemente que con esa mujer no iba a pasar jamás. Quien sabe, quizás la que podría lograrlo era Ely. Aunque en estos momentos no se había puesto a pensarlo. Si pasaba seguro que lo tomaría por sorpresa.
La pequeña reunión había salido mejor de lo esperado. Tal vez había olvidado lo del discurso motivacional a los empleados, pero podrían hablar de eso después o mañana. Solo tenía que acordarse que aún necesitaba eso. Por ahora había adelantado lo demás urgencia. Los planes de viaje para los eventos. Y claro, no podía quejarse, pues hasta ahora ya tenía pululando por su mente la idea del nuevo hotel. Le fascinaba las nuevas ideas, más si provenían de semejante chica espectacular. De no ser porque era horario laboral, se hubiera hasta sentido tentado de besarla por la gran idea que tuvo.
Sus pensamientos se esfumaron con la llamada de su padre. Siempre lo ponía muy tenso esas llamadas. Por eso, mientras podía evitarlas las evitaba. Solo que ya la había evitado demasiado. No podía posponerla más. Al menos lo bueno es que tendría algo que decirle que le agradaría. - Dame un segundo padre...- de Dijo al escuchar a Elyse quien pedía poder retirarse. - Sí, anda, puedes volver a tu lugar. Ya luego vemos lo demás más tarde. Y una vez más, gracias por la idea. - Le aseguro con su típica guiñada. Mientras se quedaba embobado al verla retirase, al punto que escuchó a su padre por el teléfono decirle. "Sigo aquí, así que deja de estar viendo a tu asistente y préstame atención que no tengo tu tiempo. " - ¿Qué? No, qué va. Ahora si padre. Como te decía, hay una idea que te va a encantar. Debo de admitir que no es mía. Si no precisamente de mi asistente. Déjame y te cuento...- Le decía bastante entusiasmado por primera vez en un largo tiempo, pues sentía que esta vez la idea no le desagradara a su padre.
Tenía la sensación de que tal vez al fin podría notar que podía tomar buenas decisiones que fueran trascendentales. Decidir comenzar un proyecto de dicha envergadura se lo dejaría saber. Demostraría lo capaz que era y para ello necesitaría la ayuda de Elyse. Definitivamente que sin ella no lo podría lograr, de eso estaba muy consciente.
El chico continuó con su itinerario y paso el trago amargo de las reuniones. Deseoso de al fin llegar a casa y descansar. Lo único que extrañaba al salir del trabajo era no tener cerca la presencia de Elyse. Pero bueno, ya se irían de viaje juntos. Allí podría descubrir otros aspectos suyos. Ya deseaba que fuera fin de semana para ello.
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01. Chico Tóxico Entre el deber y el querer |
Sentía que el jefe tenía un gran problema con aquella mujer que asumía cosas que no eran y estaba obsesionada. ¿Lo quería como un juguete? Sentí asco por aquella mujer y sentí rechazo por ella, pero quizás el karma había jugado con él por la sencilla razón que era mujeriego y una mujer más demandante y a la vez mucho más empoderada se le iba a ser muy difícil sacársela de encima. — Me refería a un tipo de amor más obsesivo, tenga cuidado, jefe. — Siseé. Sabía y presentía que estaba siendo por completo honesto porque Jasper expresaba mucho con su rostro y dudaba que estuviera mintiendo y haciéndose la victima. Su cara también cambiaba mucho cuando tenía que hablar con su padre, una de presión y de estrés. No sabía que tipo de relación llevaban, pero era fácil adivinar que le exigía mucho para que fuera como él, y yo tampoco iba a ponerme a conversar de esos asuntos, pues no era su amiga. De hecho, era la primera vez que nos poníamos hablar de algunos asuntos personales.
Que su padre lo llamara era rutina de cada día y eso que llevaba un mes, jamás había cambiado. Imaginaba como era todo antes cuando recién empezó y no fue novedad que lo llamará está vez, por supuesto, Jasper se acomodó enseguida porque sabía que tenía que tomar sí o sí esa llamada.
No había querido interrumpir su conversación, me dedique a mi trabajo pero de vez en cuando levantaba la mirada para observar los gestos y actitudes de mi jefe que parecía muy concentrado en ese llamado, al menos se veía animado. Supe que no tenía que estar ahí y por eso solicite mi retirada porque tenía mucho por hacer y averiguar, es que la verdad. — Gracias, prometo que haré lo mejor posible con las averiguaciones y espero tener el informe redactado antes de todas las reuniones. Cualquier consulta, vendré inmediatamente. — Siseé. Se veía fascinado con la idea que le había dado y realmente me sentí especial, es que la verdad, no todos los jefes tomaban en cuenta las opiniones de sus asistentes, solían ser más individualistas, así que eso le daba un punto porque era muy bueno que pidiera colaboración y ayuda de los demás, porque más mentes pensaban mejor que una.
El informe no era el proyecto por completo sino que la idea principal que llevaban las ventajas para tener un hotel en Kioto que sería bien recibido tanto por los japoneses y turistas. Estuve varias horas ocupada, escribiendo, a veces tomando sorbo de café, atendiendo llamadas que dirigía a mi jefe, pude almorzar apenas y lo logré. Esa misma tarde y a tiempo, tuvo el informe para que se lo aprendiera de memoria y así explicar y claro, para verificarlo y así sacar copias cuando tocara la reunión principal, pues tenían que aceptar ante todo la idea primero y eso requería un gran procedimiento.
Cuando llegué a casa lo único que hice fue darme un gran baño y pedir para comer. Aproveche también hablar con mi madre que me puso a mi hermanito pequeño que lo único que deseaba era hablar conmigo, sin duda, terminaría comprándole un juguete. Y claro, que le comenté que posiblemente saldría de viaje ese fin de semana. Mamá gritó de alegría.
Que su padre lo llamara era rutina de cada día y eso que llevaba un mes, jamás había cambiado. Imaginaba como era todo antes cuando recién empezó y no fue novedad que lo llamará está vez, por supuesto, Jasper se acomodó enseguida porque sabía que tenía que tomar sí o sí esa llamada.
No había querido interrumpir su conversación, me dedique a mi trabajo pero de vez en cuando levantaba la mirada para observar los gestos y actitudes de mi jefe que parecía muy concentrado en ese llamado, al menos se veía animado. Supe que no tenía que estar ahí y por eso solicite mi retirada porque tenía mucho por hacer y averiguar, es que la verdad. — Gracias, prometo que haré lo mejor posible con las averiguaciones y espero tener el informe redactado antes de todas las reuniones. Cualquier consulta, vendré inmediatamente. — Siseé. Se veía fascinado con la idea que le había dado y realmente me sentí especial, es que la verdad, no todos los jefes tomaban en cuenta las opiniones de sus asistentes, solían ser más individualistas, así que eso le daba un punto porque era muy bueno que pidiera colaboración y ayuda de los demás, porque más mentes pensaban mejor que una.
El informe no era el proyecto por completo sino que la idea principal que llevaban las ventajas para tener un hotel en Kioto que sería bien recibido tanto por los japoneses y turistas. Estuve varias horas ocupada, escribiendo, a veces tomando sorbo de café, atendiendo llamadas que dirigía a mi jefe, pude almorzar apenas y lo logré. Esa misma tarde y a tiempo, tuvo el informe para que se lo aprendiera de memoria y así explicar y claro, para verificarlo y así sacar copias cuando tocara la reunión principal, pues tenían que aceptar ante todo la idea primero y eso requería un gran procedimiento.
Cuando llegué a casa lo único que hice fue darme un gran baño y pedir para comer. Aproveche también hablar con mi madre que me puso a mi hermanito pequeño que lo único que deseaba era hablar conmigo, sin duda, terminaría comprándole un juguete. Y claro, que le comenté que posiblemente saldría de viaje ese fin de semana. Mamá gritó de alegría.
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
Había llegado el momento del viaje. Jasper estaba animado como siempre. Esta era su parte favorita del trabajo, viajar y también las hermosas mujeres de su empresa. De las que de todas sobresalía y con creces, Elyse. Porque vaya que le encantaba en todos los sentidos.
Hablando de la morena de ojos claros, había hecho los trámites correspondientes para su pasaporte. Todo estaba en orden. Aunque sí para ver con sus propios ojos lo que la chica le decía sobre las agencias de gobierno y así poder entender mejor aunque sea un poquito. Primero se fue de incógnito hacer los trámites. El trato pésimo, y lento. Aunque sí había logrado adelantar un poco gracias a sus encantos. Pero no lo suficiente.
La gran traba llegó cuando mencionó que no era para él dicho pasaporte. Jasper siendo como es le hizo pasar un mal rato al incompetente que lo atendía, el pobre tipo la indiferencia y altanería se le terminó cuando el rubio pidió hablar con el encargado y resultó ser justamente su contacto en dicha oficina. El empleado se puso pálido, al darse cuenta. Pero el reclamo del empresario al final no cayó en aquel chico, aunque sí se quejó de su actitud. No dudó en recriminar el porqué eran tan ineficientes. Al final terminó teniendo los trámites rápidamente. Su "amigo" aseguró que se aseguraría de que no volvería a pasar. Cosa que a decir verdad él dudaba mucho. Pero le daría el beneficio de la duda. En fin, ya tenía el pasaporte de Elyse en sus manos.
Con una sonrisa observaba la foto de la chica en el pasaporte mientras la esperaba en el vestíbulo del hotel para así ambos salir hacia el aeropuerto y claro, entregarle el pasaporte. Jasper se encontraba recostado en una de las columnas de lo más cómodo. Anteojos oscuros de aviador que caían sobre el puente de la nariz mientras observaba sobre ellos con una mirada pícara a toda la que entraba al hotel. Sin embargo cuando vio llegar a su asistente su atención se volvió solo a ella. - Buenos días. ¿Lista para el viaje? - pregunto en un tono juguetón. No podía evitarlo. - Oh sí, tengo algo que es tuyo. - Le indicó mientras le entregaba el sobre con sus documentos y el pasaporte.
Un auto lujoso se estacionó frente a la entrada del hotel. Era el de Jasper, a él no le gustaban las limosnas al menos estéticamente hablando. Pero si las encontraba interesantes. Solo que no para ir al aeropuerto. - Llegó nuestro transporte. No, aun no descubrirás como tu jefe conduce. Llevaremos chófer. No quiero dejar mi auto en el aeropuerto. - le confesó. Sin embargo él mismo se encargó de tomar su maleta y echarla al maletero. - Permiso. - le dijo al tomarla misma sin borrar aquella sonrisa del rostro. - Ahora sí, adelante señorita. - le indicó para que se subiera al auto.
Una vez dentro del auto el chico observo su reloj, luego miro a Elyse. -¿Ya desayuno? Creo que aun nos da tiempo de parar a desayunar. ¿O tal vez prefiera desayunar en Maruecos? - él no tenia ningún inconveniente en detenerse hacerlo, de hecho él mismo tenia hambre solo que aun no se decidía cuando ni donde la saciaría. De todos modos si decidían esperar a llegar a Maruecos en el avión siempre les servirían algo de comida. Solo que por mas lujoso que fuera nada se comparaba con un buen desayuno. completo.
Hablando de la morena de ojos claros, había hecho los trámites correspondientes para su pasaporte. Todo estaba en orden. Aunque sí para ver con sus propios ojos lo que la chica le decía sobre las agencias de gobierno y así poder entender mejor aunque sea un poquito. Primero se fue de incógnito hacer los trámites. El trato pésimo, y lento. Aunque sí había logrado adelantar un poco gracias a sus encantos. Pero no lo suficiente.
La gran traba llegó cuando mencionó que no era para él dicho pasaporte. Jasper siendo como es le hizo pasar un mal rato al incompetente que lo atendía, el pobre tipo la indiferencia y altanería se le terminó cuando el rubio pidió hablar con el encargado y resultó ser justamente su contacto en dicha oficina. El empleado se puso pálido, al darse cuenta. Pero el reclamo del empresario al final no cayó en aquel chico, aunque sí se quejó de su actitud. No dudó en recriminar el porqué eran tan ineficientes. Al final terminó teniendo los trámites rápidamente. Su "amigo" aseguró que se aseguraría de que no volvería a pasar. Cosa que a decir verdad él dudaba mucho. Pero le daría el beneficio de la duda. En fin, ya tenía el pasaporte de Elyse en sus manos.
Con una sonrisa observaba la foto de la chica en el pasaporte mientras la esperaba en el vestíbulo del hotel para así ambos salir hacia el aeropuerto y claro, entregarle el pasaporte. Jasper se encontraba recostado en una de las columnas de lo más cómodo. Anteojos oscuros de aviador que caían sobre el puente de la nariz mientras observaba sobre ellos con una mirada pícara a toda la que entraba al hotel. Sin embargo cuando vio llegar a su asistente su atención se volvió solo a ella. - Buenos días. ¿Lista para el viaje? - pregunto en un tono juguetón. No podía evitarlo. - Oh sí, tengo algo que es tuyo. - Le indicó mientras le entregaba el sobre con sus documentos y el pasaporte.
Un auto lujoso se estacionó frente a la entrada del hotel. Era el de Jasper, a él no le gustaban las limosnas al menos estéticamente hablando. Pero si las encontraba interesantes. Solo que no para ir al aeropuerto. - Llegó nuestro transporte. No, aun no descubrirás como tu jefe conduce. Llevaremos chófer. No quiero dejar mi auto en el aeropuerto. - le confesó. Sin embargo él mismo se encargó de tomar su maleta y echarla al maletero. - Permiso. - le dijo al tomarla misma sin borrar aquella sonrisa del rostro. - Ahora sí, adelante señorita. - le indicó para que se subiera al auto.
Una vez dentro del auto el chico observo su reloj, luego miro a Elyse. -¿Ya desayuno? Creo que aun nos da tiempo de parar a desayunar. ¿O tal vez prefiera desayunar en Maruecos? - él no tenia ningún inconveniente en detenerse hacerlo, de hecho él mismo tenia hambre solo que aun no se decidía cuando ni donde la saciaría. De todos modos si decidían esperar a llegar a Maruecos en el avión siempre les servirían algo de comida. Solo que por mas lujoso que fuera nada se comparaba con un buen desayuno. completo.
Jasper Rousseau | Durante la mañana | Camino al Aeropuerto | Julio
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
El jefe había asegurado durante la semana que todo estaba preparado para viajar, pero no me quiso decir nada de los pasaportes así que mi suposición fue que ya lo tenía en sus manos porque hasta una foto me había pedido. Está bien, solo tocaba confiar en él y durante esa semana me dedique a prepararme en mis ratos libres para comprar la ropa adecuada y también informal porque pensaba estar de turista ahí. Había visto que sus paisajes eran maravillosos aunque no me gustaba para nada el trato que se les daba a las mujeres, siendo tan sumisas y tener que cubrirse para el hombre. Eran extremadamente trabajadores ¿Es qué acaso ahí iba a tener que cubrirme? Tal vez no, porque era extranjera.
También había pasado unos días en la casa de mis padres, para así poder conversar con ellos y decirle todos los regalos que iba a traerles de Marruecos, mi pequeño hermano creía que iba a irme para siempre y hasta se puso a llorar, así que tuvo que consentirlo para el día siguiente después del trabajo llevarlo a la juguetería, nos fuimos directo de mi trabajo, mamá lo había pasado a buscar al colegio y él quedó fascinado con su nuevo juguete. Esperaba no mal acostumbrarlo.
El día llegó y apenas pude comer porque estaba nerviosa. No tenía apetito, así que solo tomé té y unas galletas seguramente comería algo en el aeropuerto. Ni idea, igual uno siempre tenía que llegar unas horas antes para organizar todo y coordinar el tema del pasaporte, y esperar solo abordar, solo que el rubio tenía contactos, muy probable, que estuviera de lo más tranquilo.
No me apetecía mucho pasar todo mi tiempo con él por nada, pero era trabajo y un viaje. ¡Un nuevo país! Y Dios, era la primera vez que viajaría en avión, ni siquiera sabía si iba a tener miedo o no. Pude notar desde lo lejos que coqueteaba con toda chica que entraba al hotel, sentí algo de repulsión, sin embargo, luego solo pensé que era parte de su esencia, siempre sería un mujeriego. — Buenos días, jefe. — No podía negar que se veía re condenadamente sexy el maldito pero iba a ser inmune, no convenía. — Un poco asustada, nunca he subido a un avión. ¿Cómo esta usted?— Tuve que decir para que dejara de mirarme de esa manera tan pecaminosa. —Oh, gracias.— Tomé la documentación y solté un suspiro, me contuve en preguntar como lo había conseguido.
Llegó un auto, quedando asombrada de lo hermoso y elegante que era. — No pretendía viajar en auto con usted y a solas, jefe. — Se lo tuve que dejar claro porque ya se estaba bastantes atribuciones conmigo y eso que ni siquiera le había dado ninguna esperanza, prefería ser directa para que entendiera.— La verdad, es que no tengo mucho apetito... apenas desayune ¿Por qué? — No quería que me diera hambre en medio camino estando en el auto, prefería hacerlo en el aeropuerto. Lógicamente, solo de golosa quería comer un desayuno en Marruecos. — ¿Qué opina? ¿Qué prefiere usted? — Cuestioné, bien instalada en el auto que se pasaba de lujoso. Ordené mi cabello y luego volví a mirarlo a los ojos.
También había pasado unos días en la casa de mis padres, para así poder conversar con ellos y decirle todos los regalos que iba a traerles de Marruecos, mi pequeño hermano creía que iba a irme para siempre y hasta se puso a llorar, así que tuvo que consentirlo para el día siguiente después del trabajo llevarlo a la juguetería, nos fuimos directo de mi trabajo, mamá lo había pasado a buscar al colegio y él quedó fascinado con su nuevo juguete. Esperaba no mal acostumbrarlo.
El día llegó y apenas pude comer porque estaba nerviosa. No tenía apetito, así que solo tomé té y unas galletas seguramente comería algo en el aeropuerto. Ni idea, igual uno siempre tenía que llegar unas horas antes para organizar todo y coordinar el tema del pasaporte, y esperar solo abordar, solo que el rubio tenía contactos, muy probable, que estuviera de lo más tranquilo.
No me apetecía mucho pasar todo mi tiempo con él por nada, pero era trabajo y un viaje. ¡Un nuevo país! Y Dios, era la primera vez que viajaría en avión, ni siquiera sabía si iba a tener miedo o no. Pude notar desde lo lejos que coqueteaba con toda chica que entraba al hotel, sentí algo de repulsión, sin embargo, luego solo pensé que era parte de su esencia, siempre sería un mujeriego. — Buenos días, jefe. — No podía negar que se veía re condenadamente sexy el maldito pero iba a ser inmune, no convenía. — Un poco asustada, nunca he subido a un avión. ¿Cómo esta usted?— Tuve que decir para que dejara de mirarme de esa manera tan pecaminosa. —Oh, gracias.— Tomé la documentación y solté un suspiro, me contuve en preguntar como lo había conseguido.
Llegó un auto, quedando asombrada de lo hermoso y elegante que era. — No pretendía viajar en auto con usted y a solas, jefe. — Se lo tuve que dejar claro porque ya se estaba bastantes atribuciones conmigo y eso que ni siquiera le había dado ninguna esperanza, prefería ser directa para que entendiera.— La verdad, es que no tengo mucho apetito... apenas desayune ¿Por qué? — No quería que me diera hambre en medio camino estando en el auto, prefería hacerlo en el aeropuerto. Lógicamente, solo de golosa quería comer un desayuno en Marruecos. — ¿Qué opina? ¿Qué prefiere usted? — Cuestioné, bien instalada en el auto que se pasaba de lujoso. Ordené mi cabello y luego volví a mirarlo a los ojos.
Elyse Forest | Durante la mañana | Camino al Aeropuerto | Julio
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
El rubio tenía un especial interés en este viaje. Ni siquiera era tanto por la convención que este año tocaba en uno de sus hoteles. Cosa que era aun privilegio en ser escogido, pue quería decir que la empresa era una de las caras del turismo exitoso. Era mas bien porque Elyse iria con él.
Jasper podía ser coqueto por naturaleza. A veces hasta lo hacía de forma involuntaria. Pero su interes peculiar por Elyse se le metía entre ceja y ceja. Sabía perfectamente que la chica se estaba manteniendo neutral. Aunque sí llegaron hablar de una forma más abierta en días anteriores y se había sentido bien, satisfactorio. Y eso era raro para él, con muy pocas lograba abrirse y soltar lo que sentía. En este caso su martirio con Aneshka. Así que ese era otro punto más a favor de Forest.
La muchacha lo devolvió a la realidad luego de que se quedara embelesado con ella, cuando le menciono que le tenía algo de temor al avión. - Tranquila, solo se siente un poco de presión al subir que crees terminar pegado del asiento, y al aterrizar algunos pequeños golpes suaves al caer en el suelo. Además anunciaron buen clima por lo que no tendremos ninguna sorpresa allá arriba. - le aseguro para que se calmara. De hecho, si había visto el reporte del tiempo antes de salir por eso mismo, para evitar sorpresas en su vuelo. - Yo estoy bien, gracias por preguntar. Más que bien entusiasmado, es un gran evento el que tendremos, así que es un honor que podamos ser la sede. - le confeso.
Se hizo el loco y no tomo su comentario a mal. - Ay, si no manejo tan mal. Es mentira lo que dicen que fui el culpable en el último accidente que tuve. - le comento, llevando el tema, por otro lado. - Pero bueno, hoy tenemos a Óscar, un chofer de primera. - le presento.
- Pues yo lo decía porque si tengo hambre y aunque tal vez podamos desayunar en Maruecos. Pienso que es mejor no llegar con el estómago del todo vació porque son unas cuantas largas horas de viaje. - sugirió. - Claro, en el avión nos servirán de comer. Pero entre tú y yo, prefiero la comida en tierra. Tiene mejor sabor. - comento. - Compremos algo y llevémoslo mejor. - añadió.
Llegaron al aeropuerto y el chico se detuvo en una panadería de lujo muy exclusiva que había dentro del área de restaurantes del aeropuerto. - ¿Quieres alguno de estos? Son unos panes exquisitos. Valen realmente la pena probarlos. - le aseguro. - Anda prueba alguno, no te vas a arrepentir. - Insistió. - Y no te vayas a poner con cosas, que cuando se trata de comida ahí sino aceptó un no por respuesta. - añadió, porque ya podía leer en su mirada que le diría algo como... no puedo aceptarlo. Pues no, solo era un pan dulce, eso no le iba a hacer más rico ni más pobre. Además era él que se lo ofrecía.
Cuando terminaron con la compra de comida, era momento de abordar un lindo y espectacular jet privado. Era un avión pequeño en tamaño comparado con los comerciales, pero con una cabina para los pasajeros espaciosa y cómoda. Sillas acolchonadas, pantallas interactivas para entretenerse en el vuelo. - Bueno, ahora sí ya estamos a un paso de Maruecos. - le dijo mientras le señalaba para que se sentara donde más le placiera.
Jasper podía ser coqueto por naturaleza. A veces hasta lo hacía de forma involuntaria. Pero su interes peculiar por Elyse se le metía entre ceja y ceja. Sabía perfectamente que la chica se estaba manteniendo neutral. Aunque sí llegaron hablar de una forma más abierta en días anteriores y se había sentido bien, satisfactorio. Y eso era raro para él, con muy pocas lograba abrirse y soltar lo que sentía. En este caso su martirio con Aneshka. Así que ese era otro punto más a favor de Forest.
La muchacha lo devolvió a la realidad luego de que se quedara embelesado con ella, cuando le menciono que le tenía algo de temor al avión. - Tranquila, solo se siente un poco de presión al subir que crees terminar pegado del asiento, y al aterrizar algunos pequeños golpes suaves al caer en el suelo. Además anunciaron buen clima por lo que no tendremos ninguna sorpresa allá arriba. - le aseguro para que se calmara. De hecho, si había visto el reporte del tiempo antes de salir por eso mismo, para evitar sorpresas en su vuelo. - Yo estoy bien, gracias por preguntar. Más que bien entusiasmado, es un gran evento el que tendremos, así que es un honor que podamos ser la sede. - le confeso.
Se hizo el loco y no tomo su comentario a mal. - Ay, si no manejo tan mal. Es mentira lo que dicen que fui el culpable en el último accidente que tuve. - le comento, llevando el tema, por otro lado. - Pero bueno, hoy tenemos a Óscar, un chofer de primera. - le presento.
- Pues yo lo decía porque si tengo hambre y aunque tal vez podamos desayunar en Maruecos. Pienso que es mejor no llegar con el estómago del todo vació porque son unas cuantas largas horas de viaje. - sugirió. - Claro, en el avión nos servirán de comer. Pero entre tú y yo, prefiero la comida en tierra. Tiene mejor sabor. - comento. - Compremos algo y llevémoslo mejor. - añadió.
Llegaron al aeropuerto y el chico se detuvo en una panadería de lujo muy exclusiva que había dentro del área de restaurantes del aeropuerto. - ¿Quieres alguno de estos? Son unos panes exquisitos. Valen realmente la pena probarlos. - le aseguro. - Anda prueba alguno, no te vas a arrepentir. - Insistió. - Y no te vayas a poner con cosas, que cuando se trata de comida ahí sino aceptó un no por respuesta. - añadió, porque ya podía leer en su mirada que le diría algo como... no puedo aceptarlo. Pues no, solo era un pan dulce, eso no le iba a hacer más rico ni más pobre. Además era él que se lo ofrecía.
Cuando terminaron con la compra de comida, era momento de abordar un lindo y espectacular jet privado. Era un avión pequeño en tamaño comparado con los comerciales, pero con una cabina para los pasajeros espaciosa y cómoda. Sillas acolchonadas, pantallas interactivas para entretenerse en el vuelo. - Bueno, ahora sí ya estamos a un paso de Maruecos. - le dijo mientras le señalaba para que se sentara donde más le placiera.
Jasper Rousseau | Durante la mañana | Camino al Aeropuerto | Julio
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
Tenía que reconocer que a veces el jefe me caía bien, en esas ocasiones, donde podíamos conversar de temas personales y proyectos que eran nuestro interés. Lo que incomodaba era justamente que se pusiera muy coqueto y a veces salía con comentarios fuera de lugar. Además que nos habían visto conversando más de la cuenta, por lo que cuando salía de la oficina podía notar la mirada de las mujeres de manera muy hostil, seguro, donde terminaban catalogándome como su nueva víctima y sentían rabia que con el tiempo que había pasado aún no se detenía. Era la razón, porque no tenía muchas amigas en el trabajo, pero en los últimos días, había empezado a conversar con Oliver, un ingeniero que trabajaba en otro sector pero con quién siempre concedíamos en el horario de almuerzo o de salida. Por supuesto, no era como Jasper, solía ser más serio y ni mostraba signos de coquetería, más bien siempre se mostraba amable y como un amigo.
Me había deseado suerte en mi primer viaje y fue cuando volví a escuchar a Jasper, que se veía muy motivado y trataba de tranquilizarme para que no sintiera temor. — Es que no puedo dejar de estar nerviosa, supongo, que ya todo lo asumiré cuando este ahí, solo tendré que acostumbrarme si me toca viajar seguido. — Contesté. Agradecía que lo hiciera, pero eso no quitaba que estuviera con esa sensación de vértigo, nervios y ansiedad, Todo era tan nuevo para mí y sí, tal como había dicho tendría que volverlo rutina, el jefe tenía varios viajes de los cuales quería que fuera. Solo asentí por el gran evento y solo pensé en todo lo que tendríamos que planear con solo llegar a Marruecos.
Lo cierto es que no tenía idea como manejaba, yo solo lo decía porque no quería pasar mucho tiempo con él y a solas, en un auto donde se podía aprovechar de mí, así de paranoica me sentía cuando estaba con él, porque tal vez ni pasaba nada. — Ahora con más razón, no quiero viajar con usted en auto, no tenía idea que solía tener accidentes, imaginando que es por exceso de velocidad. — No pude evitar soltar una risita burlona mientras saludaba al chófer que nos llevaría al aeropuerto.
— Está bien. — Accedí en comprar algo en el aeropuerto y pensando en las horas del viaje sería lo mejor, así que solo tocaba esperar alimentarme y luego esperar a subir el avión, en el auto traté de no pensar mucho para no ponerme muy nerviosa. Cuando salimos, estaba rebuscando mi billetera para ir a esa panadería, pero fue Jasper quien terminó invitando, la realidad es que con solo sentir su aroma ya me entraba mucho apetito por lo que no pude negarme y terminé por aceptar. — Gracias, Jefe. — Tomé uno de los panecillos que tenía una servilleta muy llamativa y me lo lleve a la boca. — Mmm... Está exquisito. — Siseé disfrutando de su sabor, realmente se esmeraban para ofrecer lo mejor, no quería ni imaginar el precio de cada uno de esos panecillos.
Tal como imagine, la espera no fue como la pensaba, ni nos demoramos hacer todo y en nada ya estábamos en un Jet Privado, que hizo que pusiera los ojos en blanco, el jefe no podría sobrevivir sin lujos, entramos y sentí que era como un bus típico, ya me habían dicho que eligiera un asiento de al medio, así que lo indiqué y me senté sin saber mucho que hacer. Prefería mantener silencio, dado que en ese instante, tenía un cumulo de sensaciones encontradas. ¡Ya había subido un avión y más encima era el primer viaje a un país lejano! Es que ya imaginaba todo en mis pensamientos y de verdad esperaba que todo saliera bien, una sonrisa se dibujó en mis labios sin darme cuenta y solté un nuevo suspiro. Estaba muy ilusionada.
Me había deseado suerte en mi primer viaje y fue cuando volví a escuchar a Jasper, que se veía muy motivado y trataba de tranquilizarme para que no sintiera temor. — Es que no puedo dejar de estar nerviosa, supongo, que ya todo lo asumiré cuando este ahí, solo tendré que acostumbrarme si me toca viajar seguido. — Contesté. Agradecía que lo hiciera, pero eso no quitaba que estuviera con esa sensación de vértigo, nervios y ansiedad, Todo era tan nuevo para mí y sí, tal como había dicho tendría que volverlo rutina, el jefe tenía varios viajes de los cuales quería que fuera. Solo asentí por el gran evento y solo pensé en todo lo que tendríamos que planear con solo llegar a Marruecos.
Lo cierto es que no tenía idea como manejaba, yo solo lo decía porque no quería pasar mucho tiempo con él y a solas, en un auto donde se podía aprovechar de mí, así de paranoica me sentía cuando estaba con él, porque tal vez ni pasaba nada. — Ahora con más razón, no quiero viajar con usted en auto, no tenía idea que solía tener accidentes, imaginando que es por exceso de velocidad. — No pude evitar soltar una risita burlona mientras saludaba al chófer que nos llevaría al aeropuerto.
— Está bien. — Accedí en comprar algo en el aeropuerto y pensando en las horas del viaje sería lo mejor, así que solo tocaba esperar alimentarme y luego esperar a subir el avión, en el auto traté de no pensar mucho para no ponerme muy nerviosa. Cuando salimos, estaba rebuscando mi billetera para ir a esa panadería, pero fue Jasper quien terminó invitando, la realidad es que con solo sentir su aroma ya me entraba mucho apetito por lo que no pude negarme y terminé por aceptar. — Gracias, Jefe. — Tomé uno de los panecillos que tenía una servilleta muy llamativa y me lo lleve a la boca. — Mmm... Está exquisito. — Siseé disfrutando de su sabor, realmente se esmeraban para ofrecer lo mejor, no quería ni imaginar el precio de cada uno de esos panecillos.
Tal como imagine, la espera no fue como la pensaba, ni nos demoramos hacer todo y en nada ya estábamos en un Jet Privado, que hizo que pusiera los ojos en blanco, el jefe no podría sobrevivir sin lujos, entramos y sentí que era como un bus típico, ya me habían dicho que eligiera un asiento de al medio, así que lo indiqué y me senté sin saber mucho que hacer. Prefería mantener silencio, dado que en ese instante, tenía un cumulo de sensaciones encontradas. ¡Ya había subido un avión y más encima era el primer viaje a un país lejano! Es que ya imaginaba todo en mis pensamientos y de verdad esperaba que todo saliera bien, una sonrisa se dibujó en mis labios sin darme cuenta y solté un nuevo suspiro. Estaba muy ilusionada.
Elyse Forest | Durante la mañana | Camino al Aeropuerto | Julio
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
La muchacha parecía haberle visto cara de rápido y furioso cuando hizo ese comentario. - Oh, no, ni que fuera Torreto. Bueno, igual por eso mismo los tengo... - dijo recordando que dicho personaje se caracterizaba por precisamente conducir bien. - En fin, no todos han sido mi culpa. - aclaro, pues a veces corría con la mala fortuna de que las cosas se le cruzaban enfrente, no era su culpa que luego no le diera tiempo de frenar... Por supuesto, si fuera a la velocidad límite no pasaban estas cosas. Lo bueno es que al menos prefería que lo viera como una amenaza al volante, y no como otro tipo de amenaza. Pues tal vez podía ser un poco tóxico, tal vez podría ser insistente, atrevido. Pero no llegaba a un extremo de ser un despiadado canalla.
Aquella panadería en el aéreo puerto era el lugar favorito de Jasper para detenerse a merendar antes de salir de viaje. Era mejor ni mostrarle los precios porque era capaz que Elyse luego ni siquiera quedarse a mirar las vitrinas. Por suerte, porque la verdad no tenía idea de como, logro que le aceptara aquel panecillo. Quizás fue su encanto, quizás fue la amenaza de que no quería no por respuesta, tal vez era por ser el jefe, o tal vez simplemente la chica acepto genuinamente. El asunto es que pudo notar como lo disfrutaba. - De nada. Sí, de verdad lo están. Por eso este es uno de mis lugares favoritos. Siempre tienen algo rico y dulce para sacarle a uno una sonrisa. - aseguro el rubio de lo más tranquilo, en este momento hablaba sinceramente mientras proseguían su camino.
Jasper tenía algo raro con Elyse, y eso era el que a veces podía estar dando miradas, coquetas, lanzando insinuaciones, pero también a veces con ella era con quien único le salía comentarios cotidianos, cosas de su vida personal que la verdad no la andaba comentando por ahí con cada chica que se le cruzaba. De verdad, Jasper nunca le había hablado de lo feliz que lo hacía tragarse un pan dulce. ¿Es más, de seguro, muchas lo verían con cara de qué mal te va? Si sigues tragando pan te pondrás panzón. Ahora bien, el chico tampoco era que se daba cuenta de como esas cosas fluían tan fácil con ella. ¿Se daría cuenta en algún momento?
Cuando estuvieron al fin en el avión, el muchacho recordó lo que su asistente decía cuando se encontraron en el hotel antes de salir al aeropuerto. Que estaba nerviosa, que los aviones eran algo nuevo para ella. Etcétera. Así que cuando Elyse tomo asiento, como un buen 'samaritano', porque la verdad solo era la excusa perfecta para estar cerca. Aunque igual de verdad, no le molestaba de servir de apoyo emocional. Por lo que se sentó en el asiento de al lado. - ¿Segura que no prefieres la ventanilla? Hay muy buena vista. Aunque igual yo tengo buena vista para ambos lados. - le comento dando unos suaves golpecitos en el posa brazo. Miraba la muchacha de reojo.
Quizás era mejor comportarse por un rato. Al menos mientras comenzara a ascender el anión. Pues al ser privado, y tener la pista despejada para ellos. El piloto no tardó en dar el anuncio de que debían permanecer sentados y con sus cinturones abrochados. - Bueno, aquí vamos. ¿Preparada? - pregunto intrigado. Mientras sutilmente mantenía su brazo muy accesible. Ya saben... por si le da miedo a Elyse.
Aquella panadería en el aéreo puerto era el lugar favorito de Jasper para detenerse a merendar antes de salir de viaje. Era mejor ni mostrarle los precios porque era capaz que Elyse luego ni siquiera quedarse a mirar las vitrinas. Por suerte, porque la verdad no tenía idea de como, logro que le aceptara aquel panecillo. Quizás fue su encanto, quizás fue la amenaza de que no quería no por respuesta, tal vez era por ser el jefe, o tal vez simplemente la chica acepto genuinamente. El asunto es que pudo notar como lo disfrutaba. - De nada. Sí, de verdad lo están. Por eso este es uno de mis lugares favoritos. Siempre tienen algo rico y dulce para sacarle a uno una sonrisa. - aseguro el rubio de lo más tranquilo, en este momento hablaba sinceramente mientras proseguían su camino.
Jasper tenía algo raro con Elyse, y eso era el que a veces podía estar dando miradas, coquetas, lanzando insinuaciones, pero también a veces con ella era con quien único le salía comentarios cotidianos, cosas de su vida personal que la verdad no la andaba comentando por ahí con cada chica que se le cruzaba. De verdad, Jasper nunca le había hablado de lo feliz que lo hacía tragarse un pan dulce. ¿Es más, de seguro, muchas lo verían con cara de qué mal te va? Si sigues tragando pan te pondrás panzón. Ahora bien, el chico tampoco era que se daba cuenta de como esas cosas fluían tan fácil con ella. ¿Se daría cuenta en algún momento?
Cuando estuvieron al fin en el avión, el muchacho recordó lo que su asistente decía cuando se encontraron en el hotel antes de salir al aeropuerto. Que estaba nerviosa, que los aviones eran algo nuevo para ella. Etcétera. Así que cuando Elyse tomo asiento, como un buen 'samaritano', porque la verdad solo era la excusa perfecta para estar cerca. Aunque igual de verdad, no le molestaba de servir de apoyo emocional. Por lo que se sentó en el asiento de al lado. - ¿Segura que no prefieres la ventanilla? Hay muy buena vista. Aunque igual yo tengo buena vista para ambos lados. - le comento dando unos suaves golpecitos en el posa brazo. Miraba la muchacha de reojo.
Quizás era mejor comportarse por un rato. Al menos mientras comenzara a ascender el anión. Pues al ser privado, y tener la pista despejada para ellos. El piloto no tardó en dar el anuncio de que debían permanecer sentados y con sus cinturones abrochados. - Bueno, aquí vamos. ¿Preparada? - pregunto intrigado. Mientras sutilmente mantenía su brazo muy accesible. Ya saben... por si le da miedo a Elyse.
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
Definitivamente no quería montar un auto con él, solo me quede mirándolo con la ceja alzada, delatando con mi mirada que no creía ni una sola palabra, luego solo comencé a reír. — No tiene porque darme tantas explicaciones. — Enfaticé para que se quedara tranquilo y no prosiguiera con el tema en ese sentido, porque no importaba tanto, ya que era su problema si quería poner en riesgo su vida.
Todo se estaba dando muy rápido y de la nada, ya estaba comiendo un rico panecillo de una pastelería finísima del aeropuerto. Me di ese gustito porque si con solo el aroma ya tenía hambre. Solo lo miré a los ojos y sonreí, flaqueando un momento y dejando ver mi verdadera esencia, pues no era del todo molesta es que era más porque quería intimidarme y yo quería dejar en claro que de verdad no andaría con mi jefe, pues el interés era notorio de su parte. — Me encanta lo dulce y el panecillo está riquísimo, hace muy feliz a cualquier persona.— Tuve que reconocer con una sonrisa cautivante y yendo con él, porque era Jasper quién estaba guiándome en todo momento.
Entramos al avión y en realidad parecía como sí fuera un bus, la cosa es que sí sentía nervios cuando comenzará a moverme, imaginaba esos casos que uno se separaba y toda la cosa con tus familiares, pero en este caso, era todo más distinto. La verdad, y aunque no quería reconocerlo en voz alta es que no quería que Jasper me dejara sola aunque fuera solo por esta vez que era la primera, suponía que con el tiempo iba acostumbrarme. Cuando se sentó a mi lado, sentí un relajo enorme y tuve que susurrar por cortesía. — Gracias, en realidad, no quería estar sola. — Esperaba que no se lo tomará muy personal porque tenía aprovecharse de la situación y era aquello lo que no me gustaba para nada, tenía que asumir que yo tenía interés por él, simplemente por ser mi jefe, además que veníamos de mundos muy diferentes, jamás íbamos a tener esa química y todo sería difícil. El problema también es que tenía la sospecha que si caía, ya luego iba a tirarme a la basura y se fijaría en otra chica, así era su tipo y no podía arriesgarme, es que muy diferente habría sido si hubiera querido ser mi amigo desde un principio, ahí si habría actuado de manera más espontanea. — ¿Es mejor la ventanilla? ¿Uno no siente mareos? — Cuestioné. Me sentía toda una ignorante solo que como siempre ignoré su elogio hacia si mismo, solo negué con la cabeza.
Terminé haciendo lo que aconsejó y de pronto, el avión empezó a moverse, pidieron que apagara el celular y me pusiera el cinturón. No tenía idea como se usaba. — ¿Me ayudas? No quiero quedar como una tonta. — Exclame con suavidad y sintiendo la tensión de como empezaba a moverse el avión y toda la cosa, sobre todo, cuando aumentaba la velocidad y de pronto se elevaba hacia los aires. Sin poder evitarlo, agarré su brazo y terminé cerrando mis ojos. Esa era la parte más difícil, solo que de pronto solo se calmó.
—Ahora sí... disculpe por ignorarlo. — Siseé con suavidad, mientras alejaba mi mano de su brazo con sutileza. Al percatarme que le había dejado marca casi me provoca algo. — Perdona.. es decir, disculpe. Ni me percaté que había presionado mucho su brazo. — Finalicé por decir muy avergonzada. Hasta había olvidado lo que quise decirle, aunque la respuesta era lógicamente que no estaba del todo preparada.
Todo se estaba dando muy rápido y de la nada, ya estaba comiendo un rico panecillo de una pastelería finísima del aeropuerto. Me di ese gustito porque si con solo el aroma ya tenía hambre. Solo lo miré a los ojos y sonreí, flaqueando un momento y dejando ver mi verdadera esencia, pues no era del todo molesta es que era más porque quería intimidarme y yo quería dejar en claro que de verdad no andaría con mi jefe, pues el interés era notorio de su parte. — Me encanta lo dulce y el panecillo está riquísimo, hace muy feliz a cualquier persona.— Tuve que reconocer con una sonrisa cautivante y yendo con él, porque era Jasper quién estaba guiándome en todo momento.
Entramos al avión y en realidad parecía como sí fuera un bus, la cosa es que sí sentía nervios cuando comenzará a moverme, imaginaba esos casos que uno se separaba y toda la cosa con tus familiares, pero en este caso, era todo más distinto. La verdad, y aunque no quería reconocerlo en voz alta es que no quería que Jasper me dejara sola aunque fuera solo por esta vez que era la primera, suponía que con el tiempo iba acostumbrarme. Cuando se sentó a mi lado, sentí un relajo enorme y tuve que susurrar por cortesía. — Gracias, en realidad, no quería estar sola. — Esperaba que no se lo tomará muy personal porque tenía aprovecharse de la situación y era aquello lo que no me gustaba para nada, tenía que asumir que yo tenía interés por él, simplemente por ser mi jefe, además que veníamos de mundos muy diferentes, jamás íbamos a tener esa química y todo sería difícil. El problema también es que tenía la sospecha que si caía, ya luego iba a tirarme a la basura y se fijaría en otra chica, así era su tipo y no podía arriesgarme, es que muy diferente habría sido si hubiera querido ser mi amigo desde un principio, ahí si habría actuado de manera más espontanea. — ¿Es mejor la ventanilla? ¿Uno no siente mareos? — Cuestioné. Me sentía toda una ignorante solo que como siempre ignoré su elogio hacia si mismo, solo negué con la cabeza.
Terminé haciendo lo que aconsejó y de pronto, el avión empezó a moverse, pidieron que apagara el celular y me pusiera el cinturón. No tenía idea como se usaba. — ¿Me ayudas? No quiero quedar como una tonta. — Exclame con suavidad y sintiendo la tensión de como empezaba a moverse el avión y toda la cosa, sobre todo, cuando aumentaba la velocidad y de pronto se elevaba hacia los aires. Sin poder evitarlo, agarré su brazo y terminé cerrando mis ojos. Esa era la parte más difícil, solo que de pronto solo se calmó.
—Ahora sí... disculpe por ignorarlo. — Siseé con suavidad, mientras alejaba mi mano de su brazo con sutileza. Al percatarme que le había dejado marca casi me provoca algo. — Perdona.. es decir, disculpe. Ni me percaté que había presionado mucho su brazo. — Finalicé por decir muy avergonzada. Hasta había olvidado lo que quise decirle, aunque la respuesta era lógicamente que no estaba del todo preparada.
Elyse Forest | Durante la mañana | Avión | Julio
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02. Bienvenida a Marruecos Entre los sueños y la realidad |
Esa mirada que su asistente le dio de felicidad y sinceridad que no había visto antes, con sonrisa incluida, le encanto. Incluso más de lo que quisiera admitir, porque en realidad lo había derretido. Los que no los conocían podían creer que eran una feliz y bonita pareja. Al menos durante los minutos que estuvieron en aquella panadería. Quizás era el lugar que tenía su magia y sacaba lo mejor de ambos.
Posiblemente, era por los nervios que la chica tenía de montarse por primera vez en un avión que ahora hasta se alegraba de que su jefe se hubiera sentado a su lado. Cosa que a él para nada le molestaba. Más bien todo lo contrario. - No hay de que, la primera vez en avión, siempre da nervios. - decía con una sonrisa. La verdad es que todo estaba resultando mejor de lo esperado. ¿Acaso ya no le estaba desagradando su compañía? Esperaba que fuera el caso. Quizás ella solo lo hacía por los nervios, pero para Jasper era otro acercamiento más que quizás podía hacerla cambiar sobre lo que pensaba de él. A él Elyse le interesaba, y estaba siendo todo un reto lograr conquistarla.
- Quizás un poco. Aunque al lado de la ventana puede ver el mar y las nubes mientras nos vamos alejando de la tierra. - le comento. No tardo mucho en ignorar sus elogios. Pero por más que lo hiciera, el rubio no desistiría de sus intentos. Eso no lo desanimaba. Para nada, por lo que continuo como si nada.
Cuando el avión comenzó el proceso de despegue fue el momento ideal del empresario para acumular puntos. Tal como si fuera la tortuga de la película Kungfú Panda. El chico se dijo en su mente, mi momento ha llegado cuando Elyse le pidió ayuda con su cinturón. - Bien, observa, es más sencillo de lo que aparenta. - le decía mientras ce acercaba más de la cuenta, esta vez por evidente razón, para acomodar el cinturón. - ¡Listo! - le dijo al terminar alzando un momento la vista para cruzar miradas. Desde ahí podía sentir el suave aroma del perfume de la chica que lo anestesiaba.
El rubio se volvió a erguirse y colocar su brazo en la posadera de forma muy disponible por si deseaba usarlo de soporte para los nervios. Bien lo imagino, pues cuando arranco el vuelo noto como la morena se aferraba a su brazo cerrando los ojos. Momento que aprovecho el chico para observarla. No entendía que le estaba haciendo esta mujer para qué le encantará tanto y si no paraba de en cierto modo rechazarlo. Pero quizás era ese precisó detalle lo que la hacía diferente a las demás y, por tanto, que el interés de él hacia ella fuera mayor.
- Ya por favor, no te disculpes más. Es normal cuando tienes la emoción así. Además, no me molesta que me agarren el brazo. Ni siquiera me dolió. - le decía, aunque en realidad sí sentía que le ardía en donde había agarrado. Pero claro, él no iba a demostrarlo. Al contrario, se hacía el que nada podía molestarle. - Puedes agarrar mi brazo si te hace sentir más segura al volar. - Le aseguro.
El vuelo se tornaba más estable y no había necesidad de estar tensos en el asiento. - Ya puedes soltarte el cinturón, al menos mientras estemos en el cielo volando. - el chico pensó en su siguiente movida. A fin de cuentas, este era su avión. - Anda, ven que te mostraré algo. - le dijo haciendo seña para que lo siguiera hasta la cabían del piloto. Dio un par de golpes a la puerta para luego pasar como Juan por su casa. - Saludos caballeros. Les presento a mi asistente Elyse, recuerden bien esta carita porque la verán bastante seguido por aquí. - y ni siquiera lo decía en broma. Jasper quería contar con la presencia de Elyse en cada viaje que hiciera. Miró a la chica y le señaló la vista que se veía desde el ventanal de la cabina. Un cielo azul y las nubes como algodones rodeando el avión. - Espectacular. ¿No? - comentó.
Jasper Rousseau | Durante la mañana | Camino al Aeropuerto | Julio
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