Esperar en el punto donde todos los alumnos quedaban para ir a Hogsmeade era... extraño. No era que no lo hubiera hecho antes pero...
Si era la primera vez que... bueno, que esperaba no ir solo todo el camino o el tiempo que estuvieran allí...
Era consciente que el resto de alumnos vería que no iba solo... Pero solo era un paseo a Hogsmeade, tampoco era tan grave o sospechoso... ¿No?

Miró al cielo. Estaba completamente blanco, los primeros copos de nieve ya habían caído dejando todo el suelo blanco. Era una estampa... Bonita, o algo así, aunque hiciera algo de frío. Bastante frío.
Se colocó bien su bufanda mientras esperaba.
Allí ya estaban los Slytherins y algunos Ravenclaw, los Gryffindor habían salido ya, como siempre estaban los primeros y no podían esperar al resto de compañeros...
No era una salida muy concurrida, solo de alumnos de sexto y séptimo. Ya se sentía bastante afortunado porque su hermano no hubiera ido...

Seguía esperando cuando se le acercó una chica. La... No recordaba su nombre, esa que Marcus detestaba. Le estaba sonriendo y diciendo cosas...
Lex no cambió su expresión.

— ¡Qué sorpresa! Hacía un montón que no te veía venir a Hogsmeade.— Él solo asintió. ¿Qué se podía responder a eso?— Si... no tienes con quien ir, puedes venir con nosotras...— Comentó, señalando a un grupo de tres chicas que esperaban algo más alejadas con esa clase de risillas que le ponían de mal humor.

— No. No voy solo.— Añadió, e incluso a la chica le sorprendió. Ella sonrió, algo coqueta y miró a su alrededor.

— Yo no veo a nadie... Anda, no seas tímido, Alexander te trataremos bien.— ¿Pero y quién estaba siendo tímido? Estaba siendo sincero y se había molestado en hablarle... Cosa que no recordaba haber hecho antes. Tal vez por eso estaba ahí sonriendo...
Qué sonrisa más desagradable...

Desvió la mirada y entonces vio a quién esperaba. Al Hufflepuff que bajaba dando saltitos y con una sonrisa de oreja a oreja y...
Bueno, le acompañaba el tejón entrometido pero al menos ya no tendría que seguir esperando con... La Slytherin pesada.

No se dio cuenta, pero en cuanto vio a Darren sonrió.

No iba a negar que aquella salida le hacía especial ilusión. Y ahabía advertido a todos sus compañeros que no iba a ir con ellos y tampoco era la primera vez, a lo largo del tiempo había variado con quién hacía las cosas, el único que se había puesto un poco ñoño había sido Caleb -para no variar-. Tras una pequeña discusión, y mira que era difícil discutir con Darren, había conseguido que le dejara en paz con su vida pero le dijo que al menos le dejara bajar con él hasta el punto de encuentro y ya esperaría a sus amigos allí, algo era algo.

Así pues iban bajando juntos y el tejón con su acostumbrada cara de felicidad que él pensaba que no podía mejorar hasta que lo hacía al ver a Lex, y también pensaba que no se podía borrar hasta que por un segundo lo hizo al ver a la chica a su lado. Bueno, no es que ahora de repente el pobre no pudiera tener trato con nadie, no era el plan, pero sí que le chocó que de ser alguien tan solitario tuviera a una Slytherin al lado y con esa sonrisa, porque Darren tenía experiencia de sobra en "esas" sonrisas coquetas que se pueden ver desde marte, él las usaba y las había aprendido de sus amigas. Le dieron los siete males en menos de un segundo y los cuatrocientos pánicos, pero  se reconfortó pensando que la sonrisa de Lex era para él y solo para él, así que trató de ignorar a ese bicho extraño aparecido de la nada cuando llegaron a su lado y sonrió. El problema era que Caleb también lo había visto, y también sonreía, pero de una manera más maliciosa.

— ¡Buenos días, Lex de Slytherin! — saludó animado. Luego miró a la chica y, esta vez estóico y sin perder su sonrisa animada la saludó con un gesto de la mano — Buenos días a ti también.

— Sí, buenos días. — Caleb mantuvo esa extraña sonrisa — Vaya, nunca me había fijado en lo guapas que son las chicas de Slytherin. Al final tienes buen gusto, Lex amigo de Darren. — dijo con cierta sorna.

Darran apretó un poquito los labios, ¿por qué era tan ruin? Además, no era mentira tampoco ero era un comentario totalmente innecesario. De manera inconsciente se acercó un poquito más al Slytherin. No podía agarrarle, besarle o cualquier cosa pero su subconsciente se quería acercar a él. "No es mi amigo, maldito Caleb entrometido, ¡notecreasquenoséloquepretendes!"

No miró a nadie más. Se le olvidó la chica que estaba allí, incluso al entrometido al lado de Darren, solo le miró a él acercarse y saludarle de esa forma tan suya...
Sonrió y asintió, no dijo nada porque también saludó a esa Slytherin que no sabía qué hacía ahí todavía...
Y lo mejor no fue eso, fue el tejón entrometido.

Lex frunció ligeramente el ceño, aunque mantuvo una expresión algo divertida. ¿Acababa de decir que esa chica era guapa? La miró unos instantes, ella le sonrió al hacerlo y después volvió la mirada a Caleb. Oh... De modo que ese era el juego.

—Alexander.—Le corrigió. ¿Quién se creía que era para llamarle Lex? Solo le faltaba que tuviera esas libertades...—Y pues... toda para ti, tu, lo que seas de Darren.—Fue lo que dijo antes de tomar la muñeca del Hufflepuff y apartarse de allí.
Tampoco era tomarle la mano a modo... Raro, solo de una forma en la que un amigo sujetaría a alguien para librarse de otro.

Avanzó unos cuantos metros antes de girarse y dedicarle una mirada al tejón molesto, luego volvió a mirar a Darren mientras seguían caminando.
Le sonrió y le colocó bien la bufanda alrededor de su cuello para que no le entrara el frío.

—¿Has visto cómo ha nevado?—Comentó para cambiar totalmente de tema, porque no le interesaba lo más mínimo ni esa slytherin ni el idiota de su amigo, había bajado con una sonrisa tan prepotente que... En fin. No le interesaba y no pensaba permitir que le jodiera su salida a Hogsmeade.
Tampoco iba a reconocerlo pero... Había estado toda la noche medio nervioso por ese momento y en lo que quería centrarse era pues... Eso, en Darren.

Iba a abrir la boca a ver si podía relajar otra vez aquella elevación de testosterona tan absurda que se estaba dando a su alrededor, porque al parecer Caleb no sabía cómo ser del todo agradable, pero no tuvo tiempo. Antes de darse cuenta ya le estaban arrastrando del brazo y él dejándose llevar más feliz que unas castañuelas. Se despidió de su amigo y  la chica con la mano, porque educado lo primero y siguió al Slytherin, parándose a mirarlo con los ojos muy abiertos cuando se detuvieron. Ante su pregunta le miró, alzando una ceja y mirando sus manos.

— ¿Y tú has visto lo que estás haciendo? — preguntó, divertido sin poder evitarlo y terminando por solar una risita. Le parecía increíblemente adorable que tuviera detalles así, gestos tan simples que no habría pensado que podría tener — Pareces mi hermano mayor preocupándose porque no me de un resfriado y se supone que el mayor aquí soy yo. — llevó las manos a la bufanda ajena y también se la colocó, excusa cochina para poder tener un acercamiento con él, sin más, ¡pero había empezado Lex! Además, lo que le habría gustado de verdad habría sido poder darle un abrazo y un besito, algo sencillo, tampoco pedí que se comieran los morros, aunque fuera en la mejilla, un algo...como hacían las parejas, pero no se podía. Bajó un poco más la voz — Me encanta cuando sonríes, ¿sabes? Aunque me gustas siempre pero cuando sonríes siento que lo haces solo para mi y es...no sé, mola.

Le dio un repentino escalofrío que le recorrió toda la espalda y le erizó la piel, notó entonces que Caleb  no les quitaba la vista de encima y tomó aire, soltándolo por la nariz y dando una palmada, haciendo un gesto con la cabeza a su acompañante.

— ¿Y si vamos tirando ya? Así disfrutamos del paseo porque sí, he visto cómo ha nevado y me encaaaaaanta, me encanta la nieve, ¡me encanta el invierno! — le dio la espalda a todo lo que quedaba atrás, más que dispuesto a pasarlo bien de camino al pueblo, comprar chuches, hincharse a otras tantas, tal vez tomar algo calentito y sobretodo pasar un buen rato con él, que era lo que llevaba deseando todos esos días.

—Mm... yo solo camino con un... estudiante de referencia de un curso superior...—Comentó con una ligera sonrisa, porque en realidad no sabía a qué se refería.
Obviamente él creía que era por haberle sujetado y apartado de Caleb, y también simplemente por ir caminando juntos.
Sabía que si, al menos entre los Slytherins sería la comidilla, porque nunca salía con ellos y porque iba con alguien, pero se había hecho a la idea...
Solo era una salida de amigos... Eso, amigos... para los demás.

Pero al parecer Darren se refería a lo de la bufanda... Bajó la mirada un poco cuando mencionó que parecía su hermano mayor, la verdad que no se había percatado de esos gestos...
Pero no debió molestarle porque el Hufflepuff hizo lo mismo por él, lo cual se ganó una sonrisa... Una sonrisa que se llevó unas bonitas palabras por parte del tejón.

—Y lo son.—No dudó en añadir, tomando aire con la nariz. Si se ponía rojo... pues nevaba y hacía frío. ¿Quién no tenía las mejillas y la nariz rojas?

Y de la nada, Darren pareció activarse, canturreando y apresurándose. Lex se rió sin separar sus labios y adelantó el paso para seguirle, no tenía objeciones porque estaban dejando al tejón entrometido atrás.

—No sabía que te gustara tanto el invierno... pensaba que te gustarían más las cosas cálidas—Aunque bien pensado... ¿Qué no le gustaba a Darren? Por todo parecía feliz...
Y bueno, ya podía decir que eso se le hacía adorable. Aunque antes no lo comprendiera.

—¿Te crees si te digo que hace dos años que no vengo a Hogsmeade? —Pues seguro que no le sorprendía. Pero estaba bien ir... con él.

Cuando echaron a caminar iba contento, estaba de paseo con él y eso era motivo más que suficiente para estar animado, aunque en general estar en Hogwarts ya solía ser motivo para estarlo, desde que había conocido a Lex era como si a una pedazo de tarta de selva negra con chocolate y salsa de chocolate y nata y pepitas de chocolate y...¡pues encima le añadías un brownie! ¡Y helado! Vaya que era un subidón de azúcar pero emocional.

— A ver, es que en el verano se acaban las clases y aunque me guste estar en casa echo de menos estar aquí y además el invierno es genial porque llegaaaaaan...— se dio unas cuantas palmaditas en las piernas y luego una palmada, tan expresivo como de costumbre — ¡BAM! Las fiestas de navidad y con ellas los regalos, las comilonas y los villancicos. — se meneó un poco de un lado a otro, casi como si ya lo estuvier aviviendo y eso que aún faltaban un par de meses para que llegara el momento.

De repente se le cruzó por la cabeza que quizás ese año cuando llegaran las navidades tendría alguien más a quién hacer un regalo y le dio un micro ataque de pánico porque no sabía qué se le regalaba a alguien como Lex, luego pensó en que ya cruzaría ese puente cuando llegara y se le pasó, volviendo a mirarle, sonriente.

— Totalmente, aunque es triste. A mi me encanta Hogsmade, siempre acabo por comprar alguna tontería cuando voy. La última vez me compré un sombrero con unas orejas de conejo larguísimas y peludas que cuando te baja la temperatura de ciertos grados se te enroscan al cuello para hacer de bufanda. — se rió un tanto, negando con la cabeza — No mentiré, es súper inútil porque nunca me baja tanto la temperatura, la idea es buena pero creo que deberían haberlo hecho para que se ajustara a la temperatura ambiente y  no a la del cuerpo, yo siempre estoy caliente. — sintió que se sonrojaba un poco por eso y soltó una risita — Bueno ya me entiendes, es que me muevo mucho y eso.

Se mordió el labio inferior, echándose a un lado por un grupo de tres chicas que pasaron al lado de ambos e iban más rápido, él normalmente caminaba más deprisa pero se había dado cuenta que cuando estaba con él aminoraba la marcha, tal vez porque le gustaba que el tiempo se extendiera todo lo posible.

— ¿Ya has pensado qué tipo de chuches quieres comprar? A mi me gustan las que hacen cosas raras o tienen sabores peculiares, pero es que soy un poco muggle y sigo emocionándome con esas cosas. Tal vez a ti ya te de un poco igual...— lo miró con curiosidad, alzando una ceja. Sabía que la forma en la que veían el mundo mágico era diferente, a fin de cuentas se habían criado de manera muy distinta.

Mirar a Darren en aquel entorno era de lo más curioso. Casi parecía como si estuviera viendo a Noora correteando por todas partes, como si él diera un paso y el tejón diera diez, adelantándose, volviendo a atrás, rodeándole...
Sabía que aquello valdría la pena, aunque ahora todo Hogwarts supiera que era amigo de Darren de Hufflepuff, si es que a alguien le importaba, verle tan feliz... lo valía.

Y entonces empezaron los bailes... ¡Preludio de algo que le gustaba aún más! Las navidades... El tejón debía adorar Hogwarts de verdad.
No le gustaba el verano, o no del todo, porque no había clases, pero todo lo demás le entusiasmaba. Las navidades no estaban mal del todo...
Al menos en las últimas que su familia le había dejado no ir a la fiesta de navidad que celebraban cada año. ¿Darren volvería a su casa para celebrarlas? ¿O se quedaría en Hogwarts? Ya le preguntaría.

Y no le sorprendió esa idea de compras estupidas porque el Hufflepuff tenía historias muy raras... Aunque de momento la de la mofeta ganaba a todas.
Aunque se rió especialmente con eso de que estaba... siempre caliente. Carraspeó un poco y miró al frente porque tres chicas pasaron por al lado pero...
Si... estaba siempre... caliente...

—Pues... Viene aquí otra bomba, ahm... no soy mucho de dulces.—Añadió medio sonriendo. Lo cierto era que no le atraía para nada nada con sabores extraños... Ya había tenido bastante con las grageas de todos los sabores de niño con Marcus molestando.—Te advierto que si vuelvo a comer algo con sabor a vómito voy a dejar de hablarte de por vida...—Le dijo también bromeando.—Aunque el chocolate caliente no me disgusta si hace frío.—Añadió y le miró de reojo.

—¿Cómo son los dulces muggles?

Darren no pudo evitar detenerse de golpe y llevarse las manos al pecho, fingiendo un soberano susto al escuchar aquellas palabras por parte ajena, pero en seguida echó a reír, tampoco es como que fuera la primera persona a la que no le gustaban los dulces.

— Buah, Lex de Slytherin tampoco me extraña...— se puso todo serio, acercándose un poco más a él y mirando alrededor para asegurarse de que nadie los escuchase, frunciendo el ceño como si le fuera a decir algo increíblemente grave — Después de comerme a mi es normal que hayas cubierto tu cupo de azúcar de por vida. — le dio un par de codacitos antes de echarse a reír otra vez, negando con la cabeza — Pues son como los dulces mágicos pero en versión aburrida. Solo hay cosas comunes como fresa, menta, naranja...lo más básico. No chisporrotean o te hacen poner voces, no hacen cosas pues eso, mágicas.

Y eso era aburridísimo pero lo que tenía que hacerse en verano, porque no se imaginaba paseando por su barrio y comiéndose un chicle que le hiciera croar como un sapo o le sacara humo por las orejas, la verdad. Pero bueno, la vida mixta era así y lo aceptaba, aunque soñaba con que eso pudiera acabarse algún día.

— Si quieres no tenemos por qué comprar muchas golosinas raras, podemos comprar algunas normalitas...o comer solo unas palomitas y un chocolate caliente mientras vemos alguna peli. — él ya tenía planeado hacer guardia en al Sala de los Menesteres para que nadie se fuera a colar y así poder disfrutar de su noche especial con Lex, ver una peli de miedo y acurrucarse con él hasta que la noche fuera día — Quiero que te lo pases bien también. O mira, por ahí resopla. — señaló las casitas que ya se veían y apuró un poco el paso. Cogió la mano del Slytherin por inercia para tirar de él pero al darse cuenta en seguida lo soltó, tratando de hacer como si no hubiera pasado nada — Vayamos primero a por las palomitas.

Presionó sus labios para reprimir una risa cuando parecía que a Darren le estaba dando un ataque porque mencionó lo de los dulces...
Pero es que a él esas cosas ridículas no le gustaban nada. A veces el sabor estaba bien, pero la idea de poner voces raras o las tonterías que solían hacer los dulces mágicos... ¿Por qué tenían que ser siempre tan ostentosos? Si, hacían magia y era genial pero tampoco hacía falta estar dando la nota siempre...
Aunque a Darren le gustaba, le parecía divertido. No dijo nada, pero le había llamado la atención eso de “solo sabores básicos”.
Y no... no le extrañaba que no le gustara los dulces, ¿Cómo no?

Y bajó la mirada notando el calor en sus mejillas en cuando el tejón se le acercó y le susurró eso... y... ahm... pues aunque estaba de broma y los dulces no le gustaba de antes, pues... no iba tan desencaminado... porque después de probarle a él pues...
Ah.. no se le daba bien ni pensar en esas cosas... Se echó a reír un poco.

—Podemos comprar lo que quieras... ¡Ey!—Eso le sorprendió, el que apretara el paso de esa forma repentina casi hizo que no se percatara de que le había agarrado la mano hasta que el mismo Darren la soltó percatándose de lo que había hecho...

Asintió a lo que dijo. No entendía eso de comer palomitas al ver algo, una costumbre Muggle, pero... estaba bien.

—¿Con mantequilla, caramelo, o saladas?—Preguntó apretando el paso para ponerse a su lado, no sabía tener ese entusiasmo pero tampoco quería frenarlo...

Y al llegar, con Darren delante de él y esa sonrisa, entusiasmado y casi dando botes, le dio la impresión de que Hogsmeade era mucho más bonito de lo que recordaba...
Movió un poco su cabeza pues se había quedado atontado unos segundos, se encogió de hombros y volvió a alcanzarle.

—Si corres así te pasarás el pueblo.—Le dijo dándole un toquecito en su nariz con la punta de su dedo.

Elegir palomitas era difícil, como todo en la vida, todas estaban buenas y le gustaba llevarse un poquito de aquí y de allá. A decir verdad probablemente Lex era lo primero que había elegido desde hacía mucho tiempo como algo único. Se mordió los labios, pensativo.

— Podríamos llevar unas poquitas de cada y así no hay que elegir. A mi me gusta comerme primero las saladas, luego las de mantequilla y las de caramelo de postre. Aunque si me tomo un chocolate caliente suelo comerme primero las de caramelo, luego las de mantequilla y las saladas para terminar, así el chocolate me lo tomo a lo último y me apetece más. — todo planeado, porque por supuesto no era su primera peli de terror ni su primera noche de palomitas, faltaría más.

Cuando ya lo tuvo de nuevo a su lado y le hizo ese gesto suyo tan típico en la nariz no  pudo evitar sonreír y se mordió el labio inferior, mirándolo durante un segundo y sintiendo una punzada en el estómago. Le encantaba que lo hiciera cuando estaban solos pero ahí había gente, literal habían alumnos que no tardarían en pasar cerca de ellos en cualquier momento, así que se acercó un poco más para bajar la voz, mirándolo con nerviosismo pero sin perder la sonrisa.

— Oye, Lex de Slytherin, vas a tener que dejar de hacer esas cosas porque si haces eso me vas a poner blandito y si me pones blandito voy a enajenarme mentalmente y voy a acabar por besarte porque es lo que pasa si me pones blandito y  no queremos eso, ¿verdad? — advirtió, aunque no dejaba de sonreír, no lo decía a malas, simplemente...bueno, es que si tenía esos detalles tan dulces y cotidianos con él al final iba a seguirle el juego de forma normal como cuando estaban a solas y lo que no quería es que pasara mientras estaban cerca de alguien que al Slytherin le diera reparo y lo rechazase, porque ahí sí que le iba a dar algo y  no era un recuerdo que quisiese tener — Ya me cuesta bastante controlarme cuando te veo...

Y ya no hablaba de TODO lo que se controlaba a nivel de hormonas adolescentes, si no de lo que controlaba a nivel básico, el querer abrazarle, estar cerca de él, simplemente rozándose con su brazo, tomando su mano, agarrándole o acariciándole el pelo. Sí, puede que le diera cierta envidia cuando veía alguna de las parejitas heteronormativas y sangrenormativas por ahí, pero trataba de aceptarlo y seguir siendo feliz.

Frunció ligeramente al escuchar al contrario... ¿Pero quién tenía un método para comerse las palomitas? Eso había sonado más loco que las planificaciones absurdas que se hacía Marcus...
Pero no pudo evitar sonreír porque... Lo estaba diciendo en serio, ¿No? Aún así le pareció divertido el ver cómo listaba el orden exacto para comer unas palomitas...
Si planificaba de ese modo el ingerir palomitas en la noche de Halloween... ¿Cómo esperaba que no pensara en todo lo demás?

Y entonces vino algo que no se esperaba... Se inclinó para escuchar a Darren advertirle que... Si seguía haciendo ciertas cosas se iba a "poner blandito", esa expresión le resultó graciosa y tuvo que reprimirse una risa antes de entrar en pánico. Algo parecido al menos...
No, no podían besarse en público, eso al menos lo tenía en mente, el problema era que... No recordaba haber hecho nada... Y eso era preocupante.
¿Se estaría comportando de forma extraña sin ni si quiera notarlo? Frunció un poco el ceño y guardó sus manos dentro de su túnica, asintiendo despacio.
Debía... Ser más cuidadoso...

—Pues... parece que a mi también...—Reconoció mirándole con la mirada algo gacha y una ligera sonrisa. Vale, tenía que centrarse un poco, estaban en Hogsmeade, al aire libre y...
Echó hacia atrás la mirada, no había nadie que les mirara, al menos.

—Bueno... Quizá si... encontramos a algún rincón... sin mucha gente... pues...—Y sonrió de medio lado y de forma... ¿Pícara?
Bueno es que si era una cita pues... Al menos en algún momento algún beso debía caer...

Era bastante tierno que ni siquiera se diera cuenta de que aquellos gestos le salían de forma automática. Por un momento se preguntó si algún día los podría hacer sin tener que preocuparse por las consecuencias como que Darren se le abrazara y le besuqueara como una vieja ñoña, pero rápidamente se recordó que era mejor no dejar que sus pensamientos fueran por ese camino y solo le hizo un gesto con la cabeza.

— Te aseguro que voy a tener estos ojitos de tejón abiertos como platos para encontrar el sitio oportuno...— aseguró, mientras se señalaba los ojos. Porque si le daba la opción de al menos poder robarle un beso no iba a ser él quién la dejara pasar, ni de lejos. Vio entonces un grupo de Hufflepuff venir, aún les quedaba distancia pero por si acaso había alguien non grato volvió a gesticular — Vamos a por las palomitas a la tienda de dulces, así nos quitamos eso ya de encima. Además seguro que me cojo alguna cosa más.

Fue hacia la tienda, abriendo la puerta y dejando que pasara el menor. Se desenroscó la bufanda para no pasar tanto calor pero la dejó colgando de su cuello, sonriendo y aspirando el aroma a dulces. Era una buena hora para comprar porque mucha gente dejaba eso para el final y así no tenía que ir cargando, pero a él no le molestaba llevar bolsas en las manos porque así las tenía ocupadas, casi que le parecía una grandísima idea.

— Oh, vamos al pasillo del fondo, tienen unas gominolas que te cambian el color de los ojos cuando las comes, una vez se me pusieron rojos, parecía un vampiro. — dijo animado y sonriente, tratando de arrastrarlo con él y saludando al señor de la tienda con la mano cuando lo pasaron de largo.

Y una nueva risa le vino cuando observó a Darren haciendo eso con los ojos, esos ojos de tejón completamente atentos por si podían escabullirse...
Aquello... en parte era divertido, o al menos podía ver expresiones de lo más graciosas de él... aunque siempre las tenía.

Asintió, sobretodo cuando vio que se acercaba alguno de los estudiantes... Era mejor que se volvieran a lo suyo. No podía ser tan complicado aguantar sin besar a alguien durante un rato, llevaba dieciséis años sin besar a nadie, después de todo...

Fueron directos a la tienda de dulces, estaba seguro de que no solo iban a comprar palomitas. La verdad no iba a decirlo pero compraría lo que a Darren se le antojara aunque tuviera que comprar la tienda entera, después de todo no se había gastado la asignación que sus padres le daban para pasar el año en ninguno de los años... Y bueno, su familia era pudiente, en cualquier caso.

—¿Ojos rojos de tejón loco?—Sonrió y le siguió mirando todas las cosas. Había muchos dulces, algunos se veían de colores rosas combinados con el chocolate, rojos y blancos y algún aire navideño aunque faltaran unos meses para navidad... pero el negocio era el negocio.
Tomó unos chocolates de forma descuidada, pero esos le gustaban un poco, así que los echó en una cesta que tomó al entrar.

—¿Son esas gominolas?—Preguntó, aunque a él le llamó la atención unas pegadolsas largas rojas y blancas. Seguro que podría estar toda la película comiendo una de esas... Así que, aunque fuera por curiosidad tomó una que al ponerla en la cesta se enroscó sola. Práctico.

—Si tomas tanto dulce, no podrás dormir...—Y bajó la mirada porque... Bueno, teniendo en cuenta que iban a estar juntos esa noche pues...
Quizá tampoco estaba mal si no podían más...

Le encantaba aquel sitio, tenía una cantidad de cosas ridículas que le subían el ánimo sobremanera. Tomó una bolsita con las gominolas que tenían forma de pequeños globos oculares y de distintos colores de iris, era muy de Halloween la verdad. Asintió contento y lo echó en la cesta. Pero vamos, tampoco estaban tan ricas, lo que quería era llegar justo ahí, al último pasillo a la hora en la que la gente estaba en otras tiendas. Echó un vistazo contento de tener razón al imaginar que allí no habría peligro.

— No tenía planeado pegar ojo, la verdad. — reconoció, sonriendo de medio lado y acuclillándose para mirar algo de la estantería más baja y cercana al suelo — Lex, mira esto, ven. — estiró la mano para agarrarlo de la túnica y tirar de él hacia abajo, para que se agachara a su lado. Pero cuando lo hizo tenía una sonrisa maliciosa y divertida en el rostro — Nunca te fíes de un tejón loco aunque no tenga los ojos rojos. — bromeó, acercándose a él para robarle un beso con olor a dulce que le supo mejor que nunca. Luego, para disimular, agarró una bolsita de tela opaca de color púrpura y se la enseñó — Esto es una golosina sorpresa, no sabes lo que te va a salir pero tienes que aceptar al abrirlo que te lo comerás sea lo que sea, ¿pillamos dos?

Se le habían puesto las mejillas rojas pero trató de hacer como que no acababa de besarle en un lugar público y tenía el corazón latiéndole a mil por hora, era lo más cercano que iba a tener a una relación normal, aunque fuera allí escondidos derás de la última estantería, agachados y fuera de los ojos de todo el mundo. Al menos la ventaja del mundo mágico es que no tenían cámaras de vigilancia.

Lex sonrió al escucharle. No lo había pensado mucho pero... No, tampoco querría dormir, ya podría hacerlo el resto de días en su habitación, si iban a pasar tiempo juntos, lo mejor era estar despierto, además parecía que la noche iba a ser muy larga como todas las golosinas tuvieran algún tipo de ritual u orden para comerse...
Aunque tampoco estaba pensando en ese tipo de dulces, precisamente...

Al parecer, Darren había encontrado algo que estaba buscando, y debía ser lo mejor porque tneía ese tono en su voz casi emocionado.
El slytherin se inclinó encontrándose con un tirón de su túnica y un tejón loco confesando sus intenciones aún más locas...
A las que no iba a poner pegas...

Cerró sus ojos el tiempo que duró el beso y cuando se incorporó, relamió sus labios. Lo cierto era que dudaba que hubiera un dulce allí que supiera mejor que esos labios...

—Ahm... si.. o mil...—Y no se estaba refiriendo a las bolsitas de dulces, solo... Se había quedado atontado por ese beso que, tontamente, no se esperaba.
Entonces... Pensó en algo. En algo que no debería haber pensado pero... Nadie le conocía en el mundo muggle, en una tienda de dulces de allí no tendrían que ir escondiéndose...
Aunque eso era improbable, ¿No?

Negó con la cabeza y se acercó a una de las estanterías solo intentando despejarse y darse un poco de aire en las mejillas.
Miró al tejón de reojo y le dedicó una sonrisa cómplice. Él parecía... tan animado como de costumbre... Estaba bien... ¿No? Estaban bien...

—Si que eres un tejón loco, Darren de Hufflepuf...—Susurró, desviando la mirada a la entrada de la tienda cuando se escuchó la puerta al abrirse, eran dos chicas de Hufflepuff, pero estaban a lo suyo.—Me gustan los malvaviscos para echarlos al chocolate caliente...—Admitió, aunque seguía pensando pues... En ese tejón loco.

Se había inclinado detrás de otra estantería para coger un par de cosas más y estaba concentrado echando cuentas con los dedos, porque no quería pasarse del dinero que sus padres le habían dado para gastar en esas fechas. Cuando le escuchó se levantó, con una sonrisa de oreja a oreja.

— Pues con esto...— puso las golosinas en la cesta, satisfecho — ...ya creo que podemos coger las tres bolsitas de palomitas, unos malvaviscos y unas virutas de chocolate. Buah, qué rico, ya me lo est-

De repente escuchó las voces de aquellas dos chicas y sin pensarlo mucho agarró al Slytherin para que les diera la espalda y él se pegó a su pecho, usándolo como barrera para que no le vieran, poniendo cara de espanto, una tan exagerada y cómica como todo lo que hacía. Bajó la voz a un susurro.

— Tenemos que esquivarlas a toda costa, Lex de Slytherin. La del pelo castaño es una cotorra, no se calla ni debajo del agua. — habló justamente él. Rodó los ojos, soltando una risita baja  — Cada vez que coincidimos en la Sala Común pierdo las horas porque nos liamos a hablar y al final es como un círculo vicioso de nunca acabar, como me vea estamos perdidos, echaremos aquí el resto de la mañana. Así que ahora tenemos una misión...— le dio unos golpecitos con el índice en el pecho — Usaremos los pasillos para esquivarlas e iremos a la caja cuando ellas estén ocupadas comprando, ¿estás preparado? Esto es la guerra. Hazlo por tu salud mental.

El parecía muy serio con el tema pero también al punto de estar cerca de un ataque de risa. Pero es que no podía ni imaginarse lo que tendría que ser para alguien como Lex aguantar a dos como él, pero peor porque esa chica tenía una voz chillona y a veces un poco desagradable, así que en realidad era una misión de salvamento en toda regla.

—¿Solo esto? Dudo que de para toda la noche...—Comentó mirando la cesta, la verdad es que cuando empezó a nombrar todo lo que quería comprar, pensó que sería algo más exagerado, aquella compra era bastante... comedida, no debía alejarse mucho de la que cualquier alumno haría fuera Halloween o no...

Y mientras estaba concentrado en la cesta, Darren le sujetó y le hizo girarse de la nada, pegándose a él como si hubiera visto un trol.
Le dijo que debían evitar unas chicas, Lex las miró de reojo...
Al parecer eran unas auténticas pesadas y... Sonrió al escuchar al Hufflepuff... y si alguien como él decía que debían evitarlas... ¡No quería ni imaginar cómo debían ser!

—Está bien, Darren de Hufflepuff, consigamos llegar a la caja, tu sal y yo me encargo, conmigo no se pararán a hablar.—Le aseguró, pues él no tenía esos problemas sociales.

Tuvo que admitir que fue divertido ir pasando por las estanterías como si de verdad estuvieran intentando evitar a un trol, casi sin andar o hacer ningún ruido.
Cuando las chicas avanzaban o se movían, ellos aprovechaban, cuando se centraban en algo, cruzaban por las estanterías...
¡Y eso que la tienda no era muy grande!

Consiguieron llegar casi a la puerta de salida, aunque el hombre que atendía les mirara raro. Lex sonrió y tomó todos los dulces, señalándole la puerta.

—Anda espérame fuera, donde no te vean.—Le dijo y picoteó su nariz, adrede. Se dio la vuelta y fue hasta la caja, sabía que esas chicas no se le acercarían...
Y así podría tomar más cosas para su noche.

Esperó a que saliera para dárselo todo al hombre y tomar más, añadió unas varitas de chocolate y... Había unos chocolates con envoltura roja y forma de corazón... ¿Demasiado?
Totalmente...
Pero si tomó más palomitas, incluida una bolsa donde se iban mezclando los sabores de forma aleatoria.

Al final, salió con tres bolsas, buscó con la mirada a Darren, había un grupo de hufflepuffs y... ¿Cómo no? Su amigo del alma estaba allí...
No había tenido en cuenta ese dato cuando le hizo salir de la tienda.
Se acercó sin mucho entusiasmo.

—Listo.—Le dijo a Darren, enseñándole las bolsas e ignorando a los demás.

Se supone que debería estar tenso con aquella escapada pero la verdad es que se lo estaba pasando bien. Antes de salir por la puerta se tuvo que contener de soltar una risa por cómo les miraban y le guiñó un ojo con complicidad, susurrando un "no tardes" y saliendo de allí con esa sonrisa de idiota que no tardó en convertirse en una de incómoda sorpresa.

Por supuesto que en cuanto Caleb le vio se le acercó, emocionado ante la idea de que se hubiera separado del Slytherin por algún drama estúpido, aunque no parecía ser el detalle. Lo enredaron en una pequeña charla pero en cuanto Lex apareció Darren se giró para mirarlo, sonriendo satisfecho. Iba a abrir la boca cuando sintió unos brazos rodearle por el pecho y la cabeza de su amigo apareció por un lado de la propia.

— Vaya montón de cosas, ¿te las vas a comer todas, Alexander? — como desde su posición Darren no le podía ver aprovechó para hablar muy cerca de su oreja y además hacerlo mirando al menor, con una sonrisa maliciosa. El aire caliente que sintió en su oreja hizo que el tejón sintiera un escalofrío y se sonrojó de manera automática, removiéndose un poco y dándole un pequeño codazo al otro.

— Ay, quita. No seas pegajoso, Caleb. — protestó, sin ser demasiado brusco pero lo suficiente para intentar que se apartase. No es que no le gustase el contacto con la gente, él era bastante cariñoso, pero simplemente no le parecía bien que le tratase de esa manera delante de Lex — ¿No os íbais a comprar no sé qué cosas? — protestó, mirando al contrario por encima del hombro con el ceño fruncido con cierto fastidio, llevando una mano a su oreja para frotársela por la sensación que se le había quedado allí.

— No lo sé, me lo estoy pensando, igual podría acompañaros a vuestras compras, además hace frío y sé que te gusta el calor humano. — le colocó la bufanda a Darren que ahora sí se puso rojo hasta las orejas y lo miró con un cara de pocos amigos, porque eso era un golpe terríblemente bajo y muy malinterpretable a su parecer.

— Qué imbécil eres. — murmuró, y le salió de lo más profundo de su alma.

—Es posible... Suelo tener bastante... Apetito.—Le respondió a ese capullo. Aunque lo cierto fue que pudo mantenerse más o menos sereno hasta ver eso.
Podía aceptar que pasara su brazo por encima de él, porque bueno... Eran amigos y esas tonterías y sabía que Darren no solía tener problemas con la cercanía de los demás pero...
¿Y ese sonrojo a qué venía?

Ah... Supo a qué venía por la forma en la que se frotó la oreja después. Lex no cambió la expresión en su rostro pero su mirada se oscureció un poco.
Aunque el hufflepuff intentó quitárselo de encima, ese entrometido parecía tener buen armamento. Como lo de mencionar lo que le gustaba el calor humano y...
Ah, colocarle bien la bufanda... ¿Lo hacía porque le había visto hacerlo antes? ¿O era algo que soliera hacer?

Ninguna de esas cosas importaba. Darren se estaba sonrojando tanto, que fue lo que hizo que Lex sintiera un ligero mareo.
Lex no se sonrojaba con la gente que no le importaba, podía partirles la cara, claro, ¿Pero sonrojarse?

Incluso esa forma de llamarle imbécil era... Tan cercana, tan... familiar... Como si fuera lo más natural del mundo. El slytherin les miró por unos segundos y luego sonrió de forma ladina, aunque no era una sonrisa ni cordial ni animada.
¿Quería jugar? Pues no estaba interesado.

—Si tienes frío, deberías comprarte uno de esos sombreros con bufanda que se enrollan en tu cuello cuando te baja la temperatura...—Le dijo al chico, señalando su cuello. Con suerte, apretaría de más y... En fin. Al parecer que no le hubiera funcionado una vez no hacía que se diera por vencido...

—¿Querías ir a otra tienda?—Le preguntó a Darren, ignorando a aquel tipo. Si quería venir... Podía. Lex tenía una gran capacidad para ignorar al resto, en cualquier caso.

A Caleb no parecía molestarle la actitud contraria pero Darren embezaba a sentirse muy incómodo y dolido por la actitud que tenía. Además no se le hizo ajena la amenaza velada que le lanzó Lex y eso solo podía significar que a él tampoco le hacía ni pizca de gracia todo aquello.

— Eso, seguro que te apetece ir a la tienda de ropa, siempre te gusta comprar alguna cosa nueva y extraña, eres así desde que nos dejaron venir por primera vez. — enrelazó los dedos de su mano con los del otro tejón, al cual aquel gesto tan repentino le pillí desprevenido por un segundo. Se lo quedó mirando, con cierta sorpresa porque de repente era como si comprendiera lo que hacía, como si se le hubiera encendido la bombillita y se le iluminaran las ideas. Si bien Darren no le había dicho que estaba teniendo nada con el Slytherin Caleb había sacado sus propias conclusiones y de algún modo se había puesto muy posesivo, tratando de demostrar que él tenía ciertas costumbres y conocimientos sobre su amigo que el otro obviamente aún no podía tener, sin contar la libertad para poder tocarle todo lo que quisiera — Igual luego podríamos ir a tomar un chocolate caliente, con virutas de chocolate como a ti te g-

Darren soltó su mano casi como si le quemara, mirándole con el ceño fruncido y poniéndole la otra mano en la boca para que se callara de una vez. Aquello era nuevo para él y no sabía muy bien cómo solventar la situación, no podía decirle allí con toda tranquilidad que dejara de comportarse como si fuera su novio delante de su novio, porque no lo era, porque no tenía derecho y porque tampoco tenía sentido, además de que le ponía en una situación incómoda en la que tendría que estar justificándose. No podía hacerlo y eso era muy irritante. El grupo de sus amigos estaba un poco alejado hablando de sus cosas pero alguno los miraba de reojo, esperando a ver qué iban a hacer.

— Para, Caleb. — consiguió articular, visiblemente triste con todo aquello, su sonrisa siempre visible había desaparecido, ni siquiera tenía un puchero infantil, era enojo y pena real — Y-yo solo quiero...— se mordió los labios, agachando la mirada y sintiendo que por primera vez sus ojos se empañaban, no entendía por qué una de las personas más importantes de su vida le hacían pasar por un mal rato como ese, eso no se le hace a las personas que quieres.

Se dio la vuelta y echó a caminar de forma tan apresurada que casi parecía ir al trote, alejándose de ellos. Esta vez Caleb no hizo nada por detenerlo, solo lo miró y en su cara se reflejaba una gran culpabilidad.

— Esto es culpa tuya. — gruñó, sin mirar al Slytherin — Ojalá no hubieras aparecido en su vida, niñato.

Así que eso se había convertido en una demostración de cuánto sabía el imbécil sobre Darren que, obviamente, Lex no podía conocer todavía porque no habían tenido el mismo tiempo.
Si, había cosas que si sabía. Que ese era su amigo desde que había entrado en Hogwarts, que se habían estado pasando de gilipolleces con el verdad o reto, que compartían habitación, que alguna vez compartieron armario y que... al parecer, podían entrelazar sus manos sin problema aunque estuvieran en público...
Esa clase de amigo.

El tejón molesto siguió proponiendo cosas, como ir a tomar un chocolate caliente porque le gustaba a Darren, aunque en ese momento él se soltó con la expresión más triste que le había visto nunca.
Él... quería...
¿Iba a llorar?

Pero entonces solo se marchó. Se dio la vuelta y se fue. Dejándole allí. Con el capullo. Sin más. Lex no podía comprender qué había ocurrido o qué había hecho para merecer que le dejara solo. Incluso se había controlado y no le había partido la cara al imbécil... ¿Por quién se pensaba que lo hacía?

Lex dejó de mirar la espalda de Darren para mirar a Caleb cuando le culpó de aquello y le llamó niñato. Lex hizo solo el amago de acercarse a él y éste dio un salto hacia atrás... ¿Quién temía al niñato?
Pero tenía razón, tal vez. Tal vez aquello fuera culpa suya. ¿A qué estaba jugando? ¿A que podía tener una relación normal con alguien?
Si no tenía ni amigos y apenas se soportaba con su hermano.

Vio a la chica "pesada" salir de la tienda de dulces, la detuvo cuando caminó cerca de él.

—¿Podrías darle esto a Darren? De Hufflepuff... ¿Sabes quién es?—Claro que sabía quién era. Le dejó la bolsa de los dulces y se fue, saliendo de Hogsmeade y tomando el camino, ahora desierto porque era pronto, de vuelta a Hogwarts.

Primero caminó despacio intentando repasar todo en su cabeza. Pero al final solo le venía la forma en la que Darren se había sonrojado por el contacto de Caleb y la libertad que mostraba éste en acercarse...
¿Y si era él el que estaba en medio?
Sintió tal frustración que simplemente echó a correr, golpeando uno de los árboles que se encontró por el camino.

Respiró agitado mientras veía el tronco roto y la sangre de sus nudillos, con los labios bien presionados.

—Jugar a ser "normal" no ha sido tan divertido, Lex de Slytherin.—Susurró y siguió su camino.

El tejón se había frustrado, se frustró y enojó tanto con su amigo que no había sabido lidiar con todos esos sentimientos negativos. Lo cierto es que tampoco lo pensó mucho cuando escapó de allí, pero había huído vilmente a esconderse donde único encontraría consuelo. Tras hacer sonar la campanillita de la puerta se acercó a la barra donde la señora siempre le trataba con tanto cariño.

— ¡Darren, tesoro! ¿Lo mismo de siempre? — él asintió, apretando los labios — ¿Viene Caleb contigo?

— No, no viene. — frunció el ceño ante la mención de su nombre, todo enojado porque le trajera encima al tema cuando lo que quería era huir de él, pero eso le recordó algo — Ah, ponme uno con malvaviscos, porfa. Aparte del mío. — porque él, en su inocencia, solo pensaba que Lex igual habría colapsado momentáneamente pero a fin de cuentas habían quedado y era lógico que estaba escapando del otro Hufflepuff no de él, con él era con quién quería estar, ya se lo había dicho antes, así que esperaría solo un poco a que le alcanzara. Se quedó mirando a la mujer preparar los chocolates y poco a poco se fue calmando. Todo mejoraría, ahora solo tenía que disfrutar de lo que quedaba de mañana y volver a centrarse en Lex, después de ese desplante seguro que Caleb no les incordiaría más. Cuando la campanita de la puerta sonó miró con una sonrisa, poniendo cara de susto al ver de quién se trataba.

— Sabía que te encontraría aquí. — dijo la chica, animada y acercándose a él — Un chico de Slytherin me ha pedido que te diera esto. — le tendió las bolsas y Darren las miró, frunciendo el ceño un poco confuso — Por cierto qué chico más guapo, aunque un poco serio, ¿verdad Bianca? Me recuerda a uno de esos cantantes, ¿cómo se llamaba? Ese que sale en...

— ¿Dónde está? ¿Por qué te lo ha dado a ti? — la chica pareció algo confusa porque le cortara el hilo de su monólogo que apenas y empezaba.

— Pues me pareció que se iba de vuelta al castillo.

— ¿Me los pone para llevar, por favor? — se giró apurado hacia la mujer de la barra, que asintió y con un movimiento de varita comenzó terminó su orden que ya casi estaba. La chica pareció un poco ofendida porque no le estuviera dando bola  — Lo siento, tengo que marcharme, pero te prometo que en otro momento me cuentas sobre ese cantante tan guapo.

Pareció calmarse por la sonrisa de Darren y por el hecho de que al parecer sí que le había prestado atención. Después de pagar, ponerse las bolsas en el brazo y agarrar los dos vasos para llevar, echó a correr como si le persiguiera un dragón, sin importarle si algunas miradas se fijaban en esa estampa. Se tuvo que parar a medio camino para coger aire, pero al fin lo vio parado a lo lejos, mirándose la mano o algo así, tampoco tenía tiempo.

— ¡Lex! — gritó, para que al menos no se echara a andar. Su carrera ya era un poco más lenta y cuando le alcanzó estaba rojo por un tomate por el esfuerzo y con la respiración acelerada, mirándolo con cara de "¿qué demonios?" — ¿A dónde...se supone...que vas? Por el amor de...que me da algo, ¿no ves que yo no soy deportista? Cielos, me muero.

Lex abrió apenas la mano, vaya, dolía bastante y ya volvía a tener madera astillada clavada... La "fortuna" era que siempre que tenía accidentes con escobas las heridas eran similares, dudaba que le dieran mucha importancia si iba a la enfermería, y tendría que ir porque alguna astilla parecía incrustada...
No importaba demasiado, en cualquier caso, para eso si estaba preparado.

Bajó la mano cuando escuchó esa voz, echándola a un lado de la túnica y frunció el ceño al ver cómo corría hacia él, con las bolsas y las manos ocupadas...
¿Y ahora qué? ¿Cómo que a dónde iba? Estaba más que claro...
Ya le había dicho que a él ese pueblo con cuatro casas de mierda perdidas en el bosque le daba igual. Si su idea de salir era enseñarle los amigos que tenía y lo especiales que eran con él, especialmente ese tejón imbécil, no estaba interesado.
Darren se había marchado y le había dejado con ese idiota, ¿Pensaba que iba a quedarse con él o algo así?

—Me vuelvo a Hogwarts, y tu deberías volver con tu... amigo, antes de que empiece a sentirse solo y te siga hasta aquí.—Miró entonces el árbol, eso debía ser su cara, así que podía dar gracias que había conseguido aguantarse. Bueno, y él también, porque de esas fijo que le expulsaban de la escuela.

Le costó echar una última mirada a Darren y apartarla, solo cerrar los ojos, voltear y seguir por el camino que llevaba de vuelta al castillo.
Pensar en el hufflepuff sonrojado mientras su amigo le hablaba al oído o entrelazaban sus manos le ayudó a empezar a caminar y no volver a girarse.

Todavía no entendía nada... Si esos dos tenían algo, algo que al fin y al cabo Darren no había negado nunca... ¿Quería decir que todo lo que habían vivido ellos era mentira? ¿O que se lo había imaginado? Aunque solía decirle que "no como contigo" y esas cosas, pero eso tal vez no era necesariamente bueno y el Slytherin lo había mal interpretado... En cualquier caso, ya daba igual... ¿No?

Genial, estaba enfadado. Lo entendía, de verdad que sí, Caleb se había comportado como un imbécil y bien pensado él tal vez no debería haber salido corriendo o puede que haberle agarrado para llevárselo de allí como hizo esa mañana el contrario hubiera sido lo apropiado, pero tenía tan metido en la cabeza lo de no tocarle que simplemente no se le había ocurrido. Apretó los labios y agachó la mirada, por un momento pensando en dejarle tranquilo. ¡Pero de eso nada! No le dejaría tranquilo simplemente porque sus motivos para estar enfadado no eran reales, o al menos no del todo y una persona necesitaba su espacio si tenía que lidiar con sentimientos, pero solo sentimientos reales no los que se montaba por su cuenta.

Así que fue tras él dando unos saltillos para poder ponerse a su lado y como el otro iba como uno de esos caballos con los ojos tapados que no ven nada y él tenía las manos ocupadas frunció el ceño y optó por hacerle una pantalla. Apretó el paso un poco más y se le puso delante, dándole la espalda para que chocara con él, además que de paso podía sentirlo cerquita aunque fuera un instante y además le paraba esa huída tan frustrante.

— Estáte quieto un segundo, que al final me harás derramar esto. — pidió, aunque su tono se había dulcificado. Si los dos se enfadaban allí no se arreglaba nada. Se giró para poder quedar frente a él, alzando el vaso en el que había una pequeña marquita y sonriéndole — Mira, tiene malvaviscos, es como te gusta, ¿no? Aunque con tanta carrera igual se ha puesto un poco pocho, lo siento. — miró el vaso y luego a él, alzándose un poquito de hombros y suspirando — Yo no me olvido de las cosas que tú me dices, Lex...no lo hagas tú de la que te digo yo...— pidió entonces, bajando un poco más la voz y también la mirada — Te dije que yo siempre voy a preferir estar contigo y si te vuelves al castillo pues me voy yo también.

Además, no se le había pasado por alto que se había hecho daño de alguna manera, simplemente no podía lidiar con tantas cosas a la vez.

Estaba escuchando los pasos del Hufflepuff, junto el sonido de todas las bolsas y el lidiar con la nieve, por lo que cerró los ojos y siguió caminando.
¿Por qué se lo ponía más difícil? Ya era bastante duro irse cuando quería más bien decirle mil cosas relacionadas con su amigo pero...
Tenía razón, había sido culpa suya. No sabía gatear y había empezado a correr. ¿No?

Pero Darren era más insistente que eso, al parecer... Se puso delante de él, bien podría haberle rodeado pero se detuvo y le miró con el ceño fruncido.
De verdad que no tenía ganas de hablar de nada. Había tenido suficiente. Aquellas cosas no eran lo suyo, por eso no se relacionaba con nadie, era más fácil apartarlos a todos que tratar de lidiar con esas sensaciones, que tratandose de Darren, eran demasiado... Intensas. Dolorosas.

¿Y por qué le enseñaba un chocolate con malvaviscos? Le importaba una mierda eso ahora. No tenía humor para chocolate.
Desvió la mirada hasta que mencionó que por qué se olvidaba él de lo que le decía...
Entonces frunció el ceño.

—No comentaste que eso incluía abrazo y sonrojo mientras hacías manitas con tu... amigo.—Y de verdad costaba cada vez que tenía que decir "amigo".—Ya me ha quedado claro cuanto te conoce y lo cercanos que sois, ya sé a quién vas a recurrir cuando te canses de esto, está captado, muy bien... Puede que para vosotros todo esto sea muy normal, pero para mi no. Vine aquí por ti y te fuiste después de ponerte como un tomate porque te tocara. Recuerdo lo que me dices, no eres una cosa, no eres de mi propiedad... Así que vuelve, abraza, manosea y metete en el armario con quién quieras, pero no esperes a que me quede a verlo.

Probablemente aquella era la frase más larga que había formulado en toda su vida, y cómo no tenía que ser para decir algo desagradable. y no lo sería para el Hufflepuff ni la mitad de lo que estaba siendo para él, al final, si era un niñato que se había dejado... Llevar por tejón.

—¿Ese numerito fue porque no quiero que todo el castillo sepa esto? ¿Es lo que hacéis siempre? ¿O tienes a ese idiota colado intentando marcar territorio y no te has dado cuenta?