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Harmful side effects to health INSPIRED | HP BOOKS | 1x1 | «Para la licantropía no hay una cura conocida, aunque la evolución reciente de la elaboración de pociones tienden en gran medida a aliviar los peores síntomas.» ○ [ Gloucester, Reino Unido, Años 80. ] Damocles Belby siempre tuvo habilidad para mezclar ingredientes en un caldero, así que no fue sorpresa para nadie cuando decidió ser pocionista después de graduarse de Hogwarts con honores. Los Belby, quienes ostentaban un próspero bar mágico en las afueras de Canterbury, estaba ligeramente decepcionada de que su hijo mayor no estuviera interesado en continuar administrando el negocio familiar. Destinado a ser la oveja negra de la familia, Damocles decidió mudarse a Gloucester, para labrarse su propio camino como pocionista. No le fue complicado ganarse el respeto de sus pares y demás colegas, aunque se ganó pronto la fama de excéntrico y poco ortodoxo, pues lo que más disfrutaba era la idea de mezclar ingredientes y obtener a cambio pociones nuevas, con efectos que todavía no habían sido probados por el resto de la comunidad mágica. Damocles ya se había acostumbrado a la rutina en Gloucester cuando, en medio de una terrible tormenta, el destino llamó a tropezones a su puerta. Encontró al hombre malherido cerca de la puerta de su casa y, al verlo en tan mal estado, decidió valerse de sus conocimientos para estabilizarlo primero antes de llevarlo con algún medimago. Damocles curó sus heridas hasta que el hombre, Jacob Baker, recuperó la conciencia varias horas después. Damocles no se estaba esperando ningún reconocimiento especial, pero tampoco se esperó que Jacob le echara en cara haberlo socorrido; parecía más interesado en que otra persona lo hubiera dejado a su suerte. Luego de la sorpresa inicial y de aquella enrarecida discusión, Damocles le sonsacó por qué estaba tan enfadado: no había rescatado a un hombre común, sino a un licántropo. Jacob le dijo, a regañadientes, que daba igual si alguien curaba sus heridas, pues todos sus problemas volverían a aparecer la próxima luna llena. Damocles no pudo refutar aquella verdad, ni tampoco impedir que Jacob se fuera de su casa. Pero a partir de esa noche, una idea empezó a rondarle la cabeza: la muy lejana posibilidad de que él, con todos sus conocimientos, tal vez sí podría hacer algo al respecto. × × × × × × × × × × × | Damocles Belby 31 años | Pocionista | Harry Lloyd | Juno Jacob Baker 39 años | Licántropo | Ben Whishaw | Minerva |
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II. Aftermath
Damocles no creía que fuera increíble, por supuesto que no. Él creía que era más bien terco, sobre todo porque se empeñaba en no dar su brazo a torcer. Además, le gustaba instruirse, medirse más por la lógica que por habladurías o comentarios que no tenían base alguna. Su mente Ravenclaw le recordaba que siempre se necesitaban pruebas y que había que hablar con propiedad, para no parecer un completo estúpido.
Jacob no era peligroso. Los licántropos, por supuesto que perdían el control en la luna llena, pero en este momento ni siquiera era de día. ¿Por qué iba a temer? No veía que eso fuera algo para lo cual sorprenderse o tacharlo de alguien increíble.
—La gente es demasiado prejuiciosa estos días, ¿qué te puedo decir? Por eso estuvimos en guerra… —Damocles se humedeció los labios, en realidad era mejor no adentrarse en ese tema. Algunos de sus compañeros de curso, hijos de muggles, habían dejado de hablar con él porque estaban convencidos de que también compartía los ideales de la pureza de sangre, por el simple hecho de llevar su apellido. Una completa estupidez, pero Damocles ya no creía en razonar con ese tipo de gente.
Miró a Jacob una vez más y le regaló una pequeña sonrisa, que esperaba aliviar la atención.
—Escucha, no puedo impedir que te vayas, ni tampoco pretendo hacerlo. Sólo quiero que sepas que, si alguna vez necesitas ayuda, puedes volver. Te prometo que te ayudaré y no haré muchas preguntas.
Damocles no estaba seguro si estaba usando las palabras correctas. Tenía la impresión de que Jacob podía ofenderse, pero confiaba en que no fuera así.
Jacob no era peligroso. Los licántropos, por supuesto que perdían el control en la luna llena, pero en este momento ni siquiera era de día. ¿Por qué iba a temer? No veía que eso fuera algo para lo cual sorprenderse o tacharlo de alguien increíble.
—La gente es demasiado prejuiciosa estos días, ¿qué te puedo decir? Por eso estuvimos en guerra… —Damocles se humedeció los labios, en realidad era mejor no adentrarse en ese tema. Algunos de sus compañeros de curso, hijos de muggles, habían dejado de hablar con él porque estaban convencidos de que también compartía los ideales de la pureza de sangre, por el simple hecho de llevar su apellido. Una completa estupidez, pero Damocles ya no creía en razonar con ese tipo de gente.
Miró a Jacob una vez más y le regaló una pequeña sonrisa, que esperaba aliviar la atención.
—Escucha, no puedo impedir que te vayas, ni tampoco pretendo hacerlo. Sólo quiero que sepas que, si alguna vez necesitas ayuda, puedes volver. Te prometo que te ayudaré y no haré muchas preguntas.
Damocles no estaba seguro si estaba usando las palabras correctas. Tenía la impresión de que Jacob podía ofenderse, pero confiaba en que no fuera así.
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II. Aftermath
Damocles podía negar todo lo que quisiera ser alguien increíble, pero Jacob no tenía ninguna duda de ello. No había conocido a nadie igual en el mundo mágico. En ningún lugar. La forma en que se había expresado sobre los prejuicios de la gente, acusando a los otros y no al propio Jacob no era algo que hubiera imaginado escuchar alguna vez.
Era demasiado bueno para ser cierto.
Hacía demasiado tiempo que Jacob no se sentía recibido y aceptado en algún lugar. Así que en realidad ya no tenía ningún deseo de marcharse. Tan solo sabía que debía hacerlo.
Tomó un último momento para sentir esa calidez de ser bienvenido antes de dar un toquecito a la mesa y separarse de ella definitivamente.
—Gracias, Damocles. —murmuró, y lo decía como algo bueno. —Realmente significa mucho para mí. Es el primer lugar en el que me siento recibido en mucho tiempo y demostraste que no eres solo palabras... Me alegra saber que todavía queda gente buena en el mundo mágico.
Extendió una mano hacia él, quería estrechar su mano para darle las gracias, aunque se arrepintió de inmediato. No debía probar sus límites, que lo aceptara ahora que sabía de él no significaba que quisiera contacto físico con un hombre lobo.
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II. Aftermath
Aunque Jacob acababa de agradecerle, Damocles se sentía bastante mal. Tenía la impresión de que no había podido hacer absolutamente nada. Sí, había curado las heridas de Jacob y le había dado resguardo en su casa, pero a fin de cuentas no había podido solucionar nada. Jacob iba a salir por esa puerta y seguro que iba a continuar teniendo una vida precaria y llena de sobresaltos.
El mundo mágico era tremendamente injusto. Sentía que estaba en la misma posición en las reuniones de familia, cuando algunos de sus parientes, o amigos de sus padres, hablaban sobre la supremacía de los magos que pertenecían a familias enteramente mágicas. A él le parecía una completa tontería, pero muchos en su círculo social parecían empeñados en lo mismo. Eran el mismo tipo de persona que habría vendido a Jacob a algún mercader en el Callejón Knockturn.
Esperaba que Jacob hiciera caso a sus palabras y volviera a buscar ayuda, en caso de que la necesitara.
Extendió la mano hacia él, estrechándosela antes de que Jacob se arrepintiera y de verdad saliera huyendo de allí.
—Piensa en lo que te dije, por favor —volvió a decirle, con una media sonrisa—. Puedes venir si necesitas ayuda. He vivido aquí desde que me gradué del colegio y dudo mucho que me vaya a mudar, así que…
Damocles se encogió de hombros, haciéndole ver que seguiría allí si necesitaba volver. Esperaba que le tomara la palabra, pero tenía que aceptar que no podía hacer más por él. Cuando le soltó la mano, también hizo un asentimiento a manera de despedida.
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III. New Wounds
Jacob creía que ya se había acostumbrado a estar solo. Sin embargo, ese último mes había sido diferente. Saber que estaba solo pero había alguien en el mundo a quien le aceptaba era una experiencia diferente. Aunque no se había animado a ir a buscarlo, se sentía menos solo así.
O al menos así fue hasta la siguiente luna llena.
Jacob no tenía control de sí mismo cuando se transformaba, razón por la cual por lo general intentaba contar con un lugar para encerrarse durante sus transformaciones y entonces no tenía más opción que herirse a sí mismo. Algunos meses eran peores que otros. Ese en particular no había sido bueno. Había perdido su alojamiento anterior y se había encontrado encerrado esta vez en un lúgubre y diminuto sótano que había logrado alquilar con sus pocos recursos.
Había quedado en muy mal estado y no era lo mismo curarse solo que saber que había alguien ahí afuera que podía curarlo.
De cualquier forma no quería abusar de su confianza, así que aguantó un par de días hasta que se venció a la evidencia. No iba a curar solo. Necesitaba medicinas además de reposo. Debía tener algunas costillas rotas y una infección en proceso en la pierna. Pero no podía ir a San Mungo.
Solo podía ir a un lugar.
No le fue difícil encontrar la casa de Damocles. Sus pensamientos habían gravitado sobre ese lugar una y otra vez desde que estuvo ahí. Cuando llegó allí, sin embargo, tuvo que contener el aliento y animarse a sí mismo para tocar a la puerta. El agudo dolor en sus costillas ayudó.
Esperó hasta que la puerta se abrió, mientras inclinaba la cabeza y miraba hacia el suelo.
—Buenos días, Damocles —saludó, esperando que el dolor no lo traicionara, quebrando su voz. —Lamento venir a molestarte...
Sabía que le había dicho que podía volver, pero temía que ahora se hubiera arrepentido de sus palabras.
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III. New Wounds
Damocles había tenido que ir a una espantosa fiesta familiar el día de ayer. Él no quería ir, pero su madre vino en persona a pedirle que, por favor, no le hiciera ese desaire. Aunque Damocles se había esforzado por muchos años en alejarse del apellido familiar y ser su propia persona, seguía teniendo mucha debilidad por su madre. Al ser el menor, su madre lo consintió a la saciedad, así que tenía una conexión especial con ella, que no era tan fuerte con su padre ni con su hermano mayor.
La fiesta había sido un desastre, pero al menos la comida había estado deliciosa y había tenido oportunidad de conocer a su sobrino Marcus, que tenía apenas un año de edad. Damocles no sabía cómo tratar a los bebés, pero Marcus se había aferrado a su regazo y se entretuvo con su presencia bastante más tiempo del que imaginó.
Damocles llegó tarde a su casa, completamente trasnochado y se despertó un par de horas más tarde de lo habitual. De hecho, le tomó unos minutos darse cuenta que había despertado porque alguien estaba tocando a la puerta. Damocles frunció el ceño y por un instante consideró que, quien fuera que estuviera tocando, se cansara y se fuera. Pero, en medio del sueño, pensó en Jacob. ¿Cuáles eran las posibilidades? Hacía más de un mes que se habían visto y no había tenido noticias de él. Pero no pasó por alto que ya había pasado la próxima luna llena.
Se precipitó a la puerta con rapidez, tropezándose con un par de trastes que había en el camino. Cuando abrió la puerta, se quedó pasmado al darse cuenta de que no se había equivocado. Jacob estaba allí, en el marco de la puerta, y tenía un aspecto deplorable.
—¡Jacob! —exclamó, tomándolo del brazo con firmeza para hacerlo entrar—. Entra, por favor. Lo siento, estaba… no importa, acomódate aquí.
Enseguida lo ayudó a recostarse en el sofá, de la misma forma que había hecho la primera vez que se conocieron. Damocles revisó el estado de Jacob, mientras hacía un mapa mental de todo lo que iba a necesitar para ayudarlo.
La fiesta había sido un desastre, pero al menos la comida había estado deliciosa y había tenido oportunidad de conocer a su sobrino Marcus, que tenía apenas un año de edad. Damocles no sabía cómo tratar a los bebés, pero Marcus se había aferrado a su regazo y se entretuvo con su presencia bastante más tiempo del que imaginó.
Damocles llegó tarde a su casa, completamente trasnochado y se despertó un par de horas más tarde de lo habitual. De hecho, le tomó unos minutos darse cuenta que había despertado porque alguien estaba tocando a la puerta. Damocles frunció el ceño y por un instante consideró que, quien fuera que estuviera tocando, se cansara y se fuera. Pero, en medio del sueño, pensó en Jacob. ¿Cuáles eran las posibilidades? Hacía más de un mes que se habían visto y no había tenido noticias de él. Pero no pasó por alto que ya había pasado la próxima luna llena.
Se precipitó a la puerta con rapidez, tropezándose con un par de trastes que había en el camino. Cuando abrió la puerta, se quedó pasmado al darse cuenta de que no se había equivocado. Jacob estaba allí, en el marco de la puerta, y tenía un aspecto deplorable.
—¡Jacob! —exclamó, tomándolo del brazo con firmeza para hacerlo entrar—. Entra, por favor. Lo siento, estaba… no importa, acomódate aquí.
Enseguida lo ayudó a recostarse en el sofá, de la misma forma que había hecho la primera vez que se conocieron. Damocles revisó el estado de Jacob, mientras hacía un mapa mental de todo lo que iba a necesitar para ayudarlo.
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III. New Wounds
Se sintió muy avergonzado al ver que Jacob evidentemente no había estado esperando visitas. ¿Lo había sacado de la cama? Era tan inoportuno solo aparecer así y preocuparlo de esa forma. Pero ahí estaba, examinándolo como si fuera su medimago privado. No iba a tener nunca cómo pagarle su amabilidad.
—De verdad lo lamento, pero no quería ir a San Mungo y pensé en lo que habías dicho —se justificó. —No te habría molestado de no ser realmente necesario.
Jacob estaba más consciente esta vez de la manera en que Damocles lo estaba examinando y se sintió más tímido, consciente de que esta vez él solo se había hecho todas las heridas.
Suponía que le debía una explicación.
—Puede que las heridas no tengan mucho sentido esta vez. Verás, durante la transformación suelo encerrarme solo para asegurarme de no lastimar a nadie, pero a veces... —hizo una pausa porque no era fácil decir aquello, y porque el punto que estaba examinando en ese momento Damocles era doloroso. —cuando te hieres como lobo, al volver a ser humano las heridas se agravan o están en lugares extraños..
También a veces se infectaban. La boca de un hombre lobo de alguna forma siempre era infecciosa, por más higiene que tuviera Jacob en su forma humana.
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III. New Wounds
Las heridas de Jacob, tal y como él mismo le había dicho, parecían erráticas y tenían distintos niveles de gravedad. Las que parecían hechas por arañazos no lucían tan graves, sería sencillo que cicatrizaran con la poción adecuada. Pero había una en la pierna mucho más profunda que necesitaría más cuidado, lo mismo que otra en el costado que parecía particularmente dolorosa. Damocles apretó mucho los labios, aterrado al pensar que Jacob se había hecho esto a sí mismo.
—No tienes que disculparte, yo mismo me ofrecí, ¿recuerdas? —le dijo mientras atraía las pociones e implementos que necesitaba con la varita. Si Damocles hubiera tenido un poco más de paciencia, quizás hubiera podido seguir una carrera en San Mungo. Sus padres hubieran aprobado más un hijo medimago, aunque sin seguir los negocios familiares, que un rebelde pocionista que vivía tan lejos de casa.
Pero curar las heridas de un paciente a la vez, sin la presión de un hospital, no era tan difícil. Damocles untó de ungüento cicatrizante sus dedos y las pasó despacio sobre las cicatrices superficiales que tenía Jacob en los brazos y en una pierna. Examinó la herida de la pierna, antes de volver la vista a Jacob de nuevo. Lo conmovió saber que había pasado la luna llena refugiado en una cueva, tan sólo porque no quería lastimar a nadie.
—Jacob, la herida de la pierna y del costado son mucho más graves que las otras. Es posible que tengas que quedarte aquí unos días, necesitas reposo —Damocles pensó que era mejor decírselo, antes de que intentara poner excusas. Creía que Jacob, por su expresión, iba a negarse rotunamente, así que Damocles negó de una vez con la cabeza—. Escúchame, si viniste aquí para que te ayude, no pensarás irte sin haberte recuperado. La del costado tomará más tiempo que la pierna, pero es necesario que no afirmes mucho la herida, así que puede que quizás mi sofá y tú tengan oportunidad para conocerse profundamente unos días.
—No tienes que disculparte, yo mismo me ofrecí, ¿recuerdas? —le dijo mientras atraía las pociones e implementos que necesitaba con la varita. Si Damocles hubiera tenido un poco más de paciencia, quizás hubiera podido seguir una carrera en San Mungo. Sus padres hubieran aprobado más un hijo medimago, aunque sin seguir los negocios familiares, que un rebelde pocionista que vivía tan lejos de casa.
Pero curar las heridas de un paciente a la vez, sin la presión de un hospital, no era tan difícil. Damocles untó de ungüento cicatrizante sus dedos y las pasó despacio sobre las cicatrices superficiales que tenía Jacob en los brazos y en una pierna. Examinó la herida de la pierna, antes de volver la vista a Jacob de nuevo. Lo conmovió saber que había pasado la luna llena refugiado en una cueva, tan sólo porque no quería lastimar a nadie.
—Jacob, la herida de la pierna y del costado son mucho más graves que las otras. Es posible que tengas que quedarte aquí unos días, necesitas reposo —Damocles pensó que era mejor decírselo, antes de que intentara poner excusas. Creía que Jacob, por su expresión, iba a negarse rotunamente, así que Damocles negó de una vez con la cabeza—. Escúchame, si viniste aquí para que te ayude, no pensarás irte sin haberte recuperado. La del costado tomará más tiempo que la pierna, pero es necesario que no afirmes mucho la herida, así que puede que quizás mi sofá y tú tengan oportunidad para conocerse profundamente unos días.
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Había esperado que Damocles le diera alguna pomada o, lo más, le hiciera beber alguna poción. Lo último que había esperado era que le propusiera algo como quedarse en su casa un tiempo.
Abrió mucho los ojos, asustado ante la idea, en especial porque Damocles no parecía estarle dando opción.
—No puedo solo quedarme en tu casa —se negó, aunque la verdad no era que tuviera un mejor lugar para ir en ese momento. —¿De verdad no ves otra opción? Puedo reposar en otro lugar... No quisiera incomodarte.
Aunque realmente estaba dispuesto a irse, en el fondo sabía que Damocles tenía razón. El costado era lo que más le dolía, y Damocles continuaba viéndolo como si realmente no le fuera a dejar otra opción.
—Pero si insistes en que me quede aquí, tienes que permitirme retribuírtelo después de alguna forma —le ofreció. —Puedo... no sé, hacerte reparaciones en la casa o algo así.
Cuando no se podía mantener un trabajo, se aprendía a hacer un poco de todo para sobrevivir. Sonaba a muy poco lo que podía ofrecer.
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Damocles ni siquiera se sorprendió cuando la primera reacción de Jacob fue decirle que no era necesario. Ya lo conocía lo suficiente para saber que no le gustaba ser una molestia y que se ponía incómodo porque Damocles, al parecer, estaba siendo un ser extraordinario, según sus propias palabras. Le molestaba que esto pareciera un esfuerzo increíble cuando Damocles sabía que sólo se estaba comportando como una persona decente.
Pero también comprendía que Jacob no quisiera aceptar todo sin dar algo a cambio. Damocles en este momento no se imaginaba qué podía hacer Jacob por él, pero podría encontrar algo, para que así éste se sintiera satisfecho y no rezongara de la ayuda que le ofrecía.
—Me parece un buen trato, así que acepto… —comentó Damocles, pues no estaba dispuesto a entrar en una discusión. En este momento no se le ocurría qué podía pedirle a Jacob, pero podría pensar en algo con tranquilidad mientras él descansaba unos días en su casa—. Pero como no vas a poder retribuirme nada hasta que estés bien, vas a tener que prometerme de seguir todas mis indicaciones.
Aunque Damocles hizo un esfuerzo por sonar autoritario, sabía que su tono de voz no funcionaba para ello. Nunca había conseguido ser una persona firme y mucho menos que impusiera respeto, pero esperaba que Jacob le hiciera caso.
—Te buscaré algo para que estés más cómodo en ese sofá… ¿Tienes hambre? Debo tener algo decente por allí, pero mi cocina es un desastre. Anoche estuve en una fiesta familiar y no toqué la cocina desde entonces… —Damocles se puso de pie, mientras alcanzaba su varita, que había dejado sobre el comedor—. Te ofrecería café, pero quizás es mejor si te llevas algo al estómago primero.
Pero también comprendía que Jacob no quisiera aceptar todo sin dar algo a cambio. Damocles en este momento no se imaginaba qué podía hacer Jacob por él, pero podría encontrar algo, para que así éste se sintiera satisfecho y no rezongara de la ayuda que le ofrecía.
—Me parece un buen trato, así que acepto… —comentó Damocles, pues no estaba dispuesto a entrar en una discusión. En este momento no se le ocurría qué podía pedirle a Jacob, pero podría pensar en algo con tranquilidad mientras él descansaba unos días en su casa—. Pero como no vas a poder retribuirme nada hasta que estés bien, vas a tener que prometerme de seguir todas mis indicaciones.
Aunque Damocles hizo un esfuerzo por sonar autoritario, sabía que su tono de voz no funcionaba para ello. Nunca había conseguido ser una persona firme y mucho menos que impusiera respeto, pero esperaba que Jacob le hiciera caso.
—Te buscaré algo para que estés más cómodo en ese sofá… ¿Tienes hambre? Debo tener algo decente por allí, pero mi cocina es un desastre. Anoche estuve en una fiesta familiar y no toqué la cocina desde entonces… —Damocles se puso de pie, mientras alcanzaba su varita, que había dejado sobre el comedor—. Te ofrecería café, pero quizás es mejor si te llevas algo al estómago primero.
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Que Damocles no le dijera de una vez qué sería lo que le pediría a cambio de su hospitalidad lo hizo sentir que le estaba dando un cheque en blanco. Lo peor de todo era que eso debería darle miedo, pero se sentía extrañamente confiado. Nunca antes se había sentido así con alguien.
Desde el primer momento Damocles le había hecho pensar que era la prueba viva de que, a pesar de las apariencias, quedaban personas buenas en el mundo. Así que tal vez sí podía hacer esa promesa. En cierta forma.
—Prometo ser el mejor paciente posible —aceptó. —Siempre y cuando prometas ser razonable y no dedicarte en exclusiva a hacer enfermero. Me sentiría muy incómodo si veo que soy un estorbo en tu vida cotidiana.
Sí que tenía hambre, pero se sintió incómodo cuando escuchó lo de la fiesta de Damocles la noche anterior. Había sido un atrevido haber venido así. ¿Y si Damocles no hubiera estado? ¿Si hubiera estado acompañado? ¿Si hubiera estado ahí su familia?
Se removió incómodo, pensando las posibilidades. Pero como Damocles seguía esperando una respuesta así que se obligó a centrarse en la conversación.
—No recuerdo si he comido después de la transformación, mi estómago no se sentía muy bien —confesó. —Pero muero por un buen café.
La última vez que había estado ahí había entendido que Damocles vivía solo, pero ahora temía que alguien fuera a encontrarlo ahí. Tal vez era mejor preguntar.
—¿Alguien podría molestarse de encontrarme aquí?
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Damocles soltó una carcajada cuando escuchó a Jacob decir que iba a ser un buen paciente. La verdad era que esperaba que así fuera, pues él sí que tenía algunos pendientes fuera de casa. Llevaba postergando por semanas el inventario de la botica y hasta ahora seguía dándole vueltas. No podía retrasarlo más, o acabaría afectando su trabajo. Pero Damocles sólo era bueno para mezclar ingredientes y para preparar pociones. Eso de llevar cuentas y tener listas no era su fuerte.
—No te preocupes, no vas a ser un estorbo, ni mucho menos. Lo único que lamentaría es dejarte por varias horas solo, cuando tenga que hacer algunos pendientes.
En cuanto escuchó a Jacob decir que no había probado alimento, Damocles se puso manos a la obra. Alzó la varita en dirección a la cocina, mientras improvisaba un desayuno. Él no creía que fuera la mejor persona cocinando, pero llevaba tanto tiempo viviendo solo que se las apañaba bastante bien.
Minutos después, puso frente a Jacob un desayuno inglés completo. Además de una reluciente taza de café, todo en una bandeja. Levitó la bandeja con ayuda de la varita, mientras ayudaba a Jacob a acomodarse lo suficientemente bien para que pudiera comer sin tantos problemas.
—Creo que lo que mejor me queda es el desayuno, así que tienes suerte. Junto con tu taza de café… —comentó con una sonrisa—. Y no te preocupes, vivo solo hace mucho tiempo, por lo general no recibo visitas. Mi familia más cercana vive en Londres y por lo general soy yo quien los visito.
Mientras hablaba de su familia, empezó a preguntarse qué sería de la familia de Jacob, si es que acaso tenía alguna. Tenía la impresión de que estaba muy solo, así que prefería no preguntar.
—No te preocupes, no vas a ser un estorbo, ni mucho menos. Lo único que lamentaría es dejarte por varias horas solo, cuando tenga que hacer algunos pendientes.
En cuanto escuchó a Jacob decir que no había probado alimento, Damocles se puso manos a la obra. Alzó la varita en dirección a la cocina, mientras improvisaba un desayuno. Él no creía que fuera la mejor persona cocinando, pero llevaba tanto tiempo viviendo solo que se las apañaba bastante bien.
Minutos después, puso frente a Jacob un desayuno inglés completo. Además de una reluciente taza de café, todo en una bandeja. Levitó la bandeja con ayuda de la varita, mientras ayudaba a Jacob a acomodarse lo suficientemente bien para que pudiera comer sin tantos problemas.
—Creo que lo que mejor me queda es el desayuno, así que tienes suerte. Junto con tu taza de café… —comentó con una sonrisa—. Y no te preocupes, vivo solo hace mucho tiempo, por lo general no recibo visitas. Mi familia más cercana vive en Londres y por lo general soy yo quien los visito.
Mientras hablaba de su familia, empezó a preguntarse qué sería de la familia de Jacob, si es que acaso tenía alguna. Tenía la impresión de que estaba muy solo, así que prefería no preguntar.
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Damocles era muy considerado. Él le caía de la nada y ahora se lamentaba de tener que dejarlo solo de tanto en tanto.
—No te preocupes, estoy acostumbrado a estar solo—declaró.
Esperaba que no sonara muy patético, era tan solo un hecho.
Le habría gustado seguir a Damocles a la cocina, pero su cuerpo no le respondía, y no creía que Damocles agradeciera que dejara el reposo que le había indicado de una vez.
Sonrió cuando vio el desayuno frente a él. Todo parecía muy apetitoso. Esperaba que su estómago lo aguantara todo.
—Se ve todo delicioso —comentó. —Muchas gracias. Cuando esté mejor prometo cocinarte también. No puedo decir que alguna comida del día me quede mejor, pero creo que no lo hago mal en general.
No solía hacer desayunos, por lo general no comía en las mañanas. Pero no iba a contarle eso.
En cierta forma le alegraba saber que no iba a interferir en la vida y relaciones de Damocles quedándose allí. Se habría sentido muy incómodo y muy tonto por no haber pensado que era una posibilidad.
Empezó a comer y le sonrió a Damocles, realmente estaba muy rico. Sin embargo, su mente no lo dejaba relajarse y solo disfrutar algo. Otra inquietud asomó en sus pensamientos.
—No traje nada conmigo, no pensaba quedarme. ¿Crees que pueda ir por algunas cosas?
Iba a necesitar ropa y cosas de cuidado personal. No pensaba vivir de Damocles como un parásito.
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Damocles estuvo a punto de decirle a Jacob que no era necesario que le cocinara, pero corrigió su pensamiento antes de meter la pata. No quería que Jacob pensara que estaba haciendo caridad, o que sólo lo atendía por compasión. Damocles sentía un interés genuino por él, deseos de ayudarlo, porque al parecer la sociedad mágica no había hecho más que darle la espalda.
Además, no había pasado por alto lo que Jacob había dicho. Que estaba acostumbrado a estar solo. Como si la soledad fuese la única compañía que había tenido durante mucho tiempo.
—Está bien, puedes sorprenderme con la cocina cuando ya estés más recuperado. En realidad me estarías haciendo un favor porque a mí no es que me guste cocinar, pero como vivo solo, no me ha quedado más remedio que apañármelas como puedo. El resto de mi familia vive en Londres, pero yo me mudé aquí poco después de graduarme de Hogwarts. ¿Qué edad tienes, Jacob? —preguntó sin pensarlo mucho, pero luego se dio cuenta que había sonado demasiado intrusivo—. Por si hubiéramos coincidido en Hogwarts, es simple curiosidad.
Carraspeó, mientras colocaba las pociones sobre la mesa, ayudado por la varita. Tenía al menos allí una docena, sobre todo las que ayudarían las heridas a cicatrizar, pero también unas cuantas que tendría que tomar Jacob, con la esperanza de que se recuperara más rápido.
Parpadeó varias veces cuando lo escuchó decir que tendría que buscar sus cosas. Damocles estuvo a punto de decirle que podía buscarlas él, pero temía estarse entrometiendo demasiado.
—Deja que pasen un par de horas para que la poción ayude un poco a esa herida que tienes y creo que estarás bien para buscar tus cosas. ¿No quieres que te acompañe?
Además, no había pasado por alto lo que Jacob había dicho. Que estaba acostumbrado a estar solo. Como si la soledad fuese la única compañía que había tenido durante mucho tiempo.
—Está bien, puedes sorprenderme con la cocina cuando ya estés más recuperado. En realidad me estarías haciendo un favor porque a mí no es que me guste cocinar, pero como vivo solo, no me ha quedado más remedio que apañármelas como puedo. El resto de mi familia vive en Londres, pero yo me mudé aquí poco después de graduarme de Hogwarts. ¿Qué edad tienes, Jacob? —preguntó sin pensarlo mucho, pero luego se dio cuenta que había sonado demasiado intrusivo—. Por si hubiéramos coincidido en Hogwarts, es simple curiosidad.
Carraspeó, mientras colocaba las pociones sobre la mesa, ayudado por la varita. Tenía al menos allí una docena, sobre todo las que ayudarían las heridas a cicatrizar, pero también unas cuantas que tendría que tomar Jacob, con la esperanza de que se recuperara más rápido.
Parpadeó varias veces cuando lo escuchó decir que tendría que buscar sus cosas. Damocles estuvo a punto de decirle que podía buscarlas él, pero temía estarse entrometiendo demasiado.
—Deja que pasen un par de horas para que la poción ayude un poco a esa herida que tienes y creo que estarás bien para buscar tus cosas. ¿No quieres que te acompañe?
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III. New Wounds
Una parte de él, increíblemente egoísta, se sintió satisfecha con la idea de que Damocles viviera solo y su familia no lo frecuentara tanto. Esperaba que no se llevaran mal, si era una relación terrible se sentiría mal por esto después. Pero no le apetecía nada tener que estar conociendo gente y explicando por qué estaba él allí. Tampoco quería causarle problemas a Damocles con las personas en su vida.
También se sentía bien la idea de que iba a poder ayudarlo con la cocina. No era precisamente un chef pero había desarrollado habilidades de cocina suficientes para no tener que sobrevivir a su propia comida, y si le ponía interés estaba seguro de poder sacar varios platillos decentes.
Realmente quería empezar a hacer algo por Damocles y dejar de ser una carga para él.
Sin embargo, lo de que le acompañara a recoger sus cosas le causó un poco de vergüenza. Vivía en un lugar horrible, en una zona peor... Qué pensaría de él cuando viera el tipo de sitios que tenía que habitar.
—No es necesario, descansaré y ya podré ir por mi cuenta, seguro que ya tenías planes para hoy—respondió, esperando disimular que en realidad no quería que viera sus condiciones de vida.
Damocles vivía en una casa demasiado bonita, seguro nunca había visto lugares para malvivir como el suyo. Decidió concentrarse en su comida y esperar que Damocles aceptara su respuesta.
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III. New Wounds
Como buen Ravenclaw, Damocles no podía evitar fijarse en los detalles y analizar demasiado pequeñas cosas que quizás pasarían desapercibidas para la gente. Por eso, tenía la impresión, por la forma en que hablaba Jacob, así como su postura corporal, que éste no quería que Damocles lo acompañara. Estaba tan convencido de que así era, que decidió no insistir. Estaba ofreciéndole ayuda a Jacob de manera desinteresada, así que no quería hacerlo sentir mal.
De momento, no le parecía que Jacob fuera a fugarse o a desaparecer sin dejar rastro. Le había prometido que se quedaría hasta sanar, Damocles esperaba que cumpliera su promesa. Le convenía, de verdad quería verlo recuperado. Aunque le daba mucho pesar cuando pensaba que para la próxima luna llena volvería a lastimarse, incluso si no lo deseaba. Si para Damocles resultaba una desgracia sólo pensarlo, no se imaginaba qué tenía que ser para Jacob, quien lo vivía todos los meses.
Hasta ahora, había leído retazos de información que recabó sobre la licantropía. Por simple curiosidad, se había dicho, porque quería comprender más el mal que aquejaba a Jacob.
—Está bien, por ahora no te preocupes tanto por tus cosas. Primero termina de comer y después descansa un rato. Mientras estás buscando tus cosas, acomodaré mejor el sofá para que puedas instalarte y sentirte cómodo.
Damocles dejó los frascos de pociones sobre la mesa, mientras repasaba mentalmente los ingredientes que necesitaría traerse de la botica. Tal vez podía preparar todo mientras Jacob estaba fuera.
—Tenía cosas pendientes, pero nada con un horario en particular. Tengo una botica cerca de aquí, queda más en el centro de la ciudad. Para los muggles es un sitio de remedios naturales, nunca les doy ningún tipo de poción realmente mágica. Pero mis clientes habituales son exigentes, tengo que preparar unas cosas, me traeré ingredientes y trabajaré desde aquí —Damocles no le importaba dejar su casa sola durante horas, pero no quería que Jacob pasara tanto tiempo solo y estando convaleciente.
De momento, no le parecía que Jacob fuera a fugarse o a desaparecer sin dejar rastro. Le había prometido que se quedaría hasta sanar, Damocles esperaba que cumpliera su promesa. Le convenía, de verdad quería verlo recuperado. Aunque le daba mucho pesar cuando pensaba que para la próxima luna llena volvería a lastimarse, incluso si no lo deseaba. Si para Damocles resultaba una desgracia sólo pensarlo, no se imaginaba qué tenía que ser para Jacob, quien lo vivía todos los meses.
Hasta ahora, había leído retazos de información que recabó sobre la licantropía. Por simple curiosidad, se había dicho, porque quería comprender más el mal que aquejaba a Jacob.
—Está bien, por ahora no te preocupes tanto por tus cosas. Primero termina de comer y después descansa un rato. Mientras estás buscando tus cosas, acomodaré mejor el sofá para que puedas instalarte y sentirte cómodo.
Damocles dejó los frascos de pociones sobre la mesa, mientras repasaba mentalmente los ingredientes que necesitaría traerse de la botica. Tal vez podía preparar todo mientras Jacob estaba fuera.
—Tenía cosas pendientes, pero nada con un horario en particular. Tengo una botica cerca de aquí, queda más en el centro de la ciudad. Para los muggles es un sitio de remedios naturales, nunca les doy ningún tipo de poción realmente mágica. Pero mis clientes habituales son exigentes, tengo que preparar unas cosas, me traeré ingredientes y trabajaré desde aquí —Damocles no le importaba dejar su casa sola durante horas, pero no quería que Jacob pasara tanto tiempo solo y estando convaleciente.
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IV. Oportunities
Jacob se sentía bien.
Eso no era algo fácil de decir. Tenía mucho tiempo de no sentirse realmente bien. Solía pasar convaleciente entre luna llena y luna llena, pero los cuidados de Damocles le habían hecho recuperar la salud prontamente. Había sido raro convivir con alguien cuando tenía tanto tiempo estando solo. En especial alguien que parecía realmente preocupado por atenderlo y cuidar de él.
Al inicio se había sentido incómodo de que Damocles tuviera que trasladar su trabajo a casa, pero la verdad había disfrutado verlo hacer pociones, poder hablar con él mientras lo hacía y ayudarlo cuando le fue posible. Le había dado pena estar en reposo los primeros días, pero pronto tuvo permiso de moverse más, se sintió más útil cuando pudo preparar alguna comida, e incluso ayudando a Damocles con la elaboración de sus pócimas. Jacob no había sido un gran estudiante en Hogwarts, pero tampoco había sido malo. Podía majar una semilla o licuar una futa si era necesario. Le gustaba sentirse útil, hace mucho no podía serlo.
Ese día, finalmente, se había atrevido a preguntarle a Damocles si podía acompañarlo a la botica. Se sentía mejor, y para su sorpresa, Damocles había acordado que le haría bien tomar un poco de sol. Tenía que llevar a la botica todo lo que había elaborado. Jacob había propuesto ir en la red flu o llevarlos flotando, pero Damocles había insistido en que lo que le vendría bien era caminar. Pero no podía quejarse, había aceptado incluso dejarle una mochila encantada para llevar dentro más peso y cosas de las que parecía por dentro que tenían. Jacob empezaba a sentirse más útil.
Aún faltaban días para la luna llena, así que parecía que ante él se abría una ventana de tranquilidad que le resultaba novedosa.
—Gracias por dejarme acompañarte—dijo por enésima vez cuando se acercaban al local. —Tengo mucha curiosidad sobre tu botica, tenía muchas ganas de conocerla.
Esos días se había preguntado muchas veces cómo sería el local de Damocles, donde aparentemente atendía tanto a muggles como a magos. Jacob tenía mucho tiempo sintiendo que ya no formaba parte de la sociedad mágica, pero tampoco era un muggle. De alguna extraña manera tenía la sensación de que la tienda de Damocles sería un lugar como para él: a medias entre ambos mundos.
Botica de Damocles | Tarde | Con Damocles
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IV. Oportunities
Jacob lo había sorprendido.
La verdad era que Damocles pensaba que iba a ser un paciente más testarudo, pero se había dejado atender y además había seguido todas sus indicaciones por estos días. Ahora se encontraba mucho mejor, lo suficiente para poder salir de la casa y acompañarlo. Para Damocles también eran buenas noticias, había tenido el negocio desatendido más de la cuenta, pero no podía decirle eso a Jacob, o de lo contrario el pobre se sentiría muy mal.
Él estaba convencido de que su tienda de pociones no era nada del otro mundo, pero Jacob parecía entusiasmado y Damocles no pudo negarle nada. Era la primera vez que lo veía genuinamente feliz, en lugar de la angustia que parecía mermar su humor desde que se conocieron.
—Bueno, espero no decepcionarte. No es tan grande, en realidad, pero compré la casa con la parte de la herencia que me dejó mi bisabuelo. Él también fue Ravenclaw y le encantaban las pociones, así que me ayudó a montar el negocio. Murió hace un par de años, pero le encantaba venir —Damocles giró el pomo de la puerta, empujándola con cuidado y dejándole espacio suficiente a Jacob para que pudiera entrar—. Bienvenido.
La botica estaba llena de vitrinas, las que estaban adelante y tenían libre acceso, eran de puros remedios naturales que podían ser accesibles tanto a muggles como para magos. Detrás del mostrador, estaban los ingredientes más complejos y al final, detrás de una puerta a la que solo podía accederse con magia, estaban las pociones. Quería mostrársela también a Jacob, pero prefería que primero lo inspeccionara todo por su cuenta.
—Lo que trajimos puedes dejarlo en este baúl —comentó con una sonrisa, dejando el maletín que él trajo a un costado. Pretendía ordenarlas después, pues ese día no atendería a clientes.
La verdad era que Damocles pensaba que iba a ser un paciente más testarudo, pero se había dejado atender y además había seguido todas sus indicaciones por estos días. Ahora se encontraba mucho mejor, lo suficiente para poder salir de la casa y acompañarlo. Para Damocles también eran buenas noticias, había tenido el negocio desatendido más de la cuenta, pero no podía decirle eso a Jacob, o de lo contrario el pobre se sentiría muy mal.
Él estaba convencido de que su tienda de pociones no era nada del otro mundo, pero Jacob parecía entusiasmado y Damocles no pudo negarle nada. Era la primera vez que lo veía genuinamente feliz, en lugar de la angustia que parecía mermar su humor desde que se conocieron.
—Bueno, espero no decepcionarte. No es tan grande, en realidad, pero compré la casa con la parte de la herencia que me dejó mi bisabuelo. Él también fue Ravenclaw y le encantaban las pociones, así que me ayudó a montar el negocio. Murió hace un par de años, pero le encantaba venir —Damocles giró el pomo de la puerta, empujándola con cuidado y dejándole espacio suficiente a Jacob para que pudiera entrar—. Bienvenido.
La botica estaba llena de vitrinas, las que estaban adelante y tenían libre acceso, eran de puros remedios naturales que podían ser accesibles tanto a muggles como para magos. Detrás del mostrador, estaban los ingredientes más complejos y al final, detrás de una puerta a la que solo podía accederse con magia, estaban las pociones. Quería mostrársela también a Jacob, pero prefería que primero lo inspeccionara todo por su cuenta.
—Lo que trajimos puedes dejarlo en este baúl —comentó con una sonrisa, dejando el maletín que él trajo a un costado. Pretendía ordenarlas después, pues ese día no atendería a clientes.
Botica | Tarde | Con Jacob
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IV. Oportunities
Jacob se apresuró a dejar las cosas en el baúl como le indicó Damocles, mientras seguía viendo a su alrededor. Una vez hubo acomodado todo, se levantó para mirar a su alrededor con detalle.
Era un local encantador, lleno de botellitas, frasquitos, y con olores muy variados. Jacob no sabía qué tan real era que tenía un olfato más sensible que el humano común, pero los olores le hacían cosquillas en la nariz y el daban ganas de estornudar. Era una mezcla de olores fuertes, unos picantes, otros exóticos. Algunos más suaves y perfumados.
Se podía imaginar perfectamente a Damocles ahí todo el día, atendiendo a la gente con su característica amabilidad. Pero no parecía haber nada mágico a mano, suponía que por los muggles.
—Es una tienda muy hermosa—comentó con sinceridad, sin dejar de mirar a su alrededor. —Seguro que a la gente le gusta mucho venir aquí, ¿para qué tipo de cosas te buscan?
Su curiosidad era genuina.
—Me pregunto si hay mucha diferencia entre lo que buscan los muggles y lo que buscan los magos.
A él nunca se le hubiera ocurrido ir a un lugar como aquel a buscar algo para sus heridas o sus dolores, pero la verdad era que Damocles había hecho literalmente magia con él y lo había hecho recuperarse mucho más rápido de lo que nunca lo había hecho por su cuenta.
Iba a sentirse bien genuinamente por unos días, casi no lo podía creer.
Botica de Damocles | Tarde | Con Damocles
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IV. Oportunities
Damocles sonrió al ver cómo Jacob recorría con la mirada todo lo que había en las estanterías de la tienda. Y no era porque estuviera orgulloso de mostrar su tienda, ni nada por el estilo. Era porque no había visto nunca antes esa expresión en Jacob. Era un gesto de genuina curiosidad, parecía encantado con todo lo que había allí dentro. Damocles no estaba seguro si estaba conmovido, sorprendido, o quizás una mezcla de las dos.
Jacob merecía tener más expresiones como esa en su rostro, en lugar de la expresión de angustia y tristeza que siempre le había conocido hasta ahora. Damocles carraspeó y se encogió de hombros, haciéndole un gesto para que mirara cuanto quisiera. Todavía no pensaba abrir la tienda, así que por el momento nadie los iba a molestar.
—Me buscan para cualquier cosa que te puedas imaginar. Por lo general los magos están dispuestos a pagar muchos galeones por ingredientes que no son tan fáciles de conseguir. Una vez conseguí lágrimas de fénix por un viaje que hice y la gente hizo correr tantos rumores que una vez vino alguien a preguntar si era cierto que aquí vendía sangre de unicornio —exclamó, pues recordaba ese momento tan incómodo. Por suerte, el mago se fue de allí sin hacer muchas preguntas, pero Damocles temió por su seguridad en algún momento—. ¿Te lo puedes creer? ¡Sangre de unicornio!
Damocles amaba los ingredientes difíciles de conseguir, pero no estaba interesado en aquellos que se usaban para la magia oscura. Su padre había estado muy decepcionado cuando lo escuchó expresarse de aquel modo. Otra más para lista de cosas en las que había decepcionado a su padre.
—Los muggles por lo general vienen por remedios naturales. En una ocasión unas chicas me preguntaron si era verdad que podía hacer una poción de amor. De vez en cuando en el pueblo circulan rumores, pero nada grave. Por lo general los muggles están contentos con la tienda y nunca he tenido problemas, al menos no después de la guerra.
Jacob merecía tener más expresiones como esa en su rostro, en lugar de la expresión de angustia y tristeza que siempre le había conocido hasta ahora. Damocles carraspeó y se encogió de hombros, haciéndole un gesto para que mirara cuanto quisiera. Todavía no pensaba abrir la tienda, así que por el momento nadie los iba a molestar.
—Me buscan para cualquier cosa que te puedas imaginar. Por lo general los magos están dispuestos a pagar muchos galeones por ingredientes que no son tan fáciles de conseguir. Una vez conseguí lágrimas de fénix por un viaje que hice y la gente hizo correr tantos rumores que una vez vino alguien a preguntar si era cierto que aquí vendía sangre de unicornio —exclamó, pues recordaba ese momento tan incómodo. Por suerte, el mago se fue de allí sin hacer muchas preguntas, pero Damocles temió por su seguridad en algún momento—. ¿Te lo puedes creer? ¡Sangre de unicornio!
Damocles amaba los ingredientes difíciles de conseguir, pero no estaba interesado en aquellos que se usaban para la magia oscura. Su padre había estado muy decepcionado cuando lo escuchó expresarse de aquel modo. Otra más para lista de cosas en las que había decepcionado a su padre.
—Los muggles por lo general vienen por remedios naturales. En una ocasión unas chicas me preguntaron si era verdad que podía hacer una poción de amor. De vez en cuando en el pueblo circulan rumores, pero nada grave. Por lo general los muggles están contentos con la tienda y nunca he tenido problemas, al menos no después de la guerra.
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IV. Oportunities
Se sintió un poco incómodo con el comentario de Damocles sobre la sangre de unicornio. Estaba seguro que para algunos magos sería una señal inequívoca de que sí que trabajaba con magia oscura.
Hacía mucho que Jacob se había hecho a la idea de que él pertenecía al Callejón Knockturn, que desde el ataque el Callejón Diagon había dejado de ser su lugar.
Damocles en cambio creía que podía pertenecer en una tienda en un barrio muggle, aunque fuera de visita.
—Diría que nunca te aburres con esos clientes—comentó. Aunque esos días había tenido cerrada la tienda más de la cuenta porque se había dedicado a cuidarlo.—Espero que no perdieras ningún cliente por haberte ausentado estos días.
El lugar se veía algo empolvado. Pronto vio el armario de limpieza y se acercó a sacar una escoba.
—Déjame que te ayude a limpiar un poco, ya que vine hasta aquí.
Jacob se moría de ganas de hacer cosas por Damocles para agradecerle lo bueno que había sido con él. No habría forma de págarselo nunca por completo, pero quería mostrar su gratitud de todas las formas que le fuera posible.
—Si quieres te puedo ayudar a acomodar también todo lo que trajimos—añadió. —Tengo que ponerme a buscar trabajo en estos días, pero por ahora puedo ayudarte.
Trabajo. Apartamento. Tenía que buscarse una vida. Pero no podía pensar en todo eso de golpe o se volvería loco.
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IV. Oportunities
Damocles negó con la cabeza cuando escuchó a Jacob decir si acaso había perdido clientes estos días. Había cerrado la tienda antes, así que eso no presentaba un problema grave para él. Bastaba con un par de días de buenas ventas para que todo quedara equilibrado otra vez. Además, tenía varios pedidos a fin de mes que fraguarían los gastos de la tienda.
—No te preocupes, hay días en los que tengo que cerrar la tienda porque viajo fuera de la ciudad.
La mayoría del tiempo, sus viajes estaban relacionados para buscar ingredientes, o para visitar a la familia. Aunque la segunda opción era cada vez menos frecuente, pues parecía que Damocles cada vez estaba más alejado de sus padres. Él se esforzaba constantemente, pero ya no era un adolescente que necesitaba desesperadamente su cariño o aprobación. Ahora estaba feliz con la vida que había escogido, sin importar lo que pensaran los demás.
—¿Limpiar…? —Damocles parpadeó varias veces, mirando a su alrededor. Si se hubiera tratado de otra persona, Damocles hasta se habría atrevido a bromear si acaso su tienda le parecía sucia. Pero sabía que Jacob estaba consternado y empeñado en pagarle todo lo que había hecho, como si Damocles esperara algo a cambio—. No sé si necesite una limpieza a fondo, pero… sí que estaría bien acomodar lo que trajimos, sobre todo en la bodega que está hecha un desastre. No hay hechizo que lo mantenga en orden, esa no es mi principal virtud.
Damocles sopesó las palabras de Jacob. Si le había ofrecido quedarse en su casa por unos días, y Jacob se empeñaba en ayudarlo con la tienda como compensación, ¿estaría mal si le ofrecía trabajar allí? Fue una idea fugaz que le pasó por la cabeza, pero no estaba segura si sonaba muy descabellada. O si Jacob se lo tomaría en serio.
—No te preocupes, hay días en los que tengo que cerrar la tienda porque viajo fuera de la ciudad.
La mayoría del tiempo, sus viajes estaban relacionados para buscar ingredientes, o para visitar a la familia. Aunque la segunda opción era cada vez menos frecuente, pues parecía que Damocles cada vez estaba más alejado de sus padres. Él se esforzaba constantemente, pero ya no era un adolescente que necesitaba desesperadamente su cariño o aprobación. Ahora estaba feliz con la vida que había escogido, sin importar lo que pensaran los demás.
—¿Limpiar…? —Damocles parpadeó varias veces, mirando a su alrededor. Si se hubiera tratado de otra persona, Damocles hasta se habría atrevido a bromear si acaso su tienda le parecía sucia. Pero sabía que Jacob estaba consternado y empeñado en pagarle todo lo que había hecho, como si Damocles esperara algo a cambio—. No sé si necesite una limpieza a fondo, pero… sí que estaría bien acomodar lo que trajimos, sobre todo en la bodega que está hecha un desastre. No hay hechizo que lo mantenga en orden, esa no es mi principal virtud.
Damocles sopesó las palabras de Jacob. Si le había ofrecido quedarse en su casa por unos días, y Jacob se empeñaba en ayudarlo con la tienda como compensación, ¿estaría mal si le ofrecía trabajar allí? Fue una idea fugaz que le pasó por la cabeza, pero no estaba segura si sonaba muy descabellada. O si Jacob se lo tomaría en serio.
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Jacob sintió que se le ponían rojas las orejas. No había pretendido ofender a Damocles con su ofrecimiento. Por supuesto que la tienda parecía pulcra y ordenada, no estaba para nada sucia. Pero había estado cerrada varios días, y Jacob era un poco obsesivo con la limpieza. Quizá para compensar los desastres que hacía el resto del tiempo.
—¡No es eso! ¡Lo siento!—se apresuró a explicarse.—Se me dan muy bien los hechizos de limpieza y pensé que en eso podía ayudar. Por haber estado cerrado. Soy de sacudir todo el tiempo.
Sin embargo, no insistió con el tema de la limpieza, aunque sí que sacó su varita para empezar a ordenar. No solía hacer magia frente a otras personas, había mucho estigma en la sociedad mágica de si un hombre lobo debería tener derecho a varita o no, pero él tenía la suya desde antes de transformarse.
Pero no creía que a Damocles le importara.
Cada vez se sentía más cómodo con él. Quizá debería ser más suspicaz. Nadie podía ser tan perfecto como Damocles, finalmente haría algo que le molestaría.
—Te puedo ayudar a ordenar, se me da bastante bien. Es una suerte, porque con mis transformaciones suelo dejar perdido el lugar donde me encierre a pasar la luna llena.
Generalmente intentaba que fuera un lugar apartado o vacío, pero no siempre tenía tanta suerte.
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IV. Oportunities
Fue divertido ver cómo Jacob parecía mortificado por su comentario. Damocles solamente negó varias veces con la cabeza, pero no le dijo nada cuando éste sacó la varita para empezar a ordenar lo que habían traído.
Hasta ahora no se había detenido a pensarlo, pero quizás era una sorpresa que Jacob todavía tuviese su varita. Estuvo a punto de decirlo en voz alta, pero temió que Jacob se lo tomara a mal. Pero para nadie era un secreto que los licántropos lo pasaban mal dentro de la sociedad mágica, la mayoría los consideraba ciudadanos de segunda categoría. Damocles mismo encontró a Jacob en pésimas condiciones, no le habría sorprendido si huyendo de alguien, hubiera perdido la varita.
Pero sí que era un alivio que la tuviera consigo.
—Veo que sí es cierto que te gusta el orden, lo cual es bueno porque yo soy un Ravenclaw ávido de conocimiento, pero no puedo decir que la meticulosidad en la limpieza sea lo mío… —Damocles sonrió, mientras sopesaba si era buena idea proponerle lo que había pensado. Apoyó las manos en una de las vitrinas, donde tenía ingredientes que provenían únicamente de plantas—. ¿No te gustaría ayudarme en la botica por unos días? Todavía estás bajo tratamiento, pero si estás aburrido de estar en casa, podrías echarme una mano aquí. Si te parece bien.
Estaba convencido de que era lo mejor para ambos, tan sólo esperaba que Jacob pensara igual.
Hasta ahora no se había detenido a pensarlo, pero quizás era una sorpresa que Jacob todavía tuviese su varita. Estuvo a punto de decirlo en voz alta, pero temió que Jacob se lo tomara a mal. Pero para nadie era un secreto que los licántropos lo pasaban mal dentro de la sociedad mágica, la mayoría los consideraba ciudadanos de segunda categoría. Damocles mismo encontró a Jacob en pésimas condiciones, no le habría sorprendido si huyendo de alguien, hubiera perdido la varita.
Pero sí que era un alivio que la tuviera consigo.
—Veo que sí es cierto que te gusta el orden, lo cual es bueno porque yo soy un Ravenclaw ávido de conocimiento, pero no puedo decir que la meticulosidad en la limpieza sea lo mío… —Damocles sonrió, mientras sopesaba si era buena idea proponerle lo que había pensado. Apoyó las manos en una de las vitrinas, donde tenía ingredientes que provenían únicamente de plantas—. ¿No te gustaría ayudarme en la botica por unos días? Todavía estás bajo tratamiento, pero si estás aburrido de estar en casa, podrías echarme una mano aquí. Si te parece bien.
Estaba convencido de que era lo mejor para ambos, tan sólo esperaba que Jacob pensara igual.
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Jacob pasó de la pena a la sorpresa con la propuesta de Damocles. No se había esperado para nada que le propusiera ayudarlo en la tienda, en especial porque había enfatizado gran parte de la semana en lo contrario, pidiéndole descansar.
Esto quería decir dos cosas: Damocles realmente pensaba que estaba mejor y además confiaba lo suficiente en él para invitarlo a ayudarle en su negocio. No se lo tenía que pensar dos veces, además estaba demasiado agradecido con él, si le pedía su ayuda no iba a negársela.
Bajó la varita, con los ojos brillantes de emoción.
—¿De verdad me vas a dejar? ¿Se acabó el reposo?—preguntó todavía pensando que la propuesta debía tener trampa.—¡Será un placer ayudarte, sería lo mínimo que puedo hacer para retribuirte toda la ayuda que me has dado!
Cada vez que pensaba que Damocles no podía sorprenderlo más, se equivocaba. Ahora no solo lo había curado y recibido en su casa, sino que también lo iba a meter en su trabajo. No sabía qué había hecho en la vida para merecerse haberse cruzado en su camino, pero no iba a cuestionarlo.
—Solo tienes que decirme qué necesitas de mí y puedes darlo por hecho. Lo prometo.
Estaba más que dispuesto a cumplir su palabra.
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Damocles soltó un respingo, pues no era su intención que Jacob pensara que tenía vía libre para hacer lo que quisiera y que ya no debía guardar reposo. Era cierto que estaba mejor, pero no había que exagerar. Sin embargo, decidió no decírselo así, para no parecer que lo estaba regañando. Después de todo, si Jacob de verdad aceptaba lo que él sugería, Damocles estaría cerca para supervisar que no hiciera nada que perjudicara de nuevo su salud.
Le parecía que era el mejor escenario posible.
—Estás mucho mejor, así que te lo puedo permitir. Además, tampoco es que este trabajo exige mucho. El problema es que yo, como te dije, no soy precisamente el mejor con la limpieza. Con la casa es diferente porque no es muy grande, pero aquí hay demasiadas cosas, en verdad no me vendría mal algo de ayuda.
Jacob parecía genuinamente entusiasmado, aunque Damocles no creía que ofrecerle trabajo de poca monta en su botica fuera la gran cosa. Eso no hacía más que confirmar que llevaba siendo rechazado durante ¿cuánto tiempo? Damocles temía conocer esa respuesta.
—¿Quieres que te muestre la trastienda? Para que vayas familiarizándote con este lugar —Damocles le hizo un gesto para que lo acompañara.
Detrás del mostrador había una puerta que llevaba a la bodega, que era una cámara bastante amplia en donde había varios armarios que guardaban tanto ingredientes como pociones recién elaboradas.
Le parecía que era el mejor escenario posible.
—Estás mucho mejor, así que te lo puedo permitir. Además, tampoco es que este trabajo exige mucho. El problema es que yo, como te dije, no soy precisamente el mejor con la limpieza. Con la casa es diferente porque no es muy grande, pero aquí hay demasiadas cosas, en verdad no me vendría mal algo de ayuda.
Jacob parecía genuinamente entusiasmado, aunque Damocles no creía que ofrecerle trabajo de poca monta en su botica fuera la gran cosa. Eso no hacía más que confirmar que llevaba siendo rechazado durante ¿cuánto tiempo? Damocles temía conocer esa respuesta.
—¿Quieres que te muestre la trastienda? Para que vayas familiarizándote con este lugar —Damocles le hizo un gesto para que lo acompañara.
Detrás del mostrador había una puerta que llevaba a la bodega, que era una cámara bastante amplia en donde había varios armarios que guardaban tanto ingredientes como pociones recién elaboradas.
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